Nueva Antropología 79 - Colegio de Etnólogos y Antropólogos
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Nueva Antropología 79 - Colegio de Etnólogos y Antropólogos
79 Religiosidad popular, rituales y representación social de la muerte 01_NuevaAntropología79.indd 1 07/01/14 13:43 Dirección Silvia Gómez Tagle Consejo de Redacción Raúl Nieto, Mechthild Rutsch, Héctor Tejera Consejo Editorial Jorge Alonso, Lourdes Arizpe, Steffan Igor Ayora Diaz, Antonádia Borges, Carmen Bueno, Alicia Castellanos, Rodrigo Díaz Cruz, José del Val, Carles Feixa, Anna Fernández Poncela, Adrián García Valadés, Carlos Garma, Turid Hagene, Diego Iturralde, Esteban Krotz, Gilberto López y Rivas, Andrés Medina, Eduardo Nivón, Marisol Pérez Lizaur, Xóchitl Ramírez, Patricia Ravelo, Wayne Robins, María Teresa Romero Tovar, Mauricio Sánchez, Sergio G. Sánchez, María Josefa Santos, Pablo Seman, Karine Tinat, Gabriela Vargas Cetina, Claudia Ytuarte-Núñez Consejeros honorarios Luis H. Barjau, Silvia Gómez Tagle, Erwin Stephan Otto Asociación Nueva Antropología, A. C., publica Nueva Antropología Instituciones que apoyan la edición de Nueva Antropología Instituto Nacional de Antropología e Historia; El Colegio de México, A. C.; Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología; Universidad Autónoma Metropolitana Coordinadora del número Silvia Gómez Tagle Secretaría técnica Celia Tapia Alto, Ana Teresa Peña Hernández Producción editorial Dirección de Publicaciones de la Coordinación Nacional de Difusión-INAH Cuidado de la edición Héctor Siever y Arcelia Rayón Ilustración de portada Carlos Gutiérrez Angulo Publicación semestral Certificado de licitud de título y contenidos núms. 2059 y 1291 Reserva de título núm. 37286 Los artículos firmados son responsabilidad exclusiva de los autores Impresa y hecha en México Tiro: 1 000 ejemplares Talleres gráficos del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Av. Tláhuac 3428, col. Los Reyes Culhuacán, C.P. 09800, México, D.F. 01_NuevaAntropología79.indd 2 07/01/14 13:43 VOL. XXVI, NÚM. 79 MÉXICO, JULIO-DICIEMBRE DE 2013 SUMARIO Editorial 5 Bajo tu manto nos acogemos: devotos a la Santa Muerte en la zona metropolitana de Guadalajara Blanca Estela Bravo Lara 11 Cuando los chichi’ales llegan: la conceptualización de muerte entre los yaquis Enriqueta Lerma Rodríguez 29 Animitas: apropiación urbana de una práctica mortuoria ciudadana e informal Gonzalo Lautaro Ojeda Ledesma 49 El montaje teatral de las identidades. Personajes rancheros y actores indígenas en las pastorelas de la sierra purépecha Elizabeth Araiza Hernández 75 La vida social de los objetos recuperados Débora Gorbán 99 Activos y recursos en familias de sectores medios del D.F. Un estudio de caso sobre estrategias de reproducción doméstica Gabriela Sánchez Hernández 123 01_NuevaAntropología79.indd 3 07/01/14 13:43 La “Consagración” de un sacerdote en las “Asambleas” de sabios americanistas: el caso de monseñor Pablo Cabrera (1910) Mariela Eleonora Zabala 147 Reseñas bibliográficas 171 Política editorial175 Novedades editoriales 179 01_NuevaAntropología79.indd 4 07/01/14 13:43 Editorial E n un mundo fuertemente secularizado los seres humanos recurren a nuevos repertorios de creencias y de prácticas religiosas, o reconstruyen tradiciones y les confieren nuevos significados en el contexto de la globalización. El sentido y las identidades socioculturales articuladas a estas prácticas y creencias religiosas escapan tanto a las ideologías predominantes de la modernidad racional como a las iglesias institucionales, incapaces de ajustarse a las formas de religiosidad que emanan de las experiencias cotidianas de muy diversos grupos sociales, separados por culturas, lenguas y por la condición en que se insertan en las relaciones de poder y de mercado y, al mismo tiempo, fatalmente interconectados en el espacio de la globalización. En especial la Iglesia católica, antes hegemónica en el mundo occidental y principalmente en América Latina y que hoy, pese a su poder institucional, se ve obligada a competir, tanto con múltiples expresiones de religiosidad popular como con “otros modelos” de religiosidad dentro o fuera de la tradición cristiana, cuya difusión es cada vez más amplia a través de los medios electrónicos. 01_NuevaAntropología79.indd 5 07/01/14 13:43 6 Editorial A pesar de que los autores no fueron convocados expresamente para desarrollar trabajos alrededor de estos temas, los primeros cinco textos que se presentan en este número de Nueva Antropología tienen como uno de sus ejes centrales la reflexión sobre expresiones diversas de la religiosidad popular, los rituales y la representación social de la muerte. En esta perspectiva se pueden considerar los textos de Blanca Estela Bravo sobre la Santa Muerte; de Enriqueta Lerma acerca de la concepción de la muerte en el pueblo yaqui; de Gonzalo Lautaro Ledesma, que habla de las capillas creadas en la memoria de los muertos en accidentes a la orilla de las carreteras; y de Gabriela Sánchez, que narra las pastorelas de la sierra purépecha. En “Bajo tu manto nos acogemos: devotos a la Santa Muerte en la zona metropolitana de Guadalajara”, Blanca Bravo recupera la experiencia del culto a la Santa Muerte a partir de la narración de las experiencias de sus devotos, quienes, inmersos en un contexto socio-económico de crisis e incertidumbre, no encuentran las respuestas que requieren en las instituciones formales. Estudia el contexto social de los sujetos pero subraya la importancia del sujeto individual que reclama su derecho a una religiosidad, ya sea formando parte de una Iglesia o en el ámbito privado y doméstico. Esta perspectiva de análisis le permite abandonar la concepción que ha sido común al presentar el culto a la Santa Muerte como un culto propio de pobres, criminales, homosexuales y prostitutas que viven en exclusión por libre elección. La autora, con sustento en su trabajo de campo, retrata las características de este “culto popular” y la peculiar relación que guarda con el catolicismo al analizar la identidad y las prácticas de los devotos a la Santa Muerte, tanto como grupo inmerso en la totalidad social como en su individualidad dentro de las colectividades a las que de alguna u otra manera se adscribe y le permiten encontrar una religiosidad menos disociada de las exigencias prácticas de su vida cotidiana, donde la devoción surge como la expresión del ser humano que no encuentra en las instituciones el espacio para su propia religiosidad. El artículo “Cuando los chichi’ales llegan: la conceptualización de muerte entre los yaquis” es resultado de un extenso trabajo de observación en campo, y su autora, Enriqueta Lerma, realiza un análisis ontológico y etnográfico acerca de la conceptualización de muerte entre los yaquis, o yoemes, de una comunidad indígena del sur 01_NuevaAntropología79.indd 6 07/01/14 13:43 Editorial 7 del estado de Sonora, México, comunidad que ocupa un territorio autónomo distribuido en cuatro municipios: Guaymas, Emplame, Bacum y Cajeme. Los yaquis conservan rituales originados en su cosmovisión ancestral y en la resignificación del catolicismo heredado de los jesuitas que arribaron a su territorio en el siglo xvii. La autora ofrece una interpretación acerca de la conceptualización de la muerte en la tribu yaqui a través de lo que estos pueblos consideran son los ritos de paso y las transformaciones que propician. Cada persona se transforma a través de su participación en diferentes rituales durante su trayectoria de vida, y los rituales mortuorios finalmente deben dar cuenta de esta trayectoria. Por ello la ritualidad funeraria sólo es comprensible en un sistema más amplio: de nombramientos y cargos rituales, que se articulan con los ritos de las crisis vitales. En el artículo “Animitas: apropiación urbana de una práctica mortuoria ciudadana e informal”, Lautaro Ojeda presenta el resultado de un trabajo que combina la etnografía y la reflexión sobre los símbolos materiales de la religiosidad popular, con un análisis geoespacial con una perspectiva urbanística. El problema de investigación surge alrededor de una problemática eminentemente práctica: las muertes de transeúntes en accidentes viales; sin embargo, la reflexión teórica sobre el sentido de estos pequeños monumentos y el resultado de la observación y la investigación cualitativa van mucho más allá. El trabajo de campo se desarrolló en Valparaíso, Chile, con el propósito de estudiar las “animitas” —pequeños edículos dedicados a quienes tuvieron una muerte trágica acaecida en el espacio público— que edifican los familiares o amigos de la persona fallecida. La presencia de “animitas” en el espacio urbano, carretero y rural de Chile, es un indicador de los conflictos y contradicciones que interrelacionan los conceptos de ciudad, espacio público, ciudadanía y religiosidad popular. En este artículo se considera que las animitas sostendrían y protegerían este germen de intervención ciudadana de escala intermedia y local, construyendo simbólicamente una red de imaginarios que cualifican el espacio urbano desde la informalidad. Elizabeth Araiza discute las diferentes nociones del “ritual” desde una perspectiva antropológica en su trabajo “El montaje teatral de las identidades. Personajes rancheros y actores indígenas en las pastorelas de la sierra purépecha”, para poner en evidencia que, pesar 01_NuevaAntropología79.indd 7 07/01/14 13:43 8 Editorial de que la noción del ritual y su significado confronta a diversas corrientes y autores, hay un punto en el que al parecer todos coinciden: el ritual expresa, comunica y refleja la identidad de los grupos sociales que lo realizan. El texto inicia con una descripción de la “pastorela”, como una modalidad de narrativa y de ejecución corporal, un tipo de representación escénica, ya sea ritual o teatral, que remite a un pasaje evangélico. En medio de la variedad en las formas, los personajes y los vestuarios, se distingue una pastorela por la presencia de dos personajes: el diablo y el ángel. El texto, a su vez, plantea que en la pastorela no está implicada una identidad, sino una variedad de identidades. Éstas no son simple expresión de las que encontramos en la vida ordinaria, sino que se presentan de manera extraordinaria: afirmándose y negándose al mismo tiempo. ¿Si la intención es expresar la identidad purépecha, qué vienen hacer personajes tales como los rancheros, los luzbeles y los diablos? También se incluyen en este número tres artículos que responden a problemas de investigación y abordajes totalmente distintos. Débora Górban estudia la vida social de los objetos recuperados por los “cartoneros”, en la ciudad de Buenos Aires, Argentina; Gabriela Sánchez analiza las estrategias económicas de las familias de clase media en la ciudad de México, y Mariela Eleonora Zabala presenta un estudio histórico sobre el papel de un sacerdote en la antropología americanista. En el texto “La vida social de los objetos recuperados”, Débora Górban se propone indagar acerca de los objetos que los cartoneros obtienen durante la tarea de recolección en la ciudad de Buenos Aires. El texto describe la actividad de los cartoneros, la construcción de su identidad (distinta de quienes recolectan basura), así como los desplazamientos que este oficio los obliga a realizar —la mayoría de los cartoneros acude a las ciudades a realizar su trabajo—, se condensa la experiencia entre vivir en un barrio y una ciudad, y se vinculan elementos como el territorio social, la economía y la geografía. Pero en realidad el texto se centra en la vida social de los objetos desechados en un contexto socio-económico y cultural para ser transformados, por quienes los recuperan en la calle, en bienes de uso en otros contextos o en materias primas para la industria; la autora realiza un análisis de los desechos obtenidos durante la práctica de 01_NuevaAntropología79.indd 8 07/01/14 13:43 Editorial 9 recolección. El trabajo de campo se desarrolló en la zona norte de la ciudad de Buenos Aires, caracterizada por barrios de alto poder adquisitivo, y las villas miseria de la periferia, tomando a un grupo de informantes a los que la autora realizó entrevistas profundas y acompañó durante el proceso de recolección. En México la antropología económica ha desarrollado muchos estudios relativos a conocer las diversas estrategias de supervivencia y reproducción en sectores bajos urbanos y rurales. El aprovechamiento de los recursos familiares permite suponer que los integrantes de las familias son sensibles no sólo a los cambios económicos y políticos que vive el país, muchos de los cuales impactan directamente el bolsillo familiar, sino que perciben las necesidades tácitas del mercado laboral, de la sociedad y de las oportunidades que el Estado brinda a través de determinadas políticas sociales. Sin embargo, Gabriela Sánchez considera que ese planteamiento se ha utilizado poco en la comprensión del uso y del manejo del “portafolio de recursos y activos” entre familias de sectores medios urbanos. Por ello, en su artículo “Activos y recursos en familias de sectores medios del D.F. Un estudio de caso sobre estrategias de reproducción doméstica” estudia los tipos de recursos y activos públicos utilizados por familias de clase media urbana. Se trata de ubicar las acciones que las familias emprenden para potencializar sus recursos y lograr a mediano o largo plazo no sólo la mejoría de su calidad de vida, sino también la movilidad o permanencia dentro de su estratificación social. Este trabajo aporta algunas conclusiones sugerentes respecto de las acciones que las familias emprenden para potencializar sus recursos y lograr la mejoría de su calidad de vida, así como la movilidad o permanencia dentro de un estrato social. Estos trabajos también se inscriben en la tradición antropológica y en el uso de herramientas metodológicas clásicas como la observación, el trabajo de campo, o las entrevistas a profundidad, para recabar y analizar información cualitativa, más orientada a explicar significados que a cuantificar rasgos de los individuos pertenecientes a un determinado grupo o categoría social. Por último, presentamos un texto sobre la historia de la antropología, de gran interés para toda América Latina: “La ‘Consagración’ de un sacerdote en las ‘Asambleas’ de sabios americanistas: el caso de monseñor Pablo Cabrera (1910)”, de Mariela E. Zabala quien ofrece un 01_NuevaAntropología79.indd 9 07/01/14 13:43 10 Editorial estudio histórico de la antropología argentina. La inquietud de la autora ante este personaje surge a raíz de conocer el homenaje que ha merecido monseñor Pablo Cabrera por su aportación al desarrollo de la ciencia y más específicamente para el campo del americanismo. Se analiza el papel que este personaje desempeñó en el desarrollo de la antropología “americanista” en el corazón académico de la Argentina, La Plata y Buenos Aires. Se cuestiona el lugar que ocupaban los sacerdotes católicos en el saber científico de gestión provincial en los orígenes de los congresos de americanistas, donde aparentemente coexistieron diversos estilos de pensamiento basados en diferencias ideológicas, adscripciones nacionales o tradiciones disciplinares. Sin embargo, lo más importante para el desarrollo de la disciplina antropológica como ciencia era la confrontación entre la racionalidad científica y la religiosa. El artículo muestra la evolución de un hombre cristiano, profeta de las verdades del dogma, a un hombre que se abre a escuchar los postulados de la ciencia que tienen que ver principalmente con el origen del hombre. 01_NuevaAntropología79.indd 10 07/01/14 13:43 BAJO TU MANTO NOS ACOGEMOS: DEVOTOS A LA SANTA MUERTE EN LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA Blanca Estela Bravo Lara* Resumen: En este artículo se aborda el culto a la Santa Muerte partiendo de la experiencia de sus devotos, quienes, inmersos en un contexto socio-económico de crisis e incertidumbre, no encuentran las respuestas que requieren en las instituciones. La presente propuesta llama a incluir en el análisis del culto a la Iglesia católica, que en el caso estudiado: el área metropolitana de Guadalajara en México, es la iglesia de origen de los devotos, como una institución que en la cotidianidad del devoto a la Santa Muerte y desde su perspectiva, no ha tenido la capacidad de satisfacer sus necesidades prácticas y religiosas. El artículo retrata las características del culto y su relación con el catolicismo. De igual manera, da cuenta del proceso que lleva al católico excluido e insatisfecho simbólicamente a convertirse en devoto a la Santa Muerte. Palabras clave: Santa Muerte, religión-base, religiosidad-complemento, inclusión-exclusión, cerca-lejos. Abstract: This article deals with the cult to the Santa Muerte (Holy or Saint Death) based on the experience of its devotees, who, immersed in the socioeconomic context of crisis and uncertainty, cannot find the answers they seek in ordinary institutions. The present approach calls for including the Catholic Church in an analysis of the cult, because in the case of the Guadalajara metropolitan area, worshippers left this Church, which was yet another of the institutions unable to satisfactorily meet the practical and religious needs of its followers. The article portrays the characteristics of the veneration and its relation to Catholicism, while it also explains the process that leads a Catholic who feels symbolically excluded and unsatisfied to become a worshipper of the Santa Muerte. Keywords: Santa Muerte (Holy Death), base religion, religiousness-complement, inclusionexclusion, far-near. INTRODUCCIÓN Puesto que el individuo posmoderno obedece a lógicas múltiples, frecuentemente prepara él mismo “su cóctel religioso: unas gotas de islamismo, una brizna de judaísmo, algunas migajas de cristianismo, un *Licenciada en antropología por la Universidad de Guadalajara. Línea principal de investigación: Religiosidad popular. dedo de nirvana; todas las combinaciones son posibles, añadiendo, para ser más ecuménico, una pizca de marxismo o un paganismo a medias” (Luis González-Carvajal Santabárbara, 1991: 176-177). E n un mundo que se drena de creencias en pos de una secularizada modernidad, donde la jerarquía católica opta por un discurso “con pretensiones de lógica y de clari11 01_NuevaAntropología79.indd 11 07/01/14 13:43 12 dad, pero desprovisto de aliento nu minoso” (Mardones, 1996: 45), surgen nuevas formas de fe. Los que “quie ren creer” rediseñan sus creencias en un intento de llenar la vacuidad racionalizada y excluyente que la religión les ofrece. Es entonces cuando el devoto a la Santa Muerte surge no solamente como el ciudadano que no encuentra en las instituciones respuesta a sus necesidades prácticas, sino como el homo religiosus incompleto y que se percibe a sí mismo, en muchos de los casos, excluido por la Iglesia católica, su Iglesia de origen. Mientras que algunos individuos han decidido ejercer una religión light (González-Anleo, 1987: 28-33), algunas veces con ciertos toques “psico-místicoparacientífico-espiritual-terapéuticos” (Roszak, 1975: 30), otros han tomado como estrategia —para llenar las carencias que su religión les significa— la incorporación de un complemento externo a ésta. Dicho complemento les permite experimentar una religiosidad menos disociada de su vida diaria y de las exigencias prácticas que ella les presenta. Éste es el caso de los devotos al culto de la Santa Muerte, en su mayoría católicos, quienes buscan en esta devoción lo que su religión base no les ofrece. Es debido a la propia historia de la Iglesia católica, y a su poder institucional, que ésta carece de una plasticidad efectiva, capaz de ajustarse a todas y cada una de las diversas formas de ser católico. La Iglesia católica no sólo aparece como lejana al creyente en lo individual, sino que ha venido perdiendo el monopolio de la religiosidad y la posición central de la que gozó 01_NuevaAntropología79.indd 12 Blanca Estela Bravo Lara por años y que ahora comparte periféricamente junto a otras religiones (Mardones, 1996). Del culto a la Santa Muerte mucho se ha dicho. Desde la prensa y la literatura, principalmente, se ha difundido una imagen superficial y homogeni zada, tanto del culto y su lugar en la sociedad, como del devoto tipo adscrito a él. Doña Enriqueta Romero, con el primer altar público, y David Romo Guillén, autoproclamado arzobispo de la Iglesia Santa Católica Apostólica Tradicional México- usa ( iscat mex usa), terminan siendo, en el imagina rio colectivo, personas-emblema de las dos más conocidas vertientes del culto a la Santa Muerte: la del devoto que busca un ritual más cercano y ma nipulable, y la del que prefiere el cobijo de una institucionalidad formalizada. Investigadores sociales también han puesto los ojos en el fenómeno religioso del que hablamos. Se han publicado interesantísimos trabajos. Algunos siguen el rastro de los posibles orígenes, tanto de la devoción a la Santa Muerte como de la iconografía rela cionada con el ente descarnado (Malvido, 2005). Los más han analizado la situación socio-económica que enmarca estas manifestaciones de religiosidad; situación caracterizada por la desigualdad, la violencia y las instituciones ineficientes.1 Sin embargo, el análisis no siempre se ha presentado de manera clara y oportuna. En ocasio1 Pilar Castells Ballarín (2008) y Walter Calzato (2008) han descrito este contexto claramente, la primera para México y el segundo para Argentina, situando el auge de la devoción en un ambiente de precariedad y crisis. 07/01/14 13:43 Bajo tu manto nos acogemos: devotos a la Santa Muerte en la zona metropolitana de Guadalajara nes, el discurso para abordar el tema enturbia el análisis profundo del fe nómeno y parece tender a considerar al culto a la Santa Muerte más como productor o, por decir lo menos, como perpetuador del contexto en que está inmerso, que como producto de él. Se presenta la devoción como imbatible vínculo de delincuencia. Cuantiosa ha sido la discusión en torno al culto. Sin embargo, sendos huecos quedan todavía en lo que respecta a los devotos, quienes terminan siendo los silentes protagonistas de esta alteridad narrada. En el presente trabajo no se quiere abonar a la ya de por sí crasa concepción del culto a la Santa Muerte como uno propio de pobres, criminales, homosexuales y prostitutas que viven en exclusión por libre elección. Por supuesto, tampoco persigue como meta central demostrar una realidad en extremo contraria, en la que el devoto se torne en víctima indefensa de su realidad. El presente corre con la simple aunque no fácil tarea de analizar a los devotos a la Santa Muerte, tanto en su ser grupo dentro de la totalidad social como en su individualidad particular dentro de las colectividades a las que de alguna u otra manera se adscribe, particularmente las religiosas. Se reconoce la pertinencia de pensar al creyente como individuo-parte de una sociedad en crisis económica y de seguridad, pero se exhorta a incluir en el análisis al devoto como sujeto individual que reclama su derecho a una religiosidad, ya sea formando parte de una Iglesia o en el ámbito privado y do méstico. 01_NuevaAntropología79.indd 13 13 LA SANTA MUERTE EN LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA Cada religión debe considerarse desde el punto de vista de sus seguidores, e investigarse cuál es su concepción de lo sobrenatural y como todo se interrelaciona y se armoniza (Lluis Duch, 2001: 20-21). Si bien el culto a la Santa Muerte no puede ser constreñido a rígidas delimitaciones geográficas, ni en su práctica, ni en su estudio, sí podemos afirmar que, salvo contadas excepciones,2 este fenómeno ha sido analizado principalmente en la zona donde empezó a cobrar difusión masiva con los altares callejeros. Así pues, el centro de México es, por excelencia y desde hace tiempo, reconocido como la casa del culto a la Santa Muerte. En su trabajo sobre los barrios marginales de la ciudad de Mé xico, Oscar Lewis (1964) ya hacía mención de la devoción a la Santa Muerte. Sin embargo, el culto está presente en gran parte del territorio nacional, tanto en ciudades de frontera —que como regiones de tránsito legal e ilegal se tornan en espacios de incertidumbre carentes de una cohesión social arraigada, donde convergen toda clase de historias de vida y con ellas una pluralidad de creencias— como en ciudades de rancias costumbres y credos dominantes. De este último tipo es ejemplo Guadalajara, que aun cuando se encuentra actualmente sumida en un ambiente 2 Carlos Navarrete (1982) describió el culto a San Pascualito Rey, ser descarnado que se venera en un templo católico en Chiapas. 07/01/14 13:43 14 de alarmante violencia, es una de las ciudades más conservadoras del país. Con un contexto de inseguridad, el predominio evidente de la religión católica y el aumento en número de los seguidores a la Santa Muerte, dicha urbe resulta ser un interesante espacio para el análisis del culto. La investigación de la que surge este artículo se realiza en la zona metropolitana de la ciudad de Guadalajara (zmg). Es decir, no se limita a las fronteras geográficas de la ciudad capital, sino que el trabajo de campo abarca zonas de Guadalajara, Tlaquepaque, Zapopan y Tlajomulco, y fue realizado en el año 2010. LAS CARAS PÚBLICAS DE LA SANTA MUERTE Como impronta de los medios de comunicación, la población en general tiene ciertas concepciones o advocaciones de la Santa Muerte, a las que ni el devoto, ni el no devoto a esta deidad en la zmg son ajenos. Santa Muerte como patrona de narcotraficantes, Santa Muerte como nueva tendencia esotérica y la Santa Muerte de la iscat Mex-EEUU. La patrona En el imaginario compartido, la advocación más fuerte que tiene la Santa Muerte es la de protectora de criminales. Los numerosos cateos en “casas de seguridad” —como se ha llamado a los lugares donde se retiene a secuestrados—, los decomisos de droga y armas y las revisiones a las ostentosas residencias u otros escondites de narcos 01_NuevaAntropología79.indd 14 Blanca Estela Bravo Lara han dado abundante material gráfico a los medios de comunicación. Entre las imágenes con más rating destacan las de la Santa Muerte. En estos sitios se han encontrado desde pequeñas imágenes de La patrona custodiando un cargamento de droga, hasta elaborados altares repletos de ofrendas. Como protectora de narcos, la imagen de la Santa Muerte propia de los no devotos en la zmg no difiere en gran medida de las imágenes de culto que tienen estos grupos en el resto del país. En entrevista, una vecina del templo de la Santa Muerte en la zmg refirió “Ese templo es para puros narcos. Porque los narcos son los que creen en la Santa Muerte”. A pesar del cotidiano contacto, al menos visual, con el santuario de la Santa Muerte y con las personas que asisten al recinto, ya que su negocio se encuentra frente al lugar, la entrevistada tiene una concepción del culto gestada al margen de su experiencia directa. “Ese no es templo. El templo está a unas cuadras más y es de nuestra santísima madre la Virgen de Guadalupe”, concluye desde su tienda de abarrotes, en la cual se exhibe un Cristo y una Virgen de Guadalupe con sus respectivas veladoras (entrevista, 22 de mayo de 2010). La santísima La Santa Muerte “esotérica” es, por cierto, la que mueve el lucrativo negocio de mercancías relacionadas con ella. La imagen “de bulto” o estatuilla de la santísima ha sido incorporada a rituales adivinatorios y de sanación. Desde hace algunos años la figurilla de 07/01/14 13:43 Bajo tu manto nos acogemos: devotos a la Santa Muerte en la zona metropolitana de Guadalajara la santa se ha convertido en asiduo testigo de “trabajos”, con magia blanca o negra, en los cubículos de brujos, brujas y chamanes. Es en estos términos, de imagen amuleto, en los que aparece en programas de televisión que tienen una línea esotérica y paranormal. En el Mercado Corona, por ejemplo, uno de los más emblemáticos de la ciudad de Guadalajara —y del estado de Jalisco—, se encuentran varios locales que, junto con curaciones, limpias y adivinaciones, ofrecen todos los objetos necesarios para la realización de tales actos rituales. Sin embargo, una cosa es vender imágenes, velas, lociones y libros identificados con la santa, y otra muy distinta “trabajar” con ella. Durante las entrevistas en el lugar, repetidamente se señaló a una mujer en el local de su propiedad: es “la que trabaja Santa Muerte”. La referencia fue dada, invariablemente, con la previa petición de no revelar jamás a esta persona la fuente. Custodiado por una imagen de la Santa Muerte de más de dos metros de altura que mira al surponiente, resalta el puesto que nos indicaron. La imponente estatua no está dispuesta, como el resto de mercancías, para ser exhibida; no está a la venta, protege e impone temor (fotografía 1). Detrás del puesto hay un cubículo pequeño donde se atiende a los clientes que esperan turno. “Se hacen trabajos de magia negra”, reza un cartel manuscrito en la entrada del local. El Mercado Corona está situado en pleno centro de la ciudad, muy próximo a varios de los templos más representativos y tradicionales de la urbe, incluyendo la Catedral de Guadalaja- 01_NuevaAntropología79.indd 15 15 Fotografía 1. Santa Muerte monumental al interior del Mercado Corona. ra. Así pues, no es difícil entender que el mercado se haya destinado históricamente, además de a la venta de plantas medicinales, al comercio de artículos religiosos. Sin embargo, al recorrer los puestos del mercado se aprecia una transformación: es evidente que la mercancía en demanda está relacionada con los rituales del culto a la Santa Muerte, no del catolicismo tradicional. Los espacios que tiempo atrás exhibían a la Virgen de Guadalupe, san Martín Caballero y san Antonio hoy están ocupados por imágenes de la Santa Muerte. “La gente sigue creyendo en Dios, pero le tiene más fe a la Santa Muerte que a los demás santos 07/01/14 13:43 16 Fotografía 2. Mujer/Muerte gestando. […] Es lo que más se vende”, explicó una locataria del mercado. La santísima de cuerpo completo y en diferentes colores, acordes al favor que se le pedirá, los cráneos de cera y hasta figuras femeninas, mitad esqueleto, mitad ser encarnado, con un avanzado embarazo (fotografía 2), acaparan los estantes, cediendo un mínimo espacio a los san Malverdes y a uno que otro san Judas Tadeo, quien se resiste a abandonar el monopolio de los favores difíciles. El consumidor de los bienes esotéricos relacionados con la Santa Muerte no es forzosamente un devoto a ella. Se trata del individuo que busca el ritual, la oración, la fórmula mágica que traiga a sus brazos al ser deseado, que le 01_NuevaAntropología79.indd 16 Blanca Estela Bravo Lara deje ver el futuro o le dé buena suerte, pero sin ningún compromiso de fe con la santa a la que quema incienso, al mismo tiempo que medita en posición de yoga y escucha música new age. Aunque el Mercado Corona es un centro donde convergen tanto devotos fervientes como consumidores de bienes esotéricos —estos últimos en su mayoría de clase media y alta—,3 prefieren sitios más discretos para buscar el consejo trascendental, por ello es posible encontrar librerías esotéricas y consultorios particulares en toda la zmg y casi en ninguno de ellos falta la imagen de la Santa Muerte (fotografía 3). En ambos casos, devotos y consumidores de bienes esótericos, y ambos espacios, los públicos expuestos y los que brindan cierta reserva; las mercancías esótericas, principalmente la figura de la Santa Muerte, atraviesan por un proceso que les confiere otro valor (Appadurai, 1991). El contexto ritual: oraciones a media voz, incienso, spray armonizante, facilita la metamorfosis. La figura, antes mercancía, mediante la “preparación” se convierte en san ta-talismán, en objeto-símbolo. No es un asunto menor el hecho de que la 3 Con el concepto clase, en este caso, se hace referencia a una situación estamental (Weber, 1996). No se alude a una categoría exclusivamente económica. Se trata de personas que de generaciones atrás les viene el patrimonio económico, el prestigio de apellido y/o una educación profesional. Al Mercado Corona acuden personas ostentosamente vestidas, cubiertas de joyas y con accesorios de pieles exóticas que son los llamados “nuevos ricos”, por haber obtenido sus recursos económicos repentina o recientemente. Ellos tienen un alto poder adquisitivo, pero no es a ellos a quienes aludimos. 07/01/14 13:43 Bajo tu manto nos acogemos: devotos a la Santa Muerte en la zona metropolitana de Guadalajara Fotografía 3. Ofrendas a la Santa Muerte. Santa Muerte, que durante varias generaciones ha recibido culto en Mé xico, al ser materializada en mercancías pueda ahora, como objeto, ser recombinada con otros objetos-símbolo, y con ello facilitar las nuevas formas de esoterismo y religiosidad a la carta. El ángel de la muerte La última de las facetas públicas de la Santa Muerte está relacionada con la iscat Mex-EEUU, y que se ha venido ostentando como la Iglesia oficial del culto a la Santa Muerte. Para el habitante de la zmg ésta es, posiblemente, la más ajena de sus caras. Más allá de lo que se lee en un diario, alguna revis- 01_NuevaAntropología79.indd 17 17 ta o se escucha en algún noticiero, no existe aquí una presencia significativa de la organización. Lo que acontece en esta Iglesia y en su jerarquía es, para las personas de la región, “noticia de México (la capital), no de Jalisco” ni de su cotidianidad. Incluso al devoto a la Santa Muerte le resultan totalmente ajenos los problemas que esta orga nización religiosa viva frente a la Secretaría de Gobernación y la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, e incluso la reciente captura del líder David Romo, acusado de colaborar con grupos criminales. En la zmg el culto tiene vida propia y destino independiente. Inclusive los rituales de misa, sacramentos y rosario que tienen lugar en Tlaquepaque, Jalisco, en el santuario principal de la región y dirigidos por una especie de jerarquía eclesial, continúan practicándose —a pesar de los conflictos y gracias a las maniobras adaptativas de sus oficiantes. Sobre estas estrategias, y el impacto que ellas han tenido en la comunidad de devotos, se volverá más adelante. EL CULTO En el pasado, la presencia pública de la Iglesia se logró al precio de sacralizar todo. Hoy debe conseguirse aprendiendo a vivir religiosamente lo profano (Luis González-Carvajal Santabárbara, 2000). A pesar de que los resultados de la investigación fuente de este artículo, como los de cualquiera, buscan (al menos parcialmente) postular explicaciones “hacia afuera”, estos resultados han sido consecuencia de un trabajo de 07/01/14 13:43 18 exploración focalizado en la definición identitaria que el fiel creyente a la Santa Muerte hace de sí mismo en comparación con otros creyentes, de la jerarquía de su culto, de los no creyentes, de los medios de comunicación y principalmente de la Iglesia de la que provienen. La Iglesia de origen Por Iglesia de origen entendemos la Iglesia de la que proviene el devoto y representa la religión que ha practicado toda su vida, o al menos una parte significativa e inmediata anterior a su nueva adscripción religiosa. En este caso, los devotos a la Santa Muerte en la zmg tienen como Iglesia de origen el culto católico. La Iglesia católica, a diferencia de otras iglesias importantes en la zmg, co mo Testigos de Jehová o de la Luz del Mundo, tiene similitud con la devoción a la Santa Muerte en el uso de imá genes para el culto de latría;4 de hecho, tanto para la adoración como para la veneración las ha implantado y promovido históricamente. Sin embargo, como señala Marzal (2002), mientras para la teología católica los santos, declarados como tal en un proceso que los valida institucionalmente, son ejemplos de vida e intercesores ante Dios; para los católicos populares la 4 No está de más apuntar que el culto de latría o adoración se ofrece exclusivamente a Dios. Además, en la Iglesia católica existe el culto de dulía que se rinde a los santos, el culto de hiperdulía que se rinde a la Virgen María y el de protodulía a San José. Estos tres llamados veneración. 01_NuevaAntropología79.indd 18 Blanca Estela Bravo Lara imagen visible del santo no representa a un ser cuya vida es imitable, sino a un intermediario que, sin dejar de pertenecer al mundo de lo sagrado, es apropiado por ellos y redefinido como uno más cercano con quien se entabla una relación acorde a su cotidianidad. Así pues, resulta más fácil para un católico asimilar la ritualidad propia del culto a la Santa Muerte, sobre todo cuando sus prácticas han sido las propias de una religiosidad de mandas, exvotos, velas, manipulación de las imágenes,5 etcétera. Es importante señalar que la Iglesia católica se categoriza como Iglesia de origen por la utilidad del concepto para señalar algunas características tanto del devoto como del contexto previo a su incorporación al culto a la Santa Muerte. De ninguna manera esta categorización la califica como Igle sia abandonada, pues el devoto a la Santa Muerte no es un devoto converso. Por el contrario, el devoto a la Santa Muerte se sigue asumiendo como católico. Afirma creer en Dios y en la Virgen; pero de “otra manera”. Así, la Iglesia católica o el catolicismo quedan reducidos de religión proveedora espiritual total a una religión-base que el devoto completa con una religiosidad-complemento. El devoto, partiendo de su his5 En el catolicismo son comunes prácticas no oficiales como la de hacer nudos en el cordón de la vestimenta del santo, ponerlo de cabeza, voltearlo hacia la pared o poner su estampa boca abajo y una veladora encima hasta que se obtenga el milagro que se le está requiriendo. Lo mismo pasa con la Santa Muerte, a cuya efigie se le desatornilla y separa una de sus manos, misma que no es recolocada en su lugar hasta conseguir el favor de amor solicitado. 07/01/14 13:43 Bajo tu manto nos acogemos: devotos a la Santa Muerte en la zona metropolitana de Guadalajara toria de vida y en función de sus necesidades, confecciona un sistema de creencias y prácticas que parten de la religión católica y a las que va adosando elementos del culto a la Santa Muerte. Este sistema “a la medida” le permite mantener la lealtad a Dios o a Jesucristo, quien siempre está por encima de la Santa Muerte y sin cuyo poder ella no hace nada, así como a las enseñanzas maternas y a la tradición familiar. Del mismo modo, esta confección acomodaticia permite al devoto no sólo añadir la Santa Muerte a su santoral, sino ubicarla de segunda en jerarquía: justo después de Dios y a la par o ligerísimamente sobre alguna advocación mariana, más frecuentemente la Virgen de Guadalupe. Aunque la santa se encuentre en el segundo peldaño en la estratigrafía de esta nueva religiosidad, ella ocupa el lugar sagrado primero y central en la vida cotidiana del devoto. Es feroz protectora en un ambiente de riesgo, condescendiente facilitadora de los anhelos mundanos e implacable ejecutora del castigo. La devoción para la Iglesia católica Para la Iglesia católica la devoción a la Santa Muerte es una devoción sin fundamentos, errónea en totalidad. El prefecto y profesor del Seminario Mayor de Guadalajara, Francisco García Velarde explica: Me parece que, en el fondo aquí, es el instinto religioso de las personas que a veces, a veces buscan un poquito lo raro, lo extraordinario, lo que se sale un poquito de lo convencional (la is- 01_NuevaAntropología79.indd 19 19 lo usa) para atraer la atención de las personas y así hacerse de segui dores y quizá, inclusive de medios económicos. [La muerte] no es la sustancia, es accidente […] la muerte, en sí, no existe. Hablar de la Santa Muerte es una personalización completamente indebida […] No existe la muerte; existe el ser que muere. […] la descalificación es para la creencia, no para las personas [que creen en ella] (entrevista, 12 de abril de 2010). cat La jerarquía católica insiste en deslegitimar al culto mediante una racionalización que va desde la explicación de la muerte como fenómeno biológico y no un individuo físico, hasta el llamamiento a reconocer que el verdadero santo de la Buena Muerte o muerte santa es san José, el padre putativo de Jesús, argumentando que él sí existió y murió en santidad. A pesar de que el representante de la Iglesia ca tólica en la Diócesis de Guadalajara afirmó que los jerarcas son responsables de ver por las necesidades de los más pobres e ignorantes y que el incumplimiento de este deber, en muchos casos, lleva a estas “desviaciones”, la mayoría de declaraciones que altas jerarquías hacen respecto del culto a la Santa Muerte son evaluaciones que obvian su contexto. La Iglesia católica para el devoto El devoto, por su parte, no es mudo objeto juzgado: tiene una opinión acerca de la Iglesia que no duda en emitir. Si bien, de manera general, los devo 07/01/14 13:43 20 Blanca Estela Bravo Lara tos pueden ser divididos en dos tipos —quienes participan en los ritos que una jerarquía mediadora provee en el santuario de la Santa Muerte y los que optan por ejercer un culto privado, doméstico y directo—, ambos son conscientes de los aspectos que en la Iglesia católica no le son satisfactorios. Santos ineficientes en materia de milagros y jerarquía que no guarda coherencia con la doctrina que predica son quejas comunes durante las entrevistas a devotos a la Santa Muerte. Algunos, como Ricardo, admiten no ser asiduos a los rituales católicos y expresan su repudio al clero y a católicos “fanáticos e hipócritas”: Para mí la religión católica está en decadencia, tantas cochinadas. Si nos vamos a eso uno puede decir: mejor creer en Dios. O sea cumples con lo básico, los sacramentos […] pero así de que voy cada ocho días a misa [dice que no con la cabeza] porque yo sí, o sea me defraudaron. [¿Asistes a la misa de la Santa Muerte?] Yo no voy a ninguna iglesia (entrevista, 24 de abril de 2010). Sin embargo, a partir del análisis de las experiencias expresadas por los diferentes devotos entrevistados, se reconocen dos constantes abarcadoras: 1) La privación de derechos religiosos a creyentes con estilos de vida no aprobados por la Iglesia. 2) Exaltación, como virtud en el creyente, de la aceptación resignada a condiciones adversas en esta 01_NuevaAntropología79.indd 20 vida a la espera de una recompensa en la otra. Del no derecho para el no igual Los devotos con características de vida fuera de los lineamientos estableci dos por la Iglesia católica ven mermados sus derechos religiosos. Aunque esta limitación es aplicada por los jerarcas católicos en el caso de negar el derecho a unirse en matrimonio a una pareja del mismo sexo o el de celebrar segundas nupcias a un divorciado, las más de las veces tal exclusión es auto apli cada. El creyente sabe que por “estar en pecado” no tiene derecho legítimo de recibir la comunión, aun cuando la decisión final de hacerlo o no es suya. Es esta percepción de ilegitimidad, introyectada en el creyente por la Iglesia católica, lo que le excluye en lo profundo y deja “incompleta” su religiosidad. La categorización dicotómica cerca-lejos de Walter Calzato es aplicable en este sentido: “Lo lejos, en este caso, serían las instituciones que pretenden representarnos; se incluyen religiones oficiales donde la santidad cobra un sentido lejano, donde la liturgia y la ética se interponen entre el devoto y el santo. Lo cerca es aquella experiencia religiosa donde el devoto entabla con el santo una relación de proximidad” (Calzato, 2008: 31). La religiosidad es una característica de toda cultura humana, pues de un modo u otro todas y cada una aceptan que la realidad muchas veces se manifiesta de manera “extraordinaria e intimidatoria” (Duch, 2001: 19); cada individuo en esa cultura es de entrada 07/01/14 13:43 Bajo tu manto nos acogemos: devotos a la Santa Muerte en la zona metropolitana de Guadalajara “un posible homo religiosus como consecuencia de su insuperable contingencia” (ibidem: 99) Así pues, en un intento por darle sentido a esa realidad y ejercer control sobre ella, el hombre echa mano de la ritualidad. Algunos, con pequeños altares en la clandestinidad de su cuarto, cumplen con un breve ritual diario: “pues yo le rezo, le pongo su veladora, su manzana y su churrito de mota. Se pone bien contenta” (“B”, entrevista personal, 24 de mayo de 2010). Hay, también, quienes hacen del culto un ritual de 24 horas: El bato ya no tenía vida. Él antes se dedicaba a vender droga y poquitas armas. Siempre le ponía su veladora a la Muerte en la noche y si en la mañana amanecía apagada hablaba por teléfono y cancelaba todas las entregas y se encerraba todo el día. Si veía que la veladora estaba a todo dar, pues salía al jale. Dice que a veces la veía que como que sonreía y pos ese día hacia un chingo de lana. […] Al principio tenía a la Santa Muerte, a un Malverde y a san Juditas, pero dice que la muerte se empezó a enojar y a decirle en su pensamiento que no los quería y el bato los mandó a la chingada y le dejó el altar para ella sola (entrevista a Luis, padrino de exdevoto en Alcohólicos Anónimos, 14 de mayo de 2010). Los ritos varían de acuerdo con el devoto. Ahumar la imagen con un puro, ponerle un cigarro en la mano, ofrecerle un vaso de tequila o mezcal, colgarle rosarios al cuello, poner a sus 01_NuevaAntropología79.indd 21 21 pies armas, el escudo del equipo favorito de futbol, llenarla de billetes o joyas, acercarle la foto del amante codiciado, son algunas de las prácticas que podrían resumirse en el hecho de ofrecer a la Santa Muerte los placeres que el fiel desea para sí. Otros elementos y colores usados, manzanas, cuarzos, infusiones de plantas son más bien los que el esoterismo de los libros de oraciones y los altares virtuales (internet) han universalizado. Una coincidencia entre los relatos iniciáticos personales de los seguidores del culto a la Santa Muerte entrevis tados es que su devoción no es el re sultado de su elección, sino más bien de haber sido elegidos. Es decir, no solamente dejan de ser excluidos, sino además fueron seleccionados para ser incluidos. La Santa Muerte se manifiesta de manera personal y directa en un milagro, una aparición, un sueño. Este evento es el que desencadena la fiel veneración: “Yo pos sabía de ella [La Santa Muerte], pero cuando la limpiaba [una imagen que pertenece a su hermana] me daba hasta escalofríos. Le ponía sus ofrendas y todo, pero hasta que se me apareció en sueños la sentí. Desde entonces la sigo y voy a las misas cada mes (entrevista a devota, 24 de abril de 2010). De la cruz del más acá y la recompensa en el más allá El segundo aspecto de la Iglesia católica que el devoto a la Santa Muerte cuestiona es su compulsivo llamamiento a la renuncia de los bienes y placeres mundanos. El exhorto de clé- 07/01/14 13:43 22 rigos a devotos a optar por cargar resignadamente “la cruz que les tocó” se magnifica ofensiva en una sociedad donde las carencias no son optativas, sino parte del día a día. El ahora devoto a la Santa Muerte desea un bienestar en la vida actual, ya no se conforma con la promesa de la recompensa eterna. Su realidad le obliga, en palabras de Maffesoli (2005: 36), a “convivir con el mundo y su entorno, integrando el dolor y la muerte en la vida, al tiempo que se elogia el goce en el presente y el momento”. Para adeptas y devotos la Santa Muerte es la santa a quien sin pudor puede solicitar salud, dinero, amor, impunidad y un buen morir. La Santa Muerte se convierte en la santa cercana, accesible, íntima, con la que se puede ser sincero; la santa con la que se pueden hacer trueques, ante la cual se puede reconocer la inevitabilidad de la muerte al mismo tiempo que se soli cita prórroga. El devoto ya no tiene que resignarse al encarcelamiento del hijo porque éste es culpable, a una vida de violencia al lado del ser con quien la Iglesia católica lo unió “hasta que la muerte los separe”, a una vida de celibato o clandestinidad debido a sus preferencias sexuales o a la pobreza material; todo ello con la esperanza de una posible felicidad en el más allá. Una nueva liturgia Hasta aquí, al menos brevemente, se han explorado las insuficiencias que pa ra el devoto a la Santa Muerte tiene la Iglesia católica. De manera general se han presentado elementos del culto 01_NuevaAntropología79.indd 22 Blanca Estela Bravo Lara íntimo del devoto, por lo que parece pertinente volver ahora al culto público y su liturgia en el santuario a la Santa Muerte en la zmg. El templo de la Santa Muerte se localiza en el municipio de Tlaquepaque, en Las Juntas, uno de los barrios más pobres de la zmg. En el santuario todo es sincretismo: blasfemia y fervor, estética y vulgaridad, ostentación y miseria. Es, como señala Lara (2008: 294): “[…] la búsqueda de nuevas expresiones y discursos religiosos heterodoxos y sincréticos, que se han ido configurando desde la base, desde la práctica cultural libre e imaginativa […]”. El lugar fue una bodega que se ha venido acondicionando como capilla, gracias a los donativos de los devotos y a regalos recibidos como pago de “mandas”. Como lugar de culto tiene cuando menos cinco años de antigüedad, y a mediados de 2008 el sitio ha recibido la visita mensual de Juan Díaz Parroquín, quien se presentó inicialmente como obispo de la iscat Mex-EEUU; además, en entrevistas de prensa recientes ha declarado que hasta hace unos meses seguía siendo exclusivamente sacerdote, debido a que quien fuera su superior, David Romo, se negó a ordenarlo obispo. Dijo también que fue separado de la iglesia como resultado de diversos conflictos con el líder de la organización religiosa. Sin embargo, Díaz Parroquín conservó la plaza de la zmg y ahora es obispo de la Iglesia Católica Ortodoxa de Curas Sanadores, que él preside (Ríos y Lozano, 2011). Hasta la fecha Díaz Parroquín sigue oficiando misa los días 22 de cada mes, dejando a cargo de las misas 07/01/14 13:43 Bajo tu manto nos acogemos: devotos a la Santa Muerte en la zona metropolitana de Guadalajara Fotografía 4. Pila de agua bendita Templo de la Santa Muerte, Las Juntas. 23 dominicales a la sacerdotisa Daena Elba Vázquez. A pesar de lo tentador que resulta, no nos detendremos en este dato sino para señalar que el hecho de que devotos de origen católico acepten a una mujer como sacerdote es parte de la no exclusión que buscan en el culto. Cuando se visita el lugar, cuya superficie no mide más de 40 m2, se es recibido por una pila de agua bendita que, al pie de un grafiti del Sagrado Corazón de Jesús (fotografía 4), contiene una figurilla de la Santa Muerte sumergida en sus aguas. Al otro extremo del local, una mesa hace las veces de altar durante la misa, y sirve de base para tres figuras esqueléticas colocadas ahí para recibir ofrendas (fotografía 5). Al centro, y al frente del lugar, una figura de la Santa Muerte de ta- Fotografía 5. Figuras sobre el altar del Templo a la Santa Muerte, Las Juntas. 01_NuevaAntropología79.indd 23 07/01/14 13:43 24 Blanca Estela Bravo Lara Fotografía 6. Efigie principal, Templo a la San ta Muerte, Las Juntas. Fotografía 7a. Ofrendas en el Templo de la Santa Muerte, Las Juntas. Fotografía 7b. Ofrendas en el Templo de la Santa Muerte, Las Juntas. 01_NuevaAntropología79.indd 24 07/01/14 13:43 Bajo tu manto nos acogemos: devotos a la Santa Muerte en la zona metropolitana de Guadalajara maño “natural” ocupa la sede principal, vestida de encaje rojo (fotografía 6). La misa en el santuario o Templo de la Santa Muerte no difiere en mucho de la católica oficial actual en México. Los tiempos de la misa, sus oraciones y actos rituales son ejecu tados en el mismo orden y de manera muy similar. A ellos simplemente se va añadiendo alguna alusión a la Santa Muerte usando por lo general uno de sus nombres más positivos: “la Niña Blanca”. La apropiación de esta forma litúrgica brinda una estructura formalizante, y a la vez provee un espacio ritual legitimador de su jerarquía y dota de cierta “institucionalidad” al culto. Sin embargo, y a pesar de su aparente semejanza, destacan para su consideración algunos elementos. En una de las ceremonias presenciadas al momento del acto de contrición o arrepentimiento de los pecados, el celebrante 25 Fotografía 9a. Primera comunión, Templo de la Santa Muerte, Las Juntas. Fotografía 9b. Primera comunión, Templo de la Santa Muerte, Las Juntas. 01_NuevaAntropología79.indd 25 07/01/14 13:43 26 declaró el perdón de los pecados de todos los presentes, haciendo hincapié en el derecho a comulgar que ahora tenían por su arrepentimiento directo ante Dios, sin la necesidad de una confesión particular. Invitó, también, a la comunión a las parejas que sin estar casadas eran aceptadas por Dios, ya que, según él, lo importante es cómo viven y no la firma en un papel. Evidentemente, se trata de una Iglesia de aceptación, según declaró en entrevista David Romo, máxima autoridad de la iscat: “[…] una devoción libre de juicios morales que acepta a sus adeptos tal y como son, sin ninguna distinción y libre de imposiciones y órdenes que los obliguen seguir algún patrón […] una oportunidad para que sus adeptos mejoren su vida” (Becerril y Flores, 2008: 62-63). Al momento de hacer las peticiones, el oficiante suplicó de la siguiente manera: “[…] por los hermanos en la cárcel, para que los que no puedan salir vivan dignamente y los que sí pue dan logren su completa libertad, por todos los sacerdotes y obispos que nos dedicamos al culto de la Santa Muerte y a sus devotos, para que en las familias haya dinero, salud, amor y armonía […] te pedimos por los policías, judiciales y escoltas […]” (misa del 22 de mayo de 2010). Los sacramentos son administrados en el lugar con pocas o nulas restricciones. El sacramento del matrimonio a personas del mismo sexo o a contrayentes de segundas nupcias; bautismos y primeras comuniones sin necesidad de confesión o una instrucción previa y obligatoria. 01_NuevaAntropología79.indd 26 Blanca Estela Bravo Lara CONCLUSIÓN Oración de la justicia Santa Muerte bendita, protectora de los débiles y desamparados. Madre de la justicia eterna, dueña de la sabiduría, tú, que miras en el corazón del malo y del bueno, a ti señora me acerco para implorarte justicia. A ti, Santísima Muerte, solicito la imparcialidad de tu balanza. Señora mía ve mi corazón, escucha mis ruegos que salen de la necesidad, haz que tu justicia se haga sobre la Tierra (Altares, ofrendas, oraciones y rituales a la Santa Muerte, 2006: 55-56). El culto a la Santa Muerte en la zmg tiene vida propia; vive una dinámica particular con características específicas; es un culto de jerarquías autogestoras; de devotos con origen marcadamente católico y con el que no dejan de estar vinculados. Sin embargo, desde la mirada de una sociedad que, además de conservadora, se alimenta de lo que los medios de comunicación “crean”, el culto y sus seguidores siguen siendo, como en “todas partes”, cosa de narcos, asunto de criminales. Incluso cuando el uso de la imagen se considera licencia esotérica no pierde su tonalidad sombría. No obstante, el culto va más allá y no se liga forzosamente a la criminalidad; el culto acompaña y cobija a la persona en exclusión y fuera de norma, ambas de manera más simbólica que jurídica. El devoto a la Santa Muerte necesita y busca lo que todo ser humano, dar sentido a las experiencias que enfrenta en su diario vivir, dar un orden simbólico al caos (Geertz, 2003). Ya lo dijo 07/01/14 13:43 Bajo tu manto nos acogemos: devotos a la Santa Muerte en la zona metropolitana de Guadalajara Ricardo, con la mirada perdida y la voz pausada, cuando le preguntamos por qué creía en la Santa Muerte: “Yo la utilizo para […] como para creer en algo. Porque hay veces que necesitamos creer en algo”. El seguidor de la “Niña Blanca” encuentra en su veneración un espacio espiritual donde es aceptado y al cual es llamado: la Santa Muerte lo escogió a él. Un sueño, una aparición, la recomendación de alguien en el momento justo son señales inequívocas de que ella no sólo no excluye, sino que elige e incluye a la persona tal y cual es y actúa. El devoto a la Santa Muerte es un ser religioso en exclusión material y espiritual. Se trata de un creyente de este mundo, con necesidades que no han sido solventadas satisfactoriamente por las instituciones, ni las del Estado, ni las religiosas. Es un individuo que no admite ser despojado de Dios y excluido de un mundo de creencias y religiosidad que le permiten lidiar con la realidad adversa de su cotidianidad. El devoto a la Santa Muerte no acepta la realidad que le es impuesta desde afuera con santa resignación. Es tan consciente de la inevitabilidad y cercanía de la muerte, como de lo lejana e incierta que es la vida eterna. BIBLIOGRAFÍA Appadurai, Arjun (ed.) (1991), La vida social de las cosas. Perspectiva cultural de las mercancías, México, Conacyt/Grijalbo. Becerril Romero, Lucía Denisse y Santiago Jesús Flores Romero (2008). “La 01_NuevaAntropología79.indd 27 27 Santa Muerte, una gran protectora”, tesis de licenciatura en comunicación y periodismo, México, fcpys-unam. Calzato, Walter Alberto (2008), “San La Muerte (Argentina). Devoción y existencia. Entre los dioses y el abandono”, Liminar. Estudios Sociales y Humanísticos, vol. VI, núm. 1, enero-junio, pp. 26-39. Castells Ballarín, Pilar (2008), “La Santa Muerte y la cultura de los derechos humanos”, Liminar. Estudios Sociales y Humanísticos, vol. VI, núm. 1, pp. 13-25. Duch, Lluis (2001), Antropología de la religión, Barcelona, Herder. Geertz, Clifford (2003), La interpretación de las culturas, Barcelona, Gedisa. 