revista MARIA AUXILIADORA completa.cdr

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Salesianos
Paraguay
PASTORAL JUVENIL SALESIANA
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M
MES DE
MARÍA AUXILIADORA
MAYO 2016
esentación
E
l mes de mayo es para toda la Familia Salesiana un tiempo muy
especial, porque recordamos a nuestra Madre Santísima, la
Virgen María Auxiliadora. Y este año lo es aún más porque nos
encontramos celebrando el Jubileo Extraordinario de la
Misericordia, en el cual el Papa Francisco nos invita a ser
misericordiosos como el Padre: "Como ama el Padre, así aman los
hijos. Como Él es misericordioso, así estamos nosotros llamados a
ser misericordiosos los unos con los otros" (MV, 9).
Y quién sino Ella, la Madre de Dios, es el mejor modelo para llegar a
ser misericordiosos como el Padre. Dios quiso, sin duda, escogerse
una Madre adornada especialmente de la cualidad o virtud que a Él
lo define. Por eso María debió vivir la virtud del amor, de la caridad en
grado elevadísimo. Fue, ciertamente, uno de sus principales
distintivos. Es más, Ella ha sido la única creatura capaz de un amor
perfecto y puro, sin sombra de egoísmo o desorden. Porque sólo Ella
ha sido inmaculada; y por eso sólo Ella ha sido capaz de amar a Dios,
su Hijo, como Él merecía y quería ser amado.
Fue ese amor suyo un amor concreto y real. El amor no son palabras
bonitas. Son obras. “El amor es el hecho mismo de amar”, dirá San
Agustín. La caridad no son buenos deseos. Es entrega desinteresada
a los demás. Y eso es precisamente lo que encontramos en la vida de
la Santísima Virgen: un amor auténtico, traducido en donación de sí
a Dios y a los demás.
Que en este mes de María Auxiliadora, la Virgen del amor, Ella pueda
llenar de ese amor verdadero nuestro corazón para que sea más
semejante al suyo y al de su Hijo Jesucristo.
P. Delio Barreiro, sdb
Delegado PJ
HISTORIA DE LA DEVOCIÓN
DE María Auxiliadora
EN PARAGUAY
L
a devoción a María Auxiliadora está muy arraigada a
la religiosidad del pueblo paraguayo desde el mismo
inicio de su presencia, con la llegada de los salesianos al
país en el año 1896. A Ella se le atribuyen muchos
milagros en los momentos difíciles de la patria.
En el año 1894 llegó Monseñor Luis Lasagna al Paraguay.
Desde entonces, se comienza a escuchar el nombre de
María Auxiliadora. En este su primer viaje, Monseñor
Lasagna debió atender al embajador del Uruguay ante el
gobierno paraguayo, Don Ricardo García, minado por un
cáncer terminal. El buen Obispo, al asistirlo, recurrió a la
oración y empezó una novena a María Auxiliadora,
invitando a muchas personas piadosas a asociarse a sus
plegarias. Fue ésta la primera semilla de la devoción a
María Auxiliadora que se arrojó en nuestro suelo.
En unas de las cartas de Monseñor Lasagna a don Miguel
Rua, Rector Mayor, describiendo su venida al Paraguay,
se vio obligado a exclamar tajantemente y en tono
profético: “Esta es la tierra de María Auxiliadora. El
Paraguay será consagrado a María Auxiliadora”.
Es así como el 23 de julio de 1896 llegan a Asunción los
cuatro primeros Salesianos: P. Ambrosio Turriccia (un
gran apóstol de María), el clérigo Pedro Foglia y el
Hermano Coadjutor Carlos Dugnani, para fundar en
Asunción un colegio de "artes y oficios". Como dignos
hijos del entonces "Venerable" Don Bosco y movidos por
su mismo celo y entusiasmo hacia María Auxiliadora,
comenzaron a propagar esta devoción, que halló pronta
y entusiasta simpatía, sobre todo, en el barrio asunceno
llamado del “Hospital kue”.
Para ello se adaptaron los antiguos salones convirtiéndolos en talleres para los artesanos y en aulas para
los estudiantes. Ambos grupos constituyeron la primera
obra salesiana en el Paraguay. Era el primitivo colegio de
"artes y oficios", con el nombre de Monseñor Lasagna,
que funcionó en esa manzana durante diez años, de 1896
a 1906.
En uno de los viejos salones del mismo edificio se dispuso
también la primera Capilla, dedicada a María
Auxiliadora. Allí se la veneró con un gran cuadro y poco
4
Durante ochenta años se propagó por todo el Paraguay
la devoción a María Auxiliadora desde esa Capilla. En el
año 1911 fue declarada Vice-Parroquia; luego, en 1933
fue erigida como Parroquia con un extenso territorio
que abarcaba desde el Puerto de la Capital hasta
Tacumbú, y desde la Parroquia de la Encarnación hasta
Ita Pyta Punta y el río Paraguay.
después con una hermosa estatua de tamaño natural,
traída de España. Era la primera estatua de María
Auxiliadora en el Paraguay.
Por último, ese territorio fue desmembrado y quedó en
el que hasta hoy corresponde a la Parroquia y Santuario
Arquidiocesano de María Auxiliadora.
Desde 1897 se comenzó la procesión del 24 de mayo.
Los devotos de Asunción ya formaban una gran
concurrencia, que comenzó a crecer año tras año. Así,
en 1903, en la plazoleta del “Hospital kue”, colmada por
la multitud, el único Obispo entonces del Paraguay,
Monseñor Juan Sinforiano Bogarín, coronó
solemnemente dicha estatua, al tiempo que se
coronaba el cuadro hecho pintar por el mismo Don
Bosco en Turín, Italia.
En las décadas posteriores, la devoción a María
Auxiliadora siguió propagándose por todo el territorio,
con numerosas parroquias, pueblos, compañías,
barrios, calles, universidad, colegios y escuelas,
asociaciones religiosas y deportivas que llevan su
nombre.
Y así, desde los inicios, fue creciendo la devoción en
forma extraordinaria también en ciudades y pueblos del
interior del país como Concepción, Minga Guazú, San
Pedro, San Lorenzo, Piribebuy, Fuerte Olimpo, Ñemby,
entre otros.
Un hecho providencial: En 1904, en un momento en que
los salesianos iban a abandonar el país forzosamente
por orden del Gobierno, el Monseñor Juan Cagliero,
Superior para América, vino como para llevarlos. Pero,
en esa semana caía el 24 de mayo, que ya era una gran
fiesta en Asunción con su extraordinaria procesión por
las calles, y a Monseñor Cagliero le tocó pronunciar la
alocución final. Vio tanta, pero tanta gente en la
multitud, que al terminar la fiesta, los Salesianos le
pidieron de rodillas no abandonar el Paraguay.
Entonces, el Monseñor Cagliero dijo: “Por la religiosidad
y el amor a la Virgen María de este Pueblo, no podían ni
debían los Salesianos de Don Bosco abandonar a este
País”.
EL COLEGIO Y LA CAPILLA EN
LA MANZANA ACTUAL
E
n el año 1905 se construye una nueva y amplia
Capilla en la nueva manzana, contigua al predio
anterior, en la esquina de las calles Humaitá y Don
Bosco. En este sitio, que hasta ahora existe con su
frontis de Iglesia, funciona actualmente la Librería “Don
Bosco”, mientras que el espacio restante fue adaptado
para utilizarlo como salas de clase del Colegio
“Monseñor Lasagna”.
EL SANTUARIO ARQUIDIOCESANO
DE MARÍA AUXILIADORA
E
l P. Domingo Queirolo escribía ya en 1915: “Es
intención de todos, pues la necesidad lo manda,
construir un espacioso y auténtico Santuario en el que
se venere dignamente a la bendita Virgen de Don
Bosco”, cuya devoción para esa época estaba extendida
en las principales poblaciones del Paraguay. En las
décadas del 30, del 40 y del 60 ya se elaboraron varios
proyectos para un gran Santuario. Se colocaron las
piedras fundamentales, pero no pudieron concretarse
por la precariedad de la situación política y económica.
Finalmente, en 1971, como compromiso del 75º
aniversario de presencia salesiana en el país, la
Inspectoría decide “levantar el Santuario Nacional a
María Auxiliadora en Asunción como expresión de
gratitud a la Madre de la Congregación; como petición
de ayuda en las necesidades materiales y espirituales, y
como compromiso de ser mejores religiosos, de
trabajar más por las vocaciones y de propagar más
intensamente su devoción”.
La edificación comenzó el 24 de mayo de 1980. En el
año 1985 se terminó la cúpula del Santuario, los vitrales,
la electrificación interna, el piso y se habilitó para el
oficio diario. Sobre la cúpula del Santuario se colocó la
estatua de acero de 1,5 toneladas de peso, realizada por
el escultor nacional Herman Guggiari. La escultura
representa a la Virgen y a Jesús sobre el mundo y sobre
el mapa del Paraguay: Madre e Hijo salpicado de flores,
con la paloma de la paz en las manos mirando hacia
Asunción.
En 1989, el Monseñor Ismael Rolón, entonces
Arzobispo de Asunción y ex Párroco de María
Auxiliadora, bendice e inaugura el nuevo templo.
En el año 2003, el Monseñor Pastor Cuquejo,
Arzobispo de Asunción en ese tiempo, lo eleva a la
categoría de Santuario Arquidiocesano, como
centro de peregrinación donde los fieles reciban
abundantes bendiciones.
MARÍA AUXILIADORA
EN CONCEPCIÓN
E
l 4 de marzo de 1900 se inaugura el Colegio
Instituto San José y una modesta capilla
dedicada a María Auxiliadora. La devoción se
extendió tanto que en 1901 se iniciaron los trabajos
de construcción de una capilla más grande, que fue
inaugurada en 1913.
El 24 de mayo de 1940, Domingo de Pascua, Mons.
Emilio Sosa Gaona erige la Parroquia María
Auxiliadora de Concepción, por decreto dado en su
palacio Episcopal. El Padre Juan Bautista Queiroz
Candia fue el primer Párroco de María Auxiliadora
en Concepción.
El P. Queiroz Candia presidió la Parroquia de 1940 a
1941 y de 1946 a 1947. En los terribles meses de la
guerra civil desencadenada en el último de los años
citados, la Parroquia y el Párroco fueron los
sostenes morales y materiales de las familias
concepcioneras y destacable labor tuvieron en la
pacificación y reconciliación de los hermanos
enfrentados.
La Parroquia fue creciendo gracias a la entrega de
cada párroco nombrado para estar al frente y
animarla como pastor. Todos ellos hicieron
progresar a la Parroquia hasta llegar a nuestros días
en que las Células Evangélicas establecidas por el P.
Marcelino Medina Cañete, como grupos de
reflexión Evangélicas, llegaron a ser consolidadas y
fortalecidas con el tiempo.
El 24 de mayo de 2002, los norteños demostraron su
gran amor a María Auxiliadora con la inauguración de la
imagen más grande del país, y tal vez la más grande del
mundo: tiene 24 metros de altura, de los cuales 12
corresponden a la imagen.
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El monumento consta de cuatro partes: basamento,
pedestal intermedio, plataforma central y estatua de
María Auxiliadora. El basamento artístico está
conformado por gigantescos peñascos, en forma
desordenada, significando las vicisitudes de la vida.
Integra el basamento una pareja de compueblanos
norteños, con sus hijos, simbolizando la familia
paraguaya, en posición de guardia.
El pedestal intermedio es una amplia explana que
puede utilizarse como mirador. En esta plataforma se
yerguen cuatro columnas enmarcadas por sendos
talantes que manifiestan el esfuerzo humano y la
solidaridad norteña.
Soportan otra explanada menos en cuyos laterales se
levantan dos medias esferas que representan el mundo.
En el centro, el mapa del Paraguay, destacándose el
Departamento de Concepción y la ciudad, que sirven de
pedestal a la gigantesca estatua de la Virgen María.
Este monumento a la Virgen de Don Bosco fue ideado,
proyectado y construido por el ex alumno Alejandro
Lavand, con el apoyo del P. Diógenes González, en
aquella época párroco de la parroquia María Auxiliadora
de Concepción.
El proyecto surgió en el marco de los festejos por el
centenario de la presencia salesiana en dicha ciudad,
durante el año 2000, y el monumento se construyó en
menos de dos años gracias a los donativos y al trabajo
voluntario de todos los estamentos sociales de la
ciudad.
MARÍA AUXILIADORA
EN EL CHACO
E
n 1917, el Obispo de Asunción, Monseñor Juan
Sinforiano Bogarín, encargó a los salesianos la
atención de las Misiones de todo el Norte del Chaco
paraguayo, con el nombre de María Auxiliadora. Los
primeros misioneros estables llegan a Olimpo: El P. Sosa
Gaona, P. Grado y el Aspirante, después salesiano, el
Hermano Coadjutor Juan González, luego de una
emotiva despedida de Misioneros en la capilla de María
Auxiliadora del Monseñor Lasagna, el 4 de abril de 1920.
Dice Mons. Sosa Gaona en sus Memorias: “La capilla
dedicada a María Auxiliadora la tuvimos que improvisar
en la sala de la casa del Capitán Segovia. Nos
ocupábamos en dar catecismo a los niños, algunas
clases a los soldados y preparar en Mes de María
Auxiliadora”. Así comenzaron las Misiones Salesianas
del Chaco Paraguayo”.
6
Desde 1926 hasta su muerte en 1940, el P. Livio Farina
fue un activo apóstol de María Auxiliadora. Levantó
varias capillas en distintos puertos. Instalado en Olimpo
en el año 1932 comienza la construcción de la Catedral
de piedra sobre el cerro, como refugio de las
inundaciones y verdadera “centinela”.
En reconocimiento a esta protección, al término de la
guerra, el general José Félix Estigarribia emitió un decreto
que declaraba a María Auxiliadora “Patrona del Ejército
victorioso del Chaco paraguayo”. El Monseñor Emilio Sosa
Gaona, primer Obispo de Concepción, hizo lo mismo y la
declaró con el mismo título.
En sus memorias, Monseñor Sosa prosigue diciendo:
“Con el característico entusiasmo que le era propio, con
exaltados ideales, se propuso edificar un Santuario a
María Auxiliadora, y puso manos a la obra. No le
faltaban palabras, suma confianza en el éxito y un coraje
a toda prueba, sin medir las posibilidades. Comenzó sin
medios, mientras incansablemente recorría puertos del
Chaco, escribía infinidad de cartas. Trajo además una
lancha, la “Santa María”, para tener más libertad de
movimiento”.
El Obispo, Monseñor Muzzolón, el 17 de abril de 1949
había decretado canónicamente como Cuasiparroquias a
los centros salesianos de Pinasco, Casado, Sastre,
Guaraní, Fuerte Olimpo y Bahía Negra. Desde 1962,
Monseñor Muzzolón tuvo la suerte de comenzar a
estabilizar las Misiones dedicadas a los indígenas.
En 1927 llegan a las Misiones del Chaco las Hijas de
María Auxiliadora, quienes propagan la devoción a
María Auxiliadora. La Catedral es inaugurada en el año
1966 con grandes fiestas y procesiones con la presencia
del Presidente de la República y de las principales
autoridades nacionales.
Cuando estalló la Guerra del Chaco, en 1932, muchos de
los soldados que eran ex alumnos salesianos y los
capellanes salesianos, como los sacerdotes Ernesto
Pérez Acosta, Arnaldo Lévera, José Domingo Molas,
acudían a María Auxiliadora para implorar su bendición.
Una gran parte de esos soldados salían de la Parroquia
María Auxiliadora de Concepción y se concentraban en
los patios del Instituto Salesiano San José. Allí se hacía
la misa campal y luego iban al Chaco para defender la
heredad nacional.
MARÍA AUXILIADORA
EN CORONEL OVIEDO
E
l 16 de setiembre de 1951, el P. Guido Coronel es
destinado a fundar una nueva Obra Salesiana a pocos
kilómetros de la ciudad de Coronel Oviedo, como sitio más
adecuado para una futura Escuela Agrícola Ganadera.
Desde esos días iniciales se coloca sobre una mesa la
estatua de María Auxiliadora y se comienza los fatigosos
trabajos, dirigidos por ese pionero salesiano y gran devoto
de María Auxiliadora.
El 21 de enero de 1954 inician las clases en la nueva
institución, siendo nombrado como director el P. Coronel,
funcionando el segundo, tercero y cuarto curso del
aprendizaje agrícola.
En el nuevo edificio, construido con llamativa amplitud, de
grandes salones, se instala una cómoda capilla provisoria.
Esta iglesia pública servía a unas cuatro mil personas.
En Asunción, estaba el famoso padre Rafael Elizeche
(pa'i Elí), capellán de la Marina. Era salesiano y
animaba a los soldados de una forma muy especial, de
tal modo que les pedía que encomendaran sus vidas a
la Virgen para salir victoriosos.
El 30 de mayo de 1956, Monseñor Agustín Rodríguez
declara canónicamente la Parroquia “María Auxiliadora”,
que comúnmente se llamaba “Santa María” de Coronel
Oviedo.
Según los relatos, cuando se concentraron en el estadio
de Puerto Sajonia, hoy Defensores del Chaco, para
luego pasar a las cañoneras, primero venían a pie hasta
el predio de los salesianos con sus madres y novias para
participar de la misa campal e implorar el auxilio de la
Virgen. Luego iban para abordar las cañoneras.
El 24 de mayo de 1962 se realiza la bendición de la piedra
fundamental de un gran templo dedicado a María
Auxiliadora para el amplio territorio ovetense. El nuevo
templo de inaugura con toda solemnidad y con la
presencia de las más altas autoridades de la República el
24 de mayo de 1964, por Mons. Ismael Rolón, entonces
Obispo de la Prelatura de Caacupé.
La Congregación Salesiana distribuyó a los soldados
70.000 medallas de aluminio de María Auxiliadora para
que cada uno llevara en el pecho a la protectora. Esa
fuerza moral espiritual sirvió para alcanzar resonantes
victorias del Ejército paraguayo.
