Suelos crioturbados 9. Praderas y matorrales de montaña

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Suelos crioturbados 9. Praderas y matorrales de montaña
9. Praderas y matorrales de montaña
Izquierda: Altiplano chileno. (RB) Derecha: Distribución del bioma praderas, y matorrales de montaña en LAC. (WWF/JRC)
Este bioma engloba los herbazales y matorrales de altitud. Las
praderas de montaña se comportan a menudo como “islas”
biogeográficas, separadas de otras regiones montañosas por
regiones más cálidas y menos elevadas, y suelen albergar muchas
plantas endémicas, las cuales han evolucionado en respuesta al
clima de montaña, frío y soleado. El área mas representativa en
América Latina es la zona de la Puna.
La Puna es una región formada por una meseta de alta montaña
propia de la Cordillera de los Andes. Se distribuye por las partes
más altas de los Andes centrales y su parte central y más extensa
la conforma la meseta del Altiplano. Este conjunto orográfico
se encuentra entre las latitudes 8°S y 30°S aproximadamente,
cubriendo territorios del centro y sur del Perú, noreste de Chile,
occidente de Bolivia y el noroeste de Argentina.
Los parámetros altitudinales varían con cada país y con la latitud;
así pues en el Perú se considera Puna a partir de los 3.800 o
4.000 msnm (donde comienza la altiplanicie) y su vegetación
característica es el herbazal de alta montaña. En Chile se
considera Puna a partir de los 4.000 m, presentando una flora de
gramíneas al norte y desértica hacia el sur (Puna de Atacama).
En Bolivia se considera que el Altiplano o Puna inicia a partir de
una altitud de 3.660 m, límite definido por el punto más bajo del
altiplano que corresponde al salar de Uyuni. En Argentina la Puna
es una continuación de la altiplanicie, pero va fracturándose en
cordones de montañas y depresiones, y disminuye su altitud a los
3.700 msnm en la Puna de Jujuy y los 3.200 m al sur en la Puna
de Catamarca.
La Puna es una región de baja presión atmosférica, menor difusión
de oxígeno en el aire y clima frío, con escasas precipitaciones y
una temperatura media anual que oscila entre 6° y -7 °C, según
la región. Todos estos factores geográficos juntos al relieve, le
han dado varios endemismos a la región, la cual ha sido también
cuna de diversas culturas precolombinas.
El clima de la Puna es en general de montaña, frío y seco,
aunque según la posición geográfica y la altura se pueden
observar diferentes variaciones. La puna tiene elevada sequedad
atmosférica, es calurosa en el día y muy fría en la noche. Suele
presentar precipitaciones estivales de lluvia, granizo y nieve de
diciembre a abril, especialmente en enero y febrero (llamado
también invierno andino), que determina un clima húmedo en
esta época. En las zonas más bajas el clima es templado y en los
pisos altos el clima es polar.
La vegetación dominante es la estepa arbustiva, representada
por especies cuyos individuos se presentan en matas dispersas.
Los microclimas edáficos locales determinan la existencia
de pequeños sectores con fisonomías diferentes. En la zona
septentrional y oriental, donde la precipitación anual supera
los 400 mm, predomina la estepa de tolas (Parastrephia
lepidophylla), arbustos bajos de la familia de las margaritas.
Hacia el sur y oeste, la estepa altoandina presenta dominancia de
chijua, tolilla, añagua, rica-rica y suriyanta, entre otras especies.
Son típicos los bosquecillos abiertos de queñoa, que crecen en
laderas y quebradas entre los 3.800 a 4.300 msnm.
Suelos crioturbados
Son característicos de esta zona los suelos crioturbados, aquellos
sometidos a una secuencia de hielo y deshielo. Este fenómeno ocurre
diariamente en la parte alta de los Andes tropicales y provoca el
desplazamiento de partículas, modificando su distribución en las capas
del suelo. Esta condición, sumada a las bajas temperaturas, la intensa
radiación solar, y otros factores edáficos y climáticos, hacen que la
vegetación que coloniza estos suelos sea diferente a la encontrada
en los hábitats circundantes, principalmente respecto a su diversidad,
estructura, fisiología y ecología.
El calentamiento global está afectando actualmente a la capa congelada
del suelo (permafrost), lo que repercute en la distribución del carbono en
el suelo y sus propiedades físicas y químicas. Estos procesos están muy
relacionados con las poblaciones vegetales que habitan estos ambientes,
por lo que son de esperar cambios en su composición, adaptaciones y
estrategias biogeográficas.
Los recientes cambios climáticos podrían ocasionar la pérdida del ciclo
hielo – deshielo, lo cual afectaría al ciclo de nutrientes. Algunos estudios
muestran que este tipo de cambios en el ciclo de nutrientes favorece
la presencia de algunas especies, teniendo consecuencias sobre la
estructura de las comunidades de estas zonas.
Es por ello que la dinámica de estas comunidades se convierte en un
indicador potencial de cambios ambientales, constituyendo un factor a
considerar en futuros estudios en zonas altoandinas.
Los suelos de la zona están poco desarrollados (Regosols y
Arenosols). Existen muchos suelos delgados (Leptosols). Cerca de
la costa aparecen Durisols. Las áreas desérticas tienen suelos
con alto contenido de sales solubles (Solonchaks).
Campesino labrando la tierra en la Puna boliviana. (RV)
Llamas en el altiplano boliviano. (RV)
Suelos y grandes paisajes | Atlas de suelos de América Latina y el Caribe
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