LAS ETIQUETAS NO DEJAN VER LOS ALIMENTOS Autor: Juan

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LAS ETIQUETAS NO DEJAN VER LOS ALIMENTOS Autor: Juan
LAS ETIQUETAS NO DEJAN VER LOS ALIMENTOS
Autor: Juan Quintana – Grupo Vocent
Las economías avanzadas, como la europea, velan por la trazabilidad de los alimentos y por el
derecho del consumidor a saber lo que consume y, por tanto, a elegir. Perfecto. Una política
juiciosa que se articula, entre otros mecanismos, a través de un sistema de etiquetado y de
diferentes clasificaciones generales, o por tipo de producto. El problema surge cuando son
estas medidas las que, en muchos casos, dificultan el logro de sus objetivos, en particular de la
capacidad de conocer del consumidor. Con este loable fin se ha promovido la creación de
innumerables tipologías de alimentos, por ejemplo, las denominaciones de origen protegidas
(DOP), denominaciones de origen calificadas (DOC), identificaciones geográficas protegidas
(IGP), especialidades tradicionales garantizadas (ETG). Todo esto sin olvidar los grupos
establecidos dentro de cada sector y, por tanto en sus etiquetas. Es el caso de los vinos con
IGP, DOP, DOC, Viñedos de España, Vinos de la Tierra, Vinos de Pago. También en el caso
del emblemático ibérico, que puede ser de bellota, recebo, cebo de campo, cebo. Pero no solo
eso, también se puede diferenciar entre ibérico e ibérico puro, una discriminación que ningún
consumidor conoce, ni siquiera la mayoría de los distribuidores y vendedores. Son solo algunas
muestras sobre las que se podría escribir mucho y que podrían ser completadas con otros
tantos casos en diferentes sectores.
Entre todo este batiburrillo, ahora el Parlamento Europeo ha propuesto el etiquetado de
alimentos obtenidos a partir de animales criados con piensos transgénicos. Muy bien, más
etiquetas que, en este caso, no discriminan, ya que todos los animales, salvo los criados en
ecológico, se alimentan con piensos transgénicos; estos sí, etiquetados como tal. También se
estudia poner otra etiqueta que refleje el nivel de cumplimiento de los requisitos de bienestar
animal, con diferencias entre los más y menos comprometidos con esta norma. Por supuesto,
están los certificados de los Consejos Reguladores de Agricultura Ecológica, o la más que
desconocida agricultura integrada, obligatoria en todo el agro europeo a partir de 2014.
Todavía me dejo muchos.
Una inmensa mayoría de los lectores no conocerá las diferencias y características de una
buena parte de estos ejemplos, lo que en sí mismo muestra la ineficacia en la planificación y
gestión de una política de calidad y claridad alimentaria, con objetivos claros y deseables. ¿O
será que no hay planificación y se funciona con arreones?
Por ahora, las etiquetas son cada vez más numerosas, más llenas de contenido; tanto, que ya
casi no se ven los alimentos. En otros casos es un microetiquetado imposible de leer. ¿Es
necesario que el consumidor reciba tanta información?, ¿es necesaria tanta tipología? Sí a la
trazabilidad y a la información básica. Para quien quiera saber más, están los lectores digitales
y otras aplicaciones de las nuevas tecnologías. Al resto, que nos dejen disfrutar de algo tan
agradable como el comer y sus prolegómenos, sin padecer una crisis de micro literatura
terminológica, difícil de digerir.

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