Huellas en la naturaleza - impacto ambiental de las obras de

Transcripción

Huellas en la naturaleza - impacto ambiental de las obras de
Impacto ambiental
de las obras de ingeniería
Huellas en la naturaleza (2005) de Nils-Udo,
o la huella ecológica como expresión de los metaimpactos
Prof. Álvarez-Campana
“Claro que muchos pretenden amar a la naturaleza. Lo mismo que todos quieren la
libertad. Pero de hecho hace mucho que han perdido la naturaleza. Ya no la ven.
Por no hablar de oírla u olerla, de degustarla o tocarla. Y si alguna vez se fijan en
ella, pese a ello no la ven: hace tiempo que han perdido las condiciones para una
amplia visión de conjunto, espacial y temporal”. Nils Udo, Towards Nature, 2005:19
huella ecológica o metaimpactos
• La huella ecológica representa, en una metáfora espacial, y en unidades de
superficie, el impacto ambiental integrado de la actividad de una
comunidad de base territorial (desde el nivel local hasta el planetario).
Cuando se compara el valor integrado de impacto con el territorio
disponible (capacidad de carga) podemos obtener una lectura en clave de
sostenibilidad.
• La huella ecológica (o huella ambiental) como instrumento de evaluación
ambiental, conecta las categorías conceptuales del impacto o de la
actividad con el territorio y, por consiguiente con la sostenibilidad
• Los datos clave para evaluar la sostenibilidad son la huella ecológica
(función de la actividad) la capacidad de carga (tipología y superficie) que
deriva en el resultado: sostenibilidad o insostenibilidad del modelo
• Los estudios de huella ecológica pueden hacerse desde escala global o
continental hasta la escala local, pasando por la nacional y regional.
Algunos autores están planteando huellas ecológicas ‘sectoriales’
• He escogido como vector artístico la obra (y en concreto la exposición)
Huellas de la naturaleza de Nils-Udo, que representa un largo período vital
de un prestigioso artista alemán de Land Art.
Nils-Udo (Lauf, Baviera 1937 – )
Artista plástico alemán, conocido sobre todo como
representante del movimiento Land Art europeo.
Entre 1953 y 1955 estudia Arte en Nuremberg. Viajará
durante varios años a través de Europa, Marruecos,
Oriente Medio, la Unión Soviética y Persia. Posteriormente
se trasladará a Paris donde vive como pintor
independiente. A partir de 1972 deja de pintar e inicia sus
trabajos en y con la naturaleza, tomando fotografías de
sus intervenciones. En 1989 retoma sus dibujos y pinturas.
Huellas en la Naturaleza, exposición en el Círculo de Bellas
Artes en 2006, fue un recorrido que presenta de forma selectiva
diferentes obras y series que ha realizado Nils-Udo desde 1978
hasta el momento. El catálogo incluye, como primer capítulo,
una selección de la serie Lanzarote (2002), instalaciones con
lava, piedras volcánicas, arena, sal, ceniza y agua… El segundo
es la serie Connemara, de Galway, Irlanda, el tercero Nuevas
Pinturas; el cuarto Instalaciones; y el quinto Espacios Públicos,
intervenciones y proyectos de grandes dimensiones. En la pare
teórica se incluyen textos de Uwe Rüth, Liliana Albertazzi y X.
Antón Castro.
huella ecológica: origen y conceptos asociados
El término ‘huella ecológica’ fue utilizado en 1996 por William Rees y Mathis
Wackernagel, quienes definieron esta idea como el área de territorio
ecológicamente productivo necesario para producir los recursos usados (cultivos,
bosques, pastos o ecosistema acuático…) y para asumir los residuos que se generan
por una determinada población. Este concepto (en uds de superficie) se convierte
en un indicador capaz de agregar en un sólo valor los impactos provocados por una
comunidad humana sobre el medio ambiente.
Hay dos conceptos asociados al de huella ecológica: la capacidad de carga y el
déficit ecológico. El primero describe la cantidad de terreno disponible, mientras
que el segundo es la cantidad de tierra productiva que falta para dar respuesta a las
necesidades de una población determinada. Esto es, el desequilibrio entre el
territorio y la actividad humana (producción-consumo).
Si la huella ecológica de una sociedad, entendida como el resultado de dividir
consumo y productividad, es más pequeña que la capacidad de carga del territorio,
la región es autosuficiente, ya que no consume más recursos de los que dispone en
su territorio. En el caso contrario, cuando hay déficit ecológico, la región
‘consume’ más tierra de la que tiene y depende del exterior, utilizando otras
tierras productivas o bien trasladando los impactos a otras áreas del planeta o a
generaciones futuras. La autosuficiencia es una cuestión que tiene que ver con la
sostenibilidad del nivel local, regional o continental que se investigue.
huella ecológica: teoría básica
La huella ecológica define la sostenibilidad en términos sencillos y comprensibles,
utilizando los datos científicos disponibles más fiables; lo que permite a las personas
en general, analistas políticos y a los gobiernos medir y manifestar el impacto en los
sectores económico, ambiental y de seguridad, originado por el uso que hacemos de
los recursos naturales.
