TEMA 7: GLÚCIDOS.

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TEMA 7: GLÚCIDOS.
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TEMA 7: GLÚCIDOS.
1.-CONCEPTO Y CLASIFICACIÓN.
Los glúcidos, también llamados azúcares o sacáridos, son un grupo de biomoléculas
orgánicas muy abundante en la naturaleza. Concretamente la celulosa, el principal componente de
la madera, que es de naturaleza glucídica, quizás sea la biomolécula más abundante en la
biosfera. Los glúcidos se definen sencillamente desde el punto de vista químico como
polihidroxialdehídos o polihidroxicetonas, o bien sustancias que por hidrólisis dan lugar a este
tipo de compuestos. Los polihidroxialdehídos son compuestos orgánicos en los que todos los
átomos de carbono están unidos a un grupo hidroxilo excepto uno de ellos que forma parte de un
grupo aldehído, mientras que las polihidroxicetonas son compuestos orgánicos en los que todos
los átomos de carbono están unidos a un grupo hidroxilo excepto uno que forma parte de un
grupo cetona. Muchos glúcidos responden a fórmulas empíricas que se pueden escribir como (C
H2O)n, por lo que antiguamente se pensó que eran algún tipo de combinación de carbono y agua
y se les llamó hidratos de carbono. Hoy sabemos que esta denominación es químicamente
engañosa, pero quizás esté demasiado arraigada como para que sea abandonada definitivamente;
de todos modos no se recomienda su uso.
Existen dos clases principales de glúcidos:
a)
Monosacáridos.- También llamados osas. Son azúcares simples, no
hidrolizables, que consisten en una sola unidad de polihidroxialdehído o
polihidroxicetona. Se clasifican a su vez en aldosas y cetosas.
b)
Ósidos.- Son azúcares complejos que, cuando sufren hidrólisis, liberan
monosacáridos. Están formados por un número variable de monosacáridos unidos
covalentemente entre sí. Algunos ósidos se componen exclusivamente de
monosacáridos y se denominan holósidos, mientras que otros contienen además
otros componentes de naturaleza no glucídica y se denominan heterósidos.
En el siguiente recuadro aparece una clasificación de los distintos tipos de glúcidos.
ALDOSAS
MONOSACÁRIDOS
(OSAS)
CETOSAS
OLIGOSACÁRIDOS
HOLÓSIDOS
GLÚCIDOS
ÓSIDOS
POLISACÁRIDOS
HETERÓSIDOS
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Algunas de las subdivisiones se irán desarrollando a lo largo de este tema.
2.-MONOSACÁRIDOS.
Los monosacáridos son los
azúcares más sencillos, pues no pueden
descomponerse por hidrólisis para dar
lugar a otros azúcares más simples. En
la naturaleza se encuentran en estado
libre, desempeñando importantes
funciones, pero también se encuentran
formando parte de otros azúcares más
complejos, los ósidos, de los cuales son
sus sillares estructurales.
La estructura básica de todos
los monosacáridos es una cadena de
átomos de carbono no ramificada en la
que todos ellos están unidos por
enlaces simples. Uno de estos átomos
de carbono está unido a uno de oxígeno
por un enlace doble formando un grupo
carbonilo; todos los demás están
unidos a grupos hidroxilo. Si el grupo carbonilo se encuentra en un extremo de la cadena
carbonada el monosacárido es un aldehído y recibe el nombre de aldosa; si el grupo carbonilo se
encuentra en cualquier otra posición el monosacárido es una cetona y recibe el nombre de cetosa
(Figura 7.1). Los monosacáridos naturales tienen entre tres y ocho átomos de carbono, aunque los
de siete y ocho son relativamente raros. Según tengan 3, 4, 5, 6... carbonos se denominan
respectivamente triosas, tetrosas, pentosas, hexosas.... Existen aldosas y cetosas para cada una
de estas longitudes de cadena. La nomenclatura de los monosacáridos se resume en la siguiente
tabla:
Nº de
CARBONOS
ALDOSAS
CETOSAS
3
ALDOTRIOSAS
CETOTRIOSAS
4
ALDOTETROSAS
CETOTETROSAS
5
ALDOPENTOSAS
CETOPENTOSAS
6
ALDOHEXOSAS
CETOHEXOSAS
7
ALDOHEPTOSAS
CETOHEPTOSAS
8
ALDOOCTOSAS
CETOOCTOSAS
Los monosacáridos son compuestos sólidos, cristalinos, de color blanco, solubles en agua
y de característico sabor dulce. Entre sus propiedades químicas destaca su poder para reducir el
licor de Fehling, siendo esta reacción de gran utilidad para identificarlos experimentalmente.
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3.-ESTEREOISOMERÍA DE LOS MONOSACÁRIDOS.
