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PUBLICACIONES “EL SEMBRADOR” www.interfuerza.org SERIE: Vida cristiana “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis…” (1 Corintios 10:1; 7-10). Estas palabras anteceden a cincos cosas que el apóstol pide a los creyentes de Corinto no hacer: “codiciemos…seáis idólatras…forniquemos…tentemos al Señor…murmuréis”. Relacionemos todas estas órdenes con las experiencias del pueblo de Israel durante su peregrinar por el desierto y aprendamos algo para nuestras vidas: “Todos estuvieron bajo la nube”, con “No codiciemos cosas malas”. La Biblia dice que “Jehová iba delante de ellos (del pueblo de Israel) de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche. Nunca se apartó de delante del pueblo la columna de nube de día, ni de noche la columna de fuego” (Éx. 13:21,22). Observe bien el para qué hacía esto: “para guiarlos por el camino”, y “para alumbrarles”. Esto para Moisés era la esencia protectora de Dios, una obra perfecta fundamentada en sus caminos de rectitud, en la verdad de Dios y en sus atributos (Dt. 32:4). En Cristo se encierra todo esto pues él es “el camino, y la verdad, y la vida”; y es también “la luz del mundo” (Jn. 14:6; 8:12)); ante esto cobra relevancia lo que ordena Pablo para nosotros los que en este tiempo recibimos la enseñanza, por lo que aprendemos: 1) No hay en este mundo camino alguno y seguro, además, que nos lleve a donde Cristo nos ha prometido estar con él que Cristo mismo. 2) No hay ninguna verdad sobre la tierra que contradiga la verdad de que sólo en Cristo hay salvación y vida eterna, por lo que proclamamos que los que ya hemos creído esa verdad, que debiera ser creída por todos los hombres, si quisieran conocerla, vivimos bajo la dirección y guía de nuestro gran Salvador (Jn. 14:7-9; Hch. 4:12; Ro. 8:14; Heb. 5:9; 9:12). 3) El Señor Jesucristo vino para que tuviéramos vida en abundancia, pero para esto, tuvo que morir en la cruz (Jn. 10:10,11). ¿Por qué entonces codiciar cosas malas? Estar bajo la presencia del Señor, para el salmista, era ir en la dirección correcta, gozoso, disfrutando de sus delicias para siempre (Sal. 16:11); para nosotros no es diferente, por eso entraña tanta responsabilidad: ¡No codiciemos! Nuestro texto dice que Jehová iba delante de ellos de día y de noche y que nunca se apartó de delante del pueblo y, ¡no captaron su presencia!; que no nos pase esto a nosotros (Lc. 24:16, 31, 32; 1 Co. 13:12; 1P. 1:8). ¡Tomemos ejemplo! (1 Co. 10:6). Escrito: Raúl Ortigoza Merino 24 de Mayo de 2013