Descargar suplemento La Prensa 17 de noviembre de 2013

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EL DÍA, domingo, 17 de noviembre de 2013
p1
ANÁLISIS
del domingo
El pleito regional canario, visto desde
la particular óptica de Francisco
Pallero, “Pallo” 6/7
revista semanal de EL DÍA
Alexandre Bretillard.
Medio siglo al servicio de Francia 1796–1847 (y II)
Texto: Juan Tous Meliá
Agente consular entre 1816 y
1824
a documentación del consulado de Francia en Tenerife, desde 1712 se encuentra en el Centre des
Archives Diplomatiques du
Ministere des Affaires Étrangères et
européennes de France en Nantes
(CADN), y la referente a este cónsul
en “Archives des postes diplomatiques, consulaires et de cooperation
/ Sainte Croix de Tenerife (Consulat):
Série A: 30 cartons (3.76 m.l.), 17121907”. Correspondance consulaire et
commerciale (1793-1901): Ténériffe
Tomo 10 (1793-1824) y Tomo 11
(1825-1851) (Aux Archives Nationales).
Sin entrar en la consulta de la anterior documentación, hacemos una
sucinta mención a la gestión que
realizó nuestro biografiado durante
su larga permanencia en el cargo,
posiblemente la más dilatada de
cuantos cónsules sirvieron a Francia.
Después de recibir el citado Regium Exequatur, siendo agente consular puso en marcha la máquina
burocrática y por fin, el 11 de enero
de 1817, fue requerido para que
recogiera los papeles. El acta de
entrega dice así:
“He recivido del Señor contador
Principal de Real Hacienda y Guerra
de esta provincia los veinte y nueve
cajones que incluyen diferentes
manuscritos; diez y ocho libros
enquadernados igualmente manuscritos; los impresos porcion de papeles sueltos y distintos paquetes tambien de papeles manuscritos que en
calidad de Deposito quedaron en la
oficina del derecho de Amortizacion, que en aquella epoca se hallava
en la misma casa donde estava la oficina de la real Hacienda según providencia de ocho de Julio de mil ochocientos ocho del Señor Comandante
General que fue de estas Islas Marques de Casa Cagigal como todo
consta del expediente de los embargos hechos de los Bienes del Consul
de Francia Dn Pedro Cuneo D.Ornano
al fº ocho cuyos Papeles que se
hallan en un cofre, un arca y dos cajones a causa del trascurso del tiempo
y humedad de la piesa en que se
hallavan e Insectos // que los han
L
ÁRBOL
GENEALÓGICO con
los padres y los
descendientes de
Alexandre Bretillard.
roydo se hallan con bastante deterioro, los que recibo y entrega dicho
Señor Contador en virtud de la Orden
que antecede Santa Cruz Once de
Enero de mil ochocientos diez y siete
Bretillard (rubricado)” (Embargo p.
52).
Cuando fue nombrado agente consular, lo fue “sin sueldo”. Circunstancia que le indujo a solicitarlo. Por
un documento francés fechado el 26
de agosto de 1819, cinco años después de la repatriación de los franceses, firmado por Bretillard y dirigido a su Gobierno dice:
“Residen en estas islas muchos
franceses, pero entre ellos no hay ricos
comerciantes ni personas pudientes.
Son artesanos y sirvientes, la mayoría pobres, y con numerosos hijos.
Tengo rubor en hacerles pagar derechos por sus escritos, firmas y otros
servicios”. El cónsul además, pide en
su escrito mayor retribución al Gobierno por las funciones que desempañaba; pues, era cierta la difícil situación económica del archipiélago
después de una larga guerra y de una
epidemia devastadora” (Junta Suprema, p. 491). En 1822 recibió 3.000
francos de tasas de servicio (Geisendorf-Des Gouttes, 1936).
Naufragio de Bretillard y de su
hijo Enrique
En 1822, emprendió un viaje a
Francia en compañía de su hijo Enrique, de 17 años, dejando el consulado en manos de Pedro Matías
Schwartz (París, 1788-Santa Cruz
de Tenerife, 1851), francés que llegó
a Tenerife como prisionero de guerra en 1809 (preso en la batalla de
Bailén, 18 de julio de 1808), y formó
una familia cuya descendencia sigue
en Tenerife.
Schwartz fue el que atendió a
Duperrey y a D’Urville el 28 de
agosto de 1822 en su Voyage autour
du monde a bordo de la corbeta La
Coquille. Por esa circunstancia sabemos que Bretillard inició el viaje en
1822. Además, que debió ser muy
accidentado pues el pasaporte expedido por el alcalde de Lorient el 15
de marzo de 1823 (archivo familiar)
dice que se le conceda ayuda y protección en caso de necesidad, con un
añadido manuscrito de ese día:
“Délivré sur sa demande et sur le
Dépôt du Certificat de Monsieur le
Commisaire de Armaments en ce
Port, en date de ce jour constatant le
débarquement de ces Mesieurs du
transport Anglais L’Edouare et leur
provenance de la Flûte du Roi La Cornaline naufragée sur la côte du Portugal” [Librado previa petición y
ante la presentación del Certificado
del Señor Comisario de Armamento
en este puerto, en este día, constatando el desembarco de estos Señores
del transporte Inglés L’Edouare (sic)
y su procedencia de la corbeta del Rey
La Cornaline naufragada sobre la
costa de Portugal]. Al dorso el subprefecto le concede visado para ir a
París el mismo día, y a Brest, el 1º de
abril; finalmente figura una diligencia del Gobierno Militar del
Puerto de Santa María que dice: “27
de Septiembre de 1823. Se ha pre-
pasa a la pág. siguiente®
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domingo, 17 de noviembre de 2013, EL DÍA
EN PORTADA
sentado el Sr. Cónsul y su hijo en este
Gobierno”.
En relación al naufragio de La Cornaline he localizado un informe de
su antiguo comandante FrançoisVictor Lettré dirigido al ministro de
Marina y Colonias de Francia (en
Annales maritimes et coloniales,
1823, p. 233) sobre la pérdida de esta
corbeta, el 2 de febrero 1823, entre
las islas Barlingues [faro de la isla de
Berlanga, 39º 25’ N; 9º 30’ W] y el
cabo Roca en la Costa de Portugal.
En el informe figura Bretillard,
“agent francais à Tenériffe”, como
pasajero, que había embarcado en el
puerto Rocheford el 17 de enero de
1823 junto con otros pasajeros y un
contingente de tropa. Se le formó
consejo de guerra al capitán en el
puerto de Brest; seguramente, la
diligencia del pasaporte era para testificar como pasajero de la citada
corbeta; el capitán fue absuelto, con
todos los pronunciamientos favorables.
