Cuento primaria - Solidaridad Don Bosco
Transcripción
Cuento primaria - Solidaridad Don Bosco
LA COMUNIDAD PIRATA CUENTO COEDUCATIVO PARA TRABAJAR LA EQUIDAD DE GÉNERO Victoria Eugenia Ramírez Juan – Educadora y sexóloga especialista en la práctica coeducativa. Iris Villalva Blesa – Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Cuenta una antigua leyenda pirata que existió una vez un grupo de hombres y mujeres que vivían, trabajaban y comían en el navío más grande que jamás ha existido. La capitanía del barco la dirigía una persona que se hacía llamar Isa. Se encargaba de que las mujeres y hombres cumplieran las normas del barco a raja tabla. Si alguien no las respetaba tenía dos opciones para su condena; La primera era caminar por la tabla para caer a los feroces tiburones. La segunda, la opción más cruel, era vivir el resto de su vida bajo la burlas de la comunidad. Las cocinas estaban dirigidas por Carla y Alex, se encargaban de proveer de víveres a la tripulación. Del mantenimiento se encargaba Jose que arreglaba cualquier avería o desperfecto de la nave en cuestión de minutos. Sota y Vicky organizaban las fiestas del barco en las ocasiones especiales como cumples, bodas, navidades y demás festividades. Un día, mientras navegaban a una velocidad tranquila y las gaviotas sobrevolaban el barco como de costumbre, Isa observó que su tripulación estaba triste. Trabajaban a desgana, no cuidaban de su aspecto, algunos incluso olían mal. Las fiestas ya no eran lo mismo, no se reían, no bailaban…algo extraño estaba pasando. No lograba saber qué era exactamente lo que ocurría. Aquel día fue el más largo de su vida. Lo pasó reflexionando y buscando una solución para aquel gravísimo problema. Pero llegó la noche y no había conseguido dar con la tecla, así que decidió acostarse cruzando los dedos para que el día siguiente fuera mejor. Durante aquella fatídica noche Isa tuvo una horrible pesadilla. Una gran tormenta asediaba el barco cuando, de repente, una enorme masa de agua se elevó por encima del navío y de entre la espuma y los truenos apareció el Tritón de los mares del Mesopotámico. Decía la leyenda que el Tritón era un ser marino que se aparecía de vez en cuando a los navegantes para guiarlos en las tormentas. En esta ocasión venía a darle un mensaje a Isa. Cuando vio al Tritón en lo alto de la ola, se asustó muchísimo pero no tuvo otro remedio que escuchar atentamente. Y en medio de aquel remolino de agua el Tritón le dijo: “Escucha atentamente el mensaje que te vengo a darrrrrr Si a tu tripulación bien quieres guiarrrrr una gran prueba deberás superarrrrrrrrrr. Si la felicidad deseas recuperarrrrrr, hacia isla Violeta deberás navegarrrrrr. Arrrrrr, arrrrrrr, arrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr” Tras haber recibido aquel importante mensaje, Isa despertó de un salto, recogió el mapa que el Tritón había dejado a la cabecera de la cama. Y cambió 1 el rumbo dirección a Isla Violeta. Según lo previsto y si el tiempo les acompañaba llegarían a su destino en 7 días y 6 noches. Pero desgraciadamente el tiempo no les acompañó y al llegar la noche se desató una terrorífica tormenta que los hizo naufragar. El mástil principal se desprendió del resto del navío en el primer golpe. Los alimentos que llevaban se desparramaron por el suelo quedando inservibles. El casco del barco impactó contra un arrecife de corales y una ola enorme arrastró a los habitantes de la comunidad pirata hasta una extraña playa con vegetación violeta. Tras unos momentos de caos los hombres y mujeres del barco se dieron cuenta de que habían llegado a su destino. Aquella era, sin duda Isla Violeta. Decidieron ponerse manos a la obra. Se organizaron para recoger de la playa los restos aprovechables del naufragio. Con ellos podrían sobrevivir un tiempo hasta que consiguieran un barco nuevo para regresar a casa. De repente observaron un movimiento entre la vegetación. Parecía que alguien se acercaba. Fue entonces cuando conocieron a Jari. Los náufragos no sabían quién era aquella persona que sonreía sin parar mientras jugaba con una pelota. Vestía con ropa ancha de colores muy vivos, tenía el pelo corto y usaba un solo pendiente…Ante el asombro de todos se acerco a aquellas personas como si los conociera de toda la vida y gritando muy alto se presentó sin perder su enorme sonrisa de la boca. - Buenos y soleados días gente!!! ¿Hoy vais a ayudar a papá a limpiar la playa?