diseño precolombino tayrona y tierradentro - hdiseno-ga2011

Transcripción

diseño precolombino tayrona y tierradentro - hdiseno-ga2011
DISEÑO
PRECOLOMBINO
TAYRONA Y
TIERRADENTRO
CULTURA
PRECOLOMBINA
TAYRONA
Tairona
El noroccidente de la Sierra Nevada de Santa Marta, al norte de Colombia,
fue habitado desde el año
200 d.C. hasta la Conquista por agricultores y
artesanos de la piedra y
el metal que aprovecharon los recursos disponibles desde el mar hasta
las nieves perpetuas, a
quienes se les denomina la nación Tayrona.
Los Tayrona contaban
con una compleja organización sociopolítica, y
con un avanzado conocimiento de la ingeniería y la arquitectura que
se refleja en los restos
de grandes obras líticas,
plantas de habitación, caminos, muros de contención, escaleras y puentes.
Inicialmente asentados
en el litoral, se expan-
dieron luego hacia las
zonas altas donde construyeron ciudades de
piedra. Su historia prehispánica
comprende
los períodos Nahuange
y Tayrona. Actualmente
habitan allí los koguis,
wiwas, ikas y kankuamos.
Los Tayronas descuellan como ejemplo de
la insistencia en al autenticidad, que les costo
ser aniquilados bárbaramente después de un
siglo de constante lucha
contra el dominador. Indómitos y belicosos, no
aceptaron el yugo español, que implicaba el
renunciamiento a sus
costumbres ancestrales,
a su idioma, a su núcleo
social y sobre todo a
sus creencias religiosas.
UBICACIÓN
GEOGRÁFICA
CULTURA
TAYRONA
La Sierra Nevada de
Santa Marta localizada en la parte norte de
Colombia, es un macizo
montañoso, aislado del
sistema de los Andes. La
variada topografía de la
Sierra Nevada, produce
gran diversidad de condiciones ecológicas, radicalmente diferenciadas
de las que presentan las
regiones adyacentes, e
influye sensiblemente en
las condiciones climáticas de una gran parte de
la región caribe del país.
Los Tayronas se situaron
entre el nivel del mar y
una altura aproximada
de 2.000 metros, principalmente en la zona
de Santa Marta, cerca
del río Bonda y a lo largo de los ríos Ariguaní,
Cesar y Ranchería, también en los valles de los
ríos Palomino y Buritaca.
Los Tayrona se acogieron, tanto a las bondades que le brindaban la
Sierra Nevada como a
las restricciones que esta
les imponía, y poco a
poco lograron combinar
esas bondades y esas
restricciones del medio
para afianzar y garantizar
su permanencia y reproducción biológica en esta
región, como lo señalan
hoy día las ruinas de numerosos poblados con
infraestructura de piedra,
caminos terrazas de cultivos, canales y puentes.
VIVIENDA CULTURA TAYRONA
Las casas Tayronas eran
admirablemente construidas, en forma de
enormes cabañas de
madera o bahareque
con techos de paja y de
palma, por lo general, de
forma cónica, y que por
su elaboración se deduce que fueron excelentes
carpinteros. Las puertas
eran adornadas con caracoles colgados de hi-
También las lajas grandes
que forman el piso de las
puertas tiene la forma del
sector de circulo para
adaptarse a la configuración de la circunferencia.
los, los cuales, soplados
por el viento producían
un armonioso sonido. Su
mobiliario era de espartos
y de cañas, y las esteras
que tendían en el suelo
eran tejidas y pintadas
con muchos y variados
colores. En los tapetes de
algodón dibujaban figuras
de animales, como tigres,
águilas, y serpientes.
Las viviendas Tayronas
se construyeron sobre
terrazas artificiales a las
que se llegaba por caminos o escaleras de
piedra. Según el tipo de
cimiento, de acuerdo
con lo expresado por
al arqueólogo Reicheldolmatoff hay tres tipos de construcción:
1) Un primer tipo constituido por un anillo sencillo de piedra casi redonda y sin talla alguna,
no bien unidas entre si y
que forman una superficie discontinua. En este
caso las únicas piedras
talladas son las que conforman los pisos de las
entradas que en todos
los casos son dos diametralmente opuestas.
Se encuentran en lugares algo alejados del
centro de la aldea, en lugares relativamente poco
favorables para construir.
2). Un segundo tipo, conformado por dos anillos.
El primero, exterior, de
lajas delgadas, regularmente talladas, enterradas verticalmente, el extremo enterrado es recto,
el saliente redondeado y
generalmente están bien
unidas entre si. A veces
estas lajas bien talladas
se encontraron solo cerca
de las dos puerta, mientras que le resto del circulo esta construido con
otras menos elaboradas.