Hemos localizado un bello relato
de la tragedia: Le dernier voyage de
la corvette (El último viaje de la corbeta), por Eugene Danillon, que dice así:
“Estamos a 17 de enero de 1823. La
Cornalina corbeta de carga está lista
para zarpar de Brest. Su destino las
Antillas, a bordo, además de su tripulación y algunos pasajeros entre
ellos Monsieur Armand que se traslada a la Martinica, el primer batallón de Guadalupe con 308 soldados
con sus oficiales. Fuertes vientos
soplan del SE-SSE por la noche, el día
18 por la mañana se calman para reanudarse el 19 de enero. El puerto está
bajo una densa niebla que desaparece
alrededor de las 10 de la mañana. El
capitán de fragata François Victor
Lettré ordena a la vela. La isla de Aix
es doblada a las 11.30 horas. El 23 a
las 3 de la tarde el navío está a la
vista del Cabo Ortegal y avanza
hacia el Cabo de Finisterre. Los
vientos son violentos. A la altura de
La Coruña, La Cornalina se encuentra con un bergantín de guerra español y dos mercantes. El 29, el barómetro marca “tormenta” golpes de
mar violentos caen sobre el navío. A
las 12:30 horas, el cielo se despeja.
Dos buques mercantes acompañan a
la corbeta, uno bajo bandera sueca,
el otro bajo bandera portuguesa.
Pero a las 6 de la tarde, un fuerte
golpe de mar arranca el foque. La
situación es muy peligrosa. El buque
se aproxima a las islas Berlangas, son
cerca de las 9, se divisa el Cabo Roca.
Hay mar gruesa, y terrible marejada
cuando la nave se sacude y hiere a
seis hombres. Los soldados llenos de
pánico vienen de la batería y del
entrepuente, suben al puente. Los golpes de mar y los vientos no se debilitan hasta las 4 de la madrugada.
Próximos a las islas Berlangas, la vela
mayor y el foque se desgajan. La costa
portuguesa está a unos 5 kilómetros
y la tormenta empuja la nave hacia
ella. El capitán da la orden de fondear al ancla, pero a penas el ancla
toca fondo, la nave zozobra y en un
instante estalla. La nave encalla al
pie de la montaña del Jeune Roxent
y se parte en dos, hacia las 3 de la
tarde y el resto de la embarcación se
aferra a la costa rocosa y un mástil
se tumba en la orilla, gran parte de
los hombres logran refugiarse en
tierra. El naufragio tuvo lugar el 2 de
febrero 1823. El marinero Riou salva
a su capitán del naufragio. 140 hombres no han sobrevivido a esta catástrofe o han desaparecido. Entre ellos
Benjamín Laurence Danillon nacido
en Solliés Toucas. Tenía 21 años. El
Subteniente Abel Pierre Jacques Desmagny del 1er Batallón de la Guadalupe nacido en Paris el 8 junio de
1792, el alférez de navío Adolphe
Charles Félicité Duprat-Taxi nacido
en París el 7 de marzo 1797, el
teniente de navío Messier, el comisario de guerra Magny subteniente
de Infantería, Voidel pasajero que
iban a Martinica. Entre los supervivientes, los oficiales del barco
Guezennec y Touzé, el cirujano de
abordo y el cirujano mayor y el
pasajero Armand. Todos los supervivientes se refugian en el pequeño
pueblo de Assenta luego alcanzaron
la localidad más grande de Torres
Vedras, donde recibieron ayuda”.
Vicecónsul entre 1824 y 1847
El 30 de diciembre de 1824, por
real orden, fue nombrado vicecónsul. En realidad debería decir
confirmado por el Rey. Por los anuarios sabemos que seguía siendo honorífico. Seguramente a raíz de este
nombramiento solicitó al capitán general del distrito un certificado,
que le fue expedido en los siguientes términos (AIMC, caja 424):
“Certificado:
Certifico que Dn Alexandro Bretillard Vice-Consul de S.M. Cristianísima en estas Islas recide en ellas hace
mas de 25 años en cuyo dilatado
tiempo ha observado la conducta mas
arreglada en lo moral, político y religioso haviendo siempre dado muestras de ser mui afecto a la augusta
Casa de Borbon y Amante de SS. MM.
Catolica y Cristianisima y para que
pueda asi hacerlo constar donde le
convenga doy el presente a pedimento
del interesado en Santa Cruz de
Tenerife a quince de Junio de mil
ochocientos veinte y cinco”.
La gestión de Bretillard no solo se
limitaba a tramitar todos los asuntos de los residentes franceses, pasaportes, defunciones, defensa de
PASAPORTE
EXPEDIDO el 15 de
marzo de 1823 por el
alcalde de Lorient. A
la derecha, firma de
A. Bretillard.
TARJETA DE
VISITA de Mª de la
Concepción Bretillard y Vega de Tacoronte
sus intereses, etc., sino que también
se preocupó de dar la bienvenida a
las expediciones científicas que de
forma regular hacían escala en
Santa Cruz.
El 14 junio de 1826 recibió a la expedición de M. Jules Sébastien
César Dumont d’Urville, capitaine
de frégate [véase Voyage de la corvette l’Astrolabe, Exécuté par Ordre
du Roi pendant les années 18261827-1828-1829, publicado en París
en 1830]. El cónsul les preparó los
medios de transporte necesarios
para una excursión al pico del Teide,
que se inició de buena mañana el 15
de junio y a las seis del día 20 estaban de regreso en Santa Cruz.
M. Jean René Constant Quoy (profesor y naturalista) incluyó una interesante descripción de la excursión en su Journal. Por la tarde el
cónsul acompañó a d’Urville a visitar al comandante Megliorino, poseedor de un gabinete de Historia
Natural, donde encontró una gran
cantidad de armas, conchas, animales, peces, pájaros e, incluso, una
momia guanche.
En el Almanach royal et national
(1831, p. 104), Brétillard, sigue figurando como vicecónsul, aunque ya
no figura como honorario, lo que
permite afirmar que el puesto pudo
estar retribuido. No obstante, nunca
fue ascendido a cónsul, según se
desprende de las Guías de Forasteros de 1842 a 1847, en las que lacónicamente dice: V.C. (vicecónsul).
El 5 de junio de 1833, emprendió
viaje hacia Inglaterra. Así figura en
una breve noticia en el Diario de
Juan de Aguilar [y Fuentes]
(RSEAPT, fol. 4).
El 1º de octubre de 1837, a las ocho
de la mañana, Bretillard recibió a la
nueva expedición de Dumont
d’Urville al pie del muelle, se encargó de proporcionarle víveres y de
los preparativos para la ascensión al
Teide, aunque les dijo que era
demasiado avanzada la estación
para esa carrera debido a la nieve
[Voyage au pole sud et dans l’Océanie sur les corvettes l’Astrolabe et la
Zelée, exécuté par ordre du roi pendant les années 1837-1838-18391840 sous le comandement de Jules
Sébastien C. Dumont d’Urville, Capitaine de vaisseau. 1841].
Acompañó al capitán a cumplimentar al marqués de la Concordia,
mariscal de campo y gobernador de
las Canarias. El cónsul acompañó a
d’Urville a dar una vuelta por la villa
y le preparó para el día siguiente un
paseo a caballo por La Laguna y Las
Mercedes. También le condujo al gabinete de Curiosidades que ya había
visitado en 1826. D’Urville comentaba que la calle donde vivía Bretillard (la del Castillo) era la de los
grandes almacenes, que contenían
mercancías inglesas y francesas,
que los tejidos eran generalmente de
fabricación inglesa y que la quincallería y otros objetos semejantes
“de nuestra manufactura”, añadía
que los precios eran muy altos,
pues superaban tres o cuatros veces
el valor en origen, y que había
objetos de difícil adquisición como
los lápices y papel de dibujo (M. Desgraz).
