Pregones de Carmona en 2009

Transcripción

www.sanpedrocarmona.es
Carmona, 2010
Consejo General de Hermandades y Cofradías
PREGÓN DE LA SEMANA SANTA DE LA CIUDAD DE CARMONA 2009
PREGONES
DE LA
CIUDAD DE CARMONA
EN EL
AÑO 2009
1
2
Carmona, 2010
Carmona, 2010
ÍNDICE
Pregón de la Semana Santa
D.ª María de Gracia Rodríguez González . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .5
Pregón de las Glorias de María
D. Manuel López Vera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .27
Pregón de la Juventud Cofrade
D. Alfonso Muñoz Rodríguez. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .45
XIX Pregón de Nuestra Señora del Rocío
D. José A. Armijo Rodríguez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .63
3
4
Carmona, 2010
Carmona, 2010
5
PREGÓN
DE LA
SEMANA SANTA
DE LA CIUDAD DE
CARMONA
a cargo de
D.ª MARÍA DE GRACIA RODRÍGUEZ GONZÁLEZ
Domingo 29 de marzo de 2009
Teatro Cerezo
presentado por
D. Fernando de la Maza Fernández
6
Carmona, 2010
Carmona, 2010
7
PRESENTACIÓN DE LA PREGONERA
A CARGO DE
D. FERNANDO DE LA MAZA
FERNÁNDEZ
Ilmo. Sr. Arcipreste y representante de la
autoridad Eclesiástica.
Sr. Teniente de Alcalde del Excmo. Ayuntamiento de Carmona.
Sr. Presidente y miembros del Consejo General de HH. y CC. de la Ciudad.
Señores Hermanos Mayores,
Señoras y señores.
¡Ráboni! ¡¡Maestro!! Esta fue y es la primera palabra con la que la historia de los pregones
inicio su andadura a las puertas de la oquedad
de la tumba del Nazareno: cuando todo hacía
pensar que era un ajusticiado más..., en aquel
hombre/ hortelano, María la de Magdala descubre al Cristo, al maestro: cumpliendo su mandato, ella anunciará a sus hermanos y discípulos la
resurrección: ¡¡he visto al Señor!!
Aquella mujer, se adelantó hasta el cenáculo
para anunciarles, pregonarles que Dios no permitió, no permite que la injusticia y la crueldad
de los hombres triunfen y que la desesperanza no
llegue a enraizar en el corazón humano.
las bienaventuranzas haciendo posible un mundo más justo y comprometido con la labor de la
Iglesia de Cristo.
Qué verdad es que en estos dos mil años
que tardos de entendimientos hemos sido los
varones: creyentes o no, eclesiásticos y políticos,
cofrades o antecapillitas..., pero en la vorágine
de la historia, cuanta humildad y paciencia han
desarrollado las mujeres y así han sido, al ejemplo de Cristo, dinamizadoras de una sociedad
más justa.
Dijo Dios por medio del profeta: así como
el cielo se separa de la tierra, así mis planes difieren de los vuestros. Así que a Dios no le ha
ido quedando más remedio que saltarse el determinismo genético, social y político, que para
Él las reglas de Darwin están de más, así que
desde siempre ha venido enmendándole la plana a los hombres haciéndose “fuerte” en lo que
rechazamos por “débil” y así salva a su pueblo
por medio de mujeres en los momentos en que
los varones nos acobardamos o erramos el camino. En esas circunstancias, ellas se convierten
en pilar, puerto seguro, ciudadela, fuente donde
encontrar sosiego, pero también en bastión y
espada para emprender la lucha por la libertad
y la verdad, letanía civil que los cristianos encontramos en la mejor de las nacidas: María de
Nazaret, prototipo de la mujer fuerte.
Ella, esa mujer, las mujeres del sepulcro, las
del camino del Gólgota, las del pie de la cruz,
nos enseñan la compasión y la misericordia, la
valentía y la coherencia que desde hace miles de
años las mujeres aportan a la evolución del genero humano.
Cuantas bíblicas: Débora, Esther, Judit,
Jael podemos descubrir en la vida de una mujer
que se crece ante las dificultades: cuantas María,
Sara, Abigail, Rhut, descubrimos en nuestras
madres.
Las mujeres comprenden, son las primeras
en darse cuenta del valor y de la importancia del
mensaje humanizador de Jesús: por eso se pusieron prontas a la tarea iniciada: anunciar y vivir
Hoy la voz de una mujer, de todas las mujeres, llega por fin a este teatro, al Pregón de la
Semana Santa, y hoy llamado aquí por los vínculos de la amistad vengo ante vosotros con la
8
Carmona, 2010
satisfacción y el honor que es para mi, presentar
a mi amiga Mai –quizá para quienes no la conozcan, María de Gracia–. Una mujer que ha
sabido unir en sí misma equilibradamente todas
aquellas virtudes que los prejuicios de género
otorgan a los hombres y a las mujeres, y los ha
encaminado a vivir su fe desarrollando en ella
su personalidad, en la que las dos hermanas de
Lázaro encuentran cobijo: la laboriosa Marta y
la orante María.
De esta manera Mai vive su credo en nuestra Iglesia, comprometida con su labor pastoral,
asistencial o catequética, pero también con las
tareas más simples y desagradecidas, poniendo aguja a cualquier descosido o desaguisado;
haciendo de su matrimonio una clara muestra
de la fertilidad y de la generosidad que el amor
esponsal cristiano muestra proféticamente al
mundo.
Mai no llega aquí por ser la esposa de ningún capillita, no es la cónyuge de un miembro
de Junta que realiza tareas en la Hermandad,
más bien es al revés, el cofrade Juan, es el esposo,
el cónyuge del Mayordomo de la Humildad, de
Mai, porque su labor y entrega a la Hermandad
la hacen poseedora de un lugar único y destacable.
No pienses querida pregonera, que llegas
hoy, a esta tribuna por esas cuotas absurdas de
paridad que más degradan que igualan: ni porque los cofrades quieran ser “progres” o ponerse a tono con la sociedad, o congraciarse con
las ideas políticas imperantes y al uso, o ganar
puntos para aumentar subvenciones, que de
todo hay..., llegas con el aval de tu trabajo bien
hecho, con tus manos encallecidas en el amor
y entrega a tu Hermandad, a las hermandades
de Carmona. Hace ya años, cuando el Consejo
iniciaba una segunda andadura, quisimos los
que integrábamos el mismo, reconocer en ti a
su más firme colaboradora, voluntaria y trabajadora, entregada en los proyectos comunes y te
dimos un “título” que hoy cuelga orgulloso en
el “refectorio” de tu casa donde se da de comer
al hambriento y de beber al sediento, por pura
generosidad.
Hay personas que con su vida, trabajo y
carisma de servicio consiguen llevar adelante
grupos humanos, y esa es quizás la vocación de
Mai, consagrada a su Hermandad pero no por
tradiciones familiares, tipismo..., sino por el firme convencimiento de que nuestras cofradías
tienen una importante labor: acercar a los más
alejados la imagen de Dios; mantener el pabilo
vacilante de la fe de algunas personas y llevar el
mensaje de la Iglesia a las casas en las que sólo a
la Hermandad les entreabren la puerta.
Nuestra pregonera, es una mujer fuerte,
comprometida con todos y con todo, que hace
de su incansable actividad y perenne aliento un
sacramento de la bondad de Dios.
Si es cierto el adagio que afirma que de la
abundancia del corazón se alienta la boca, hoy
deberemos estar atentos al latido de su corazón;
no busquéis en ella artificios literarios, ni ganas
de aplauso fácil, o de sentimentalismos baratos.
Mai es una “artesana” y seguro estoy que elaborará, con el paño de los sentimientos, la mejor
de las prendas realizada a conciencia. Su pregón
será como estos otros sencillos pregones que un
buen día nos anunciaron la inminente llegada
de los días grandes de nuestra fe: quizá fue la
brisa cargada de una adelantada primavera o el
murmullo lejano de una corneta, o los conos ordenados del escaparate de Paco Vago, o el costal
bajo el brazo de un joven..., sencillas “metáforas”
que nos llenarán el alma, perfumándola con las
imágenes del recuerdo más vivas que las fotos de
Carmona, 2010
9
los anaqueles o el incienso de nuestros bares que
prende en nuestra ropa.
Sí, esa será su sencillez; la de los pequeños
gestos, como quien acostumbrada a colocarse
frente a frente, a la que prefiguraron todas las
mujeres fuertes y a la que es por antonomasia,
la Mujer, que no es otra que María, Madre dolorosa de san Pedro y al estrechar sus manos Mai
recibe en sí su amoroso dolor, esa es la fuente
oculta donde bebe la fe de quien os hablará hoy,
la mirada cercana, próxima, de esta bella Virgen
llorosa a la que pliega el velo que circunda su
rostro como la madre envuelve en pañal al recién
nacido; trenzar los encajes sobre su pecho como
quien extiende un beso sobre la herida causada
por el amor..., estremecida por su llanto, dándole amor en la triste tarde del Viernes Santo,
estrechando sus manos para que no camine sola,
como canta la saeta:
Madre mía de los Dolores,
Cual mejor entre las flores,
Me estremece tu llanto
Es por darte mis amores
La noche del Viernes Santo.
Dame Señora tus manos
Que en ella pondré un rosario,
Con cuentas de pedrería,
Tenlo Madre agarrao
Por siempre tu Virgen María.
Saeta que rasgó el viento, rosario de súplicas y de amor en nuestras cofradías, rosario de
nombres propios que María no olvida y que lleva agarrao porque de él prenden los nombres de
aquellas mujeres que silenciosamente consuelan
su dolor; María, la mujer siempre atenta, no os
olvida y cada tarde de Semana Santa lleva en sus
manos las cuentas interminables de mujeres: Soledad Parra, Consuelo García, Carmen Hidalgo,
María Luisa, Dolores Zabala, Gracia Caballero,
Lelo..., Gracia María, Pilar, Bernardi, Lole, Gracita..., de esas mujeres que llegan a esta tribuna
por derecho propio porque hay quienes sienten
nuestras hermandades, quienes la viven, pero
sólo muy pocos las hacen posible con su entrega,
generosidad y su fe en Dios y en los hombres.
Hoy la voz de las mujeres, de las Judit, Esther, Débora, María, de las mujeres fuertes de
nuestras hermandades llenarán este teatro y de
nuevo oiremos de sus labios: ¡Ráboni! ¡Señor!
Tuya es Mai y de todas las mujeres cofrades
es hoy la palabra que os ganáis en el día a día con
la transmisión y mantenimiento de la vida que
cada vez tiene menos valor en nuestra sociedad,
y con la enseñanza de la fe a nuestros hijos.
Hoy serás en esta mañana Miriam, la hermana de Moisés, para cantar las grandezas del
Señor y la fe de tu pueblo; y contigo estarán
esas otras mujeres que cercanas en el tiempo te
acompañan en tu labor.
Gracias a todas por darnos nuestra vida.
Muchas gracias.
Carmona, 2010
11
PREGÓN DE LA SEMANA SANTA 2009
A CARGO DE
D.ª MARÍA DE GRACIA RODRÍGUEZ
GONZÁLEZ
Diálogos con la Madre
I) LOS ORÍGENES
Y dice el Génesis:
Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza, que domine los peces del mar, las aves
del cielo, los animales domésticos, los reptiles de
la tierra..., y creó Dios al hombre a su imagen.
A imagen de Dios los creó, hombre y mujer los
creó.
Pero el ser humano nunca está satisfecho
con lo que tiene, siempre quiere más, y la mayoría de las veces a costa de los otros.
Qué grande nos queda todo aquello que
Dios hizo para nosotros, para nuestro disfrute,
para nuestro bien, para nuestro mundo.
Y viendo Dios que no habíamos comprendido el mensaje, como padre que quiere lo mejor
para sus hijos, pensó en volver a explicárnoslo.
Ahora con personas de carne y huesos, como tú
y como yo.
Empezando así una historia llena de amor
que dura hasta nuestros días, con unos protagonistas que son conocidos de todos: esos que
constituyen el centro y guía de nuestras hermandades, a los que veneramos en la intimidad de
nuestras capillas y templos, y cada año, en Semana Santa presentamos a nuestro pueblo, haciendo pública manifestación de fe, para decir
alto y claro cuales son nuestros anhelos, nuestras
ilusiones, nuestros sentimientos.
En el principio ya existía la palabra,
y la palabra estaba junto a Dios,
y la palabra era Dios,
en la palabra había vida,
y la vida era la luz de los hombres.
Vino a su casa, y los suyos no la recibieron,
pero a cuantos la recibieron,
les da poder para ser hijos de Dios,
si creen en su nombre.
Y la palabra se hizo carne,
y puso su morada entre nosotros,
y hemos contemplado su gloria,
gloria que recibe del padre, como hijo único,
en él todo es don de amor y de verdad.
Y es aquí donde te encuentro: en los conventos, lugares de rezo y recogimiento, donde
parece que el tiempo no existe, y a nosotros se
nos hace un mundo comprender como puede
haber tanta paz entre cuatro paredes.
En los templos que han sido y son testigos
de nuestros mejores momentos vividos en ti, y
donde se encuentra la Reina de Gracia que nos
ampara a todos bajo su manto.
En las calles, plazas y barrios por donde
gusta perderse para extasiarse con esa luz que
juega con las sombras, para mostrarse como en
una paleta llena de vida y de color, ¡por cúpula el
cielo azul!, ese azul que sólo Manolín sabe plasmar en sus cuadros.
En la vega, como inmenso mar verde que
sin ella nos falta algo, porque viéndola las penas
se pasan y la tranquilidad se encuentra, donde
Dios se explayó creando tanta belleza.
En la Alameda de la que sube una alfombra de hojas que se niegan a morir sin antes no
recorrerte.
En tu alma de ciudad milenaria, siendo capaz de acoger a tantas civilizaciones que llegaron
12
Carmona, 2010
para conquistarte; y al final fueron ellas las que
quedaron conquistadas por tu belleza.
En los que han arribado a lo largo del tiempo, y ¡sin comprendernos nos critican! Tú cual
paciente doncella no te alteras, callas, y esperas:
tarde o temprano se rinden a tus encantos.
En mis gentes, que silencian los aciertos...,
y te recriminan cuando te equivocas.
¿Cómo llamarte?, ¿cómo invocarte?
Has sido de tantas formas nombrada:
Kar-Amón, como al Sol,
te llamaron los fenicios;
Carmo fuiste por Roma nombrada.
Los árabes como Qarmuna te referían.
Pero yo sólo sé decir que eres mi refugio,
mi fortaleza, y mi cuna.
Eres mi eterna añoranza si no estoy a tu vera.
Y cuando te tengo cerca sólo sé decirte:
Carmona, Carmona, mi Carmona.
Reverendo señor Arcipreste, señor Teniente
de Alcalde, señor Presidente del Consejo General de Hermandades y Cofradías, señor Concejal
de Cultura, señores Hermanos Mayores, Cofrades de Carmona, todos.
Si a mi presentador le dan un prospecto de la
farmacia es capaz de hacer un pregón a la aspirina.
Te has esmerado en sacar elogios de donde
no los hay, pero te lo agradezco.
De Nandi he aprendido, que de un metro
de tela salen unos faldones de metro y medio, a
trabajar sin poner un pero a todo el que le pide
ayuda, a no tener en cuenta, quien gobierna en
cada momento la Hermandad, para estar siempre dispuesto a colaborar en todo, sin pedir nada
a cambio y por supuesto a no faltar a tu Estación
de Penitencia, porque en definitiva las imágenes
están siempre por encima de todo.
Con él he mantenido conversaciones
de fe, de hermandades, de la vida en general
y siempre me he sentido integrada, porque
nunca me ha mirado como algo raro, sino
como un cofrade más, no crean que todos actúan de la misma forma, por eso te agradezco
que seas mi amigo por encima de todo, y tus
palabras las llevaré siempre en mi corazón.
Gracias.
No quiero desaprovechar la ocasión y
agradecer al Consejo, el haberme designado
pregonera de la Semana Santa. Sí, he dicho
pregonera no se extrañen, porque ya ha ocupado este estrado por fin una mujer, aunque
quizás la que menos lo merezca.
No duden que me siento muy orgullosa y
honrada por ese honor y espero no defraudar
a nadie, o por lo menos pasar desapercibida...,
que en esta Carmona nuestra no es poco premio.
La verdad es que ver a tantas personas impresiona muchísimo y más a tantos hombres,
los máximos representantes de nuestras hermandades, todos pendientes de lo que diga una
mujer. Como diría mi amigo Eduardo, y ahora
se cumple más que nunca, cuando una mujer
habla no hay quien diga una palabra.
Hay una historia que ronda entre las gentes de esta vieja ciudad: “quien bebe agua del
manantial que brota en la ermita de la Virgen
de Gracia le sale novio y se casa”. La verdad, yo
no sé si eso es cierto, pero siendo muy joven me
enamoré de un chaval, amor de mi juventud y
hoy amor de mi vida.
Él desde el principio de este reto, que es lo
que ha supuesto el pregón para mí, ha estado
a mi lado dándome ánimos, compartiendo mis
dudas y mis miedos. Me consta que lo siente
totalmente “suyo”, gracias Juan.
Carmona, 2010
13
II) EL ENCUENTRO
La primera vez que viví una Hermandad
por dentro fue un Viernes Santo, que por cierto diluviaba, “cosa rara”, yo no comprendía por
qué, la mayoría, lloraban a lágrima viva y los que
no, se apartaban para no ser vistos. ¡Hombre el
día estaba malo, pero tampoco para tanto!
Al rato dejó de llover y les dije a los que allí
estaban que por qué no salían entonces. Alguien
me dijo muy serio: “una vez que se hace el víacrucis, esto se acabó hasta el año que viene”.
Me quedé de piedra, ¿cómo después de
tanto esfuerzo no se salía más tarde? ¿otro día
quizás? No entendía nada...
Con el tiempo comprendería perfectamente aquellas palabras y hoy yo no podría decir otra cosa.
Cuando ya me marchaba, pensando en
cuanto esfuerzo, cuanta cera, cuantas flores,
todo para nada. ¡No luciría! En ese momento
algo me detuvo y me volví.
Como por inercia me fui acercando al paso
dorado y fijándome en aquel Cristo humilde y
paciente, me pareció que me miraba, que quería
decirme algo, pero callaba.
Tras unos momentos comprendí que el
diálogo estaba en su postura, en ese rostro de paz
y perdón, de sosiego y mansedumbre. La viva
imagen de la tolerancia.
La figura de un hombre pacífico, pero no
derrotado, firme pero no altanero. En Él vi la
imagen del verdadero Cristo, la imagen que hace
falta transmitir al mundo de hoy.
La Iglesia estaba llena de gente, pero como
si estuviera sola me encontré con el paso de la
Virgen de los Dolores, y ésta haciéndome un
guiño me atrapó para siempre, observándola me
pareció oírle: “haced lo que Él os diga”.
Desde ese momento me integré, hasta
donde me dejaron, y empecé a saber lo que era
una Hermandad, a convivir, a trabajar, a sufrir,
a gozar...
Cada año que pasaba mis ansias por
vestir la túnica de nazareno crecían, era duro
ayudar en el reparto de papeletas de sitio y no
poder hacer uso de la tuya, ver la cofradía y
no poder sentir lo que los hermanos varones.
Un año ya no pude más, y entre mi novio y un
buen amigo se las arreglaron para que de “tapaillo” pudiera hacer Estación de Penitencia.
La empresa no era sencilla, dado lo prohibido
del tema. Pero como un equipo que lleva a
cabo una misión de alto secreto, allá que nos
lanzamos.
Nunca he olvidado aquella primera vez,
mis sentidos estaban a flor de piel. Al oír el sonido de la puerta que se abría, los nervios me
atenazaban tanto que temí quedar bloqueada,
noté el tacto del cirio frío en mis manos, y cómo
su luz me calentaba el alma. Cuando ya me disponía a salir mis ojos miraron por última vez a
mis imágenes: ¡Adiós! ¡Hasta que nos volvamos
a encontrar otra vez a la recogida!
Cuando atravesé el dintel a la calle mi vista
se extasió con las personas que aguardaban la salida. Mis oídos eran testigos de los comentarios
de la gente, el que pedía la ayuda para un ser
querido, el que daba gracias por todo lo recibido, o el que pasaba del tema como si esa escena
no fuera con Él.
Los olores se mezclaban en mi mente, los
más sublimes: incienso, cera, azahar; y los más
mundanos: las frituras de los bares, los algodones dulces de los niños...
14
Carmona, 2010
Mientras, iba como flotando, como en sueño, como si en ese momento estuviera a solas
con mi Cristo, acompañando a mi Virgen.
Cuando terminó la cofradía, estaba cansada, pero dispuesta; agotada pero satisfecha.
Mientras los demás se agrupaban en torno al
paso de la Virgen, me dirigí al Sagrario –estaba previsto–, me quité la túnica y el capirote
como si ya fueran parte de mi piel, y no pude
sino sentarme ante el Santísimo, reservado en
el Monumento, y dar gracias. Entonces fue
cuando comprendí que lo que me faltaba para
el puzzle ya lo tenía: me habían cautivado las
imágenes, quería a la Hermandad como algo
mío y la Estación de Penitencia me colmaba
de felicidad. Desde aquel momento supe que
saldría de nazarena hasta que Dios me diera fuerzas y que sería cofrade el resto de mis
días.
Yo quiero ser nazarena
para estar contigo esta noche,
y acompañarte en el paso
de gardanchas, rosas y cardos.
Para sentir Tu rostro bendito
golpeado y despreciado,
para pisar donde Tú pisas,
para alfombrar ese suelo.
Para iluminar Tu camino
con la cera de mi cirio,
para apagarme contigo
cuando el día va declinando.
Por el hambre y la miseria,
por la guerra y la opresión
por el dolor del enfermo,
y para el reo, el perdón.
Por los que ignoran tú vida,
por los que no te siguieron,
y por todos mis pecados.
Aunque no merezco
ni caminar a tu lado,
aunque sea sólo por eso,
por ir contigo esta noche
¡Yo quiero ser nazarena!
Los comienzos no fueron fáciles para las
mujeres, entonces lo más que nos dejaban hacer
era limpiar los cuartos, para cuando había una
reunión de juntas, y mientras, como decía Juanito: “a dar una vueltecita por la alameda hasta
que se acabe”.
Hoy parece mentira que las cosas fueran
así, aunque si me pongo a pensar, más fuerte es
que en pleno siglo XXI haya hermandades donde no podamos hacer ni Estación de Penitencia,
o tengamos este o aquel sitio vetado. No tienen
fuerza, no tienen experiencia...
Las mujeres, no pretendemos ser iguales a
los hombres, Dios me libre, lo que queremos es
tener los mismos derechos y oportunidades, ya
que tenemos las mismas obligaciones.
Siempre llevo a gala poder decir que mi
Hermandad fue de las primeras en admitir de
pleno derecho a las mujeres. Luego vendrían
muchas más.
Recuerdo como los Tríduos y Quinarios
me fueron abriendo el corazón, aprendiendo a
amar, porque también eso hay que aprenderlo.
