Descargar manuscrito

Transcripción

Descargar manuscrito
Rígor Mortis
José Luis Barrera Ruiz
Capítulo 1
Me puse el mejor traje que tenía en el clóset, evitando mirar las cobijas
revueltas de la cama matrimonial que estaba a mis espaldas.
Ayer, justo después de que los hombres de la funeraria se llevaron el
cuerpo de mi mujer, me eché en la cama sin siquiera tenderla. Su muerte
era terriblemente dolorosa, pero me preocupaba más lo que enfrentaría
luego: amigos dándome el pésame, misas de muerto y entierro.
Durante la noche no logré conciliar el sueño, temeroso de que aparecieran
los sepultureros para enterrar el cuerpo antes de tiempo. Poco antes de ir
a la cama, mi hermana dijo por teléfono: “¡ellos no se equivocan!”
Creo que me dormí minutos antes de las seis de la mañana, después de
que unos gatos callejeros tumbaran un par de tejas mientras se
cortejaban sobre mi techo.
Desperté a las siete, más agotado que antes de acostarme. Media hora
después aparecieron los hombres de la funeraria para que firmase algunos
papeles, al tiempo que informaban el código de vestir que debía llevar
durante el velorio, la misa y el entierro. Luego se marcharon sonrientes.
No hubo siquiera un “lo siento por su pérdida”.
Entré en la cocina y vi el cadáver de mi mujer sentado frente a la mesa.
Los empleados de la funeraria la habían vestido de etiqueta y, pese al
rígor mortis, me pareció más bella que nunca. Besándola, salí.
La limusina y el ataúd me esperaban. Entré en este luego de saludar al
chófer y a su ayudante, quien lo selló mientras yo cruzaba los brazos. En
seguida, sentí que me subían al auto y lo ponían en marcha para
conducirme a mi entierro.

Documentos relacionados