Desde 1966 a 1971, el Párroco, Padre Vicente Rojas va
agregando el equipamiento y las mejoras a la extensa
parroquia. Desde aquel entonces, las fiestas patronales y
las procesiones convocan cada año a cientos de devotos.
Desde 1973, con los trabajos de los PP. Solís, Diógenes
González y otros párrocos, la feligresía supera los doce mil
habitantes distribuidos en una extensa zona rural con
más de treinta compañías de colonos y numerosas e
importantes capillas rurales. En la Parroquia central se
establece la Asociación de María Auxiliadora y varios
grupos pastorales y catequísticos en las diversas
compañías. En el año 2012, a partir del rediseño de la
presencia salesiana en Paraguay, la Parroquia fue cedida
a la Diócesis de Coronel Oviedo.
MARÍA AUXILIADORA
EN MINGA GUAZÚ
E
l 3 de febrero de 1957 se crea la Colonia de Puerto
“Presidente Stroessner”. Desde 1959 el sacerdote
salesiano Guido Coronel inicia los trabajos en medio de
vastos bosques de lo que más adelante se llamaría
Colonia de Minga Guazú, con numerosos inmigrantes que
afluían a la región.
En constantes viajes a la lejana Asunción, el Pa'i Coronel
organiza las primera instalaciones. Quedaron famosos
para la historia los originales trabajos de su creatividad en
forma de “Minga” (o trabajos comunitarios), en los cuales
participaban unos ochocientos hombres con sus
instrumentos de labranza liderados por el dinámico
sacerdote.
Desde un principio, él mismo levanta una humilde
capillita a María Auxiliadora como protectora de esas
duras labores de fundación y asentamiento de las
prósperas colonias del Alto Paraná. Como buen salesiano,
ya desde 1960 establece la primera escuelita de madera,
con un primer grado de 26 alumnos, base de los que serán
posteriormente los grandes colegios salesianos de la
zona.
El 20 de agosto de 1966, Mons. Juan Wiesen crea la
Parroquia María Auxiliadora de Minga Guazú. En esa
extensa parroquia, de inmensos bosques vírgenes, fue
párroco el Padre Coronel durante 24 años, desde 1966
hasta 1989, año en que fallece. El 2 de mayo de 1979, por
el Decreto Nº 6184, María Auxiliadora es declarada por el
Gobierno Nacional, y paralelamente por otro Decreto del
Obispo del lugar, como “Patrona del Agro del Alto
Paraná”.
El 24 de mayo de 1979, se realiza en forma triunfal la
bendición e inauguración del nuevo templo de cemento,
dedicado a la Virgen de Don Bosco. Asistieron numerosas
autoridades nacionales de todos los sectores, presididas
por el Presidente de la República y todos sus ministros,
con la presencia de grandes multitudes que acudieron de
las distintas obras salesianas del Paraguay.
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1
2
María, ilumina nuestra vida
María, anima la esperanza
ante la fa a de equidad
E
stamos en pleno otoño y esto significa renovación, esperanza. En otoño se
renueva en nosotros la vida que crece y se manifiesta cada día. En otoño
comienza el Mes de María y se manifiesta de diversas maneras la alegría de la
Fe que está presente en el corazón de tantas personas.
H
oy día te invitamos a mirar a María, contemplar su imagen y su figura de
mujer, profeta de su pueblo, que vive las dificultades y los temores de su
gente, y la esperanza con la certeza que los días malos para su pueblo pasarán
pronto con la llegada del Mesías prometido, que trae buenas noticias para los
suyos. Ella escucha lo que su pueblo siente y lo que su pueblo sufre. La Palabra
de Dios anima la esperanza y ella misma será el camino para recibir al Mesías
que aliviará las penas y dolores de tantos hijos.
Nos unimos al caminar de la Iglesia, que bajo la guía del Espíritu de Cristo, nos
va regalando día a día numerosos motivos para sentirnos agradecidos del
cuidado del Padre, a pesar de nuestra fragilidad. Nos sentimos contentos de
una Iglesia joven que vive la alegría de la Fe y la alegría de ser cristianos como
discípulos misioneros en el Paraguay del siglo XXI.
Miremos la alegría de la Fe de la joven virgen de Nazareth que nos impulsa hoy
a nosotros a mirar la vida con alegría y esperanza puesta en Dios Padre. Al igual
que María, que escucha en primer lugar en su corazón la voz de Dios en su vida,
también nosotros queremos invitarte a escuchar la voz de Dios en tu corazón
para soñar tu existencia como un proyecto que quiere tu felicidad y la de los
demás.
En este mes de María que iniciamos hoy, te invitamos a ser parte de una Iglesia
que quiere escuchar, celebrar y vivir la alegría del Evangelio de la misericordia
en comunidad, porque la fe se vive y se comparte con los demás. Es el ejemplo
de María, que escucha al Señor y escucha a su pueblo.
Hoy día también la Iglesia, al igual que María se esmera por escuchar la voz de
su pueblo que clama mayor integración y mayores oportunidades para crecer y
estudiar. Hay muchos jóvenes que sufren discriminación y desigualdad y que
buscan una mejor educación y oportunidades de trabajo para el bienestar de su
familia.
1 de
Para reflexionar:
Al mirar la realidad que te rodea ¿qué descubres? ¿cuál es el clamor del
pueblo?
¿Qué palabras del salmo coinciden con tu visión de la realidad de tu patria?
Para reflexionar:
¿Te sientes una persona de esperanza, con ilusiones? ¿Qué sueños tienes?
¿De qué manera podemos celebrar el Mes de María?
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María, ícono de la paz
María nos enseña a escuchar
la voz de Dios
L
os seres humanos tenemos dos orejas y una sola boca, justamente para
que escuchemos más de lo que hablamos. Hoy día ante la vida acelerada
que llevamos todos nos falta el tiempo para escuchar, para detenernos en el
otro y prestar atención a lo que nos quiere decir. ¿Cuántas personas en la propia
familia sienten la necesidad de ser escuchados por los demás?
En este año de la Misericordia, queremos destacar una de las características
más importantes del regalo de la fe. La fe es escuchar a Dios en primer lugar,
escuchar su Palabra cada día en el evangelio, escuchar como Dios nos habla en
el hermano que se encuentra junto a nosotros. Para escuchar bien hay que
disponerse a prestar atención, a no interrumpir, a acompañar con la mirada en
el otro a lo que está comunicando, es decir escuchar significa tener ciertas
competencias humanas que implican acoger al otro como un hermano. Por eso
tiene mucho valor cuando decimos que la Iglesia quiere escuchar a su pueblo,
que la Iglesia quiere escuchar a los niños y a los jóvenes.
La Virgen María nos enseña a escuchar con su ejemplo. No aparece muchas
veces en el evangelio, pero está presente en los momentos más importantes
de la vida de su Hijo, es como si el silencio de María, es una atenta escucha a lo
que va pasando, atenta a lo que pasa desapercibido para los demás. La Virgen
nos enseña a escuchar en primer lugar al Señor presente en nuestra vida.
Para reflexionar:
¿Qué dificultades nos impiden escuchar con
atención a los demás?
¿Cómo podemos escuchar mejor lo que el
Señor Jesús nos dice en su Palabra?
¿Has sentido la presencia de la Virgen Auxiliadora
en momentos de dificultad o de peligro?
C
ada día, aunque deseamos vernos
sostenidos por los signos de la
presencia de Dios, nos encontramos con
signos opuestos, negativos, que nos
hacen creer que está ausente. La plenitud
de los tiempos parece desmoronarse
ante la multitud de formas de injusticia y
de violencia que hieren cada día a la
humanidad. A veces nos preguntamos:
¿Cómo es posible que perdure la opresión
del hombre contra el hombre, que la
arrogancia del más fuerte continúe
humillando al más débil, arrinconándolo
en los márgenes más miserables de
nuestro mundo? ¿Hasta cuándo la
maldad humana seguirá sembrando la
tierra de violencia y odio, que provocan
tantas víctimas inocentes? ¿Cómo puede
ser este un tiempo de plenitud, si ante
nuestros ojos muchos hombres, mujeres
y niños siguen huyendo de la guerra, del
hambre, de la persecución, dispuestos a
arriesgar su vida con tal de que se
respeten sus derechos fundamentales?
Un río de miseria, alimentado por el
pecado, parece contradecir la plenitud de
los tiempos realizada por Cristo.
Y, sin embargo, este río en crecida nada
puede contra el océano de misericordia
que inunda nuestro mundo. Todos
estamos llamados a sumergirnos en este
océano, a dejarnos regenerar para vencer
la indiferencia que impide la solidaridad y
salir de la falsa neutralidad que
obstaculiza el compartir. La gracia de
Cristo, que lleva a su cumplimiento la
esperanza de la salvación, nos empuja a
cooperar con él en la construcción de un
mundo más justo y fraterno, en el que
todas las personas y todas las criaturas
puedan vivir en paz, en la armonía de la
creación originaria de Dios.
…la Iglesia nos hace contemplar la
Maternidad de María como icono de la
paz. La promesa antigua se cumple en su
persona. Ella ha creído en las palabras
del ángel, ha concebido al Hijo, se ha
convertido en la Madre del Señor. A
través de ella, a través de su «sí», ha
llegado la plenitud de los tiempos. El
Evangelio dice: «Conservaba todas
estas cosas, meditándolas en su corazón» (Lc 2,19). Ella se nos presenta como
un vaso siempre rebosante de la memoria de Jesús, Sede de la Sabiduría, al que
podemos acudir para saber interpretar
coherentemente su enseñanza.
Hoy nos ofrece la posibilidad de captar el
sentido de los acontecimientos que nos
afectan a nosotros personalmente, a
nuestras familias, a nuestros países y al
mundo entero. Donde no puede llegar la
razón de los filósofos ni los acuerdos de
la política, llega la fuerza de la fe que
lleva la gracia del Evangelio de Cristo, y
que siempre es capaz de abrir nuevos
caminos a la razón y a los acuerdos.
Bienaventurada eres tú, María, porque
has dado al mundo al Hijo de Dios; pero
todavía más dichosa por haber creído en
él. Llena de fe has concebido a Jesús
antes en tu corazón que en tu seno, para
hacerte Madre de todos los creyentes
(cf. San Agustín, Sermón 215, 4).
Derrama sobre nosotros tu bendición…;
muéstranos el rostro de tu Hijo Jesús,
que derrama sobre todo el mundo su
misericordia y su paz.
Para reflexionar:
¿Cuál es nuestra actitud frente a las injusticias que vemos a diario en nuestro
entorno?
¿Nos dejamos sumergir en la misericordia infinita de Dios?
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Mayo
Mayo
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María nos enseña a tener un
El gran amor de Domingo
corazón libre
Savio por la Virgen María
L
as diversas encuestas que se realizan hoy en día, nos señalan que los
jóvenes se manifiestan incrédulos frente a las instituciones, están
desencantados y preocupados por el futuro. Pero, también sabemos, que
existen miles de jóvenes que en silencio trabajan por un mundo mejor, y están
comprometidos con Jesucristo y la sociedad humana. Esto se comprobó
plenamente en las diferentes iniciativas juveniles de solidaridad, como
también en los encuentros que tuvieron los jóvenes con el Papa Francisco,
primero en la JMJ Río 2013, y después en la reciente visita que realizó a nuestro
país en junio del 2015.
En el encuentro con los jóvenes en la Costanera de Asunción, el Papa Francisco
les dijo: “Hay que tener el corazón libre…, un corazón que pueda decir lo que
piensa, que pueda decir lo que siente y que pueda hacer lo que piensa y lo que
siente, ése es un corazón libre”
También les dijo: “La vida no es fácil para muchos jóvenes…, la desesperación
los empuja a la delincuencia, los empuja al delito, los empuja a colaborar con la
corrupción. A esos chicos y chicas les tenemos que decir que nosotros estamos
cerca, que queremos darle una mano, que queremos ayudarlos, con
solidaridad, con amor, con esperanza. Hoy necesitamos jóvenes con
esperanza, jóvenes con fortaleza,… porque conocen a Jesús, porque conocen a
Dios, porque tienen un corazón libre… para eso hace falta sacrificio, hace falta
andar contracorriente. Las bienaventuranzas son el plan de Jesús para
nosotros”
Para reflexionar:
¿En qué creen hoy los jóvenes?
¿En quién o quiénes confían?
¿En quiénes desconfían?
¿Cómo podemos tener un corazón libre como María?
D
ice San Juan Bosco: “Desde muy pequeño, el amor de este joven por la
Santísima Virgen fue muy notorio, y siempre se manifestaba en buenas
obras y tratando de contagiar a otros jóvenes con esta bella devoción.”
Por eso Domingo se esmeraba en no dejar pasar el día sin hacer algo por
Nuestra Señora: un día perdonaba en su honor a un compañero que le había
ofendido. Otro día regalaba sus dulces a otro, como ofrenda a la Virgen María.
Cada sábado en los recreos narraba a algunos compañeros un ejemplo acerca
de la Madre de Dios. Al acostarse y al levantarse besaba la medalla de la Virgen
que llevaba siempre colgada al cuello. En sus libros tenía una estampa de la
Reina del cielo y de vez en cuando estampaba un cariñoso beso en esa imagen
de la Buena Madre Celestial.
Pedía prestados libros que hablaban de la Santísima Virgen, leía ejemplos
agradables y simpáticos y después los contaba a sus compañeros. Ya se sabía
que alumno que fuera amigo de Domingo Savio se volvía también muy devoto
de la Madre de Dios, y no fallaría en confesarse y comulgar para cada fiesta
mariana.
El 8 de diciembre de 1854, el Papa Pío IX proclamaba el dogma de la
Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen. En el Oratorio de Turín esta
fecha no pasó inadvertida. Tras celebrar las vísperas de aquella jornada
histórica, Domingo Savio, alumno del Oratorio, se queda algunos minutos en la
capilla de San Francisco de Sales y, puesto de rodillas ante el altar de la Virgen,
tras haberle pedido permiso a Don Bosco, se consagra enteramente a María,
mientras repite una y otra vez la oración que renovaba la que había
pronunciado el día de su Primera Comunión: “María, te doy totalmente el
corazón; haz que siempre sea tuyo. Jesús y María, sean siempre mis amigos;
concédanme la muerte antes que cometer un pecado.”
Para reflexionar:
¿Qué puedo hacer para honrar a María en este mes?
No hacen falta grandes obras, sino un movimiento verdadero del corazón.
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Mayo
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8
María nos enseña a creer
“Lo que les pasa a todos, ¿nos
E
n este año de la misericordia y en el mes dedicado a nuestra Madre, nos
podemos preguntar ¿Qué cree María? La respuesta, sin duda se
encontrará en su Hijo Jesucristo. Ella supo hacer la voluntad del Señor, y llena
de la gracia de Dios acompañó a Cristo y con gozo manifestó el ser discípula del
Señor.
El Papa Francisco nos señala que “En la Madre de Jesús, la fe ha dado su mejor
fruto, y cuando nuestra vida espiritual da fruto, nos llenamos de alegría, que es
el signo más evidente de la grandeza de la fe. En su vida, María ha realizado la
peregrinación de la fe, siguiendo a su Hijo. Así, en María, el camino de fe del
Antiguo Testamento es asumido en el seguimiento de Jesús y se deja
transformar por él, entrando a formar parte de la mirada única del Hijo de Dios
encarnado.”
Imitemos a María, y creamos en su Hijo Jesucristo, reconociendo la grandeza
de Dios y con alegría anunciémoslo.
Para reflexionar:
importa a todos?”
L
a política es una dimensión de la vida humana que ha sido escenario de las
más enconadas luchas, así como de las más profundas alegrías de millones
de personas. A lo largo de la historia, ha provocado muchas y sangrientas
disputas entre hermanos, así como el logro de lo que parecían sólo sueños. Eso
los paraguayos lo sabemos bien.
Estamos en una época de importantes decisiones para el país, y ya que en las
elecciones todos los mayores de 18 años tienen la posibilidad de decidir el
futuro de nuestro país y de nuestra sociedad, resulta curioso que a veces las
personas se sienten poco interesadas en política.
Algunos jóvenes que declararon estar interesados en política, más de la mitad
explica su interés en la política argumentando que “si uno quiere que las cosas
cambien, tiene que interesarse en generar ese cambio”. Pero, ¿de qué se habla
en realidad, cuando se toca el tema de la política? ¿Es algo en verdad tan
apasionante, o es una “pérdida de tiempo” como opinan algunos? ¿Tiene algo
que ver Jesús y su Evangelio en estos asuntos?
¿Comunicamos con alegría nuestra fe como María?
Para reflexionar:
¿Qué consecuencias prácticas podría tener una familia/persona sin vínculos
sociales?
¿De qué formas se puede participar organizadamente en nuestro país?
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Por una economía más humana
María nos ayuda a vivir en
y solidaria
un país en paz
L
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T
os efectos de la desigualdad socioeconómica en Paraguay, a pesar del
crecimiento macroeconómico en los últimos años, se ahonda esa brecha
que divide a la nación prácticamente en dos sectores sociales. ¿Es éste un país
que, teniendo sobre un 90% de personas que se afirman cristianas, crece de un
modo en el que se nota que está compuesto principalmente por seguidores de
Jesús? Si más del 90% de personas que al ser católicas, sienten afecto por la
Madre del Señor, ¿qué sentimos al dirigirnos a ella, con el país que hemos
levantado?
odos los días tenemos noticias de discusiones, violencia, heridos y hasta
muertes en distintos rincones de nuestro país y del mundo. Los medios de
comunicación señalan con insistencia tales hechos. Nos preguntamos, ¿es
que no hemos aprendido a vivir en paz? Y si existen actitudes de paz y
reconciliación, ¿por qué no se les da espacio en los medios? En un país en que
existe mayoría católica, para quienes la Virgen María ocupa un lugar central en
sus vidas, ¿dónde están los que veneran a la “esclava humilde del Señor”?
¿Seguimos en el día a día su ejemplo de paz y mansedumbre?
Para reflexionar:
Para reflexionar
Comparto 2 signos de mi entorno cercano (familia, barrio, comuna) donde se
vea con claridad el abismo económico que existe en Paraguay.