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Palabras clave: yaquis, muerte, espacio, ritualidad, ontología. Abstract: The present article, the result of fieldwork, is an ontological analysis of the conceptualization of death among the Yaquis that explores the rituality that accompanies rites of passage and notions of space in the Yaqui world. At the same time, it shows how only by taking into account an individual’s life and the cultural construction of a person is it possible to understand the funeral ritual and the types of social organization surrounding it. Keywords: Yaqui, death, space, rituality, ontology. L os yaquis viven en el sur del estado de Sonora, México, ocu pando un territorio autónomo distribuido en cuatro municipios: Guay mas, Emplame, Bacum y Cajeme. Como parte de sus costumbres mantienen una fuerte ritualidad, originada en su cosmovisión ancestral y en la resignificación del catolicismo heredado de los jesuitas que arribaron a su territorio en el siglo xvii. El objetivo de este artículo es ofrecer una interpretación ontológica acerca de la conceptualiza*Maestra de la Universidad Pedagógica Nacional. Cuerpo académico Ciudadanía, diversidad y educación. Colaboradora en la sección de Opinión del periódico La Jornada. ción de la muerte en la tribu yaqui a través de la ritualidad.1 Para ello me baso en la siguiente hipótesis: en la cultura yoeme se considera que cada rito de paso —sea impuesto o voluntario— propicia transformaciones indisolubles y dota de cualidades que permiten constituir a cada persona en un ente singular. En correspondencia con este principio, de acuerdo con el tipo de persona en quien alguien se constituye durante su trayectoria de vida, se le 1 Cuando hago referencia a la “tribu yaqui” no estoy usando un concepto etnológico: “tribu” es el modo como los yaquis se autoadscriben tanto al interior del grupo como al exterior. Asimismo se autodefinen como yoemes, que traducen al español como “hombres verdaderos”. 29 01_NuevaAntropología79.indd 29 07/01/14 13:43 30 realizan los rituales mortuorios cuando fallece. En ese sentido la ritualidad funeraria sólo es comprensible en un sistema más amplio: de nombramientos y cargos rituales, que se articulan con los ritos de las crisis vitales. Esta hipótesis, con énfasis en encontrar las relaciones entre las nociones de vida, muerte y espacio, me han permitido profundizar en la conceptualización acerca de la muerte e interpretar los componentes básicos de la ritualidad mortuoria, mismos que se presentan a la observación etnográfica con variantes significativas para cada caso. PORMENORES DE LA OBSERVACIÓN ETNOGRÁFICA Este artículo es parte de un trabajo más amplio en que abordo temas acerca de la cosmovisión y algunos problemas sociopolíticos actuales de la sociedad yoeme (Lerma, 2007, 2009 y 2011). Mis resultados son producto de una profunda observación etnográfica, misma que efectué durante 18 meses efectivos de trabajo en campo entre los años de 2005 y 2010. Aunque pude registrar eventos en los nueve pueblos que actualmente componen el territorio yaqui, la mayor parte de mis datos los obtuve en las localidades de Vícam Estación, Pótam, Huirivis, Loma de Bacum y Tórim, lugares en que logré construir relaciones sociales más fuertes. Durante ese tiempo pude observar varios aspectos de la cultura, desde prácticas comunes en la vida cotidiana (como los hábitos alimenticios, la crianza de los niños, las asambleas comunitarias, etcétera) hasta fiestas pa- 01_NuevaAntropología79.indd 30 Enriqueta Lerma Rodríguez tronales que, por su trascendencia, congregan a miembros de todas las localidades yaquis, por ejemplo la fiesta de la Virgen del Camino en Loma de Bacum.2 En general recurro poco a las entrevistas, prefiero la convivencia diaria, la observación participante y las conversaciones informales, considero que por tratarse de una comunicación más natural ofrece una versión más sincera de los informantes acerca de su realidad.3 Con este tipo de acercamiento pude recabar datos importantes proporcionados por danzantes rituales, maestros espirituales, líderes políticos, mujeres encargadas de la iglesia, campesinos a sueldo, profesores de educación básica, yoemes de origen estadounidense, inmigrantes radicados en territorio yaqui, amas de casa, estudiantes, artesanos, curanderos, comerciantes y niños. No puedo omitir la valiosa información proporcionada por don Fermín Flores y su familia, quienes me dieron cobijo y me ofrecieron su confianza. Específicamente, los datos para este artículo son producto de la observación de tres velorios (de un niño recién nacido y de dos 2 Esta fiesta, celebrada los días 2 y 3 de julio, reúne a representantes del catolicismo yaqui de todas las localidades del territorio yoeme y de las comunidades extraterritoriales. 3 Sólo como nota comento que las etnocategorías (Villar, 2008) recabadas durante el tra bajo en campo me permitieron interpretar parte de la cosmovisión yaqui y son fundamentales en la compresión de esa cultura. Dado que no es posible omitirlas, para facilitar la lectura del texto, al final del artículo he incluido un listado con la traducción de los términos en lengua jiak. Agradezco a la lingüista Paola Martínez la ayuda que me proporcionó para transcribirlos. 07/01/14 13:43 Cuando los chichi’ales llegan: la conceptualización de muerte entre los yaquis hombres de edad avanzada); la asistencia al sepelio de un joven de 17 años, asesinado en defensa propia por su víctima cuando trataba de asaltar una tienda a mano armada; el registro de dos novenarios y de un cabo de año; de conversaciones informales acerca de la ritualidad mortuoria; del acompañamiento a una mujer kiyostei4 durante la organización de los preparativos de un velorio y de observar la elabo ración de elementos de la indumenta ria funeraria de un “niño”, asimismo una tenanche me mostró el atuendo que confeccionó para usar en su velorio. Pude participar también en la ritualidad realizada en 2009, específicamen te en octubre y noviembre, periodo en que se festeja el recibimiento de los santos difuntos. EL PLURALISMO ONTOEPISTEMOLÓGICO Y LOS RITOS DE PASO EN LA TRIBU YAQUI Las reflexiones que ofrece Mónica Gómez con su propuesta del pluralismo ontoepistemológico permiten orientar 4 Kiyostei es el nombre que se da a la mujer de mayor jerarquía dentro de las actividades de la ritualidad del catolicismo tradicional yaqui. Por otro lado, cuando hablo de “catolicismo yaqui” hago referencia al sistema de creencias vinculadas con lo numinoso y cercanas al cristianismo, pero en el que las divinidades del panteón católico han sido resignificadas por la etnia y cuentan con atributos diferenciados del catolicismo hegemónico. Podría hablarse también de un “cristianismo yaqui”, sin embargo, he preferido el término de “catolicismo yaqui” para distinguirlo de otras manifestaciones también profesadas por algunos yoeme, como las religiones evangélicas o el culto de los Testigos de Jehová. 01_NuevaAntropología79.indd 31 31 la ontología, del campo de la filosofía, a una vertiente más asible para el aná lisis de la cultura. Desde esta pers pectiva el mundo no puede seguir entendiéndose como una única realidad interpretada de diversos modos por diferentes sociedades. Según la autora, el mundo, en tanto hecho y objeto, no existe previamente sin un marco conceptual. Por ello nos encontramos ante múltiples mundos y diferentes realidades que se originan en los marcos conceptuales de las distintas culturas: “Así pues, las diferencias entre mundos deben entenderse como diferencias conceptuales y ontológicas” (Gómez, 2009: 23). Esta mirada, aplicada al caso de la cultura yaqui, ofrece la posibilidad de interpretar aspectos antes no contemplados. No sólo por el reconocimiento de la pluralidad de mundos, ya antes señalado de alguna manera por el relativismo cultural, sino porque permite analizar cómo se conciben los objetos, los seres o los entes, en diferentes mundo, y cómo se constituyen en distintas realidades. Gómez señala, por ejemplo, que un objeto A puede estar constituido por el individuo 1, un objeto B por el individuo 2 y un tercer objeto C por el indi viduo 3; pero en diferentes culturas puede existir un objeto D constituido por la suma del individuo 1 y el individuo 2, y un objeto G por la suma de los individuos 1, 2 y 3 (ibidem: 25). Partiendo de este método es posible señalar que los objetos, que consideramos —desde una perspectiva hegemónica occidental— entidades separadas (un venado, un mueble, un cigarro, una persona), bien pueden ser en una reali- 07/01/14 13:43 32 dad y en un mundo otro, sólo cualidades de objetos; parte subordinada de otros objetos; o constituirse en la suma con otros objetos en nuevos objetos. Por este motivo es posible afirmar que en diferentes mundos, los objetos que por su apariencia física nos parecen si milares a los que conocemos, no necesariamente lo son, ni comparten las mismas cualidades. En el análisis de la cultura yoeme que aquí ofrezco, la mirada ontológica posibilita interpretar la esencia de los objetos en sí mismos, así como las cualidades que adquieren, el modo en que transmutan y los lugares que ocupan en las distintas dimensiones espaciales del mundo yaqui, principalmente tras la realización de los diversos ritos de paso. Así, entonces, una persona A transmuta en persona B, C, D, etcétera, dependiendo de las cualidades que adquiere durante los ritos de paso efectuados en su ciclo de vida, efecto que repercute en el modo como es visto y tratado por la comunidad aún después de la muerte. Víctor Turner definió los ritos de paso como aquellos “que acompañan todo cambio de lugar, estado, posición social y edad” (Turner, 1988: 101). Mismos que se caracterizan por tres fases: separación, margen (o limen) y agregación. El proceso implica la separación de la persona del lugar que ocupa en la estructura social y del conjunto de condiciones culturales que posee. Para ello la persona pasa por una fase liminar o intermedia, momento en que transita de un estado a otro. Finalmente la persona es agregada con un nuevo estatus a la sociedad; a partir de 01_NuevaAntropología79.indd 32 Enriqueta Lerma Rodríguez entonces cuenta con nuevos derechos y obligaciones y está comprometida con ciertas normas de la costumbre. Turner clasifica como ritos de paso los de elevación de estatus, los de inversión de estatus, los de las crisis vitales y los cíclicos del calendario (ibidem: 170173). Bajo esta perspectiva, para la comprensión de la ritualidad mortuoria yaqui considero viable analizar solamente los de elevación de estatus y los de las crisis vitales. En los primeros la persona es transferida de una posición inferior a una superior, situándola en una condición de privilegio en la comunidad, por lo mismo es un ritual selectivo. Los segundos son extensivos, ritualizan la transición de una persona en diferentes etapas de su vida, desde su ubicación placentaria hasta el fallecimiento: el nacimiento, la pubertad, el matrimonio y la muerte (ibidem: 172). En la cultura yoeme los ritos de elevación de estatus son principalmente para la obtención de cargos rituales del catolicismo yaqui y aquéllos relacionados con el gobierno tradicional. Dentro de los primeros se encuentran el de maestro rezandero, encargado de oficiar las misas, le secunda el de tamastian, quien funge como su ayudante; ambos cargos son exclusivamente masculinos. Los femeninos tienen una jerarquía más elaborada: encabeza la kiyostei, conocida también como “jefa de la iglesia”; le sigue en importancia la tenanche, quien le auxilia. Debajo de ellas se encuentra la alpés (quien marcan los pasos rituales con movimientos de bandera) y las cantoras, acompañantes en las misas, en- 07/01/14 13:43 Cuando los chichi’ales llegan: la conceptualización de muerte entre los yaquis cargadas de rezar y elevan cánticos en todas las ceremonias. Los yaquis gozan de una organización política con cierta autonomía (Lerma, 2009), dirigida por los gobiernos tradicionales de cada pueblo; en estos sobresalen los cargos de gobernador y el de capitán, mismos que se asumen con una ritualidad específica y dotan de estatus permanente a la persona.5 El capitán es también conocido como coyote, pues adquiere desde la infancia las cualidades de ese animal a través del rito: astucia, territorialidad, 5 La estructura del gobierno tradicional Yaqui se compone de cinco autoridades, un Ko banao (gobernador), quien toma decisiones acerca de los problemas de su pueblo. Le sigue en la jerarquía el Jabo’iyo’owe (pueblo mayor), representante del consejo de ancianos, su cargo es vitalicio y cumple una especie de “consejo consultivo”. Aunque no tiene resolución definitiva en la toma de decisiones, su opinión es fun damental, ya que porta la voz de quienes alguna vez ocuparon puestos de importancia en el gobierno tradicional. El tercer lugar en el mando lo ocupa el Wiko’ o ya’ut (“el capitán”), conocido también como coyote, éste se encarga de la defensa del territorio en su conjunto, de supervisar el respeto de los linderos de su pueblo y de vigilar la porción de monte y sierra que le corresponde a su gobierno. Sus funciones se extienden a la protección de la gente y la preservación del orden público. A su mando se encuentra el cuerpo militar, conformado por los cabos. El cuarto de los gobernadores, el Nejja ya’ut (chicotero) se encuentra aunado a las tareas del Wiko’ o ya’ut, éste funge un papel judicial, ejecutando las penas que restablezcan el orden civil. El último en la jerarquía es el Ji’ojtereo (secretario), quien principalmente se aboca a atender las cuestiones administrativas con el exterior de la etnia. Esta estructura, sin embargo, no puede actuar de manera independiente sin la aprobación consensuada de la asamblea general del pueblo, la cual se celebra cada domingo en la ramada tradicional de gobierno (Molina, 1999: 104). 01_NuevaAntropología79.indd 33 33 resistencia al hambre; éstas le permiten recorrer, reconocer y defender el territorio (Lerma, 2011: 67). La tipología de Turner es útil para interpretar parte de la ritualidad yaqui, sin embargo no permite explicar ciertos ritos de paso que no implican necesariamente la elevación del estatus, ni son extensivos como los de las crisis vitales. Me refiero a aquéllos en los que —como en el caso del cargo de capitán-coyote, pero sin adquirir prestigio— la persona se relaciona ontológicamente con ciertos animales. Es la situación del hombre-venado, danzante en las fiestas nocturnas del catolicismo yaqui y en las ceremonias de las crisis vitales, de quien se dice no “que danza como venado”, ni que “imita al venado”, sino que es El Venado. La transmutación es óntica y puede llegar a transmutarse al nombre, tal es el caso del danzante más viejo de la tribu, llamado Luis Maso (maso, que se traduce del jiak al español, como ve nado). Otros entes similares son los pascolas y los chapayekas. Los pascolas, seres enmascarados, a veces interpretados como danzantes (Varela, 1986; Olmos, 1998) y otras ocasiones como bufones rituales (Albero, 2003), han sido transmutados en nuevos entes, a través de apariciones o rituales ocultos en el monte (huya). Éstos, al igual que el Venado, se presentan en las fiestas tradicionales yaquis. Por su parte los chapayekas, quienes hacen su aparición sólo en periodo de Cuaresma, son seres liminares e indeterminados que persiguen a Jesús para matarlo. Se caracterizan por usar máscaras tipo casco que varía en tres 07/01/14 13:43 34 Enriqueta Lerma Rodríguez tipos: de animales de la región, de protohumanas y de beranaca;6 en ellas sobresale la dimensión de las orejas. Su ropa es una cobija roja que cubre el torso y un pantalón blanco sobre el que se colocan pantorrilleras negras que imitan botas militares, su calzado son los tradicionales guaraches de tres puntadas. El cargo de chapayeka es impuesto como “pago de manda”, es decir, como un compromiso que se debe cumplir a los santos por el restablecimiento de la salud. La particularidad de estos seres es que no pertenecen al mundo ma terial, provienen de una dimensión invisible del monte (huya); dada su impureza no les permitido hablar, no pueden ingresar a los solares, ni visitar sus propias casas. Considero que en los tres tipos de entes aquí descritos no se trata de personas que adquieren nuevas cualidades tras los ritos de paso, como sucede en los de elevación de estatus; se trata de nuevos seres, resultado de una transmutación óntica. Por lo tanto son reconocidos por los yaquis con su nue- va entidad y mueren en esa condición. Como veremos en adelante, los rituales antes descritos, así como los de las crisis vitales, producen variaciones en la ritualidad mortuoria para cada miembro de la comunidad, debido a los diferentes tipos de personas en que se constituyen a lo largo del ciclo de vida individual. En la lógica yoeme el individuo está marcado de significaciones reconocidas por los otros miembros de su cultura. 6 La máscara de beranaca se caracteriza por representar a un protohumano con nariz aplastada, largas orejas con las puntas ensangrentadas, barba crecida y usar corona. Sólo pueden portarla los chapayekas con mayor jerarquía. Beranaca significa “sin dueño”. Este dato es interesante, pues según algunos yaquis las grandes orejas representan un estado “salvaje”. De este modo cuando alguien no está bajo los designios de Dios o aún no tiene compromiso matrimonial se dice que “está orejón”. Según algunos argumentan, las vacas se marcan cortándoles las orejas para que los demás sepan que son propiedad de alguien. Por ese motivo cuando los chapayekas queman sus máscaras en Sábado de Gloria se dice que “han sido cortadas su orejas” y están bajo el mandato de Dios. 7 Alfredo López Austin (2008: 197) describe la energía anímica del siguiente modo: “La energía anímica que se supone reside en los centros anímicos es frecuentemente concebida como una unidad estructurada con capacidad de independencia, en ciertas condiciones, del sitio orgánico en el que se ubica. Esto hace que deba distinguirse entre el concepto de asiento normal de la fuerza, y el de la unidad estructurada de esta fuerza, constituida en unidad independiente”. Sin embargo, aquí se señala “entidad con potencialidad anímica”, dado que en la concepción yaqui las entidades son por sí mismas animadas en una realidad suprema a la objetivada y a la material, aunque no tengan un sitio orgánico al cual animen. En ese sentido, son potencialmente anímicas. 01_NuevaAntropología79.indd 34 UNA INTERPRETACIÓN DE LA CONCEPTUALIZACIÓN DE LA MUERTE ENTRE LOS YAQUIS La conceptualización actual de muerte entre los yaquis se enmarca en una comprensión ontológica particular del cosmos, cuyas raíces son ancestrales. Desde ella la vida es sólo un estadío donde las entidades potencialmente anímicas adquieren cualidades constitutivas de corporeidades materiales,7 ya sea en forma de flora, fauna o humana, dentro de una dimensión espe- 07/01/14 13:43 Cuando los chichi’ales llegan: la conceptualización de muerte entre los yaquis cífica del universo caracterizada por su finitud. El espacio es un complejo compuesto por diversas dimensiones, una de ellas perceptible por el esquema corporal humano:8 el itom ania, “nuestro mundo”. La dimensión infinita es la del yo’o ania, “el reino antiguo” o “venerable”, origen de las entidades primarias, invisible, y apenas posible de ser conocida por algunos yaquis que cumplen cargos rituales. Visto así, en el yo’o ania —realidad suprema— habitan las entidades eternas que animan a los cuerpos en el itom ania (mundo objetivo). Pasado y presente se conjugan en esta dimensión, donde “nuestro mundo” y “nuestro aquí y nuestro ahora” son sólo coordenadas específicas de temporalidad y espa cialidad. Aunque el yo’o ania (reino antiguo) involucra intemporalidad, su concepción espacial guarda analogía con las características del territorio yaqui. Se encuentra delimitado también por los cerros fronterizos llamados Takalai del norte, ubicado en Guaymas, Sonora, conocido también como cerro Tetakawi, y por el Takalai del sur, en frontera con el territorio mayo. In Por “esquema corporal” se retoma aquí la anotación que Carlos Aguado sugiere y que es indisociable de la “imagen corporal”: “Desde mi punto de vista el esquema corporal (estructurante), se estructura a su vez no sólo por la función ejercida [fisiológica], sino por la función significada. […] El esquema corporal es la capacidad genética de autorreconocimiento que permite al individuo ubicarse en el espacio y moverse. Éste es un atributo compartido con los animales. En el caso de la especie humana dicho esquema corporal es configurado y enriquecido con una dimensión adicional que es la simbólica y que es exclusivo de nuestra especie, a esto le denomino imagen corporal” (Aguado, 2004: 48-49). 8 01_NuevaAntropología79.indd 35 35 tegra un espacio superior traducido como “cielo”: el teéka (arriba), lugar al que los yaquis esperan ingresar tras la muerte fisiológica. La expectativa de ascenso motiva la actualización de los rituales de paso que un yaqui deberá cumplir en su ciclo de vida. El teéka, además, contiene al sooria, reservado sólo para quienes cumplieron cargos en la liturgia religiosa yaqui. El jiapsi, entidad anímica constitutiva de los seres, ingresa “al valle de lágrimas”9 con materialidad humana para retornar, tras la muerte, al yo’o ania (reino antiguo). Se pretende que al regreso el jiapsi incluya en sí las cualidades distintivas que se adquirieron durante la vida y esto le permita ubicarse en un lugar diferente del que partió antes de nacer. Puede fallar en el intento de ingresar al teéka, entonces retornará a lugares “no deseados” del “reino antiguo”. La muerte se concibe como el abandono del jiapsi de la estructura física que animó en la tierra (Olavarría, Aguilar y Merino, 2009). Puede acon tecer por enfermedad, “embrujo”, ase9 Para los yaquis “valle de lágrimas”, según Kristin C. Erickson (2007), hace referencia a una noción muy profunda acerca de la vida: “Las explicaciones y las historias de Marco, Pedro y Reina hacen de inim bwan bwía un concepto multivalente de gran complejidad. Si bien la frase parece representar un paisaje de la memoria (memoryscape), del sufrimiento y de la experiencia de la violencia, también expresa cierto valor e importancia, un sentido de gran responsabilidad y apego palpable. Claro, “esta tierra de lágrimas” puede ser todo esto simultáneamente: un código moral condensado sobre la obligación y el significado de la comunidad, un depósito de la memoria cultural y una fuente de la identidad yaqui”. 07/01/14 13:43 36 sinato, hambre, sed o ancianidad. Un yaqui la reconoce al momento de ser visitado por los jiapsi de sus ancestros, los chichi’ales, pequeñas aves, per ceptibles sólo por el moribundo y por personas muy sensibles. Éstos le anticipan que debe “recoger sus pasos”. Ya no podrá “cruzar la línea”, “se apagó su vela”, o “se rompió su hilo”. El jiapsi recorre entonces los lugares frecuen tados durante su estancia en el itom ania y se aparece en los sueños de las personas con quienes creó lazos afectuosos para despedirse. Durante el tra bajo en campo recabé numerosos testimonios de estos avistamientos y despedidas. Como ejemplo, un hombre señala haber presenciado cuando los chichi’ales visitaron a una niña que horas después murió en un hospital; otro indica que el chichi’al de su mejor amigo lo visitó en forma de pájaro días después de morir en un accidente de tractor. Las interdicciones, o prohibiciones,10 marcadas en la cultura yaqui para ascender al teéka son seis: la exogamia, el incesto, el suicidio, el ejercicio de la hechicería y la práctica de relaciones sexuales entre seres que representan diferentes cualidades ontológicas Las dos primeras previenen al jiapsi de complementarse en una estructura corporal ajena al ecosistema del territorio yaqui. Dentro de esa lógica los 10 “El interdicto es un generador de significados antes que un supresor de acciones, por ello está en la base de la cultura y es el dispositivo de la construcción del sujeto. En síntesis el interdicto, puesto en el cuerpo, es el eslabón entre cultural y psique” (Aguado, 2008:91). 01_NuevaAntropología79.indd 36 Enriqueta Lerma Rodríguez yaquis consideran que los yoris no poseen las mismas cualidades que los yoeme, por tanto, contraer matrimonio exogámico condena a la persona a permanecer en la tierra después de morir, convertida en cerdo y acompañada de su descendencia. La pareja yori, en cambio, toma su lugar en el teéka: Rosaura se casó con un yori en contra de los deseos de su abuela, por ese motivo la abuela no ha querido recibirla en su casa y le ha amenazado con no heredarle sus tierras. Los vecinos de la localidad respaldan la posición de la anciana explicando que los yaquis son “cochis salvajes”, cerdos de monte, una especie de pecaríes. Los yoris en cambio son cerdos domésticos. El cielo le pertenece a los “cochis salvajes”. Cuando un yaqui contrae matrimonio con un yori éste entra al cielo tomando el lugar del yaqui y los hijos que procreen en pareja se quedarán en la tierra con el traidor, sin poder entrar al cielo y convertidos en cerdos domésticos. En la lógica yaqui la pregunta es: “¿Si cambió el cielo por un cerdo, no venderá las tierras yaquis por un hombre?”11 11 Diario de campo de la autora. En el registro de Ignaz Pfefferkorn también es posible observar la aversión de los indígenas sonorenses por la carne de cerdo: “Lo que más gusta a los sonoras es la carne, pero prefieren la de caballo o mula sobre cualquier otra. Esta propensión es común a todos los indios de Sonora (con excepción de seris) y por otra tienen una aversión igualmente fuerte por la carne de puerco, prefieren sufrir hambres que probar de esta carne, sin tener una razonable explicación por esta antipatía” (Pfefferkorn, 2008: 189). 07/01/14 13:43 Cuando los chichi’ales llegan: la conceptualización de muerte entre los yaquis El incesto, considerado como la prác tica de relaciones sexuales entre per sonas de parentesco sanguíneo y de parentesco contraído —por padrinazgo y compadrazgo de bautismo—, condena al destierro del yo’o ania tras la muerte. El castigo es permanecer en el mar, fuera de las fronteras de los cerros Takalai, donde por la eternidad adquirirán una corporeidad de hombre-pez o mujer-pez. Al suicida y al hechicero se les desprovee de la ritualidad mortuoria. En estos casos su jiapsi no integra los símbolos identitarios que pudieron legitimar la imagen corporal durante el ciclo de vida. El castigo será la indefinición eterna. El suicida es arrojado al huya y el hechicero, tras ser quemado vivo, a la sierra.12 Las dos últimas interdicciones señalan normatividades sexuales para quienes detentan cargos rituales involucrados en transmutaciones ónticas: pascolas, Venados, músicos de Venado y chapayekas. La búsqueda de singularidad magistral en la ejecución de la danza, conduce a algunos miembros del oficio (pascolas, Venados y músicos) a contactar corporalmente con “los 12 Del mismo modo en el monte son enterrado los restos de quienes no han podido ser plenamente identificados, tal es el caso de los restos de los “guerreros yaquis”, devueltos por el Museo de Historia Natural de Nueva York en noviembre de 2009 a la tribu yaqui. Las osamentas no se depositaron en ninguno de los panteones de los nueve pueblos, fueron colocados a las faldas del cerro Metetoma, al lado de los llamados “Palacios”: muertos sin identidad, caídos generalmente durante la guerra y cuyas cualidades individuales de persona no están cla ramente identificadas. 01_NuevaAntropología79.indd 37 37 encantos” que ofrece el yo’o ania (reino antiguo) para la obtención de dones. Éstos deberían ser adquiridos de manera legítima a través de los sueños, como narra un danzante: Gregorio: Sí, sueña uno con los mismos animales. Incluso me he soñado que estoy bien de la ropa, con pantalón, pero bichi (desnudo) de camisa y camiseta, y he soñado que me han lamido el cuerpo, pues. Qué me han lamido hasta las chichis, las tetas, cómo lo quieras llamar. Te lamen todo. Y los mismos maestros que tengo han soñado con eso. Y si tú no les tienes miedo, ¡entonces ya! O sea que tú lo ganas. Lo ganas al animal, pues. Eso es lo que pasa. Y como te digo: muchos han tratado de hacerlo, pero no han tenido esos sueños. Pero ya después estás bailando venado, cuando ya están bailando venado, empiezan a soñar con ellos, pero le tienen miedo. Le tienen miedo por eso es que ya no lo vuelven a hacer. En los seños se asustan. Ahora, estas fechas, de repente te salen esos sueños. Todos los que son pascolas. Todos los que son participantes de una ramada tienen diferentes sueños. Por ejemplo, el violinista y el que toca el arpa, esos sueñan con ví boras, con culebras. Ellos me han platicado. La víbora te lame también todo el cuerpo, se anda enredando en tu cuerpo, pero más en las manos, pero ahí, ellos, están soñando las cuerdas de los violines, pues. Y luego el del arpa. Y el venado, como te digo, es casi similar lo que sueño. Queta: Oye, ¿y los pascolas con qué sueñan? 07/01/14 13:43 38 Enriqueta Lerma Rodríguez Gregorio: Sueñan con víboras de cascabel también, y luego con chivos. Según esto, he escuchado comentarios de los mayores, que ya fallecieron algunos, ellos sueñan que los chivos se les montan y quieren hacer el sexo con ellos. Eso es lo que sueñan. Queta: A ellos sí les debe dar miedo, ¿no? Gregorio: No, el venado también hace lo mismo. También se te monta, también. Por eso es que a muchos les da miedo, pues. 13 Sin embargo, algunos hombres no esperan a tener los sueños, deciden obtener el don a través de la copula corporal con seres numinosos como el chivato (entidad habitante del huya que brinda dones de pascola), los venados o las serpientes: Don José dice que los que danzan venado sueñan que se los monta ese animal y los que son pascolas sueñan que los monta un chivato, los músicos, en cambio sueñan que se les suben serpientes. Pero alguna vez le dijo un anciano que cuando estaban escon didos en el monte “usaban” a las víboras como si fueran mujeres, que la víbora de cascabel era una güera y la víbora negra era una morenita muy bonita. La enredan alrededor de su pene como si fuera una dona y así se hacen del encanto.14 13 Entrevista realizada al Venado Gregorio Flores en Vícam Estación en julio de 2008. 14 Vícam Estación, Sonora, 26 de febrero de 2009. Diario de campo de la autora. 01_NuevaAntropología79.indd 38 Las relaciones sexuales entre seres con corporeidad humana y seres numinosos acarrea una condena similar a la que padecen los chapayekas que violan la interdicción. Los chapayekas no deberían tener actividad sexual durante la Cuaresma, dado que en ese periodo su estado ontológico no es humano, están en un estado liminal, fuera de la protección divina. Las relaciones sexuales en esta condición implican la copula entre un ser humano y una entidad no humana. El castigo para el chapayeka que viola esta interdicción es la permanencia eterna en el huya con total corporeidad y portando la investidura ritual que representa. El yo’o ania no es ajeno al espacio de la vida humana, éste se entrecruza con la realidad empírica, pero sólo es factible de experimentar mediante ciertos rituales o por “la boca” de algunos espacios terrenales: las cuevas, los orificios de los hormigueros o de los panales de abejas, instancias a las que conocen como yo’o jwaram (casas de los encantos). Para los yaquis es importante, dentro de la costumbre, el reconocimiento que el “reino antiguo” hace de su descendencia, por ese motivo los rituales de las crisis vitales buscan entablar contacto con algunas de sus dimensiones espaciales. Al nacer un yaqui es presentando en primer lugar al yo’o ania, con el ofrecimiento de su ombligo al hormiguero. De este modo, la membrana de conexión al vientre materno lo une al “mundo antiguo”. Con este ritual es identificado como parte de la tribu por sus ancestros, corporizados en hormi- 07/01/14 13:43 Cuando los chichi’ales llegan: la conceptualización de muerte entre los yaquis gas.15 Éstas resguardan su casa, la cual será derrumbada al año de morir para que el jiapsi abandone “nuestro mundo”, el mundo material. Todo rito de las crisis vitales es atravesado significativamente por la concepción de muerte.16 Cada rito irá marcando en el jiapsi las cualidades adoptadas por la persona durante su ciclo de vida, éstas se simbolizan en el cadáver a través de la indumentaria y se confirman en el jiapsi con la ritualidad mortuoria. Al nacer un yaqui no reconoce “nuestro mundo”, tampoco es reconocido por éste: le asusta el viento, los rayos y la lluvia. Sus dos padrinos (un hombre y una mujer no emparentados en matrimonio) realizan en un ritual doméstico y privado, conocido como la “echada de agua”, en el que vierten líquido sobre la cabeza del bebé. La intención es el hetero-reconocimiento entre los elementos de itom ania y el recién nacido. Le es también asignado 15 Es común observar que los yaquis colocan frutas o cáscaras de frutas afuera de los hormigueros para alimentar a estos insectos, pues reconocen que se trata de sus ancestros. 16 Los ritos de crisis vitales son aquellos en que el sujeto o sujetos, del ritual pasa —como dice Lloyd Warner (1959)— desde una ubicación placentaria fija en el útero de la madre, a su muerte e instalación definitiva en el ataúd, con el encierro final en una sepultura como organismo muerto. Este proceso presenta una serie de momentos críticos de transición que todas las sociedades ritualizan y señalan públicamente con ceremonias apropiadas para inculcar la importancia del individuo y del grupo entre los miembros vivos de la comunidad. Dichos momentos importantes son el nacimiento, la pubertad, el matrimonio y la muerte” (Turner, 1988: 172). 01_NuevaAntropología79.indd 39 39 en silencio un nombre secreto, compuesto por el nombre de sus padrinos, con el que será llamado el día de su muerte. El nombre que otorgan al jiapsi del ahijado se compone al unir el primer nombre secreto del padrino con el de la madrina; por ejemplo al niño se le llama Juan María (Juan del padrino y María de la madrina). Hoy “le echaron agua” al hijo de Luisa y Armando. No es un bautizo, los yaquis dicen que es “sólo echar agua”, que el bautizo es después. Es un ritual privado que se realiza en la casa del bebé, en el que sólo están presentes los padres de familia, los padrinos y el maestro. El resto de los familiares permanece fuera del espacio donde están los santos, esperando en el patio de la casa bajo la ramada o preparando los alimentos. “Echar agua” es un ritual que protege al niño de los sustos que le puede producir el ruido de los truenos y el de la lluvia, al tiempo que evita que el rayo caiga en la casa donde duerme el no bautizado. Apenas terminamos el café la madrina tomó en brazos al bebé y entraron al cuarto donde están el altar principal. Ahí el maestro dijo una larga oración en lengua jiak. Tomó agua bendita que llevaba en un frasco y mojó la cabeza del bebé, “le echó agua”. Tras esto, una vela que está en cendida durante todo el acto, y que era sostenida sólo por la madre, ahora es tomada por todos: padre, ma dre, maestro, padrino, madrina y bebé. El maestro pregunta el nombre del bebé a la madre, Luisa responde: “Ricardo”. El maestro sin soltar la vela, y 07/01/14 13:43 40 Enriqueta Lerma Rodríguez Con este ritual el jiapsi adquiere la primera luz que guía su estancia en la vida terrenal, a partir de entonces tiene derecho al camposanto al momento de morir y es reconocido como “niño” para sus rituales funerarios. En caso de fallecer a edad muy temprana, se le confecciona el rosario (llamado también misterio) y la mortaja (ocho cordones atados a la cintura) con flores de colores, generalmente en tonos cálidos: rosa, azul o blanco, y se le cubre el cuerpo con flores de papel en diversos colores. Dado que en estas condiciones la muerte se presenta en uno de los extremos de la edad cronológica, ello se indica en el atuendo con un trozo de papel color rojo unido al rosario, mismo que se coloca a los fallecidos de edad muy avanzada. La segunda luz se obtiene con el bautismo del ceremonial católico hegemónico. En él los padrinos de “echada de agua”, ahora fungiendo como padrinos de pila, adjudican al niño un nombre para identificarlo socialmente en el itom ania, el cual casi siempre corresponde al calendario santoral. Desde ese momento el niño será también un “angelito” y podrá participar de las ceremonias de la ritualidad católica yaqui con cargos como “angelito” o “Verónica” en Semana Santa.18 Con la boda por la iglesia se adquiere la tercera luz: ritual que marca el paso a la “adultez”. Ser adulto, por tanto, no corresponde a la edad cronológica, ni a los cambios físicos del cuerpo; significa cumplir responsabilidades dentro de un matrimonio consagrado. Sólo los casados pueden desempeñar cargos del gobierno tradicional y los relacionados con la liturgia del catolicismo yaqui. No cumplir este sacramento, aunque se procreen hijos y se envejezca, indica que el jiapsi nunca obtuvo la tercera luz para guiar su vida. Será “niño” por la eternidad. Quien muere en esta condición es señalado como parbuli, un calificativo que refiere a la idea de un niño en cerrado en el cuerpo de un adulto. Sus rituales mortuorios tendrán carac terísticas similares a las de quienes mueren como “niños”. En cambio, quien se desarrolló físicamente hasta adquirir rasgos corporales de adultez, pero no tuvo hijos, ni pareja, es considerado legítimamente “niño” al momento de morir. Encontramos, entonces, distinciones importantes en “la evolución” del jiapsi, correspondientes a la dimensión de luz adquirida por la persona en su ciclo de vida. La luz se interpreta como capacidad de discernimiento. Los jiapsi parbuli son concebidos como seres en oscuridad: no pueden observar cabalmente “nuestro mundo”, ni pueden tomar decisiones conscientes, por 17 Vícam Estación, domingo 29 de marzo de 2009. Diario de campo de la autora. 18 Durante la Semana Santa existen los cargos de “angelito”, mismos que se encargan de cuidar los altares y de proteger a Jesús de los males que pueden provocarle los chapayekas. Las “Verónicas”, por su parte, son niñas encargadas de limpiar el sudor a Jesús y que lo acompañan durante todos los viernes de la Cuaresma en las procesiones llamadas contis. todos tomándola, reza por segunda vez. Esta ocasión es una oración más breve […].17 01_NuevaAntropología79.indd 40 07/01/14 13:43 Cuando los chichi’ales llegan: la conceptualización de muerte entre los yaquis ello no pueden asumir cargos de responsabilidad comunitaria en el gobierno tradicional o en las sociedades del catolicismo yaqui. Algunas diferencias se notan a simple vista, como el color del mantel con que se enviste en el altar durante el velorio: para los “niños” es blanco, para los parbuli es morado y para los adultos es negro. La condición del jiapsi, al momento de desprenderse de la estructura corporal, determina también los rituales mortuorios. En caso de fallecer como “niño” o parbuli el padrino o la madrina tienen la responsabilidad de realizar la ritualidad funeraria en casa de alguno de ellos. Dado que el “niño” o parbuli nunca obtuvo la tercera luz, se considera que siempre vio el mundo como infante. Y se le depositan en el ataúd los símbolos representativos del yo’o ania: flores de colores. Retorna entonces al “reino antiguo” como si nunca lo hubiera dejado. Sin embargo, se hacen distinciones simbólicas a quienes mueren como parbuli: su misterio y sus mortajas, en vez de flores, son motas de algodón quemadas. Éstas significan que trabajó en la tierra y formó familia, pero, al no casarse por la iglesia, posee una conciencia manchada. Los jiapsi “angelitos” o “niños”, en cambio, ingresan al yo’o ania con la conciencia blanca. Por ese motivo, morir como parbuli acarrea vergüenza para la familia, la cual se ve imposibilitada para responsabilizarse del cadáver de su “inconsciente” allegado y no puede organizar el velorio en su propia casa. A la vestimenta no se le concibe como un simple atuendo del cadáver, sino como un conjunto de signos repre- 01_NuevaAntropología79.indd 41 41 sentativos de las cualidades adqui ridas por el jiapsi durante el ciclo de vida, y que lo acompañarán en el yo’o ania. Visto así, jamás se usa ropa con materiales metálicos, pues se considera que éstos ofenden a Jesús, quien murió clavado en la cruz. Asimismo, quienes cumplieron cargos rituales son sepultados con sus indumentarias ceremoniales: de tenache, kiyositei, can tora o de danzante de matachín;19 con la creencia de que las portarán en el so’uria. Los pascolas, venados y chapayekas son velados con sus atuendos, pero sus máscaras son quemadas antes de ser sepultados para que puedan ingresar al teéka como entidades humanas. No ingresan, por tanto, al yo’o ania con sus caracterizaciones rituales. La comprensión del cosmos que guardan los yaquis traza, además, una continuidad de solidaridad sincrónica en “nuestro mundo” y una solidaridad diacrónica interdimensional para allegarse al teéka del yo’o ania. Cuando alguien fallece, los padrinos de “echada de agua” o de bautizo son llamados para asistir el funeral y los siguien tes rituales mortuorios. Los responsables de la primera luz se aseguran de que el jiapsi llegue al teéka, para ello buscan a tres hombres y tres mujeres 19 Los matachines son conocidos como los soldados de la Virgen, hombres que usan indumentaria blanca, adornada con flores de color rojo, una corona de tela, sonaja y una vara con flores. Forman parte de la ritualidad del catolicismo yaqui; se presentan en las fiestas patronales, durante la Semana Santa y en los rituales de elevación de estatus, relativos a los cargos ri tuales católicos, asimismo danzan como parte de la ritualidad funeraria. Su danza es interpretada por los yaquis como una oración. 07/01/14 13:43 42 con los cuales puedan completar cuatro padrinos y cuatro madrinas, mismos que se encargarán del difunto. Éstos se dividen las tareas de preparación del cadáver, del velorio, del sepelio, del novenario y de la fiesta o “cabo de año” que se celebrará al muerto. También de realizar estrictamente los rituales que permitirán al jiapsi desprenderse de itom ania. La ritualidad mortuoria asegura que el jiapsi lleve consigo las cualidades que adquirió durante su estado de corporeidad, simbolizándolos en la indumentaria. La solidaridad sincrónica se manifiesta en la colaboración de los padrinos entre sí y con la familia a través de la cooperación monetaria, la participación ritual y las actividades de organización festiva. Ésta se consagra con la adquisición de parentesco ritual entre los padrinos del muerto y su familia. La solidaridad diacrónica inter-dimensional se produce por el vínculo creado entre el muerto y sus ocho padrinos, en donde el jiapsi del acaecido funge como guía de sus padrinos hacia el teéka. Cada padrino debe amarrar una mortaja a la cintura del cadáver, misma que se compone de ocho cordones colocados por cada uno de los padrinos y madrinas. Por medio de ella el jiapsi del ahijado los jalará al cielo cuando les toque morir. Además, tras el sepelio, los padrinos dan al jiapsi su propio nombre secreto. De este modo la entidad anímica lleva consigo 16 nombres con los que identificará a sus padrinos cuando tenga que subirlos por medio de la mortaja. Es posible interpretar que las dimensiones que componen el mundo yaqui, el yo’o ania (reino anti- 01_NuevaAntropología79.indd 42 Enriqueta Lerma Rodríguez guo) y el itom ania (nuestro mundo), se vinculan a través de las mortajas, del nombre secreto, del padrinazgo adquirido y de los rituales mortuorios. La concepción sobre la muerte física en el itom ania no se agota con los rituales mortuorios de cuerpo presente en la cultura yaqui. Desde que “un adulto” es visitado por los chichi’ales de sus ancestros comienza a “recoger sus pasos” y trata de ordenar su in dumentaria para su sepelio. Durante el velorio el maestro litúrgico anota el nombre del fallecido en el “libro de las ánimas”. Se trata de una pequeña libreta que cada matrimonio manda a hacer con el maestro cuando padece la primera muerte de un familiar. La anotación va acompañada del nombre del fallecido, la condición en que murió (como niño, parbuli o adulto) y los cargos que ocupó durante su vida. El proceso de duelo abarca un año tras su muerte. En ese lapso la familia suspende su vida social y los rituales de crisis vitales, hasta celebrar “el cabo de año” al final del ciclo. Sólo “los adultos” son festejados con “cabo de año”, pues se considera que “los niños” y los parbuli, al no haber asumido responsabilidades en el transcurso de su vida, no dejaron grandes duelos. A estos últimos se les hace una “fiesta” durante el velorio, sin provocar luto anual. La “fiesta de niño o de parbuli” y “el cabo de año” son similares, sólo divergen al final de la tercera noche. Inician con danzas de pascola y Venado, ejecutadas en una ramada orientada al Este, hacia donde partirá el jiapsi. La cofradía religiosa del catolicismo yaqui realiza rezos y cánticos en latín, español y jiak. En el 07/01/14 13:43 Cuando los chichi’ales llegan: la conceptualización de muerte entre los yaquis “cabo de año”, casi para concluir, el maestro litúrgico yaqui “corta el luto” a los familiares del muerto, simbolizado por un cordón de lana negra atado al cuello. La asunción del jiapsi es representada, pero además impulsada, por la danza de los matachines, quienes no descansan en las tres noches. En la última madrugada del “cabo de año” se observa una ritualidad aún más compleja. Tanto en los juegos de pascola y Venado como en la danza de matachines se representan diversos símbolos que permiten interpretar la concepción vida-muerte. A continuación presento una descripción etnográfica realizada en 2009:20 Una vez trascurrido el año, la familia apoyada por los ocho padrinos, realiza la última fiesta de un “adulto”, siempre que no se haya sufrido otro fallecimiento familiar en el transcurso del ciclo. En caso contrario éste se celebra al cumplirse el año del segundo acaecido. Cada celebración de “cabo de año” consta de tres días. El primer día se coloca a los dolientes el “luto”: un cordón atado al cuello. En cada uno de los tres días que dura la fiesta se repite el ritual narrado a continuación (con excepción de los juegos del último día, ejecutados por los miembros del oficio: “viento”, “lluvia”, “lodo”, “rana” y “tortuga”). A cada muerto corresponde un arco adornado con tela y flores, si se trata de dos festejos se colocan dos arcos, cada uno en representación de 20 Vícam Estación, Sonora, sábado 24 de octubre de 2009. Diario de campo de la autora. 01_NuevaAntropología79.indd 43 43 un difunto. Durante la fiesta se coloca la tradicional ramada orientada al Este. Al “cabo de año” asisten, como en todo el ceremonial, los miembros del Gobierno Tradicional, la cofradía católica yaqui y los matachines. Sólo que a éste se suman los miembros del oficio: pascolas, músicos y Venado. Los miembros del oficio inician la danza aproximadamente a las ocho de la noche tras hacer sonar tres cuetes, culmina al siguiente día, al asomar la Estrella Guía y Lucero de la Mañana. Unas horas después comienza la danza de matachines en la primera cruz que traza el conti (el conti es un camino marcado por dos cruces en el que se realizan la mayor parte de los rituales, “hacer conti” es también caminar ese espacio en forma recta o circular). A las once de la noche se realiza un conti con la participación de la familia, la cofradía yaqui y los miembros del oficio. Se reza y se entonan cánticos que finalizan con tres cuetes para volver a la ra mada. En el proceso los familiares lle van velas encendidas, las cuales apagan para que se les retire “luto”. Primero los hombres, después las mujeres, pasan uno a uno a hincarse frete al altar. El maestro litúrgico les corta el “luto” con tijeras y los depo sita en un cajete frente a los santos. Los matachines continúan danzando hasta las dos de la mañana del siguiente día. También los del oficio continúan con sus juegos. Las cantoras se retiran a descansar a un costado de la ramada después de cenar wakabaki (caldo de res), que es la comida tradicional yaqui. 07/01/14 13:43 44 Enriqueta Lerma Rodríguez Una segunda sesión de rezos y cánticos se efectúa dos horas más tarde. La alternancia es evidente entre la cofradía religiosa y los danzantes de oficio, pues en ese momento los pascolas y el Venado se retiran. En cambio inicia la danza de matachines, la cual dura menos de una hora. Aproximadamente a las cuatro de la mañana paran los rezos y los cánticos. En el tercer día, tras un segundo conti son quemados los “lutos” en la primera cruz. Con este evento se concibe que los familiares se desprendan del muerto. Se estallan tres cuetes, el jiapsi del muerto ha quedado en “el vacío”. Los pascolas comienzan un juego el cual consiste en imitar animales de rapiña, “lobos”, que entran al solar familiar en búsqueda del cadáver. Dentro del patio se apoderan de algunos alimentos, e imitan a fieras que en “cuatro patas” se arrebatan un bocado. El juego infunde temor entre los espectadores, a su paso la gente se retira: “ha llegado la desaparición del cuerpo”. A cambio de su representación se les dota de una buena cantidad de cerveza. Al finalizar el juego los pascolas se integran a la danza de Venado que se ejecuta entre tanto en la ramada. Se podría decir que prosigue el momento culminante de la fiesta, pues se llevan a cabo, de manera sincrónica, rituales que se habían realizado por separado: entonación de cánticos por la cofradía religiosa, danzas de los miembros del oficio y, por otro lado, danzas de matachín. Con la plena luz de la mañana los matachines reposan, inician enton ces nuevos juegos de pascola. Éstos 01_NuevaAntropología79.indd 44 atraen bastantes espectadores. La congregación es sorprendida por los trozos de tierra que los pascolas toman del piso y arrojan al público. El polvo se dispersa entre la gente. Le dicen “el viento”, concebido como una bendición de los danzantes. Es “la ben dición que atrae al agua y a la lluvia”. Después llega la lluvia: los pascolas toman líquido de la jícara del tambor de agua enterrada en el piso y mojan a los presentes. Generalmente la gente acepta el chapuzón. Algunos pascolas toman agua con su máscara y se introducen al solar para bañar a las cocineras, éstas se dejan mojar la cabeza y la descubren para ser vertidas: “es la bendición del agua que trae la vida”, “con el agua llegará el sapo y la tortuga: la vida”. Después nacen los humanos: los pascolas se embarran de lodo el cuerpo y la cara, salen de la ramada con sus rostros cubiertos de barro para limpiarse en la gente. Continúa el juego de la rana. Los pascolas salen dando grandes saltos de la ramada, se tiran frente a la primera cruz del conti entre empujones, ruedan en el piso, se agachan, brincan: “son la vida”. Regresan para buscar los huevos de la rana, se dan cuenta que los traen colgando de la cintura, representados por los cascabeles de su indumentaria. Los ofrecen a la gente para conseguir dinero y comparar vino. Con un sombrero de palma van vendiendo su producto, la gente les echa monedas. El dinero es para comprar cerveza, la consiguen con la familia en el solar y vuelven fe lices a jugar en la ramada. Ahora buscan a la tortuga entre sus cosas, la 07/01/14 13:43 Cuando los chichi’ales llegan: la conceptualización de muerte entre los yaquis encuentran hecha de pan, escondida entre los músicos. La capturan tras una simple cacería que consiste en darle de palazos. Juegan a que la venden. La compra un pascola a un precio muy barato. Bailan felices, gustosos de su alimento. La rana y la tortuga llegaron con el agua y con el viento. El renacimiento de la vida después de la muerte. Los matachines ejecutan la danza del “trenzado”, la cual consiste en ir atando listones a una estaca mientras giran en dos sentidos encontrados. Al concluir se supone que el jiapsi del difunto ha subido al teéka. Se realiza una comida especial para los matachines, sentándolos en mesa especial dentro del solar, se les sirve comida de carne con chile. Al concluir ésta, tras darles las gracias, el mantel es recogido de manera tradicional, comenzando por enrollarlo del extremo oeste al este. Concluyen los juegos, todos se congregan en la primera cruz del conti, formando fila, el crucifijo al frente llevado por el maestro y escoltado por la alpés de bandera, detrás las cantoras, los pascolas y el venado, le siguen los matachines; al final la familia. Es el último conti: llegó el momento de la despedida. Frente a la segunda cruz se dan los últimos rezos, se prenden tres cuetes: el jiapsi se ha ido. El maestro autoriza a la familia que rehaga su vida. Se agradece y da aliento para seguir la vida. Suena el tambor tres veces, la ceremonia ha concluido. Como se observa en la etnografía, los juegos de los pascolas permiten interpretar una relación entre la vida y la muerte y la posibilidad de que la muer- 01_NuevaAntropología79.indd 45 45 te vuelva a producir vida. En un primer momento los pascolas ingresan al solar familiar buscando el cadáver. Imitando animales de rapiña, se arrebatan bocados simulando devorar los restos del cuerpo. Tras la extinción total del cadáver, en un segundo momento, representan la llegada del viento, la lluvia y la formación del lodo con la tierra.21 En un tercer momento, se supondría que aparezcan los primeros rastros de vida en el itom ania: simbolizados por la danza de la rana y de la tortuga. Con el estallido de tres cuetes se ahuyenta “al diablo” para que no interfiera en el camino del jiapsi. Éste ha sido librado de su corporeidad y de sus responsabilidades. Con la danza de matachines, el alma asciende finalmente al teéka, éstos representan la asunción con una estaca a la que trenzan diversos listones de colores. La familia y los padrinos son también librados de sus responsabilidades rituales y pueden reanudar su vida cotidiana. 