el proveer conforme a la manera del señor
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el proveer conforme a la manera del señor
G U Í A P A R A L O S L Í D E R E S D E B I E N EL PROVEER CONFORME A LA MANERA DEL SEÑOR ¿Quieres ser sano? ...Levántate, toma tu lecho, y anda. Juan 5:6, 8. E S T A R Pintura de la cubierta: Cristo sana a los enfermos junto al estanque de Betesda, pintura por Carl Heinrich Bloch Cortesía del Museo de Arte de la Universidad Brigham Young. Pintura de la página II: Cristo y el joven rico, por Heinrich Hofmann. Pintura de la página IV: Toda la ciudad se agolpó a la puerta, por James Tissot. Pintura de la página 2: Jesús sana a un ciego, por Carl Heinrich Bloch Utilizada con permiso del Museo Histórico Nacional de Frederiksborg, Hillerød, Dinamarca. Pintura de la página 6: La ofrenda de la viuda, por Alexandre Bida. Pintura de la página 10: El Buen Pastor, por Greg K. Olsen. © 1996 Greg K. Olsen. © 1990, 2004 por Intellectual Reserve, Inc. Todos los derechos reservados. Segunda edición Impreso en los Estados Unidos de América. Aprobación del inglés: 12/04 Aprobación de la traducción 12/04. Traducción de Providing in the Lord’s Way: A Leader’s Guide to Welfare Spanish Publicado por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Salt Lake City, Utah. G U Í A P A R A L O S L Í D E R E S D E B I E N EL PROVEER CONFORME A LA MANERA DEL SEÑOR El verdadero objetivo del Plan de Bienestar, a largo plazo, es la edificación de los miembros de la Iglesia, tanto de los que dan como de los que reciben, rescatando desde lo más profundo de su ser todo aquello que sea de valor y sacando a florecer la riqueza latente de su espíritu, lo cual es, ante todo, la misión, el propósito y la razón de ser de esta Iglesia. Élder Albert E. Bowen The Church Welfare Plan Gospel Doctrine course of study, 1946, pág. 44 [Debemos] alimentar al hambriento, vestir al desnudo, proveer para la viuda, secar las lágrimas del huérfano y consolar al afligido, ya sean de esta Iglesia o de cualquier otra o que no pertenezcan a ninguna, dondequiera [que los encontremos]. El profeta José Smith Times and Seasons 15 de marzo de 1842, pág. 732 E S T A R Un hombre principal le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios. Los mandamientos sabes: No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre. El dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. Lucas 18:18–22. ÍNDICE DE TEMAS PARTE 1: EL PROVEER CONFORME A LA MANERA DEL SEÑOR Prefacio 1 Introducción 1 PARTE 2: SEAMOS AUTOSUFICIENTES Los estudios 3 La salud 4 El trabajo 4 El almacenamiento en el hogar 4 La administración de fuentes de recursos 5 La fortaleza social, emocional y espiritual 5 PARTE 3: EL CUIDADO DE LOS POBRES Y DE LOS NECESITADOS La manera del Señor 7 El almacén del Señor 8 Maneras de cuidar de los pobres y de los necesitados 8 El propósito de la ayuda de bienestar de la Iglesia 9 PARTE 4: LÍDERES DE BIENESTAR Líderes de bienestar de área 11 Líderes regionales de bienestar 12 Líderes de bienestar de estaca 13 Líderes de bienestar de barrio 17 Líderes de bienestar del quórum de élderes y del grupo de sumos sacerdotes 25 Líderes de bienestar de la Sociedad de Socorro 26 Líderes y personal de operaciones de bienestar 29 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí... De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. Mateo 25:35–36, 40. P A R T E 1 EL PROVEER CONFORME A LA MANERA DEL SEÑOR PREFACIO E ¿No es este plan algo hermoso? ¿No os emocionáis con esa parte del Evangelio que hace que Sión se vista de sus ropas hermosas? Cuando se contempla desde ese punto de vista, podemos ver que el de los servicios de bienestar no es un programa, sino la l proveer conforme a la manera del Señor: Una guía para los líderes de bienestar combina la información acerca de bienestar de diversas secciones del Manual de Instrucciones de la Iglesia en un solo manual. También incluye las actualizaciones que se han expedido desde la publicación de aquel manual. El tener toda esta información en un solo manual facilitará el acceso a los líderes. Los líderes de la Iglesia deberán enseñar los principios del bienestar espiritual y temporal a los líderes y miembros que estén bajo su jurisdicción. Deberán también instar a los miembros a aplicar esos principios a su diario vivir; al mismo tiempo, es necesario que alienten a los padres a enseñar los principios de bienestar a su familia. esencia del Evangelio. Es el Evangelio en acción. Es el principio culminante de una vida cristiana. Spencer W. Kimball, Ensign, noviembre de 1977, pág. 77. INTRODUCCIÓN E ste manual se concentra en dos responsabilidades fundamentales de bienestar: el llegar a ser autosuficientes y el cuidado de los pobres y de los necesitados. Estas responsabilidades han sido parte del Evangelio desde el comienzo. Cada uno de nosotros debe esforzarse por ser autosuficiente mediante el uso sabio de las fuentes de recursos que el Señor nos ha dado (véanse las páginas 3–5). El ser autosuficientes nos permite proveer para nosotros mismos y para nuestra familia. También contribuye a que estemos en mejores condiciones de cuidar de otras personas. Como discípulos de Cristo, debemos dar de nosotros mismos, ya sea con nuestro tiempo, nuestras habilidades o nuestros recursos, para ayudar a aquellos que lo necesiten (véanse las páginas 7–9). Cuando Jesucristo vino a la tierra, pasó gran parte de Su tiempo en el ministerio cuidando a los pobres y a los necesitados. Él mandó a Sus discípulos hacer lo mismo. Jesús explicó que cuando nos hallamos al servicio de los demás, lo servimos a Él: “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; “estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel y vinisteis a mí... “... De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” (Mateo 25:35–36, 40). En nuestro día, por medio del profeta José Smith, el Evangelio se ha restaurado en toda su plenitud. El Señor ha mandado nuevamente a Su pueblo cuidar de los pobres y de los necesitados. Él dijo: “Y recordad en todas las cosas a los pobres y a los necesitados, a los enfermos y a los afligidos, porque el que no hace estas cosas no es mi discípulo” (D. y C. 52:40; véase también D. y C. 44:6). En 1834, el Señor enseñó la manera en que este mandamiento se debía observar en Su Iglesia: “Y es mi propósito abastecer a mis santos, porque todas las cosas son mías. “Pero es preciso que se haga a mi propia manera; y he aquí, ésta es la forma en que yo, el Señor, he decretado abastecer a mis santos, para que los pobres sean exaltados, y los ricos sean humildes” (D. y C. 104:15–16). Uno de los propósitos de la Iglesia es ayudarnos a cumplir con nuestra responsabilidad de ser más autosuficientes y de proveer para los pobres y los necesitados conforme a la manera del Señor. Esa manera abarca el bienestar, lo cual significa estar bien tanto temporal como espiritualmente. Al aplicar estos principios a nuestra vida, comenzamos a parecernos más a nuestro Padre Celestial y a Su Hijo Jesucristo, y nos preparamos para vivir con Ellos eternamente. 1 Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuanto nadie puede trabajar. Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo. Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, y le dijo: Vé a lavarte en el estanque de Siloé... Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo. Juan 9:1–7. P A R T E 2 SEAMOS AUTOSUFICIENTES A Trabajemos para conseguir lo que necesitemos. Seamos autosuficientes e independientes. La salvación no se logra por ningún otro principio; es un asunto individual, por lo que debemos labrar nuestra propia salvación tanto en las cosas temporales como en las espirituales. Marion G. Romney, Ensign, noviembre de 1976, pág, 124. la Iglesia y a sus miembros, el Señor les ha mandado ser autosuficientes e independientes (véase D. y C. 78:13–14). El Padre Celestial nos ha dado todo lo que tenemos: nuestros talentos y habilidades así como nuestros bienes materiales; y nos ha dado la mayordomía sobre las cosas con las que nos ha bendecido (véase D. y C. 104:11–13). A fin de cumplir con esta mayordomía honorablemente, debemos esforzarnos por ser autosuficientes mediante el uso de estas bendiciones para cuidar de nosotros mismos y de nuestra familia. Los profetas de los últimos días han explicado la responsabilidad que todos tenemos de ser autosuficientes: “La responsabilidad del bienestar social, emocional, espiritual, físico y económico de toda persona descansa primeramente sobre sí misma, segundo sobre su familia y tercero sobre la Iglesia... “Ningún fiel Santo de los Últimos Días que esté física y emocionalmente capacitado cederá voluntariamente la carga de su propio bienestar o del de su familia a otra persona, sino que mientras pueda, bajo la inspiración del Señor y con sus propios esfuerzos, se abastecerá a sí mismo y a su familia con lo que les haga falta espiritual y temporalmente en la vida (véase 1 Timoteo 5:8)” (véase Spencer W. Kimball, “Los Servicios de Bienestar: El Evangelio en acción”, Liahona, febrero de 1978, pág. 111). Al ser autosuficientes, estaremos mejor preparados para hacer frente a las épocas de adversidad, tales como la pérdida de empleo, las discapacidades físicas y los desastres naturales, sin necesidad de depender de otras personas. También, al ser autosuficientes, estaremos en mejores condiciones para cuidar de otras personas necesitadas, y honraremos a la vez la relación sagrada que el Señor ha establecido entre marido y mujer y entre padres e hijos al proveer para las necesidades físicas y espirituales (véase Mosíah 4:14–15; 13:20; D. y C. 83:2, 4; “La Familia: Una Proclamación para el Mundo”, Liahona, octubre de 1998, pág. 24). Para ser autosuficientes, tenemos que trabajar. El trabajo es un esfuerzo físico, mental y espiritual. El Señor nos ha dado el mandamiento de trabajar (véase Génesis 3:17–19; D. y C. 42:42; 56:17), ya que el trabajo es una fuente básica de la felicidad, la propia estimación y la prosperidad. En 1936, con el fin de aclarar los propósitos del programa de bienestar, la Primera Presidencia hizo la siguiente declaración acerca de la importancia que tiene el trabajo en ayudar a los miembros de la Iglesia a llegar a ser autosuficientes. “Nuestro propósito principal era establecer, hasta donde fuese posible, un sistema mediante el cual se acabara con la maldición de la ociosidad, se abolieran los daños de la limosna y se establecieran una vez más entre nuestra gente la independencia, la industria, la frugalidad y el autorrespeto. El designio de la Iglesia es ayudar a la gente a ayudarse a sí misma. El trabajo ha de ocupar nuevamente el trono como principio gobernante en la vida de los miembros de la Iglesia” (en Conference Report, octubre de 1936, pág. 3). A fin de mejorar nuestra autosuficiencia, debemos prepararnos en los siguientes seis aspectos: los estudios; la salud; el trabajo; el almacenamiento en el hogar; la administración de fuentes de recursos; y la fortaleza espiritual, emocional y social. A continuación se ofrecen algunas sugerencias para lograrlo. LOS ESTUDIOS E l Señor nos ha mandado que obtengamos conocimiento y sabiduría (véase D. y C. 88:77–80, 118; 93:53; 130:18–19; 131:6). Al hacerlo, somos más capaces de discernir entre la verdad y el error y de tomar mejores decisiones. También comprendemos mejor a Dios y a los demás, y sentimos un amor más profundo por ellos. 3 ■ ■ Mantener limpia y en buen estado nuestra casa y sus alrededores. Procurar asistencia médica y dental apropiada, lo que incluye, si fuera posible, tener una póliza de seguro médico. EL TRABAJO E El saber un oficio me ha ayudado a proveer a mis necesidades y a las de mi familia. A lo largo de los años, he tenido la oportunidad de ayudar a otras personas del barrio a aprender las habilidades necesarias para que ellos también pudieran Para llegar a ser autosuficientes en lo que respecta a los estudios, debemos: ■ mantener a su familia. Con esto, cumplí con mis deseos ■ de servir y a la vez me dio una gran satisfacción. ■ ■ ■ Estudiar las Escrituras y otros buenos libros. Mejorar nuestra habilidad de leer, escribir y llevar a cabo ejercicios básicos de matemáticas. Aprender a comunicarnos eficazmente con los demás. Obtener una educación académica o la capacitación equivalente que sea necesaria para conseguir empleo. Aprovechar las oportunidades que se nos presenten para ampliar nuestro conocimiento. LA SALUD U na de las razones por las que hemos venido a esta tierra es la de obtener un cuerpo, lo cual es un paso necesario para llegar a ser como nuestro Padre Celestial. El Señor nos ha mandado conservar nuestro cuerpo y nuestra mente en buen estado de salud (véase 1 Corintios 3:16–17; D. y C. 88:124; 89). Cuando lo hacemos, nos encontramos en mejores condiciones de satisfacer nuestras propias necesidades y de prestar servicio a los demás. Para llegar a ser autosuficientes en lo que respecta a la salud, debemos: ■ ■ ■ 4 Obedecer la Palabra de Sabiduría. Comer alimentos nutritivos, hacer ejercicio con regularidad y dormir adecuadamente. Evitar sustancias o costumbres que puedan perjudicar nuestro cuerpo o nuestra mente. l Señor nos ha mandado trabajar y proveer a nuestras necesidades y a las de nuestra familia (véase Génesis 3:17–19; 1 Timoteo 5:8; D. y C. 42:42; 56:17). Un buen trabajo también nos da la oportunidad de mejorar nuestros talentos y de desarrollar nuestros atributos divinos. Nos sentimos mucho más felices cuando nuestro trabajo concuerda con nuestros intereses y nuestras habilidades, a la vez que satisface nuestras necesidades. Para llegar a ser autosuficientes en lo que respecta al trabajo, ya sea que trabajemos por nuestra cuenta o para otras personas, debemos: ■ ■ ■ ■ Prepararnos con esmero y seleccionar una ocupación adecuada. Llegar a ser diestros en nuestro trabajo mediante los estudios, la capacitación y la experiencia. Ser diligentes, buenos trabajadores y dignos de confianza. Rendir un trabajo honrado por el pago y los