Para enfrentar esta injusta situación, ¿qué actitud es la que brota del
Evangelio: la venganza, el llanto desesperanzado o una más serena y
proactiva? Justifiquen.
¿Cómo me definiría: como una persona serena por dentro, que genera paz;
una persona tranquila, serena por fuera solamente; o una persona dispersa
por dentro y por fuera? Justifico.
Si pudiera elegir sólo una relación con alguien para vivirla más en paz, ¿cuál
elegiría? ¿por qué?
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Una Iglesia materna
Comprome dos por un
L
mundo mejor
as situaciones que hemos ido dialogando esta semana nos van destacando
el rostro de muchas personas que sufren en nuestro país. Sea por la
pobreza extrema, sea por ver aplastados sus derechos, sea por diferentes
exclusiones y violencias, incluso por los mismos escándalos que se han
descubierto al interior de la Iglesia en distintas partes del mundo, el hecho es
que hay mucha gente que sufre en nuestro país.
icen los obispos: “Impresiona cómo en muchas naciones de la tierra se ha
manifestado un profundo malestar ante el modelo cultural que ha
impuesto la globalización y que va orientando nuestras vidas y organizando las
sociedades del mundo según sus criterios.
A veces la misma Iglesia ha causado algunas de tales situaciones, sobre todo
con el Papa Francisco hemos recordado una actitud que se estaba
oscureciendo en la acción de la Iglesia: su maternidad, su acogida, su nutrición.
¿Percibimos estos rasgos en nuestra comunidad?
Por todas partes surgen manifestaciones de "indignados" que piden cambios
profundos en la organización internacional. En nuestro país, diversas
manifestaciones y en particular un poderoso movimiento estudiantil están
pidiendo reformas.
Para reflexionar:
Comparto un aspecto en que quisiera ser más acogido por quienes me rodean
(rasgo de personalidad, estado de salud, condición socioeconómica…).
D
En el mismo sentido se han venido expresando los campesinos y los pueblos
originarios, que se sienten postergadas, no escuchadas, e incluso engañadas.
Ese malestar se expresa como una protesta contra los criterios orientadores
impuestos por la globalización. La Iglesia no puede permanecer ajena a ese
clamor”.
Para reflexionar:
La vida que llevo adelante, ¿tiene por norte, cualquiera sea la manera,
transformar el mundo en un lugar mejor para vivir? Justifica.
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Espir ualidad mariana de
Jóvenes voluntarios comparten
Madre Mazzarello
su fe
anta María Dominga Mazzarello fue canonizada por el Papa Pío XII en
1951. Su santidad es una santidad sencilla, hecha de “vida cotidiana”, de
espiritualidad realista, podríamos decir una “santidad ordinaria”, no presenta
hechos extraordinarios, o milagros portentosos, nada de particular que
atraiga la atención de quienes la conocemos, pero tal vez lo que atrae en María
Mazzarello es su simplicidad de vida, su amor a Dios y a María en lo concreto de
la rutina cotidiana, la capacidad de convertir extraordinario lo ordinario de la
vida diaria, es decir: dar valor sobrenatural a las cosas ordinarias: al trabajo, a la
oración, al tiempo, como por ejemplo: “hacer de cada puntada un acto de amor
a Dios”, o aquella frase que nos golpea fuertemente: “toda hora es hora de
amar a Dios, amémoslo con todo el corazón” y es esto lo que –quizássorprenda a nuestro acostumbrado concepto de santidad. En ella se puede
definir claramente el concepto de la santidad ferial.
n el día en que conmemoramos los 205 años de la Independencia
Nacional, el tema de hoy es: “jóvenes voluntarios comparten su fe” y
queremos compartir y reflexionar en comunidad la acción generosa de tantos
jóvenes, hombres y mujeres, que de una forma silenciosa dedican su tiempo y
energía a servir a otros, porque en los otros encuentran el rostro de Cristo que
está presente en los niños, jóvenes y adultos, a lo largo de todo nuestro país.
S
Venera a María con el entusiasmo propio de su tiempo, de su lugar: A María
Inmaculada se consagra desde su juventud, de hecho será Hija de María
Inmaculada hasta el día de su muerte. En María Inmaculada descubre el
“atractivo” de la pureza, de la gracia, y encontrará la inspiración para luchar
contra el pecado, por conservar la gracia a todo costo.
La Auxiliadora, presentada por Don Bosco, abre a María Mazzarello a una
dimensión eclesial universal, si hasta ese momento había vivido su dimensión
eclesial a niveles cerrados de su parroquia, al conocer y asumir en su propia
vida a María bajo el título de Auxiliadora, abre los horizontes de su
espiritualidad. Comprende que la Auxiliadora, el potente auxilio de Dios es
Aquella que colabora con Cristo y con la Iglesia a llevar adelante la obra de
salvación de la humanidad. Es así como se ensancha su maternidad, su anhelo
y deseo de ganar almas para Dios, su pasión apostólica, quería venir hasta
América aunque sea para salvar una sola alma; una mujer que ha ejemplo de
María, la Madre del Salvador, se entregó totalmente al servicio de los demás,
con alegría y sacrificio.
E
Ser voluntario significa trabajar por una comunidad por decisión propia y son
distintas motivaciones las que mueven a estas personas a dedicar su tiempo a
la tarea no remunerada.
También se sabe que el voluntario debe cumplir tres condiciones mínimas. La
primera es ser bien intencionado, dado que se supone que el voluntario busca
ser útil en el cambio positivo de otro. Luego, es clave el desinterés, ya que es un
trabajo que no presenta una contraprestación económica directa. Y, por
último, el compromiso: El estar ayudando a personas que realmente lo
necesitan, personas que confían en nosotros, no se entiende sin un elevado
sentido de responsabilidad en la labor que cada uno realiza.
Si bien es cierto que el voluntariado es un trabajo no remunerado, las
exigencias son las mismas, inclusive mayores, ya que en nuestras manos están
los sueños de miles de personas que buscan salir adelante. Si no rendimos lo
suficiente alguien estará sufriendo por nuestro mal desempeño.
Por ello, resalta la importancia de la empatía. Para ejecutar una buena labor y
ser verdaderamente un aporte para estas personas, debemos tener la
capacidad de ponernos en el lugar del otro. En la medida que entendamos el
porqué de las condiciones en las que vive daremos nuestro mayor esfuerzo
consiguiendo, por ende, un mejor resultado.
Para reflexionar:
Para reflexionar:
¿Quién es la Virgen María para mí?
¿Qué papel ejerce en nuestra vida?
¿Qué significa seguir a Jesús con María?
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¿Te gustaría ser voluntario y entregar tu tiempo para ayudar a los demás?
¿Qué recuerdos vas guardando en tu corazón, como lo hizo María?
¿Qué sueños quieres realizar en los siguientes años de vida?
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Novena en Honor a
Mayo
María Auxiliadora
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PRIMER DÍA
Las obras de Misericordia
Corporales y Espir uales
DAR DE COMER AL HAMBRIENTO, DAR DE
BEBER AL SEDIENTO Y VESTIR AL DESNUDO
P. Miguel Ángel Larrea
Dar de comer…
N
os remite al mandato de Jesús: “denles ustedes de
comer”. Ante la indiferencia de los discípulos, que
es la nuestra - ni doscientos denarios son suficientes para
dar de comer a tanta gente -, Jesús nos invita a poner lo
poco que tenemos y hacer que se obre el milagro de
alimento para todos… porque otro mundo es posible.
Todavía hay gente que se muere de hambre o de
desnutrición en el mundo y en nuestro país. Nosotros
que exportamos grano y carne para millones de seres
humanos no podemos dar de comer a unos cuantos
miles: aún no llega para todos los niños el almuerzo
escolar; aún hay campesinos sin tierra que comen una
vez al día; aún vemos a tantas personas que tienen que
revolver entre la basura para satisfacer su hambre. Todo
esto nos recuerda al pobre Lázaro que, a la puerta de la
mansión del rico, no recibía ni un pedazo de pan. Solo los
perros le lamían las llagas. Así de enorme es el abismo
que estamos creando con este sistema neoliberal.
Pero también el mandato del Señor ha convertido el
corazón de mucha gente para compartir lo que tiene con
los demás, para realizar un comercio justo con países
menos desarrollados, para luchar por la tierra, para no
desperdiciar ni tirar comida, para vivir con lo necesario y
dejar lo superfluo, para cuidar nuestra tierra como casa
común de todos. Las pequeñas cosas de cada día pueden
obrar el milagro que no consiguen ni los gobiernos ni las
multinacionales.
22
Dar de beber…
N
os remite a la sed de aquella samaritana que
pedía agua de vida eterna para no tener que
volver más al pozo de Jacob. Y Jesús se ofrecía a sí
mismo como agua para la vida eterna. Pozos, sin duda,
que faltan en tantos poblados y asentamientos,
precios abusivos de las aguateras o una guerra sutil que
se está fraguando por el dominio del agua. Pero sobre
todo, ¡cuánta sed de tantas personas que buscan
desesperadamente satisfacerla en cosas que no la
calman, sino que exigen más y más!
También lo pobres piden espiritualidad, poder beber
de ese manantial de vida que salta hasta la vida eterna,
pero nadie se lo ofrece. Sencillamente porque nadie
puede dar lo que no tiene.
Nos pedía el Papa ser islas de misericordia en este mar de
indiferencia. Éste es el momento oportuno, el tiempo
adecuado: no para hacer obras de caridad sino para
transformar nuestro corazón en un corazón compasivo y
misericordioso.
Un corazón samaritano que se acerque al extraño y lo
convierta en prójimo, en hermano. Un corazón capaz de
compadecerse ante la carencia y el dolor del otro. En la
parábola Jesús nos recuerda que gente muy piadosa y
religiosa no fueron capaces de acercarse por miedo a la
responsabilidad que ello les iba a acarrear. Pasaron de
largo. Dar de comer, dar de beber, vestir no pueden ser
meros actos de lástima, sino verdadera actitud de
cercanía y acogida, con todo lo que ello significa. En su
canto del Magníficat, María canta la grandeza de Dios y
su misericordia para con ella y para con su pueblo.
Entresacando la oración de los salmos nos recuerda que
el Señor sigue saciando el hambre del hambriento,
dando posada al peregrino, protegiendo al huérfano y a
la viuda porque el corazón de Dios está en el humilde y en
el hambriento que no sólo se alimenta de pan, sino que
se estremece ante su palabra
imitamos en sus actitudes más profundas.
Nuestra espiritualidad no puede quedarse en puro
espiritualismo y prácticas religiosas ni en simple
activismo y momentos celebrativos. Nuestra
espiritualidad será eclesial y mariana si somos capaces
de salir al encuentro de los más necesitados, de los
marginados, de los descartables y hacerlos retornar a
nuestra comunidad, a la sociedad, haciendo que
recuperen toda su dignidad de hijos de Dios: darles las
herramientas necesarias para que logren ser “buenos
cristianos y honrados ciudadanos”. Así lo entendió san
Juan Bosco, siendo María su maestra, al acoger en el
Oratorio a tantos niños hambrientos, sedientos, sin
abrigo ni cariño… “pobres, abandonados y en peligro.
María Auxiliadora, libéranos de creernos mejores
porque damos una buena limosna… todavía tenemos
miedo de darnos a nosotros mismos. Libéranos de
juzgar a los pobres como vagos y maleantes… porque,
a veces, somos nosotros más miserables que ellos con
nuestra actitud de indiferencia. María Auxiliadora,
enséñanos a tener un corazón compasivo y
misericordioso.
María con su canto profético denuncia que en la
comunidad de los creyentes no pueden entrar los planes
de los soberbios de corazón ni las riquezas mal habidas ni
los asientos de los poderosos que oprimen al pueblo. Los
creyentes somos, como María, servidores del Señor en
los hermanos. Es nuestra responsabilidad que nadie
sufra hambre ni sed, que nadie quede a la intemperie y
sin abrigo. Es nuestra responsabilidad hacer saltar de
alegría el corazón de nuestros hermanos más
necesitados, como saltó de alegría en el vientre de Isabel
su hijo, o llenar de fiesta y buen vino sus mesas, como en
Caná. No nos podemos llamar devotos de María si no la
Vestir al desnudo…
R
ecuerda aquella estación del Via Christi en Junín
de los Ándes donde los conquistadores y el
ejército arrebatan por la fuerza el vestido de un
indígena.
Vestido que habla de calor, de seguridad, de no
desnudez, de no quedar al descubierto… de casa digna
para todas las familias, de abrigo, de afecto, de
cuidado. Vestido que habla de satisfacer las
necesidades básicas… y hay tantas familias en nuestro
país que no las tienen: es una de las principales
demandas de nuestros hermanos. ¿Podemos seguir
indiferentes o dando migajas… como pan duro, ropa
inservible, restos de lo que nos sobra, basura para los
que viven en ella?
23
Novena en Honor a
Mayo
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María Auxiliadora
SEGUNDO DÍA
DAR POSADA AL PEREGRINO
P. César Ruiz
“Era forastero y me hospedaron” (Mt, 25, 35)
N
os han dicho que estamos referidos al tiempo
(Ser y Tiempo, Heidegger), pero es también
verdad que pertenecemos a un lugar: heredarás la
tierra; (Hizo su morada entre nosotros, Jn 1, 14).
La obra de misericordia que nos habla de dar posada
al peregrino, es una acción puntual de acogida, pero
es al mismo tiempo un existencial de toda persona:
ser acogido, recibido, alojado. El drama de muchos
en nuestro mundo es que no se sienten acogidos
entre los que debieran de garantizar la hospitalidad.
Sentir que pertenecemos a alguien, que nos acogen,
es una de las experiencias básicas que necesitamos
recibir de los demás. La hospitalidad es una
condición para desarrollar la vida personal en
sentido sicológico, pero lo es también en sentido
social; si no somos acogidos en la sociedad no
podemos realizarnos como personas.
Nuestra tradición religiosa, la judeocristiana, está
atravesada de esta referencia a la acogida, a la
hospitalidad. Es una desgracia no pertenecer, no ser
acogido como vemos en la historia de Caín y Abel:
“andarás errante” (Gn 4,12). Es una maldición andar
vagabundo, sin lugar, des-ubicado.
Ya en el Antiguo Testamento, la falta de hospitalidad
es duramente castigada (Gn 19; Jue 19). El Nuevo
Testamento dice taxativamente: “…Si al entrar en
un pueblo no los reciben (…) el día del juicio será más
tolerable para Sodoma que para esa ciudad” (Lc 10,
10.12.). La experiencia de Israel recoge el mandato
de Dios a favor de tres situaciones de extrema
vulnerabilidad: la viuda, el huérfano, el extranjero:
24
“No explotarás ni maltratarás al extranjero porque
ustedes también fueron extranjeros en Egipto” (Ex
22,21).
Jesús no sólo pide respetar al extranjero, sino que
se identifica con el extranjero, con el forastero:
“…Era forastero y me recibieron” (Mt, 25, 35). La
parábola del buen samaritano recoge
maravillosamente la enseñanza de Jesús sobre el
peregrino, el forastero (Lc 10, 25). Estamos
llamados a ser samaritanos unos de otros. La
tradición cristiana asocia la experiencia pascual a la
hospitalidad, a la mesa compartida “Quédate con
nosotros…” (Lc 24, 29).
La hospitalidad no es simplemente algo útil, sino
una realidad de salvación. “El hombre no plantea
solamente las famosas y eternas cuestiones que le
acompañan siempre: ¿de dónde venimos? ¿a
dónde vamos? Plantea también la cuestión (…)
¿dónde estamos?” (Adolphe Gesché, Dios el
cosmos).
Necesitamos también un hogar, un lugar donde
trazarnos, donde construir nuestra identidad.
Precisamos un lugar, ya sea afectivo, geográfico o
existencial para construirnos como personas. En
este sentido, la experiencia de Don Bosco, que
quería ofrecer una casa y un ambiente de familia a
los jóvenes es muy iluminadora. No podemos
identificarnos si no estamos ubicados en un lugar,
en nuestro lugar.
El drama de los inmigrantes es la falta de lugar, de
hospitalidad en sentido afectivo, geográfico y
existencial. Es muy iluminadora en este sentido la
película: “Un lugar en el mundo”, de Adolfo
Aristarain (1992) que plasma el drama de una
familia perseguida por la dictadura militar en la
Argentina.
La historia de la Virgen de Nazaret está tejida de la
hospitalidad; ella es el espacio, el lugar donde
encontró morada el Verbo, el Hijo de Dios. María es
la hospitalidad hecha persona, gracias a ella, Dios
habitó entre nosotros. La devoción mariana
católica es expresión de esa hospitalidad que nos
brinda la Madre del Señor. Ella que se hizo
hospitalidad debe llevarnos a acoger la vida; Ella
debe inspirarnos para vivir la hospitalidad hoy,
especialmente hacia aquellos que no tienen hogar,
que no son acogidos en la sociedad.
Estamos llamados a hacer de nuestro mundo un
espacio de acogida cuidando a la persona, pero
cuidando también nuestro mundo que nos acoge,
nos da hospitalidad (Laudato Sí, Francisco).
25
Novena en Honor a
Mayo
María Auxiliadora
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Salesianos
Paraguay
TERCER DÍA
VISITAR AL ENFERMO Y AL PRESO, ENTERRAR A LOS MUERTOS
P. Francisco Miranda
NUESTRA PRESENCIA EN LA EXPERIENCIA DEL
DOLOR Y SUFRIMIENTO DEL OTRO
E
l Papa Francisco nos invita a recuperar la reflexión
sobre las “obras de la misericordia”, que son
justamente las obras que posibilitarán la salvación. Son
las que nos abrirán la puerta y seremos llamados
benditos del Padre, simplemente por compartir gestos
tan sencillos pero tan cercanos en humanidad y sencillez
(cf. Mt 25, 31-46).
Hoy reflexionaremos sobre los gestos de acercarnos a la
experiencia del dolor en la existencia humana: visitar a
los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos.