21 Según Alfredo López Austin (2008: 10), el lodo representa el origen del mundo: cuando estaba desordenado, antes de que saliera el sol y endureciera a los entes que lo habitan: “En ese tránsito el protagonista mítico fue el Sol. Con su propio ser marcó el camino a todos sus hermanos. Pereció en una hoguera; bajó al frío lugar de la muerte; tomó de las profundidades la riqueza, y resurgió en la superficie con su nueva capa de plumas amarillas. La capa radiante secaría los lodos, daría fin a las mutaciones y endurecería los cuerpos. Al volver por el oriente al mundo que se gestaba, el Sol oteó el camino que habría de recorrer y ordenó a todos sus hermanos dioses que siguiesen su ejemplo, entregándose al sacrificio general. Deberían bajar a las frías tinieblas de la muerte para adquirir la dura cáscara que los haría criaturas al volver a la superficie de la tierra, a la naciente vida mundana”. 07/01/14 13:43 46 Como se observa, la concepción yaqui sobre la muerte activa las redes y las relaciones sociales en las que está inmersa una persona, por tanto la concepción de muerte puede entenderse sólo en relación con la concepción de la vida en el itom ania, ritualizada desde los primeros ritos de las crisis vitales, hasta las últimas acciones emprendidas durante la existencia física. También es posible interpretar que en su noción de persona, aunque ésta integre las marcas significativas de su historia en la estructura física, es percibida por los yaquis como el resultado de la evolución de su entidad anímica. Sin embargo, aunque la intención es el retorno al yo’o ania, no se desdeña el paso por “nuestro mundo”. La constitución del jiapsi en corporeidad es celebrada con la búsqueda del reconocimiento, por parte del viento, la lluvia y el trueno, durante “la echada de agua” y vuelta a celebrar con la vida que otorgan los elementos naturales a las ranas y a las tortugas, tras la muerte humana. El cuerpo es entonces una entidad compleja, compuesta por la estructura corporal física y la entidad anímica, la cual adquiere determinado nivel de conciencia a través de los ritos de paso experimentados durante el ciclo de vida. Las características adoptadas por el jiapsi durante la corporeidad humana definen las cualidades ontológicas que determinarán su estado en el yo’o ania. GLOSARIO Alpés. Cargo ritual femenino, su función es macar con movimientos de bandera los tiempos de cada escena ritual. 01_NuevaAntropología79.indd 46 Enriqueta Lerma Rodríguez Chapayeka. Cargo ritual masculino que representa a los judíos que persiguen a Jesús durante la cuaresma. Chichi’ales. Entidades, a semejanza de pequeños pájaros, cuya corporeidad adoptan las entidades anímicas de los ancestros cuando acuden a acompañar a sus familiares durante su convalecencia. Chivato. Entidad que proporciona dones a los pascolas. Conti. Vuelta en círculo. Peregrinación alrededor del centro ceremonial o del espacio doméstico ritual. Puede ser también en línea recta entre dos cruces, espacio que se recorre de ida y vuelta. Huya. Monte. Itom ania. “Nuestro mundo”. El mundo de los yaquis, que incluye tierra y cielo. Jiapsi. Traducido a menudo por los yaquis como “alma”. Kiyoistei. Cargo ritual femenino. Jefa de la iglesia, encargada de cuidar del templo y las imágenes. Matachín. Cargo ritual masculino. Danzantes de la Virgen. Flores. Oficio. Grupo ritual que se compone por los pascolas, el Venado y los músicos. Parbuli. Es la persona que no celebró el sacramento del matrimonio, pero tuvo pareja y procreó hijos. Debido a que no obtuvo la tercera luz para guiar su vida es considerado como un “niño” Sooria. Parte del cielo a que acceden quienes cumplieron cargos rituales en la iglesia. Takalaim. Cima hendida. Cerros fronterizos que delimitan el territorio ancestral yaqui hacia el norte y el sur. Teéka. Cielo. Temastián (temasti). Cargo ritual masculino, ayudante del maestro litúrgico. Tenanche. Cargo ritual femenino, auxiliar de la kiyostei. 07/01/14 13:43 Cuando los chichi’ales llegan: la conceptualización de muerte entre los yaquis Tetakawi. Cerro ubicado en Guaymas, también conocido por la tribu como Takalai. Yoeme. Hombre. Yori. Hombre blanco o mestizo. Yo’o ania. Reino antiguo. Mundo viejo. Instancia del espacio no perceptible por el esquema corporal humano. BIBLIOGRAFÍA Aguado, Carlos (2004), Cuerpo humano e imagen corporal. 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Warner, Lloyd (1959), The Living and the Dead: A Study of the Symbolic Life of Americans, Now Havan, CT, Yale University Press. 07/01/14 13:43 01_NuevaAntropología79.indd 48 07/01/14 13:43 ANIMITAS: APROPIACIÓN URBANA DE UNA PRÁCTICA MORTUORIA CIUDADANA E INFORMAL Gonzalo Lautaro Ojeda Ledesma* Resumen: Las animitas son un ejemplo paradigmático de una práctica ciudadana y espontánea, que en su manufactura y gestión escapa a los parámetros y herramientas actuales de planificación. Para sostener esta afirmación este artículo presenta un análisis conformado por tres casos de intervención formal con respecto a estos pequeños edículos (Autopista Central, 2004-2005, Memorial Calama, 2007, Campaña “Manéjate por la vida” de conaset, 2011). Utilizando los antecedentes desarrollados, el artículo nos presenta un modelo de análisis polivalente de carácter antropo-espacial para este tipo de prácticas urbanas, que podría permitir la inclusión de éstas en la planificación urbana. Palabras clave: animitas, hologramas de la muerte imprevista, dialécticas urbanas, muerte trágica. Abstract: Roadside shrines are a paradigmatic example of a popular, spontaneous practice which eludes all parameters and tools of real planning in their construction and the steps leading up to it. To support this statement, the article presents an analysis of three cases of formal intervention in these tiny shrines (Central Freeway 2004-2005, Memorial Calama 2007, conaset “Driving for Life” Campaign 2011). Based on precedents discussed, the article presents a polyvalent anthropospatial model for analysis for this sort of urban practice, in which these shrines could perhaps be included in urban planning. Keywords: “animitas” (roadside shrines), holograms of unforeseen death, urban dialects, tragic death. INTRODUCCIÓN: ¿QUÉ SON LAS ANIMITAS? L as animitas, la mayoría de las veces, son pequeños edículos dedicados a quienes tuvieron una muerte trágica acaecida en el espacio *Doctor en desarrollo urbano y planeación, Université de Bretagne Occidentale, 2012.���� Lí��� nea principal de investigación: arquitecturas informales, urbanismo participativo, religión popular, prácticas urbanas informales, antropología urbana. público, lo cual las inscribe en la práctica de los muertos milagrosos practicado en toda Hispanoamérica;1 Cristian 1 El culto a los muertos milagrosos en ispanoamérica: la práctica de las animitas H encuentra prácticas homólogas en todo el continente americano; en Argentina, según Coluccio (2007), son denominadas capillitas, ermitas, nichos, santuarios; en Venezuela son conocidas como “capillitas, ánimas” (Pollak-Eltz, 1989; Finol, 2009; Franco, 2009); en Perú se denomina “almas” al lugar donde alguien fue asesinado (Plath, 1993), también se les dice “alma cruz”, “tumbitas”, “nichitos”; en Paraguay y Colombia 49 01_NuevaAntropología79.indd 49 07/01/14 13:43 50 Gonzalo Lautaro Ojeda Ledesma teriosas. Claudia Lira (2002) define las animitas como objetos estéticos y tra dicionales, lo cual se inscribe en el folclore y a la vez en el arte popular chileno. Tras estas definiciones podemos afirmar que las animitas son construc ciones dedicadas a ciertas personas y, al mismo tiempo, una forma genérica de denominar el alma de quienes tuvieron una trágica defunción. HIPÓTESIS: DIALÉCTICAS URBANAS Y RESISTENCIA SOCIAL DE LAS ANIMITAS Figura 1. Animita presente en la ruta 68 que une Santiago con Valparaíso (imagen del autor). Parker (1992) agrega que las animitas serían la versión chilena del culto a las ánimas practicado en toda Hispanoamérica. Oreste Plath (1993) definió las animitas como cenotafios populares, pues el monumento erigido celebraría el alma del difunto en ausencia de su cuerpo que descansaría en el cementerio; complementariamente, Ricardo Salas Astrain (1992) señala que las animitas no sólo son santos popu lares, sino que serían víctimas mis les dicen “crucecitas”; en Brasil se denominan capelas, capelinhas y en México son conocidas como santuarios, templos y/o capillas. 01_NuevaAntropología79.indd 50 La teología, las ciencias religiosas y las ciencias sociales describen el aspecto religioso de estas prácticas populares utilizando los términos de “mestizajes” o “sincretismo” religioso, presuponiendo que existe (o existía) una forma pura, uniforme, coherente y no mezclada de religión que luego se contamina con elementos exógenos” (Estermann, 2008: 4); este “sincretismo” es entendido como una mezcla de dos o más tradiciones culturales, dando paso a una nueva forma religiosa que es denominada como “religiosidad popular”. Esta visión tiende a asociar las prácticas religiosas populares a las clases subalternas y, en consecuencia, asocian todas sus visiones, rituales y creencias como manifestaciones premodernas, desviadas y subsidiarias (García-Canclini, 1989: 191), que necesitan ser corregidas y/o eliminadas. “Lo popular es en esta historia lo excluido: los que no tienen patrimonio, o no logran que sea reconocido y conservado” (idem). Cristian Parker advierte que “el pueblo tiene una y mil formas de vivir y 07/01/14 13:43 Animitas: apropiación urbana de una práctica mortuoria ciudadana e informal 51 Figura 2. Animita casita moderna presente en memorial de animitas de Calama (imagen del autor). expresar su profunda fe religiosa, y por más que, externamente, acepte un conjunto de pautas de la cultura capitalista moderna, en sus propios ritos, lenguajes, gramáticas y artes, revela una fe que resiste esa cultura dominante amenazadora” (Parker, 1992: 12). Cuando se habla de religiosidad popular se advierte una doble acepción de lo popular, una acepción religiosa y otra de carácter sociocultural (Parker, 1992; Lira, 2002); en el caso de una muerte trágica, las creencias presentes en la religiosidad popular chilena estipula que el destino de un alma que tuvo una mala muerte es errar y penar indefinidamente en el lugar, por lo que tiene que ser respetada, venerada y cuidada: “los muertos siguen siendo para de la comunidad e intervienen positivamente en ésta. Pensamiento no compartido por la religión católica, para la cual los muertos se separan definitivamente de sus seres queridos habitando en otro plano. No obstante, 01_NuevaAntropología79.indd 51 para el catolicismo popular esta separación no es tan tajante. Los fallecidos, especialmente los que van al purgatorio, quedarían en un espacio intermedio (ni aquí ni allá) por lo cual podrían eventualmente comunicarse con los vivos” (Lira, 2002: 78). Esta creencia tiene una estrecha relación con la noción del ciclo vital de los pueblos prehispánicos, quienes no consideraban la muerte como un corte del ciclo vital, sino más bien como una etapa más de éste, por lo que el difunto poseía una presencia espiritual entre los vivos. Chertudi y Newbery (1966,1978) explican que en un país de fuerte tradición católica, se denominan cano nizaciones populares “aquellas que tienen como objeto de culto personas que han sido canonizadas por el pueblo” (Chertudi y Newbery, 1978: 9), donde no ha intervenido la Iglesia católica como institución, y que estas personas son popularmente denominadas “santos”, reinterpretando el lenguaje 07/01/14 13:43 52 Gonzalo Lautaro Ojeda Ledesma Figura 3. Cartografía de animitas de la región de Valparaíso 2010-2012 (imagen del autor). oficial de la iglesia. Por otra parte, autores como Parker (1992 y 1996), Ca rozzi (2005), Salinas (2005), Cerutti y Martínez (2010) plantean que la religiosidad popular es una herramienta de resistencia a un esquema de dominación, la cual desnaturaliza el orden social, resolviendo de forma paliativa los problemas cotidianos a los que están sometidos los sectores populares. Durante siglos esta herramienta ha creado su propia lógica, y al consi- 01_NuevaAntropología79.indd 52 derarlas como una mera desviación del credo oficial se coarta la posibilidad de entender cabalmente su complejidad y pluralismo; en ese entendido consideramos que el término religiosidad posee una carga semántica negativa. Por ello utilizaremos el término de religión popular acuñado por Cristian Parker (1996), en cuanto se presenta como un concepto más integrador, e independiente de la dicotomía religión oficial y religión no oficial. 07/01/14 13:43 Animitas: apropiación urbana de una práctica mortuoria ciudadana e informal En muchos casos la religión popular es una expresión directa de una “resistencia a situaciones de dominación, la revancha simbólica de los pobres o la desnaturalización del orden social por parte de los sectores populares” (Carozzi, 2005: 14), y en el caso de las animitas Salas Astrain (1992: 184) declara: “La calle en la cual ella se erige es la zona del más fuerte; en ella las víctimas son siempre inocentes o casi siempre inocentes. Es una religiosidad de los pobres pues el difunto que se celebra es por excelencia ‘el indefenso’”. Estamos de acuerdo con la empatía hacia el inde fenso, pero aseverar que la práctica de las animitas pertenezca a una religión exclusiva de los pobres es excesivo, pues hemos encontrado animitas en todos los sectores de la ciudad, y si bien existen un gran número en los sectores más populares, este contraste se debe a políticas nihilistas de ocultación por parte de los sectores más acomoda dos, pues la práctica de las animitas es considerada una práctica supersticiosa, molesta y estéticamente burda. No es casualidad que en la ciudad de Viña del Mar hayamos encontrado sólo 23 animitas (la mayoría en los sectores populares) y que en la ciudad de Valparaíso hayamos encontrado 81. Complementariamente, las animitas como práctica microbiana resistente en el sentido planteado por Michel Foucault (1980) y Michel de Certeau (1990) forman parte íntegra de un mundo informal que tiene sus propias reglas, espacialidades, trazados, construcciones y economías, las que son tan o más importante que las del mundo formal, y con sus expresiones mate 01_NuevaAntropología79.indd 53 53 riales e inmateriales median entre la ciudad formal y la ciudad informal (Tardin Coelho, 2007), y entre creencias oficiales y creencias no oficiales, como declara Mónica Lacarrieu: “Podríamos aventurar que ha triunfado la ciudad de los ciudadanos, la ciudad democratizada, la experiencia y construcción sociocultural de la misma, la posibilidad de pensar la ciudad ya no sólo desde el urbanismo tradicional, sino y sobre todo desde las imágenes y los imaginarios” (Lacarrieu, 2007: 48). Las prácticas informales son ejercicios dialécticos de facto, por lo cual se presentan como expresiones de una Figura 4. Animita presente en el sector de Montedónico, Valparaíso. Es interesante apreciar la cercanía de esta Animita respecto a la Iglesia del sector, pues revela la natural convivencia existente entre ambas creencias (imagen del autor). 07/01/14 13:43 54 Gonzalo Lautaro Ojeda Ledesma Figura 5. Lámina taxonomía arquetípica de las animitas; en la región de Valparaíso hemos catastrado 219 animitas con las siguientes variantes: 115 casas tradicionales, dos iglesias, 14 grutas, 17 orgánicas, dos cruces, 11 casas modernas, una socio-institucional y 74 híbridas (imagen del autor). ciudad informal y democrática. En el caso de las animitas, esta forma dia léctica se expresa en las constantes construcciones y reparaciones que los devotos realizan, lo cual resulta en una acumulación de objetos y ofrendas donde cada cual adhiere su don sin 01_NuevaAntropología79.indd 54 destruir o ensuciar los objetos existentes. Este ejercicio es un calce formal y espiritual de carácter colectivo difícil de encontrar en otros espacios de uso público. Paralelamente, en la mayoría de animitas existen herramientas para asear el lugar y las ofrendas, y en 07/01/14 13:43 Animitas: apropiación urbana de una práctica mortuoria ciudadana e informal caso de deterioros se dispone de baldes, tambores o cajas para depositar los objetos que se hubiesen despegado o destruido. También es muy común que una animita de gran envergadura tenga un cuidador o un familiar encargado de limpiarla y remozarla constantemente. En estos casos la mayoría de veces existen alcancías para depositar donaciones, que sirven para adquirir velas y/o objetos de aseo, y además estas personas suelen recolectar la esperma de vela y venderla o reciclarla, todo para mejorar y mantener la animita. Es importante mencionar que estos acuerdos tácitos no están estipulados por escrito; es decir, se trata de una forma social vehiculada por la oralidad, y todo chileno sabe cómo relacionarse con una animita. Esta cualidad hace que las animitas sean tan peculiares y, a pesar de tener patrones formales similares, resultan ser siempre diferentes, además de que cada una se esfuerza en distinguirse de otras animitas. Es decir, a pesar de su enorme cantidad, en Chile es muy difícil encontrar una que sea igual a otra. Esta cualidad, que remite al valor de lo local, puede situarse en el discurso contrapuesto entre los valores de lo local versus lo global, donde este último —con un urbanismo y arquitectura estándar tiende a igualar lo local con leves diferencias. Francesc Muñoz (2008) lo define como la “urbanalización”, pero esta urbanalización no se remite exclusivamente a lo formal, y no “tiene tanto que ver con la homogeneización de las ciudades como, por el contrario, con la gestión de sus recursos, entonces las metáforas al uso que 01_NuevaAntropología79.indd 55 55 intentan descifrar los efectos de la globalización sobre el espacio urbano pecan de un excesivo reduccionismo” (Muñoz, 2008: 198). Es justamente esta gestión de recursos la que ha permitido a la práctica de las animitas mantenerse por más de doscientos años, pues son muchos los casos de construcciones de carácter público o privado que se han visto enfrentados al conflicto legal que presentan estos edículos. Pero en la mayoría de los casos las animitas se han conservado, sin que esto haya sido una intención manifiesta de los constructores y/o los propietarios; es como si nadie las hubiese visto. Es en este contexto que esta investigación intentara responder las siguientes interrogantes: ¿cómo integrar estos lugares socio/espirituales a las planificaciones urbanas? ¿Podremos crear una nueva concepción organizacional urbana a partir de estos lugares socio-espirituales? Para ello contrapondremos las animitas construidas por los ciudadanos con dos proyectos formales (Autopista Central, 2004-2005 y Memorial de Calama, 2007) que asumieron como parte integral de su construcción la presencia de las animitas, y un caso donde la forma de la animita fue utilizada como imagen de una campaña publicitaria de un programa gubernamental (Conaset, 2011). AUTOPISTA CENTRAL, REGIÓN METROPOLITANA DE SANTIAGO, 2004-2005 En 1961 Jane Jacobs señalaba que “los efectos destructivos de los automóviles 07/01/14 13:43 56 no son una causa, sino más bien un sín toma de nuestra incompetencia para construir ciudades” (Jacobs, 2011: 33), y pareciera que urbanistas y planifica dores siguen cometiendo los mismos errores; un claro ejemplo de ello fue la construcción de autopistas urbanas en la última década en Santiago de Chile. La construcción de autopistas urbanas está estrechamente asociada al desarrollo económico de las ciudades globales (Sassen, 1999), pero no a su desarrollo cualitativo micro-escalar, que permite el desarrollo de prácticas urbanas particulares y heterogéneas, pues estas carreteras de alta velocidad se insertan en un sistema global donde las ciudades compiten por atraer mano de obra calificada, la que Richard Florida (2002) denominara “clase creativa”. Esta concentración cultural ha tendido a homogeneizar el perfil social de un gran sector de los habitantes de la ciudad, homogeneizando los paisajes urbanos ofertados. “La atracción de las jóvenes capas medias y altas se convierte así en el elemento central de las políticas urbanas, que dan prioridad al desarrollo de las calidades de vida, los equipamientos educativos, la cultura, el ocio y la propia imagen de la ciudad” (Ascher, 2004: 48). En países como Chile, donde la capital (Santiago) centraliza de forma cada vez más aguda el capital humano mejor calificado, la expansión territorial genera distancias y congestiones vehiculares que se hacen cada vez más insostenibles e incontrolables. En este marco de descontrol urbano-territorial centralizado, el Estado decidió desarrollar en Santiago una red de autopis- 01_NuevaAntropología79.indd 56 Gonzalo Lautaro Ojeda Ledesma tas urbanas, cuyo argumento principal fue la descongestión vehicular: Desde su origen el sistema de autopistas ha sido sujeto de acaloradas polémicas, básicamente desde tres frentes. La primera, de índole económica, discute el generoso subsidio que el Estado estaría otorgando a las concesionarias de las autopistas para garantizar la rentabilidad del negocio. La segunda, desde la perspectiva de la ingeniería de transporte, cuestiona la efectividad de abordar el problema de la congestión vehicular a través de la construcción de autopistas. Y la tercera, de índole urbano-arquitectónica, objeta el efecto que estas infraestructuras tendrán sobre los barrios y lugares que atraviesan (Greene y Mora, 2005: 56). Esta red de autopistas posee una extensión de 215 km; está dividida en seis vías concesionadas que cruzan la ciudad en sentido norte-sur (Autopista Central) y oriente-poniente (Costanera Norte) al tiempo de estar conectadas por la circunvalación Américo Vespucio. Las infraestructuras viales de la ciudad contemporánea crean complejos sistemas continuos que reorganizan las movilidades y los intercambios, pero también estandarizan el paisaje y degradan las prácticas sociales-urbanas, que Michel de Certeau (1990) deno minaba “prácticas microbianas”. Las autopistas cercenan la trama urbana, desvinculando las relaciones inter-barriales y aumentando las segregaciones socio-espaciales. “Las personas que circulen por el sistema de autopistas 07/01/14 13:43 Animitas: apropiación urbana de una práctica mortuoria ciudadana e informal concesionadas perderán contacto con los barrios que atraviesen, mientras los que circulen por el sistema sin pago perderán conectividad con la ciudad global” (Greene y Mora, 2005: 58). Si consideramos que uno de los principales aportes de la arquitectura y el urbanismo a la ciudad es la configuración de espacios urbanos de intercambios socio-culturales, en los cuales los habitantes se relacionan e identifican cargándolos de memorias, anhelos, e historias, entonces las eficientes autopistas urbanas de alta velocidad simplemente atentan contra esta cohesión espacial de escala variable (Jacobs, 2011; Choay, 2006). En el proceso de construcción de la Autopista Central se tenía que ampliar la faja fiscal de la antigua Ca rretera Panamericana, por lo que la concesionaria, al verse enfrentada al destino de las animitas preexistentes, 57 decidió desplazarlas y estandarizarlas. En un artículo referente a las obras anexas a la autopista, el arquitecto a cargo del diseño de estas animitas estandarizadas expresa lo siguiente: Finalmente desarrollamos un encargo insólito. Al ampliarse la faja de la carretera, varias de las Animitas que existían previamente serían destruidas por las faenas. La concesionaria nos solicitó diseñar un elemento tipológico que reemplazara las que se demolerían. Optamos por diseñar un elemento de gran simpleza conformado por un cubo de hormigón armado sobre el cual se instala una plancha metálica de 10 mm de espesor. Este pequeño elemento promueve las intervenciones de los deudos que las han adaptado según sus deseos, tal como se presenta en las imágenes (Brahm, 2005). Figura 6. Animita estándar y animita construida por los practicantes (imagen del autor). 01_NuevaAntropología79.indd 57 07/01/14 13:43 58 Con el fin de obtener la versión oficial de la construcción de las animitas estandarizadas de la Autopista Central en Santiago de Chile, en 2009 enviamos al Departamento de Prensa de la autopista concesionaria un cuestionario que nos entregara sus visiones e intenciones con respecto a estas diminutas construcciones. El Departamento de Prensa manifestó que el principal argumento fue darle continuidad a la práctica de las animitas de la antigua Carretera Panamericana, otorgando a los familiares animitas con nuevos diseños. Esas nuevas animitas se construyeron en lugares seguros tanto para los familiares de los difuntos como para los automovilistas de la autopista, pues las animitas originales estaban emplazadas en la berma de la Panamericana y carecía de algún tipo de resguardo. El principal requerimiento que la concesionaria solicitó a la oficina de arquitectos fue diseñar una animita simple, la cual a posteriori podría ser intervenida y modificada por los familiares. La concesionaria asegura que el personal a cargo del proyecto contactó a casi la totalidad de los familiares, consiguiendo el aval de éstos para el desplazamiento de las animitas, y que durante el proceso de construcción de la autopista la concesionaria logro catastrar 90 animitas, y ese fue el número de animitas construidas de manera estándar. La entrevista reveló las buenas intenciones de la concesionaria al velar por la seguridad de los peatones y automovilistas, impidiendo que las animitas pudieran generar algún tipo de trastorno del flujo vehicular. También 01_NuevaAntropología79.indd 58 Gonzalo Lautaro Ojeda Ledesma se promueve una arquitectura contemporánea que intenta adaptar sus patrones formales a una arquitectura popular. Por otra parte, valoramos la inversión y la preocupación por no destruir las animitas preexistentes, optando por su traslado. No obstante, creemos que esta estandarización no ha sido la mejor solución. En primer lugar, se pensó la animita como un objeto singular, por ello se entendió que la relación entre el objeto y el sujeto (devoto) es única, y no se contempló la posibilidad de que un devoto pudiese visitar varias animitas en un espacio relativamente próximo. En segundo lugar, la construcción de una animita está fuertemente asociada a los cánones formales de los familiares que la erigen, e imponerles un diseño contemporáneo ajeno a su mundo implicó hacerles ver lo errado de sus cánones arquitectónicos. En tercer lugar, al anular los particularismos formales y objetuales profundamente asociados a la identidad del difunto, se estandariza el espacio fundacional de la animita y se tiende a crear animitas anónimas. Finalmente, consideramos un error la no implicancia directa de los familiares en el diseño y la construcción de las animitas, puesto que fueron ellos quienes inicialmente las construyeron. A pesar de lo dificultoso que pueda ser esta tarea, quizá el costo de construcción de cada una de las animitas estándar hubiese disminuido, pues la inversión en la construcción de estas animitas estándar alcanzó un total de 36 900 dólares; es decir, cada animita costó 410 dólares, lo cual contrasta con el costo promedio de una animita ma- 07/01/14 13:43 Animitas: apropiación urbana de una práctica mortuoria ciudadana e informal nufacturada por sus propios usuarios (75 dólares), y sin duda habría implicado que el paisaje de la Autopista Central no habría sido tan monótono. La construcción estandarizada de las animitas de la Autopista Central es el eufemismo de un nihilismo paisajístico, pues los actores que gestionaron el proyecto no decodificaron el profundo sentido que se esconde tras la imagen de la animita y sólo se sustentaron en una constatación superficial, “pues la imagen no dice todo acerca de la ciudad sobre la que se habla. Es en este punto en donde los imaginarios sociales le dan complejidad al tema” (Lacarrieu, 2007: 54). Además de ser objetos orgánicos que cambian al pasar del tiempo, las animitas son también catalizadores socio-emocionales y son la base de diversas relaciones socio-antropológicas (Ojeda y Torres, 2011). MEMORIAL DE ANIMITAS RUTA B-24, CALAMA, CHILE En el proceso de la presente investigación se suscitó una especial atención hacia las políticas de rescate y desplazamiento que tuvo la división Codelco Norte, al construir un memorial dedicado a las animitas que estaban presentes en la ruta que unía Calama con Chuquicamata. Con vistas a ampliar la explotación cuprífera, Codelco Norte decidió aumentar la explotación de la mina “Ministro Hales”. El ámbito de prospección de la mina en cuestión se superponía a la ruta que unía Chuquicamata con Calama; por ello, y con la finalidad de asegurar una exploración más segura y 01_NuevaAntropología79.indd 59 59 expedita, la división Codelco Norte propuso trasladar dicho camino a una posición más al oeste, desvío que tomará el nombre de ruta B-24. En la antigua ruta Calama-Chuquicamata se encontraban 55 animitas, y ante la demolición de la antigua ruta se veían amenazadas, por ello el sindicato de trabajadores de la mina solicitó a la dirección de la división Codelco Norte la protección, traslado y construcción de un espacio conmemorativo de carácter colectivo donde pudiesen disponerse las 55 animitas en cuestión, y de ese modo asegurar su permanencia. Atendiendo a la solicitud de sus trabajadores, la división Codelco Norte decidió realizar un levantamiento georeferencial de estos pequeños cenotafios populares, y de este modo constatar la envergadura e importancia de éstas. Al analizar los datos obtenidos, pudimos constatar que la animita más antigua databa del año 1933, y la más reciente de 2007, poniendo de manifiesto su continuidad, longevidad e importancia. Luego del reporte preliminar, la dirección Codelco Norte decidió realizar el estudio y diseño de un memorial por el desvío de la ruta B-24, cuyo objetivo final fuese crear un sitio simbólico para conmemorar a todos los difuntos. Codelco Norte encargó dicho estudio y diseño del memorial para los difuntos celebrados en las animitas, a la empresa proyectista Metaproject. Los arquitectos para emplazar el proyecto utilizaron cinco criterios: 1) accesibilidad y ubicación, por lo que el memorial debía estar emplazado en 07/01/14 13:43 60 las cercanías de la ciudad de Calama, posibilitando el acceso peatonal al lugar. 2) Que el proyecto no interfiriera con futuras intervenciones de Codelco en la ruta B-24; 3) que el memorial constituya parte integral del paisaje desértico y, al mismo tiempo, no esté in terferido por edificios industriales de la mina. 4) Que el lugar del memorial presente total factibilidad técnica, tanto legal como constructiva; y 5) la implicancia comunitaria en las decisiones del proceso proyectual, además de que el proyecto debía asumir una flexibilidad ante posibles intervenciones de los familiares. Con estos antecedentes, y enfrentados a la dificultad técnica y económica que representaba trasladar las animitas sin estropearlas o destruirlas, los arquitectos propusieron realizar un memorial de animitas, una suerte de animitorium. El proceso proyectual y la elección del lugar del memorial fue resultado de una dialéctica entre los directivos de Coldel co, los arquitectos, los trabajadores y el obispo de Calama. Se decidió emplazar el proyecto en la salida norte de Calama hacia Chuquicamata. El memorial se emplazó a un costado de la Ermita del Cristo Redentor. Finalmente, sobre el proyecto inicial se estableció la disposición de dos elementos simbólicos: el primero una gran cruz cristiana que marcara el lugar, y en segundo lugar un zócalo sobre el cual estarían dispuestas 55 placas conmemorativas. Si bien el proyecto asumió la posibilidad de intervención espontánea sobre el mismo por parte de los familiares, el desenlace de la obra no deja de ser lla- 01_NuevaAntropología79.indd 60 Gonzalo Lautaro Ojeda Ledesma mativo, pues el día de la inauguración de la obra los familiares de los difuntos realizaron una procesión por toda la ruta B-24, recogiendo de cada animita un elemento significativo que luego dispusieron sobre la quinta plataforma del memorial. Este acto inicial fue clave para la construcción espontánea y apropiación colectiva de esa obra, pues con el tiempo los familiares fueron trasladando o reconstruyendo las animitas dispuestas en la ruta B-24, sobre la quinta plataforma del memorial, lo cual resultó en una mezcla entre arquitectura contemporánea y arquitectura popular espontánea e informal. Actualmente el memorial presenta 55 animitas, número que, si bien coincide con el número original de animitas de la ruta B-24, no representa la totalidad de las animitas originales, pues muchas de las ahora presentes en el memorial utilizaron partes de otras animitas para reconstruirse y otras sim plemente son la resultante de la di visión de una animita en dos nuevas animitas; este fenómeno seguramente estuvo asociado al anonimato que presentaban 11 de las 55 animitas. También destaca la reconstrucción de la única animita milagrosa dedicada a Erick Guzmán Matamoro (18-052007), la cual tiene la proporción de un pabellón: una estructura de hormigón armado de 3 m de ancho por 6 m de largo y 2.30 m de altura. En este caso destacamos la dialéctica generada entre proyectistas y usuarios, la cual bien podría haber estado enmarcada en una visión estratégica del territorio de Calama, constituyéndose como un proyecto de pequeña es- 07/01/14 13:43 Animitas: apropiación urbana de una práctica mortuoria ciudadana e informal cala y de respuesta inmediata ante una necesidad cotidiana (Borja, 2003), con lo cual se impulsa la futura participación ciudadana en la construcción y apropiación del espacio público. Sin embargo, como muchos casos de participación ciudadana, los actores no lograron realmente consensuar sus visiones y los profesionales vivieron “la participación como una servidumbre molesta que solamente retrasa los procesos decisorios” (ibidem: 92). Tras lo cual creemos que si se quisiera extrapolar este proceso dialéctico, debiese tomarse en cuenta todos los aspectos sociales involucrados y dejar una parte esencial de la ejecución, transformación y mantención de lo proyectado a la informalidad, espontaneidad y autogestión. “El derecho a la ciudad es una respuesta democrática que integra a la vez los derechos de los ciudadanos y los criterios urbanísticos que hacen posible su ejercicio, en especial la concepción del espacio público” (Borja, 2011: 154). CAMPAÑA “MANÉJATE POR LA VIDA”, CONASET (NOVIEMBRE 2011-MARZO 2012) A finales del año 2011, la Comisión Nacional de Seguridad de Tránsito (Conaset) lanzó la campaña “Manéjate por la vida” (con un costo de 60 000 dólares), la cual tenía como principal objetivo ampliar la alerta y cautela de los automovilistas y peatones con respecto a los accidentes de tránsito. En una entrevista realizada a la directora del programa, la encargada señaló que en Chile existiría un promedio de 01_NuevaAntropología79.indd 61 61 cuatro fallecimientos diarios productos de accidentes de tránsito, y fue con la intención de reducir dicha cifra que la entidad decidió hacer una campaña que se desmarcara de la campaña publicitaria habitual. Para ello se centraron en la siguiente interrogante: ¿qué elemento está vinculado con las muertes de los accidentes de tránsito y además está reconocido por la mayoría de chilenos? La respuesta fue: las animitas. La campaña comenzó con una intervención urbana en Santiago disponiendo 500 animitas estándar en varios puntos de la ciudad, la cual se repitió en varias regiones de Chile y en diversos puntos de la ciudad, las cuales en su interior señalaban el número de muertes anuales producto de accidentes de tránsito. La encargada del programa con respecto a la campaña señaló: “Las animitas en general se encuentran mucho más en las zonas interurbanas o en las zonas rurales, y no adentro de las ciudades, entonces ¿por qué no traemos las animitas a la ciudad fuera de las estaciones de metro, a los lugares de mayor confluencia de peatones?” (María Francisca Yáñez, encargada de la campaña “Manéjate por la vida”). Esta aseveración dista mucho de la realidad, pues en nuestros catastros regionales hemos podido constatar que el número de animitas en carreteras y en las ciudades es casi el mismo; por ejemplo, en la región de Valparaíso registramos un total de 219 animitas, de las cuales 110 están presentes en las principales ciudades de la región y 109 en carreteras. Lo que sucede es que en 07/01/14 13:43 62 las carreteras las animitas se aprecian con mayor claridad y en la ciudad suelen incrustarse o mimetizarse con sus entornos (Lira, 2002). Otro aspecto que suscita una especial atención son los lugares elegidos para disponer las 500 animitas, lo cual podría resumirse al Eje Poniente-Oriente de Santiago, reve lando que la intervención se centró en la red vial de los principales transportes urbanos (Metro y Transantiago). La territorialidad de la intervención urbana realizada por Conaset dista enormemente de la territorialidad practicada por los ciudadanos que visitan, mantienen y cuidan las animitas, pues si superponemos el catastro de animitas de Santiago realizado por Magín Moscheni (2008) con el catastro de las animitas estándar del Conaset, no encontramos ningún tipo de rela- Gonzalo Lautaro Ojeda Ledesma ción. Es decir el impacto social y urbano de estas animitas tiene un nivel mucho menor al de las verdaderas animitas, ya que las animitas estándar se emplazaron en todo el eje de la línea 1 del Metro de Santiago, concentrando la mayor cantidad de ellas en tres comunas (Santiago Centro, Providencia y Las Condes), que por lo demás son las que menos animitas reales presentan. Esta diferencia revela una visión superficial y poco informada de cómo los ciudadanos practican, habitan, intervienen e imaginan la ciudad en que viven. Consideramos negativa la utilización de la imagen de la animita para este tipo de campañas, pues se corre el riesgo de banalizarlas y estandarizarlas, lo que atentaría con la perennidad de este patrimonio cultural (material e Figura 7. Comparación fotográfica entre animita estándar de conaset y animita milagrosa de Rumualdito en el centro de la ciudad de Santiago de Chile (imagen del autor). 01_NuevaAntropología79.indd 62 07/01/14 13:43 Animitas: apropiación urbana de una práctica mortuoria ciudadana e informal 63 Figura 8. Cartografía de la ciudad de Santiago de Chile y las animitas de Conaset vs las animitas existentes. inmaterial), en la medida en que las animitas son un “resultado complejo y conflictivo de imágenes, imaginarios y representaciones sociales” (Lacarrieu, 2007: 48). ANIMITAS DE LA REGIÓN DE VALPARAÍSO Como podemos constatar, analizar e intervenir el espacio donde se encuentren animitas requiere de mucha precisión, la cual sólo puede ser obtenida mediante un modelo o esquema que permita observar y comprender todos 01_NuevaAntropología79.indd 63 los aspectos socio-espaciales implícitos en una o varias animitas, y de este modo poseer antecedentes cuantitativos y cualitativos que posibiliten una adecuada dialéctica urbana entre usuarios y planificadores. Gracias a entrevistas con familiares y practicantes de este culto hemos constatado que las creencias y prácticas desplegadas en torno a la práctica de las animitas conforman una red de relatos, símbolos, hitos y significados que se tejen de forma incesante sobre el espacio urbano y rural (Lindón, 2007). Mónica Lacarrieu (2007: 54) se- 07/01/14 13:43 64 Gonzalo Lautaro Ojeda Ledesma Figura 9. Polivalencia de las animitas (imagen del autor). ñala que “el imaginario urbano constituye una dimensión por medio de la cual los distintos habitantes de una ciudad representan, significan y dan sentido a sus distintas prácticas co tidianas en el acto de habitar”, y por ello son parte constitutiva esencial de los imaginarios urbanos que poseen los chilenos. Las entrevistas revelaron que muchos de ellos utilizan y entienden las 01_NuevaAntropología79.indd 64 animitas como sujetos, como objetos, como lugares y/o referencias geográficas e hitos urbanos; esta polivalencia es su mayor riqueza pero también su mayor dificultad, pues no se puede comprender la práctica de las animitas desde la parcialidad del objeto, del sujeto o del lugar, se requiere una comprensión que complemente dichas nociones, se requiere de una comprensión multi-escalar. 07/01/14 13:43 Animitas: apropiación urbana de una práctica mortuoria ciudadana e informal Es por ello que decidimos poner en diálogo el mosaico de expresiones materiales que presentan las animitas como objeto y lugar, con las expresiones inmateriales recogidas de las percepciones íntimas de los familiares y devotos de algunos casos estudiados. Así, como elemento de análisis se utilizaron los testimonios orales recogidos por medio de entrevistas a familiares, entrevistas a devotos y visitantes de la animita de Emile Dubois, mensajes de placas de agradecimiento,2 514 encuestas realizadas en diversos lugares de la ciudad, catastro geo-referencial de 219 animitas de la región de Valparaíso, y el registro fotográfico y planimétrico de éstas, poniendo en valor 23 animitas milagrosas3 de dicha región. 2 Entre junio y agosto de 2011, se realizó el levantamiento de 1951 placas de agradecimiento presente en 23 animitas milagrosas de la región de Valparaíso. 3 Cabe mencionar que las animitas milagrosas son la máxima expresión formal y social de este culto y está precedida de tres etapas no secuenciales: construcción espiritual, duelo prolongado, nacimiento espiritual (Ojeda y Torres, 2011). Las 23 animitas analizadas: 1907 Emile Dubois, Valparaíso; 1931 Animita de Colón, Valparaíso; 1938 Rosita, Valparaíso; 1942 N.N, Subida Portales, Valparaíso; 1949 Virgen de la Cantera, Valparaíso; 1951 N.N, Cerro Larraín, Valparaíso; 1954 Isolina del Carmen Castillo, Vi ña del Mar; 1962 N.N, caleta El Membrillo, Valparaíso; 1992 Reinaldo, Valparaíso; 1994 Ita, Viña del Mar; 1995 Palmira, Valparaíso; 1997 El negro de los tarros, Con-Con; 1999 Sergio Ricardo Roa Lecaros, Valparaíso; 2000 Johnny, Valparaíso; 2003 Melany, Melanita, Viña del Mar; 2003 Margarita, Valparaíso; 2005 Fabián, Fabiancito, Valparaíso; 2005 Manolito, Valparaíso; 2007 Ivoncita, Aldito, Valparaíso; 2007 Juan Pablo II, Viña del Mar; Gauchito Gil, Ruta-68, Difunta Correa 1 San Antonio, Difunta Correa 2 San Antonio. 01_NuevaAntropología79.indd 65 65 NOMBRE PROPIO + ITA En Chile el lenguaje corriente utiliza el sufijo “ita”, “ito” como un diminutivo para calificar objetos y sujetos de carácter inocuo, inofensivo, dócil y/o pequeño. Por ejemplo, casa deviene casita, niña deviene niñita y anima deviene animita; esta denominación afectiva hacia las almas en pena tiene una doble función; refiere al respeto y/o al temor por las almas en pena, y al tamaño del ánima, por ello ánima como alma deviene animita, y su casa viene a ser una casita. Por tanto, cuando se habla de animita se está haciendo referencia al alma del difunto y a su hogar. El nombre del alma que vive en una animita puede poseer varios nombres y sobrenombres, pudiendo éstos variar en el tiempo. Un aspecto relevante es la modificación del nombre propio del difunto: de 219 animitas estudiadas en la región de Valparaíso, 18 agregan el sufijo “ita” al nombre propio del difunto, de las cuales 16 corresponden a animitas milagrosas, como se señala a continuación: Emile Dubois “Emilito”, el “Finaito”; Rosa, “Rosita”; Fabián Enrique Vega Muñoz, “Fabiancito”; Aldo Mauricio Ayala Pozo, “Aldito”; Ivonne Castro González, “Ivoncita”; Juana, “Juanita”; Julia Duarte, “Julita”; Luisa Silva Duarte, “Luisita”; Luis Manuel Torres Castillo, “Manolito”; Margarita Verónica Miranda López, “Margarita”; Palmira de las Nieves Howes Alarcón, “Palmirita”; Sergio Ricardo Roa Lecaros, “Sergito”; Melany S. Fi- 07/01/14 13:43 66 Gonzalo Lautaro Ojeda Ledesma gueroa, “Melanita”; Basilia del Carmen Díaz Galleguillos, alias “Ita”; Isolina del Carmen Castillo, “Isolinita”; Jorge Valdovinos Valdovinos, “Negrito”; Antonio Mamerto Gil, alias “Gauchito Gil”. corresponden a niños, cinco no presentan edad y once están dedicadas a personas mayores de 18 años (de éstas, once animitas se conmemoran 15 personas, pues una conmemora cuatro personas y otra a dos personas). Susana Chertudy y Sara Josefina Newbery destacan en las prácticas de muertos milagrosos en la Argentina “el uso de diminutivos para designar a estas ánimas veneradas (El Quemaito, el Degolladito, Ramonita, Almita Sivila, Telesita, Finaita Juanita, El Almita Desconocida, la Calaverita, El Peladito, etcétera), revelan una gran carga afectiva unida a un acercamiento familiar al personaje” (Chertudi y Newbery, 1978: 29). Este aspecto también está asociado a la creencia de que las almas de los niños son más milagrosas que la de los adultos, por ello no resulta incongruente que el sufijo ita esté asociado al carácter milagroso de algunas animitas. Como señaló Vicuña Cifuentes (1915: 176): es de creencia popular que “los niños son ángeles hasta los siete años, y si mueren antes de cumplirlos van indudablemente al cielo”. Como ya lo hemos explicado, esta creencia es homóloga al antecedentes aymara, que dicta que los recién nacidos siguen naciendo hasta sus siete años. Esta creencia de que las potencias milagrosas de un niño son mayores a las de un adulto hace que los nombres de las animitas popularmente milagrosas que hayan agregado el sufijo “ita” se transfiguren y asuman el perfil de un niño. De las 18 animitas milagrosas de Valparaíso que agregan el sufijo “ita” al nombre propio, sólo dos 1.“Emile Dubois”: Emilito (40 años). 2.El finaíto (edad desconocida). 3.Rosa: Rosita (un año). 4.Fabián Enrique Vega Muñoz: Fabiancito (24 años). 5.Aldo Mauricio Ayala Pozo, Ivonne Castro González: Ivoncita-Aldito (54 y 60 años). 6.Juana: Juanita (edad desconocida). 7.Julia Duarte y Luisa Silva Duarte: Julita-Luisita (44 y 26 años). 8.Luis Manuel Torres Castillo: Manolito (38 años). 9.Margarita Miranda López: Margarita (54 años). 10.Palmira de las Nieves Howes Alarcón: Palmirita (36 años). 11.Sergio Ricardo Roa Lecaros: Sergito (26 años). 12.Melany S. Figueroa: Melanita (tres años, aproximadamente). 13.Basilia del Carmen Díaz Galleguillos: Ita (18 años). 14.Isolina del Carmen Castillo: Isolinita (edad desconocida). 15.Jorge Valdovinos Valdovinos: Negrito (64 años). 16.Antonio Gil: Gauchito Gil (38 años). 01_NuevaAntropología79.indd 66 A nivel nacional se han registrado 52 animitas milagrosas (Parker, 1992; Plath, 1995; Valenzuela y Loo, 2008; Moscheni, 2008), de las cuales 30 agregan el sufijo “ita”, y diez corresponden a niños. 07/01/14 13:43 Animitas: apropiación urbana de una práctica mortuoria ciudadana e informal APELATIVOS DE LA ANIMITA Otro aspecto relevante es la polisemia de la animita, pues sus devotos —además de transfigurar la personalidad del difunto—, le otorgan diferentes nombre y sobrenombre, lo cual es producto de la confluencia de múltiples factores, entre los cuales está la afección de la familia por el difunto, la consolidación de una relación personal entre la animita y un devoto, la consolidación social de la animita como entidad milagrosa,4 lo cual derivaría en la mitificación del sujeto animita y, por tanto, en la diversidad de sus sobrenombre, apelaciones y/o calificativos. Es el caso de la animita de Romualdito en Santiago: Romualdo Ibáñez, Rumualdo Ivanes, Rumualdo Ivane, Rumualdo, Romualdito, Reynaldo, Ronaldo, Rumaldo, Remialdito, Reinaldo. Lo mismo en el caso de Emile Dubois en Valparaíso: Emilio Dubois, Emilio, Emilito, Dubois, Duby, Duvoi, don Emi lio, o bien como santo, animita, o amigo Emilio. Como conclusión podemos sostener que la animita puede tener cinco tipos de apelaciones, las cuales pueden conjugarse con el sufijo “ita”: 1) cuando la animita no presenta una estampa conmemorativa del difunto se utiliza la apelación genérica “animita” más el lu4 Conviene señalar que las animitas milagrosas no están asociadas a un tipo de milagros específicos, sino que generalmente cada una de ellas realiza el milagro que los devotos le solicitan, es decir en la práctica de la animita no existe la figura del “santo patrono”, pues no son considerados como divinidades intermedias, sino como divinidades absolutas. 01_NuevaAntropología79.indd 67 67 gar donde se emplaza; ejemplo: N.N.: la “animita” de la avenida Playa Ancha (98 casos). 2) Se utiliza el nombre propio del difunto antes de fallecer; ejemplo: Emile Dubois: la animita de “Emile Dubois”, la animita de “Dubois” (90 casos). 3) El nombre propio más el sufijo “ita”; ejemplo: Manuel Torres Castillo: la animita de “Manolito” (18 casos). 4) Se utiliza algún apodo relacionado con el nombre propio o con sus cualidades espirituales; ejemplo: la animita de Fely, la animita del Fito, la animita de Ken (11 casos). 5) Se antepone “san o santa” al nombre propio o al apellido; ejemplo: san Emilito, santa Ita (dos casos). Es desde esta perspectiva analítica que podemos afirmar que la animita es una expresión polisémica, en cuanto sus practicantes utilizan diversos apelativos genéricos para referirse a ellas: “grutitas”, “casitas”, “animitas”, “santuarios”, “virgencitas”, y también poseen diversas formas para demostrar apego y devoción hacia una de ellas en particular: Manolo, Manolito, Manuelcito, Luisito, Luchito, Ita, Itita, Romualdo, Romualdito, Rumualdo, etcétera. También es una expresión polivalente en cuanto sus practicantes las entienden como hogares de las almas de los difuntos, las trazan y las habitan como lugares antropológicos (Augé, 1992) y cuando hacen referencia al alma-ánima del difunto que reside en el lugar entienden la animita como sujeto, otorgándole diferentes características, connotaciones y espacios: animita como sujeto en tanto alma del difunto; animita como lugar sacro en tanto hogar del alma del difunto; animita como lugar terrenal en tanto es- 07/01/14 13:43 68 Gonzalo Lautaro Ojeda Ledesma pacio donde acaeció la muerte (Ojeda y Torres, 2011). HOLOGRAMAS DE LA MUERTE IMPREVISTA En una perspectiva para un modelo de estudio del espacio urbano, Alicia Lindón (2007) ha propuesto el concepto de holograma espacial: inspirado en el procedimiento técnico de iluminación que hace visible lo invisible (holograma), se aplica al espacio urbano. El holograma espacial permite observar y comprender la compleja confluencia y superposición de prácticas sociales, imaginarios y constructos, los cuales muchas veces son invisibles e indecibles, y por defecto, inherentes al espacio urbano. El holograma espacial sería un escenario situado en un lugar concreto y en un tiempo igualmente demarcado, con la peculiaridad de que en él están presentes otros lugares que actúan como constituyentes de ese lugar. Esos otros lugares traen consigo otros momentos o fragmentos temporales, otras prácticas y actores diferentes aunque también pueden ser semejantes a las que se están realizando en ese escenario (Lindón, 2007: 41-42). El espacio urbano incluye todas las dimensiones de la ciudad, entre ellas la de escala humana, que con su doble condición de que quienes lo construyen y habitan sin lugar a dudas constituyen un valor identitario (Choay, 2006); este valor es de carácter holográfico en cuanto se renueva constantemente, 01_NuevaAntropología79.indd 68 desdibujando el pasado en a posteriori de un presente que se proyecta de forma constante hacia el futuro. Enten demos como espacio urbano de escala humana lo que Françoise Choay (ibidem: 223) define para el contexto del estudio del espacio medieval: “Como el ajuste entre el espacio edificado y su contexto próximo, físico o humano, que por su dimensionamiento a las medidas de nuestra corporeidad y por la articulación de los llenos y vacíos, condicionan el despliegue de la intersubjetividad y las formas del vínculo social”. Las relaciones recíprocas entre espacio construido y espacio percibido, entre lo subjetivo y lo objetivo, lo material y lo inmaterial, lo individual y lo colectivo, lo furtivo y lo permanente, lo espacial y lo social, son las cualidades es tructurales que definen las animitas como un holograma espacial. La muerte trágica es temporalmente impredecible y espacialmente in determinable, y por ello definimos las animitas como “hologramas urbanos de la muerte imprevista” (Ojeda y Torres, 2011): en la religión popular chilena no sólo recuerdan una muerte violenta e imprevista, sino también revelan y acusan la violencia de los sistemas económico-sociales y culturales a que están sometidas las clases más desvalidas (Salas Astrain, 1992). Por ende, en la re ligión popular la animita revela la percepción de una violencia latente e imprevista presente en el espacio urbano, representando lo que sucedió o lo que está por suceder, lo que tácitamente implica un sentimiento colectivo de injusticia y de empatía ante la desgracia ajena (Salas Astrain,1992; Lira, 2002). 07/01/14 13:43 Animitas: apropiación urbana de una práctica mortuoria ciudadana e informal ESQUEMA URBANO DE ANÁLISIS POLIVALENTE El holograma espacial es un escenario situado en un lugar fijo con una tem poralidad determinada, en este escenario están presentes varios espacios que constituyen ese lugar (Lindón, 2007). En dichos lugares, que se superponen para conformar el holograma es- 69 pacial, se desarrollan otras prácticas y actores que pueden poseer alguna relación con la práctica propia al holo grama espacial; en el caso de los ho logramas de la muerte imprevista (animitas) esto es apreciable desde varios ángulos, por ello dividimos el análisis en tres partes: animita como objeto holográfico, como sujeto holográfico y como lugar holográfico, las cuales a su Figura 10. Esquema de análisis polivalente de las animitas (imagen del autor). 01_NuevaAntropología79.indd 69 07/01/14 13:43 70 vez se subdividen en tres manifestaciones complementarias. La estructura tripartita de la animita como objeto consta de una clasificación de ocho arquetipos, una noción estética y el proceso de construcción fa miliar de la animita. La estructura tripartita de la animita como sujeto se compone del escenario de muerte trágica, la economía espiritual desplegada en la práctica, y del perfil social de la animita después de morir. Finalmente, la estructura tripartita de la animita como lugar se manifiesta en las cinco etapas espirituales que determinan el crecimiento de la animita como lugar, la territorialidad de la animita, y la tectónica y estereotomía de la animita y su adherencia urbana (Ojeda y Torres, 2011). A continuación presentamos los 11 criterios del esquema de análisis polivalente que aplicamos a 23 animitas milagrosas de la región de Valparaíso, con sus respectivas herramientas de análisis (1907 Emile Dubois, Valparaíso; 1931 Animita de Colón, Valparaíso; 1938 Rosita, Valparaíso; 1942 N.N. Subida Portales, Valparaíso; 1949 Virgen de la Cantera, Valparaíso; 1951 N.N. Cerro Larraín, Valparaíso; 1954 Isolina del Carmen Castillo, Viña del Mar; 1962 N.N. Caleta El Membrillo, Valparaíso; 1992 Reinaldo, Valparaíso; 1994 Ita, Viña del Mar; 1995 Palmira, Valparaíso; 1997 El negro de los tarros, Con-Con; 1999 Sergio Ricardo Roa Lecaros, Valparaíso; 2000 Johnny, Valparaíso; 2003 Melany, Melanita, Viña del Mar; 2003 Margarita, Valparaíso; 2005 Fabián, Fabiancito, Valparaíso; 2005 Ma nolito, Valparaíso; 2007 Ivoncita, Aldi- 01_NuevaAntropología79.indd 70 Gonzalo Lautaro Ojeda Ledesma to, Valparaíso; 2007 Juan Pablo II, Viña del Mar; Gauchito Gil Ruta-68, Difunta Correa 1 San Antonio, Difunta Correa 2 San Antonio). 