Un impostor llamado Harlod Alvarado Tenorio por Harold Alvarado

Transcripción

Un impostor llamado Harlod Alvarado Tenorio por Harold Alvarado
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EL MAGAZÍN
Elegía
Oh destino el de Borges,
haber navegado por los diversos mares del mundo
o por el único y solitario mar de nombres diversos,
haber sido una parte de Edinburgo, de Zürich,
/de las dos Córdobas,
de Colombia y de Texas,
haber regresado, al cabo de cambiantes generaciones,
a las antiguas tierras de su estirpe,
a Andalucía, a Portugal y a aquellos condados
donde el sajón guerreó con el danés y mezclaron
/sus sangres,
haber errado por el rojo y tranquilo laberinto de Londres,
haber envejecido en tantos espejos,
haber buscado en vano la mirada de mármol
/de las estatuas,
haber examinado litografías, enciclopedias, atlas,
haber visto las cosas que ven los hombres,
la muerte, el torpe amanecer, la llanura
y las delicadas estrellas,
y no haber visto nada o casi nada
sino el rostro de una muchacha de Buenos Aires,
un rostro que no quiere que lo recuerde.
Oh destino de Borges,
tal vez no más extraño que el tuyo.
Beppo
El gato blanco y célibe se mira en la
/lúcida luna del espejo
y no puede saber que esa blancura
y esos ojos de oro que no ha visto
nunca en la casa son su propia imagen.
¿Quién le dirá que el otro que lo observa
es apenas un sueño del espejo?
Me digo que esos gatos armoniosos,
el de cristal y el de caliente sangre,
son simulacros que concede al tiempo
un arquetipo eterno. Así lo afirma,
sombra también, Plotino en las Ennéadas.
¿De qué Adán anterior al paraíso,
de qué divinidad indescifrable
somos los hombres un espejo roto?
Jorge Luis Borges *
* E STOS DOS POEMAS SON DEL VERDADERO J ORGE
L UIS B ORGES . E L
GATO TAMBIÉN ES AUTÉNTICO,
COMO SE VIO, Y SU NOMBRE ES
B EPPO .
J ORGE F RANCISCO I SIDORO L UIS B ORGES A CEVEDO Y SU GATO .
F OTO DE J ULIE M ÉNDEZ E SCURRA .
Jorge Luis Borges *
(Este soneto fue dictado en Bogotá, en 1963,
a Álvaro Castaño Castillo)
Un impostor llamado Harlod Alvarado Tenorio
por Harold Alvarado Tenorio
S
Fanny Buitrago, Nicolás Suescún, Augusto Díaz Saldaña y Freddy Téllez, mientras recaudaba ciertos
fondos leyendo la mano a las señoras bien que venían desde el norte a recibir los aires de vanguardia
que allí se respiraban, y una divina lustrabotas manizalita lo acercó entre sus piernas al mismo paraíso.
Alvarado Tenorio frecuentaba la recién inaugurada Biblioteca Luis Ángel Arango: unas cuarenta sillas de cuero y tachones de metal, que ocupaban el
centro de la sala de la hemeroteca de hoy, rodeada
por los anaqueles que guardaban las fichas de los liB ORGES Y H AROLD A LVARADO T ENORIO EN I SLANDIA .
F OTO N ORMAN T HOMAS
G IOVANNI
DI
egún todas las buenas lenguas, Harold Alvarado Tenorio —un nieto de carniceros, nacido en un pueblo seudo aristocrático de Colombia, seis días después del fin de la Segunda
Guerra Mundial, que fuera expulsado de todos los colegios de Buga por sus desacatos a los dogmas del catolicismo— llegó a Bogotá a los doce años, donde
también fue desalojado de otros varios, para concluir
su bachillerato en una pocilga de dos filocomunistas
en la calle 12 con carrera 4ª, años que pasó en una
pensión para toreros desahuciados, de propiedad de
un cordobés, donde entre remiendos de trajes y fabricación de banderillas, Mario Cataño componía
hojas de vida de los diestros y les hacía hacer dibujos
en sus posturas toreras por pintores muertos de hambre, pero con una sed descomunal que calmaban en
las cantinas de la Perseverancia.
A dos cuadras de allí estuvo la verdadera escuela
literaria y moral de Alvarado Tenorio: la cafetería El
Cisne, donde recibió clases de habituales contertulios
como Rogelio Salmona, Santiago García, Marta Traba, Ramón Pérez Mantilla, Francisco Posada, Guillermo Angulo, Hernando Valencia Goelkel, Enrique Grau,
bros. Allí leyó por primera vez a Borges en Historia
Universal de la Infamia, en la edición de Tor de 1935,
quedando deslumbrado con esos bosquejos que
anunciaban al Borges de El Aleph.
Historia universal de la infamia está compuesta
desde las Vidas imaginarias, de Marcel Schwob, a
partir de otras conocidas a las que impuso los mismos destinos pero con variaciones que parecen surgidas de la máquina del tiempo de H.G. Wells. The
gangs of New York, de Herbert Asbury, sirvió para
componer la historia de Monk Eastman, un pistolero
judío; otro tanto hizo con Billy the Kid y con Monk
Eastman, que terminó siendo El atroz redentor Lazarus Morell, un implacable traficante de negros, o
con El impostor inverosímil, Tom Castro, etc. Casi
todos ellos extraídos de artículos que aparecieron en
la edición décima de la Enciclopedia Británica. Borges, como los artistas del oriente, copiaba tanto el
modelo hasta disolverlo en un nuevo original.
Desde entonces, y por más de cuarenta ininterrumpidos años, Alvarado Tenorio se dedicó a inquirir los secretos del arte borgiano, abandonando la
búsqueda tras haber descubierto la inutilidad de sus
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