COMPARTIR LA VULNERABILIDAD EN LA RELACIÓN DE PAREJA

Transcripción

COMPARTIR LA VULNERABILIDAD EN LA RELACIÓN DE PAREJA
COMPARTIR LA VULNERABILIDAD
EN LA RELACIÓN DE PAREJA
Mireia Simó Rel
Psicóloga. Terapeuta Gestalt
Especializada en Intervención Familiar e Infantil
Co-directora formación Técnicas Gestálticas Aplicadas a las Familias en el ITG (Instituto de Terapia
Gestalt de Valencia).
Hoy había venido a verme Jorge para contarme lo contento que estaba
porque iba a ser padre. Hacía unos años que no le veía y me alegré mucho de
verle tan feliz. Su proceso terapéutico había sido muy importante para él y me
gustó que ahora, después de unos años, pudiéramos recordar juntos algunos
de aquellos momentos compartidos. Los dos nos conmovimos con la noticia y
entonces recordamos lo difícil, y al mismo tiempo intensamente enriquecedor,
que fue para Jorge aceptar su vulnerabilidad y compartirla con su pareja,
formando así un vínculo entre ellos de una profundidad que le satisfacía
enormemente. Ahora, después de un tiempo de construir una relación de
pareja sana, íntima y sagrada, habían decidido formar una familia y ser padres.
Jorge había nacido en una familia donde estaba casi prohibido llorar. Se
valoraba por encima de todo la fortaleza y mostrarse vulnerable se consideraba
un gesto de debilidad que se castigaba duramente. Él había crecido creyendo
que pasase lo que pasase siempre había que mostrarse duro, valiente y fuerte
para ser merecedor de admiración, respeto y amor por parte de los demás. Sin
embargo esta creencia le atormentaba porque él no siempre se sentía así y
esto le hacía mantenerse muy distante de las personas que le rodeaban.
Cuando conectaba con su vulnerabilidad, como lo vivía muy mal, lo único que
quería era que nadie le viera y entonces se retiraba y se sentía muy pequeño,
desprotegido y solo. Aunque cuando veía a otras personas llorar o mostrar su
sensibilidad, le surgía una gran admiración y pensaba lo mucho que deseaba
poder él hacer lo mismo sin juzgarse por ello. Así que durante muchos años
luchó internamente por ocultar su vulnerabilidad, aferrado a la creencia familiar
que él había incorporado sin darse cuenta. Durante el proceso terapéutico fue
consciente de que esa creencia no era suya, que era una herencia familiar que
no quería y pudo elaborar su propia idea.
Jorge ahora sabía que la vulnerabilidad es un estado emocional. Es una
manera de sentir el mundo que implica sensibilidad, honestidad y confianza, y
es precisamente ese estado emocional el que nos permite conectar con
nuestros sentimientos más delicados, valiosos y profundos, como son el amor,
los temores, las inquietudes y las inseguridades. Es el estado también que nos
permite estar conectados con nosotros mismos y darnos cuenta de nuestras
necesidades psicológicas y emocionales.
Mireia Simó Rel.
Psicoterapeuta Gestalt. Especializada en Intervención Familiar e Infantil.
Co-directora formación Técnicas Gestálticas Aplicadas a las Familias en el ITG (Instituto de Terapia Gestalt de Valencia).
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Juntos recordamos el dibujo que hizo al principio de la terapia de su
parte vulnerable y de su parte fuerte y de cómo pudo posteriormente elaborar y
cambiar su vivencia respecto a estas polaridades. El dibujo de su polaridad
fuerte era un hombre alto, guapo, competitivo, frío, distante, rígido, serio, con
éxito en su faceta profesional y superficial en sus relaciones personales. El de
su polaridad vulnerable era un hombre débil, pequeño, pasivo, feo,
atormentado y solo. Ahí pudo ver su desvalorización hacia todos esos aspectos
y pudo darse cuenta de que los dos estaban solos e insatisfechos con su vida y
sus relaciones. Después de su elaboración hizo de nuevo los dibujos. Entonces
el hombre de la polaridad vulnerable era ahora un hombre sereno, sólido,
afectuoso, cercano, sensible, seguro y capaz de construir relaciones íntimas y
profundas. Pudo reconocer, aceptar, valorar e integrar esas dos partes suyas y
pudo así elegir cuando mostrar una y cuando mostrar la otra.
Por aquel entonces llevaba un tiempo de relación con quien seguía
siendo su pareja actualmente. Permitirse compartir su vulnerabilidad con ella
fue también un cambio que enriqueció profundamente la relación. Cada vez
que alguno de los dos se sentía vulnerable y lo compartía con el otro aparecía
la magia y el amor sagrado de profundo respeto, cuidado y acompañamiento.
Stan Tatkin, psicólogo clínico creador del Enfoque Psicobiológico de
Terapia de Pareja (PACT), dice que “las parejas que funcionan sobre una base
segura son aquellas donde las dos personas consideran la relación como el
primer lugar donde ir para compartir lo bueno y también lo difícil”. También se
caracterizan porque nunca uno avergüenza al otro y ambos pueden mostrarse
vulnerables sabiendo que el otro está a su lado.
