RICARDO YÁÑEZ

Transcripción

RICARDO YÁÑEZ
RICARDO YÁÑEZ
No soy la flauta,
soy el aire;
no soy el aire,
soy la necesidad
de ser el aire.
La transparencia.
Trozos de voz
Antonio Riestra*
Escribir poesía es escribir a tientas la nada.
Sin embargo, de esa nada, se aprende. Y
más aún, se siente. Eso, en mi opinión, la
poesía del maestro Yáñez lo sustenta.
H
acer una selección fiel de la obra poética de Ricardo Yáñez fue, para mí, sumamente difícil:
encontré a lo largo de la lectura poemas extraordinarios; poemas que guardan la voz —déjenme decirlo así— de un poeta verdadero. Entiéndase pues
la contrariedad: ¿cómo empezar? ¿Cómo destacar,
entre lo ya eminente, los poemas que debían ser incluidos en una antología del maestro?
Si bien es cierto que soy sólo un aspirante a
escritor de versos, asimismo, en el andar que ello
supone, he aprendido mucho de la finura de un
buen lector de poesía (léase en el sentido de la
sagacidad que esto conlleva). Luego, ayudado por
Sergio Luna y Moisés Ramírez, me decidí a escoger
los textos que podían mostrar, desde mi visión,
una parte y a la vez un todo del trabajo aludido.
Mejor dicho, que serían, cabalmente, obras no
aisladas.
2
* Promotor cultural y poeta, es uno de los antologadores de
Nueva escritura sumaria, de Ricardo Yáñez. Actualmente estudia Lengua y Literaturas Hispánicas en la Universidad Nacional
Autónoma de México.
El presente texto fue leído por el autor el pasado 7 de agosto
en la presentación de Nueva escritura sumaria, que se llevó a
cabo en el Palacio de Bellas Artes.
Escribir poesía es escribir a tientas la nada. Sin
embargo, de esa nada, se aprende. Y más aún, se
siente. Eso, en mi opinión, la poesía del maestro
Yáñez lo sustenta. Cito:
Litoral e 15
Todo poeta que se precie de serlo debe llegar
a la desnudez de su lenguaje, del lenguaje de
todos, que es lenguaje universal. Eso pareciera
un trámite sencillo, un mero juego de palabras,
pero acá el verdadero juego, el reto del juego: no
la voz de las palabras: las palabras de la voz: “El
mejor modo de mirar las estrellas es mirar las
estrellas”.
4
Soy sólo el tiempo
de una música viva,
de una música yéndose
desde sí misma
hacia su propia música,
soy sólo el mar de este silencio
recordando su música
en un ir y venir
que es un estarse quieto.
Conozco al poeta Yáñez, a sus otros (al
tallerista, al amigo). En todas sus variantes he
podido escuchar su forma de ser congruente con
cada uno de ellos; es decir, de desnudarse de ellos,
de llegar hasta su lenguaje más puro: Ricardo Yáñez
es un hombre de voz, de voces… Cada poema, en
él, es una voz —sí, completamente voz— distinta.
5
mmmm
La Belleza no es la Belleza, sino su intangible
totalidad.
3
Agradezco la confianza que me dieron al invitarme
a realizar esta Nueva escritura sumaria.1 Agradezco,
también, la posibilidad de devolver al maestro,
mi maestro, a quien quiero, respeto y admiro, un
poquito de lo que él nos ha dado con enseñanzas,
por mucho tiempo, a manos muy llenas.
Este libro, estos poemas, son (aparte de una
colección de piezas escogidas) ciertamente los
“trozos de voz” de un poeta. Gracias.
Podemos atender entonces a uno de los poetas
importantes de México. No porque sea uno de los
mejores, sino porque importa: porque dice.
6
Ricardo Yáñez no hace caso a sus palabras: Ricardo
Yáñez va, siempre, hacia lo que su raíz vocal le
dicta:
No soy la flauta,
soy el aire;
no soy el aire,
soy la necesidad
de ser el aire.
La transparencia.
Por tanto, se vuelve voz. La voz, pienso, en su
tesitura más alta, abre nuestro ser, lo desnuda.
16 Litoral e
1 Ricardo Yáñez, Nueva escritura sumaria (selección de Antonio Riestra, Ser-
gio Luna y Moisés Ramírez), México: Vaso Roto Ediciones, 2011.

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