1) Estética de la animita (observación pasiva); 2) construcción de la animita (entrevistas-observación directa); 3) arquetipos de la animita (fotografía); 4) escenarios de la muerte trágica (entrevistas); 5) transfiguración del sujeto animita (entrevistas-obser vación pasiva y directa); 6) economía espiritual (entrevistas-observación directa); 7) etapas espirituales de las animitas (entrevistas- observación directa); 8) colectividad de la animita (observación directa); 9) imaginario urbano de la animita (entrevistas); 10) adherencia urbana (cartografías-levantamiento planimétrico); 11) el espacio (estructural) tectónico/estereotómico de las animitas (observación pasiva-levantamiento planimétrico). Las cifras que arrojó el esquema revelan que prevalecería la estética popular (21) y la religiosa (23), fantasía (10) sobre las otras posibilidades; en cuanto a la construcción prevalece la colectiva (15) sobre la familiar (8); los arquetipos más comunes son las orgánicas (18) y las casas tradicionales (17), donde la mayoría son híbridas (17) y monumentales (11). El escenario de muerte trá gica más común es el de la muerte y tragedia (21) sobrepasando la muerte por la justicia (1) y por violencia (2), lo cual tiene como consecuencia que la transfiguración más común sea la de la persona común (15) y la persona excepcional (7), el caso de los delincuentes o pecadores (1) es excepcional. Todas tienen como economía espiritual el 07/01/14 13:43 Animitas: apropiación urbana de una práctica mortuoria ciudadana e informal agradecimiento, pues todas son milagrosas. La mayoría celebran individuos (20), cuatro son de temporalidad complementaria y dos asincrónicas. En el imaginario urbano prima la escala local (16) sobre la escala nacional (4) y transnacional (3). Finalmente, en cuanto a la adherencia urbana la mayoría se presentan como animitas urbanas adosadas a edificaciones (7), a equipamientos (5) o a elementos vegetales y/o orgánicos (7), de las cuales 12 son tectónicas y 11 estereotómicas, y todas presentan espacios de adherencia. Concluimos que la estética es plural, en tanto se aprecian por igual lo popular y lo religioso; esta estética tiene un especial cuidado con el entorno en la medida en que la mayoría de animitas son de carácter orgánico; paralelamente, la prevalencia de la casa tradicional sobre los otros arquetipos confirma la estadística regional que prima la idea de hogar sobre la del templo. En el caso de la construcción, el hecho de que prevalezca la animita co lectiva sobre la individual confirma la mantención y construcción colecti va de este culto. El hecho que el escenario de muerte y tragedia sea el más común revela el profundo sentimiento de empatía ante la desgracia ajena que tiene el pueblo chileno, lo cual hace posible la transfiguración de una persona común hacia un espíritu de cualidades milagrosas y ello, lógicamente, conlleva a una economía espiritual por agradecimientos. El hecho de que prime la celebración individual sobre la colectiva es sólo un hecho fortuito. En el imaginario urbano, el hecho de que prime la escala local sobre la 01_NuevaAntropología79.indd 71 71 nacional y transnacional confirma la existencia o la noción de escalas espirituales de las animitas, donde algunas son más milagrosas que otras y, por ende, alcanzan mayor notoriedad territorial: es el caso de Emile Dubois, conocido a nivel nacional, y de la di funta Correa, un culto argentino que ha llegado hasta Valparaíso. En cuanto a la adherencia urbana, el hecho de que primen las adosadas a elementos orgánicos está asociada a la intención mimética de supervivencia de las animitas, y adherirse a edificaciones demuestra la fuerza del culto, pues celebrar y respetar la muerte de un difunto prima sobre todo bien material; estas dos últimas apreciaciones nivelan las construcciones estereotómicas y tectónicas de las animitas, y la presencia de espacios de adherencias en la to talidad de éstas demuestra la plena vitalidad de estas animitas milagrosas. CONCLUSIÓN Cuando observamos la presencia de animitas en el espacio urbano, carretero y rural de Chile, nos percatamos que esta práctica bien podría actuar como un indicador de las dialécticas y/o conflictos que interrelacionan los conceptos de ciudad, espacio público y ciudadanía, y que la estructura del esquema de análisis propuesto podría extrapolarse hacia la observación de distintas prácticas urbanas. La ciudad tiene una dinámica específica que surge de las conflictividades que generan estas contradicciones. Conflictos entre instituciones, entre 07/01/14 13:43 72 Gonzalo Lautaro Ojeda Ledesma colectivos de población, y de las unas con los otros. Por ejemplo, en la medida que la ciudad posee, es, un espacio público, hay más ciudadanía, pero también más conflicto sobre el uso de este espacio (Borja, 2003: 23). Jane Jacobs (2011) declaraba que el urbanismo y la reconstrucción destruían barrios, comunidades y microespacios, arrancándole el alma de las ciudades; Françoise Choay (2006), apoyándose en dicho discurso, declara que la muerte de la ciudad estaría dada por la desaparición de la escala intermedia o local, imposibilitando la in tervención de los habitantes sobre el espacio público (Agier, 2010). Por el con trario, consideramos que las animitas sostendrían y protegerían este germen de intervención ciudadana de escala intermedia y/o local, construyendo material e inmaterialmente una red de imaginarios urbanos que cualifican, desde la informalidad, el espacio urbano; es lo que Michel de Certeau (1990) denominaba prácticas microbianas, las cuales expresaban una organizada resistencia social ante las tendencias nihilistas de la planificación racional. Jordi Borja declara que el concepto del derecho a la ciudad hoy sirve para evaluar el grado de democracia de los espacios públicos, y además “sintetiza, orienta y marca el horizonte de los movimientos sociales democratizadores” (Borja, 2011: 156). Las animitas sintetizan este ejercicio democrático del espacio público y contrastan con numerosas políticas públicas e iniciativas privadas, que en algunos casos desconocen el sentido profundo de este 01_NuevaAntropología79.indd 72 tipo de prácticas ciudadanas, operan do de buena fe desde la ignorancia (como lo fue el caso de la intervención urbana del Conaset); por otra parte existen operaciones nihilistas, que utilizan una serie de eufemismos para lograr sus objetivos (Autopista Central), y en otros casos utilizan algunas herramientas de participación ciudadana para consensuar y sublimar procesos ya conclusos (Memorial de Calama). Es así como las animitas se presentan como paradigma de las expresiones informales de la ciudad contemporánea chilena, y revelan la posibilidad de que una ciudad pueda realmente planificarse de forma democrática y participativa, donde una gran parte de la construcción y apropiación del espacio público esté dada y planificada directamente por sus habitantes, lo que Jordi Borja ha llamado un urbanismo por metástasis o acupuntura (2003), y se enmarca en lo que el mismo autor ha definido como urbanismo ciudadano, el cual “apuesta por el perfil identitario de lo urbano, atendiendo a la morfo logía del lugar, a la calidad del entorno y a la integración de los elementos arquitectónicos excepcionales o emblemáticos” (Borja, 2007: 45). Las animitas, como paradigma de construcción democrática e informal, nos desafían a plantear y/o implementar un sistema de planificación urbana donde no sólo primen los factores socioeconómicos y se incluyan factores espirituales y sensibles, con mecanismos de desarrollo proyectual de democracia participativa que sean eficaces y se adecúen a cada comunidad y lugar, evitando el tan común malestar entre los 07/01/14 13:43 Animitas: apropiación urbana de una práctica mortuoria ciudadana e informal actores, entre responsables políticos, profesionales y colectivos ciudadanos. BIBLIOGRAFÍA Agier, Michel (2010), Esquisses d’une anthropologie ville, París, Academia/Bruy lant. Ascher, François (2004), Los nuevos principios del urbanismo, Madrid, Alianza. Augé, Marc (1992), Los no lugares, Barcelona, Gedisa. 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Asumiendo que de cualquier modo no podemos evitar recurrir a la noción de identidad, el texto nos plantea que en la pastorela no está implicada una identidad sino una variedad de identidades. Éstas no son simple expresión o reflejo de la identidad tal como se siente o se concibe en la vida ordinaria. En la pastorela las identidades se presentan de manera inhabitual: se afirman y al mismo tiempo se niegan. Para ello la autora hace una revisión crítica de las teorías clásicas del ritual y construye un enfoque alternativo. Palabras clave: identidad, ritual, pastorela, purépechas. Abstract: Many aspects of rituals are still the focus of debate in Anthropology, pitting diverse schools of thought and authors in direct confrontation one with another. However, there is convergence among them that rituals express, communicate, and reflect the identity of the social groups who perform these rituals. This article reflects on the problematical character of this assumption by examining Christmas plays carried out in the Purépechan area. Given that the idea of identity cannot be overlooked, the text points out not one, but several identities are involved in these Christmas plays. They are not simple expressions or reflections of identity as perceived in ordinary life. In Christmas plays identities are presented in unusual ways: they are affirmed at the same time they are negated. For this purpose the author undertakes a critical review of classic theories of ritual and builds an alternative perspective. Keywords: Identity, ritual, Christmas play (“pastorela”), Purépechas. LA PASTORELA L a pastorela es una modalidad de narrativa y de ejecución corporal —o, para darse a entender rápidamente, digamos que es un tipo *Doctora en artes, filosofía y estética por la Universidad de París 8. Especialidad en etnoescenología. Profesora-investigadora de El Colegio de Michoacán. de representación escénica, ya sea ritual o teatral, o ambas a la vez— que remite, en principio, a un pasaje evangélico en el cual se narran las vicisitudes de los pastores en su afán de venerar el nacimiento de Jesucristo. En un sentido, podría decirse que la pastorela es una representación viviente de los nacimientos que en México se acostumbra instalar durante la 75 01_NuevaAntropología79.indd 75 07/01/14 13:43 76 Navidad. Sin embargo, tanto éstos como el pasaje evangélico suelen adquirir una variedad de formas según el contexto social y cultural donde se realiza. Así, por ejemplo, las pastorelas del medio rural e indígena se distinguen claramente respecto de las que se presentan en contextos urbanos. En es tos últimos, la pastorela se asocia con los festejos navideños, por lo que resultaría inconcebible realizarla en otra época del año. En cambio, en el medio rural e indígena, pueden realizarse en el mes de febrero, marzo e incluso en cualquier otro momento del año. Las pastorelas en el medio rural pueden formar parte de las fiestas del ciclo de vida —bodas y bautizos—1 o bien de celebraciones de carácter cívico —la visita de un funcionario—, y de festividades en que lo religioso, lo civil —o cívico— y la reivindicación étnica se imbrican, como por ejemplo el Año Nuevo purépecha.2 De modo que prácticamente cualquier ocasión festiva es propicia para ver y realizar una pastorela. Para entender por qué se siguen llevando a cabo en el medio rural des1 En julio de 2010, en Huétamo, Michoacán, se realizó una pastorela como parte de la celebración de una boda (Gabriela Zamorano, comunicación personal). 2 En el marco del programa de celebraciones del Año Nuevo purépecha que se llevó a cabo en Chilchota en febrero de 2008, se presentó un segmento —el diálogo entre los luzbeles y el arcángel Miguel— de la pastorela que, no obstante, se realiza de manera tradicional en diciembre en Comachuén. Mientras en el Año Nuevo purépecha que tuvo lugar en Jarácuaro, en febrero de 2011, se presentó una pastorela que, como se indica en el programa es “danza representativa” de la comunidad de Tsurumuta y de la región lacustre. 01_NuevaAntropología79.indd 76 Elizabeth Araiza Hernández pués de la Navidad, habría que tener en cuenta que cada poblado ha puesto el acento en una de las etapas o situaciones asociadas al nacimiento del Niño Dios. Acontecimiento que, pese a la diversidad formal, constituye el punto unificador —vinculado estrechamente con la figura del diablo y a la del ángel— de este tipo de escenificaciones. A este respecto, si en algunos poblados consideran más importante el día del nacimiento del Niño Dios, otros en cambio otorgan mayor relevancia a la visita de los Reyes Magos, mientras otros enfatizan el día en que el niño Jesús fue presentado al templo, otros remontan hasta el día en que fue concebido.3 De ahí que las pastorelas puedan realizarse desde diciembre hasta marzo e incluso en julio y agosto. Habría que considerar también que, en algunas regiones, la presentación principal de la pastorela se rige por un sistema de rotación que involucra a varios poblados dentro de una región. En la zona lacustre de Michoacán, por ejemplo, la pastorela —al igual que la fies ta del Corpus Christi o chananskua (Castilleja, 2004) sigue un circuito de presentaciones: primero en un poblado el 24 de diciembre, luego en otro el 6 de enero, y así sucesivamente, hasta culminar en Tócuaro el 4 o 5 de febrero, cerrando el circuito. De este modo se crean las condiciones para que las personas que habitan en un poblado 3 Es el caso de Santo Domingo, zona media de San Luis Potosí, en el que la presentación principal tiene lugar el 18 de marzo debido a que es el día en que el Niño Dios debió ser concebido, por lógica, nueve meses antes del 24 de diciembre (García Lam, 2009). 07/01/14 13:43 77 El montaje teatral de las identidades… participen en las pastorelas de los poblados circunvecinos, reforzando así los lazos de intercambio y reciprocidad entre ellos. Si consideramos al conjunto de poblados rurales e indígenas donde las pastorelas se llevan a cabo, año con año y de manera tradicional —involucrando a por lo menos tres generaciones de participantes— abarcaríamos una extensísima área geográfica. Tendríamos que ampliar la mirada hacia el norte, desde Nuevo México, Texas, Colorado, Arizona y California, e igualmente hacia el sur hasta Honduras y Nicaragua; en México, desde Yucatán y Oaxaca hasta Nuevo León y Sinaloa pasando por Colima, Jalisco, Michoacán, Guanajuato, Zacatecas y San Luis Potosí (León, 1906; Cole, 1907; Robe, 1954; Romero Salinas, 1984; Sabido, 2000; Aracil et al., 2004; García Lam, 2009; Albalá, 2002; Camacho, 2004). Pese a la variedad de formas que adquieren los escenarios, los personajes, el vestuario y los objetos escénicos, podemos distinguir una pastorela por la presencia de dos personajes: el diablo y el ángel. Éstos encarnan dos de los valores fundamentales del ser humano: el bien y el mal o, para ser más precisos en lo que concierne a los purépechas, lo bueno y lo no-bueno, que en idioma vernáculo se expresan con las expresiones ampakiti y no ampakiti. Esta última palabra se usa también para referirse al diablo. Además, sabemos que se trata de una pastorela —y no de un carnaval o de otro evento en el que también aparece el diablo— porque la lucha entre el diablo y el ángel tiene como referente principal —aun- 01_NuevaAntropología79.indd 77 que no exclusivo, ya que por lo común entra en juego una multiplicidad de referentes— el nacimiento de Jesucristo. ALGUNAS INTERROGANTES El propósito principal de este artículo es presentar los avances de una investigación en curso sobre las pastorelas que se realizan en el territorio purépecha de Michoacán. En esta ocasión centraré el análisis en la identidad o, más precisamente, las identidades. Un postulado que —como veremos más adelante— ha sido muy influyente en antropología, según el cual los rituales dicen y/o dan a ver lo que es un determinado grupo social, resulta, en un primer momento, muy sugerente e innegable. Los rituales son una pantalla en la que los grupos sociales se reflejan tal como son, o tal como se conciben a sí mismos y desean ser vistos por otros. Pensándolo más detenidamente, surge una serie de interrogantes: ¿por qué para comunicar sobre su identidad las personas tendrían que recurrir a un medio tan complicado y que exige tanto esfuerzo como el lenguaje corporal? ¿Por qué no utilizarían medios que resultan más directos y eficaces en términos de información y de comuni cación? Tratando de aplicar este postulado para explicar lo que sucede en las pastorelas que se realizan en el área bajo estudio, surgen otras preguntas: ¿si la intención es expresar la identidad purépecha, qué vienen a hacer personajes tales como los rancheros, los luzbeles y los diablos? ¿Si de lo que se trata es de decir y mostrar la identidad de los purépechas, por qué se ha- 07/01/14 13:43 78 cen pasar por rancheros —se visten y se comportan como mestizos o blancos ganaderos, adoptan sus valores culturales y sociales— en el curso de la pastorela? Es reveladora a este respecto la elocución de uno de los personajes: “Soy ranchera de las buenas, ranchera original. Y toda mi descendencia, rancheros para adular” 4. Si el ritual expresa la cosmovisión de los purépechas, ¿por qué la pastorela tiene como referente un pasaje evangélico que proviene precisamente de una cosmovisión impuesta por los españoles? ¿Por qué en la pastorela las identidades, étnica y de género tienen que presentarse de manera inhabitual? Me refiero, por ejemplo, a los aspectos siguientes: una afirmación de identidad es al mismo tiempo testimonio de diferencia, una expresión de halago es al mismo tiempo burla, la de autoridad es sumisión, provocando un efecto de contradicción. Así, por ejemplo, en su actuación los rancheros unen identidades que en la vida ordinaria resultan incompatibles: ser indígena y a la vez ranchero, ser una mujer liberada y a la vez sumisa y recatada, refrendar reconocimiento al gobierno y al mismo tiempo culparlo de los males que soporta el ranchero. Cabe preguntarse, en fin, si acaso mostrar signos de etnicidad o reafirmar la identidad étnica sería la única, o siquiera la principal, finalidad de la pastorela. Para responder a estas interrogantes primero haremos una exploración a través del espacio y del tiempo para observar cómo la pastorela ha transitado de 4 Notas de mi Diario de campo, Comachuen 24 de diciembre de 2011. 01_NuevaAntropología79.indd 78 Elizabeth Araiza Hernández una cualidad a otra. En un segundo momento expondremos los argumentos de una revisión crítica de las concepciones de la identidad y de los enfoques antropológicos, que ven signos de ésta en el ritual. Por último observaremos cómo se ponen en marcha, cómo se actúan las identidades en la pastorela. ¿ACASO LAS PASTORELAS TENDRÍAN UNA IDENTIDAD? En los últimos años, con el auge de los movimientos de reivindicación étnica y de la aparición de un sector social llamado intelectuales purépechas, se manifiesta a la vez una tendencia, casi generalizada, a poner el calificativo de purépecha a buena parte de las prác ticas sociales y/o culturales que se llevan a cabo en la región donde habita el grupo étnico en cuestión. Así, por ejemplo, se han vuelto recurrentes expresiones como “Corpus Cristi purépecha”, “Carnaval purépecha” o “Pastorela purépecha”. La lógica de razonamiento que subyace a esta adjetivación sería más o menos la siguiente: la identidad es algo, un núcleo duro, una esencia, una cosa, que las personas tienen o deben tener; los purépechas tienen o deben tener una identidad, todo lo que ellos hacen es por tanto purépecha, ya que esa esencia se plasma tal cual en todo lo que ellos hacen. No es de sorprender que asuman la idea, que revisaremos más adelante, según la cual los rituales expresan o comunican la identidad de los grupos que los realizan. Esta tendencia a la “purepechización” de prácticamente todo incurre en una 07/01/14 13:43 El montaje teatral de las identidades… concepción de identidad cuyos fundamentos esencialistas ya se encargaron de cuestionar, entre otros, Brubaker (2001: 66-85). Para los “identitarios” —es decir, aquellos que defienden tal concepción y entre los cuales incluye a ciertos académicos que son a su vez analistas y protagonistas de las políticas identitarias— resulta importante convencer a los demás y a ellos mismos de que la identidad es similitud, unidad y permanencia. Emiten mensajes fundamentalistas y esencialistas, en tanto ellos buscan ante todo que los llamados de identidad tengan un efecto en la práctica (idem). Brubaker se ñala que las concepciones esencialistas de la identidad prevalecen actualmente incluso en ámbitos académicos —o lo que él llama el discurso científico—, pese a la influencia tan grande que ha ejercido la perspectiva constructivista. Subraya que si bien hoy en día todo mundo acepta que la identidad es una construcción social, no obstante, con “los esfuerzos recientes por evitar reificar la identidad y por elaborar una teoría de las identidades consideradas como múltiples, fragmentadas y fluidas […] estamos con frecuencia ante una amalgama de lenguaje constructivista y argumentación esencialista (ibidem: 66). A este respecto, cabe aclarar que al sostener en este artículo que las pastorelas ponen en juego y condensan varias identidades no necesariamente estoy afirmando que estas identidades sean múltiples, fragmentarias y fluidas. Como ya demostrara Brubaker, el constructivismo revela a su vez grandes limitaciones, por ejemplo: “No vemos por qué lo que es múltiple, fragmentario y 01_NuevaAntropología79.indd 79 79 fluido deba ser conceptualizado como una “identidad” (ibidem: 75). Por tanto, busco apoyo más bien en el planteamiento según el cual los rituales son una modalidad de la acción, cuya especificidad radica en que condensa identidades ordinariamente incompatibles (Houseman y Severi, 1994; Houseman, 2003 y 2008). Una vez hecha esta aclaración, en lo que sigue haremos un recorrido por la historia, no tanto para saber de dónde es —qué identidad tiene— o qué es una pastorela, sino cómo transitó de una cualidad a otra: de ser rural a ser urbana, de ser europea o españo la a ser purépecha, de extranjera a local, de cristiana a pagana, de religiosa a profana y así por el estilo. Valga insistir, la pregunta central en este apartado es: ¿cómo transitó una modalidad de ejecución corporal para devenir pastorela? Si bien resulta incuestionable que lo que conocemos hoy como pastorela se inspiró en algún modelo proveniente del continente europeo, es probable que ya en ese transitar debió sufrir una serie de transformaciones al grado de que, una vez arraigada en suelo ame ricano, adquirió un nuevo rostro. Sin duda a esto se debe que los eruditos, por ejemplo Horcasitas (1974), hayan afirmado que aún no hemos logrado encontrar datos fehacientes —libretos, testimonios, crónicas— para demostrar que alguna de las pastorelas realizadas durante el siglo xvi en lo que hoy es México tuviera como fuente directa un texto español de la misma época. Este autor señaló que si bien en muchos países europeos se realizaron, mucho antes de la Conquista, numero- 07/01/14 13:43 80 sas escenificaciones inspiradas en el tema del nacimiento del Niño Dios y en el de la adoración de los Reyes Magos, no obstante éstas resultan en poco comparables con las que se realizaron durante el siglo xvi en México (Horcasitas, 1974: 287). Es por eso que este autor reclama otorgar a la pastorela el lugar que verdaderamente le corresponde, y que los eruditos rara vez le conceden, en el campo de la literatura mexicana y no de la española. Por consiguiente, las pastorelas de las que estamos hablando tienen ciertamente una identidad: son mexicanas. Ahora bien, ¿cómo es que devinieron tales? Una vez implantadas en el continente americano, las pastorelas debieron transitar de nuevo, esta vez de una orden religiosa a otra, y forzosamente en ese movimiento adquirieron nuevas formas. A este respecto se anudan las polémicas: ¿franciscanas o jesuitas?, se preguntan aquellos para quienes al parecer resulta importante otorgar una carta de identidad a las pastorelas. En efecto, algunos especialistas (Albalá, 2002; Horcasitas, 1974) sugieren que se otorgue a los franciscanos la autoría de las pastorelas. Por tanto, su nacimiento debe situarse en el siglo xvi. Otros (Romero Salinas, 1984; Sabido, 2000; De Híjar Ornelas, 2008), en cambio, aseguran que sus verdaderos autores fueron los jesuitas. Debido a ello, su acta de nacimiento debe fecharse entre finales del siglo xvi y principios del xvii,5 más no 5 La nota de Albalá es reveladora del tono que adquiere esta discusión: “El origen de este género tan popular hay que buscarlo en las primeras etapas de la evangelización de México. El estudio de Romero Salinas aporta una serie de 01_NuevaAntropología79.indd 80 Elizabeth Araiza Hernández antes. Así, a la pregunta —que acaso resulte pertinente— de cuál es la primera pastorela que se representó en México, se responderá que es El ofrecimiento de los Reyes,6 representada durante una misa en Tlaxcala un 6 de enero de 1535 o 1536, o bien se refutará este dato, dependiendo de la posición que se tome en esta polémica. Mis datos etnográficos indican que para quienes participan en las pastorelas actuales en la región purépecha resulta fundamental la presencia de los luzbeles o diablos. Podríamos decir que la pastorela se distingue, respecto de otras modalidades de escenificación, por la presencia del diablo y, más precisamente, por la lucha que éste establece con el bien, o lo bueno, ya sea el arcángel Miguel u otros personajes que figuren dichos valores. En la región purépecha no puede haber pas torela sin el coloquio o diálogo de los datos que interpreta —creemos— erróneamente de manera que llega a la conclusión de que la pastorela ‘fue creada, difundida y conservada por los jesuitas y los alumnos de sus colegios’ […]. A los franciscanos corresponde, por tanto, el mérito de la introducción del teatro de evangelización […] De esta forma, la representación de la adoración de los Reyes Magos todavía se conserva hoy en México como la adoración del ‘Niñopa’ en Xochimilco y tiene, con seguridad, su origen en la evangelización franciscana” (Albalá, 2002: 378-380). 6 Si se considera que las representaciones de las sociedades prehispánicas eran todas de carácter ritual o ceremonias enteramente dedicadas al culto religioso, se aceptará que El ofrecimiento de los Reyes constituye de hecho la primera obra de teatro que se representó en el continente americano. Desafortunadamente, no disponemos de documentación acerca de esta obra más que un breve comentario de Motolinía (Horcasitas, 1974: 249). 07/01/14 13:43 81 El montaje teatral de las identidades… luzbeles y sin la danza de los cientos de diablos menores. A partir de esta observación se puede plantear la siguiente hipótesis: si bien es cierto que la serie de obras con el tema de los Reyes Magos, impulsada por los francisca nos durante el siglo xvi (El coloquio de los pastores de Sinaloa, 1596; El ofrecimiento de los Reyes, Tlaxcala, 1535 o 1536; La adoración de los Reyes ¿1760? y La comedia de los Reyes, Tlatelolco, 1607) no es la fuente directa de las pastorelas que se realizan actualmente en el medio rural, es probable que sí lo fueran obras con otros temas e impulsadas por los franciscanos mismos. Me refiero a las obras en que de algún modo se representó al diablo. Dicho lo cual, es preciso reconocer que en esta serie documentada por Horcasitas (1974: 24733), en por lo menos tres obras, pese a que el tema principal es la visita de los Reyes y éstos los personajes centrales, aparece ya el diablo. Tales obras son: Los tres Reyes de Cuernavaca, 15351540; El auto de los Reyes Magos de Tlaxomulco, 1578 y La lucha entre san Miguel y Lucifer, Zapotlán, 1578. Las dos últimas presentan rasgos que perduran en las pastorelas de la región purépecha. Más adelante abundaré al respecto. Para finalizar este apartado, y por cuestiones de espacio, nos limitaremos tan sólo a mencionar el transitar de lo rural a lo urbano, sobre el cual habría que profundizar en futuros trabajos. Podríamos suponer que como el teatro es un fenómeno urbano, así también la pastorela. Pero, por sorprendente que parezca, en México las pastorelas se arraigan y se desarrollan en el medio 01_NuevaAntropología79.indd 81 rural antes que en zonas urbanas. Esto se explica por el hecho de que con frecuencia las zonas rurales quedaron fuera de un estrecho control colonial.7 TRANSITAR HACIA EL TERRITORIO PURÉPECHA Desde el estudio pionero de Stanley L. Robe, Coloquio de pastores from Jalisco (1954), las investigaciones sobre la pastorela se han concentrado particularmente en dicho estado. Así lo indica la cantidad —considerablemente más extensa comparada con la relativa a otros estados— de obras publicadas sobre las pastorelas de Jalisco (Alba, 1978; Sánchez Olmedo, 1993; Camacho, 2004, De Híjar Ornelas, 2008). Haciendo una revisión bibliográfica, así sea somera, se puede constatar que 7 Debemos tener en cuenta que incluso en los periodos en que se intentó ejercer un control absoluto sobre prácticas consideradas como heréticas, paganas, supersticiosas o idolátricas —que llegaron a ser calificadas y aún hoy en día, manifestaciones de culto al diablo—, como por ejemplo durante la Inquisición, las zonas rurales quedaron al margen. Así por ejemplo, Del Pino sostiene, siguiendo a otros autores que han aportado pruebas fehacientes, que “los indios no estuvieran [estuvieron] finalmente sujetos al control inquisitorial”. La lógica de razonamiento que sustenta esta interpretación se argumenta de este modo: “Algunos han relacionado de modo enfático la no injerencia inquisitorial directa en el tema indiano con un concepto ‘paternalista’ de los españoles hacia los indios, creyéndolos incapaces de herejía o irresponsables de ella, en definitiva ‘menores de edad’ desde el punto de vista religioso. Evidentemente hay argumentos para sostener esta opinión incluso desde el punto de vista jurídico (Juan Solórzano y La Nueva Recopilación indiana) y muchos religiosos argumentaban de esta manera” (Del Pino, 2004: 284). 07/01/14 13:43 82 son más numerosos los textos —ar tículos y libros— publicados en Estados Unidos. Habría que profundizar en futuros trabajos sobre lo que ha motivado este tratamiento desigual por regiones. Uno de los primeros —y a decir verdad de los pocos— autores en llamar la atención sobre la existencia de pastorelas en nuestra región de estudio fue Nicolás León (1906). Como parte de su magistral trabajo etnográfico sobre las tradiciones purépechas, este autor aportó uno de los tres textos más antiguos de que disponemos hasta ahora, escritos en lengua vernácula. Me refiero al libreto anónimo y sin título encontrado en Pichátaro en 1883. Casi un siglo después, Fernando Nava (2001) tradujo e hizo un minucioso análisis de esta pastorela. En la conclusión de su artículo, el lingüista expresó su más profundo deseo de que éste sirva para inspirar nuevas investigaciones. Pero al parecer este llamado de atención no ha provocado mayores resonancias. Cabe precisar aún sobre los tres textos antiguos en lengua purépecha: Pastorela de viejitos para solemnizar el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo es el título de la más antigua pastorela de que tenemos registro en Michoacán. El etnólogo purépecha Pablo Velázquez Gallardo encontró este libreto en Charapan, aun cuando en la portada aparece una leyenda: “Mo relia, 1848”, especificando así lugar y fecha de edición, pese a que se trata de un manuscrito. En Pichátaro fue encontrado otro texto con fecha de 1883, con la inscripción “los nombres de los 01_NuevaAntropología79.indd 82 Elizabeth Araiza Hernández pastores en purépecha”8 a manera de título, lo cual hace suponer que quizá había una parte precedente que no ha sido encontrada. Como quiera que sea, las características del texto autorizan a colocarlo dentro del género de la pastorela (Nava, 2001: 135). Pastorela de viejos (Contreras et al., 1944),9 es el título de un texto anónimo encontrado en Quinceo, por uno de los miembros de la misión alfabetizadora en esta localidad. Aunque lleva como subtítulo “para el año de 1912”, Adrián F. León, autor de la paleografía e interpretación fonémicas, asegura que se trata de “una pieza redactada en las postrimerías del siglo xvi”. De ser así, Pastorela de viejos sería en realidad el texto más antiguo en lengua purépecha. Como posible efecto de que estos tex tos salieran a la luz pública —dos de ellos en la prestigiosa revista Tlalocan—, el interés de los investigadores se centró en las dimensiones lingüística, verbal y discursiva de las pastorelas de la región purépecha. Salvo quizá el de García Mora (2011) y el de Amós (2001), la mayoría de los pocos estudios de que disponemos revelan una predilección por el análisis textual, en par ticular de los libretos escritos en lengua vernácula, pese a que hoy en día prácticamente todas las pastorelas de la zona 8 La transcripción al purépecha fue realizada por el presbítero Cristóbal Romero, con fecha del 14 de noviembre de 1883, en Pichátaro, pueblo perteneciente al actual municipio de Tingambato; fue documentada por Nicolás León (1906: 431-453). 9 Paleografía e interpretación fonémicas de Adrián F. León M. Versión tarasco-español de Hilario Contreras A., de Charapan, Michoacán. 07/01/14 13:43 83 El montaje teatral de las identidades… Figura 1. Localización del área de estudio (realización propia, 2011). purépecha son habladas en español. A través de la expresión lingüística plasmada en los libretos, se trata de remontar al origen e identificar la evolución de la pastorela mexicana y la de los purépechas en particular (Aracil, 2004), o bien se intenta reconstituir aspectos de la cultura y de las relaciones sociales de los tarascos y de los purépechas 01_NuevaAntropología79.indd 83 (Nava, 2001). Sin duda estos trabajos son una invaluable contribución, pero el conocimiento de las pastorelas de los purépechas se ha construido sobre la base de la expresión verbal en de trimento de las dimensiones de lo noverbal, lo corporal, los elementos escenográficos, el vestuario, los universos sonoros, la música, la coreografía, 07/01/14 13:43 84 que son inherentes a la creación y la ejecución de esta modalidad de representación escénica. Antes de concluir este apartado debo retomar un punto que quedó pendiente: los aspectos presentes en tres piezas creadas bajo la dirección de los fran ciscanos y que se preservan en las pastorelas actuales. Acerca de Los tres Reyes Magos de Cuernavaca (¿1535 o 1540?), no se proporcionan mayores detalles sino que “se hizo un neixcuitilli para que sepáis cómo se puso la estrella que guió a los tres reyes magos cuando fueron a visitar a nuestro señor”. A lo cual Horcasitas (1974: 251252) precisa que “juzgando por la importancia que se le da a la estrella en el corto pasaje, ésta debe haber sido uno de los aspectos más sensacionales del drama, como lo fue en Tlaxcala y en Tlajomulco”. Justamente, la estrella sigue siendo de fundamental importancia y en torno de su instalación en la casa del carguero del Niño Dios, encima de un enorme tronco de pino, se realizan una serie de acciones rituales, comenzando por la ida al monte, por parte de varones solteros, para elegir y cortar dicho tronco. Por otro lado, respecto a la pastorela de Tlajomulco, la descripción de Ponce redactada por Ciudad Real (1976 [1568]), aporta detalles sobre la escenografía que en varios aspectos se asemeja a las pastorelas actuales de los poblados purépechas. Además del ya señalado modo en que se coloca la estrella, se preserva la forma de construir la enramada o el portal (de Belén), así como el recubrimiento de éste con “uno como moho o maehojo, que se cría en aquella 01_NuevaAntropología79.indd 84 Elizabeth Araiza Hernández tierra y en la de México y otras, en las encinas y robles y otros árboles y es a manera de raicillas o barbas, asidas unas con otras, muy blandas y delica das, que en lengua mexicana se llama paxtle y sirve para muchas cosas” (ibidem: 101). Esta acción —ir al monte para recolectar la planta que en pu répecha se llama terhendap’u y a la cual se ha agregado el nuriten— que deben realizar los varones solteros, durante un día y una noche, en un acto que además desempeña una función de rito iniciático o rito de paso, es funda mental para la preparación y ejecución de las pastorelas actuales. Tanto el tronco como la estrella y el portal re cubierto con estas plantas deben ser elaborados cada año, sirviendo una sola vez para este fin. Con respecto a la muy breve descripción de Ponce sobre La lucha entre San Miguel y Lucifer (Zapotlán, 1578), cabe aventurar que se hayan preservado dos aspectos, acaso a la manera de una vuelta a la vida de lo antiguo o nachleben en el sentido de Warburg (1999). Me refiero la postura corporal del ángel “con una espada desnuda en la mano, como que hería a Lucifer”, y al gesto de éste “dando bramidos” (Horcasitas, 1974: 557). La lucha entre estos personajes en las pastorelas de la Meseta purépecha no es del tipo que uno esperaría, como una confrontación cuerpo a cuerpo, con grandes ademanes, implicando una ampliación de los movimientos corporales o aceleración del ritmo en los pasos. La derrota de Lucifer apenas es perceptible a los ojos del público. Basta un gesto sutil del ángel, un ligero levantar la espada, 07/01/14 13:43 El montaje teatral de las identidades… 85 para que Lucifer caiga al suelo rendido. La confrontación es más bien verbal, con los largos parlamentos previos y posteriores, pero más que las palabras en sí lo que indica tal derrota es el ritmo, el tono de la voz, la cadencia al recitar, lo cual—como mencioné arriba— es de suma importancia. Otro de los gestos que se preservan es el bramido, el cual se manifiesta constan temente durante la última parte de la pastorela en que aparecen cientos de diablos. A este respecto cabe mencionar el espesor sensible y el sentido profundo que adquieren los universos sonoros, en la pastorela, como en todo ritual, sonidos que no se agotan en la música, el canto, la plegaria. ACTUANDO IDENTIDADES En otros artículos me esforcé por describir lo más detalladamente posible lo que sucede en una pastorela, las secuencias de que se conforma, los personajes y la variedad de referentes a los que remiten, así como los universos sensoriales (Araiza, 2013; en prensa a y b). También hice alguna referencia al transitar de una modalidad de actuación a otra en el marco de la pastorela (Araiza, 2013). En dichos trabajos argumenté que para facilitar el análisis podíamos considerar que las pastorelas se conforman por lo común de tres secuencias. En lo esencial, porque por supuesto habrá alguna versión en algún poblado que presente solamente dos partes o secuencias, en otros casos habrá quizá cuatro o seis. Pero aunque sean más o menos, seguramente de todos modos giraran en torno al “coloquio 01_NuevaAntropología79.indd 85 Figura 2. Luzbel de Turícuaro, 2012 (fotografía de Juan José Estrada Serafín). de los luzbeles”, la adoración al Niño Dios y la danza de los diablos menores. En uno de estos artículos (Araiza, 2013) abordé el tema de la identidad centrando la atención de modo particular en la segunda secuencia, es decir, en la que unos personajes llamados rancheros se encargan de adorar al Niño Dios cantándole una canción de cuna y bailándole un zapateado. Se dedican también a relatar una serie de acontecimientos relativos más bien a la vida ordinaria. En este espacio me propongo abundar sobre la cuestión de las identidades. El evento llamado pastorela inicia cuando caen los últimos rayos del sol. Unas notas musicales se encargan de 07/01/14 13:43 86 Figura 3. Luzbel de Tócuaro, 2010 (fotografía de Elizabeth Araiza). anunciar el comienzo. Los primeros en aparecer son los luzbeles. Visten con largas túnicas hechas con tela de terciopelo, un velo —o bien una impre sionante máscara— cubriéndoles el rostro y sobre la cabeza llevan un tocado que les hace aparecer como seres que tienen un cuerpo más grande que el de un ser humano. Estos personajes recitan largos parlamentos, ya sea en prosa o en verso, comúnmente en oc tosílabos. Los luzbeles pueden ser tres, siete e incluso nueve y dialogan entre sí turnándose la palabra y dirigiéndose aparentemente al arcángel Miguel. En realidad son tres ángeles que en algunas versiones aparecen a la vista del público —en otras permanecen ocultos—, pero no responden a las provocaciones de los luzbeles sino hasta el 01_NuevaAntropología79.indd 86 Elizabeth Araiza Hernández momento final en que tienen que derrotarlos. Cada diálogo es precedido y seguido por una “letra”, es decir, una nota musical que enfatiza o atenúa los lamentos ante la incertidumbre que dicen experimentar estos personajes. Los diálogos de los luzbeles se despliegan en un constante interrogarse, no solamente acerca de su propia identidad, en tanto que ángeles caídos, sino también sobre la identidad de la madre de Jesucristo que dicen es virgen y sin embargo se embaraza. Además expresan duda sobre la identidad del ser humano: ¿cederá éste a las tentaciones del diablo? ¿Es un ser bueno o malo por naturaleza? En fin, los luz beles se lamentan ante la incertidumbre de saber quiénes son ellos mismos y quién es el ser humano, qué ocurrirá en el futuro. Así, por ejemplo, uno de los tres luzbeles, Pereza, se expresó de la siguiente manera: Para completar los siete vicios capitales, Luzbel préstame tu mandato, ya sabes mi príncipe que mis obras son tales que no consienten en las cosas buenas que intentan engañar con una falsa prudencia, que una mujer será aclamada como la protectora universal. ¡Ay que necedad de los sabios! Cómo va a ser que sea siempre Virgen si espera ser madre. Y es una loca decadencia que los grandes sabios no dan una explicación (Notas del diario de campo de la pastorela realizada en Aranza el 25 de diciembre de 2010). La segunda secuencia es —como ya he mencionado— la de los rancheros. Se desarrolla instantes después de que fi- 07/01/14 13:43 El montaje teatral de las identidades… naliza el coloquio de los luzbeles. Lla ma la atención que mientras estos últimos se interrogan insistentemente sobre su propia identidad, la de la virgen, la del propio Jesucristo y la del ser humano en general, los rancheros parecen no dudar. Estos personajes apa recen en escena por pares, una mujer y un varón, o bien formando una larga fila con varias parejas (pueden ser desde diez hasta cincuenta). Primero bailan al son de una tonada que, en muchos casos, fue compuesta especialmente para esta pareja, luego cantan una canción de cuna. Se hace un silencio, y cuando la atención del público se dirige 87 a ellos se presentan a sí mismos, cada uno a su turno, diciendo sus respectivos nombres y apellidos, el lugar de donde son originarios o dónde radican. Es en este sentido que podemos decir que mientras los luzbeles, que son los diablos principales o mayores, dudan acerca de la identidad, los rancheros al parecer están seguros de quienes son, de donde vienen, cuál es su origen. Más adelan te podremos apreciar que en realidad la afirmación de identidad es aparente porque al mismo tiempo estos personajes testimonian una ambigüedad. Finalmente, en algunas versiones de la pastorela donde participan estos Figura 4. Rancheras: pastorela de Turícuaro, 2012 (fotografía de Juan José Estrada Serafín). 01_NuevaAntropología79.indd 87 07/01/14 13:43 88 Elizabeth Araiza Hernández Figura 5. Rancheros, pastorela de Comachuen, diciembre de 2011 (fotografía de Elizabeth Araiza). personajes, los rancheros hacen comentarios sobre cuestiones de la vida diaria, más que nada aludiendo a aspectos materiales: la posesión de grandes extensiones de tierra para el cultivo o la crianza de animales, el carácter lujoso de las cosas que tienen, la belleza, honestidad y rectitud de su esposa o esposo. Por momentos, esta ostentación de riquezas se intercala con referencias a los acontecimientos: la actualidad, como por ejemplo, el atentado del 11 de septiembre en Estados Unidos, el fraude electoral en México, etcétera. También remiten directamente a la actualidad local, como por ejemplo tal señor que en su tienda vende más caro el 01_NuevaAntropología79.indd 88 pan o adultera la leche, tal muchacho que se fue “al otro lado” y tantos otros migrantes que ya regresaron al pueblo. La tercera secuencia es la que marca el final del evento llamado pastorela; en algunos lugares se conoce como danza de los diablos. En efecto, ésta consiste por lo esencial en que aparecen decenas e incluso cientos de diablos cobrando una variedad de formas: una máscara que claramente remite a los políticos del momento, por ejemplo algunos ex presidentes como Salinas o Fox; o bien a algunos militares o narcos, personajes sacados de programas de televisión, artistas, etcétera. Estos diablos menores no hablan, simple- 07/01/14 13:43 El montaje teatral de las identidades… 89 Figura 6. Diablos menores en la pastorela de Comachuen, diciembre de 2011 (fotografía de Elizabeth Araiza). mente bailan y brincan por las calles, la plaza o cualquier lugar del poblado. Por momentos emiten sonidos guturales que semejan bramidos. De hecho, algunos parecen encarnar a ciertos animales (perro, toro, vaca, víbora) o al diablo cuando cobra el disfraz de algún animal. Los diablos menores también parecen poner en duda la identidad, pero se interrogan acerca de quiénes son los otros: los políticos, los animales de la naturaleza o el diablo mismo. Es interesante observar, además, que quienes interpretan a los luzbeles y a los diablos menores mantienen su identidad oculta detrás de las impre- 01_NuevaAntropología79.indd 89 sionantes máscaras o los misteriosos velos. En principio nadie debe saber quién es el actor que encarna a tan terribles personajes. En cambio, la identidad de quienes interpretan a los rancheros queda al descubierto ante la mirada del público. Por ello, ante estos actos no resulta convincente una interpretación en el sentido de visibilización de lo que la persona o el grupo es: asistimos a un juego entreverado donde unos actores se dan a ver, otros se hacen visibles y a la vez se ocultan. Estas observaciones etnográficas nos conducen de vuelta a las preguntas planteadas al comenzar este ar 07/01/14 13:43 90 Elizabeth Araiza Hernández Cuadro 1. Secuencias de la pastorela (elaboración propia, 2013) Secuencias Coloquio de los luzbeles Adoración al Niño Dios Danza de los diablos menores Función Marca el inicio de la pastorela Intermedio Marca el final de la pastorela Personajes Luzbeles: diablos Rancheritos (en terroríficos, provocan algunas versiones miedo son pastores, viejitos, ermitaños) Diablos menores (también llamados changos, negros o chalis) que provocan risa Identidad Duda sobre la identi- Certeza de la propia dad del ser humano identidad y unión de identidades nominalmente incompatibles Cuestionar revelando y al mismo tiempo ocultando la identidad de los otros tículo. Ciertamente, la cuestión de la identidad está implicada en cada una de estas secuencias, no obstante, es claro que lo que está en juego es algo más complejo que un acto que consistiría simplemente en hacer visible la identidad del grupo social concernido ¿Cuál sería el marco de interpretación antropológica que nos permitiría identificar, analizar y comprender ca balmente este tipo de eventos? En lo que sigue expondremos una revisión —que no tiene pretensiones de exhaustividad— sobre cómo se ha articulado ritual e identidad en el campo de la antropología. RITUAL E IDENTIDAD EN ANTROPOLOGÍA En su magistral estudio sobre las teorías antropológicas del ritual, Díaz Cruz (1998) demuestra hasta qué punto el paradigma de Aleph, un punto del universo que contiene todos los puntos, inspiró la construcción de dichas teo- 01_NuevaAntropología79.indd 90 rías. Para la antropología clásica, el ritual es un mundo que contiene todos los mundos: estructura social, cosmología, mitología, visión de mundo, sistemas de dominación y poder, etcétera. Por tanto, el ritual debe contener también la identidad colectiva de las sociedades que habitualmente estudian los antropólogos. En efecto, en él se han querido encontrar signos, testimonios, rasgos de la identidad (Díaz, 1998 y 2004). El paradigma del Aleph sigue orientando muchos estudios sobre el ritual. Se puede reconstituir la genealogía intelectual arraigada en concepciones del ritual co mo auto-representación del grupo social; o como puesta en escena de los pape les sociales; o como puesta en actos de la identidad o de la cultura. Recordemos que, para Durkheim (s.a.: 555), en el ritual un colectivo se representa a sí mismo para celebrar su unidad y garantizar así la cohesión social. Para Gluckman ([1965] 1978), en el ritual se ponen en escena los papeles que cada individuo desempeña en la vida ordina- 07/01/14 13:43 El montaje teatral de las identidades… ria, resolviendo así los conflictos que genera la confusión de dichos papeles, y con ello la disolución de los lazos sociales. Por su parte, Turner sostiene que “es a través de las performances rituales y teatrales que las culturas se expresan de manera más contundente sobre sí mismas y adquieren conciencia de sí mismas” (citado en Goody, 1999: 147). En fin, más recientemente se acuñó la expresión “ceremonia definicional” para referirse a un tipo de ceremonia en la que “los grupos sociales se dan a ver tal como son o como desean ser vistos por los otros” (Díaz Cruz, 2004: 411). Así, dado que los grupos sociales se representan o se ponen en escena a sí mismos por medios rituales, el ritual sería una expresión de la identidad colectiva. O bien, puesto que los grupos sociales se dan a ver tal como son o tal como desean ser considerados por los otros, el ritual es una pantalla transparente, un espejo en el que se reflejaría la identidad colectiva. Numerosos estudios actuales intentan situarse en esta línea, en ocasiones simplificando y reduciendo demasia do aquellas interpretaciones de los clásicos, tal como en las citas que Díaz Cruz retomó de los estudios antropológicos actuales en México, por resultar “axiomáticas y representativas de la continuidad hasta nuestros días del paradigma del Aleph”. Tales citas afirman que “en las prácticas rituales se expresan las ideas que (los yaquis y los mayos) tienen del orden y del mundo”; “estos rituales representan la cosmovisión del grupo”; “la identidad colectiva de la comunidad está garantizada por la celebración de este 01_NuevaAntropología79.indd 91 91 ritual (Díaz Cruz, 2004: 410). No so lamente sigue predominando este tipo de lógicas en las interpretaciones de la identidad étnica en México, sino de la identidad regional en otras áreas geográficas, tal como se evidencia en la si guiente cita, que hace referencia a la fiesta de la que el ritual es parte constitutiva: […] un agregado social entra en contacto con las fuentes últimas de su identidad y reconstituye la experiencia de comunidad imaginada mediante la actuación de grupos específicos como agentes del ritual festivo. Evi denciando y exaltando identidades y religación, contribuye a la toma de conciencia y a la creación de identidad colectiva […] Potencial que no ha perdido en las sociedades multiculturales y globalizadas de la modernidad tardía, ya que vehicula la expresión de identidades heteróclitas (Homobono, 2004: 33). Al respecto, cabe subrayar el cuestionamiento que dirige Díaz Cruz a las citas que él retoma, poniendo en relieve, además de la reificación en que incurren, el hecho de que no aportan pruebas sobre cómo es que el ritual (o incluso el ciclo ritual anual) puede expresar la enorme complejidad de la cosmovisión del mundo, según se trate de la interpretación de un adepto o no […] cómo es que los rituales podrían garantizar por ellos mismos y por la efervescencia que suponen la identidad colectiva y la unidad social, o mediatizar los conflictos que son de naturaleza estructural (Díaz Cruz, 2004: 410). 07/01/14 13:43 92 Es cierto que no todas las inter pretaciones del ritual como puesta en escena de la identidad colectiva siguieron al pie de la letra las indicaciones de Durkheim; es decir, pone énfasis en la cohesión social. Por ejemplo, Gluckman y después Turner se interesaron en el conflicto y en los procesos de fisión implicados en el ritual y en la vida ordinaria. Si para Durk heim el ritual es una representación del grupo social por medio de la que éste se celebra a sí mismo, teniendo como efecto la reafirmación de lazos sociales, la unidad y cohesión social, para Gluckman el ritual es la puesta en escena de papeles sociales —que en la vida ordinaria tienden a disolverse— y tiene como efecto la resolución del conflicto social. Como señala Lassègue (2003), no queda claro en la teoría de Gluckman (1965) —y podríamos agregar que tampoco en la de Durkheim— en razón de qué los lazos sociales tenderían a disolverse por sí mismos. De acuerdo con el comentario crítico de Lasségue, Gluckman atribuyó la necesidad de poner en escena los papeles —podríamos decir la iden tidad— de las personas por medios rituales, a la confusión que estos generan en la vida ordinaria. De acuerdo con este autor, en las sociedades tribales se generan dos tipos fundamentales de conflicto: los que se provocan debido a las diferencias de intereses económicos, políticos, etcétera, y los que se generan por la confusión de los papeles. A estos últimos nuestro autor les llamó conflictos de profundidad y a aquéllos conflictos de superficie. La explicación es como sigue: 01_NuevaAntropología79.indd 92 Elizabeth Araiza Hernández En numerosos rituales, las personas y los grupos deben manifestarse recíprocamente sus papeles. Los reyes, los jefes, los parientes de un rey tienen papeles prescritos luego de la instalación del rey […]. Los actos rituales prescritos de los participantes pueden incluir la representación directa de su papel cotidiano presente o futuro, como cuando una futura es posa se encarga de cuidar a su bebé, realizar los quehaceres de la casa, recoger leña para el fuego o la cocina. O bien cada participante puede ejecutar (perform) un acto altamente simbólico. O incluso un participante puede invertir el papel que desempeña en la vida diaria, como cuando un tío maternal Iatmul en el Naven se viste como una vieja viuda repugnante y se vuelve grotesco y ridículo para magnificar los logros del hijo de su hermana (Gluckman, 1965: 251). Turner también enfatizó el conflicto y consideró el ritual como una puesta en escena de las identidades colectivas, aunque apelando a una categoría más extensa, que es la cultura. Goody (1999) se encargó de revelar las limitaciones de esta idea turneriana —aprobada plenamente por Schechner (2000; 2003 [1988]) y por la corriente de los estudios del performance—. Lo que Goody objeta es lo siguiente: Dos aspectos quedan poco claros en el postulado de Turner. En primer lugar, la reificación de la cultura a la que se supone depositaria de unos “significados, valores, objetivos fundamentales”. Pero ¿esto es cierto? ¿Podemos 07/01/14 13:43 El montaje teatral de las identidades… definir estas características, incluso de manera poco precisa, en cualquiera de las “culturas” que conocemos? ¿Cuánto tiempo persisten? Este enfoque enfatiza, inevitablemente, el carácter homogéneo de la vida humana, mientras que un punto de vista alternativo, más realista, resaltaría los conflictos y las contradicciones inherentes a aquel. Turner tiene en cuenta el conflicto pero solamente en la fase reparadora del teatro de contenido social (Goody, 1999:147-148). Con el auge, en los últimos años, de los movimientos de reivindicación étnica y de defensa de las diferencias raciales, sexuales y de género, está cobrando particular sentido la noción de definitional ceremony (ceremonia definitoria) (Myerhoff, 1982 y 1986).10 Esta vez los conflictos están asociados a las situaciones de desigualdad, marginación e invisibilidad provocados por las jerarquías sociales, las relaciones de dominación y de subordinación. Los grupos sociales y las personas construyen contextos particulares para narrar cómo son sus vidas, su identidad y sus relaciones con los otros. Así, se definen tal como desean ser vistos por los otros, muestran la manera en que se conciben ellos mismos. La ceremonia definitoria es utilizada en los lugares donde el pueblo sufre una crisis de invisibilidad, de marginación, de desigualdad, de desprecio o cuando luchan contra 10 La especificidad de este tipo de ceremonias estriba en que “provide opportunities for being seen and in one’s own terms, garnering witnesses to one’s own worth, vitality, and being” (Myerhoff, 1986, p. 267). 