Pelotas de trapo con tiras de ingenio y nostalgia

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Pelotas de trapo con tiras de ingenio y nostalgia
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LUNES, 25 de enero de 2010
Béisbol en las calles sobrevive de la tradición de niños y adultos
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2266-7888
2222-7350
2233-1624
2233-1925
133
2222-4112
2267-4350
Pelotas de trapo con tiras
de ingenio y nostalgia
T
Expertos en
confeccionar estas
piezas reportan
ganancias
de hasta mil
córdobas
semanales
TSe venden tres por
cinco córdobas y
una sola persona
abastece a barrios
enteros de la
capital
TDe las naranjas a
las tiras de tela y
su larga evolución
en Somoto, donde
servía hasta el
“palo de hule”
Eduardo González S.
Colaboración
HOSPITALES de
Managua
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2782-2626
2341-2253
2583-0244
2792-2259
2572-2391
FARMACIAS
DE TURNO
T Adelita – Semáforos Migob dos
cuadras abajo.
T Tadeo – Del Zumen una y media
cuadra al sur.
T Ticomo – Kilómetro diez y un
cuarto de la carretera sur.
T El Alamo 2 – Barrio Campo Bruce,
semáforos del Bóer dos cuadras
arriba.
La historia de Nicaragua
está marcada por la práctica
del béisbol, uno de los deportes más caros en cuanto
a presupuesto se refiere, sin
embargo, la necesidad de los
jóvenes de iniciarse en esta
disciplina y su ingenio al improvisar el equipamiento, se
han coludido en algo que ya
es tradición en las calles: la
confección de la pelota de
trapo.
Existen tantas historias
acerca de las primeras improvisaciones de esta pieza vital
del béisbol, como la materia
prima y los procedimientos
que se emplean para la confección de las mismas. No se
trata de la pelota oficial, cuya
circunferencia oscila entre
22.5 y 24 centímetros, sino
aquella que con tela y calcetines ensayan niños y adultos
en la calles para hacer de este
deporte el que ahora reina en
nuestro país.
Dejar las naranjas
Cada rincón de Nicaragua tiene algo qué contar en
esta historia y Somoto tiene
la suya. Armando Núñez,
un reportero de oficio de la
vieja escuela del periodismo,
dice que en su niñez todo era
muy diferente. “Antes nosotros jugábamos con naranjas,
con bates de tijuilote y a la
mano pelada… Ahora todo
ha cambiado debido a la globalización”, apuntó.
“Antes se jugaba en línea
con dos bases solamente. Las
reglas eran abundantes porque nosotros mismos las inventábamos”, explica Núñez
ahora en su tercera edad, con
un tono lento, recordando
sus tiempos de infancia.
“Los jóvenes antes eran
más creativos”, reflexiona
con entusiasmo, mientras se
rasca la cabeza con su mano
derecha, la misma que ocupa para escribir en la revista
mensual “Musunce”.
“Mi primera bola de trapo me llegó cuando estábamos jugando en un patio en
donde el dueño tenía el apodo de Polo Corrales. Ahí me
reunía con mis amigos a jugar béisbol… nos regaló una
T Sagrada Familia – Colonia Nicarao,
casa L-687.
T San Agustín – Jardines de
Veracruz, del tanque rojo una y
media cuadra al lago.
T Santa Ana – Reparto Shick,
Escuela Adventista media cuadra
abajo.
T Santa María – Colonia “Máximo
Jerez”, del parque media cuadra
arriba.
T Samaria – Frente a Sandak del
mercado “Iván Montenegro”.
T San Gerardo – Villa Venezuela,
anden 8, grupo D.
T San Joaquín – Barrio “Camilo
Chamorro”, Semáforos de la
Rocargo dos cuadras y media al
norte.
T San Benito – Kilómetro 34 y medio
de la carretera norte, en Tipitapa.
T Demmsa – San Juan de la
Concepción, tope del empalme de
Ticuantepe.
EDUARDO GONZÁLEZ / END
Marcelino Torres cuando
daba los últimos retoques a
una pieza.
EDUARDO GONZÁLEZ / END
En el patio de su casa, don Marcelino Torres selecciona las
mejores tiras de tela para elaborar las pelotas que luego
ofrece en las calles.
media, un calcetín, para elaborar una pelota y que no siguiéramos con las naranjas”,
recuerda Núñez.
