Cultura-Tayrona-Aproximaciones-a-La-Conquista

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Cultura-Tayrona-Aproximaciones-a-La-Conquista
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CULTURA TAYRONA: APROXIMACIONES A LA CONQUISTA
Resumen
El siguiente texto aborda algunos de los aspectos más significativos y representativos de la
cultura Tayrona, partiendo de sus desarrollos tecnológicos, sociales y artísticos. A lo
largo del artículo es posible establecer diversas apreciaciones referidas a la legitimidad
de la conquista española y la consecuente pérdida del legado cultural indígena que esta
empresa implico.
L
a familia lingüística más extensa del territorio Colombiano Prehispánico fue la
Chibcha, esto significa que el grupo de los Chibchas aunque eran de culturas
diferentes poseían similitudes lingüísticas. Los Chibchas se extendían desde el
extremo noroccidental hasta la parte media del territorio colombiano.
Dentro de las más importantes comunidades pertenecientes a la familia lingüística se
encontraban los Tayrona y los Muiscas; los Tayrona lograron una civilización urbana con
grandes avances tecnológicos mientras que los Muiscas desarrollaron un estable sistema
político. Esta comunidad represento un importante legado para la conformación de la
Colombia moderna.
Tayrona es una palabra indígena trasmitida por cronistas del siglo XVI que significa fragua
-horno en el que se calientan metales para forjarlos1-, y fue un nombre genérico que los
españoles dieron al grupo de diferentes comunidades indígenas que habitaron la Sierra
Nevada de Santa Marta. La comunidad indígena Tayrona,
al igual que los Guane y Muiscas, pertenecieron a la
familia lingüística Chibcha, esto significa que sus
dialectos tenían fuertes coincidencias.
Habitaron desde la cara norte de la Sierra Nevada de
Santa Marta hasta el Mar Caribe, entre los límites de lo
que hoy son los departamentos de Magdalena, la Guajira
y el Cesar, en un espacio geográfico que se denomina
actualmente como el Parque Nacional Natural Sierra
Nevada de Santa Marta (Imagen 1). Los arqueólogos han magen 1: Territorio del Parque Nacional Natural
establecido un periodo de existencia Tayrona desde el Sierra Nevada de Santa Marta
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año 90 d.C, hasta el 1600 aproximadamente (Holguín, 2006), cuando la mayoría fueron
extinguidos y los restantes obligados a refugiarse en lo más alto de la Sierra, tras el
apresamiento de los caciques quienes fueron torturados y asesinados a manos de los
españoles, bajo el gobierno de Juan Guiral Velón, gobernador de Santa Marta entre 1599 y
1600.
Para el primer encuentro con los españoles en 1498 la comunidad estaba conformada por un
millón de personas aproximadamente, que se ubicaban en poblaciones independientes
dirigidas por su propio cacique, el cual mantenía relaciones comerciales con los caciques de
las demás poblaciones. Así, el grupo indígena Tayrona estaba compuesto por varias
comunidades independientes, que no solo habitaban la misma zona geográfica, sino que
además compartían una misma cultura.
Se ha descubierto que el territorio Tayrona estaba compuesto por más de 250 centros
habitacionales unidos por una red de caminos en piedra, que los indígenas construyeron con
profundos conocimientos de su geografía. “Cada centro habitacional tenía sus casas, calles
definidas, plazas principales, escaleras, albercas para bañarse y sitios comunitarios” (Ospina,
2004: 23). Además elaboraron terrazas con redes de irrigación dedicadas a la agricultura y un
complejo sistema de acueducto que proveía a las ciudades de agua de montaña. Los
desarrollos en planeación urbana de los Tayrona, han sido admirados por los investigadores
ya que evidencian la adaptación y transformación estilizada del medio natural evitando la
erosión de las tierras y la extinción de la rica flora y fauna de la Sierra.
Algunas tribus que componían la gran comunidad de los Tayrona fueron los Bondas,
Tagangas, Betomas y Guanebucan, todos ancestros de los dos grupos que actualmente
permanecen en lo más alto de la Sierra: los Koguis en el lado norte y los Arhuacos en el lado
sur.