01_NuevaAntropología79.indd 93 93 una sociedad dominante (Díaz Cruz, 2004: 411). En la medida en que los grupos étnicos han sido sistemáticamente marginados, invisibilidados y tratados de manera desigual por parte de las sucesivas sociedades dominantes, son los que de manera particular han recurrido a la puesta en escena para hacerse visibles, para darse a ver tal como son o quieren que los demás los vean. De hecho, la mayor parte de los estudios sobre identidad étnica, por ejemplo Bierschenk (1995: 457-458), admiten que ésta es una construcción social y que los rituales contribuyen largamente a dicha construcción, dado que no solamente expresan los valores, principios, significados, metas fundamentales, sino que hacen visibles a los grupos étnicos tal como son. Para concluir este apartado cabe subrayar algunos puntos críticos implicados en la idea de ritual como pantalla transparente, donde se refleja la identidad individual o colectiva. El principal es que no podemos aportar pruebas de que lo que se expresa en el ritual corresponde con lo que sienten las personas involucradas. Pareciera que hay un movimiento mecánico y unívoco entre el sentimiento o la concepción de identidad colectiva que se construye en la vida ordinaria y la que se muestra en un escenario, sea ritual, ceremonial o teatral. Es decir, las diferentes perspectivas que hemos revisado hasta aquí soslayan o no consideran en su justa medida el trabajo de creación, modificación, invención y/o transformación implicados en el ejercicio mismo de puesta en escena del ritual. No tienen en cuenta, como señala Houseman 07/01/14 13:43 94 (2003 y 2008), lo que quizá es esencial para los rituales, a saber: lo que cuenta es la acción, el acto realizado, no lo que sienten o expresan las personas que eje cutan dichas acciones (una obser vación ya señalada por Durkheim);� de todos modos, subraya Houseman (2008), como no podemos entrar en el interior de los sujetos rituales bajo estudio para saber qué es lo que realmente sienten o piensan, sólo podemos basarnos en los actos que podemos observar. Si bien los rituales implican poner en actos algo como historias, mitos, conocimientos o estados de ánimo sobre uno mismo o sobre los otros, esto no quiere decir que su finalidad sea la de comunicar o informar, por ejemplo, acerca de la identidad de un grupo social o de una persona. Si se ponen entre paréntesis las presuposiciones de la antropología clásica —funcionalistas, simbolistas y comunicacionales—, se podrá constatar que aunque las palabras, los enunciados, por ejemplo los enunciados litúrgicos, lleguen a ocupar un lugar preponderante en algunos rituales, “lo que cuenta es el hecho de proferir esas palabras, esos enunciados”. Además, la significación de las acciones rituales queda con frecuencia oscura a los participantes; de ahí que los enfoques textuales no resulten pertinentes para dar cuenta de la especificidad del ritual. En lugar de expresar símbolos, lenguajes o textos, los rituales ponen en marcha unas “realidades particulares”, que son los lazos que se anudan entre sujetos (Houseman, 2008). Pero estos lazos no son como en la vida ordinaria, ya que “el ritual es una puesta en acto inhabitual 01_NuevaAntropología79.indd 94 Elizabeth Araiza Hernández de esas realidades particulares” (idem); por tanto, las relaciones sociales ordinarias se actualizan, se re-contextua lizan, en el ritual; los rituales condensan modalidades de relación social ordinariamente incompatibles. Por último, los rituales aportan a las personas un marco para la experiencia, que es la experiencia personal de participar en las relaciones instauradas en el curso de la actuación. IDENTIDADES ORDINARIAMENTE INCOMPATIBLES Cabe detenerse para observar más de cerca lo que sucede en la secuencia de los rancheros. Claramente, los purépechas no se muestran tal como son, ni tal como desean ser vistos por los otros. No podríamos aportar pruebas de que al actuar así estén expresando su deseo de ser o llegar a ser algún día rancheros. Los purépechas se visten con la ropa que caracteriza a los rancheros, siendo pobres en gran mayoría aparecen en escena como ricos —trajes lujosos, principalmente sombrero, botas de piel, pantalón y chamarra de tipo charro—. Dedicándose en la vida diaria al cultivo del maíz o de otros productos agrícolas, se dicen ganaderos. En un sentido podría decirse que asistimos a la representación invertida de los papeles: los purépechas, que son indígenas, se ponen en escena bajo la figura del otro, el ranchero, que es su vecino y con quien establece relaciones conflictivas. Incluso, quizá estaríamos ante una representación idealizada que corresponde con el imaginario indígena de cómo son y cómo viven los ranche- 07/01/14 13:43 95 El montaje teatral de las identidades… ros. O bien una representación donde los papeles son invertidos, según las interpretaciones más frecuentes, por ejemplo, del evento llamado carnaval. En éste los hombres se visten de mujeres, los ricos de pobres, etcétera, invirtiéndose de este modo las jerarquías, las autoridades, las posiciones sociales. Tengamos en cuenta lo que dice uno de los personajes: Yo soy Ventura Treviño un ranchero a todo dar con un buen cuete al cinto y dinero para gastar. Tengo muchas propiedades me ha gustado trabajar. En el cerro de Quinceo libertad de este lugar sembramos mucho maíz que aumenta mi capital en toda esta tierra que es pura de temporal. Este personaje afirma tener una identidad, la cual resulta incompatible con las acciones que en la vida ordinaria corresponden con dicha identidad. Dice tener mucho dinero y no obstante dedicarse a cultivar maíz en una tierra de temporal. Por mucho maíz que se cultive, en una tierra de temporal no se obtiene tanto dinero como para darse una vida según la que presume este personaje, tal como continúa afirmando: También tengo otro negocio para lo que es lo mismo el gobierno me cumplió la Secretaría de Turismo. Por eso mi ganado y mi ranchera es feliz 01_NuevaAntropología79.indd 95 la he llevado a conocer toditito nuestro país. Tenemos mucho dinero y vivimos de lo mejor todo esto lo he logrado porque soy muy trabajador. La actuación de los rancheros se desarrolla de este modo: a una afirmación de identidad le sigue de inmediato una oración que marca diferencia. Por tanto, no asistimos a un simple traslado de la identidad ordinaria sobre una escena “teatral” o a la inversión de las relaciones que rigen en la vida ordinaria. En todo caso, dicha inversión no opera en un sólo sentido, en tanto que afirmación de identidad, dado que es puesta entre dicho de manera simultánea, durante la performance misma, instaurándose así una diferencia. Por ejemplo, sucede que luego de presentarse este tipo de ranchero, quien afirma tenerlo todo, se presente otro que afirme todo lo contrario, que diga estar muy “amolado” y atribuye su miseria, su falta de tierras y de ganado al mismo gobierno. Esta incompatibilidad entre la identidad mostrada en escena respecto de la que rige en lo ordinario se evidencia claramente en la respuesta de la ranchera, quien se encarga de contradecir la identidad que pretender tener el ranchero: Petronila Carvajal es mi nombre de pila. Más conocida como la Petrona. Soy ranchera de las buenas. Ranchera original. Y toda mi descendencia, rancheros para adular. Mi rancherito me dijo que era un ganadero de los más prestigiados de su región. Pero 07/01/14 13:43 96 Elizabeth Araiza Hernández de ganadero no tiene nada. Lo único que tiene es un montón de deudas por parrandero y jugador. Es un mantenido, bueno para nada, que lo único que hace todo el día es rascarse la panza. Como se puede constatar, en esta secuencia no solamente se actúa un tipo de relación, sino además que hay una condensación de varias relaciones nominalmente incompatibles o contradictorias: se actúan las relaciones entre grupos étnicos y gobierno, hombres y mujeres, hombres y animales. Es este aspecto de condensación que los estudios clásicos del ritual, y prin cipalmente del carnaval, dejaron de lado. Y no obstante, como han demostrado Houseman y Severi (1994), la especificidad del ritual es condensar modalidades de relación ordinariamente incompatibles. En la secuencia que vengo comentando: la relación entre hombres y mujeres, hombres y animales. Así, por ejemplo, el secreto del marido se revela en la vida ordinaria, se muestra como alguien que tiene éxito y muchas riquezas pero su esposa lo descubre de otra manera. CONCLUSIÓN Las pastorelas que se realizan en la región purépecha revisten un interés particular para la reflexión sobre la problemática de la identidad implicada en los rituales. Planteamos que la pregunta más significativa a este respecto no es acerca del origen o la definición de qué es una pastorela, sino cómo ésta devino tal. Las interpretaciones clásicas y comúnmente admiti- 01_NuevaAntropología79.indd 96 das del ritual como una especie de cascarón vacío —en el que se depositan signos, rasgos o testimonios de identidad—, se revelan limitantes para dar cuenta de la pastorela y no solamente de las que se realizan en la región purépecha. Sin embargo, tampoco basta con establecer que las identidades son múltiples, fragmentadas y fluidas. Por sugerente que resulte, esta concepción de identidad no resuelve el problema. Intentamos hacer una aproximación apoyándonos de una propuesta alternativa. No obstante, para demostrar su validez se requiere continuar explorando a mayor profundidad otras dimensiones, por ejemplo la experiencia de los intérpretes y los efectos de la actuación de las identidades en la vida ordinaria. BIBLIOGRAFÍA Albalá, Paloma (2002), “Sobre la pastorela: a propósito de una canción navideña española en las Islas Marianas”, Revista de Literatura, vol. LXIV, núm. 128, pp. 365-384. Amós Martínez, Jorge (2001), “‘¡Ese negro ni necesita máscara!’ Danzas de ‘negritos’ en cuatro pueblos de Michoacán. Historia Tradición y corporeidad”, tesis de maestría, Zamora, El Colegio de Michoacán. Aracil Varón, Beatriz (2004), “Pastorelas tradicionales indígenas en el siglo xix”, en Beatriz Aracil et al., Fiesta y teatralidad de la pastorela mexicana, México, unam. 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Para comprender entonces qué implica esta tarea para quienes la realizan, este artículo contextualiza esos objetos, en tanto forman parte de las relaciones sociales que se despliegan a lo largo de la actividad. Este texto no se concentra en las formas del intercambio sino en las cosas que se intercambian. Y cómo esas cosas se transforman a lo largo del proceso de recolección que llevan adelante los cartoneros. Palabras clave: recolectores, objetos, trayectorias, transformación, desechos, Argentina. Abstract: The objective of this article is to investigate the objects recovered by trash pickers in the city of Buenos Aires. This work not only involves what they are given by residents, what doormen save for them, and what they manage to pick up, but is also closely tied to the characteristics and types of objects that are collected. In order to understand the significance of this job for the scavengers, this article contextualizes these objects as a part of the social relations which unfold around the activity. The present text does not focus on the types of exchanges but rather on the things that are exchanged and the way these objects are transformed throughout the collection process carried out by the trash pickers. Keywords: Trash pickers, objects, trajectory, transformation, refuse, Argentina. “Porque ellos no saben que a eso que le dicen basura, para nosotros no es basura” (Teresa, cartonera, 24 años). INTRODUCCIÓN E ste artículo se propone indagar acera de los objetos que se obtienen a lo largo de la tarea de recolección de los cartoneros, las personas *Doctora en Ciencias Sociales uba/ehess. Líneas de investigación: Trabajo, familia y sectores populares; Servicio doméstico; Procesos de distinción de clases sociales. que se dedican a la recolección de papeles, cartones y otros desechos recuperables en la ciudad de Buenos Aires. La tarea de recolección no consiste solamente en recuperar los materiales reciclables que los vecinos les dan, o los encargados de edificios guardan o juntan para ellos, sino que se encuentra Este artículo se basa en el trabajo desarrollado en “Salir a cartonear, desentrañando prácticas y sentidos del trabajo entre quienes se dedican a la recolección de materiales recuperables”, tesis de doctorado en Ciencias Sociales, Buenos Aires, uba/ehess, 2009. 99 01_NuevaAntropología79.indd 99 07/01/14 13:43 100 fuertemente vinculada a las características y tipo de objetos recolectados. Entre quienes conocí durante el trabajo de campo, una de las expresiones más utilizada era salir a cartonear, la cual condensa la experiencia de la práctica de la recolección y del vínculo entre barrio y la ciudad. De esta manera, para trabajar hay que salir del barrio, y es hasta la ciudad a donde se viaja a buscar recursos para la subsistencia. Así la ciudad aparece como un centro de abundancia, en estos diversos sentidos. De esta manera, las expresiones salir con la carreta e ir a la capital, no refieren solamente a actividades desplegadas en la consecución de recursos, sino también a una experiencia de la ciudad y del barrio, en la cual los desplazamientos por y a través de distintos territorios construyen diferentes trayectos. A través de dichos trayectos se vinculan territorios social, económica y geográficamente diferentes y distantes: la zona norte de la ciudad de Buenos Aires, caracterizada por barrios de alto poder adqui sitivo, y las villas miseria ubicadas en el Área Reconquista, en San Martín. En los múltiples y diversos trayectos que los habitantes de El Salvador realizan cotidianamente, recorren esas distancias y las incorporan a sus rutinas cotidianas. Para comprender entonces qué implica la tarea de recolección para quienes la realizan será central contextualizar los objetos recolectados en tanto forman parte de las relaciones sociales que se despliegan a lo largo de la actividad. No se trata de concentrarse en las formas del intercambio sino 01_NuevaAntropología79.indd 100 Débora Gorbán en las cosas que se intercambian. Y cómo esas cosas se transforman a lo largo del proceso de recolección que llevan adelante los cartoneros. Diversos trabajos de investigación han abordado la problemática de los residuos a partir del análisis del circuito de reciclaje (Schamber, 2008; Suárez, 1998; Schamber y Suárez, 2007). Sin embargo, el supuesto analítico que guía este artículo es que, en primer lugar los desechos, en tanto objetos, crean relaciones como mediadores obligados entre quienes realizan la recolección y su entorno. Y es en el contexto de esas relaciones que los objetos se transforman, recuperando (su) valor. ¿Cómo? A partir de que esos desechos son recuperados por la labor de los cartoneros.1 El trabajo de campo se desarrolló en la ciudad de Buenos Aires y el Partido de San Martín en la provincia de Buenos Aires, entre 2002 y 2008, y comprende el lugar donde las familias realizaban la recolección y los barrios donde habitaban. A partir de una perspectiva etnográfica pude aprehender las distintas dimensiones que atraviesa la actividad realizada por los cartoneros a partir del acompañamiento de rutinas y situaciones extraordinarias, tanto en el barrio como en la ciudad. Realicé entrevistas en profundidad con integrantes de distintas familias 1 En ese proceso de recuperación/valorización de los objetos hay también una valoración de sí. No me refiero sólo al valor económico “de cambio” de los objetos, sino también a un valor de uso que se expresa fundamentalmente en los contextos sociales que esos objetos transitan desde el momento de la recolección. 07/01/14 13:43 101 La vida social de los objetos recuperados dedicadas al cartoneo y observaciones participantes del proceso de recolección, así como de las rutinas cotidianas en el barrio. UN ABORDAJE DESDE LOS OBJETOS Según Arjun Appadurai (1991) las cosas, como las personas,2 tienen una vida social. Es en este sentido que abordaré el análisis de los desechos obtenidos durante la práctica de recolección. Tomando como punto de partida la idea de que podemos reconstruir la trayectoria en la vida de los objetos, en estas páginas me concentraré en el espacio temporal que se inicia desde el momento en que los objetos han sido desechados, quitados de sus contextos cotidianos y resituados por los cartoneros en otros. Cabe aclarar que aun cuando las palabras utilizadas parezcan indicar la “pasividad” de los objetos, en este abordaje serán entendidos como dinamizadores de relaciones y situaciones, formando parte de la realidad social, no sólo como ornamentos que encontramos, acumulamos o desechamos a lo largo de nuestras vidas. En ese sentido, este artículo propone el abordaje diacrónico de un conjunto heterogéneo de objetos que se agrupan en un primer momento a partir de su condición de “desechos” o “residuos sólidos urbanos”, pero que en el 2 Mauss (1979) diría que en las denominadas “sociedades arcaicas” no había una separación entre cosas y personas. Sería interesante pensar cómo esto se refleja en el caso de quienes recolectan residuos, ya que son frecuentemente identificados, por los otros lejanos, con la materia con la cual trabajan. 01_NuevaAntropología79.indd 101 trayecto que comienza desde su recolección vuelven a diferenciarse. La propuesta es entonces seguir el camino de estos desechos pero no aislados unos de otros, ni de las personas, sino a partir de contextualizarlos en las situaciones sociales específicas que se desprenden de la recolección. Basura, objetos, cosas, mercancías No es ninguna novedad decir que los cartoneros recolectan basura, su práctica se encuentra signada en más de un aspecto por los desechos: es aquello que salen diariamente a buscar y también es aquello con lo que son identificados. Sin ir más lejos, una de las denominaciones (cartoneros) a través de la cual son conocidos quienes recolectan residuos recuperables se encuentra estrechamente vinculada con uno de los materiales que buscan, el cartón. El nombre alude directamente a uno de los distintos tipos de desechos que se obtienen en la recolección, y aunque no es el único, se ha convertido en el que los identifica en algunos lugares de la Argentina.3 Esta denominación ha sido utilizada por quienes empezaban a dedicarse a esta actividad para distinguirse del viejo ciruja.4 3 En Nuevo Laredo, México, también son conocidos como “cartoneros” quienes durante décadas cruzaban la frontera entre ambos países para ingresar a Laredo en Estados Unidos, a recolectar las cajas de cartón desechadas por los comercios, para regresar al final del día a su país a venderlas (Medina, 1998). 4 La palabra ciruja también es utilizada para denominar a quienes viven de la recolección de residuos. Su uso, sin embargo, es considerado despectivo por muchas de las personas 07/01/14 13:43 102 A diferencia de éste, la palabra cartonero refiere a un material que permite trazar una línea divisoria con aquello que se considera a simple vista basura. En una de las primeras entrevistas que realicé en 2002, Marcelo, un cartonero de 34 años que realizaba su recorrido en el barrio de Colegiales, me explicaba: “nosotros juntamos cartón, papeles y cartones, eso es lo que hacemos”, de esta manera establecía una distancia entre lo que ellos recolectaban y la “basura”. Los objetos son centrales en esta actividad, y en ese sentido se impone un abordaje que los contemple en su multidimensionalidad, la cual se despliega más allá de la mirada que los analiza desde la problemática general del reciclado de residuos sólidos urbanos.5 Se trata de aprehender esos desechos en tanto objetos que poseen una “vida social” (Appadurai, 1991). El autor, proponiendo una perspectiva diferente sobre la circulación de las mercancías, afirma que “las mercancías, como las personas, tienen una vida social”. En ese sentido, sostiene que […] debemos seguir las cosas mismas, ya que sus significados están inscriptos en sus formas, usos y trayectorias. Es sólo mediante estas trayectorias que podemos interpretar las transacentrevistadas durante el trabajo de campo, ya que remitiría a una figura de recolector marginal, que junta para comer en el día, y que por lo general vive en la calle. 5 Para un abordaje sobre los cartoneros y su lugar en el circuito informal del reciclaje véase Schamber (2008). 01_NuevaAntropología79.indd 102 Débora Gorbán ciones y cálculos humanos que animan las cosas. Así, aunque desde un punto de vista teórico los actores codifican la significación de las cosas, desde una perspectiva metodológica son las cosas-en-movimiento las que iluminan su contexto social y humano (Appadurai, 1991: 19). De esta forma, estudiar la biografía de una cosa equivale a estudiar la historia de la singularización de un objeto, y de las clasificaciones y categorizaciones que experimenta (Kopytoff, 1991). Bonnot (2002) sostiene, a partir del trabajo de Appadurai, que existe una diversidad de status social en los objetos. Siguiendo esto, entenderé a los objetos y desechos como algunas de las diversas etapas en la vida social de una cosa. ¿Qué es lo que caracteriza a cada uno de esos diferentes status?, ¿de qué hablamos cuando hablamos de objetos, desechos, cosas o mercancías? Fundamentalmente la denominación desechos refiere a un sinnúmero de bienes, en distinto estado de conservación, que se caracterizan por haber sido descartados por sus antiguos propietarios. Tal como describe Claudia Magni en su investigación sobre los moradores de rua en Porto Alegre, se trata de aquello que la sociedad de consumo descarta, “generando una incesante acumulación de desechos que habiendo perdido su función utilitaria o convirtiéndose en algo sobrante para algunos grupos sociales, se destinan a la basura o a la caridad” (Magni, 2006: 74). Partiendo de esta caracterización, todo aquello que es descartado se encuentra en situación de desecho. Obje- 07/01/14 13:43 La vida social de los objetos recuperados tos desechados de la vida cotidiana que se transforman nuevamente, a través de la tarea que llevan adelante quienes las recuperan en la calle, en bienes de uso o en materias primas para la industria. Una vez que este conjunto heterogéneo de desechos entra en relación con los cartoneros, su condición se modifica. Y es en esta instancia que ese conjunto de bienes heterogéneos igualados, en tanto descartados, vuelven a diferenciarse. Desde el marco de la gestión de residuos sólidos urbanos se distingue entre desechos orgánicos y no orgánicos. Y al interior de este grupo se establecen diferencias en relación a la posibilidad de reciclaje de esos desechos. De acuerdo con su naturaleza orgánica, cada tipo de desecho es pasible de ser reutilizado, o no. En ese sentido, muchos de esos desechos son reincorporados al circuito productivo como materias primas, mientras otros son definitivamente descartados. Éstos vuelven a adquirir un valor económico en la medida en que son reincorporados al circuito productivo, cambiando su condición. Así, aquello que parece haber llegado al final de su “vida social”, en realidad sólo cambia de estatus al singularizarse. Sin pretender abordar todo el proceso de revalorización de desechos en el circuito de recolección y reciclado de residuos, me interesa aquí señalar que esos desechos, dinamizados por la actividad de los cartoneros, ponen en vinculación lo que tradicionalmente se distingue como sector formal y sector informal, a la vez que articulan el circuito de producción con el circuito de 01_NuevaAntropología79.indd 103 103 descarte que ese mismo sistema de producción genera. En estas páginas me concentraré en analizar de qué manera se produce esa diferenciación a partir del momento en que esos desechos son recolectados por los cartoneros. Se trata de seguir los objetos a medida que se encuentran con quienes los recolectan. Según Appadurai (1991: 23), “el significado de las mercancías hoy se ha estrechado, refiriendo solamente a tipos especiales de bienes manufacturados”. En su definición de mercancías propone considerarlas como una cierta fase en la trayectoria de las cosas, que en un contexto particular, cubren los requisitos de lo que denomina “candidatura mercantil”. Por esto entiende el rasgo conceptual que refiere a los estándares y criterios (simbólicos, clasificatorios y morales) que definen la intercambiabilidad de las cosas en un contexto social e histórico particular. Es en este sentido que el autor sostiene que “las cosas pueden entrar y salir del estado mercantil” (ibidem: 29). Siguiendo este enfoque las “mercancías” se distinguen de los “productos”, “objetos”, “bienes”, “artefactos”, en tanto son cosas que poseen un tipo particular de potencia social (aunque sólo lo sean en ciertos aspectos y desde determinada perspectiva). Y esto en tanto son cosas que se hallan en una situación determinada, la “situación mercantil”, que puede caracterizar muchos tipos de cosas diferentes, en distintos puntos de su vida social (ibidem: 28-29). Siendo entonces la situación mercantil aquella en la vida social de cualquier cosa en la cual su inter- 07/01/14 13:43 104 cambiabilidad (pasada, presente o futura) por alguna otra cosa se convierte en su característica socialmente relevante. Thierry Bonnot (2002) explica que este estatuto corresponde a una etapa en la trayectoria y no a una categoría en la cual el objeto es insertado por una autoridad en el momento de su producción. El objeto del intercambio no es un tipo de objeto entre otros, sino una “etapa en la vida social de una cosa” (Kopytoff, 1991). En este sentido las cosas son susceptibles de atravesar situaciones de intercambiabilidad, des cartabilidad a lo largo de las etapas de su vida. Las distinciones establecidas por Appadurai a lo largo de la vida social de las cosas permiten pensar el proceso de reconversión de los desechos que son recolectados por los cartoneros. En este caso me permito retomar su perspectiva, para poder comprehender las trayectorias de los desechos en el contexto de la recolección. Siguiendo entonces las líneas conceptuales aquí desarrolladas, en los próximos apartados me concentraré en analizar la manera en que se produce el encuentro entre la diversidad de desechos y quienes los recolectan, a partir de la descripción etnográfica del recorrido de una de las mujeres que conocí durante mi trabajo de campo: Nora. Cuando la conocí hacia 12 años que salía con la carreta, vivía con sus tres hijos y su marido en Villa El Salvador.6 Originarios de la provincia de 6 Uno de los barrios marginales de la localidad de José León Suárez, donde realicé el trabajo de campo. 01_NuevaAntropología79.indd 104 Débora Gorbán Tucumán7, ella y cuatro de sus cinco hermanos migraron a Buenos Aires alrededor de 1980. Las tres hermanas y el hermano varón viven en el mismo barrio en José León Suárez, todos ellos salen o han salido en algún momento de su vida a cartonear. Para los habitantes de este barrio, el cartoneo se constituyó en un recurso central para el sostenimiento de sus hogares. Como práctica marginal, realizada en los momentos en que el trabajo escaseaba, para completar ingresos, el cartoneo se convirtió para muchas familias del Conurbano Bonaerense8 en la principal práctica laboral de sus integrantes. En los barrios donde realicé el trabajo de campo, las carretas utilizadas para la recolección en la ciudad formaban parte del paisaje barrial. Esta presencia daba cuenta no sólo de una herramienta de trabajo, sino de la existencia de una práctica laboral que configuraba la vida cotidiana de quienes allí residían. La práctica de la recolección se inscribe así en un proceso a través del cual la vida cotidiana se reorganiza, modificándose la manera en la cual quienes la realizan se relacionan con el mundo que los rodea. 7 Provincia situada al norte de Argentina. Muchos de los habitantes del barrio El Salvador habían migrado en los años 1980 de Tucumán, Chaco, Corrientes hacia la provincia de Buenos Aires en busca de mejores condiciones de vida y trabajo. 8 Agrupa a los partidos de la provincia de Buenos Aires que se extienden próximos a la ciudad de Buenos Aires que circunvalan su perímetro. Se trata de una denominación genérica que no refiere a una unidad administrativa. 07/01/14 13:43 105 La vida social de los objetos recuperados Después de pasar por los edificios donde los porteros le guardan y entregan los residuos, Nora sigue su trayecto rumbo a un supermercado pequeño. Allí detiene su carreta en la vereda, frente a la puerta. El local tiene una vidriera que ocupa todo el frente; del otro lado, una chica y un chico veinteañeros atienden la hilera de clientes que aguarda para pagar en las cajas. Otro joven muy delgado, de unos vein- te años, está parado junto a las cajas controlando a sus compañeros, es el encargado. Saluda a Nora y le hace una seña, todavía no tienen listo el carro en el que sacan las cajas de cartón y el plástico. A diferencia de lo que sucede en otros lugares que visita, en el supermercado Nora paga por los cartones que le entregan, aproximadamente unos cinco pesos 10 por día. Después de unos minutos, uno de los repositores, a quien Nora11 llama “el uruguayo”, sale a la vereda a saludarla y decirle que tiene que ir al depósito a buscar el carro: “mira que hoy tenés que pagar”, le grita mientras se dirige nuevamente hacia el local. “Vamos a ver cuánto me sacás y te pago”, responde Nora. Al rato vuelve empujando dos carros, son altos, como canastas hechas con caños de aluminio, los cartones van apilados unos arriba de otros, algunas bolsas de plástico asoman entre ellos. “Son diez pesos”, dice “el uruguayo”, Nora le responde entre sorprendida y enojada: “¡estás loco! Acá hay mucho menos, te doy cinco, no son dos carros enteros”. La discusión dura unos minutos, finalmente Nora le da los cinco pesos. El repositor vuelve al negocio y le da el dinero a la cajera, quien, a cambio, emite un recibo como comprobante de pago para Nora. Ésta, a su vez, va sacando lentamente las cajas de cartón del carro para aco- 9 “El objeto que para mi representa un bien heredado es una mercancía para el joyero, y el he cho de que no sea tan ajeno a la cultura del joyero se manifiesta en mi disposición para ponerle un precio a mi objeto inapreciable (y para sobreestimar invariablemente su valor mercantil)” (Kopytoff, 1991: 108). Es el equivalente a poco más de un dólar. Se trata de un hombre de unos 36 años uruguayo de origen, que trabaja como repositor en el supermercado. Si bien Nora se saluda y charla con todos los chicos que allí trabajan, con éste tiene un arreglo, como cuenta ella, “hacen negocios”. DESECHOS EN MOVIMIENTO Si los objetos pueden tener una “vida múltiple”, el circuito de desechos recuperados por los cartoneros ofrece un ejemplo claro de aquélla. Retomando un ejemplo descrito por Kopytoff,9 esta vida múltiple se refleja en los objetos descartados por los vecinos de la ciudad que Nora encuentra en la calle y recolecta, ya sea para otorgarles un nuevo uso o para venderlos como material. En este caso, la diferencia entre aquello que los vecinos y Nora ven como potencialidad, o no, de ese objeto (descarte/ mercancía), hace posible que ese objeto exista en el contexto social definido por el encuentro entre ambos. La transcripción del siguiente fragmento de mi diario de campo permite mostrar esta distancia y el contexto social en el cual ese objeto existe para Nora. 01_NuevaAntropología79.indd 105 10 11 07/01/14 13:43 106 modarlas en la carreta. Las más grandes ya están desarmadas, y las que no, son desechas por Nora con agilidad, otras, las más pequeñas y flexibles van a parar enteras al interior de la carreta. Mientras carga la carreta, se asoma un joven que trabaja en la perfumería que está al lado y le hace señas. Nora se acerca despacio, el joven se va y vuelve a los pocos minutos con un carro de supermercado lleno de cajas de cartón y bolsas. Nora lleva el carro hasta donde se encuentra su carreta y comienza a pasar las cajas al interior del saco. De a poco va llenando la carreta, mientras “el uruguayo” le hace chistes y los dos se ríen. Entre los cartones del supermercado se asoman algunos productos: dos envases de leche, cajas de máquinas de afeitar, biromes, postres y yogures. No se trata de cosas en mal estado sino de mercadería que “el uruguayo” separa cuando llega el camión de reparto, la esconde —sin registrarla como mercadería ingresada—, para después sacarla y dársela a Nora. Ella lleva esa mercadería al barrio y la vende. “Yo la vendo en el barrio y después repartimos entre los dos”, me explica. Sin embargo, algunas cosas se las queda para consumir en su casa, o también las comparte con Sandra, la mujer de su sobrino. Mientras va separando la “mercadería” —como denomina a los alimentos que consigue—, en una bolsa más pequeña que cuelga del manubrio, Nora aparta una leche para darle a Sandra, explicándome que es para sus hijos. Adentro de la bolsa que cuelga del otro lado de la carreta, lleva una mochila donde guarda su dinero. 01_NuevaAntropología79.indd 106 Débora Gorbán Revisando bolsas A lo largo de su trayecto Nora se detiene pocas veces para revisar bolsas de residuos, ésta es la tarea que más la fatiga. Sin embargo, nunca le dedica más de 20 minutos, según qué día sea (los hay buenos y malos, dependiendo del volumen de cosas que saquen los vecinos) y de su cansancio. Acomoda los cartones del supermercado dentro del saco, deja la carreta en la vereda y camina por la avenida Santa Fe12 hacia un edificio que está a unos metros de distancia. El encargado del edificio saluda a Nora y después entra al garaje, de donde regresa con varias cajas que ella desarma antes de ponerlas en la carreta. En la vereda hay otras bolsas de basura, Nora se acerca a ellas y sin abrirlas las va palpando una a una. Abre solamente aquellas que tienen cartones y botellas de plástico. Sólo con tocarlas se da cuenta de si contienen o no algo valioso. Saca lo que necesita y las vuelve a cerrar. No revisa todas: “que queden para los que no tienen nada”, explica. Durante su inspección de bolsas, un señor canoso se acerca a saludarla y avisarle que tiene unos diarios para darle. Es el encargado del edificio de la vereda de enfrente. Ella busca los materiales, los lleva hasta donde se encuentra su carreta y los mete adentro del saco. Ahora sí, empujando la carre12 Importante avenida de la ciudad de Buenos Aires, nace en el barrio de Retiro recorriendo Recoleta, Barrio Norte, Palermo y finalizando en Belgrano. A lo largo de su extensión se encuentran importantes zonas comerciales y muchos edificios y viviendas. 07/01/14 13:43 La vida social de los objetos recuperados ta, cruza la avenida, esperando que paren los autos y buses en el semáforo. Camina hasta un edificio grande, que está junto a una plaza, Nora se sien ta un rato en los escalones de acceso a ésta. Todavía es temprano, el portero no sacó la basura. Una señora de unos 65 años se acerca hasta donde estamos nosotras, entre amable e inquieta le pregunta donde había estado, hacia unos días que no la veía. Le da una bolsa, saluda y se va. Nora la carga en la carreta y se acomoda el cabello para empezar a revisar las bolsas que el encargado ya había dejado cerca de ella. En ese edificio Nora se toma más tiempo para desarmar las grandes bolsas de consorcio. Realizar esta tarea implica agacharse sobre las bolsas grandes para ir seleccionando aquellas bolsas pequeñas que tienen papel, cartón, plástico o algún otro material comercializable. Cuando los encuentra, los separa y guarda en el saco de la carreta, junto con el resto. Mientras hace esto, aprovecha para llevarse algunas de las grandes bolsas negras de residuos que después utilizará para hacer la separación en su casa. Toda esta tarea la cansa mucho, por eso lo hace lentamente, deteniéndose de a ratos a descansar con las manos en la cintura. DIVERSIDAD DE DESECHOS, DIVERSIDAD DE OBJETOS Una de las preguntas más recurrentes que escuchan quienes se dedican a la práctica de la recolección es ¿qué cosas recolectan? Esa misma pregunta repetí yo más de una vez, obteniendo una 01_NuevaAntropología79.indd 107 107 respuesta que parecía tan simple como amplia: “cartones y papeles, botellas, plástico, de todo”. Sin embargo, como se observa a partir de los relatos del recorrido reconstruidos arriba, en la práctica que llevan adelante los cartoneros no todos los desechos son recolectados, ni tampoco todos recolectan lo mismo. Puede suceder también que una misma persona elija dejar de recolectar cierto tipo de desechos en un momento u otro. En efecto, aun cuando la palabra con la cual se los identifica parecie ra indicar lo contrario, los cartoneros no se especializan en recolectar papeles y cartones. Como se desprende del relato, Nora realiza un trabajo de selección, recuperando los desechos que pueden ser comercializados en los depósitos. Pero también cargando en su carreta objetos descartados por los vecinos (electrodomésticos, muebles, diversos artefactos) que podrán ser vendidos, usados, acumulados o intercambiados. Tal como se observa en la reconstrucción del recorrido de Nora, ambos tipos de desechos/objetos son importantes. Se puede establecer una rápida distinción entre los desechos que efec t iv amente son recolectados por los cartoneros: por un lado están aque llos que, de acuerdo con la denominación que les atribuyen quienes los recolectan, son identificados como “materiales”, es decir los residuos recupe rables susceptibles de ser vendidos a los depósitos y que serán vendidos por éstos posteriormente, como materia prima para la industria. Y por otro 07/01/14 13:43 108 lado encontramos las “cosas”13 que reciben especialmente de algunos vecinos, o que muchas veces son encontra das entre los residuos depositados en las veredas. En el primer grupo se encuentran distintos tipos de materiales, agru pados por los “depositeros”14 bajo las siguientes denominaciones: 1) plásticos, botellas y vidrios, 2) metales, 3) textiles, 4) papeles y cartones. Cada una de estas categorías incluye a su vez diversas subdivisiones que serán más o menos complejas y específicas según cuál de los diferentes actores del circuito de reciclado se refiera a ellas.15 Dentro de este grupo, los papeles y cartones constituyen el componente principal de la carga transportada diariamente por la gran mayoría de los recuperadores que trabaja en la ciudad de Buenos Aires. El segundo grupo se caracteriza por tratarse de objetos que se encuentran en buen estado. Se trata principalmente, pero no de manera excluyente, de artefactos domésticos en desuso, muebles, juguetes, calzado, ropa. Este tipo de objetos en general son ofrecidos por algún vecino o comerciante. Por lo ge13 Esta denominación da cuenta a la vez de una categoría nativa y de una categoría analítica. 14 Me refiero a los dueños de los depósitos que compran materiales de descarte a donde venden los cartoneros. Por lo general se encuentran ubicados cerca de los barrios e incluso en algunas zonas periféricas de la ciudad de Buenos Aires. 15 En este punto me interesan aquellas distinciones de materiales identificadas por los “cartoneros”. Para un abordaje acerca de los distintos actores participantes en el circuito de reciclado, véase Pablo Schamber (2008) e Informe dgpru (2006). 01_NuevaAntropología79.indd 108 Débora Gorbán neral no se los entregan a cualquiera que pase por el barrio, sino que los reservan y separan para aquellos cartoneros que ya conocen. También reciben alimentos, los cuales serán considerados como parte de un tercer grupo, independiente de los otros dos. Estas distinciones responden, por un lado, al tipo de objetos, pero también al tipo de trayectoria que éstos construyen. En este sentido se puede establecer una diferencia fundamental: todos aquellos objetos, agrupados bajo el nombre de materiales, difícilmente sean singularizados (en el sentido mencionado arriba), ya que su uso posterior es la venta por kilo. Principalmente, quienes se dedican a la recolección buscan este tipo de desechos para venderlos. Es en ese sentido que coincidimos con Schamber (2008), en que se selecciona aquello que posee un valor de comercialización en los depósitos donde habitualmente se vende, aunque no sea éste el único criterio utilizado. Así, el conjunto de desechos vuelve a adquirir un estatus de mercancía, en términos de Appadurai retornan a la situación mercantil de su vida social. A continuación mostraré algunos rasgos de ese proceso. LOS DESECHOS COMO MERCANCÍAS Recortes de papeles de oficina, papel de diario, cajas de cartón, botellas de gaseosa de plástico, frascos y botellas de vidrio vacías, bolsas de plástico… a lo largo de su recorrido Nora recibe y selecciona de los residuos una variedad de materiales. Dicha separación la 07/01/14 13:43 La vida social de los objetos recuperados realiza según criterios específicos que dan cuenta de un savoir faire, de una expertise16 que se construye a partir de su práctica cotidiana con los objetos. Nace del encuentro con ellos. Qué llevar y cuánto son decisiones que se toman en el momento de la selección. La recolección se realiza siempre en un orden, siguiendo una secuencia específica, organizada en función de los vecinos y encargados con quienes establece un acuerdo previo para que le guarden materiales. Nora pasa primero por los edificios donde recoge cartones, papeles, revistas, diarios, botellas plásticas. A veces solamente con lo que le guardan en los primeros tres edificios de su recorrido consigue llenar su carreta, completándolo con los cartones que se lleva del supermercado y la perfumería. Esos materiales constituyen la parte principal de su carga diaria. Su recorrido es trazado siempre a partir de su conocimiento de estos materiales, en relación con ellos. Durante su trayecto nunca se refiere a estos desechos como tales, sino como materiales. No es menor esta distinción, porque Nora no junta basura: todos aquellos desechos que no tienen ninguna posibilidad de ser reutilizados, ni vendidos. Así, mientras la acompañaba en sus recorridos por las calles de la ciudad, todo lo que antes veía como simple desecho empezaba a adquirir nueva forma. 16 Según Alain Quemin (1994: 6), “la expertise técnica y la relación con el objeto son fuertemente moldeadas por la experiencia social de los individuos”. 01_NuevaAntropología79.indd 109 109 Una tarde, mientras esperábamos en el supermercado el carrito con los cartones, Nora me pidió que la acompañara hasta la puerta de un bazar “todo por dos pesos”,17 donde estaban sacando cajas de cartón. Sobre la ve reda había una caja grande, llena de cajitas que antes habían contenido adornos de navidad, y muchas bolsas transparentes pequeñas. Nora las revisó separando unas de otras: el plástico que cubría las cajas y las bolsas pequeñas por un lado, las cajas de cartón por otro. Mientras seleccionaba, le pidió a otra mujer que estaba juntando con nosotras que fuera a bus car una bolsa grande para “poner la basura” que estaba en las cajas grandes que quería cargar. Aquel cúmulo de desechos que en un principio me habían parecido sólo cajas, encerraba distintas calidades de plásticos y cartones que Nora diferenciaba a la perfección.18 La basura adquiría nuevamente, a partir de su selección y clasificación, condiciones de intercambiabilidad, transformándose en un material pasible de ser comercializado. 17 De esta manera se denomina a los comercios que venden cosas de bazar entre muchas otras, a muy bajos precios. 18 Este tipo de distinciones forman parte de un saber vinculado al lugar en donde los cartoneros realizan la recolección. Así quienes trabajan en la zona de oficinas en el centro de la ciudad adquieren la capacidad de distinguir entre una mayor cantidad de tipos de plásticos o papel. Esto supone entonces una diferencia de expertise entre unos y otros en relación con el tipo de objetos a los que pueden acceder. 07/01/14 13:43 110 Las dimensiones de la expertise: identificación, selección y organización de los objetos Una a una fue abriendo las cajas, acomodándolas unas arriba de las otras en una pila, separando las bolsas de nylon, que también iba a llevarse. El carro ya estaba repleto, pero Nora se las arregló para seguir cargándolo con el montón de cajas. Cuando terminó de acomodar cuidadosamente todo, quitando las bolsas con las botellas de plástico que había juntado antes para ponerlas arriba, ató todo con una cinta pasándola por arriba de la carga y sujetándola a las manijas de la misma (Registro Estación Carranza, 29/08/06). Nora realiza la clasificación definitiva de los materiales en su casa, cuando vuelve al barrio, pero como se refleja en el registro de campo citado, antes de aquella separación, durante su trayecto en la ciudad, ordena la carga que lleva en la carreta. Para ello su carreta dispone de distintos sacos y bolsas donde Nora ordena y distribuye lo que va encontrando. El lienzo más grande está destinado a los cartones, papeles, botellas de plástico, nylon, y objetos de gran volumen. Entre los dos caños desde los que se conduce la carreta lleva colgados un saco de menor tamaño y una mochila. En este saco guarda productos comestibles que encuentra o le dan junto con la ropa y objetos pequeños que no destina a la venta. En la mochila guarda los frascos de perfume importado que encuentra o le compra a otros cartoneros en el tren o en el ba- 01_NuevaAntropología79.indd 110 Débora Gorbán rrio. Esta venta constituye una fuente de ingresos importante para Nora, así como un circuito paralelo de compraventa para algunos cartoneros. Nora desarma las cajas de cartón despegándolas de las uniones hasta que quedan como una pieza plana y plegable, así ocupan menos lugar. Muchas veces, en mi afán de hacer algo mientras la acompañaba de un lado a otro, intenté ayudarla en su tarea. Nora se divertía observándome pelear con las cajas, desarmando una en el mismo periodo de tiempo en que ella desar maba tres. Esta situación resultaba siempre motivo de burla. A través de expresiones como “dale a ver si aprendés” o “con vos me muero de hambre”, o retándome “te dije que desarmes las grandes”, Nora se posicionaba desde un lugar en el cual la poseedora del saber no era la universitaria que la seguía con preguntas, sino ella. En esos momentos se hacía palpable un saber práctico compartido por Nora y el resto de sus compañeras sobre los objetos que recolectaban, que se vinculaba a la manera en que éstos eran manipulados: Las manos de Nora se mueven ágiles desmontando cajas. La señora Eva y su hija amontonan en una pila las cajas que previamente habían desarmado, preparando así los materiales para cargar en la carreta. En pequeños montones van tirando al fondo del saco los cartones, una vez que la carreta está llena la hija de la señora se trepa a lo alto del carro y salta dentro del bolsón sobre los cartones para aplastarlos y hacer más lugar. Nora 07/01/14 13:43 La vida social de los objetos recuperados toma una cinta que rodea el borde del saco y lo pasa por encima de la carga (Registro de campo, 29/08/06). Cada movimiento desplegado forma parte de un repertorio más amplio que se vincula con la expertise propia de esta actividad. Frente al lienzo y los cartones mi cuerpo, a diferencia del de Nora y las demás mujeres, pierde naturalidad, no sé cómo moverme ni qué hacer. Ellas en cambio, encuentran y desarman las cajas, las acomodan y ordenan, maniobran la carreta con facilidad, como si no pesara los cien kilos que transporta. La identificación y reconocimiento de cada material se encuentra a su vez, estrechamente vinculada con su posibilidad de venta futura. En ese sentido, la expertise no se relaciona solamente con la capacidad de reconocer los distintos tipos y calidades de materiales, sino también con el manejo de la información concerniente al mercado de compra-venta de materiales, especialmente su precio de venta, que va modificándose a lo largo de los distintos momentos del ciclo económico.19 Pero a su vez, este cálculo en función de precios se torna más complejo con otros factores considerados en el momento de la recolec19 El circuito informal del reciclaje comprende distintas instancias que van desde los recolectores a la industria (del acero, papeleras, etcétera), pasando por distintos tipos de depósitos e intermediarios ocasionales que compran a depósitos no especializados para vender a las industrias. Aun cuando cada uno es independiente y autónomo del resto, su interconexión es tan profunda que un mínimo cambio registrado en uno de ellos afecta a los demás (Schamber, 2008). 01_NuevaAntropología79.indd 111 111 ción. Un elemento central a la hora de elegir qué juntar es la fuerza que deberá emplearse para cargar determinados tipos de materiales, evaluando el consecuente desgaste físico que esto implica. Al mismo tiempo se considera la disponibilidad de espacio en la carreta teniendo en cuenta el material que ya se ha recolectado y lo que se espera recolectar en lo que resta del recorrido.20 Un fragmento de mi diario de campo permitirá ilustrar esto último: “Una por una [Nora] fue abriendo las bolsas que contenían botellas de plástico y frascos de vidrio de distinto formato, pero no cargaba todo; dejaba algunos frascos y las botellas. Cuando le pregunté por qué no se los llevaba me dijo que solamente las junta cuando la recolección no es buena, pero que hoy llevaba mucho” (Registro Estación Carranza, 29/08/ 06). A su vez, un registro del año siguiente, permite ver de qué manera los criterios de selección se vinculan con dos de los elementos mencionados: la cotización de los materiales y el espacio (y esfuerzo) que ocupan: De las seis o siete bolsas que había en la vereda del edificio, solamente revisó una, dejando un montón de botellas de gaseosa que estaban apartadas al costado de las bolsas de residuos. Según me explicó, no le convenía llevarlas, 20 Cabe destacar que este tipo de evaluación resulta posible en el caso de aquellas personas que realizan la recolección siguiendo diariamente el mismo recorrido, tienen sus “clientes”, conocen la dinámica de los barrios que transitan, en definitiva poseen un conocimiento práctico construido a partir de su experiencia. 07/01/14 13:43 112 eran pesadas y no pagaban mucho por el plástico últimamente. Sólo se llevó los cartones y diarios, aunque ese día su carga no era muy cuantiosa (Registro Estación Carranza, 7/05/ 07). Ambos registros reflejan las múltiples formas en que se articulan las dimensiones de la expertise con los materiales. Como se desprende del último fragmento, en ciertas ocasiones, aun cuando la cantidad de materiales sea escasa, el devaluado precio del plástico y el espacio que ocupan las botellas hacen poco provechosa su recolección. Sin embargo, la referencia adquiere complejidad si la comparamos con un registro realizado tan sólo dos días después, en el mismo barrio pero durante el recorrido de otra persona. “Cristian disecciona una bolsa de residuos con la paciencia de un cirujano: ‘Yo junto to do, vidrio, plástico, papeles, diarios, todo, porque todo suma al final, es un poco más. También agarro así algo de comida, a veces dejan cosas buenas y me llevo’” (Registro Las Cañitas, 9/05/ 07). A diferencia de Nora, Cristian tiene un recorrido nuevo, cuando lo conocí hacia pocos meses había vuelto a salir con la carreta. No tiene clientes que le guarden materiales, por eso para obtener más ganancia revisa todas las bolsas que encuentra a su paso y recolecta cosas que Nora descartaría. Así, frente a la inestabilidad del volumen que carga diariamente, la decisión de qué llevar y qué no en función de su precio de venta perdía centralidad. En este punto resulta interesante subrayar las pequeñas grandes trans- 01_NuevaAntropología79.indd 112 Débora Gorbán formaciones que experimenta el objeto en tanto se encuentra en relación con unos o con otros. La decisión de recolectar determinado objeto se vincu la así con un cálculo que responde a una evaluación en la que el precio de venta se constituye en un factor más. Conocer los circuitos de venta de de terminado material; la capacidad de poder recolectar una cantidad suficiente del mismo; tener o no otras formas de obtención de recursos entre los miembros de la familia, son elementos que se conjugan de manera diferente al momento de seleccionar o dejar un objeto. El límite que imponen el cuerpo, la fuerza, pero sobre todo el desgaste físico producido por el trabajo diario de cargar y empujar la carreta, también influye al momento de decidir qué llevar, si seguir cargando o dar por finalizada la jornada: Una de las mujeres que desciende en la estación Carranza, de baja estatura y cuerpo pequeño, de unos 40 años de edad, queda tapada por la carga que transporta con su carreta. Los cartones y papeles que lleva sobrepasan el borde del saco, duplicando su altura. Nora la observaba entre asombrada y preocupada, me decía que no entendía como podía transportar esa mujer ese tamaño de carreta. Ella tenía su límite, dejaba de reco lectar cuando la carreta tenía un tamaño determinado, ya que el peso extremo y el esfuerzo que tenía que hacer para moverla, repercutía en sus numerosos dolores físicos, especialmente hacia el final de la semana. Más de una vez, los viernes, apro 07/01/14 13:43 La vida social de los objetos recuperados vechando que ese día vende los ma teriales y debe organizarlos, Nora se queda en su casa y en su lugar, una de sus hijas viaja a la capital a recoger los materiales que le guardan en los edificios y el supermercado para no perderlos. Mientras ella aprovechaba para descansar de los viajes a la ciudad y del peso de la carreta (Registro Estación Carranza, 20/05/07). Se podría decir que los materiales se hacen cuerpo. De esta manera, cuerpo, carreta y carga componen una unidad indisociable en la actividad cotidiana de la recolección. Saber conjugar estos tres aspectos es parte de la experiencia práctica de los cartoneros. La venta El momento de la venta también supone un conocimiento específico de los objetos. Hay distintas modalidades de venta, algunos lo hacen cada día, en general los que menos cantidad recolectan; otros por semana o quincena, como Nora. Ella vende en un depósito que queda casi a 40 cuadras del barrio, es por eso que le paga a un vecino que tiene flete para llevar los materiales hasta allí. Ese depósito, a diferencia de los que se encuentran en el barrio y pasan a retirar el material a domicilio, paga mejor. Sandra vende en un depósito que está al fondo, en el mismo barrio. Aunque ahí le pagan menos, vender en el depósito a donde va Nora supone un gasto extra, el del flete (alrededor de dos dólares en 2007), que en su caso no puede afrontar. Por otra parte, me explica, en este depósito la 01_NuevaAntropología79.indd 113 113 conocen y siempre le prestan dinero si ella lo necesita. Este tipo de préstamo es una práctica muy extendida entre los depósitos y los recolectores. Antes de llegar al depósito, hay todo un trabajo de clasificación que es central para poder vender lo recolectado. Durante toda la semana, al regresar de la capital o a la mañana siguiente, Nora separa con dedicación cada tipo de material en sacos diferentes. Así el papel de color irá llenando a lo largo de la semana un saco, el cartón y el papel marrón otros, y lo mismo con el plástico y las botellas de gaseosas. Esta clasificación supone guardar los sacos con los distintos materiales hasta el momento de la venta, para lo cual se necesita suficiente espacio. La casa de Nora tiene un patio por donde se ingresa a la misma. Allí, apenas se traspasa el portón de chapa de zinc que la separa de la estrecha calle, se encuentran apoyados, los sacos con los cartones, bolsas negras de residuos con botellas de plástico, y hacia el fondo un camión viejo. La parte de atrás está cubierta de bolsas con cartones, ropa, algunos juguetes viejos y restos de objetos. Al costado del camión, apoyado sobre el muro de cartón y chapa que divide la casa del pasillo vecino, una cocina parece haber cambiado su función por la de ropero. El patio es un espacio privilegiado para Nora porque allí puede acumular durante toda la semana los lienzos con los materiales sin tener que guardarlos en el interior de la casa. Éste es uno de los motivos que esgrime Nora frente a su marido para no mudarse a la casa de su suegro: “ahí no tengo patio, ¿dónde voy a 07/01/14 13:43 114 poner todos los cartones?”