Síntesis de la Revista “Nuevos Horizontes”
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Síntesis de la Revista “Nuevos Horizontes”
Síntesis de la Revista “Nuevos Horizontes” Temas abordados: Demasiado en juego como para fracasar Chiitas y Sunnitas grietas y guerras en el siglo XXI Siria y el retorno de los zombis Los vaivenes de la primavera tunecina La emergencia del Estado Islámico El gran reemplazo o las formas de la Islamofobia en la Francia actual Departamento de África, Asia y Oceanía Dirección de Relaciones Internacionales Parlamentarias Managua, julio de 2015 Demasiado en juego como para fracasar Tres cumbres que deben guiar al mundo, con final incierto Bárbel Kofler/Jochen Steinhilber La potencia y la abundancia de los conflictos políticos que existen en el mundo actual se ciernen como un grillete alrededor de la política internacional, lo que provoca que se haga más fácil perder de vista que el 2015 es el año que la comunidad internacional decidió demostrar que es capaz de actuar de forma colectiva frente a los grandes desafíos del futuro y de dar respuesta a estas problemáticas. Es claro que las cumbres internacionales no gozan de buena reputación debido a su ineficiencia y pocos resultados concretos; pero los únicos foros en los que participan todos los países son las grandes conferencias de la Organización de las Naciones Unidas, por tanto es allí donde se han planificado y organizado tres grandes cumbres en el marco de la ONU: la III Conferencia Internacional sobre Financiamiento para el Desarrollo en Addis Abeba (Etiopia), la Cumbre sobre la Agenda de Desarrollo Post2015 en Nueva York (Estados Unidos) y la XXI Conferencia sobre Cambio Climático en Paris (Francia). El hecho de que la Conferencia sobre Financiamiento para el Desarrollo, que tendrá lugar en julio en Etiopia, sea el comienzo de la serie de cumbres de este año es una buena muestra de la jerarquía de todo debate sobre política de desarrollo. Con una economía mundial propensa a las crisis y una mayor diferenciación de las necesidades de los distintos países las condiciones iniciales son más complejas que en la primera Conferencia de 2002 en Monterrey. El objetivo máximo de esta cumbre será una profunda reforma de la financiación para el desarrollo. El informe del Comité Intergubernamental de Expertos en Financiación del Desarrollo Sostenible ha presentado un amplio espectro de opciones de financiación sin establecer prioridades. Deben hacerse avances respecto tanto a las fuentes de financiamiento como a la estabilización y el mejoramiento de las condiciones marco económicas y financieras. En 2015 vence el plazo para alcanzar los Objetivos del Milenio. El balance es variado por un lado se puede destacar el éxito en la lucha contra la pobreza, la tuberculosis, el acceso a agua potable o en la escolaridad básica de las niñas; no obstante, existen déficits en los temas de la sostenibilidad ecológica y la lucha contra el hambre y la tarea de crear un contexto internacional favorable al desarrollo. En la cumbre que se celebrará en septiembre en Nueva York se abordarán 17 objetivos de Desarrollo Sostenible, que apuntan a temas globales, como por ejemplo, patrones sostenibles de producción y consumo, la eliminación de desigualdades entre países y dentro de cada uno de ellos, trabajo digno, derechos humanos, paz y seguridad. Estos objetivos definen el desarrollo como un desafío para los países industrializados. Un requisito fundamental para el éxito del proceso sobre la Agenda de Desarrollo Post 2015 son que establezca un mecanismo independiente para evaluar los progresos, que se tome en serio la nueva asociación global y el principio de justicia de una responsabilidad general pero diferenciada y que se logre una justa compensación de cargas entre los países industrializados, emergentes y en desarrollo. El cambio climático es tangible y, a la vez, un desafío global tan claro como quizás ningún otro campo de la política. Según el informe más reciente del Panel Intergubernamental sobre cambio climático (IPCC, por sus siglas en inglés) las modificaciones del clima que se han operado tienen ya efectos masivos en los seres humanos y la naturaleza, especialmente en los países en desarrollo. En la XXI Conferencia sobre cambio climático de la ONU, que tendrá lugar en Paris el próximo diciembre, deberá decidirse concretamente cómo se podrá limitar el calentamiento global a menos de dos grados. Esto significaría tomar acciones inmediatas para que dentro de dos generaciones, los sistemas energéticos basados sobre todo en petróleo, carbón y gas se conviertan en buena medida a energías renovables, y en todo el mundo. El objetivo de abandonar en todo el mundo los combustibles de origen fósil