Hay que experimentar la misericordia
de Dios, para que tú la sepas dar. Hay que
aprender a aceptar a los demás como son,
con sus virtudes y sus defectos, no como nosotros queremos que sean. Hay que aprender a mirar, con la mirada de Jesús. Hay que
aprender a servir y no a ser servido. Hay que
aprender a callar antes que a difamar, a veces,
sin ánimo de hacer daño, pero que siempre
lo causa.
Carmona, 2010
15
Hay que en definitiva, amar, amar y amar,
porque amando se combaten todos los males de
este mundo. Hasta que no descubramos cuanto
nos ama Dios, y de esa manera amemos a los
demás, no comprenderemos nada.
III) A SOLAS CON LA MADRE
Un día una amiga, que se enteraba de todo,
me dijo: “ven, te voy a enseñar algo que te va a
gustar, pero no se lo digas a nadie”. Yo sabía que
la Virgen se llevaba a algún sitio para vestirla y
luego trasladarla al paso, presentí algo que me
emocionaba y a la vez me aterraba, ¿sería capaz
de conocer dónde estaba la Señora?
Serían las cuatro de la tarde de un precioso
día de abril, cuando el azahar nos hace avivar
los sentidos, cuando la calidez del cielo nos hace
despertar como de un letargo y a los cofrades se
nos va alegrando la vida por momentos.
Entramos en san Pedro y la claridad del
templo se nos hizo misterio, sigilo, incógnita y
hasta cierta aventura de juventud. Llegamos al
Sagrario y fuimos hasta la pequeña cámara, casi
secreta, que está a la derecha del presbiterio... y
como si se tratara de una aparición, la vimos, allí
estaba Ella...
pero a la vez lleno de serenidad, incluso pude
verle esa inmensa paz interior, que a veces la
Señora de los Dolores nos transmite. Las sensaciones que me causó, todavía hoy no se describirlas...
Si no era miedo, ¿por qué temblaba?,
Si no era júbilo ¿por qué reía?,
Si no era fe, ¿por qué creía?,
Si no era amor, ¿por qué amaba?
Lo cierto es que me olvidé, del cuándo, del
cómo y del porqué estaba allí, sólo quería que
aquel momento permaneciera. De repente desperté y me hice cargo de la situación y dije a mi
amiga: “¡anda vamos que como se enteren, nos
van a dar una que se nos va a caer el pelo!”.
Desde aquel día cada vez estaba más pendiente de las imágenes, necesitaba estar cerca
de ellas. Siempre que el tiempo y la ocasión me
ofrecían la menor oportunidad entraba en san
Pedro para verlos.
¡Cuántos momentos de mis alegrías!
¡Cuántos de mis tristezas conocen!
¡Cuántos anhelos,
cuántas esperanzas,
cuántos sinsabores,
cuántas sonrisas...
cuántas lágrimas!
Por la ventana se colaba esa luz de nuestra
primavera que es capaz de dar tonalidad celestial
a todo lo terreno, esa luz que vuelve majareta a
los pájaros y a los cofrades nos hace sentir como
en el paraíso, esa luz se reflejaba sobre un lienzo
blanco como la nieve que la cubría. Estaba justo
a nuestra altura, no lejana como la vemos en el
paso o en su camarín, no, ni mucho menos, estaba de tú a tú, tan cercana que podíamos tocarla,
tan próxima que mi amiga no se contuvo y retiró
el paño.
Llega un momento en la vida en que, con
la perspectiva de los años, una empieza a dar valor a las cosas que verdaderamente lo tienen: el
amor de tu marido, la amistad verdadera, el cariño de la familia, el afecto de tus hermanos en
Cristo. Evalúas cuanto tienes y observas cuantas
carencias hay a nuestro alrededor, es cuando no
puedes menos que decir ante ellos, que de tantas
demandas saben: gracias Señor, gracias Señora.
Cuando apareció su rostro dulce y tranquilo, transluciendo esa pena que le come el alma,
Cuando el verano va perdiendo su canícula,
y septiembre se nos termina dejando ese sabor a
16
Carmona, 2010
Novena que nos da energías para todo el año a
los cristianos de Carmona.
Cuando la Santísima Virgen de Gracia nos
ha dado a todas la Hermandades la venia para
comenzar un nuevo curso, lleno de actos y cultos que nos preparen para la celebración de una
nueva Pascua.
Cuando octubre ya se presiente, es cuando
La Humildad, celebra su anual tríduo a la Virgen de los Dolores, fiesta trasladada del 15 de
septiembre.
Estábamos en la vorágine de la preparación
de todo lo necesario para el montaje del altar
cuando el Hermano Mayor de entonces, apareció por los cuartos y dijo: “parad que vamos a
bajar a la Virgen”, yo no sabía de que iba aquello, pero vi a todos dirigirse a la Iglesia y por
supuesto que los seguí, no había nada entonces
y todavía hoy, que tras oír la palabra Virgen no
me hiciera ponerme en marcha.
Al llegar al altar todo estaba preparado para
bajarla y llevarla al sitio donde iba a ser cambiada de ropa, alguien me dijo toma este candelabro, enciéndelo y haz lo que veas de aquel otro.
Me quedé descolocada, no entendía que pasaba.
Cuando la Señora estuvo abajo, y en brazos de
dos hermanos, todos, en silencio nos dirigimos
hacia el baptisterio, lugar que esta vez haría de
alcoba a la Reina del Cielo. Cuando se depositó
sobre la alfombra que la protege del suelo pusimos los dos candelabros encendidos, uno a cada
lado como en el altar.
Uno a uno, en Solemne besamanos, pasamos por delante de Ella. Todo en silencio como
intentando no perturbar la atmósfera del lugar,
como intentando que nada rompiera el contacto cercano y privado que sólo nos ofrecen esos
momentos de intimidad. Son los momentos
que los de dentro de las Hermandades damos es-
pecial importancia, que nos llegan al alma como
lo que verdaderamente son, unas vivencias íntimas que le dan el contraste dulce a tantas horas
de trabajo y dedicación, robadas a la familia, al
descanso.
¿Quién de vosotros no tiene uno o más
momentos de estos?
¿Quién no tira de ellos para cargar las pilas
cuando por un motivo o por otro estamos agotados y nos dan ganas de dejarlo todo?
Aquella procesión interna me había dado el
definitivo toque de gracia, había vivido en primera persona el respeto y la veneración que las
hermandades tienen a sus Imágenes Titulares.
Desde entonces no me perdía ni un traslado,
bien fuera de la Virgen, del Señor, o del Cristo...
Y siempre, siempre pensaba: yo no soy capaz de
acercarme a ellos...
Mira por donde, la vida que da tantas vueltas, que una de ellas, en un momento dado, me
sorprende y me engancha. El Hermano Mayor,
por entonces, Paco Perea, me dijo: “te ha tocado”. Esto, como todos sabéis, en el argot cofrade
quiere decir: arréglatelas como puedas, y además
eso es lo que hay. “Desde hoy eres la nueva vestidora de la Santísima Virgen de los Dolores y la
camarera de las imágenes”.
No supe decir nada: ni que sí, ni que no, ni
todo lo contrario, estaba abrumada, no pude reaccionar. Todos los vestidores que me precedieron lo hicieron magníficamente y eso me daba
miedo, y los demás prejuicios propios de estos
casos: ...dónde va ésta, qué se ha creído, no tiene
ni idea, y bla, bla, bla, ¿os suena?
Pero un ser querido, conocedor de mis miedos, me dijo: “no te preocupes, quien quiere a la
Virgen tanto como tú, no puede hacerle ningún
mal, ánimo”. Y hasta hoy.
Carmona, 2010
17
La primera vez que iba a cambiarla de
ropa, me temblaba todo el cuerpo, no era capaz
de decir nada, no tenía claro si lo que deseaba
era que todos desaparecieran o que ese momento no llegara nunca. Pese a todo notaba que desde mi interior surtía una sensación de ilusión y
alegría.
Cuando por fin me encontré a solas con
Ella, y me dispuse a comenzar la tarea, no pude
moverme, las manos no me respondían, las piernas no obedecían, sólo articulé a sentarme, al
momento como sin querer comencé a hablar
con Ella, como la que se pone a charlar con su
madre.
Al rato llegó uno de la hermandad y desde
detrás de las cortinas me dijo: “Mari, ¿hay alguien contigo? Yo le dije: sí, la Virgen.
El otro, algo preocupado, me vuelve a decir: “no, me refiero a que si ha entrado alguien”.
No, contesté yo: “sabes que cuando se está cambiando a la Señora, aquí no entra nadie”. Vuelve
a haber un silencio, y ya con más preocupación
que otra cosa, me dice: “es que se escuchan voces”, y yo muy tranquila le dije: ¡ah! “es que estoy hablando con ella”. Vale, me dijo y lo escucho alejarse. Cuando los demás le preguntaron:
¿Que pasaba? Este muy convencido de lo que
yo le dije, les contestó: “nada es que Mari está
hablando con la Virgen, y escucho una exclamación casi general: ¡Ah! Entonces vale.
Desde aquel momento no se si me dieron
por loca o pensaron que eso mismo sería lo que
ellos harían si estuviesen allí, pero desde entonces eso se ha hecho lo más natural del mundo en
mi Hermandad.
IV) DIÁLOGOS
Hace poco, cuando la arreglaba para su
Tríduo, le dije: Madre tengo que solicitarte un
favor, me han pedido que dé el Pregón de Semana Santa y me gustaría saber de tus labios
como fueron ciertos acontecimientos. Datos
que sólo tú puedes saber, pues los viviste en
primera persona y con la perspectiva de una
madre.
Pretendo que mi pregón sea un canto a tu
hijo Jesús y cómo su mensaje ha servido a nuestras hermandades, para a través del tiempo, sobrevivir y llegar a nuestros días. Yo no creo que
esté preparada para este lío, pero, ¿cómo se puede una negar a hablar de Jesucristo aunque sea
con torpes palabras?
Entonces me dijo, con una sonrisa en los
labios: “y para eso tanto apuro. Yo soy una mujer
sencilla, del pueblo llano, sólo tengo como capital la Fe, pero estoy segura que con eso se puede
conseguir todo lo que una se proponga”.
“Y recuerda, para comprender verdaderamente el mensaje de mi Hijo hay que tener dos
cosas presentes: que el Amor siempre debe imperar y que todo hay que enfocarlo con humildad,
sencillez y alegría. Escucha:”
“Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación
de su esclava.
Desde ahora me felicitarán
todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes
por mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos”.
18
Carmona, 2010
Me quedé boquiabierta, eso si que era pregonar, eso si que es tener claro que es lo importante y que lo superfluo..., estaba alucinada.
observaba que Jesús todo esto lo iba guardando
en su interior. Más tarde pude comprobar como
lo usaba para explicarle a la gente el mensaje por
el que había venido a este mundo.
Entonces me miró y me dijo:
“Anda deja los alfileres que te voy a contar
todo lo que tú quieras. Empezaré por el principio, que será lo mejor”.
“Jesús de niño era como todos los niños,
alegre, travieso, imaginativo. Adoraba a su padre José y siempre que podía le ayudaba en las
tareas de la carpintería. Su infancia transcurrió
con normalidad”.
“Yo sabía que Dios se manifestaría a través
de Él, pero no sabía ni cuando ni cómo”.
“Sabía, que esta epifanía sería para mí una
espada traspasándome el alma”.
“Sabía que Jesús es bandera discutida y que
muchos caerán y otros se levantarán por su causa”.
“Cuando Jesús tenía doce años, fue la primera vez que tuve verdadera conciencia de ello,
tras estar perdido tres días –siempre tres–, en el
Templo de Jerusalén. Al encontrarlo expresamos
nuestra angustia, y sólo nos contestó: “No sabéis
que tengo que ocuparme de las cosas de mi Padre”.
José y yo empezamos a tener claro lo que sabíamos, pero que a veces queríamos olvidar, y por
ello hacíamos como que no entendíamos. Todo
lo guardábamos en nuestros corazones”.
“José siempre le estaba explicando cosas que
él le preguntaba, un día le oí decirle que el trigo
tiene que caer en tierra fértil y buena para que pueda crecer, de lo contrario el grano se perdería”.
“Como la mostaza, pese a ser tan pequeña
con el tiempo se convierte en un gran árbol, yo
¿Es tan difícil comprenderlo? Me decía la
Virgen, con tono de amargura.
“La vida trae sus problemas y nosotros con
la ayuda del Señor debemos buscar las soluciones, lo que pasa es que a veces queremos coger
el camino más fácil, culpar de los problemas al
otro, siempre es el otro. A veces en esa búsqueda
llegamos a culpar de nuestras debilidades al mismísimo Dios”.
Mientras la Virgen decía estas palabras,
recordé aquel fatídico 11 de marzo. Mis pasos
me habían llevado hasta el templo. Llegué triste,
hundida, rabiosa, llena de ira, sólo buscaba un
culpable, ¡no tenía palabras! Con el alma hecha
jirones y la impotencia reflejada en mis ojos, sólo
pude ponerme delante de Él y llorar amargamente. Cuando levanté la cara para mírale, pude
ver como le caía una lágrima por la mejilla, aún
así le pregunte:
¿Cómo puedes permitir que pasen estas
cosas?
¿Cómo personas inocentes tienen que morir no se sabe en nombre de qué o por qué?
Él me dijo: ¿tú me lo preguntas?
Nunca os hablé de muerte, ni de represalias,
ni de odios, “quien a hierro mata a hierro muere”. No hay nada que justifique estas acciones, la
violencia no tiene razón de ser: ni en nombre de
Dios, ni de banderas, ni de ideales.
¿Has pensado en la parte que cada uno
aporta para que esas situaciones se desarrollen?
Carmona, 2010
19
En ese momento cayó la espada de la ira de
mis manos, y pensé en cuantos vienen buscando
un lugar mejor, donde al menos poder comer
todos los días, matándose a trabajar en lo que
nos sobra, soportando nuestro rechazo que les
conduce a la marginación, con ella suele venir
la frustración que muchas veces conduce al fanatismo.
Si el Mediterráneo, o el Río Grande, pudieran hablarnos, nos contarían historias de engaños, de miseria, de desesperación. Si el fondo
del Mare Nostrum, nos desvelara sus interioridades, veríamos como muchas quimeras del
llamado primer mundo, terminan hundidas en
sus aguas.
¿Conoces a alguna persona, que si no fuera
por su desesperación, saltaría alambradas, o navegaría en pateras para terminar, muchas veces,
en las profundidades del mar?
En el mundo que nos rodea sigue habiendo
guerras, hambre, niños explotados, gente arrastrando el alma por una papelina.
Ante esto la mayoría no movemos ni un
dedo para cambiarlo. Nos resulta todo tan lejano,
tan grande, tan abstracto que nos preguntamos:
¿que voy a hacer yo? Soy tan insignificante.
debe vivir lleno de Esperanza. Tenéis las herramientas fundamentales para procurar que esas
situaciones cambien”.
Escuchad sus palabras, meditad sus actos:
Él es el Camino,
Él es la Verdad,
Él es la Vida”.
Es cierto, pensé, no debemos desesperar,
tenemos que seguir.
Nuestro testimonio diario debe ser el mejor
mensaje a este mundo materialista y descreído.
¿Pueden nuestras Hermandades tener algún papel?
La Virgen leyó mi pensamiento y estoy
segura que interpretó mis dudas. Me volvió a
sonreír:
“No lo dudes, todas y cada una de las personas pueden contribuir a cambiar su entorno,
mucho más un grupo organizado con fe y con
una Imagen de Jesús como guía. Ten paciencia,
déjame seguir con el relato y verás como lo comprenderás todo”.
V) LA FINALIDAD
¡Qué den más los ricos!
¡Qué se encarguen los gobiernos!
¡Qué se esfuerce la Iglesia, que es su obligación!
El otro, siempre el otro. Yo mientras tanto,
me conformo con cambiar de canal en la tele,
para que nada perturbe mi placentera vida de
felicidad consumista.
En ese momento me di cuenta que María
me miraba con especial dulzura y me dijo: “No
podemos desesperar, recuerda que el cristiano
“Tenía que llegar el día que viera con total
claridad cual era el destino de Jesús, y fue mientras nos leía un texto de Isaías, Jesús tendría unos
treinta años, meses antes de irse a predicar:
Mirad mi siervo tendrá éxito,
subirá y crecerá mucho.
Como muchos se espantaron de él,
porque desfigurado no parecía hombre,
ni tenía aspecto humano.
Lo vimos sin aspecto atrayente,
despreciado y evitado por los hombres,
20
Carmona, 2010
como un varón de dolores,
acostumbrado a sufrimientos,
ante el cual se ocultan los rostros,
despreciado y desestimado.
Él soportó nuestros sufrimientos
y aguantó nuestros dolores.
Maltratado, voluntariamente se humillaba
y no abría la boca;
como cordero llevado al matadero,
como oveja ante el esquilador,
enmudecía y no habría la boca.
Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron.
“Cuando terminó la lectura le vi correr una
lágrima por su rostro, entonces comprendí que
la hora había llegado”.
“Le sonreí y le tome la mano, durante un
largo rato permanecimos, así en silencio. Pocos
días después partió de mi lado”.
“Al tiempo volví a verlo, estaba cambiado,
eso lo nota una madre de momento, su rostro era
de felicidad, estaba lleno de paz. Fue en Canaam,
en una boda. Apareció con un grupo de amigos.
¡Su abrazo y su beso me supieron a gloria!”
“Todos recomendaban a mi Hijo que no
acudiera a la ciudad Santa a celebrar la Pascua ya
que el Sanedrín lo había condenado y estarían al
acecho, pero Él tenía que cumplir su misión”.
“Tomaron ramos de palmeras y salieron a
su encuentro gritando: ¡Hosanna! ¡Bendito el
que viene en nombre del Señor!”
Por cierto me pregunta la Virgen, ¿vosotros
no tenéis aquí borriquita?
No, ni la nombres, que a los pobres de san
Antón se la andan queriendo colocar, y yo digo
que nuestra Señora del Real que tiene una pena
que se la come, no parece que vaya muy bien
con la alegría de Jesús entrando triunfante en Je-
rusalén. Pero los capillitas si algo no cuadra, nos
inventamos una tradición y en paz.
Perdona, que te he vuelto a cortar, sigue
que me ibas diciendo que había entrado triunfante en Jerusalén, y tal como entró lleno de vida
y victorioso, salió muerto y abandonado.
“Sí pero nunca derrotado, pues en eso está
su sacrificio, recuerda:
En verdad, en verdad os digo que,
si el grano de trigo no cae en tierra y muere,
quedará solo;
pero si muere, llevará mucho fruto.”
“Mira, las Hermandades podéis dar testimonio al mundo del mensaje de mi Hijo, tú
puedes hacerlo en tú Pregón”.
Pero Madre mi Pregón está centrado en
intentar decir cosas bonitas de las Imágenes titulares de las hermandades y así poco mensaje
sé transmitir.
“Vamos a intentarlo, di el primer misterio”
Cada Jueves Santo Santiago se transforma,
deja de ser el viejo barrio de los quíquilis para
convertirse en la Torre Antonia, de sus viejas
paredes, trasciendes los azotes que los instrumentos del mal profieren al más inocente de los
nacidos.
Cuando la tarde cae, el Cielo se cuelga su
manto añil, y la primavera edulcora el ambiente
de tal manera que enloquece a los grajos.
Todo como en un esfuerzo para retrasar lo
inevitable: Jesús está siendo flagelado, el Cristo
atado a la Columna ya está en la calle.
Viene mi Cristo amarrao
ya viene por Calatrava.
Carmona, 2010
21
Viene sangrando y herío
su boca no dice nada.
Si le miras a los ojos,
si te fijas en su espalda,
verás que sólo encuentras
la paz personificada,
porque el amor que nos tiene
por sus manos lo derrama.
¡Que ese látigo maldito
se vuelva palomas blancas!
Que den paz para este mundo,
que den alivio a las almas.
“Además de ésto, no podéis olvidar –dijo
la Virgen–, que ésta escena tiene un gran valor.
Jesús, no sólo soporta el dolor físico, sino que
aguanta todos los desprecios y burlas de los soldados, aguanta la soledad y el abandono.
Trasmitid al mundo estos valores: no sólo
podemos estar para los buenos momentos, también debemos aguantar los sinsabores de la vida,
intentando poner una pincelada de entereza, incluso una sonrisa, ¿porqué no?”
Cierto Madre: en la actualidad, el sufrimiento es algo que hay que desterrar lo más
pronto posible, y si además no hemos tenido
que cambiar nuestro esquema de vida, muchísimo mejor...
María estaba viendo que entendía la fórmula y que todo puede servir para ser mejores y
por tanto para que todos vivamos mejor.
El Cristo de la Coronación de Espinas,
nos abre la Semana Santa como un aldabonazo,
como una campanada, que nos dice: preparaos
para vivir el tiempo más sentido del año. Hasta
el marmolillo del Salvador, parece despertar de
su letargo para ver los primeros nazarenos.
Cuando aparece desde el templo jesuita,
y podemos contemplar la dulzura de su rostro,
nuestros sentidos se ponen en alerta y estamos
dispuestos a recibir esas arriadas de sentimientos
que nos regalan nuestras cofradías.
Te humillan con salivazos,
te golpean y te maltratan,
te ponen corona de espinas.
Te dan por cetro una caña.
Te despojan de tus ropas,
tu túnica es sorteada,
eres burla para todos,
se están riendo en tu cara.
Tú como el que no oyes,
los miras con dulce mirada.
Con amor comprometido.
Con esperanza anhelada.
Mientras Pilatos nos muestra,
al mejor de los varones.
No seré yo quien te entregue:
Cristo de mis amores.
Me dice María: “fijaos en Él, hasta en los
momentos más duros mantiene su entereza, no
se desploma. Los que lo vitorearon, poco después piden su muerte. Todo está en su contra.
Nadie lo asiste, nadie lo defiende, Pilatos lo intenta, pero...”
Es cierto, Señora, nos caemos al menor
contratiempo, y sobre todo no mantenemos casi
nunca nuestra postura, nos movemos como las
veletas, hacia donde sopla el viento.
Las calles de Carmona se tornan Jerusalén,
cuando en la luna de Nissan se asoma por la vieja muralla de la Puerta de Sevilla. En ese preciso
momento, al abrir san Bartolomé sus puertas, las
calles san Felipe, General Chinchilla, Hermanas
de la Cruz, cambian de nombre y se denominan
todas ellas: calle de la Amargura.
Por ella transita Nuestro Padre, cargando
la cruz de plata y carey, sólo por el cirineo ayudado. El silencio lo envuelve todo, el momento
22
Carmona, 2010
es mágico, sólo se oye, de vez en cuando, la voz
de aliento de Matute: ¡Venga de frente!
Yo creía que el de Cirene
te ayudaba con la cruz.
Con el tiempo he comprendido,
que el que nos sostienes eres Tú.
Tú cargas con lo más pesado,
de nuestro lento caminar.
Tú nos enseñas cada día,
a sabernos levantar.
A ayudar al que no tiene,
al que desamparado está;
al que nos viene de lejos,
al joven que perdido va.
Aunque vayas en silencio,
no dejaré de gritar:
Que eres tú mi Nazareno;
mi norte, mi guía, mi paz.
