Los Curanderos También Lloran - Daniel Ventosa

Transcripción

Los Curanderos También Lloran - Daniel Ventosa
Los Curanderos También Lloran:
errores de interpretación en la vida cotidiana
Fermín Reveles Gurrola1, Aidee Sánchez Vega2
y Dr. Daniel Ventosa Santaulària3
Nassim Nicholas Taleb, matemático de origen libanés defiende la teoría del Cisne
Negro, misma que ha tenido un impacto considerable en el ámbito científico y social.
El nombre de la teoría es debido a una vieja historia del siglo XVIII, la cual relata el
impacto que tuvo en la población inglesa el hecho de haber importado un cargamento
de cisnes negros al Reino Unido. Dado que, hasta ese momento los únicos cisnes
conocidos por los ingleses eran blancos, observar cisnes de color negro suscitó gran
polémica y discusión. Fue tal la conmoción entre las personas que muy pronto circuló
un sinfín de teorías disparatadas para explicar la presencia de cisnes negros (quizá
fue la contaminación). ¿Qué fue lo que causó tal conmoción? La respuesta, de hecho
es muy sencilla: los eventos inéditos o imprevisibles tienen la peculiaridad de
incomodar mucho a la gente; nunca se está suficientemente preparado para asimilar
esta clase de eventos. Sin embargo, algunos acontecimientos no se pueden predecir o
explicar sólo porque han ocurrido alguna vez. Entre los ejemplos que podemos
destacar están las Guerras Mundiales, los desastre naturales (tsunamis, temblores,…).
Tales eventos ocurren ocasionalmente y en un principio, no existe explicación al
respecto y parece carecer de sentido. No obstante, para bien o para mal, los humanos
gozamos de una gran capacidad en lo que respecta a inventar explicaciones, algunas
de ellas disparatadas. Ya después, la ciencia se encarga de desecharlas; lo malo es
que no tiene ésta tanto impacto mediático. Por lo general, tales explicaciones adolecen
de lo que se denomina “Falacia de la regresión” que estadísticamente no es otra cosa
sino el fenómeno de la regresión a la media. Muchos acontecimientos se dan
cotidianamente y al cuantificarlos, resulta que siempre oscilan alrededor de un cierto
promedio; pero ocasionalmente se alejan mucho de este último, lo que suele
sorprender al observador e instarle a inventar una explicación. La siguiente vez que se
repita el fenómeno probablemente “regresará” a valores cercanos al promedio. De ahí
el nombre de regresión a la media.
La forma más fácil de comprender esto es mediante ejemplos; he aquí uno de gran
interés para los ciudadanos:
Thomas Gilovich explica que uno de los campos donde el fenómeno de la falacia de la
regresión es más fértil, es en el de la enfermedad. ¿Quién no ha escuchado a
personas jurar y perjurar que, estando gravísimos, acudieron a un medico brujo o a
una terapia nada ortodoxa (ingesta de orina para curar el acné, intervención quirúrgica
``psíquica''—es decir, sin bisturí, untarse estiércol de vaca para detener la calvicie o
corregir la falta de vello facial, aliviar dolores mediante el pensamiento,…) y sintieron
en consecuencia un gran alivio en sus síntomas? La explicación a este fenómeno
obedece a la regresión a la media. Cuando las personas acuden a tales extremos
(como ir a hacerse una limpia o someterse a las terapias de un curandero o médico
brujo) suele coincidir con la etapa más crítica de la enfermedad. Coincide porque
dichas personas están desesperadas y dispuestas a todo con tal de aliviarse. En dicha
etapa, los síntomas de la enfermedad suelen ser más virulentos, y, en tiempos
posteriores, se atenúan por su regresión a los síntomas medios. La gente, al ver la
atenuación de su dolor, la atribuye injustamente al curandero. Todo esto se emparenta
con lo que se suele llamar el efecto placebo. Este último probablemente explica el
resto de las “curaciones milagrosas”.
1
Estudiante de Matemáticas en el CIMAT
Estudiante de Economía en la Escuela de Economía, Universidad de Guanajuato.
3
Profesor Asociado de la Escuela de Economía, Universidad de Guanajuato.
e-mail: [email protected]
2
Cuando se inventa una nueva medicina, por lo general es necesario hacer estudios
exhaustivos que garanticen su efectividad en los pacientes. Se suelen hacer dos
grupos de pacientes; uno que efectivamente toma la pastilla y otro al que se le
suministra un placebo, es decir una pastilla que no tiene medicina. Dicho grupo no
sabe que no está tomando realmente ninguna medicina; es el grupo de control.
Después de un tiempo, se mide en ambos grupos si la medicina curó la enfermedad.
Suele haber gente curada en ambos grupos. La diferencia (si la medicina realmente
funciona) es que en el grupo que realmente tomó la medicina, el porcentaje de gente
curada es muy alto (digamos 90%) mientras que en el grupo de control, la curación
“espontánea” se da sólo en muy pocos pacientes (digamos 5%). A veces, el curandero
tiene la suerte de toparse con alguno de esos pacientes que se curan “solitos”. Pero si
se hiciera un experimento adecuado, se constataría que el curandero rara vez logra
sanar a sus pacientes. Así, si la gente fuera tuviera una actitud más escéptica en la
vida, descubriríamos…que los curanderos también lloran, sobre todo si vieran a sus
pacientes abandonarlos.
Advertencia: las opiniones versadas en este artículo corresponden a las de los
autores y no necesariamente reflejan el punto de visto de la Universidad de
Guanajuato.

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