Copia de Copia de Copia de Copia de Copia de 1

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Copia de Copia de Copia de Copia de Copia de 1
CULTURAS
26.09.13_09.10.13
DIAGONAL.204
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“DEBEMOS APRENDER
A VERNOS todos
vestidos, y travestidos,
DE PORNOLECTORA”
Con la modernidad comienza la difusión a gran escala de un tipo de literatura hiperbólica que nos sitúa como
personajes instintivos-consumistas. Es la pornolectora, un concepto acuñado por la crítica literaria Francesca Serra
ELISA G. MCCAUSLAND
Lo subraya Francesca Serra en
su ensayo Las buenas chicas
no leen novelas (Península,
2013): un Lector seducido se
convierte, inmediatamente, en
una Lectora. Como recuerda
Walter Benjamin, “el instinto
es mujer y la mercancía es mujer”, dando igual que el retratado con un libro entre las manos sea James Dean o
Madonna. Todo aquello que
toca lo femenino se ensucia,
pierde su valor intelectual… es
convertido en vicio. Defiende
esta ensayista y crítica literaria que la arquetípica Lectora
le sirve al capital para hacer dinero y potenciar la figura del
intelectual varón pues, como
advierte en las páginas de su
ensayo, los “viejos intelectuales” la necesitan, sobre todo,
para salvarla. El marqués de
Sade, en cambio, desearía hacer saltar por los aires a la
Lectora, o eso se deduce de lo
escrito por Serra para el prólogo de la reciente edición de
Península de La filosofía en el
tocador: “Las hipérboles se destruyen con otras hipérboles, y
eso Sade lo sabía muy bien”.
Un concepto como “pornolectora” suena bien a la oreja
casual, pero puede llevar a
equívoco. ¿Cómo lo definirías en pocas palabras?
Hysterical
Literature
El artista Clayton
Cubbit ha subido
a Youtube varias
piezas en las que
mujeres tienen
orgasmos mientran
leen determinados
textos.
El término “pornolectora” es
una provocación. Quería forzar
a los lectores a ver cómo la cultura dominante de los últimos
tres siglos nos ha representado:
como animales hambrientos y
fuertemente sexualizados que
consumimos libros como comida y hombres. Sin cabeza ni
control. Mi idea es que la pornolectora es una invención del
mercado que se ha utilizado para facilitar la transición traumática de los libros a mercancía, o
producto de consumo, que se
inicia a gran escala en el siglo
XVIII.
Madame Bovary, “despedazada” por Flaubert, es la poten-
te imagen que nos deja tu ensayo Las buenas chicas no leen novelas al finalizar. ¿Qué
obra de la cultura de masas
actual utilizarías para subrayar la idea de que el cadáver
de la pornolectora, aquella
que ha llegado tarde al sistema, la consumidora ideal, es
el de todos nosotros, consumidores y consumidoras?
Limitándonos a 2013 es posible citar dos ejemplos bastante llamativos: el calendario publicitario de una empresa de
féretros polacos con chicas semidesnudas que abrazan ataúdes nos recuerda que la misa de
cuerpo presente en la que nos
hemos convertido los consu-
midores toma, en el imaginario popular, siempre la forma
de una estrella del porno. Otro
ejemplo son las piezas de vídeoarte que el neoyorquino
Clayton Cubitt tiene en
Youtube, una serie de vídeos
en los que mujeres leen en voz
alta un libro mientras un vibrador las estimula debajo de
la mesa. Como si dijera: larga
vida a la pornolectora.
¿Qué le contaría la pornolectora de Serra a la Jovencita
de Tiqqun?
Reconocerse como lo que son:
dos hermanas gemelas. Ambas no son más que una alegoría de la mercantilización.
LITERATURA
Ambas representan el mal
gusto y la mala conciencia de
nuestro tiempo: lo peor de
nosotros mismos, devenido en
una imagen poderosa y penetrante de la prostitución femenina.
La pornolectora, como concepto y como ventana de entrada para el perverso Sade,
pues incides en tu ensayo,
Walter Benjamin mediante,
en que todo aquello que se
pervierte es nombrado en femenino. ¿Las buenas chicas
no leen al buen Marqués, ni
siquiera en el tocador?
El terror de una feminización
del mundo coincide con la
imagen de su prostitución
mercantil. Una caída dramática del Edén de la alta cultura
masculina al infierno de los
inestables deseos femeninos.