La única noticia que figura en la
prensa histórica de Canarias sobre
Bretillard fue publicada en El Atlante
del 12 de enero de 1838. Dice así:
“Vice Consulado de Francia en esta
provincia. Los súbditos franceses
transeuntes ó avecindados, que se
hallan en esta Villa Capital, se presentarán á la mayor brevedad á inscribirse en la matricula que se ha formado en este Vice Consulado de mi
cargo. Los que habitan fuera de
dicha capital, podrán escribirse relacionándome sus nombres, apellidos,
lugar de nacimiento, edad y profesion. Santa Cruz de Tenerife, Enero
10 de 1838. El Vice Cónsul con funciones de Cónsul en estas Islas.- Bretillard”.
En el libro Expédition dans les parties centrales de l’Amérique du Sud
(Expedición a las zonas centrales de
América del Sur), realizada durante
los años 1843 a 1847, Volumen 1,
p3
EL DÍA, domingo, 17 de noviembre de 2013
EN PORTADA
1850, escrito por Francis de Castelnau, Hugues Algernon. – Weddell (p.
36), se dice que fueron recibidos por
M. Brétillard, hijo del agente consular de Francia, que estaba entonces
con licencia. Era el mes de mayo de
1843. Debe de referirse a su hijo
Enrique, que ejerció como canciller
del consulado entre 1840 y 1849; así
lo certifica S. Berthelot (archivo
familiar) el 3 de marzo de 1848: “El
Sr Henri Bretillard, nuestro canciller
ha generado bajo nuestra responsabilidad los Asuntos Consulares de
Francia, en Santa Cruz de Tenerife
durante nuestras ausencias”.
En 1844, Jean-Claude-PhilippeIsidore Hedde, en su libro Description méthodique des produits divers
recueillis dans un voyage en Chine
(Descripción metódica de los productos diversos recogidos en un
viaje a China), dice que hizo escala
en Santa Cruz de Tenerife el 11 de
marzo, y escribe: “12. Échantillon de
cochenille produit de Ténériffe remis
par M Bretillard agent consulaire
français aux Canaries. Prix: 15
réaux de vellon la livre (12. Muestra
de cochinilla producto de Tenerife
remitida por M. Bretillard agente comercial francés en las islas Canarias.
Precio 15 reales de vellón la libra).
A finales de 1847 regresó a las islas
Mr. Berthelot “para encargarse de la
agencia consular de Francia, que
estaba a cargo del apreciable Mr. Bretillard, ya anciano; y poco tiempo
después, el conocido poeta y escritor
Lamartine ocupando el Ministerio de
relaciones Exteriores de la República, le expidió, en 14 de abril de
1848, el nombramiento de Agente
Consular. […]”.
En 1867 se le nombró cónsul de
segunda clase (honorario lo era
desde 1861); y el 31 de marzo de
1874, de primera. El 17 de abril del
mismo año el Gobierno le reconoció
sus derechos al retiro, que había solicitado meses antes; y en 28 del
mismo mes y año, el ministro de la
República, Mr. Decazes, le participó:
“Servíos hacer entrega del servicio de
la Agencia (actualmente consulado de
primera clase) de Tenerife á Mr.
Réné Chassériau, cónsul de 2ª clase,
de reemplazo [en disponibilité], que
desde abril se encarga de ese puesto,
y que debe presentarse próximamente en su nueva residencia”
(Revista de Canarias, nº 57, 1981, p.
105).
Por último sabemos que Bretillard
fue investido como Caballero de la
Legión de Honor [Chevalier de la
Légion d’Honneur] el 18 de julio de
1847, según sus descendientes; sin
embargo, repasando las concesiones
de esta alta condecoración, no figura
su nombre; la fecha de concesión
debió de coincidir con su cese (según Pellegrini, p. 23).
Bretillard falleció en La Laguna el
13 de julio de 1852, siendo trasladado
para su entierro al cementerio de
San Rafael y San Roque, de Santa
Cruz de Tenerife (dato proporcionado por Daniel García Pulido, se-
BIBLIOGRAFÍA:
El autor expresa su agradecimiento a doña Elena y Doña Consuelo Tacoronte y familia por la ayuda recibida para que este trabajo llegara a
buen fin.
ARCHIVO DE LA FAMILIA TACORONTE
ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE SANTA CRUZ DE TENERIFE. “Asunto. Entre Dn Alexandro
Bretillard y el Sr. Dn Juan Máximo
de Franchy”, documento sin clasificar; amablemente facilitado por
Carlos Rodríguez Morales.
ARCHIVO INTERMEDIO MILITAR DE CANARIAS (AIMC): “Cónsules de Francia” (Cajas 412) y
“Expediente
de
Embargo”
(06/07/1808 a 05/07/1815): “Sobre
los embargos hechos de los bienes
del cónsul de Francia don Pedro
Cuneo d’Ornano con motivo de la
declaración de guerra” (Caja
1.043/6).
Almanach royal et national (1831).
Annales maritimes et coloniales
(1823).
Annales maritimes et coloniales
(1827).
ANÓNIMO (1908). La Famille
Cuneo d’Ornano (généalogie, biographies, bibliographie), d’après des
documents autentiques. Impr. de L.
Gy, Rouen.
FARIÑA PESTANO, Febe y GARCÍA PULIDO, Daniel (2009). Santa
Cruz de Santiago de Tenerife. Padrón
Municipal. 1818. Ayuntamiento de
Santa Cruz de Tenerife.
GARCÍA PULIDO, Daniel (2000).
San Rafael y San Roque. Un camposanto con historia (1810-1916). Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife.
GEISENDORF-DES GOUTTES,
PASAPORTE extendido a nombre de
Bretillard, acompañado por su hijo
Henry, de 17 años,
Archivo familiar.
Théophile (1936). Les prisonniers de
gún ficha manuscrita de Sebastián
Padrón Acosta, donde se consigna
que la partida de defunción consta
en el Libro XXV, folio 24, aunque curiosamente no figura si se trata de la
parroquia donde murió o donde
fue enterrado; sin descartar, por el
tipo de signatura que sea la de
Santa Cruz).
Apéndice
Ficha personal de Alejandro Bretillard (Pellegrini, pp. 269-270):
“Alexandre Bretillard, natural de
Versalles, fue a las islas Canarias en
1796. El Sr. Clerget, que era entonces
cónsul de Francia, lo empleó en calidad de secretario, y lo envió a Gran
Canaria y a la isla de Palma para
desarrollar las funciones de vicecónsul con ocasión de la llegada a aquellas islas de corsarios franceses y de
embarcaciones por ellos capturadas.
En 1799 se embarcó en calidad de
ayuda-comisario a bordo de la fragata Parlamentar, alquilada por el
Gobierno francés para transportar a
Gibraltar a los prisioneros ingleses,
habiendo sido encargado del intercambio de estos prisioneros. Después
de esto regresó a Francia, donde
encontró ocupación en Brest como
agente contable. Permaneció allí
hasta la paz de Amiens y entonces
regresó a las Canarias, donde se
casó y se metió en el comercio, y esto
no le impidió ser útil al principio al
señor Broussonet, comisario de las
Comerciales para su correspondencia
y la contabilidad.