debería ser el centro de negociación en esta cumbre del cambio climático. Si en diciembre no se logra cerrar un acuerdo que reconozca el cambio climático como tarea de la comunidad internacional, la convención marco habrá, por el momento, fracasado. Además de los resultados bien concretos de las tres conferencias en 2015 será muy importante que se presenten alternativas claras a los modelos de desarrollo de las últimas décadas, que han sido perjudiciales para la sociedad y el medio ambiente. Los procesos de aprendizaje social pueden entonces ponerse en marcha solo si se formulan alternativas que puedan servir de punto de partida para la acción de los parlamentos, los movimientos sociales, los sindicatos, las ONG y especialmente el gobierno. Solo de esa manera las decisiones tomadas en las cumbres serán una oportunidad de cambio. Chiitas y Sunnitas: grietas y guerras en el siglo XXI Una “fuerza profunda” de carácter religioso Khatchik Derghougassian El concepto de “fuerzas profundas”, planteado por Renouvin en la década de 1930, sostiene que estas se definen en términos materiales – factores geográficos, condiciones demográficas y fuerzas económicas -, pero también en términos espirituales o “mentalidades colectivas”, en particular el sentimiento nacionalista y el sentimiento pacifista. Se trata por lo tanto, de ver cómo estas fuerzas profundas influyen en el proceso de toma de decisiones de los estadistas. Siguiendo con la teoría de Renouvin y Duroselle la fractura intraislámica sunnita-chiita se argumentaría como la fuerza profunda histórica más importante que define no solo la coyuntura actual de la dinámica conflictiva de Oriente Próximo, sino probablemente la nueva geopolítica de la región. Se entiende como “fuerza espiritual” o “mentalidad colectiva” a la islamización de la política en Oriente Próximo que los chiitas y sunnitas han realizado desde el fracaso del nacionalismo árabe, en pleno auge en la Segunda Guerra Mundial. En este sentido el factor religioso es interpretado como un movilizador de masas que se distinguen por su alcance geográfico, fuentes normativas y los fines últimos percibidos por la religión. La fractura sunnita-chiita como fuerza profunda de naturaleza espiritual/religiosa o como “mentalidad colectiva”, responde a esta distinción que hace de la religión un factor de movilización que se diferencia de las ideologías seculares. En su origen la fractura chiita-sunnita nacida con el islam se produjo por la disputa de la sucesión del Profeta y el liderazgo de la Umma, que generó una fisura entre quienes se consideraban descendientes únicos y legítimos para el cargo por ser de la familia de la casa, y quienes sostenían la necesidad de la deliberación para la designación del sucesor, el Califa, entre los compañeros fieles de Mohammad. El desencuentro inicial se expresó en asesinatos, traiciones y enfrentamientos. Irónicamente, aquel campo que al inicio cuestionó la dinastización de la sucesión del profeta, fundó el Califato, la institucionalización de la Umma que excluyó a los chiitas y los persiguió como herejes. 1979 es el año en que la fractura chiita-sunnita reaparece para revelar lo que sucederá en las próximas tres décadas. En un principio la Revolución Islámica aparece como la fuerza del cambio frente al conservadurismo de las monarquías sunnitas del golfo Pérsico. El ayatolá se presentó como un líder de masas, con un discurso antiimperialista y populista, enfatizando la importancia de lo cultural, lo nacional y la reconstrucción política por sobre la revolución socioeconómica. En cambio la corriente sunnita se ha caracterizado por su conservadurismo, el statu quo y la aversión al cambio, su radicalismo, violencia e intransigencia. Las dos caras más visibles del islam sunnita como fuerza profunda movilizadora en la actualidad son Al Qaeda y el Estado Islámico. El conjunto de estos grupos refleja un fenómeno que la prensa occidental vulgarizó como la “yihad global” o “yihadismo”, ambos conceptos tienen una carga “orientalista” importante, lo usamos para diferenciarlo en sus orígenes sociales de la Revolución Islámica (chiita). Los primeros pensadores del islam político moderno, como Jamal al Din al Afghani, estaban convencidos de la capacidad del islam para modernizarse y hacer frente a las potencias occidentales. Aspiraban a reunificar la Umma sin diferenciar entre sunnitas y chiitas. Sobre la base inicial del pensamiento de estos primeros modernizadores del islam político se construyó en Egipto, a partir de 1928, la primera organización política - la organización madre, en realidad- del islamismo contemporáneo. Nacidos como una organización de asistencia social que contó con el secreto apoyo de los británicos, los Hermanos Musulmanes