Capítulo VIII

Transcripción

Capítulo VIII
Capítulo X
Debemos meditar, la meditación es lo esencial. ¡Mediten! La meditación es lo
máximo. Es lo más cercano a la vida espiritual - la mente en meditación. Es
el único momento en nuestra vida diaria en que no somos materia - el alma
pensando en si misma, libre de toda materia - ¡esta maravillosa percepción del
alma!
***
¡Oh, qué calmo sería el trabajo de uno que realmente comprendiera la
divinidad del hombre! Lo único que le queda por hacer es abrirles los ojos a
los demás. Lo restante se hace por si mismo.
***
La felicidad y la miseria, ambas son cadenas, una de oro, la otra de hierro;
pero las dos son lo suficientemente fuertes como para atarnos e impedirnos de
percibir nuestra verdadera naturaleza. El atman no sabe de felicidad ni de
miseria. Estos son meros estados que siempre deben cambiar. La naturaleza
del alma es dicha y paz inmutable. No necesitamos obtenerla; la tenemos;
lavemos nuestros ojos y la veremos.
***
Lo esencial es anhelar a Dios. Deseamos todo menos a Dios, porque nuestras
necesidades cotidianas son provistas por el mundo externo. Recién cuando
nuestras necesidades están más allá del
mundo externo buscamos
abastecernos desde lo interior, desde Dios.
***
Cada alma está destinada a ser perfecta y al final cada ser llegará a ese estado.
***
Vedanta no tiene el concepto del pecado, sino solo el del error. Y el mayor
error, afirma Vedanta, es pensar que eres débil, que eres un pecador, una
criatura miserable, y que no tienes poder y no puedes hacer esto o aquello.
Cada vez que piensas de esa manera, quedas como aprisionado en esa idea y
creas un nuevo eslabón en la cadena que te ata. Agregas una nueva capa de
hipnotismo sobre tu propia alma. Por eso quienquiera que piense que es débil
está equivocado; quienquiera que piense que es impuro está equivocado y está
lanzando un mal pensamiento al mundo.
***
Siempre debemos tener presente que en Vedanta no cabe el intento de
acomodar la vida presente - esta vida de hipnotismo, esta falsa vida que hemos
asumido - con el ideal. Por el contrario, esta falsa vida debe terminar, y la vida
real, que siempre está presente, debe manifestarse, debe resplandecer desde
adentro. Nadie se vuelve más y más puro. Es cuestión de menor o mayor
manifestación. El velo cae, y la pureza innata del alma comienza a
manifestarse. Ya todo es nuestro: pureza infinita, libertad, amor y poder.
***
Vedanta dice que puede haber debilidad, pero no se preocupen; queremos
crecer. El remedio para la debilidad no es rumiar sobre ella sino pensar en la
fortaleza. Enséñenles a los hombres sobre la fuerza que ya está en ellos.
Nunca digan no; nunca digan “no puedo”, porque son infinitos. Hasta el
tiempo y el espacio nada son en comparación con la naturaleza de ustedes.
Pueden hacer todo y cualquier cosa. Son todopoderosos.
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