Capítulo 6 – Aspiraciones, sueños, deseos, la niña que hacía los

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Capítulo 6 – Aspiraciones, sueños, deseos, la niña que hacía los
Capítulo 6 – Aspiraciones, sueños, deseos, la niña que hacía los sueños realidad.
Había comenzado un nuevo día y ahora nos encontrábamos en las clases. Eran las nueve y
media de la mañana… Y os estaréis preguntando ¿No se supone que aún no comenzaban las
clases? Tranquilos, yo os respondo a la pregunta.
Como mis amigo y yo “habíamos roto la caja de las perturbaciones” los profesores decidieron
comenzar el curso lo más pronto posible para que estuviéramos preparados, pero no solo eso.
-Flash backYa habíamos acabado de cenar, y el director nos llamó a su despacho, para decirnos los
últimos detalles de nuestro castigo.
Pero ¿Por qué? – pregunto la albina desconcertada mientras todos escuchábamos las
perturbadoras palabras de nuestro superior.
El anciano se rasco la barba – Porque no puede cundir el pánico entre los alumnos. Por eso
nadie tiene que saber lo que ha pasado en la sala prohibida, así que tenéis que cumplir vuestro
castigo en el anonimato, sin que nadie sepa nada.
Sí. – todos dijimos al unísono.
-End flash backUsagi, vamos a empezar la clase. – me llamo la atención Lala dándome unos suaves golpes con
su cola de gato.
La mire y sonreí – Gracias, Lala. – la verdad es que Lala era la más adorable de la clase. Todo el
mundo quería tocar su suave cola, excepto el albino ¿Cómo no?
Nanami dio unas palmadas a la mesa para que cesara el ruido proveniente de los alumnos, y
cuando el aula se quedó en silencio nuestra profesora comenzó a hablar – Como ya sabéis mi
nombre es Nanami y soy vuestra tutora y profesora de elementos. Espero que todos nos
llevemos bien, ahora comenzare la clase. – de su bolsillo saco una pequeña bolsita y fue
pasando de mesa en mesa dejando una pequeña semilla – El ejercicio de hoy será hacer crecer
está semilla en una planta, para la gente que sepa controlar bien los elementos les será fácil.
Toda la clase comenzó a hacer el ejercicio que había propuesto la profesora, y en pocos
minutos Lillian, Mamoru, Aure y unos poco alumnos más habían conseguido que creciera una
planta.
Esto es complicado. – se quejó Nora mientras seguía intentando que la planta creciera –
Parecía más fácil a primera vista.
Nanami se acercó a Nora – Tranquila, ya verás como vas progresando poco a poco. Solo
imagina como va creciendo la planta y relájate.
Sí. – la chica siguió la instrucciones de la profesora.
Lala suspiro mientras seguía con el ejercicio – Ya no puedo más.
Mira Lala, tu planta a nacido. – le dije señalando la pequeña planta que sobresalía de la
semilla.
Lillian se acercó a su pareja y le miro con una sonrisa - ¿Cómo vas?
He terminado hace bastante tiempo. – le respondió señalando la semilla, donde había crecido
una planta con unas pequeñas flores.
Wow, eres increíble. – la albina le felicito.
Las horas pasaron y las clases acabaron dejándonos a todos molidos, pero parecía que a
algunos aún les quedaba energía.
Al fin un poco de descanso. – dije agotada mientras me sentaba en el césped del patio.
Y en pocos segundos nuestro descanso se esfumo, al ver como se acercaba el profesor con mal
carácter – Vosotros, al despacho del director, ahora.
Joder ¿Otra vez? – se quejó para si mismo Duncan, hasta él sabía que era mejor no meterse en
más problemas.
Al entrar en el despacho el anciano nos miró y rápidamente nos dijo – He notado unas
perturbaciones en el bosque, al lado del lago. Id a investigarlo e informadme de inmediato.
Pero, a los alumnos se le está prohibido salir del centro. – explico Nora un poco preocupada,
parecía que para ella seguir las reglas era todo su mundo.
Os doy permiso temporal, ahora id. – nos ordenó y enseguida salimos de aquella sala.