se politizaron y se radicalizaron bajo el impulso del pensamiento de Sayyid Qutb, el referente de la legitimación del uso de la violencia en nombre del islam. De esta organización salieron los actos de violencia contra el régimen de Hafez al Asad (1971-2000) en Siria; asesinaron al presidente Anwar el Sadat (1981) en Egipto; apoyaron la creación de Hamás para disputar la Liberación de territorios Palestinos bajo ocupación israelí. Sin embargo la organización que le dio al yihad su alcance global fue sin duda Al Qaeda. En Afganistán, los muyahidines entrenados por los paquistaníes y estadounidenses forjaron la convicción de que la fuerza del islam que fue capaz de derrotar a un imperio (la URSS) podría luchar más tarde contra el otro (EEUU). Al Qaeda, parte del sunnismo radical, le debe quizás su éxito al entendimiento instintivo de cómo manipular las derivas psicopatológicas, el encerramiento sectario y el desencadenamiento de las creencias; las tres vías hacia la radicalización que los investigadores han identificado en los jóvenes yihadistas. Los mayores referentes de Al Qaeda son Osama Bin Laden, Aymán al Zawahirí y el jordano Abu Musab al Zarqaui, que en 2004 fundó su propio grupo yihadista en Iraq y fue el iniciador de la campaña de terror contra los chiitas. La irrupción del EI en junio de 2014 y su rápida expansión se caracterizaron por el atrevimiento mayor de su líder, Abu Bakr al Baghdadi, de declararse califa y exigir lealtad a todos los musulmanes y, al mismo tiempo, por la emergencia de un poder territorializado - a diferencia de Al Qaeda -. La evolución del islam sunnita en los tiempos modernos, desde su inicio como reacción a la secularización de fines del siglo XIX y principios del siglo XX hasta la proclamación del Califato por parte del EI, muestra que no se trata solo de una fuente de legitimación de un orden conservador, una reacción al auge del chiismo con la Revolución Islámica o una expresión de descontento político, social o económico, sino de una fuerza profunda de carácter religioso. El conflicto de Oriente Próximo, enfrenta un problema estatal por los dilemas del balance de poder, estos pueden explicarse de la siguiente manera: El primer dilema es la racionalidad de una alianza entre Irán y EEUU para enfrentar al EI y derrocarlo, y la percepción de amenaza que esa alianza significa para los aliados de Washington Turquía y las monarquías del Golfo- para quienes la contención de Irán y la influencia chiita es prioritaria. La perspectiva de una alianza de Irán con EEUU es un segundo dilema, casi un espejismo, ¿Hasta dónde Irán puede ignorar la fuerza profunda de la guerra sunnita-chiita para dejar de intervenir en un conflicto que amenaza su existencia misma?, es decir, ¿Puede confiar Irán una supuesta derrota del EI exclusivamente a EEUU y sus aliados sunnitas en la región? El tercer dilema, finalmente, lo plantean las monarquías del Golfo y Turquía, cuya legitimidad de gobierno, dinástica o democrática, se basa en su visión fuertemente anclada en el islam sunnita; si bien el EI sería un peligro para ellos también, no pueden negarle simpatía, apoyo moral y facilitación de logística y armamento, tanto para la contención de Irán como por puros motivos de alineamiento religioso en la guerra sunnita-chiita. La grieta intraislámica persistirá por un tiempo previsiblemente largo como fuente de conflictos no siempre fáciles de entender y/o resolver en la pura lógica de alianzas interestatales; y cualquier política de balance de poder se enfrentará con estos dilemas persistentes. Siria y el retorno de los zombis ¿De la “primavera árabe” al invierno islamista? Santiago Alba Rico Casi cuatro años después de que se desencadenaran las revoluciones que sacudieron el mundo árabe, la violencia, la guerra civil y el golpe de Estado parecen devolver a la región las tres fuerzas siamesas que antes de 2011 condenaban a los pueblos al silencio, la miseria y la sumisión. Estas fuerzas son la dictadura, la intervención imperialista y el islamismo yihadista, que se consideran de algún modo muertas y si trágicamente están hoy presentes e investidas de poder es porque los zombis pueden gobernar el mundo durante mucho tiempo. Aparte del daño que estas fuerzas zombis pueden ocasionar, tratan de someter los espacios modificados ocultando los cambios ya realizados. Aparte de Siria ningún otro país permite valorar mejor las permanencias y cambios en el cual la relación orgánica entre estas fuerzas de dictadura, imperialismo y yihadismo revelan un nuevo orden geoestratégico. Pasados cuatro años de las protestas de Túnez y Egipto, una parte del pueblo sirio se levantó pacíficamente contra la dictadura hereditaria Asad, que gobierna Siria desde hace más de