Visitar a los enfermos
C
uando el dolor o la enfermedad golpean nuestra
puerta, nos sentimos desconcertados, oprimidos,
frágiles. Si bien nuestra visita no pueda curar al enfermo
de su dolencia ni calme su dolor, sí puede hacer una cosa:
nuestra presencia, incluso silenciosa, le da la certeza de
que en ese sufrimiento, la persona no está sola, que
estamos a su lado.
Damos testimonio de la actitud misericordiosa del
samaritano que se deja invadir por el sentimiento de
compasión, hasta el punto de que se le “conmueven las
entrañas”, que se hace cargo del que sufre, incluso, hasta
su recuperación total: “Lo que gastes de más te lo pagaré
a mi regreso” (Lc 10, 35)
En respuesta a la pregunta que surge en estas
situaciones: “¿Dónde está Dios?”, nuestra presencia se
hace presencia silenciosa y compasiva de la revelación
de Dios. A veces sobran las palabras, la sola presencia
comunica a la persona enferma que no está sola, que en
esa experiencia de fragilidad cuenta con nuestra ayuda,
con nuestro apoyo, con nuestra oración.
Es ir contra la “cultura del descarte” de la que habla el
Papa Francisco, y luchar por una cultura de
“humanización”. Es quitar del pensamiento de la gente
que la enfermedad es un “castigo de Dios”, ya que Jesús
mismo, antes de la curación del ciego de nacimiento,
responde a la pregunta de sus discípulos sobre “quién
pecó, ¿él o sus padres?”, dejando en claro que la
enfermedad no es castigo divino, sino posibilidad de
que Dios manifieste su misericordia sobre la persona
enferma.
Visitar a los enfermos es decir que Dios no nos salva del
dolor, sino que lo hace a través del dolor, ya que, como
afirma el profeta Isaías, “por sus llagas hemos sido
curados” (Is 53, 5). Compadecernos del enfermo, sufrir
con él, puede convertirse en lugar de la “epifanía” de
Dios, cuna de la esperanza germinativa. En palabras de
Levinas 1 , “la dimensión divina se abre a partir del rostro
humano”.
Visitar a los presos
J
esús, al iniciar su misión y proclamarla en la sinagoga,
hace suyas las palabras del profeta Isaías, donde,
entre otras cosas, dice que el Espíritu del Señor lo “ha
enviado a proclamar la liberación a los cautivos”.
Durante mucho tiempo esta práctica ha sido una
costumbre de los cristianos: muchos se han ofrecido
como “canje” para liberar a los presos y quedar ellos en
su lugar. Esta práctica ha dado pie a la fundación de los
Mercedarios. También San Maximiliano María Kolbe
ofreció voluntariamente su vida para que un padre de
familia pudiese vivir. Literalmente, liberaron a los
cautivos.
Hoy, ¿qué sentido tiene visitar a los presos? Es recordar
que ellos están privados de su libertad, pero no de su
dignidad. Siguen siendo hijos amados y queridos por
Dios, y Dios espera que cambien, que se conviertan, que
puedan enmendar su error. Pero, mirando la realidad de
nuestras cárceles, nos damos cuenta que muchos son
privados de su libertad y su dignidad, viviendo en
condiciones lamentables, donde es más fácil el camino
del deterioro que de reinserción y recuperación
personal.
Visitar a los presos es recordarles que Dios los sigue
amando, que Dios no lo identifica con el delito, que no
son asesinos, sino que cometieron un asesinato; que
no son drogadictos, sino que consumen drogas; que
no son ladrones, sino que han cometido un robo. No
debemos identificar nunca el acto cometido con la
esencia de la persona. En toda persona hay una luz,
aún en medio de las tinieblas más oscuras con que
envuelve el pecado. El pecado nunca puede borrar la
gracia de Dios en nuestra persona, sino que la gracia es
capaz de crecer, con ayuda del Espíritu y restablecer
ese espejo rajado que distorsiona la imagen de Dios en
nuestro interior.
Visitar a los presos nos hace creer en la bondad de la
persona y confiar que nuestra cercanía puede
restablecerlo y reinsertarlo en la comunidad. Es creer
que el odio puede dar paso al perdón.
Es convertirse en ángeles de esperanza para el
prójimo, enviados a anunciar la misericordia de Dios,
que acompaña su soledad y sufrimiento y se inclina
para levantarlo. Como bien afirma la carta a los
Hebreos: “preocúpense de los presos, como si ustedes
estuvieran prisioneros con ellos; preocúpense de los
que sufren, porque ustedes también tienen un
cuerpo” (Hb 13, 3)
Es presentar la idea de que la salvación es posible si
creemos en que, a pesar de la culpa, todo puede ser
salvado. “La fe nos hace creer que el otro y yo mismo,
sea cual sea la culpabilidad, valemos más de lo que
aparentamos, ya que Dios nos dice en su Hijo: «No he
venido a condenar, sino a salvar». Solo el absoluto
puede absolver, perdonar.”
Enterrar a los muertos
D
preparar la sepultura. Era el deber por excelencia de los
hijos para con sus padres (Gn 25, 8). En tiempos de
guerra era considerado un deber de piedad que
correspondía al ejército (1 Re 11, 15). De hecho, el libro
de Tobías presenta a Tobit como un hombre que da
sepultura a los muertos, siendo modelo de israelita fiel a
la tradición de que el cadáver de un israelita no sea
profanado, incluso poniendo en riesgo su propia vida
(Tb 1, 16-18; 2, 3-8)
En el Nuevo Testamento encontramos también esta
costumbre. Jesús mismo antepone el seguimiento a su
persona a esta obligación (Lc 9, 60), pero no va contra
esa costumbre. De hecho, el evangelio según San Juan
nos presenta el relato de la unción en Betania como un
anticipo de su sepultura (Jn 12, 7).
En el cristianismo primitivo, fundamentado en la
resurrección de Jesucristo, tiene la costumbre de
sepultar a los muertos en las catacumbas o cementerios
(dormitorio). En la primera carta a los Tesalonicenses,
Pablo invita a no permanecer “ignorantes acerca de los
que ya han muerto, para que no se entristezcan como
los que no tienen esperanza” (1 Tl 4, 13), porque el
fundamento de la fe es la resurrección de Cristo de entre
los muertos.
En nuestra tradición cristiana, el cuerpo del difunto es
honrado con ritos que nos recuerdan que por el
bautismo fuimos consagrados como templos del
Espíritu Santo, por eso lo rociamos con agua bendita, lo
incensamos, ponemos el cirio pascual. Toda una
simbología del Misterio Pascual. El hecho mismo de
enterrar, tiene el sentido de siembra: “como el
agricultor siembra la semilla en el surco, con la
esperanza de que un día renacerá convertido en un
cuerpo transfigurado y glorioso”.
esde la antigüedad, encontrarnos que la
preocupación por enterrar a los muertos es una
costumbre muy arraigada en el ser humano. Con esto,
podemos entrever que existe una conexión con la
creencia de la existencia de la vida más allá de la
muerte.
Como obra de misericordia, nos hace crecer como
cristianos, pues nos abrimos al horizonte de la
esperanza de la resurrección, y en nuestro silencioso
acompañamiento, nos hacemos cargo del dolor de la
familia ante la pérdida de la persona amada, que ya
participa plenamente del Misterio Pascual.
En el pueblo de Israel, no ser sepultado era
considerado una maldición, una horrible desgracia. Es
por eso que el israelita ponía mucha atención en
Que la Virgen María, Madre y Auxilio, pueda alcanzarnos
la gracia de convertirnos en presencia de Dios que es
fortaleza, compañía, consuelo y esperanza.
1 Emanuel Levinas, Totalidad e infinito, Ensayo sobre la exterioridad, pág. 37.
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Novena en Honor a
Mayo
Novena en Honor a
Mayo
María Auxiliadora
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María Auxiliadora
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CUARTO DÍA
QUINTO DÍA
ENSEÑAR AL QUE NO SABE Y CORREGIR AL QUE SE EQUIVOCA
P. Héctor Fariña
LAS OBRAS DE MISERICORDIA Y NUESTRA
IDENTIDAD BAUTISMAL
E
l día de nuestro bautismo, cuando fuimos ungidos
con el Santo Crisma, el Sacerdote rezó la siguiente
oración: “Dios todopoderoso, Padre de Nuestro Señor
Jesucristo, que los liberó del pecado y los hizo renacer por
medio del agua y del Espíritu Santo, los unge ahora con el
crisma de la Salvación para que, incorporados a su pueblo
y permaneciendo unidos a Cristo, Sacerdote, Profeta y
Rey, vivan eternamente”.
Si miramos las obras de misericordia corporales y
espirituales desde la óptica de nuestra condición de
bautizados, caemos en la cuenta de que son, en la vida
concreta, la puesta en práctica de nuestra triple
identidad de Sacerdotes, Profetas y Reyes.
Avanzando en esa dirección, más específicamente
podemos vincular las obras de misericordia de enseñar al
que no sabe y corregir al que se equivoca con la misión
profética de todo ungido, de todo cristiano.
“ENSEÑAR AL QUE NO SABE”
S
an Juan Pablo II nos recuerda: “La participación en el
oficio profético de Cristo habilita y compromete a los
fieles laicos a acoger con fe el Evangelio y a anunciarlo
con la palabra y con las obras, sin vacilar en denunciar el
mal con valentía”2.
¡Cuántos hermanos nuestros ignoran el Evangelio! Aquí
podemos recordar la famosa frase de San Jerónimo:
“Desconocer las Sagradas Escrituras es desconocer a
Jesucristo”.
Jesús era reconocido por el pueblo como un Maestro que
enseñaba con autoridad. Él hablaba sencillamente (en
parábolas) y en cualquier lugar (en la sinagoga, en el
monte, desde una barca, en el camino).
En su Carta Evangelii Gaudium, El Papa Francisco,
apuntando a una profunda renovación misionera de la
Iglesia, nos señala que hay una forma de predicación
(enseñanza) que nos compete a todos y es tarea
cotidiana. “Se trata de llevar el Evangelio a las personas
28
que cada uno trata, tanto a los más cercanos como a los
desconocidos. Es la predicación informal… Ser discípulo
es tener la disposición permanente de llevar a otros el
amor de Jesús y eso se produce espontáneamente en
cualquier lugar: en la calle, en la plaza, en el trabajo, en
un camino”3.
“CORREGIR AL QUE SE EQUIVOCA”
C
on la obra de enseñar no parece haber demasiados
inconvenientes: se trata solo de animarse y hacerlo.
Sin embargo, cuando se trata de corregir al que está
equivocado, se nos complica un poco más. Está en juego
nuestra “imagen”, nuestra “fama”, la relación misma
con la otra persona. “Tengo miedo de que se enoje
conmigo”.
Saber corregir con un estilo cristiano es, ciertamente,
un arte. “Se cazan más moscas con una gota de miel que
con un barril de vinagre”, decía San Francisco de Sales.
Esto nos da una pista para la acción de corregir, es decir:
es necesario intervenir desde la paciencia, la esperanza,
la prudencia que es fruto del Espíritu Santo, desde la
cercanía, desde la humildad. Nunca desde la ira, desde
el enojo; nunca buscando la humillación.
Esta obra de misericordia espiritual de corregir al que
yerra no puede quedar circunscripta solamente al
ámbito de una relación interpersonal; pienso que
también ilumina los ámbitos de nuestra vida como
sociedad. ¿Quién corrige a las autoridades cuando se
equivocan? ¿Quién corrige a los empresarios? ¿O a los
sindicatos?
El Papa Benedicto XVI nos hablaba del principio de “La
Caridad en la Verdad” como una fuerza impulsora del
auténtico desarrollo de cada persona y de toda la
humanidad. La caridad es la vía maestra de la Doctrina
Social de la Iglesia. He aquí un punto a seguir
profundizando.
San Juan Bosco es un claro ejemplo de cómo se enseña
al que no sabe, y también de superar aquello que se
conoce como el 'respeto humano', a la hora de corregir
al que lo necesita. Que Don Bosco interceda por
nosotros también hoy, en este camino de ser
misericordiosos como el Padre Dios.
2 CHRISTIFIDELES LAICI, 14
3 EVANGELII GAUDIUM, 127
DAR BUEN CONSEJO AL QUE LO NECESITA
T
odos somos buenos para dar consejos a los demás,
sobre todo cuando nos los piden. Pero la obra de
misericordia dar buen consejo al que lo necesita se trata
de algo diverso.
fortaleza siempre. En la oscuridad y confusión de una
tempestad sobre el mar, como en el brillo de un
amanecer de paz y serenidad, Dios está presente. Es
saber que yo no tengo todas las respuestas, pero Dios sí.
Primero que nada hay que tener presente que se trata
una obra de misericordia; es decir, es la obra de alguien
que es capaz de compadecer al otro, con todo el corazón,
y así consolar y fortalecer a uno que sufre o que está en
necesidad. Para poder dar consejo al que lo necesita hay
que tener esa actitud.
La tradición bíblica pone de relieve la importancia del
consejo de la siguiente manera: “La salvación está en un
gran número de consejos” (Prov 11,14); “El consejo del
sabio es como una fuente de vida” (Sir 21,13); “Los
sabios/guías espirituales brillarán como el fulgor del
firmamento” (Dan 12,3).
Dar buen consejo al que lo necesita es sobre todo una
actitud del corazón; es querer ayudar, consolar,
estimular, fortalecer con un corazón bueno y
magnánimo, buscando el auténtico bien de esa persona.
De allí tiene que nacer el consejo; pues cuando nace del
amor y del interés por el otro, será bien recibido y al
mismo tiempo hará maravillas a la persona que busca
una ayuda.
Pero, ¿dónde está el criterio para un buen consejo? He
aquí las palabras del sabio Ben Sira que apuntan a la
cuestión de la verdad y a la importancia decisiva de la
conciencia recta que vaya en su búsqueda: “Atiende el
consejo de tu corazón, porque nadie te será más fiel.
Pues la propia conciencia suele avisar mejor que siete
centinelas apostados en una torre de vigilancia. Pero,
sobre todo, suplica al Altísimo, para que dirija tus pasos
en la verdad” (Sir 37,13-15).
Dar consejo, sobre todo, implica ser capaces de dar y eso
no siempre es fácil. Significa hacer memoria de nuestra
misma vida y experiencia, de nuestro sufrimiento,
necesidad, incapacidad y limitaciones. Hacer memoria
no con tristeza, lamentaciones y hasta amargura, sino
con gran confianza; reconociendo que Dios estaba
presente también en esos momentos de nuestra vida.
Recordar que él nos acompañaba y nos decía: “estoy
aquí y te amo”.
Una vez que hemos hecho memoria, conviene
preguntarnos qué hemos aprendido de estas
experiencias y qué puede ser útil para los demás. Cómo
les podemos ayudar a descubrir la mano de Dios y
aprovechar las circunstancias duras o confusas de la vida
para encontrar a este Padre que camina a nuestro lado.
Se trata de extender la mano, sabiendo que aún con mis
buenas intenciones, no tengo todas las respuestas, ni
puedo resolver todos los problemas. Aconsejar es echar
mano de esta sabiduría vivida, haciéndolo con humildad
y sencillez. Es ofrecer y no imponer, es compartir y no
pontificar. Se trata, a fin de cuentas, de llevar a otros a
tener la seguridad de que Dios está cerca y Él será su luz y
Blaise Pascal (1623-1662 d.C.) presenta de forma clara la
fuerza de la razón, ya sea cuando duda, ya sea cuando
sabe aceptar su límite de no poder ir más allá. En
definitiva, lo que se juega aquí es el ejercicio de la
libertad en la verdad, a lo que Pascal sabe responder con
un delicado equilibrio: “Hay que saber dudar donde es
necesario, aseverar donde es necesario, someterse
donde es necesario. Quien no lo hace no escucha la
fuerza de la razón. Los hay que pecan contra estos
principios: los que aseveran todo como demostrativo,
por no entender de demostraciones; los que dudan de
todo, por no saber dónde hay que someterse; o bien los
que se someten a todo, por no saber dónde hay que
juzgar” (cfr. Pascal, Pensamientos, no. 268).
Si miramos el momento presente, podemos decir que
quizá lo más urgente es aconsejar a partir de ciertas
interrogantes que ayudan a tocar fondo de la existencia
humana: “¿Quién soy?, ¿de dónde vengo y adónde voy?,
¿por qué existe el mal?, ¿qué hay después de esta vida?”
(cfr. Juan Pablo II, Fides et ratio, no. 1).
29
Novena en Honor a
Mayo
20
María Auxiliadora
SEXTO DÍA
PERDONAR AL QUE NOS OFENDE
Sor María Elena Moragas Cristaldo, Fma
La Iglesia también practica esta obra de Misericordia,
sobretodo en la confesión y especialmente en la
dirección espiritual. Ahí cada uno de nosotros, porque lo
necesitamos, encontramos el consejo adecuado, el
consejo de un sacerdote que te conoce, que no habla en
nombre propio sino en nombre de Dios, que no te
pretende imponer sus opiniones sino ayudarte a
reconocer la voluntad de Dios, que no tienen otro interés
sino el de que seas santo.
Obra de misericordia difícil, pero gozosa
L
iberar el corazón del odio y del rencor es un acto de
misericordia hacia el prójimo, pero también hacia
nosotros mismos.
A lo largo de todo el Evangelio, Jesús nuestro Señor nos
invita a perdonar. Y no sólo nos lo dice de palabra, sino
que nos da su ejemplo: mientras agonizaba colgado de
la cruz, nos enseña con su oración al Padre cómo nos
perdona. A los verdugos que lo torturaban y lo
mataban no les reclama nada, sino que oraba así:
“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc
23, 34). ¿Qué mayor ejemplo podemos tener para
perdonar a los que nos hacen daño? ¿Qué mayor
seguridad podemos tener de que Dios nos perdona,
aunque hayamos cometido el peor de los delitos, si
perdonó así a sus propios asesinos?
Cuando uno se deja aconsejar está también en
condiciones de aconsejar a los demás. Como Cristo,
también nosotros hemos sido ungidos y enviados.