La huella ecológica de una población es el área biológicamente productiva necesaria
para producir los recursos que consume y absorber los desechos que genera; dado que
los habitantes de cualquier sociedad utilizan recursos de todo el mundo, la huella
ecológica suma y estima el tamaño de las diversas áreas utilizadas, sin importar el
lugar en que se encuentren. La metodología de cálculo de la huella ecológica se basa
en la estimación del número de hectáreas por habitante y año necesarias para
satisfacer los consumos asociados a las superficies en las que se producen los bienes
consumidos, para lo que se establecen seis grupos de superficie: campos de cultivo;
pastos; bosques; mar; terreno construido y energía.
Si representamos las demandas humanas con la huella ecológica, entonces éstas
demandas pueden compararse con la capacidad biológica (representando los
suministros ecológicos) del territorio. Cuando las demandas humanas exceden los
suministros ecológicos, disminuye el capital natural (del que dependen las
generaciones actuales y futuras); y se da la situación de sobrecarga o déficit ecológico.
La huella ecológica puede aplicarse a todas las escalas de gestión del territorio, desde
la planetaria, pasando por la continental hasta la nacional, regional e incluso local.
Alción cabeciblanco
Halcyon leucocephala
Nils-Udo, serie Nidos
Cuando Ortega y Gasset comenta el título de la
revista El Alción, explica que el título en realidad
es una metáfora de la búsqueda del conocimiento,
al que hay que perseguir sabiendo que, como el
alción de la pampa, en un lugar pone los huevos y
en otro pega los gritos. (Y esto también es una
metáfora para la huella ecológica)
huella ecológica: escala planetaria-continental
Existe un cierto consenso a la hora de establecer el estado
mundial de nuestra huella ecológica, lo que podría ser visto
como un ‘superindicador’ de sostenibilidad a escala
planetaria. En el mundo existen solamente 2,1 hectáreas de
espacio biológicamente productivo disponible para cada
persona en la Tierra, pero la huella ecológica promedio
mundial es de 2,9 hectáreas por persona; esto significa
que la humanidad está sobrepasando la capacidad ecológica
de la biosfera en casi un 35 por ciento. Es decir, tomamos
más de lo que la tierra puede darnos.
huella ecológica: escala nacional
Una vez que descendemos de la escala continental, podemos observar las estimaciones de
huellas ecológicas realizadas país a país. El problema de los datos, especialmente los de
actividad resultan críticos a la hora de avanzar en estas determinaciones. De hecho, como veremos,
estos cálculos suponen asumir una serie de hipótesis que no son estables en todo el sistema económico
mundial, ni compartidas por todos los analistas. En las estrategias nacionales de desarrollo sostenible
se vienen utilizando (o deberían utilizarse) las huellas ecológicas como indicadores
Nils-Udo, instalaciones
huella ecológica regional: caso de Navarra
El estudio “La Huella Ecológica de Navarra”,
presentado en febrero del 2002 cuantifica el
impacto ambiental que ejercen las actividades
humanas sobre el medio natural y las posibles
opciones para lograr un desarrollo sostenible en
la comunidad de Navarra. En esta comunidad,
las huellas ecológicas son, para los distintos
grupos de superficie: cultivos, 0,564 hectáreas
por habitante; pastos, 0,242 has/hab; bosques,
0,393 has/hab; mar, 0,987 has/hab; y energía,
1,234 has/hab. Sumando estos seis factores,
Navarra tiene una huella ecológica de 3,47
hectáreas por habitante.
¿Es Navarra sostenible? Si su capacidad de
carga es de 2,15 has/hab, el déficit ecológico
obtenido es de -1,32 hectáreas por habitante,
lo que supone que para mantener el estilo de
vida de los ciudadanos navarros de forma
sostenible se necesitarían la extensión de “la
Navarra actual y media más” (Elorrieta y
Tortajada, 2003; y www.navarra.es
Nils-Udo, Presa de las Olivettes, Herault, Francia, 2002
huella ecológica regional: caso de Galicia
El estudio de la huella ecológica de Galicia (Martín
Palmero, 2004) establece seis grupos de superficie. De
acuerdo con las hipótesis y cálculos establecidos en
este trabajo la participación en el agregado de la
huella ecológica gallega sería: 0,25 hectáreas por
habitante de superficie de cultivos; 1,94 has/hab para
la superficie de pastos; 1,43 has/hab para la superficie
de mar; 0,39 has/hab para la superficie de bosques;
0,07 has/hab para la superficie ocupada por
construcciones; y 2,18 has/hab para la superficie
equivalente a área de absorción de CO2. Cuando se le
incluye la demanda de superficie asignada a
biodiversidad, estimada en 0,75 has/hab, se alcanza un
total de huella ecológica de Galicia o demanda
agregada de superficie de 7,01 has/hab.
