HAROLD ALVARADO TENORIO Por Francisca Noguerol De la

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HAROLD ALVARADO TENORIO Por Francisca Noguerol De la
HAROLD ALVARADO TENORIO
Por Francisca Noguerol
De la Universidad de Salamanca
Es un placer para mí presentar hoy en el XI Encuentro de
Poetas Iberoamericanos al profesor, ensayista y reconocido
crítico colombiano Harold Alvarado Tenorio, polémica figura
de las letras por sus siempre controvertidas declaraciones
sobre el mundillo literario, los cenáculos y la
espectacularización de las artes. Así, resultan de sobra
conocidas sus diatribas, incluidas en libros de ensayo y
difundidas últimamente a través de la revista Arquitrave,
publicación que cuenta sólo con 300 ejemplares impresos pero
que Alvarado, como responsable de la misma, ha tenido la
intuición de lanzar al mundo en edición virtual para contribuir
a su espectacular difusión.
Apasionado y dotado de una hipersensibilidad que lo hace
escudarse con frecuencia tras la máscara de la mordacidad, su
buen gusto queda probado en su admiración por figuras como
Jorge Luis Borges sobre quien presentó en los años setenta
una tesis doctoral en la Universidad Complutense de Madrid-,
Luis Cernuda y Octavio Paz. Asimismo, ha traducido con
sensibilidad a autores como Kavafis, Eliot o diferentes poetas
eróticos chinos, que reunió en la antología Poemas chinos de
amor y que, de alguna forma, dan cuenta de los incontables
viajes reales y literarios- del autor. En su vertiente crítica,
destaco su ensayo sobre los poetas españoles de los cincuenta
de Barral a Gil de Biedma (figura titular de Arquitrave), de
Caballero Bonald a González o Brines (cuyo Premio Reina Sofía
celebramos este año)- y sobre su generación en la lírica
colombiana, a la que supo tildar con acierto de
desencantada .
De él ha dicho con acierto Luis Antonio de Villena:
Oscilando entre Borges y Kavafis -menos incompatibles de lo
que creería un lector no avisado- sus ardientes y sabios
poemas (que también recorren muchas geografías) son
ejemplo de la mejor poesía del siglo XX. Inquieto, inquietante
y heterodoxo, desde el sexo a la política .
Culto y admirador de los clásicos, de los que hereda una
desinhibida vocación por la vida y el placer, de su pluma han
salido títulos como Pensamientos de un hombre llegado el
invierno (1972), En el valle del mundo (1977), Libro del
extrañado (1980), Recuerda cuerpo (1983), El ultraje de los
años (1986) -con el que obtuvo el Premio Internacional de
Poesía Arcipreste de Hita-, Espejo de máscaras (1987),
Summa del cuerpo (2002), Ultrajes (2005), y 25 (2010).
Los títulos de sus obras dan buena cuenta de su poética,
marcada por los grandes temas del amor de ahí la
preeminencia de nociones como deseo y cuerpo -; el
tiempo siempre ineluctable en su avance, lo que provoca la
mirada maravillada del sujeto lírico ante los instantes fugaces
de plenitud, el canto al Carpe Diem y la nostalgia por lo que
ya fue, con especial incidencia en los deslumbrantes periodos
vitales de la infancia y la juventud-; y la muerte, equiparada a
la pérdida física pero, también, a lo que pervierte al hombre
de su humana condición: el poder, la riqueza y la persecución
del prestigio.
En este sentido, y en la línea de los grandes satíricos,
Alvarado cincela demoledores poemas contra la ambición, la
avaricia y la mezquindad, por lo que se convierte en poeta
cívico e, incluso, recupera la tradición bíblica de los
proverbios . Buen ejemplo de este hecho lo ofrecen algunos
demoledores versos extraídos del durísimo y desencantado
Loma castellana :
Ni huesos ni polvo de huesos
quedará de nuestra soberbia,
vuestra vanidad,
nuestro apetito,
vuestra ruindad,
nuestro rencor
vuestra indecente codicia
de ser peor que los otros
es decir, nosotros.
Tras los ardores de la juventud único momento de salvación
posible en una existencia marcada por el infierno de los
otros -, al poeta sólo le queda el refugio kempisiano de
recluirse in angulo cum libro o, lo que es lo mismo, de
desear lo que ha sabido decir maravillosamente Juan Antonio
González Iglesias en un poemario reciente: un ángulo me
basta . De hecho, podemos leer entre sus versos esta
melancólica confesión:
Los héroes siempre murieron jóvenes.
No te cuentes entre ellos,
y termina tus días
haciendo el cínico papel de un hombre sabio.
De ahí su reivindicación de una lírica reflexiva, producto de
un oído siempre atento a la música verbal. Como destaca en
su reciente Cartagena de Indias, circa 2009 , tan cercana a
Canto de amor a la poesía :
( ) Sólo
las palabras,
urdidas y ordenadas
con silencio
en una perenne soledad,
resuenan
qué fuimos una vez.
Repítelas.
Entonces volveremos.
Harold Alvarado, poeta rebelde e independiente, entre el
hedonismo y el estoicismo que provoca saberse víctima del
estrago de los años recordemos en este sentido su fervor
hacia la palabra ultraje -, se muestra, en definitiva, como un
creador vitalista e intenso, por lo que deseo terminar mi
presentación con algunos de los versos, tomados de En el
valle del mundo , que, en admirable paradoja, mejor lo
definen:
Haber perdido las buenas formas y el calor:
y que las cuatro cosas que más he odiado se
hayan apoderado de mí:
La tos y el olvido,
la enfermedad y el dolor.
Haber gritado
oliendo un capullo purpúreo de violeta,
los tonos escarlatas de la anémona,
el encendido rubor de las rosas

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