TÉCNICA DE LAS TRES ESCENAS (El duelo)

Transcripción

TÉCNICA DE LAS TRES ESCENAS (El duelo)
TÉCNICA DE LAS TRES ESCENAS (El duelo)
45 min
Realízalo una sola vez
Lugar privado
Acompañante recomendado
Nivel avanzado
Papel y lápiz
Buenos resultados cuando se hace a fondo.
Objetivo: llenar el vacío que deja una persona instalando una sensación de presencia.
Recomendación: repetir continuamente la escena 1 del final del ejercicio cada vez que el ausente
surja en el pensamiento para fortalecer esta nueva programación. En este ejercicio primero explorarás
tus pensamientos para que, con una técnica de PNL, vayas cambiando la sensación de pérdida, vacío
y anhelo ante el recuerdo de la persona que se ha marchado por otra más positiva de presencia.
La técnica está enfocada principalmente a casos de muerte de un ser querido, la ausencia de alguien
por un divorcio o despido de trabajo o término de relación.
Importante: se trata de un ejercicio muy profundo y requiere que tengas privacidad absoluta, sin
interrupciones, con bastante tiempo disponible, ya que puede alargarse dependiendo de tus emociones.
El ejercicio se basa en la construcción de escenas mentales. Toma tu tiempo para visualizarlas. Si es
posible que alguien te acompañe, será mejor, pero lo más importante es que te sientas lo más cómodo
y relajado posible.
Escena 1. Tu acompañante irá apuntando lo que respondas a las preguntas siguientes:
[Puedes cerrar los ojos si te es más fácil hacerlo de esta manera]
¿Cómo es tu recuerdo acerca de la persona que extrañas?
¿En qué parte de tu espacio mental lo ubicas?
Es decir, ¿en relación a tu cabeza en que parte percibes ese recuerdo?
¿En la parte que está al frente? ¿Arriba? ¿A la derecha o izquierda?
¿Es un recuerdo brillante u opaco? ¿Está en colores o en blanco y negro?
¿Lo ves con movimiento o estático, como foto? ¿De qué tamaño es la escena?
Respirando profundamente. ¿Cómo te sientes al pensar así de esta persona?
Describe qué escena ves. ¿Qué es lo que está sucediendo en este recuerdo?
¿Qué sentimientos surgen al pensar esto? Descríbelos y respira profundamente.
Ahora cambia esta escena por un recuerdo muy agradable vivido con esa persona, en el que haya
memorias que te nutran.
Descríbelo. ¿Qué ves?
¿Qué está pasando y qué sientes al revivirlo?
Respira profundamente.
Escena 2. El acompañante escribe las respuestas correspondientes a las preguntas de esta escena.
Ahora piensa en alguien más que ya no esté en tu vida y que al pensar en ella te sientas bien y a gusto.
Alguien a quien aprecias y que actualmente ya no ves. Por ejemplo, un viejo amigo, una amiga del
colegio, un compañero de la infancia, un maestro, alguien cuyo recuerdo no te afecte como pérdida.
Puedes cerrar los ojos si lo prefieres.
¿Cuál es tu recuerdo?
¿En qué parte de tu espacio mental está este pensamiento?
(Por ejemplo, a la derecha o abajo o a la izquierda, busca la posición).
¿Es un recuerdo brillante u opaco?
¿Está en colores o en blanco y negro?
¿Lo ves con movimiento o estático, como foto?
¿De qué tamaño es la escena?
¿De verdad te sientes bien al pensar en esta persona?
¿Es alguien que te inspira un sentimiento positivo y de presencia aunque ya no lo veas?
Anota las diferencias y compáralas. La clave para cambiar está justo en las diferencias. Piensa en la
escena 1, pero con las características de la escena 2. Tu acompañante debe leer en voz alta las
diferencias para que en la primera pérdida dolorosa pongas los resultados de la segunda pérdida no
dolorosa.
Trata de INTEGRAR los resultados de la segunda escena a la primera para que, poco a poco, cambien
los sentimientos.
Respira cada vez que hagas un cambio.
Escena 3. Coloca la primera imagen en tu mente con sus nuevas características, con el sentimiento
de presencia y no de pérdida, y repasa tus sentimientos respirando profundamente. Date cuenta
de que, aunque se haya ido esa persona, puedes tener buenos sentimientos.
Ahora recuerda todo lo bueno vivido con ella.
¿Qué valores te dejó esa persona?
¿Cuáles eran sus cualidades?
Nómbralas y simboliza cada una respirando profundamente después de irlas mencionando. Puede ser
que su paciencia sea como una vela; su amabilidad como una flor; su valor, como un escudo, y
así… Toma tu tiempo, aunque no quieras pensarlo demasiado.
¿Qué sientes al verlos de esta manera?
Respira profundamente una vez más.
Date cuenta de que éste es el regalo que te dejó la otra persona para siempre y que es tuyo, pues está
en tu vivencia particular con ella. Pon atención y establece en qué parte de tu pensamiento ubicas estas
cualidades o valores y qué sientes al respecto.
Multiplica cada uno de estos símbolos uno por uno, diciendo en voz alta lo que significa cada uno
de ellos, como si fueran cartas, y lánzalas a tu futuro una por una respirando cada vez que lo haces,
pero siempre guardando una de ellas cerca de tu corazón. Unas quedan cerca, otras lejos, y se
convierten en lucecitas que iluminan tu camino hacia adelante en la vida.
Escena 1 modificada. Regresa a la primera escena. Piensa nuevamente en la persona de la escena
1. ¿Cómo la ves, en qué se ha modificado y qué sientes al verla nuevamente de esta manera? Tócate
la parte del cuerpo donde el sentimiento sea más fuerte mientras respiras profundamente y
permanece unos instantes INTEGRANDO este pensamiento en ti acompañándolo con tu respiración.
Este último paso es el que se trabaja cada vez que surge el pensamiento de la persona, hasta que
se forme una programación positiva y armónica acerca de su recuerdo.
Cuando se toman en cuenta los valores que recibimos en esa relación, el hueco que suele sentirse, y
donde se encuentra el dolor por la pérdida al principio del ejercicio, se llena con ellos y avanzas hacia
adelante, permitiendo que sigas tu camino y que no te quedes en el pasado lamentándote por lo que no
tienes, sino agradeciendo lo que te dejo la persona que se fue.
Cada vez que lo necesites, tócate el corazón, donde guardas actualmente estos regalos, respirando
profundamente.

Documentos relacionados