Todos los monosacáridos con excepción de la dihidroxiacetona (una cetotriosa) son
compuestos quirales, es decir, poseen uno o más átomos de carbono asimétricos (unidos a 4
sustituyentes distintos), y por lo tanto pueden aparecer en diferentes formas estereoisómeras
ópticamente activas. La aldosa más simple, el gliceraldehído, tiene un átomo de carbono
asimétrico, y presenta por lo tanto dos formas estereoisómeras que son imágenes especulares no
superponibles una de la otra, es decir, dos enantiómeros (Figura 7.2). Para representar sobre el
papel las estructuras tridimensionales de los monosacáridos se suelen emplear las llamadas
fórmulas en proyección de Fisher tales como las que aparecen en la parte superior de la Figura
7.2. Por convenio se establece que el estereoisómero que, en la proyección de Fisher, presenta el
grupo hidroxilo unido al átomo de carbono asimétrico hacia la derecha es el D-gliceraldehído, y
el que lo presenta hacia la izquierda es el L-gliceraldehído.
Los monosacáridos de mayor longitud tienen más de un átomo de carbono asimétrico, y
por lo tanto aparecen en un número mayor de formas estereoisómeras. En general, un
monosacárido con n átomos de carbono asimétricos presenta 2n estereoisómeros. En las aldosas
todos los átomos de carbono son asimétricos con excepción del carbono carbonílico y del que se
encuentra en el otro extremo de la cadena. Las cetosas, por tener el grupo carbonilo en un
carbono secundario, tienen un átomo de carbono asimétrico menos que las aldosas de igual
longitud, y por lo tanto tendrán la mitad de estereoisómeros. Una aldosa con x átomos de carbono
tendrá n=x-2 carbonos asimétricos; una cetosa tendrá n=x-3. Todo ello aparece resumido en la
siguiente tabla.
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ALDOSAS
CETOSAS
Nºde
carbonos
x
Nº de C
asimétricos
n
Nº de
estereoisómeros
N=2n
3
1
21=2
4
2
22=4
5
3
23=8
6
4
24=16
3
0
20=1
4
1
21=2
5
2
22=4
6
3
23=8
Los estereoisómeros de los monosacáridos de cada una de las diferentes longitudes de
cadena se pueden dividir en dos grupos o series atendiendo a la configuración (D o L) del átomo
de carbono asimétrico más alejado del átomo de carbono carbonílico. Si ésta es como la del Dgliceraldehído (grupo OH hacia la derecha) el monosacárido pertenece a la serie D; si es como la
del L-gliceraldehído pertenece a la serie L. Con muy pocas excepciones, los monosacáridos
presentes en la naturaleza pertenecen a la serie D. En la Figura 7.3 se representan las fórmulas
estructurales en proyección de Fisher de las aldosas de la serie D que tienen entre 3 y 6 átomos de
carbono y en la Figura 7.4 las de las cetosas análogas.
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Para cada longitud de cadena existen otras tantas formas estereoisómeras pertenecientes a
la serie L. Por ejemplo, las aldohexosas poseen 4 átomos de carbono asimétricos, por lo tanto
podrán aparecer en 24 = 16 formas estereoisómeras: las ocho que aparecen en la Figura 7.3 y otras
ocho pertenecientes a la serie L. Cada uno de los estereoisómeros de la serie D es además
enantiómero (imagen especular no superponible) de su homónimo de la serie L (la D-glucosa y la
L-glucosa son enantiómeros). Cuando dos estereoisómeros difieren solamente en la configuración
de uno de sus átomos de carbono asimétricos se dice que son epímeros (por ejemplo la D-glucosa
y la D-manosa)
Por el hecho de poseer centros quirales, los monosacáridos presentan actividad óptica, es
decir, cuando se encuentran en disolución acuosa hacen girar el plano de vibración de la luz
polarizada. Los monosacáridos que lo hacen girar hacia la derecha se denominan dextrógiros (+)
y los que lo hacen girar hacia la izquierda se denominan levógiros (-). El hecho de que un
monosacárido sea dextrógiro o levógiro es completamente independiente de su pertenencia a la
serie D o a la serie L.
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4.-FORMAS ANOMÉRICAS DE LOS MONOSACÁRIDOS.
