Este era un comerciante que tenia tesoros por montones. Obras

Transcripción

Este era un comerciante que tenia tesoros por montones. Obras
Este era un comerciante que tenia tesoros por montones. Obras originales de los más grandes pintores.
Estatuas, esculturas. Podría decirse que para un comerciante, tenía un buen gusto. Su mayor tesoro,
aquel que ocupaba un lugar privilegiado en el panorama de sus afectos, no era su esposa, a la que había
seducido, por no decir comprado con oro joyas y diamantes. No eran sus bodegas repletas de oro
macizo, su más preciado bien era un pequeño pájaro en el interior de una enorme jaula. El comerciante
se sabía el único hombre que poseía un espécimen de ese pájaro. No era un pájaro cualquiera, era uno
de los llamados pájaros libres, que viven en el bosque de la lejana ciudad de Samarcanda. Y nuestro
comerciante sabía era el único que poseía un pájaro.
CUT…
Dijo el pájaro, lo que para ti es una mala noticia, puede ser buena para mí. Y el comerciante conto: no
había terminado el comerciante su relato cuando desde lo alto su jaula, el pájaro libre se dejo caer en
picada y se estrello contra el suelo sintiendo una punzada muy honda en el pecho, el comerciante saco
de la jaula el cuerpo inerte de su preciado pájaro y se puso a acariciarlo con ternura. Viéndose libre, el
pájaro alzo vuelo. Fue a instalarse en el alfeizar de una ventana. Miro al sorprendido comerciante y le
dijo: Ve como lo que para ti es una mala noticia, puede ser buena para mí. Mis hermanos me dijeron a
través de ti que yo era el único que podía alcanzar mi libertad. La libertad es una flor que no se regala,
se toma. Levantando vuelo se perdió en la inmensidad del cielo.
La primera mujer y el primer hombre aprendieron a reír juntos. La primera vez fue una mañana de lluvia
y sol a la orilla del rio. La primera mujer tenía hermanita y el primer hombre tenía hermanito. Y cuando
hermanito por su propia voluntad se levanto y desapareció en hermanita, primera hombre sintió gracia
y sintió miedo. Olvido el placer pero fue incapaz de olvidar el miedo que el recuerdo se convirtió en
horror y pánico. La primera mujer comenzó a engordar y con el tiempo algo empezó a moverse en su
vientre. Y se preguntaba ¿qué era lo que su mujer tenía en la barriga? Le pregunto a los pájaros y los
pájaros no supieron responder. Le pregunto a los arboles y tampoco los arboles pudieron resolver sus
dudas. Le pregunto entonces a la luna y la luna le dijo: tu mujer está esperando. Al primer hombre le dio
más miedo todavía. No podía soportar que su mujer estuviera esperando a otra persona. Así nacieron
los celos.
4 10
Y el miedo del primer hombre era tan grande que quiso aplastarle la barriga a primera mujer. La
persiguió con una piedra, ella huyo y se refugió en el bosque. Más tarde regreso con un precioso niño en
los brazos. A primer hombre, le pareció que se le parecía y lo amó, pero el miedo persistía. En las
noches, primer hombre se despertaba angustiado, sudando, aterrorizado recordando el instante aquel
en que hermanito aquel era devorado. Y el miedo, ese miedo lo hizo inventarse una larga historia. Contó
que como así en el bosque había un árbol mas alto, y que entre los leones había uno más fuerte, alguien
debía mandar, alguien debía obedecer, alguien tenía que tener el poder. [sonido de instrumento]
5 40
Primera mujer y primer hombre peleaban todo el día porque quien debía mandar y quien debía
obedecer. Por quien debía tener el poder. Y ninguno de los dos daba el brazo a torcer. Eran igualmente
fuertes, igualmente audaces, capaces, inteligentes y poderosos. Un día, primer hombre aburrido de
tanto y tanto pelear fue a reunirse con Dios. Y [Sonido de instrumento] contándole sus constantes
disputas con primera mujer. Le pidió que le dijera quien debía mandar y quien debía obedecer. Que
resolviera el problema de una vez por todas. Quien debía tener el poder, si el hombre, o la mujer. Es
muy simple, le dijo Dios, toma este machete y esta noche cuando primera mujer este dormida al lado
tuyo le cortas la cabeza de un solo golpe y saquete, se acabo. Así voz tendrás el poder. Tengo que
decirles que primer hombre se quedó muy preocupado con los consejos de Dios. De camino a casa se
fue pensando, ¿cómo voy a hacer semejante cosa? Yo no soy capaz de matar a primera mujer. Y así,