El segundo anillo, en el
interior del primero, es de
lajas colocadas horizontalmente al nivel del piso
de la habitación. Estos
dos constituyen propiamente el cimiento de la
casa pero con frecuencia
se encuentran al exterior
de la misma y a un nivel
mas bajo, un segundo
y a veces un tercer par
de anillos escalonados
como los anteriores. En
ellos las lajas horizontales
de cada anillo interior y
las verticales enterradas
del exterior forman como
los pasos y los contrapasos respectivamente, de
una escalera perimetral.
De esta manera se forma una construcción a
modo de pirámide circular escalonada, que sirve
de base a la vivienda, a
la cual se accede, frente
a cada una de las dos
puertas opuesta, por
medio de escalones de
lajas muy bien talladas.
3) El tercer tipo, menos frecuente y que se
encuentra solo en los
núcleos mas densamente habitados tiene las
mismas características
estructurales el segundo, pero se diferencia
de él por la perfección
de trabajo. Las lajas horizontales de los anillos
interiores tiene en planta,
cada una la forma de un
sector de circulo perfecto
para encajar completamente con las otras y las
verticales de los anillos
exteriores están talladas
por todas sus seis caras.
POBLAMIENTO Y
ARQUITECTURA
CULTURA
TAYRONA
La región estuvo densamente poblada; se menciona en las crónicas la
existencia de centenares
de poblaciones y ciudades, algunas con mil
casa grandes. Pocigueica, Bonda y Tayronaca
se mencionan como las
ciudades más importantes. La primera era la
capital o ciudad principal,
la más rica; quedaba en
la región entre las cabeceras de los ríos Córdoba, Mendiguaca y Don
Diego, a dos leguas del
mar y con clima fresco.
Bonda se encontraba en
las actuales sabanas de
Limón o de Terán. Por su
parte Tayronaca estaba
localizada en las márgenes del río Don Diego,
ya en tierra templada.
Los grandes centros poblados y la arquitectura
lítica, son las características más destacadas de
la cultura Tayrona, pues
ninguna otra alcanzó tal
desarrollo en cuanto a las
realizaciones materiales.
Tayronaca tenía plazas
triangulares, de grandes
lajas y con casa grandes
en las esquinas, donde
moraban los caciques
principales, y que podían
albergar cómodamente
trescientas personas. Las
calles estaban bien trazadas y para llegar a la ciudad se ascendía por anchos caminos de piedra
y por escaleras hasta de
novecientos escalones.
VESTIDOS Y
ADORNOS
CULTURA
TAYRONA
En sus trabajos los Tayronas acostumbraban estar casi desnudos. Pero
cuando salían de sus
faenas usaban trajes de
telas firmes de algodón.
Las mujeres, además de
la falda, se echaban so-
bre las espalda una especie de chal o pañolón
de tela blanca. Hombres
y mujeres se adornaban
con joyas de oro, penachos de plumas y mantas
pintadas, adornadas con
cristales de cuarzo, coralina, jaspes y otras piedras engarzadas en oro.
Los Tayrona fueron hábiles en el arte plumaria; de
plumas de papagayo, de
pavas y otras aves hicieron diademas, penachos,
capas como mucetas,
flores, rosas, vestidos
de colores vistosísimos,
abanicos; inclusive mantenían en cautiverio guacamayas y tominejas
para extraerles el plumaje cada año y utilizarlo en
sus trajes de ceremonia.
Encima de tan lujosa indumentaria se ponían sus
joyas de oro, consistentes
en narigueras, chagualas
como patenas o medias
lunas, petos, collares
de caracoles y cuentas.
Para las mujeres había, además, brazaletes,
ahorcadas y gargantillas.
AGRICULTURA
CULTURA
TAYRONA
Los Tayronas eran excelentes horticultores y,
favorecidos por la diversidad de sus climas,
pudieron cultivar e intercambiar casi todos los
frutos que se cosecharon en Precolombia. En
ninguna otra cultura de
nuestro territorio aparecen tan claros los procedimientos para mantener
la fertilidad del suelo,
consistentes en terrazas
que impedían la erosión
de los suelos, ni otras
aplicaron tan hábilmente la irrigación artificial,
conduciendo por canales el agua de los ríos
hasta sus sementeras.
Como no tenían rebaños,
sino que vivían principalmente de vegetales y
frutas, su vecindad al mar
determino para los Tayrona una alimentación a
base de pescado, mientras que sus montañas
les dieron cuantiosa cacería de venados y aves
como paujiles, tórtolas y
pavas. También el mar
les suministraba la sal,
no sólo para condimentar sus alimentos, sino
para conservar el pescado seco, del cual hacían
comercio con las tribus
que les proveían de oro.
Complementaban
su
nutrición con la miel de
abejas, que supieron cultivar con gran esmero y
en abundancia tal, que
cierto soldado español
contaba haber visto en
tierras Tayronas hasta
8.000 colmenas. De frutas y granos supieron fermentar muchas clases de
bebidas embriagantes.