En una relación de pareja compartir la vulnerabilidad es uno de los
factores clave para poder tener un encuentro íntimo y profundo. Si somos
capaces de vivirla y sentirnos vulnerables podremos prestar atención tanto a
nuestras necesidades, sentimientos, inquietudes y temores como a los de
nuestra pareja. La sensibilidad nos ayuda a percibir movimientos y gestos
sutiles, y a compartir los secretos más profundos del alma. Cuando podemos
compartir momentos en los que intercambiar lágrimas que no son tristes ni
infelices, sino que brotan espontáneamente es cuando sentimos con
profundidad algo que nos toca el corazón y nuestra vulnerabilidad más honda
sale hacía afuera. Esto es uno de los mayores regalos que podemos compartir
en una relación de pareja.
Por el contrario si nos relacionamos siempre desde la fortaleza nos
relacionaremos de una manera distante y fría, con una sensación ilusoria de
control y con una falta de apoyo en los momentos en los que lo necesitamos. Si
nunca mostramos nuestra sensibilidad además de que la otra persona no podrá
atendernos ni acompañarnos, ya que si algo no se muestra es como si no
existiera, tendremos una relación superficial y solitaria.
Mireia Simó Rel.
Psicoterapeuta Gestalt. Especializada en Intervención Familiar e Infantil.
Co-directora formación Técnicas Gestálticas Aplicadas a las Familias en el ITG (Instituto de Terapia Gestalt de Valencia).
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Socialmente esta mucho más valorada la polaridad de la fortaleza que la
de la debilidad. Ser fuerte, duro e invulnerable está mucho mejor visto que ser
débil, blando y vulnerable. Sin embargo todas las personas somos las dos
cosas y en la medida en que podamos aceptar las dos polaridades e integrarlas
podremos sentirnos libres y plenos, siendo capaces al mismo tiempo de
construir relaciones de pareja íntimas y profundas. A pesar de que está mucho
más reconocida la parte fuerte de los seres humanos, cuando una persona nos
muestra su parte vulnerable es cuando nuestro corazón se abre, nos
conmovemos, nos sentimos más cercanos, y surgen sentimientos de amor y
lazos afectivos mucho más profundos.
Cuando llegó el momento de despedirme de Jorge, los dos recordamos
la frase de Ashley Montagu, antropólogo humanista autor del libro El tacto, que
tantas veces habíamos mencionado y que decía: “¡Cuánto más fácil sería todo
si aceptásemos el hecho de que la ternura no es un síntoma de debilidad- que
solo vale para niños y jóvenes amantes- y, de vez en cuando, liberásemos
nuestros sentimientos para tratar de recobrar la magia de nuestra intimidad
perdida!”.
1. Reconoce tu vulnerabilidad. Es un estado emocional que todas las
personas experimentamos y que nos permite conectarnos con nuestro
interior, darnos cuenta de nuestras necesidades y atendernos buscando
el cuidado y apoyo adecuado. Es una manera de sentir el mundo que
implica sensibilidad, honestidad y confianza.
2. Acepta y valora tu parte vulnerable como un elemento que forma tu
ser. Cuando somos capaces de experimentarnos en los dos extremos
de una polaridad (fuerte-vulnerable) es cuando podemos integrarlos y
posteriormente ser libres para elegir cuando queremos conectarnos y
mostrar uno u otro.
3. Compártela con tu pareja. Puede que pensemos que si mostramos
este aspecto nuestro la otra persona nos puede rechazar. Socialmente
está mucho más reconocida la parte fuerte de las personas, sin embargo
cuando una persona nos muestra su parte vulnerable es cuando abrimos
el corazón, nos conmovemos y la relación se hace más cercana.
4. Construye una relación íntima y profunda. Si somos capaces de
permanecer en el sentimiento de vulnerabilidad y compartirlo con las
personas importantes con quien tengamos un vínculo significativo
podremos atender tanto nuestras necesidades como las de la otra
persona construyendo así lazos afectivos sólidos y seguros.
Mireia Simó Rel.
Psicoterapeuta Gestalt. Especializada en Intervención Familiar e Infantil.
Co-directora formación Técnicas Gestálticas Aplicadas a las Familias en el ITG (Instituto de Terapia Gestalt de Valencia).
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5. Disfruta de los momentos íntimos compartidos. Es un placer poder
compartir la vida interior con otra persona con la que sintamos la
seguridad suficiente como para desnudarnos emocionalmente y
sentirnos protegidos y acompañados. Construir un lugar donde poder
disfrutar de la vulnerabilidad compartida es unos de los mejores regalos
que podemos hacerle a nuestra pareja.
Artículo publicado en el nº 91 de la Revista Mente Sana. Marzo 2013.
Mireia Simó Rel.
Psicoterapeuta Gestalt. Especializada en Intervención Familiar e Infantil.
Co-directora formación Técnicas Gestálticas Aplicadas a las Familias en el ITG (Instituto de Terapia Gestalt de Valencia).
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