- Y sin esperar respuesta siguió hablando – Le encanta levantarse tempranito toooodos los días para dejar la playa limpia y ordenada después del oleaje nocturno.¡ Debe estar al llegar para empezar con su tarea diaria! Mientras recogían ropas del suelo un par de jóvenes se giraron a mirar a Jari. La gente de la playa observaba atónita mientras cuchicheaban entre sí. Por fín, Lucía, la niña más intrépida y valiente de la comunidad se atrevió a hablar en voz alta. Se acercó a Jari, le tiró del jersey y le preguntó insistentemente -¿Se pregunta mi mamá si eres chico o chica???¿¿¿¿tú qué eres chicooooo o chicaaaaaa???? ¿chico o chicaaaaaaa??? A lo que Jari le respondió sin dejar de golpear el balón con la habilidad del verdadero Leo Messi. - Hacéis unas preguntas muy raras. Y sonrió - soy chica. Lucía se quedó inmóvil por unos instantes. Y balbuceó : - Siendo una chica, ¿cómo juegas tan bien al balón y tienes el pelo corto? Jari se quedó muy extrañada por aquello que decía Lucía. No la entendía. Todas las mujeres de su familia tenían el pelo corto. Su abuela tenía incluso una medalla a la mejor jugadora de fútbol de su tiempo. Jari pensó que aquellas eran las personas más raras que había visto en su vida. Así que restó importancia al asunto y sin mediar palabra, les pidió que la siguieran. Después de una larga caminata vieron en el horizonte un pueblecito mágico en el que se respiraba felicidad. Cuando llegaron a la plaza del pueblo Jari los 2 presentó uno a uno a la vecindad. Y contó cómo los había encontrado en la playa mientras daba su paseo diario. Como eran nuevos en el pueblo decidieron mostrarles cómo pasaban los días allí, en Isla Violeta. Así que se dividieron en grupos para que la visita fuera más cómoda. Los más pequeños de los náufragos se fueron con el profesorado de Isla Violeta a visitar la fábrica de ropajes y vestimentas. Allí les explicaron que la ropa era diseñada a gusto y medida de cada habitante. Sin importar que éste fuera hombre o mujer. Las personas más mayores visitaron el centro de control tecnológico de la villa. En esta ocasión les explicaron que allí trabajaban las personas que habían estudiado duramente en el colegio, sin importar que fueran hombres o mujeres. El resto de los náufragos visitaron hospitales, oficinas, campos y casas. Y todos se sorprendieron muchísimo porque vieron que en Isla Violeta, vestían como querían, trabajaban en lo que les gustaba, lloraban, reían, bailaban y cantaban cuando lo sentían. Y siempre, como Jari les había dicho “independientemente de que fueran hombres o mujeres, lo importante era ser feliz con lo que haces.” Aquella tarde, como era costumbre en Isla Violeta se organizó una asamblea en la plaza del pueblo para debatir sobre cómo había ido el día. Allí siempre se reunían al llegar la tarde para que cada habitante de la isla pudiera aportar algo nuevo. Fuera lo que fuese y lo dijera quien lo dijese todos escuchaban muy atentos las nuevas propuestas, ruegos y preguntas. Por fin Isa, tras pensarlo durante largos minutos, reunió valor y decidió hablar en aquel consejo de las normas de su barco. Según los antepasados de Isa, tenían que cumplir las normas de los libros de la sabiduría, unos libros en los que se describía cómo debía ser el comportamiento de hombres y mujeres. Estas leyes decían que las mujeres no podían ser intrépidas, ni trabajar con máquinas, ni jugar al fútbol y los hombres no podían llorar, ni limpiar, ni vestir con faldas. Jari interrumpió a Isa y le propuso probar el método de organización de Isla Violeta. Sin importar lo que hicieran con anterioridad sus antepasados. La propuesta de Jari gustó mucho a la comunidad pirata. Así que decidieron acordar unas nuevas normas piratas en las que primara la felicidad y los deseos de cada persona. A lo mejor conseguían solucionar aquella terrible tristeza que envolvía últimamente a la tripulación. Y para empezar con buen pie decidieron arreglar el barco entre los habitantes de la isla y la comunidad pirata. Trabajaron duramente en equipo con muchísima ilusión y cada uno aplicaba sus conocimientos. Fueron tantas las ganas que pusieron que consiguieron arreglarlo en tan sólo dos días! Y fue tal la alegría que decidieron hacer una fiesta anual para rememorar aquel gran acontecimiento. Por fin la comunidad pirata había encontrado la manera de vivir mucho más feliz surcando los mares Mesopotámicos. Y cómo no, tal y como Jari les había dicho “independientemente de que fueran hombres o mujeres, lo importante era ser feliz con lo que haces.” 3