COMERCIO
CULTURA
TAYRONA
Las relaciones comerciales se efectuaron interna
y externamente. Los grupos de la Sierra daban
oro y mantas a cambio
del pescado y la sal de los
costeros. Las esteras, los
collares de oro y cuentas
de piedras semipreciosas, sirvieron de elementos de trueque con otras
culturas, inclusive con
las de las tierras altas de
Cundinamarca y Boyacá,
de donde llegaron esmeraldas a la Sierra Nevada.
ARMAS CULTURA
TAYRONA
Sus principales armas
eran arcos, dardos, flechas, carcajs y macanas;
también tensores de arco,
flechas silbantes y flechas
incendiarias con las puntas envueltas en algodón
que disparaban ardiendo.
Las puntas de los dardos
eran de madera o de espina de raya y estaban
generalmente envenenadas. Empleaban también
piedras como proyectiles.
Eran tan buenos tiradores
que, teniendo que alcanzar un blanco a distancia,
arrojaban las flechas a
lo alto para que al caer
se clavaran en su enemigo. Tenían cerbatanas
curiosísimas que, con
sutiles flechas, mataban toda clase de aves
CERAMICA
TAYRONAS
La mayor parte de los
estudios arqueológicos
actuales referentes a esta
área señalan que la cerámica que se conoce
como clásica Tayrona
procede de una época
protohistorica muy próxima a la conquista denominado periodo Tayrona
II. Según una clasificación
general de la cerámica,
se pueden reconocer
tres tipos característicos
que se distinguen fácilmente por su color
negro, rojizo o habano.
En cerámica roja aparecen
principalmente
vasijas culinarias y de
almacenamiento
mas
bien toscas, urnas, copas
grandes, platos y vasi-
jas en forma de copas
para macerar alimentos.
Algunos de estos recipientes están decorados con incisiones de
puntos, rayas, muescas
e impresiones angulares, y otros presentan
caras humanas modeladas en la parte superior.
En la cerámica negra las
formas son muy variadas,
y algunas de ellas tuvieron, sin duda, carácter
ceremonial. Por lo general, el color de la superficie externa es negro
brillante, mientras que el
de la pasta es el mismo
de la arcilla. Las vasijas
más características son
las siguientes: copas, que
varían mucho de acuerdo
con sus elementos constitutivos, base, cuerpo y
cuello; vasijas globulares
sencillas, con una cabeza
o dos cabezas pareadas
de animales adosadas al
vientre; vasos de cuello
alargado, que a veces
lleva una efigie antropomorfa elaborada con
una técnica mixta de
modelado, pastillaje e
incisión. También aparecen silbatos con representaciones humanas
que muestran personajes
ricamente ataviados, los
cuales llevan mascaras,
coronas e insignias de
mando. La decoración
adicional consiste en incisiones poco profundas.
Se han hallado urnas,
sillares ofrendatorios de
más de un metro de altura en forma cilíndrica
y esférica decorados
con figuras zoomorfas
o antropomorfas; cantidad de pitos, vasos,
ocarinas, platos, jarras,
alcarrazas, etc.; en las
cuales se puede observar un gran dominio de
técnicas como la firmeza de su pasta, la perfección de su acabado
y la variedad de estilos..
ORFEBRERIA
TAYRONAS
Se considera que el desarrollo de la orfebrería
Tayrona estaba en pleno apogeo en los comienzos del siglo XVI ya
que poseían bastantes
talleres de fundición,
cuando los aborígenes
tuvieron el primer contacto con los españoles.
La orfebrería Tayrona se
caracteriza por la perfección técnica que lograron al elaborar sus
trabajos; emplearon la
fundición a la cera perdida
complementado
con el martillado, el repujado, la soldadura y
la fundición en moldes
abiertos o cerrados.
En la metalurgia Tayrona,
los objetos son variados
en cuanto a la forma y
a las técnicas empleadas en su elaboración.
Existen figuritas fantásticas que llevan grandes atavíos de plumas y
máscaras de felinos; hay
aves y reptiles, discos
repujados, cascabeles,
brazaletes, narigueras y
otros objetos, en su mayor parte hechos de cobre dorado o de tumbaga
TALLADO EN PIEDRA TAYRONAS
Los Tayronas trabajan
admirablemente la piedra, no solo para extraer
y labrar grandes bloques
destinados a las obras
públicas, sino también
para confeccionar objetos de culto o de uso
común, como bastones
ceremoniales, máscaras,
hachas rituales o utilitarias, cinceles, piedras y
manos de moler, cuentas
para collares o para fijar
a los vestidos, pendientes, placas colgantes y
rodillos para estampar
tela. Para la elaboración
de todos estos objetos
emplearon
principalmente granito, esquistos,
cuarzo, comalina, jadeita y nefrita, entre otras..
INGENIERIA
TAYRONA
Los Tayronas sobresalieron por su destreza
urbanística en ingeniería,
lo que en cierta forma los
situó como una de culturas precolombinas más
adelantadas de América.
En lo urbanístico se destacaron por la construcción de poblados o ciudades en forma circular
en las zonas planas de
las estribaciones de la
Sierra Nevada, a las cua-
les se llegaba por medio
de caminos empedrados
y/o puentes colgantes.