beneficios que recibimos. EL ALMACENAMIENTO EN EL HOGAR P ara ser autosuficientes, debemos tener la comida, la ropa y el techo apropiados. También debemos saber cómo proveer a nuestras necesidades en épocas de adversidad (véase D. y C. 38:30). Con ese fin, los profetas nos han aconsejado guardar, utilizar y saber cómo producir y preparar los artículos esenciales. Los líderes de la Iglesia aconsejan que comencemos por almacenar los alimentos básicos que requeriríamos para sobrevivir en caso de no tener nada más que comer. Según el lugar donde vivamos, esos alimentos de primera necesidad podrían ser agua, trigo u otros granos (maíz, arroz, etc.), legumbres (frijoles, lentejas, guisantes secos), sal, miel o azúcar, leche en polvo y aceite de cocina. Cuando hayamos almacenado lo suficiente de esos alimentos esenciales para satisfacer las necesidades básicas de nuestra familia por el Os pregunto de todo corazón: ¿Tenéis almacenados para vuestra familia comida, ropa y, si fuera posible, combustible suficientes para un año? La revelación de producir y almacenar alimentos puede ser tan esencial para nuestro bienestar temporal en la actualidad como lo fue para la gente entrar en el arca en los días de Noé. Ezra Taft Benson, Ensign, noviembre de 1987, pág. 49. término de un año, podemos ir agregando otros alimentos que estemos acostumbrados a comer. Debemos utilizar y reemplazar con frecuencia la comida que tengamos almacenada a fin de que no se eche a perder. Mediante un planeamiento cuidadoso, la mayoría de los miembros de la Iglesia puede, con el tiempo, almacenar los artículos básicos que se necesiten para sobrevivir durante un año. Sin embargo, habrá quienes no tengan el dinero ni el espacio suficiente para hacerlo, y a veces quizá no puedan hacerlo debido a la ley vigente en el lugar donde vivan. En esos casos, los miembros deben guardar tanto como les sea posible, de acuerdo con las circunstancias en que se encuentre cada uno. Los miembros de la Iglesia que no tengan los recursos para adquirir abastecimientos para un año pueden empezar por obtener y almacenar productos suficientes para algunos meses. En lo que se refiere al almacenamiento en el hogar, los miembros debemos actuar con prudencia y no ser presas del pánico ni llegar a los extremos. LA ADMINISTRACIÓN DE FUENTES DE RECURSOS D ebemos ser mayordomos prudentes y ejercer un buen criterio al administrar y reabastecer los recursos con los cuales el Señor nos ha bendecido (véase Mateo 25:14–30; 2 Nefi 9:51; D. y C. 59:16–21; 104:11–18, 78–79; 119). Para llegar a ser autosuficientes en lo que respecta a la administración de los recursos, debemos: ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ Pagar los diezmos y las ofrendas. Evitar contraer deudas innecesarias. Ahorrar para el futuro y establecer una reserva financiera. Pagar todas las obligaciones contraídas. Utilizar nuestros recursos y bienes con frugalidad y evitar malgastarlos. Planear sabiamente el uso de nuestro tiempo y dinero. Prestar servicio a los necesitados compartiendo nuestro tiempo, nuestros talentos y nuestros recursos y bienes con ellos. LA FORTALEZA SOCIAL, EMOCIONAL Y ESPIRITUAL P ara llegar a ser autosuficientes en lo que respecta a lo espiritual y lo emocional, debemos: Tener fe en Jesucristo y ejercer la fe para arrepentimiento. ■ Recibir las ordenanzas salvadoras del Evangelio, incluidas las ordenanzas del templo, y participar semanalmente de la Santa Cena para renovar nuestros convenios bautismales. ■ Orar diariamente. ■ Estudiar el Evangelio de Jesucristo en las Escrituras y en las enseñanzas de los profetas de los últimos días. ■ Obedecer los mandamientos de Dios y seguir el consejo de los líderes de la Iglesia. ■ Amar a Dios, y amar y servir al prójimo con “el amor puro de Cristo” (Moroni 7:47). ■ Evitar todo aquello que sea moral y espiritualmente degradante. ■ Fortalecer a la familia al orar juntos, al estudiar juntos las Escrituras, al llevar a cabo semanalmente la noche de hogar y al amarnos y cuidarnos los unos a los otros. ■ Asistir a las reuniones de la Iglesia y prestar servicio en los llamamientos y en las asignaciones. ■ Hacer todo lo que esté a nuestro alcance por adaptarnos a los cambios de la vida y recobrarnos de los reveses. ■ Compartir el Evangelio con amigos y familiares. ■ Localizar y remitir los nombres de antepasados fallecidos para las ordenanzas del templo y efectuar la obra del templo tan a menudo como las circunstancias nos lo permitan. Para llegar a ser autosuficientes en lo que respecta a lo social, debemos: ■ ■ ■ ■ Cultivar buenas relaciones con los integrantes de nuestra familia y con los demás (véase Mateo 7:1–2, 12; Lucas 10:27; D. y C. 64:9–10). Amar y servir a los demás. Comunicarnos eficazmente con los demás. 5 Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho. Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un cuadrante. Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento. Marcos 12:41–44. P A R T E 3 EL CUIDADO DE LOS POBRES Y DE LOS NECESITADOS LA MANERA DEL SEÑOR A En los almacenes del Señor se encuentran tiempo, talento, habilidades, compasión, material consagrado y medios económicos de los miembros fieles de la Iglesia. Estos recursos están a disposición del obispo para que ayude con ellos a los necesitados. Thomas S. Monson, Ensign, septiembre de 1986, pág. 5. l ser autosuficientes en los seis aspectos que se acaban de analizar en la sección anterior, también estamos más preparados para ayudar a los demás. Como discípulos de Cristo, debemos honrar nuestros convenios con el fin de consagrar nuestro tiempo, nuestras habilidades y nuestros recursos a la edificación del reino de Dios y al cuidado de los necesitados. Por medio de la Iglesia, el Señor ha establecido una manera de cuidar de los pobres y de los necesitados y de ayudarles a recuperar la autosuficiencia. El proveer para el pobre y el necesitado conforme a la manera del Señor significa que ayudamos a aquellos que son menos afortunados, al dar de acuerdo con lo que hayamos recibido de Dios. Debemos dar libremente y con un verdadero espíritu de amor, reconociendo que nuestro Padre Celestial es la fuente de todas nuestras bendiciones y que tenemos la responsabilidad de emplear esas bendiciones para servir a los demás. Casi todos nosotros podemos dar algo a los demás, no importa lo humildes que seamos. Cuando Jesús vio a los ricos contribuir con grandes sumas de dinero al tesoro del templo y a una pobre viuda dar una pequeña cantidad, les dijo a Sus discípulos: “...De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; “porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento” (Marcos 12:41–44). Muchas son las razones por las cuales los miembros de la Iglesia tal vez no cuenten con los recursos materiales para satisfacer sus necesidades básicas. Puede tratarse de personas ancianas o discapacitadas; pueden ser personas que hayan tomado decisiones equivocadas o imprudentes, ya sea en forma deliberada o por no tener los conocimientos necesarios para aplicar los principios del trabajo y de la autosuficiencia a fin de prepararse para épocas de adversidad. Además, pueden ser personas que carezcan de los recursos necesarios debido a desastres naturales o a problemas económicos y políticos del país en el que vivan. Cuando los miembros de la Iglesia hacen todo lo que pueden para abastecerse a sí mismos pero aún así no logran satisfacer sus necesidades básicas, primero deben recurrir a sus propias familias en procura de ayuda. Si eso no es suficiente, la Iglesia está lista para ayudar. El Señor ha declarado que oirá el clamor de los necesitados y que no los desamparará (véase Isaías 41:17). Los miembros que necesiten tal ayuda tienen que hablar con sus respectivos obispos. Cuando recibimos ayuda, debemos aceptarla con gratitud y humildad, agradeciendo al Señor Su bondad y la bondad de otras personas (véase D. y C. 56:18; 78:19). Debemos valernos de la ayuda para librarnos de la esclavitud y de las limitaciones que resultan de nuestras necesidades, y llegar a ser más autosuficientes. Al lograr esto, debemos tender la mano a los demás. El proveer a la manera del Señor hace más humilde al que da, exalta al que recibe y santifica a ambos (véase D. y C. 104:15–18). Ambos son bendecidos al guardar los mandamientos del Señor (véase D. y C. 130:20–21). Ambos llegan a ser más capaces de dar como Cristo da. Cuando nos esforzamos por dar y servir como Cristo lo hizo, recibimos abundantes bendiciones. De esa forma vencemos el egoísmo y la codicia, y controlamos nuestros apetitos y pasiones. A la vez, sentimos mayor deseo de dar todo lo que poseemos para edificar el reino de Dios (véase D. y C. 42:31), retenemos la remisión de nuestros pecados (véase Mosíah 4:26), nuestra confianza se hace fuerte en la presencia de Dios (véase D. y C. 121:45–46) y nuestra alma se llena de gozo (véase D. y C. 11:12–13). 7 EL ALMACÉN DEL SEÑOR E Tenemos la esperanza de que, por medio de generosas contribuciones de ofrendas de ayuno haya más que suficiente para satisfacer las necesidades de los menos afortunados. Si todos los miembros de la Iglesia observaran el ayuno y contribuyeran generosamente, se podría bendecir al pobre y al necesitado, y proveer para ellos, no solamente dentro de la Iglesia, sino también a muchas personas fuera de ella. Gordon B. Hinckley, Charla fogonera especial sobre el presupuesto, 18 de febrero de 1990. n Doctrina y Convenios, el Señor explica que los santos deben dar al obispo sus ofrendas para los pobres. El obispo entonces guarda esas ofrendas en el “almacén [del Señor]” y las utiliza como corresponda “para suministrar a los pobres y a los necesitados” (D. y C. 42:34; véase también 42:29–36; 78:3–7, 13–14; 82:14–19). El almacén del Señor recibe, guarda y dispone de las ofrendas consagradas de los santos. En su forma y operación, el almacén puede ser sencillo o complejo, según las circunstancias lo requieran. Puede tratarse de una lista de servicios disponibles, dinero en una cuenta de banco, alimentos en una alacena o mercaderías en un edificio. El almacén se establece en cuanto los miembros fieles consagran al obispo su tiempo, sus talentos, sus habilidades, su servicio caritativo, sus bienes materiales y su dinero para ayudar a los pobres y edificar el reino de Dios en la tierra. Por lo tanto, el almacén del Señor existe en todos los barrios. El obispo es el agente del almacén del Señor. Guiado por la inspiración del Él, el obispo utiliza las ofrendas de los santos para cuidar de los pobres y de los necesitados. Los quórumes del sacerdocio y la Sociedad de Socorro lo ayudan en la tarea, mientras que los líderes de estaca y de área lo capacitan y lo apoyan en sus responsabilidades. Al administrar los recursos del almacén del Señor para ayudar al pobre y al necesitado, el obispo debe asegurar que la ayuda que prestan los servicios organizados de bienestar de la Iglesia no reemplacen la ayuda y el servicio caritativo que se presten las personas unas a otras. MANERAS DE CUIDAR DE LOS POBRES Y DE LOS NECESITADOS EL AYUNO Y LA CONTRIBUCIÓN DE OFRENDAS DE AYUNO Una de las maneras más importantes que el Señor ha establecido para que los miembros de la Iglesia cuiden de los pobres y de los necesitados es por medio del ayuno y de la contribución de las ofrendas de ayuno. 8 El ayuno, acompañado de la oración, es una forma de verdadera adoración. El Señor nos ha mandado ayunar con el fin de acercarnos más a Él, de vencer las cosas del mundo, de fortalecernos espiritualmente, de aumentar nuestra compasión y de prepararnos para prestar servicio. El ayuno es fundamental para nuestro bienestar espiritual y temporal. El Señor, por medio del profeta Isaías, describe la verdadera naturaleza del ayuno, así como también las bendiciones que reciben aquellos que lo hacen: “¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? “¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano? “Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia. “Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar vanidad; “y si diereis tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía. “Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan” (Isaías 58:6–11). Cuando ayunamos, debemos seguir el modelo que estableció el Salvador. Dejamos a un lado la comida, la bebida y las preocupaciones del mundo. Nos comunicamos con nuestro Padre Celestial y volvemos nuestro corazón hacia Él y hacia el bienestar de los demás. La Iglesia designa un domingo de cada mes como día de ayuno. Ese día, los miembros de la Iglesia que físicamente pueden hacerlo se abstienen de alimentos y bebidas por dos comidas consecutivas. Asisten a la reunión de ayuno y testimonios y entregan a la Iglesia una ofrenda de ayuno equivalente por lo menos al valor de lo que habrían comido. Si es posible, Oh Dios, nuestro Padre Eterno... Nos has dado el mandato de servir al hambriento y al indigente, a las víctimas de los desastres y a los necesitados. Gordon B. Hinckley, Welfare Square Dedicatory Prayer, 5 de septiembre de 2001. los miembros deberían ser muy generosos y contribuir mucho más de lo que valen las dos comidas. El obispo utiliza las ofrendas de ayuno para alimentar al hambriento, para albergar al que no tiene hogar, para vestir al desnudo y para aliviar al afligido. La ofrenda de ayuno es una de las maneras más importantes por medio de la cual cuidamos de los necesitados. Para más información, véanse las páginas 19–20 y 21–22. CÓMO CONTRIBUIR AL FONDO DE AYUDA HUMANITARIA Los miembros pueden contribuir al fondo de ayuda humanitaria de la Iglesia valiéndose del formulario Diezmos y otras ofrendas. Los miembros deben contribuir sin especificar la forma en que sus contribuciones deben ser utilizadas. OTRAS MANERAS DE CUIDAR DE LOS POBRES Y DE LOS NECESITADOS Los miembros de la Iglesia podemos demostrar compasión por los pobres y por los necesitados de muchas otras maneras. Podemos ayudar personalmente a quienes lo necesiten, ofreciéndoles de nuestro