Historias de pelotas
En la edición de junio de
2009 de la revista Musunce,
se puede encontrar un artículo publicado por Núñez, titulado la “Historia del Béisbol
Somoteño”. Explica que en
1948 los equipos juveniles de
béisbol jugaban con bates artesanales, los guantes hechos
de lona y con las bolas de
trapo. Todos estos materiales
eran elaborados por el difunto Jesús Barrantes (q.e.p.d).
Otro Somoteño que recuerda sus años de infancia
es Ediberto Pérez, un campesino de marcado acento norteño. “Yo jugaba descalzo,
habían pocos chavalos que
tenían zapatos para jugar. Me
acuerdo que en ocasiones me
robaba los calcetines de mi
hermano”, confesó Pérez.
Este señor ubica su historia en una finca cerca del
sector nueve del municipio
de Somoto, donde había un
“palo de hule” al cual le extraían una sustancia para
darle forma redonda a las pelotas y después amarrarla con
hilachas de calcetines. “Para
terminar le untábamos un
poco de cera para moldear la
forma esférica”, indicó.
Fabricando las piezas
Faustino García, un jugador veterano de béisbol en
Somoto, opina que “con el
tiempo se fueron eliminando las diferentes formas de
jugar, y la pelota de calcetín
o de trapo, se fue innovando
en las calles, de donde salían
los pilares para las ligas de la
zona”.
“Uno buscaba como hacerlas de puro hilo, cuando
jugaban los barrios contra
barrios. No había ligas mucho menos un organizador o
una directiva”, señaló. Esta
misma pelota de trapo no es
recomendada para quienes
pretenden dedicarse a este
deporte como profesión, sin
embargo, son muy pocos peloteros los que han podido
esquivarla en su formación,
tanto de utilizarlas como de
fabricarlas.
Daniel Ruiz Hernández
tiene 23 años y es muy conocido cerca del estadio, en el
barrio El Bóer, por su arte
de elaborar pelotas de trapo
desde hace diez años. “Yo
jugué muy poco béisbol. Me
dediqué más a hacer pelotas
de trapos ya que miraba las
ganancias que dejaba. Además, muchos de mis vecinos y
familiares me dijeron dedícate a fabricar esas pelotitas”,
señaló.
Entre las cuatro y las seis
de la tarde, durante los fines
de semana, más de una calle
de este barrio se convierte
en campo de béisbol. Niños,
jóvenes y adultos se “toman”
cuadras enteras y utilizan las
piezas de Ruiz para jugar al
béisbol. Vende hasta 350 pelotas a la semana, según explica este joven diestro y de
pocas palabras.
Ruiz explica que vende
“tres pelotas por cinco córdobas y hago otras a ocho varas
(córdobas), que son de cocidas dobles y les hecho pega
para socarlas más”. Mientras
explica el negocio, sus manos
están ocupadas zurciendo
una pelota con tiras de ropa
color azul y con hilo blanco.
Mil pesos semanales
Ruiz asegura que gana
“unos mil pesos a la semana”
en este negocio, y por eso ni
detiene la mirada al contestar, pues zurce con afán sentado sobre una piedra plana.
“Por lo general compran los
vecinos y vienen de barrios
como el Andrés Castro, El
Recreo y Monseñor Lezcano”, señaló.
Con un tono más fuerte
aclara que consigue su materia prima “en una tienda de
Ciudad Jardín que se llama
El Retazo. Compro por libra
ahí”.
Termina de fabricar la
última pelota de trapo y comienza a guardarlas todas,
incluyendo las tiras y sus diferentes instrumentos para zurcir. “Ya me voy”, dice Ruiz,
buscando la ganancia de hoy.
Marcelino Torres, un anciano de 60 años originario
de El Rama, es un especialista en hacer estas pelotas y
es muy conocido en el barrio
“Farabundo Martí”. Tiene
tanto tiempo de dedicarse
a este trabajo que no sabe
cuándo empezó.
“No tengo otra cosa qué
hacer, si fuera rico tuviera de
todo”, expresa Torres, con voz
aguda. Sobrevive de la venta
de pelotas, las ofrece en tres
por cinco córdobas. Fabrica
las pelotas de una forma muy
ligera, las zurce con mucha
determinación y les coloca un
doble hilo sobre la superficie
de tiras de ropa que moldeó
en forma circular.
“A algunas pelotas les
meto cuatro yardas de hilo
para que queden más socadas”, explica el anciano,
que no tiene familiar para
cuidarlo. Es un solitario
que se dedica a su trabajo
en la sombra de un árbol
de guayaba que adorna su
patio.