. Otros vecinos, que como ella salen con la carreta, al no tener lugar para acumular21 los materiales, deben vender más seguido su carga. La desventaja de vender de esta forma es el menor precio obtenido por lo recolectado, ya que cuanto mayor es el volumen ofrecido, mayores son las posibilidades de negociar un precio más favorable. La clasificación, así como la posibilidad de acumularlos durante un tiempo más o menos prolongado, son formas de agregarle valor a los materiales. Y forman parte de la expertise que desarrollan quienes se dedican a la recolección. La descripción que hace Juan, sobre su forma de vender refleja esta expertise y la existencia, a partir de ella, de un proceso de diferenciación entre quienes se dedican a la recolección: los que pueden acumular y los que se ven obligados a vender rápidamente. Yo los junto y los vendo los fines de semana. Vos venís a mirar un día viernes a la noche y yo tengo diez, doce lienzos, lienzo llamamos a esto (señalando los grandes sacos donde están guardados los cartones). Llenos de cartón. Paquetes de diario, cuarenta; bolsas de blanco, no sé, diez bolsas. Y me estoy sacando 300 pesos (60 dólares) 21 El espacio es un elemento central tanto para la recolección como en la organización económica del hogar. Esta práctica es muchas veces también llevada adelante por personas en situación de calle pero, a diferencia de aquellos que poseen una vivienda a donde volver diariamente, ésas carecen de las condiciones para acumular cosas. 01_NuevaAntropología79.indd 114 Débora Gorbán por semana. La otra gente, la mayoría, no tiene la oportunidad de juntarlo, porque ellos, el pesito que necesitan hoy lo usan (Entrevista hecha por la autora, junio de 2004). A su vez, para vender semanalmente se necesita contar con un ingreso22 que permita cubrir los gastos del hogar durante toda la semana, para no tener que vender la carga antes de tiempo. En general, quienes tienen una mayor antigüedad en la recolección poseen carretas grandes (cien kilos), varios clientes, recolectan un volumen casi constante de materiales, y pueden acopiar y vender cada semana. Por el contrario, aquellos que salen de manera más irregular, sin carretas, sin lugares fijos, tienen dificultades para vender a finales de la semana. En muchos casos, éstos son los que viven al día. La relación con los depósitos constituye un punto central no sólo al momento de organizar la venta, sino también a la hora de evaluar otras alternativas. Por ejemplo, elegir un depósito para vender la carga no sólo se vincula con el precio que ofrece por el material. También son considerados otros elementos, entre los cuales se destaca la posibilidad de disponer de adelantos de dinero. Éstos consisten en que los depositeros adelantan el dinero de la próxima venta, descontando 22 En muchas ocasiones ese ingreso no sólo está conformado por lo que se obtiene de la venta de materiales, sino también a través de otras actividades, muchas veces changas o pequeños trabajos realizados por alguno de los integrantes del hogar, la percepción de planes y ayudas sociales, entre otro tipo de recursos. 07/01/14 13:43 115 La vida social de los objetos recuperados el importe prestado del monto que le pagan al cartonero por los materiales. Esto lleva a una continuidad en la relación con el depósito que va más allá de los precios que éste propone, ya que para devolver el dinero se debe vender nuevamente al depósito que otorgó el préstamo. El depósito es una instancia ineludible en la tarea de los recolectores, ya que sin un lugar en el cual vender los materiales, los sacos llenos de papeles y cartones vuelven a convertirse en desechos. A pesar de esta relación desigual, existen determinadas tácticas (De Certeau, 2000) que a veces permiten obtener una pequeña diferencia al momento en que los sacos son pesados en la balanza. En este sentido, la manera en que se organizan los materiales en los sacos y bolsas antes de ser llevados al depósito, resulta fundamental. Pero para esta tarea es imprescindible tener familiaridad con los objetos que se venden y con otros recolectores de más trayectoria que puedan transmitir dichas tácticas. En este punto resulta interesante volver sobre un aspecto del ya citado texto de Quemin (1994). El autor, en su investigación sobre los martilleros de las casas de subastas en París, se refiere a la dimensión social de la expertise, a propósito de la clasificación experta y técnica de los objetos antes de la venta en remate. Según su análisis, la estimación del valor de un objeto es influenciada por la expertise que demuestran los subastadores para identificarlo. En el caso en que éste no resulte correctamente identificado, o exista un error en 01_NuevaAntropología79.indd 115 la estimación de su valor, o en la forma en que es presentado junto a otros objetos en el lote, se podrá generar la descalificación del subastador y también del objeto, haciendo que las ofertas que se realicen por éste sean de un valor menor al estimado. Trasponiendo esta observación para el caso de la recolección, cuando se preparan los materiales para la venta muchos ponen en práctica una serie de procedimientos que permitirán aumentar el peso de la carga y, en consecuencia, el precio obtenido. Mojar el papel y los cartones, poner arena en las latas de ga seosa que se van a vender antes de aplastarlas, son algunas de estas estrategias. Sin embargo, los depositeros, que conocen el oficio, muchas veces rechazan los sacos que están mojados, o penalizan a su dueño pagándole menos del peso indicado por la balanza. En ambos casos, la expertise se construye a partir de la experiencia de ambos en relación con el manejo de los objetos. Lejos de las calles de la capital, el acopio y clasificación de los materiales se convierte en un momento central en la transformación de los residuos en mercancías hecha por los cartoneros. Ya que la posibilidad de acumular y de clasificar los materiales repercute directamente en la capacidad de agregar (más) valor a los desechos. LA ACUMULACIÓN DE OBJETOS Entre la diversidad de materiales ya señalada, hay un conjunto de distintos tipos de objetos/desechos que se destacan por ser utilizados como formas de ahorro. Entre los objetos que se buscan 07/01/14 13:43 116 para su recolección y venta están aquellos que se caracterizan por poseer un precio mayor que el resto: papel blanco,23 cobre, aluminio y plástico. Juntar estos materiales garantiza la obtención de un mayor ingreso. Hasta allí no parece haber una diferencia con el resto; sin embargo, en lo que respecta al papel, el plástico, el cobre y el aluminio, pude observar una particular manera no sólo de prepararlos para la venta, sino de relacionarse con ellos. Me refiero a la forma en que se dispone de estos objetos como ahorro no monetario y los usos asignados a los mismos. A su vez, este tipo de prácticas de ahorro suponen la existencia de un elemento que para otras formas de ahorro no resulta significativo: el espacio. Como mostraré a partir de los datos de campo, el espacio deviene una varia ble indispensable para estas prácticas de ahorro, las cuales no sólo refieren a una forma de acumular, sino también a una forma de gasto. A continuación describiré tres escenas en las que se despliegan distintas maneras de acumular materiales. 23 Dentro de lo que se denomina comúnmente como “papeles” o “recortes” hay una gran variedad de calidades que son diferenciadas en la industria papelera, y en los depósitos donde venden los cartoneros. Rápidamente se pueden distinguir los cartones o papeles marrones del resto de los papeles. Dentro de este segundo grupo se distinguen los papeles baratos (diarios, revistas entre otros) del “blanco”, tal como es conocido entre quienes trabajan vinculados a esta actividad. Esta forma de singularizar refiere a su mayor valor de cambio, que lo convierte en un objeto preciado por los cartoneros. 01_NuevaAntropología79.indd 116 Débora Gorbán Escena 1: las cosas de Navidad Un día cercano a las fiestas de Navidad estaba en la casa de Nora, hacía un calor sofocante. A la hora del almuerzo Nora les pidió a sus hijos que sacaran la mesa al patio, para comer debajo de la media sombra. Seba y Lisa se encargaron de sacar la mesa chica al patio, mientras con Lali llevamos las sillas desde el comedor al patio. En esta pequeña mudanza quedó al descubierto una bolsa que estaba en un rincón del comedor, debajo de la mesa, repleta de latitas de aluminio. Cuando las vi, le pregunté a Nora porqué las guardaba adentro, ya que el resto de los materiales, el cartón, los diarios, las botellas, estaban en los sacos afuera, en el patio. “Es que si las dejo afuera [las latitas] las roban, eso es caro.” Me explicó que durante todo el año juntaba las latitas y en esta época del año, cuando su precio aumentaba, las vendía para comprar “las cosas de Navidad”. Escena 2: el patio y las botellas Hugo tiene alrededor de 40 años, es morocho, lleva el pelo largo, atado en una cola de caballo. Tiene ojos pequeños, la cara redonda. No es muy alto y camina dando saltos. Lleva puesta una re mera blanca con inscripciones, una campera abierta, un jean y zapatillas. En la cintura tiene una riñonera ne gra. Pasa caminando con su esposa por la puerta del supermercado en donde es tamos paradas Nora y yo. Se detiene y nos saluda. No lleva la carreta, y Nora le pregunta si estaba trabajando. “¡Sí! 07/01/14 13:43 La vida social de los objetos recuperados Hoy vine a vender todas las botellas que tenia ahí en el fondo de la casa, ¿te acordás? Estoy trayendo de a poco, son un montón. Ya vine dos veces y todavía me quedan.” Le pregunto desde hace cuanto que las junta. “¿Éstas? Son de to do un año, como 3 000 kilos, y ¿sabés cuánto voy a sacar? 300 pesos, sólo eso por todo un año ¡y no sabes el lugar que ocupan! Yo tengo un fondo ahí en mi casa, y están todas apiladas atrás y ¡ocupan casi la mitad del terreno! Pero ahora las tengo que vender sí o sí, porque me mudo, ahí alquilaba y me voy a otra casa mía, que me hice yo, pero no tengo lugar para todas las botellas.” Escena 3: blanco y plástico para ocasiones especiales Las dos hijas de Nora (Lisa y Sol) y yo caminamos hacia el bazar a buscar las cajas. Cuando llegamos los vendedo res estaban dejando cajas de mercaderías vacías en la vereda. Entre las tres nos pusimos a separar y desarmarlas. Mientras Sol, que estaba con ganas de hablar, me explica que todo lo que llevan ese día es para su mamá, para la casa. De su bolsillo saca un papelito chiquito y todo arrugado y me lo muestra, alcanzo a leer “17.90 pesos”, escrito en birome verde. Le pregunto qué es: S: Del plástico que vendí el otro día, tengo que pasar a cobrarlo. D: ¿Con eso te pagan? ¡No lo pierdas! S: ¡No lo tengo que perder! Le pregunto a qué cantidad de plástico corresponde, y ella me responde que es “una bolsa grande y un poquito, ¿no es cierto Lisa?”. Su hermana, concen- 01_NuevaAntropología79.indd 117 117 trada en separar las cajas, asiente con la cabeza. D: ¿Y ese plástico, lo vendes separado del resto de las cosas? S: Sí, eso me lo da mi mamá para que junte para mí. El plástico que Nora o ellas juntan, Sol se encarga de venderlo en un depósito del barrio que está atrás de la casa. Su mamá se lo da para que tenga su plata, para el bebé que va a tener en unos meses. D: ¿Y Lisa? ¿A ella no le toca nada? Sol me mira sonriéndose y niega con la cabeza: “pero a ella le están juntando el blanco para los quince” D: ¿Cómo es eso? S: Y todo el blanco lo guardan en el fondo para pagar la fiesta de 15. D: ¿Pero falta para la fiesta, o no? ¿Cuántos años tiene? S: Y como 13, es para el 2009 recién. Latas de gaseosa, botellas, papel y plástico se acumulan en los rincones de las viviendas de Nora y Hugo. En su casa Nora destina un lugar específico a estos materiales, ya no en el patio donde se amontonan los lienzos con cartones, papel de diario y plásticos, sino en el interior de la vivienda, alejados de miradas indiscretas, guardados en distintos rincones. La principal diferencia entre estos materiales y el resto de lo que Nora recolecta, es que son guardados durante meses, incluso años. Como se observa en las tres escenas descritas, la distinción entre estos materiales y los demás opera en varios sentidos. Por un lado, se trata de materiales que resultan escasos, es decir son más difíciles de encontrar en las calles, especialmente el 07/01/14 13:43 118 papel blanco y el aluminio, ya que son muy buscados debido a su alto valor de cambio. Por otro lado, este valor de cambio resulta significativo cuando se consigue acumular una cantidad considerable de material (recordemos que la venta es por kilo). Todo ello influye en el ritmo de acumulación de estos materiales. Este ritmo cambia a su vez en relación con la zona de la ciudad en don de se lleve adelante la recolección. Así, quienes trabajan en el microcentro tienen más posibilidades de llevar papel blanco (se trata de una zona de edificios de oficinas que son las que más descartan este papel), que quienes recorren las calles de barrios residenciales. A su vez, para poder guardar estos mate riales durante un periodo de tiempo significativo, ese hogar debe tener la capacidad de disponer de otros recursos para su consumo diario. Es por ello que esta acumulación a largo plazo no es una práctica realizada por todos los que recolectan, y así se constituye en un elemento que opera en el proceso de distinción al interior del grupo. Para Nora, acumular una cantidad significativa de latitas de aluminio es una actividad que se extiende en el tiempo. En general éstas se encuentran en las bolsas, que a veces deja sin revisar, o en los tachos de residuos que hay en la calle. Todos los años Nora repite la misma práctica, acumula latitas durante cuatro o cinco meses, siempre en la misma época, y un mes antes de Navidad, cuando los precios todavía se mantienen altos (ya que a fin de año disminuyen) vende lo acumulado. Guardar latitas durante meses le permite hacer frente a los gastos de Navi- 01_NuevaAntropología79.indd 118 Débora Gorbán dad. Este tipo de acopio aparece como una práctica diferenciada de la práctica de acopio de cartones y diarios. La distinción es señalada en parte, a través del espacio físico que se les destina en la vivienda, y en el espacio simbólico que ocupa en la proyección de gastos de Nora y su familia. Los papeles blancos y el plástico pueden incluirse en este tipo de práctica de acumulación diferenciada, como se desprende de las escenas descritas. La acumulación como práctica de ahorro En francés la palabra ahorro se traduce como mettre a coté de (l’argent), cuya traducción literal significa poner el dinero a un lado, separarlo. Podría decirse, de esta forma, que juntar las latitas o el plástico traduce en la práctica el sentido de la acción de ahorrar, a través de la separación y la disposición de los materiales en espacios diferentes. Es en este sentido que la acumulación de estos materiales constituye para Nora y su familia, una forma de ahorrar dinero en objetos. Se ahorra dinero a través de los materiales, bajo su forma de objetos. Se guarda el material y no el dinero, estableciendo así una distancia entre la inmediatez del dinero y lo mediato de la cosa. Pero al mismo tiempo los tres tipos de objetos comparten la particularidad de ser experimentados en la práctica como dinero, pero sin la volatilidad característica de éste: “¡A Lisa le sacaron el blanco. Cuando llegó no había nada!”, exclama Nora en referencia al papel que retira en una ofici- 07/01/14 13:43 119 La vida social de los objetos recuperados na localizada en su recorrido. ¡La voy a matar a esta pendeja! Eso por quedarse paveando, tiene que ir antes, ¡eso es plata!” Esta forma de ahorro en objetos no está alejada de las prácticas de ahorro habituales en las cuales el dinero es puesto a resguardo, ya sea en una caja de seguridad en un banco, con el fin de ahorrar o preservar el dinero. Al mismo tiempo, la utilidad producto de cada objeto acumulado se destina a un gasto futuro específico, se guarda para algo. Como se observa a partir de la manera en que Nora y sus hijas se refieren a dichos materiales: el plástico es para Sol y los gastos de su futuro bebé, el papel blanco para la fiesta de 15 de Lisa. Se produce una sin gularización de los materiales, un marcaje: “People continually disrupted monetary uniformity, furiously differentiating, earmarking, and even inventing new forms of money” (Zelizer, 1994: 139). Retomando lo antes dicho, el material, en su trayectoria, se aleja de su condición de desecho para transformarse en una forma de ahorro, destinada a un gasto futuro específico. Pero cabe preguntarse, ¿por qué guardar los objetos y no el dinero de su venta? En primer lugar, porque supone una postergación en el uso del dinero, dificultando la disposición rápida del mismo. El papel no puede usarse directamente para comprar algo, no es lo mismo la disponibilidad de gasto permi tida por el dinero líquido que una reserva de papel blanco o de plástico. A su vez, también es una forma de evitar que otros miembros de la familia lo 01_NuevaAntropología79.indd 119 gasten rápidamente. Un mediodía, mientras charlaba con Nora en la cocina de su casa, Seba y Lali (sus hijos menores) entraron riéndose y comiendo unos helados. Nora los miró divertida preguntándoles de donde habían sacado la plata para las golosinas. Ninguno de los dos respondió, sólo se reían hasta que Lali señaló con picardía una maceta que estaba apoyada sobre una silla al costado de la puerta de ingreso a la casa. “¡Claro! descubrieron el lugar donde guardo la plata de las cosas de limpieza”. Ese dinero, “solo moneditas” según Nora, es lo que ella separa para poder tener como cambio cuando hace una venta, “pero ya ves que no dura nada”. De cierta forma, la anécdota refleja la inestabilidad del dinero en efec tivo. Las monedas, descubiertas en su escondite, son rápidamente gastadas, dejando en evidencia la inestabilidad de estos ahorros en el hogar de Nora. Por el contrario, el papel o aluminio no suponen una disponibilidad inmediata, por eso es que pueden guardarse sin riesgo a que sean gastados. Así, al no poseer el dinero en efectivo, resulta más fácil también eludir los pedidos de dinero que les hacen otros miembros de la familia. Es posible decir que no sin romper el circuito de obligaciones mutuas del grupo. A MODO DE CIERRE: LA CIRCULACIÓN DE OBJETOS En la ciudad es posible encontrar distintos tipos de cosas y materiales. La calle también puede convertirse en un lugar lleno de tesoros esperando a ser hallados. La recolección, pensada desde 07/01/14 13:43 120 un estricto punto de vista laboral, deja de lado todo este rico conjunto de objetos que se ponen en movimiento a partir de su encuentro con los cartoneros. Este tipo de objetos se encuentran, no se buscan. Son las cosas que muchos vecinos guardan, o que dejan con las bolsas de residuos en la vereda a donde Cristian o Nora, entre otros, se encuentran con ellos. No se buscan porque nunca se sabe qué se puede hallar. Sin embargo, aun desconociendo el tipo de objetos que encontrarán, son considerados por los cartoneros como un recurso extra en el sostenimiento de sus hogares. De esta manera, el viaje a la ciudad también puede ser vivido como una salida en busca de objetos que representan ese ingreso extraordinario, pues les permite acceder a determinados artículos de confort doméstico, muchas veces inaccesibles por su elevado costo. Casi todos los objetos recolectados encuentran un destino posterior. Si se pudiese graficar la configuración de objetos que se despliega alrededor de Nora, entre lo que recolecta, lo que le dan, y guarda, así como lo que compra y vende, se trataría de un diseño reticular en el cual Nora aparecería en un centro jerárquico en relación con el resto de su red social (siempre observando desde su perspectiva). Pero un centro que va cambiando a medida que el objeto se pone en movimiento; y el punto de observación se traslada desde Nora hacia algún otro miembro de la red. El momento de coincidencia espaciotemporal de los objetos y las personas que los recolectan será sucedido por una nueva dispersión puesta en marcha a partir de este encuentro a través 01_NuevaAntropología79.indd 120 Débora Gorbán de los diferentes canales de circula ción de esos objetos. Así, cada uno de estos movimientos son transformaciones que representan, a su vez, momentos en la vida de esos objetos, y para poder ser aprehendidas deben observarse siempre en la relación de las personas con las cosas. Para quienes se dedican a la recolección su tarea no existe sino con esos objetos. Son esos diversos objetos, y sus múltiples vidas, a partir de los cuales construyen di ferentes formas de obtener recursos, dinamizando distintos circuitos de circulación de los mismos. Pero esa diversidad de objetos muchas veces no es utilizada según su funcionalidad original, sino que cada uno le otorga un destino diferente. Así, esa forma de apropiarse del objeto se constituye también en una manera a través de la cual los cartoneros establecen distinciones sociales hacia y en el interior del grupo: quienes pueden acceder a objetos de mayor valor para venderlos o equipar su casa; los que pueden acumular y ahorrar objetos; quienes acceden a una mejor y mayor cantidad de materiales y pueden realizar una venta semanal y no diaria; quienes incluso atesoran objetos que no venden. La transformación de los objetos encontrados se produce, entonces, en esa relación con la persona que lo encuentra, cruzándose y modificándose la vida del objeto y la de su nuevo dueño. Así, estas diferencias dan cuenta de los procesos de calificación y jerarquización existentes entre quienes se dedican a la recolección a partir de la vinculación con los objetos que se recolectan y lo que con ellos se hace. 07/01/14 13:43 La vida social de los objetos recuperados BIBLIOGRAFÍA Appadurai, Arjun (1991), La vida social de las cosas. 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Se analiza el uso de activos y recursos económicos que cada unidad doméstica emplea como mecanismo de reproducción y supervivencia económica y se destaca el papel de la educación, las herencias familiares y algunos beneficios que el otrora Estado benefactor aún provee a algunos de los miembros entrevistados, entre otros elementos. Palabras clave: clase media urbana, estrategias de reproducción, activos y recursos familiares, economía doméstica en el Distrito Federal. Abstract: Economic anthropology has developed many studies related to exploring strategies for survival and reproduction in low social sectors, both urban and rural, in Mexico. However, this is not the case of studies of strategies of reproduction and survival in the urban middle class. This article shows some of the conclusions of a study of six “middle class” families living in the Federal District. It analyzes the economic assets and resources used by each domestic unit as mechanisms of economic reproduction and survival, with special emphasis on education, inherited traits, and the benefits of some of the programs that the welfare state still provides for a number of the families who were interviewed, among other elements. Keywords: Urban middle class, strategies of reproduction, family assets and resources, domestic economy in the Distrito Federal. INTRODUCCIÓN L os sectores urbanos pobres y los sectores medios utilizan diferentes estrategias de reproducción1 *Doctora en Antropología Social por la unam. Línea principal de investigación: Antropología urbana, sectores medios, unidades y reproducción doméstica. 1 En este trabajo, por estrategias de reproducción se entenderá las acciones y mecanismos que una familia emprende para la consecución de un fin que generalmente está relacionado con con el fin de paliar situaciones de crisis económicas que amenazan y deterioel mantenimiento y mejoramiento de la calidad de vida del grupo doméstico. Cabe destacar que algunos autores diferencian el concepto de “estrategias de reproducción” del de “estrategias de supervivencia” argumentando que la primera noción analítica puede ser observada en cualquier sector o clase social; por su parte, la construcción “estrategias de supervivencia” se refiere más a aquellas acciones que las familias y/o grupos domésticos en situación de pobreza emplean para sobrevivir cada día (Margulis, 1989). 123 01_NuevaAntropología79.indd 123 07/01/14 13:43 124 ran el nivel y la calidad de vida. La implementación de diversas estrategias de reproducción se encuentra profundamente relacionada con factores históricos y culturales. Esto que parece tan obvio en contextos de marginación y de pobreza no lo es cuando se piensa en la forma en cómo las clases o sec tores medios2 hacen frente a crisis eco 2 Es menester aclarar que en el presente trabajo se usará de manera indistinta y como sinónimos clase media y sectores medios. Para definir someramente y acotar la idea de clase media señalaré que algunos autores (Loaeza, 1988; Stern, 1990) comentan que las clases medias se distinguen por una actividad económica inscrita entre los sectores secundario (industria) y terciario (comercio y servicios). Además, se caracterizan por tener un nivel de escolaridad por arriba de la media nacional (primaria concluida). Sus lugares de residencia han sido siempre centros urbanos y los ingresos de sus miembros no sólo permiten satisfacer necesidades básicas, sino incluso necesidades de esparcimiento. La escolaridad, el vivir en un espacio urbano, los ingresos, el tipo de esparcimiento y diversión, así como el tipo de empleo, son considerados como elementos que permiten sostener que estos indicadores empíricos constituyen la base que articula la construcción de la identidad y de la diferenciación de una clase social respecto de otros niveles sociales (Bourdieu, 2000). Al hablar de la relación entre inserción laboral en los mercados de trabajo y reproducción social, algunos estudios sugieren que tanto la prosperidad económica como la estabilidad en las relaciones al interior del grupo doméstico pueden estar relacionadas con las capacidades que sus miembros tienen para incorporarse en los mercados de trabajo (Estrada, 1999; González de la Rocha et al., 1990 y 2005; Escobar, 1996; Molina y Sánchez, 1999; Selby, 1994). En la conceptualización de la clase media se retoman indicadores socio-demográficos que dan cuenta de la escolaridad, el ingreso y la ocupación, así como aspectos de consumo cultural que hablan de los gustos, las preferencias y las orientaciones valorativas. 01_NuevaAntropología79.indd 124 Gabriela Sánchez Hernández nómicas. Existe un gran número de estudios que dan cuenta de la relación entre crisis económica y estrategias de reproducción entre familias pobres urbanas (Estrada, 1999; Molina, 1999; González de la Rocha et al., 1990; Lomnitz, 2003 y 1997; Selby A., 1994; Selby A. et al., 1990). Asimismo existen varios estudios que centran su atención en la relación entre recursos familiares y estructuras de oportunidades creadas3 por el Estado, el mercado y la sociedad que permiten el sostenimiento y, en todo caso, mejoramiento de las condiciones de esas familias (Moser, 1998; Townsend, 1979; Katzman, 1999 y 2001; González de la Rocha, 2001). Para operativizar estos indicadores es necesario seguir la caracterización de los sectores medios realizada en estudios previos (Loaeza, 1988; Stern,1990; De Lara, 1990), donde se subraya la condición laboral, tratándose principalmente de ocupaciones no manuales, trabajos de cuello blanco y algunos empleos de cuello azul (Cortés, 2000). Según un estimado que permite tener un bosquejo de la estructura social en México realizada por Fernando Cortés (2000), se señala que los deciles 8º y 9º son los correspondientes a los sectores medios. Las bases de la pirámide estructurada en deciles, es decir, del 1 al 7 la ocupan la población con distintos niveles de pobreza. Por su parte, la variable escolaridad da la pauta para suponer la existencia de una visión del mundo cercana a un orden de ideas más o menos secular; asimismo, la educación se considera un elemento en el que los informantes pueden fincar su prestigio y diferenciación social (De la Rosa, 1990; Loaeza, 1988). 3 Las estructuras de oportunidades serán entendidas como un sistema de posibilidades y condiciones dadas por el Estado, el mercado o la sociedad, para que un individuo o familia tenga acceso a bienes, servicios o la oportunidad de desarrollar una actividad que permitirá enfrentar una contingencia o simplemente, mantener la calidad de vida de la familia (Kaztman,1999). 07/01/14 13:43 Activos y recursos en familias de sectores medios del D.F… Sin embargo, considero que ese mismo planteamiento se ha utilizado poco en la comprensión del uso y del manejo del “portafolio de recursos y activos” entre familias4 de sectores medios urbanos. De tal forma que el interés del presente trabajo tiene como objetivo comprender el uso y aprovechamien to de los recursos de las familias de sectores medios. Esto es, ubicar las acciones que las familias emprenden para potencializar sus recursos y lograr a mediano o largo plazo no sólo la mejoría de su calidad de vida, sino también la movilidad o permanencia dentro de su estratificación social.5 4 Por unidad doméstica o familia se entenderá al conjunto de individuos que habitan en una misma vivienda y que pueden o no compartir lazos de parentesco, además de que se organizan para satisfacer su reproducción como grupo, (Estrada, 1999; Benites, 1990; Cuéllar, 1990). Para los efectos de este trabajo la noción de familia y/o grupo doméstico será retomada solamente en su dimensión de entidad conceptual que permite la recolección y análisis de datos (Quesnel, 1989). 5 A las estrategias de reproducción las considero acciones que resuelven contingencias coyunturales de la reproducción material de grupos domésticos, las cuales no están pensadas para obtener un bien o un satisfactor que pueda modificar estructural o sustancialmente las condiciones materiales y la calidad de vida de las familias. En ese sentido, se ha documentado que para enfrentar crisis económicas los sectores medios tienden a disminuir su consumo, a elegir productos de menor precio y, muchas veces, de menor calidad; a disminuir actividades de esparcimiento como vacaciones, comidas en restaurantes, entre otras (Gilbert, 2003; Cortés, 2000; Cortés et al., 2007. A estas acciones las consideraré dentro de la gama de estrategias de reproducción. Es el caso de la educación que facilita la movilidad social del individuo o de la familia. Estas acciones las considero como acciones que forman parte del portafolio de recursos 01_NuevaAntropología79.indd 125 125 Por lo tanto, este trabajo se centra en conocer los tipos de recursos y activos públicos6 utilizados por familias de clase media urbana. El aprovechamiento de los recursos familiares permite familiares. La escolaridad, el vivir en un espacio urbano, los ingresos, el tipo de esparcimiento y diversión, así como el tipo de empleo son considerados como elementos que permiten sostener que estos indicadores empíricos, constituyen la base que articula la construcción de la identidad y de la diferenciación de una clase social respecto de otros niveles sociales (Bourdieu, 2000). La educación de los hijos fue un tema al que todos los cónyuges mostraron especial interés. Todos los hijos de las unidades exploradas cuentan con estudios profesionales y algunos con posgrado. 6 A lo largo de este trabajo se entenderá por activos a los factores de carácter financiero, social, humano y físico que pueden estar presentes en el contexto de los sujetos y que estarán determinados por condiciones contextuales referentes a circunstancias políticas, culturales e históricas (Kaztman, 2001 y 1999). Por otro lado, el concepto de recursos a partir de los cuales se puede valer un grupo doméstico para enfrentar una situación de pobreza. La categorización de recursos la retomo de Peter Townsend (1974 y 1979), quien resalta los siguientes rubros: el ingreso en efectivo, que se refiere a cualquier forma de ingreso corriente efectivo; el autor reconoce ingresos obtenidos por actividades de auto empleo, pagos por enfermedad, transferencias provenientes de particulares o de programas sociales promovidos por el Estado, pensiones o jubilaciones. Los activos de capital se refieren a la posibilidad de aumentar la calidad de vida de una familia, a partir de la capacidad de negociación o rentabilidad obtenida de un bien inmueble. Para que el recurso (bien inmueble) pueda convertirse en un activo de capital, se debe poseer la propiedad del mismo y sus cualidades deben estar valuadas en el mercado. Tal es el caso de la venta de propiedades, del uso de ahorros, o bien el manejo de los mismos a través de instrumentos de inversión financieras. 07/01/14 13:43 126 suponer que los integrantes de las familias son sensibles no sólo a los cambios económicos y políticos que vive el país, muchos de los cuales impactan directamente el bolsillo familiar, sino que perciben las necesidades tácitas del mercado laboral, de la sociedad y de las oportunidades que el Estado crea mediante determinadas políticas sociales. En el estudio se presentan datos obtenidos con base en seis unidades domésticas que habitan en el Distrito Federal: Alpha, Beta, Gamma, Epsilon, Delta y Zeta. El trabajo de campo se realizó entre los meses de abril y diciembre del año 2000, y posteriormente se realizó otro contacto en 2007. Las seis familias entrevistadas que se presentan fueron abordadas con el interés de ofrecer evidencias sobre una serie de medidas tomadas para evitar perder su horizonte de sectores medios, par ticularmente en el rubro de status social y en el de calidad de vida. Estas medidas o estrategias de reproducción manifiestan la conformación y uso de portafolios de recursos y activos, y para este caso dependen de variables como el contexto socio-económico, el ciclo y el tamaño familiar, el género y la generación de cada uno de los integrantes de las unidades domésticas. Es conveniente comentar que para efectos del presente estudio, tomo la división de los recursos y activos como algunas de las diversas acciones o estrategias de los sectores medios urbanos que potencializan la reproducción material y social del grupo doméstico. El uso del portafolio de recursos y ac tivos tiene como primera intención cu- 01_NuevaAntropología79.indd 126 Gabriela Sánchez Hernández brir la reproducción material de los integrantes de la familia, pero no es la única esfera que se reproduce, pues tal y como advierte García et al. (1989; 31): La reproducción de los grupos do mésticos, involucran elementos que sobrepasan a la reposición de sus integrantes. Implica la recreación en lo cotidiano mediante las prácticas individuales de elementos ideológicos, culturales, afectos y de las relaciones de autoridad entre géneros y generaciones. Las actividades desplegadas en el ámbito doméstico cumplen una doble función, de manutención cotidiana y de transmisión de una generación a otra de aspectos ideológicos que fundamentan las distancias sociales. De tal suerte que entre los grupos domésticos de sectores medios se tiene como primera prioridad garantizar la reproducción material de la unidad doméstica; a la vez que no olvidan mantenerse dentro del estatus social, lo cual se traduce en diversas formas de consumo que les permiten distinguirse socialmente. El acercamiento cualitativo que ofrece la antropología permitió observar formas particulares del uso del portafolio de recursos y activos públicos. Es conveniente aclarar que también existen portafolios de recursos privados; sin embargo, en este estudio me interesa resaltar más aquellos que provienen del Estado. Parte de la atención se focalizó en el ejercicio de recursos y activos que los jefes del grupo doméstico han logrado 07/01/14 13:43 Activos y recursos en familias de sectores medios del D.F… aprovechar desde su inserción labo ral, mucho antes de que se conformasen como familia o unidad doméstica. Este punto resulta de suma importancia, pues los empleos que la mayoría de ellos obtuvieron en las décadas de 1950, 1960 y/o 1970 influyeron decisivamente en beneficio de la familia. En este sentido, las estructuras de oportunidades convertidas en activos y aprovechadas por las familias exploradas fueron creadas, en su mayoría, durante el periodo económico correspondiente al Estado benefactor. RECURSOS Y ACTIVOS: UNA FORMA DE COMPLEMENTAR EL INGRESO FAMILIAR Tomo la propuesta que desarrolla Rubén Kaztman (1999), para el estudio de familias pobres en Uruguay, a partir del esquema de aprovechamiento de los recursos familiares a través de lo que él denomina estructuras de oportunidades creadas por el Estado, el mercado y la sociedad. Ese autor afirma que la explotación y el uso que las familias hacen de sus recursos dependen en primera instancia, de sus características y capacidades. El concepto de activo se entenderá como “[...] el conjunto de recursos, materiales e inmateriales, que los individuos y los hogares movilizan en procura de mejorar su desempeño económico y social, o bien, como recursos desplegados para evitar el deterioro de sus condiciones de vida [...]” (Kaztman, 1999: 166). El devenir de un determinado momento histórico, social y económico determina la conjunción de recursos y 01_NuevaAntropología79.indd 127 127 activos de los que se puede hacer uso. Los recursos se despliegan como un conjunto de oportunidades que los sujetos o familias pueden ejercer en función del perfil, características y/o capacidades requeridas para que un recurso se convierta en activo, es decir se ejerza por medio de su uso. Si los sujetos bajo ciertas condiciones contextuales (socio-económicos) no cubren el perfil, características o capacidades deseadas no podrán convertir un recurso en activo. El recurso permanecerá pasivo, sin usarse y sin tener efectos positivos en un sujeto(s) o familia(s). Es sólo hasta que el recurso se ejerce se vuelve un activo, con una consecuencia favorecedora y positiva proyectada al corto, mediano o largo plazo. Katzman (1999) afirma que los activos son el resultado del aprovechamiento que las familias hacen de las oportunidades o recursos que ofrecen el mercado, el Estado y la sociedad. Sin embargo, es necesario apuntar que las estructuras de oportunidades crea das por estas tres instancias son un entramado de factores y mecanismos que varían según el tiempo y el espacio. De hecho, las políticas económicas, sociales y culturales pueden variar de un gobierno a otro, lo que significa que ciertas necesidades y problemas sean reconocidos y ponderados de manera diferencial en distintos momentos de la historia de un país. Por ello, las estructuras de oportunidades y los recursos convertidos en activos pueden ser válidos en un sexenio y no en otro; sobre todo pensando en el caso de la falta de continuidad en materia de po- 07/01/14 13:43 128 lítica económica antes y después de 1982. El autor considera varias dimensiones en las que se pueden enmarcar los activos, entre ellos encontramos activos financieros, sociales, humanos y físicos. En el afán de organizar y sistematizar el portafolio de recursos y activos, retomo la propuesta de Peter Townsend (1979), quien agrupa en varias categorías los recursos de los cuales se vale una familia para enfrentar una situación de pobreza. Para el presente estudio vale la pena rescatar esta categorización y observar cómo se comporta dentro de contextos de sectores medios urbanos en situación de crisis. Ingreso en efectivo, alude a cualquier forma de ingreso corriente efectivo (actividades de auto empleo, pagos por enfermedad, transferencias provenientes de particulares o de programas sociales promovidos por el Estado, como, pensiones, jubilaciones, préstamos para vivienda, vales de despensa, préstamos monetarios, entre otros). Activos o bienes de capital representa la posibilidad de aumentar la calidad de vida de una familia, a partir de la negociabilidad o rentabilidad obtenida de un bien inmueble. Valor de los beneficios del empleo se refiere al ingreso obtenido por el tiempo y habilidades alquiladas como trabajadores y a las prestaciones que se obtienen con el empleo: aguinaldos, primas vacacionales, préstamos, cajas de ahorro, asistencia médica privada y estatal (imss-issste). Valor de los servicios sociales públicos otorgados a los ciudadanos y que 01_NuevaAntropología79.indd 128 Gabriela Sánchez Hernández abarcan desde la vigilancia, limpieza y urbanización, hasta políticas públicas muy concretas y particulares; por ejemplo, tomando en cuenta a las fa milias estudiadas y su contexto so cio-histórico, se pueden señalar las pensiones para los adultos mayores (70 años en adelante) que otorga el gobierno federal, así como el programa de pensión alimentaria universal para adultos mayores que otorga el gobierno del Distrito Federal.7 Ingresos privados en especie alude a la ganancia generada a partir de la producción doméstica y venta de alimentos, de bienes o servicios de con sumo perecedero o duradero. Esta tabla brinda una idea general de cómo se podría componer un portafolio de recursos y activos, ya sean estatales o privados, en México en un contexto neoliberal. El uso aislado o combinado de uno o varios recursos y activos depende del contexto socioeconómico y de las características y perfiles de los individuos. En el análisis de los casos estudiados se podrá observar cómo algunas familias de clase media hacen uso de dicho portafolio de oportunidades. 7 El gobierno federal implementó una política de apoyo económico a adultos mayores a quienes se les asignaba un monto de $400.00 mensuales, cuya entrega era bimestral. Actualmente, la pensión aumentó a $500.00 mensuales. Por su parte, el gobierno del Distrito Federal, bajo el mandato de López Obrador, desarrolló la política de pensión alimentaria dirigida también a adultos mayores de 70 años, la cual en 2008 constaba de $788.85 mensuales. La población beneficiaria son los adultos mayores que habitan en el Distrito Federal. 07/01/14 13:43 129 Activos y recursos en familias de sectores medios del D.F… Tabla 1. Contenido de portafolio de recursos del Estado y de recursos privados Portafolio de recursos y activos Recursos del Estado Recursos privados Ingresos en efectivo Trabajo asalariado Trabajo asalariado, autoempleo, ingresos por concepto de arrendamiento, ahorros bancarios, ahorros en metales preciosos o títulos o certificados privados o del Estado. Bienes de capital Propiedad de bienes inmuebles, automóviles, joyas. Valor de los Pensiones, jubilaciones, bono de fin beneficios del de año, prima vacacional, días no empleo laborables por mes y año; rifas de conmemoración del día de la madre, del maestro, de Reyes, día del niño, entre otros; beneficios por defunción, por superación académica (titulación u obtención de grados); apoyos a la salud (lentes, aparatos auditivos y/o ortopédicos); estimulo por puntualidad, pago de horas extras y guardias, servicio de guardería, servicio médico del issste; financiamiento de vivienda (fovissste). Bono de fin de año, reparto de utilidades, aguinaldo, algunos trabajos en la iniciativa privada cuentan con caja de ahorro para el trabajador. Algunos trabajos ofrecen vales mensuales de despensa canjeables en tiendas de autoservicio, así como de seguro de gastos médicos. Bajo el amparo de la Ley Federal del Trabajo se puede hacer uso de financiamiento para vivienda (infonavit) de guarderías y servicio médico del imss. Valor de los servicios sociales públicos que no sean dinero en efectivo y los ingresos privados y en especie 01_NuevaAntropología79.indd 129 Gratuidad en el servicio público de transporte a los adultos mayores; transferencias del gobierno federal y del Distrito Federal a través de tarjetas canjeables por alimentos, enseres, medicinas, entre otros, en tiendas de autoservicio; servicio médico (Ángel) del Gobierno del DF. Becas a hijos de madres solteras, donación y distribución a un precio menor de útiles escolares a hijos de familias de bajos recursos. Mensualidades a familias en situación de pobreza (Programa Oportunidades); programa de transferencias a desempleados. 07/01/14 13:43 130 Gabriela Sánchez Hernández Tabla 1. Contenido de portafolio de recursos del Estado y de recursos privados (continuación) Portafolio de recursos y activos Recursos del Estado Ingresos privados en especie ENTORNO Y CONTEXTO DE LAS FAMILIAS EXPLORADAS Para entender parte del uso del portafolio de recursos y activos públicos y privados es necesario remontarse cuarenta años atrás, para ubicar el inicio de la trayectoria laboral de los jefes de familia de estos seis grupos. Durante las décadas de 1940 y 1950 en México regía lo que hoy se conoce como Estado benefactor, cuyo modelo económico estaba estructurado en la sustitución de importaciones. En ese contexto, los jefes de todas las familias —a excepción del grupo doméstico de Épsilon y de la familia Zeta— había migrado a la ciudad de México en busca de mejores condiciones de vida, las cuales pudieron obtener por medio del trabajo remunerado. El lugar de origen del jefe de la familia Alfa (viudo al momento de la entrevista) es Puebla, y su esposa había nacido en el Distrito Federal; la jefa de familia de la unidad Beta, también viuda, nació en el Estado de México y su esposo en Puebla; la jefa de la unidad Gamma nació en el Estado de México y su esposo (finado), en Gua- 01_NuevaAntropología79.indd 130 Recursos privados Venta de productos agrícolas cosechados en granjas, parcelas, fincas, entre otros, elaboración de objetos, mercancías perecederas o duraderas. najuato. Por su parte, la jefa de la familia Delta es originaria del Distrito Federal y su difunto esposo es oriundo del estado de Baja California Norte. Por último está la unidad doméstica Zeta, cuya jefa de familia nació en Yucatán y su esposo es oriundo del Distrito Federal. En la fase de conformación de las distintas unidades domésticas, los maridos8 fungieron como proveedores y sus principales fuentes de empleo las encontraron desarrollando actividades administrativas o académicas, dentro del gobierno federal o instituciones educativa autónomas. La mayoría de ellos fueron trabajadores con plaza o base, lo que les permitió gozar de un ingreso vitalicio, la jubilación y el servicio médico gratuito. 8 Es importante señalar que en los grupos domésticos exploradas los jefes de familia ejercían el rol tradicional de proveedores del grupo y sus esposas se ocupan de las labores domésticas y del cuidado de los hijos. Por el contrario, y con excepción de la única hija de la familia Delta, los hijos e hijas de los grupos abordados, sin importar su situación civil (casados, solteros, separados o divorciados) no tienen disyuntiva frente a la necesidad de realizar un trabajo remunerado fuera del hogar. 07/01/14 13:43 Activos y recursos en familias de sectores medios del D.F… Las excepciones fueron los jefes de las familias Alfa y Beta, quienes se desarrollaron como profesionistas autónomos: en el caso del jefe de Alfa trabajó en el ámbito restaurantero y el jefe de Beta en el periodismo, quien posteriormente introdujo en este campo a su esposa. Otro aspecto que se debe resaltar es que en la mayoría de las unidades domésticas entrevistadas, alguno de los dos cónyuges recibió herencia de sus respectivos padres, ya sea en especie (básicamente terrenos o casas) o en dinero. Esto, aunado con las prestaciones (préstamos para vivienda) de sus trabajos, sentó las bases para la compra o construcción de las casas que habitaban durante el periodo de las entrevistas. Así, estas familias fueron acumulando un capital (bienes inmuebles, ahorros bancarios, joyas) que permitió solventar gastos como educación de los hijos en escuelas privadas (familias Alfa, Beta, Delta, Zeta y Épsilon), compra de automóviles, de terrenos, vacaciones en el extranjero —sobre todo cuando sus hijos eran pequeños—, participación en clubes sociales y deportivos y la adquisición de sus casas en colonias como la Escandón, el centro de Tlalpan, Héroes de Padierna, Prados Coyoacán y Coapa. Muchos de los activos y recursos que los grupos domésticos explotan como estrategias de reproducción son bienes de carácter material (terrenos para estacionamientos, la construcciones de locales para renta, el uso de préstamos para cambiar a modelos más recientes los automóviles de los hijos, entre otros), son el producto de haber 01_NuevaAntropología79.indd 131 131 solicitado préstamos, ya sea en el fovissste o en el imss. TRABAJO, MERCADO LABORAL Y FAMILIA Un factor fundamental para entender el comportamiento de las familias en relación con su reproducción material, y la forma en que procuran sus recursos y activos, es el ciclo de vida familiar y la composición de las mismas. Sobre todo en un contexto en el que las crisis económicas y el cambio de política económica desde la década de 1980 —y en particular desde el sexenio del presidente Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988), donde el deterioro salarial de las familias y la reducción paulatina, pero sistemática de los servicios colectivos brindados por el Estado— hace que las familias necesiten de dos o más ingresos por unidad doméstica para poder responder a las necesidades de reproducción básicas: vivienda, alimentación, escuela, salud (García et al., 1989). Estos aspectos resultan determinantes en tanto son motores de la inserción de varios de los integrantes del grupo doméstico al mercado laboral, y en consecuencia se vuelven beneficiarios en especie de activos concedidos por el Estado, siempre y cuando se inserten en espacios laborales formales, regulados y normados por la Ley Federal del Trabajo. Se observó que las seis familias tienen miembros con características que les permiten insertarse en el merca do laboral, me refiero particularmente a la edad. De esta forma, se cumple una de las observaciones en el sentido de 07/01/14 13:43 132 que el ingreso familiar entre sectores medios tiende a aumentar cuando los miembros de la unidad doméstica cumplen con las demandas del mercado laboral (cualificación y edad). Se observó que la distribución del salario obtenido por los miembros económicamente activos de cada grupo doméstico destinado a la reproducción material de la unidad no se consigna en el mismo porcentaje. En las fami lias Delta, Zeta y Beta, el presupuesto de los jefes (as) de familia, es decir los padres destinan su ingreso casi en su totalidad a la satisfacción de necesidades básicas (Sheridan, 1991): servicios de vivienda (luz, predial, gas, agua), alimentación y servicios médicos y de salud. Por su parte, los hijos económicamente activos de las familias Épsilon, Alfa y Gamma son quienes soportan dichos gastos, además de solventar aquellos referentes con el entretenimiento y el consumo (el pago de celulares, televisión de paga, teléfono, compra de muebles, aparatos electrónicos y electrodomésticos). Estos gastos, considerados como no básicos en las familias Delta, Zeta y Beta, son auspiciados por los hijos con empleo. Se debe resaltar el hecho de que algunos de los padres reciben transferencias del Estado en forma de pensiones y jubilaciones por haber servido en el sistema público, 9 lo que se percibe 9 Con referencia a la edad de uno o ambos padres, en el tiempo en que se llevaron a cabo las entrevistas todas las familias exploradas contaban por lo menos con el apoyo del programa de pensión alimentaria para adultos mayores promovido por el gobierno del Distrito Federal. Las familias destinan dichos recursos primordialmente a complementar la despensa del grupo do- 01_NuevaAntropología79.indd 132 Gabriela Sánchez Hernández como un ingreso seguro cada mes a diferencia de los hijos (segunda generación), quienes tienes sentimientos de zozobra y temor ante la posibilidad de perder el empleo. En ese tenor, vale la pena poner de ejemplo el caso de la hija (segunda generación) de la familia Beta, quien tiene un trabajo en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, obtuvo una licencia con goce de sueldo (lo que implica no perder antigüedad y seguir disfrutando de todas las prestaciones laborales: aguinaldo, servicio médico, vales de fin de año canjeables en tiendas de autoservicio, entre otros) para cursar un méstico, y en un segundo momento, ponderan la compra de medicamentos y/o complementos alimenticios (vitamínicos, fórmulas enriquecidas, entre otros). Con el paso de los años, la pensión se ha convertido en una suma de dinero que se recibe de manera “segura”, es decir, se tiene una certeza sobre el depósito mensual de la mismo, y por ello se le considera como uno de los pilares económicos de las familias, a partir del cual se puede hacer planes a corto y mediano plazo, en particular sobre el tema del abastecimiento de necesidades primarias como es la alimentación. En cuanto a la cobertura médica, puedo señalar que todas las familias entrevistadas reciben asistencia médica, ya sea del imss o del issste, como resultado, en el caso de los padres, de sus años de servicio en el sector público. En el caso de los hijos de la familia Alfa, y de dos miembros de la familia Épsilon —insertos en el sector privado, además de recibir la cobertura del imss, se cuenta con el servicio médico y hospitalario privado. Por su parte, tres miembros del grupo doméstico Zeta cuentan con servicio médico del imss o issste de manera intermitente, y esto se debe a que dos de los hijos no tienen trabajo constante en la iniciativa privada y otra de las hijas cuenta con el servició médico del issste gracias a que es estudiante de un doctorado y becaria del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). 