“Me desquicia la gente victimista, no hay excusas para no ser feliz”

Transcripción

“Me desquicia la gente victimista, no hay excusas para no ser feliz”
sevilla | Domingo 17 de julio de 2011
entrevista
SEVILLANAS
Patricia Ramírez
ELCORREODEANDALUCÍA
15
Psicóloga del Betis. Oyéndola hablar, no se entiende cómo el Real Madrid no se ha hecho
ya con sus servicios. A Ronaldo no se le atragantaría nunca más la portería del Barça
“Me desquicia la gente victimista,
no hay excusas para no ser feliz”
CARLOTA MUÑOZ l SEVILLA
Tras una charla con Patricia Ramírez Loeffler (1971, Zaragoza y de
profesión psicóloga de deportistas
de alto rendimiento) una sale convencida de que de mayor quiere
ser como ella. Resuelta, segura de
sí misma, vitalista... En suma, una
mujer feliz. Por eso, no es de extrañar que los jugadores y el cuerpo técnico del Betis (con los que
trabaja como psicóloga) estén
encantados con su trabajo. Patricia –con ascendencia alemana, y
bien qué se le nota– es una apasionada del fútbol. Pero también
del tenis, el baloncesto, la natación,
el golf... Asegura que tras su aspecto de veinteañera sólo hay gimnasio, comida sana y ningún secreto de belleza (“ni me pinto ni
uso cremas especiales. Hasta la de
los hoteles me va bien”).
–¿Cuánto del éxito del Betis ha estado en sus manos?
–El éxito es del grupo, de los futbolistas y de la persona que coordina [en alusión al entrenador,
Pepe Mel] para que ahí haya música, no mío.
–¿Es futbolera?
–Yo sí (sonríe).
–Será entonces de las que lee
ávida la prensa deportiva.
–No, le echo un ojo por encima.
Le doy la credibilidad justa para
lo bueno y para lo malo.
–¿Qué necesita un futbolista
para motivarse?
–Lo que todo el mundo. Se trabajan las variables relacionadas
con el deporte de alto rendimiento: concentración, atención, la capacidad de reponerse cuando uno
está bajo, la de tomar decisiones,
saber aislarse de los problemas…
–¿Qué equipo se encontró
cuando llegó al Betis?
–Con el que yo quería encontrarme y con el que Pepe Mel me
transmitió: un equipo ganador que
iba a subir a Primera y que iba a
darlo todo. No quise saber los problemas del club. Me aislé, porque
si te dedicas a escuchar los problemas de la empresa, diriges tu
atención a ellos, y si te aíslas y te
dedicas a hacer tu trabajo, consigues tu objetivo.
–Parte de la clave del éxito en
su trabajo está en que no sólo conecte con el deportista sino también con el entrenador. Tiene que
haber química.
–Si es el entrenador el que te
trae, no puede haber fricciones. Tu
filosofía debe ser la suya. Además,
yo no trabajaría con un entrenador con el que no coincida en la
forma de trabajar.
–En este sentido, ¿está cómoda en el Betis?
–Comodísima. Hay un cuerpo
técnico excepcional. En el Betis me
siento integrada, valorada y aisla-
Patricia Ramírez Loeffler posa en uno de los salones del Hotel AC Sevilla, en Manuel Siurot, tras la entrevista. / JAVIER CUESTA
Cuando llegué al
Betis me aislé de los
problemas. Así se
consiguen los
objetivos fijados”
La imagen de que los
deportistas de élite
son unos caprichosos
la trasladan
sólo los medios”
da de los problemas. El que no lo
hace es porque no quiere. Si lo
haces, te diriges a donde deseas. Lo
demás son excusas.
–Esto no sólo vale para los deportistas de alto rendimiento.