tiempo, de nuestros talentos y de nuestra fortaleza espiritual y emocional. También podemos orar en favor de ellos. El Libro de Mormón explica algunas de nuestras responsabilidades hacia los pobres: “Y además, vosotros mismos socorreréis a los que necesiten vuestro socorro; impartiréis de vuestros bienes al necesitado; y no permitiréis que el mendigo os haga su petición en vano... “...quisiera que de vuestros bienes dieseis al pobre, cada cual según lo que tuviere, tal como alimentar al hambriento, vestir al desnudo, visitar al enfermo, y ministrar para su alivio, tanto espiritual como temporalmente, según sus necesidades” (Mosíah 4:16, 26). Cuando albergamos amor en nuestro corazón y prestamos oído al Espíritu Santo, no es necesario que se nos digan todas las formas en que debemos cuidar de los pobres y de los necesitados. Algunas oportunidades para tales servicios provendrán de los llamamientos y de las asignaciones que recibamos de la Iglesia. Otras oportunidades se presentan en nuestro propio hogar, en nuestro vecindario y en nuestra comunidad. No hay límites para lo que podamos ofrecer libremente. Algunos ejemplos son el servicio que prestamos a las personas sin hogar, a los discapacitados, a los afligidos emocional y espiritualmente, a las viudas y a los huérfanos, y a otras personas pobres o necesitadas. Si comenzamos a tender una mano a aquellos que lo necesitan, seremos más conscientes de sus necesidades. Tendremos más compasión y estaremos más deseosos de aliviar el sufrimiento de los demás. El Espíritu Santo nos guiará entonces con el fin de hacernos saber a quiénes debemos servir y en qué forma satisfacer mejor sus necesidades. El Señor enseña: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:35). El amor que demostremos por nuestros semejantes, sirviéndoles y bendiciéndoles en sus épocas de necesidad, está en relación directa con el amor que tenemos por el Señor. EL PROPÓSITO DE LA AYUDA DE BIENESTAR DE LA IGLESIA L os líderes de la Iglesia deben hacer todo lo posible por satisfacer las necesidades básicas de los pobres y de los necesitados y ayudarlos a que sean autosuficientes. Pero en su labor de líderes de la Iglesia, no deben concentrarse en resolver los problemas económicos y políticos de la comunidad ni del país en que residan. En cambio, los líderes de barrio y de estaca deben concentrarse en ayudar a las personas a superar las causas de los problemas que hayan ocasionado su necesidad de recibir ayuda de los servicios de bienestar, a fin de que las mismas personas puedan remediarlas. Los miembros de la Iglesia pueden trabajar en forma individual, como ciudadanos, para solucionar los problemas económicos y políticos participando en buenos proyectos auspiciados por la comunidad. 9 El Salvador dijo: “Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas” (Juan 10:14). Los líderes de la Iglesia deben seguir el ejemplo del Buen Pastor al cuidar de las ovejas de su rebaño. Al igual que Él, deben conocer y amar a cada miembro de su rebaño. Deben dar generosamente de ellos mismos al cuidar de cada oveja de forma individual. Deben proteger y nutrir a sus ovejas, y dar atención constante a sus necesidades espirituales y temporales. Deben buscar a los que se encuentran afligidos y a los que se han extraviado. También deben mostrar la senda viviendo los principios que enseñan. P A R T E 4 LÍDERES DE BIENESTAR LÍDERES DE BIENESTAR DE ÁREA PRESIDENCIA DE LOS SETENTA O PRESIDENCIA DE ÁREA Los miembros de la Presidencia de los Setenta o de la Presidencia de Área tienen las siguientes responsabilidades en cuanto al bienestar espiritual y temporal del área: Bendícenos para que ande- ■ mos en la fe y la fidelidad, para que hagamos lo que sea necesario a fin de aliviar el dolor, desterrar el hambre, dar esperanza y aliento a los ■ ■ ultrajados y oprimidos, a los que buscan ayuda, que no se vayan con las manos vacías, que sus necesidades sean ■ satisfechas y sientan regocijo. ■ Gordon B. Hinckley, Welfare Square Dedicatory Prayer, 5 de septiembre de 2001. ■ ■ ■ Reciben instrucción proveniente de los comités directivos relacionada con las estrategias de bienestar, las prioridades de bienestar y la apertura o el cierre de las operaciones de bienestar. Enseñan a los miembros los principios del bienestar espiritual y temporal. Enseñan a los líderes sus deberes en cuanto a bienestar y les aconsejan escudriñar las Escrituras para entender mejor los principios y deberes relacionados con el bienestar. Ponen en práctica las prioridades de bienestar y aclaran las normas de bienestar del área. Supervisan las operaciones de bienestar de la Iglesia, incluso las oficinas de empleo de la Iglesia, las tiendas de Industrias Deseret, los almacenes del obispo, las fábricas de conservas, los centros de almacenamiento en el hogar, los silos de granos y los proyectos de producción de mercaderías. Procuran la aprobación del pago de la Iglesia de los gastos de atención médica de un miembro necesitado que podrían exceder los US$25.000, cuando los líderes crean que tal pago pueda justificarse. Para más información, sírvase llamar a Welfare Health Services (teléfono 1-801-240-3635 ó 1-800-453-3860, extensión 2-3635). Organizan comités regionales de bienestar (véase la página 12). Aprueban la ayuda de emergencia de hasta US$25.000 para socorrer a los miembros que hayan sido victimas de un desastre. ■ ■ Aprueban proyectos humanitarios a nivel local que autorice el Comité Ejecutivo de Bienestar. Organizan y dirigen el comité del Fondo Perpetuo para la Educación en áreas donde esta iniciativa esté aprobada. DIRECTOR DE ASUNTOS TEMPORALES Los directores de asuntos temporales se asignan a las áreas geográficas de la Iglesia. Son empleados de jornada completa de la Iglesia. Bajo la dirección del Obispado Presidente, ayudan a los integrantes de la Presidencia de los Setenta o de la Presidencia de Área, y a los líderes locales del sacerdocio en los asuntos temporales de la Iglesia. Ello incluye las siguientes responsabilidades: ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ Reunirse con regularidad con los miembros de la Presidencia de los Setenta o de la Presidencia de Área para tratar asuntos de bienestar. Ayudar a preparar planes para satisfacer las necesidades de bienestar que haya en el área. Instruir a los líderes locales según se lo pidan los miembros de la Presidencia de los Setenta o de la Presidencia de Área. Dar consejos en asuntos técnicos, tales como leyes gubernamentales, cuestiones de seguridad y trámites financieros. Ayudar a la Presidencia de los Setenta o a la Presidencia de Área a supervisar las operaciones de bienestar de la Iglesia. Aprobar conjuntamente con los miembros de la Presidencia de los Setenta o de la Presidencia de Área, proyectos humanitarios a nivel local que sean autorizados por el Comité Ejecutivo de Bienestar. Servir en el comité de área del Fondo Perpetuo para la Educación en las zonas donde esta iniciativa esté aprobada. 11 GERENTE DE BIENESTAR DE ÁREA Estoy agradecido por que en lo tocante a bienestar, mis raíces están profundamente arraigadas en la Estaca Pioneer y en la Región de Bienestar Pioneer, donde Los gerentes de bienestar de área sirven bajo la supervisión del director de asuntos temporales. Ayudan a la Presidencia de los Setenta o a la Presidencia de Área y a los líderes locales del sacerdocio en los asuntos de bienestar de la Iglesia. Los gerentes de bienestar de área dan instrucción y apoyo a los consejos coordinadores, a los comités regionales de bienestar y a los comités operativos de las estacas agentes cuando se lo pida la Presidencia de los Setenta o la Presidencia de Área. En las áreas internacionales de la Iglesia, estos gerentes también supervisan las operaciones de bienestar. gigantes de nuestra época... ESPECIALISTA DE BIENESTAR DE ÁREA han enseñado, testificado e Se puede llamar a especialistas de bienestar de área para que ayuden a los gerentes de bienestar de área. Ellos son llamados por la Primera Presidencia si sirven como misioneros de tiempo completo. Si son misioneros de servicio a la Iglesia (de medio tiempo), los llama la presidencia de estaca bajo la dirección de la Presidencia de los Setenta o de la Presidencia de Área. Sus deberes principales consisten en ayudar a los líderes de la Iglesia con los asuntos de bienestar. inspirado. En la actualidad existe una apremiante necesidad de que los miembros de los consejos regionales y de área asuman su total responsabilidad y se les enseñe e inspire en igual forma. Thomas S. Monson, Church News, 26 de mayo de 1990, pág. 8. REUNIÓN DE CONSEJO DE ÁREA Los miembros de la Presidencia de los Setenta o de la Presidencia de Área pueden llevar a cabo reuniones del consejo de área periódicamente para instruir a los Setentas Autoridades de Área y a otras personas que se inviten. Estas reuniones también tienen la finalidad de correlacionar, planear y resolver asuntos que afecten un área en particular. Los puntos a tratar en la agenda incluyen hablar en cuanto a la obra misional, el bienestar espiritual y temporal, y las obras del templo y de la historia familiar. REUNIÓN DEL CONSEJO COORDINADOR Los designados Setentas Autoridades de Área llevan a cabo dos reuniones del consejo coordinador al año, después de cada conferencia general. El propósito de estas reuniones es instruir a los presidentes de estaca, a los presidentes de misión y a otras personas que se inviten. En estas reuniones se puede dar instrucción sobre asuntos de bienestar de acuerdo con lo que se necesite. 12 LÍDERES REGIONALES DE BIENESTAR COMITÉ REGIONAL DE BIENESTAR En los Estados Unidos y Canadá, los miembros de la Presidencia de los Setenta crean regiones de bienestar y organizan comités regionales de bienestar para las estacas dentro de sus áreas que se beneficien con las operaciones de bienestar. Fuera de los Estados Unidos y Canadá, las Presidencias de Área pueden crear regiones de bienestar y organizar comités regionales de bienestar para las estacas dentro de sus áreas que se beneficien con las operaciones de bienestar. Las Presidencias de Área pueden también crear regiones de bienestar y organizar comités de bienestar para otras estacas de sus áreas. El comité está integrado por todos los presidentes de estaca (o consejeros asignados), todos los presidentes de consejo de bienestar de los obispos de la estaca y todas las presidentas de la Sociedad de Socorro de estaca de la región de bienestar. Un miembro de la Presidencia de los Setenta o de la Presidencia de Área llama a un presidente de estaca como presidente del comité. También llama a un especialista regional de bienestar como secretario ejecutivo del comité (para más información sobre este llamamiento, véase el siguiente encabezado). Este comité se reúne dos veces al año. Durante esas reuniones, los miembros del comité reciben instrucción en cuanto a asuntos de bienestar y planean cómo poner en práctica las instrucciones recibidas de la Presidencia de los Setenta o de la Presidencia de Área. Los miembros del comité también coordinan las actividades de bienestar, tales como distribuir equitativamente las asignaciones de trabajo voluntario entre las estacas y planear cómo responder en caso de emergencias. Otros asuntos que se pueden tratar incluyen el fomentar la autosuficiencia, el cuidar de los necesitados y el animar a los miembros a donar ofrendas de ayuno. Los miembros del comité también revisan los servicios de las operaciones de bienestar de la Iglesia donde éstas se encuentren disponibles. Donde el viaje sea difícil o largo, la Presidencia de los Setenta o de la Presidencia de Área puede pedir que asistan a esta reunión menos presidentes del consejo de bienestar de los obispos de la estaca y presidentas de la Sociedad de Socorro. ESPECIALISTA REGIONAL DE BIENESTAR A veces los obispos se esfuerzan tratando de encontrar la mejor manera de satisfacer las necesidades de bienestar de los miembros del barrio. La decisión final de a quién, cuándo, cómo y cuánta ayuda proporcionar la toman los obispos. Sin embargo, como presidente de estaca me he dado cuenta Un miembro de la Presidencia de los Setenta o de la Presidencia de Área llama un especialista regional de bienestar para cada comité regional de bienestar. Este especialista debe ser un poseedor del Sacerdocio de Melquisedec con experiencia en los asuntos de bienestar. La persona rinde cuentas al presidente del comité y actúa como secretario ejecutivo de dicho comité. Bajo la dirección del presidente del comité regional de bienestar, el especialista puede ayudar a coordinar las asignaciones de bienestar entre las estacas de la región, actuar como una persona de recursos para los líderes de las estacas y de los barrios, y capacitar a los líderes nuevos sobre el uso eficaz de las operaciones de bienestar. de que puedo ayudar a los obispos bajo mi jurisdicción a saber cuál es la voluntad del Señor al deliberar en consejo con ellos en cuanto a los problemas de bienestar difíciles. Moroni 10:32–33). La presidencia de estaca establece el tono espiritual de la estaca. Una de las responsabilidades más importantes de la presidencia de estaca es ayudar a los miembros a edificar la fortaleza espiritual. Los miembros de la presidencia de estaca también dan el ejemplo de bienestar temporal esforzándose por ser autosuficientes y cuidando de los pobres y de los necesitados. También alientan a los miembros a hacer lo mismo. Los miembros de la presidencia de estaca enseñan las responsabilidades de bienestar a los líderes de estaca, de barrios y de quórumes. El presidente de estaca dedica atención especial a la instrucción de los obispos en los principios y en las normas que se relacionan con la administración de la ayuda de bienestar. Como parte de su entrevista mensual con cada obispo, pregunta sobre el bienestar de los miembros del barrio en forma individual y analiza con él la utilización de las ofrendas de ayuno y de la ayuda de bienestar que se da a los miembros. Los miembros de la presidencia de estaca se aseguran de que las doctrinas, los principios y las bendiciones que se relacionan con el bienestar se enseñen con regularidad en las reuniones de barrio y de estaca. Para más información sobre las doctrinas y los principios de bienestar, véanse las páginas 1–9. El presidente de estaca también dirige el programa y las operaciones de bienestar de la Iglesia de la estaca. Ello incluye las siguientes responsabilidades: Aprobar la ayuda de bienestar en circunstancias especiales LÍDERES DE BIENESTAR DE ESTACA PRESIDENCIA DE ESTACA El presidente de estaca, con la ayuda de sus consejeros, supervisa el bienestar espiritual y temporal de los miembros de la estaca. Esta responsabilidad se describe en esta sección. Cada uno de los miembros de la presidencia de estaca debe dar el ejemplo de bienestar espiritual orando, prestando servicio, guardando los convenios y esforzándose por lograr la virtud y la santidad en su propia vida (véase D. y C. 38:24; Los obispos administran la ayuda de bienestar. Sin embargo, el obispo debe recibir la aprobación del presidente de estaca antes de dar ayuda de bienestar en las siguientes circunstancias: Gastos médicos que exceden los US$5.000. Si se calcula que los gastos médicos que vaya a pagar la Iglesia a favor de un miembro necesitado excederán los US$5.000, se requiere la aprobación del presidente de estaca antes de que el obispo se comprometa a pagar a los proveedores de servicios de salud. El presidente de estaca puede autorizar al obispo el pago de hasta un total de US$10.000. 