¿Se convertirá la nube en un refugio para los piratas del siglo XXI?
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¿Se convertirá la nube en un refugio para los piratas del siglo XXI?
THE PIRATE BAY PUEDE ESTAR ABRIENDO UNA NUEVA VÍA ¿Se convertirá la nube en un refugio para los piratas del siglo XXI? 23/10/2012 El pasado viernes la web sueca The Pirate Bay, popular por alojar una gran cantidad de información sujeta a derechos de autor, anunció su regreso después de varios cortes de servicio y su bloqueo en países como Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Alemania o Estados Unidos. Incluso Google, adalid de la neutralidad en la red, reconoce no mostrar la mayoría de los resultados que surgen de las búsquedas relativas a TPB, que se ha convertido en la 'bestia negra' de la industria del entretenimiento. Pero los piratas han vuelto y ahora se esconden en un nuevo limbo legal: la nube. "Si la policía intenta volver a atacarnos ya no tendrá servidores que llevarse, solo un router de tránsito. Y en el caso de que averiguasen cual es el proveedor de la nube, solo encontrarán imágenes de disco encriptadas", explican los responsables del portal a la web TorrentFreak. El paso de una arquitectura de servidores clásica a una con sus datos dispersos en la nube, de carácter trasnacional, complica enormemente la labor de las autoridades. ¿Dónde están los datos? ¿Quién los aloja? "Los proveedores de hosting no tienen ni idea de que están alojando los archivos de Pirate Bay y, si se enteran, es imposible recopilar la información de los usuarios", detallan desde la web sueca. Datos fragmentados y apátridas. Los expertos legales confirman que la maniobra de The Pirate Bay será efectiva. La información digital se puede cifrar y fraccionar, repartiendo fragmentos de información sin sentido a lo largo de todo el planeta. Esta información se puede recomponer en cualquier lugar y en cualquier momento. Quizá se pueda llegar a identificar al responsable principal del alojamiento de esta información, pero será muy complicado incautar las pruebas suficientes para condenar al susodicho, y determinar quién tiene la competencia territorial para solicitar esta incautación. La otra clave consiste en hacer bailar la información entre fronteras, ya que es imposible jugar en un mismo terreno al mismo juego pero con reglas diferentes en cada parte del campo (los delitos no son los mismos en España que en Irlanda que en Canadá o que en el Congo). El alojamiento en la nube permite aprovecharse de esta fisura entre las legislaciones de los diferentes países y, sobre todo, en la capacidad de un juez local para recabar pruebas o trozos de pruebas en distintos países del mundo. El caso empresarial. La piratería en la nube no solo se da a gran escala; también sucede en el seno de casi la mitad de las empresas que usan el servicio. El fenómeno de las 'credenciales calientes' afecta a un 30% de las empresas pertenecientes a economías desarrolladas, y escala hasta un 45% cuando de países emergentes se trata. No todos estarían pirateando software, dado que muchos desarrolladores facturan por volumen de tráfico en sus aplicaciones y no por las licencias vendidas, pero son porcentajes demasiado elevados para corresponder solo a la primera modalidad de pago. El estudio revela que la mayoría de los que incurren en estas prácticas reconoce que "está mal" lo que hace: "El hecho de que tantas personas entiendan que están cometiendo un error y sigan haciéndolo dice mucho del fenómeno de la piratería de software, que es casi un mal crónico", lamenta el CEO de BSA Robert Holleyman. Parece que de momento se cumple la máxima de que la trampa va por delante de la ley. Al tiempo, compañías como Microsoft ven en la nube el final a un problema enquistado de copias ilegales con su sistema operativo Windows. Es innegable que la nube hace tiempo que está presente y que ha venido para quedarse. ¿Se convertirá en el refugio de los piratas del siglo XXI?