La moda de la lectura en el tocador convirtió el libro en una
cosa de chicas. Ligado a la moda, al sexo y al consumo, lo
desacralizaba totalmente. La
virginidad que las buenas chicas perdieron leyendo novelas
fue, por tanto, la virginidad
perdida de toda una época: la
misma que Sade quería hacer
estallar con sus novelas.
“La madre prescribirá su lectura a la hija”. Introduce con
esta cita el Marqués La filosofía en el tocador. ¿Está en
la madre, no solo la legitimación de la sumisión, sino la
“llave dorada” de la desprogramación de género?
Para Sade la censura no viene
representada por el padre sino
por la madre. Porque la madre, generando (dando a luz),
perpetúa cualquier tipo de falsedad social. Paradójicamente
proviene de la naturaleza, negando el desinterés del placer
a favor del utilitarismo de la
reproducción. Los consejos de
lectura que se trasmiten de
madre a hija son entonces un
momento muy delicado en la
óptica de la subversión. Sólo
una madre completamente antipedagógica puede ser aceptada por los desencadenados
libertinajes de Sade, mientras
la pedagogía materna tradicional está condenada a muerte.
En este punto, la hija estará a
“Sade describe un
mundo de extremos,
donde todos estamos
colgados bocabajo, sin
saber a qué obedecemos”
“Hay que derribar
el pedestal que la retórica
de la cultura masculina
ha construido para
sí misma”
salvo y libre para dedicarse a
sí misma. Su género ya no estará determinado por la biología, sino sólo por la búsqueda
de su propia satisfacción.
¿Tienen sentido, a día de
hoy, las tácticas del marqués
de Sade como estrategia de
resistencia o subversión al
Breve bio
de Serra
Francesca Serra es crítica
literaria y experta en literatura de los siglos XVII-XIX.
Nacida en Florencia, esta
ensayista italiana se ha dedicado a analizar, entre
otras, la obra de Calvino y
Casanova. En su país de
origen se hizo famosa en
2011 con la publicación
de Las buenas chicas no
leen novelas, editado en
España por Península, una
obra donde articula su discurso a través de la herramienta delatora del sistema que es “la pornolectora”. Serra, además, acaba
de prologar en nuestro país una nueva edición de La
filosofía en el tocador, del
marqués de Sade.
planteamiento corporativoempresarial del modo de
vida dominante?
Sade describe un mundo de extremos, donde todos estamos
colgados bocabajo, sin saber si
obedecemos a nuestro instinto
o a un maestro que ordena qué
instinto debemos tener. Es una
posición difícil y fuertemente
ambigua. Sin embargo, es la
única posición, probablemente,
desde la que vemos de verdad
lo que nos está pasando. Con
toda la sangre en la cabeza vemos un panorama más nítido,
la niebla de clichés se disuelve
y nos encontramos con el vacío
de nuestras ideas preconcebidas acerca de la sexualidad, el
poder y la economía.
¿Hay reprogramación posible en la pornolectora?
¿Puede ser salvada? ¿Querría
el mercado curarla? ¿Sade
tendría esa clave?
Debemos aprender a ver a la
pornolectora. Vernos todos
vestidos, y travestidos, de pornolectora: los intelectuales como amas de casa. Tenemos
que sufrir el choque hasta el
final, de modo que nuestra
respuesta sea la más adecuada posible. Porque se trata de
poner en tela de juicio un sistema cultural entero. Y Sade
puede ayudar. Podemos apropiarnos de él como un mal
maestro formidable que hace
que se nos caiga no sólo la ropa interior sino nuestras máscaras ideológicas y sociales.
En un sistema diseñado por
otros, ¿sólo se puede resistir?
Más allá del cadáver ahogado en tinta, ¿hay margen para la subversión?
En lugar de resistir, tendríamos que entrar en acción, derribando a golpe de disparos
de ironía el pedestal que la retórica de la cultura masculina
ha construido para sí misma.
Desmitificándola en la justa
medida de sarcasmo que se
merece, sin preocuparse por
la buena educación: profanar
el cadáver con el que hemos
querido definir creo que será
un gran alivio. //
La carcajada
Sade
SAL
DE
VAJE
La primera novela del marqués de Sade mostró
un camino a la crítica de la virtud hipócrita.
