Irene Velarde1 Manuel Luis Tiberio2 Sistemas agroalimentarios
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Irene Velarde1 Manuel Luis Tiberio2 Sistemas agroalimentarios
16, 17 e 18 de Julho de 2015 Instituto de Ciências Sociais (ICS-UL) Irene Velarde1 Manuel Luis Tiberio2 Sistemas agroalimentarios localizados y valorización, un análisis comparado entre casos argentinos y portugueses Resumo da Comunicação El concepto de Sistema Agroalimentario Localizado (1996) fue el resultado de numerosos debates científicos en un marco de agravamiento de problemas alimentarios y ambientales y la profundización de la crisis de sociedades rurales y urbanas en ambos continentes. Luego de casi veinte años de su creación, podemos ver que numerosos trabajos basan sus investigaciones en este enfoque en Europa y America Latina. Las principales características del enfoque SIAL que permitieron tener cualidades heurísticas para la comparación de casos de productos locales portugueses y argentinos, han sido: a) La naturaleza interdisciplinaria que permite la utilización de herramientas diversas (técnicas sociales y técnicas propias de las ciencias biotécnicas); b) La integralidad del enfoque que articula diferentes escalas (global-local); c) Las posibilidades de guiar procesos de innovación territorial. En nuestro documento nos proponemos, a partir del análisis comparativo de casos de valorización de productos locales o patrimoniales en los que se privilegia la renovación de los vínculos urbano-rurales como eje explicativo e interpretativo de las diversas trayectorias que los actores ensayan para articularse a lo local y a lo global. Los casos argentinos que tomaremos están localizados en la región pampeana argentina, la que se caracteriza principalmente por un modelo de organización del territorio rural ligado a la producción de bienes primarios orientados a la exportación (Sili, 2005). Sin embargo simultáneamente se observa la presencia/supervivencia de 1 Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la Universidad Nacional de La Plata, ArgentinaEmail [email protected] 2 Universidade de Trás-os-Montes e Alto Douro (UTAD) otros territorios reales y vividos (Bozzano, 2009) en los que, entre otras cosas, existe un significativo anclaje territorial de las actividades productivas (Garat, 2008; Velarde, 2008; Perez Centeno, 2008). En ese sentido, coexisten propuestas que plantean reconocer a la cultura y la identidad como marcos estructurantes en términos de valorización territorial, permitiendo plantear nuevos caminos interpretativos para la ruralidad (Benedetto, 2006), como en los casos del “vino de la costa de Berisso”y “los quesos de Tandil”. En el caso portugués, y tomando como referencia los productos agroalimentarios tradicionales (queso, fumeiro o chacinados de cerdo ahumado, frutas frescas y secas) en dos regiones rurales de baja densidad poblacional (Tras-os-Montes al norte y Alentejo al Sur), pero con una fuerte diversidad y tipicidad agroalimentaria, se procurará reflejar las dinámicas asociadas a los procesos de recuperación de productos típicos ó patrimoniales. Centrándose en la comparación de un conjunto de variables y, de alguna manera, para establecer vínculos con los estudio de casos de Argentina, serán estudiados los principales obstáculos y desafíos que enfrentan los productos agroalimentarios tradicionales en Portugal, analizando el efecto de la política europea de calidad y la gobernanza de las cadenas (“fileiras”), teniendo en cuenta la naturaleza de las materias primas, los productos y la calificación, los procesos de fabricación y el acceso al mercado, desde la perspectiva de los distintos operadores del sistema (productores, organismos de gestión y los órganos de control). La reflexión en el caso portugués, se basa en el trabajo de investigación llevado a cabo en 2012 y 2013, celebrado en el ámbito de aplicación del nivel proyecto nacional, financiado por el Programa Rede Rural Nacional (PRRN) y para los casos argentinos en el proyecto de investigación acreditado y financiado por la UNLP en el período 2012/2015: Transformaciones socio-territoriales y procesos de intervención en la región Ríoplatense, cuyo equipo está conformado por las Facultades de Humanidades y Ciencias Agrarias y Forestales. I. INTRODUCCIÓN La idea de promover el desarrollo a través de productos agroalimentarios típicos o tradicionales no es nueva en el escenario mundial. La trayectoria de estos alimentos, en un lugar pueden ser pensados y re-significados como un recurso para la activación, en especial en regiones desfavorecidas. Este ha sido el supuesto central de algunas iniciativas de extensión rural en los últimos quince años en Argentina, y es a partir de esta idea que se generaron acciones para reactivar la producción y el consumo de quesos en Tandil, el vino de la costa de Berisso, entre otros. Esta perspectiva, en términos generales, se encuentra vinculada a la idea de desarrollo territorial, donde son los recursos locales los que adquieren relevancia en la lógica de los discursos y las acciones de los agentes de desarrollo. Se refleja también, desde esta perspectiva, la existencia de un mundo rural que ya no es visto solamente como un proveedor de bienes de consumo materiales, sino también como fuente de bienes inmateriales y de valores simbólicos, necesarios para el desarrollo del conjunto de la sociedad. Se trata de la búsqueda de alternativas para zonas sometidas al impacto de los procesos de reestructuración de la agricultura, en dónde la diversificación y puesta en valor de los productos locales se presenta como una vía que posibilita el rescate de los vínculos con el territorio y fortalece la identidad sociocultural de los grupos involucrados en esas iniciativas. En el marco de propuestas de desarrollo territorial se le imprime una nueva dirección a los proyectos de desarrollo que también se entronca directamente con el cambio en las pautas de consumo de la sociedad postindustrial, con un discurso donde se entrecruzan inquietudes ecológicas, con preocupaciones por la seguridad alimentaria y por la salud, valores, en suma, que aparecen indisolublemente unidos a los productos locales (Sacco dos Anjos y otros, 2011). En el caso portugués, y tomando como referencia los productos agroalimentarios tradicionales (queso, chacinados de cerdo ahumado “fumeiros”, frutas frescas y secas) en dos regiones rurales de baja densidad poblacional (Tras-os-Montes al norte y Alentejo al Sur), pero con una fuerte diversidad y tipicidad agroalimentaria, se reflejan dinámicas asociadas a los procesos de recuperación de productos típicos ó patrimoniales en el marco de la política de calidad de la Unión Europea. En este contexto, en las experiencias argentinas que tomamos como referencia en esta comunicación, se trabajó desde la Universidad, con agricultores familiares y otras organizaciones del Estado (a nivel local, provincial y nacional). Las dos experiencias estudiadas fueron: el vino de la costa de Berisso y los quesos de Tandil. Dicho trabajo, sostenido en el reconocimiento de los productos agroalimentarios locales como recursos a valorizar, implicó entre otras estrategias, la realización de fiestas populares, la organización de los productores, el mejoramiento de los procesos productivos, o la definición de una calidad específica a través de sellos de calidad. En este marco, hemos podido responder los interrogantes siguientes: ¿Cuáles son los principales factores que contribuyen a la competitividad de productos locales y actividades vinculadas?; ¿Cómo se generan dinámicas territoriales que permitan agregar valor a los productos locales de los casos seccionados en Argentina y en Portugal? II. CONTEXTO CONCEPTUAL La reestructuración de los espacios rurales y de la producción agropecuaria conllevó en los últimos años, la necesidad de rediscutir los abordajes teóricos, teniendo como problemática central las nuevas reconfiguraciones territoriales, las relaciones interescalares y las estrategias de los actores. En ese sentido, en 1996, surge en Europa la noción de sistema agroalimentario localizado (SIAL) en un contexto de agudización de las crisis de las sociedades rurales y de agravamiento de los problemas medioambientales y alimentarios. Los cambios en el mundo rural, en la agricultura, en la producción agroalimentaria y en el consumo de alimentos, indujeron la necesidad de elaborar nuevos conceptos para estudiar estos fenómenos. En ese contexto, los SIAL fueron definidos como “…sistemas constituidos por organizaciones de producción y de servicio (unidades agrícolas, empresas agroalimentarias, empresas comerciales, restaurantes, etc.) asociadas, mediante sus características y su funcionamiento, a un territorio específico. El medio, los productos, las personas, sus instituciones, su saber-hacer, sus comportamientos alimentarios, sus redes de relaciones; se combinan en un territorio para producir una forma de organización agroalimentaria en una escala espacial dada” (Muchnik y Sautier 1998). Movilizar la noción de SIAL nos parece particularmente pertinente en los casos argentinos y portugueses seleccionados, ya que entendemos que se ha trabajado en la valorización de un patrimonio histórico (natural, cultural y tecnológico), reforzando la imagen territorial y la de ciertos productos característicos asociados a dicho territorio. La gran diversidad de situaciones, que pueden ser incluidas bajo esta noción no se limita a productos típicos, así podemos observar desde producciones destinadas a los mercados locales o autoconsumo hasta las producciones destinadas a la exportación, desde los sistemas productivos con siglos de historia hasta producciones relativamente recientes (Muchnik 2008). Esta perspectiva se encuentra íntimamente relacionada con lo que muchos autores denominan, desarrollo territorial rural (Sili 2005) presentando una concepción del desarrollo como proceso generado a partir de las capacidades y recursos locales (Madoery 2000). Si bien, es cierto que el enfoque de estudio de los sistemas agroalimentarios localizados, es muy reciente en Argentina y Portugal. La noción de SIAL, podría contribuir a cambiar la manera de mirar la producción y el consumo de alimentos en nuestros territorios, teniendo como punto de partida la valorización de los recursos territoriales. Los antecedentes sobre los que se asienta esta noción han sido los distritos agroindustriales marshalianos (Iacoponi 1990; Fanfani y Montresor 1991 en: Muchnik y Velarde 2008: 12 y 13), los trabajos sobre los clusters (Schmitz 1996 en: Muchnik y Velarde 2008: 13), los sistemas productivos localizados (Courlet y Pecquer 1996 en: Muchnik y Velarde 2008: 13). Se constata que estos SIAL asocian estrechamente productos, técnicas, estilos