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Editorial para el Portal de CANIDRA
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Septiembre del 2013 avanza hacia su final convirtiéndose en el mes
del año que cerrará dejando en el ambiente económico la sensación
de que, antes que él, nunca hubo otro mes del año en curso con
mayor abundancia de anuncios gubernamentales relacionados con la
materia económica.
El tema cambiario, el grave problema de la escasez y el
abastecimiento de bienes que se producen deficitariamente en el país,
y el conflicto semántico entre guerra económica y sabotaje se han
apoderado de esa especie de “ranking” que copa la atención nacional.
Desde luego, también se ha hecho presente todo lo inimaginable sobre
diferentes análisis con respecto a si el país cerrará el año con una
crisis en su balanza de pagos y un déficit de divisas. Hasta concluir
en que Venezuela se ha visto obligada a recurrir a China, para
“cerrar” una negociación sobre un nuevo empréstito por 5.000
millones de dólares. Se trata de una cantidad para el Fondo
Binacional, atendiendo a la necesidad de obtener divisas en efectivo
que permitan acelerar las importaciones y bienes en el último
trimestre del año, y paliar la escasez que está por encima de 20
puntos, según cifras del Banco Central de Venezuela.
¿De qué más podrá hablarse en los días por venir y que no altere esa
percepción sobre septiembre del 2013?. Entre los afiliados a la
Cámara Nacional de Comercio de Autopartes (Canidra), que hasta la
pasada semana estaban a la expectativa por lo que pudiera suceder
finalmente con la anunciada reactivación del sistema de permuta, lo
que sorprende es la facilidad con la que, de una día para otro, se
alteran los escenarios relacionados con la materia cambiaria. Y se
trata de alteraciones que se generan entre declaraciones y
declaraciones, sin que, en el camino de la transición de opiniones, se
produzca una sola acción concreta que legitime la seriedad del
anuncio anterior.
Por supuesto, lo que no deja de llamar la atención es que mientras
que a los fabricantes y a los importadores de autopartes se les hace
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poco menos que imposible acceder a una sola divisa para atender los
requerimientos del mercado de repuestos, con base en una oferta
acorde con la diversidad de modelos y marcas de vehículos que
conforman el parque automotor criollo, una sola declaración
gubernamental basta para que, de la nada, emerja el anuncio de que
se han destinado 50 millones de dólares para importar repuestos que
luego serán vendidos por alguien al sector del transporte de carga y
de pasajeros.
Es decir, aquello que le es literalmente negado –o restringido- a
quienes se han dedicado por décadas a producir, importar y
comercializar autopartes con base en las pautas normativas
aprobadas y administradas por el propio Gobierno, se cambia por una
decisión unilateral que, sorpresivamente, convierte a ese mismo
Gobierno en importador. En comprador internacional de aquello que
no respalda para que se produzca en suelo venezolano, por técnicos y
trabajadores venezolanos, y para atender a una parte de los millones
de venezolanos que ya no saben cómo mantener sus vehículos,
porque la escasez de autopartes no se lo permite.
Desde luego, eso resultaría un anuncio de mayores repercusiones
entre quienes, por años, se han dedicado lícitamente a producir y
comercializar repuestos, si fuera algo novedoso. Y no lo es, porque,
mientras algunos venezolanos viajan a China a procurar empréstitos,
en nombre de los fabricantes de automóviles de ese país, otros
venezolanos anuncian que en cuestión de pocos meses, en Venezuela
se estarán comercializando nuevas marcas y modelos de carros que
se producen en China. Faltaría saber si los 50 millones de dólares
aprobados serán destinados, además, exclusivamente a importar
repuestos de origen chino.
CANIDRA, 20 de septiembre de 2013
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