Cuando se estudiaron las propiedades físicas y químicas de los monosacáridos se pudo
comprobar que algunos de ellos, particularmente la glucosa (una aldohexosa), exhibían algunas
propiedades anómalas que no cabía esperar de compuestos que presentan las fórmulas
estructurales representadas en los cuadros precedentes. En concreto, se observó que el grupo
aldehído de la glucosa se comportaba de manera relativemente estable frente a sustancias con las
que habitualmente reaccionan con los aldehídos; esto sugiere que el grupo aldehído de la glucosa
se encuentra "enmascarado" en su estructura molecular de manera que resulta inaccesible a
dichos reactivos. Por otra parte, se observó que las disoluciones de D-glucosa exhibían un
extraño comportamiento en relación con su rotación óptica característica. La rotación óptica es
el ángulo que gira el plano de vibración de la luz polarizada (Figura 7.4b) al atravesar una
disolución de una sustancia ópticamente activa. Cuando se medía la rotación óptica de diferentes
disoluciones de D-glucosa se comprobó con sorpresa que en unos casos ésta tenía un valor inicial
de +112.2º mientras que en otros este valor era de +18,7º. Resultaba sin embargo todavía más
sorprendente que al cabo de unos minutos de haber preparado la disolución la rotación óptica
cambiaba para estabilizarse en todos los casos en un valor de +52,7º. Este cambio en la rotación
óptica se denomina mutarrotación. El fenómeno de la mutarrotación sugiere que deben existir
dos formas estereoisómeras de la D-glucosa con propiedades físicas diferentes.
La causa de que la D-glucosa (y también otros monosacáridos) exhiba estas anómalas
propiedades reside en que este azúcar no se encuentra habitualmente en disolución en la forma de
cadena abierta, tal y como se representa mediante la proyección de Fisher, sino en una forma
cíclica denominada anillo de piranosa. Los aldehídos y las cetonas en general reaccionan con los
alcoholes para formar unos compuestos llamados respectivamente hemiacetales y hemicetales,
que poseen un átomo de carbono asimétrico adicional y pueden por lo tanto existir en dos formas
estereoisómeras (Figura 7.5). Un caso particular de este tipo de reacción se da en la D-glucosa
cuando el grupo aldehído del átomo de carbono 1 reacciona con el grupo hidroxilo del átomo de
carbono 5 para formar un hemiacetal intramolecular de forma cíclica que, por analogía con el
compuesto con el compuesto heterocíclico de seis átomos denominado pirano, recibe el nombre
de anillo de piranosa. Tal reacción intramolecular se representa en la Figura 7.5b.
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Como consecuencia de esta reacción intramolecular, el átomo de carbono carbonílico de
la D-glucosa, que no era asimétrico en la forma de cadena abierta, se transforma en un átomo de
carbono asimétrico. Por ello, la D-glucosa puede existir en dos formas estereoisómeras
denominadas respectivamente α-D-glucosa y β-D-glucosa (ver Figura 7.6). Este tipo particular
de estereoisómeros reciben el nombre de anómeros o formas anoméricas y el átomo de carbono
carbonílico, responsable de su aparición, el de carbono anomérico.
La existencia de estas dos formas anoméricas de la glucosa explica sus propiedades
anómalas. En primer lugar, es lógico que no reaccione como lo hacen los aldehídos, ya que su
grupo carbonilo no existe en realidad como tal, sino que ha reaccionado previamente para formar
el hemiacetal intramolecular. En segundo lugar, el fenómeno de la mutarrotación adquiere
sentido si consideramos que existen dos estereoisómeros (α y β) cada uno de los cuales exhibirá
en disolución una rotación óptica característica. Estas dos formas anoméricas son
interconvertibles a través de la forma de cadena abierta. Cuando se prepara una disolución, ya sea
de α o de β-D-glucosa, se alcanza al cabo de unos minutos una mezcla de ambas que en el
equilibrio estará formada por 2/3 de β-D-glucosa y 1/3 de α-D-glucosa. Esta mezcla en el
equilibrio es la que presenta una rotación óptica de +52,7º.
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Además de la glucosa, otros muchos monosacáridos pueden dar lugar a hemiacetales o
hemicetales intramoleculares. Por ejemplo, la D-fructosa (una cetohexosa) da lugar, por reacción
intramolecular entre el grupo cetona del carbono 2 y el grupo hidroxilo del carbono 5, a una
forma cíclica diferente, que, por analogía con el compuesto heterocíclico de cinco átomos
denominado furano, recibe el nombre de anillo de furanosa. Como consecuencia, la D-fructosa
presenta dos formas anoméricas: la α-D-fructosa y la β-D-fructosa (ver Figura 7.6). La glucosa
también puede dar lugar a anillos de furanosa por reacción entre C1 y C4, pero el anillo de
piranosa resulta más estable.
Las fórmulas de proyección de Fisher no resultan útiles para representar los
monosacáridos en forma cíclica, por lo que habitualmente se utilizan para ello las llamadas
fórmulas en perspectiva de Haworth, que son las que se muestran en la Figura 7.7. En estas
fórmulas los anillos de piranosa y furanosa se representan como anillos planares con los distintos
sustituyentes de los átomos de carbono proyectándose por encima y por debajo del plano del
anillo. Los sustituyentes que aparecen a izquierda y derecha de la proyección de Fisher en la
fórmula de Haworth aparecen hacia arriba y hacia abajo respectivamente. Los anómeros α se
representan con el grupo -OH del carbono anomérico hacia abajo y los anómeros β con dicho
grupo -OH hacia arriba.