cuatro décadas. En agosto de 2011 tras cinco meses de matanzas un grupo de desertores crea el Ejército Libre Sirio (ELS), con el propósito de defender a la población civil y derribar el régimen. Después de cuatro años de combates hay más de 200,000 muertos, miles de desaparecidos, millones de desplazados y refugiados, y nos preguntamos: ¿por qué no ha caído ni es previsible que caiga el régimen? Encontramos muchas razones entrecruzadas en una sola realidad tratando de reunirlas en una totalidad orgánica, algunas son internas y otras externas y las enumeraremos: Internas: a) El régimen Asad es un Estado “patrimonial” en el cual el aparato del estado y el ejército nacional son inseparables de la familia gobernante. b) El aprendizaje del terror, refiriéndose a que Bashar al Asad aprendió de los derrocamientos en Túnez y Egipto y decidió aplicar una represión salvaje con resultados de asesinatos, encarcelamientos, exilios de generaciones de líderes y militantes democráticos, creando un vacío de liderazgo. c) El apoyo al régimen de parte de sectores urbanos identificados por sus intereses de clase y permanencia religiosa (alauitas, cristianos, sobre todo) alentados por la inestabilidad y como medio de supervivencia. Para determinar las externas tenemos que tomar en cuenta que el régimen de Asad ha contado con la colaboración de un equilibrio geoestratégico regional que todas las partes, aunque rivales entre si mismos, prefieren no alterar. Tenemos que tomar en cuenta la disputa por lo recursos energéticos como el petróleo y el gas. Así como los conflictos puramente históricos. La familia Asad construyó una sociedad-bomba, de manera que cualquier cambio interno tuviese repercusiones inmediatas regionales e internacinales. Así podemos enumerar las causas externas de la permanencia del régimen tras estos años de conflicto armado: Externas: a) El respaldo del eje chiita, del que forma parte Siria (Irán, Irak, Hezbolá) a lo cual se sumó Rusia, con asesoramiento, armas y soldados. b) Falta de apoyo internacional de occidente a los rebeldes del ELS. c) La intervención de las monarquías del Golfo y de Turquía que han financiado a las fuerzas yihadistas que ahora combaten, debilitando la resistencia democrática. d) La oposición débil tanto en el exilio como el Consejo Nacional Sirio que no se han ganado ni el respeto ni el apoyo de sus amigos internacionales. Estas causas internas y externas que mencionamos han prolongado la supervivencia de la dictadura siria, revelando y activando el “nuevo desorden global”, cuya expresión más evidente son la situación de Ucrania y la del Oriente Próximo. Podemos mencionar dos presupuestos que explican este desorden: a) la decadencia rapidísima de la hegemonía estadounidense que no sobrevivió al aventurerismo de George Bush en Iraq, y b) la incapacidad de las potencias emergentes alrededor del grupo de los BRICS para ofrecer alternativas en el plano civilizatorio como en el pragmatico de la resolución global de conflictos. La globalización económica ha obligado a acuerdos y negociaciones entre Estados capitalistas. Entre la decadencia estadounidense y la falta de alternativas no hay otro acontecimiento que haya revelado y acelerado mejor ambos procesos que las fracasadas revoluciones árabes y el surgimiento desde su seno del Estado Islámico (EI), una organización militar que no cuenta con el apoyo de ningun Estado, que se autofinancia y que se ha hecho fuerte precisamente por la falta de Estado. El Estado Islámico nació de entre los escombros del Iraq invadido, ocupado y destruído por EEUU, extendiendose a Siria invadida, ocupada y destruída por Al Asad. Los estallidos populares de Tunez a Bahrein fueron activados por los islamistas moderados de los Hermanos Musulmanes. La evolución posterior de los acontecimientos no invalida la tesis de que la “primavera árabe” es sustituida por un “invierno islamista”. Cabe recordar que en ninguno de los países en donde la intifada popular derrocó a los dictadores existe hoy un gobierno islamista. Igualmente si ni en Túnez, ni Egipto ni en Libia gobiernan los Hermanos Musulmanes es porque –paradojicamente-triunfó una contrarevolución y no una revolución. En Siria la revolución que nunca llegó a derrocar al dictador se vió como una dictadura feroz interesada en radicalizar e islamizar la rebelión para inhabilitarla tanto desde dentro como desde fuera. Tanto en Siria como en Iraq es más dificil de entender el conflicto entre Arabia Saudita y Turquía/Qatar (aliados), el conflicto entre Arabia Saudita e Irán (aliados en Iraq frente al EI), pero que están enfrentados en Yemen, en donde Arabia Saudita intervino militarmente apoyando al gobierno sunnita, mientras Irán apoya a los hutíes, una tribu de mayoría