"SI TERAPEUTA COMO CATALIZADOR" Dr. Jorge Andrés Kappel

Transcripción

"SI TERAPEUTA COMO CATALIZADOR" Dr. Jorge Andrés Kappel
"SI TERAPEUTA COMO CATALIZADOR"
Dr. Jorge Andrés Kappel
Lic. Andrés R. Sánchez Bodas
Lic. Julio Carlos Artiles
Buenos Aires, noviembre de 1987--
"EL TERAPEUTA COMO CATALIZADOR"
"El cometido del terapista es facilitar,
no enseñar; (estar con...), no imponerse.
Recurre a su imaginación para idear situa-
ciones en las cuales el paciente puede ex-
plorar y descubrir por sí mismo nuevas dimensiones de experiencia."
patricia Baumgardner
La noción de no directividad ha dejado de ser la característica .primor
dial de la psicoterapia rogeriana.
Históricamente» si "bien Justificada en su momento (1945), podemos observar que dentro del pensamiento vivo y cambiante de Carl Rogers ha
perdido vigencia.
Nos dice Rogers: "...lo importante en esta psicoterapia, no es la ausencia de directivas, sino la presencia, en el terapeuta, de ciertas
actitudes respecto al cliente y de una cierta concepción de la relaciones humanas." Lo esencial no es un modo de actuar, sino una manera
de ser. Esto último será en definitiva lo que favorecerá la tendencia
actualizante en el cliente*
para Marian Kinget es importante distinguir entre "no dar directivas"
y "no tener dirección". Lo primero, las directivas, implica consejos,
instrucciones, etc. Lo segundo, la dirección, denota orientación o
significación.
£s evidente, nos dicet '*...que toda psicoterapia está inevitablemente,
y por otra parte, deliberadamente, orientada en una cierta dirección*.
Toda situación psicoterapéutica está, pues, impregnada de dirección
- es decir, de significación orientada - por muy no directiva quesea
la actitud del terapeuta."
El consultante al solicitar ayuda, espera encontrar en el terapeuta
una persona confiable, cálida, que lo escuche. Le adjudicará a este
solvencia, responsabilidadt y también una dirección en la ayuda requerida. El paciente va a consultar a un experto. Todo esto configu-ra Un poder que le es atribuido al terapeuta, y el Vinculo que se
constituye será necesariamente asimétrico, aunque se intente que
sea lo más simétrico posible. Es decir, el poder del terapeuta existe
y es irrenunciablet del mismo modo que lo es su responsabilidad y
ética profesional.
Por lo tanto, no se trata de que el terapeuta renuncie a su poder,
como si este pudiera necesariamente ser manipulador o expresiónde
dominio.
Joseph Zinker lo sintetiza diciendo: "El terapeuta debe aprender a
conservar su poder y capacidad técnica como tal sin perder respeto
por la otra persona. Si terapeuta no puede permitirse dejarse llevar
por el poder que tiene sobre otros, de la misma forma en que no puede permitirse abdicar de ese poder."
Debemos reconocer la existencia de un vínculo psicoterapéutico que
no siendo directivo posee una determinada dirección enmarcada dentro
de una concepción organísmica del hombre.
Confiando en la tendencia del hombre a autoactualizarse, nosotros
terapeutas, lo asistiremos en un proceso (ya en marcha) teniendo
por objetivo favorecer;
1.- Un paulatino reconocimiento de sí mismo.
2.- El despliegue de la tendencia actualizante.
3-- El libre fluir de la experiencia que se vive.
4-.- El descentramiento de la "mirada" de un otro condicional.
5*- Un proceso de reconfiguración perceptual.
6.- Un proceso de revalorización de los constructos
adquiridos en experiencias previas.
7.- La desconcientización de lo concientizado en vínculos
condicionales.
El Enfoque Centrado en la Persona tiene entonces esta dirección, si
por tal entendemos objetivos a alcanzar. Estos están en estrecha
relación con una concepción del modo óptimo de "funcionar" que tiene
en potencia un organismo humano, así como del modo distorsionado o
"poco feliz" en que puede desenvolverse una persona. Es por esto
último que nos consultan, y es nuestra función ayudarlos.
Paulatinamente la noción de "no-dirección" ha sido sustituida por la
de "client-centered", concepto que nos remite a una relación intersubjetiva, a un vínculo desplegado en el presente desde un centramiento empático. Este se da en el encuentro, que siendo auténtico
evita la emergencia áe toda manipulación, en tanto procedimiento del
que se pudiera valer el terapeuta para manejar la relación en su propio beneficio o sin considerar al otro como potencialidad,
Al mencionar Rogers a la congruencia, la comprehenfion empática y la
aceptación positiva incondicional como requisitos actitudinales que
debe reunir el terapeuta, para facilitar el proceso, nos está hablan-
do de condiciones "necesarias y suficientes/' para lograr una verdadera
relación terapéutica.
líos preguntamos: ¿éstas condiciones necesarias son suficientes para
el desarrollo de esa relación?