alimentarios, territorios y organización de las unidades de producción. Esta mirada de la producción agroalimentaria es necesaria en la actualidad de la ruralidad argentina, pues permite recuperar trayectorias productivas, comerciales y estilos de consumo propios de culturas locales o regionales, permitiendo avanzar en el reconocimiento de atributos diferenciadores que puedan tener impacto en el sistema socioeconómico pero no exclusivamente. En Argentina actualmente, es la agricultura en base a los principales commodities (soja, maíz, girasol, cebada, trigo) la que predomina con aproximadamente 26,4 millones de has. (http://www.minagri.gob.ar/site/agricultura/informacion_agropecuaria/index.php. Consultado el 14 de junio de 2015). En los últimos cinco años, la superficie cultivada de soja llegó a los 20 millones de has., situación que genera preocupación, no sólo de los ambientalistas, sino de sectores críticos a un modelo basado en el monocultivo, vulnerable a los precios internacionales y cuyo avance expulsa vastos sectores de la agricultura familiar responsables de producir gran parte de los alimentos que se consumen internamente, entre ellos los productos típicos. Nuestro objeto de investigación enmarcado en el enfoque SIAL permite desde la problematización del modelo productivista, focalizarnos en la emergencia y valorización de los productos locales en la era de la globalización y nos lleva a considerar dimensiones de diverso orden en nuestra comparación: (a) históricas, a través de las cuales se puede apreciar el proceso de evolución de las experiencias de campo estudiadas; (b) institucionales, que ponen su acento en las relaciones entre los actores sociales, sus estrategias individuales y colectivas; (c) técnicas, centradas en la observación, descripción y análisis de los saberes locales; y (d) una dimensión alimenticia, focalizada en las relaciones (sociales, culturales, económicas...) entre el producto y el consumidor. Las dimensiones enumeradas nos permitirán comprender los casos estudiados desde una perspectiva de valorización que no se basa únicamente en el cálculo económico, sino que permite pensar en la diversidad de funciones de la agricultura y la ruralidad. III. METODOLOGÍA La metodología empleada es la que Stake R. (1994) denomina Estudio de Caso colectivo. Consiste en una investigación comparativa del estudio de varios casos. Los casos seleccionados no son considerados como una muestra representativa, desde el punto de vista estadístico, de una población. Cada uno es estudiado y comprendido en su especificidad para luego proceder a la comparación entre ellos. Como mencionamos antes, este trabajo se asienta en dos casos argentinos: el vino de la costa de Berisso y los quesos de Tandil (ver Figura 1). Desde hace algunos años (entre 7 y 15 años), estos productos locales han sido objeto de acciones que buscan su valorización. Los casos portugueses se asientan en dos productos calificados. Un caso es en el sector de quesos y el otro sobre embutidos o chacinados tradicionales. El Queso Terrincho es un producto con Denominación de Origen Protegida (DOP) desde 1994. Los chacinados de Vinhais engloban a: Chouriça de Vinhais, el Salpicão de Vinhais y la Alheira de Vinhais, productos típicos con Indicación Geográfica Protegida. Las áreas de producción de estos productos están señaladas en la Figura 2. Respecto a la producción de datos, cabe antes aclarar que en todas las experiencias estudiadas se han tenido un vínculo previo asociado a actividades de extensión y/o de investigación. En este marco y desde un abordaje cualitativo, los datos utilizados provienen de la revisión y análisis de bibliografía referida a los casos; de entrevistas semi-estructuradas realizadas a productores; y fundamentalmente, de observaciones de situaciones en torno a los procesos productivos, a la venta de los productos, y el comportamiento de los consumidores, entre otras. IV. LOS CASOS a) Casos Argentinos Las experiencias analizadas se encuentran en dos municipios diferentes de la provincia de Buenos Aires (Región Pampeana): Berisso y Tandil. Los dos alimentos son elaborados mayoritariamente por agricultores familiares, y consumidos localmente, aunque el caso de los quesos de Tandil tiene un 50 % de ventas en otros circuitos nacionales principalmente. A su vez, en términos generales, la producción de cada uno de estos productos es casi incipiente en relación a lo producido en la misma categoría a nivel nacional. Tabla 1. Superficie de viñedos y litros de vino producidos en 2013 (Elaboración propia en base a http://www.inv.gov.ar/inv_contenidos/pdf/estadisticas/anuarios/2013/Registro.pdf Visitado el 20 de junio de 2015) Buenos Aires (Pcia) Superficie implantada 117,7 Berisso Total Argentina 20 223.580 39.229 1.500.000.000 viñedos en Ha (2013) Litros vino (2013) 123.700 Tabla 2. Producción de leche y quesos Cuenca Mar y Tandil Total Argentina Sierras Millones de litros 328 146 10.307 3.360 TN 520.225 TN de leche de vaca anuales (2010) Toneladas de S/D quesos de leche de vaca anuales (2013) a. Figura N° 1: Ubicación geográfica de los partidos: La Plata, Berisso y Tandil, en la provincia de Buenos Aires, Argentina Figura Nº 2 Mapas de localización de los productos portugueses Área de la producción de Queso Terrincho Área de la producción de Embutidos de Vinhais a.1. El vino de la costa de Berisso Berisso está ubicado en la costa del Río de La Plata, y en la actualidad cuenta con cerca de 80.000 habitantes. Tiene una zona costera, caracterizada como monte (donde se asientan los viñedos) y posee un clima templado, sin estación seca, con inviernos benignos y precipitaciones que varían entre 800 y 1000 mm anuales. 1871 es el año de su fundación, que ha estado fuertemente relacionada con la instalación en la zona, de frigoríficos de capitales ingleses. La historia del partido está muy asociada a la cultura inmigrante. Durante las oleadas inmigratorias de fines del siglo XIX y principios del siglo XX, recibió gran cantidad de familias europeas que se instalaron en su territorio. Las tierras bajas del monte costero fueron aprovechadas por muchos de los inmigrantes europeos, que reprodujeron en estas tierras sus prácticas vitivinícolas. La implantación de la vid americana (Vitis labrusca), rápidamente se adaptó a las condiciones locales, dando como resultado un vino de características diferentes por su aroma frutado y sabor característico. Entre las décadas del ´40 y el ´60, durante su época de apogeo, se llegaron a vender más de un millón de litros anuales. A pesar de su período de florecimiento, en la década del ’60, el vino comenzó su declinación, llegando a la situación casi trágica de fines de los `90. En esos años (Velarde y otros, 2002) la superficie media implantada con viñedos en la zona de Berisso había decaído más de un 70%, al tiempo que los rindes por planta bajaron a la mitad. Según los Censos Nacionales Agropecuarios de 1960 y 2002, en el Municipio de Berisso, en ese período, se pasó de 79 a 14 hectáreas implantadas con vid. Una de las razones más directas que explica la desaparición del vino de la costa, radica en la desvalorización de la actividad en relación a los empleos urbanos. Los viejos viñateros, en muchos casos abuelos de los que hoy retomaron la actividad, fueron los que llevaron, junto a la comunidad, al vino de la costa a constituirse en un producto reconocido y constituyente de la comensalidad de los habitantes rioplatenses. Luego, los hijos de los antiguos productores, buscaron otro tipo de actividad, otros trabajos de origen urbano. Es en este contexto histórico, que el proceso de reactivación del producto, desde 1999, forma parte de una estrategia de desarrollo. A través de su propia reactivación, ciertos mecanismos se ponen en marcha: la posibilidad económica, el valor simbólico que es parte integrante de una definición identitaria, la revalorización de un paisaje, de la vegetación y del Río de La Plata (Domeniconi, 2006). Respecto a los productores de vino, actualmente son veintitrés viñedos censados con una superficie total de 20 ha y con un rendimiento promedio de 500 qq/ha (INV Res. Nº 23/2013). Más de 70% del vino producido se consume a escala local y los canales de comercialización utilizados incluyen la venta en el establecimiento, comercios minoristas y nuevos canales como la venta en stands, las visitas guiadas o el agroturismo. Prácticamente todos los productores son vitivinicultores (producen uva para consumo en fresco y vino), y a partir de la conformación de la Cooperativa de la costa de Berisso en el 2003 por un grupo heterogéneo de once viñateros, de diferentes en edades, motivaciones y dedicación a la producción, logran con el acompañamiento inicial de la Universidad (UNLP) realizar un vino único con el 70 % de la uva de cada viñedo (Velarde, 2010). a.2- Los quesos de Tandil Tandil es uno de los principales productores de la cuenca lechera Mar y Sierras -situada en el Sudeste de la provincia de Buenos Aires-, y posee una larga trayectoria en la producción de leche y subproductos. Actualmente, hay 103 tambos (dato del MAA, año 2008) que producen unos 400.000 litros de leche diarios y se procesan unos 70.000 lts/día para la producción local de quesos (Velarde et al, 2009). La producción láctea y la elaboración de manteca, crema y quesos, tiene una larga tradición en Tandil. En 1876, entre otros, inmigrantes vasco-franceses adaptaron recetas familiares de quesos de oveja y cabra a la producción artesanal de quesos con leche de vaca, tradición que mantienen hasta hoy, luego de varias generaciones (Nogar y Torres, 2008). En los últimos años, tanto los productores como la industria de la leche, han hecho una fuerte inversión para tecnificar los tambos, incrementar la producción y la productividad, y mejorar la calidad del producto. Durante este proceso, que es característico de los años ´90, se evidenció una constante e importante reducción en el número de explotaciones tamberas, generando de este modo exclusión y concentración. Entre 1988 y el 2002, el número de tambos disminuyó un 50%, y la escala promedio de las explotaciones, medida en tamaño del rodeo lechero, se duplicó (Mateos, 2006). La diferenciación socio-productiva dejó una buena cantidad de unidades sin posibilidad de participar activamente en el circuito productivo. Estas subsistieron, entregando su producción a las usinas lácteas más pequeñas que no tenían grandes exigencias en cuanto a la calidad del producto que demandaban. La dependencia de las fluctuaciones de un mercado en el que no tenían ninguna injerencia, sumada a los precios diferencialmente bajos que recibían, inducía a estas unidades a buscar otras alternativas productivas (Nogar, 2001). A fines de los años noventa, se produce un nuevo