El cronista español Juan de Castellanos, describió el territorio Tayrona en 1847 como:
“De lajas grandes anchas bien compuestas
y escalas hay que tienen reventones
de más de novecientos escalones”
(…)
“poblaciones cercanas a los ríos,
con sus calles bien compuestas y ordenadas,
fuertes y potentísimos bohíos…
Pero para llegar a sus moradas
Había de subir por escaleras
De losas bien compuestas y fijadas”
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(…)
“muchas de esas sierras son mayores
y en parte prolijisimas calzadas
no faltas de grandezas y primores
y de hermosas lajas enlozadas
que arguyen gran potencia de señores
que solían tener sierras nevadas
y en los remates de ellas y recuestos
hay poderosos mármoles enhiestos”
Cada población se especializaba en algunos productos agrícolas, facilitándose el desarrollo de
complejos sistemas de intercambio comercial entre ellas y, al parecer, fuera del territorio
Tayrona, pues los arqueólogos han descubierto en las piezas halladas fuertes similitudes con
otras culturas originarias de Centro América (Imagen 2). Estas similitudes no solo se
encuentran en las técnicas de tratamiento de la alfarería y orfebrería sino en la utilización de
materiales diversos que no se encontraban en la Sierra, de allí se ha deducido que entre los
Tayrona y grupos indígenas de Centro América tuvieron lugar transacciones comerciales.
Según los primeros cronistas llegados a nuestro territorio, los indígenas de la Sierra se
dedicaban al cultivo del maíz, la yuca, la papa, el frijol, la piña, la guanábana, la auyama, el
guamo, algodón, coca y hortalizas. Además cazaban venados y cerdos salvajes, criaban aves
y practicaban la apicultura -crianza de abejas-. Las comunidades cercanas al mar pescaban y
recolectaban conchas para la elaboración de ornamentación, mientras las comunidades
cercanas a la ciénaga producían sal.
Dentro de su organización social había separación de funciones religiosas y administrativas
por lo que tenían dos tipos de líderes: los religiosos conocidos como naomas -sacerdotes y
guías espirituales- y los administrativos -caciques y capitanes-2. Aunque los sacerdotes,
tenían influencia y participación en los concejos, no estaban investidos de reales poderes
administrativos, los caciques por su parte eran los llamados a la administración y a la justicia,
y no tenían investidura religiosa.
Igualmente tenían una división del trabajo fuertemente establecida, por lo que al interior de
su comunidad tenían especialistas en ingeniería, agricultura, artesanos, mercaderes y
guerreros, estos últimos con una posición privilegiada dentro de su jerarquía social, pues eran
los llamados a mantener la paz y seguridad de toda la comunidad.
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Al igual que los descendientes que actualmente habitan la Sierra, los ancestros tenían sus
casas hechas con vigas de madera y techos de paja, de forma circular, los tamaños variaban
dependiendo de la cantidad de habitantes de las casas; han sido encontradas desde 6 hasta 60
metros de diámetro (Imagen 3). Cada una tenía en su interior tapetes que cubrían el piso,
elaborados en lana y los muebles hechos de caña y hiervas. Al interior de las casas existía una
distribución especifica: un lugar para dormir, donde hombres colgaban sus hamacas y las
mujeres tendían sus esteras, una cocina que se organizaba entorno al fogón, y un lugar
destinado para las herramientas de trabajo de los hombres sin importar cual fuera su labor
(Ospina, 2004).
Dentro de su cultura existían prácticas muy diferentes a las que quisieron imponer
posteriormente los españoles católicos que invadieron el territorio Tayrona, por ejemplo, el
divorcio y la homosexualidad no eran condenados. Estas imposiciones y malos tratos hicieron
que los Tayrona lucharan por defender su territorio durante los inicios de la ocupación
española. Fabricaron gran variedad de flechas para combatir a sus enemigos, sin embargo
perecieron al dominio español, pues carecían de organización militar. No obstante fueron
descritos por los cronistas como combativos a la hora de defender su territorio, tanto así, que
fueron comparados con los indígenas chilenos, unos de los más fieros de la América
precolombina. En la imaginación del cronista Juan de Castellanos, los indígenas de la Sierra
podrían vencer en lucha a los de Chile…
“La gente natural de esta frontera
ninguna para guerra fue más dura
tanto que pongo duda que el de Chile
las grandes fuerzas de estos aniquile”(Castellanos, 1847;
Ospina, 2004:18)
Respecto a los desarrollos artísticos, los Tayrona fueron
diestros en la elaboración de ornamentación con la que
adornaban sus cuerpos, fabricando hermosas y variadas
piezas de oro, jade, conchas y cuarzo, decoradas con piedras
de esmeralda, rubís y ágata. (Imagen 4)
Al respecto Fernández de Oviedo anotaba en 1514 que los
indígenas de la Sierra “…traen sus personas muy adornadas
con piezas y joyas de oro; los varones traen orejeras, que
cada una pesa quince y veinte pesos, y caricuries puestos en
las narices colgando… y grandes chagualas que son como
patenas y medias lunas, en los pechos. Y al cuello se ponen
Imagen 2: Mascara Tayrona similar a diseños
centro americanos (Museo Nacional)
Imagen 3: Casas de indígenas kogui.