Seguidamente, y más específicamente, (sirvió) al cónsul Sr. Cuneo
d’Ornano, actualmente en París, por
el cual ha sabido que S.E. el Ministro
de Estado (encargado de asuntos
exteriores) le había escrito que el Consulado de las Islas Canarias había
(sido) suprimido y que si tenía asuntos por concluir esto no debía retrasar su regreso a Francia, pero que si
tenía a su cargo una persona de confianza aquella habría sido considerada como agente (consular). Consiguientemente, el Sr. Cuneo d’Ornano,
antes de su marcha de Tenerife, en
noviembre de 1814, dejó una carta de
nombramiento y de instrucciones a
Bretillard para que éste, a su regreso
a Tenerife, se encargara de los asuntos consulares. Este es el estado
actual de las cosas. París a 24 de
febrero de 1815.
Certificado verdadero en París el 24
de febrero de 1815. Cuneo d’Ornano”
guerre au temps du 1er empire: La
déportation aux Baléares et aux
Canaries (les archipels enchanteurs
et farouches) des soldats de Baylen
et des marins de Trafalgar (18091814).
GUIMERÁ
PERAZA,
Marcos
(1983). “Dos ilustrados tinerfeños:
Don Segundo de Franchi, marqués
de la Candía, y Don Gaspar de
Franchi, marqués del Sauzal” en
Anuario de Estudios Atlánticos, nº
29, pp. págs. 303-386.
PICO, Berta y CORBELLA, Dolores (Directoras) (2000). Viajeros
franceses a las Islas Canarias. Instituto de Estudios Canarios, La
Laguna.
PELLEGRINI, Sandro (2008). El
sueño francés de la isla de La Palma.
Correspondencia de los cónsules
franceses en Tenerife durante la
época de Napoleón. Ayuntamiento
de San Cristóbal de La Laguna.
RUIZ ÁLVAREZ, Antonio (1961)
“Un cónsul francés en Tenerife: Pierre-Paul Cuneo d’Ornano (18031814)” en Boletín de la Real Academia de la Historia, Tomo CXLVIII,
cuaderno II, pp. 201-248.
4
p4
GALERÍA DE RETRATOS
domingo, 17 de noviembre de 2013, EL DÍA
José Carlos Gracia
Teléfono 922 380 668; [email protected]
Lo que no
contamos
sobre el fuego
guanche
Resulta emocionante encontrar
nuevas aristas en la historia, sobre todo en nuestra historia, que quedará presente para los próximos siglos
con la más valiosa colección de pinturas guanches que nos regala José
Carlos Gracia en estas páginas que respetan y relatan al máximo las dificultades de los primeros pobladores
de las siete islas. Uno de los temas
más desconocidos para los investigadores siempre ha sido el fuego, ya
que unos aseguran que llegó a tierra
a bordo de las naves, otros que los
guanches sabían “fabricarlo” con relativa facilidad, y algunos apuntaron
que lo trasportaban desde la costa a
las altas cimas en vasijas de barro que
alimentaban continuamente con ramas para evitar que se apagara. De
todo esto ya hemos escrito para un
cuadro anterior, mas hoy incorporamos
al tema las nuevas investigaciones realizadas por el arqueólogo José Juan
Jiménez. Ahora es el momento de
relatar lo que halló entre los objetos depositados en el Museo Arqueológico de Tenerife, piezas longitudinales de madera con huellas circulares de pequeño tamaño que
muestran evidencias de frotación
y combustión: la respuesta es que,
efectivamente, conocían desde su
llegada el fuego y cómo lo obtenían.
Muchos historiadores han trabajado en la investigación de cómo se
trabajaban la madera, la piedra o el
hueso, pero en cambio hay una escasa
información para tener fuego en el
hogar, guisar los alimentos, cocer
su cerámica o iluminarse en la oscuridad. José Juan defiende la teoría
de que las incógnitas sobre el fuego y su potencial logístico y energético le llevan a combinar una propuesta divulgativa basada en cruzar los datos de la arqueología y los
provenientes de la etnohistoria: los
objetos arqueológicos y los testimonios escritos aportados por los primeros cronistas.
Según las fuentes etnohistóricas,
los guanches “sacaban fuego con dos
palitos, uno recio y con punta y el
otro de madera floja en el cual hacían
un hoyuelo, y con el otro en ambas
manos abiertas lo torcían muy
aprisa y hacía primero humo hasta
que prendía el fuego”. Los hallazgos depositados en el Museo Arqueológico de Tenerife muestran una
pieza de madera de 75,5 centímetros de largo por 9,4 de ancho procedente de los Asientos de Pedro
Méndez, en La Orotava, que presenta
una acanaladura longitudinal labrada
acompañada de otra cilíndrica con
señales de haber estado quemada
en uno de sus extremos, debido a
un antiguo proceso de fricción.
Colección “Guanches”, nº 90
(Técnica mixta sobre papel de dibujo de 70 cmx50 cm)
p5
EL DÍA, domingo, 17 de noviembre de 2013
ETNOGRAFÍA
PERFILES ETNOGRÁFICOS PARA UNA GENUINA
CULTURA DE JABLE (XIII)
Otros tipos de enlaces matrimoniales
Texto: Emiliano Guillén Rodríguez
Periodista. Cronista oficial
C
omo ha quedado dicho,
las maneras y modos de emparejamiento entre un hombre y una mujer, dentro del
ritual romano, a través del
tiempo, han sido múltiples y variadas.
Muchas de ellas perseguidas por la Iglesia misma; otras, aunque ilícitas, fueron toleradas, como por ejemplo el amancebamiento o los enlaces de conciencia. En buena medida, estos últimos
siempre fueron aceptados socialmente
si el comportamiento de los miembros
responsables de los mismos cumplen
con el resto de los requisitos, costumbres y valores exigidos por la sociedad,
o sea: honorabilidad, recogimiento, buena
crianza de los hijos, respeto mutuo. Se
les llegó a considerar, dentro de su grupo
social, como si hubiesen sido realmente
bendecidos por el Sacramento.
Veamos en este punto algunas de las
estrategias más comunes y frecuentes.
Los casos han sido extraídos de las anotaciones que figuran en los libros
parroquiales, unos, y otros emanados
desde la más estricta memoria de tradición.
Cuando un pretendiente, por lo
general hallado en ese momento en lugar
distante del domicilio familiar de la otra
parte, deseaba contraer matrimonio canónico, ya consolidada la pareja y aceptado el compromiso, el rito eclesiástico
se celebraba del mismo modo que si el
otro contrayente estuviese presente en
el acto, con la salvedad de que el ausente
era sustituido por algún familiar próximo,
amigo de confianza o persona que fuese
designada mediante poder público
para representarle. Este tipo de enlaces
proliferaba entre “embarcados”, personas
que estuviesen ausentes por servicio de
armas oal rey,resolución de asuntos familiares de importancia en otro lugar, alejada residencia, o ausente en Indias, entre
otros. Para legitimarlo, la administración eclesiástica debía aceptar auto de
conformidad, previa solicitud del interesado justificando la ausencia y
mediante poder notarial con el señalamiento de la persona que habría de
sustituirle en el acto sacramental.