impulso de la quesería. Las agroindustrias que lograron sobrevivir a la crisis, reciben un impulso significativo debido al crecimiento de la demanda de productos artesanales, provenientes del desarrollo del turismo interno. En este proceso se dinamizan los destinos turísticos internos y Tandil se posiciona como destino turístico alternativo. Se asocian a este cambio, dos procesos encontrados: el aumento de la demanda de productos artesanales locales y la pérdida de muchas unidades de producción (Nogar y Torres, 2008). En la actualidad, el número de elaboradores de queso en Tandil es cerca de veinte. Respecto a sus características, encontramos gran heterogeneidad: desde agricultores familiares que elaboran 300 litros de leche diarios, hasta industrias importantes que procesan más de 30.000 litros por día. La comercialización y consumo de la producción es también heterogénea, incluyendo: venta directa en el establecimiento, venta en comercios locales y/o regionales, y venta a cadenas de supermercados. Este nuevo impulso de la quesería, se debió a varios factores, pero hay dos que consideramos los más significativos. Por un lado, un factor vinculado a la crisis económica del país de fines de la década de los 90´ en particular del sistema lácteo, muchos tambos cesaron su producción y los actores debieron reconvertirse redireccionando su unidad productiva. Algunos de ellos se transformaron en productores de quesos, desarrollando procesos de integración vertical. Otros, la mayoría, quedaron endeudados y con abundantes problemas para seguir produciendo. El segundo factor está asociado al incremento del turismo interno en Tandil que ya se insinuaba importante en los ´90, y la búsqueda de los visitantes de productos locales (Nogar y Torres, 2008). El grupo de productores queseros que logra sobrevivir a la crisis económica del 2001, recibe un impulso significativo debido, como mencionamos, al crecimiento de la demanda de productos artesanales provenientes del desarrollo del turismo interno por la devaluación de la moneda argentina. En este proceso de reacomodación se redinamizan los destinos turísticos internos y Tandil se posiciona como destino turístico alternativo. Las transformaciones productivas en el territorio de Tandil acompañaron lo ocurrido en la Argentina en la última década. El avance de la sojización es evidente, sin embargo no opaca el crecimiento de la actividad quesera. En el partido de Tandil, la superficie de soja sembrada ha tenido una evolución vertiginosa. Así en el año 1995 era de 9.000 ha, en el 2002 fueron 35.000 ha, en 2007 se sembraron 84.000 ha y en el 2012, 157.000 ha (datos del MAGYP, 2013). Es decir que en un período de diecisiete años el incremento ha sido del 1.644%. En tanto la producción de leche del partido no ha variado sensiblemente para ese mismo período registrándose cambios sólo en cantidad de tambos, con concentración de unidades pero sin disminuir la cantidad de litros aportados. En los últimos cinco años, se ha incrementado el volumen de litros de leche destinados a la producción de quesos. En el año 2009 era de alrededor de los 70.000l/día y ahora es de 100.000 l/día, lo que implica un crecimiento en la elaboración de quesos del 42.85%, porcentaje que es muy importante pero lejos del crecimiento de la soja. Esto tiene que ver con un aumento de la demanda tal como lo señalamos precedentemente. Es un dato significativo que la quesería tandilense sigue creciendo muy por encima de otras actividades agropecuarias intensivas. Esto marca la fortaleza de un territorio que ha sabido consolidar su patrimonio cultural, su saber hacer y sus tradiciones. b) Casos portugueses Los casos portugueses y la Política de Calidad en la Unión Europea Los Reglamentos (CE) 2081/92 e 2082/92, modificados, respectivamente, por los Reg. (CE) Nº 510/2006 del Consejo (JOUE, 2006a) y por los Reg. (CE) Nº 509/2006 del Consejo (JOUE, 2006b), ambos de 20 de Marzo de 2006, reglamentados respectivamente por el Reg. (CE) Nº 1898/2006 de 14 de Diciembre de 2006 y por el Reg. (CE) N.º 1216/2007 de 18 de Octubre de 2007 constituyen importantes pilares de la política europea de calidad agro-alimentaria. Estos instrumentos prevén la protección, a nivel de la Unión Europea, de las denominaciones de los productos agrícolas y de los géneros alimenticios que tienen una relación estrecha con su región de producción (CE, 2008) y que, por el origen geográfico y/o modos específicos de producción, poseen características particulares distintivas y que la literatura designa como Productos de Calidad Específica o Superior (PQS) (Tibério, 2004). Al amparo de las regulaciones referidas, los productos agro-alimentarios de la unión europea con calidad específica pueden obtener la mención “Denominación de Origen Protegida” (DOP), “Indicación Geográfica Protegida” (IGP), “Especificidad Tradicional Garantizada” (ETG). Esta política dio visibilidad a dos grandes modelos de gobernanza alimentaria localizados en distintos contextos socioeconómicos. Para el paradigma productivista la PAC y la consecuente perdida de las respectivas “culturas alimentarias”, en particular en los Estados Miembros del Norte y Centro de la Unión Europea, y por el inicio de procesos de modernización agrícola ha permitido proteger y evitar la desaparición, a través de la valorización comercial, de muchos productos “tradicionales” que todavía existían, sobre todo, en los Estados Miembros del Sur de la EU (Rodrigo et al., 2013). Se estima que existen en el mercado europeo y mundial mas de 1000 productos con nombre protegido (DOP/IGP/ETG), siendo responsables de un volumen de negocios aproximado de 15 billones de euros (DGA, 2010). Los principales países en términos de valor de la producción DOP/IGP para Italia (33%) Alemania (25%), Francia (17%), Reino Unido (8%), España (6%), Grecia (4%) y Austria (1%). Quesos, cervezas y productos transformados en base a carne representan, en conjunto, cerca de 75% del volumen de ventas (en valor) los productos DOP/IG en la Unión Europea (DGA, 2010). En número de productos, Francia (22%), Italia (21%) y Portugal (15%) ocupan los primeros lugares en el sector de quesos (25%), frutas y hortalizas (20%) y carnes frescas (15%) son los mas representativos (www.europe.eu.int/comm/agriculture/qual). Como hemos referido, Portugal tiene cerca de 15% de los productos DOP/IGP/ETG en la Unión Europea, no obstante son, generalmente, productos de bajo volumen de producción y bajo valor económico. El valor de la producción es de aproximadamente 150 millones de euros, representando 1% del valor de la producción europea. Los Frutos frescos (41%), Hortícolas y Cereales (23%), Aceite (18%), Queso (8%), donde se incluye al Queso Terrincho. Los productos embutidos, son muy representativos en número y donde se incluyen los productos de fumeiro de Vinhais, que representan 3% del valor, cerca de 5 millones de Euros (GPP, 2014). QuesoTerrincho y Embutidos de Vinhais Los 14 quesos DOP/IGP son quesos elaborados a partir de leche de oveja (siete), de cabra (uno), mixtos (cuatro) y de leche de vaca (dos). Su producción envuelve cerca de 700 explotaciones e sesenta unidades de transformación en todo o país (GPP, 2014), distribuidas entre los diferentes productos como muestra Tabla 3. La producción y el respectivo valor en Euros llega a cerca de 1,3 mil toneladas y 11,5 millones de Euros. La producción de Queso DOP se ha mantenido constante a lo largo de los últimos cinco años en torno a las 1,4 mil toneladas y representa apenas cerca de 2% de la producción de queso a nivel nacional. La producción de Queso Terrincho envuelve a 45 productores de ovinos de razas autóctonas y cuyas unidades de transformación que elaboran cerca de 100 mil litros de leche por año, producen un poco más de 20 toneladas de queso, traduciéndose en cerca de 250 mil Euros de volumen del negocio. En relación al número de explotaciones (150) y 17 mil animales de raza autóctona existente en el área geográfica de producción, fácilmente se percibe que más del 50% de la producción de este queso tradicional ó típico de la región más interior o nordeste de Portugal es comercializada sin la respectiva denominación de origen protegida. O sea, la producción de Queso Terrincho DOP tiene todavía un gran margen de crecimiento. Los datos estadísticos de la evolución, a lo largo de los últimos cinco años, del número de hembras explotadas de línea pura de la Raza Churra da Terra Quente evidencian que esa raza autóctona que produce la materia prima que da origen al Queso Terrincho decreció de 20 mil hembras a 17 mil. Tal que significa que la supuesta valorización del producto via la Denominación de Origen Protegida no se está traduciendo en aumento efectivo del número de criadores. Por otro lado, cerca de una decena de unidades de transformación existentes en el área de producción, apenas dos producen y comercializan Queso con DOP. Además de eso, no se verifican diferencias del precio entre el producto con DOP y los productos tradicionales comercializados sin denominación. Tabla 3: Operadores, produção e valor da produção de queijo DOP em Portugal Explorações Producto de (n.º) Queijo Amarelo da Beira Baixa DOP Queijo de Azeitão DOP Queijo de Cabra Transmontano DOP ovinos Queijaria Produção s (n.