Las oraciones de Elena de White

Transcripción

Las oraciones de Elena de White
QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Septiembre 2010
Las oraciones de Elena de White
¿Podría darnos algunos ejemplos de la vida de oración de la señora Elena de White?
Responde DANIEL O. PLENC director del Centro de Investigaciones White en la Argentina.
En varios de los escritos de Elena de White encontramos oraciones personales o
transcripciones de sus oraciones en favor de sus hermanos. Tal vez las más bellas propuestas de
oración para cada creyente sean estas: “Elevemos constantemente esta oración: ‘Señor,
enséñame a hacer lo que Jesús haría si estuviera en mi lugar’ ” (Obreros evangélicos, p. 386).
“Sea tu oración: ‘Tómame, ¡oh Señor!, como enteramente tuyo. Pongo todos mis planes a tus
pies. Úsame hoy en tu servicio. Mora conmigo y sea toda mi obra hecha en ti’ ” (El camino a
Cristo, pp. 69, 70).
Los siguientes son algunos ejemplos de oraciones por el Espíritu Santo: “Querido Padre
celestial, ahora vengo a ti tal como soy, pobre, necesitado y dependiente. Pido que nos des a mí
y a mi pueblo la gracia del carácter cristiano perfecto. ¿Tendrás compasión por tu pueblo?
Permite que tu luz brille en las cámaras de la mente, dentro del templo que es cada creyente. Mi
Salvador, tú compraste tu herencia al costo infinito de tu vida para que, como vencedores,
podamos entrar al reino de Dios y permanecer allí eternamente. Bendice a los que decidieron
servirte. Pon tu Espíritu en ellos.
“Querido Padre, te pido que envíes al Espíritu Santo a fin de que tu salvación sea
manifestada. Tócalos para que sean tiernos de corazón. Enternécelos con tu Espíritu Santo, y
ayúdalos para que puedan ver la obra que debe hacerse en favor de sus vecinos y de otras
personas que viven alrededor de ellos. ¡Oh, despiértalos a su responsabilidad! Haz que sientan
el deseo de lavar las vestimentas de su carácter, a fin de que sean emblanquecidas con la sangre
del Cordero. ¿Los rodearás con los tiernos brazos de tu gracia? Implórales por intermedio del
Espíritu Santo para que hagan brillar la luz que tienen, y así otros también conozcan la verdad.
Oh Señor, pon a tu iglesia en orden, para que se ponga a trabajar en favor de los perdidos.
“Mi Salvador, manifiéstate a tu pueblo. ¡Exprésales tu amor, para que lo sientan!
Sostén a tu iglesia a fin de que Satanás no gane terreno. Ayúdalos a luchar contra toda
oposición y que, al final, en la ciudad de Dios, puedan poner sus coronas a los pies de Jesús, y
así tu nombre reciba toda la gloria. Amén” (Recibiréis poder, p. 192).
“Padre celestial, tú has dicho: ‘Pedid y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os
abrirá’. Padre celestial, necesitamos tu Santo Espíritu. No queremos trabajar solos, sino
solamente en unidad contigo. Queremos estar en una posición en la que el Espíritu Santo de
Dios esté sobre nosotros con su poder revivificante y santificador. ¡Manifiéstate a nosotros esta
mañana! ¡Quita toda niebla y toda nube de oscuridad!
“Venimos a ti, nuestro compasivo Redentor, y te pedimos por los méritos de Cristo, por
tu propio Hijo, mi Padre, que manifiestes aquí tu poder a tu pueblo. Queremos sabiduría,
queremos justicia, queremos verdad; queremos que el Espíritu Santo esté con nosotros.
“Has presentado delante de nosotros una gran obra que debe realizarse en favor de los
que están en la verdad y, también, por los que ignoran nuestra fe; y, oh Señor, como tú has dado
a cada hombre su tarea, te imploramos que el Espíritu Santo impresione nuestra mente en
relación con la responsabilidad de la tarea que descansará sobre cada persona en forma
individual, de acuerdo con tu mandato. Queremos ser probados; queremos ser completamente
santificados; queremos ser hechos aptos para la tarea; y aquí, en esta sesión del congreso,
queremos ver una revelación del Santo Espíritu de Dios. Queremos luz, Señor. Tú eres la Luz.
Queremos la verdad, Señor. Tú eres la Verdad. Deseamos el camino correcto. Tú eres el
Camino.
“Señor, te ruego que todos seamos lo suficientemente sabios para discernir que
debemos abrir individualmente nuestro corazón a Jesucristo para que, mediante el Espíritu
Santo, él pueda entrar y modelarnos y hacemos de nuevo, de acuerdo con tu imagen divina.
¡Oh, mi Padre, mi Padre!, humilla y subyuga nuestros corazones” (Recibiréis poder, p. 315).
“Que cada miembro de la iglesia se arrodille delante de Dios y ore sinceramente por el
impartimiento del Espíritu. Exclamad: ‘Señor, aumenta mi fe. Haz que comprenda tu palabra,
porque la comprensión de tu palabra proporciona luz. Refréscame mediante tu presencia. Llena
mi corazón con tu Espíritu, para que pueda amar a mis hermanos así como Cristo me ama a mí”
(Recibiréis poder, p. 320).

Documentos relacionados