La ceremonia conllevaba también banquete, estrenado de traje, padrinaje y
toda la parafernalia exigida por este menester. Luego de concluido el trámite,
el sustituto, si se trataba de mujer, solía
acompañar a la desposada hasta el lugar
donde se hallase su marido o país en el
que residiera. Se trataba de un acto protocolario de “entrega”.
Estas parejas pudieron haberse conocido previamente. A veces llegaban
incluso a casarse sin haberse visto en
persona, sólo a través de fotos y cartas;
más tarde teléfono. Figuran registrados
muchos casos en los que un emigrado
propone a otro pariente o buen amigo
alguna mujer familiar suya o conocida,
siempre merecedora de ser recomendada. Este le pide relaciones con finalidad formal, llegando en muchos
casos a buen fin. Véase uno de los tantísimos casos recogidos. Se trata de familias pudientes por ambas partes:
“En el Lugar de La Granadilla, a 8 de
febrero de 1.746. Ante el Escribano
Público Don Lorenzo J. Hernández, se presentó Don Mateo Lozano Fonte del Castillo, hijo del Capitán Don Juan Lozano
Fonte del Castillo y de Doña María García.
Y dijo que, por cuanto tiene tratado y
ajustado el contraer matrimonio con Doña
Gabriela Peraza de la Torre, hija del Capitán Don Marcos González de Chávez y
de Doña Sebastiana María, vecinos del
Lugar de Arico, a quien tiene dado su compromiso y palabra de casamiento, aceptada y prometida. Declara que no puede
asistir personalmente al desposorio por
hallarse en algunos urgentes “embarazos” (asuntos complicados de resolver).
Otorga todo su poder “copioso y bastante”
al Alférez Don Bartolomé Delgado
Mejías, vecino de Arico, para que, en su
nombre y representando su propia persona, en este caso la de Don Mateo Lozano,
se pueda desposar y despose “ in facie
eclesie” por palabra de presente, que hagan
verdadero el matrimonio con dicha Gabriela Peraza, otorgándole por su esposo
y marido y recibiéndola por su esposa y
mujer y, desde luego, para entonces, dar
por hecho y celebrado lo que el dicho Alférez Don Bartolomé hiciese en nombre del
otorgante, ratificando el dicho desposorio antes de recibir las bendiciones y a
el cumplimiento (…)”. Libro de Matrimonios Número 14. Parroquia de San
Juan Bautista de Arico. Folio 320.
Esta modalidad matrimonial se aplicaba en el extremo caso en que uno de
los dos contrayentes se hallase en peligro de muerte. En caso de que ambos
lo estuviesen no se registra, al menos
en lo hasta ahora rastreado. Por lo general era previamente solicitado para dejar
resueltos asuntos de reconocimiento y
legitimación de los hijos gestados
durante el periodo de convivencia
marital ilícita, o para solventar cualquier
dificultad que se previera con relación
a las herencias, uno de ellos pedía el
sagrado matrimonio en situación de salud
preocupante. En algunos casos se solicitaba para morir en paz sin otro condicionante razonable. El desenlace
más frecuente para estas circunstancias
sezanjabaconelfallecimientodelenfermo
DOÑA JULIA
GONZÁLEZ Álvarez,
casada por poderes.
terminal. La Iglesia, no obstante, exigía, en el caso de sanar el afectado, que
el sacerdote les velase antes de la consumación carnal del sacramento.
De este tipo de enlaces se hallan plagados los libros de registro matrimoniales
de todas las parroquias. Los intereses
primaban sobre el amor en la mayoría
de casos, aunque también, existiese o
no el amor previamente, las parejas decidían en última instancia su futuro
conyugal.Seencuentrantantoenlassociedadesruralescomoenlasurbanas,incluso
los hombres solteros y las mujeres preferían mantener el estado “honesto” antes
que casarse con persona de distinta condición. No obstante, conviene aclarar
que, entre los esclavos, sí que se registraron con frecuencia matrimonios
entre libres y siervos de ambos sexos.
En la gran mayoría de los casos, las
uniones se convenían y pactaban para
seguir manteniendo el estatus social que
ellos y sus antecesores habían logrado,
mejorado e incrementado, como aclaran muchos testamentos en los que el
mantener los bienes y multiplicarlos era
cláusula exigida por los testantes.
En los registros pertinentes, a nadie
debe resultar extraño tropezarse con actas
matrimoniales en las que el varón
declarase tener edad superior a los sesenta años y su esposa no sobrepasar
los dieciséis. La finalidad para estos casos
es muy clara.
Por lo común, a todos los padres agradaba saber que sus hijos o hijas, e incluso
hermanas, iban a quedar amparados,
y por ello veían con mucha complacencia
este tipo de uniones en las que ambos
saldrían beneficiados, siempre que se
incrementase el caudal heredable, se solventasealgúnentuertopendienteo,como
bien recoge el aforismo popular, “juntamos las huertas de tal o cual sitio”.
Como resulta sospechable, esta modalidad de compromiso es mucho más
frecuente entre los núcleos domésticos
con disposición económica solvente que
en el estado llano. Para el primero de
los casos nunca se dudó su práctica, si
ello beneficiase incluso a dos primos hermanos, tíos y sobrinos, u otros parentescos siempre de alto riesgo.
La endogamia es un factor relevante a tener muy en cuenta dentro del
entramado social de las pasadas centurias.
Los casos de soltería tampoco son
desdeñables, bien fuere por no hallar
solución idónea o por manifiesta incapacidad del aspirante para ello.
Este tipo de enlaces se celebraban en
la más íntima familiaridad, porque se
tenía por gran afrenta para la familia de
la novia que alguna de sus hijas se casase en tal estado. La ceremonia, trajes, adornos y convites quedaban muy
amortiguados. Conocido el infortunado lance, se requería al novio para que
asumiera responsabilidades, y la boda
se celebraba lo más pronto posible. Era
necesario ampararla cuanto antes. En
el caso de que el padre de la criatura se
negase al matrimonio, se originaba un
conflicto que podría acarrear grandes
desavenencias entre ambos núcleos
domésticos.
Siempre que cualquiera de los esponsales despertase algún tipo de sospecha, bien fuese por ser desconocido
en el lugar, por resultar muy difícil cotejar su documentación, porque viniese
de “Indias“ o habiese realizado asiento
de nueva residencia en el lugar, se le oficiaba el sacramento, siempre supeditado a que si en algún momento se descubriese que era ilícito quedase anulado
de inmediato.
Aunque pudiera parecer algo extraño,
este tipo de uniones se realizaba con alguna frecuencia, particularmente entre
miembros de las altas jerarquías sociales o la nobleza, por interesar a ambos
cónyuges. Para ello, los responsables se
daban palabra matrimonial ante un representante del clero, e incluso sólo ellos
ante un testigo de confianza, y quedaban unidos en matrimonio secreto, válido
para los compromisarios, desconocido
para el resto de los mortales.