º) (kg) Valor de Produção (€) 92 6 105.525 982.438 20 8 137.000 2.740.000 50 n.d. 13.337 130.036 Queijo de Castelo Branco DOP 25 4 51.673 655.730 Queijo de Évora DOP 0 0 0 0 Queijo de Nisa DOP 7 4 68.790 419.619 Queijo do Pico DOP n.d. n.d. 0 0 Queijo Mestiço de Tolosa IGP 8 n.d. 11.365 62.508 71 4 23.450 253.260 Queijo Rabaçal DOP 0 0 0 0 Queijo S. Jorge DOP 309 3 768.487 4.528.070 Queijo Serpa DOP n.d. n.d. 0 0 Queijo Serra da Estrela DOP 88 20 102.002 1.530.030 Queijo Terrincho DOP 45 2 21.830 251.918 Requeijão Serra da Estrela DOP n.d. 10 20.227 23.261 TOTAL (*) 715 61 Queijo Picante da Beira Baixa DOP 1.323.68 6 11.576.870 Fonte: GPP (2014) “Fumeiro” (chacinados ahumados).Productos y evolución de la producción: El sector nacional de los embutidos tradicionales, con 37 productos (una DOP, treinta y cinco IGP y una ETG) es un sector particularmente rico y diversificado (Tabla 4), cerca de 30% de estos productos todavía no están presentes en el mercado. Con producción en todo el país, en particular en las regiones de Trás-os-Montes y Alentejo, la producción asciende a 733 toneladas, es un volumen de negocios aproximado de 5 millones de euros. Equivale apenas a 17% de la producción típica no certificada (Tabla 4), a lo largo de los últimos cinco años, se ha registrado una evolución muy irregular, condicionada por la certificación de Alheira de Mirandela (GPP, 2014). La “Alheira de Mirandela” (667 toneladas, 91%) y el “Presunto de Barrancos” (39 toneladas, 5%) son algunos productos de la región de Portalegre, en Alentejo se distinguen por su volumen de producción y su liderazgo en el mercado nacional de estos productos (Tabla 4). Los demás productos, los cuales se incluyen la Alheira de Vinhais IGP, Butelo ó Bucho ó Chourizo de Ossos (huesos) de Vinhais IGP, el Chouriça de Vinhais IGP, el Chouriça Doce de Vinhais IGP, Chouriço Azedo ou Chouriço de Pão de Vinhais IGP, ó Presunto de Vinhais ó Salpicão de Vinhais IGP, son producciones de pequeña escala, con volúmenes de mercado residuales. La producción de Fumeiro de Vinhais resulta de la producción de los productos referidos, se destacan la Alheira y la Chouriça ó Linguiça. Aquellos productos son elaborados en apenas cinco unidades industriales ó semi-industriales. La producción artesanal de fumeiro de vinhais hemos observado que tiende a crecer y a mejorar sus índices de calidad como resultado de politicas públicas orientadas para el desarrollo de emprendimientos productivos en dimensiones focalizadas en la mejora de los procesos de transformación y comercialización de productos de calidad diferenciada. En el área geográfica de producción de Fumeiro de Vinhais y del queso Terrincho creció una densa red de unidades artesanales, designadas como cocinas regionales ó unidades de venta directa, con producción propia de cerdos de raza autóctona (Raza Bísara) y que elaboran estos productos de forma artesanal, privilegiando la venta directa al consumidor en la propia explotación ó en feiras regionales específicas, valorizando los circuitos cortos de comercialización, las relaciones de proximidad y de confianza entre productores y consumidores. Se trata de un Sistema Alimentario Localizado (SIAL) en emergencia. “La Feira de Fumeiro de Vinhais se realiza desde 1981, en el segundo fin de semana del mes de Febrero. Son tres décadas de experiência que hicieron de Vinhais la capital del Fumeiro. Este evento, organizado por la Cámara Municipal de Vinhais y por la Asociación Nacional de Criadores de Suinos de Raza Bísara, ha sido el motor impulsor de las actividades relacionadas con el Fumeiro siendo Vinhais el município con mayor número de cocinas regionales habilitadas (19). Cada una de estas unidades puede transformar hasta três mil kilos de una gran variedad de productos como salpicões, chouriças de carne, butelos, alheiras, chouriços azedos, chouriças dulces e presuntos, confeccionados en base a carne de cerdo Bísaro. Las unidades industriales (cinco) no tienen las mismas limitaciones productivas de las cocinas regionales, así el producto final tiene por base la misma materia prima, aunque se diferencian, los métodos de secado y el saber-hacer tradicional. El fumeiro de Vinhais tiene Protección Comunitária IGP- Indicação Geográfica Protegida, garantizando a quien lo consume una certificación de calidad. Esta denominación está relacionada con la raza autóctona de la región de Vinhais, el cerdo Bísaro, alimentado a base de productos naturales, como por ejemplo la castaña y otros productos agrícolas locales, ha contribuido para que su carne sea de excelente calidad organoléptica. Tabla 4. Chacinados: nº de productores, volumen de producción certificado y no certificado Produção (kg) Producto Produtor es (n.º) Unidades de produto (n.º) Produto Produto Certificad não o Certificado Alheira de Barroso Montalegre IGP 0 Alheira de Mirandela ETG 7 Alheira de Vinhais IGP 5 n.d. 1.947 n.d. (5) n.d. 544 n.d. n.d. 0 0 n.d. n.d. 0 0 n.d. Chouriça de Vinhais IGP (5) 11.679 2.336 n.d. Chouriça Doce de Vinhais IGP (5) 143 30 n.d. Butelo ou Bucho ou Chouriço de Ossos de Vinhais IGP Cacholeira Branca de Portalegre IGP Chouriça de Carne de Barroso Montalegre IGP 0 0 n.d. 3.669.99 667.27 3.736.54 6 2 0 Chouriço Azedo ou Chouriço de Pão de n.d. n.d. 37 n.d. n.d. 0 0 n.d. n.d. 0 0 70.000 Chouriço de Portalegre IGP n.d. 35.969 7.666 n.d. Chouriço Grosso de Estremoz e Borba IGP n.d. 0 0 250.000 Chouriço Mouro de Portalegre IGP n.d. 0 0 n.d. Farinheira de Estremoz e Borba IGP n.d. 0 0 150.000 Farinheira de Portalegre IGP n.d.. 31.080 6.712 n.d. Linguiça de Portalegre IGP n.d. 0 0 n.d. Linguíça do Baixo Alentejo IGP n.d. 0 0 n.d. Vinhais IGP Chouriço de Abóbora de Barroso Montalegre IGP Chouriço de Carne de Estremoz e Borba IGP Lombo Branco de Portalegre IGP n.d. 909 829 n.d. Lombo Enguitado de Portalegre IGP n.d. 61 85 n.d. Morcela de Assar de Portalegre IGP n.d. 16.625 1.173 n.d. Morcela de Cozer de Portalegre IGP n.d. 0 0 n.d. Morcela de Estremoz e Borba IGP n.d. 0 0 6.000 Paia de Lombo de Estremoz e Borba IGP n.d. 0 0 4.000 n.d. 0 0 7.500 Painho de Portalegre IGP n.d. 11.014 4.289 n.d. Paio de Beja IGP n.d. 0 0 n.d. Paio de Estremoz e Borba IGP n.d. 0 0 120.000 Paia de Toucinho de Estremoz e Borba IGP Presunto de Barrancos DOP n.d. 3.818 39.274 n.d. Presunto de Barroso IGP n.d. 0 0 n.d. Presunto de Vinhais DOP n.d. 0 0 n.d. Presunto ou Paleta do Alentejo DOP n.d. 114 250 n.d. n.d. 0 0 n.d. n.d. 83 445 434 Salpicão de Barroso Montalegre IGP n.d. 0 0 n.d. Salpicão de Vinhais IGP (5) 390 100 n.d. Sangueira de Barroso Montalegre IGP 0 0 0 n.d. 3.781.88 732.99 4.344.47 Presunto ou Paleta de Campo Maior e Elvas IGP Presunto ou Paleta de Santana da Serra IGP TOTAL 1 0 4 Fonte: GPP, 2014 V. RESULTADOS En este apartado realizaremos un análisis comparado en función de las dimensiones siguientes: a) Institucionales: las relaciones entre los actores sociales que permiten o inhiben su reactivación (estrategias individuales y colectivas); b) Técnica: saber-hacer tradicional e innovación; c) Dimensión alimenticia: que focaliza en la relación entre el consumidor y el producto. Realizaremos en primer lugar un análisis entre los casos de cada país y luego entre ambos. Esta simplificación permite realizar una primera aproximación al fenómeno estudiado. a. Los casos argentinos. a.a. Institucionales: políticas públicas, estrategias individuales y colectivas Las políticas globales de desarrollo agropecuario en Argentina, al no contener criterios de diferenciación por grupos o estratos de productores, resultan más útiles a las empresas más grandes y consolidadas y pocas veces pueden ser aprovechadas en todo su potencial por los productores familiares. Con la idea de revertir esta tendencia, el gobierno Argentino mantiene en forma sistemática, desde hace más de 20 años, acciones en el área de Desarrollo Rural, ejecutadas por el Ministerio de Agricultura de la Nación y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). En los años recientes, la institucionalidad se ha enriquecido con la constitución de nuevas instancias: la Comisión de Desarrollo Rural, que integra a las distintas áreas del Ministerio de Agricultura de la Nación con incumbencia en el tema (algunas Direcciones y organismos descentralizados), y el trabajo en el marco de la Reunión Especializada sobre la Agricultura Familiar (REAF) de MERCOSUR, que se inició en 2003. La promulgación de la Ley Nº 27.118 de Agricultura Familiar en Enero de 2015, permite ampliar los derechos de un significativo sector productivo invisibilizado históricamente. El apoyo a la Agricultura Familiar ha permitido concretamente para ambos sistemas agroalimentarios una base de sustentación. En los dos casos los productores integran grupos de asistencia técnica subsidiados por programas del Estado (Programa Cambio Rural-INTA y Programa de Cluster quesero de Tandil- MinAgri/BID), lo que le permite acceder a tecnologías para modificar sus trayectorias tecnológicas, inversiones y procesos de aprendizaje grupal. Históricamente los productores han utilizado diferentes estrategias que les permiten en algunos casos permanecer en el sistema agroalimentario localizado y en otros, una reproducción ampliada a través de su activación. Los casos incluyen mayoritariamente agricultores familiares (vino de la costa y quesos de Tandil), las estrategias se basan en la circulación de información técnica en sus redes de diálogo y la relación de confianza muy cercana con sus clientes. También se comparte la informalidad en la comercialización y en un alto porcentaje de los productores el registro de los trabajadores rurales aún es una asignatura pendiente. En los últimos 13 años en Argentina se han generado condiciones para la refuncionalización del espacio rural, actividades no productivas asociadas al consumo turístico alternativo y Fiestas Populares. Para el caso de los quesos de Tandil las estrategias de permanencia están asociadas a la invisibilidad del sector y su baja formalización para un 40 % de los queseros del territorio. El ajuste en la producción se da muchas veces en la disponibilidad de mano de obra familiar no remunerada y la demanda local. Para los queseros formalizados la lucha es otra: la mejora de la calidad a través de procesos de trazabilidad con asistencia técnica y la búsqueda de mercados que permitan una mayor apropiación del beneficio económico son hoy una preocupación. Para los viñateros de Berisso, las principales estrategias están vinculadas a la expansión de la implantación de viñedos sin endeudamiento, lo que implica un bajo crecimiento anual de superficie implantada. La disponibilidad de mano de obra calificada para la actividad vitícola es otro de los obstáculos que no pueden ser resueltos en el corto plazo. En los casos, existen agrupamientos, asociaciones de hecho o cooperativas de productores. Sin embargo, el alcance, la organización y el poder de negociación varían mucho de un caso a otro. Para el caso del vino de la costa los viñateros conformaron una cooperativa en el 2003, lo que facilitó el apoyo del Estado. En el caso de los productores de quesos se han agrupado para acceder al Programa de Mejora Competitiva del Cluster quesero de Tandil, pero aún no se ha formalizado como asociación civil. No se ha avanzado en los casos de vino de la costa y quesos en una marca colectiva o sello de origen. Sin embargo en la actualidad, los productores que integran el Cluster Quesero de Tandil están trabajando grupalmente en la Marca Producto Tradicional de Tandil, con la idea de valorizar la producción local en base al mejoramiento de la calidad de los quesos y las acciones colectivas que les permitan posicionar el territorio de Tandil como símbolo de alimentos tradicionales. Entre los posibles dispositivos para consolidar la diferenciación, se analizó no utilizar las IG ó DO3, por encontrar a estos 3 Ley 25.380 (y su modificatoria, 25.966) - REGIMEN LEGAL PARA LAS INDICACIONES DE PROCEDENCIA Y DENOMINACIONES DE ORIGEN DE PRODUCTOS AGRICOLAS Y ALIMENTARIOS, sancionada en el año 2000, promulgada en el año 2001 y reglamentada en el año 2009. instrumentos no apropiados para valorizar el conjunto de quesos que se producen en el territorio (más de 20 clases de quesos diferentes), ya que debían optar por un queso, situación que