zaidí, que es una corriente del chiismo. No se puede olvidar la relación ambigua de los actores de la región hacia el EI: los selectivos bombardeos de Bashar al Asad que castigan a la población civil pero respeta los cuarteles yihadistas; el financiamieno saudita directa e indirecta de los grupos yihadistas en Siria o su instrumentalización por parte de Irán, que alimentó las divisiones sectarias desde 2003 en apoyo al gobierno chiita y proiraní de Bagdad. El Estado Islamico es un comodin que utlizan todos, incluido EEUU, para defender intereses contrapuestos en contra de los pueblos y su soberanía. El Estado Islamico es el resultado de la derrota de las revoluciones y del caos, pero tambien de una crisis nihilista global, demostrado con el hecho de que un 25% de sus miembros sean conversos procedentes de Australia, Francia e Inglaterra y el apoyo de jóvenes ingleses no musulmanes. El crecimiento de EI hay que asociarlo a la fascinación por la pura violencia, el Estado Islamico es hoy la única causa rebelde en el mercado. Dejar fuera esta dimensión antropológica, que integra juventud, consumo fallido, contracción identitaria, crisis global y moda, es condenarse a no entender nada de lo que ocurre en la región y renunciar a intervenir de manera exitosa contra el yihadismo fascista. El asedio y la defensa victoriosa de Kobane, en el Kurdistán sirio, ha venido a iluminar una lucha en general olvidada por todos los actores y, desde luego, perseguida por los nacionalismos árabe, turco e raní, y solo comprendida a regañadientes por los revolucionarios democráticos sirios. En el marco de la guerra civil siria, la region kurda de Rojova lleva muchos meses desarrollando un modelo de gestion democrática- laica e igualitaria- que se propone como ejemplo para todos los pueblos de la región. Por otro lado, en el nivel geoestratégico, la lucha de Kobane ha unido a todos los kurdos (incluidos los iraquíes) y ha obligado a todos los actores de la región, entre ellos al propio ELS, a reconocer la causa kurda como parte inalienable de cualquier solución futura para el Oriente Próximio. Los vaivenes de la primavera tunecina Amel Boubekeur La revolución que derrocó a la dictadura de Zine El Abidine Ben Ali en enero 2011 movilizó a una serie de fuerzas heterogéneas, desde islámicos hasta laicos e izquierdista. El compromiso alcanzado entre los islamistas tunecinos de Enahda (Partido del Renacimiento) y los miembros del viejo régimen posibilitaron un nueva Constitución a comienzo de 2014, acordando llevar a cabo elecciones antes del fin año y formar un gobierno de unidad nacional en febrero de 2015. Después que cayó el presidente Zine El Abadine Ben Ali los seguidores de Ennahda salieron a la calle para impedir que el partido del régimen recuperara el poder. La victoria de Ennahda en las elecciones de octubre de 2011 para la Asamblea Nacional Constituyente condujo a protestas contra el partido islamista y contra la coalición que formó con dos pequeños partidos (El Foro Democrático para el Trabajo y las Libertades Ettakol - y el Congreso para la Republica), coalición conocida como el “gobierno de la Troika”. Las protestas anti troika fueron organizadas por los partidarios de la izquierda, intelectuales, sindicatos y activistas sociales civiles y por participantes del régimen de Ben Ali. La sociedad civil veía las protestas como un camino contra el monopolio de los partidos políticos. El partido islamista respondió también con protestas sin embargo de manera oficial negaba cualquier participación directa, animaba a sus participantes a organizar contra manifestaciones. Entre las fuerzas impulsoras de estas contra protestas estaban los salafistas1 y lo que se conoce como Ligas para la Protección de la Revolución (LPR). Tanto Ennahda como los salafistas compartían la idea de que la revolución conduciría a la islamización de la Constitución, así como de las universidades, entre otras instituciones. El político Beji Caid Essebsi, quien había ocupado puestos de alto rango en el gobierno de Ben Ali, creó un partido, Nida Tounes. La nueva formación atrajo a un conjunto heterogéneo de seguidores y aliados, unidos por el temor a la hegemonía creciente de Ennahda. Este nuevo partido también formó una amplia coalición con los partidos de centro bajo el nombre de Unidad por Túnez. 