Aunque las fórmulas de Haworth proporcionan una idea bastante próxima a la realidad
acerca de las estructuras cíclicas de los monosacáridos, hay que tener en cuenta que en realidad,
si bien el anillo de furanosa es casi totalmente planar, el de piranosa, debido a las restricciones
que impone la geometría de los orbitales del carbono, tiende a adoptar una de las dos
conformaciones representadas en la Figura 7.8, que reciben el nombre de "nave" y "silla".
Existen dos tipos de "silla" que se interconvierten a través de la forma "nave".
No todos los monosacáridos pueden dar lugar a hemiacetales o hemicetales
intramoleculares. Para que éstos se formen es necesario que los dos grupos funcionales (carbonilo
e hidroxilo) que han de reaccionar se acerquen lo suficiente para hacerlo, y esto sólo sucede si la
cadena carbonada es lo bastante larga como para que la libre rotación de los enlaces simples
permita este acercamiento. Por ello, los monosacáridos de 3 y 4 átomos de carbono se encuentran
siempre en forma de cadena abierta, mientras que los de 5 ó más carbonos tienden a formar
anillos de piranosa o furanosa en función de cual de ellos sea más estable en cada caso. En la
siguiente tabla se muestran las formas más estables en que aparecen los monosacáridos de 3 a 6
átomos de carbono. Obsérvese que las cetosas necesitan una mayor longitud de cadena para poder
dar lugar a formas cíclicas; ello se debe a que su átomo de carbono carbonílico no está al final de
la cadena como en las aldosas.
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Nº de C
ALDOSAS
CETOSAS
3
CADENA ABIERTA
CADENA ABIERTA
4
CADENA ABIERTA
CADENA ABIERTA
5
FURANOSA
CADENA ABIERTA
6
PIRANOSA
FURANOSA
5.-DERIVADOS DE LOS MONOSACÁRIDOS.
Además de los monosacáridos simples, existe en la naturaleza una serie de derivados de
los mismos que tienen una gran importancia biológica, sobre todo los derivados de algunas
aldohexosas como la glucosa, manosa y galactosa. Estos derivados se obtienen por sustitución de
alguno de los grupos hidroxilo por algún otro grupo funcional, o bien por oxidación o reducción
de alguno de los átomos de carbono del monosacárido original.
Entre ellos cabe destacar los siguientes:
1)
Aminoazúcares.- En ellos el grupo hidroxilo unido al carbono 2 del
monosacárido de origen está sustituido por un grupo amino. Así sucede por
ejemplo en la glucosamina, manosamina y galactosamina, que son los más
importantes. En ocasiones este grupo amino aparece acetilado, como en la Nacetil-glucosamina. (Figura 7.8)
2)
3)
4)
5)
6)
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Azúcares-alcoholes.- Se obtienen por reducción del grupo carbonilo a grupo
hidroxilo, de manera que en ellos todos los átomos de carbono están unidos a
grupos hidroxilo. Entre los azúcares-alcoholes destaca la glicerina, un polialcohol
de tres átomos de carbono que se encuentra formando parte de muchos lípidos.
Azúcares-ácidos.- Se obtienen por oxidación de algún átomo de carbono del
monosacárido de origen a grupo carboxilo. Si el carbono oxidado es el carbono
carbonílico se obtienen los ácidos aldónicos; si es el carbono hidroxílico del otro
extremo de la cadena se obtienen los ácidos urónicos (Figura 7.8). Entre los
azúcares-ácidos destacan los derivados de la glucosa denominados ácido
glucónico (un ácido aldónico) y ácido galacturónico (un ácido urónico). Los
azúcares-ácidos se encuentran normalmente ionizados a pH 7, por lo que se
pueden nombrar correctamente como gluconato, glucuronato, etc.
Desoxiazúcares.- En ellos, alguno de los grupos hidroxilo del monosacárido de
origen está sustituido por un átomo de hidrógeno. El más importante es la 2´desoxirribosa, que forma parte de los ácidos nucleicos.
Azúcares-fosfato.- Son azúcares fosforilados (unidos a un grupo fosfato
mediante enlace éster) en alguno de sus grupos hidroxilo. En la síntesis y
degradación de los glúcidos, los compuestos intermedios no suelen ser los propios
azúcares sino sus derivados fosforilados. Ello se debe a que estos derivados
poseen cargas netas a pH 7, lo que evita su difusión a través de las membranas
celulares.