no incluía al conjunto de queseros del territorio que participan de la iniciativa. a.b. Técnica: saber-hacer tradicional e innovación El saber hacer está asociado a los saberes empíricos y es adaptado en las localidades por procesos de educación formal y no formal inducidos por diferentes instituciones. Esta dimensión juega un rol fundamental en los productos tradicionales y de calidad específica, dónde además las condiciones agroclimáticas le confieren a los productos características distintivas que permiten a los consumidores su reconocimiento y valorización. En los casos del vino de la costa y quesos de Tandil se visualizan una mayor incidencia de las instituciones de apoyo en la resignificación de dichos saberes. Para el caso de la recuperación del vino de la costa, producto surgido en la historia de Berisso a través de inmigrantes de origen europeo que reprodujeron las técnicas de elaboración de vinos en la unidad doméstica desde principios de 1900, existió un fuerte impulso de instituciones de apoyo en los últimos 10 años, que permitió procesos de capacitación y socialización de los saberes locales. Para el caso de Tandil la instalación en el territorio de distintas colectividades de origen europeo y el inicio de la producción de leche y la alternancia en la elaboración de los quesos de acuerdo a los diferentes períodos de crisis vividos a lo largo de más de 100 años, estuvo modelado por la Escuela Granja Ramón Santamarina (creada en 1905) que impartió educación especializada en quesos en la región. Sin embargo hay en todos los casos presencia de los conocimientos transmitidos de generación a generación. Esta transmisión es fundamentalmente en el seno familiar, de padres a hijos. A pesar de que el saber-hacer es una característica diferenciadora importante para los productos descritos, coincidimos con Correa Gómez, Boucher y Requier –Desjardins (2006), que es ante todo la percepción que el consumidor tiene de este saber-hacer la que valoriza el producto. En el caso del vino de la costa, la cepa de vid (Vitis labrusca) y su cultivo en un humedal, le brinda al vino características distintivas apreciadas por los consumidores y les permiten diferenciarlos de otros vinos de la misma cepa. Cuando se indaga a los consumidores, surge mayoritariamente la referencia a la procedencia (origen) de la uva y no al saber elaborar el vino. Sin embargo afirmamos que el manejo de la producción primaria en un humedal es de significativa importancia el saber-hacer transmitido de generación en generación de forma oral y práctica. Se construye en el tiempo y espacio vivido. Es un saber que permite controlar el conjunto del proceso de producción. En cada vendimia los viñateros pueden dejar una huella personal en el “vino” y ello genera un reconocimiento social que jerarquiza su “lugar en el mundo”. Es en el propio oficio que se enlaza el pasado con el presente permite un reencuentro de generaciones. Para los queseros de Tandil desde mediados de la década del ’90, aproximadamente, han iniciado su actividad como queseros muchos productores sin historia previa en la actividad, sin ‘tradición’, cuyos padres y abuelos no fueron queseros y/o tamberos. Esto aporta un elemento interesante ya que estos nuevos productores no tenían una receta familiar en la que apoyarse, a pesar de los indiscutibles saberes distribuidos a lo largo y a lo ancho del territorio. Muchos de ellos fueron alumnos de la ‘Escuela Granja’ y de ella obtuvieron los conocimientos de su nuevo oficio4. El elemento interesante al que nos referimos es una cierta homogeneización del saberhacer, de las recetas y una especie de corte del saber transmitido de abuelos a padres y de padres a hijos, en los últimos 15 años pero… ¿quiere decir esto que se ha perdido ese saber ancestral o que se lo ha ‘reemplazado’ por uno ‘nuevo’? Entendemos que no. Bouche y Bordeaux (2006), en su estudio sobre los queseros de Córcega, proponen la existencia de un saber-hacer colectivo localizado (savoir-faire collectif localisé) que, además, juzgan como un recurso ‘no des-localizable’. El significado de que ese saberhacer sea colectivo es, justamente, que no reposa en uno de los actores del sistema: son depositarios de este saber no sólo los productores de queso, sino los tamberos, los comerciantes, los consumidores, como así también los técnicos y los funcionarios 4 Concretamente, ante la pregunta ¿dónde obtuvo los conocimientos para la elaboración de quesos?, el 53% de las respuestas es “Escuela Granja” institucionales. Es decir, va mucho más allá de una ‘receta’ particular transmitida de generación en generación. Es un saber colectivo que se encuentra distribuido en multiplicidad de actores y que se pone en juego constantemente en las redes de conocimiento que se tienden a través del territorio, en las decisiones diarias de productores, en las estrategias de comerciantes, en las elecciones de consumidores y en las políticas institucionales. La importancia de ello radica en que, en un SIAL, la presencia de un saber-hacer específico constituye un recurso patrimonializable; y la utilización de esa palabra, en lugar del término patrimonio, responde al sentido que le otorga el geógrafo Bustos Cara (2000; citado en Champredonde y Pérez Centeno, 2008) cuando dice que se favorece el “colocarse en la perspectiva de constructores de patrimonio más que depositario de los mismos. Implica asumir y procurar el reconocimiento externo”. Como toda construcción se basa, en saberes previos y en procesos de innovación. La re-invención de tradiciones está presente en ambos casos y juega un papel que les brinda a los productos mejoras competitivas. Tal es el caso del vino de la costa, una invención ha sido cortar el vino con cepas provenientes de Vitis vinífera, lo que ha impactado favorablemente en el consumidor cuyo gusto está modelado por dicha cepa. Esto ha implicado que actualmente en el territorio se esté ensayando en portainjerto de Isabella, cepas europeas. Para el caso de los quesos las innovaciones tienden a la homogeneización y a la pérdida del patrimonio. La incorporación de fermentos liofilizados junto con una serie de inversiones para garantizar una `calidad´ que minimice riesgos productivos, lleva a la quesería de Tandil a una pérdida identitaria y la posible autousurpación de una quesería con una calidad diferenciada a una estándar. La Marca Producto Tradicional Tandil, toma en cuenta estos riesgos y se propone a partir de la coordinación entre actores de la cadena prestigiar y diferenciar los quesos del territorio. a.c. Dimensión alimenticia: que focaliza en la relación entre el consumidor y el producto El sabor de los quesos de Tandil madurados o la historia del vino de costa son atributos intangibles que quedaron fuera de los criterios de calidad establecidos. Esto es parte del contexto a la vez que una condición de posibilidad para la emergencia de productos como los mencionados; ya que es en este marco que ciertos sectores de la población se constituyeron en una demanda latente -aunque no siempre efectiva- y, de algún modo, crítica de alimentos con cualidades organolépticas y sanitarias estandarizadas, alejadas de las expectativas de sabor y de significados que buscaban in-corporar. Espeitx Bernat (1996) nos dice que este producto de la tierra “es un concepto que se construye a partir de la demanda del consumidor urbano y que adquiere sentido a través de una particular relación campo/ciudad”. Para el caso del Vino de la Costa de Berisso, tanto productores y consumidores demarcan las posibilidades (y limitaciones) para su resurgimiento y reinvención. A modo de ejemplo podemos mencionar dos cuestiones: el bajo precio del producto y el gusto. Los viñateros tratan de vender el vino de la costa al menor precio posible a pesar de poseer un producto “único” comercializable en el mercado. Velarde (2010) sostiene que son los consumidores locales quienes han sostenido de forma evocativa y militante que este producto no desapareciera. De esta manera se lo puede caracterizar como un vino “de bajo precio” destinado a aquellos que lo aprecian verdaderamente y no a quienes buscan una “etiqueta de lujo” o un consumo de “moda”. Sin embargo, la Fiesta del Vino de la Costa de Berisso (organizada por el gobierno municipal desde el 2004) tiene 70.000 visitantes por fiesta, propiciando la “mercantilización de la tradición” y generando simultáneamente resultados políticos para su gestión basados en el apoyo a la economía social y la identidad que retorna con el vino de la costa. En estas ocasiones, para “los de afuera”, los viñateros elevan el precio, así negocian entre el deseo de mantener un producto barato para ser consumido en Berisso y el incremento de los beneficios. (Velarde, Muchnik y Cittadini, 2013). Acerca del gusto es indudable que, para gran parte de los consumidores locales y con mayor intensidad en los extralocales, éste ha sido modelado por vinos de la región cuyana en base a Vitis vinífera. Esto impacta en su percepción acerca de lo que es un vino de buena calidad. La rusticidad del vino de la costa se reinventa, entonces, conservando algunos de los atributos de la variedad Isabella de Vitis labrusca que le brindan un sabor particular al vino de la costa (aroma, sabor frutado y color intenso) a la vez que llevando a cabo procesos de vinificación sin escobajo y otras técnicas enológicas. Así el “nuevo o reinventado” vino de la costa de Berisso, busca adaptar su definición de tradicional buscando principios de inclusión de más consumidores. Para el caso de los quesos de Tandil se organizó un panel de 34 consumidores locales no expertos para explorar acerca de la relación con el producto de Tandil. El 44% considera que el tipo de producción predominante es el artesanal y un 53% reconoce al verdadero queso de Tandil por la información de la etiqueta. Si a los atributos para la identificación del auténtico producto local sumamos “que esté habilitado o registrado” y “la información que da el comerciante”, alcanzamos el 72% de las respuestas, quedando minimizados los atributos de gusto, color, aroma y apariencia. En aquellos que asocian el queso tandilero con ‘lo artesanal’, vemos que alrededor de 2/3 adquiere el producto en comercios (40% supermercados; 23% locales minoristas) y el 1/3 restante directamente de los productores. Del mismo subgrupo se desprende que el 83% desconoce cuántos queseros hay en el territorio. Es posible apreciar entonces que existiría una apreciación ‘contextual’ de la condición de artesanales de los quesos, es decir, una apreciación que no se verifica en el propio y cabal conocimiento de los establecimientos productores, en algo que ‘sé de primera mano’: “no estoy seguro de cuántos productores existirán en mi zona, hago mis compras en el almacén