Fuimos ungidos el día de nuestro bautismo y después en
la confirmación y somos enviados en cada Misa para,
igual que el Señor, dar la Buena Noticia a los pobres para
anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista.
Sin embargo, no resulta nada sencillo practicar esta obra
de misericordia. En primer lugar porque nos movemos
en un ambiente donde la soberbia anda a sus anchas y
nadie se deja aconsejar, vamos tranquilos por la vida
como si nunca hiciéramos nada malo, como si no
necesitáramos la ayuda de nadie. Nos han convencido
de que tenemos que ser autosuficientes, autónomos, y
que por eso “nadie me tiene que decir lo que tengo que
hacer”.
La otra cara de la moneda es el individualismo. Desde
esa perspectiva, nadie quiere aconsejar a nadie. Se dice
que no debemos meternos en lo que no nos importa,
inmiscuirnos en la vida de los demás, que cada uno es
libre para hacer lo que quiera. Dicho de otra manera: Se
renuncia a ayudar, de verdad, a los demás en aras de un
falso pudor o respeto.
30
Y con todo vivimos junto a otras personas que son
hermanos nuestros, que son nuestro prójimo y a los que
debemos ayudar. El Señor nos envía. Lo haremos con
misericordia, y por eso será un consejo que nace de la
preocupación auténtica por el otro, del cariño. No hecha
con aires de superioridad o con deseo de revancha, sino
por amor. Será un consejo dado con delicadeza, con
respeto a su libertad pero sin miedo a ser rechazado, sin
cobardías sin buscar la propia comodidad.
Vamos a querernos de verdad. Vamos a aprender de
Cristo que fue enviado para dar la Buena Noticia a los
pobres para dejarnos aconsejar, para aconsejar a los
otros.
Sin embargo, siempre nos asalta la duda: ¿Cómo hacer
para perdonar? ¿Cómo perdonar, si nuestra tendencia
natural nos lleva al resentimiento, al desquite e incluso
a la venganza? Para respondernos esto, debemos estar
convencidos de que si Dios nos pide algo, es porque
podemos hacerlo. Y podemos hacerlo, porque Él nos
da la gracia, es Él Quien perdona en nosotros. Cuando
nos sea difícil perdonar una ofensa, perdonar a una
persona en particular, ayuda mucho pedir a Dios la
gracia del perdón, pensando en esa ofensa o en esa
persona cada vez que rezamos esa frase del Padre
Nuestro: “perdona nuestras ofensas como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden".
Sabemos que si no perdonamos nos queda un malestar
en el corazón y que eso mismo va engendrando otros
malestares. Vivir de esta forma daña más al que odia o
no perdona que al mismo ofensor. Hay que quitar los
malestares y perdonar. El odio que puede llegar a
acumular una persona en su corazón puede ser tan
venenoso como el de una serpiente. A Dios le gusta
perdonar, le gusta decir “Yo te perdono” y lo hace cada
vez que nos confesamos. El corazón de Jesús y de María
son corazones sin rastros de rencor, corazones
inmaculados. Por eso son refugio seguro. A pesar de
eso, hay personas que no perdonan y pasan años y años
con esa herida interior que habría que curar, y sufren por
no perdonar. Quizá tengan que pedir ese don a Dios.
Decirle a Jesús y a María: “Dame un corazón como el
tuyo”.
Dios ama a cada persona y yo no puedo odiarla, es mi
hermano, quizá débil; desear su bien y recordar lo que el
mismo Jesús ha dicho, que hay que perdonar hasta
setenta veces siete. Hay que tomar ejemplo de tantos
mártires, también actuales, que mueren perdonando a
sus asesinos. Estamos celebrando el mes de nuestra
María Auxiliadora y es bueno ayudarnos en la reflexión y
en la acción como hijos suyos. Ella perdonó y olvidó las
ofensas recibidas, aun teniendo (humanamente
hablando) motivos más que suficientes para odiar y
guardar rencor.
Pongámonos en el lugar de María y pensemos qué
hubiésemos hecho cuando Herodes levantó un
holocausto de niños para matar al “Rey de reyes” que
acababa de nacer, ¿odiar o perdonar? ¿Qué hubiésemos
hecho cuando todos nos señalan, como a María, por ser
la madre de Jesús?… las miradas llenas de intrigas, los
repudios en las calles, los malos comentarios y hasta el
abandono de nuestras amistades… ¿Qué hubiésemos
hecho al ver que, Aquel que es fruto de nuestra vida, es
crucificado injustamente y sometido a la burla pública
como todo un ladrón, o aún más, como el peor farsante
de todos los tiempos? ¿Hubiésemos perdonado a Pedro
quien negó conocer a Jesús? ¿Hubiésemos perdonado a
Judas quien lo traicionó y lo entregó por un par de
monedas? Pensémoslo, porque el amor de María no
conoció límites y traspasó las fronteras de lo
comprensible. Ella proyectó su amor sobre Cristo en la
Cruz, con ternura de Madre, y lo sigue proyectando
sobre la Iglesia, Cuerpo de Cristo y por lo tanto, sobre
nosotros, pecadores.
31
Novena en Honor a
Mayo
21
María Auxiliadora
En María triunfa la Misericordia. Por eso, es
privilegiadamente asunta al Cielo en cuerpo y alma,
coronada como Reina y Madre de Misericordia. Es la
Virgen del Amor, Ella puede llenar de ese amor
verdadero, nuestro corazón para que sea más semejante
al suyo y al de su Hijo Jesucristo. Sólo hay que pedírselo.
Nuestras familias necesitan de la Misericordia, que se
revistan de paciencia y fe.
Aprendamos a ser misericordiosos, a conversar, a ser
comprensibles, a dedicar tiempo a quienes tenemos
cerca, a amar a nuestros padres, a nuestros hermanos, a
nuestros hijos. Estamos hechos del mismo barro, nadie
es mejor que otros, estamos en la búsqueda constante
de que Dios nos haga diferentes. De eso se trata. Que la
misericordia se haga presente entre todos nosotros,
“Soportándose unos a otros y perdonándose
mutuamente” (Col 3, 12-17).¡Cuánto tenemos nosotros
que imitar a nuestra Madre! Porque pensamos mucho
más en nosotros mismos que en el otro. Nos cuesta
mucho estar atentos a las necesidades de los demás y
echarles una mano para remediarlas. No estamos
siempre dispuestos a escuchar con paciencia al que
quiere decirnos algo. Nosotros distinguimos muy bien lo
que “en justicia” nos toca hacer y lo que le toca al
prójimo, y rara vez arrimamos el hombro para hacer más
SÉPTIMO DÍA
llevadera la carga de los que caminan a nuestro lado. En
vez de amor, muchas veces irradiamos egoísmo. En vez
de afecto y ternura traspiramos indiferencia y frialdad.
En vez de comprensión y perdón, nuestros ojos y
corazón despiden rencor y deseo de venganza.
María es camino del perdón. Por eso, nos conduce al
Confesionario, a la Eucaristía. El rezo del Rosario nos
ayuda a alcanzar la misericordia de Cristo y
experimentar el amor misericordioso de la Madre. En
este mes tan especial para nuestra familia salesiana
estamos invitados como dice el Papa Francisco a
descubrir que la lucha interior para perdonar purifica
del mal y que la oración y el amor nos liberan de las
cadenas interiores del rencor.
CONSOLAR AL TRISTE
Sor Elvira Benítez, Fma
D
entro de las Obras de Misericordia Espirituales
encontramos la invitación de “Consolar al triste”.
Vivir esta obra de misericordia es reconocer en cada ser
humano la necesidad de consuelo, de cercanía. Es un
modo muy concreto de poner en práctica el nuevo
mandamiento del Señor. No se trata sólo de buscar a una
persona que esté triste y darle un poco de consuelo. Sino,
en primer lugar, comprender quién es una persona
triste; y en segundo lugar, de aprender a consolar,
brindarle mi cercanía, disponibilidad y apertura.
¿Quiénes son los tristes? ¿Acaso son los que
encontramos en las cárceles o en los hospitales, o
pidiendo limosna en las calles? No necesariamente.
Puede haber presos que viven con más alegría que los
libres; enfermos que brindan una sonrisa más amplia que
los sanos; y pobres que son más felices que los ricos.
En cierto sentido, los tristes somos todos los hombres.
No se trata de ser pesimistas, sino de reconocer una
verdad: cada ser humano tiene sus luchas, sus
dificultades, sus tristezas. Atravesar por momentos
tristes en la vida es parte de la existencia humana.
Esta obra de misericordia es más profunda de lo que
parece. Se trata de reconocer en cada ser humano la
necesidad de consuelo, de cercanía, de una mano en sus
hombros y poder escuchar “¡Ánimo, vos podes!” cuando
te faltan fuerzas para continuar.
Podríamos preguntarnos, si todo ser humano tiene
necesidad de consuelo, ¿por qué yo debería dar
consuelo, si también siento la necesidad de recibirlo? ¡Y
es una realidad! Pero recordemos una parte de la oración
de San Francisco de Asís: “Señor, hazme un instrumento
de tu paz… Oh, maestro, haz que yo no busque tanto el
ser consolado, sino consolar; ser comprendido, sino
comprender; ser amado, sino amar. Porque es dando que
se recibe; perdonando que se es perdonado y muriendo
que se resucita a la vida eterna”
Todo ser humano tiene necesidad de consuelo, sobre
todo cuando está atravesando por una especial
dificultad; pero, a pesar de eso, “todos estamos llamados
32
a ser, al mismo tiempo, receptores y fuentes de
consuelo”.
Y ¿cómo hacerlo? Consolar no siempre consiste en
escuchar los problemas de otro y después decirle: “No te
preocupes... Vas a ver que todo se solucionará…” Este es
el modo más corriente de consolar, pero no es el único.
Consolar también es reconocer con el otro lo difícil de su
situación y decirle “estoy contigo”, “no estás sola; no
estás solo”. Podríamos por lo tanto decir, consolar es
saber ofrecer el gesto humano que el otro más necesita,
ser ocurrente para ofrecer al otro el gesto humano que
más le ayude y haga sentir hijo de Dios.
Hoy se renueva esta invitación de consolar al triste, así
como lo hizo Jesús que se compadecía del dolor ajeno.
Recordemos la resurrección del hijo de la viuda de Naím:
“Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, sacaban a
enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era
viuda, a la que acompañaba mucha gente de la ciudad.
Al verla el Señor, tuvo compasión de ella, y le dijo: «No
llores.» Y, acercándose, tocó el féretro. Los que lo
llevaban se pararon, y él dijo: «Joven, a ti te digo:
Levántate.» El muerto se incorporó y se puso a hablar, y
él se lo dio a su madre.”
Otro hecho que podríamos recordar es cuando Jesús por
fin llega junto a Marta y María que estaban destrozadas
por la muerte de su hermano Lázaro; Jesús comparte
con ellas su dolor, llora, nos dice el Evangelio. Y no sólo
compartió con ellas su dolor, sino, les devuelve a su
hermano Lázaro. Y muchos otros hechos donde vemos
claramente que Jesús no permaneció indiferente ante el
dolor de los demás, ante el dolor de las personas.
Podríamos preguntarnos hoy, ¿cómo miramos a los
demás? ¿Somos indiferentes o podemos darnos cuenta
que el otro que está a nuestro lado necesita consuelo?
¿O que está triste? Esta actitud de no permanecer
indiferente ante la tristeza o dolor de alguna persona,
nos ayuda a disminuir el egoísmo, la indiferencia, la
frialdad, el distanciamiento que a veces, sin darnos
cuenta existe en nuestro ambiente.
33
Novena en Honor a
Mayo
María Auxiliadora
22
OCTAVO DÍA
SUFRIR CON PACIENCIA LOS DEFECTOS
DEL PRÓJIMO
P. Pablino González
Recordemos lo que el Papa Francisco dijo a los
comunicadores en la 50ª Jornada mundial de las
comunicaciones sociales, en este año jubilar de la
misericordia, y que nos dice también a nosotros hoy,
que podemos generar un encuentro fecundo cuando:
Este Dios, que es y se llama “Misericordia”, nos invita a
“consolar al que sufre”, pero para ello es necesario: mirar
y ver al otro, ser capaz de abrir el corazón y sentir dentro
nuestro la necesidad del otro, permitirnos regalar un
tiempito de nuestro día para acercarnos y hacer que el
que sufre, no se sienta solo; con nuestra mirada, nuestra
cercanía, nuestras palabras, nuestra oración podemos
hacer mucho por la persona que está a nuestro lado y nos
necesita.
Reconocemos que el consuelo que podemos brindar, no
viene de nosotros, “viene de Dios”. Somos portadores
del consuelo de Dios, que es más fuerte que la tristeza,
que el desánimo, que la desesperanza, que el
sufrimiento.
Podemos ser en la vida de los demás, la presencia serena
y animadora de Dios, podemos ser la mirada cariñosa de
Dios que consuela, podemos ser la sonrisa de Dios que
infunde alegría en aquellos con quienes compartimos la
vida, podemos ser la esperanza que ayuda a levantar la
mirada y hacer ver que esos momentos difíciles pasarán,
que vendrán tiempos mejores, ¡que Dios es más fuerte!
34
Cada palabra y cada gesto, lo que decimos y
cómo lo decimos, expresan la compasión, la ternura y
el perdón de Dios para con todos.
Cuando escuchamos prestando atención, con
el compromiso de comprender, valorar, respetar,
custodiar la palabra del otro.
Cuando nuestro corazón y nuestros gestos
animados por la caridad, por el amor divino nos hacen
portadores de la fuerza comunicativa de Dios.
Cuando pronunciamos palabras con amor,
acompañadas de mansedumbre y misericordia.
Cuando escuchamos atenta y gratuitamente,
recorriendo el camino en proximidad al lado del otro,
poniendo humildemente las propias capacidades y los
propios dones al servicio de los demás.
Cuando aproximándonos a los que más
necesitan, nos hacemos cargo, consolamos, curamos,
acompañamos y celebramos.
Atendiendo a las palabras del Papa Francisco, nos
damos cuenta que muchas veces tendremos la
oportunidad de consolar al que sufre, no solamente
con las palabras, sino también tendremos la
posibilidad de hacer algo. Inclusive habrá veces en que
no sabremos qué decir ni qué hacer, pero es en ese
momento que debemos pedir a Dios que el Espíritu
Santo nos conceda la luz necesaria y la capacidad de
salir de nosotros mimos, buscando el bien del que
sufre.
Nunca olvidemos las palabras de Jesús: “Cualquier
cosa que hagas al menor de mis hermanos me la haces
a mí” (Mt. 25: 31-46)
S
i las obras de misericordia son acciones caritativas
mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo
¿Cómo podríamos entender un poco más esta sexta obra
de misericordia espiritual para ponerla en acción según
el espíritu del año de la misericordia y, más
concretamente, en el mes dedicado a nuestra Madre
Auxiliadora?
Parece un contrasentido
E
n los tiempos que corren la propuesta número seis
de las obras de misericordia espirituales: Sufrir con
paciencia, soportar con paciencia…, parece un
contrasentido. A menudo escuchamos estas u otras
frases que hacer referencia a nuestro tema:
- Sufrir los defectos de los demás es ser masoquista…
-Yo no lo soporto, no lo aguanto más…
¿Qué pensás del tema? Sos de los que suelen rezar
diciendo: Señor dame paciencia, ¡pero dámela ya!
¿Por qué sufrir, por qué soportar?
Tal vez,
- ¿por la paz en casa?
- ¿por salvar una convivencia de años?
- ¿porque no queda otra?
O porque estamos convencidos de que esta propuesta
vivida desde la óptica cristiana es portadora de una
buena noticia, de una gracia especial… Porque soportar a
alguien con paciencia implica empatía, compromiso con
el otro y mucho amor.
Naturalmente, la fuerza de esta obra de misericordia no
está en el hecho de "sufrir", ni tampoco en los "defectos"
propios o ajenos. La clave está en la "paciencia". Nuestro
Dios es un Dios infinitamente paciente, infinitamente
misericordioso que nos ama con una paciencia sin
límites.
Hacer efectivo el mandamiento del amor fraterno
E
n la convivencia familiar, en las asociaciones
parroquiales, en relaciones sociales una de las
cosas que más cuesta es soportar los defectos de los
demás. La paciencia es la virtud que nos lleva a
soportar con serenidad de espíritu y alegría de corazón
los defectos de los demás con quienes hacemos el día a
día. Nos ayuda a mirar a los demás desde el corazón y
con ojos de misericordia. La auténtica caridad es
sobrellevar y disculpar los defectos de los demás.
Ser misericordiosos como el Padre nos conduce a
contemplar esta obra de misericordia con una mirada
que apunta hacia el horizonte de la paciencia que el
Padre tiene con cada uno de nosotros. Esa paciencia
sin límites que contemplamos en el Padre es lo que nos
hace a nosotros ser pacientes con los demás e
introducirnos en esa corriente de misericordia de Dios
que empapa nuestra propia vida y la del prójimo.
Los “otros” también soportan mis defectos.
E
s bueno tomar conciencia que esta obra de
misericordia obliga e implica a mismo tiempo a los
“otros”, para que soporten con paciencia nuestros
defectos. No en vano escribe san Pablo cuando dice:
“sopórtense mutuamente…”
Creo que la paciencia ante los defectos de los demás no
es ajeno al corregir, al enseñar…, So-portarla,
sostenerla también significa hacerse cargo del
crecimiento de la otra persona, ayudarla a que cambie
para dejar sus defectos. De hecho, las obras de
misericordia no pueden estar separadas. Están
íntimamente entrelazadas, se complementan.
35
Para meditar:
Novena en Honor a
Mayo
María Auxiliadora
23
NOVENO DÍA
L
a paciencia que soporta y sufre los defectos de los demás es fruto de la
presencia del Espíritu de Dios. El ejemplo por excelencia es Jesucristo, que
supo disculpar a todos los que le condenaban: “Perdónales, Padre, porque no
saben lo que hacen”. La clave de la vida cristiana está en acercarnos, lo más que
podamos, a los gestos, las actitudes y los sentimientos de Cristo.