Glucósidos.- Es sabido que los hemiacetales y hemicetales pueden reaccionar con
una segunda molécula de alcohol para, liberando una molécula de agua, dar lugar
a acetales y cetales respectivamente (Figura 7.5). Un caso particular de este tipo
de reacción lo constituye la que se produce entre un monosacárido en forma
cíclica (que es un hemiacetal o hemicetal intramolecular) y un alcohol para
formar un glucósido liberando una molécula de agua. El interés de este tipo de
compuestos reside en que el tipo de enlace mediante el cual se unen los
monosacáridos para formar ósidos puede considerarse como un caso particular de
la reacción entre un monosacárido y un alcohol para formar un glucósido.
6.-EL ENLACE GLUCOSÍDICO.
Los monosacáridos capaces de formar anillos de piranosa o furanosa, en tanto que
hemiacetales o hemicetales intramoleculares, pueden reaccionar con los alcoholes para formar
glucósidos liberándose en el proceso una molécula de agua. Un caso particular de este tipo de
reacción se da cuando el grupo hidroxilo de la molécula de alcohol es aportado por un segundo
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monosacárido. El compuesto resultante, un disacárido, estará formado por dos monosacáridos
unidos mediante enlace glucosídico (Figura 7.9). Así pues, el enlace glucosídico resulta de la
formación de un acetal (o cetal) entre el carbono carbonílico de un monosacárido y un grupo
hidroxilo de otro monosacárido. Este segundo monosacárido posee otro carbono carbonílico libre
que a su vez puede reaccionar con un grupo hidroxilo de un tercer monosacárido para formar otro
enlace glucosídico, y así sucesivamente. De este modo, mediante sucesivos enlaces glucosídicos,
se puede unir un número ilimitado de monosacáridos para formar largas cadenas que pueden ser
lineales o ramificadas. En todos los ósidos, azúcares formados por un número variable de
monosacáridos unidos entre sí, la unión entre los mismos se realiza mediante este tipo de enlace.
El enlace glucosídico puede ser de dos tipos, α o β, según sea α o β la configuración del
monosacárido que aporta al enlace el átomo de carbono carbonílico (Figura 7.9). Por otra parte,
se distinguen enlaces glucosídicos monocarbonílicos, en los que sólo está implicado el carbono
carbonílico de un monosacárido, y enlaces glucosídicos dicarbonílicos, en los que están
implicados los carbonos carbonílicos de los dos monosacáridos enlazados.
La estructura de un enlace glucosídico se suele especificar escribiendo el tipo de enlace, α
o β, seguido entre paréntesis por los números de los átomos de carbono implicados en él; el
número que se escribe en primer lugar corresponde al átomo de carbono carbonílico. Algunos
ejemplos son α(1→4), α(1→6), β(1→4), β(1→2), etc. Puesto que los monosacáridos tienen
muchos grupos hidroxilo, la variedad de enlaces glucosídicos posibles es enorme; no obstante,
los más abundantes en la naturaleza son los α(1→4) y los β(1→4).
7.-OLIGOSACÁRIDOS.
Los ósidos, glúcidos formados por la unión de varios monosacáridos, pueden ser
holósidos, si están formados exclusivamente por monosacáridos, o heterósidos, si además
contienen otros componentes de naturaleza no azucarada. Entre los holósidos se distinguen, en
función del número de unidades que los
forman, dos tipos: oligosacáridos y
polisacáridos.
Los oligosacáridos (del griego
oligos = poco) son holósidos compuestos
por un número reducido de unidades
monosacarídicas unidas mediante enlaces
glucosídicos. El número de unidades
monosacarídicas que forman parte de un
oligosacárido puede oscilar entre 2 y 10. Si
están formados por sólo dos monosacáridos
se denominan disacáridos, si lo están por
tres trisacáridos; a los que están formados
por más de tres monosacáridos no se le
suele asignar ninguna denominación
específica y se suelen nombrar
sencillamente como oligosacáridos. Sus
propiedades físicas son muy similares a las
de los monosacáridos: también son sólidos
cristalinos, de color blanco, sabor dulce y
solubles en agua. La mayoría de ellos
conserva el poder reductor característico de los monosacáridos. Este poder reductor reside en los
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átomos de carbono carbonílicos y se pierde cuando éstos participan en un enlace glucosídico. Por
ello, cuando dos monosacáridos se unen mediante un enlace glucosídico monocarbonílico el
disacárido resultante tendrá poder reductor, ya que conserva un carbono carbonílico libre. Por el
contrario, si el enlace es dicarbonílico el disacárido resultante, al tener sus dos carbonos
carbonílicos implicados en el enlace, habrá perdido el poder reductor (Figura 7.10). En general,
los oligosacáridos, independientemente de su longitud, tendrán poder reductor siempre que
conserven algún carbono carbonílico libre en uno de sus extremos, que se denomina extremo
reductor.