Como se ha visto, todas estas modalidades de emparejamiento obedecen
al sentido clásico dentro del mundo católico. La modernidad ha generado otro
buen ramillete de variantes para las parejas, no mediando, en muchos casos, entre ellos vinculación sacramental alguna,
ni tampoco aval civil que lo justifique.
6
domingo, 17 de noviembre de 2013, EL DÍA
ANÁLISIS
Q
ueridos aborígenes y
demás foráneos allegados a estas ínsulas bañadas por el océano Atlántico con el sopor de la mar
Mapa
geográfico:
LAS ISLAS
TAL COMO
DIOS las echó
al mundo, sin
pleitos
todavía
templada:
Me presento ante ustedes con este
corto currículum: soy natural de la
Rambla de Pulido. Tenerife. Canary
Island. Spain. Más que nada, para que
sepan con quién están hablando.
En primer lugar, sin querer corregir en absoluto a los que hablan del
Pleito Insular, yo, en opinión muy personal, lo elevo a Pleito Regional. Porque existen otros pleitos como puedan ser el provincial en cada provincia;
el insular en cada isla; el municipal
entre los diversos ayuntamientos, y
otros más que explicaré más adelante.
Por lo tanto, Pleito Regional, que los
abarca a todos.
Tras esta primera matización, quiero aclarar que cuando se generaliza,
como yo lo voy a hacer, se puede per-
Santa Cruz de Tenerife
Figura 1
El pleito regional
canario a vista
de pájaro (I)
Texto y gráficos:
Francisco
Pallero Clavijo,
“Pallo”
judicar a los que hacen las cosas bien,
pero es un riesgo que tengo que correr.
Así que aquellos que se sientan aludidos en estas páginas, que me tiren
las piedras que crean necesarias.
Y empiezo recordándoles que el
pecado español por excelencia es la
envidia. Pecado capital que se desparrama por las 17 autonomías peninsulares en una extensión de 500.000
Km2, y por las dos ciudades autónomas, Ceuta y Melilla, en el norte
de África.
Esa mismísima tiña deambula
tranquila y continuamente por nuestros peñascos, pero con el agravante
de que estamos de Madrid capital a
2.500 Kms. y que nuestro pe-queño
territorio, además, está fragmentado, separado y roto en una extensión de solo 7.000 Km2. ¡Éxito asegurado para la tiña!
*****
Aquí les expongo unas opiniones
complejas y de fricción que podrían
resultar aburridas y complicadas… si
las mezclara con lo que dicen los expertos en el pleito y los políticos, negándolo. Pero no se preocupen porque
este trabajo, más que de investigación,
es un ensayo dirigido a los jóvenes de
esta provincia con unos sencillos mapas
y planos. Porque los mayores ya “pasamos” y porque no lo hemos hecho ni
siquiera regular. Espero que hagan uso
de él y lo tengan en cuenta para un
futuro próximo, a ver si de una vez
nos enteramos dónde vivimos y
cómo convivimos.
Por supuesto que se han hecho cosas
bien, ¡faltaría más!, pero este trabajo
no es para la alabanza y el halago, sino
para la crítica. Y con tal misión arremeto con mi particular punto de vista
y afirmo que los diversos pleitos ya
mencionados surgen de la geografía
rota que nos impuso la madre naturaleza. Así de natural, así de claro.
*****
Y empiezo con el mapa más natural: el geográfico de las Islas Canarias.
En la figura 1, desde la altura se ven
las islas como Dios las echó al mundo
en donde no había ninguna clase de
pleitos. Los historiadores establecen
el inicio del Pleito canario desde hace
muchos siglos. No cabe en este tra-
bajo referencia a ello, pero sí me a trevo
a decirles que los pleitos más antiguos
se produjeron entre las islas más cercanas con pleitos intersinsulares,
por sus logros o rencillas. Y por
ponerme a exagerar, me voy más atrás
en el tiempo y me atrevo a asegurar
que el Pleito capitalino empezó
desde el día en que chicharreros y canariones nos dimos cuenta de que estábamos separados solo por 55 millas
marinas (89 kilómetros de nada) y que
era muy fácil tirarnos de las greñas.
Es decir; el pleito empezó desde que
nos conocimos (figura 2).
Y es en la geografía –que no miente– donde yo baso la extraña idiosincrasia canaria. Porque seguimos sin
saber si estamos más separados de
África que de Europa o a la inversa.
Y esta privilegiada situación en medio del océano, en vez de expandirnos y engrandecernos, nos empequeñece, aprisiona y achica hasta que,
como afirma un catedrático lagunero
experto en atlantismos, “nos comportamos como tribus”. Severa aseveración negativa, pero creo que acertadísima.
Dando un gran salto en la historia,
es en 1927, con la dictadura del general Primo de Rivera, cuando aparece lo que pudiéramos definir como
el primer mapa político moderno. Trazando una raya imaginaria, a manera
Figura 3
de mediana fronteriza entre Tenerife
y Gran Canaria, el archipiélago queda
dividido en dos provincias, la occidental y la oriental, con sus capitales al frente. Fue un apaño como diciendo “cada provincia en su casa y
Dios en la de todos”, pero lo que apareció fue el demonio.
Dando otro salto más cercano –nosotros ya nacidos–, la Constitución de
1978 nos trajo, posteriormente en 1982,
el Estatuto de Autonomía de Canarias. Carta Magna canaria que dejó en
ridículo al mismísimo pleito de Primo de Rivera, porque surgieron más
diferencias. Ahí se avivó el interinsular con el Pleito Autonómico (figura
3). Nunca comprendí las tremendas
tragaderas –al menos aparentemente– de los de “enfrente” en reparto tan
desequilibrado. Sí, porque si el estatuto concedió a los grancanarios la
Delegación del Gobierno, a los chicharreros nos otorgó la sede del
Parlamento en Santa Cruz; el Consejo
Consultivo en La Laguna y el Diputado del Común en Santa Cruz de La
Palma… dejando desnuditas a las restantes islas. Lo que produjo otro pleito
afectivo: el de la decepción.
Es este, en fin, el Pleito Regional
al que yo quiero referirme porque incide en todas y cada una de las islas
de este desafortunado archipiélago.
Y, ¡oh casualidad!, sus iniciales, que
coinciden con las de general Primo
de Rivera, también lo hacen con las
de nuestro jefe de gobierno, Paulino
Rivero. Así que, estupefacto lector,
si a usted le apetece les mostraré unos
cuantos modelos más, empezando precisamente por el del desánimo o de
la decepción.
El pleito de la decepción y el desánimo, e incluso de la revancha, surge
porque como las dos islas capitalinas
agarran todo, cogen todo y mandan
en todo, las mal llamadas islas menores, alteradas y decepcionadas, unen
sus cabildos, hermanan sus ayuntamientos y hasta compinchan sus asociaciones de vecinos para fastidiar a
las dos grandes por egoístas e insolidarias.
7
EL DÍA, domingo, 17 de noviembre de 2013
ANÁLISIS
Figura 2
Y todo esto, que pudiera parecer una
frivolidad, se convierte en asunto muy
serio cuando se trata de sumergimos
en profundidades petrolíferas. Entonces nos “petrogaseamos” y de la revancha pasamos al trapicheo… que viene
de piche.