Aure iba la primera, la más adelantada de nosotros, tenía una enorme sonrisa dibujada en la
cara – Esto es genial, ya tenemos un nuevo misterio. – dijo emocionada mientras comenzaba a
saltar y en breves momentos no tocaba ni el suelo ¡Estaba flotando!
¡Estas flotando! – grito Lillian con brillos en los ojos – Como mola, yo también quiero. –
entonces una brisa de viento hizo que la albina comenzara también a flotar – Que divertido. –
Aure hizo que todas las chicas comenzaran a flotar, la verdad es que era muy divertido.
Hakai se acercó lentamente a las chicas que se encontraban flotando gracias al viento de Aure
– Vaya, vaya, eso parece divertido. – todos lo miramos con una expresión rara de explicar,
pero se puede decir que estábamos sorprendidos, al fin y al cabo a él “no le gustaba muchas
cosas”. Hakai soltó unas carcajadas – Desde aquí os veo a todas la ropa interior. – siguió
riéndose.
No, no hagas eso. – le regaño Mamoru con la cara rojiza al albino – No puedes invadir su
intimidad.
¿No me digas que estas celoso? – le pregunto al de cabello azul oscuro mientras pasaba un
brazo por encima del hombro de su amigo y seguía riéndose.
Todas bajamos a la vez con un pequeño grito de “Eres un pervertido” y con un leve sonrojo, no
era muy bonito que la gente supiera que ropa interior llevavas.
Parece que a ti no te importa nada. – dijo con un tono seco Duncan, mirando de mala forma al
albino.
Venga, no te enfades. – Retiro el brazo del hombro de su amigo, para luego acercarse al
moreno. Esto definitivamente no iba a acabar bien. – Si quieres te digo como son las bragas de
tu novia. – volvió a reírse Hakai.
Y otra vez se encontraban esos dos chicos en la situación de siempre: Duncan diciéndole de
todo al albino, y Hakai riéndose de lo que decía el moreno.
Por favor, parad. – Se escucho la voz de Nora. – Ahora no es momento de pelear, tenemos que
ir al bosque. No podemos desobedecer al director.
Nora termino de hablar, haciendo que los dos chicos dejaran su “pelea”, aunque yo más bien
le llamaría “rutina”.
Nuestro pequeño grupo salió del castillo, antes de eso uno de los profesores nos dio un mapa,
comenzamos nuestro camino. En poco tiempo llegamos al bosque y nos adentramos en él. No
parecía un sitio muy hostil, estaba lleno de exóticas plantas y preciosos arboles.
Habíamos caminado durante dos horas, buscando el maldito lago. – Yo ya no puedo más. – dije
exhausta, sentándome en el suelo.
Yo no. – la felina se sentó encima de mis rodillas. – Pero soy muy vaga.
Duncan mostro una mueca de enfado en su rostro. – No os paréis, ya descansaréis cuando
lleguemos al puto lago. – Siguió andando.
Pero el moreno no tardo mucho en volver a detenerse. Lillian se sentó en el suelo, cerca de
nosotras. – Vamos a descansar un poco Duncan, no puedo dar ni un paso más. – la chica
suspiro, se notaba que estaba agotada.
Al parecer todos estábamos cansados, excepto una chica albina y un moreno.
¡No podemos parar! ¡Hay que resolver ese misterio! – dijo Aure aun llena de energía. En
cuanto pudo la albina intento hacer que los que estábamos sentados nos pusiéramos de pie. ¡Venga, venga! – siguió insistiendo.
Si nos paramos tardaremos más en llegar a nuestro destino. – comenzó a hablar Mamoru. – Y
no podemos darnos el privilegio de tardar. El director dijo que teníamos que volver hoy. – nos
miro, pero nosotras nos quedamos igual: sentadas en el suelo, descansando. – Diles algo
Hakai, no nos podemos parar ahora. – miro a su lado, pero no había nadie.
¡Ese cabrón se ha ido! – grito enfadado Duncan. Esto no parecía que fuera muy bien.
Lillian se acerco a su pareja, cogiéndolo del brazo. – Duncan, no te enfades, ya verás como
vuelve. – intento calmarlo, pero no parecía que funcionara.
Continuara…

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