1 Movimiento sunita rigorista y fundamentalista que reivindica un supuesto retorno a los orígenes del islam Al mismo tiempo Ennahda comenzó a perder la competencia en las calles y fue acusado de tener parte de la responsabilidad política por el asesinato del líder del Frente Popular, Choukri Belaid, en febrero de 2013. En julio del mismo año el crimen contra Mohamed Brahmi, también del Frente Popular llevó a que este Frente se uniera con Unidad por Túnez y formaran el Frente de Salvación Nacional (FSN). Posteriormente este nuevo Frente se proclamó representante de un “consenso nacional”. El FSN resaltaba la importancia de la identidad tunecina tradicional. La movilización masiva del Frente de Salvación Nacional y la presión de la comunidad internacional llevaron a Ennahda y a sus oponentes a sellar un compromiso, acordando una fórmula para compartir un gobierno que suspendería la competencia por el poder y daría lugar a negociaciones para una nueva Constitución y a los preparativos para las elecciones presidenciales. Entre el periodo 2013 y 2014 las diferencias en la amplia coalición no tardaron en surgir. Por un lado el Frente Popular propició la creación de un “Consejo de Salvación Nacional” y por otro el partido Nida aprovechó la presión de las protestas para rehabilitar a miembros del régimen anterior. En diciembre de 2013 Ennahd aceptó unirse a la iniciativa del “Cuarteto” para llevar adelante un dialogo nacional con Nidia Tounes y con un acuerdo final de formar un gobierno provisional que gobernaría hasta las elecciones de 2014. Los compromisos de Ennahda con Nida también despertaron la resistencia de las LPR. Durante 2013 las Ligas se movilizaron para presionar a Ennahda para que insistiera en una cláusula constitucional que excluiría a los ex miembros de RCD – el viejo partido de Ben Ali – de la función pública. Si bien las movilizaciones rivales a favor y en contra de Ennahda monopolizaron casi toda la atención y continuaron manifestándose por la justicia social después de la caída de Ben Ali. La marginalización económica ha alimentado aún más las protestas en las regiones. Han continuado las huelgas que obligan al cierre temporario de empresas y oficinas públicas, así como de empresas privadas. En abril de 2014 y de nuevo en febrero 2015 los intentos de incrementar el control del Estado en las fronteras de Túnez dispararon la violencia en el sur. Debido a que se espera que el gobierno de unidad formado en febrero de 2015 adopte nuevas políticas de austeridad es probable que haya más protestas por razones económicas, también las bases del electorado islamista todavía se sienten excluidas de la política general, lo que podría ser otros motivo para la continuidad de dichas protestas. La emergencia del Estado Islámico (EI) Claves geopolíticas, historia y clivajes confesionales Pierre – jean Lizard A diferencia de Al Qaeda, el Estado Islámico (organización sunnita radical) busca construir un poder territorial. Desde 2014 se ha venido imponiendo en el centro del escenario político iraquí y sirio. Para los medios de comunicación occidentales es un ejército yihadista. A fin de entender como las potencias occidentales cayeron en la trampa de los yihadista es importante volver a estudiar la historia de la región y no solo la ocupación estadounidense en Iraq y la “primavera árabe” sino, la génesis de los Estados árabes creados bajo la dominación colonial británica y francesa. En enero de 2014 fue cuando el proyecto del EI comenzó a tomar forma. El 29 de junio del mismo año proclamó el Califato el líder de la organización Abu Bark al Bagdadi en un territorio entre la frontera de Iraq y Siria. Los países occidentales han promovido una coalición militar a la que se adhirieron todos los Estados árabes que se sienten amenazados (Jordania. Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Bahrein y Qatar). Es importante resaltar que el éxito inicial del EI no son los militares, el Estado Islámico no se impone a la población como una fuerza de ocupación extranjera, en cada ciudad o territorio conquistado se apoya en la restitución del poder a actores locales, a quienes les confía la responsabilidad de la gestión de una ciudad bajo una serie de condiciones. A cambio estos deben serles leales, tienen prohibido desplegar otros emblemas oficiales que no sean la bandera de esta organización y tienen la obligación de cumplir con las exigencias de un orden moral ultra fundamentalista. Cabe señalar que esa transferencia de poder satisface las aspiraciones de los actores locales que percibían al ejército de Bagdad al servicio del gobierno del chiita Nuri al Maliki, como un verdadero ejército de ocupación. Por lo tanto, el EI ha sido acogido por gran parte de la población como un ejército de liberación. El Estado Islámico a través de su expansión ha conquistado más de tres cuartas partes de las áreas sunitas árabes de Iraq, A diferencia de Al Qaeda el Estado Islámico tiene un proyecto de construcción estatal que pone en práctica en los territorios conquistados para lo que cuenta con importantes recursos: fondos privados provenientes de los países del Golfo, sumas recuperadas en