“El peso de la cruz, no puede con mi Hijo,
su fe es tan grande y decidida, que nada lo vence; cae pero se levanta y sigue, vuelve a caer y
vuelve a caminar. Tomad vuestra cruz y seguidlo.
Esa es la enseñanza de este misterio, ni más ni
menos. La cruz es pesada, y muchas veces dolorosa, pero debemos aceptarla, porque casi siempre al hacerlo, además de cumplir con nuestra
obligación, hacemos más feliz a alguien”.
¿Dónde está el Gólgota en Carmona me
preguntas?
¿Dónde será tú Hijo crucificado?
En san Pedro, Madre mía, pero no te apures que los de mi Hermandad nunca lo dejaremos desamparado.
todos: esta historia no ha acabado, no puede ser
el final, no del mejor de los nacidos. Esperad,
tened fe, tened paciencia, sed humildes.
Al terminar el día
San Pedro sus puertas abrió...
y sale la cruz de guía,
que da paso al Redentor.
Casi sin esperártelo aparece el Cristo de la
Humildad, como cordero llevado al matadero,
maltratado, agotado, meditante, lleno de paciencia, como un varón de dolores y a pesar de todo
va regalando sosiego, dulzura, ternura, amor...
Padre de la Humildad y la divina Paciencia.
Déjame que te acompañe,
déjame estar a tu vera.
No quiero verte tan solo,
por esas blancas callejas.
Blancas como la ropa,
que mis hermanos llevan.
En silencio como locos,
como la que los locos llevan.
Por seguirte hasta la muerte,
aunque loca yo estuviera.
A tí te dieron por loco,
y ahora se que no lo eras,
pues moriste por amor:
¡Bendita locura esa!
“Lo ves –dice María–, hasta en los momentos más duros se puede ser paciente, dulce, pacífico. Respondiendo con odio sólo se consigue
más odio, y con ello violencia, y ésta no trae más
que violencia. Aprended de Él, observad su Humildad, compartir su Paciencia.”
Sigo, Señora.
Al atardecer del Viernes Santo, cuando la
liturgia nos ha dicho que todo se ha consumado,
y que Jesús ha muerto, se abren las puertas del
templo del arrabal, dando paso a una fila de nazarenos blancos, como la fe, que quieren gritar a
Cada Martes Santo, el Barrio de san Blas
contiene el resuello, cuando el Cristo de la Expiración alza su vista al cielo de la judería y se
aferra al último halo de vida para poder decirnos
Carmona, 2010
23
unas palabras de aliento, de esperanza: Mujer, he
ahí a tú hijo..., hijo he ahí a tú madre.
No acabará el día antes de que por san
Teodomiro todo parezca acabado, todo parezca
perdido, máxime después de oír de la boca del
Señor: ¡Padre en tus manos encomiendo mi espíritu!, y oigamos esa expiración que nos ha de
romper el corazón.
Te veo entre la multitud de un barrio,
subiendo a la Barbacana.
Te falta el aliento y expiras,
se te nubla la mirada.
“Señor, le dice un ladrón:
Ten de mi piedad y consuelo,
llévame a donde tú vas,
llévame contigo al cielo”.
El otro se mofa y se burla.
¡No cree que seas Dios!
Y hasta el último suspiro
rechaza tu compasión;
Tú les miras con dulzura,
con ojos de comprensión.
Y tanto a uno como a otro,
le ofreces la salvación.
“Pese a todos los desprecios, Jesús no olvida
su mensaje, sigue reconfortando al que tiene fe,
al que ha descubierto, aunque sea al final de su
vida, cual es el sentido del Reino. Pero no condena al perdido, no lo aparta..., lo espera, siempre
espera”.
“Tomad ejemplo de su espera, de su fortaleza en momentos duros, y sobre todo de su
misericordia pese a todos los insultos y castigos: Padre perdónalos, porque no saben lo que
hacen”.
Cierto madre, que pocos somos capaces de
perdonar, nunca paramos y rectificamos, cuando erramos procuramos dar la vuelta al asunto y
culpar siempre al otro.
¡Cristo ha muerto!
Su cuerpo está sólo, abandonado de todos,
despreciado y evitado por los hombres. En san
Felipe, el Señor es sólo Amargura, se ha hecho
soledad gótica. Todos los suyos han huido, todos han desaparecido. Triste final, para el Rey de
reyes, ese mismo que en Belén es adorado, ahora muerto, abatido, humillado. ¿Es éste el final?
¿Todo terminará cuando traspases el arco ojival
del templo mudéjar? ¿Qué será de nosotros?
¿Para eso tanto sacrificio, tanto esfuerzo?
¡Cristo de la Amargura!
Si lo de tu cruz es muerte,
llamaré muerte a la vida,
y muera yo así por siempre.
Pero muera yo como tú,
con esa dulce mirada,
donde todo se convierte,
en resurrección soñada.
¿Es la cruz quien te sostiene?
¿O es Carmona quien te ampara?
¿Sigues muerto, o estás vivo?
Señor dame calma, para seguir tu camino,
para tener esperanza, en este mundo perverso.
En este valle de lágrimas.
Dame señor el consuelo,
de tus divinas palabras.
“Es duro, ¿verdad?, siempre que veo a mi
Hijo en la cruz, me transporto a Belén, cuando
todo comenzaba, cuando esta historia de Amor
estaba por escribir. Pero, miradlo no temáis, la fe
todo lo puede, el amor todo lo consigue, teniéndolo a él por guía nada es imposible. Después
de las tinieblas, siempre luce el sol, después del
viernes, viene el sábado... y luego el domingo”.
Madre se me hace un nudo en la garganta,
estamos en los momentos más duros.
En san Francisco, tañe una campana, suena a duelo. Hasta la vieja espadaña del convento
24
Carmona, 2010
franciscano, parece cada Miércoles Santo, revestirse de luto. Todo atiende a que de nuevo
el paso del Descendimiento está en el compás
del cenobio. Jesús es bajado con sumo mimo, a
su lado sólo uno de los doce, el más joven..., y
las mujeres. ¿Dónde están todos los que lo vieron hacer milagros? ¿Dónde los que celebraron
junto a Él la Pascua? Todos han desaparecido;
el miedo, la desilusión les ha podido. Cuando
la Puerta de Sevilla recibe al misterio, la tarde
se va transformando, todo se vuelve melancolía,
tristeza, añoranza.
Con mis plegarias de amor,
he alzado una escalera.
Quiero bajarte Señor.
Quiero tenerte a mi vera.
Quiero arreglar lo que otros,
de mala manera hicieran.
Quiero descender contigo,
hasta lo más profundo de mí ser.
Sé Tú quien guíes mis pasos,
para no volver a caer.
Mi orgullo de ser mujer,
cuando a tu lado las veo.
¡Nunca te negaron!
¡Nunca te vendieron!
¡Nunca se asustaron!
¡Siempre te asistieron!
“Cuando descienden a mi Hijo, estoy rota
de dolor, lo recibo y lo deposito en mi regazo,
como cuando era pequeño, como cuando tiempo atrás lo presenté en el Templo. Siempre vienen a mi mente aquellas palabras proféticas: Éste
está aquí, para que muchos caigan y se levanten,
será signo de contradicción; y a tí una espada te
atravesará el alma”.
“El dolor es fuerte, pero no debe hundirnos. La muerte es dura, muy dura pero no es el
final. Ved el mensaje de este misterio, ved como
pese a que todos pueden estar hundidos, queda
el legado de mi Hijo: Su palabra”.
Madre, cuantas veces hemos usado este
pasaje a nuestro antojo. El mensaje de Jesús es
fuerte, a veces hasta escandaloso, contradictorio.
Cuando no nos interesa, lo separamos, lo envolvemos, lo cubrimos de oro y lo encerramos.
La semana llega a su fin, la tragedia va a finalizar. Cuando las acacias de santa Ana comienzan a reverdecer, cuando la vida que la primavera
indica, no ha hecho sino empezar, Tu cuerpo es
depositado en la capilla del Santo Sepulcro.
Que contradicción, la vida se abre paso
a borbotones y Tú has fenecido, has acabado.
¡Todo se ha cumplido! ¿Dónde está la buena noticia si sólo un cadáver es nuestro reto? ¿Dónde
está la salvación si sólo un madero vacío nos ha
quedado?
Hay luto en santa Ana,
por la muerte de Cristo.
Llevan la pena callada,
llevan los cirios lucidos.
Llevan ruan en sus ropas.
De luto ya se han vestido.
Demos descanso eterno,
al que todo nos lo dió.
Silencio no perturbemos,
el sueño del Salvador.
Que ya todo ha pasado.
Que muerto en la piedra está,
que la sangre que derrama,
en rosa se ha de tornar.
Pero no os preocupéis,
que éste no es su final;
pues su muerte, será vida...
¡Por siempre vencida está!
Y nos queda la alegría,
de poder resucitar.
Me dijeron que estabas muerto y corrí.
Llorando, buscando tu cuerpo por todos sitios.
Busqué en Santiago, en El Salvador, en san Bartolomé, en san Pedro, en san Blas, en san Felipe,
Carmona, 2010
25
en san Francisco, en santa Ana. Esperaba encontrar la fría realidad de un cadáver, nada más.
Pero me encontré una sorpresa que me rompió
los esquemas: ¡No está aquí ha resucitado!, ¡está
entre los vivos!
“Este es el gran mensaje, por esto murió
mi Hijo, por esto sufrió flagelo, fue coronado de espinas y por un delincuente cambiado,
soportó el camino del Calvario, y esperó paciente su muerte, fue crucificado entre malhechores y descendido en san Francisco, y fue en
un sepulcro depositado, para que el domingo,
cada domingo por siempre, sepáis donde encontrarlo”.
Ahora lo comprendo, Señora, el mensaje
de Cristo no tiene tiempo ni espacio, es para todos, es universal. Madre gracias por tu ayuda.
Debo decirte que sin ti este pregón no existiría,
por ello te dedico lo siguiente:
Yo he visto el llanto que ardoroso brota
de muchas dolorosas de Carmona.
El dolor en los Siervos de María
sin encontrar a su hijo y desolada.
Gesto de sorpresa en la Paciencia,
ojos ardientes que aturdidos vagan,
dolor en que palpitan horizontes,
de perspectivas claras.
No hay Mayor Dolor que el tuyo:
en tus manos apretadas.
En esa cara bonita, en esa dulce mirada.
En los ojos de señora candorosa,
y llenos de rubor en la Esperanza.
Dolor por el Hijo que hoy expira,
llevas dolor y callas.
Tus brazos extendidos,
pero no lo alcanzas.
Yo vi a la Soledad llena de angustia,
labios morados y mejillas pálidas.
Abandono total de sus pesares,
al dolor totalmente entregada.
Dolores de san Bartolomé,
mujer donde las haya,
que tu cara de tristeza,
nos va rompiendo el alma.
Y Angustia no tengas,
que tu Hijo ya descansa.
En Tu rostro la impaciencia,
del que espera y no alcanza.
Y tú, señora del Real,
aunque nadie te acompaña.
Tienes cándida la mirada,
dulce expresión en Tu cara.
Eres rosa mañanera,
eres perla donde las haya.
Pero llorar lo que es sentir llorar,
yo sólo he visto, por cercana,
a la Virgen de los Dolores Soberana.
Reina del Arrabal.
Reina de las almas.
Reina en san Pedro venerada.
Donde lágrimas brotan,
con pena desconsoladas.
Donde tus mejillas se encienden
cual rubí, iluminadas.
Eres refugio, consuelo,
para las almas cansadas,
das sosiego a nuestras vidas,
eres Madre callada.
Eres en fin madre mía.
¡Quien da sentido a mi vida!
¡Quien colma de paz mi alma!
Ya termino no temáis, que no se diga que
una mujer una vez más, ha hablado más de la
cuenta.
26
Carmona, 2010
Las hermandades siempre tenemos que
estar abiertas a todo lo que la sociedad nos va
demandando.
En sus inicios tuvieron un papel, hoy nos
toca otro. Las necesidades económicas y espirituales van cambiando y nosotros no podemos ir
por detrás, nos tenemos que actualizar, buscar
nuevos caminos, nuevas fórmulas, para ayudar a
los demás. Siempre ayudar. Siempre servir.
De lo contrario, ¿qué sentido tiene hoy
nuestra existencia? No podemos limitarnos sólo
a sacar nuestros Titulares el día de la Estación de
Penitencia, esta sería un acto vacío, si durante
el año no hemos dado testimonio de ellos en el
día a día.
Nuestra sociedad está pasada de rosca, cada
vez se cree menos en todo. Este mundo es del
dinero fácil, del capitalismo salvaje, del olvido
de los que no aportan beneficios, de los triunfadores televisivos, de los que niegan la posibilidad de nacer, basándose en no se que supuesto
derecho.
En esta sociedad la fe cristiana, nuestra fe
no cuenta.
Pero ante esto no podemos quedarnos quietos, se nos abre un mundo apasionante: los pilares hay que reforzarlos nuevamente, los jóvenes
necesitan algo más que diversión, debemos, y la
verdad es que no sé como, hacer que descubran
a ese Cristo coronado de espinas y entregado al
pueblo, o a ese otro “amarrao” a la columna, o al
Cristo humilde, o al que lleva la cruz a cuestas, o
al que ha sido muerto y por una muerte de cruz
o al que lo están descendiendo, incluso al que lo
llevan a enterrar.
Disfrutemos un año más de otra Semana
Santa, seamos testigos y demos testimonios en
las calles. Saboreemos los momentos de recogimiento en cada Estación de Penitencia, y una
vez acabada volvamos a contar los días que nos
quedan para la siguiente, ¿porqué no?
No digo que no haya estrenos, no.
No digo que no haya cultos solemnes, no.
No digo que nuestras Vírgenes y Cristos
no sean cuidados, como lo que son, lo mejor de
cada Hermandad.
No, no es eso.
Sólo digo que todo el gasto,
todo el rito,
todo el culto,
todas las Estaciones de Penitencia;
todo, todo será oropel vació,
será culto hueco,
será esfuerzo baldío;
si no lo hacemos por Cristo, con Él y en Él.
He dicho.
Carmona, 2010
PREGÓN DE LAS GLORIAS DE MARÍA 2009
PREGÓN
DE LAS
GLORIAS DE MARÍA
a cargo de
D. MANUEL LÓPEZ VERA
8 de diciembre de 2009
Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María
Iglesia de San Antón
presentado por el
Rvdo. Sr. D. Juan Luis Rubio Lora
27
28
Carmona, 2010
Carmona, 2010
29
PRESENTACIÓN DEL PREGONERO
A CARGO DEL
cosas de Carmona y trabaja por mejorar Carmona.
RVDO. SR. D. JUAN LUIS RUBIO LORA
Señor Presidente del Consejo General de
Hermandades y Cofradías de Carmona; Señores Hermanos Mayores de la Stma. Virgen de
Gracia y de Ntra. Sra. del Rocío, de esta ciudad,
queridos y amigos, hermanos todos.
Manuel López Vera es de aquellos que forman parte del paisaje urbano de nuestras calles.
Manuel López Vera es aquel que siempre está
donde tú estés, el que siempre te encuentras
cuando tú llegas, y el que te recuerda que al final
no fuiste..., y es que hay quien tiene alguna afición, quien tiene muchas..., y luego está él.
¿Quién es éste? se preguntaba la gente viendo entrar a Jesús en Jerusalén como recoge san
Mateo (Mt 21, 10). ¿De dónde le viene a éste todo
eso? ¿No es éste el hijo de María...? (Mc 6, 2-4) se
interrogaban sus paisanos escuchándolo en la sinagoga como nos recuerda san Marcos. Y es que
en la vida hay caras que nos suenan, datos que
manejamos y apellidos que sabemos de la gente,
pero: ¿Realmente los conocemos? ¿En verdad,
sabemos quienes son?
Devoto de la Stma. Virgen de Gracia y de
sus tradiciones, cofrade, miembro de juntas de
gobierno (de Hermano Mayor a nazareno raso),
carnavalero, feriante, con incursiones en el mundo de la política, aficionado taurino, futbolero e
hincha de ese equipo “de cuyo nombre no quiero
acordarme...” (que dijo Cervantes), apasionado
de la buena mesa, el que va tachando pregones
de su agenda..., y se preocupa porque le van quedando pocos.
Quién es éste se puede preguntar la gente
ante Manuel López Vera este mediodía de diciembre. ¿No es éste el hijo de Rosario, el que se crió
por el Real, que se casó con María José...? Sí, sí, es
ese..., pero también es mucho más.
Risueño, extrovertido, dicharachero, buen
conversador..., ferviente hijo y hermano de los
suyos, fiel y amoroso esposo y padrazo de sus
hijas..., éste es Manuel López Vera.
Aunque suene a tópico: ¿qué se puede decir
de Manuel López Vera?, que no se haya dicho ya; ¿o
qué se haya dicho? (Les Luthiers); que no se sabe
que es peor... Y es que tienes que reconocer que
no se lo has puesto fácil a este cura, tu cura, y
que se considera tu amigo.
Nacido hace ya tiempo (porque ya va teniendo edad de no decir que edad tiene), en
esta ciudad de Carmona, es de los que presumen de su condición de carmonense, como
muchos; pero lo que es más importante: es de
los que ejercen de carmonense; y me explico:
de los que quieren a Carmona, disfruta con las
Pero el pregonero sigue siendo algo más
que eso. Para mí su importancia reside en su
lado menos conocido (que no “más oscuro”) y
que es el que hoy realmente nos interesa.
El pregonero es a fin de cuentas Manolo
Vera: uno que asumió en primera persona el
consejo de Cristo: “En verdad os digo que si no
cambiáis y os hacéis como un niño, no entraréis en
el reino de los cielos” (Mt 18, 3). Y así es Manolo,
un niño grande, con cara de pillo, pero con muy
buen fondo.
El Manolo Vera que hay que destacar es el
de “las distancias cortas”: el cristiano de Car-
30
Carmona, 2010
mona, el catequista de san Antón, el cofrade de
san Francisco, el capillita de todo lo bueno...,
el enamorado de la vida, el amigo de sus amigos y por supuesto el devoto de la Santísima
Virgen.
Vera, es de los que no opina, sino que se
compromete; de los que no habla de oídas sino
que experimenta antes; de los que no sólo da
ideas, sino que las intenta llevar a cabo.
Nacido en el seno de una familia sencilla,
cristiana, trabajadora, pero sobre todo en valores, Manolo intenta llevar a cabo todo lo bueno
aprendido de los suyos, y de esa gran familia de
amigos que Dios le ha dado para que lo acompañen en el camino de la vida.
Manolo no es cristiano de costumbres,
ni el típico católico de “misa y olla”. Manolo
es de los que practican sin armar ruido..., y
lo hace cada día, preguntándose que le pide
Dios en cada momento; ese Dios que nos recuerda que: “quiere misericordia y no sacrificios” (Mt 9, 12-13) y que “no tienen necesidad
de médicos los sanos, sino los enfermos” (Mc 2,
17).
Dicen que detrás de cada gran hombre hay
una gran mujer, pero él no tiene una, sino cinco.
Su madre, su esposa, sus dos hijas y la MADRE
llena de GRACIA: la Pura y Limpia que es precisamente la que nos ha convocado hoy en esta
Parroquia de san Antón con la plenitud, belleza
y serenidad de su Realeza.
Es ella la que lo guía y lo ilumina; la que lo
sostiene y lo motiva, el patrón que quiere imitar
y el espejo donde se mira.
Es ella, en la que se refugia en sus noches oscuras, porque ella, como nadie, también conoció
las Angustias de la vida. Pero también es ese manantial que siempre rebosa Gracia para vivir y disfrutar todo lo bueno que este mundo nos depara.
De las Angustias, del Real o de Gracia, ella
siempre es la misma. Ella es a fin de cuentas la
Virgen. La que te cabe el honor de pregonar sus
grandezas. A la que veneras como reina porque
la supiste descubrir en su rostro más sencillo,
cercano y humano. La “Virgen pura, Reina del
cielo y la tierra” que canta Carmona por septiembre, y que hoy quiere por tus labios, llegar hasta
el corazón de todos sus hijos.
Tu voz confiamos en que será como aquella
que en este tiempo de Adviento “grita en el desierto” de nuestras vidas para que preparemos “el
camino al Señor” (Mt 3, 3b).
Sé que tu pregón es fruto de tu fe en Dios,
de tu amor a María y de tu compromiso con la
Iglesia y el mundo que ha tocado vivir. “La esperanza no falla ni defrauda” (Rom 5, 5) dice san
Pablo en su carta a los Romanos y soy consciente
de que tú tampoco lo harás.
El ambón de tu Parroquia hoy es más tuyo
que nunca, y como dijo el mismo Cristo: “El que
tenga oídos para oír que oiga” (Mt 13, 9).
Carmona, 2010
31
PREGÓN DE LAS GLORIAS DE MARÍA
A CARGO DE
D. MANUEL LÓPEZ VERA
¡Oh, Elegida! Por Dios antes que nada;
Reina del Ala; Propia del Zafiro,
Nieta de Adán, creada en el retiro
de la Virginidad siempre increada!
Tienes el ojo tierno de preñada;
y ante el sabroso origen del suspiro
donde la leche mana miera, miro
tu cintura, de no parir, delgada.
Trillo es tu pie de la serpiente lista,
tu parva el mundo, el ángel tu siguiente,
Gloria del Greco y del Cristal Orgullo.
Privilegió Judea con tu vista
Dios, y eligió la brisa y el ambiente
en que debería abrirse tu capullo.
Con este escogido y poco conocido soneto
de mi admirado poeta Miguel Hernández, que
el próximo año se cumple el centenario de su
nacimiento, titulado a María Santísima en toda
su hermosura, he querido comenzar mi pregón,
a parte de cómo homenaje, porque de verdad,
no sabía como empezar, que decirte, que contarte, como alabarte, por eso que Tú ya sabes,
por aquello de...
¿Qué te digo yo ahora, Madre, que no te hayan dicho antes?...
Siendo Tú, María la mujer que mas obras
has inspirado en toda la historia del arte, en
todas sus disciplinas, que puedo decirte o escribirte yo Madre. Tú ya sabes que ser poeta no
es una gracia que quisiera darme el cielo, por
eso déjame que te rece como si aún tuviese la
inocencia y pureza de un niño, déjame que te
cante como te cantan los seises,
El Sol es tu vestido,
la luna es tu calzado,
estrella y lucero
tu espléndido tocado
Madre Inmaculada
del hijo Inmaculado
acoge los cantares
de un pecho enamorado.
Sr. Cura Párroco de la de san Fernando y
Coronación de Nuestra Señora; Arcipreste de
esta ciudad; Delegado Arciprestal de las Hermandades y Cofradías de Carmona ciudad.
Sr. Presidente y miembros del Consejo
General de Hermandades y Cofradías de Carmona.
Señoras y señores hermanos en Cristo
Nuestro Señor, hijos todos de una misma Madre y de un mismo Padre.
Antes que nada dar las gracias.
Gracias, gracias a Dios por haberme regalado el Don de la fe, por haberme regalado
también una madre que siempre me cuide, me
ayude y me sirva de consuelo y guía.