Creemos que el proceso se enriquece con la utilización de determinadas estructuras propuestas al cliente para facilitarle la comunicación consigo mismo (técnicas psicodramáticas, experiencias gestálticas, etc.).
para Max pagés: "Sólo constituyen intermediaciones, una especie de
pantalla entre el cliente y su experiencia inmediata ... el terapeuta trata de facilitar la comunicación del cliente, proporcionándole
medios de expresión adaptados al grado de distancia de la experiencia que vive en el momento considerado" (en el aquí y ahora) "£a
tarea propuesta sea cual fuera, favorecerán-ienómenos de identificación, de proyección, de expresión simbólica."
Be este modo el cliente podrá reposeer los sentimientos que había
atribuido (proyectado) a los objetos y así reconquistar el poder de
actuar sobre sus sentimientos.
La utilización de estos métodos no directivos "atenuados", así denominados por pagésT (pues se atenúa la regla de no introducir estructuras en el vínculo) no modifican según nuestro criterio las características fundamentales del Enfoque Centrado en la peranna, ya que
el terapeuta continúa facilitando la comunicación del cliente consigo
mismo, la que permanece totalmente bajo la dirección de éste, mantiene su congruencia, conserva la comprehen$ión empática y sustenta
la aceptación positiva incondicional.
Podemos afirmar que a través de las estructuras o soportes propuestos
(si son aceptados por el cliente) favoreceremos la consolidación de
la autorealización y el despliegue de las potencialidades de la persona. El E.C.P. presenta en au formulación un paradigma que no debemos obviar si queremos conservar nuestra congruencia como terapeutas.
Nos referimos a la noción de tendencia actualizante que implica una
ruptura epistemológica fundante.
Como última etapa histórica en el desarrollo de las ideas de Carl
Rogers debemos señalar su énfasis en el "experiencing"• Sobre esto
nos dice: "Los sentimientos y significados personales parecen más
claros cuando son vistos a través de los ojos del otro, cuando son
reflejados." Propone, en cambio, que en el proceso del encuentro
terapéutico se de una verificación, confrontación y chequeo de las
percepciones.
Pues de lo que se trata es de determinar si la com-
prehensión del mundo interno áel cliente es correcta, o debe rectificarse para evitar distorsiones en el espejo que se propone.
No sólo debemos ser congruentes sino que también debemos confrontar la experiencia. Corroborar la dirección de la cura en el proce-:
so psicoterapéutico.
Con la finalidad de mostrar la emergencia de diversos recursos q.ue
utilizamos en nuestra labor con el objeto de enriquecerla, citaremos
a continuación tres fragmentos de sesiones:
A) Este ejemplo es tomado de un grupo terapéutico en su tercer
mes de funcionamiento con la coordinación de dos terapeutas; Transcurría la sesión donde se trataba la problemática familiar de uno de
sus miembros. El tema que surgió se fue centrando en la figura paterna, roles, actitudes de padres de los integrantes. Héctor, da 27
años, soltero, no participaba verbalmente, se lo observaba muy atento y algo ansioso. Uno de nosotros observa un leve pero insistente
gesto de Héctor, golpea suavemente y en forma constante el sillón
donde está con una de sus manos, Centramos nuestra atención en él
y le pedimos que comienze a dejarse llevar por ese golpe y que lo
vaya aumentando en su fuerza e intensidad rítmica. Nos comenta no
haberse dado cuenta de ese gesto, y, en un principio comienza a
hacerlo más fuerte acompañándose con una sonrisa. Le sugerimos §ne
lo haga más fuerte aún, y comienza a golpear con mucha intensidad,
el descontrol lo va inundando, su cara se pone muy seria, la angustia y la bronca se mezclan y el llanto aparece en sus ojos. Surge
un llanto intenso acongojado que sume al grupo en un clima tenso
y preocupante. Antonio (39 años, el mayor del grupo) se le acerca
y lo levanta del sillón abrazándolo con fuerza. Quedan en el centro
del salón llorando ambos, Héctor comenta, entre sollozos, que bronca y la angustia tienen que ver con su padre, y que lo siente a
Antonio como un padre que no ha tenido» que lo abraza y lo mima.
A su vez, Antonio expresa que lo siente como un hijo, y que él
tampoco tuvo un padre que le diera afecto.
Esto da permiso a ambos a abrirse sobre sus respectivas historias
con sus padres. La tarea grupal continúa.