distraídamente, que dizque perdió el machete, ¿ja? que bueno, se dijo primer hombre. Así, si Dios me
pregunta, le diré que perdí el machete. Y que fue por eso que no pude seguir su consejo. Llegó a su casa,
encontró a primera mujer que acababa de regresar del bosque y traía una hermosa flor en el pelo. La
saludó y [sonido de instrumento].
7 52
Al caer la tarde, cansados, rendidos, agotados de tanto y tanto pelear, se acostaron a dormir. Al alba,
mientras primer hombre dormía plácidamente a su lado, primera mujer sacó el machete que Dios le
había dado y saquete. Le bajó la cabeza. Apareció Dios, y volviendo a poner la cabeza de primer hombre
en su lugar, resolvió: si alguien debe tener el poder es el hombre.
8 33
Porque no es capaz. Por lo tanto, lo necesita. Así fue como el poder quedó en mano de los hombres.
Pero en seguida, Dios se reunió con primera mujer, y ¿saben qué? Pues que nosotros los hombres no
hemos podido averiguar qué fue lo que resolvieron [sonido de instrumento].
9 02
9 20
[sonido de instrumento]
Dos ranas que andaban de paseo. La segunda detrás de la primera. De repente, llegaron a un lugar
donde encuentran un balde. Lo miran y [sonido de instrumento]
La primera rana salta hacia el interior. Para mostrar sus habilidades. La segunda, [sonido de
instrumento] la sigue por curiosidad. El balde estaba lleno de crema de leche.
10 30
Entonces, la primera rana saca su centímetro, su metro, su barómetro, su kilometro, su regla de calcular,
su computador y se pone a medir la profundidad, la altura, la densidad de la crema de leche, la fuerza de
sus patas y tras un cálculo bastante complicado en cuanto se da cuenta hasta qué punto la situación es
irremediable, estoicamente se deja morir.
11 02
La segunda rana por el contrario, se pone a dar patadas. [Sonido de instrumento] Si patadas. Las patadas
más absurdas, ridículas e irracionales que se puedan ustedes imaginar. [sonido de instrumento]
11 46
Y resulta que a fuerza de dar patadas, la crema de leche debajo de sus patas se vuelve mantequilla. Y
ella encuentra el punto de apoyo que necesitaba para saltar y salir [sonido de instrumento].
La primera era una rana macho. [risas]
María del Carmen Ángela Gertrudis de la Concepción de otras hierbas amargas era la empleada de
servicio de una casa muy rica y elegante. No era una casa, era un palacio, un castillo, una mansión, era
algo inmenso. Y ella tenía que hacer sola el trabajo de por lo menos 10 personas. Además, la dueña de la
casa estaba siempre dispuesta a regañarla. Por las cosas más absurdas e insignificantes. Un grano de
polvo, un mueble desplazado un milímetro, una mancha imperceptible, un cuadro ligeramente inclinado
y por si no fuera bastante, le pedía mil cosas al mismo tiempo.
Marialberga veni pa' ca, Marialberga va pa'lla. Marialberga pasame eso, Marialberga traeme, movete
mugrosa desde esta mañana.
La buena María del Carmen no tenía un instante de reposo. Debía trabajar del amanecer al anochecer.
No había tenido tiempo ni siquiera de reunirse con las otras empleadas de servicio del barrio. Sus días y
sus noches transcurrían de la soledad de su mínimo cuarto de servicio a la jornada extenuante de
trabajo. Pero María del Carmen Ángela Gertrudis de la Concepción de las otras hierbas amargas rezaba
todas las noches. Como le habían enseñado cuando era una niña. Y le rezaba a su ángel de la guarda.
Angelito de la guarda, oime voz, protégeme de los hombres malos y de los malos espíritus ¿si? No dejes
que me calumnien ni que me metan en chismes. Angelito de la guarda buenas noches y muchas gracias.
Todas las noches antes de irse a la cama le rezaba a su ángel de la guarda. La buena María del Carmen
no era bonita. No tenía ninguna gracia y era tímida y discreta hasta tal punto que pasaba inadvertida.
Nunca un hombre había puesto sobre ella su mirada con una buena o una mala intención. [risas]
Un día comenzó a sentir el peso de la soledad. La soledad es terrible. Como plomo. Como vidrio molido
en los huesos. Se sentía tan sola y tan abandonada que empezó a llamar desesperadamente a su ángel
de la guarda y a pedirle que viniera a visitarla. Angelito de la guarda, oime voz. Yo que tanto te he
rezado. Que tanto te he rogao. Te pido que vengas ¿sí? y me hagas compañía. Mira que yo estoy muy
sola y muy aburrida. Angelito veni, ahh veni. Nadie vino.
Preguntó huyó contó estrelló levantó regresó esté acabó comenzó

Documentos relacionados