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muchos géneros de cuentas hechos de hueso, caracoles y de piedras verdes que entre ellos
son muy preciados y cuentas de argentería hecha de oro…”. En el anterior segmento
Fernández de Oviedo se refiere a expansiones de lóbulos, narigueras, pectorales y collares
que usaban los indígenas de la Sierra.
Los Tayrona fueron prodigiosos en el tratamiento del oro, por lo que entre ellos abundaba el
uso de adornos realizados en este material, no solo en las ceremonias sino también en su vida
cotidiana. Según las crónicas de la época era común el uso y belleza de diademas, narigueras,
tembetas -expansiones de labios-, brazaletes, pectorales,
orejeras y porta penes.
Una de las ciudades Tayrona mejor conservada que permitió el
estudio de los vestigios y la cultura de esta comunidad fue la
que actualmente conocemos como Ciudad Perdida, que
permaneció oculta entre la vegetación y las montañas de la
Sierra y por tanto libre de saqueadores hasta 1976, cuando fue
descubierta por un equipo arqueológico del Instituto
Colombiano de Arqueología dirigido por Gilberto Cadavid y
Luisa Fernanda Herrera (Imagen 5). Poco tiempo después de
ser descubierta, en Ciudad Perdida se dio una fiebre del oro
que atrajo un sin número de coleccionistas y narcotraficantes
que aprovechando la actividad desenfrenada de guaqueros,
llegaron a la ciudad de Santa Marta a comprar valiosísimas
piezas de oro extraídas de Ciudad Perdida. El gobierno de la
época presidido por Alfonso López Michelsen, no estableció
una política de protección a este importante legado cultural, así
que las piezas Tayrona, fueron despojadas una vez más de sus
tierras pero ahora a causa de la guaquearía, actividad que
deterioro entre otras cosas, la hermosa estructura arquitectónica
de la Sierra.
Entre las piezas conservadas en el Museo del Oro del Banco de
la Republica de Bogotá y en el Museo Nacional encontramos
hermosos artefactos ceremoniales, entre estos mascaras, platos,
tetrapoderes y vasijas rituales, en variedad de materiales como
la cerámica, el oro y la madera. Son recurrentes los diseños
zoomorfos -formas de animales- como las serpientes, aves,
jaguares y murciélagos. (Imagen 6)
Imagen 4: Cuentas de collar Tayrona, 200
d.C – 900 d.C (Museo del Oro)
Imagen 5: Terraza en Ciudad Perdida
(http://www.flickr.com/photos/mundocroq
ueta/)
Imagen 6: Jarro zoomorfo Tayrona
(murciélago), 900 d. C – 1500 d.C (Museo
del Oro)
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Se destacan además los instrumentos musicales que fueron de gran variedad e ingenio:
flautas, tambores, maracas, cornetas y ocarinas, siendo estas últimas las más sobresalientes
por su variedad de tamaños, figuras y sonidos. Las ocarinas estaban relacionadas
directamente con aspectos rituales y fueron realizadas en diseños zoomorfos y antropomorfos
-formas de hombres y mujeres-. Se cree que la música para los Tayrona era una
manifestación artística para honrar a sus dioses y para divertirse. (Imagen 7)
Solo fueron necesarios 100 años desde la primera expedición
española llegada a nuestro territorio, para que la gran sociedad
Tayrona desapareciera, pues aunque hoy día se encuentran
indígenas descendientes de los Tayrona de la Sierra, estos
guardan pocas similitudes con la gran cultura que los
antecedió. La arquitectura, la ingeniería, el arte y la cultura
Tayrona han desaparecido, dando lugar a comunidades
indígenas marginadas que luchan por sobrevivir.
Imagen 7: Flauta Tayrona, 900 d.C – 1500
d.C (Museo del Oro)
Bibliografía
De Castellanos, Juan .1847. “Elegías de Varones Ilustres de Indias” en F, Ospina. Taironas, conquistadores y
piratas. 18-41. Bogotá: Carrera 7ma.
Fernández de Oviedo, Gonzalo. “Historia General y Natural de las Indias y Tierra Firme del mar Océano,
Asunción” en F, Ospina. Taironas, conquistadores y piratas. 33. Bogotá: Carrera 7ma.
FONDO DE PROMOCION DE LA CULTURA. 1991. Arte de la tierra Tayronas. Bogotá: Presencia
Holguín, Álvaro. 2006. La Ciudad Perdida de los Tayrona. Bogotá: I/M.
Ospina, Francisco. 2004. Taironas, conquistadores y piratas. Bogotá: Carrera 7ma.
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