–Uno tiene que autodirigir su
vida y eso se hace a través del pensamiento. De nosotros depende
cómo interpretamos la situación a
nuestro alrededor. No hay excusas
para no ser feliz. No hay excusas
y no hay perdón de Dios. Ésta es
una de las pocas cosas que me desquician. Me molesta la gente victimista. Nos rodeamos de gente negativa porque se lo permitimos.
–¿Huye de ese tipo de gente?
–No huyo porque es mi trabajo, pero en mi vida personal estoy
rodeada de gente normal. Para mí,
ésa es la máxima. Una persona normal es aquella que no se recrea en
boberías, que es humilde, sencilla,
que no necesita presumir, es aquella a la que puedes dejar de llamar
un mes y no se molesta, que va de
frente, que es honrada, que es leal...
No pido mucho.
–¿Dificulta su trabajo el hecho
de trabajar con un equipo tan peculiar como el Betis y en una ciudad tan particular como Sevilla?
–¿Y por qué es todo tan peculiar? Es una alegría esa pasión con
la que se vive en el fútbol. Yo trabajo con total normalidad y para
el futbolista es un plus motivacional ver cómo la gente le sigue, ese
fervor, ese amor a los colores.
–¿Cómo se trabaja un partido
con el eterno rival?
–Cada partido es igual de importante. Cualquiera merece respeto, y los tres puntos con el Sevilla son tan buenos como los conseguidos con otros. Y eso lo saben
los jugadores.
–¿Se siente cómoda dentro de
un vestuario? La imagen que proyecta el fútbol es muy masculina.
–No se trata de una mujer en
un vestuario, sino de una mujer en
un equipo de trabajo.
–El hecho entonces de ser
mujer no ha sido un hándicap.
–No, y tampoco lo entendería.
No vengo a hablar de algo que no
entienda. Soy especialista en mi
campo. Nunca he oído un comentario machista, nunca me he sentido ignorada, nadie me ha dicho
‘de qué hablas que no tienes ni
idea’, cosa que además no tendría
fundamento.
–¿Qué se trabaja específicamente con la élite del deporte?
–Saber aislarse para concentrarse, saber competir, tener ambición, las ideas claras, estar a la
altura en los momentos difíciles,
entrenar al límite, esforzarse,
tener valores…
–¿Diría que trabaja con súper
hombres?
–Sí, los deportistas de alto
nivel están hechos de una pasta especial. No sólo tienen que tener un
físico que les permita ejercitar un
deporte, sino que tienen que tener
la cabeza en su sitio.
–¿Nadal es el deportista perfecto?
–El deportista perfecto no existe porque si fuera así no tendría
margen de error y todos fallan alguna vez. Nadal es completísimo
porque tiene unas cualidades físicas y mentales impresionantes.
–Y esto se trabaja desde pequeño, ¿no?
–El talento hay que descubrirlo y amar el deporte que se hace.
Pero ni siquiera todo el trabajo garantiza el éxito.
–Hay muchos padres que se
empeñan en que sus hijos sean
unas figuras cuando no lo son.
–El que tiene que decidir si quiere seguir entrenando al límite y
competir es el niño. Los padres no
los ven disfrutando sino como a alguien que les va a ayudar a hacer
caja, que es muy triste decirlo, pero
es así. Venden a sus hijos por un
precio mayor que el que valen y les
generan una presión tremenda.
–¿Son caprichosos los deportistas de alto nivel?
–Ésa es una imagen que trasladan los medios. A mí hacer juicios de valor no me gusta nada porque la mayoría de las veces nos
equivocamos. Podemos ver a uno
con un coche espectacular pero si
nos ponemos a escarbar nos
damos cuenta de que hace cosas
por los demás, que da dinero a
ONG… Lo que vemos no es sinónimo de lo que la persona es. Soy
escéptica y empírica. No soporto
los cotilleos. Para que algo sea verdad tengo que verlo con mis propios ojos. Podemos decir que una
persona es una caprichosa y a lo
mejor ha tenido una vida de lo más
perra. ¿Quiénes somos nosotros
para juzgar a nadie?