13 La familia... debe buscar primeramente resolver sus propios problemas y, cuando lo considere necesario, buscar ayuda por intermedio del quórum del sacerdocio, de la Sociedad de Socorro y del barrio. Cuando todas esas unidades hayan agotado toda su inventiva y todos los recursos, se utilizarán las reservas de la estaca. Henry D. Moyle, Improvement Era, diciembre de 1937, pág. 787. En los Estados Unidos y en Canadá, si se calcula que los gastos médicos que vaya a pagar la Iglesia a favor de un miembro necesitado excederán los US$10.000, el presidente de estaca presenta una solicitud a través de Welfare Health Services (1-801-240-3635 ó 1-800-453-3860, extensión 2-3635) para la consideración del Obispado Presidente. Fuera de los Estados Unidos y Canadá, el presidente de estaca se pone en contacto con la Presidencia de Área para recibir instrucciones. Fuera de los Estados Unidos y Canadá, las Presidencias de Área pueden disminuir los límites de US$5.000 y US$10.000 si las circunstancias lo justifican. Para más información sobre la utilización de las ofrendas de ayuno para el pago de gastos médicos, véanse las páginas 20–21. Ayuda de bienestar para obispos y presidentes de estaca. Cuando un obispo o sus familiares inmediatos necesiten ayuda de bienestar, él examinará junto con el presidente de estaca las necesidades y la ayuda que se proponga. Se requiere la aprobación por escrito del presidente de estaca antes de que el obispo dé la ayuda. Si se emplearan fondos de las ofrendas de ayuno, el presidente de estaca revisará las cuentas que se pagarán con éstos. Cuando el obispo o sus familiares inmediatos reciben ayuda mediante los programas de bienestar de la Iglesia, se sigue un procedimiento similar. Un obispo no debe firmar una solicitud de ayuda de bienestar de la Iglesia ni gastar fondos de las ofrendas de ayuno para sí ni para sus familiares inmediatos sin la aprobación y la firma del presidente de estaca. Cuando un presidente de estaca o sus familiares inmediatos necesiten ayuda de bienestar, él se pondrá en contacto con el obispo del barrio en el que resida. El obispo seguirá los principios y las pautas que gobiernan la ayuda de bienestar como si se tratara de cualquier otro miembro de la Iglesia. Ayudar al obispo si los gastos del fondo de ofrendas de ayuno sobrepasan las donaciones Véase la página 22. 14 Ser el presidente de estaca agente de las operaciones de bienestar La Presidencia de los Setenta o la Presidencia de Área asigna una estaca agente a cada almacén del obispo, planta de envasados, centro de almacenamiento familiar, centro de empleos, proyecto de producción, Industrias Deseret [donde éstas existan] y demás operaciones o proyectos de bienestar del área. El presidente de la estaca agente rinde informes a la Presidencia de Área. Por lo general, esta asignación cambia cada tres a cinco años. Se puede llamar a todas las estacas que integren una región de bienestar, y no sólo a la estaca agente, para que proporcionen trabajo voluntario en estas operaciones de bienestar de la Iglesia. Estos esfuerzos se coordinan en las reuniones del comité regional de bienestar o del consejo coordinador (véase la página 12). Organizar un comité de operaciones de la estaca agente Cuando se asigne a una estaca para supervisar una operación de bienestar de la Iglesia, el presidente de la estaca agente organizará un comité de operaciones agente de la estaca, el que se compondrá de él mismo, del presidente del consejo de bienestar de los obispos de la estaca, de la presidenta de la Sociedad de Socorro de estaca, del gerente de la operación y de otros especialistas que se necesiten. Este comité se reúne regularmente a fin de proporcionar dirección y apoyo del sacerdocio al gerente de la operación, para asegurarse de que la operación preste servicio apropiado a los miembros necesitados y para coordinar el trabajo voluntario. Hacer los preparativos y responder ante emergencias El presidente de estaca dirige el comité de bienestar de estaca en la preparación de un plan para responder a emergencias en la estaca. Ese plan debe coordinarse con otros similares de la región de bienestar y de la comunidad. La Presidencia de los Setenta o la Presidencia de Área brinda las pautas para prepararlo. Durante una emergencia, la presidencia de estaca recibe informes de los obispos sobre las condiciones de los miembros y ¿Qué clase de organización [debemos tener para de las propiedades de la Iglesia. La presidencia de estaca informa, a su vez, a la Presidencia de los Setenta o a la Presidencia de Área. En caso de emergencia, los líderes de la Iglesia deben poner los servicios de la Iglesia a disposición de las autoridades civiles. Los líderes de la Iglesia también deben encargarse de actuar de manera independiente en favor de los miembros de la Iglesia según sea necesario. establecer un programa de bienestar]? ...No hay nada mejor que la organización del sacerdocio. Todo lo que necesitamos hacer es poner al sacerdocio en acción. Harold B. Lee, reunión agrícola de bienestar, 3 de octubre de 1970. Asignar a un obispo para ayudar a los transeúntes necesitados En los vecindarios donde existan dos o más barrios cercanos, el presidente de estaca puede nombrar a un obispo que se encargue de todas las peticiones de los transeúntes necesitados. Esto contribuirá a evitar la duplicación de esfuerzos y la confusión. Si muchos transeúntes piden ayuda, la Presidencia de los Setenta o la Presidencia de Área puede solicitar la aprobación del Obispado Presidente para llamar a un obrero de servicio a la Iglesia que se encargue de dichas solicitudes. Siempre que sea posible, el hermano a quien se extienda el llamamiento debe haber prestado servicio en calidad de obispo, tener experiencia en dar asistencia a los necesitados, estar familiarizado con el uso de los recursos de bienestar de la Iglesia, y prestar servicio bajo la dirección del administrador del almacén del obispo. Las excepciones a estas pautas deben ser aprobadas por el Obispado Presidente. Proporcionar apoyo a los miembros que estén en la cárcel, el hospital u otras instituciones Se anima a los presidentes de estaca a dar apoyo a los miembros que estén en la cárcel, el hospital u otras instituciones dentro de los límites de la estaca. Deben hacerlo siguiendo los canales del sacerdocio y de acuerdo con las pautas establecidas por la Iglesia y por esas instituciones. El presidente de estaca decide qué clase de apoyo se dará a cada institución. Además, supervisa ese apoyo asistido por otros líderes locales del sacerdocio. Si la estaca necesita ayuda para proveer servicio a las instituciones que estén dentro de sus límites, la Presidencia de los Setenta o la Presidencia de Área puede asignar a una o más estacas cercanas para que presten ayuda. El presidente de estaca o el obispo asignado puede llamar a un poseedor del sacerdocio para supervisar el apoyo que se dé a los miembros que se encuentren en dichas instituciones. Para la cárcel, se debe llamar a hombres para trabajar con varones presos, y por lo menos a dos hombres, a dos mujeres o a un matrimonio para trabajar con las mujeres encarceladas. Los servicios de adoración para los miembros que estén en la cárcel, el hospital u otras instituciones deben simplificarse de acuerdo con las necesidades de los que vayan a participar en ellos. Por lo general, se tiene el mismo programa de la reunión sacramental, excepto que en la cárcel los prisioneros no reciben la Santa Cena. Cuando los servicios se realizan en una cárcel, y como excepción a las normas de la Iglesia, los prisioneros pueden participar en ellos ofreciendo las oraciones o dando discursos, sea cual sea su afiliación religiosa o su estatus como miembros de la Iglesia. Otros tipos de apoyo que se pueden dar a los miembros que se encuentren internados en esas instituciones son consejo, orientación familiar, visitas de maestras visitantes, clases de la Escuela Dominical, noches de hogar, clases de seminario o instituto, y demás programas especiales. En colaboración con el Departamento del Sacerdocio de las Oficinas Generales 15 Tenemos que cuidarnos el uno al otro en forma más diligente. Tenemos que hacer un poco más de esfuerzo por ayudar a los que están en el fondo de la escala económica. Tenemos que dar aliento y extender una mano de ayuda a los hombres y las mujeres de fe, de integridad y de habilidad, que pueden subir esa escala con un poco de ayuda. Gordon B. Hinckley, Liahona, enero de 2002, pág. 67. de la Iglesia, LDS Family Services [servicios a la familia SUD] tiene la responsabilidad de ayudar a los que se encuentren en instituciones correccionales y a sus familias. Para recibir ayuda de LDS Family Services, llame al 1-801-240-3646 o comuníquese con un miembro de la Presidencia de los Setenta o de la Presidencia de Área. Mantener en confidencia las necesidades y la ayuda El presidente de estaca debe mantener confidenciales las necesidades de los miembros y la ayuda que se les brinde. COMITÉ DE BIENESTAR DE ESTACA El presidente de estaca es el presidente del comité de bienestar de estaca. Este comité está integrado por la presidencia de estaca, el sumo consejo, la presidencia de la Sociedad de Socorro de estaca y el presidente del consejo de bienestar de los obispos de la estaca. El secretario ejecutivo de estaca y el secretario de estaca asisten a las reuniones del comité. La presidencia de estaca podría también invitar a otras personas, tales como los especialistas de bienestar de estaca, para que asistan según sea necesario. Este comité se reúne por lo menos cada tres meses. La agenda podría incluir lo siguiente: ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ 16 Recibir instrucción de la presidencia de estaca sobre los principios y las responsabilidades concernientes a bienestar. Planear instrucciones sobre bienestar para los líderes de estaca y de barrio. Determinar las necesidades de bienestar de la estaca y procurar la solución de las mismas. Asegurarse de que los recursos de bienestar de la estaca se pongan a la disposición de los barrios según sea necesario. Determinar maneras de alentar a los miembros para que sean autosuficientes. Recibir del presidente del consejo de bienestar de los obispos de la estaca informes sobre cuestiones de bienestar. Asegurarse de que los recursos de bienestar de la estaca se pongan a disposición del obispo encargado de las solicitudes de brindar asistencia a los transeúntes, si es que se haya designado para ello a un obispo. ■ ■ Crear y mantener un plan sencillo por escrito para que la estaca responda en casos de emergencia. Este plan debe estar coordinado con planes semejantes que tengan la región de bienestar y la comunidad. Planear proyectos de bienestar. CONSEJO DE BIENESTAR DE LOS OBISPOS DE LA ESTACA El consejo de bienestar de los obispos de estaca está integrado por todos los obispos de la estaca. El presidente de estaca nombra a un obispo para que actúe como presidente del consejo. En consulta con el presidente de estaca, el presidente hace arreglos para las reuniones, prepara la agenda, dirige los temas de discusión y organiza la enseñanza pertinente. El presidente de estaca asiste de vez en cuando a estas reuniones para impartir instrucción. También asiste un secretario de estaca para levantar el acta. De ser necesario, puede invitarse a la reunión al especialista regional de bienestar (véanse las páginas 12–13). El consejo se reúne por lo menos trimestralmente. En estas reuniones, los miembros del consejo reciben instrucción en cuanto a asuntos de bienestar. También intercambian ideas y experiencias relacionadas con sus responsabilidades de bienestar. Entre los asuntos a tratar se podrían incluir: ■ ■ ■ ■ ■ ■ Examinar la tendencia que presentan las contribuciones de ofrendas de ayuno, las necesidades y los recursos de bienestar y la ayuda de bienestar. Determinar las oportunidades de trabajo que haya para los miembros que reciban ayuda de bienestar. Analizar las formas en que los quórumes del sacerdocio y la Sociedad de Socorro puedan ayudar a suplir las necesidades de bienestar de la estaca. Determinar las agencias y los servicios de la comunidad que pudieran emplearse para asistir a los miembros. Analizar las instrucciones recibidas en reuniones del comité regional de bienestar. Evaluar los servicios y la administración de las operaciones de bienestar de la Iglesia en las áreas donde existan. ■ Hablar de formas de