Gracias..., al Rvdo. P. D. Juan Luis Rubio
Lora, como párroco de esta Iglesia, por acogerme hoy aquí, donde me siento como en mi propia casa, entre los míos.
Gracias..., a mi amigo Juan Luis por las
palabras de su presentación, palabras exageradas y que en nada merezco, pero como decía
Antonio Machado a las palabras de amistad
y amor les sienta bien su poquito de exagera-
32
Carmona, 2010
ción. Tengo que darte las gracias no solo por
tu presentación, sino por ser como eres: serio,
responsable al mismo tiempo que alegre y jovial, que una cosa no tiene porqué estar reñida
con la otra. Comprometido con todos y abierto
a todos, siempre dispuesto, justo, con los pies
muy bien puestos en la tierra pero con el corazón en el cielo. Como decían los antiguos, un
hombre cabal. Además de por todo eso, gracias
por tu amistad, que aunque no es una amistad
de muchos años, a mí me parece que te conozco de toda la vida y puedes presumir de ser de
mis amigos, aunque no de los más antiguos, si
el que mejor me conoce, pues con ninguno me
confieso.
Gracias al Señor Presidente del Consejo
de Hermandades y Cofradías por designarme
como pregonero de las Glorias de María para
este año 2009.
Gracias..., a mi amigo Eduardo por pensar en mí. Bien sabes, que yo no pensaba en
dar este Pregón de las Glorias de María, porque
como había dicho en varias ocasiones yo ya dije
este pregón cuando ensalcé a la Reina de los
Cielos en el pregón de María Auxiliadora, en
el 2000, que, por cierto, fue el primero que di.
Eduardo, aunque este año para mí está siendo
especialmente difícil, a la hora de la verdad, no
te he podido decir que no. Gracias Eduardo por
darme la oportunidad de plasmar en un papel,
y decir a los cuatro vientos mis sentimientos
sobre la Madre de Dios y Madre Nuestra. No
sabes con cuanta ilusión he asumido este reto.
Espero no decepcionarte y que al finalizar me
digas si de verdad he cumplido con tus expectativas, si no es así, ya te pido disculpas.
Gracias, gracias también quiero dar a
todos los que se han alegrado con mi nombramiento como pregonero, a todos los que
me han mostrado su apoyo, a todos los que
han dedicado una oración por el pregonero.
Muy especialmente a la comunidad parroquial de esta feligresía, que me ha mostrado
su alegría, orgullo y satisfacción, tanto por mi
nombramiento, como por mi decisión de decir el pregón es este templo. A Dios le pido no
decepcionar a nadie, y a la Santísima Virgen
de Gracia que me ilumine la mente, el corazón, que ahora mismo lo tengo en la garganta,
para hacer un pregón que os diga algo, que no
se quede en puro y ñoño sentimentalismo, es
muy fácil caer en este error cuando se habla de
una Madre como Ella.
Quiero dedicar el pregón, a María José,
como regalo de aniversario, que ayer hizo años
que nos casamos, en las vísperas de la Inmaculada. Ya tenemos un matrimonio mayor de
edad, gracias, Mª José, por estos dieciocho
años, de felicidad, de amor, respeto, compresión y paciencia para sobrellevarme. Gracias,
por esta historia de amor de las que nos han
nacido dos primorosas rosas, Carmen y Gracia,
también para ellas esta dedicatoria. María José,
como sabes, hoy te quiero más que el día que
me casé contigo.
No se podría escoger mejor día para el
Pregón de las Glorias de María, que éste en el
que todo el orbe católico celebra la Inmaculada
Concepción de la Santísima Virgen. Mejor día
no hay, en esta nuestra tierra, tan acertadamente llamada Tierra de María Santísima, para celebrar un acto de exaltación a la Madre de Dios
y Madre Nuestra. Como todos sabemos, un día
como el de hoy de 1854, Su Santidad Pío IX
define solemnemente el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, en la bula
Ineffabilis Deus. La iglesia casi nunca se da prisa
en tomar decisiones, máxime si es una decisión
polémica y de posturas encontradas, como ésta,
Carmona, 2010
33
pero en este caso sin duda que se pasó, tardó
más de mil años en tomar una decisión. Así que
por muy obvia que nosotros veamos y sintamos
la cuestión, no estaba tan claro lo de la Inmaculada Concepción.
La creencia en la Concepción Inmaculada
de María procede de la Iglesia Oriental, que ya
antes del siglo VIII celebraba esta festividad,
a la que san Agustín ya se mostró contrario,
desde un principio esta devoción nace con debate.
Durante la Edad Media la devoción se
propaga por Occidente, levantando grandes
controversias. san Bernardo, gran mariano
como todos sabemos, al que se le deben muchas y bellas oraciones a la Santísima Virgen,
era contrario a la Inmaculada Concepción,
pues decía que María fue primero concebida y
luego santificada. En la misma línea, se movía
santo Tomás, cabeza pensante de la Orden Dominica.
Por el contrario los franciscanos, encabezados por Duns Scoto, eran defensores de la
ausencia de pecado original en María desde el
mismo momento de su concepción, no en un
momento posterior como pretendían los dominicos. Estas divergencias teológicas sobre la
Inmaculada Concepción, fueron eruditamente
confrontadas durantes los siglos XIII y XIV en
la Sorbona de París.
En Sevilla se tienen noticias desde muy
antiguo sobre la devoción y festividad de la
Concepción de María, en un misal de rito Hispalense de fines del siglo XIII se registra la fiesta
de la Concepción con su octava. Otros misales
del XIV y el XV, tanto de rito Hispalense como
Romano, continúan reseñando una fiesta propia para la Concepción.
Aún no existiendo una declaración sobre la Concepción Inmaculada, hay ya una
fuerte devoción popular en el siglo XVI, así
como conventos y monasterios femeninos
con esta advocación. También en este siglo
esta devoción se extiende de los franciscanos a
otras muchas órdenes como Carmelitas, Mercedarios y Jesuitas, que pronto tomarían la
devoción a la Inmaculada Concepción como
propia, e hicieron causa común frente a los
dominicos.
Pero en el siglo XVII, Sevilla tuvo que
ser, con su lunita plateada, testigo de nuestro
amor, protagonista del amor a María Inmaculada. En Sevilla, solo en Sevilla, en la tierra de las pasiones encontradas, se podría dar
una guerra mariana. Ya había dos bandos, dos
devociones encontradas, tan propias de esta
tierra nuestra, ya solo faltaba que alguien encendiese la chispa. Todo empezó en septiembre de 1613, a causa de un dominico que en
un sermón dijo la frase escandalosa, más que
escandalosa incendiaria: “La Virgen fue concebida y luego Santificada”. Ahí queda eso.
El pueblo, que ya estaba calentito y además
alentado por la mayoría del clero, dijo hasta
aquí hemos llegado, se echó a la calle organizando a finales de este año una procesión en
desagravio a tal ofensa, la procesión salió del
Sagrario y recorrió toda la ciudad cantando
unos populares versos de Miguel del Cid, que
todo el mundo conoce y que dicen así:
Todo el mundo en general
a voces Reina escogida,
diga que sois concebida
sin pecado original.
Versos, que con la guasa que aquí había y
hay, pronto se vieron versionados y ampliados;
los más recatados cantaban:
34
Carmona, 2010
Aunque no quiera Molina,
ni los frailes de Regina
ni su padre provincial.
Todo el mundo en general
a voces, Reina escogida,
diga que sois concebida
Tuvo muchas otras versiones, mucho más
ofensivas, contra los dominicos y demás defensores maculistas, que se cantarían al terminar
las procesiones, ya en las copas, que las procesiones terminaban antes igual que ahora, tomando una copa en la sacristía o en cualquier
otra taberna. Valga ésta como muestra de las
más atrevidas, que además es una ampliación
de la misma:
Aunque se empeñe Molina
y los frailes de Regina
al prior y al provincial,
y al padre de los anteojos
(tenga sacado los ojos
y el colgado de un peral)
María fue concebida
Se puede ver que la devoción a la Inmaculada era una expresión de religiosidad popular,
es el pueblo el que se erige en defensa de la pureza de María. Esta explosión, por lo que quedó
recogido en informes del momento, parece ser
que llegó muy lejos, se realizaron pintadas, que
el grafiti no nació ayer, incluso se llegó a las manos, en el calor de alguna discusión, se corrió
a más de un dominico o a quien no contestase
como es debido al “Ave María Purísima” con el
“Sin Pecado Concebida”.
Esta explosión de religiosidad popular se
ve recogida en las hermandades de entonces. La
hermandad pionera en la causa concepcionista
fue la de Nuestro Padre Jesús Nazareno, el Silencio de Sevilla; que juró defender el Misterio con
voto de sangre, en 1615. A ejemplo de esto todas
las Hermandades y Cofradías realizaron este juramento de defender este Misterio con la espada
si fuese necesario, como nos recuerda desde hace
algunos años la Hermandad de Nuestro Padre
de Carmona cada Viernes Santo.
Hoy seguimos siendo las hermandades, ya
sin el fanatismo de entonces, además ya nadie
lo discute que es Dogma, muy devotas de la
Inmaculada, todas las hermandades tienen recogidas en sus reglas, cultos por la Inmaculada.
Tenemos metido los sevillanos hasta los tuétanos esta devoción, es por eso que nunca entenderé que nadie en esta tierra llame a este puente
el de la Constitución. Ahora cuatrocientos años
después, siguen siendo las hermandades instrumentos básicos para canalizar la fe popular y
acercarla a la Iglesia, las hermandades nunca
han dejado de ser en todo este tiempo un instrumento fácil, aunque mal visto por algunos,
para acercar la fe popular a la Iglesia y ésta al
pueblo.
MARÍA COLABORADORA DEL PADRE,
MARÍA EN LA ENCARNACIÓN.
El Ángel del Señor anunció a María
y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.
He aquí la esclava del Señor;
hágase en mí según tu palabra.
Y el Verbo se hizo carne;
y acampó entre nosotros.
El Ángelus, con esta sencilla y entrañable
oración, recuerda todos los días el pueblo cristiano, la encarnación del Hijo de Dios en las
virginales entrañas de la Virgen María.
Carmona, 2010
35
Anunciación donde el Arcángel san Gabriel anuncia a María que es ella la elegida, “Y
PARA SALUDARLA CON LAS DULCÍSIMAS
PALABRAS: AVE LLENA DE GRACIA”.
Que es ella, LA PURA Y LIMPIA, LA INMACULADA, LA SINE LABE CONCEPTA,
LA SIN PECADO, LA PRESERVADA DE
TODA MANCHA, desde el mismo instante
de su purísima concepción en las entrañas de
“La Señá Santa Ana” COMO BIEN CELEBRA
TODO EL MUNDO EN ESTA MAÑANA.
Hecho de palma, soledad de huerta
afirmada por tapia y cerradura,
amaneció la Flor de la criatura,
¡qué mucho!, virginal, ¡que nada tuerta!
Ventana para el Sol, ¡qué solo! Abierta:
sin alterar la vidriera pura,
la Luz pasó el umbral de la clausura
y no forzó ni el sello ni la puerta.
Justo anillo su vientre de Lo Justo,
quedó, como antes, virgen retraimiento,
abultándole Dios seno y ombligo.
No se abrió para abrirse: dio en un susto
(nueve meses sustento del Sustento),
Honor al barro y a la paja Trigo.
La Encarnación el misterio por el que el
verbo se hace carne. En esta escena tiene gran
importancia, el papel del mensajero, el Arcángel Señor san Gabriel, al que nosotros los hijos
de Carmona damos un papel tan importante
que comenzamos los rezos de la novena a nuestra Excelsa Patrona con la oración a él, pidiendo su presencia.
Es por eso que te pido a ti que fuiste escogido de entre todos los celestiales espíritus para
anunciar a María el misterio de la anunciación,
llamándola de parte de Dios Padre, AVE LLENA DE GRACIA, humildemente te suplico
por esta tan soberana virtud tuya, que convides
a todos los angélicos príncipes del empíreo, (o
del imperio como rezaba Bialo q.p.d. en la novena de la mañana), para que contigo asistan
hoy entre nosotros, alcanzándome la gracia del
Señor, para hacer este pregón en honra de la
Reina de los Cielos, solicitando que la benignísima Señora, se digne de inclinar sus oídos a mi
súplica y sea servida de aceptar por agradables
mis alabanzas. Amén
Amabilísima María te hiciste de Dios esposa, esclava e incondicional colaboradora. Por
medio de ti, dulcísima María, se hizo posible la
encarnación del verbo. Tú Señora fuiste Sagrario, trono elegido de las tres personas de Dios,
el Padre Eterno escogida hija suya te nombra,
El Hijo su madre y el Espíritu Santo su amada
esposa. Madre Santísima de Gracia Plena, Tú,
serás la puerta por la que entre la Gracia salvadora aquí en la tierra, por la que entrará la Luz
de la gloria que nos sacará de las tinieblas del
pecado. Madre, desde el momento de la encarnación te conviertes en la Puerta del Cielo. Por
medio tuya, entra la gracia en la tierra, y los
pecadores, con tu intercesión, podemos cruzar
este mismo umbral hacia la gloria.
Qué dulces palabras y qué gran enseñanza, divina esposa y madre gloriosa: -“ he aquí la
esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”-. Dices esto amantísima Madre sin saber
como será. Pero no dudas ni siquiera un instante, confías plenamente en Dios, te pones a
su entera disposición para que se cumpla su voluntad y no la tuya. Te conviertes en sierva del
señor, sirviendo bajo Tú Hijo y con Tú Hijo,
al misterio de la redención. Así, Tú, María, hija
de Adán, te conviertes en cooperadora de la sal-
36
Carmona, 2010
vación humana, por la libre fe y obediencia. “El
nudo de la desobediencia de Eva fue desatado por
la obediencia de María: lo que ató la virgen Eva
por la incredulidad, la Virgen María lo desató
por la fe”. La muerte vino por Eva, por María
la vida.
Qué nos cuesta Madre entender la voluntad de Dios, presentarla ante los demás. Qué
duro tuvo que ser para la Santísima Virgen,
presentarse ante el Justo de José, y que éste
decidiera repudiarla en secreto. José sabía que
si repudiaba a María mujer como su esposa,
según la costumbre judía de entonces, podrían
haberle aplicado el castigo de la lapidación,
o sea, matarla a pedradas. Sé que suena duro
pero es así, así era licito tratar a la mujer entonces. Pero lo realmente duro es que aún hoy
se trate así a la mujer, que existan sociedades,
donde a la mujer se le trate peor que si fuese
un animal, se les lapide, o se les azote o se les
mutile cuando son niñas para que no se puedan desarrollar plenamente como mujer. Con
culturas y civilizaciones donde así se trata a la
mujer que no me pida nadie, comprensión, entendimiento, tolerancia. Pero no solo en otras
sociedades o latitudes, que también aquí se le
maltrata y asesina, contra el maltrato a la mujer no se puede seguir mirando para otro lado,
los cristianos también estamos llamados a denunciar estas actitudes, debemos huir de hacer
con este tema demagogia o caer en la frivolidad, debemos huir de aceptar cualquier tipo de
marginación, de exclusión. También debemos
abogar por un papel más relevante de la mujer
en la Iglesia, máxime cuando en una mujer, en
María, tenemos a la primera y mejor cristiana, que se enfrentó al mundo sola, pero aún
muchos se escandalizarían de ver a una mujer
con alba y estola. Ya me estoy perdiendo, pero
cuando me pongo con esto me enciendo. Disculpad, mejor no sigo por ahí o termina esto
en un discurso contra el machismo en nuestra
sociedad, que no es que no sea necesario, pero
no hemos venido a eso. Hemos venido a cantar
las glorias de la Madre Mediadora, de la mujer que es nuestro Refugio, nuestro Remedio,
nuestro Amparo, nuestro Consuelo, la mujer
a la que de veras le cantamos aquello de espérame en el cielo...
Por medio de la encarnación, Dios te hace
Madre y Virgen a la vez, para Él nada hay imposible, Virgen que al alto ruego distes un sí
tan humilde como sincero.
Gloriosa María, tal como profetizaste y
cantaste en el Magnificat; por las excelencias
del Padre que hizo en ti maravillas, todas las generaciones te hemos llamado bienaventurada,
llena de Gracia, virgen pura e inmaculada, que
todo lo que hiciste, dijiste y pensaste fue para
que a Dios agradase y Él, esposa y colaboradora
te nombrase. En el canto del Magníficat, además se nos presenta cuales son las intenciones
del Padre, a través del amor del Hijo, sobre el
genero humano, no es sólo un canto de gloria y
alabanza, es toda una hoja de ruta, como tanto
se dice ahora. Una declaración de intenciones:
Yo canto al Señor porque es grande,
me alegro en el Dios que me salva.
Feliz me dirán las naciones,
en mi descansó su mirada.
El hizo en mí obras grandes,
su amor es más fuerte que el tiempo,
triunfó sobre el mal de este mundo,
derriba a los hombres soberbios.
No quiere el poder de unos pocos,
del polvo a los pobres levanta,
dió pan a los hombres hambrientos,
dejando a los ricos sin nada.
Carmona, 2010
37
Libera a todos los hombres,
cumpliendo la eterna promesa
que hizo a favor se su pueblo,
los pueblos de toda la tierra.
LA BIENAVENTURADA VIRGEN
Y EL NIÑO JESÚS.
La unión de la Madre con el Hijo en la
obra de la salvación se manifiesta desde el momento de la concepción virginal de Cristo, Madre del Salvador. María, desde su nacimiento en
Belén, le diste el primer cobijo entre tus brazos.
Que angustiosa experiencia, Madre, que llegase
el momento del parto y no tuvieses más cobijo
para Él que tus brazos, tu amor, tu cariño que
ni siquiera pudieras ofrecerle un techo. Que
solo le pudieses ofrecer el heno de un humilde
pesebre,
Caído se le ha un Clavel
Hoy a la Aurora del seno:
¡Qué glorioso que está el heno,
Porque ha caído sobre él!
Es tiempo de preparación, de espera, en
el adviento, nos preparamos para la llegada de
la Luz al mundo en este tiempo de tinieblas,
estamos deseando que llegue la Navidad para
adorar al niño que nos traerá el amor y la alegría. Virgen de Belén, piadosísima Reina, nos
muestras al Niño Dios en tus brazos para que lo
adoremos y le presentemos nuestras oraciones,
al igual que a los pastores y a los magos presentases en Belén. Tú, Madre, no entiendes como
adoran al Niño, que ha nacido en una familia
humilde, que nace en un pesebre, y lo adoran
como a un Rey. No lo entiendes, pero lo meditas y guardas en tu corazón.
Dios no es rey ni parece rey,
Dios no es suntuoso ni rico.
Dios lleva en sí la humana grey
Y todo su inmenso acerico.
El cielo estrellado gravita
Sobre Belén, y ese portal
A todos los hombres da cita
Por invitación fraternal.
Junto al borrico, junto al buey,
La criatura desvalida
Dice en silencio: No soy rey,
Soy camino, verdad y vida.
En sus brazos otra vez, la Reina y Señora lleva al niño hasta el Templo, Virgen de la
Presentación. Allí quedan san José y la Santísima Virgen maravillados de las cosas que de
Él se decían, pero a ti, María, te debieron de
sobrecoger y llenar de angustia el corazón, las
proféticas palabras del viejo Simeón que anunciaban que el Hijo sería signo de contradicción
y que, una espada atravesaría el alma de la Madre, para que se manifiesten los pensamientos
de muchos corazones.
Cuánta consternación para tu puro corazón la huida a Egipto, huyendo de la envidia, del egoísmo de los más poderosos que
no renuncian a dejar de serlo, huyendo de
la muerte que desde su nacimiento persigue
a Tú Santísimo Hijo. Hoy, sigue habiendo
muchos Herodes que son capaces de todo por
llegar al poder o por mantenerse en él. Líbranos Madre de caer en la tentación de ser otro
Herodes. Cuando lleguen las tentaciones, sé
Tú mi estrella como en esta oración de san
Bernardo:
Mira a la estrella, llama a María
Si se levantan los vientos de las tentaciones,
si tropiezas en los escollos de las tribulaciones,
mira a la estrella, llama a María.
38
Carmona, 2010
Si eres agitado por las olas de la soberbia,
de la detracción, de la ambición
o de la envidia,
Si la ira, la avaricia o la impureza impelen
violentamente la navecilla de tu alma,
Qué desconsuelo, Amorosísima Madre,
para tu corazón cuando crees al Niño Perdido,
tres día tardas en hallarlo, y cuando lo encuentras, os quedáis, Tu Santo Esposo y Tú, Paciente Madre, tan sorprendidos como los doctores
ante la repuesta del Niño, ¿no sabíais que es
preciso que me ocupe de las cosas de mi Padre?,
y Tú María, meditas y guardas todo esto en tu
inmaculado corazón.
LA BIENAVENTURADA VIRGEN EN EL
MINISTERIO PÚBLICO DE JESÚS.
Poderosísima Señora, Madre Santísima,
también colaboraste con Jesús al principio de
su vida pública. En el primer milagro de tu
Hijo según san Juan. Tú, le empujaste a actuar
en la boda de Cana de Galilea y nos dejaste
Dulce María el mejor mensaje que nos pudiste
dar: “haced lo que Él os diga”.
Colaborando con Jesús, Madre y Señora
Nuestra en su primer milagro, ayudaste a manifestar su gloria y que creyeran en Él sus discípulos. Todos sus discípulos debemos sacar
partido de Tu enseñanza, debemos aprender
a hacer lo que Él nos diga, a aceptar siempre lo que el Señor nos diga o mande, aunque
nos cueste entender. Debemos confiar en el
Señor y pedirle sabiduría para entender lo que
nos dice, y fuerzas para sobrellevar lo que nos
llegue y confiar que lo que nos manda será
siempre lo mejor para nuestra libertad y Su
gloria.
En toda su vida pública, Jesús se ve
acompañado de su Madre. En el curso de la
predicación de su Hijo acogió las palabras con
las que, elevando el Reino de Dios sobre los
motivos y vínculos de la carne y de la sangre, proclamó bienaventurada a los que oían
y observaban la palabra de Dios, como Ella lo
hacía fielmente.
Así también la Bienaventurada Virgen
avanzó en la peregrinación de la fe y mantuvo
fielmente la unión con su Hijo hasta la Cruz,
donde, no sin designio divino, se mantuvo de
pie, Stabat Mater dolorosa... Y hasta la cruz
solo llegaron la Madre, las mujeres, otra vez las
mujeres y el discípulo amado.
Fue en la Angustia, en la Soledad, En el
Mayor Dolor de la Cruz, Dolorosa María, donde Tú, Esperanzada Madre del Redentor, ves
extendidos tus deberes maternales sobre toda
la humanidad y no sólo sobre tu Unigénito y
Santísimo Hijo.
Dolorosa, de pie junto a la cruz,
Tú conoces nuestras penas,
penas de un pueblo que sufre.
Dolor de los cuerpos que sufren enfermos,
el hambre de gentes que no tienen pan,
silencio de aquellos que callan por miedo,
la pena del triste que está en soledad.
El drama del hombre que fue marginado,
tragedia de niños que ignoran reír,
la burda comedia de huecas promesas,
la farsa de muertos que deben vivir.