y/o supermercado pero sé que los quesos son artesanales”(Consumidor local). Es más, los quesos que me comunican que son de Tandil a través de su etiquetado (¡y que no reconozco por otros atributos!), yo los considero artesanales. Probablemente, el origen de la inferencia entremezcle reputación, marketing, valores que se expresan de manera implícita en etiquetas e, inclusive, expresiones de deseo. Los productos agroalimentarios típicos evocan valores simbólicos son capaces de evocar un conjunto de valores al que podríamos referirnos como el imaginario asociado a un determinado producto alimentario. Sin embargo, el hecho de que si bien es legítimo llamarlos productos tradicionales debido a su persistencia en el tiempo, se trata asimismo de ‘nuevos productos’: los encontramos ahora adaptados a las normas obligatorias, por un lado, y a los aggiornados gustos y preferencias, por otro. Ejemplo de esto último son los comentados sabores menos fuertes de los productos ‘tradicionales’ actuales, los menores contenidos de grasa, la menor maduración, la presentación. Se evidencia entonces un creciente número de consumidores en búsqueda de satisfacer no ya sus necesidades de mera nutrición, sino de comer sano, natural, ‘volver a la tierra’, es decir, buscan referencias identitarias a través de sus pautas de consumo. En este sentido, el dato de que el 68% de los presentes aseguró que compra queso de Tandil para regalar no nos parece menor. Al hacerlo, le estarían otorgando al producto algunos valores de manera implícita como que gozan de cierta calidad asumida como ‘aceptable’ (saben que no los hará ‘quedar mal’), merecen la pena ser compartidos y los representa ante ‘el otro’, es decir, reforzarían una noción de identidad y vínculo entre la persona, el producto y el territorio. b. Los casos portugueses b.a. Institucionales: políticas públicas, estrategias individuales y colectivas Las cadenas de los productos típicos, debido a su pequeña escala productiva y organizativa, necesitan de un fuerte apoyo público e institucional. En Portugal, la valorización de los productos agro-alimentarios tradicionales es una estrategia que tiende a ser promovida por la administración pública central y local, por los agrupamientos de productores y asociaciones locales de desarrollo, en estrecha colaboración con las universidades y centros de investigación y desarrollo, teniendo como objetivo central el desarrollo de los territorios rurales a partir de sus recursos endógenos. Por otro lado, el funcionamiento de las cadenas de productos DOP/IGP es un proceso colectivo que envuelve un conjunto diversificado de instituciones, desde Agrupamientos de Productores, las Entidades Certificadoras, la Autoridad Nacional Competente y la Comisión Consultiva Inter-profesional para la Certificación de los Productos Agroalimentarios. Los Agrupamientos de Productores tienen un conjunto vasto de tareas, que se traducen en la ejecución de iniciativas para desencadenar procesos de asunción de responsabilidades en la gestión de las denominaciones, constituyendo, así, la Entidad Gestora de la protección. La Entidad Certificadora es responsable del proceso de control y certificación de la cadena del producto, garantizando que el producto final está conforme al pliego de condiciones establecido. Los factores que influencian el funcionamiento de las cadenas de productos agroalimentarios tradicionales están relacionados con el mercado, o sea la oferta y la demanda, englobando las especificidades del producto y relevancia, dimensionando la pertinencia según mercado; la organización interna de las cadenas en lo que respecta a aspectos de naturaleza organizativa, agentes institucionales y estrategias de intervención, capacidad y dinámica de los actores en gestionar de forma colectiva la cadena de un producto (Tibério et al, 2013, citando (Barjolle et al. (1998), Sylvander et al. (1998), Barjolle et al. (1999); Barjolle y Sylvander (1999). La capacidad de coordinación y cooperación entre los actores puede ser avalada por la existencia de una entidad gestora dinámica, capaz de desarrollar el proceso y suscitar la adhesión de los diferentes operadores de la cadena a los códigos de prácticas y a los procesos de control teniendo en consideración el universo de agentes económicos del sector y sus motivaciones frente a la necesidad de diferenciación del producto. La capacidad de coordinación y cooperación entre operadores se traducen en la facilidad de apropiación de un proceso colectivo por parte de cada operador y en la habilidad en adaptar a su estrategia individual la estrategia colectiva y las exigencias del proceso (respecto a los códigos de prácticas, adaptación del proceso de producción, ajustes del proceso de control y costo de la certificación de conformidad) y demostrar el potencial de lograr la diferenciación de productos, venciendo la tendencia a la uniformización y el uso indebido del nombre. La coordinación y cooperación entre operadores requiere de los diferentes actores la necesidad de diálogo y negociación en aspectos como la gestión de la calidad de la matéria-prima, producto final deseado; la definición y diferenciación del producto, de acuerdo con un segmento de mercado pertinente; el precio de la matéria-prima, de acuerdo con la calidad final del producto; la promoción y gestión del nombre del producto; la gestión de la evolución de la producción; la formación e investigación y desarrollo experimental (Cristóvão e Tibério, 2011). La observación y el análisis del funcionamiento de las cadenas de productos agroalimentarios típicos en Portugal nos permitió identificar un conjunto de factores responsables de su estadio de desarrollo, que podemos agrupar en cuatro grandes grupos (Cristóvão e Tibério, 2011; Rodrigo et al., 2013); Tibério et al., 2013) : 1) la génesis de la protección y forma de funcionamiento implementada; 2) naturaleza del producto y de las Entidades Gestoras; 3) la capacidad de coordinación y cooperación entre los Agrupamientos de Productores y los restantes operadores de la cadena; 4) capacidad de las Entidades Gestoras en dotarse de recursos humanos y financieros adecuados y utilizarlos con eficacia. En general, la solicitud de las protecciones no resulta de una necesidad sentida por los productores, tan poco se tuvo en cuenta su participación, así como otros operadores de las cadenas. La dinámica y la motivación de las entidades gestoras se revelan, sin embargo, decisivas en el desencadenamiento de los procesos y en la animación del proceso. El Queso Terrincho tiene por Entidad Gestora una Cooperativa de Productores, en cuanto una Asociación de Productores es la responsable por la Gestión de las IGP do Fumeiro de Vinhais. Estas Entidades Gestoras adoptan posturas diferenciadas relativamente a la gestión de los productos, desde la ausencia de participación comercial por parte de la Entidad Gestora del Fumeiro de Vinhais, pasando por compartir responsabilidades comerciales entre la Entidad Gestora del Queso Terrincho y los restantes operadores. De forma sintética en lo que respecta a los aspectos institucionales y gestión de las cadenas de los productos tradicionales en análisis podemos referirnos a lo siguiente (Tibério et al., 2013): – Las Entidades Gestoras, de acuerdo a su naturaleza, tienen diferente grado de intervención en gestión de las cadenas y en el proceso de comercialización; – Las Entidades Gestoras revelan dificultad en establecer compromisos entre los diferentes tipos de operadores y luchar contra el uso genérico de nombres regionales; – Notase una gran dificultad de coordinación y cooperación entre operadores, institucionales y comerciales, con el fin de gestionar el producto y el mercado. La ausencia de coordinación y de compartir responsabilidades entre los actores (institucionales, y de mercado) es responsabilidad por el en no funcionamiento o poco desarrollo de muchas cadenas de productos agro-alimentarios tradicionales, entre las cuales se encuentran las cadenas aquí referenciadas. Por otro lado, los dispositivos institucionales que regulan el mercado de los productos agro-alimentarios tradicionales en general, y los productos DOP/IGP en particular, apenas será plenamente eficaz si existieran compromisos y responsabilidades individualmente y colectivamente compartidos por el conjunto de los actores, incluyendo a los productores y consumidores. b.c. Dimensión técnica y alimenticia: que focaliza en la relación entre el consumidor y el producto Los cambios producidos en la agricultura y en las áreas rurales en los últimos años, las sucesivas alteraciones de la política agrícola, en suma toda la coyuntura socioeconómica que envuelve a la agricultura portuguesa, son factores que justifican la importancia y revelan el interés creciente por los productos agro-alimentarios típicos. Por otro lado, se asiste hoy a una vacante de la sociedad que es favorable a este tipo de productos como resultado de responder a una búsqueda, a una necesidad y a determinadas expectativas de los consumidores (Bernat, 1996). Se asiste en el campo de lo tradicional, de lo regional o de lo local, a una especie de captación de la imagen, de aprovechamiento y uso indebido de conceptos como tradicional, artesanal, del campo, de la tierra. Estas designaciones y conceptos son apropiados por la distribución y tienden a constituir un argumento de venta de productos, que no tienen nada que ver con los “verdaderos” productos tradicionales, tan poco son portadores de los mismos lazos, referencias e evocaciones (Bernat, 1996: 97). La literatura de la especificidad presenta un conjunto de ideas y perspectivas sobre los productos agrícolas y agro-alimentarios tradicionales que pueden ser sintetizados de la siguiente forma: (Tibério 2004, 115): Representan características propias de una región; Derivan de recursos locales o de tradiciones ligadas a la cultura y al patrimonio que los tornan distintos a los productos masificados; Son diferenciados y crean nichos de mercado; Están asociados a sistemas de agricultura que consiguieron mantenerse, en virtud de no haber sido transformados por no adaptarse al modelo productivista de modernización agrícola; Originários de zonas rurales frágiles, marginadas y con dificuldades de desarrollarse; En una vuelta del paradigma de desarrollo se prevén como fundamentales para el desarrollo de las regiones de donde son originarios, a medida que más consumidores valorar la diferencia; Frecuentemente denominados de típicos, específicos y de calidad; Comercialmente frágiles aunque portadores de lazos al territorio, a la producción y al consumo. De acuerdo con Tibério e Cristóvão (2012), los productos agro-alimentarios tradicionales y típicos de regiones específicas, como es el caso del queso Terrincho