coordinar la ayuda que se ofrece a los transeúntes, si el presidente de estaca ha asignado a un obispo esa tarea. El consejo de bienestar de los obispos de la estaca no establece normas, sino que más bien deja en manos del presidente de estaca todo asunto relacionado con ellas. ¿A quién debo ayudar? ¿Cuánta ayuda debo dar? PRESIDENCIA DE LA SOCIEDAD DE SOCORRO DE ESTACA ¿Cuán a menudo y durante cuánto tiempo debo ayudar? Nunca se dará un reglamento absoluto y terminante a esas preguntas. Como jueces comunes, debéis vivir dignamente a fin de recibir las respuestas para cada caso, directamente de la única fuente de que disponemos: la inspiración de los cielos. Marion G. Romney, Ensign, noviembre de 1979, pág, 96. Véase la página 25. ESPECIALISTAS DE BIENESTAR DE ESTACA La presidencia de estaca o un miembro del sumo consejo asignado puede llamar a especialistas de bienestar para que ayuden al comité de bienestar de estaca según sea necesario. Estos especialistas deben ser miembros de la estaca que sepan ayudar a otros miembros en cosas como la búsqueda de empleo (véase la sección que sigue a continuación), el mejoramiento de la nutrición y las condiciones de salubridad, el almacenamiento de alimentos, la obtención de cuidado médico, el mejoramiento de la alfabetización, la administración de las finanzas y a satisfacer otras necesidades de bienestar. ESPECIALISTA DE EMPLEO DE ESTACA La presidencia de estaca llama a un especialista de empleo de estaca o asigna a un miembro del sumo consejo como especialista de empleo. Esta persona debe poseer o procurar el conocimiento y las aptitudes necesarios para encontrar vacantes y ayudar a los miembros a encontrar empleo adecuado. La persona presta servicio bajo la dirección de la presidencia de estaca y tiene las responsabilidades siguientes: ■ ■ ■ ■ Ser una persona de recursos para el comité de bienestar de estaca. Dar instrucción a los especialistas de empleo de barrio y a los líderes del sacerdocio y de la Sociedad de Socorro. Ayudar a los miembros a prepararse para un empleo adecuado y después conseguirlo. Coordinar la información pertinente a las necesidades y vacantes de empleo con los especialistas de empleo de los barrios. LÍDERES DE BIENESTAR DE BARRIO OBISPADO El obispo, con la ayuda de sus consejeros, supervisa el bienestar espiritual y temporal de los miembros del barrio. Su llamamiento lleva consigo el mandato especial de cuidar de los pobres y de los necesitados (véase D. y C. 84:112; 107:68). En esta sección se describen las responsabilidades de bienestar del obispo y sus consejeros. Cada uno de los miembros del obispado debe dar el ejemplo de bienestar espiritual orando, prestando servicio, guardando los convenios y esforzándose por lograr la virtud y la santidad en su propia vida (véase D. y C. 38:24; Moroni 10:32–33). El obispado establece el tono espiritual del barrio. Una de las responsabilidades más importantes del obispado es ayudar a los miembros a edificar la fortaleza espiritual. Los miembros del obispado también dan el ejemplo de bienestar temporal esforzándose por ser autosuficientes y cuidando de los pobres y de los necesitados. También alientan a los miembros a hacer lo mismo. Los miembros del obispado enseñan las responsabilidades de bienestar a los líderes del sacerdocio y de las organizaciones auxiliares. También se aseguran de que las doctrinas, los principios y las bendiciones que se relacionan con bienestar se enseñen regularmente en las reuniones del barrio. Para información con respecto a las doctrinas y a los principios de bienestar, véanse las páginas 1–9. El obispo también administra el programa de bienestar de la Iglesia en el barrio. Recibe ayuda de sus consejeros, de los líderes del Sacerdocio de Melquisedec, del Sacerdocio Aarónico y de la Sociedad de Socorro, y de los maestros orientadores y las maestras visitantes. Ello incluye las responsabilidades siguientes: Buscar a los necesitados El obispo debe estar al tanto de la situación temporal de los miembros del barrio y asegurarse de que los miembros necesitados reciban la atención debida. No basta con limitarse a esperar que se le pida ayuda; a fin de prestar un servicio eficaz, 17 el obispo debe buscar a los pobres, a los necesitados, a los padres solteros, a los ancianos, a los discapacitados, a los huérfanos, a la viuda y al viudo, y a otras personas que tengan necesidades especiales. En mi llamamiento de obispo, he aprendido que los miembros del barrio reciben bendiciones espirituales y temporales cuando dan y sirven generosamente. Hace poco, los miembros del barrio construyeron una rampa para una anciana hermana confinada a una silla de ruedas. Cuando estábamos terminando, uno de los presbíteros me dijo: “Gracias, obispo; espero no olvidar nunca lo bien que se siente uno cuando ayuda de verdad a otra persona”. 18 Hay muchas formas en que el obispo puede localizar a los miembros del barrio que necesiten ayuda. Una de ellas es por medio de los susurros del Espíritu. El obispo debe escuchar al Espíritu a fin de que lo inspire a averiguar con respecto al bienestar de los miembros y que le revele las necesidades que no sean obvias. El obispo puede también enterarse de las necesidades de bienestar durante las reuniones del comité ejecutivo del sacerdocio de barrio, del consejo de barrio y del comité de bienestar de barrio. Otro medio de enterarse de esas necesidades son las entrevistas con el presidente del quórum de élderes, con el líder del grupo de sumos sacerdotes y con la presidenta de la Sociedad de Socorro. Además, los maestros orientadores y las maestras visitantes pueden ayudar a determinar las necesidades de bienestar. Ellos deben hacer preguntas sobre el bienestar de aquellos a quienes visiten. Siempre que sea posible, ayudan a satisfacer las necesidades de esos miembros. También informan de esas necesidades al líder del sacerdocio o de la Sociedad de Socorro, quien a su vez informa al obispo. En el Nuevo Testamento se nos enseña que “La religión pura... es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones” (Santiago 1:27). Con frecuencia, el buscar a los pobres y a los necesitados requerirá que los obispos y los que le asisten visiten a los miembros del barrio en sus hogares. Determinar qué tipo de ayuda se proporcionará Por medio de la Iglesia, el Señor ha establecido una manera de cuidar del pobre y del necesitado y de ayudarles a recobrar su autosuficiencia. Cuando los miembros de la Iglesia hacen todo lo posible por proveer para ellos mismos y, aún así, no pueden cubrir sus necesidades básicas, deben primeramente procurar ayuda de sus familiares. Si eso no es suficiente, la Iglesia está lista para ayudarles. A fin de determinar qué tipo de ayuda de bienestar se proporcionará, el obispo debe considerar qué es lo que ha causado la necesidad. Además evalúa lo que el miembro haya hecho y lo que pueda hacer a fin de proveer para sí y para su familia. Si estima que la ayuda es justificada, llena el formulario de Análisis de necesidades y recursos (32290 002). Si las circunstancias son complejas y se requiere de información adicional, el obispo llena el formulario Complemento del análisis de necesidades y recursos (32291 002). Tras llenar uno o ambos formularios, el obispo determina cuánta ayuda se proporcionará a través del programa de bienestar de la Iglesia, al igual que en qué momento y en qué forma se proveerá dicha ayuda. Puesto que las circunstancias individuales varían, el obispo debe procurar la guía del Señor en cada caso. El obispo también debe guiarse por las normas de bienestar establecidas. Cuando sea apropiado, y sin quebrantar los asuntos confidenciales, el obispo puede acudir a la presidenta de la Sociedad de Socorro para determinar la ayuda que se debe dar. Puede asignarle la responsabilidad de visitar a los miembros para evaluar sus necesidades y sugerir cómo responder a éstas. La asignación puede incluir el preparar una lista detallada de los artículos básicos de alimentación y de vestimenta que se necesiten. Además puede que tenga que llenar el formulario Pedido del obispo: alimentos y mercaderías (33585 ó 31422), que el obispo debe revisar. La firma del obispo en este formulario autoriza a la persona a recibir servicio del almacén del obispo o a hacer compras en una tienda local. La función de la presidenta de la Sociedad de Socorro al hacer esas visitas de evaluación de necesidades a las familias se explica más detalladamente en las páginas 27–28. Por lo general, las personas que no son miembros de la Iglesia se remiten a las fuentes de recursos comunitarios locales si necesitan ayuda de bienestar. ¿Cuánto debemos dar en ofrendas de ayuno? Mis hermanos y hermanas, la cantidad de nuestras ofrendas para bendecir a los pobres es una medida de la gratitud que sentimos hacia nuestro Padre Celestial. Nosotros, los que hemos sido bendecidos tan abundantemente, ¿daremos de nuestra ayuda? El dar una generosa ofrenda de ayuno disposición de consagrarnos a aliviar el sufrimiento de los demás. Joseph B. Wirthlin, “La ley del ayuno”, Liahona, julio ■ Las ofrendas de ayuno. Las ofrendas de ayuno son un recurso principal del almacén del Señor. El obispo las emplea para satisfacer las carencias de los miembros necesitados. Con estos fondos, él puede proveer de alimentos, de ropa, de alojamiento, de asistencia médica o de cualquier otro socorro para sostener la vida. A continuación se encuentran algunas pautas que indican la manera en que los obispos deben administrar la ayuda que proviene de las ofrendas de ayuno. Todos los pagos hechos con el fondo de las ofrendas de ayuno deben ser aprobados por el obispo. El obispo debe llenar el formulario Análisis de necesidades y recursos (32290-002) antes de brindar ayuda a través de las ofrendas de ayuno. la espalda a los que necesiten es la medida de nuestra D. y C. 42:34). Al utilizar dichos recursos para cuidar de los necesitados a la manera del Señor, tanto los dadores como los receptores son bendecidos (véase D. y C. 104:16; Hechos 20:35). Proporcionar la ayuda Se ha confiado al obispo la sagrada responsabilidad de utilizar los fondos y las mercancías que dispone la Iglesia para cuidar de los miembros pobres y necesitados del barrio. La ayuda de bienestar que él provea tiene como fin lograr los siguientes objetivos: ■ de 2001, pág. 91. ■ ■ Ayudar a los miembros a llegar a ser autosuficientes e independientes de toda ayuda de bienestar, sin importar de dónde provenga. Ayudar a los miembros a tener mayor fortaleza espiritual y a aprender a proveer de lo necesario a otras personas. Mejorar la integridad, el autorrespeto, la dignidad y la fortaleza de carácter de toda persona que reciba ayuda. Las siguientes pautas servirán al obispo para proporcionar una ayuda de bienestar más apropiada. Hacer uso del almacén del Señor. El almacén del Señor incluye el tiempo, el talento, las aptitudes, la compasión, los materiales consagrados y los recursos económicos de los miembros fieles de la Iglesia (véanse las páginas 8–9). El obispo es el agente del Señor en la utilización de esos recursos para asistir al pobre y al necesitado (véase Es preferible que el obispo proporcione mercaderías a los miembros en lugar de darles dinero en efectivo o pagar sus obligaciones. Si fuera necesario, podrá comprar los suministros con las ofrendas de ayuno. De ese modo, los miembros podrán utilizar su propio dinero en efectivo para pagar sus obligaciones. Si los miembros no contaran con dinero para pagar todas las obligaciones inmediatas y esenciales, generalmente el obispo hará los pagos directamente a los proveedores de bienes y servicios, y no a la persona que esté recibiendo la ayuda. El obispo no puede hacer préstamos de las ofrendas de ayuno a los miembros, ni se les requiere a éstos que devuelvan lo recibido en ayuda de bienestar de la Iglesia. Más bien, se les debe alentar a contribuir generosamente al fondo de ofrendas de ayuno cuando se encuentren nuevamente en situación de hacerlo. El obispo no puede utilizar las ofrendas de ayuno para pagar las deudas ni las obligaciones de los miembros que se hayan contraído por negocios fracasados o empresas arriesgadas. 