Muestra de Café Ovario
Transcripción
Muestra de Café Ovario
Después del sorteo, las tres amigas y sus pretendientes se quedaron a solas. Redonda puso una canción romántica. Hermosa preguntó a los pretendientes si querían bailar y todos dijeron que sí. Entonces, un pretendiente se acercó a Oronda y le pidió para bailar y ella le dijo que sí, y comenzaron a bailar muy apretaditos. En seguida, Redonda se acercó a otro de los pretendientes y lo sacó a bailar sin que él tuviera tiempo de decir nada. Al momento, también bailaban muy apretaditos. Y finalmente, quedó Hermosa, que miró al tercer pretendiente y no tuvo ganas de bailar con él. Y el pretendiente lo supo y ni siquiera se acercó a ella. TEXTOS Carlos Pujalte Vizcaíno [email protected] http://lasnovelasdecarlospujalte.blogspot.com http://carlospujalte.artelista.com ILUSTRACIÓN Y MAQUETACIÓN Mónica Rebollo Calleja 8 [email protected] http://moniilustra.blogspot.com http://www.monicarebollo.com 9 Redonda y Oronda bailaron y bailaron tan, y tan apretaditas con sus dos pretendientes, que, al final, ellos se metieron dentro de ellas y dejaron de ser dos para convertirse en uno. Redonda y su pretendiente dejaron de ser dos y se convirtieron en Uno. Oronda y su pretendiente dejaron de ser dos y se convirtieron en Una. Y cuando esto ocurrió, Hermosa y los demás pretendientes se pusieron muy contentos y comenzaron a cantar y a bailar alrededor de Uno y Una con una gran alegría. Y todos juntos celebraron la gran fiesta de la fecundación. 10 11 Después de la fiesta de la fecundación, Uno y Una se quedaron solos. Sin nada más que hacer comenzaron a crecer y a crecer sin parar. Uno y Una siempre tenían hambre, y siempre estaban comiendo gracias a unos tubos por los que llegaban ricos nutrientes. Uno se miraba ese tubo y le estaba muy agradecido por alimentarlo. Una se miraba ese tubo y le estaba muy agradecida por permitirle crecer. Como no tenían otra cosa que hacer, Uno y Una hablaban sin parar de sus cosas. “¡Qué bien se está aquí!”, decía Uno. “Sí, se está calentito y muy a gusto”, decía Una. Y luego sacaban unas cartas y se ponían a jugar. También les gustaba mucho jugar a las damas y al ajedrez. Y así pasaban el tiempo Uno y Una, charlando y jugando, mientras crecían y crecían sin parar. 12 13