Te propongo algunos textos de la Sagrada Escritura para la meditación
personal. Podrán ayudarte a estar en comunión con el corazón paciente y
humilde de Cristo, el Señor:
«Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia» (Mt 13,4).
«El mandamiento de Dios es que creamos en el nombre de su Hijo
Jesucristo y que nos amemos mutuamente» (Jn 3,23).
Sopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre
que alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado:
hagan ustedes lo mismo» (Col 3, 13).
«Con mucha humildad, mansedumbre y paciencia, sopórtense
mutuamente por amor» (Ef. 4, 2).
«El amor es paciente…» (1Cor 13, 4)
Sugerencias prácticas:
Te propongo algunas sugerencias que podrían ayudarte a ser más paciente con
los demás:
1.
Rezar: en la uno de los encuentros de padres directores uno de los
hermanos, al compartir su experiencia de vida comunitaria como animador de
la comunidad, nos comentó: “desde hace un par de meses, cuando pienso en
algún hermano de mi comunidad, en lugar de recordar sus faltas o errores, doy
gracias a Dios por ese hermano, por sus cualidades. Eso cambió mi vida.
2.
Tomar conciencia de que también tenemos flaquezas: Por qué te fijas
en la paja del ojo de tu hermano y no ves la viga… Es un ejercicio de
autoconocimiento.
3.
Potenciar la mirada hacia las cosas positivas: Te ayudará a ser más feliz
y ayudarás al hermano a reconocer sus dones más que sus flaquezas.
4.
Una buena confesión: reconciliarnos con Dios nos fortalece la caridad
fraterna. “Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a
los que nos ofenden”. Este es el punto fundamental que nos hace ver si somos o
no buenos cristianos.
5.
Ayudar al hermano: con humildad y paciencia, a reconocer y enfrentar
sus flaquezas.
6.
El humor: no tomar todo a pecho te ayudará a mejorar la convivencia;
7.
Contemplar la misericordia de Dios para contigo: Te ayudará a mirar
con misericordia la vida de los demás.
Oración: Señor, concédeme la gracia de ser paciente y humilde como vos.
Dame la gracia de ser paciente con los demás para que se cumpla en mí tu
promesa: Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia”. Amén
36
REZAR POR LOS VIVOS Y DIFUNTOS
P. Delio Barreiro
E
sta Obra de Misericordia pone de relieve la
“comunión de los santos” en la Iglesia. Se trata
de la comunión de los miembros de la Iglesia, tanto
de los que peregrinan aún en la tierra como los
bienaventurados del cielo, calificados ambos como
“santos”.
La Iglesia en cada Eucaristía nos invita a la oración
por los vivos y los difuntos, “Te damos gracias por
que nos haces dignos de servirte en tu presencia.
Acuérdate también de nuestros hermanos que
durmieron con la esperanza de la resurrección, y de
todos los que han muerto en tu misericordia…”.
(Misal Romano. Plegaria Eucarística II)
Rezar por los vivos…
“La oración cristiana es una relación de Alianza
entre Dios y el hombre en Cristo” (C.I.C. 2564) y, por
tanto, sostiene todas las Obras de Misericordia.
Cuando oramos por alguien viviente, se le sitúa
bajo la mirada amorosa y providente de Dios y se
invoca para él el don de Dios y su bendición, para
que lo sostengan en el camino de la vida (Ef 1,3-14).
Esto no significa que se deba esperar
necesariamente el cumplimiento concreto de todo
aquello por lo cual se haya podido pedir, sino que
con motivo de una demanda “concreta”, la oración
cristiana de intercesión sitúa toda petición en el
contexto más amplio de la invocación central de
Cristo en el Padrenuestro cuando pide: “hágase tu
voluntad, así en la tierra, como en el cielo” (Mt
6,10), repetida dramáticamente por el mismo
Jesús en Getsemaní con un expresivo: “hágase tu
voluntad” (Mt 26, 42).
La Oración brota del corazón solidario y atento a
las necesidades de los demás. La oración en
comunidad nos une a todos y nos hace sentir una
familia entorno a nuestro Padre celestial. Lo
bueno de la oración es que puedes pedir por otros
también, y Dios siempre escucha lo que dices. Lo
más importante, sin embargo, es saber sacar
fuerzas –para ti y para otros– para escalar la
montaña de la santidad con valentía.
La oración nos permite entrar en contacto íntimo
y personal con Dios. Como cualquier relación
personal a través del diálogo y trato frecuente se
puede conocer y amar a la otra persona, así la
oración para cualquier cristiano es un medio de
comunión con Dios donde se le va conociendo y
descubriendo cada día.
…y difuntos
Por otro lado, la Escritura habla también de la
oración por los muertos basándose en la fe de
resurrección, ya que “si no hubiera esperado la
resurrección de los caídos, habría sido inútil y
ridículo rezar por los muertos” (2 Mac 12,41-45).
Se trata de una plegaria que tiene presente la
Iglesia como “comunión de los santos”,
particularmente con aquellos que han muerto, y
así expresar la fe de que su vida va más allá de la
muerte, haciéndose realidad viva la bella cita
bíblica de que el “amor es más fuerte que la
muerte” (Cant de los Cant 8,6).
En nuestro continente y en especial en nuestra
tradición paraguaya está la costumbre, que aún
perdura en algunos lugares, de reunirse y hacer un
velorio que se prolonga por una semana o nueve
días. Se reza aún una Novena en la que los
familiares se congregan para acompañar a los
deudos y ofrecen a Dios oraciones por el difunto.
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San Odilón abad, de Cluny, en el año 998, prescribió a todos los monasterios
sometidos a su jurisdicción, que el día siguiente al de la festividad de “todos los
Santos” se hiciera memoria de todos los difuntos. En el siglo XIV, Roma admitió esta
celebración.
En la Solemnidad de María
Auxiliadora de los cris anos seamos
Señor, dales el descanso eterno y brille sobre ellos la luz eterna…
misioneros al encuentro de la vida
Este año del Jubileo Extraordinario de la Misericordia el Papa Francisco nos invita a
vivir en profundidad las obras de Misericordia, y entre las obras de misericordia
espirituales encontramos el Rezar por los vivos y Difuntos.
María Madre de la Misericordia, se el Auxilio de todos tus hijos e hijas vivos y difuntos.
Para reflexionar:
¿Cómo es mi oración de cada día? ¿Solidaria o egoísta?
¿Rezo por los vivos, especialmente por aquellos que más lo necesitan?
¿Recuerdo en mis oraciones a los difuntos, tanto a los conocidos como los
desconocidos?
¿Me comprometo a rezar por los vivos y difuntos para vivir y hacer concreto la
comunión de todos dentro de la Iglesia terrenal y celestial?
E
n el día en que conmemoramos la Solemnidad de
María Auxiliadora, recordemos que vivimos en
Dios, recordemos que gracias a Él existimos. El Papa
Francisco, en una de sus homilías durante la JMJ Río
2013, dijo: “¿Qué podemos hacer? "Bota fé – Pon fe". La
cruz de la Jornada Mundial de la Juventud ha gritado
estas palabras a lo largo de su peregrinación por Brasil.
¿Qué significa "Pon fe"? Cuando se prepara un buen
plato y ves que falta la sal, "pones" sal; si falta el aceite,
"pones" aceite… "Poner", es decir, añadir, echar.
Lo mismo pasa en nuestra vida, queridos jóvenes: si
queremos que tenga realmente sentido y sea plena,
como ustedes desean y merecen, les digo a cada uno y a
cada una de ustedes: "pon fe" y tu vida tendrá un sabor
nuevo, tendrá una brújula que te indicará la dirección;
"pon esperanza" y cada día de tu vida estará iluminado y
tu horizonte no será ya oscuro, sino luminoso; "pon
amor" y tu existencia será como una casa construida
sobre la roca, tu camino será gozoso, porque
encontrarás tantos amigos que caminan contigo. ¡Pon
fe, pon esperanza, pon amor!
Pero, ¿quién puede darnos esto? En el Evangelio hemos
escuchado la respuesta: Cristo. "Éste es mi Hijo, el
escogido, escúchenlo". Jesús es quien nos trae a Dios y
nos lleva a Dios, con él toda nuestra vida se transforma,
se renueva y nosotros podemos ver la realidad con ojos
nuevos, desde el punto de vista de Jesús, con sus mismos
ojos. Por eso hoy les digo con fuerza: "Pon a Cristo" en tu
vida y encontrarás un amigo del que fiarte siempre;
"pon a Cristo" y verás crecer las alas de la esperanza para
recorrer con alegría el camino del futuro; "pon a Cristo" y
tu vida estará llena de su amor, será una vida fecunda.
Hoy me gustaría que todos nos preguntásemos
sinceramente: ¿en quién ponemos nuestra fe? ¿En
nosotros mismos, en las cosas, o en Jesús? Tenemos la
tentación de ponernos en el centro, de creer que
nosotros solos construimos nuestra vida, o que es el
tener, el dinero, el poder lo que da la felicidad. Pero no es
así. El tener, el dinero, el poder pueden ofrecer un
momento de embriaguez, la ilusión de ser felices, pero,
al final, nos dominan y nos llevan a querer tener cada vez
más, a no estar nunca satisfechos, y terminamos
empachados, pero no alimentados y es muy triste ver
una juventud empachada, pero débil. La juventud tiene
que ser fuerte, alimentarse de su fe y no empacharse de
otras cosas”.
¡"Pon a Cristo" en tu vida, pon tu confianza en él y no
quedarás defraudado! Miren, queridos amigos, la fe
lleva a cabo en nuestra vida una revolución que
podríamos llamar copernicana, porque nos quita del
centro y pone en él a Dios; la fe nos inunda de su amor
que nos da seguridad, fuerza, esperanza.
Aparentemente no cambia nada, pero, en lo más
profundo de nosotros mismos, todo cambia.
Para reflexionar:
¿Nos falta poner fe a nuestra vida?
¿Cómo estamos alimentando nuestra fe?
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Fundaciones que van en
Jóvenes al cuidado de la
ayuda de los jóvenes
naturaleza
E
M
El mejor ejemplo que tenemos para saber cómo estar atentos a Dios es la
Virgen María, por eso te digo a vos, que sos cristiano católico con corazón
salesiano, a vos que a lo mejor no crees o te da lo mismo estar aquí ahora, a que
puedas estar atento a lo que te dice Dios hoy, porque algo sin duda que te
quiere decir…
Los efectos del calentamiento global están comenzando a hacerse visibles. La
isla de Lohachara, cercana a la India, ha desaparecido. No se trata del primer
caso en que una isla desaparece debajo de las aguas debido al calentamiento
global. Este efecto, que hace subir el nivel de los mares debido a la fusión de los
hielos continentales y polares, ya ha hecho desaparecer más de un islote. Pero
el caso de Lohachara es muy especial, ya que hasta hace unos meses estaba
habitada. Sus casi 10.000 pobladores han sido evacuados, y se han
transformado en refugiados medioambientales.
n este año del Jubileo de la Misericordia, y en el contexto de la celebración
del mes de María y de cómo podemos servir a quienes más necesitan, es
que el Señor nos invita a tener antes que todo los ojos bien abiertos, los oídos
atentos y el corazón dispuesto para darnos cuenta qué es lo que nos pide.
Te invito a que averigües cómo, a través de la Fundación “Don Bosco Róga”,
muchas personas, incluso jóvenes como vos, viendo lo que sucede a su
alrededor quieren ayudar a hacer de nuestro país un lugar más justo, y de hacer
lo que Dios les pide que hagan: Servir a los demás.
Para reflexionar:
¿Qué otras fundaciones conoces que trabajen por niños y jóvenes?
¿Sabes qué proyectos lleva adelante la Fundación “Don Bosco Róga”?
aría, que es la primera discípula, nos ha estado enseñando este Mes a
como relacionarnos mejor con Dios... hoy nos hablará de la naturaleza,
cual importantes es para nuestra vida...
Lo que para muchos no es más que una noticia, se transforma en un drama real
para otros. Los habitantes de esta isla ubicada en las cercanías de la
desembocadura de los ríos Ganges y Brahmaputra en la bahía de Bengala lo
han perdido todo. Para ellos, las más apocalípticas predicciones de los
ambientalistas y científicos se han transformado en realidad.
Si crees que es la última isla que va a desaparecer, te equivocas. Otro
archipiélago famoso, el paraíso fiscal de Vanuatu, en la Melanesia, ya ha visto
la evacuación forzosa de todos los habitantes de las más bajas de sus islas.
El atolón de Kiribati hace tiempo que está bajo el agua, pero afortunadamente
estaba deshabitado. Las proyecciones son tremendas, ya que hay infinidad de
islas pequeñas cuya altura máxima sobre el nivel del mar no supera la decena
de metros. Sólo en la zona de la Bahía de Bengala se calcula que unas 70.000
personas se convertirán en refugiados medioambientales en los próximos
años.
Para reflexionar:
¿Te sientes una persona que ama y respeta la naturaleza?
¿Percibes en la maravilla de la creación la presencia del Dios Padre creador?
¿La mirada de la mujer como María nos ayuda a valorar la belleza de la
naturaleza?
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María, rostro humano de la
María custodia nuestra salud
misericordia de Dios
T
oda la historia de Salvación está llena de la acción misericordiosa de Dios.
María es el rostro humano de la misericordia de Dios. María experimenta
en sí ese rostro humano de Dios. Ella es la hija, llena de gracia, que se vuelve al
Padre por haber sido escogida para llevar a cabo con la Encarnación, el
cumplimiento de la Promesa: el perdón al hombre y la vuelta a la plenitud.
María reconoce que, de generación en generación, la misericordia de Dios se
extiende sobre aquellos que le temen. La revelación, hecha en la Encarnación,
es una respuesta divina a la infidelidad del hombre y cumplimiento de la
palabra dada en el paraíso. La fidelidad del Señor es misericordia para con el
hombre.
María experimenta esta fidelidad, por singular privilegio, y tiene en sus manos
la posibilidad de corresponder al proyecto de Dios con una adhesión
incondicionada, sirviéndole sin temor. Por su particular preparación de
espíritu, ve a través de los acontecimientos de su vida y los del pueblo de Israel
y de la humanidad y de cada hombre en particular, cómo la misericordia de
Dios ha sido infinita, sin límites.
Dios crea de la nada al hombre, se recrea en la creación del hombre y la mujer.
Interviene indulgente cuando el sufrimiento es amargo. Está a la espera del
retorno a la casa paterna del hijo pródigo. La maternidad de María es signo de
la ternura de Dios que como Padre vela por su criatura.
La Virgen de Nazareth, de un modo particular y excepcional, como ningún
otro, ha experimentado esa ternura y misericordia divina. Ella engendra el
fruto más grande del amor misericordioso, Jesús, el Dios que viene a habitar en
medio de nosotros.
María es signo de las entrañas de misericordia que Dios tiene con nosotros. Ella
ha tenido el gozo de vivir en comunión con el Altísimo. Ella difunde esta alegría,
que se transforma en gozo interior, en misericordia para con el hombre.
M
aría es madre y una madre se preocupa sobre todo por la salud de sus hijos, sabe
cuidarla siempre con amor grande y tierno. La Virgen custodia nuestra salud.
¿Qué quiere decir esto? Pienso sobre todo en tres aspectos: nos ayuda a crecer, a
afrontar la vida, a ser libres.
1. Una mamá ayuda a los hijos a crecer y quiere que crezcan bien, por ello los educa a no
ceder a la pereza… a no conformarse con una vida cómoda que se contenta sólo con
tener algunas cosas. La mamá cuida a los hijos para que crezcan más y más, crezcan
fuertes, capaces de asumir responsabilidades, de asumir compromisos en la vida, de
tender hacia grandes ideales. El Evangelio de san Lucas dice que, en la familia de
Nazaret, Jesús "iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios
estaba con él" (Lc 2, 40). La Virgen hace precisamente esto con nosotros, nos ayuda a
crecer humanamente y en la fe, a ser fuertes y a no ceder a la tentación de ser hombres
y cristianos de una manera superficial, sino a vivir con responsabilidad, a tender cada
vez más hacia lo alto.
2. Una mamá además piensa en la salud de sus hijos, educándolos también a afrontar
las dificultades de la vida. No se educa, no se cuida la salud evitando los problemas,
como si la vida fuera una autopista sin obstáculos. La mamá ayuda a los hijos a mirar
con realismo los problemas de la vida y a no perderse en ellos, sino a afrontarlos con
valentía, a no ser débiles, y saberlos superar, en un sano equilibrio que una madre
"siente" entre las áreas de seguridad y las zonas de riesgo. Y esto una madre sabe
hacerlo. Lleva al hijo no siempre sobre el camino seguro, porque de esta manera no
puede crecer. Pero tampoco solamente sobre el riesgo, porque es peligroso. Una
madre sabe equilibrar estas cosas. Una vida sin retos no existe y un chico o una chica
que no sepa afrontarlos poniéndose en juego ¡no tiene columna vertebral!...
3. Un último aspecto: …una buena mamá ayuda también a tomar las decisiones
definitivas con libertad. Esto no es fácil. Pero una madre sabe hacerlo, en este
momento en que reina la filosofía de lo provisorio. Pero, ¿qué significa libertad? Por
cierto, no es hacer todo lo que uno quiere, dejarse dominar por las pasiones, pasar de
una experiencia a otra sin discernimiento, seguir las modas del momento; libertad no
significa, por así decirlo, tirar por la ventana todo lo que no nos gusta. La libertad se nos
dona ¡para que sepamos optar por las cosas buenas en la vida! María como buena
madre nos educa a ser, como Ella, capaces de tomar decisiones definitivas, con aquella
libertad plena con la que respondió "sí" al plan de Dios para su vida (cfr. Lc 1, 38).
Es lo que te pedimos…, Oh María,… para todos nosotros: dónanos la salud que sólo tú
puedes donarnos, para ser siempre signos e instrumentos de vida.
Para reflexionar:
¿Descubrimos en María el rostro de la misericordia de Dios? ¿En qué
circunstancias?