19 Para información con respecto a la utilización del fondo de ofrendas de ayuno para pagar los gastos médicos de los miembros necesitados, véanse las páginas 20–21. Cualquier ayuda proveniente de las ofrendas de ayuno que se proporcione al obispo o a los miembros de su familia inmediata primero debe ser aprobada por escrito por el presidente de estaca (véase la página 14). La ayuda proporcionada por el obispo es temporal y parcial. Recuerden que la Los cheques girados para proporcionar ayuda del fondo de ofrendas de ayuno siempre deben tener dos firmas autorizadas. La tarjeta con las firmas autorizadas debe estar al día y enviarse a las Oficinas Generales de la Iglesia. ayuda de la Iglesia está diseñada para ayudar a las personas a ayudarse a ellas mismas ... Nuestra intención es desarrollar independencia y Ni la persona a cuyo nombre se extienda el cheque ni la persona que vaya a recibir la ayuda deben tener parentesco alguno con los firmantes del mismo. Asimismo, no debe ser uno de los firmantes ni la persona a cuyo nombre se extienda el cheque ni la persona que vaya a recibir la ayuda. no dependencia. El obispo procura crear un fundamento de integridad, autorrespeto, dignidad y firmeza de carácter en cada persona que reci- Para información con respecto a la ley del ayuno, véanse las páginas 8–9 y 21–22. Para información con respecto a la recolección y al dar cuenta de las ofrendas de ayuno, véanse las páginas 21–22. be ayuda, a fin de llevarle a la total autosuficiencia. Thomas S. Monson, Ensign, septiembre de 1986, pág. 5. ■ ■ 20 Otros recursos del barrio. En su labor de cuidar de los necesitados, el obispo dirige también el uso de otros recursos del barrio, aparte de las ofrendas de ayuno, tales como el tiempo, el talento, las aptitudes, la compasión y los materiales consagrados por los miembros del barrio. Hace esto dirigiendo los esfuerzos del comité de bienestar de barrio; consultando, según sea apropiado, con los líderes de quórumes y de la Sociedad de Socorro; pidiendo a las familias, a los maestros orientadores y a las maestras visitantes que presten servicio específico a los necesitados; y utilizando los recursos que el comité de bienestar de estaca ponga a su disposición. Otros recursos de bienestar de la Iglesia. En algunas partes del mundo, la Iglesia ha establecido operaciones de bienestar, como las oficinas de empleo de la Iglesia, las tiendas de Industrias Deseret, los almacenes del obispo, las plantas de envasado, los centros de almacenamiento del hogar, los silos y otros diversos proyectos de producción de suministros. Además, la Iglesia hace contrato con LDS Family Services para proporcionar consejo, tutela de niños, ayuda a los padres solteros y servicios de adopción para los miembros. En los lugares donde esas operaciones de bienestar y servicios contratados existan, proporcionarán recursos que el obispo puede utilizar para socorrer al pobre y al necesitado. Si un obispo deseara información con respecto a tales recursos en su localidad, debe ponerse en contacto con el presidente del consejo de bienestar de los obispos de la estaca o con el presidente de estaca. Proporcionar ayuda temporaria. La ayuda de la Iglesia se brinda generalmente para satisfacer necesidades temporarias de los miembros, mientras éstos se esfuerzan por llegar a ser autosuficientes. Tiene por objetivo ayudar a las personas a ayudarse a sí mismas y a lograr la independencia, y no a desarrollar dependencia. Incluso los discapacitados, los ancianos y otras personas que puedan requerir una ayuda a largo plazo deben tener oportunidades de hacer todo lo que les sea posible por ayudarse a sí mismas. Ayudar con las necesidades básicas. La Iglesia ayuda a los miembros necesitados proporcionándoles los bienes y servicios indispensables para sostener la vida, pero no provee de medios para mantener un nivel de vida acomodado. Los miembros que se encuentren temporariamente imposibilitados de proveerse de lo necesario quizás tengan que modificar su nivel de vida hasta que vuelvan a ser autosuficientes. No deben recurrir al programa de bienestar de la Iglesia para que los proteja de dificultades temporarias ni para que les permita continuar su nivel de vida actual sin interrupciones. Utilizar los recursos apropiados de la comunidad. Los miembros pueden emplear los servicios apropiados que les ofrezca la comunidad para satisfacer sus necesidades básicas, por ejemplo: los hospitales, los médicos y otros medios de atención médica; los servicios de capacitación y colocación para empleo; los servicios para Al autorizar la ayuda, el obispo, en su calidad de juez común, tiene la responsabilidad adicional de determinar el trabajo y los servicios que deberán realizar los que reciben ayuda. Esto les brinda el privilegio de conservar la dignidad y el autorrespeto, a la vez que contribuyen en el proceso de generar los medios que utilizarán ellos mismos y otras personas. Los obispos deben ser siempre cautelosos en cuanto al trabajo realizado por los que reciben ayuda. No debe permitir que el programa de autoayuda del Señor se convierta en un subsidio, porque “no habrá lugar en la iglesia para el ocioso, a no ser que se arrepienta y enmiende sus costumbres” (D. y C. 75:29). Marion G. Romney, Ensign, noviembre de 1979, pág, 96. personas discapacitadas; los servicios de consejeros profesionales y de trabajadores sociales; las instituciones de refugio para casos de violencia doméstica; y los servicios de tratamiento para alcohólicos y drogadictos. El obispo y el comité de bienestar de barrio deben familiarizarse con los recursos que haya disponibles en la localidad y recordar a los miembros que deben mantener las normas del Evangelio mientras hagan uso de esos servicios. En algunos casos, los miembros podrían optar por buscar ayuda de bienestar del gobierno. El obispo debe aconsejar a los miembros que cumplan con las leyes que regulan la entrega de asistencia que no sea de la Iglesia, sobre todo si a la vez se recibe ayuda de bienestar de la Iglesia. Los obispos deben tener cuidado de no duplicar la ayuda de bienestar. Independientemente de la fuente de ayuda, los miembros deben evitar el volverse dependientes de esas fuentes y esforzarse por ser autosuficientes. Cuando sea posible, ellos deben trabajar para retribuir la ayuda que reciban. Ayudar a los miembros necesitados a obtener atención médica. El obispo puede hacer los arreglos y pagar por la atención médica que reciban los miembros necesitados del barrio. A fin de decidir si la Iglesia debe pagar por la atención médica, primero determina si esa atención es necesaria basándose en una asesoría médica de confianza. Además, averigua si los familiares están en condiciones y disposición de ayudar. También, determina si el miembro está haciendo uso pleno de los beneficios de seguro médico, de gobierno o de otros que pueda tener disponibles. Si el obispo considerara que la Iglesia debe ayudar al miembro necesitado, pregunta a los que brindarán los servicios médicos si están dispuestos a reducir el precio. Luego, se asegurará de que la Iglesia pague puntualmente los gastos médicos que haya acordado pagar. El obispo no puede pagar más de US$5.000 por gastos médicos de un miembro necesitado a menos que reciba autorización del presidente de estaca, tal como se describe en la página 13. (Nota: fuera de Estados Unidos y Canadá, las Presidencias de Área pueden disminuir el límite de US$5.000, según las circunstancias.) No se puede utilizar el fondo de las ofrendas de ayuno para pagar atención médica no comprobada a menos que los líderes del sacerdocio hayan recibido la aprobación de la Primera Presidencia en cada caso particular. Tampoco se puede emplear el fondo de las ofrendas de ayuno para pagar la atención médica que se reciba fuera del país de residencia del miembro, a menos que los líderes del sacerdocio hayan recibido la aprobación por adelantado del Obispado Presidente en cada caso particular. Las peticiones deben remitirse a Welfare Health Services (1-801-240-3635 ó 1-800-453-3860, extensión 2-3635), para su consideración por parte del Obispado Presidente. Dar asignaciones de trabajo a los miembros que reciban ayuda El trabajo es una necesidad espiritual y temporal. Cuando los miembros reciben ayuda de bienestar de la Iglesia, el obispo les da oportunidades de trabajar por la ayuda que reciban en lo que sus posibilidades les permitan. Cuando trabajan a cambio de la ayuda, siguen siendo industriosos, mantienen el autorrespeto y aumentan su capacidad para ser autosuficientes. El obispo debe tratar de dar asignaciones de trabajo que sean significativas. Idealmente, los miembros necesitados trabajan en asignaciones que les permitan prestar servicio a otras personas. El obispo debe asegurarse de que reciban las instrucciones necesarias para llevar a cabo las tareas asignadas. 21 Imaginemos... ¿qué sucedería si se observara el principio del ayuno y de las ofrendas en todo el mundo? Se daría de comer al hambriento, se vestiría al desnudo, se daría refugio a los que no tienen hogar... Los que dan no sufrirían mas serían bendecidos por su pequeña abstinencia. En el corazón de las personas de todas partes crecería un nuevo nivel de preocupación y de generosidad. Gordon B. Hinckley, Ensign, mayo de 1991, págs. 52–53. 22 Al dar una asignación de trabajo, el obispo pide a los miembros que se comprometan a llevarla a cabo. Si se muestran vacilantes o rehúsan trabajar, debe tratar de hacerles comprender que se les dan esas asignaciones de trabajo para bendecirlos. Hay muchas formas creativas para otorgar oportunidades de trabajar en el barrio y en la comunidad. El obispo puede pedir recurrir al comité de bienestar de barrio para hacer una lista de esas oportunidades. En los lugares donde la Iglesia lleve a cabo operaciones de bienestar, quizás éstas ofrezcan posibilidades de trabajo y de capacitación a las personas que necesiten ayuda de la Iglesia. Administrar las ofrendas de ayuno Alentar a los miembros a guardar la ley del ayuno. El obispado alienta a los miembros del barrio a ayunar todos los domingos de ayuno por dos comidas consecutivas y a contribuir con una ofrenda de ayuno que sea por lo menos el equivalente al valor de los alimentos que habrían comido. Si es posible, se exhorta a los miembros a ser generosos y a dar mucho más del valor de las dos comidas. El obispado enseña a los miembros que el ayuno y la contribución de las ofrendas de ayuno serán una bendición para ellos y para los necesitados. Estos principios deben enseñarse en las reuniones de quórum del sacerdocio, en las de la Sociedad de Socorro y en las de otras organizaciones auxiliares, en las visitas a los hogares de los miembros y en la reunión sacramental. El obispo debe enseñarlos también en las entrevistas de la recomendación para el templo y del ajuste de diezmos. Supervisar la recolección de las ofrendas de ayuno y dar cuenta de ellas. Bajo la dirección del obispo, los poseedores del Sacerdocio Aarónico, especialmente los diáconos, visitan cada mes los hogares de todos los miembros del barrio para darles la oportunidad de donar ofrendas de ayuno. Si las distancias u otras circunstancias lo requiriesen, los poseedores del Sacerdocio de Melquisedec podrían ayudar en ello. Aun cuando los miembros no donen, los poseedores del sacerdocio deben continuar dándoles la oportunidad cada mes de hacerlo. Los poseedores del sacerdocio deben ir en pareja a recolectar las ofrendas de ayuno; después las entregan sin demora a un miembro del obispado. Los miembros no deben dar otras contribuciones a los hermanos que recolectan las ofrendas de ayuno. Algunos miembros podrían optar por donar las ofrendas de ayuno valiéndose de los sobres de diezmos y otras ofrendas y por darlas al obispado en lugar de hacerlo a través de los poseedores del Sacerdocio Aarónico que les visiten. Los miembros deben hacer la contribución de la ofrenda de ayuno sin indicar cómo se deben utilizar esos fondos. El obispo no debe hacer ninguna clase de arreglo ni comprometerse a dar la contribución de la ofrenda de ayuno de un miembro a una persona ni a una familia determinada, ni de utilizarla con ningún propósito especial que el donante indique. Utilizar las ofrendas de ayuno para prestar ayuda. Véanse las páginas 19–20. Consultar con el presidente de estaca en circunstancias especiales Desembolso de ofrendas de ayuno que excede las contribuciones. Cuando en un barrio, los gastos de ofrendas de ayuno exceden las contribuciones, el obispo y el presidente de estaca deliberan en consejo a fin de asegurarse de que el obispo y los miembros del barrio entiendan y apliquen correctamente los principios de la autosuficiencia y de la ayuda a los pobres y a los necesitados. El procedimiento que se debe seguir para obtener más fondos de las ofrendas de ayuno de la Iglesia se describe en las instrucciones que se envían a los secretarios financieros de estaca y de barrio. Excedentes de ofrendas de ayuno. El procedimiento para enviar a la Iglesia el excedente de ofrendas de ayuno se describe en las instrucciones que se envían a los secretarios financieros de estaca y de barrio. Gastos médicos que exceden los US$5.000. Véase la página 13. Ayuda de bienestar para obispos y presidentes de estaca o miembros de su familia inmediata. Véase la página 14. El presidente de estaca asigna al obispo presidente del consejo de bienestar de los obispos de la estaca que preste servicio en el comité de bienestar de estaca. En la página 16, se sugieren los temas que se pueden analizar en las reuniones de dicho comité. uno de los obispos para que se encargue de atender las peticiones de todos los transeúntes necesitados. Esto contribuirá a evitar la duplicación de esfuerzos y la confusión. Por lo general, las personas que no son miembros de la Iglesia se remiten a los recursos comunitarios locales si necesitan ayuda de bienestar. Hacer los preparativos y responder ante emergencias Evitar el fraude y el abuso del programa de bienestar El obispado dirige el comité de bienestar de barrio en la preparación de un plan que indique cómo responder ante una emergencia del barrio. Ese plan debe coordinarse con otros similares que haya en la estaca y en la comunidad. Cuando surja una emergencia, los maestros orientadores deben ponerse en contacto con las familias y personas particulares a las cuales visiten para enterarse de sus condiciones y necesidades. Los maestros orientadores informan a la presidencia del quórum de élderes y a los líderes del grupo de sumos sacerdotes, los cuales pasan el informe al obispo. Éste informa a la presidencia de estaca sobre la condición de los miembros y de las propiedades de la Iglesia. El mismo sistema se puede emplear para hacer llegar los mensajes de la presidencia de estaca o del obispado. En caso de emergencia, los líderes de la Iglesia deben poner los servicios de la Iglesia a disposición de las autoridades civiles. Los líderes de la Iglesia también deben encargarse de actuar de manera independiente en favor de los miembros de la Iglesia, según sea necesario. Los obispos deben evitar el fraude y el abuso del programa de bienestar. En los Estados Unidos y Canadá, los obispos que tengan preocupaciones en cuanto al fraude o al abuso del programa de bienestar pueden llamar a la línea telefónica de ayuda para los obispos (1-801-240-7887 ó 1-800-453-3860, extensión 2-7887). Los obispos también pueden llamar a la línea telefónica de ayuda para verificar la condición de miembro de la Iglesia de una persona antes de proporcionarle ayuda de bienestar. Fuera de los Estados Unidos y Canadá, los obispos deben comunicarse con la oficina de administración. Prestar servicio en el comité de bienestar de estaca Sólo el obispo puede asignar los recursos de bienestar, pero el comité [de bienestar de barrio] ayuda a cuidar a los pobres al planear y coordinar el uso de los recursos del barrio, los que incluyen el tiempo, el talento, las habilidades, los materiales y el servicio compasivo de los miembros del barrio. M. Russell Ballard, Ensign, mayo de 1994, pág. 25. Asistir a los transeúntes necesitados El obispo puede prestar ayuda a los miembros y a otras personas que sean transeúntes necesitados en la localidad, pero debe emplear el discernimiento en cuanto al tipo y a la cantidad de ayuda que vaya a prestarles. Si es posible, antes de prestar ayuda, debe ponerse en contacto con el obispo del barrio al cual pertenezca la persona. En los vecindarios donde existan dos o más barrios cercanos, el presidente de estaca puede nombrar a Recibir fondos de ayuda humanitaria El obispo recibe las contribuciones de los miembros para el fondo de ayuda humanitaria de la Iglesia. Los miembros hacen las contribuciones a través del formulario Diezmos y otras ofrendas. Los miembros deben contribuir sin indicar la forma en que se emplearán los fondos. Mantener en confidencia las necesidades y la ayuda El obispo debe mantener confidenciales las necesidades de los miembros y la ayuda que se les preste. Debe ser considerado a fin de no avergonzar a los miembros que necesiten ayuda. Si solicita la colaboración de la presidenta de la Sociedad de Socorro o de otras personas, les da a éstas solamente los detalles indispensables para que cumplan sus deberes de bienestar. Además, les da instrucciones de mantener la confidencia. Esto contribuye a salvaguardar los asuntos privados y la dignidad de los miembros que reciban ayuda. 