MARÍA MARÍ ROS
Justine y Juliette son algo más
que un juego de opuestos en la
novela a la que da nombre la
primera. Cuando, durante un
periodo en la prisión de la
Bastilla, el marqués de Sade decidió retratar este juego de contrastes entre hermanas, de
alguna forma estaba adelantando uno de los pilares
fundamentales de la novela
decimonónica más tradicional,
enraízado asimismo en la tradición cristiana. Sin embargo, su
obra fue tachada de libertina y
fue el último empujón para que
acabara sus días encerrado en
el manicomio de Charenton.
Pero, ¿realmente había tanta
transgresión en el retrato de
esas hermanas?, ¿más allá de
las descripciones detalladas de
escenas sexuales, había algo de
libertino en la obra?, ¿acaso se
encerraba entre líneas un mensaje más tradicional del que hemos sabido ver?
Empecemos con la caricatura de las dos mujeres que
protagonizan Justine. La historia comienza con un breve
relato de su orfandad y de la
situación de abandono a la
que ésta les conduce. Dejadas
de lado por familiares y ami-
gos y despreciadas por las
monjas del convento donde
esperaban encontrar asilo,
sus caminos se separan cuando Juliette se muestra resuelta a hacer cualquier cosa para
sobreponerse a la desgracia y
Justine antepone sus principios morales y religiosos a su
salvación personal (y terrenal). No hace falta ocupar muchas líneas para resumir lo
que sucede: Juliette trabaja
como prostituta y medra rápidamente hasta casarse con un
señor poderoso y millonario;
Justine –verdadera protagonista de la obra– sigue fiel a
sus principios y su camino es
un auténtico calvario en el
que cada vez que intenta confiar en la humanidad o incluso hacer algo bueno por ella
Dos cánones
habituales de la
literatura moderna
son la ‘femme fatale’
y la ‘femme fragile’
Dicen que Sade
pretendía dibujar al
hombre como malo
por naturaleza, frente
a Rousseau y demás
el contrario, Justine y Juliette
no son más que la carcajada
salvaje de Sade frente a todos
los tópicos a los que recurre y
que revienta? También cabe
pensar que las fronteras siempre son algo incierto, y tal vez
ese sea el verdadero mensaje
de Justine, de la vida de Sade
y de toda su obra. //
TOP 5, POR PATTY HEARST
26.09.13_09.10.13 03
“Soy campechana,
obrera y española”
Beatriz
Talegón
Socialista
Edelweiss
Menú del día.
Hola, Beatriz Talegón, ke ase? Jaja, me encanta que me hagas
esa pregunta. ¡Sois tan frescos! Hablando de frescura, ¿qué hay
de la renovación del socialismo? La renovación del socialismo
es como un toro. Hay que agarrarla por los cuernos. (Risas) ¡Qué
salidas tiene! Bien, respondiendo a tu pregunta, creo que entraré
de número dos o tres en una lista de Andalucía, de ahí, al principio puede que me ocupe de portavocías parlamentarias o una secretaría de Estado... Interesante, pero no nos referíamos a eso.
¿Por qué es usted tan popular? Creo que porque le muestro a la
gente una cara amable. El pueblo me ve como alguien que se ve
cinco capítulos al día de Breaking Bad y que es tan buena acompañando en unas cañas como lo puedan ser Iker Casillas o Alaska.
¿Y el paro? Todos tenemos a alguien cercano que lo está pasando
mal. Ya te digo, ¿podríamos decir que Beatriz Talegón es muy
campechana? ¡Extra campechana! Pero también socialista, obrera y española ¡Y olé! ¡Digo! (Risas) (Risas). //
Cuando LEER
NO FARDA (y da pereza)
Como hay canciones de amor hacia prácticamente todo, hemos buscado algunas sobre bibliofilia, pero la
conclusión ha sido que la relación entre música popular y libros no suele ser precisamente pasional. No se
sabe seguro si se han elegido solamente grupos de indiepop para denotar que se trata de un ámbito dado
a la homogeneización y la falta de nervio, o porque quien firma esto es en el fondo bastante indie.
1. THIS IS JUST A MODERN ROCK SONG BELLE & SEBASTIAN
Belle & Sebastian tienen muchas letras con referencias libreras, y siempre destilan desgana y/o cinismo. Aquí
dicen que son más tontos que Mark Twain y que sólo se comprarían un libro si queda mono en la estantería.