Estos poblados contaron
con canales de desagüe,
zonas públicas y residenciales con casas de
ricos y pobres, que se
diferenciaron por el tipo
de base sobre la cual se
construyeron. En el caso
de las casas de ricos los
cimientos eran de varios
círculos, mientras que la
base de los pobres era
de un sólo círculo, lo que
las hacía más frágiles.
Un ejemplo de lo que
fue el sistema de una
urbanización Tayrona es
Ciudad Perdida o Buritaca 200, la cual fue
descubierta en 1975. Se
designa con ese número
por haber sido el poblado
doscientos de esa cultura
hallado con las características propias de las
ciudades Tayronas, tales
como plataformas curvas
y revestidas de piedra
para las casas situadas
en las laderas, escaleras de piedra, muros de
contención para evitar
deslizamientos, canales
y sistemas de drenaje
tanto para la parte urbana como para las zonas
agrícolas y una plaza pública para transitar y para
ceremonias especiales.
ORGANIZACION
SOCIAL Y
POLITICA
TAYRONAS
A la llegada de los españoles la sociedad Tayrona
había evolucionado hacia
un sistema de clases,
en el cual los factores
económicos tenían mayor importancia. Había
un grupo importante de
artesanos y comerciantes Intertribales, agentes
de intercambio cultural.
Durante el siglo XVI, la
población indígena de
cultura Tayrona tenia su
asiento principalmente
en pueblos nucleados
y, al parecer, existía, un
particularismo político
pronunciado,
arraigado en grupos locales
cuyas autoridades políticas residían en algún
pueblo central donde
se encontraba la mayor
parte de la población.
La estructura política de
estos grupos locales indica que todos los pueblos tenían un cacique,
los cuales dependían a
su vez, de otros caciques
principales. Se menciona
que algunas poblaciones
estaban divididas en barrios, que eran más, un
grupo de casas o aldeas
dependientes de otra población. Cada barrio tenia
su propio cacique, y el
conjunto de varios barrios
tenia un cacique principal.
En la cúspide de la pirámide social estarían
los caciques, de quienes
descansa la responsabilidad política y religiosa.
Entre el pueblo común,
en la base de la estructura social, se encuentran
los especialistas de oficio,
tales como agricultores,
artesanos y mercaderes.
RELIGION
TAYRONAS
Es muy escasa la información sobre la religión
de los Tayronas. Rendían
culto a las estrellas, adjudicándoles identidades
masculina o femenina y
suponiendo en ellas relaciones carnales; adoraban a un niño nacido
de una virgen, el cual
permanecía debajo de
la tierra, sin crecer ni
menguar. Entre sus mitos figuraba el del diluvio.
Contaban con casa ce-
remoniales y con centros religiosos a donde
acudían en romería a
solicitar beneficios de
sus dioses. Allí oficiaban
sacerdotes, hechiceros y
agoreros que adivinaban
por el vuelo de las aves
y habían recibido instrucción en un aprendizaje de dieciséis a veinte
años, encerrados en casa
especiales, sin ver la luz
del día ni las mujeres, y
sometiéndose a ayunos.
Entre las dioses de los
Taioronas figuran: Gauteovan, madre de todas
las cosas, creadora del
sol y de los espíritus
causantes de todas las
enfermedades. Peico,
quien llegó del mar y les
enseño a trabajar el oro y
la tierra a tejer mantas y
chinchorros. Creían en el
más allá y se comunicaban con el naoma o sacerdote, quien, además,
presidía las ceremonias
religiosas que se celebraban con cantos y danzas
acompañadas de música.
Practicaban la homosexualidad como ritual
en los templos y las representaciones fálicas
fueron corrientes en
esta cultura, lo que espantaba la mentalidad
medieval del conquistador y de los misioneros,
al punto de considerarla
la nación mas deshonesta de estas tierras.
Se han hallado cementerios en los que se observa diferentes tipos de
sepulturas; tumbas rectangulares cubiertas con
loza, bóvedas de piedras
con cubiertas labradas,
tumbas de pozo con
cámara lateral y algunas
fosas simples, encontrándose además, urnas
de cerámica generalmente tapadas. Se tiene
noticia de que guardaban
los huesos y cenizas de
sus antepasados en urnas y vasos grandes de
tierra cocida, y que a algunas personas, al morir,
las desecaban al fuego.
PERIODO
NAHUANGE
TAIRONA
Las primeras comunidades de orfebres, agricultores y pescadores
las ciénagas, ríos y montes aledaños, además de
cultivar maíz y otros productos. Desde 200 d.C.
fueron expertos orfebres
y hábiles artesanos de
la talla de conchas y
piedras semipreciosas.
En recipientes cerámi-
tos repujados en láminas de metal muestran
cierta esquematización.
