viajar por caminos de quimeras

Erase una vez un pajarillo desplumado, que
tenía por amiga una gaviota a la que le gustaba
comer leones y, luego, guardar sus melenas para hacerse trajes en
invierno.
Un día, de repente, la amiga
gaviota se dio cuenta que el pajarillo
siempre iba desnudo y no podía
volar.
La gaviota quería visitar la luna
y quería ir acompañada de su amigo
el pajarillo. Entonces, decidió hacerle
un abrigo con las melenas de los
leones que se había comido, pero
pensó:
-¡Uf! Yo nunca he hecho un trabajo
tan difícil.
Habló con el pajarillo y, entre los dos, decidieron ir a pedir ayuda.
Fueron donde la hormiga tejedora, que estaba triste porque no tenía
material para hacer nuevas creaciones. La amiga gaviota le contó que ella
tenía melenas de sobra, ya que se zampaba tres leones por semana y, le
propuso que si le ayudaba a confeccionar el traje para el pajarillo, a
cambio, ella, le procuraría el material para que
siguiera confeccionado sus creaciones:
vestidos, chaquetones….
-¡Fenomenal! –dijo la hormiga-. Al fin podré terminar el abrigo para
Blanca. Tres años lleva esperando la pobre. Cada noche en la orilla del lago
le repito: “Vas a vestir de Balenciaga”.
Cada amanecer la hormiga se desilusionaba con Blanca, desaparecía
del lago, sin pronunciar ni una sola palabra.
El trato estaba hecho. La gaviota le daba las melenas a la hormiga y,
la hormiga, se ponía manos a la obra, a confeccionar.
La hormiga diseñó y cosió el abrigo del pajarillo. Y, también, terminó
el abrigo que llevaba tanto tiempo soñando
para Blanca.
La amiga gaviota le explicó a la hormiga que su misteriosa amiga era
la misma a la que ella quería ir a visitar con el pajarillo desplumado. En
agradecimiento le invitó a hacer el viaje con ellos.
“Todos lograron alcanzar su sueño.”