Torres tiene problemas de
salud y psicológicos, pero esto
no afecta su devota creencia
en Jesucristo. Agradece a
Dios por todo y sin ánimos
de arrepentimiento, mucho
meno de desprecio a la vida
que decidió tomar.
“Recuerdo que yo vivía
al otro lado de esta casa y de
ahí me robaron 23 bolsas de
pelotas de trapo con tiras de
ropa”, relató, declarándose
totalmente
desinformado
sobre las últimas noticias de
béisbol en el país. “En lo que
estoy informado es cómo tengo que hacer para poder comer”, agrega.
Buscan una prótesis para
movilizar a don Jorge
Sylvia Hernández
Don Jorge Alberto
Guevara González, de 53
años, urge de una prótesis
para poder movilizarse y
recurre a la solidaridad de
los lectores de EL NUEVO
DIARIO para conseguirla,
ya que por su cuenta se le
hace difícil poder comprar
este material pues no
cuenta con los recursos
necesarios.
Hace dos años le
amputaron el miembro
inferior izquierdo por
problemas de diabetes y,
desde entonces, su salud
ha empeorado. “Desearía
conseguir el apoyo de las
persona para completar
para una prótesis y
así poder movilizarme
tranquilamente”, señaló.
Don Jorge es cabeza
de familia de tres niños
menores de edad en edad
escolar, y eso lo angustia
CORTESÍA / END
mucho, ya que no puede
ayudar en la economía familiar. Se le dificulta trabajar en su
oficio de conductor de transporte pesado y liviano, comentó
su amigo Roberto Salvador Mayorga, quien nos hizo llegar
su mensaje a través de una carta.
Cualquier donativo que deseen hacer llegar a don Jorge,
pueden enviarlo a las oficinas de END o dirigirse a su casa,
ubicada del parque del barrio “Julio César Tinoco” media
cuadra al oeste, en Chinandega. También dejó a disposición
el número de teléfono 8677-4203.
¿Alguien ha visto a
Anielka Yahoska?
Sylvia Hernández
Anielka Yahoska Peralta,
de 16 años, se encuentra
extraviada desde el 16 de enero
y hasta la fecha sus familiares
no han dado con su paradero.
Ellos están recurriendo a la
solidaridad de los lectores para
que les ayuden en su búsqueda.
“Ese día la niña se dirigía
a la pulpería ubicada cerca
de su vivienda, en el barrio
San Sebastián de Managua,
pero ya no regresó”, dijo muy
consternada su mamá, María
CORTESÍA / END
Asunción Orozco, quien ruega
a las personas le ayuden a encontrarla.
Para cualquier información de Anielka dejaron a
disposición la casa de su tía Fátima Siezar, ubicada de donde
fue el Cosep cuatro cuadras al lago y media cuadra abajo, en
el barrio San Sebastián. También pueden comunicarse a los
teléfonos: 8830-4941 y 2253-1292.
Familiares buscan a
Miriam del Socorro
Sylvia Hernández
Familiares de Miriam del
Socorro Martínez Martínez, de 45
años, se encuentran preocupados
pues desde el ocho de noviembre
pasado ella está extraviada y nadie
sabe de su paradero. “Queremos
que nos ayuden a localizarla”, dijo
su cuñada, Rosa Amelia Filipino.
Miriam del Socorro salió de
su casa ubicada en el Reparto
“Pedro Joaquín Chamorro”, en
carretera norte, a visitar a su hija
que vive en Las Jagüitas, pero
CORTESÍA / END
resulta que no llegó a su destino
y eso tiene muy angustiada a la familia, ya que temen por su
integridad física.
Ellos hacen un llamado a las personas para que les
ayuden en su búsqueda, y en caso que den con su paradero
piden acudir a su casa ubicada de los Semáforos de Plásticos
Robelo tres cuadras al lago y una cuadra abajo, en la primera
calle. También pueden comunicarse al número telefónico
8422-3198, con su hermano José Luís Martínez.
“La solidaridad se
lleva en la sangre”
CORTESÍA / END
Los trabajadores de la Dirección General de Migración y
Extranjería DGME, participaron en la Jornada de Donación
de Sangre impulsada por la Cruz Roja Nicaragüense, bajo
el lema “La solidaridad se lleva en la sangre”. La actividad
tuvo lugar en la Clínica Médica Familiar “Divino Niño”
de la DGME, y dijeron sentirse orgullosos de ser parte de
esta labor fraterna, porque es una oportunidad para poder
brindar ayuda al que necesite sangre.

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