23 ■ Nuestro barrio tiene mucha gente pobre. El obispo, ■ por sí solo, no puede ayudar a todos. Por lo tanto, por intermedio de los quórumes del sacerdocio y de la Sociedad del Socorro, los COMITÉ DE BIENESTAR DE BARRIO miembros ayudamos a los El obispo es el presidente del comité de bienestar de barrio. Este comité está integrado por el obispado, el líder del grupo de sumos sacerdotes, el presidente del quórum de élderes, el líder misional de barrio, el presidente de los Hombres Jóvenes de barrio y la presidencia de la Sociedad de Socorro de barrio. El secretario ejecutivo y el secretario de barrio deben asistir a estas reuniones. El obispado podría también invitar a otras personas, tales como los especialistas de bienestar de barrio, según sea necesario. Este comité por lo general se reúne como mínimo mensualmente. La agenda podría incluir lo siguiente: que sean menos afortunados que nosotros y por ello somos bendecidos. Ya no vemos al programa de bienestar como una ayuda que se recibe de afuera sino como una oportunidad para ayudarnos mutuamente. ■ ■ ■ ■ 24 Recibir instrucción del obispado en cuanto a los principios y a las responsabilidades de bienestar. Planear maneras de prevenir necesidades de bienestar enseñando a los miembros los principios relacionados con la autosuficiencia (véanse las páginas 3–5; véase también el manual Autosuficiencia Básica, 32293 002). Presentar informes sobre las necesidades de bienestar espiritual y temporal en el barrio. Analizar los datos obtenidos como resultado de visitas personales y de los informes de los maestros orientadores y de las maestras visitantes. Coordinar esfuerzos para ayudar a determinados miembros del barrio a satisfacer sus necesidades espirituales y temporales, incluso sus necesidades de larga duración. Determinar cómo podría ayudarse a los miembros que tengan discapacidades u otras necesi- dades especiales. Asegurarse de que a los miembros que reciban ayuda de la Iglesia se les ofrezcan oportunidades de trabajo o de servicio. Compilar una lista actualizada de personas en el barrio cuyas aptitudes podrían ser de utilidad para responder a cualquier necesidad inmediata, de largo plazo o que resulte de diversos desastres. Preparar y mantener un plan sencillo, por escrito, para que el barrio pueda responder en casos de emergencias. Este plan debe coordinarse con planes semejantes de la estaca y de la comunidad. PRESIDENCIA DE LA SOCIEDAD DE SOCORRO DE BARRIO Véanse las páginas 25–26. ESPECIALISTAS DE BIENESTAR DE BARRIO El obispado puede llamar a especialistas de bienestar para que ayuden al comité de bienestar del barrio según sea necesario. Estos especialistas deben ser miembros del barrio que sean capaces de ayudar a otros miembros en cosas como la búsqueda de empleo (véase la sección que figura a continuación), el mejoramiento de la nutrición y de las condiciones de salubridad, el almacenamiento de comida, la obtención de cuidado médico, el mejoramiento de la alfabetización y la administración de las finanzas; además, pueden ayudar a satisfacer otras necesidades de bienestar. ESPECIALISTA DE EMPLEO DE BARRIO Uno de los miembros del obispado llama a un especialista de empleo de barrio, o bien, el obispo puede asignar a uno de sus consejeros o a un líder del grupo de sumos sacerdotes, de la presidencia del quórum de élderes o de la presidencia de la Sociedad de Socorro para que funcione como especialista de empleo. Esa persona debe poseer o procurar el conocimiento y las aptitudes necesarios para encontrar vacantes y ayudar a los miembros a encontrar un empleo adecuado. Además, da servicio bajo la dirección del obispado y tiene las responsabilidades que se indican a continuación: ■ Ser una persona de recursos para el comité de bienestar de barrio. Ayudar a los miembros a prepararse para encontrar un empleo adecuado. ■ Coordinar la información pertinente a las necesidades y vacantes de empleo con los especialistas de empleo de estaca. Los especialistas de empleo de barrio deben utilizar el formulario Necesidades de empleo y análisis de los recursos disponibles (31485 002) para ayudar a los miembros a analizar sus necesidades relacionadas con el empleo. ■ De acuerdo con el lema de la Sociedad de Socorro: “La caridad nunca deja de ser”, se anima a cada una a ejercer el amor puro de LÍDERES DE BIENESTAR DEL QUÓRUM DE ÉLDERES Y DEL GRUPO DE SUMOS SACERDOTES Cristo en todos los aspectos LÍDERES DEL QUÓRUM DE ÉLDERES Y de su vida. También se le DEL GRUPO DE SUMOS SACERDOTES de las hermanas a cultivar y anima a atender con amor tanto a sus familiares como a la gente de su barrio y de su comunidad. Manual de Instrucciones de la Iglesia, Libro 2, pág. 233 La presidencia del quórum de élderes y los líderes del grupo de sumos sacerdotes ayudan al obispo a supervisar el bienestar espiritual y temporal de los miembros. Estos líderes deben dar el ejemplo de bienestar espiritual orando, prestando servicio, guardando los convenios y esforzándose por lograr la virtud y la santidad en su propia vida (véase D. y C. 38:24; Moroni 10:32–33). Una de las responsabilidades más importantes de los líderes de quórum y de grupo es ayudar a los miembros a edificar su fortaleza espiritual. Los líderes de quórum y de grupo también dan el ejemplo de bienestar temporal esforzándose por ser autosuficientes y cuidando de los pobres y de los necesitados. Además, alientan a los miembros en esos esfuerzos. Los líderes de quórum y de grupo se aseguran de que las doctrinas, los principios y las bendiciones relacionados con bienestar se enseñen con regularidad en las reuniones del sacerdocio y en las visitas de orientación familiar. Bajo la dirección del obispo, los líderes de quórum y de grupo ayudan a resolver las necesidades de bienestar temporarias y de largo plazo, incluidas aquéllas relacionadas con la educación y la alfabetización, la salud, el trabajo, el almacenamiento en el hogar, la administración de recursos y la fortaleza espiritual, emocional y social. Los líderes de quórum y de grupo supervisan el programa de orientación familiar en sus respectivos quórumes o grupos e inspiran a los hermanos para que cumplan sus asignaciones (véanse las páginas 201–204 de la sección “Sacerdocio de Melquisedec” del Manual de Instrucciones de la Iglesia, Libro 2). Los líderes de quórum y de grupo enseñan a los hermanos cómo se efectúan las ordenanzas y las bendiciones del sacerdocio (véanse las páginas 205–209 del Libro 2). Los líderes de quórum y de grupo alientan la participación en la Iglesia dando a los miembros oportunidades para servir, ayudando a los futuros élderes a prepararse para recibir el Sacerdocio de Melquisedec (véase la página 201 del libro 2) y fortaleciendo a los miembros menos activos (véanse las páginas 307–310 del Libro 2). El presidente del quórum de élderes y el líder del grupo de los sumos sacerdotes sirven en el comité ejecutivo del sacerdocio de barrio, en el consejo de barrio y en el comité de bienestar de barrio (véase la página 23 para información sobre este último comité). Los líderes de quórum y de grupo pueden organizar comités para ayudar en cuanto al bienestar espiritual y temporal. Con la aprobación del obispo, llaman y apartan hermanos para servir como presidentes de los diversos comités; también asignan a miembros del quórum o del grupo para que sirvan como miembros de los comités. Los líderes de quórum y de grupo supervisan esos comités. MAESTROS ORIENTADORES Los maestros orientadores deben visitar por lo menos una vez al mes los hogares de los miembros asignados a fin de: “[Exhortarles] a orar vocalmente, así como en secreto, y a cumplir con todos los deberes familiares” (D. y C. 20:51). ■ “Velar siempre por [ellos]... y estar con ellos y fortalecerlos” (D. y C. 20:53). ■ “Amonestar, exponer, exhortar, enseñar e invitar a todos a venir a Cristo” (D. y C. 20:59). Los maestros orientadores representan al Señor, al obispo y a los líderes de su quórum o de su grupo. Ellos apoyan y sirven a todos los miembros de las familias a las que visiten. Cultivan la amistad y el respeto de esos miembros, demostrándoles un interés y un amor genuinos. Se ■ 25 Somos mujeres de convenios. Cada vez que nos cuidamos unas a otras, las cualidades divinas de amor, paciencia, bondad, generosidad y dedicación espiritual llenan las almas de las personas que visitamos y de igual modo ensanchan nuestras almas... Llevamos el Espíritu a los hogares, para bendecir a las familias con el amor puro de Cristo, y para inspirar, animar, elevar y fortalecer. Todos los hogares necesitan de apoyo adicional. Se nos ha encomendado esa familiarizan con los intereses y con las necesidades de cada miembro y reconocen todo acontecimiento especial en su vida. Los maestros orientadores son la primera fuente de la Iglesia para ayudar a los miembros. Consultan con el cabeza del hogar acerca de las necesidades de la familia y de las mejores maneras de ayudarla. Ofrecen ayuda a los miembros que estén sin empleo, a los que estén enfermos, a los que se sientan solos, a los que se estén mudando o a los que tengan otras necesidades. También ayudan a los miembros que tengan dificultades espirituales, emocionales o físicas. Cada mes, los maestros orientadores deben informar a los líderes de su quórum o de su grupo en cuanto al bienestar espiritual y temporal de los miembros que visiten. Ellos dan informes más detallados en sus entrevistas regulares con sus líderes de quórum o de grupo. Si algún miembro tuviese necesidades urgentes, los maestros orientadores deben informar de ello de inmediato, y el presidente del quórum de élderes o el líder del grupo de sumos sacerdotes informará de eso al obispo. Para información acerca de la manera de organizar la orientación familiar, véanse las páginas 201–204 de la sección “Sacerdocio de Melquisedec” del Manual de Instrucciones de la Iglesia, Libro 2. labor sagrada. Bonnie D. Parkin, presidenta general de la Sociedad de Socorro, 18 de enero de 2003. PRESIDENCIA DE LA SOCIEDAD DE SOCORRO DE BARRIO Bajo la dirección del obispo, las hermanas de la Sociedad de Socorro ayudan a resolver las necesidades de bienestar temporarias y a largo plazo, incluidas aquéllas pertinentes a la educación y la alfabetización, la salud, el empleo, el almacenamiento en el hogar, la administración de recursos y la fortaleza espiritual, emocional y social. Todas las integrantes de la presidencia Las integrantes de la presidencia de la Sociedad de Socorro de barrio tienen las siguientes responsabilidades de bienestar: ■ ■ LÍDERES DE BIENESTAR DE LA SOCIEDAD DE SOCORRO PRESIDENCIA DE LA SOCIEDAD DE SOCORRO DE ESTACA Bajo la dirección de la presidencia de estaca, la presidenta de la Sociedad de Socorro de estaca supervisa las labores de bienestar de la Sociedad de Socorro de estaca. Instruye a las presidencias de la Sociedad de Socorro de barrio con respecto a las responsabilidades de ellas referentes al programa de las maestras visitantes, al bienestar y al servicio caritativo. Coordina las labores de la Sociedad de Socorro de estaca durante las emergencias. La presidenta de la Sociedad de Socorro de estaca presta servicio en el comité regional de bienestar (véase la página 12). Ella y sus consejeras también prestan servicio en el comité de bienestar de estaca (véanse las páginas 15–16). 