MR 3.3 TOXOCAROSIS OCULAR. María Cecilia González Albertali
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MR 3.3 TOXOCAROSIS OCULAR. María Cecilia González Albertali
III Congreso Latinoamericano de Zoonosis – VI Congreso Argentino de Zoonosis. Libro de Resúmenes. 18 de Junio de 2008 Buenos Aires - Argentina MR 3.3 TOXOCAROSIS OCULAR. María Cecilia González Albertali. Especialista Jerarquizado en Oftalmología. Especialista Universitario en Oftalmopediatria. [email protected] Esta patología se describió hace más de 40 años tras el examen de 46 ojos enucleados por sospecha de retinoblastoma. En 24 de ellos se encontraron larvas de Toxocara spp. Varias descripciones fueron realizadas posteriormente involucrando a Toxocara spp. como responsable de endoftalmitis, granuloma de polo posterior, granuloma periférico, abscesos vitreos aislados, pars planitis, neuritis óptica, queratitis y uveítis con hipopion. La larva puede entrar al ojo ya sea directamente por vía de coroides, de arteria central de la retina, o bien pasar al ojo a partir de tejidos adyacentes. La presencia del agente desencadena un cuadro inflamatorio inespecífico que genera aumento de la celularidad y turbidez del vitreo. El daño tisular se produce como consecuencia de dos fenómenos: 1 - La propia respuesta inflamatoria y 2- Productos metabólicos liberados por las larvas. Esta patología es de distribución mundial. Generalmente es una lesión unilateral, aunque se han publicado casos bilaterales. Se presenta en edades comprendidas entre 2 a 50 años, siendo la edad media de aparición de 8 años. Es mayor la incidencia en varones. En población infantil, es la causa del 37 % de las patologías retinianas diagnosticadas en Atlanta y del 10 % de los casos de uveítis en Inglaterra. En Alabama tiene una prevalencia de 1/1000 habitantes y en Dublín es inferior a 1/10000 niños en edad escolar. En el Servicio de Oftalmología del Hospital Garratiam en Bs. As., Argentina, se diagnosticaron 31 casos en el año 1998. La agudeza visual final en estos pacientes fue en el 90% menor a 1/10. Se manifiesta con signos y síntomas topográficamente localizados en el ojo. Los signos y síntomas cardinales que generan la consulta son: 1 Disminución de la agudeza visual, 2-Signos inflamatorios oculares (ojo rojo, dolor fotofobia, miodesopsias), 3-Leucocoria, 4-Estrabismo (generalmente exotropia), 5-Enof-talmos (por ptisis bulbi), 6-Buftalmos (por glaucoma secundario). Puede ser asintomática y detectarse en un estudio oftalmológico de rutina. La larva se puede alojaren distintos sectores anatómicos del globo ocular, generando distintas formas de presentación: 1-Granuloma Periférico, 2-Granu-loma del polo posterior, 3-Endoftalmitis, 4Neuroretinitis sub aguda unilateral difusa, 5-Presentaciones atípicas (Nervio óptico y Segmento anterior). El curso de la enfermedad es impredecible. Se pueden presentar agudizaciones periódicas, con inflamación intraocular, que favorecen las complicaciones. La reacción inflamatoria en esta enfermedad puede generar lesiones oculares severas. La mayor cantidad de reportes responsabilizan a bandas vitreas, endoftalmitis, lesión macular, desprendimiento de retina y papilitis como responsables de la pérdida visual. III Congreso Latinoamericano de Zoonosis – VI Congreso Argentino de Zoonosis. Libro de Resúmenes. 18 de Junio de 2008 Buenos Aires - Argentina El diagnóstico esta basado en los hallazgos clínicos y de laboratorio y su correlato con la determinación de anticuerpos. El porcentaje de eosinófilos en sangre periférica puede ser normal y con frecuencia, la Ig E sérica esta elevada. El test de ELISA resulta de suma utilidad considerando un título de 1:8 en suero como positivo. Cuando los anticuerpos se evalúan en fluidos oculares aumentan las posibilidades diagnósticas. Es probable el diagnóstico de toxocarosis ocular cuando se asocia la sospecha clínica y el test serológico positivo, aunque títulos bajos con presunción diagnóstica no descartan la enfermedad dado que los valores de anticuerpos pueden disminuir con el tiempo. Los exámenes de laboratorio pueden realizarse en fluidos intraoculares, humor acuoso, humor vitreo e hipopion. La aspiración de estos solo puede considerarse cuando el diagnóstico es muy impreciso. En toxocarosis se demuestran eosinófilos en el humor acuoso y en el hipopion. En otras causas de inflamación crónica se observan células plasmáticas o linfocitos y en el retinoblastoma pueden encontrarse células tumorales o un cociente lactato deshidrogenasa acuosoplasmatica superior a uno. La citología vitrea se realiza al practicar una vitrectomía. La demostración de eosinófilos en el vitreo sugiere el diagnóstico de toxocarosis ocular. Se cuenta con exámenes complementarios tales como Retinografia, Retinofluoresceinografia, Ultrasound biomicroscopy, Ecografía ocular, Ecometría, Tomografía computada y Tomografía óptica. El tratamiento de esta patología debe ser individualizado. La decisión depende del paciente, de la severidad de los síntomas y de la certeza del diagnóstico. Este puede ser clínico, con láser o quirúrgico. El tratamiento clínico utiliza corticoides. Su forma de administración depende del sitio y severidad de las lesiones. No se han observado diferencias significativas con la utilización o no de antiparasitarios, y de utilizarlos deben siempre asociarse a corticoides. Los ciclopléjicos son utilizados para evitar sinequias posteriores y glaucoma secundario. La cirugía se emplea en el caso de desprendimiento de retina. La vitrectomía (que se realiza cada vez más precozmente) se utiliza en complicaciones tales como membranas ciclíticas o vitreítis, entre otras. Se considera importante descartar esta patología en todos los casos de uveítis posteriores atípicas, endoftalmitis, leucocorias unilaterales y tumoraciones del polo posterior. El diagnóstico diferencial con retinoblastoma es crítico, para evitar una enucleación innecesaria. Palabras clave: toxocarosis ocular.