La escena de señores
principales o héroes míticos llevados en andas
por personajes auxiliares
fue plasmada en diversos
pectorales. Personajes
ge sobresalen las piezas
martilladas en aleación
de cobre y oro, denominada tumbaga. Tienen
superficies muy pulidas,
muchas de llamativas
tonalidades rojizas. Puntos, círculos, triángulos,
animales esquemáticos
y serpientes de dos cabezas se combinan en
motivos decorativos que
adornan narigueras y
pectorales emblemáticos.
En excavaciones arqueológicas realizadas por
Alden Mason en 1922
en la bahía de Nahuange se halló una sepultura
que habitaron las costas
de las vertientes norte y
occidental de la Sierra
Nevada de Santa Marta
explotaban diversos recursos del mar, la playa,
cos y en colgantes o
pectorales de concha,
piedra o metal, representaron de forma realista
mujeres, aves y felinos.
Las ranas y los lagar-
adornados con pectorales de aves y penachos
se relacionan con el sol y
con serpientes de dos cabezas que los sostienen.
En la orfebrería Nahuan-
construida con lajas de
piedra que fue importante para definir el estilo
de orfebrería Nahuange.
La tumba incluía objetos
similares a los expuestos
en la reconstrucción museográfica realizada en
el Museo del Oro, y que
hoy se preservan en el
museo Field de Chicago.
Uno de los colgantes metálicos de la tumba, una
figura femenina, contenía
carbón que fue fechado
en 310 d.C. Gracias a
que un profesional registró cuidadosamente
esta asociación de objetos de orfebrería, cerámica, piedra y concha,
los arqueólogos pudieron identificar el tipo de
adornos y utensilios usados durante el período
al que denominaron con
el nombre de la bahía.
Hacia el año 900 d.C. la
forma de vida del período
Nahuange cambia y se
da inicio a lo que se denomina período Tairona.
PERIODO Y
CULTURA
TAIRONA
En los afilados contrafuertes y los valles profundos
cubiertos de bosque de
la esquina noroccidental
de la Sierra Nevada, la
gente del período Tairona levantó ciudades
sobre cimientos de piedra, caminos enlozados
y drenajes. En terrazas
de cultivo escalonadas
cultivaron maíz, yuca y
aguacate. Una orfebrería
recargada en adornos
distinguía a los caciques,
dotados de poder político y religioso. Colgantes
y pectorales en forma de
aves con alas desplegadas demuestran la continuidad de algunas ideas
del pensamiento simbólico de estas sociedades
desde el período Nahuan-
ge hasta la Conquista.
Los taironas resistieron
la Conquista con guerras
que duraron más de 75
años. Varios cronistas
españoles los conocieron y escribieron maravillados relatos y descripciones. Fray Pedro de
Aguado relató en 1573:
“Traen sus personas muy
adornadas con piezas y
joyas de oro. Los varo-
nes traen orejeras y caricuríes puestos en las
narices y grandes chagualas en los pechos. Al
cuello muchos géneros
de cuentas… Las mujeres casi traen las propias
joyas que los varones”.
En 1514 el cronista
Gonzalo Fernández de
Oviedo escribía asimismo que los indígenas de
Santa Marta … “tenían
joyas de oro, penachos
de pluma y mantas con
muchas pinturas entretejidas, y en ellas muchas
piedras cornalinas, …
esmeraldas y casidonias y jaspes y otras”.
Durante el período Tairona los destinos de la
comunidad eran regidos
por una poderosa élite
de chamanes que decían tener control sobre
las fuerzas esenciales
de la naturaleza, el ordenamiento del cosmos
y las acciones humanas.
Eran los encargados de
velar por el bienestar
material y espiritual de
la comunidad. En múltiples objetos se los ve
representados en el trance de la transformación,
como en la emblemática figura del hombremurciélago, señor de la
noche y el inframundo.
La figura del hombre
transformado en murciélago puede verse en
pectorales, colgantes y
campanas metálicas, en
remates de bastón talla-
dos en hueso y en objetos
de cerámica. Pero también se encuentran en las
tumbas de los personajes
importantes del período
Tairona los atuendos que
les servían para simbolizar esta transformación.
algunas provincias de los
indios. Como pueblos situados en la misma costa que recibía las naves
de España, los taironas
fueron sometidos a la
servidumbre y rápidamente desapareció su
cultura en la región limítrofe con los conquistadores para refugiarse en
las cumbres de la Sierra.
Los adornos de sus viseras metálicas aludían
a las membranas internas o tragus de la oreja
del animal; las narigueras
cilíndricas levantaban la
nariz como la hoja nasal
de algunas especies y
los adornos sublabiales
imitaban las carnosidades de su labio inferior.
Durante el ritual se recreaba la historia mítica de la sociedad. En
un ambiente especial, y
gracias a las sustancias
enteógenas, los participantes se transformaban
en los ancestros míticos
para mediar por el equilibrio del universo. En
ceremonias de ofrenda o
pagamento fueron depositadas piedras talladas y
otros objetos dentro de
templos, viviendas, caminos, cultivos o lagunas, con propósitos de
fertilidad y curación de
enfermedades o para
obtener protección para
la familia y la comunidad.