El pleito del petróleo. La figura 4
nos muestra un gracioso mapa “políticopetrolifero”, pero quizá de los más
serios. En él, lo primero que hay que
destacar es el “disimulo y desenganche” de la isla de Gran Canaria,
como ignorando que entre Tenerife,
Lanzarote y Fuerteventura hay un
frente común contra los sondeos. Efectivamente, al presidente del Gobierno canario le apoyan los jefes de
los cabildos majorero y conejero a
manera de “co/aligación” para decir:
¡petróleo no! A lo que yo añado: petróleo no… de momento o “a según”.
Hago aquí un breve inciso en esta
polémica “gaseoasfáltica” porque, si
se fijan, La Palma, La Gomera y El Hierro aparecen alejadas y despistadas
en una burbuja del “no saben no contestan” (?). ¿La geografía o la revancha con Tenerife?
“A según”, les decía, porque quizás con el correr del tiempo y ante la
posibilidad de obtener “petrodólares”,
las dos islas que más se han opuesto
a las prospecciones sean las que quieran aprovecharse y exigir más de toda
Canarias por cuestión de cerca-nía o
supuesta peligrosidad. Y, ojo, esa mancha amarillo/aceitosa cerca de los pozos
no indica derrame, sino precisamente la preparación y el aprovechamiento, ¡desde ya!, para lo que
pueda revertir en beneficio del puerto
de La Luz y de Las Palmas; a la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria
y por supuesto a la gran isla de Gran
Canaria. “El puerto es lo primero”…
se decía “aquí” antes.
Y lo primero “allí” ha sido estar siempre en línea con el poder central. Es,
señoras y señores, el Pleito ministe-
rial; el de la preponderante política
de “altura”. Para no perder tiempo en
bagatelas con senadores, diputados
y secretarios de Estado, me elevo a
los excelentísimos señores ministros.
Así, constatamos que en un periodo
histórico de unos trescientos y pico
años, en España cinco ministros han
sido de la provincia de Santa Cruz de
Tenerife (uno de ellos de La Palma)
y diez de la provincia de “enfrente”.
Pero lo más preocupante es que, de
los primeritos de la democracia,
todos, todos, han nacido en Gran Canaria. A saber: Croissier, Saavedra
(dos veces), López Aguilar y
el actual, So-ria. Gran
Canaria 5; Tenerife 0.
Pensando que es más
causalidad que casualidad, pregunto: ¿lo
mío es obsesión, obcecación o verdaderamente
el abrumador porcentaje
de ministros canariones es
otro dato clave ante el despiste
chicharrero?
Para terminar con pleito tan comprometedor, sobre todo para mí, yo
no sé si la actitud del “canarión” político, empresario, militar, médico,
abogado, carpintero o nadador, es
debida a la hipocresía, prepotencia,
fanfarronería o simplemente –lo digo
muy en serio– a ese afán altruista de
apoyo y colaboración que siempre ha
demostrado privada y públicamente.
Es decir: ¿dónde hay más tiña? Pregunto.
*****
Especial estudio merece el ámbito
militar, que, sin formar parte de
pleito, también quiero demostrar
que tiene su influencia.
El mapa militar. Lo militar, no solo
no es un tema aparte, paralelo o de
simple acompañamiento de
lo social y político, sino
también al que hay que
tener muy en cuenta
en estos “siete portaaviones atlánticos”. Los asuntos
de Defensa repercuten de manera
importante en el
ámbito internacional
y, por ello, en el conocimiento de la situación geoestratégica de nuestro archipiélago. Y
les añado que en Canarias “lo del Ejército” conlleva y conforma una simbiosis de estructuración y compromiso
cívico/político/social/cultural y uni-
Lo
militar, sin
formar parte
de él, TIENE SU
INFLUENCIA en
el pleito
regional
Figura 4
versitario que ¡no tiene parangón en
ninguna otra región de España!
Por lo tanto, este apartado va dirigido especialmente a los pacifistas,
antimilitaristas, independentistas y
también a un buen número de políticos, periodistas, columnistas, catedráticos, médicos, abogados, empresarios, etc. de ideología de izquierdas que critican todo lo relacionado
con la Defensa Nacional en nuestras
islas. A los que les recuerdo que el general Franco y la Guerra Civil son cosa
del siglo pasado. Ya no están. Por eso,
ironías aparte, me permito mostrarles de forma muy general lo que, antes
el Ejército y ahora el Ministerio de
Defensa, despliega en las islas Canarias, no solo en la actualidad, sino desde
siempre. Se lo resumo en los tres subapartados siguientes.
–De lo estratégico a lo vecinal. Siendo
similares los efectivos del Ejército de
Tierra en las dos provincias canarias,
la presencia física del Ejército del Aire
y de la Armada es manifiestamente
superior en la oriental. Por mencionarlo sucintamente, el des-pliegue aeronaval en la provincia hermana se centra desde hace mucho tiempo en el
Arsenal de la Armada y en la Base Aérea
de Gando, amén de sus cuarteles generales.
Por eso, la isla de Gran Canaria en
el ámbito internacional aparece “por
todos lados y en todos lados”. Y no
creo que esa proyección exterior –y
publicidad gratuita– le quite un solo
turista, sino todo lo contrario. Sin olvidar que, en el hipotético caso de una
conflagración mundial, estas atlánticas islas –plataforma entre América,
África y Europa– por su interés estratégico conforman un “objetivo único”.
Por el contrario, en nuestra provincia
se nota cierta insolidaridad. Muchos
habitantes defienden la sede de la Capitanía General en la plaza de Weyler
porque “viste” mucho, pero les
molestan la base de Hoya Fría, el cuartel de Ingenieros, la Agrupación
Logística de La Cuesta y los helicópteros
del Bhelma VI con base en Los
Rodeos. En la consabida burbuja
más occidental, los herreños se han
opuesto siempre al radar de Malpaso
(de interés y seguridad para la aviación civil); y para más inri, por ajustes económicos, el Ministerio de
Defensa va a cerrar el Centro de Formación para soldados profesionales
(CEFOR) de tan feliz convivencia en
la Isla Bonita. Ante la segura tristeza
de los palmeros de a pie, dudo que
sea igual para algunos políticos. Para
que no me tiren muchas piedras, sí
tengo que decir que entre paisanos
y militares cuidamos en el barrio de
El Toscal el cuartel de Almeida,
donde se encuentra el Centro de Historia y Cultura Militar de Canarias, con
el Museo, el Archivo y la Biblioteca.