¿Es Galicia sostenible? En el estudio de referencia la
capacidad de carga de Galicia (oferta) se estima en
1,25 has/hab, de lo que se obtiene un déficit ecológico
de –5,76 has/hab, una cifra que superaría incluso el
déficit ecológico medio mundial que se sitúa en –4,86
has/hab.
Nils-Udo, 1996, Landesnervenklinik, Neurochirurgie, Park
huella ecológica Navarra/Galicia: problemas y métodos
Si comparamos los resultados del estudio de la huella ecológica para Navarra y Galicia advertimos,
pese a ciertos paralelismos geográficos entre ambos territorios, una notable diferencia en las
huellas ecológicas y capacidad de carga de tres de las superficies consideradas: pastos, mar y
energía.
De acuerdo con Martín Palmero (2004) la diferencia sustancial en la superficie de pastos respecto a
otros territorios se “explica fundamentalmente por unos hábitos alimenticios muy característicos de
la población gallega, intensivos en estos componentes de la huella”. De igual manera explica la
apropiación de 1,43 has per capita de mar en el caso de Galicia. Por otra parte, el cálculo de la
aportación de la superficie energética o área de absorción de CO2 en Galicia está fuertemente
condicionada por la existencia de una refinería y dos importantes centrales térmicas, cuya demanda
viene a representar casi el 35% de la huella ecológica total de Galicia. De acuerdo con los autores, si
se reconstruyera la matriz de consumos energéticos a los propios de la población se reduciría el
valor de huella ecológica por este concepto hasta las 0,96 has/hab. Por otra parte, la capacidad de
carga de Galicia en cuanto a absorción de CO2 se establece en el estudio como nula siguiendo, de
acuerdo con los autores, la metodología tradicional en este tipo de estudios; aunque la
productividad forestal (y por tanto la fijación de CO2 de Galicia) es altísima en esta Comunidad. Se
observa de esta forma que, por ejemplo, teniendo en cuenta solamente las hipótesis alternativas
para la superficie energética el resultado total de la huella ecológica de Galicia podría reducirse
muy sustancialmente.
Estas observaciones pretenden poner de manifiesto que si bien el método de cálculo de la huella
ecológica tiene enormes virtudes para explicitar el equilibrio ecológico en un determinado ámbito,
también es cierto que su cálculo está sometido a diversas hipótesis, puntos y datos de partida que
pueden llegar a limitar su valor, especialmente a efectos comparativos interterritoriales. Los propios
autores vienen a señalar en la introducción de su estudio que si bien el uso de este indicador se ha
extendido notablemente, “sin embargo, debe señalarse la existencia de dificultades
metodológicas y algunos errores implícitos en estos cálculos” (Martín, 2004)
huella ecológica ‘corporativa’ 1/2
huella ecológica ‘corporativa’ 2/2
www.aenor.es
Las huellas ecológicas ‘corporativas’ pueden considerarse un caso particular dentro de
las huellas ecológicas sectoriales (ej. energía en Menéndez y Miguélez, 2004)
gracias por vuestra atención
Referencias bibliográficas y documentales
Domenech Quesada, Juan Luis (2007) Huella ecológica y desarrollo sostenible, Ed.
AENOR, Madrid, 2007, 400 pp. ISBN 978-84-8143-517-7
Elorrieta y Tortajada (2003) “La huella ecológica en Navarra” in Erias (2003), pp. 413434
Erias Rey, Antonio (coord) (2003) Economía, medio ambiente y desarrollo sostenible,
Ed. Diputación Provincial de A Coruña, Universidad de A Coruña y Universidad
Internacional Menéndez Pelayo, A Coruña, 2003, 540 pp. ISBN 84-95950-50-2
Martín Palmero, Federico (ed) (2004) Desarrollo sostenible y huella ecológica. Una
aplicación a la economía gallega, Ed. Netbiblo, A Coruña, 240 pp. ISBN 84-9745-080-9
Martín Palmero, Federico (2004) “Desarrollo sostenible y huella ecológica”, in Martín
(ed) (2004), pp. 17-102
Menéndez y Miguélez (2004) “La huella ecológica de la energía: situación actual y
perspectivas”, in Martín (ed) (2004), pp. 17-102
Nils-Udo (2005) Huellas en la naturaleza, Catálogo exposición del Círculo de Bellas
Artes, Madrid, 2005, 198 pp, ISBN 84-86418-57-7 http://www.circulobellasartes.com/ag_edicioneslibros.php?ele=17&_pagi_pg=2
Wackernagel, Mathis y Rees, William (1996) Our Ecological Footprint: Reducing
Human Impact on the Earth, New Society Publishers, Gabriola Island, BC

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