Los grupos tardíos de la
Sierra Nevada, de lengua
chibcha, tenían conceptos y creencias comunes
con otras sociedades de
la misma familia lingüística. Con los habitantes
de la Cordillera Oriental
compartieron el símbolo
e ideología del ave con
alas desplegadas y el
sentido de las ofrendas.
CONQUISTA
CULTURA
TAIRONA
Los tairona fueron los
primeros habitantes del
territorio colombiano que
sufrieron la trágica presión de la conquista española. Fue don Rodrigo
de Bastidas, fundador de
Santa Marta y descubridor de la desembocadura del río Magdalena, quien emprendió
primero la conquista de
los tairona, según la Recopilación historial de
fray Pedro de Aguado.
Bastidas con la mitad
de la gente española que
había en Santa Marta,
metiéndose tierra adentro por los pueblos de
los indígenas, los cuales
le recibieron en PAZ y
le dieron presentes de
las riquezas que tenían
en cantidad de 18.000
pesos de oro fino.
Después, García de Lerma y el teniente Palomino salieron a pacificar
RASGOS FÍSICOS
CULTURA
TIERRADENTRO
Tierradentro
Las condiciones de acidez de los suelos y de
humedad ambiental hacen que, hasta la presente, haya sido imposible
aislar restos óseos para
determinar características físicas de los antiguos
habitantes. Es también la
estatuaria el único indicador de su forma de vestir.
Los hombres usaban cubre sexos escalonados,
y tocados formados por
dos bandas anchas, superpuestas, que ceñían
la parte alta de la cabeza y caían sobre la nuca
o sobre la espalda. Se
adornaban con collares
y pendientes antropomorfos, pulseras en una
o ambas muñecas y un
adorno circular en el
tobillo. En las orejas lucían grandes carreteles
incrustados en agujeros
abiertos en el lóbulo.
Las mujeres llevaban una
cinta sobre la frente, con
los extremos colgados
en la parte de atrás de la
cabeza; se cubrían con
una especie de camisa
sin mangas, y la falda era
corta y lisa. También usaban carreteles en las orejas, además de collares,
pendientes y pulseras,
que debieron ser de oro.
Los volantes de huso indican que se ejercitaban
en el hilado y, consecuentemente, en el tejido,
que sin duda hacían de
las fibras del algodón y
del maguey, que crecen
en la región. Es posible
que practicaran la pintura
facial y corporal aplicada
con pinceles o pintaderas
de cerámica, puesto que
estas últimas se han encontrado en varios sitios.
VIVIENDA
CULTURA
TIERRADENTRO
La vivienda estaba situada en pequeñas planadas
artificiales construidas en
las laderas de las montañas, con vista hacia el
río o hacia los valles bajos. El poblamiento encontrado hasta ahora es
disperso, es decir, cada
casa está separada de
las demás, lo que se explica por las características de la topografía de
ECONOMIA
CULTURA
TIERRADENTRO
la región y también por
la conveniencia de tener
la vivienda cerca de los
campos de cultivo. No se
descarta la posibilidad de
que existieran poblados.
Los hallazgos de viviendas en varias localidades, como Patucue,
Turminá Coscuro, Inzá y
San Isidro, evidencian el
asentamiento de grupos
humanos en la región.
Las casas, eran de planta circular u oval, y con
piso de tierra, estructura
y paredes de madera,
caña y techos de paja,
tenían, en el centro, un
fogón con tres piedras, y
en algunas se ha hallado
una zanja interna para
la conducción de agua,
con desagüe al exterior.
Utilizaron barbacoas para
lechos y estantes, y en el
exterior ubicaron el telar
vertical, los semilleros y
los postes para sacar el
fique. Los fragmentos
cerámicos encontrados
en el piso relacionan
estas viviendas con los
enterramientos, de tal
manera que cerámica,
tumbas y casas forman
un conjunto unitario.
Empleaban el maíz como
alimento; este grano, con
la calabaza y el fríjol, fue
la base económica de los
pueblos precolombinos.
Una producción agrícola eficiente permitió la
dedicación de un grupo
de individuos tareas diferentes de sembrar y
cosechar, lo cual trajo la
especialización del trabajo. La caza y la pesca
proporcionaban la variación en la dieta. Plantas
como el maguey y el algodón daban la materia
prima para los tejidos, y
estos, junto con la cerámica y la sal obtenía de
las fuentes subterráneas
que manan a orilla del
río Ullucos, servían para
el intercambio comercial
con los pueblos vecinos.
SOCIEDAD Y
POLITICA
CULTURA
TIERRADENTRO
Un pueblo que construyó monumentos de
la calidad y tamaño de
las tumbas e hipogeos
de Tierradentro tuvo, sin
duda, una organización
social compleja y estratificada. Posiblemente
el clan fue uno de los
componentes principales de la organización
familiar y social, como
lo indica la representación reiterada de animales en la pintura, la talla
de piedra y la cerámica.