Dolor en los hombres sin tregua oprimidos,
cansancio de brazos en lucha sin fin,
cerebros lavados a base de slogans,
el rictus amargo del pobre infeliz.
Carmona, 2010
39
El llanto de aquellos que suman fracasos,
la cruz del soldado que mata el amor,
pobreza de muchos sin libro en las manos,
derechos del hombre truncados en flor.
Dolorosa, de pie junto a la cruz
Tú conoces nuestras penas,
penas de un mundo sin luz.
María, porque Tú eres Luz, por la que viene el Sol de justicia al mundo, Tú eres Madre de
la Luz, Virgen de la Luz cegadora. Luz entre los
pueblos, Luz que reúne a la Iglesia. Aunque en
nuestra ciudad no tenga fervor, qué devoción
más excelsa, más bella, más verdadera, Llena de
Gracia, que María de la Luz. Yo sé que el ocho
de septiembre hasta tus oidos, Madre, llegan las
súplicas, yo lo sé, ¡Mercedes! Y también lo sabes
tú, las alabanzas de Gracia en Carmona y de
Tarifa, de Tarifa LA LUZ.
Sí, María, Tú eres luz al pie de la cruz, y
otra vez en tus brazos Angustiada Madre nos
muestras a Jesús, como lirio marchito y descendido. Madre al fin y al cabo sola como al
principio con tu hijo en el trono de tus brazos, como en Belén; pero con la salvedad de
que ahora nos presenta al cordero inmolado
por nosotros y por nuestra salvación. ¿Es ahora
cuando comprendes todo lo que meditabas y
guardabas en tu inmaculado corazón, Madre
Sapientísima?
MARÍA COLABORADORA DEL ESPÍRITU, MARÍA EN PENTECOSTÉS.
A ti Dios te escoge para que estés en el
centro de los que perseveran en la oración, esperando la llegada del Espíritu Santo. Madre
creyente y orante, entorno a ti congregas a
los que habían seguido a Tu Hijo, aunque lo
abandonaron y se dispersaron, Tú los reúnes de
nuevo en torno a ti, Divina Pastora reúnes al
rebaño de tu hijo alrededor tuya, como sigues
haciendo con las almas descarriadas.
Soberana Señora, Madre de Gracia Plena, predestinada desde toda la eternidad como
Madre de Dios, Tú, que siempre habías sido
del pecado preservada, desde el mismo instante
de tu bendita Concepción, Tú, que ya estabas
de Dios toda llena, Tú, sobre quien ya se ha
posado el Espíritu Santo en Nazaret, otra vez le
eras imprescindible a Dios el día de Pentecostés
y de nuevo estabas allí, solícita, para colaborar
con Él.
Y aprovechando que hablo de Pentecostés,
la fiesta del Rocío, os voy ha confesar una cosa,
mi devoción a la imagen de la Virgen del Rocío. Los rocieros dirán que yo no soy rociero,
que yo nunca he ido al Rocío, es verdad:
Yo no puedo ser rociero,
yo no he visto en la laguna
los caballos marismeños
en una noche de luna.
yo no fui por los caminos,
ni viví el carro por dentro,
ni comí bajo los pinos.
yo no vi esa bella estampa
sacando los almonteños
la virgen rompiendo el alba.
Ni siquiera me he divertío.
Yo no he visto la fiesta
pero he sentío el Rocío.
Y no se porqué será,
ni tampoco me lo explico,
40
Carmona, 2010
pero, sí, yo puedo decir
que se me ha aparecío.
Yo sé porque le tengo fe
a la Virgen del Rocío.
Yo he sentido el Rocío en los buenos rocieros que lo han vivido, cuando he salido al
encuentro de ellos al final de su camino. Se les
ve, trasciende, lo transmiten, lo felices que han
sido. Se ve que a pesar de las penurias del camino, se han encontrado con María, y con el Espíritu y al igual que los apóstoles en Pentecostés
pueden transmitir, y transmiten su fe, a los que
no lo han conocido.
Después de recibir de nuevo al Espíritu en Pentecostés, finalmente Tú, Virgen Inmaculada, preservada inmune de toda mancha
de culpa original, terminado el curso de tu vida
terrena, en alma y cuerpo fuiste asunta a la gloria celestial y enaltecida por el Señor como Reina del Universo, para que te asemejaras más a
tu Hijo, Señor de los que dominan y vencedor
del pecado y de la muerte.
¡Tú!, que eras ya subida soberana,
de subir acabaste. Ave sin pío
nacida para el vuelo y luz, ya río,
ya nube, ya palmera, ya campana.
La pureza del lirio sintió frío;
y aquel preliminar de la mañana
aire, ¡tan encelado! En tu ventana,
sin tu aliento y olor quedó vacío.
¡Todo! Te echa de menos: ¿qué azucena?
no ve su soledad sin tu compaña,
ve su comparación sin Ti en el huerto...
Quedó la nieve, sin candor, con pena,
Mustiándole el perfil a la montaña;
Subiste más, y viste el cielo abierto.
LA BIENAVENTURADA VIRGEN
Y LA IGLESIA. AUXILIADORA
DEL CRISTIANO.
Soberana Reina y Señora nuestra, tu eres
auxilio de la Iglesia, siempre peregrina hacia
Dios, Tú vas delante nuestra, alentándonos con
tu ejemplo en la peregrinación de la fe, como
entusiasta seguidora de Cristo. Ayúdanos Madre a que nuestra devoción a ti no se quede en
pura admiración, en ñoña ternura, que sólo
acudamos a ti para ensalzarte, para vitorearte,
para que seas excusa y no fin de la fiesta. Ayúdanos para que nuestra indiscutible devoción a
ti no se quede en lo superfluo y sepamos profundizar en ella, que nos sirva para un mejor y
profundo conocimiento del Hijo que siempre
en tus brazos nos ofreces.
Ábrenos los ojos, el alma, el corazón para
se sepamos contemplar tu vida, como ejemplo
de vida cristiana, de entrega a los demás, que
sepamos estar solícito a quien nos necesita,
ponernos en camino para ayudar al menesteroso, como Tú, Madre, te pusiste en camino en
cuanto supiste que Tu prima Isabel te necesitaba. Que estemos siempre dispuestos a ponernos
a la entera disposición de Nuestro Señor, que
nos neguemos a nosotros mismos. Que sepamos entender tu devoción buscando a tu Santísimo Hijo en el que sufre. Que seamos capaces
de ver la pasión de Cristo en la pasión del hombre, de nuestro hermano que está en paro, sufriendo esta crisis que la avaricia de unos pocos
ha provocado. Que no endurezcamos nuestros
corazones, que no nos acostumbremos nunca a
las injusticias, a fuerza de verlas en la televisión,
en la prensa. Que nos sigamos escandalizando
siempre ante la violencia, nunca justificada,
ante las guerras, ante la muerte de inocentes,
ante los refugiados y perseguidos por su ideología, raza o religión.
Carmona, 2010
41
La Iglesia reconoce en el Concilio Vaticano II, que se pueda decir que María es mediadora. Por su amor materno cuida de los hermanos
de su hijo que peregrinan y se debaten entre los
peligros y angustias y luchan contra el pecado hasta que sean llevados a la patria feliz. Por eso, la
Bienaventurada Virgen en la Iglesia es invocada
con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro,
Mediadora.
En Carmona hace más de cien años que se
creó la asociación de María Auxiliadora, bajo
la tutela de los salesianos. La devoción a María
Auxiliadora en Carmona está muy arraigada,
son muchas las generaciones de Carmonenses
que han estudiado en su colegio desde que se
asentasen aquí, muchos los que han sentido
la protección y auxilio de esta Madre, los que
como decía don Bosco, han procurado ser buenos cristianos y honrados ciudadanos, los que
han aclamado tu auxilio, rendidos a tus plantas.
El trabajo que realiza la familia salesiana con
los jóvenes es encomiable, saben que sólo una
sólida formación, científica, cristiana y humana podrán erradicar de este mundo la miseria y
el egoísmo que nos rodea. Madre Auxiliadora,
sabes que soy un fiel devoto tuyo, con qué alegría recuerdo el día que te recogiste en nuestra
Capilla de san Francisco y frente a la mirada
de mi virgen morena de las Angustias te rece el
rendido a tus plantas, déjame que rece las dos
estrofas que más me gustan de tu himno.
De este mar tempestuoso
fúlgida estrella
cada vez que te miro
eres mas bella.
Guíame al puerto
salvo y feliz,
Virgen Santísima
ruega por mí.
LA VIRGEN DE GRACIA REINA Y
SEÑORA DE CARMONA.
Hoy tu Inmaculada Concepción y dentro
de nueve meses tu bendita natividad. Que en
los tiempos litúrgicos, el parto nunca ni se atrasa ni se adelanta, nueve meses justos desde hoy
hasta el ocho de septiembre.
El mes de mayo es el mes de María, en el
que vamos con flores a Ella, el que empieza con
las mayas, esa costumbre ancestral de adornar
a las vírgenes con flores y lienzo blanco. Pero
es septiembre, sin duda, el mes más mariano
en Carmona. Este año el mes de septiembre,
aunque empezó como siempre, con misa en el
patio de esta ermita, era distinto, estaba rara la
romería. Algo faltaba, alguien no venía. Faltaba
la Cultural con su carreta de bueyes, estaba el
ambiente triste, estaba la gente seria, o a mí me
lo parecía. Pocos días más tarde tu Besamanos,
que este año también fue distinto. Carmona no
había ido en masa a rendirte pleitesía, se dijo
que si la gente tiene miedo, que si está perdiendo la fe, que si la tele la tenía confundida; de lo
que se dijo, me quedo con lo que me dijera un
niño desde toda su inocencia, que la gente no
venía al Besamanos para no pegarle a la Virgen
la gripe. Cuando me acerqué a besarte la mano
te noté seria, aunque como siempre sonreías,
después cuando fui a comprar los moñitos para
toda mi familia, en la demanda caí en lo que te
ocurría. Que este año falta unos de tus devotos
que más te quiere, aquel que aunque se llevara
muchos años en la Junta, nunca hacía la Novena cerca de tu altar, siempre estaba lejos, en
el patio, pendiente y organizando la demanda.
Este año habías decidido, Madre de Gracia, que
tu devoto hijo hiciera la Novena más cerca de
Ti, contigo en el mismísimo altar, que es como
el cielo, donde eres coronada Reina. Estoy seguro que con Ella en este bendito altar, harás
42
Carmona, 2010
todas las Novenas. Pepe, el que te conozca sabrá, que ya estas en el cielo haciendo un guiso
con todos los devotos de la hermandad, que
todos nos acordamos de muchos, que a buen
seguro estarán contigo, y por eso a ninguno voy
a nombrar.
que eran cosas de un chiquillo. Pero Ella tenía
que poder mucho, que cada vez que subíamos
al médico, primero a ver a la Virgen, verdad
mamá, que es por eso que aquella bronquitis
tan mala, nunca tuve claro si me la curó la Virgen de Gracia, o don Julián.
Madre y en septiembre un nuevo curso,
un nuevo ciclo, en definitiva un nuevo año.
Otra vez ante Ti, haciendo balance de lo bueno y malo, de lo que hice o dejé de hacer, de
lo que amé o deje de amar. Tú lo sabes bien
Virgen de Gracia, que siempre dejé las asignaturas importantes para septiembre. Yo estoy seguro Madre que cuando llegue el examen más
importante, cuando se nos examiné del amor,
como dice san Pablo, que es de lo que en el
examen final se nos evaluará. ¡Yo estoy seguro
Virgen de Gracia que aunque suspenda, Tú me
aprobarás!
Delante de Tu Bendita Imagen, mi madre
me enseñó a rezar, primero una salve para dar
gracias, después pedir por los demás: una oración por los abuelos que están en el cielo, por
los que están malitos, por los que no tienen de
nada, por los titos y los primos que están muy
lejos y no te pueden venir a rezar. A mí todo
aquello me iba calando hondo, me caló hasta
el alma, tanto me caló, que contigo, Virgen de
Gracia he ido creciendo. Tú siempre has estado
ahí, nunca me has fallado, aunque yo te fallara
a Ti. Siempre te he sentido cerca, aunque yo
haya estado alejado, aún cuando he tenido crisis de fe, siempre te he sentido como algo mío,
o yo, como algo tuyo.
Durante los días de Tu Novena, paso
muchas horas reflexionando, hablando contigo, recordándote como era, como soy, y como
me hubiese gustado, o te hubiese gustado que
fuese. Que con eso de que llego tres cuartos
de hora antes para coger sitio, da tiempo de
muchas cosas. Este tiempo de espera termina
convirtiéndose en unos ejercicios espirituales.
Siempre empiezo por darte gracias, que es lo
primero a lo que enseñaron a aquel niño que
entraba en Santa María de la mano de su madre, cada vez que por aquí pasaba.
Los que somos del real decimos que subimos a ver a la Virgen de Gracia, que ir a Santa
María, a aquel niño le parecía que era como
subir al cielo. Tan oscuro todo el templo, y la
Virgen en todo lo alto, con mucha luz, con muchas velas; de verdad, a mí de niño siempre me
pareció que así debía ser el cielo, y ella la que
más mandaba, no lo toméis como una herejía
Sabes que siempre he venido a verte,
bueno, lo primero a darte gracias, después a
hablar contigo, a contarte mis duquelas, mis
penas, mis alegrías, mis dudas, mis certezas.
Te presenté a la que quería que fuese mi novia,
que luego subí a Santa María a casarme con
ella. Cuando nacieron mis hijas, como buenas hijas de Carmona, la primera salida que
hicieron de su casa fue para presentártelas, al
igual que muchas generaciones de carmonenses, que antes de que las viera don Manuel
Márquez, subieron para que las vieras Tú. Así,
siempre a ti te he consultado, te he presentado
o contigo he reflexionado todos los hechos o
decisiones importantes que he tenido que tomar en mi vida.
Podría seguir hablando horas, mucho
tiempo, de las reflexiones que hago contem-
Carmona, 2010
43
plándote en tu altar, mientras espero que comience la Novena de la tarde. Podría hablar
de las Novenas que te hice siendo niño, o
cuando las hacía por la mañana, de adolescente o de jovencito. Pero no tenemos tiempo para más, que si no, el pregón mucho se
puede alargar.
Pero no quiero terminar sin hablar de la
Novena que por la tarde te dedican tus hijos,
es curioso, siempre casi las mismas gentes,
y en los mismos sitios, de un año para otro,
pero algún año hay quien coge ventaja y llega
antes al mejor sitio, a esos se les echa de menos y pedimos por su eterno descanso cuando
rezamos el rosario. Exposición del Santísimo,
y luego el sermón, lógicamente a cargo siempre del predicador, bueno, menos cuando
hace rabonas como el de este año el día de
la Virgen. Es que los predicadores, algunos
años, son más buenos que otros, quiero decir
que son mejores oradores, mi amigo Manolo
Espuelas y yo siempre le hacemos nuestra crítica a las homilías. Después, las alabanzas y
oraciones del pueblo, tantos siglos repetidas,
el cante de tu coral que te pide protección
para Carmona:
De esta tu ciudad querida
sé la égida protectora
sobre el pueblo que te adora
derrama tu bendición.
O te pide tu bendición o perdón para el
pecador:
Ante tu gracia divina
se prosterna el pecador
no le niegues Madre Mía
no le niegues tu favor.
Para finalizar, con esa oración del final,
casi siempre sencilla, algunas veces anacrónica,
como la de para acabar la Novena, pero tan bonitas, tan sentidas, tan de verdad, que a nadie
se les ocurrirá cambiarlas. Terminamos con la
bendición del Santísimo y el canto de tu salve.
Así quisiera acabar mi pregón, como acabo los nueve días de alabanzas con la salve bajo
tus plantas, pidiendo tu comprensión, tu eterna protección, tu intercesión y acordándonos,
verdad Mariano, de mi padre, que tampoco
este año a tu altar subió.
Oh, brillantísima Aurora,
Oh, piadosísima Reina,
Oh, Madre llena de Gracia,
por nosotros a Dios ruega
a tu Santísimo Hijo
que su gracia nos conceda,
para que seamos dignos
de alcanzar la gloria eterna.
Amén Jesús con que acabo
la Salve de aquesta reina.
Alabemos a María,
en los cielos y en la Tierra
¡VIVA LA VIRGEN DE GRACIA!
44
Carmona, 2010
Carmona, 2010
PREGÓN DE LA JUVENTUD COFRADE 2009
PREGÓN
DE LA
JUVENTUD COFRADE
a cargo de
D. ALFONSO MUÑOZ RODRÍGUEZ
Domingo 22 de marzo de 2009
Iglesia Conventual de la Santísima Trinidad.
Las Descalzas.
presentado por
D. José García Zapata
45
46
Carmona, 2010
Carmona, 2010
47
A CARGO DE
D. JOSÉ GARCÍA ZAPATA
Queridos jóvenes: Juan Pablo II nos dice:
Preguntaos, ¿creo en estas palabras de Jesús que recoge el Evangelio? Jesús os llama la
luz del mundo. Os pide que vuestra luz brille
delante de los demás. Sé que en vuestros corazones queréis decirle, “aquí estoy, señor, aquí
estoy. Vengo a hacer tu voluntad. Pero sólo podréis compartir su luz y ser la luz del mundo
si sois uno con Jesús. ¿ Estáis preparados para
ello?
Esta misma pregunta es la que le hicieron
a nuestro amigo, cuando lo propusieron para
representar a nuestra juventud, en un día tan
señalado, como es este 22 de marzo. En el que
mi vecino, hermano cofrade, dará su primer izquierdo y avanzará con su palo a cuestas hacia
su madurez en la Semana más grande de nuestra fe.
¿Cómo no voy a acordarme de aquel día?
Si parecía ayer cuando vienes y me dices: “te
voy a contar algo pero no se lo digas a nadie”,
y al mismo tiempo me contagiabas tu ilusión, y
no era una ilusión cualquiera, era la misma que
la de llegar a tu casa y ver las ropas de nazareno
limpias y planchadas. Como cortar el lirio, o el
clavel, que sabes que al día siguiente lucirá el
titular de tu hermandad, o simplemente oler
ese incienso que desborda dicha ilusión.
A continuación te dirigiste hacia mí con
las siguientes palabras: “me proponen para ser
el pregonero de la juventud de nuestra Semana
grande y quiero que tú seas mi presentador”.
Y así es, aquí está el pregonero, y yo, su presentador. Os animo a que escuchéis sus emo-
tivas palabras, que matarán el frío invierno y
resucitarán el repeluco de Carmona que vuelve
a desempolvar la herencia más grande jamás
contada.
Todos sabemos que en este maravilloso
convento, es donde culminará él, su obra, porque esto es una obra, sostenida de algún modo
por las manos más bonitas y bellas de la Carmona que no vemos. Dicha creación la ha trabajado en otra orden de clausura. Si, os hablo
de Santa Clara, donde al igual que yo me crié.
El vio crecer su obra, entre pilastras, jazmines y
esa dama de noche, que junto a esas paredes encaladas y ese musgo entre sus ladrillos que parece cera incrustada, han visto crecer este pregón,
como lo hicieron conmigo, mi tía Gracia y mis
abuelos Antonio y Paca.
Alfonso Muñoz Rodríguez, hermano de
varias hermandades, fue bautizado un 17 de febrero del 91 y a principio de ese mismo año se
le puso su primera medalla de la hermandad de
la Paz, de Sevilla. Hermandad que le viene por
parte de sus abuelos paternos, Antonio y Trinidad. También es hermano de la Orden Seglar
de los Siervos de María, por tradición familiar.
Que mal estaría si no nombrase su Esperanza, su principal hermandad, que la conoce
de mano de su padre Alfonso Muñoz, ya que
sus primeros pasos por Carmona fueron en la
Iglesia del Divino Salvador.
Cuantas veces habrás pasado por tu querido marmolillo, si es que tienes necesidad de
ello. Si no lo puedes remediar. ¿Qué hacemos
contigo pregonero? Pues un redoble de tambores, hacia el Coronación y tu Santísima Virgen
de la Esperanza, todo por una buena levantá.
Como no, por supuesto también es hermano de la hermandad de la Santísima Vir-
48
Carmona, 2010
gen de Gracia coronada, que es para él lo más
grande sin ninguna duda. Claro que sabiendo
de donde le viene todo, es normal ese querer
que tanto demuestra a su Patrona, ya que se ha
ayudado de tantísimas personas, tanto familia
como amigos, como sus abuelos, Rafael y Micaela, sus padres, Alfonso y Concha, y también
habría que destacar a su catequista y madrina
Montse, gran parte de culpa la tiene ella.
Los cursos de primaria y secundaria en
el colegio Salesiano de Carmona, ahora prosigue sus estudios en la Compañía de María,
en Sevilla. Respecto a esto quiero destacar su
trabajo dedicado a este pregón. Porque nunca es fácil compaginar sus estudios y a la vez
invitar a participar a todos los carmonenses a
nuestra fe. Porque al fin y al cabo la tarea de
este pregonero es anunciar la llegada de la pasión de Cristo y animarlos a la celebración de
esta festividad.
Se me olvidaba un pequeño detalle, tu
abuelo Rafael era hermano de la hermandad
del barrio de san Felipe, y gracias a él creo que
tú también lo eres, y estoy seguro que hoy te
mira impaciente esperando tu subida al atril,
con lágrimas de amargura en sus ojos, pero con
esperanza y alegría, en su corazón mariano al
igual que el tuyo, y por eso, con tu permiso voy
a permitirme este atrevimiento:
Y yo te digo costalero
que quien mejor a seguir que tu abuelo,
quien te crió con tanta ternura,
y tantas veces te dijo te quiero.
Pero, como no, Alfonso,
Si… ¡ EL ERA DE LA AMARGURA!
Ya va llegando la hora amigo pregonero,
así que creo que deberías ir aferrándote a tu
pregón y no soltar esas pastas, de color esperanza, que con tanto cariño te han regalado tus
hermanos del Salvador. Hasta que bajes del atril
tras devolverles el mismo amor y haber contagiado de ilusión a esta juventud, ilusión a la
que hacía referencia antes, y también te animo,
con esta pequeña muestra de afecto, que venzas
a este atril, como Cristo venció a la muerte, y
resucitó, para dar el mismo testimonio que, estoy seguro, darás aquí hoy.
Dime hermano cofrade.
¿Cuál es tu hermandad?
La de la Paz, en Sevilla,
Esperanza, Amargura,
o Siervos de María.
Pero que nunca te falte
Nuestra Señora llena,
llena de ternura y dulzor,
por la cual sientes devoción,
ella eres tú, Virgen de Gracia,
la bendita madre de Dios,
la que te mira desde el cielo,
disfrutando de la compañía de tu abuelo,
con el amparo y deseo,
de que éste sea tu pregón,
¡QUERIDO PREGONERO!
Alfonso Muñoz Rodríguez, ¡AL ATRIL!
Carmona, 2010
49
PREGÓN DE
LA JUVENTUD COFRADE 2009
A CARGO DE
D. ALFONSO MUÑOZ RODRÍGUEZ
Sin ti no hubiera cielo,
Sin ti tierra no hubiera,
Sin ti el mar no existiera,
Ni existiría el sol.