Pero repito que no va este trabajo para
la alabanza, por lo que termino con
que de la Unidad Militar de Emergencias (UME) no decimos nada,
porque como nos apaga el fuego…
Y por hoy, apaga y vámonos. Hasta
la próxima semana.
p8
domingo, 17 de noviembre de 2013, EL DÍA
www.eldia.es/laprensa
Revista semanal de EL DÍA. Segunda época, número 903
Recordando a
Henry Moore
Texto: Antonio Salgado Pérez
M
anifestar, en determinados
círculos británicos, que en
Tenerife teníamos una escultura de Henry Moore conllevaba un
emblema, una distinción. Y si, además,
añadíamos, haciéndonos eco de las palabras del reputado Martín Chirino, que
“Tenerife poseía la mayor muestra de
esculturas en la calle de España”, pues
revivía su esplendor. ¡Imaginen ahora
cómo nos mirarán en el Reino Unido
cuando se hayan enterado de que en
Santa Cruz, concretamente en los entornos de diferentes plazas ( Patriotismo,
Príncipe, Candelaria y España), se han
instalado nada menos que siete “hermanos” del “Guerrero de Goslar”, fruto
de la colaboración entablada por la Obra
Social La Caixa, la Fundación CajaCanarias, el Ayuntamiento de Santa
Cruz y la Fundación Henry Moore, para
conmemorar los 40 años de la I
Exposición Internacional de Esculturas
en la Calle, una idea que, en su día,
auspició el Colegio Oficial de Arquitectos de Canarias.
Cuando ahora, en la plaza del
Patriotismo, contemplábamos su
peculiar escultura “Óvalo con puntos”
–muy fotografiada y palpada–, nuestra imaginación, inevitablemente,
viajó a Gran Bretaña, a la villa de Much
Hadman, al este del condado de
Hertfordshire, entre las ciudades de
Ware y Bishop’s Storford, para recordar que Henry Moore había nacido en
la localidad de Castleford, en el condado de Yorkshire, en 1898, falleciendo,
allí, en la aludida Much Hadman, en
1986.
Pues bien, en Much Hadman se
encuentra Perry Green, con apenas doscientos habitantes. Allí estaba “El paraíso
de Henry Moore”, léase museo al aire
libre, con una escogida selección de
sus obras más representativas. Llegar
a Perry Green nos resultó, tan difícil
como encantador. Era un destino
lejano, solitario, escondido, de un evidente bucolismo, donde la campiña
británica, en su época primaveral, nos
sorprendió con exuberantes magnolias, increíbles camelias, fragantes narcisos y esbeltos tulipanes, todo ello
entre trebinas, muérdagos y una
explosión rosácea de “cherry blossom”
o de aquellos émulos de nuestros almendros en flor.
Allí nos explicaron que Henry
Moore, considerado como uno de los
grandes artistas de su época y uno de
los que más había contribuido a combatir el concepto de escultura en el arte
contemporáneo, había tenido una
vida azarosa que, incluso, le llevó a
participar durante la Primera Guerra
Mundial, como integrante del Regimiento 15 de Londres, en la batalla de
Cambrai, localidad francesa que cobró
fama mundial por la participación activísima de tanques y en la cual Moore
sufrió heridas de consideración cuando
sólo tenía 19 años.
Su antiguo estudio, en la localidad
británica de Hampstead, fue bombardeado durante la Segunda Guerra
Mundial y, por ello, tuvo que trasladarse a la referida Perry Green, que la
convirtió en su emplazamiento definitivo. En aquella enriquecedora visita, y entre otras múltiples detalles,
el guía nos señaló papeles y más papeles esparcidos por el suelo de lo que
había sido su despacho para explicarnos
“la habitual desorganización del
escultor”. Allí proliferaban maquetas
de yeso, dibujos, bocetos, litografías,
acuarelas, aguafuertes, etc. Y para entrar
en sus antiguos aposentos nos exigían
calzarnos “patucos” para cuidar la moqueta y, de paso, observar su generoso
salón- biblioteca en la que nos llamó
la atención, primero, que todas las fotos,
en blanco y negro, mostraban a
Moore en plena juventud y, segundo,
un libro del norteamericano Nat
Fleischer sobre pugilismo. Y nos
aclararon: “Es que Moore no sólo practicó el boxeo, sino que también fue
entrenador de este deporte en el
Ejército”.
Antes de acceder a las veinticinco
hectáreas donde se exhibían obras de
este genio, nos encontramos con una
pequeña tienda de “souvenirs”; un bar
y unos servicios liliputienses, así
como una terraza con bancos y mesas
de madera rústica. Y luego, en aquellas amplísimas zonas de hierba cortada y espesa, se observaba que la contribución que hizo Moore al arte
estaba vinculada fundamentalmente
a su peculiar concepción de la naturaleza: “La figura humana es lo que
más profundamente me atrae”.
En el caso de Henry Moore, la
escultura al aire libre está clasificada
como obra de arte. Siempre ansió, y
lo consiguió con creces en este idílico
entorno, que sus creaciones estuviesen situadas en contacto con la naturaleza, con el paisaje, con el cielo, el
campo, la hierba y con árboles,
muchos árboles… Para el artista, la escul-
tura tenía que ser “de libre acceso, capaz
de ser vista a lo lejos, evitando cortinas de muros de cemento, hormigón
o vidrio en la parte de atrás, así como
agazapadas en remotas esquinas de
parques urbanos”.
Desde su llegada a Perry Green, en
1940, los jardines siempre fueron primorosamente cultivados por la mujer
de Moore, Irima, que, incluso, expandió su estilo a terrenos colindantes,
como se podía comprobar perfectamente. De la treintena de obras –algunas descomunales– que en aquella ocasión pudimos contemplar en la denominada The Henry Moore Foundation,
muchas se exhibían de forma
permanente y, otras, por periodos cortos y de forma itinerante, cumplían
programaciones establecidas por la
citada entidad en diferentes partes del
mundo, como le ha sucedido ahora a
Tenerife, donde Moore, allá donde se
encuentre, estará satisfecho, muy
satisfecho, de comprobar que su
“Figura reclinada en dos piezas
número 2” y la “Gran figura de pie: filo
de cuchillo”, ubicadas en la plaza del
Príncipe, están próximas a una ubérrima arboleda, muy cercanas a “la plaza
más romántica de España”, según opinión del marqués de Lozoya. También
se habrá dado cuenta de que su
“Pieza de bloqueo”, “Formas conectadas reclinadas” y “Figura reclinada”, colocadas en la plaza de la Candelaria, no están precisamente en remotas esquinas; y que su “Madre e hijo
reclinados”, en la plaza de España, para
nosotros la más bella y entrañable de
sus esculturas, no está precisamente
encorsetada entre muros de hormigón,
sino expuesta a cielo abierto, sintiendo
el roce de la gente, como género de
masa.
Tras aquella visita al británico y bucólico “Paraíso de Henry Moore”, empezamos a observar y estudiar, con más
admiración si cabía, a nuestro “Guerrero de Goslar”, aquella figura antropomorfa recostada, interpretada a través de la síntesis y la capacidad de abstracción, en la que el autor juega con
las superficies curvas, cóncavas y convexas, relacionándolas con aristas y
perfiles. Tal figura descansa, como
deseaba Moore , al aire libre, bajo ese
incomparable túnel vegetal formado
por el permanente verdor del laurel
de indias, que descontamina y vigoriza a este guerrero que, por cierto, tiene
a otros seis gemelos en diferentes partes del mundo; el primero, precisamente, en Goslar, antigua ciudad
imperial de la Baja Sajonia y residencia
favorita de los primeros emperadores
del Sacro Imperio Romano.

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