El poder político lo asumían los sacerdotes. Seres humanos que tienen
la serenidad de los soberanos, pero sus adornos
son pectorales, pulseras
y tocados, y muy pocos
llevan armas o escudos.
Las tumbas demuestran
también por su número y
calidad, que aquel pueblo
tuvo una honda preocupación por lo sobrenatural, por el culto a la muerte o a los antepasados,
todo lo cual configura un
sistema de creencias cuyos principales representantes y mantenedores
fueron los sacerdotes.
En la cerámica, los pocos
ejemplos de representaciones humanas muestran hombres sentados
en bancos, rodeados de
lagartijas y serpientes;
no llevan armas ni ornamentos, parece que su
categoría esta expresada
por la relación con esos
animales
simbólicos.
Todo ello induce a pensar que la religión puede
considerarse la institución principal de aquella
sociedad que tuvo como
rasgo característico su
pacifismo, lo cual contrasta con la belicosidad
de otras culturas, entre
ellas la de los indígenas
Páez, que les sucedieron.
RITUAL
FUNERARIO
CULTURA
TIERRADENTRO
El rasgo arqueológico
especifico y diferenciador de Tierradentro es
el hipogeo o tumbas
de entierro secundario.
Las investigaciones de
los últimos tiempos han
permitido diferenciar, en
esa cultura, dos etapas
del ritual funerario; la del
entierro primario e individual en fosos cilíndricos
o en tumbas de pozo no
muy profundo con una
pequeña cámara lateral,
acompañado de cerá-
mica domestica, hachas
líticas, cuentas de collar,
manos y piedras de moler, aislándolo del pozo
mediante la colocación
de losas que tapaban la
entrada de la cámara.
Este primer entierro duraba un tiempo aun no
determinado,
pasado
el cual se sacaban los
restos óseos para llevarlos a otro recinto.
Iniciando la segunda etapa, es decir el entierro
secundario y colectivo, se
ponían los restos dentro
de una urna de cerámica
sin tapa, para luego colocarlos en otra tumba mas
profunda, denominada
hipogeo, que presenta
escaleras en el pozo y
una amplia cámara lateral de planta oval y techo
cóncavo. Los hipogeos
mayores tienen escaleras
de caracol en el pozo,
cámara con nichos anexos y dos o tres columnas centrales, así como
una decoración interna
de pintura geométrica
en rojo y negro sobre
fondo blanco. La forma
de la cámara del hipogeo es similar a la de las
construcciones que, en la
actualidad sirven como
casas
ceremoniales.
En el piso de la cámara
del hipogeo se colocaban las urnas, cada una
con los huesos de un individuo, pero también se
abrían agujeros para poner allí los restos óseos
de varios individuos. Se
aprecia un tratamiento diferente para los muertos,
que reflejan una diferenciación social entre los
vivos: en las urnas guardarían los restos de los
gobernantes, sacerdotes
o personajes notables, y
en las fosas comunes los
de la gente del pueblo.
Las lagartijas como representación de lo masculino y el cien pies
como su contraparte
femenina aparecen repetidamente como temas
decorativos en las urnas
funerarias y están acordes con los conceptos
duales que caracterizan
a las religiones Prehispánicas de toda América.
Las tumbas de Tierradentro son construcciones
subterráneas, talladas en
la toba o ceniza volcánica endurecida que forma
el subsuelo de la región.
Entre pozo y cámara se
colocaba una losa grande para impedir que, al
rellenarlo con tierra, esta
entrara a la cámara. A
veces la separación no
se hacia con losas sino
con una valla de troncos o guaduas colocada a manera de puerta.
Hasta el presente no se
ha rodeado la boca de
los hipogeos, a pesar de
que se supone que hubo
una manera de cubrirlas,
mientras se cumplía el trabajo de su construcción
y el del ritual funerario.
CERAMICA
CULTURA
TIERRADENTRO
Existe concordancia general entre la cerámica
de San Agustín y la de
Tierradentro. En la cerámica doméstica, predo-
minaban los cuencos y
platos sencillos, las vasijas sin asas y las copas.
Se define como típica la
forma de la vasija trípode, de patas altas, dise-
ñadas específicamente
para colocar entre ellas
la leña para la cocción de
los alimentos. En cuanto
a la decoración, también
hay similitud, con predominio de engobes, incisión, escisión y empaste
en blanco, con diseños
geométricos, simples de
líneas, zigzag, triángulos
y rombos, y con escasos ejemplos de pintura,
modelado y aplicación.
La cerámica denominada
ceremonial, debido a su
mayor y mejor decoración y a la colocación en
las tumbas e hipogeos,
se relaciona, en cuanto
a la forma, con recipientes en forma de calabazos y, principalmente, las
urnas funerarias. Estas
urnas se fabricaron con
arcilla amasada con trozos diminutos de cuarzo y mica, para evitar el
resquebrajamiento de
la vasija en el momento
de la cocción, la cual se
hacia al aire libre y con
leña como combustible.
