PARA SABER MÁS… Museo de Albacete

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PARA SABER MÁS… Museo de Albacete
PARA SABER MÁS… Museo de Albacete ¿SABES QUÉ SOY? EL ATUENDO DE LAS IBERAS La vestimenta de las iberas podemos enmarcarla en la tradición de las culturas mediterráneas de la Antigüedad. En ellas, la indumentaria, además de ser una necesidad básica de uso cotidiano en todas las esferas de la sociedad, tuvo una consideración que rebasaba el ámbito meramente funcional. El tejido era un indicador del prestigio de las élites ya fueran éstos hombres o mujeres. La pertenencia a los grupos de poder o aristocráticos se hacía a través de la ostentación pública de joyas, ricos vestidos y mantos. La riqueza y decoración de las telas, la ornamentación personal y los complejos peinados y tocados que portaban las mujeres iberas sugieren todo un universo simbólico caracterizado por una gran pluralidad y riqueza de significados. La información proporcionada por las fuentes clásicas (griegos y romanos) y la iconografía, sobre todo en piedra, en terracota (placas) y en cerámica, así como los restos metálicos y joyas asociadas (fíbulas, colgantes, diademas, pendientes o brazaletes), son las principales referencias de que disponemos para conocer la vestimenta de las iberas. Heródoto, Diodoro y Avieno ensalzan en sus escritos el atuendo ibérico al compararlo con el de los pueblos celtíberos del interior de la península ibérica y también hacen referencia a la excelente calidad de los textiles de lino ibéricos y a los tintes utilizados. A pesar de que la policromía que ornaba la plástica ibérica en piedra apenas se ha conservado, algún ejemplo excepcional, como la Dama de Baza, nos ofrece una magnífica evidencia del abundante uso del color en la indumentaria femenina de las iberas. En el imaginario ibérico, rasgos formales como el vestido y el peinado, definen a la mujer de la época pero no a cualquiera. La iconografía ibérica representa a la mujer de los grupos sociales más elevados, pues el vestido constituyó para las iberas un rasgo distintivo de estatus, poder, de género y edad. Las características del vestido, el peinado y el tocado, así como la joyería podrían haber desempeñado un papel destacado en determinadas ceremonias y rituales, lo que plantea la posible existencia de un lenguaje simbólico relacionado con determinados valores, ritos y creencias. Esto es lo que nos transmiten las decoraciones cerámicas del Tossal de San Miguel (Liria, Valencia), en las que se manifiesta la participación de la dama ibérica de alto rango en el marco de la ciudad y en escenas concretas de danza y música en el horizonte del siglo III a mediados del II a.C.. Asimismo, se detecta su presencia en los santuarios, donde la mujer es protagonista en rituales de tránsito relacionados con el ciclo de la vida, como evidencian, diversos exvotos de bronce de los santuarios de El Cigarralejo y la Luz (Murcia), o de El Collado de los Jardines de Despeñaperros (Jaén), entre otros. La mujer ibera llevaba una o dos túnicas superpuestas, lisas, plisadas o adornadas, que podían ser de tejidos diversos pero fundamentalmente de hilo o de lana. A ellas podía añadirse, en ocasiones especiales, una tercera más suntuosa. Un velo solía cubrir directamente el pelo o se apoyaba sobre el tocado de la cabeza y un grueso manto envolvía la figura hasta los tobillos. La variedad de velos es notable: velos cortos, semi‐largos y largos, abiertos, o no. El atuendo se resaltaba mediante bordados de cenefas con ajedrezados, motivos vegetales y florales que ocupaban los márgenes de las telas en vistosos colores (azules, rojos, negros). Ricos collares, diademas y arracadas junto a fíbulas, cinturones y botones realzaban la vestimenta. Un elemento característico de la imagen femenina era el tocado. Mitras, tiaras –bajas o altas‐, cofias y diademas se ajustaban a la cabeza y en torno a ellas se organizaba el peinado. Sobre los cabellos, podían llevar postizos de trenzas sujetos por agujas y tocados, o sencillas pasamanerías compuestas por diademas rematadas con pequeños colgantes que agrupadas a cada lado de la cara enmarcaban el rostro y ornaban la cabeza. En otras ocasiones, unas cadenitas sostenían