los bancos y explotación de pozos petroleros bajo su control. Lo que el Estado Islámico pretende es un auténtico Estado de derecho. Los dirigentes del EI estaban claros que el país chiita y el Kurdistán (los kurdos rompieron su alianza táctica con los yihadistas sunitas y los obligaron a abandonar varias ciudades) estaban fuera de su alcance y que deberían conformarse con la comunidad sunita. Esta toma de conciencia explica la lógica de la segunda fase de la expansión militar del EI, procediendo a la proclamación del Califato y la puesta en escena de la abolición de la frontera entre Siria e Iraq.2 Cambiaron el nombre de “El Estado Islámico de Iraq y el Levante” por “El 2 La supresión de la frontera entre Iraq y Siria es un intento deliberado de explotar simbólicamente elementos de la larga historia de Oriente Próximo que se remontan a la desintegración del Imperio Otomano y la creación de los Estados-nación árabes bajo mandato colonial europeo. El imperio Otomano era transnacional y se basaba en la lealtad religiosa de los musulmanes sunitas al sultán-califa de Estambul, ya fueran turcos, árabes o kurdos. Estado Islámico” o sea un Estado sin fronteras. Simultáneamente el EI declara la guerra a las democracias occidentales. La “cuestión iraquí”, tal como se impuso desde 1920 hasta 2003 se puede resumir en una dominación religiosa de los sunitas sobre los chiitas y étnica de los árabes sobre los kurdos. El primer Estado iraquí (sunita en su composición) importó un modelo de nación étnica inspirado en el ejemplo europeo, lo que permitió a las elites árabes sunitas que se sucedieron en el poder manejar a la mayoría chiita en Iraq como si se tratara de una minoría. En las décadas de 60 y 70 algunas ciudades santas chiitas se convirtieron en incubadoras de los futuros movimientos islamistas chiitas en el mundo árabe y en Irán; desde una de estas ciudades el imán Jomeini preparó la Revolución Islámica. También en la década de los 70 Bagdad participó en una carrera armamentista con el apoyo de Estados Unidos, debido a que estos trataban de contener lo que percibían como el principal peligro regional: un posible contagio de la Revolución Islámica. El ejército iraquí se volvió el brazo armado de las grandes potencias occidentales frente a la república islámica, desatándose así la primera Guerra del Golfo entre Irán e Iraq (1980-1988), la segunda Guerra del Golfo (1990 y1991), después de la ocupación iraquí de Kuwait. En 1990 se llevó a cabo la intervención estadounidense en Iraq. EEUU traumatizado por los ataques del 11 de septiembre de 2001 se volteó en contra de su ex aliado. Producto de la intervención se estableció una coalición entre chiitas y kurdos, la que se instaló en el poder en Bagdad. Este gobierno (patrocinado por EE.UU) se enfrentó no solamente a una oposición armada sunita, sino también a un movimiento miliciano chiita que rechazaba la ocupación extranjera. Actualmente, Iraq está dividido en: el gobierno de Bagdad, el gobierno regional kurdo y el Estado Islámico, en las áreas árabes sunitas. Si la cuna del EI es Iraq, es en Siria donde conquistó sus primeros territorios. En Siria coexisten un gran número de minorías frente a una gran mayoría de árabes sunitas. En la dedada del 70 las minorías (drusos, ismaelitas y alauitas3) llegaron a ocupar 60% de los cargos de oficiales superiores, mientras que la tropa quedaba conformada por soldados sunitas. Los alauitas empezaron a “colonizar” dos aparatos del poder: el ejército y el Partido Baaz. En 2011 la onda de “la primavera árabe” alcanzó Siria. Al inicio existían grandes protestas en contra del régimen sin embargo, el gobierno de Bashar al Asad pudo presentarse como el único defensor de las minorías frente a la mayoría sunita. El desmoronamiento de Siria e Iraq y el impacto del surgimiento del Estado Islámico no se pueden calcular. Además, se ven afectados Líbano y Jordania, ya que difícilmente podrían sobrevivir a un colapso total de Iraq y Siria. Por otro lado, Arabia Saudita está muy preocupada por la configuración regional emergente. El EI ha designado al régimen saudita como un aliado de occidente a quien hay que combatir. 