Sin ti Jesús del alma,
Sin ti, sin tu mirada,
No existiría nada,
Ni existiría yo.
Sirva este popular canto para expresar lo
que para nosotros, cristianos católicos significa la figura de Dios, nuestro padre, ese que es
el principio y el fin, el alfa y omega, el guía en
nuestro caminar, eres palabra verdadera, amor
certero, rey de reyes, luz de luz eres mi Dios el
gran misterio que sustenta nuestro universo, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¿Qué difícil de entender?
Pero para esto tengo el gran tesoro de la
Fe, la mejor herencia que me han podido dejar
mis antepasados, y para esto estoy hoy aquí, para
dar testimonio del mejor legado que he podido
heredar, mi Fe.
Y tras un gran ser, siempre hay una gran
mujer, ese es otro de los mejores tesoros que
la vida me ha regalado, ha sido conocerte a ti
madre de Dios, bajo la advocación de nuestra
Señora de Gracia.
Que hermoso regalo le hizo Dios a Carmona nombrándote Patrona de esta señorial villa.
Carmona podrá presumir de torres y murallas,
de casas señoriales y conventos, de vega y alcázares, pero si hay algo que haga a Carmona distin-
ta e importante fuera de sus fronteras es la gran
devoción que esta ciudad siente hacia ti. Como
en Carmona te quieren, madre, ni en Sevilla, ni
en Andalucía, ni en lugar alguno te saben querer
de la misma forma.
En esta tierra tan bendita que llora Señor
con tu mirada y te hace andar como hace 2000
años, se alza en esta tierra de María Santísima y
para mayor regocijo en esta ciudad de Carmona:
Carmona ciudad famosa
En la encumbrada montaña
Que a su vez se extiende hermosa
La mejor vega de España.
Siempre bonita y grandiosa
La que el tiempo nunca engaña
Y en sus calles esconde celosa
Lo mejor de sus entrañas.
Y donde sus calles bañan
Este sol del mediodía
También la Patrona mía
Se llama Gracia y corona
La noble ciudad de Carmona
Siendo reina de Andalucía.
Madre y dulce señora,
En esta bendita hora
Se tu mi faro y guía
Para cantarte a ti María
Patrona y reina de Carmona.
Señor Cura Párroco de la Prioral de Santa María, querido amigo y Director Espiritual,
comunidad de la Hermanas Agustinas Recoletas
Descalzas, señor Presidente del Consejo General
de Hermandades y Cofradías, señora Concejala
de Juventud del Excmo. Ayuntamiento de Carmona, querido Hermano Mayor de mi Hermandad de la Esperanza, queridísimas representaciones de los grupos jóvenes, hermanos y hermanas
todas.
50
Carmona, 2010
Gracias mil, querido Dios.
Por qué me halló en esta casa de oración
perpetua.
Queridas hermanas agustinas rezad a Dios,
rezad con fuerza por este mundo y pedidle que
guarde mi voz y me de fuerzas para poder acabar
este pregón.
Gracias al Consejo General de Hermandades y Cofradías, por confiar en mí, en una persona que aún está estrenando su juventud y el cual
me califico como un joven criado bajo la mirada
del Salvador.
Arriesgáis confiando en alguien tan joven,
pero si algo sé, es que quien no arriesga no gana.
Gracias de todo corazón.
Pero si tengo que dar unas gracias con letra
grande es a ti Barrera, ya que fuiste quien creyó en mí. Gracias a la comisión delegada por el
Consejo para elegir pregonero. Gracias Rafael,
por nuestras conversaciones, en las cuales me infundiste conocimientos de tu vida experimentada en nuestras hermandades. A Antonio y a José
Luís, gracias por poner rumbo a un barco que
hoy llega a su puerto.
la amistad que nos une. Sé que tus palabras son
sinceras y que te han salido de dentro, por que
tú eres un amigo. Gracias Pepe y deberas, espero
poder verme algún día a la inversa y poder honrar nuestra amistad devolviéndote tanta gratitud
en tus palabras.
Y dice el maestro Machado:
Todo pasa y todo queda,
Pero lo nuestro es pasar,
Pasar haciendo caminos,
Caminos sobre la mar.
Que todo pasa y que todo lo nuestro vuelve
y que todo se repite. Se levanta la mañana de
un miércoles donde nuestra tierra llama al recogimiento. Llama a emprender un camino, Un
camino certero, el que nadie sabe y en el cual
nuestras pisadas se pierden.
Son cuarenta días en los que el paisaje, el
aire, los olores y las personas se trasforman.
Esta ciudad empieza a despertar con luz y
sombra, el esplendor luminoso en el escaparate
de nuestras fiestas y se volverá sombra en la interioridad de sus palabras y en la amargura de sus
problemas.
Ochenta gracias a la “Banda del Arrabal”,
por hacer posible mi deseo. Habéis hecho que
mi corazón se pare y que los ángeles lloren, de
veras muchas gracias.
La luz se ofrece con el maquillaje de una
sonrisa, y la sombra deja sus sentires profundos
que son para cada uno y que no hay que mostrarlo ante nadie.
Y sí, para ti no tengo palabras de agradecimientos, para ti no me salen palabras, me has
dejado sin aliento, me has hecho sentir a san Felipe por mis venas.
Pero es el sentir y la luz los que nos llevan
a un renacimiento esperado en nuestras calles y
plazas, vuelve el olor a azahar, a claveles y el colorido lo darán los lirios y buganvillas y de nuevo
nos volverá ese olor a vega temprana.
Me has honrado con tus palabras y no
puedo decirte mas que gracias, gracias por esas
palabras que desde un principio supe que ibas a
plasmar con la sobriedad que te caracteriza y con
Carmona se duerme con el sonido de las
bandas y con el sonido de las alpargatas de los
costaleros que ensayan bajo nuestras ventanas.
Carmona, 2010
51
Y llegará triunfante ese domingo dominante donde todo se estrena y donde todo no es el
estreno.
Esta villa se volverá sombra tras el pasar de
la muerte, pero te pido que no te vuelvas oscura,
que tus plazas no luzcan crespón negro, no busquéis entre los muertos al mejor de los vivos.
Porque no nos llenará la pena, sino la
alegría, porque todos ya sabemos que Dios no
muere en el árbol de la cruz sino que vive y reina
por siempre.
Siempre soñé en mis sueños de niño con
un señor que me acogía entre sus brazos cuando
el miedo me invadía y que me presentaba ante
un señor que estaba siendo señalado por otro
con laurel en la cabeza y después me soltaba en
los brazos de una mujer la cual lloraba muy apenada.
Con el tiempo supe ver que el que me guiaba y me sobrecogía en mis sueños. Era mi abuelo, mi padrino, el que un día Dios se llevó, no
pudiendo él disfrutar de su primer nieto.
Y jamás me dejaste padrino sólo por los
senderos de la vida. Sé que estás junto a tu Virgen de la Encarnación y que era ella la que me
sostenía en mis sueño. A buen seguro, estoy que
me sigues guiando desde esa eterna calzada del
cielo.
Y no volveré a verte.
Y sí, será Domingo de Ramos y mi corazón
se estremecerá cuando Antonio Santiago te piropee al verte Virgen de rostro esplendoroso luz
de la media noche, blanca paloma sevillana, paz
del mundo, mi madre fuiste desde la cuna y desde mi porvenir añorado te lloro, virgen morena
porque anhelo la paz de tu patio, el carmín de
tus labios y la blancura de tu rostro.
Se me parte el corazón cuando en la primera hora de la tarde se oye en el prado sevillano una voz que invade corazones de miles
de cristianos, porque convierte al costalero en
legionario de cielos y es para este pregonero el
momento más triste de mi Domingo de Ramos,
es ese momento donde el corazón se parte donde
la melancolía y el llanto se unen a la alegría y la
Esperanza de poder volverte a ver mi Reina del
Domingo de Ramos.
Te pido un milagro, te pido madre que éste
Domingo de Ramos me postres ante tus plantas
y yo pueda ver como se derrite tu cera, como las
flores se abren para ser tu preciado perfume, ver
como vuelves por el parque, verte llegar al barrio,
rezarte la mejor de las salves y con mi mirada poder enamorarte, rama de oliva, de amargura, de
semblante, vives reluciente en tu blancura y para
siempre en mi corazón, mi eterna Virgen pura.
Este pregón está escrito desde el mismo
momento en que me puse por primera vez mi
capirote inmaculado en aquel Domingo de Ramos.
Está escrito siempre por esos cuatro evangelistas que guardan las canastillas de muchos de
nuestros pasos y sostiene la cúpula del Salvador.
Ellos, Señor, te pregonaron primero, sin ellos hoy
este humilde pregonero no podría ni abrir su boca
para hablar de algo tan grande como es Dios.
Este pregón está escrito y todo hay que decirlo por ti Carmona, por tus hermosas y empedradas calles. Él, ella se escribieron tiradas líricas
desde sus balcones y plazas, desde sus murallas
y torres.
Carmona se ceñía bajo el manto verde de
mi Virgen de la Esperanza, siempre Sierva de
Dios, bajo la humilde mirada de la Virgen del
Mayor Dolor, una eterna catequesis a “cangreja”
en el barrio de san Blas, con su Virgen de los
52
Carmona, 2010
Dolores, o contigo Angustias, gritándote guapa,
o en mi casa del Salvador, viendo al maestro garduño retocar a la Virgen de la Paciencia.
Y los versos se inclinaban como se inclina
tu cabeza reina de san Pedro y mi incienso fue
el azahar de tus jarras Virgen de los Dolores, y
mi Soledad recompensada una bonita mañana
de Domingo de Resurrección.
“Junto a la Cruz estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás y María
Magdalena...” Santas Mujeres. No puedo olvidarme hoy, al igual que lo hizo el apóstol Juan,
de las Santas Mujeres. Esas que se dedican en
cuerpo y alma a entregar su vida por los demás,
desde que se levantan hasta que acaba el día viven por y para los demás.
Las distintas ordenes religiosas que existen
o hasta hace poco tiempo han existido en Carmona, reflejan muy bien el paso del tiempo por
una persona. La orden de las Dominicas Oblatas
y también las de la Compañía de la Cruz están
vinculadas a la primera etapa de las personas.
Nuestras queridas Madres Clarisas, debido a la
suerte de poder tener nuevas vocaciones, podrían reflejar de la juventud. Tanto las Descalzas
como las de Concepción reflejan la etapa de la
madurez y, por último, las hermanitas de los ancianos desamparados, a las que tanto añoramos,
relajan la última etapa de la vida.
Queridos Cofrades, debo pararme para
agradecer, mediante este símil, esta labor. ¿Qué
sería de Carmona sin sus Órdenes Religiosas? Os
aseguro que necesitamos de ellas, ya que hoy en
día la oración parece que no está de moda. El
mundo entero esta falto de oración.
Y, hablando de órdenes religiosas, tengo
que pensar en Ti, fuiste la que guió mis primeros
pasos de cofrade en la Iglesia de Divino Salvador.
Recuerdo cuando de niñso y de no tan niños,
fuimos muchos los que quisimos estar contigo.
No se lo que tienes, tu mirada, tus manos, tu
semblante, que eres un imán para la juventud
de Carmona.
¿Cuántos niños y jóvenes, han empezado
su andadura cofrade y cristiana teniéndote a Ti
como maestra y protectora? Monaguillos, Costaleros, Priostes... Si hubiera que poner título a
los cofrades de Carmona, muchos de nosotros
llevaríamos el de Servitas.
Hay hermandades que podrán presumir de
tener unos respiraderos de plata, un palio dorado, traer la mejor banda, pero, ¿qué bonito es el
poder presumir de ser Humilde, Sencilla y ser la
Cuna de muchos de nuestros cofrades?
Servid es tu misión,
Madre de los Dolores,
En ti pongo el corazón,
Para limpiar mis errores.
Nunca falto al honor,
Del mejor de los honores,
Acompañarte en el dolor,
Del mayor de los Dolores.
Y celebrar la resurrección,
Siempre con devoción,
Con la mejor de las flores.
Quiero ser tu servidor,
En todas tus procesiones,
Sin un palio de cajón,
Sin nazarenos, ni tambores.
En silencio sólo los dos,
Allí en el Salvador,
Reina de mis amores.
Como una gran luz, hace más de 400
años, asomaste con la intensidad de un torrente y bajo la gubia del insigne escultor Francisco Ocampo, dejando entrever el reflejo de la
Madre de Dios. (Porque, señores, los ojos al-
Carmona, 2010
53
mendrados de Nuestro Padre me recuerdan a
los de su Bendita Madre, la Virgen de Gracia).
E inundado los ojos (nuestros) y el espíritu de
todos los carmonenses de la Paz y Fervor que
produce el contemplarte a Ti. Humilde Nazareno, Señor de Carmona.
Aquella añeja y añorada estampa de otros
tiempos, esa fotografía del viejo álbum familiar,
así se convierte Carmona en la tarde del Viernes
Santo a las puertas de la Iglesia del Apóstol san
Bartolomé.
Se hace silencio, puedo decir que sólo en
ese día yo escucho el silencio y apareces Tú,
envuelto en una nube de incienso perfumado.
Señor, puedo contemplar como tu mirada esta
clavada en la mía. Me estremezco al verte cargando con esa Cruz, Padre, vas cargando con el
peso de todos nuestros pecados. La envidia, el
rencor, la mentira, la ira, pocas veces, chistes a
cambio del calvario.
Nosotros, los jóvenes, queremos ayudar a
llevar Tu Cruz, pero tenemos que aprender a ser
cirineos. Carmona está falta de esta figura y necesita a muchos jóvenes que quieran ayudar a
llevar la Cruz. ¡Cuantas cruces existen en nuestra
ciudad! Y permítanme, yo creo que no es muy
difícil hace el papel de Simón de Cirene. Un
gesto, una palabra, un rato de nuestro tiempo,
a veces pueden dar el sentimiento de alivio que
nuestro Padre sintió al ser ayudado.
Una de las Santas de nuestra era, sevillana
de cuna, y que pisó nuestras benditas tierras, a
la que veneramos todos y supo imitar a nuestro
Padre, fue santa Ángela de la Cruz, que muy
bien representa la imagen que está en el sagrario
de la Prioral de Santa María. ¡Qué dos advocaciones tan importantes para Carmona, Nuestro
Padre y Madre Angelita! Y las dos vinculadas
por el símbolo de la Cruz. Qué bien refleja
todo esto la copla que elaboró para ti un buen
cofrade carmonense, José María García Valverde “Cargando con el madero vienes a mi Jesús
mío... Abrazado a esa Cruz, mi alma, así que
quiere tenerte”.
Quiero subir contigo al Calvario
Y ayudarte a llevar el madero
Porque soy de tu amor prisionero
Mi Nazareno del Viernes Santo.
Quiero estar siempre soñando
Que al abrazar contigo la cruz
Algún día yo alcanzaré la luz
Quiero vivir tu pasión pensando
Como podría aliviar esa pena
De verte sometido a condena
Quiero quedarme ya contemplando
El fervor que en tu rostro despiertas
Para que mi corazón conviertas
Nuestro Padre Jesús Nazareno estará siempre asociado a la figura de la Cruz. Pero hay veces que nos sorprende su forma de llevarla. La
abraza. ¡Que lección más grande! Debemos todos aprender de Él.
Quiero permanecer solo rezando
Para que perdones mis pecados
Y alcanzar el premio soñado
Hay momentos en la vida en que la Cruz
de cada uno se hace muy pesada, pero créanme,
es mucho mejor abrazarla que llevarla como una
carga al hombro.
Quiero estar eternamente gozando
Como en el cielo ya lo hacen
Los que bajo tus plantas yacen
54
Carmona, 2010
Y otra Cuaresma ha llegado, y la Plaza de
Santiago se volverá a llenar de azahar, ¡que bien
lucirás el viernes Santo en tu singular paso de cajón, Virgen de los Dolores! Oleremos a incienso
a nuestro paso por la Plazuela de san Blas, escucharé cada sábado, desde mi casa, el toque de las
campanas de la empinada torre de san Felipe. Iré
a besar tus benditos pies, Señor de la Coronación de Espinas, el día de la Función Principal
de mi Hermandad de la Esperanza. Recordaré
Señor cautivo ese camino al calvario por las calles del Barrio de san Francisco y contemplaré
como subes al monte el Sábado de Pasión, Cristo de la Humildad y Paciencia. Veré el traslado
de las imágenes del Santo Entierro hacia la casa
donde le espera la Sierva del Señor situada en un
Majestuoso Altar.
Y llegará otra vez la Semana Santa, esa semana en que Carmona se vuelve Jerusalén. Hoy,
Señor, te pido por esta bendita tierra. Haz que
florezca la Paz de una vez por todas. Y Tú, Señor
de la Sagrada Expiración, podrás recordarme que
con el perdón esta vida que tenemos sería bien
distinta. Tú que supiste perdonar al buen ladrón,
Tú que perdonas nuestros pecados por medio del
sacramento de la confesión. Enséñame a perdonar. ¡Que difícil es! Pero que necesario.
Déjame limpiar
Las lágrimas de tu cara
Déjame calmar
El dolor de tu mirada
Déjame bordar
El oro de tu saya
Déjame cantar
Saetas en la madrugada
Déjame soñar
Sueños de verdad soñada
Déjame rezar
Una salve bien rezada
Déjame llorar
Esa llantina deseada
Déjame tirar
Pétalos en la balconada
Y siempre en ti pensar
Madre Inmaculada
Un Martes Santo en San Blas
Bajando la Barbacana.
Recuerdo como de niño íbamos mi hermano y yo, junto con Antonio y Chiqui, por las
calles de la judería hasta llegar a la plazuela. El
incienso tiene un olor especial en los alrededores
de la Iglesia.
Allí empecé mis comienzos como cofrade.
Empezamos a limpiar candelabros, veía como
los priostes se afanaban porque todo estuviese
reluciente. Niños como yo que entraban y salían
para ver como estaban los pasos. Contemplaban
como mi tía Gracia se subía al paso para dar los
últimos retoques a la Virgen de los Dolores. Las
mujeres del barrio se acercaban y en sus ojos se
notaba la fe que tenían para pedirte o para darte
gracias, Madre del Martes Santo.
Fue ahí cuando me di cuenta lo importante que es una Hermandad para un Barrio, repito,
lo importante que es una Hermandad para un
Barrio. El Barrio de san Blas está fuertemente
ligado con su Hermandad, vecinos de Carmona
que no ves durante el año, no te quepa la menor
duda que el Martes Santo los encuentras en san
Blas. Ese día todo el barrio de la Judería presume
de Cofradía.
Y cuando ésta está en la calle, es cuando me
doy cuenta de lo importante que es un barrio
para una Hermandad. Lluvia de pétalos, innumerables saetas, aplausos incesantes, en resumen,
el calor humano. ¿Cuántas veces hemos oído decir que san Blas es una Hermandad de barrio?
Queridos hermanos del Martes Santo, tenéis uno de los tesoros más deseados por los cofrades de esta ciudad. Y es por esto por lo que os
pido que sigáis conservando esa parte de vuestro
Carmona, 2010
55
patrimonio, que junto con vuestros Sagrados Titulares, es lo más importante en la Hermandad
de san Blas.
Tengo que rezarte, no sé como
Quiero en mi memoria despertar
El ave María que de este modo
Mi madre me enseñó a rezar.
Dios te salve dolorosa
El Señor contigo está
Llena de gracia eres gloriosa
Bendita entre las mujeres serás.
Bendito será por los tiempos
El Hijo Santo que tendrás
Y libraréis del tormento
A este barrio sin igual.
Un Martes Santo de mañana
A la judería pude llegar
Y sin habla creí que quedaba
Cuando te pude contemplar.
Que guapa estás madre mía
Que bien vestida estás
Como tú la vistes tía
Nadie en el mundo lo hará
Porque entregas toda tu vida
A la reina de san Blas.
Sólo lloró una vez y fue por amor, y dejó
en este mundo lleno de ambiciones, enemistad
desasosiego, el mejor legado que ningún hombre
en la historia de la humanidad ha dejado sobre
esta tierra.
Nos dice que nos amemos y nos entendamos, ya que el amor según el apóstol Pablo, es
paciente, es servicial, no es envidioso, no se engríe, no toma cuentas del mal, no se alegra de
las injusticias, sino que goza con la verdad, todo
lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo
soporta. El amor no se acaba nunca.
El amor no es un abstinente de males sino
un incansable activador de vienes. El amor nunca está sosegado, es más, arde e impacienta.
Tú, Señor de la Columna, nos enseñas a
perdonar, abriste tus brazos al traidor. Me doy
cuenta de que mi a amor no tiene que ser tímido, sino audaz, no tiene que ser medroso, sino
valiente. Por eso no creo que se pueda amar a
Dios sin amar a nuestros hermanos.
Confieso que peco todos los días, pero que
tu amor, Cristo de Santiago, es infinito, es compresivo y sabe olvidar.
Miro a mí alrededor y veo que estamos
invadidos de antivalores, como los mercaderes
invadieron el templo, y le pido a Dios que nos
perdone porque no sabemos lo que hacemos.
Y reflexiono hoy sobre el amor, pero que
mejor día para reflexionar sobre ello que el día
de tu última cena. Día en que te entregaste a
todos los cristianos. Día del amor fraterno. Día
en que los hermanos de Nuestro Padre Jesús en
la Columna y María Santísima de la Paciencia
realizan su Estación de Penitencia. Pero antes
de eso, celebran el Sacramento de la Confesión.
Todos deberíamos aprender de ellos, ya que sino
tenemos el corazón limpio, la salida penitencial
carece de sentido.
El Jueves Santo también es un día de oración y alabanzas al que horas después saldrá por
las calles de Carmona desde su recién restaurada morada. Siguiendo sus pasos estará la bella
imagen de la Virgen de la Paciencia, impecable.
Vestida por el gran artista Garduño. Todos los
años nos sorprende.
Y es que la pasión no pasa
Como las cosas del mundo
La flagelación florece
Y sangra a cada segundo.
56
Carmona, 2010
A este Jesús le fue dado
Poder sobre todo hombre
Pero está vivo y sufriendo
Las penas de cada hombre.
A ti, cristo, la saeta
A ti, madre, nuestro amor
A ti, mundo, el oro puro
Que acabe con tu dolor.
El oro subió hasta el cielo
Y le doró sus potencias
Entregándonos a su madre
La Virgen de la Paciencia.
Si pudiera con las flores
Yo te haría una corona
Y dejaría sin olores
Los jardines de Carmona.
Y como olvidarme del misterio del Cristo
de la Hermandad de la Quinta Angustia. Fijaré
mi mirada en la Virgen de las Lágrimas, ¡qué dolor sentiría María al ver a su hijo descendido de
la cruz! ¡qué bien queda reflejado el amor de la
Madre al Hijo en ese duro momento! Y ante este
hecho, ¿hemos pensado alguna vez los jóvenes
si este gran amor que nos tienen las madres es
recompensado de alguna forma?