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Para reflexionar:
¿Dejamos que María nos enseñe a ser crecer, a afrontar la vida, a ser libres?
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La fe de María da carne
María, modelo de caridad
humana a Jesús
Hoy se conmemora la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo.
D
ice el Concilio: «Por su fe y obediencia engendró en la tierra al Hijo mismo
del Padre, ciertamente sin conocer varón, cubierta con la sombra del
Espíritu Santo» (LG, 63). Este es un punto sobre el que los Padres de la Iglesia
han insistido mucho: María ha concebido a Jesús en la fe, y después en la carne,
cuando ha dicho «sí» al anuncio que Dios le ha dirigido mediante el ángel.
¿Qué quiere decir esto? Que Dios no ha querido hacerse hombre ignorando
nuestra libertad, ha querido pasar a través del libre consentimiento de María, a
través de su “sí”. Le ha preguntado: "¿Estás dispuesta a esto?". Y ella ha dicho:
"Sí"
Pero lo que ha ocurrido en la Virgen Madre de manera única, también nos
sucede a nosotros a nivel espiritual cuando acogemos la Palabra de Dios con
corazón bueno y sincero y la ponemos en práctica. Es como si Dios adquiriera
carne en nosotros. Él viene a habitar en nosotros, porque toma morada en
aquellos que le aman y cumplen su Palabra. No es fácil entender esto, pero sí, es
fácil escucharlo en el corazón.
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M
aría, mujer de nuestro pueblo, creyente como nosotros, también experimentó
en su vida el amor de Dios. Y siguiendo lo que Jesús nos dice en el evangelio,
bien podemos decir que María, la mujer creyente, se sintió amada por Dios. “Les he
elegido para que vayan y den fruto”, dice Jesús en el evangelio; contemplemos a María
como la mujer elegida-amada para dar fruto, en este caso el fruto bendito de su
vientre.
María vive ya, así de este modo, el mandato de Jesús de amar al prójimo. Quien tiene
consigo a Dios no puede cerrarse a los demás. Quien tiene consigo al Dios de Jesús,
que es el Dios de los pobres, de los necesitados, de los excluidos, no puede darles la
espalda. La vida de quien tiene consigo a un Dios así, se convierte en un continuo acto
de amor, concretado en actos de caridad hacia los más débiles.
Así actúa María. Así actúa en Caná cuando anticipa la hora de Jesús al darse cuenta de
que estaba amenazada la alegría, la fiesta de aquellos novios. “Jesús no tienen vino”…
Dándose cuenta de la necesidad de los otros, se puso a hacer algo para que se
solucionara aquella situación.
María es modelo de caridad, estando hasta el último momento al pie de la cruz para
acompañar al hijo que agoniza y que, abandonado por todos, sigue viendo a su madre
que le mira con amor, con ternura, soportando con él el tormento de la cruz, del
abandono, de la muerte.
María es modelo de caridad con la primera comunidad cristiana. Temerosos de los
judíos, viven con miedo los primeros momentos de la vida de la Iglesia. Allí está María,
acompañándolos en la oración, sosteniéndolos en la fe, compartiendo con ellos
temores, miedos, angustias y desolación pues han perdido a su Señor. También con
ellos recibirá el Espíritu y cambiará totalmente el actuar de aquellos primeros
cristianos.
¿Pensamos que la encarnación de Jesús es sólo algo del pasado, que no nos
concierne personalmente? Creer en Jesús significa ofrecerle nuestra carne, con
la humildad y el valor de María, para que él pueda seguir habitando en medio de
los hombres; significa ofrecerle nuestras manos para acariciar a los pequeños y
a los pobres; nuestros pies para salir al encuentro de los hermanos; nuestros
brazos para sostener a quien es débil y para trabajar en la viña del Señor;
nuestra mente para pensar y hacer proyectos a la luz del Evangelio; y, sobre
todo, ofrecerle nuestro corazón para amar y tomar decisiones según la
voluntad de Dios. Todo esto acontece gracias a la acción del Espíritu Santo. Y
así, somos los instrumentos de Dios porque Jesús actúa en el mundo a través de
nosotros. Dejémonos guiar por él.
Igual que María, tenemos que estar atentos a las necesidades de los otros, no
podemos pasar de lo que les sucede a los demás. Como ella, estamos invitados a hacer
esa caridad operativa, a ponernos manos a la obra para remediar tantas situaciones de
angustia, de dolor, de soledad, como hay en nuestro mundo, en nuestra sociedad.
Cada uno desde nuestras posibilidades, pero siempre con corazón abierto para ser
sensibles a la falta de amor que hay en nuestro mundo.
Para reflexionar:
Para reflexionar:
¿Acogemos la Palabra de Dios con corazón sincero?
¿La ponemos en práctica?
¿Cómo andamos de amor, de caridad en nuestra vida?
¿Estamos convencidos de que no somos siervos, sino amigos de Jesucristo, que nos
ha amado hasta el extremo?
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La vis ación de la
Virgen María
H
oy recordamos la Visitación de la Virgen María. El evangelio de San Lucas
(Lc 1, 39-56) nos narra el Anuncio del ángel a María con gran respeto,
venerando a los protagonistas de este diálogo único. Hoy asistimos a aquella
"segunda anunciación", la que el Espíritu Santo revela a santa Isabel en el
momento de reconocer en María a la Madre de su Señor. Estas dos mujeres
viven y comparten el mayor secreto que pueda Dios comunicar a los hombres,
y lo hacen con una naturalidad sorprendente.
Por su parte, María, la llena de gracia, no sólo no se queda ociosa en su casa. Ser
Madre de Dios no desdice un ápice de su condición de mujer humilde, de modo
que va en ayuda de su prima. Isabel, por su parte, anuncia, inspirada por el
Espíritu, una gran verdad: la felicidad está en el creer al Señor.
Cuando alguien se profesa cristiano, su fe y su vida; lo que cree y cómo lo vive,
son dos esferas que están íntimamente unidas. Quien piense que "creer" es
sólo profesar un credo religioso, adherir a una religión o a unos dogmas, quizás
tiene una pobre visión del término. Porque cuando se cree de verdad se
empieza a gustar las delicias con que Dios regala a las almas que le buscan con
sinceridad.
La pedagogía de Dios es tan sabia, que sabe impulsarnos, dándonos a saborear
su felicidad, -que es inmensa e incomparable-, cuando somos fieles. Es un gozo
que, sin casi quererlo, nos lleva a más, nos invita a entregarnos con más
generosidad a la realización de un plan que va más allá de nuestra visión
humana. Isabel reconoce en su prima esa felicidad porque ha creído, pero
además porque en consecuencia, su vida ya no respondía a un plan trazado por
ella, sino por su Señor. Ella estaba también encinta ¿por qué era necesario un
viaje en las condiciones de aquel tiempo...?
Para reflexionar:
¿Cómo va mi fe en la presencia de Dios en mi vida?
¿Lucho por aceptarla y vivirla?
¿Soy capaz de vivir hoy con la resolución de servir, por amor, a las personas
con las que convivo?
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Bendición de
María Auxiliadora
Sacerdote: Nuestro auxilio es el Nombre del Señor.
Todos: Que hizo el cielo y la tierra.
Dios te salve, María…
S: Bajo tu amparo nos refugiamos, Santa Madre de
Dios. No desoigas las súplicas que te dirigimos en
nuestras necesidades; antes bien, líbranos de todo
peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita!
S: María, Auxilio de los cristianos.
T: Ruega por nosotros.
S: Señor, escucha nuestra oración.
T: Y llegue a ti nuestro clamor.
S: El Señor esté con ustedes.
T: Y con tu espíritu.
S: Oremos.
Dios todopoderoso y eterno, que con la ayuda del
Espíritu Santo, preparaste el cuerpo y el alma de la
gloriosa Virgen María, para ser digna morada de tu
Hijo; al recordarla con alegría, líbranos, por su
intercesión, de los males presentes y de la muerte
eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
T: Amén
(Aspersión y bendición)
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Oraciones
Peregrinación en el Año
Jubilar de la Misericordia
U
n Santuario Mariano es como un signo peculiar de la presencia materna y
operante de María en la Iglesia. El Santuario mundial de María
Auxiliadora está en Turín, Italia. Este Santuario era para Don Bosco “la Casa de
la Auxiliadora, desde donde María irradiaba su patrocinio sobre toda la Iglesia y
el mundo”.
El Santuario de Turín tiene su réplica en todas las iglesias y capillas de la Familia
Salesiana, esparcidas por el mundo entero, entre las que se encuentra el
Santuario Arquidiocesano de María Auxiliadora, en Asunción. En este año del
Jubileo Extraordinario de la Misericordia, estamos invitados a peregrinar con
fe y devoción hasta allí, donde nuestra Madre nos espera con alegría.
Para obtener la indulgencia plenaria
El Jubileo es un buen momento para la reconciliación con Dios. En este caso,
además, su tema central es la Misericordia, por lo que el sacramento de la
confesión adquiere un papel protagonista. Para obtener la indulgencia
plenaria:
Haz una peregrinación en familia o parroquia.
Estar consciente que el significado de este peregrinar es pasar de una
antigua vida de pecado hacia una nueva vida de gracia.
Reflexiona en el hecho de que esa puerta representa a Cristo, quien
dijo: “Yo soy la Puerta: el que entre por mí estará a salvo” (Jn 10, 9)
Antes de cruzar la Puerta Santa es recomendable recibir los
sacramentos de la Reconciliación y Eucaristía, meditar en tu conversión
personal y rezar por las intenciones del Papa Francisco.
Saber del compromiso que adquieres de imitar la misericordia de Dios y
ponerla siempre en práctica en tu vida, con las obras de misericordia
corporales y espirituales.
Las personas enfermas o ancianas que no puedan hacer esta peregrinación
hacia la Puerta Santa, pueden ganar la indulgencia plenaria recibiendo la
Comunión o participando en la Santa Misa o en oraciones comunitarias.
1) NOVENA DE CONFIANZA A MARÍA AUXILIADORA
Madre amable de mi vida, Auxilio de los cristianos,
La gracia que te pido pongo en tus divinas manos.
Dios te salve, María…
su predilección por los niños y los jóvenes,
su amor al trabajo,
su bondad y su fidelidad al Papa.
Tú que sabes mis pesares, pues todos te los confío,
Da la paz a los turbados y alivio al corazón mío.
Dios te salve, María…
Concédenos, María Auxiliadora,
que nuestra entrega diaria en el seguimiento de Cristo
sea fiel y generosa, audaz y creadora hasta la muerte
para que podamos con tu Auxilio
llegar a la comunión plena y eterna
con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén
Y aunque tu amor no merezco, no recurriré a Ti en vano,
Pues eres Madre de Dios y Auxilio de los cristianos.
Dios te salve, María…
4) ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA (Papa Francisco)
Por eso con fe y confianza, humilde y arrepentido,
Lleno de amor y esperanza este favor yo te pido.
(Pedir la gracia que se necesita)
Jesús, presente en la Eucaristía, en Ti confío.
María Auxiliadora, ruega por nosotros.
2) ORACIÓN A MARÍA AUXILIADORA (San Juan Bosco)
María, Virgen poderosa
Tú, la grande e ilustre defensora de la Iglesia;
Tú, la Auxiliadora del pueblo cristiano;
Tú, terrible como un ejército en orden de batalla;
Tú, que solo destruyes los errores del mundo;
defiéndenos de nuestras angustias,
auxílianos en nuestras luchas,
socórrenos en nuestras necesidades,
y en la hora de la muerte, recíbenos en el eterno gozo. Amén
3) CONSAGRACIÓN A MARÍA AUXILIADORA
Virgen Inmaculada y Auxiliadora de los cristianos,
Madre de la Iglesia e inspiradora de la Obra de Don Bosco,
nosotros nos ponemos bajo tu protección maternal,
y fieles a nuestro compromiso cristiano,
te prometemos trabajar por la construcción
de la Civilización del Amor, la justicia y la paz.
Confiando en tu Auxilio, te rogamos, Madre Auxiliadora,
por la Iglesia, la familia salesiana,
los gobernantes, los trabajadores,
las familias, los jóvenes,
los niños, los ancianos y por el eterno descanso
de nuestros seres queridos.
Virgen y Madre María,
Tú que, movida por el Espíritu,
acogiste al Verbo de la vida
en la profundidad de tu humilde fe,
totalmente entregada al Eterno,
ayúdanos a decir nuestro «sí»
ante la urgencia, más imperiosa que nunca,
de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.
Tú, llena de la presencia de Cristo,
llevaste la alegría a Juan el Bautista,
haciéndolo exultar en el seno de su madre.
Tú, estremecida de gozo,
cantaste las maravillas del Señor.
Tú, que estuviste plantada ante la cruz
con una fe inquebrantable
y recibiste el alegre consuelo de la resurrección,
recogiste a los discípulos en la espera del Espíritu
para que naciera la Iglesia evangelizadora.
Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitados
para llevar a todos el Evangelio de la vida
que vence a la muerte.
Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos
para que llegue a todos
el don de la belleza que no se apaga.
Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,
madre del amor, esposa de las bodas eternas,
intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,
para que ella nunca se encierre ni se detenga
en su pasión por instaurar el Reino.
Tú, que fuiste la Maestra de Don Bosco,
enséñanos a imitar sus virtudes,
su vida de castidad y de humildad,
su desprendimiento evangélico de los bienes materiales,
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Estrella de la nueva evangelización,
ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,
del servicio, de la fe ardiente y generosa,
de la justicia y el amor a los pobres,
para que la alegría del Evangelio
llegue hasta los confines de la tierra
y ninguna periferia se prive de su luz.
Madre del Evangelio viviente,
manantial de alegría para los pequeños,
ruega por nosotros. Amén. Aleluya.
5) MARÍA, MUJER DE LA ESCUCHA, DE LA DECISIÓN,
DE LA ACCIÓN (Papa Francisco)
María, mujer de la escucha,
haz que se abran nuestros oídos;
que sepamos escuchar la Palabra de tu Hijo Jesús
entre las miles de palabras de este mundo;
haz que sepamos escuchar la realidad en la que vivimos,
a cada persona que encontramos,
especialmente a quien es pobre, necesitado, tiene
dificultades.
María, mujer de la decisión,
ilumina nuestra mente y nuestro corazón,
para que sepamos obedecer
a la Palabra de tu Hijo Jesús sin vacilaciones;
danos la valentía de la decisión,
de no dejarnos arrastrar
para que otros orienten nuestra vida.
María, mujer de la acción,
haz que nuestras manos y nuestros pies
se muevan «deprisa» hacia los demás,
para llevar la caridad y el amor de tu Hijo Jesús,
para llevar, como tú, la luz del Evangelio al mundo. Amén.
6) PLEGARIA A MARÍA AUXILIADORA
Santísima e Inmaculada Virgen María,
Madre de la Iglesia y Madre nuestra,
Auxiliadora del pueblo cristiano,
a ti acudo, porque tú nos llevas hacia tu Hijo.
Te consagro mi mente, mi corazón,
con sus afectos y deseos;
mi cuerpo y todas mis fuerzas.
Quiero trabajar para el Reino de Dios.
Quiero que en todo se cumpla
la voluntad del Padre.
Tú, Madre y Auxiliadora del pueblo cristiano,
danos tu ayuda en estos días nuestros.
Ilumina y fortalece a nuestros obispos,
sostén a los sacerdotes en su tarea,
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auxilia al pueblo cristiano
y mantennos en unidad con el Papa.
Te pedimos que mires con especial cariño
a los niños y jóvenes, que son el futuro,
a los jóvenes esposos en sus dificultades,
a los necesitados y a los explotados,
a los emigrantes y a los olvidados de la sociedad,
a los enfermos y moribundos.
Sé, para todos, María Auxiliadora,
Refugio y Amparo,
Madre de misericordia y Puerta del Cielo.
Haz, María Auxiliadora,
que todos sintamos el amparo de tu manto
para salir libres de las tentaciones
y vivir según el Evangelio de tu Hijo Jesús.
Que todos tus devotos experimentemos
tu protección y podamos ser en el mundo
luz y sal, semilla y fermento
del Reino inaugurado por Jesús,
tu Hijo y nuestro hermano. Amén.
Virgen Auxiliadora, Virgen de las bodas de Caná,
sé mi auxilio y protección
en todos los momentos de mi vida
para que pueda seguir a tu Hijo Jesús. Amén.
9) CONCÉDENOS, MARÍA AUXILIADORA
Concédenos, Madre Auxiliadora:
un poco de consistencia, para nuestro barro;
un poco de luz, para nuestra noche;
un poco de paz, para nuestra lucha de cada día;
un poco de fe, para nuestra duda;
un poco de alegría, para nuestras penas;
un poco de amor, para nuestro egoísmo;
un poco de agua, para nuestra sed;
un poco de vida, para nuestra vida;
un poco de servicio, para nuestra comodidad;
un poco de calor, para nuestra frialdad;
un poco de ilusión, para nuestra desgana;
un poco de tu auxilio, para nuestra necesidad. Amén.
Cuando todos creen que callo,
Tú sabes muy bien que por dentro estoy gritando.
Cuando a veces sonrío y canto,
Tú conoces bien el llanto de mi corazón joven.
Cuando disimulo y protesto,
Tú ves mi noche y mi duda.
Virgen, Madre Auxiliadora, pon tus manos sobre mí
y hazte auxilio, apoyo y palabra cercana,
para que busque el camino y camine contigo hacia Dios. Amén.
13) VIRGEN MARÍA, AYÚDANOS (San Juan Pablo II)
7) MARÍA AUXILIADORA, MADRE DE LA
FAMILIA SALESIANA
Oh María, Madre de Dios y Madre de la Iglesia,
creemos que tienes un puesto singular
en la historia de la salvación
y que eres la maestra y guía de nuestra Familia.
Madre, Virgen Auxiliadora,
sé Tú mi maestra, sé Tú mi modelo,
para que pueda comprender el misterio de tu Hijo
desde lo que soy, desde lo que tengo, desde esta vida mía.