Los oligosacáridos más abundantes y de mayor importancia biológica son los
disacáridos. En la siguiente tabla se muestra la composición de los disacáridos más relevantes.
MALTOSA
Glucosa-α(1→4)-Glucosa
ISOMALTOSA
Glucosa-α(1→6)-Glucosa
CELOBIOSA
Glucosa-β(1→4)-Glucosa
LACTOSA
Galactosa-β(1→4)-Glucosa
TREHALOSA
Glucosa-α(1→1)-Glucosa
SACAROSA
Fructosa-β(2→1)-Glucosa
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La maltosa (Figura 7.11) y la isomaltosa son dos de los productos de la hidrólisis
incompleta del almidón y del glucógeno (dos polisacáridos de reserva) durante la digestión. La
celobiosa, que no se encuentra libre en la naturaleza, se obtiene por hidrólisis de la celulosa (un
polisacárido estructural). La lactosa (Figura 7.11) se encuentra exclusivamente en la leche de los
mamíferos. La trehalosa es el constituyente principal del fluido circulante (hemolinfa) de los
insectos. La sacarosa (azúcar de mesa) es un disacárido de especial importancia; se encuentra
exclusivamente en el mundo vegetal y es uno de los productos directos de la fotosíntesis que
estos realizan, constituyendo la principal forma de transporte de azúcares desde las hojas hacia
otras partes de la planta. Obsérvese que maltosa, isomaltosa, celobiosa y lactosa son disacáridos
reductores, mientras que trehalosa y sacarosa, por poseer enlaces glucosídicos dicarbonílicos,
son no reductores. La sacarosa se puede escribir también como Glucosa-α(1→2)-Fructosa.
En cuanto a los trisacáridos, relativamente escasos en la naturaleza, cabe citar algunos
como la rafinosa y la melicitosa que se encuentran en la savia de determinadas plantas.
Además de los disacáridos y trisacáridos, existe una gran variedad de oligosacáridos
naturales con estructuras químicas muy diversas. Se trata de compuestos formados por un número
de monosacáridos que oscila entre 4 y 10 unidos entre sí por enlaces glucosídicos dando lugar a
cadenas que pueden ser lineales o ramificadas. Normalmente no se encuentran en estado libre,
sino unidos covalentemente a otras biomoléculas como lípidos o proteínas. La cara externa de las
membranas celulares se halla cuajada de cadenas oligosacarídicas unidas a los lípidos y proteínas
de membrana que cumplen importantes funciones en los procesos de reconocimiento de la
superficie celular.
8.-POLISACÁRIDOS.
Los polisacáridos son glúcidos formados por un número elevado de monosacáridos
unidos entre sí mediante enlaces glucosídicos. En el proceso de unión de n monosacáridos para
formar un polisacárido se liberan (n-1) moléculas de agua, una por cada enlace glucosídico.
Aunque el límite entre oligosacáridos y polisacáridos se suele fijar arbitrariamente en 10 unidades
monosacarídicas constituyentes, lo cierto es que la mayoría de los polisacáridos naturales están
formados por centenares o miles de estas unidades monoméricas.
Los polisacáridos son macromoléculas de elevado peso molecular y estructura compleja.
Así como otras macromoléculas tienen tamaños y pesos moleculares definidos, en los
polisacáridos éstos pueden variar en función del estado metabólico de la célula. Se puede
considerar que los monosacáridos son los sillares estructurales de los polisacáridos, al igual que
los aminoácidos lo son de las proteínas o los nucleótidos de los ácidos nucleicos. Las propiedades
físicas y químicas de los polisacáridos son en cierto modo contrarias a las que exhiben
monosacáridos y oligosacáridos: no cristalizan, no tienen sabor dulce, carecen de poder reductor,
y, aunque son sustancias hidrofílicas, son poco soluble en agua debido a su elevado peso
molecular.
Los distintos tipos de polisacáridos difieren entre sí en el tipo de unidades
monosacarídicas que los forman, en el tipo de enlace glucosídico (α o β) que las une, y en el
mayor o menor grado de ramificación que presentan sus cadenas. Se distinguen dos tipos
principales de polisacáridos, los homopolisacáridos, formados por un sólo tipo de
monosacárido, y heteropolisacáridos, formados por dos o más tipos de monosacáridos. Los
homopolisacáridos de la D-glucosa, denominados glucanos, son los polisacáridos más
abundantes en la naturaleza y los que tienen una mayor importancia biológica. Algunos de ellos
desempeñan una función energética, como el almidón y el glucógeno, mientras que otros, como
la celulosa, realizan una función de tipo estructural. Hay que destacar que aquéllos que presentan
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enlaces glucosídicos tipo α tienen función energética, mientras que los que los presentan tipo β
tienen función estructural. A continuación analizaremos la estructura y la función de los tres
glucanos más importantes: el almidón, el glucógeno y la celulosa.