Desde que nacemos y algunas desgraciadamente hasta que morimos están siempre a
nuestro lado. Siempre pendiente de nuestras
cosas, aunque a veces no las entendamos,
todo lo hacen por nuestro bien, o, ¿es raro
que María se preocupara de su hijo cuando se
perdió en el templo? Es lo que hubiera hecho
cualquier madre. Con lo cual no quiero seguir
mi pregón sin alabar, engrandecer, realzar,
exaltar a una de la figuras mas importantes
de toda la humanidad. Es la mejor consejera,
educadora, la que ríe cuando te ve reír, la que
llora con tus penas, y la que se alegra con tus
alegrías.
Amigos creo que no hay dudas. Querría
que estas palabras sirvieran para rendir el homenaje más sincero a todas las madres. Y si me lo
permitís, lo quiero personificar en la mía. Mamá,
quiero agradecerte de todo corazón el esfuerzo
que siempre has hecho por mí. El estar siempre a
mi lado es el mejor regalo que me puedes hacer,
gracias mamá.
Pero como no, estas gracias son compartidas contigo, papá, gracias por que entre los dos
habéis hecho, que juntos, mis hermanos y yo,
formemos una familia cristiana, como la que
crearon un día los abuelos. En estos momentos
en los que hay mucho que quieren menos preciar, hundir, y, ¿por qué no decirlo?, hacer desaparecer esa gran institución como es la familia
cristiana, como la que formaron, san José, María
y Jesús. La Sagrada Familia.
El Miércoles Santo es un día de contrastes
la Hermandad de san Francisco sale a la calle. El
doblar de sus campanas nos recuerda que Cristo
es descendido de la cruz. En su semblante se refleja la serenidad y la tranquilidad de haber cumplido con lo que su Padre le había mandado.
Tras Él, un gran número de pequeños nazarenos, siempre con respeto y algo de desorden,
nos hacen desmentir esos comentarios y pensamientos que dicen que la Semana Santa está
en un proceso de declive. ¡Cuánto me gusta ese
desorden! ¡Qué esperanzador y qué importante
para el futuro de las hermandades y cofradías!
Y al final apareces tú, como una luz radiante, guapa entre las guapas, eres el orgullo del
barrio de san Francisco. Todavía recuerdo tu Salida Extraordinaria que realizaste el pasado año.
Fuiste la primera misionera que pisó esas nuevas
calles de nuestra querida Carmona.
Queridos hermanos de la Quinta Angustia
tenéis una responsabilidad con vuestro nuevo y
Carmona, 2010
57
populoso barrio. Debéis seguir la labor que empezasteis el pasado año con los actos del centenario de la elaboración de vuestras reglas. Y tú,
Virgen guapa, seguirás siendo la primera misionera de Jesucristo.
Ante tu tez morena
Y tus ojos brillantes
Hoy vengo a rezarte
Humilde nazarena.
Un Miércoles Santo
Me postré ante tus plantas
Y un nudo en la garganta
Hizo romper mi llanto.
Con palio sevillano
Y tu derretía cera
Hiciste que mi pena
Se convirtiera en canto.
Un barrio que te espera
Para vestirte de flores
Da en ella sus amores
A sones de Macarena.
Y por eso a ti te grito
Madre hermosa y santa
De aquí al infinito
Angustias, guapa, guapa y guapa.
¿Quién tiene la llave de la puerta grande
del cielo?
Que se apresure san Pedro, que Carmona pide la venia para dejar reposar a un eterno
cofrade en la casa del padre. Cofrades que entregaron gran parte de su vida para dedicarse a
la labor, a veces no entendida, de pertenecer a
una Hermandad. Han sido los maestros de muchos cofrades carmonenses, nos han enseñado
a entender que la palabra compromiso implica
dedicación y sacrificio, pero también significa
reconocimiento y agradecimiento.
Carmona, ¿cuántas veces has tenido que
pedir la venia? Cada vez que un cofrade alcanza
la verdadera vida y se acerca a nuestro Dios. Te
la pedimos, san Pedro, para muchos cofrades anteriores, al que este pregonero no tuvo el honor
de conocer. Me hablan de “Cateada”, “Vialo”,
María Luisa, o “la Caballero”. Un ejemplo para
todos los cofrades.
Pero también te la he pedido para otros
muchos que si conocí. Quiero personificar este
pequeño homenaje a todos esos cofrades que ya
han pasado a poder disfrutar de ese misterio que
no existe en nuestra Semana Santa y es el más
importante, el de Cristo Resucitado, en tres buenas personas.
Carmona pidió a san Pedro que abriera la
puerta grande del cielo, para un gran cofrade
y eterno prioste de la Hermandad de san Blas,
“Plaito”, trabajador incansable y abanderado de
su cofradía por todos los sitios donde estuviese.
Para otro eterno prioste que con sus manos abrió, no capullos de rosas, sino capullos de
ilusiones y de amores, sí Carmelo, junto con tu
mujer preparásteis a tu Virgen de la Esperanza
un cielo de ilusiones y de amores.
Y hoy, san Pedro, te pido junto a toda
Carmona, que abras las puertas del cielo a esa
persona al que le debemos gran parte de que
nuestra Semana Santa sea lo que es hoy en día.
El patrimonio de nuestras cofradías se ha visto
engrandecido por él. Podemos presumir por tener junto a tí, Padre, a otro gran artista.
Tienes a Antonio Eslava, tienes a Francisco
Buiza y desde hace poco, también tienes a nuestro querido Antonio López. Sí hermanos, porque
la labor de Antonio la comparo con la de estos
famosos escultores y desde aquí reclamo un reconocimiento justo a ese que confeccionó parte del
ajuar de nuestras queridas vírgenes, bordó muchos
58
Carmona, 2010
de los enseres que hoy procesionan por nuestras
calles. Es de bien nacido el ser agradecido.
Y este Viernes Santo, quiero san Pedro que
habrás las puertas de tu Iglesia para que Carmona pueda asimilar la catequesis que recibimos al
contemplar la imagen solemne de Nuestro Padre
de la Humildad y Paciencia.
Tras ella la imagen mas fiel de lo que siente
una madre al perder a su hijo. Ese dolor y esa
pena se ve fielmente reflejada en el rostro de la
bendita Virgen de los Dolores.
estas personas que tanto nos necesitan. En las
agendas cofrades deberían dedicarse varias horas
al mes para realizar una labor pastoral hacia los
ancianos. El culto a Dios es para lo que se crea
una Hermandad, pero no olvidemos que Cristo
esta en las personas necesitadas y de igual modo
que celebramos Tríduos, Quinarios y Novenas
en nuestros templos, tenemos que celebrar culto
a ese Dios que está en una residencia.
Y pasa, Señor, como pasa cada Lunes Santo, dejando siluetas en las paredes de cal y pasarás, pero ya no te detendrás a buscar a tu hijo
Rafael, porque el hombre de avanzada edad que
te miró muchos años, aquel que formó parte de
tu Hermandad, ese que siempre te llevó en su
corazón, ese que nació en tu calle, si el que te
esperó en la ventana frente a las Hermanas de la
Cruz, te miró, te rezó, lloró al verte pasar Señor
de sus amores, y ya no podrá contemplarte al
lado de su mujer y de su familia. Está a buen
seguro mirando desde una ventana del cielo e
intercediendo al señor por todos nosotros.
En los tiempos que corren, las hermandades tienen la necesidad, permítanme que use esta
expresión, de alardear de su compromiso con los
más necesitados, de su labor pastoral, de las ayudas económicas que realizan. En esta sociedad en
que lo único que se pretende es hacer desaparecer los valores cristianos. Los cofrades tenemos
la obligación de dar a conocer nuestro compromiso con el mundo. Que los que pretenden calificarnos de meros “sacapasos”, se den cuenta de
una vez, que somos el movimiento más humano,
más numeroso de Carmona, el que más obras
sociales realiza, el movimiento que más compromiso tiene con los más necesitados, uno de los
movimientos que da sin recibir nada a cambio,
y por ello demostrar la necesidad que tiene la
sociedad de las hermandades.
Hoy desde aquí, quiero darte gracias por el
tiempo que nos dejaste disfrutar de su presencia,
ya que los últimos años de su vida fueron un
regalo para todos los que lo conocimos.
Señor de la Amargura, haz que la belleza
infinita de tu madre del Mayor Dolor nos ilumine para conseguir este compromiso que tenemos
todos los cofrades con Carmona.
El tuvo la dicha de poder disfrutar de su
familia, pero Señor de la Amargura ¿Cuántas
personas encontramos que en la última etapa
de su vida, años en los que pueden disfrutar de
sus nietos, de ver a sus hijos crecer y formar una
familia, disfrutar de su tiempo libre... Y están
soportando la soledad de una residencia?
Hoy desde este atril, quiero hacer un llamamiento a las hermandades de nuestra ciudad
para que veamos a Dios, a nuestros Titulares, en
Sólo con mirarte me estremezco
Al ver ese cuerpo dolorido
Y pienso lo que has sufrido
Es un honor que no merezco por
Mi pecado cometido.
Por nombre tienes Amargura
Te muestras en la cruz muerto
Consuélame la pena que tengo
Llegando a la cruz con premura
Y subiré al calvario presto.
Carmona, 2010
59
Quiero ser tu fiel costalero
Echarme a tierra en tu salida
Hacer la estación ofrecida
Junto con mi amigo Molero
Promesa que hice yo un buen día.
Subir con el la famosa cuesta
La de la fuente de los leones
Apretando con fuerza riñones
Haciendo posible mí gesta
Y silencio blanco a los sones.
Y tú mirarás desde el cielo
Desde la privilegiada ventana
Viendo mi promesa lograda
Llevando a nuestro Cristo, Abuelo,
En la semana grande añorada.
Aquel Sábado Santo traías el reflejo de
madre doliente acompañada del sentimiento de
Soledad.
Llevas contigo una mortaja de sueños de
muchos que, por cambiar de vida, por buscar
suerte en otro continente, son sobrecogidos por
la soledad de los océanos.
Esa mortaja de sueños de muchos emigrantes es para el señor la sangre que brotó de sus
venas.
Sonaron las campanas de la añorada Iglesia
de santa Ana, anunciando que Dios, el Dios que
muere y es llevado al sepulcro, como el emigrante es llevado por las olas a las orillas de nuestras playas, resucitará y que para siempre junto
a Dios descansará. Por eso, en el Santo Entierro
de Nuestro Señor, Carmona sabe que no morirá
y que su bendita Madre de la Soledad tendrá la
certera esperanza de que su hijo Resucitará.
El Sábado Santo es un día de reflexión. Al
contemplar el misterio del Santo Entierro saliendo del Salvador.
Qué mejor broche para nuestra Semana
Mayor que poder disfrutar del misterio que un
carmonense diseñara. Es un día en que se viven
en nuestra ciudad dos sentimientos antagónicos,
la pena que sentimos al ver a Cristo muerto, con
la belleza infinita de la Soledad que se transforma
en alegría horas después en las vigilias pascuales,
que se celebran en conventos y parroquias, y en
las cuales debemos de estar todos los cofrades
presentes celebrando el misterio de la Resurrección. Puedo decir sin vanidad alguna que soy el
hombre más rico de este planeta, tengo al amigo
más importante que cualquiera pueda tener, que
me ayuda, me aconseja, tengo un sostén en donde agarrarme en los momentos donde mi vida
se tambalea, tengo a la madre más comprensiva
que pueda existir, tengo certera confianza en la
Resurrección.
Señores que suerte tenemos los cristianos
en saber que esto no acaba aquí, que después de
esta vida que vivimos más o menos feliz, vamos
a gozar de tu presencia permanente, Cristo de
la Coronación junto con nuestros seres queridos
que nos dejaron por un tiempo. ¿Qué sentido
tendría esta vida si después no existiera nada?
La enfermedad, el sufrimiento, la angustia... La
vida no tendría sentido si no tenemos la esperanza de que algún día nos encontraremos con
el Padre amado.
Resucitará esta primavera, como cada año
Dios resucitará, porque esta juventud lo hará resucitar. Resucitarás Jesús y la juventud te hará
descansar. Seremos el timón para tu barco, seremos la voz de tu palabra, misioneros por donde
vallamos, orilla para el oleaje y para tu Iglesia
seremos la fuerza, la esperanza, la ilusión, la verdad.
Esta es la juventud de España, esta es mi
juventud, la de la lucha por la verdad, la entrega,
la solidaridad, el amor, el bien, la resurrección.
Por eso Señor desde hoy tu cruz será nuestro es-
60
Carmona, 2010
cudo, blanco de paz nuestra bandera y ave llena
de gracia nuestro himno.
Tú historia y la mía comenzó, como comienzan las flores a salir.
Tú y yo nos conocimos, madre cuando
busqué algo más que una Hermandad donde
realizar mi Estación de Penitencia, cuando el
espíritu cofrade que desde mi nacimiento lleve
conmigo despertó.
Entonces apareciste Tú, como un rayo de
esperanza. Aún recuerdo como mis tíos Curro
y Ramón, mi padre, mi hermano, mi siempre
amiga Laura y mi hoy Hermano Mayor me
abrió las puertas de su Hermandad.
Batimos inmensas calles de Carmona con
sombreros de Papá Noel pidiendo para los más
desfavorecidos. Ese día disfrutábamos como lo
que éramos, verdaderos niños. Juntos crecimos
ante la mirada del Señor de los Desamparados,
ante el cual arriábamos el paso de maya que
con tanto esmero y cariño nos preparaba el
Aguayo.
Y pasaron los años y tu historia y la mía
estaban llamadas a estar por siempre unidas. Te
encontré en el Salvador y fuiste una continua catequesis, Señor de la Coronación.
Fue entonces cuando un grupo de jóvenes
fuimos en peregrinación a la aldea del Rocio
donde las palabras del Santo Padre y la mirada
de la Reina de las Marismas, madre de los rocieros, mi madre, nos alentaron.
La fuerza del Espíritu Santo vino sobre
nosotros, habíamos estrenado banderín cuando
nuestra juventud parecía dormirse los peregrinos
llenos de la fuerza de Dios nos propusimos despertarlo y transmitirle las fuerzas y las ganas que
el Señor nos había dado.
Pero no pienses, sábado de flores que me
voy olvidar de ti, si eres el sábado más bello y
al mismo tiempo más trabajoso del año. Es el
día en el que nos afanamos porque todo quede
perfecto y limpio, es ese día interminable donde
el salvador huele a flores y a vida. Para poder disfrutar del trabajo de todo un año en el día en el
que nuestros corazones se visten de gala para dar
la entrada a la Semana Mayor de nuestras vidas.
Así comenzó mi vida contigo y esta sigue.
Hoy pregono a la juventud de Carmona, pero
ante todo a la juventud de mi Hermandad. Pues
quienes me conocen saben que no quiero pregonar, que lo que de veras deseo, es que mediante
este pregón pueda yo evangelizar.
Saben ustedes lo que ha significado para
mí el ser de la Esperanza. Pues todo, he conocido al Dios cofrade, me he arropado en noches
de diciembre con el manto de mi Esperanza, he
podido abrirle las flores al mismo Dios.
Hoy mi vida separada de la Hermandad
de la Esperanza pienso que carecería de sentido.
Hoy estoy ante este atril gracias a la formación
cofrade de esta Hermandad.
Me enamoró tu mirada y me cautivó tu
semblante, sabes que te imploro y que para mí
eres siempre Virgen María y que soy bocina de
tu palio y que me riñen más que a un niño que
está estrenando antifaz, ya que siempre voy vuelto, siempre voy de espaldas, te voy mirando, mirando como subes con brío las Hermanas de la
Cruz, tu presentación en san Felipe y tu petalá
en Cristo Rey.
Y fíjate si mi amor hacia ti es grande que ni
con un yeso en la pierna o en el brazo he dejado
de salir a tu vera.
Y mi voz se rompe, ya la fuerza me abandona, ya mi amor queda, lo último, el último
Carmona, 2010
61
suspiro, quedas tú reina de mis amores soberana de los cielos, me quedas tú mi Esperanza, mi
Virgen, mi Madre.
Te adoro, y quien me conoce sabe donde
estoy ante ti, mi último suspiro, mi Esperanza.
Te llevo a gala lucero de la mañana, estrella de
Carmona, faro de la espadaña, madre del señor
de la Coronación, Señora como ninguna en
Carmona, Madre de Dios, Rosa castiza, Trigo de
la vega.
Qué mercader de tiempos te dejo en mi
casa el Salvador, bendita las manos que te tocaron, si a ti te bajaron los ángeles una mañana de
mayo cuando las flores nacían mi madre María.
Si ves a un desamparado lo acoges, a un desesperanzado, angustiado, amargado, o sofocado los
alientas, eres la mejor compañera, la mas acogedora sierva de Dios.
Eres la reina de mis sueños y para ti no tengo más palabras ya que tampoco puedo rezarte,
deslumbras mi semblante con tu ternura. Solo te
rezo con mi mirada.
Y es que no puedo expresar lo que siento
ante ti, mi madre la Virgen de Esperanza.
Tú que eres:
Esperanza del que sufre
Esperanza del que llora
Esperanza del que pena
Esperanza del que implora
Esperanza de los pobres
Esperanza mediadora
Esperanza del que sueña
Esperanza protectora
Esperanza del que gime
Esperanza mi señora
Esperanza de la vida
Esperanza seductora
Esperanza del futuro
Esperanza redentora
Esperanza en el peligro
Esperanza auxiliadora
Esperanza de este joven
Que a su pueblo hoy pregona
Y que le pide a su madre
Que cuando llegue su hora
Pueda verte así de guapa
Como te veo en Carmona.
Y como no, iba terminar mi pregón contigo, Virgen Llena de Gracia. Siempre has estado
y estarás presente en mi vida. Siempre has sido
la primera invitada a todos los actos que me han
acontecido en mi corta vida.
Yo tuve la suerte de recibir a Jesús Sacramentado en el Altar Mayor de Santa María y
siendo Tú la que presidías esa eucaristía en la
cual yo fui tu monaguillo. Nunca os he sentido
tan cerca ni a Dios, ni a ti, como en ese momento.
Tuve la suerte de que presidiste tú las bodas
de oro de mis abuelos, en la cual todos cantamos
tu salve, dándote gracias por ese acontecimiento y por tantos otros que sólo tu sabes. Tengo
la suerte de pertenecer a una familia, de la cual
tú siempre has sido santo y seña. Desde mi bisabuelo Ramón Gavira fundador de tu hermandad, pasando por mi tío Antonio Fernández y
mis tíos José y Francisco Gavira, Hermanos Mayores todos ellos de tu Hermandad, siempre hemos llevado a gala esta gran devoción, este gran
regalo. E igual que ellos, no sé si en el cargo que
ocuparon, trabajaré para difundir y propagar
esta devoción que es el mejor tesoro que tiene
Carmona.
Y qué decir de los días de tu bendita Novena. Carmona se transforma por completo.
Los cirios se convierten en nardos, las cruces y
bambalinas en rezos y oraciones y las marchas
fúnebres se unen para sólo escuchar tu hermosa
62
salve a dos voces, que aunque hay algunos que
no la entienden hay que ser de Carmona para
lograr entenderlo. Todos los cofrades se unen en
unos mismos cultos y ante una misma imagen,
la tuya, tu que todo lo puedes.
Sé que me has acompañado en este día tan
importante de mi vida, y como no, Tú has sido
la que has vuelto a presidir. Espero que lo sigas
haciendo el resto de mi vida hasta que un día lo
hagamos todos junto a tu Hijo.
Te pido que en estos momentos difíciles
los cuales nos ha tocado vivir, protejas a todos
los carmonenses, acabes con las guerras, o mejor
dicho que ilumines a los mandatarios para no
llegar a ellas.
Debemos concienciarnos de que la pobreza es cosa de todos. Haz que nos concienciemos
para intentar erradicarla. El maltrato, el aborto,
la violencia de género y como, no, el terrorismo siguen siendo una de las lacras de nuestra
sociedad. Haz que entre todos podamos eliminarlos.
Y para acabar, darte las gracias por todo.
Con un simple verso quiero agradecerte todo lo
que has hecho por mí. El que os habla no es ni
orador ni poeta, sólo un humilde cristiano que
ama ante todo a Dios y a su bendita Madre la
Virgen de Gracia:
Que bonito regalo
Le hizo Dios a Carmona
Nombrándote la reina
De todo el que te implora.
Siempre presente en mi vida
Y hasta que llegue mi hora
Sé tu mi faro y guía
La mejor protectora.
Santo y seña en mi familia
La más fiel compañera
Gracias darte quiero
Aquí y en la vida eterna.
Y allí junto a tu lado
Hacer siempre la Novena
Cantarte el Dios te salve
Como en la misa primera.
Rodeado de mil ángeles
A tus hijos me recuerdan
Con sus cirios encendidos
Al santísimo hacen vela
Y procesionan cantando
Alabado siempre sea.
En la escalera del cielo
Los tres vivas piropean
A, ti, Virgen de Gracia
Por siempre nuestra reina.
Permítanme señores
Acabar mi pregón con fuerza
Gritando los tres vivas
Con el viva por respuesta.
¡Viva la Virgen de Gracia!
Señores, HE DICHO.
Carmona, 2010
Carmona, 2010
PREGÓN DE NUESTRA SEÑORA DEL ROCÍO DE CARMONA 2009
XIX PREGÓN
DE
NTRA. SRA. DEL ROCÍO
a cargo de
D. JOSÉ A. ARMIJO RODRÍGUEZ
Sábado 25 de abril de 2009
Real Iglesia del Divino Salvador
presentado por
D. Francisco Prado Martínez
63
64
Carmona, 2010
Carmona, 2010
65
A CARGO DE
D. FRANCISCO PRADO MARTÍNEZ
Dentro de muy poco siguiendo la tradición
de muchos años, nos convertiremos en peregrinos
precedidos por el sonido de un tamboril y una
flauta, entre el ruido del explotar de los cohetes,
y escuchando el dulce tintineo de las campanillas
de la carreta de nuestro Simpecado, iniciaremos el
camino hacia la Aldea almonteña. El olor a jara,
romero y pinos embriagará nuestro sentido e iremos al encuentro de la que es Madre y centro de
nuestras vidas, iremos al encuentro de la Reina
de las Marismas, para cantarle, para rezarle, para
pedirle por todas nuestras inquietudes, y celebrar
junto a ella un año más en Pentecostés, para recibir la llamada del Espíritu Santo que llenará de
fuerza nuestras vidas de cristianos.
Rvdo. Padre Director Espiritual de esta Hermandad, dignísimas autoridades civiles y militares
de nuestra Ciudad, Sr. Presidente del Consejo General de Hermandades y Cofradías, Sres. Miembros del Consejo, Sres. Hermanos Mayores de las
distintas Hermandades, Sr. Hermano Mayor de la
Hermandad de la Santísima Virgen del Rocío de
Carmona. Sres. Miembros de la Junta de Gobierno de esta Hermandad, Señoras, Señores, amigos
y hermanos de esta Hermandad.
Parece que era ayer, cuando el sonido profundo de una corneta y el redoblar del tambor,
nos anunciaba la presencia de nuestros Cristos y
nuestras Vírgenes por las calles de las distintas ciudades de nuestra Andalucía, reviviendo la historia
de nuestra salvación. El olor a incienso entremezclado con el aroma de azahar de nuestros naranjos,
estaba cumpliendo según lo previsto la voluntad
del Padre, pero esta muerte tan injusta, es la que
nos da sentido a nuestra vida de cristianos. Pero
en este ambiente primaveral en que todo invita a
la vida, es cuando se celebra la Romería del Rocío.