2. WE ARE ALL ACCELERATED READERS LOS CAMPESINOS!
Estos lo hacen todo rápido: con melodías espídicas, sacaron cuatro discos en tres años y pasaron en meses de ser un
torrente de energía juvenil a autocopiarse cansinamente. En esta dicen muchas veces que leen a tope, pero no qué.
3. THEE ECSTATIC LIBRARY COMET GAIN
En esta canción, tan rítmica como suele ser el estándar de Comet Gain, la biblioteca es un lugar inmóvil y lo que
se repite todo el rato es que quien te podría salvar es la música. Queda claro, ¿no?
4. BOOKSHOP CASANOVA THE CLIENTELE
Así que dejamos lo de leer sólo para tener una coartada: aquí un tipo que se pasa por una librería pero toda su
intención es ligar con alguien después de que cierre y apague las luces.
5. THE BOOK OF LOVE MAGNETIC FIELDS
El letrista de Magnetic Fields es más listo: dice que lo que no mola de los libros es cuando son predecibles y sosos,
como el amor romántico estereotipado. Pero que si hay amor del bueno, con pasión, se lee lo que haga falta.
REGATEO HOSPITALARIO, POR OLAF
obtiene como recompensa las
peores torturas que se puedan
concebir.
Entre tanta descripción de
aberraciones sexuales detalladas hasta la extenuación, conviene pensar si el verdadero
escándalo fue el contenido filosófico de la obra o si, por el contrario, solamente fueron esas
escenas, digamos, pornográficas, las que escandalizaron, sin
dejar escuchar el mensaje ni
entrever el juego de roles más
que tradicional entre los dos
personajes femeninos.
La literatura del siglo XIX
aparece atravesada por muchos cánones, y dos constantes sin lugar a duda cruciales
y habituales son el personaje
de la femme fatale opuesto al
de la femme fragile. Justine
fue escrita (aparentemente) a
finales del siglo XVIII, cuando
las puertas de los cánones decimonónicos ya estaban abiertas. ¿Qué diferencia hay entre
Juliette y cualquier otra femme fatale decimonónica o entre Justine y cualquier otra
femme fragile al uso?
Juliette decide prostituirse
para salir adelante en la vida,
y es recompensada por su arte
en la seducción y el engaño.
Justine, por su parte, es la eterna víctima resignada que sufre
estoicamente las aberraciones
ideadas por Sade y no abandona sus principios. El relato de
las dos mujeres que conmocionó a los contemporáneos del
escritor no es algo que no existiera antes, solamente hace falta pensar en la Biblia para encontrar un buen puñado de
ejemplos de personajes que
responden al mismo arquetipo. Tampoco es algo que no
existiera después, ya que debemos insistir en que fue más
que habitual el uso de los dos
tópicos en el XIX y principios
del XX, y aun hoy en día.
El mensaje filosófico de la
obra tampoco debería someterse a escándalo, ya que si bien
se detallan los “infortunios de
la virtud” y Sade relata el mundo de dolor al que se aboca a la
“buena”, oponiéndolo al mundo de placeres y de lujos con
que se premia a la“mala”, repite insistentemente desde las
primeras páginas que no pretende ensalzar la vida de vicio
y hacer que renunciemos a la
virtud, sino recordarnos que
todo eso sucede en la vida terrenal para que dios nos recompense en el cielo.
La sociedad castigó a Sade
con el encierro por haber concebido la historia de estas dos
hermanas antagónicas. Sade,
igual que Justine, acabó sus
días sufriendo noblemente las
consecuencias de haber entregado la vida a su causa, a
la difusión de su mensaje.
Pero ¿cuál era su mensaje?
Dicen que Sade pretendía dibujar al hombre como malo
por naturaleza, frente a
Rousseau y demás, y que la
novela era una excusa para
exponer osadas teorías filosóficas que él, por su parte, negaba una y otra vez, defendiendo su fidelidad a la virtud
y a los principios judeocristianos más convencionales.
¿Qué sucede entonces con
Justine? ¿De verdad no era
tan transgresora, pese a la
pornografía? ¿De verdad era
un tratado filosófico sobre las
recompensas divinas de la virtud y la bondad? ¿Se encerró
injustamente a Sade? ¿O, por
ENTREVISTA IMPROBABLE CON
LA 3

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