A)
Almidón.- Es un polisacárido formado por moléculas de α-D-glucosa unidas por
enlaces glucosídicos α(1→4) y α(1→6). En la molécula de almidón se distinguen dos
tipos de polímero:
Amilosa.- Es un polímero no ramificado formado por largas cadenas de
unidades de α-D-glucosa unidas por enlaces α-(1→4). Estas cadenas
adoptan una disposición helicoidal con 6 moléculas por vuelta, y tienen
masas moleculares relativas que oscilan entre unos pocos miles y 500.000
daltons (Figura 7.12).
Amilopectina.- Es un polímero muy ramificado (Figura 7.14) formado
por moléculas de α-D-glucosa. Los sucesivos restos de glucosa a lo largo
de las cadenas están unidos por enlaces α(1→4), y los puntos de
ramificación, que se encuentran espaciados por un número de restos de
glucosa que oscila entre 24 y 30, consisten en enlaces α(1 →6) (ver
Figura 7.13). Su masa molecular relativa puede alcanzar hasta un millón
de daltons.
El almidón actúa como sustancia de reserva en las células vegetales. Una
parte sustancial de los glúcidos producidos en la fotosíntesis se almacenan en
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forma de almidón, dando lugar a unos agregados insolubles de gran tamaño, los
granos de almidón, que se encuentran en todas las células vegetales, siendo
especialmente abundantes en las de las semillas, frutos y tubérculos.
B)
Glucógeno.- Es un polisacárido con estructura muy similar a la de la
amilopectina (Figura 7.14). Al igual que ésta, está formado por moléculas de α-Dglucosa unidas por enlaces glucosídicos α(1→4) a lo largo de las cadenas, y con
puntos de ramificación consistentes en enlaces α(1→6). La diferencia con
respecto a la amilopectina estriba en que las ramificaciones se encuentran menos
espaciadas, concretamente cada 8 a 12 restos de glucosa. Esta mayor proximidad
entre los puntos de ramificación hace que el glucógeno sea mucho más compacto
que el almidón, pudiendo alcanzar pesos moleculares del orden de varios millones
de daltons. Las moléculas de glucógeno presentan un núcleo de naturaleza
proteica consistente en una molécula de glucogenina, una proteína enzimática que
cataliza la unión glucosídica de las primeras moléculas de glucosa, que quedan
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covalentemente ancladas a la propia proteína formando un núcleo alrededor del
cual van creciendo y ramificándose las cadenas del glucógeno mediante la acción
del enzima glucógeno sintetasa (Figura 7.15).
El glucógeno actúa como sustancia de reserva en las células animales. Es
especialmente abundante en el hígado, donde puede llegar a representar el 7% de
su peso; también abunda en el músculo esquelético. En el interior de las células el
glucógeno se encuentra almacenado en forma de gránulos insolubles de gran
tamaño.
17
Cuando las células recurren a sus reservas de almidón o de glucógeno,
determinados enzimas van liberando una a una moléculas de glucosa, en forma de
derivados fosforilados, las cuales pueden después ser utilizadas como
combustible metabólico. La naturaleza ramificada de ambos polisacáridos
favorece el que estos enzimas degradativos puedan actuar simultáneamente en
muchas ramas aumentando así la velocidad de liberación de glucosa, lo que
resulta de gran utilidad para las células cuando necesitan un aporte energético
importante de una manera inmediata. Cada molécula de almidón o de glucógeno
posee tantos extremos no reductores como ramas y un solo extremo reductor, lo
que explica que estos polisacáridos carezcan de poder reductor. Los enzimas
degradativos actúan a partir de los extremos no reductores.
Los polisacáridos, dada la gran rapidez con que pueden ser movilizados,
constituyen una excelente forma de almacenar energía metabólica a corto plazo.
Puede resultar sorprendente que las células almacenen su combustible energético
en forma de polisacáridos cuando podrían hacerlo en forma de glucosa libre
evitándose así el trabajo químico de sintetizarlos y degradarlos. La razón de que
ello sea así estriba en que los polisacáridos se almacenan en forma esencialmente
insoluble, contribuyendo muy poco a la presión osmótica del citoplasma. Una
cantidad equivalente de glucosa disuelta generaría una presión osmótica muy
elevada que podría ser peligrosa para la célula.
Tanto el almidón como el glucógeno pueden ser degradados en el aparato
digestivo de los animales por la acción de unos enzimas llamados amilasas. Las
amilasas liberan moléculas de glucosa que pueden posteriormente ser absorbidas.