Con alegría contemplamos y deseamos imitar
tu fe y disponibilidad ante el Señor y su plan de amor,
tu gratitud por las cosas grandes hechas por el Padre,
tu caridad apostólica y tu fidelidad en la hora de la cruz.
Madre, Virgen Auxiliadora,
vuelve hacia mí tus ojos,
que yo los he puesto ya en Ti. Amén.
11) TÚ ERES LA AUXILIADORA
Nos ponemos en tus manos con amor filial,
como Inmaculada
nos enseñas la plenitud de la donación personal;
como Auxiliadora
nos das aliento y confianza en el servicio al Pueblo de Dios.
Virgen María, Auxiliadora de los Cristianos,
mira a la Iglesia, que camina en su tercer milenio.
Aviva nuestra fidelidad a Jesús;
despierta en nosotros silencio y contemplación
para meditar las palabras de tu Hijo.
Te pedimos, Virgen Santísima,
que sigas protegiendo a cada uno de nosotros,
a los grupos nacidos del carisma de San Juan Bosco
a toda la Familia Salesiana
y a los jóvenes que nos confías. Amén.
Haznos testigos de la verdad del Evangelio.
Consérvanos unidos en la oración y en la espera;
sugiérenos la frescura de la palabra sencilla;
suscita testigos de la Buena Nueva que profesamos;
alienta a los que están cansados.
Tú, que eres la Auxiliadora del pueblo cristiano. Amén.
Madre Auxiliadora, Virgen de las bodas de Caná,
ven en mi ayuda, porque me falta:
el vino de la alegría y el optimismo,
el vino de la fuerza de voluntad y de las ganas de luchar,
el vino de la sinceridad y el sacrificio
el vino de la gracia mantenida.
Madre Auxiliadora,
derrama sobre mí tu mirada,
para que viva atento a tu Hijo
y pueda seguirle siempre en el camino de mi vida.
10) TE LLAMO AUXILIADORA
He aprendido a llamarte Auxiliadora,
he aprendido a quererte y a rezarte.
Estoy aquí para ofrecerte
lo poco que soy, lo poco que tengo.
8) AUXILIADORA Y VIRGEN DE CANÁ
Que me sienta unido a mis hermanos en la fe,
como Tú estuviste unida a los discípulos,
animando su esperanza y su oración.
12) MADRE AUXILIADORA
Madre Auxiliadora,
desde mi corazón de hijo elevo hasta Ti mi súplica:
que mi “Sí” a Dios sea generoso como lo fue tu gran “Sí”
Que mi corazón acaricie la Palabra de tu Hijo
y la guarde meditándola en silencio,
para que sea siempre mi único alimento.
Virgen María, ayúdanos a ser fieles dispensadores
de los grandes misterios de Dios.
Ayúdanos a enseñar la verdad
que tu Hijo anunció y a extender el amor,
que es el principal mandamiento
y el primer fruto del Espíritu Santo.
Ayúdanos a confirmar en la fe a nuestros hermanos.
Ayúdanos a difundir la esperanza en la vida eterna.
Ayúdanos a custodiar los grandes tesoros escondidos
en las almas del pueblo de Dios, que te ha sido confiado. Amén.
14) VIRGEN MARÍA, VEN EN NUESTRO AUXILIO
Tú eres la Madre de Jesús, el Camino, la Verdad y la Vida
danos el don de la justicia y la paz,
y ayúdanos a trabajar para lograrlas.
Haz fuerte el amor cristiano en todos los hogares,
aleja de ellos las divisiones, los rencores y la violencia.
Danos buena voluntad para el diálogo,
la reconciliación y el perdón.
Ayuda a las familias divididas,
a las que sufren por la pobreza,
la falta de trabajo y la injusticia.
Tú que fuiste campesina pobre,
da esperanza a las clases populares
que buscan una vida más digna y humana.
Ayuda a los jóvenes, sus ideales y compromisos,
para que logren un mundo más fraterno.
Socorre a los pueblos que padecen guerras.
Ayuda a los hombres y mujeres
que trabajan por la justicia y el bien.
Dale tu sabiduría a los gobernantes.
Que las naciones dejen las armas
y se ayuden mutuamente.
María, Madre de Dios y Auxiliadora de los cristianos,
Danos la paz de tu Hijo Jesús. Amén.
51
Cantoral
1) JUNTO A TI MARÍA
Junto a ti, María, como niño quiero estar
Tómame en tus brazos,
guíame en mi caminar
Quiero que me eduques,
que me enseñes a rezar
Hazme trasparente, lléname de paz
MADRE, MADRE, MADRE, MADRE
(bis)
Gracias, Madre mía, por llevarnos a
Jesús
Haznos más humildes
tan sencillos como tú
YO QUIERO SER
ARCILLA ENTRE SUS MANOS
YO QUIERO SER
VASIJA DE SU AMOR...
QUIERO DEJAR LO MÍO,
PARA ÉL, PARA ÉL…
No entendías sus palabras
pero respondes con fe,
dejas que su amor te guíe
confiando siempre en Él.
Por su Espíritu de Vida
te dejaste transformar,
te abandonas en sus manos
para hacer su Voluntad.
4) MODELO DE AMOR
Gracias, Madre mía, por abrir tu corazón Tú que velas por el mundo hoy,
Porque nos congregas y nos das tu
cariño inagotable
amor
es tu corazón lleno de amor
Madre nuestra y del Salvador,
2)EL ÁNGEL VINO DE LOS CIELOS
Tú guías nuestras vidas
El ángel vino de los cielos
por el gran camino del amor
y a María le anunció
el gran misterio de Dios – Hombre,
Tú eres el modelo de amor
que a los cielos admiró
Madre, servidora del Señor...
enséñanos a ser
VIRGEN MADRE, SEÑORA NUESTRA aunque sea un poco como tú,
RECORDANDO LA ENCARNACIÓN
nuestra sociedad
TE CANTAMOS TU HIJOS TODOS
necesita urgente solución
COMO ESTRELLA DE SALVACIÓN
EN EL SERVICIO A LOS DEMÁS
“Yo soy la esclava del Señor, mi Dios”
EN CADA ROSTRO DE MUJER
La Virgen dijo al contestar
CON UN AMOR
que se haga en mí según has dicho
TAN DULCE Y ESPECIAL
se cumpla en mí tu voluntad
ESTÁS TÚ, MADRE
Y el Verbo para redimirnos
tomó su carne virginal
vivió hecho hombre entre nosotros
librándonos de eterno mal
3) ARCILLA ENTRE SUS MANOS
Eres Madre muy sencilla,
creatura del Señor,
Virgen pobre, Madre mía,
llena de gracia y de Amor.
Fuiste arcilla entre sus manos
y el Señor te modeló,
aceptaste ser su esclava,
siempre dócil a su voz.
52
ENVIADA FUISTE DEL SEÑOR
NOS ENSEÑASTE LA HUMILDAD
EN CADA RISA, EN CADA LÁGRIMA
ESTÁS TÚ, MADRE…
SIEMPRE ESTÁS TÚ, MADRE
5) MISTERIOS DE AMOR
Eres María, Madre nuestra,
esclava humilde del Señor
eres purísima doncella,
hoy te cantamos con amor
eres María desde siempre,
eres el cántico de hoy
AVE, AVE MARÍA, AVE (3 veces)
Eres la guía de los santos,
la madre de la juventud
Auxiliadora de la Iglesia,
de todo el pueblo de Jesús
María eres desde siempre
la guía de la juventud
Eres el grito de esperanza,
eres el canto del amor
bendito el fruto de tu vientre
que con nosotros se quedó
el Emmanuel “Dios con nosotros”,
aquel que su vida entregó
Son tantos jóvenes caídos
a los que hay que levantar
son tantas manos lastimadas
que con amor hay que vendar
Eres María, nuestro ejemplo,
la madre de la caridad
6) QUIERO LLEGAR
Quiero llegar hasta tus pies benditos
para implorar sobre mi vida entera
la bendición que ampare mi alegría
Auxiliadora, Madre mía
Por Ti viví los años de inocencia
porque aprendí de labios de mi madre
a invocar tu nombre cada día
Auxiliadora, Madre mía
Tuya será mi juventud inquieta
frágil barquilla en borrascosos mares
porque serás, su brújula y su guía
Auxiliadora, Madre mía
Y hasta el postrer momento de mi vida
ruego que ayudes con materna mano
al pecador que solo en Ti confía
Auxiliadora, Madre mía
7) VENID Y VAMOS TODOS
VENID Y VAMOS TODOS
CON FLORES A PORFÍA,
CON FLORES A MARÍA
QUE MADRE NUESTRA ES
Y me enseñó que en la vida
el amor es necesario
el que hasta ayer se evadía
al fin al puente ha llegado:
lo cruzará… lara la la la (2), la la
VENID Y VAMOS TODOS
CON FLORES A PORFÍA,
*CON FLORES A MARÍA (3 veces)
QUE MADRE NUESTRA ES
A veces se siente sola
por los que aún no han llegado
pero no los abandona,
sus huellas les va dejando,
la seguirán… lara la la la (2), la la
De nuevo aquí nos tienes,
Purísima Doncella
Más que la luna bella,
*postrados a tus pies (2 veces)
Venimos a ofrecerte
las flores del bajo suelo
con cuánto amor y anhelo
*Señora, tú lo ves (2 veces)
Por ellas te rogamos
si cándidas te placen
las que en gloria nacen
*en cambio tú nos des (2 veces)
8) VIRGEN DEL BUEN VIAJE
Estamos vivos y vivimos,
amarte es nuestro destino
y aunque este viaje es distinto
no hay más que un solo camino: llegar a
vos… lara la la la (2), la la
DULCE DONCELLA,
TE SEGUIRÉ (TE SEGUIRÉ)
TÚ ERES MI ESTRELLA,
TE ALCANZARÉ
TE ALCANZARÉ, YO SÉ QUE SÍ
LARA LA LA LA (2), LA LA
9) HOY HE VUELTO MADRE
Cuántas veces, siendo niño te recé
con mis besos te decía que te amaba
Poco a poco y con el tiempo
fui alejándome de ti
*Por caminos que se alejan me perdí
(*2)
HOY HE VUELTO, MADRE,
A RECORDAR
CUANTAS COSAS DIJE
ANTE TU ALTAR
Y AL REZARTE
HOY PUEDO COMPRENDER
* QUE UNA MADRE NO SE CANSA DE
ESPERAR (* bis)
Al regreso, me encendías tú la luz
sonriendo, desde lejos, me esperabas
en la mesa la comida aún caliente en el
mantel
*y tu abrazo en mi alegría de volver (*2)
Aunque el hijo se alejara del hogar
una madre siempre espera su regreso
el regalo más hermoso
que a los hijos da el Señor
*es su madre y el milagro de su amor
(*2)
Solo quedó hierba seca
10) ELLA LO HA HECHO TODO
por donde antes pisamos
ELLA SÍ, LO HA HECHO TODO
hoy hay flores de pureza
porque hacia ti caminamos, espéranos… YA SABEN CUÁL ES SU NOMBRE (2)
lara la la la (2), la la
Me escogió como un juguete
en la palma de su mano
En las rutas de mis días
me miró con su sonrisa
el viaje fue muy pesado
me estrechó con un abrazo
hasta que vi una doncella
En las olas de mi vida
y así juntos caminamos...
resplandece como un faro
para llegar… lara la la la (2), la la
Tú, columna de mis sueños
Alba, puerto, luna, amparo
Como un niño que da un beso
a la brisa, inmaculado
yo te envío mi saludo
sé que estás en mí pensando
yo te invento un nombre nuevo
cada día al susurrarlo
eres brisa siempre joven
sé que estás siempre a mi lado
11) MARÍA ES
Hace unos días me han preguntado
quién es María y por qué aún hay tantos
que a ella acuden y en ella esperan con
fervor
y otros me dicen que ya se ha ido
que es solo imagen con pies de barro
y que perdemos el tiempo hablando de
su amor
Y me di cuenta que hay mucha gente
que como aquellos profundamente
la necesitan y no lo quieren admitir
y no la ven aunque estén de frente
no la descubren intensamente
y van pasando ante la vida indiferentes
MARÍA ES DEL HOGAR LA FUERZA
ES LA PALABRA AMIGA,
LA MANO QUE ALIENTA
AQUEL MILAGRO QUE AÚN ESPERAS
MUY DENTRO TUYO
HALLARÁS RESPUESTA
Y cuando sientas que te han dejado
en el camino abandonado
y pienses que ya a nadie puedes recurrir
ya no lo dudes hermano mío
busca la ayuda, busca el cariño
que de la Madre tú puedes recibir
Y date cuenta que hay mucha gente
que como vos tan profundamente
la necesitan y no lo quieren admitir
y no la ves aunque estés de frente
no la descubres intensamente
y vas pasando ante la vida indiferente
12) MI ALMA CANTA
MI ALMA CANTA,
CANTA LA GRANDEZA DEL SEÑOR.
Y MI ESPÍRITU SE ESTREMECE
DE GOZO EN DIOS, MI SALVADOR.
53
Porque miró con bondad
la pequeñez de su servidora: (bis)
En adelante toda la gente
15) AUXILIADORA
VIRGEN MARÍA, MADRE DE DIOS
RUEGA POR NOSOTROS
Y AYÚDANOS (2 veces)
me llamará feliz, me llamará feliz,
me llamará feliz.
Derribó del trono a los poderosos
y elevó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos
y despidió a los ricos con las manos
vacías.
Mi alma canta la grandeza del Señor
y mi espíritu se estremece de gozo en
Dios, mi salvador.
13) MAGNIFICAT
Proclama mi alma la grandeza de Dios
se alegra mi espíritu en Dios mi
Salvador
Porque ha mirado la humildad de su
sierva
desde ahora me felicitarán
todas las generaciones
Nuestra vida es un continuo andar,
con gran sed de amor y paz
Nuestro caminar Ella aliviará,
con la luz de su mirar…
Peregrino soy y cantando voy,
alegría hay en mí
Es que llevo aquí en mi corazón
la caricia de su voz…
Y si alguna vez la amargura cruel
me destroza la ilusión
Ella da vigor a mi corazón,
peregrino alegre soy…
16) MARÍA, MÚSICA DE DIOS
Me quede sin voz, con que cantar
y mi alma vacía, dormía en sequedad.
Y pensé para mí, me pondré en sus
manos:
manos de Madre, me dejaré en su amor.
Y TÚ, MARÍA
HAZME MÚSICA DE DIOS;
PORQUE EL PODEROSO HA OBRADO
Y TÚ, MARÍA
Y HACE MARAVILLAS EN NOSOTROS
ANIMA TÚ LAS CUERDAS
GRANDE ES SU AMOR PARA TODOS
DE MI ALMA, ALELUYA, AMÉN (2)
GRANDE ES SU AMOR
Y POR SIEMPRE
María acompaña Tú mi caminar,
GRANDE ES SU AMOR
yo solo no puedo, ayúdame a andar.
Y pensé para mí, me pondré en sus
Hace proezas con su brazo
manos:
dispersa a los soberbios
manos de Madre, me dejaré en su amor.
y con todo corazón
ensalza a los humildes,
17) MARÍA DE NAZARETH
llena de bienes a los pobres
MARÍA DE NAZARETH,
su promesa por siempre durará
MARÍA ME CAUTIVÓ
como dijo a nuestros padres
POR HIJO ELLA ME ADOPTÓ,
Y
FORTALECIÓ MI FE
14) QUIERO DECIR QUE SÍ
Quiero decir que sí, como tú, María
como tú, un día, como tú, María
QUIERO DECIR QUE SÍ (4 veces)
Yo voy a serle fiel...
Voy a alabarle a él...
Luego estaré con él...
A veces en ella me pongo a pensar
y sin percibirlo empiezo a rezar
y mi corazón empieza a cantar
a la Virgen de Nazareth
Doncella que Dios amó y escogió
Madre de Jesús, el Hijo de Dios
María que el pueblo entero eligió
Señora de Nazareth
Pastoral Juvenil Salesiana:
18) SANTA MARÍA DEL CAMINO
Mientras recorres la vida
tú nunca solo estás
contigo por el camino, Santa María va
P. Delio Barreiro, Delegado
Hugo Marcelo Martínez Franco, Secretario Ejecutivo
VEN CON NOSOTROS A CAMINAR
SANTA MARÍA VEN (2 veces)
Agradecemos la colaboración de:
P. Miguel Ángel Larrea, sdb
P. Aurelio César Ruiz Palacios, sdb
P. Francisco Miranda, sdb
P. Pablino González, sdb
P. Héctor Fariña, sdb
Sor Elena Moragas, fma
Sor Elvira Benítez, fma
Aunque te digan algunos
que nada puedes cambiar
lucha por un mundo nuevo,
lucha por la verdad
Si por el mundo los hombres
sin conocerse van
no niegues nunca tu mano
al que contigo está
Diseño:
Aunque parezcan tus pasos
inútil caminar
tú vas haciendo caminos,
otros lo seguirán
LDG. Sair Gamarra
19) OH MARÍA
Acuérdate, oh Virgen María
que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que han acudido a ti
implorando tu asistencia
y reclamando tu socorro
haya sido abandonado de ti
Fuentes:
OH MARÍA, OH MARÍA (4 veces)
·
Acuérdate, oh Virgen María
que eres madre del amor
y nos amas cuando amamos en el Señor
Confiados en tu mano,
hoy venimos ante ti
con un canto de alegría en el corazón
20) AVE MARÍA
Busco por los caminos
busco quién será mi guía
Ella, la luz será de mi vida...
Ella, Ave María
·
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·
Equipo de Evangelización y Catequesis. Mes de María juvenil. Con María
vivamos la alegría de la fe. Salesianos Chile, 2013.
Bravo, Manuel. Mayo con María. Colección “Celebrar y orar”. Editorial
CCS. Madrid, 1999 (4ª. Edición)
Heyn Schupp sdb, Carlos. La devoción a María Auxiliadora. Editorial
Don Bosco, 1997.
auxilioymadre.blogspot.com
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www.vatican.va
www.aciprensa.com
www.caminocatolico.org
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