o el fumeiro de Vinhais, desarrollan una relación particular con el mercado, resultado de i) naturaleza y características de los productos, ii) los volúmenes de producción y dimensión del mercado; y iii) la organización institucional que los enmarca. Sobre este último aspecto es fundamental en la gestión de las interrelaciones entre actores, la acción concertada de los tres elementos referidos contribuyen para la definición y percepción de la especificidad de los productos y de las formas de convención y de coordinación puestas en práctica en el curso de las transacciones. Para justificar los acuerdos entre actores económicos, la teoría de las convenciones propone, así, seis formas de convención o de coordinación exógenas a las fuerzas del mercado, en que cada una refuerza determinada contribución para el problema de la definición de la calidad en una red de actores (Tibério, 2004: 36): convención/coordinación doméstica; convención/coordinación mercantil; convención/coordinación industrial; convención/coordinación cívica; convención/coordinación de opinión o de reputación; y convención/coordinación de inspiración. Cada una de estas convenciones o formas de coordinación evidencia diferentes formas de apreciar la calidad de un producto y de explicar la coordinación entre los diversos operadores de la cadena. En la cadena de producción del Queso Terrincho, la venta directa al consumidor y a intermediarios son formas de comercialización privilegiadas. En el caso de la relación entre productor e intermediario, las transacciones se asientan, en muchos casos, en relaciones de proximidad y confianza, desarrolladas a través de la regularidad de compras que han sido mantenidas a lo largo de los tiempos. En las ventas directas a los consumidores, es posible una relación próxima con el producto y con la región de producción, ó está, exclusivamente, en contacto directo con el productor. En ambas situaciones, el comprador posee medios inmediatos de evaluación de los factores técnicos de producción y, consecuentemente, de la calidad, no necesitando de recurrir a cualquier forma de identificación del producto. En ambas situaciones, los intercambios son regulados a través de formas de convención doméstica. Se trata de mecanismos de regulación de transacciones que pueden ser activados en sistemas agroalimentarios localizados y de proximidad. En el caso del fumeiro de Vinhais, en particular los tres productos con mayor presencia en el mercado, la Alheira, el Salpicão y la Linguiça de Vinhais, la simple observación directa del consumidor del producto es suficiente para evaluar la naturaleza diferente, relativamente a productos de fumeiro industrial. La notoriedad del nombre de los productos, los lazos al territorio y la simple referencia al origen, invitan al consumidor a gestar una representación de los factores de producción y de la naturaleza de la materia-prima. Estos mecanismos son suficientes en cuanto elemento que habilitan cierta especificidad, diferenciación y garantía de calidad. La calificación y los símbolos asociados facilitan el juzgamiento por parte del consumidor para garantizar la calidad del producto. Estamos en presencia de productos fácilmente diferenciables en el mercado. Por otro lado, los elementos simbólicos desempeñan un papel importante en la definición del perfil de calidades de los productos tradicionales. La importancia atribuida a estos elementos por los productores en contra de la receptividad del lado de distribuidores y consumidores, para quienes estos productos son diferentes de productos alimentarios “corrientes o estandarizados”, normalmente más sabrosos, con características dependientes de la región donde son producidos, que respetan usos y costumbres ancestrales y reflejan la riqueza cultural del territorio. Las tentativas de diversificación de las formas de presentación de ciertos productos – parafinado del queso, producción de queso con leche pasteurizada, o venta de fumeiro en porciones y embalado de forma industrial –, asociadas al alargamiento de los períodos de producción y comercialización (fumeiro), “ajustes” en los cuadernos de especificaciones pueden banalizar productos típicos, sujetos a una estacionalidad de producción y consumo, elemento de diferenciación y de especificidad de los productos tradicionales. En el momento de la compra, la insuficiencia de criterios de evaluación de las características de los productos obliga al comprador ó consumidor a establecer una relación entre su calidad y la representación que hace de los factores y modos particulares de producción. Las características técnicas de los productos tradicionales de Trás-os-Montes tienen, en general, bajo significado en la percepción de su calidad por parte de productores, distribuidores y consumidores. Para los distribuidores, la calidad depende más de factores como el aspecto y apariencia, el precio u origen del producto, esto es, elementos de la dimensión comercial e higiénica de la calidad. Los valores simbólicos asociados al proceso de producción, a la tradición y saber-hacer y a la confianza entre producto y productor son los elementos mas importantes para el consumidor. Desde el punto de vista del distribuidor, las características observables en el producto, como el aspecto y la apariencia y el precio son elementos fundamentales de coordinación. Estos elementos son característicos de la convención mercantil, en que la calidad de los productos es definida a través del funcionamiento del mercado y el precio como principal agente regulador. En la perspectiva de la distribución, los aspectos de los productos y de la competencia del comprador asumen especial importancia para regular las transacciones. El etiquetado informativo puede facilitar la evaluación de la calidad. Todavía, en ciertas producciones tradicionales, al tratarse de microproducciones (quesos de oveja y de cabra, embutidos, miel y carne de ovino de razas autóctonas), la compra venta ocurre, con frecuencia, a través del contacto directo entre productor y comprador, consumidor o intermediario. Unos y otros mantienen una relación próxima con la región de producción, lo que facilita la reducción de las incertezas sobre la calidad. Hemos visto que el intermediario valoriza esencialmente el precio de los productos, el consumidor “conocedor” basa sus decisiones de compra en referencia a valores culturales, patrimoniales y sociales. La forma de convención doméstica y cívica, es innecesario como recurso, cualquier tipo de identificación ó las calificaciones como las DOP/IGP, pues las transacciones son efectuadas en base a la confianza y el conocimiento mutuo y el consumidor valoriza sobre todo aspectos de la dimensión organoléptica y simbólica. La práctica de la venta directa o los circuitos cortos de comercialización en el sector de los quesos, fumeiro tradicional, cabritos y borregos, de aceite y miel, la venta a intermediarios, son ejemplos en que la regulación de los intercambios se asientan en procesos simples de interacciones locales, fundamentadas en el conocimiento personal, en relaciones de proximidad y confianza de las transacciones. La convención doméstica que regula las relaciones comerciales productor/consumidor se basa, en general, en relaciones de confianza frágiles, debido al elevado grado de incerteza que las caracteriza. Estos productos son por naturaleza heterogéneos y la compra repetida de productos no conformes a las expectativas y con grado de incertidumbre elevado, pueden interrumpir su consumo. Por otro lado, la venta directa de productos tradicionales transformados, en particular los de origen animal, puede, así, ser afectada por la incerteza sobre a dimensión higiénica de los productos, lo que obliga a la evolución a formas más complejas de coordinación. La implementación de los procesos de protección tiene como consecuencia la alteración de la relación de los productos tradicionales con el mercado. La existencia de instituciones que establecen normas de producción y cuidan de su cumplimiento, el uso comercial de las calificaciones DOP/IGP como forma de informar y garantizar la calidad de los productos al consumidor, la diversificación de los canales de comercialización, el alargamiento de los circuitos y el alargamiento de los mercados, son cambios que se traducen en la activación de nuevas formas de regulación. En suma, el desarrollo de las cadenas de productos calificados (DOP/IGP) refuerza la convención de tipo industrial. En este tipo de regulación, las relaciones de los productores y transformadores como los distribuidores se basan en formas de coordinación mercantiles, en función de la importancia dada al precio, los plazos de pago y la cooperación comercial (rappels y promociones) y al respeto por normas. No obstante, en el caso de los productos DOP/IGP, los distribuidores en general y la gran distribución en particular, sin abandonar el componente precio, comienzan también a valorizar criterios comerciales mas cualitativos, en que la diversidad de productos y la calidad ganan relevancia, asistiendo a una deslocalización para formas de coordinación del tipo “cívico”, a través de la referencia de conceptos relacionados con la tradición, o saber-hacer y el origen de los productos. Estos mecanismos están sobre todo presentes en las ferias de quesos y chacinados. La Distribución promueve con regularidad. El recurso de la calificación en cuanto vehículo comercial encuentra plena justificación a partir del momento en que la dimensión de la producción obliga a la conquista de mercados más lejanos y valorizadores, normalmente exteriores al área geográfica de producción de los productos. Al nivel de la relación entre las instituciones de coordinación (Entidades Gestoras) con los restantes operadores de las cadenas sobresalen las convenciones cívica e industrial, en resultado a los acuerdos establecidos con los operadores y a la importancia conferida a las calificaciones en cuanto a instrumentos de calidad. La acción de productores y transformadores se basa sobretodo en las formas de convención doméstica mercantil e industrial. En la relación comercial entre distribuidores y proveedores, aquellos que valorizan sobre todo elementos de las convenciones mercantil e industrial y para reducir a incerteza sobre las calidades de los productos. En la relación consumidor/productor o distribuidor son los elementos de las convenciones doméstica y cívica que son predominantes en las compras y ventas. En síntesis, la activación de diferentes formas de coordenación para explicar la regulación de los intercambios, la reducción de la incerteza y la definición de la calidad de los productos agro-alimentarios tradicionales se destacan, por los siguientes aspectos: i) la movilización de elementos de la convención