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C) Celulosa.- Es un polímero lineal (no ramificado) formado por moléculas de β-Dglucosa unidas mediante enlaces glucosídicos β(1→4) (Figura 7.16). Cada cadena de
celulosa contiene entre 10.000 y 15.000 restos de glucosa. Estas cadenas, debido a la
configuración β de sus enlaces glucosídicos, adoptan conformaciones muy extendidas
que favorecen la formación de puentes de hidrógeno entre los grupos hidroxilo de los
distintos restos de glucosa de una misma cadena o de cadenas vecinas (Figura 7.17).
De este modo se forman fibras supramoleculares que contienen muchas cadenas
individuales de celulosa en disposición paralela e íntimamente unidas entre sí por
puentes de hidrógeno. Tal estructura es la que confiere a la celulosa su insolubilidad
en agua y su resistencia mecánica características, propiedades estas que la hacen
idónea para desempeñar en las células una función de carácter estructural. La celulosa
es el principal componente de las paredes celulares vegetales, las cuales
proporcionan a las células de las plantas y las algas sostén mecánico y protección
frente a los fenómenos osmóticos desfavorables. Una gran parte de la masa de la
madera es celulosa.
Las amilasas que degradan el almidón y el glucógeno no pueden romper los
enlaces β glucosídico de la celulosa. El intestino humano (y el de la mayoría de los
animales) carece de enzimas que puedan romper este tipo de enlace, por lo que este
polisacárido tiene para el hombre un valor alimenticio prácticamente nulo. Este hecho
está compensado con creces por la capacidad de la celulosa para generar una gran
cantidad de residuos que a su paso limpian y facilitan el buen funcionamiento del
aparato digestivo. Algunos animales como las termitas o los rumiantes viven en
19
simbiosis con determinados microorganismos poseedores de enzimas específicos,
llamados celulasas, que sí son capaces de degradar la celulosa, por lo que estos
animales pueden aprovechar su valor nutritivo.
Además de los descritos, existen en la naturaleza otros homopolisacáridos, algunos de
ellos formados por monosacáridos diferentes de la glucosa, como los fructanos, mananos y
arabinanos. También hay homopolisacáridos formados por derivados de la glucosa, como la
quitina, un polímero de la N-acetil-glucosamina, que es el componente principal del
exoesqueleto de los artrópodos.
Entre los heteropolisacáridos los más importantes son los que están formados por dos
tipos de unidades monosacarídicas que se alternan a lo largo de sus cadenas. Algunos de ellos son
el ácido hialurónico, que se encuentra en el tejido conjuntivo de los animales ejerciendo un papel
lubricante, la hemicelulosa, que forma parte de la pared celular vegetal, y la heparina, con
notables propiedades anticoagulantes; todos ellos están formados por derivados complejos de la
glucosa.
9.-HETERÓSIDOS.
Como se dijo anteriormente, están formados por monosacáridos y otros componentes de
naturaleza no azucarada. Ente ellos cabe citar a los glucolípidos, y a las glucoproteínas, que son
asociaciones covalentes de cadenas oligosacarídicas con lípidos y proteínas respectivamente; los
glucolípidos y glucoproteínas están presentes en muchos lugares de la célula, sobre todo en la
cara externa de la membrana plasmática. Un tipo especial de heterósido es el peptidoglucano,
componente esencial de las paredes celulares bacterianas, que está constituido por cadenas
paralelas de un heteropolisacárido complejo unidas transversalmente por cadenas de aminoácidos
(Figura 7.18).
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10.-FUNCIONES DE LOS GLÚCIDOS.
Los glúcidos desempeñan con carácter general en los seres vivos dos tipos de funciones:
energéticas y estructurales.
1)
Función energética.- La oxidación de los glúcidos libera energía que las células
pueden utilizar para realizar sus funciones. La glucosa es el azúcar que con más
frecuencia utilizan las células como combustible metabólico primario. Por otra
parte, algunos polisacáridos actúan como material de reserva energética que
puede ser rápidamente movilizado cuando es necesario. Una ventaja que poseen
los glúcidos sobre otras biomoléculas como material energético es que, dada la
solubilidad en agua de muchos de ellos, pueden ser transportados muy
rápidamente en medio acuoso allí donde resultan necesarios.
2)
Función estructural.- Algunos polisacáridos como la celulosa o la quitina
presentan propiedades que los hacen idóneos para formar parte de estructuras que
deben ofrecer una gran resistencia mecánica, como las paredes celulares vegetales
o el exoesqueleto de los artrópodos.
Aunque tradicionalmente se consideraba a los glúcidos como componentes "pasivos" de
la maquinaria celular, destinados a servir de combustible metabólico o a formar parte de
estructuras más o menos permanentes de las células, en los últimos años se está percibiendo cada
vez con mayor claridad que algunos de ellos pueden jugar otros papeles de extraordinaria
importancia biológica, como la determinación de la estructura tridimensional de algunas
proteínas, los procesos de reconocimiento de señales extracelulares o la acción de los
anticuerpos.

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