Contra los pensamientos malignos Antirrhetikos

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Contra los pensamientos malignos Antirrhetikos
LIBROS
Contra los pensamientos malignos
Antirrhetikos
Evagrio Póntico
Vida y Espiritualidad , Lima 2010, 206 pp.
Evagrio, monje y asceta del Ponto (noreste de Turquía, Asia Menor), cuya vida es situada por los historiadores entre los años 345-399, es uno de los
más conocidos y discutidos maestros de la espiritualidad patrística. Testigo privilegiado de la vida monástica siríaca, así
como receptor y difusor de las enseñanzas de los Padres del Desierto, ha
sido discípulo de los Capadocios y en Egipto ha conocido la doctrina del
gran Orígenes de Alejandría, convirtiéndose en divulgador de las ideas del
autor del Peri Arkhon. Los vaivenes de la historia han proyectado sobre él
una imagen negativa, corroborada por las acusaciones y condenas del
II Concilio de Constantinopla del año 553, donde se le tacha de origenista.
Más allá de sus posibles errores y desviaciones, Evagrio ha ofrecido un
sustantivo aporte a la teología espiritual mediante sus obras ascéticas. Su
libro Antirrhetikos (Contra los pensamientos malignos) es un clásico de la
tradición monástica, sin ninguno de los problemas doctrinales que se le
objetarán posteriormente. Gracias a los esfuerzos de Vida y Espiritualidad
contamos con la primera edición en castellano de esta obra capital, que a
continuación presentamos.
Luego de una introducción en la que se ofrecen algunos datos sobre Evagrio y el Antirrhetikos, así como la estructura, ocasión y relaciones de esta
obra con otros escritos evagrianos, aparece un «Comentario espiritual al
enero-diciembre de 2011, año 27, n. 78-80.
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Libros
prólogo» del Antirrhetikos, un pequeño tratado de espiritualidad monástica patrística que ayuda a situar y comprender el porqué de una obra ascética como la escrita por Evagrio. Así se deja ver que la lucha del monje
contra el demonio encuentra en el combate contra los pensamientos malignos (logismoi) un medio de singular importancia para hacer frente a las
asechanzas del demonio y encaminarse a la santidad. Se trata de oponer
a los pensamientos malignos pensamientos buenos y puros, tomados de
la Palabra de Dios, en las diversas citas bíblicas que nos muestran lo contrario de aquello que el diablo va suscitando en el interior del monje. Ésta
es precisamente la antirrhesis, que, como es obvio, no es una técnica de
autorredención, sino que presupone la fe y las buenas obras a ser practicadas. Así como San Ignacio de Loyola hablaba del “agere contra”, en Evagrio podríamos encontrar sugerida una metodología del “pensar en contra” de aquello que los enemigos suscitan en el creyente que lucha.
Con estas premisas explicativas, la lectura del libro de Evagrio se hace
más provechosa y comprensible. Luego del prólogo, Evagrio divide su obra
en ocho partes o discursos, cada uno de los cuales corresponde a uno de
los vicios capitales. Evagrio va describiendo el “pensamiento” que el demonio suscita en el monje inculcándoles la posibilidad de obrar según estos vicios en orden a que abandone la lucha espiritual, descuide su esfuerzo ascético o sencillamente rechace a Dios y peque; y ante estas ideas
erradas, expresiones de tentación, contrapone un “pensamiento correcto”
que toma de la Escritura, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.
En la revisión del esquema seguido por Evagrio destacan dos o tres cuestiones. En primer lugar, la lista de los ocho vicios capitales seguida por el
monje del Ponto (gula, fornicación, avaricia, tristeza, ira, acedia, vanagloria
y soberbia), que contrasta con la moderna presentación de los mismos vicios, a veces siete, a veces ocho (gula, lujuria, pereza, ira, envidia, vanidad
y soberbia; y en algunas ocasiones a éstas se les añade la acedia). Esto nos
hace ver la diversidad de enfoques que se han dado y se dan aún en la
teología espiritual sobre esta temática.
En segundo lugar, es admirable el manejo de la Sagrada Escritura que
posee Evagrio, considerando las dificultades de la época y de la situación
concreta. Se puede decir sin exagerar que para el monje la Escritura debía
hacerse “vida de su vida”, y ese ideal parece que se ha hecho realidad en la
existencia y en la enseñanza del mismo Evagrio.
Y en tercer lugar, también sorprende y admira el gran conocimiento de la
naturaleza humana que posee el autor del Antirrhetikos, con las debilidades,
racionalizaciones y engaños que muchas veces el hombre experimenta,
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situado en condiciones adversas. Siendo los monjes finos psicólogos y
expertos en humanidad, saben también cuáles han de ser los medios
espirituales más adecuados para vencer la tentación, y qué enseñanzas de
la Palabra de Dios son las más necesarias para imponerse al diablo y sus
asechanzas.
Este libro, presentado en una bella y muy cuidada edición, puede ser de
mucha ayuda no sólo para conocer la espiritualidad monástica y patrística,
sino también en nuestro propio camino espiritual.
Gustavo Sánchez R.
enero-diciembre de 2011, año 27, n. 78-80.
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