discos circulares o rodetes por debajo del mentón. Analizamos en esta ocasión una cabeza votiva procedente del Santuario del Cerro de los Santos (Montealegre del Castillo). Se trata de una cabeza femenina de labra predominantemente frontal y dejando con un simple alisado la parte dorsal. Fue esculpida en caliza con unas dimensiones de 48x29x28 cm.. Lleva tocado de mitra alta sobre el que se apoya el manto o el velo. La mitra llevaría un soporte interior que la mantendría erguida. El peinado aparece recogido en la frente y sienes en forma de ondas. Como elemento de adorno lleva un postizo consistente en una banda ancha de pasamanería, a modo de diadema, con ornamentación geométrica y vegetal y bandas laterales que enmarcan el rostro. Complementan el conjunto dos discos laterales o pequeñas arracadas cubiertas en parte por el velo. Ha sido fechada en los siglos III‐I a.C.. La imagen esculpida se ajusta a los modelos del siglo III a.C y de inicios del ibérico tardío (ss. II‐I a.C.) caracterizados por altos tocados que ocultan el cabello y el uso de ricas diademas de pasamanería. Se enmarca dentro del grupo de esculturas de cabeza que van cubiertas con tocados más o menos complejos GRANDES FECHAS ‐
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Hacia finales siglo VI a.C.: PRIMERAS MANIFESTACIONES ESCULTÓRICAS IBÉRICAS (seres fantásticos como el grifo de Redován, las esfinges de Agost y del Salobral) h. 500 a.C.: CONSTRUCCIÓN DEL MONUMENTO TURRIFORME DE POZO MORO. 490 a.C.: ESCULTURA ECUESTRE DE LOS VILLARES (Hoya Gonzalo, Albacete). 475 a.C.: DESARROLLO DE LA ESCULTURA IBÉRICA (Conjunto de Cerrillo Blanco de Porcuna (Jaén), Bicha de Balazote, Esfinge de Haches…) 450‐250 : DESARROLLO DE LA FASE IBÉRICO PLENO DE LA CULTURA IBÉRICA 400 a.C.: CONJUNTO ESCULTÓRICO DE EL PAJARILLO (HUELMA, JAÉN) S. IV‐II a.C.: REPRESENTACIÓN DE LAS GRANDES DAMAS IBÉRICAS EN PIEDRA (Dama de Elche, Dama de Baza, Gran Dama oferente del Cerro de los Santos….) EL YACIMIENTO El santuario ibérico de El Cerro de los Santos, en Montealegre del Castillo, fue uno de los centros de culto más relevantes de la cultura ibérica. Su ubicación en un promontorio destacado, en un área a caballo entre los territorios contestano y bastetano, le otorgan un carácter supraterritorial como centro de peregrinación. Sería un lugar frecuentado por distintas poblaciones, en el que se celebrarían rituales similares a los desarrollados en otros santuarios peninsulares y del Mediterráneo. Además su proximidad a una de las principales vías de la Antigüedad, la vía Heraclea y a un cauce que hasta principios del siglo XX transportaba aguas ricas en sales magnésicas de probables beneficios terapéuticos, le otorgan un plus añadido, que explica su uso prolongado en el tiempo, con la monumentalización del santuario ibérico a lo largo del siglo II a.C.. La espectacularidad y el cuantioso número de las esculturas halladas han eclipsado otro tipo de restos como exvotos de bronce, así como de esculturas animalísticas, armas y objetos de aderezo y adorno. Para saber más: ‐
AA.VV. (1992): La sociedad ibérica a través de la imagen. Madrid. ‐
ARANEGUI, C.; MATA, C.; PÉREZ BALLESTER, J. (1997): Damas y Caballeros en la ciudad ibérica: las cerámicas decoradas de Llíria (Valencia). Ediciones Cátedra, Madrid. PRADOS, L. E IZQUIERDO, I. (2005): The image of the women in the Iberian ‐
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Culture, XVI International Congress of Classical Archaeology of the Associazione Internazionale di Archeologia Classica (AIAC), (Agosto 2003), Boston, USA, 23‐26. RISQUEZ, C. Y HORNOS, F. (2005): Mujeres iberas. Un estado de la cuestión, en M. Sánchez Romero (Ed.): Arqueología y Género, Universidad de Granada, 238‐334. RUIZ BREMÓN, M. (1989): Los exvotos del santuario ibérico del Cerro de los Santos, I.E.A. Serie I, Ensayos Históricos y Científicos, 40, Albacete. AUTORA DEL TEXTO: Lucia Soria Combadiera. Universidad de Castilla‐La Mancha Reproducción de la Grama Dama oferente de El Cerro de los Santos (Montealegre del Castillo‐Albacete) Museo de Albacete Publicado en La Tribuna de Albacete, viernes 31 de marzo de 2012. p. 21 

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