A los hipogeos pequeños
y sencillos corresponden
urnas sin decoración; en
los grandes hipogeos
totalmente pintados, las
urnas funerarias están
colocadas sobre bases de piedra, unas en
la decoración de urnas
son, la serpiente, la lagartija, el cien pies y la
figura humana. Esta, la
figura humana, es menos corriente y se halla
hay figuras míticas, mezcla de hombre y animal.
Otros artefactos de cerámica encontrados en las
tumbas son pequeñas
ollas que debieron usarse para comida ritual,
cuencos en los cuales
se ponía resina o grasa
para la iluminación de
esos recintos, y recipientes ceremoniales de fino
acabado, llamados alcazarras, que representan
aves, mamíferos y frutas.
ESTATUARIA
CULTURA
TIERRADENTRO
forma cilíndrica y otras
semejantes a pequeños
bancos de tres patas.
Los motivos mas comúnmente representados en
a veces, en forma muy
semejante a la de las
caras gigantescas talladas en la parte alta de
las columnas y pilastras
de los hipogeos. También
En diversos sitios de Tierradentro se han encontrado estatuas de piedra,
la mayoría enterradas,
caídas en las cañadas o
escondidas entre las raíces de grandes árboles.
En cuanto a forma, dimensiones y rasgos, podemos dividir la estatuaria
en dos grandes grupos:
el primero comprende
ejemplares de menos de
un metro, de talla rudimentaria, y el segundo,
obras que alcanzan hasta
dos metros y medio de
altura, cuya técnica de
fabricación denota mayor
precisión y más detalle
en el acabado de rasgos
e implementos de figura.
Es evidente la relación
de esta estatuaria con
la de San Agustín. Las
esculturas de ambas regiones tienen como características principales
el ser simétricas y representar figuras hieráticas
que impresionan por su
estatismo, rigidez y frontalidad, representada en
personajes importantes
en su cultura: dignatarios, sacerdotes, guerreros y seres mitológicos.
Para un pueblo agricultor,
las lluvias son un factor
primordial: influyen en las
cosechas, y de la misma
manera que pueden traer
beneficios, pueden ocasionar pérdidas; el pueblo
necesita que las fuerzas
que las causan les sean
favorables, por lo que
representarlas es indispensable para el ritual de
propiciación. Por eso las
ranas, animales anfibios,
símbolos del agua y la
tierra, o sea la fertilidad,
que además anuncian la
lluvia con su canto, son la
materialización que hizo
el hombre de aquellas
fuerzas, y forman parte
de la estatuaria en piedra,
de proporciones monumentales para destacar
su importancia, como
los ejemplares que se
encuentran actualmente en la plaza de Inzá.
Algunas de las estatuas
son pequeñas y sencillas,
representan seres humanos desnudos y casi sin
adornos. Otro grupo de
esculturas son de mayor
tamaño y mejor técnica,
se catalogan como masculinas o femeninas porque varias de ellas tienen
cubierto el pecho y la
espalda con una especie
de poncho o blusa, usan
faldas cortas y tocado
de cinta que circunda la
frente y dobla por detrás
de la cabeza formando
dos espirales superpuestas las cuales corresponden a mujeres o diosas,
los varones llevan el pecho descubierto, cubren
el sexo con un guayuco
escalonado, tienen en los
tobillos un adorno circular
y la cabeza cubierta por
dos cintas que caen una
sobre la otra en la nuca
o en la espalda. Una característica específica de
Tierradentro es la oreja
destapada,
adornada
con grandes pendientes en forma de carretel.
La estatuaria de Tierradentro es la representa-
ción de dioses, hombres,
animales y seres míticos,
con similitudes en forma
y proporción a la Agustiniana, pero sin alcanzar
su perfección en cuanto a técnica de trabajo
y detalle en el acabado.
El hecho de que muchas
estatuas se encuentren
rotas intencionalmente, casi siempre con la
cara destrozada, parece
indicar que hubo un enfrentamiento de pueblos
que ocasiono la destrucción de sus símbolos religiosos o políticos.
ORFEBRERIA
CULTURA
TIERRADENTRO
Hasta ahora no hay ninguna evidencia de que
en Tierradentro se trabajara en orfebrería. Los
objetos hallados pertenecen a excavaciones clandestinas sin información
fiable. Se trata de col-
gantes con formas humanas y animales, pectorales circulares, pinzas
depilatorias y narigueras
de torzal y de argolla.
Tres ejemplares se destacan por su tamaño y
factura: una pulsera ancha, trabajada en lámina
delgada, decorada con
cuatro caras antropomorfas repujadas, de
rasgos muy similares a
las de San Agustín; una
máscara que representa
una cabeza con faccio-
nes mezcladas de hombre, murciélago y felino, y
otra cuyo rostro, de nariz
aguileña, lleva decoración curvilínea sobre los
pómulos. Estas piezas
debieron ser llevadas a
la región como botín de
guerra o como resultado
de trueque comercial.

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