doméstica como los conocimientos locales, basados en la tradición, proximidad y confianza entre actores; ii) el consumidor elige como factores de calidad el origen, la preservación de formas artesanales de producción y elaboración, la defensa de la cultura y del patrimonio y la salvaguarda de la agricultura tradicional y de los rendimientos de los agricultores, elementos característicos de las formas de convención cívica; iii) los operadores de mercado delimitan territorios, definen reglas de producción y valorizan las calificaciones DOP/IGP como elemento de garantía de calidad, ingredientes básicos de la convención industrial. Cuadro: Comparación entre factores favorecedores y obstaculizadores de los SIAL Argentinos y Portugueses Argentinos Portugueses Facilitadores Facilitadores Desde el sector publico, en los últimos años, se ha instalado el enfoque territorial en las políticas y acciones de intervención y promoción de distintas cadenas productivas. - Incremento del consumo turístico alternativo y Fiestas Populares - Ayuda a la organización, asistencia técnica a productores y apoyos precompetitivos que facilitan la disminución de costos de transacción - Adaptación para la selección de herramientas de calificación • - • • • • • - Resignificación de saber-hacer y reinvención de productos patrimoniales • Profesionalización de las estructuras de Gestión; Definir las políticas de apoyo a los productos típicos involucrando los diferentes actores en la cadena, inclusive consumidores; Reforzar identidades territoriales locales rurales; Desarrollar esfuerzos teniendo en vista “ganar escala” en las áreas de producción, transformación y distribución; Promover campañas de información y marketing; Aspectos relacionados con las diferentes dimensiones de la calidad pudieron ser mejorados; Consumidores valorizan relaciones de proximidad en las relaciones - Consumidores aprecian los productos tradicionales, auténticos que • responden a referencias identitarias - Nuevos productores inician producción de viejos productos comerciales, basadas en la confianza con los productores; la - Productos patrimoniales populares (con precios justos) Obstaculizadores Obstaculizadores - Escaso consumo de productos diferenciados debido a bajos ingresos, no pueden elegir comprar muchas veces alimentos de “calidad específica” - Gusto modelado por la industria alimenticia - Escaso nivel de organización de los productores familiares para el desarrollo competitivo de productos típicos - Hay una alta informalidad en la producción agroalimentaria, lo que impide que los actores locales puedan comercializar en circuitos formales sus productos, solicitar habilitaciones, ser sujetos de crédito - Dificultades evidentes de acreditar niveles de inocuidad exigidos por la normativa general alimentaria y de la realización de inversiones para regularizar las inscripciones de los productores familiares. - No hay aún incentivos económicos para que los productores adhieran, ni subsidios especiales como los que han brindado países de la UE a sus agricultores. - Rentabilidad elevada de los commodities en aquellas explotaciones que permiten la producción extensiva • Escasez de materia prima, resultado del decrescimiento de produtores; • Escasa organización en las cadenas productivas, distribución, comercialización; • (Muchas) Pequeña escala productiva en la transformación; • Escaso reconocimiento social de la calidad intrínseca por parte de los consumidores (portugueses); • Reconocimiento de la calidad restringida a algunos (pocos) nichos de mercado; • Falta de (campañas) de información y esclarecimiento de los consumidores (portugueses); • Reducido (o nulo) compromiso de muchos Agrupamientos de Productores; • Reduzido (ou nulo) compromiso de los Organismos de Certificación. Fonte: Rodrigo et al. (2013); Tibério et al. (2013) VI.- A modo de conclusiones En Argentina, la mayor distancia entre la posibilidad o no de valorizar los productos típicos y acceder cierta certificación es justamente el avance en su formalización (normativa obligatoria). Son los productores familiares los que han conservado el patrimonio agroalimentario a nivel doméstico y que permanecen mayoritariamente en el circuito informal de comercialización. Otro aspecto importante es el escaso reconocimiento por parte de los consumidores de productos certificados (IG y DO), lo que implica aumentar los esfuerzos en estrategias de difusión y educación en base a productos de calidad específica certificada. Los territorios en los que se encuentran localizados estos productos le imprimen características específicas a su evolución. Así para el caso del vino de la costa de Berisso, se trata de un agro-ecosistema de humedal en el que difícilmente esta actividad pueda competir con cultivos extensivos como la soja y el maíz. En cambio en el caso de los quesos de Tandil, esta disputa por el uso de la tierra está muy presente en las opciones que manejan los productores, pudiéndose observar la coexistencia de modelos agropecuarios en un mismo actor que muchas veces diversifica el uso del suelo combinando lechería y soja. Los aspectos institucionales y de políticas públicas condicionan fuertemente la valorización de productos típicos. En Argentina como hemos visto a lo largo del documento, la institucionalización en materia de la calidad específica de los productos que son plausibles de obtener IG ó DO ú otros sellos, es muy reciente (2009), lo que requiere, como hemos señalado en el caso portugués de organización y gestión colectiva de dichos dispositivos. Los procesos de acción colectiva requieren, además de esfuerzos compartidos entre los agentes de desarrollo del Estado y del sector privado (productores, comercializadores, proveedores), necesitan de tiempo, de experiencias que aporten la confianza y compromiso de los diferentes actores. Otra cuestión del contexto, en aquellas localidades donde la agricultura es protagonista de la vida económica, y donde la racionalidad mayoritaria se basa en los productos de mayor ganancia (commodities), los productores que eligen producir un producto típico tienen fuertes vínculos con su terruño y la identidad de su oficio. Un factor de estímulo al incremento de la producción de productos patrimoniales son propuestas de valorización basadas en generar atractivos para el turismo interno, ferias o circuitos cortos de comercialización, festividades. Los consumidores que aprecian estos productos, en Argentina y Portugal, satisfacen sus referencias identitarias o actúan desde convenciones domésticas, por lo que estos productos muchas veces no requieren, para ser aceptados por los consumidores, de dispositivos de calificación como las DO ó IG para reconocer una calidad específica. Son los atributos organolépticos, el conocimiento del productor, la apariencia de los productos, entre otros, los aspectos que se valoran en el momento de la compra. Sin embargo en la medida que se alargan los circuitos de comercialización, se requieren de estos instrumentos como hemos visto en el caso portugues. Algo que nos preocupa es la baja escala o los pequeños volúmenes producidos, lo que podría impactar en la educación del gusto de las próximas generaciones, las que actualmente están siendo modeladas por la industria alimentaria que tiende a sabores menos intensos y con otros principios de inclusión. Son interesantes algunas experiencias portuguesas donde la coordinación de actores de diferente naturaleza (productores, consumidores, comercializadores) logran articularse para mejorar la perfomance de los productos típicos. En el caso de los chacinados “fumeiro de Vinhais” es notable la activación impulsada por la municipalidad que logró articular la producción artesanal y la habilitación de 19 cocinas, la Fiesta del Fumeiro de Vinhais, la posibilidad de apoyar a través de subsidios de la Unión Europea a los distintos actores del territorio ha dado como resultado una interesante actividad económica que al mismo tiempo preserva la tradición, y como dijimos anteriormente: “colocarse en la perspectiva de constructores de patrimonio más que depositario de los mismos. Implica asumir y procurar el reconocimiento externo”. Por último movilizar la noción de SIAL nos parece particularmente pertinente en los casos argentinos y portugueses seleccionados, ya que entendemos que todos los casos comparten iniciativas de valorización de un patrimonio histórico (natural, cultural y tecnológico), reforzando la imagen territorial y la de ciertos productos característicos asociados a dicho territorio que responden a la identidad no sólo de los productores sino fundamentalmente de los consumidores. En los cuatro casos presentados la dimensión histórica está presente en diferente grado ya sea que se exprese en una DOP/IG ó se busquen otros dispositivos de valorización como la gastronomía o las festividades; la dimensión institucional que pone su acento en la coordinación entre los actores sociales, sus estrategias individuales y colectivas y con apoyos de diferentes políticas públicas en ambos países; la dimensión técnica, en la cual se visualizan los saberes locales que le dan ciertas características a los productos y la innovación que permite redefiniciones de los productos tradicionales para llegar a nuevos consumidores; y la dimensión alimenticia, focalizada en las relaciones (sociales, culturales, económicas...) entre el producto y el consumidor lo que garantiza en todos los casos la permanencia de los productos típicos más allá del ámbito doméstico, pero al mismo tiempo los productos enfrentan riesgos de homogeneización o de no aceptación por las nuevas generaciones cuyos gustos han sido moldeados por otros principios de la industria alimentaria moderna. Existe el peligro de erosión cultural en el futuro, aspecto que debería ser incluido en las políticas públicas de preservación y promoción de alimentos con identidad territorial. VII- BIBLIOGRAFÍA CITADA BOUCHE, R. y BORDEAUX, C. (2006). Savoir-faire fromagers de Corse: patrimoine complexe à formaliser entre technique et culture pastorale. En: III Congreso Internacional de la Red SIAL “Alimentos y Territorios”. Baeza, España: 18/21 Octubre, 2006. CAROLINO, NUNO; AFONSO, FILOMENA; CALÇÃO, SÓNIA (2014), Avaliação do estatuto de risco de extinção das Raças Autóctones Portuguesas. Programa de Desenvolvimento Rural_PDR2020. Lisboa. CE (2008), Avaliação das medidas da PAC relativas às denominações de origem protegida (DOP) e às indicações geográficas (IGP), Estudo da União Europeia de avaliação do regime das denominações de origem protegida e das indicações geográficas. Síntese – versão abreviada, London Economics, Novembro 2008, pp11. CHAMPREDONDE, Marcelo y PÉREZ CENTENO, Marcelo. 2008. 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