Se podría haber reflejado el gesto de Héctor verbalmente o a través
del mismo gesto hecho por uno de los terapeutas, quizás hubiera gene-
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rado una verbalización constructiva y aclaratoria. El modo elegido,
en tanto y en cuanto surgió del centramiento empático en el grupo,
posibilitó un acercamiento vivencial para Héctor sobre su problemática, permitiendo a Antonio contenerlo y darle afecto, acercándose
asi a una posibilidad de reparación con BU figura paterna internalizada. Facilitó a Héctor su apertura al grupo, y éste pudo convertirse a través de uno de sus miembros en una comunidad solidaria
de ayuda. Esta situación fue recordada como una instancia clave en
el fortalecimiento de la interacción grupal donde emergió una movilización intensa de sentimientos compartidos.
B) María es una paciente de 37 años que manifiesta sentirse
muy "bajoneada", "como si estuviera en un pozo". Llora angustiada
y expresa un sentimiento de atascamiento, sin saber qué le pasa
(como si se sintiese sin recursos).
Después de un prolongado silencio durante el que el terapeuta vivencia seanacione semejantes a las de la paciente, le sugiere recostarse en el diván, relajarse, cerrar sus ojos y descender imaginariamente a su poso. Lo describe como frío y tenebroso, "oscuro
como una tumba". Encontrándose en él sentada y a través de una
tenue lúz visualiza sogas que se bambolean sobre su cabeza, se
siente demasiado débil para asirse a ellas. Expresa su necesidad
de que alguien baje a acompañarla. En ese momento extiende su mano
hacia el terapeuta, quien la toma entre las suyas, A partir de ese
momento se la observa menos angustiada, supera su atascamiento y
comienza a hablar sobre sus propias posibilidades y recursos.
C) Darío, es un paciente de 19 años- Habla de su padre y de
ciertas características (impulsividad, inconstancia en sus afirmaciones, arbitrariedad, etc.) que le molestan mucho y que no creé
que pueda modificar. Después de hablar sobre esto durante unos
minutos, le propongo que se siente en un almohadón que ubicó
frente a otro, que se relaje y cierre sus ojos. A continuación
-7le pido que describa a su padre, tratando de conectarse con eu postura
corporal, su tono de voz y gesticulación. Es decir, le propongo que
trate de sex su padre aquí y ahora. Luego de unos minutos, le pedí que
cambiara de lugar, ubicándose en el otro almohadón, y tomara su rol,
dialogando con ese padre que recién había escuchado. De este modo continuó el diálogo entre ambos, hasta que pudo darse cuenta que se parecía mucho a su padre y que las actitudes que tanto le molestaban en
él, le pertenecían. En este momento estaba sorprendido por su hallazgo. Pudo descubrir así algo obvio, logró tomar contacto en el aquí y
ahora con lo que le molestaba mucho y creía ajeno. Esto facilitó su
discriminación. Descubriendo se redescubrió. Desde el lugar que se
le proporcionó en la sesión, pudo acceder a este descubrimiento.
Estas intervenciones fueron propuestas para facilitar a modo de catálisis el despliegue del libre fluir de la experiencia que se encontraba trabada. Las sesiones prosiguieron con la utilización de loa
recursos habituales del enfoque.
Es interesante señalar que con el transcurrir del tiempo los pacientes recuerdan estas situaciones vivenciadas como circunstancias claves
en su decurso terapéutico, por su fuerte compromiso organísmico.
La persona total se puso en juego, no solo "se pensó" sino también
se comprometió visceralmente consigo mismo.
Como señalamos anteriormente el E.C.P. ha evolucionado desde la "nodirectividad" al "experiencing".
La no-directividad partía del supuesto de que la tarea terapéutica
implica la liberación de las fuerzas constructivas que están en potencia en la persona y presumfa que con el sólo entender se completaba el proceso. Para Gerald Egan, esto funciona en los que denomina
pacientes YAVIS (young, attractive, verbal, intelligent and succeasful). Es decir, pacientes jóvenes, atractivos, verbales, inteligentes y exitosos, que pueden ser ayudados con una postura solamente
no-directiva. Ya que lo que necesitan es un clima propicio que les
- 8 facilite la autoexploración. Pero que ocurre con aquellos pacientes
que atraviesan por situaciones críticas o están trabados con distorsiones severas de su aparato perceptual, con serias perturbaciones
en su vida de relación. Es para estos últimos que es necesario apelar
a recursos no habituales. Es en esta línea de pensamiento que estamos
trabajando, con el objetivo de repensar nuestro rol de facilitadores.
El E.C.P. nos proporciona una conceptualización del hombre y un modelo de la relación de ayuda, desde el que operamos intentando integrar recursos terapéuticos que otras líneas de pensamiento nos
aportan.
Asistimos a personas que siendo organismos vivos, cumplen como tales
su mandato a crecer, tendiendo a actualizarse. Nuestra asistencia
podrá sintetizarse en el favorecer las condiciones naturales para
que ello sea posible*

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