26 Bajo la dirección de la presidenta de la Sociedad de Socorro de estaca, la consejera encargada de educación coordina las labores de alfabetización de la estaca (para más información acerca de la alfabetización, véanse las páginas 246–247 de la sección “Sociedad de Socorro” del Manual de Instrucciones de la Iglesia, Libro 2). ■ ■ ■ Ministran a las hermanas del barrio al quererlas, prestarles servicio, enseñarles y velar por ellas. Buscan a las hermanas que estén necesitadas y les prestan ayuda. Se hacen amigas de los miembros nuevos y de los miembros menos activos y les ministran. Se aseguran de que la Sociedad de Socorro ayude a satisfacer las necesidades y los intereses de todas las hermanas. Dan a las hermanas asignaciones apropiadas y oportunidades de prestar servicio. También incluyen a las hermanas en las lecciones, las actividades, el programa de las maestras visitantes y el servicio caritativo. Animan la espiritualidad, la autosuficiencia y el dar con generosidad entre las hermanas y las familias de ellas. Trabajan en estrecha colaboración con los líderes del sacerdocio en la labor de ayudar a resolver las necesidades de bienestar de largo plazo. Prestan servicio en el comité de bienestar de barrio (véase la página 23). Bajo la dirección de la presidenta de la Sociedad de Socorro de barrio, la consejera encargada de educación coordina los esfuerzos de alfabetización en el barrio (para más información acerca de la alfabetización, véanse las páginas 246–247 de la sección “Sociedad de Socorro” del Manual de Instrucciones de la Iglesia, Libro 2). Presidenta de la Sociedad de Socorro La labor de la Sociedad de Socorro, al ayudar al obispo a ■ y a los necesitados, se lleva a cabo en gran medida a través de las maestras visitantes. El servicio desinteresado que se da en esta hermandad de amor ofrece tanto bendiciones temporales como espirituales ■ ción de los santos... A través de las maestras visitantes, tanto los que dan ■ como los que reciben son bendecidos y fortalecidos en su labor en la Iglesia al cuidarse mutuamente con amor. ■ Church News, 17 de junio de 1995, pág. 2. ■ ■ La presidenta de la Sociedad de Socorro de barrio tiene las siguientes responsabilidades de bienestar adicionales: buscar y ayudar a los pobres que contribuyen a la perfec- ■ Ella trabaja con el obispo para buscar a los pobres y a los necesitados y cuidar de ellos, sin divulgar nada que sea de carácter confidencial. El obispo se reúne regularmente con ella para tratar los asuntos de bienestar en el barrio. Según se lo indique el obispo, visita el hogar de los miembros que necesiten asistencia de bienestar; evalúa las necesidades de ellos y sugiere la forma de actuar para satisfacerlas (para instrucciones, véanse las páginas 27–28). Supervisa a la hermana líder de servicio caritativo en la labor de satisfacer las necesidades de las hermanas y sus familias. Ofrece servicio caritativo cuando ocurra un fallecimiento en el barrio, según se lo indique el obispo, y como se indica en la página 251 del Manual de Instrucciones de la Iglesia, Libro 2 en la sección “Pautas especiales para las presidentas de la Sociedad de Socorro de barrio”. Coordina las labores de la Sociedad de Socorro durante las emergencias. HERMANA LÍDER DE SERVICIO CARITATIVO La hermana líder de servicio caritativo presta servicio bajo la dirección de la presidenta de la Sociedad de Socorro y, cuando sea apropiado, la ayudan las maestras visitantes. Ella tiene las responsabilidades siguientes: ■ ■ HERMANA LÍDER DE SUPERACIÓN PERSONAL, DE LA FAMILIA Y DEL HOGAR Esta hermana trabaja con la presidencia de la Sociedad de Socorro para planear las reuniones de superación personal, de la familia y del hogar. En las lecciones y las actividades de estas reuniones, se puede incluir instrucción sobre muchos asuntos relacionados con el programa de bienestar, prestando atención especial a las palabras del Profeta. Los temas pueden incluir: ■ ■ Principios del Evangelio. Principios y aptitudes para fortalecer a los matrimonios, para la crianza de los hijos, y para el cuidado del hogar y el de la familia. Principios del bienestar espiritual, emocional, físico y mental. Principios y aptitudes para llevar una vida próvida, para la autosuficiencia, para la preparación personal, familiar y para emergencias. Principios y aptitudes para utilizarse en las obras del templo y de la historia familiar, las noches de hogar y la educación y la alfabetización. ■ ■ Busca a las hermanas que tengan conocimientos prácticos y circunstancias propicias para brindar servicio caritativo. A todas las hermanas se les debe dar la oportunidad de prestar servicio por medio de las asignaciones de servicio caritativo. Busca a las hermanas que tengan necesidades especiales. Entonces coordina las labores de la Sociedad de Socorro para ayudar a esas hermanas por medio del servicio caritativo. Por ejemplo, puede coordinar la ayuda que se preste a las hermanas ancianas, a las hermanas solas, a las confinadas en casa y a las que se encuentren en hogares de ancianos. También puede coordinar la ayuda que se preste a las hermanas que estén enfermas o que tengan discapacidades. Además, puede hacer arreglos para que los miembros mantengan correspondencia con las hermanas del barrio que se encuentren en lugares distantes, lejos de su hogar, como por ejemplo, las que se encuentren prestando servicio en el campo misional. Ella puede coordinar la labor de las hermanas de establecer vínculos de amistad con mujeres que no sean miembros de la Iglesia y de apoyarlas. Esto comprende el asistir al servicio bautismal de las hermanas que sean nuevas conversas. Puede hacer arreglos para que hermanas investidas acompañen a las hermanas que vayan a estar solas al recibir la investidura del templo. 27 PAUTAS PARA LAS VISITAS DE EVALUACIÓN DE LAS NECESIDADES DE UNA FAMILIA No hay miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días que haya ayudado a envasar arvejas (guisantes), cortar remolachas, acarrear heno o palear carbón en el programa de bienestar que pueda haberse olvidado o se lamente de tales experiencias que tienen como objetivo ayudar a los necesitados. Muchos hombres y mujeres dedicados ayudan a llevar a cabo ese vasto e inspirado programa. En realidad, el programa no podría jamás funcionar sólo en base a tales esfuerzos, pues este programa funciona por la fe, según la manera del Señor. Thomas S. Monson, “Sé ejemplo de los creyentes”, Liahona, enero de 1997, págs. 51–52. 28 MAESTRAS VISITANTES Las maestras visitantes visitan a las hermanas asignadas y hacen otros contactos con ellas. Cuando sea posible, una visita al mes a la casa de la hermana es preferible. Si las hermanas tienen necesidades especiales, puede ser necesario que las maestras visitantes las visiten y les brinden ayuda con mayor frecuencia. Las maestras visitantes establecen lazos de afecto con cada hermana al cultivar la amistad y la confianza unas con otras. También evalúan las necesidades espirituales y temporales de la hermana y de la familia de ella, y brindan la ayuda correspondiente. Las maestras visitantes informan cada mes sobre el bienestar espiritual y temporal de cada hermana. Según lo determine la presidenta de la Sociedad de Socorro, ellas dan su informe a una de las hermanas de la presidencia, a la hermana líder de las maestras visitantes o a la supervisora de las maestras visitantes. Ellas dan informes más detallados en sus entrevistas regulares que tienen con una de esas hermanas líderes. Si las necesidades de una hermana son urgentes o confidenciales, las maestras visitantes se lo comunican de inmediato a la presidenta de la Sociedad de Socorro. El obispo puede dar a la presidenta de la Sociedad de Socorro la asignación de visitar a los miembros que necesiten ayuda de bienestar; ella evalúa las necesidades de los miembros y sugiere la forma de satisfacerlas. Estas visitas son de gran importancia en la administración de la ayuda de bienestar en la Iglesia. Según se lo indique el obispo, la presidenta de la Sociedad de Socorro puede preparar una lista detallada de las necesidades de alimentos básicos y de ropa de la familia. Ella también puede preparar el formulario “Pedido del obispo: Alimentos y mercaderías” (33585 ó 31422) para que el obispo lo revise. La presidenta de la Sociedad de Socorro debe conservar en forma estrictamente confidencial la información que obtenga durante la visita o de parte del obispo. Ella informa al obispo de la situación general de la familia, de los problemas sociales o emocionales que existan y de su evaluación de la capacidad para trabajar y de las oportunidades laborales de los miembros de la familia. En seguida, el obispo la dirige en el cumplimiento de sus responsabilidades. Preparación para hacer las visitas A fin de prepararse para hacer las visitas de evaluación de las necesidades de una familia, la presidenta de la Sociedad de Socorro debe buscar la orientación del Señor. La guía más segura en la tarea de brindar ayuda la constituye el Espíritu del Señor. Concierta una hora con la dueña de casa para que la visita se realice en forma privada, de ser ello posible. Si en el hogar no hubiese una mujer, ella proyecta ir con una de sus consejeras, con la secretaria o con la hermana líder de servicio caritativo. Estudia detenidamente la información que le dé el obispo acerca de la familia. Algunos miembros de la Iglesia prefieren pasar penurias antes que aceptar ayuda de la Iglesia. Otras personas pueden tener la actitud de que tienen derecho a recibir asistencia de bienestar y quizá busquen recibir más de lo que necesiten. Aprende los principios de la buena nutrición para poder aconsejar a la familia en cuanto a la planeación de una dieta alimenticia equilibrada que fomente la buena salud. La visita La presidenta de la Sociedad de Socorro hace estas visitas con el espíritu de interés propio de una hermana; ella debe demostrar comprensión y hacer saber a la persona o a la familia que tiene un deseo sincero de ayudar. Estas visitas no deben ser investigaciones sino evaluaciones de las necesidades. La presidenta de la Sociedad de Socorro puede ser de gran ayuda si la hermana percibe que puede confiar en ella. Al hacer la presidenta las preguntas durante la visita, escucha con el corazón y permite que la hermana exprese tanto sus sentimientos como sus necesidades. Ayuda a cada una de las hermanas a mantener su percepción de su propia valía al ayudar a los miembros de la familia a ayudarse a sí mismos. Para determinar las necesidades de la familia, la presidenta de la Sociedad de Socorro evalúa los recursos de la familia. ¿Tienen un huerto de hortalizas, animales que sirvan de alimento o alimentos almacenados? ¿Qué tipo de preparación, de aptitudes y de empleo tienen los miembros de la familia? Durante la visita, la presidenta de la Sociedad de Socorro evalúa las necesidades que se mencionan a continuación y las da a conocer al obispo: Alimentos. Considera junto con la hermana los gustos, las preferencias y los hábitos alimenticios de la familia. La cantidad y la variedad de los alimentos deben ser adecuadas, pero no deben exceder las necesidades normales de la familia ni satisfacer gustos raros. Ella no debe proporcionar alimentos para que se almacenen. Ropa. Habla con la hermana de las formas de proveer de ropa a la familia. Si la hermana tiene la capacidad para coser, la presidenta de la Sociedad de Socorro tiene en cuenta las prendas de ropa que podrían modificarse o la compra de telas nuevas. Hace una lista de las prendas hechas que se puedan conseguir. Salud. Si algún miembro de la familia tuviera un problema crítico de salud, la presidenta de la Sociedad de Socorro da esa información al obispo. Artículos domésticos. La presidenta de la Sociedad de Socorro determina si la familia necesita más muebles o artículos necesarios para la preparación de los alimentos. Administración del hogar. Muchas veces, la ayuda más valiosa que se puede prestar es la de ayudar a la hermana a administrar sus ingresos y sus recursos o a aprender técnicas de economía doméstica. Entre dichas técnicas se podrían mencionar la de la limpieza, la de la costura, la de la organización, la de preparar menús y la de conservar alimentos. La presidenta de la Sociedad de Socorro conversa con la hermana acerca de las formas en las que se le podría brindar ese tipo de ayuda. Sociales o emocionales. Si la familia necesitara ayuda para satisfacer necesidades de tipo social o emocional, la presidenta de la Sociedad de Socorro se lo comunica al obispo. Bajo la dirección de él, ella ayuda a satisfacer esas necesidades y pide la participación en ello a otras hermanas según sea apropiado. Las pautas para brindar ayuda a los que tienen problemas sociales o emocionales se encuentran en las páginas 252–253 del Manual de Instrucciones de la Iglesia, Libro 2 en la sección “Pautas especiales para las presidentas de la Sociedad de Socorro de barrio”. LÍDERES Y PERSONAL DE OPERACIONES DE BIENESTAR Cuando sea posible, se pide la ayuda de los misioneros y de voluntarios para las operaciones de bienestar de la Iglesia, a fin de evitar la necesidad de tener empleados asalariados. Los líderes de la Iglesia, el director de asuntos temporales y los Servicios de Bienestar coordinan sus esfuerzos a fin de asegurarse de que se disponga de un personal que sea capaz y digno y que reúna los requisitos para cumplir con las operaciones de bienestar. Se puede llamar a miembros a prestar servicio en misiones de tiempo completo o en misiones de servicio a la Iglesia, para que ayuden en las operaciones de bienestar. A los misioneros de tiempo completo los llama la Primera Presidencia. A los 29 misioneros de servicio a la Iglesia los llama el presidente de estaca de ellos; prestan servicio de medio tiempo (de 4 a 32 horas a la semana) y viven en su propia casa. Los misioneros que prestan servicio en las operaciones de bienestar son, por lo general, matrimonios misioneros mayores y hermanas solteras mayores. Además, los líderes de la Iglesia pueden tomar en consideración, para una misión de servicio a la Iglesia, a los jóvenes en edad de misioneros que no puedan prestar servicio en misiones proselitistas debido a problemas físicos, mentales o emocionales. Todo misionero debe ser digno de tener una recomendación para el templo. Para instrucciones adicionales acerca de cómo lla- 30 mar a misioneros de tiempo completo o misioneros de servicio a la Iglesia con asignaciones de bienestar, véase el Manual de Instrucciones de la Iglesia, Libro 1, páginas 102–103. Existen oportunidades de prestar servicio voluntario en las operaciones de bienestar de la Iglesia para los miembros de la Iglesia (incluso los que no tengan una recomendación para el templo vigente) así como para los que no lo sean. Se puede entrar en contacto con las operaciones locales de bienestar para determinar las oportunidades disponibles. Las operaciones de bienestar también brindan oportunidades de trabajo a los que reciben ayuda de bienestar a cambio de lo que reciben. SPANISH 4 02369 22002 36922 002 8