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- Federación Andaluza de Consumidores y Amas de Casa - AL-ANDALUS -
TEMA 6
PREVENCIÓN DE INFECCIONES
Avd. Menéndez Pelayo, nº 12 2º C | 41004 SEVILLA | T. 95 456 41 02 – F. 95 456 00 94 | E-Mail: [email protected]
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El padecimiento de enfermedades infecciosas en las personas mayores se
incrementa paralelo al proceso de envejecimiento y relacionado, sobre todo, con el
debilitamiento del sistema inmunitario y las frecuentes carencias nutricionales. En el
campo sanitario se reconoce el término “infección” como la invasión y multiplicación
de gérmenes en los tejidos y órganos corporales. Los gérmenes son microorganismos
(bacterias, virus, hongos, protozoos) que bajo ciertas condiciones pueden causar o
diseminar enfermedades infecciosas y toxiinfecciones alimentarias de diversa
naturaleza: neumonía, salmonelosis, sífilis,sida, gripe, resfriados, hepatitis, varicela,
micosis, anisakiasis….
Entre los elementos que intervienen en el proceso de la infección cabe considerar:
-
Los reservorios y fuentes de infección: personas infectadas (enfermas o
portadoras) animales, materiales (objetos, suelos, humedades…);
-
Los modos y vías de transmisión: aire, agua y alimentos contaminados,
contacto entre personas, secreciones (saliva, sudor, orina, heces);
-
Los orificios o vías de entrada: heridas e incisiones en la piel, orificios externos y
sus mucosas (boca, nariz, oídos, uretra, vagina, ano), así como las mucosas de
órganos internos (digestiva, respiratoria, urinaria, genital);
-
Las personas susceptibles de padecerla y su naturaleza, así como y las barreras
de defensa de las mismas (piel, sudor, flora bacteriana, sistema inmunológico).
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Decálogo para la prevención de infecciones en la vida cotidiana
En este contexto, se considera la conveniencia de que la población conozca
una serie de recomendaciones básicas, que a su nivel resulta fundamental para la
prevención y el control de las diferentes infecciones.
1. Seguimiento de pautas de actividad física y alimentación adecuadas, con
especial atención al consumo abundante de frutas y hortalizas, relacionado con
el fortalecimiento del sistema de defensas del organismo.
2. Cumplimiento con el calendario y las indicaciones médicas sobre
vacunaciones, así como lo establecido en este sentido por las administraciones
sanitarias para grupos de riesgo (niños, ancianos, inmunodeprimidos, enfermos
crónicos, profesionales sanitarios, profesores, cuidadores…), y casos específicos
como epidemias y viajes a otros países.
3. Uso racional de medicamentos y antibióticos en particular; procurando su
administración según lo indicado por el médico o el prospecto, dada su relación
con el debilitamiento del sistema inmunitario, así como la influencia del uso
indiscriminado de antibióticos sobre la formación de las llamadas “resistencias
a gérmenes”.
4. Mantenimiento de la higiene bucodental, con el seguimiento de pautas de
visita al dentista, así como de educación sobre los aspectos nutricional y de de
lavado y cepillado de la boca, según las recomendaciones sanitarias al efecto.
5. Observación de pautas de aseo personal, entre las quemerecen una especial
dedicación la higiene de las manos, con seguimiento de recomendaciones
sanitarias sobre la técnica y frecuencia del lavado y el uso individualizado de
utensilios (pañuelo, toalla, peine, cepillo de dientes, utensilios de afeitar,
cortaúñas...).
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6. Precaución ante situaciones de riesgo especiales de contagio por contacto
entre personas y ante el uso de ciertos espacios públicos, como en la
convivencia con personas infectadas y las relaciones sexuales inseguras, o en el
empleo de centros sanitarios, medios de transporte, locales de ocio y
restauración, piscinas, spas, aseos…).
7. Cumplimiento de recomendaciones sobre seguridad alimentaria en general,
con especial atención a las condiciones de almacenamiento, conservación,
manipulación, cocinado e ingesta de los alimentos; con especial atención al
mantenimiento de la cadena del frio hasta su consumo.
8. Precaución en las relaciones con los animales de compañía, sobre todo por
parte de los menores, y las condiciones de higiene de los mismos; así como la
evitación del contacto o presencia de animales silvestres en entornos como
domicilios, parques, ferias, zoológico….
9. Mantenimiento de unas condiciones adecuadas de limpieza del hogar,
llegando a activar la desinfección periódica de aquellas instalaciones y enseres
que puedan representar un incremento de riesgo de contaminación: encimeras
de cocinas, fregaderos, filtros y rociadores de grifos, desagües, rociadores de
duchas….
10. Atención a las condiciones de aireación, refrigeración y depuración de
aguasen establecimientos y viviendas,particularmente en lo referente al
mantenimiento de espacios libres de humo; y en general, a la evitación de
situaciones y espacios insalubres: aglomeraciones, hacinamiento, polución,
aguas estancadas, vertederos….
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La higiene de las manos
Como prototipo de estas prácticas sencillas, cabe mencionar la “higiene de las
manos”; uno de los procedimientos más seguro y eficaz en el control del riesgo de
infección en general, y de las toxiinfecciones alimentarias y los procesos gripales y
catarrales en particular. Se trata de una acción muy simple que deben practicar todas
las personas, especialmente aquellas que manipulen alimentos y cuiden a pacientes.
El objetivo del lavado de manos es reducir el número de gérmenes que hay en
las mismas; cuando el procedimiento se realiza con agua y jabón lo llamamos “lavado
de manos”, y en el caso de emplear un preparado de base alcohólica o un jabón
antiséptico se trata de “desinfección de manos”. Para eliminar la suciedad, basta con el
lavado de manos; pero ante sospecha de contaminación, aunque no se observe
suciedad, resulta recomendable la desinfección.
¿Cuándo debemos lavarnos las manos?
Antes de comer, y después de:
-
limpiarse la nariz, toser o estornudar;
-
orinar, defecar, o ayudar a otros a limpiarse;
-
haber estado en contacto con un animal, sus juguetes y correas, o sus
excrementos;
-
haber estado en contacto con basura, bayetas o estropajos, desagües, suelos…;
Antes y después de:
-
manipular alimentos, especialmente los crudos (carnes, pescados y huevos);
-
cuidar o atender a personas enfermas;
-
autocuidado sanitario: cura de herida, medicarse, colocarse lentes de
contacto…;
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Con ocasión de:
-
el contacto con sangre o fluidos corporales, el cambiado pañales…;
-
el contacto con materiales u objetos de uso público (manejo de dinero, asideros
en autobús, carros de supermercado…);
-
un contacto más intimo entre personas (relaciones sexuales, baile…);
¿Cómo debe realizarse el lavado de manos?
-
Quita los anillos y el reloj y aplica agua sobre ellas, tibia a ser posible.
-
Frota ambas manos con jabón durante 15 segundos; con atención a muñecas,
palma, dorso, dedos y uñas.
-
Enjuaga y sécate bien con toalla limpia, mejor de papel, o en secador de aire.
-
Procura cerrar el grifo con la toalla descartable.
-
Con el empleo de preparados de base alcohólica, además de no utilizar agua,
no se precisa de secado con toalla o secador de aire.
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