3 Religión practicada en el norte de Siria que mezcla elementos esotéricos y lejanas influencias chiitas. El nombre refiere a Ali, primo y yerno del profeta Mahoma. En otro orden, Yemen se convirtió en el principal refugio para los militantes sauditas de Al Qaeda. Turquía puede a su vez estar contaminada: la cuestión kurda y el despertar de las reivindicaciones religiosas de los alauitas4. Lo que distingue al EI de todos los otros movimientos yihadistas es su deseo de aplicar su visión de la sharia en un territorio específico con su propio gobierno y sus propias instituciones. Frente a la coalición antiyihadista el Estado Islámico multiplica las franquicias aliándose con grupos salafistas que cada día juran su lealtad al califato, desde Boko Haram en Nigeria hasta ex combatientes de Al Qaeda en Yemen, pasando por varios grupos insurgentes en Libia y en el Sinaí. El Gran Reemplazo o Formas de la Islamofobia en la Francia actual. Edwy Plenel “El Gran Reemplazo” es la forma de llamar a la notable presencia de musulmanes emigrantes y nacionalizados en la sociedad francesa actualmente, dicho término ha sido empleado por diversos medios de comunicación pero no como una opinión sino como una ideología marcada por tendencias de extrema derecha y/o fascistas. Este tema ha sido expuesto por periodistas y escritores como Eric Zemmour, autor del Libro “El Suicidio Francés”, obra que ha generado una enorme polémica por presentar el asunto de la xenofobia en los medios de comunicación de una forma estigmatizante para la comunidad musulmana contradiciendo la Declaración Universal de los Derechos Humanos, excluyendo de esta forma a millones de personas solo por su opción religiosa y cultural. Para Zemmour la situación actual de Francia en materia de migración es trágica y se avecina a un caos porque según su opinión “no es posible que un pueblo viva dentro de otro pueblo, ya que los primeros son millones y no quieren vivir a la forma francesa”. El problema de este mensaje es que ya tiene un sustento ideológico de parte de la extrema derecha así como los Nazis setenta años atrás construyeron la imagen equivocada del pueblo judío, como una comunidad extraña a la que había que expulsar de Europa. El fenómeno del Gran Reemplazo se considera como un revés intelectual ya que subyace sobre como una idea marginal y más aún cuando esta se acepta como una opinión plausible, lo que demuestra la gran regresión que ha vivido Francia en las últimas décadas, asunto que ha crecido a la vista de la derecha liberal y de la izquierda socialista. Lo absurdo del tema es porque al suceder en medio del silencio del oficialismo y de la oposición el pueblo francés en el futuro cercano sufrirá un desplazo generalizado de parte del pueblo musulmán. El termino Gran Reemplazo fue acuñado por el columnista Reanuad Camus quien en los años 70 fue un defensor de la causa homosexual. 4 Corriente del islam turco, con algunas influencias preislámicas, que incorpora elementos gnósticos y chiitas. Camus desde su sitio web, el “Partido de la Inocencia” manipula apasionadamente el tema de la identidad de forma muy similar a lo ocurrido en Europa antes de 1945, “Gran Reemplazo” es la expresión devenida en eslogan de aceptación del nuevo racismo donde llama a reformar profundamente la ley, la constitución e incluso los acuerdos internacionales de los que Francia es suscriptora para que eficazmente se termine por todos los medios con el Gran Reemplazo del pueblo francés, “Francia no es tierra del Islam” dice Camus en sus comparecencias, quien a su vez insiste en contar con un política pública que haga renunciar a los musulmanes de su fe o abandonar el país. El mensaje ya ha sido retomado por pequeños partidos de derecha fundamentalmente en las municipalidades donde cuentan con un electorado conservador. No siendo suficiente lo anterior Camus apadrina el sitio web “Observatorio del Gran Reemplazo” donde la ignorancia y los prejuicios alimentan los insospechables conflictos contra ciudadanos y ciudadanas franceses niños y ancianos. Las propuestas al respecto no se han hecho esperar por mencionar algunas Camus menciona las “26 medidas para una política de remigración”, “la abrogación del derechos a la tierra”, “la creación de un ministerio de identidad y arraigo” o la prohibición del culto musulmán. De llegarse a dar todo lo anterior asistiríamos al antónimo de la República Francesa como tal y como la proclama aun la Constitución democrática y social. En el quehacer intelectual de Camus el “Gran Reemplazo” pretende desvirtuar la laicidad liberal del estado y facilitar dentro del imaginario colectivo una idea distorsionada de igualdad, pero a los sectores más reaccionarios no les hace falta un andamiaje teórico, es suficiente el termino Gran Reemplazo para inflamar los más peligrosos nacionalismos. Evidentemente lo planteado antes supone una pesadilla para los sectores progresistas de Francia y para todos aquellos que siguen defendiendo los valores democráticos. Las palabras de Camus o de Zemmour no se presentan aisladas, están presentes en políticas estatales o en expresiones en los medios de comunicación desde hace una década atrás, legitiman la percepción negativa de los franceses musulmanes, sus tradiciones e historia, dando origen de esta forma a una espiral de segregaciones interminables.