07/01/14 13:43 Activos y recursos en familias de sectores medios del D.F… doctorado en sociología. Ser estudiante de un posgrado la hizo beneficiaria de una beca del Conacyt. Las becas son consideradas en este estudio como transferencias en efectivo, ingreso individual que se suma a la economía del grupo doméstico. La familia Alfa, cuya hija (segunda generación) trabaja en la Delegación Tlalpan, consiguió aumentar su ingreso mensual por medio de la asignación de horas extras a su hija y que en términos reales no cubre, pero monetariamente sí se contabilizan en su salario mensual. Es importante resaltar que el principal ingreso de cuatro de las seis familias entrevistadas es el que se obtiene por el trabajo remunerado; sin embargo, se ve complementado por la activación de diversos recursos valorados por el mercado laboral y por la sociedad, como es la posesión de bienes inmuebles. Ello sitúa a los propietarios de los bienes inmuebles (primera generación) como dueños de activos de capital, de los cuales obtienen en forma de ingresos en efectivo. Tal es el caso de la familia Delta, que tiene junto a su casa con salida directa a la calle, un jardín amplio que fue acondicionado para fungir como pensión de automóviles. En la época en que se realizó la entrevista se guar daban seis automóviles y cada uno de ellos pagaba una renta mensual de $400.00. En 2007 se seguían ocupando los seis espacios y se pagaba una renta mensual por automóvil de $550.00. En lo relativo a la familia Alfa, que al frente de la casa tiene una extensión que fue clausurada para uso doméstico 01_NuevaAntropología79.indd 133 133 y se acondicionó para funcionar como bodega de alimentos perecederos, la que permanente se encuentra rentada. Cuando se llevó a cabo la exploración, la bodega generaba un ingreso mensual de $1 000.00. En 2007 la bodega se seguía rentando en $1 5000.00 mensuales. Por su parte, la familia Beta, gracias a un préstamo del fovissste compró una casa de interés social al oriente de la ciudad, que en su momento se pagó vía descuentos en nómina. La casa siempre ha sido arrendada, generan do así un recurso extra mensual de $3 000.00, adicional al ingreso familiar. Es fácil observar que el problema de espacio y de vivienda en el Distrito Federal ofrece a los dueños de casas habitación grandes y con amplios jardines, la posibilidad de usufructuar con el espacio en zonas que son de alto rendimiento, como lo es el sur del Distrito Federal. En ese sentido, las casas con varias recámaras y grandes jardines representan espacios disponibles para su renta. El mercado valúa la renta del inmueble en virtud de su localización y funcionalidad. En cuanto a los activos denominados como servicios sociales públicos (Townsend, 1979), tenemos que la edad ha sido un elemento incluyente para algunos de los padres de estas familias, quienes aún reciben beneficios de contratos laborales vinculados a instituciones estatales o paraestatales de la época del Estado benefactor. Como ejemplo podemos mencionar que seis de los cónyuges, correspondientes a las familias Beta, Gamma, Epsilón y Zeta, están afiliados en el Instituto 07/01/14 13:43 01_NuevaAntropología79.indd 134 La casa donde vive con sus hijos y la bodega que se encuentra rentada. La casa donde vive con sus dos hijas, joyas, centenarios, un terreno en Nepantla que ya fue vendido, una casa que heredó en vida a su hijo varón y los ahorros de la venta de un departamento de interés social. Gamma Bienes de capital Beta Ahorros banca- Pensión por rios, ingresos por viudez, ahorros arrendamiento bancarios. de un departamento y de una casa. Alfa Ingresos en Jubilación, efectivo ingresos por concepto de arrendamiento de bodega, ahorros bancarios. Portafolio de recursos y activos Familias El espacio ocupado como pensión de automóviles, una casa arrendada en Baja California Norte y la casa donde vive con su hija. Jubilación auto-empleo, ingresos por concepto de arrendamiento de pensión de automóviles, ahorros bancarios. Delta Tabla. 2. Portafolio de recursos y activos por familia, primera generación La casa que habitan con sus hijos. Un terreno vendido que se sumó a los ahorros bancarios. Jubilación autoempleo, ahorros bancarios, joyas. Épsilon Dos departamentos para renta y la casa que habitan con sus hijos. Jubilación, ahorros bancarios. Zeta 134 Gabriela Sánchez Hernández 07/01/14 13:43 01_NuevaAntropología79.indd 135 Ingresos privados en especie o en efectivo Gratuidad en el servicio de público de transporte por ser adultos mayores, transferencias del gobierno federal y del Distrito Federal a través de tarjetas canjeables por alimentos, medicinas, entre otros en tiendas de autoservicio. Gratuidad en el servicio de público de transporte por ser adultos mayores, transferencias del gobierno federal y del Distrito Federal a través de tarjetas canjeables por alimentos, medicinas, entre otros en tiendas de autoservicio. Valor de los servicios sociales públicos que no sean dinero en efectivo y los ingresos privados y en especie Beta Servicio médico del issste proporcionado por la hija mayor Alfa Valor de los Jubilaciones, beneficios aguinaldo, del empleo préstamos sobre salario, beneficios por defunción, servicio médico del imss. Portafolio de recursos y activos Familias Gratuidad en el servicio de público de transporte por ser adultos mayores, transferencias del gobierno federal y del Distrito Federal a través de tarjetas canjeables por alimentos, medicinas, entre otros en tiendas de autoservicio Pensión, beneficios por defunción, servicio médico del issste . Gamma Gratuidad en el servicio de público de transporte por ser adultos mayores, transferencias del gobierno federal y del Distrito Federal a través de tarjetas canjeables por alimentos, medicinas, entre otros en tiendas de autoservicio. Pensión, beneficios por defunción, servicio médico del issste. Delta Ingreso por la venta de pasteles. Gratuidad en el servicio de público de transporte por ser adultos mayores, transferencias del gobierno federal y del Distrito Federal a través de tarjetas canjeables por alimentos, medicinas, entre otros en tiendas de autoservicio. Épsilon Tabla. 2. Portafolio de recursos y activos por familia, primera generación (continuación) Gratuidad en el servicio de público de transporte por ser adultos mayores, transferencias del gobierno federal y del Distrito Federal a través de tarjetas canjeables por alimentos, medicinas, entre otros en tiendas de autoservicio. Jubilaciones, aguinaldo, préstamos sobre salario, beneficios por defunción, servicio médico del issste. Zeta Activos y recursos en familias de sectores medios del D.F… 135 07/01/14 13:43 136 Nacional de la Senectud (Insen),10 que ofrece descuentos (casi siempre simbólicos) en algunas actividades de divertimento, como el teatro o el cine; así como en la gratuidad del transporte público (Metro, camiones rtp y trolebuses). Por otra parte, la implementación del Programa de Apoyo Alimentario para Adultos Mayores de 70 años del Gobierno del Distrito Federal, beneficia a varios de los informantes pertenecientes a la primera generación que están dentro del rango de edad. Ellos cuentan con una tarjeta que les permite adquirir en las tiendas de autoservicio una despensa mensual equivalente a $630.00.11 HERENCIAS Y GENERACIONES Las herencias forman parte del portafolio de activos y recursos que han respaldado materialmente a las familias exploradas. Las herencias que las familias han recibido en dinero, casas o terrenos se han convertido en parte del capital activo, preservado a lo largo de tres generaciones y que en cierta forma siguen sosteniendo la reproducción material de cada una de las unidades domésticas aquí expuestas. 10 En junio de 2002 el Insen que había sido creado en agosto de 1979, se transformó en el Inapam (Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores), y aquellos que tengan cumplidos 60 años o más podrán afiliarse y gozar de beneficios como las mencionadas líneas arriba. 11 Cuando se realizó el trabajo de campo el monto mensual era de $670.00. Cabe mencionar que este programa aplica sólo para los adultos mayores de 70 años que habitan en la ciudad de México. 01_NuevaAntropología79.indd 136 Gabriela Sánchez Hernández Estas herencias contribuyeron a aumentar el capital de los jefes de familia (primera generación), que junto con los beneficios del Estado y el dinero producto de sus propios trabajos, les permitió acomodarse con soltura a los requerimientos y roles de la clase media. El caso de la familia Beta es un ejemplo significativo. El jefe de la familia (Octavio) abandonó sus estudios en la Escuela de Medicina de la unam, por su pasión por la fotografía y el periodismo. Fundó la Revista la Semana Ilustrada. Cuando se casó con Julia (jefa de familia), está fundó su propia revista política Olympia. Ambos jefes de familia siempre vivieron de sus revistas e iniciaron sus ahorros con la herencia que Julia recibió producto de la venta del terreno y de la casa que sus padres compraron en la colonia Hipódromo Condesa. Las revistas fueron muy generosas con la familia Beta, pues de ellas compraron dos casas: la propia —en la que vivía toda la familia Beta, ubicada en la colonia Jardines de Coyoacán— y otra en una colonia contigua, Presidentes Ejidales, ambas en la Delegación Coyoacán. La familia también adquirió un terreno en Nepantla, Estado de México, en el que construyeron una casa de fin de semana; automóviles, viajes constantes a España, Italia, Reino Unido y Estados Unidos, pagaron la educación de sus hijos y sostenían el gasto corriente de la casa. En cuanto a uno de los hijos de la familia Beta, los padres compraron un departamento de interés social para la hija de en medio cuando se casó. Este 07/01/14 13:43 Activos y recursos en familias de sectores medios del D.F… departamento fue vendido cuando la hija enviudó. Por su parte, el hijo menor recibió como herencia en vida la casa situada en la colonia Presidentes Ejidales 2ª. Sección. Nunca ha pagado renta, pues vivió con sus padres mientras fue estudiante y gozaba de las becas del Conacyt. Cuando obtuvo el trabajo como investigador del Instituto Nacional de Salud Pública (insp) sus padres le heredaron la casa. Después ganó un concurso de oposición en el Cinvestav, lo que le garantiza prestaciones como la compra de un departamento por medio de un crédito de vivienda del fovissste. La jefa de la familia Delta es originaria del Distrito Federal y su difunto esposo es oriundo del estado de Baja California Norte. Cuando se casaron ambas personas, adquirieron una casa propia en Coapa —adquirida con un préstamo del fovissste—, la otra casa se encuentra en renta en Baja California Norte. La hija de la unidad doméstica Delta (soltera y sin hijos al momento de la entrevista) y su madre (viuda) viven básicamente de la pensión del marido difunto, de la herencia que éste les dejó y de la renta de una casa en Baja California. A finales de los años noventa a su ingreso familiar se sumó el obtenido de la pensión de automóviles, espacio que antaño ocupaba el jardín de la casa. La tabla 3 resume la mayoría del portafolio de recursos y activos, tanto privados como públicos, aprovechados por la segunda generación. A partir de la información de la tabla se puede observar que la flexibilización de los trabajos, sobre todo en la 01_NuevaAntropología79.indd 137 137 iniciativa privada, merma considerablemente el valor de los beneficios del empleo y se ven reducidos a elementos básicos: el aguinaldo, las semanas de vacaciones pagadas después de haber trabajado un año entero, la prestación del servicio médico del imss, se conserva el derecho a recibir financiamiento para vivienda por parte del Infonavit y, en algunos casos, se cuenta con seguro de gastos médicos y caja de ahorro. Por su parte, los empleos del gobierno —ya sea federal o del gobierno del Distrito Federal—, conservan muchos más beneficios que redundan en ayudas en especie, y a veces en efectivo. El monto mensual del salario y su aumento, además de estar determinado por la categoría del empleado, se otorga en función de la inflación anual y de los topes fijados por la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami). Si bien es cierto que en la mayoría de los casos el monto salarial mensual es más alto en los trabajos calificados y especializados de la iniciativa privada en comparación con los sueldos de los trabajos gubernamentales o paraestatales, el alcance y poder adquisitivo en general, se ha visto reducido y pauperizado a lo largo de los gobiernos cuyo esquema económico es el neoliberalismo (Gómez, 2006; Muñoz Ríos, 2006). CRÉDITO, AHORRO Y FINANZAS DOMÉSTICAS Es importante resaltar que muchos de los recursos y activos brindados por diversos órganos centralizados, autónomos o paraestatales de la estructural gubernamental (Conacyt, sep, gdf, 07/01/14 13:43 01_NuevaAntropología79.indd 138 Alfa Ingresos en Trabajo asalariaefectivo do: un hijo en la iniciativa privada y una hija en el Gobierno del D.F.; ahorros bancarios ambos. Portafolio de recursos y activos Familias Trabajo asalariado: la hija mayor en el la sct y en la unam, una hija desempleada, y un hijo en el Cinvestav; ahorros bancarios por parte de los hijos económicamente activos. Beta Trabajo asalariado: la hija trabaja en la Semarnap, ahorros bancarios. Gamma Depende económicamente de los bienes e ingresos de la madre. Delta Tabla 3. Portafolio de recursos y activos por familia, segunda generación Trabajo asalariado: el hijo trabaja en un laboratorio farmacéutico, ahorros bancarios. La hija fue ama de casa por un tiempo, después se incorporó de nuevo a la iniciativa privada como administradora. El tercer hijo tiene mucha rotación laboral como ingeniero dentro de la iniciativa privada. Épsilon Trabajo asalariado: dos hijos se encuentran desempleados, una hija trabaja como docente en universidad particular y contó con becas de posgrado (Conacyt) y con becas del pueg-unam. La hija mayor cuenta con un trabajo de base en la sep. Ahorros bancarios de las hijas con empleo. Zeta 138 Gabriela Sánchez Hernández 07/01/14 13:43 01_NuevaAntropología79.indd 139 Un automóvil por hijo. Alfa Valor de los La hija mayor beneficios cuenta con todas del empleo las prestaciones de un trabajo de base en el Gobierno del D. F. El hijo que trabaja en un despacho de abogados cuenta con aguinaldo, dos semanas de vacaciones pagadas, servicio médico del imss, caja de ahorro y. Bienes de capital Portafolio de recursos y activos Familias Todas las prestaciones que ofrece un trabajo de base para el Estado. Automóviles, Una casa de interés social en arrendamiento Beta Aquellos que eventualmente herede de su madre. Delta Todas las Ninguno debido prestaciones que a que la hija no ofrece un trabajo labora. de base para el Estado. Automóvil, una casa de interés social que es donde vive con su madre e hija. Gamma Zeta Ambos hijos cuentan con reparto de utilidades, aguinaldo, tres semanas de vacaciones pagadas, caja de ahorro, seguro de gastos médicos, derecho a financiamiento para vivienda (Infonavit), servicio médico del imss. La hija mientras La hija que da clases en la unitec no cuenta con prestaciones, ya que está contratada por honorarios y servicios profesionales. La hija mayor que trabaja en la sep cuenta con todas las prestaciones que ofrece un trabajo basificado del Estado. Un automóvil Solo la hija por hijo, ahorros mayor posee una bancarios. casa propia en la colonia Obrera, la cual obtuvo por el financiamiento de Fovissste. Dos de los cuatro hijos tienen automóvil. Épsilon Tabla 3. Portafolio de recursos y activos por familia, segunda generación (continuación) Activos y recursos en familias de sectores medios del D.F… 139 07/01/14 13:43 01_NuevaAntropología79.indd 140 Ingresos privados en especie Valor de los servicios sociales públicos Portafolio de recursos y activos Familias derecho a financiamiento para vivienda por el Infonavit. Alfa La hija que no trabaja recibe transferencias de un programa del gobierno del D.F., dirigido a madres solteras (su estado civil es viuda) Los dos hijos con posgrado recibieron becas del conacyt. Beta Gamma Delta es económicamente activa, también cuenta con aguinaldo, servicio médico del imss, derecho a financiamiento para vivienda (Infonavit). Épsilon Tabla 3. Portafolio de recursos y activos por familia, segunda generación (continuación) La hija con estudios de posgrado recibió el apoyo de las becas del conacyt y del pueg-unam Los otros dos hijos están desempleados y no cuentan con ningún beneficio derivado del empleo. Zeta 140 Gabriela Sánchez Hernández 07/01/14 13:43 Activos y recursos en familias de sectores medios del D.F… issste) ya no se reciben más, en virtud de la finitud de la prestación, o bien porque se dejó de cubrir alguna de las características requeridas para disfrutar de un activo, como por ejemplo, ser estudiante de algún posgrado reconocido por el Conacyt. La pérdida del poder adquisitivo de los salarios, en algunos casos, se ha visto restituida por el uso de las tarjetas de crédito, así como por la implementación de diversas estrategias de ahorro familiar, como la participación en tandas y en cajas de ahorro, que buscan nivelar la calidad de vida, el gasto familiar y, en algunos casos, como los de la familia Beta, Alfa y Zeta, fomentar el ahorro. El uso de las tarjetas de crédito ha sido uno de los recursos más comunes en el manejo de las finanzas domés ticas de la mayoría de las familias exploradas. De todos los miembros económicamente activos de cada una de las familias, se pudo identificar al menos la adjudicación de una tarjeta de crédito. Los plásticos son destinados básicamente a comprar alimentos, pagar comidas en restaurantes, compra de ropa y accesorios para la familia. Los entrevistados señalaron que hacen uso de la tarjeta de crédito preferencialmente cuando encuentran promociones de pagos diferidos sin el cobro de intereses bancarios. Las deudas contraídas por el uso de tarjetas de créditos en muchos casos son cubiertas, en gran medida, cuando reciben prestaciones como aguinaldos y reparto de utilidades. Por ejemplo, la hija de la familia Alfa que trabaja en la Delegación de Tlalpan; la hija mayor del grupo do- 01_NuevaAntropología79.indd 141 141 méstico Zeta, empleada de la sep, así como su madre que funge como ama de casa; y la hija de la familia Gamma, quien labora en la Semarnap, son los personajes que por hábito participan en tandas que se organizan en sus centros de trabajo. En el caso de la jefa de la familia Zeta acostumbra participar en tandas cuyos integrantes son familiares y amigas de muchos años. Todas ellas participan en tandas una vez por año y en algunas ocasiones, dependiendo de su gasto corriente y de los compromisos económicos adquiridos, así como de la duración de las tandas, deciden participar en dos tandas a lo lar go de un mismo año. Cabe resaltar que, con excepción de un miembros de la familia Zeta, los hijos (segunda generación) que trabajan participan en cajas de ahorro organizadas, ya sea por la empresa, o bien por empleados de los centros de trabajo, quienes a fin de año reciben el total de sus ahorros, más un porcentaje correspondiente a la usura del monto acumulado y en función del monto total prestado a lo largo del año. Por otro lado, el uso de tarjetas bancarias (crédito) y de la participación en tandas y cajas de ahorro, permiten a estas familias solucionar gastos que con los ingresos netos fijos no podrían disipar. Muchos de estos gastos están relacionados con el mantenimiento de actividades, gustos y preferencias que les hacen mantener, aunque cada vez en menor medida, la idea de pertenencia a un sector medio. Sin embargo, los miembros económicamente activos coin ciden en señalar que cada vez tienen más restricciones en sus estilos de vida 07/01/14 13:43 142 en virtud de que sus salarios nos están nivelados con el “costo de la vida”, y generalmente están a la expectativa de una serie de estrategias que permita ahorrar y economizar en el ejercicio cotidiano de las finanzas familiares. Es destacable el hecho de que por lo menos un miembro de cada grupo doméstico tiene y hace uso de tarjetas de crédito. En el caso de la familia Zeta, el padre (primera generación) del grupo doméstico usa la tarjeta de crédito sólo para respaldarse en “un caso de emergencia”, como sería una enfermedad o un accidente. En este contexto, la segunda generación maneja otros principios para el uso de tarjetas de crédito, el cual se basa en mantener ciertas comodidades, servicios médicos y educativos particulares, que muchas veces su salario neto mensual no puede cubrir. La segunda generación también considera el uso de las tarjetas en situaciones de emergencias; sin embargo, las decisiones sobre su uso son más relajadas en comparación con las de los padres. Por otra parte, el tamaño, ciclo y composición de las unidades domésticas por género y generación determinan en mucho el tipo de gasto. En el año 2000, cuando se llevó a cabo el trabajo de campo sólo la familia Zeta era extensa y se encontraba en el ciclo de formación, el resto de unidades domésticas permanecían como familias nucleares en la fase de reemplazo. Sin embargo, en 2007 la composición, ciclo y tipo de familias ya habían cambiado: las unidades domésticas Beta, Gamma, Épsilon se habían convertido en familias en etapa de formación y extensas. 01_NuevaAntropología79.indd 142 Gabriela Sánchez Hernández Algunos miembros de la segunda generación se casaron y comenzaron a tener hijos, al mismo tiempo que seguían habitando en la casa de los padres. Este comportamiento de las familias determina sustantivamente el uso del portafolio de recursos y activos y, por ende, modifica con el tiempo las estrategias de reproducción familiar. En la fase de formación la segunda generación aumenta sus gastos, además de que demanda mucho apoyo material, financiero, logístico y de tiempo de sus padres (primera generación). En 2007 los miembros de la segunda generación económicamente activos estaban a punto de ejercer su derecho a crédito para vivienda. El alcance de compra de la propiedad dependía del monto del crédito prestado por el Infonavit o el fovissste —según el caso—, de los ahorros de los hijos y de la ayuda financiera que los padres de algunas familias (Épsilon y Beta) potencialmente bridarían para la adquisición de un inmueble mejor valuado por el mercado en comparación con el que se podría adquirir bajo el rubro de interés social. NOTAS FINALES La economía doméstica de múltiples familias se ve profundamente impactadas por las políticas macroeconó micas de los gobiernos nacionales, así como de las crisis mundiales, tal es el caso de esta última crisis financiera que inició en diciembre de 2008 y continuaría, según los analistas políticos y financieros, hasta 2010. Estas familias han hecho de las crisis económicas, de la contracción económi- 07/01/14 13:43 Activos y recursos en familias de sectores medios del D.F… ca y del estancamiento en el crecimiento económico el hábitat cuasi natural, y por ello han puesto en marcha una versatilidad de estrategias de reproducción material y social a partir del uso del portafolio de recursos y activos. La formación del patrimonio fa miliar (educación, bienes y activos de capital, cultura y recreación, mantenimiento de redes sociales y procuración de la salud) por parte de la primera generación se construyó en el marco del Estado desarrollista o benefactor, cuyos programas destinados a la creación de valor de los beneficios del empleo y del valor de los servicios sociales públicos fueron decisivos. La introducción de un nuevo modelo económico de corte neoliberal, el contexto socio-económico, afecta principalmente los rubros de valor del empleo por la flexibilización del mismo y reduciendo notablemente el valor de los servicios sociales públicos y privilegiando los valores del mercado; de tal suerte que aquellos bienes inmuebles o activos de capital, adquiridos por la primera generación gracias al valor de los beneficios del empleo y al valor de los servicios sociales del Estado desarrollista, cobraron centralidad en la conformación del capital y patrimonio en un contexto de libre mercado. De esa forma, la primera generación ocupa un nuevo rol: el de dueños de un capital que genera usufructo dentro del esquema económico neoliberal. El ingreso en efectivo producto de la utilidad de los activos de capital complementa el gasto familiar y se vuelve un apoyo sustantivo en momentos de contingencias. Eventualmente, 01_NuevaAntropología79.indd 143 143 la posesión de estos bienes inmuebles pasará a los hijos (segunda generación) por medio de herencias, lo cual les ayudará a conformar sus bienes de capital. No obstante, se observó que la segunda generación tarda más tiempo en salir de la casa paterna, también tarda más tiempo en adquirir una vivienda propia, cuyo valor generalmente es inferior al de los bienes inmuebles adquiridos por los padres, toda vez que se trata de viviendas —en su mayoría— de interés social (con menor superficie de terreno y construcción). La adquisición de la primera vivienda por parte de la segunda generación se define en función del tiempo cotizado necesario y del monto que el Infonavit o el fovissste fija como máximo para un préstamo para casa habitación. El tamaño, ciclo y composición de las unidades domésticas por género y generación determinan en mucho el tipo y la magnitud del gasto familiar. Lo anterior, aunado al valor que en función del contexto socio-económico se da al portafolio de recursos y activos, determina en gran medida las formas de las diversas estrategias de reproducción material y social de una unidad doméstica. Finalmente, considero valioso resaltar que en la segunda generación, sobre todo en los miembros que trabajan en la iniciativa privada, existe un sentimiento de temor permanente por perder el empleo y con ello los beneficios derivados del mismo, como el ingreso en efectivo, el servicio médico del imss y, en algunos casos, el seguro de gastos médicos, entre otras prestaciones. 07/01/14 13:43 144 Este punto es importante, ya que en México el mayor ingreso en efectivo de las familias se obtiene por medio del trabajo formal o informal, y si los trabajos son escasos y con una gran flexibilización laboral o pérdida del valor de los beneficios del mismo —por ejemplo, la contratación por honorarios profesionales o mediante la figura del out sourcing—, los trabajadores quedan totalmente desprotegidos y vulnerables en sus derechos laborales. Estos escenarios, en los que afloran sentimientos de fragilidad y temor son propios de contextos neoliberales y muy habituales para la segunda generación. En ese sentido, fue muy interesante recuperar la experiencia de la primera generación, los padres, quienes desconocían por completo lo que era el temor a quedarse sin empleo y sin servicio médico, entre otros aspectos, en un contexto donde hay poca oferta laboral y mucha demanda aun de trabajos con escasas o nulas prestaciones o beneficios más allá del salario mismo. BIBLIOGRAFÍA Adler Lomnitz, Larissa (1990), “Clase media y capital social”, en Soledad Loaeza y Claudio Stern (eds.), Las clases medias en la coyuntura actual, México, El Colegio de México. _____ (1997), Cómo sobreviven los marginados, México, Siglo XXI. Benítez, Marcela (1990), “Hogares y fuerza de trabajo”, en Fernando Cortés y Óscar Cuéllar (coords.) Crisis y reproducción social. Los comerciantes del sector informal, México, Flacso/Miguel Ángel Porrúa. 01_NuevaAntropología79.indd 144 Gabriela Sánchez Hernández Bourdieu, Pierre (2000), Poder, derecho y clases sociales, Bilbao, Desclée de Brouwer. 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Townsend, Peter (1979), Poverty in the United Kingdom, Londres, Penguin. 01_NuevaAntropología79.indd 146 Gabriela Sánchez Hernández _____ (1974), “Poverty as Relative Depri vation: Resources and Style of Living”, en Dorothy Wedderburn (ed.), Poverty, Inequality and Class Structure, Cambridge, Cambridge University Press. 07/01/14 13:43 LA “CONSAGRACIÓN” DE UN SACERDOTE EN LAS “ASAMBLEAS” DE SABIOS AMERICANISTAS: EL CASO DE MONSEÑOR PABLO CABRERA (1910) Mariela Eleonora Zabala* Resumen: A partir del reconocimiento de un espacio expositivo montado en la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina), en este artículo se indaga y reconstruye la consagración académicacientífica de monseñor Pablo Cabrera en dos congresos de americanistas que tuvieron como escenario Buenos Aires en 1910. El XVII Congreso Internacional de Americanistas y el Congreso Científico Internacional Americano fueron el lugar donde Cabrera ingresó, se presentó a través de sus investigaciones y se consagró como un hombre de ciencia. Pero lo detonante es que en el primer congreso se debatió el origen del hombre. Entonces, ¿cómo un hombre cristiano, profeta de las verdades del dogma escuchaba las verdades racionales de la ciencia? Palabras clave: americanismo, 1910, monseñor Pablo Cabrera, verdad. Abstract: Based on the acknowledgement in an exhibition at the National University of Córdoba (Argentina), this article investigates and reconstructs the academic-scientific consecration of Monsignor Pablo Cabrera at two Americanist congresses that took place in Buenos Aires in 1910. The 17th International Congress of Americanists and the International American Scientific Congress were where Cabrera was accepted, presented his research, and was consecrated as a man of science. However the spark was that in the former there was debate on his origin. How then could a Christian man, a prophet of the truth of the dogma, listen to the rational truths of science? Keywords: Americanism, 1910, Monsignor Pablo Cabrera, truth. *Doctora por la Facultad de Filosofía y Humanidades-Universidad Nacional de Córdoba. Línea principal de investigación: Historia de la antropología argentina y su modo de hacer teoría antropológica. Agradecimientos a Silvia Fois, Delia Cabrera y Nicolás Alessio, por su generosidad en cada comunicación. Esta investigación la hice en el marco de mi tesis de maestría en antropología en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba, titulada, “Las verdades etnológicas de Monseñor Pablo. Una etnografía de archivos”; y como parte del Proyecto de Investigación PICT/R 2008-2011 “Antropología Social e historia del campo antropológico en la Argentina, 19401980”, dirigido por Rosana Guber. Asimismo conté con una beca de la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Universidad Nacional de Córdoba. 147 01_NuevaAntropología79.indd 147 07/01/14 13:43 148 Mariela Eleonora Zabala A l ingresar a la Sección de Estudios Americanistas de la Biblioteca Elma K. de Estrabou de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba (ffyh-unc), se veía al fondo un armario antiguo y al continuar la marcha se ampliaba nuestro campo visual y se armaba ante nuestra mirada cautivada un “estudio”.1 Así se podía ver el espacio solemne: ¿A quién se le estaba rindiendo homenaje? Nada estaba por escrito al respecto, sólo que la viga del techo estaba tapizada por títulos y retratos de monseñor Pablo Cabrera. Ante esta evidencia busqué la confirmación por parte de la bibliotecaria Silvia Fois, quien raudamente comenzó a señalarme cada objeto y contarme algo de su histórica pertenencia y derrotero hasta llegar allí. “El sillón había pertenecido al deán Gregorio Funes; esos dos libros fueron confeccionados con motivo de sus bodas sacerdotales y todo el resto del mobiliario hasta la lámpara fue de monseñor. El atril por supuesto que lo hemos puesto nosotros y es actual” (comunicación personal del 30 de agosto de 2008). El deán Funes fue obispo provisor de la Diócesis de Córdoba en 1793, rector de la universidad en 1807 y defensor de la Revolución de Mayo de 1810. Este espacio estaba separado de la 1 El trabajo de campo lo hice entre 20072008 antes de la inauguración del nuevo edificio de la biblioteca que significó la unificación de la Sección Americanistas y de la Sección Antropología en un único espacio físico y con la consecuente pérdida de este montaje expositivo. 01_NuevaAntropología79.indd 148 Figura 1. Montaje en la sala de lectura Monseñor Pablo Cabrera, Sección de Estudios Americanistas de la Biblioteca Elma K. de Estrabou, ffyh de la unc (imagen cortesía de Silvia Fois). sala de lectura por una soga bordo con un cartelito colgante que nos advertía: “Prohibido pasar”. Tal vez a alguien, alguna vez, se le ocurrió sentarse en ese sillón o abrir el armario o sólo el cartelito nos indicaba que atrás había algo de “valor” histórico y económico. Este espacio expositivo es suscep tible de varias lecturas, pero puesto en contexto sólo encontramos uno similar en la Biblioteca Mayor de la Univer sidad Nacional de Córdoba (unc), de dicado a Dalmasio Vélez Sarsfield (1800-1875). La sala de exhibición está separada de la de lectura, conservando allí los manuscritos originales del Código Civil argentino de 1869, la biblioteca personal, una mesa y un busto de Vélez Sarsfield. A este lugar se ofrecen servicios de visitas guiadas. De alguna manera monseñor Ca brera quedaba equiparado, por este montaje, a un prócer nacional de la jurisprudencia, y el escenario era también una biblioteca, aunque sin sus libros, 07/01/14 13:43 La “Consagración” de un sacerdote en las “Asambleas” de sabios americanistas… documentos y manuscritos, y sin las marcas que dieran cuenta de su adscripción eclesiástica, exceptuando su fotografía. De todos modos, debía quedar claro que el escritorio del homenajeado era su lugar más destacado, su fuente de ideas, su taller de conocimiento. Para el contexto de la Facultad la significación de Cabrera residía en el escritorio (y el sillón), no en el púlpi to, el confesionario y lo que se observaba en el atril era un documento histórico y no una Biblia. La Sección de Estudios Americanistas era el “vestigio” del pasado instituto de nombre homónimo, del cual sólo quedaba la colección de mapas, fotografía, documentos y libros. El instituto se había proyectado el 14 de agosto de 1936 por iniciativa del rector de la unc, doctor en derecho Sofanor Novillo Corvalán, con el objetivo de “promover e intensificar las investigaciones de carácter histórico”. Esta iniciativa surgió a partir de “los libros, documentos, manuscritos y museo” de monseñor que ofreció en venta su hermana Teresa a la unc. La propuesta fue aceptada y la transacción se efectuó el 23 de julio de 1936, meses después al deceso de su dueño que había ocurrido el 29 de enero de dicho año (Requena, 2009). Ante este espacio expositivo histórico surge la pregunta de qué hizo para el desarrollo de la ciencia —y más específicamente para el campo del americanismo— monseñor Pablo Cabrera, que mereció este homenaje en un espacio académico en la Universidad que fue la cuna de la Reforma Universitaria de 1918, en pleno siglo xxi, y a casi 70 años de su muerte. 01_NuevaAntropología79.indd 149 149 Pero antes un dato más: el otro instituto que surgió en 1940, en el seno de la misma Universidad, fue el Instituto de Arqueología, Lingüística y Folklore “Monseñor Pablo Cabrera”, el cual años más tarde pasó a llamarse Instituto de Antropología, y hoy parte de aquel instituto es el Museo de Antropología (ffyh-unc) (Ferreyra, 2006). Hasta 2008 la biblioteca de dicho Instituto se encontraba en la Sección Antropología de la Biblioteca. Será que para la época de creación de ambos institutos se consideraba que las investigaciones de monseñor Cabrera pertenecían al campo de las ciencias antropológicas. Las secciones de antropología y americanistas han permanecido separadas hasta el año 2008, cuando fueron reunidas en un mismo espacio físico y aún no está definido el nombre pero los usuarios seguimos llamándola “americanistas”. Siguiendo los indicios de “Americanistas”, en este artículo analizo e interpreto el surgimiento de monseñor Pablo Cabrera a partir de su consagración pública en 1910, con su partici pación en dos reuniones de “sabios” en el corazón académico de la Argentina, La Plata y Buenos Aires, siendo ésa la categoría con que se designaba a las personas de conocimiento y que pertenecían a la comunidad de científicos, esto es, a los cultores y promotores del saber racional y empírico. UN POCO DE SU VIDA Pablo nació el 12 de septiembre de 1857 en la provincia de San Juan, hijo de Pablo José Cabrera, comerciante 07/01/14 13:43 150 de mulas oriundo de Chile, y Melitona de Fesas Mercado.2 Era uno de los seis hermanos, según me lo transmitió su sobrina nieta y biógrafa Delia: Arturo Rufino,3 Pablo, Teresa, Mercedes, Virginia y Clara Rosa. Clara fue monja de la congregación de las Hijas de Nuestra Señora, radicada en Godoy Cruz (Mendoza); Teresa y Virginia vivieron con monseñor Cabrera en Córdoba (comunicación personal del 25 de septiembre de 2008). Su madre tenía ya dos hermanos sacerdotes: Domingo (miembro de la orden de los Padres Dominicos) y Eleuterio (miembro del clero regular de la Diócesis de Córdoba). Domingo ha bía traído a Eleuterio a formarse como sacerdote en la Diócesis de Córdoba. Eleuterio alcanzó el cargo de vicerrector del Seminario Nuestra Señora del Loreto de Córdoba en 1874, y fue él quien costeó y acompañó los estudios de Pablo hasta su ordenación, que tuvo lugar en la Diócesis de Cuyo el año 1883.4 Pablo fue estudiante del seminario ocupando una beca de la diócesis de 2 Según figura en su legado sacerdotal conservado en el Archivo del Arzobispado de Córdoba. 3 Era el abuelo de Delia y padre de Arturo Cabrera Domínguez, quien trabajó como ayudante de monseñor en el Museo Histórico Colonial de la Provincia de Córdoba. 4 Para que se consumara la ordenación el tío debió iniciar el expediente solicitándole al obispo Jerónimo de Clara de la Diócesis de Córdoba la autorización. El obispo respondió afirmati vamente por “la escasez de sacerdotes” que había en las diócesis y sugería al obispo que le otorga ra la “Sagrada Orden del Presbiterado” a Pablo Cabrera, pero antes recomendaba que se le tomara un examen. Archivo de la Arquidiócesis de Córdoba, legajo de Ordenación de Pablo Cabrera. 01_NuevaAntropología79.indd 150 Mariela Eleonora Zabala San Juan de Cuyo.5 Estas becas eran resultado de acuerdos entre diócesis que carecían de un centro formador de sacerdotes, con una diócesis que contaba con un seminario, como era el caso de Córdoba. Eleuterio Mercado, quien para la fecha de formación de Pablo, estando residiendo en Mendoza, pa gó sus estudios, pero su “padrinazgo” no fue sólo éste. Además, lo vinculó con el mundo de la Iglesia y con sus contactos personales, sobre todo a partir de haber ocupado el cargo en el seminario. Ello le permitió vincularse con la familia de los demás seminaristas, gente de clases acomodadas de estas provincias viejas. Por su parte, y en tanto que comerciante de mulas, su padre, también lo vinculó con un amplio campo de relaciones sociales. Recordemos que, hasta la primera mitad del siglo xix, Córdoba se especializaba en la producción mular para los mercados mineros andinos, a lo que se suma que desde 1770 comenzó a exportarse ganado en pie hacia Chile. Las guerras de la independencia generaron “una crisis social de masas”, es decir la transformación del mercado, la pérdida de fuentes de trabajo y la reducción de quienes se dedicaban al fructífero mercado mular, lo que probablemente afectó la fortuna del padre de Pablo y lo habría llevado a abandonar a su familia y emigrar a Chile, su tierra natal. Cuando quise aclarar este punto, Delia me respondió con la ya sabida barrera: “son secretos de familia que nunca nos enterare5 Diócesis creada el 19 de septiembre de 1834 con la bula “Ineffabili Dei Providentia”, de Gregorio XVI. 07/01/14 13:43 La “Consagración” de un sacerdote en las “Asambleas” de sabios americanistas… mos” (comunicación personal del 24 de septiembre de 2008). Sin embargo, puede inferirse que la carrera sacerdotal le ofrecía a uno de los dos hijos varones de una familia del interior a cargo sólo de la madre, un futuro relativamente promisorio y de prestigio. Cuando Pablo cursó sus estudios en la universidad, en tiempos en que no había diferencias entre quienes aspiraban al sacerdocio y quienes aspiraban a ser abogados, sus relaciones se ampliaron. Según el libro de exámenes que se conserva en el Archivo General Histórico de la Universidad Nacional de Córdoba (aghunc), Pablo rindió materias entre 1872 y 1881, aunque no está asentado en ningún libro su egreso como licenciado. Durante los años de estudio de Pablo, la Iglesia y la Universidad venían manteniendo serios conflictos, que se generaron cuando el Poder Ejecutivo Nacional creó la carrera de teología en 1880. El rector de la Universidad, Alejo Carmen Guzmán, decidió nombrar a los docentes de la carrera de teología, pese a que el obispo fray Mamerto Esquiú apeló por considerar que le cabía a él esta potestad, según el Concilio de Trento. Tal diferencia condujo al cie rre temprano de la carrera y al pase de formación de los seminaristas al Seminario Mayor Nuestra Señora de Loreto del Obispado (Ansaldi, 1997). Por esta decisión, los seminaristas perdieron la formación universitaria y el espacio de socialización con futuros intelectuales y políticos cordobeses laicos. Pese a este corte, Pablo rindió el examen de teología en la Universidad el 24 de noviembre de 1881. 01_NuevaAntropología79.indd 151 151 En el mismo proceso de secularización, otro conflicto se suscitó entre la Iglesia católica y la Universidad, debido a las tesis doctorales de José del Viso (aprobada en 1883) y Ramón J. Cárcano (aprobada en 1884), respaldada por su “padrino” de tesis Miguel Juárez Celman. Del Viso debatía la “libertad de testar” y Cárcano sostenía la igualdad de derechos civiles entre “hijos naturales, adulterinos, incestuosos y sacrílegos”. Ambos afirmaban la defensa de la libertad de pensamiento y conciencia, y dichas tesis fueron aprobadas por los docentes universitarios pero condenadas por el obispo, monseñor Jerónimo Emiliano Clara, porque cuestionaban un terreno donde la norma jurídica estaba, hasta entonces, impregnada de principios y fundamentación teológica (Ansaldi, 1997; Buchbinder, 2005). La ordenación sacerdotal de Pablo fue aún más compleja, aunque dicha complejidad se desplegó al interior de la institución eclesiástica. El direc tor del seminario en 1877, “monseñor Eduardo”, autorizó a Cabrera a reci bir la tonsura clerical y las cuatro órdenes menores, esto es, el primer grado clerical de preparación para la ordenación sacerdotal final.6 Pablo escribió entonces una carta al obispo de Córdoba, afirmando su deseo de “ser un sacerdote de Córdoba”. Pero, llamativamente y como ya señalé, la ordenación se llevó 6 Junto con Pablo Segundo Cabrera recibieron la tonsura clerical y las Cuatro Órdenes menores José Domingo Martínez, Maximiliano Sindar Ferreira, Jacinto A. Correas, Juan José Purcell. Libro de Órdenes 1876-1905, Archivo del Arzobispado de Córdoba. 07/01/14 13:43 152 a cabo en la Diócesis de Cuyo en 1883. De modo que es factible que esta opción no fuera bien recibida por el obispo cordobés que siendo Pablo “un hombre de la Iglesia” de Córdoba había decidido ordenarse en otra diócesis, cuando ya había manifestado su as piración a pertenecer a esta diócesis habiendo allí recibido la “Tonsura y cuatro órdenes menores”. Este desplazamiento a otra provincia, cierto que temporario, debe haberle obstaculizado su reinserción en Córdoba, siendo asignado a su regreso como capellán en el Colegio Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús, al otro lado del río Suquía, el cual separaba a la ciudad de los nuevos “pueblos” que surgían a la sazón de la modernización provincial a fines del siglo xix. Entre 1884 y 1896 la capellanía fue en el colegio que era un establecimiento de niñas y sede del noviciado de la congregación, fundada años antes en Pueblo Nuevo General Paz, en terrenos donados por Augusto López. Luego, en dicho lugar se fundó el Colegio Calasancio bajo la dirección de los Reverendos Padres Escolapios (Boixados 2000: 69-106). La importancia de estos espacios religiosos católicos radicados en ese Pueblo Nuevo se fundaba en la presencia de una cantidad considerable de personas que profesaban el protestantismo, oriundos de Inglaterra y arribados como obreros del ferrocarril. Luego, el presbítero Cabrera fue asignado como párroco en la Parroquia del Pilar, ubicada a las márgenes de la ciudad colonial. Sobre un total de poco más de 20 000 habitantes en dicha parroquia, según el presbítero Cabrera, a 01_NuevaAntropología79.indd 152 Mariela Eleonora Zabala partir de los datos que le ofreció la Oficina de Estadísticas de la Provincia, había unos 300 protestantes con dos salones (templos), uno dedicado a la primera enseñanza y otro al canto.7 El presbítero Cabrera ejercía como párroco en un espacio de frontera con la modernización, la periferia de la ciudad colonial y de cara a una población nacional y socialmente diversa llegada de la inmigración europea de finales del siglo xix a la ciudad de Córdoba. Toda su vida sacerdotal hasta su retiro, el 31 de julio de 1929,8 permaneció en la Parroquia del Pilar, a pesar de haber recibido su distinción como “monseñor” antes de 1910, a pedido del obispo Zenón Bustos al papa Pío X. Como no es un grado en la ordenación sacerdotal, ni un sacramento, no queda asentado en ningún libro de la Iglesia. LAS “ASAMBLEAS” DE SABIOS DEL AMERICANISMO EN 1910 Un año muy particular para la Argentina fue 1910, y también para mon señor Cabrera. Como parte de las celebraciones por el Centenario de la Revolución de Mayo, se hicieron en el Río de la Plata dos reuniones científicas en las que él participó como “representante” de la Universidad Nacional 7 Información declarada por monseñor Pablo Cabrera ante la Visita Canónica de 1905. Archivo del Arzobispado de Córdoba, caja 2, Monseñor Pablo Cabrera. 8 Carta dirigida por monseñor Pablo Cabrera al obispo de Córdoba Dr. Fermin E. Lafitte. Biblioratos de monseñor Pablo Cabrera en la Sección de Estudios Americanista de la Biblioteca de la ffyh-unc. 07/01/14 13:43 La “Consagración” de un sacerdote en las “Asambleas” de sabios americanistas… de Córdoba. Ambas reuniones tenían por temática convocante al “americanismo”: uno fue el relevantísimo XVII Congreso Internacional de Americanistas (cia) organizado por la sociedad homónima, que se llevó a cabo entre el 17 y el 23 de mayo en la Ciudad de La Plata, cumpliendo tres décadas como ca pital provincial, y otro, el Congreso Científico Internacional Americano, en tre el 10 y el 25 de julio en la ciudad de Buenos Aires.9 Los asistentes llegaban a estas reu niones por previa invitación del comité organizador; algunos asistentes, además, presentaban o “leían” los resultados de sus investigaciones. Auspiciaban estos trabajos y reuniones instituciones públicas como la Universidad, los museos y las academias nacionales, y espacios privados como las sociedades eruditas (Learned Societies se les lla9 El Congreso Científico formó parte de las celebraciones que se sancionaron en el Congreso Nacional (ley 6286/8/2/1909), junto a otras medidas, como la realización de una plaza frente al edificio del Congreso Nacional, con dos monumentos conmemorativos, uno de la Asamblea Nacional de 1813 y otro del Congreso de 1816. Se decidió erigir un monumento dedicado a España, un monumento a los ejércitos de la in dependencia en la Plaza General San Martín, y un monumento a la Marina de Guerra ar gentina en la isla de Martín García, y uno a la bandera nacional en la ciudad de Rosario en la provincia de Santa Fe; en Córdoba se haría una estatua al deán Funes, y en Salta una estatua ecuestre al general Martín M. de Güemes. Vale señalar que sólo en Córdoba se decidió conmemorar la revolución con un monumento a un sacerdote que fuera obispo de Córdoba, rector de la universidad y protagonista en los hechos de mayo, como fue el deán Funes. El mismo al cual pertenecía el sillón del escritorio de monseñor. 01_NuevaAntropología79.indd 153 153 maba en Europa y en EE.UU.), la So ciedad Científica Argentina (1872) y la Junta de Historia y Numismática Americana (1893), para el caso de Buenos Aires. En Córdoba, la Academia Nacional de Ciencias contaba con financiamiento para desarrollar viajes de campaña, labor editorial para publicar los resultados de las investigaciones y una biblioteca especializada que se enriquecía por medio del intercambio con instituciones del extranjero. Veremos a continuación que los eventos de sabios de 1910 en La Plata y Buenos Aires, deben haber puesto al presbítero Pablo Cabrera —título con el cual consta en las actas y referencias a los congresales— ante un dilema entre la verdad racional y la verdad revelada. Cabrera transitó entre ambas verdades con una maestría que difícilmente haya sido casual e inocente. El Congreso Internacional de Americanistas El cia era una “comunidad científica” internacional, que se estaba construyendo desde su creación en 1875 en Francia, reuniendo a científicos dispersos geográficamente, y unidos por la preocupación fundamental de estu diar a la América precolombina. Era una red que se constituía en torno a una problemática específica, buscando demarcar su campo de saber y generar una producción y flujo de conocimientos que incidiera en la creación de auto ridad dentro del mismo campo disciplinar y la irradiara para diferenciarse de otros campos disciplinares (LópezOcón, 2002). 07/01/14 13:43 154 Esta comunidad reunida en Viena, Austria, eje de la ciencia europea en 1908, eligió La Plata como sede de la futura reunión del cia. En 1910 sería la primera reunión organizada en suelo americano. “El Americanista”, como se lo llama habitualmente, tendría como sede a una ciudad de urbanización reciente y modernista, que se ufanaba de su proximidad con la ciencia y el saber, con una flamante universidad que daría prueba del desarrollo de las ciencias en el nivel más avanzado de la ciencia occidental. Allí estaba el gran laboratorio del naturalismo, el Museo de Ciencias Naturales, con las colecciones más diversas de objetos, materiales y culturas más representativas de todo el territorio de la República, con los implementos más sofisticados de medición, clasificación y exposición, y con encumbrados profesores contratados en el extranjero, especialmente en Alemania. No sólo era ésta la primera reunión convocada en América, sino que en Viena se les habían encargado los trabajos preliminares para la organización a los representantes argentinos: el profesor J.B. Ambrosetti, delegado por la Universidad de Buenos Aires; el profesor Robert Lehmann-Nitsche, delegado de la Universidad de La Plata; y el socio ausente Francisco P. Moreno, fundador y ya ex director del Museo de La Plata. Esta sesión del Congreso estaba fechada para el mes de mayo, y se pla nificó complementar con la que se efectuaría en el mes de septiembre de ese mismo año en México, que también conmemoraba el centenario del “Grito 01_NuevaAntropología79.indd 154 Mariela Eleonora Zabala de Dolores” del 16 de septiembre de 1810. Aunque las reuniones de americanistas se hacían cada dos años, desde su creación en 1875 en el Congreso que tuvo como sede Nancy (Francia), 1910 sería una excepción. Los delegados del Congreso por Argentina, y encargados de iniciar la organización del próximo en 1910, fueron ratificados en sus tareas por el ministro de Relaciones Exteriores, Victorino de la Plaza, y el Ministro de Justicia e Instrucción Pública, Rómulo S. Naón, según decreto del 8 de julio de 1909 en Buenos Aires. La Comisión Organizadora del Congreso tuvo por “protectores” a dichos ministros y como “presidente” a José Nicolás Matienzo, decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Hasta aquí nada indicaba el vínculo entre la especificidad del tema del Congreso con sus autoridades, pero entre los vicepresidentes de la reunión se vislumbra a las “autoridades académicas” ligadas a los estudios del americanismo en la Argentina: Ambrosetti, director del Museo Etnográfico de la Facultad de Filosofía y Letras de la Uni versidad de Buenos Aires, catedrático suplente de Arqueología Americana de la misma unidad académica y profesor de Arqueología en la Escuela Normal Superior de Buenos Aires; Angel Gallardo, catedrático de Botánica en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires; ingeniero Otto Krause, decano de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires; Samuel Lafone Quevedo, director del Museo de La Plata y cate- 07/01/14 13:43 La “Consagración” de un sacerdote en las “Asambleas” de sabios americanistas… drático de Arqueología americana en las universidades de Buenos Aires y La Plata, y Enrique Peña, presidente de la Junta de Historia y Numismática Americana, Buenos Aires. Estos perfiles coinciden en ser universitarios de la Universidad de Buenos Aires (uba) y de La Plata (unlp), salvo Peña, y dedicados a distintas disciplinas académicas, como eran la Arqueología, la Botánica y la Ingeniería, pero con una raíz común como era su vínculo a las Ciencias Naturales. Otra recurrencia es que los dos museos universitarios más importantes, por su antigüedad y colecciones, el Etnográfico de Buenos Aires y el de La Plata, estaban representados por sus máximas figuras, sus directores. Sin embargo, no se cuentan hasta aquí representantes del interior del país, los que sólo aparecieron como parte de los 27 vocales. No consta cómo fueron elegidos, aunque es muy probable que conformaran una red que venía tramada desde algún tiempo atrás. Los vocales fueron Miguel Lillo, químico y naturalista tucumano; Tomás Miguel Arañarás, catedrático de Historia del Derecho; Santiago F. Díaz, catedrático de Historia de las Insti tuciones Representativas; Guillermo Bodenbender, de Geología, y Pablo Cabrera, presbítero, los cuatro por la unc; otro presbítero fue el salteño Julián Toscazo y el vicario de las Posadas (Misiones) Federico Vogt; el coronel Luis Jorge Fontana, director de la Escuela de Vitivinicultura de San Juan; y un extranjero de nacionalidad uruguaya, Benigno T. Martínez, profesor de Historia y Geografía en el Colegio Nacional y 01_NuevaAntropología79.indd 155 155 en la Escuela Normal de Uruguay. Así, no todas las provincias estaban representadas; Córdoba seguía a Buenos Aires y La Plata en número de voca les. En el mismo sentido tres provincias —Salta, Misiones y Córdoba— participaban con un sacerdote de la Iglesia católica. ¿Qué lugar ocupaban los sacerdotes católicos en el saber científico de gestión provincial? Si retomamos lo interpretado por López-Ocón (2002) acerca de los orígenes de los congresos de americanistas, él considera que en estos espacios coexistieron diversos estilos de pensamiento, basados en diferencias ideológicas, adscripciones nacionales, o tradiciones disciplinares. Entonces, no nos debería sorprender que entre los “científicos americanistas” hubiera “sacerdotes”. Pero volvamos al tema del provincialismo y la presencia de los sacer dotes en el quehacer del americanismo. Córdoba era la sede de la primera universidad fundada por la Compañía de Jesús y establecimiento escolar argentino. Salta era también una provincia vieja y contenía a una tradicional sociedad hispana. Misiones, aún territorio nacional, limitaba con Paraguay y Brasil, y estaba sujeta a una masiva colonización agraria europea, después de ser escenario aledaño de la Guerra del Paraguay. Su aporte al americanismo estaba probablemente ligado a que se trataba de una antigua provincia jesuítica con misiones indígenas largamente desaparecidas. Para la fecha, Misiones, Salta, San Juan y Tucumán carecían de universidades. 07/01/14 13:43 156 San Juan, Salta y Tucumán eran viejas provincias marcadas por la presencia indígena, durante el periodo colonial ruta de paso del comercio a Chile y al Alto Perú, respectivamente, y para finales del siglo xix pujantes productoras de materias primas para la exportación, como el vino y la caña de azúcar. En el campo intelectual San Juan fue la cuna de Domingo Faustino Sarmiento, presidente de la nación argentina en el proceso conocido de conformación del Estado moderno y laico, y Tucumán, de Juan Bautista Alberdi, redactor de las Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina en 1852. Tucumán y San Juan proveían de dos nombres nodales para la conformación de las ideologías rectoras del Estado nacional moderno. Si este cia fue trascendente porque por vez primera se reunían los científicos europeos y americanos en el continente estudiado, los americanistas del norte confiaban ahora la organización de su espacio de socialización más importante a los americanistas del sur. Pero ¿a quién? Precisamente a los argentinos, que durante el periodo histórico conocido como la formación del Estado nacional argentino (1862-1880) había sido un momento de afianzamiento del orden, el progreso y la organización nacional. Sarmiento, durante su presidencia (1868-1874), tuvo una decidida política para atraer maestros, profesores y científicos de los países del norte europeo para que dirigieran el sistema escolar público, así como las nuevas instituciones científicas para el desarrollo y la enseñanza de la ciencia 01_NuevaAntropología79.indd 156 Mariela Eleonora Zabala moderna. Por entonces, en Argentina residía una masa crítica de científicos del norte que se sumaba a un entusiasta plantel local.10 La ciencia debería servir a la modernización y, por ende, a la secularización de la sociedad argentina y de sus instituciones. Precisamente, los asistentes a las reuniones en Buenos Aires y La Plata procedían de varias especialidades disciplinares, y algunas de las personalidades que nos interesan rescatar son Lehmann-Nitsche, Lafone Quevedo y Ambrosetti, a quienes José Imbelloni caracteriza en su historia de la antropología argentina como los “antropólogos pioneros”. Estos hombres dejaron de hacer antropología exclusivamente en los museos, para ampliar su radio de acción a la docencia universitaria (Fígoli, 1990: 370). Córdoba participaba del evento desde otra posición, entre clerical y modernizada. Sede de la Universidad fundada por los padres jesuitas, sede de la Dió cesis de Córdoba que albergaba al Seminario Mayor de Córdoba Nuestra Señora de Loreto y, más tarde, hacia finales del siglo xix, sede de la Academia Nacional de Ciencias, lo cual confirmaría una orientación secular. La definición de científico y de sabio atravesaba la filosofía definitoria del cónclave. 