Así, en el clásico positivismo criminológico, influido por ciertas ideas
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Así, en el clásico positivismo criminológico, influido por ciertas ideas
Así, en el clásico positivismo criminológico, influido por ciertas ideas del definido como “darwinismo social”, de evidente origen sociobiológico, encontramos las tesis de la Escuela positiva italiana, con las interpretaciones del médico Cesare Lombroso (1835-1909), del jurista Enrico Ferri (1856-1929), y del ya definido como criminólogo Raffaele Garofalo (1851-1934), sobre las causas genéticas, físicas y ambientales de la desviación criminal, bajo una concepción biológica del “criminal nato”: “existe una clase de criminales que tienen anomalías psíquicas, y muy frecuentemente anomalías anatómicas, no patológicas, pero con carácter degenerativo o regresivo, y a veces atípico, (...) que carecen, en fin, de todo sentimiento altruista y obran únicamente bajo el imperio de sus deseos. Éstos son los que cometen asesinatos por motivos puramente egoístas, sin influencia alguna de prejuicios, sin la complicidad indirecta del medio social”.10 A ellos se unieron las investigaciones de la llamada estadística moral o escuela cartográfica, cuyos principales representantes fueron el naturalista belga Lambert Adolphe Quételet (1796-1874), y el jurista francés André-Michel Guerry (18021866) con su elocuente Essay on moral statistics of France (1832) y con sus mapas temáticos sobre el crimen (sobre las personas o las propiedades) y el suicidio. Posteriormente cobró la relevancia la Escuela Francesa de Lyon, cuyo autor más destacado fue el sociólogo Gabriel Tarde (1843-1905), que comenzó a abordar el fenómeno criminal como estricto hecho social, al amparo de los datos que ofrecían las estadísticas criminales, en su pionera La criminalité comparée (1886). Posteriormente destacaron las primeras teorías psiquiátricas de Ernst Kretschmer (18881964) sobre la relación entre el temperamento humano y la constitución corporal, y de William Sheldon (1898-1977) sobre la influencia en los hechos sociales de su triple categoría de seres humanos (endomórfico, mesomórfico y ectomórfico). Pero especial relevancia va a tener en este campo la obra de Hans Eysenck (1916-1997) sobre la personalidad criminal y su vinculación con el ambiente. Eysenck, mediante su Teoría de la condicionabilidad del delincuente, intentaba demostrar que el comportamiento humano, incluido el delictivo, se adquiría por aprendizaje (mediante el sistema nervioso central) y por condicionamiento (a través de sistema nervioso autónomo); por ello se podía catalogar, de manera empírica, 41 La Cuestión Social Año 21, n. 1