10 En el caso de Córdoba había recibido, como política del Poder Ejecutivo nacional, la creación de la Academia Nacional de Ciencias, fundada el 8 de septiembre de 1869, y el Observatorio Astronómico, fundado el 24 de octubre de 1871. Ambos espacios dirigidos por esos científicos inmigrantes, pero en el caso de la academia por el alemán Carlos Germán Conrado Burmeister, y el observatorio por un estadounidense Benjamín Apthorp Gould (Tognetti, 2000). 07/01/14 13:43 La “Consagración” de un sacerdote en las “Asambleas” de sabios americanistas… Para Alejandro Rosa (1854-1914), primer director del Museo Mitre y miembro fundador de la Junta de Historia y Numismática Argentina al momento de recibir a los congresistas en el Museo, “Deben pasar por estos Congresos vuestros estudios personales, como pasan por el prisma de colores del iris, y las conclusiones a las que lleguéis, serán la luz blanca que disipará con su esplendor y brillo las tinieblas de la América Precolombina” (Actas del XVII Congreso, 1912: 60). En estas palabras Rosa ponía de manifiesto la importancia de estos congresos como ámbitos de esclarecimiento e iluminación sobre periodos que aún estaban en el misterio, como eran el periodo de la América precolombina y las poblaciones indígenas. En estas reuniones de sabios se ponían en contacto “hombres de distintas patrias para realizar una tarea que interesaba en común a toda la humanidad”, con el objetivo, según los estatutos votados en el primer Congreso Internacional de Americanistas, de “contribuir al progreso de los estudios etnográficos, lingüísticos e históricos”. Allí se coteja ban y legitimaban saberes y se establecían “las verdades” sobre el pasado americano. En los congresistas residía “la virtud de avivar el sentimiento de solidaridad que vinculaba entre sí a los investigadores de todos los países del mundo, por encima de todas las fronteras internacionales”. Los conocimientos que estos sabios generaban no servían sólo para escribir la historia local y nacional, sino también para la historia mundial que, en un mismo movimiento, constituía a la comunidad 01_NuevaAntropología79.indd 157 157 científica del mundo. El saber cómo las verdades religiosas eran consideradas un bien de la humanidad, y los sabios y consagrados también. José Nicolás Matienzo, decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la uba, en su discurso inaugural como presidente del cia valoraba los “criterios distintos” y “los puntos de vista diferentes” porque impiden “la formación de opiniones y doctrinas unilaterales”. Con claridad diferenciaba el conocimiento de las opiniones. La posibilidad de hacer una doctrina única y monocorde, y el lugar exclusivo de la autoridad sobre el saber, quedaba desmerecida, más aún si no podía discurrirse en función de comprobaciones o evidencias, como era en el caso de la doctrina cristiana. Como todos aquellos que se dedicaban a las Cencias Naturales a comienzos del siglo xx, los americanistas querían conocer el origen y la antigüedad del hombre pero, como su nombre lo indica, sus esmeros se orientaban a los orígenes del hombre en el continente americano desde disciplinas de las más diversas: Arqueología, Geografía, Etnografía, Lingüística, Prehistoria, Historia y Antropología Física. Para Rosa era tarea de los americanistas “[…] investigar el pa sado del continente, buscando en las nebulosas de la tradición las civilizaciones aborígenes, estudiar su lingüística tan sorprendente, su arquitectura, su arqueología, sus usos y costumbres, para luego ofrecer a la ciencia el conocimiento del alma indígenas […]” (Actas del XVII Congreso, 1912: 60). El XVII cia de 1910 es recordado por la academia del mundo como el debate 07/01/14 13:43 158 entre el naturalista platense Florentino Ameghino y el checo-estadounidense Alex Hrdlicka, acerca del origen y la antigüedad del poblamiento americano. Ameghino sostenía su “teoría autoctonista”, según la cual el hombre habría nacido en la región platense, y más específicamente pampeana. En contrapunto Hrdlicka postulaba la “teoría monogenista asiática”, considerando que la cuna de la humanidad había sido el continente asiático, y que el hombre habría ingresado a América por el Estrecho de Bering 10 000 años atrás. Esta discusión se mantiene hasta la actualidad en la comunidad de arqueólogos; los del norte y los del sur siguen discutiendo el poblamiento y la antigüedad del hombre americano, comparando los fechados más antiguos de los restos orgánicos hallados en las exacciones, y analizados por el método del Carbono 14. Estas discusiones se recrudecieron cuando los del sur pudieron tener sus propios laboratorios donde realizar sus estudios de Carbono 14, dejando de depender de los laboratorios del norte.11 Quienes participaban en estos eventos, en tanto que autoridades y expo sitores, eran aquéllos considerados personalidades de sus respectivas especialidades, pero también representantes del Estado nacional, la Universidad, 11 Valga la paradoja, el primer laboratorio para hacer dataciones a través del método conocido como Carbono 14 en territorio argentino se radicó en el Museo de Ciencias Naturales de la Ciudad de La Plata, bajo el nombre de Laboratorio de Tritio y Radiocarbono (Latyr), en 1964 y con el apoyo económico del Conicet (Relaciones, 2009). 01_NuevaAntropología79.indd 158 Mariela Eleonora Zabala algún museo o asociación, lo cual demandaba un posicionamiento ante la ciencia en el concurso general de saberes. Y la provincia de Córdoba enviaba como delegado al cia a un “presbítero”, término que habitualmente usa la Iglesia para designar a sus ministros ordenados.12 Tenemos pocos registros de su actuación en la reunión, pues Cabrera no figuraba en las Actas del cia que publicó Lehmann-Nitsche en 1912. ¿Se debía esta omisión a que para un académico y eminente científico naturalista dedicado a la Etnología, el folclore y, sobre todo, a la Antropología Física (sinónimo por entonces de la “antropología”) y la presencia de un sacerdote en ejercicio era impensable en un congreso científico? Desde 1906 Cabrera era el responsable de “las investigaciones históricas de los archivos institucionales” de la unc, y en 1908 el Consejo Superior le encargaba la investigación de los personajes ilustres que fueron alumnos, profesores, rectores y protectores de la casa a lo largo de su historia para pu12 Para la Iglesia Católica Apostólica y Romana existen siete sacramentos y uno de éstos es “el sacramento del orden”. Dicho sacramento actualmente se compone de tres grados jerárquicos, el más bajo es el de los diáconos (personas que pueden celebrar el sacramento del bautismo y del casamiento además de predicar, pero no pueden celebrar misa, ni confesar como tampoco administrar el sacramento de la unción a los enfermos), seguido por los presbíteros (pueden administrar los siete sacramentos menos consagrar a sacerdotes u obispos) y el de los obispados (con potestad para administrar todos los sacramentos). El título de monseñor es honorífico, no es parte del sacramento del orden (comunicación personal con el presbítero Nicolás Alessio, 28 de septiembre de 2008). 07/01/14 13:43 La “Consagración” de un sacerdote en las “Asambleas” de sabios americanistas… blicar una galería biográfica en 1914, el tercer centenario de la Universidad. Era lógico que la Universidad lo enviara como uno de sus representantes. Pero esta misión no puede soslayar el interrogante acerca de cuál sería su interés en participar de un espacio donde se valoraba lo distinto y diferente, las voces en disonancia, la luz de la ciencia iluminando a la humanidad, en disidencia con el dogma de la Santa Madre Iglesia. Es difícil creer que la otra autoridad que pendía sobre el presbítero Cabrera, el obispo de Córdoba, desconociera que un miembro de su clero partici paba en estos espacios tan modernos y tan laicos donde se discutían los úl timos avances del saber científico. ¿Cómo creer que el presbítero escucharía impávido que el hombre nació de un proceso evolutivo en la Pampa húmeda argentina? Seguramente habrá es cuchado estas postulaciones contra diciendo a la “teoría creacionista” cristiana, formulada por parte un sabio argentino como Ameghino. Y sin embargo, no sólo permaneció en la reunión sin conocerse queja, sino que regresó al Congreso siguiente. Congreso Científico Internacional Americano En el Congreso Científico Internacional Americano, Cabrera leyó su tra bajo sobre “Los lules”. Este hombre de la Iglesia, cuya misión era predicar la verdad revelada en la Biblia, fue invitado a formar parte de un mundo intelectual nucleado en la Universidad más antigua del actual territorio argentino, y cuyo prestigio alcanzó dis- 01_NuevaAntropología79.indd 159 159 tintos medios académicos del país y de América Latina tras un movimiento estudiantil conocido como la Refor ma Universitaria de 1918, con una clara postula anticlerical y modernizadora (Vidal, 2005; Aguiar, 2008; Requena, 2008). Esta segunda reunión se llevó a cabo entre el 10 y el 25 de julio en la ciudad de Buenos Aires (decidido por ley del Congreso Nacional nº 6286, en la sesión del 8 de febrero de 1909). En sus considerandos, el artículo 6 señalaba que “La comisión propenderá a la celebración en la capital de la repú blica de un Congreso Científico Internacional Americano” en el marco de los festejos por el “Centenario de la Revolución de Mayo”. La organización quedaba a cargo de la Sociedad Científica Argentina, “la institución científica nacional más arraigada y difundida”. La Sociedad contaba con un espacio editorial, los Anales, que en ese mismo año ya había publicado el volumen 66 donde sus miembros “reflejan el movimiento científico del país, en todas sus manifestaciones y aplicaciones”. En el campo de la investigación había “promovido y realizado las primeras exposiciones científicas e industriales, en 1875 y en 1876, y costeado la primera expedición a los Andes de la Patagonia en 1875”. Estos viajes eran planificados como medio para la resolución de uno o varios problemas científicos. Entre ellos estaba la detección de riquezas minerales, las vías de comunicación por los Andes de la costa atlántica y pacífica, y la defensa de la grandeza y de la integridad territorial argentinas ante las pretensiones de Chile (Podgor- 07/01/14 13:43 160 ny, 1999). También inició y organizó “los congresos científicos latinoamericanos que han tenido lugar en esta capital, en Montevideo, en Río de Janeiro y en Santiago de Chile”. Así el Estado argentino reconocía estos méritos, dejando en manos de dicha sociedad la organización de un congreso, acaso menor que el cia pero de una magnitud comparable. El Congreso tenía una notable “Comisión Honoraria” formada por su presidente, José Figueroa Alcorta, presidente de la República Argentina; los vicepresidentes ocupaban el gabinete nacional y las principales asociaciones científicas y de educación superior.13 Nada aún mostraba el re13 José Gálvez, ministro del Interior; Victoriano de la Plaza, ministro de Relaciones Internacionales Exteriores y Culto; Rómulo S. Naón, ministro de Justicia e Instrucción Pública (estos últimos, los mismos que en el cia); Ezequiel Ramos Mejías, ministro de Obras Públicas; teniente general Eduardo Racedo, ministro de Guerra; contralmirante Onofre Betbeder, ministro de Marina; ingeniero Pedro Ezcurra, ministro de Agricultura; Manuel de Iriondo, ministro de Hacienda; Manuel J. Guiraldes, intendente municipal de la Capital Federal; Eufemio Uballes, rector de la uba; Joaquín V. González, pre sidente de la unlp; Julio Deheza, rector de la unc; doctor Doering, presidente de la Acade mia Nacional de Ciencias; Estanislao S. Zeballos ex ministro de Relaciones Exteriores y Culto; ingeniero Luis A. Huergo, académico, consejero y ex decano de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales; Ameghino, director del Museo Nacional de Buenos Aires; Juan J.J. Kyle, profesor jubilado de Química Inorgánica en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales; Pedro N. Arata, decano de la Facultad de Agronomía y Veterinaria, profesor de Química en la Facultad de Medicina; coronel ingeniero Luis J. Dellepiane, consejero y pro fesor de Geodesia en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, inspector del arma de ingenieros. 01_NuevaAntropología79.indd 160 Mariela Eleonora Zabala corte disciplinar del Congreso ni sus diferencias con respecto al cia. Al analizar la formación de la “Comisión Directiva” vemos que su presidente fue Luis A. Huergo, presidente de la sección ingeniería. Los vicepresidentes fueron el presidente de la Sociedad Científica Argentina y Francisco P. Moreno, a quien ya mencionamos en el cia. Cada “vocal” representaba un área del saber instituida a nivel del Estado argentino y esa misma persona presidía una sección del congreso. El Congreso se organizó en las siguientes secciones: Ciencias Jurídicas y Sociales, Ciencias Militares, Ciencias Navales, Ciencias Químicas, Cien cias Antropológicas, Ciencias Geográficas e Históricas, Ciencias Geológicas, Ciencias Físicas y Matemáticas, Ciencias Biológicas, Ciencias Psicológicas, Ciencias Agrarias, de Propaganda y Redactora. Ameghino fue el presidente de la Sección Ciencias Antropológicas. La comisión organizadora giró invitaciones a instituciones del país que desarrollan las más diversas disciplinas. La unc fue invitada en carta del 23 de enero de 1910, donde se expresaba la importancia del acontecimiento como espacio donde “evidenciar ante los países civilizados de la tierra, el estado de desenvolvimiento científico que alcanzamos, más alto, por cierto, que su renombre”. Seguidamente se la invi taba a “llevar la labor científica de sarrollada por sus instituciones y los métodos de enseñanza y planes de organización que la individualizan”. Por tal motivo se le solicitaba al rector el envío “de uno o varios delegados que se sirviera designar”. Firmaba la carta 07/01/14 13:43 La “Consagración” de un sacerdote en las “Asambleas” de sabios americanistas… Huergo, presidente de la Sociedad Científica Argentina. Una carta de características similares recibió el presidente de la Academia Nacional de Ciencias el alemán, doctor en matemáticas, Oscar Doering. Los delegados enviados por la unc fueron Virgilio Ducceschi, profesor de Fisiología y Psicología, autor de numerosos estudios experimentales, inves tigador de la técnica psicofísica y docente libre de la Universidad de Roma; el médico e historiador Félix Garzón Maceda, y el profesor Ferruccio A. Soldano. Sumados al representante por la Provincia de Córdoba, Jerónimo del Barco, diputado nacional. Cabrera no aparecía formalmente como representante de la unc. Sin embargo, por la portada de su libro Los lules sabemos que intervino con un “Trabajo leído por el autor en el ‘Congreso Científico Internacional Americano’ de 1910 en su carácter de delegado de la Universidad de Córdoba”. La publicación se titula Ensayos sobre Etnología argentina tomo I. Los lules, y fue editada en el año de 1911 en el Establecimiento Tipográfico de Francisco Domenici, en Pueblo General Paz. A sólo meses de su presentación en el congreso. A diferencia del cia, asistieron a este Congreso más miembros en re presentación de sus países, aunque también estuvieron presentes los representantes de universidades, asociaciones y sociedades. 14 El Congreso 14 Los países que enviaron delegado fueron Francia, Italia, México, Paraguay, El Salvador, Perú, Colombia, Ecuador, Chile y Santo Domin- 01_NuevaAntropología79.indd 161 161 tenía un carácter marcadamente po lítico-académico, incluía una mayor cantidad de campos disciplinares que el cia, y a una gran diversidad de grados de formación profesional y militar que se manifestaba en sus vocales. En tanto, la Iglesia católica no aparecía convocada, pese a ser constitucionalmente parte del Estado argentino. Lo que sí queda claro es que el presbítero Cabrera se presentó en esta reu nión de sabios con un trabajo propio y de carácter científico, no teológico. Y si bien no constan los documentos que evidencian quién lo invitó o en representación de qué institución asistió, la Universidad rápidamente capitalizó la investigación con la cual participó del cónclave al publicarla. Esta decisión institucional quizás nos hable de cuán ponderada fue la intervención del presbítero Cabrera en el Congreso. La Comisión de Ciencias Antro pológicas, donde presentó el presbíte ro su trabajo, la presidió Florentino go; y las universidades fueron las de París, Burdeos, Roma, Padua, la prestigiosa Columbia University de Nueva York, donde trabajaba Franz Boas (dirigió el Departamento de Antropología de la Columbia University desde el año 1899). Por otra parte, las sociedades científicas y centros que tuvieron su representante fueron la Academia dei Lincei, Societá Lingustica de Scienze Naturali e Geografiche, Societá Degli Ingegneri e Degli Archietti Italiani, Soceidade de Geographia de Rio de Janeiro, Asociación de Educación de Santiago de Chile, Sociedad Jurídico Literaria de Quito, American Philosophical Society, Washington Academy of Sciences, Smithsonian Institution, Inspección Sanitaria de Ferrocarriles del Perú, Sociedad de Ingenieros de Lima, Reale Academia di Scienze, Lettere ed Arti degli Agiati. 07/01/14 13:43 162 Ameghino (1854-1911)15 y los secretarios generales fueron el maestro normal y profesor de la uba y la unlp Rodolfo Senet (1872-1938), y el profesor del Museo de La Plata y prehistoriador Luis María Torres. Por entonces las ciencias antropologías comprendían “Antropología y Paleoantropología”, “Arqueología y Paleoarqueología”, “Etnografía” y “Lingüística”. En su discurso inaugural de la sección, Ameghino afirmó: “Argentinos y extranjeros, del nuevo o el antiguo mundo, los que nos hemos dado cita en este recinto, somos prosélitos de una misma escuela que representa el más alto ideal de la humanidad, aquella que sin prejuicios busca la verdad, venga de donde viniere. Por el culto de la verdad, que es el culto del porvenir, salud a todos, y a trabajar” (Actas del Congreso, 1910). Con estos votos, Ameghino definía una comunidad que no estaba sujeta a países ni regiones, ni siquiera a especialidades, sino que, yuxtapuesta con la humanidad toda, proclamaba un culto a la verdad, pero una verdad que no parecía depender de un dogma o de un credo, sino de la de los hombres de ciencias. El culto de la verdad era, cla15 Parte de la vida académica universitaria, así como las investigaciones, Ameghino las realizó en Córdoba. Con respecto a este último punto, hizo excavaciones arqueológicas en las sierras de Córdoba, donde descubrió la existencia de un poblamiento temprano de bandas de cazadores recolectores anterior a los pueblos agroalfareros; se desempeñó como docente titular entre 1885 y 1886, de la cátedra de Zoología de la unc; y fundó y dirigió el Museo Antropológico y Paleontológico de la misma Universidad (Laguens y Bonnin, 2009: 14). 01_NuevaAntropología79.indd 162 Mariela Eleonora Zabala ramente, una contrapropuesta a la intervención de otros cultos acaso más estrechos y prejuiciados. Entre los vicepresidentes de la Sección de Lingüística estaba el director del Museo de La Plata, Samuel Lafone Quevedo, quien ya había participado en el cia. Los “temas generales” propuestos en esta sección se referían al estado actual de los estudios lingüísticos referidos a las lenguas americanas; las relaciones entre éstas y las del antiguo continente, y entre las lenguas indígenas de América del Norte y las de América del Sur se agregaba la cuestión del lenguaje figurado e ideográfico, los “jeroglíficos, petroglifos, pictografías, simbolismos”, quipus y otros sistemas mnemónicos. Los “temas específicos” se referían a las provincias lingüísticas argentinas, al Brasil meridional, Uruguay y Paraguay, aunque también a las lenguas patagónicas y fueguinas, y a las de pueblos históricos como los calchaquíes, los charrúas y los querandíes. La mesa sesionó el 18 de julio y participaron Ameghino, Ambrosetti y Lehmann-Nitsche, entre otros. Cabrera participó en la Comisión de Ciencias Antropológicas, aunque no había misionado en los antiguos pueblos de indios. Sin embargo, algún conocimiento tenía de ellos, quizá de primera mano por su trabajo en la Universidad y la Iglesia. Ciertamente conoció la política llevada a cabo por el gobierno de la Provincia de Córdoba en 1881, sobre los territorios ocupados por los pueblos de indios, que ordenó mensurar y repartir una parcela de tierra a cada familia indígena y subastar la tierra restante 07/01/14 13:43 La “Consagración” de un sacerdote en las “Asambleas” de sabios americanistas… en remate público. En la ciudad de Cór doba estaba asentado el pueblo de indios conocido como La Toma, al oes te del ejido de la ciudad y junto al camino que conducía a las sierras.16 El lugar que ocupaba este pueblo fue rebauti zado el 6 de septiembre de 1910 como Alberdi, en conmemoración del centenario del natalicio del constitucionalista Juan Bautista Alberdi (Gleser 2009). Presumiblemente, el presbítero también pudo conocer algo de ese modo de vida indígena cuando fue designado miembro de la Comisión de Liturgia del Obispado en 1905, con la tarea de “controlar el cumplimiento con exactitud de los ritos y ceremonias del culto externo y público”, según el decreto del obispo Zenón Bustos y Ferreira. El pueblo de indios de La Toma tenía un “modo muy particular de vivir y expresar la fe”, tal como consta en el informe de la visita del obispo que se quejaba por “la irregularidad de sus costumbres”. En el caso de los casamientos, se promovía que los novios contrajeran el sacramento en forma gratuita, pero aún así “huían de la Iglesia”.17 16 El nombre de este pueblo se debe a que allí fue construida la toma de agua desde el río Suquía para abastecer a la ciudad de Córdoba. El primer registro sobre la construcción de la acequia data de 1573, según las Actas Capitulares. La construcción de la acequia y su mantenimiento estuvieron siempre a cargo de los grupos indígenas. Desde el siglo xvii allí fueron reducidos los indios de la ciudad de Córdoba y trasladados otros grupos de “indios desnaturalizados” como fueron los hualfines (1647-1650), pampas (1659) y quilmes (1666) (Page, 2007). 17 Según Visita Canónica de 1905. Archivo del Arzobispado de Córdoba 01_NuevaAntropología79.indd 163 163 En esta sesión “El padre Cabrera lee su trabajo sobre los ‘Lules’ trayendo una interesante prueba documental sobre las distintas regiones ocupadas por los indígenas del antiguo Tucumán”. Al finalizar la exposición no recibió comentario alguno, según consta en las Actas. En la sesión del 19 de julio Ameghino designó al presbítero como su presidente y al químico italo-cordobés Roberto Dabbene18 como secretario. Lehmann-Nitsche presentó su trabajo sobre “El problema indígena. Necesidades de destinar territorios reservados a los indígenas en Patagonia, Tierra del Fuego y Chaco según el proceder de los Estados Unidos de Norte América”. Era éste un tema de gran preocupación para la época y que fue abordado desde el campo jurídico por Joaquín V. González, quien elaboró un proyecto de Ley Nacional del Trabajo en 1904 que no fue aprobado. Ese mismo año Juan Bialet Massé redactó su famoso “Informe”, donde proponía medidas legales de protección al indígena y la creación de colonias aborígenes en los territorios nacionales que dependían del Ministerio del Interior. Esta postura sería retomada tiempo después por el suizo Alfred Métraux desde 18 Nació en Turín, Italia, el 17 de enero de 1864 y murió en Buenos Aires en 1938. Estudió en las universidades de Turín y Génova. Llegó a nuestro país en 1887, cuando sólo tenía 22 años. Inició su actividad laboral en Córdoba como profesor de Química general, a la vez realizó algunos viajes de estudios por esa provincia, Tucumán y Salta, coleccionando material biológico. Apenas tuvo la oportunidad se trasladó a Buenos Aires para radicarse definitivamente en esta ciudad en 1890 (Aguilar, 2009: 6-7). 07/01/14 13:43 164 su estadía temporaria en la Universidad del Tucumán. Recordemos que la guerra contra el indio en el sur no tenía más que tres décadas, y que aún no había concluido en el nordeste, donde en 1924, brotaría el movimiento de rebelión milenarista Qom y Mocoví en la localidad de Napalpí, a pocos kiló metros de Resistencia, capital del entonces Territorio Nacional del Chaco (Brunatti, Colángelo y Soprano, 2002). La presentación de Lehmann-Nitsche generó un gran debate que fue retomado en el documento final de ciencias antropológicas. En coincidencia, Ambrosetti destacó que “los indios estaban condenados a desaparecer por la codicia del blanco, el alcohol, la sífilis, la viruela, el sarampión y en general, porque las enfermedades de los blancos hacían estragos en los indígenas”. Finalizaba sugiriendo que “para salvar a los indígenas el progreso no debía llegar a las regiones donde ellos vivían”. Evidentemente era demasiado tarde, teniendo en cuenta la enorme dependencia que generaba el reclutamiento de mano de obra para la zafra azucarera. La condición indígena en el Gran Chaco era tan crítica que se buscó reglamentar su trabajo a los indios. Según el informe de Bialet Massé “el estado del Chaco exigiría una legislación obrera enérgica y previsora, que corta de raíz los abusos rayanos al crimen” (Brunatti, Colángelo y Soprano, 2002: 71). Ameghino se plegaba luego a la propuesta de Lehmann-Nitsche por “sentimiento de humanidad”. Seguidamente un señor de apellido Fritz se refirió no a los capataces de los ingenios, 01_NuevaAntropología79.indd 164 Mariela Eleonora Zabala ni a los militares fronterizos, sino a los frailes mercedarios. Estos “misioneros rebajaban el nivel moral de los indios, los explotaban de una manera inicua con el fin de sacarles dinero, llegaban a hacerles celebrar ceremonias como el casamiento, bautismo, etcétera, cuatro, seis y más veces”. Sabemos que ante estas afirmaciones, Cabrera replicó argumentando que “desconocía tales cosas pero que no le extrañaba que hubiesen acaecido”, ya que los misioneros mercedarios abundaban en estos territorios. Pero aseguraba que en el presente se seleccionaba más cuidadosamente “el elemento al que se le confiaba la misión”. Dijo desconocer el accionar de los misioneros mercedarios en el pasado, quizás porque pertenecían al clero regular y el presbítero pertenecía al secular. Los misioneros identificados con las órdenes religiosas cuentan con organización interna y externa propia, aunque esta pauta se modificó desde 1865, cuando la diócesis de Buenos Aires fue elevada a arquidiócesis. La Iglesia se adaptaba a la conformación del Estado nacional, centralizando su autoridad y aplicando la racionalidad administrativa. Esta medida de modernización eclesiástica se expandía a todo el clero, tanto regular como secular. Por eso la afirmación del presbítero era más que plausible y no tanto una evasiva; quizás efectivamente existía un mayor control sobre los misioneros. En esta sesión, entonces, el tema central de debate fue qué hacer y cómo tratar a los indios en el presente. Desconocemos por qué Ameghino le confió al presbítero la coordinación de una 07/01/14 13:43 La “Consagración” de un sacerdote en las “Asambleas” de sabios americanistas… mesa en la que el lugar de la Iglesia sería necesariamente puesto en discusión, y más aún tratándose de un sacerdote de la ciudad de Córdoba pero provenien te de Cuyo. Llamativamente, cuando el presbítero tomó la palabra, no desmintió los dichos de Fritz, aunque se limitó a señalar que la Iglesia se había vuel to más “cauta” con aquéllos a quienes enviaba a misionar; quedaba claro, de paso, que continuaba evangelizando a las poblaciones indígenas. En la sesión del día posterior, el presbítero volvió a intervenir. En esa oportunidad Cristina Correa Morales, esposa del arqueólogo Francisco de Aparicio, disertó sobre el uso y costumbres de los indios tehuelches y acompañó su conferencia con ilustraciones pertinentes que objetivaban el grado de adelanto al que había llegado dicha tribu, puesto de manifiesto en sus industrias, sus costumbres y sus indumentarias. Lehmann-Nitsche tomó la palabra para disentir con la “señora” porque agrupaba a los puelches y tehuelches como un mismo grupo, y señaló que lo que ella llamaba tehuelches del norte eran en verdad puelches. Ante la divergencia, Lafone Quevedo pidió al presbítero que “en virtud de conocer a fondo este asunto” también lo ilustrase. Él respondió mencionando las obras de Lafone Quevedo y de Lehmann-Nitsche al respecto, y se extendió en algunas consideraciones con relación a varias de signaciones que se había dado a las “tribus”. Lehmann-Nitsche concluyó acordando con el presbítero y agregó que la cuestión “de designar a los tehuelches del norte no tenía razón de ser”. Cabrera habló desde sus “conoci- 01_NuevaAntropología79.indd 165 165 mientos científicos”, demostrando, de paso, su conocimiento de las obras paradigmáticas de la etnología argentina de avanzada. En la sesión del 20 de julio Ambrosetti leyó su “Relaciones de la civilización calchaquí con las civilizaciones del Perú y con los pueblos de América del norte”. Al concluir, Lafone Quevedo señaló que la influencia inca había llegado hasta Córdoba, lo cual quedaba demostrado por algunas denominaciones toponímicas. Seguidamente Ambrosetti preguntó al presbítero sobre el origen de la palabra “capayana”, y él le respondió que “según mis pesquisas” “significaba sencillamente camino del jagüel”, lo cual, afirmaba, se traducía como “camino del Inca”. Pero “capi” significaba “jagüel”. Sobre esta disquisición lingüística Lafone Quevedo agregó que “capayana” quería decir ambas cosas: “camino real” y “camino del jagüel” indistintamente, y subrayó que con estas palabras ocurría lo mismo que con muchas otras del mismo idioma que, según el contexto podían tener distintas traducciones, deri vando en dos o más acepciones. Finalmente, el presbítero hizo un análisis lingüístico a propósito del vocablo en cuestión, y añadió que muchas palabras usadas en esa reunión servían para indicar la existencia de una denominación incásica. Ambrosetti retrucó afirmando que los nombres exclusivamente no constituían prueba suficiente de la presencia incaica en territorio argentino y que hacían falta “prue bas arqueológicas”. El presbítero estaba en verdad creyendo que las poblaciones indígenas de Córdoba eran parte del 07/01/14 13:43 166 antiguo imperio inca, una de las altas culturas americanas e imperiales. En la sesión del 22 de julio, que presidieron Lehmann-Nitsche y el coronel Antonio Romero, Lafone Quevedo expuso sobre “Provincias lingüísticas argentinas” y sobre “¿Qué es lo que se sabe de las lenguas que hablaban los calchaquíes, los charrúas y los querandíes?”. Nuevamente Córdoba cobraba valor. Luego de su exposición, Romero preguntaba “qué posición lingüística les corresponde a los indios matacos?”. Lafone Quevedo respondió con sus investigaciones, y “alude además a los trabajos del padre Cabrera”. Éste agradeció “los conceptos benévolos vertidos por el señor Lafone Quevedo”, y se extendió “respecto del uso de los términos en los distintos idiomas y llega a ejemplificar con los documentos antiguos”. Para concluir señaló que “no ha hecho otra cosa que formar vocabularios” aunque “no es un lingüista”. Seguidamente Ambrosetti confirmó con ejemplos los aportes del Padre Cabrera, a lo que Ameghino asintió (Actas del Congreso, 1910). En el debate sobre la localización de las comunidades indígenas en el territorio nacional el presbítero aparecía como una persona versada en el tema, y además reconocida por sabios de la talla de Lafone, Ameghino y Ambrosetti. Estos saberes del presbítero seguramente emanaban de la institución a la cual pertenecía, porque las parroquias, hasta finales del siglo xix y comienzos del siglo xx, eran las que registraban y conocían la población. Las secretarias parroquiales eran los únicos lugares a donde se anotaban 01_NuevaAntropología79.indd 166 Mariela Eleonora Zabala las personas al momento de recibir el sacramento de bautismo y la extremaunción, luego surgieron las primeras oficinas de “registros civiles”.19 Entonces, no es de extrañar que el presbítero poseyera una información muy detallada de las poblaciones indígenas y de sus territorios. Los conocimientos del presbítero merecían la confianza de los científicos porque se fundaban en pruebas empíricas: los documentos y libros parroquiales, y “estar” en la parroquia del lugar (Malinowski, 1922). En la sesión del 23 de julio el presbítero Cabrera expuso sobre los “vilellas”, un grupo acaso marginal y extinto de indígenas de origen precolombino. Señaló que databan de épocas recientes como invasores de la región chaqueña en tiempos coloniales. Además convocó a revisar los conocimientos tradicionales sobre ellos, porque a su entender “no constituían un tronco principal sino una simple rama derivada”, y agregó: “Estando estos indios a punto de extinguirse urge el verificar la tradición” (Actas del Congreso, 1910). En suma, no obstante su paso por el cia, el Congreso Científico Internacional Americano fue decisivo en la in corporación pública del presbítero Cabrera al mundo académico americanista, no sólo porque fue allí donde presentó su propia investigación, y muy especialmente porque mereció 19 El Registro Civil surgió como una institución estatal más de la modernidad desbancando a la Iglesia de su poder de “registrar a la población”. El 1 de enero 1881 comienza a funcionar el registro civil municipal de Córdoba, el más antiguo del país. 07/01/14 13:43 La “Consagración” de un sacerdote en las “Asambleas” de sabios americanistas… posiciones de privilegio en la dinámi ca del evento, concedidas por personalidades encumbradas y ya reconocidas de las ciencias antropológicas. ¿Por qué confió Ameghino en Cabrera pa ra dirigir la sesión de lingüística? ¿De dónde conocía Lafone la competencia en estas cuestiones del sacerdote cordobés? Y por último, ¿cómo incidió el paso de Cabrera por el cia y el Congreso Científico para integrarse a una comunidad universal cuyo único culto era la verdad, pero una verdad que dudosamente procediera de un (solo) libro sino, más bien, de distintos documentos y artefactos producidos por el hombre. CONCLUSIONES La espacialidad, la materialidad y el nombre de la Sección de la Biblioteca fueron los indicios que seguí para descubrir e interpretar el desarrollo intelectual y académico de un religioso cordobés como Cabrera en el campo de estudios internacional del americanismo. A un siglo de su consagración en el “americanismo”, intento dar una ex plicación acerca de la participación y ubicación del presbítero en dos congresos tan significativos que se dieron en Argentina en 1910. En aquellos tiempos, la histórica universidad cordobesa estaba administrada por la elite tradicional surgida en el periodo colonial, tiempo en que el poder estatal y el religioso estaban sumamente imbricados. Esta intimidad comenzó a replantearse con la modernización de la sociedad en las últimas dos décadas del siglo xix, cuan- 01_NuevaAntropología79.indd 167 167 do diversas medidas de orden nacional y provincial condujeron a profundizar la brecha entre la autoridad universitaria y la autoridad eclesiástica, en este caso el obispo de Córdoba. Pero lo que queda claro del tránsito del presbítero por los dos congresos de 1910 es que fue la elite universitaria quien le abrió las puertas al mundo de los sabios y la ciencia universal. Ciertamente no porque la Iglesia careciera de internacionalismo, pero ahora Cabrera era reposicionado de cara a una verdad de autoría, gestión, transmisión y reproducción netamente humana. En el cia se discutió un tema “sagrado” para la fe cristiana como es “el origen el hombre” americano, verdad incuestionable, revelada por Dios a los hombres y redactada en las Sagradas Escrituras. “El origen del hombre” era uno de los temas que la Iglesia no estuvo nunca dispuesta a reformular y sobre la cual los científicos modernos racionalistas se habían atrevido a discutir desde la “teoría evolucionista”. ¿Qué llevó a un hombre de la Iglesia a “sentarse a comer” con los sabios que negaban las verdades reveladas por Dios y creaban otras nuevas basadas en su experiencia? En el segundo Congreso el pres bítero discutió temas de política in dígena y el rol de la Iglesia. Para evangelizar era necesario conocer a la comunidad y algo de su lengua. Por eso su interés en participar del deba te sumado a que aún en la ciudad de Córdoba existían poblaciones indígenas, según la visita pastoral de 1905. El presbítero Cabrera debía controlar 07/01/14 13:43 168 la “uniformidad del culto divino” en la Diócesis de Córdoba como miembro de la comisión. Esta decisión se comprende desde la búsqueda de la Iglesia de unificar su poder y, por ende, sus prácticas desde la conformación de la Arquidiócesis de Buenos Aires en el proceso de romanización de la Iglesia a principios del siglo xx (Di Stefano y Zanatta, 2009). Reconociendo este rol histórico de la Iglesia los misioneros han sido “los más fieles” cronistas sobre el modo de vida de otras comunidades, y por eso el presbítero no dudaba en consultarlas para su investigación tratándolas como fuentes primarias. Luego pasó a analizar lo que sobre ellas habían escrito los “historiógrafos”, y finalmente la obra de Lafone Quevedo, quien ya en 1894 diferenciaba su labor de la que habían realizado los misioneros, señalando que “Para los misioneros alcanzaba el vocabulario castellano-Lule, para el Americanista es indispensable el Lule-Castellano” (Lafone Quevedo, 1894). Con la publicación de la obra del presbítero Cabrera la unc materializaba su participación en el congreso y se posicionaba en los congresos internacionales. Por su parte, Cabrera se ubicaba en el debate de los “sabios” científicos de La Plata y la uba sin dejar de ser “un hombre de la iglesia”. ARCHIVOS Archivo del Arzobispado de Córdoba, Córdoba. Archivo General e Histórico de la Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba. 01_NuevaAntropología79.indd 168 Mariela Eleonora Zabala BIBLIOGRAFÍA Actas del XVII Congreso Internacional de Americanistas (1912), 17-23 de mayo de 1910, Buenos Aires, Coni. 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La búsqueda de lo yucateco como experiencia personal del autor —tras dos lustros fuera del terruño— se convirtió, en el caso de la gastronomía, en un reto académico, hecho que otorga a la construcción del texto la peculia ridad consciente de jugar entre la sub jetividad manifiesta, como punto de partida inequívoco y deseado, y la objetividad pretendida por tratarse de un trabajo con miras y metodología científica. *Director del Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales, unam. Los cinco capítulos que componen la obra llevan de la mano al lector a través de una construcción histórica del comer en Yucatán y del decirse o llamarse comida yucateca, y todo ello con argumentos y métodos de la antropología, la sociología y la historia. Disciplinas que no deben ser contrapuestas sino complementarias, que es como adquieren su riqueza de matices para hablar de los seres humanos en sociedad. Interdisciplina que convierte el autor en nitidez propositiva, pues Ayora-Diaz establece un modelo y unas definiciones del comer en Yucatán, como se verá más adelante. Pero si se va por partes, antes de aterrizar en lo meramente culinario del trabajo hay que remitirse a la historia y, en un principio, a la conformación de los estados nacionales latinoamericanos. Las pretensiones de borrar las diferencias, las peculiaridades propias, llámense regionales o étnicas, conllevó procesos de homogeneización que para el tratamiento del comer refieren uniformización de gustos. En estos procesos de segmentación de territorios y divisiones políticas, iniciados en la Colonia y continuados durante el proceso de Independencia, los casos son singu171 01_NuevaAntropología79.indd 171 07/01/14 13:43 172 lares y diversos, siendo el yucateco uno más por las peculiaridades de su relación con el futuro Estado mexicano. Una relación ambivalente con el proyecto de nación mexicana que se puede explorar en resistencias, pero sobre todo en construcciones encabezadas, en muchos casos, por elites —aunque no guste a los teóricos de los estudios poscoloniales, que el autor del libro conoce bien—. Construcciones que para Yucatán derivan en signos y símbolos clave de identificación como la gastronomía y la música, por citar dos muy visibles. Lo anterior pone sobre el tapete las complejidades para representar o imaginar, en el sentido de B. Anderson, la nación o las mismas regiones, algunas de ellas con peculiaridades históricas y otras reestructuradas o formadas al aliento de las divisiones políticas que los nuevos estados crearon.1 Incluso algunas de estas segmentaciones pueden crear identificaciones propias que contravienen el sentir general de la construcción nacional o que en sus diferencias aportan rasgos a esa misma nacionalidad. El mariachi de Jalisco o la china poblana son un claro ejemplo de ello, y con sus matices folclorizantes estos imaginarios —creados para resaltar las diferencias propias y los aportes a la nación— también suelen ocultar disputas político-territoriales que afloran en momentos determinados. El caso de la península yucateca ofrece las sinuosidades internas de los nuevos estados modernos a través del 1 Benedict Anderson, Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo, México, fce, 1993. 01_NuevaAntropología79.indd 172 Reseñas enfrentamiento bélico de largo aliento llamado Guerra de Castas, que en el siglo xix mostró cómo las diferencias étnicas expresadas más allá de lo cultural mediante fronteras sociales y económicas remitían al origen colonial de los territorios. Hecho que también se prolonga en las propuestas políticas de emancipación de un espacio lejano del centro del poder. Aspecto resuelto, si se quiere llamar de tal forma, con la creación de tres estados en la Península de Yucatán, aunque uno de ellos, Quintana Roo, tardara en convertirse en tal. Esta línea de separación al interior, o con el poder político del Estado mexicano, se perpetúa con distintos matices hasta hoy; sin embargo, las políticas educativas y la mayor cercanía con otros territorios de la República ha suavizado las disputas para llevarse al plano más simbólico, como se demuestra con la gastronomía. Y es en tal expresión gastronómica, donde el Estado nacional exhibe en forma de expansión homogeneizadora una imagen de lo que es la cocina del país. Los libros de cocina o recetarios ofrecen desde el siglo xix esas diferencias. La cocina mexicana contrasta con la yucateca al privilegiar la primera los productos que desde el altiplano se consideran base y fundamento de un comer ligado a una identificación propia. Maíz, chile, frijol o calabaza frente al constructo yucateco, más próxima a productos foráneos de allende de las fronteras, incluso peninsulares. La intención expansiva del nacionalismo mexicano se ve frenado en aspectos tan relevantes como el alimenticio, aunque la profundidad simbólica del 07/01/14 13:43 Reseñas comer no parece despertar siempre el interés que merece. Es en tal sentido que Ayora-Diaz apuesta por señalar el surgimiento de cocinas regionales frente a las ideologías nacionalistas homogeneizadoras, aunque la situación en muchas ocasiones puede ser la contraria, ya que cocinas delimitadas territorialmente se asumen como las nacionales. Pero en el caso yucateco la oposición entre cocina nacional mexicana —o que se quiere nacional— y cocina yucateca parece obvia. A finales del año 2010 la cocina mexicana fue reconocida por la unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, hecho que redunda en aquello que Jesús Contreras consideró como cocina nacional, por ser sus alimentos y forma de prepararlos algo propio y específico de un determinado país, además de constituirse como un elemento que otorga identidad a un grupo.2 Sin embargo, esto —que podría considerarse lógico y extensible a cualquier parte de la geografía mexicana— encuentra, por supuesto, muchos matices locales, y el caso yucateco no es la excepción. Sentadas estas precisiones, el Yucatán contemporáneo es analizado por el autor, tras la revisión histórica, a través de dos campos: el culinario y el gastronómico. En ambos existe producción, circulación y consumo de alimentos, pero también ambos tienen formas textuales y discursivas de representación. La pretensión de esta taxonomía es demostrar que el primer campo es 2 Jesús Contreras, Antropología de la alimentación, Madrid, Eudema, 1993, p. 72. 01_NuevaAntropología79.indd 173 173 abierto, lúdico y experimental, mientras el segundo es cerrado y con normas para preparar y consumir los alimentos. Es decir, en el culinario hay recetas, ingredientes y técnicas utilizados para el consumo cotidiano, a la vez que el gastronómico, surgido del anterior campo, es un conjunto limitado de recetas, ingredientes y técnicas que son las que delimitan un restringido número de “platillos yucatecos”. El primer campo ofrece improvisación o experimentación en ocasiones, mientras el segundo está ceñido a la rigidez del “deber ser”. Los “platillos yucatecos” son básicamente o surgen, mejor dicho, del cosmopolitismo en la aceptación y uso de productos que tienen procedencias tan diversas como Europa, el Caribe o de países como Líbano, debido a la apor tación de inmigrantes de dicha procedencia que todavía conforman un lobby económico y de poder en toda la península de Yucatán.3 Así, lo yucateco se solidifica tejiéndose con las aportaciones foráneas y reduciendo el campo de acción, algo que detecta perfectamente el autor en la condensación y unificación de las cartas que ofrecen los restaurantes de comida yucateca. Si la historia de la alimentación humana se caracteriza por los cambios y las incorporaciones constantes,4 el caso aquí estudiado remite a esta circuns3 Luis Alfonso Ramírez, De cómo los libaneses conquistaron la Península de Yucatán. Migración, identidad étnica y cultura empresarial, México, Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales-unam, 2012. 2012. 4 J.L. Flandrin y M. Montanari (eds.), Histoire de l’alimentation, París, Fayard, 1996. 07/01/14 13:43 174 tancia como ha ocurrido en muchos otros territorios del ecúmene desde hace siglos, y el ejemplo de la pasta en Italia, o de la patata en Irlanda son un nítido ejemplo que refuerza acontecimientos más recientes, como la carne con ciruelas marroquí, convertida en estandarte de la cocina de ese país pero invención reciente, según lo expresado por Isabel González Turmo.5 Construir el sentimiento subjetivo de pertenencia a través de avatares históricos es inseparable de la conformación o definición del gusto culinario. Yucatán es un nítido ejemplo y el libro de Ayora-Diaz conduce por su consti tución. Misma que al diferenciar lo yucateco básicamente de lo querido o supuesto mexicano, puede caer en una encapsulación o limitación de lo posible para comer y las creaciones implícitas en el proceso de guisar. El querer ser, la diferenciación rígida con otros, puede imprimir un sello restrictivo al proceso creativo y subordinar la propia heterogeneidad culinaria regional en aras de una identificación gastronómica petrificada. En definitiva, la consolidación y definición de lo propio, en ciertas circunstancias, lo congela. Ante tales circunstancias las interrogantes se hacen presentes con ejemplos sencillos, aunque ello no quiera decir que se alejen de la complejidad. Los olores, colores, sabores, en definitiva, el gusto es definible con una temporalidad cier5 Isabel González Turmo, “La frontera como horizonte culinario: Andalucía y Marruecos”, en F.X. Medina, R. Ávila e I. de Garine (coords.), Food, Imaginaries and Cultural Frontiers. Essays in Honour of Helen Macbeth, Guadalajara, Universidad de Guadalajara, 2009, p. 329. 01_NuevaAntropología79.indd 174 Reseñas ta o encerrado bajo los amparos de una delimitación territorial. Los debates sobre las bases y los criterios sobre el gusto en los que Pierre Bourdieu tanto insistió no dejan de plantear retos más allá de los constructos sociales.6 Si es “un error exagerar las continuidades en la cultura de la comida”, como lo recordaba Goody,7 hay que relativizar cualquier construcción monolítica de la misma, y es por ello que quien desee conocer la historia de eso llamado cocina yucateca tendrá que remitirse a este libro del doctor Steffan Igor AyoraDiaz. Lo que parece simple o sencillo de definir nunca lo es. Y la colateralidad, que desde las ciencias sociales se quiere otorgar a ciertas temáticas, habla no sólo de desconocimiento sino de falta de valentía a la hora de probar y degustar muchos sabores del conocimiento. Esta obra lo ejemplifica a la perfección. 6 Pierre Bourdieu, La distinción. Criterio y bases sociales del gusto, México, Taurus, 1988. 7 Jack Goody, Cocina, cuisine y clase. Estudio de sociología comparada, Barcelona, Gedisa, 1995, p. 192. 07/01/14 13:43 POLÍTICA EDITORIAL EXCELENCIA Y ORIGINALIDAD Nueva Antropología ha sido aceptada en el Índice de Revistas Mexicanas de Investigación Científica y Tecnológica del Conacyt, por lo que los trabajos publicados tienen un peso curricular significativo. Es una revista que recibe con gran interés las colaboraciones de investigadores en ciencias sociales, tanto nacionales como extranjeros. COMPROMISO Los trabajos deben ser originales en español, de preferencia resultado de investigación teórica o empírica y abordar temas de ciencias sociales y en particular de antropología. El autor(a) debe comprometerse con la revista Nueva Antropología a no someter simultáneamente su artículo a la consideración de otras publicaciones en español. Los originales no serán devueltos en ningún caso. DICTAMEN Todos los trabajos serán dictaminados por dos dictaminadores anónimos y evaluados por el Consejo Editorial. Los autores conocerán el resultado del arbitraje por la vía más rápida. PROYECTOS TEMÁTICOS La revista también acepta proyectos para números temáticos. La propuesta deberá contener un texto relativo al tema del proyecto de 500 palabras aproximadamente y un listado de los artículos con los datos de los autores, así como un resumen de cien palabras de cada artículo. Los proyectos serán evaluados por el Consejo Editorial. OTROS MATERIALES PUBLICABLES Son bienvenidos los documentos, las reseñas bibliográficas, los comentarios de reuniones académicas, los programas de congresos, cursos o seminarios. Y con mucho gusto se hará un anuncio en la sección “Novedades editoriales” de la portada de los libros que se reciban para tal fin. ENVÍO DE MATERIALES Los textos y otros materiales para publicación deberán ser enviados por correo electrónico a: [email protected] [email protected] [email protected] Silvia Gómez Tagle, directora Celia Tapia, Ana Teresa Peña, secretarias 01_NuevaAntropología79.indd 175 07/01/14 13:43 NORMAS EDITORIALES ENVÍO DE ARTÍCULOS O RESEÑAS Para iniciar el proceso de dictamen los artículos deberán satisfacer las siguientes normas editoriales de la revista: a) ORIGINALES Entregar versión electrónica en Word. No se devolverán los originales en ningún caso. b) EXTENSIÓN Los artículos deberán tener entre 25 y 30 cuartillas. Las reseñas tendrán como máximo 5 cuartillas (una cuartilla tiene aproximadamente 1 800 golpes, 30 cuartillas son 65 mil golpes, letras y espacios). c) RESUMEN Y ABSTRACT En una hoja aparte se presentará un resumen de cien palabras del contenido del ar tículo, en español y otro en inglés. También se definirán cuatro “palabras clave” en ambos idiomas. d) IDENTIFICACIÓN DEL AUTOR Se anexarán los datos completos del autor o los autores, del domicilio y de la institución donde labora o estudia. e) REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Las citas se harán con el sistema Harvard (abajo se dan ejemplos) y la bibliografía se incluye al final del texto, en orden alfabético y cronológico. f) RESEÑAS No se someten a dictamen, la dirección informará al autor en caso de ser aceptado el texto. PARA SER ACEPTADOS El autor(a) deberá entregar una versión definitiva con las siguientes condiciones: a) ACEPTACIÓN El autor deberá revisar el artículo, tomando en cuenta las recomendaciones del dic tamen, y entregar la versión definitiva. También en los casos de dictamen positivo el autor deberá revisar su texto (como precaución) antes de entregar la versión de finitiva. b) FORMATO El artículo se entregará en medio magnético a doble espacio, no más de 30 cuartillas, en CD o correo electrónico y en Word para Windows. c) REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Las citas y referencias bibliográficas deben ceñirse al modelo de la revista que se muestra a continuación. 01_NuevaAntropología79.indd 176 07/01/14 13:43 d) TÍTULOS Se pide que sean breves y hagan referencia al contenido del texto. NORMAS PARA CITAS “MODELO HARVARD” e) CITAS EN EL TEXTO El apellido del autor y el año de publicación de la obra, dos puntos, las páginas correspondientes: … en sus aspectos teóricos y metodológicos (Giddens, 1995: 143-152). o bien: …en estos aspectos seguimos a Giddens (1995: 143-152) BIBLIOGRAFÍA AL FINAL DEL TEXTO Se dispondrá en orden alfabético por apellido del autor, editor o coordinador del libro o artículo. CITA DE LIBRO Autor (APELLIDO, Nombre), (año de edición), Título de la obra, número de edición, Lugar, Editorial, número de la página o de las páginas citadas. Ejemplo: GIDDENS, Anthony (1995), La constitución de la sociedad: bases para la teoría de la estructuración, Buenos Aires, Amorrortu. CITA DE ARTÍCULO EN LIBRO Autor (APELLIDO, Nombre) (año de edición), “Título del artículo”, editor o coordinador del libro, Título de la obra, Lugar, Editorial, número de páginas del artículo o páginas citadas. Ejemplo: ZEPEDA PATTERSON, Jorge (1989), “Limites et possibilités de l’identité territoriale au Mexique”, en J. REVEL-MOUROZ (coord.), Pouvoir local, régionalismes, décentralisation: enjeux territoriaux et territorialité en Amérique Latine, París, iHEAL, pp. 95-104. CITA DE ARTÍCULO EN REVISTA Autor (APELLIDO, Nombre) (año de edición), “Título del artículo”, Nombre de la Revista, volumen, número, periodo que comprende el número, país, número de páginas del artículo o páginas citadas. Ejemplo: STAVENHAGEN, Rodolfo (1992), “La cuestión étnica. Algunos problemas teórico-metodológicos”, Estudios Sociológicos, vol. X, núm. 28, enero-abril, México, pp. 37-56. NOTAS A PIE DE PÁGINA Es mejor evitarlas, pero si se llegan a usar para comentarios y se hace referencia a otros autores, se usará la notación tipo Harvard dentro del pie de página. 01_NuevaAntropología79.indd 177 07/01/14 13:43 01_NuevaAntropología79.indd 178 07/01/14 13:43 Novedades Editoriales 01_NuevaAntropología79.indd 179 07/01/14 13:43 01_NuevaAntropología79.indd 180 07/01/14 13:43 01_NuevaAntropología79.indd 181 07/01/14 13:43 01_NuevaAntropología79.indd 182 07/01/14 13:43 01_NuevaAntropología79.indd 183 07/01/14 13:43 01_NuevaAntropología79.indd 184 07/01/14 13:43 01_NuevaAntropología79.indd 185 07/01/14 13:43 01_NuevaAntropología79.indd 186 07/01/14 13:43 01_NuevaAntropología79.indd 187 07/01/14 13:43 01_NuevaAntropología79.indd 188 07/01/14 13:43