La Blanca Paloma que en el regazo de sus brazos,
nos pone al Divino Pastorcito, verdadero Dios y
hombre que la Santísima Virgen pone como centro de nuestras vidas.
Grata misión, la que se me encomienda esta
noche, la de presentar a un gran amigo mio, forma parte de mi familia y si es de mi familia forma
parte de mi sangre, persona de gran calidad, buen
padre, buen cristiano, amigo de los amigos, y con
una relacion muy cariñosa con toda mi familia,
particularmane conmigo compañero de penas y
tambien de alegrías y este año es pregonero del
Rocio de la Hermandad de Carmona, José Antonio, un hombre que es hermano de esta Hermandad desde su fundación, que actualmente es
Hermano Mayor de la Hermandad de Nuestra
Señora de las Angustias, que también es hermano
de la Hermandad de San Blas, y de la Hermandad
de la Virgen de Gracia de nuestra Ciudad.
Ha ocupado los cargos de Mayordomo, Secretario y Censor Fiscal dentro de su Hermanad de
las Angustias, siendo esa su Hermandad la única
de nuestra Ciudad que corporativamente ha hecho
presentación ante la Blanca Paloma para acompañar a la Hermandad de Carmona en su peregrinación anual en el mes de Noviembre a la Ermita del
Rocío, Hermandad de Penitencia que realiza ese
acto de Fe y de amor con los rocieros de Carmona
hacia la Reina de las Marismas. Fue el Pregonero
más joven de nuestra Semana Santa, y a partir de
entonces ha dado infinidades de pregones por toda
nuestra geografía, incluyendo también el pregón
del Rocío de Escacena del Campo y Barcelona.
El amor a la Virgen de la Rosina le viene al
pregonero por parte de sus abuelos paternos, que
vivieron en Almonte durante varios años, muy
cerca de la Ermita de la Santísima Virgen, allá por
los años 50, cuando el rocío era un mundo diferente al actual de ahora, pero cada vez que iba a
visitar a sus abuelos no podía venirse sin dejar de
pasar a visitar a la Santísima Virgen en su Ermita.
Desde esos momentos de su infancia, fueron los
momentos que empezaron ha nacer y dejar las raíces rocieras de nuestro Pregonero.
Sé que en su casa de la calle el Caño, casa que
en su día fue parte de la casa donde nació san Juan
Grande, había siempre un azulejo de la Virgen del
Rocío que su abuela Frasca hizo poner desde que se
vino de Almonte y que hoy día perdura todavía.
66
Carmona, 2010
Desde el primer momento que se entera que
en Carmona hay un grupo de hermanos capitaneado por Manolo Martínez para crear y fundar
la Hermandad del Rocío, se hace hermano de ella
siendo en la actualidad el número cincuenta y
algo de esta Hermandad.
Por motivos de trabajo y por un antiguo socio suyo, realiza por primera vez en el año 98 el
camino hacia el Rocío con la Hermandad de Paterna del Campo y marcándole ese primer camino, varios años repite con la misma Hermandad,
haciéndolo también en otros años con Sevilla y
con el Salvador, lo que si tengo que decir, es que
en varias ocasiones yo lo he acompañado a esos
caminos, y siempre ha llevado en su pecho la medalla de la Hermandad de Carmona y la medalla
de la Hermandad que fuera en ese momento.
Y ya comienza a hacer el camino con ésta
su Hermandad de Carmona. En la cual, yo le he
acompañado muchas veces, durante muchos Jueves de Rocío formando un grupo de hasta veinte
amigos, de la cual la mitad del grupo era de Sevilla, personas de buena fe, que estaban encantados
con la Hermandad de Carmona y con el acogimiento que se le daba. Muchos momentos vividos en esos Jueves de Rocío, muchos momentos
felices todos andando al lado del Simpecado, en
el rezo del Ángelus, la convivencia en el sesteo y
muchas lágrimas derramadas por esos caminos, y
al bautizar a esos amigos en el Quema, vivencias
que nunca se olvidan por acompañar a nuestra
Hermandad de Carmona.
Qué se puede decir de un hombre que cuando
se recogió su Morena de las Angustias por las calles
de nuestra Ciudad, en su Salida Extraordinaria, por
el aniversario de los cuatrocientos años de las Reglas
de su Hermandad, parece que la Virgen estaba esperando la entrada en su templo para bendecirlo y
hacerle llegar la noticia que iba a ser Pregonero de la
Hermandad del Rocío en este año. La emoción y el
sentimiento junto con la alegría derramó lágrimas
por su rostro, contagiando igual a las dos personas
presentes en ese momento y llorando agradeció al
Hermano Mayor con un fuerte abrazo una de las
satisfacciones más grande de su vida.
Pues bien José Antonio, aquí tienes tu pregón, ya te llegó la hora que tantas veces has soñado, que tanto has deseado, haznos sentir tus
sentimientos más profundos, y háblanos de esos
caminos, del Quema, de Lopa, del Ajolí, de la Juliana y cuéntanos como está Doñana en una tarde de primavera. Háblanos de los pinares, de las
dehesas, de los olivares y de esas noches bajo las
estrellas, de esa cigüeña que nos espera cada año
para saludarnos, háblanos también de la convivencia, de la unión entre hermanos, de la palabra
Hermandad, juntos por los caminos acompañando al Simpecado, y cuéntame cómo es la cara de
la Virgen cuando con las claritas del día se escucha una flauta y tamboril para iniciar el camino
de nuevo, y cuéntanos porqué se llora en el Quema cuando te bautizan, si ya estamos bautizados,
y porqué te salen las lágrimas cuando entras en la
Ermita y miras a la Señora, y el corazón te aprieta la garganta, cuando Madre de Dios son todas,
que tiene ese nombre de Rocío, Blanca Paloma.
Tú que llegas el Viernes con tu Hermandad de
Carmona.
Dile a la Blanca Paloma
que quiero cantar a las aguas,
que quiero cantar a los ciervos,
y a las aves clavellinas,
y al pino que nace lento.
Cantar a la marisma,
y al mar que se mira lejos,
y dejar allí el alma
entre la llama y el viento.
Tú que llegas ese viernes,
con tu Hermandad de Carmona,
dile a la Blanca Paloma,
que cojo jara y romero
para hacerle una corona.
Y ponérsela en su pelo
cuando esté en su ermita sola,
dile lo mucho que la quiero,
que mucho voy a contarle,
que sin ella vivir no puedo,
y que no dejo de pedirle
por ti pregonero.
Carmona, 2010
67
PREGÓN DE
NUESTRA SEÑORA DEL ROCÍO 2009
A CARGO DE
del relente, de la noche, de las estrellas, del coto.
de la marisma y de la Virgen.
D. JOSÉ A. ARMIJO RODRÍGUEZ
Qué te cuento, qué te digo yo, de mi Señora y de mi Pastora,
Nachete quiere,
que lo lleve a la cama,
porque quiere,
que yo le cuente un cuento,
sus deseos,
son órdenes para mí,
una orden,
que sin rechistar tengo que cumplir,
porque debo,
hacer lo que él dice,
y cuando él me llama,
mi corazón late,
cuando duerme,
su pelo se derrama,
semejando a la copa de los pinares,
en dulce movimiento
por una brisa marismeña.
Duérmete,
que yo seré como el viento,
trovador del embrujo de mi sentimiento.
Mi cuento, te hablará de los colores con
que pinta el Señor su primavera.
Mi cuento, te hablará del camino, de los
pinos, de la jaras y de las adelfas, querrá ser una
brisa marismeña que te lleve por los caminos de
arenas, de alegría y sufrimientos.
Qué le digo yo, mi Blanca Paloma:
Le diré lo que te dijo el poeta.
Le diré que Tú eres.
La luz que nos guía Señora,
Por carriles y senderos
Y el azahar que florece
Dentro de mis pensamientos.
Quisiera ser viento, Madre,
Para rozar tu perfil de caramelo
Y perfumarte, Señora,
Con esencias de Romero.
Blanca Paloma del Alba
Eres la dulce esperanza
Del romero que te canta.
Y el crujir de tu carreta
Y el bordón de una guitarra
Que con sones marismeños
Nos llevan hasta tus plantas.
Eres cigüeña en la torre
Y el quejido de mi garganta
Eres el sendero de mi destino
Sendero que cada año
Me convierten en peregrino
Para ir a verte cantando
Cantando por los caminos.
Chuuuu, silencio, que la luz se va apagando, duerme mi niño, morada inquebrantable de
los cariños, que los niños son, fuente de la alegría, ruega siempre por ellos, mi dulce Virgen
María.
Eres el cordón de mi medalla
Cordón que ha perdido su color nuevo
Por mantenerte pastora
Dentro de mi corazón.
Chuuuu, silencio, duérmete mi niño que
te voy a contar un cuento, qué quieres que te
cuente mi cielo, quieres que te hable del camino,
Eres marisma y pinares
Y aquella voz del Rocio
Que anuncian las hermandades
68
Carmona, 2010
Y qué más te puedo pedir
Si eres amor verdadero
Si eres la mejor estrella
Que ha caído del cielo.
Qué más te puedo decir
Si eres amor y ternura
De este humilde pregonero
Que te quiere con locura.
Qué más te digo Señora
Si cuando te noto ausente
No me hacen falta razones
Ni motivos para verte.
Qué te digo a ti Señora
Que no te haya dicho nadie
Te han dicho que eres Estrella
Lucero y hasta diamante.
Que aunque mi voz esté rota Señora
De cantar nunca se cansa
Hasta verte a ti Pastora
Dueña de mi esperanza.
Qué te digo a Ti Señora,
Que no te haya dicho nadie
Si por mucho que te diga
Es poco para cantarte.
Eres nacimiento de andares
Y el sudor del peregrino
Que agarrao a su medalla
Sigue al simpecado divino
Caminando por la raya.
Moreno tiene el semblante
de la brisa de la mar,
el que se pone delante
sonríe o rompe a llorar.
Eres el calor de una candela
Que nos alivia el frio
En la noche rociera.
Eres el mes de mayo
Que derrama con sus aromas
Miles de flores que nacen
Para perfumarte Señora.
Si eres la Historia soñada
Si hasta los pinos del coto
Se mueren por ver tu cara.
Si mi corazón te llora
Y envuelve con sueños nuevos
Al pueblo de Carmona.
Qué más te digo
Si hasta siento escalofrios
Sólo con mirar tu rostro
Que a mí me alivia del frío.
Que no hay lucero ni estrella,
por muchas que vengan del cielo,
que brillen como esa cara
del color del caramelo.
Señor Cura Párroco de Santa María, y Director espiritual de esta Hermandad del Rocío.
Señor Presidente del Consejo General de Hermandades y Cofradías de ésta Muy Noble y Muy
Leal Ciudad de Carmona, Señor Delegado de
Cultura del Excmo. Ayuntamiento de nuestra
Ciudad, Autoridades Militares, Señor Hermano
Mayor de mi Hermandad del Rocio de Carmona, Señores Hermanos Mayores.
A la paz de Dios hermanos, queridos rocieros, amigos todos, señoras y señores, con vuestra
venia.
Fue mi madre, aquí presente hace ya muchos años, quien me enseñó un refrán andaluz,
que siempre lo he llevado a la práctica en la vida
y que dice: “que no es bien nacido quien no es
agradecido”, por eso de mis labios nada más que
Carmona, 2010
69
pueden salir palabras de agradecimiento, agradecimientos sinceros y de corazón.
Agradecimientos al Hermano Mayor y a su
Junta de Gobierno por haberme regalado el honor y el privilegio de manifestar y pregonar mis
sentimientos hacia la Blanca Paloma, y hacia mi
Hermandad de Carmona.
Agradecimiento a mi presentador Paco, que
ya era hora que él me presentara, un peregrino
de lujo, un rociero de categoría y todo un privilegio de amigo, amigo de sus amigos, verdad Le
Le, verdad chumberas del camino y detrás de mi
carreta viene un moreno, gracias por tus palabras
hermano, gracias de corazón.
Agradecimiento a Cira y a Almudena, a
Almudena y a Cira, por vuestra colaboración
en este pregón, por que con vuestros cantares,
habéis abierto de par en par el corazón de todos
los presentes, y gracias por vuestra amistad que
fue concebida entre ramas de jara verde, sombras
alargadas de pinos y olores a marisma y romero, y también a tufillos marismeños, rezando el
Ángelus.
Agradecimientos a todos los romeros de
Carmona, compañeros de camino y de relente:
“Porque tuve hambre y me dísteis de comer,
Porque tuve sed y me dísteis de beber,
Porque tuve frío y me tapásteis,
Porque no tuve casa y me la ofrecísteis”.
Gracias por acompañarme en estos momentos.
Y gracias a ti Señora de las Marismas, por
todo lo que me das, me has dado y me darás,
pero te tengo que pedir un favor, que dirijas
mi voz en este Pregón, como has dirigido mis
pensamientos para escribirlo, y me hagas vibrar
como me has hecho vibrar y sentir con cada folio
que he escrito, y que sepas mi Señora, que si sale
todo bien y es brillante este acto, será culpa tuya
y si sale mal por algún motivo, será defecto de
mis torpes pensamientos y de la imprecisión de
mis palabras.
A ti un ruego Señora, a ti que tienes a tu
hijo, a tu niño, el pastorcillo divino entre tus
brazos, que me dejes a mí y a mi mujer Lola,
también tener a los míos a mi lado, para poder
andar hasta tus plantas para darte gracias por llegar, y haber culminado un año entero de sacrificio y entrega.
Quiero dedicar este pregón a esos niños
que nos acompañan por el camino, por Gonzalo, Nacho, Candela, Adrián, Juan Jesús, Julián,
Macu, que son el futuro de nuestra fe y de nuestra Hermandad, por ellos y por los niños que sufren, por los que están acogidos en las Hermanas
de la Cruz o en San Juan de Ávila, por los que
sufren en los hospitales, por los que no saben
de ti y no te conocen, por los maltratados, por
los hambrientos, por los que cruzan el mar en
patera cosidos al pecho de sus madres. Por ellos
te pido a Ti, a mi Madre morena de las Angustias, que brille siempre la pureza de tus ojos, en
ellos y en Ti, encomiendo este cuento con forma
de pregón para que sea de todos los niños de
nuestra ciudad.
La noche sigue su curso, el sueño de mi
niño continúa, el pregón sigue su caminar.
Ya el Señor, el Maestro de la Verdad Divina, nos dice en los Evangelios y dirigiéndose a
sus Apóstoles «Dejad que los niños vengan a mí,
no se lo impidáis», y añadirá: «Porque de los que
son como éstos es el Reino de Dios» (Mc 10, 14), y
otra vez, estando los Apóstoles, discutiendo sobre quién era el más grande, pondrá en medio de
ellos a un niño y dirá: «Si no cambiáis y os hacéis
como los niños, no entraréis en el Reino de los
cielos» (Mt 18, 3).
70
Carmona, 2010
En aquella ocasión pronunciará también
palabras duras de advertencia: «Al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más
le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras
de molino que mueven los asnos, y le hundan en lo
profundo del mar» (Mt 18, 6).
Porque la fe de estos niños es la fe de nosotros, porque igual que María y José llevaron a su
niño Jesús a Jerusalén a la fiesta de la Pascua y lo
mezclaron con la multitud de peregrinos.
Nosotros, llevamos a los nuestros por caminos y carriles, lo llevamos a la fiesta de Pentecostés y lo mezclamos con la multitud, esas son
las primeras clases de catecismo y las primeras
ocasiones que tenemos para transmitir nuestra
fe, que son nuestras creencias..., porque yo y todos los rocieros de Carmona:
Creemos en Dios Padre Todo Poderoso,
creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible
y lo invisible.
Creemos, en la fe popular de nuestro pueblo que se echa a caminar.
Creemos, en el Evangelio caminante, que
comienza un día de primavera muy temprano
desde este templo del Salvador y vuelve otro día
ya de noche con el deber cumplido.
Creo, en los hermanos de la Hermandad,
en los currantes, en los que trabajan en los chiringuitos y en los que reparten lotería.
Creo, en aquellos peregrinos que un día lo
fueron todo en la Hermandad y están a su disposición. Y creo, también en aquellos, que llegado
un día dieron un paso atrás para abrir el paso a
caras nuevas.
Creo en los que trabajan en una Junta de
Gobierno, a vecés incomprendidos.
Creo en nuestros hermanos y hermanas,
que al principio de la creación de ésta, descubrieron que no vieron crecer a sus hijos por estar
haciendo una Hermandad.
Creo en un Alcalde Carreta, quien un día
cualquiera del año, se echa al camino para ver
carriles y senderos para llevar a nuestro simpecado divino.
Creo en los padres que bautizan a sus hijos,
que transmiten nuestra fe y nuestras creencias y
que defienden el derecho a la vida del no nacido
y concebido.
Creo en los que en una noche de primavera arreglan la priostía para que no le falte
“ná”.
Creo en los artistas que hicieron nuestra
carreta para que fuera para siempre, la carreta de
porcelana.
Creo en los niños boquiabiertos ante tanta
grandeza.
Creo en quien va de promesa y sin hablar
hasta ver a la Virgen, y en el que con una lata da
de beber a los peregrinos.
Creo en el que puso a Romero, Margarita
y Tomillo, sus mulos, para llevar la carreta de su
Simpecado, hasta esa ermita blanca que está en
las marismas y en los guisos de éste, para dar de
comer a los peregrinos.
Creo en la música de piñito, música de
tamboril y de flauta y en la gente buena del camino.
Y creo en quien puso en la casa de mis
padres un azulejo de la reina de las marismas,
y tenia en su cabecera a una Virgen de Pastora,
refugio de su soledad.
Carmona, 2010
71
Creo en quien camina tras una carreta, creo
en quien le pide cosas a la Virgen y en quien se
santigua al ver pasar un simpecado.
Creo en un fraile peregrino que va de carreta en carreta, en busca de quien lo necesita, porque el camino es largo y necesitamos las palabras
de un siervo de Dios.
Creo en ti carretero, que con Azabache y
Monteoscuro, subes los escalones de Villamanrique y sales sin darle la espalda a la gente de
los pórticos y creo en un cohetero que con sus
cohetes llegan a la gloria para anunciar a nuestro
simpecado.
Y Creo, firmemente creo, porque estoy
obligado a creer, en esa multitud de peregrinos
que por Pentecostés va a ponerse a las plantas de
la Señora de la Rocina.
Creo en las cigüeñas de palacio, que reflejan las cosas del camino y que las cosas son más
sencillas de lo que parecen.
Creo en los tractoristas que vienen y en los
que van, en los que nos llevan y en los que nos
traen.
Y Creo en quien espera, solo espera, se calla y espera, para irse detrás de su bendito simpecado, quien es capaz de explicar la promesa tras
un simpecado, quien encausa esa marea, quien le
busca su sentido, quien pone coto a la fe, quien
descorre los postigos o explica los Padre Nuestro
que se rezan por los caminos, qué sabe nadie lo
que te deparará el destino.
Un rosario en el camino, un romero que va
descalzo y un cortejo peregrino, una madre con
sus niños y un anciano en el camino.
Cuántas cosas, cuántos rezos, cuántos llantos, cuantos suspiros, cuántas cosas pedidas a la
Madre, por los siglos, de los siglos, así es nuestra
fe de inexplicable, y así es esto de sencillo, una
promesa a los cielos y a caminar tras un simpecado.
Porque creo en ti Señora, que estás entre
nosotros en nuestro caminar en Aznalcázar, en
alcaudete, o en trigeros, creo en esta Hermandad
pequeña y peregrina ejemplo por los caminos.
Creo en tí, y tú lo sabes, cuando aquel día
la noche caía llegando a san Diego, con el paso
lento, muy lento de los bueyes (y nunca mejor
dicho lento, lento, porque venia Kunfú), las luces de nuestra carreta iban encendidas entre ramas de pinos verdes y olor a mejorana, y ocurrió
lo que tenía que ocurrir, la Virgen del Simpecado me miró, y yo la miré, le pedí y tú sabes que
me distes, estas cosas quedan entre Tú y yo.
Creo en tí desde entonces
mucho más. Madre mía,
creo en tí porque llenas mis vacíos.
Creo en tí mi dulce Señora,
vencedora de mi eterno escalofrío,
si tú quieres, mi voz será tu canto,
y la ofrenda que en tí se deposita,
amparo como entonces de mi llanto,
tú sabes que mi fe te necesita,
por eso vuelve siempre
el Lunes de Pentecostés
y espérame en la puerta de tu ermita.
La noche ha caído, el sueño continúa, mi
niño sigue durmiendo.
Porque el tiempo pasa inexplicablemente,
las hojas del almanaque se han ido rompiendo y
todo se ha ido precipitando.
La primavera, otra vez la primavera, la primavera ha venido y la gente rociera otra vez se va
al Rocío, y cuando ésto ocurre, nuestra ciudad se
72
Carmona, 2010
transforma, cambiaremos las cornetas y los tambores por tamboriles y flautas.
Tendremos por capataz un boyero, por
martillo una ahijada, por banda un cohetero,
que con sus cohetes llegarán a la gloria donde
ya no hay adoquines, sino arenas, donde el pino
sustituye al balcón con la palma y se cambiará la
cruz pesada por la vara de eucalipto.
Cambiaremos los zancos y las trabajadoras
por una viga rematada en una yunta donde los
bueyes serán atados por los frontiles.
Y las flores saldrán de la misma naturaleza
pero sustituiremos el clavel, la azucena y el lirio
por margaritas, romeros, amapolas y lirios, pero
lirios peregrinos que querrán saltarse a la carreta
del Simpecado.
Como cuentas trenzadas en los rosarios, el
tiempo camina, con nuestro Tríduo y a la vuelta
del pregón, alcanzaremos la semana de gloria, la
semana de tamboril y de flauta.
Reuniones de Camino, reuniones de ilusión que nos abren la puerta del corazón, suspiro
de romero, brisa dichosa de marisma, que dulce
es esta espera tan jubilosa.
Y es que aún no hemos tenido tiempo de darnos cuenta, cuando el alma de pronto, se nos pierde otra vez, en la infancia dormida de la memoria.
De repente el camino, porque el camino es
la vida del Rociero, y el camino es de los niños
porque sólo quien es como un niño puede entrar
en el reino de los cielos.
Los niños que son y los niños que fuimos,
los niños a los que estamos y estaremos siempre
obligados a enseñar y transmitir lo que gracias a
otros, heredamos de la historia, íntimas vivencias para cada uno de nosotros.
Nuestro Camino, es el que señala nuestro
rumbo, es el reloj de nuestra vida, el cedrón de
nuestros sentidos, el dueño de nuestro embrujo, el que acorta nuestras distancias y detiene los
minutos.
Es una línea quebrada, de horizontes puntiagudos, unos frontiles que asoman, unos reflejos en el río, un jueves de camino, de andares
peregrinos, una noche en san Diego entre romeros de lujos.
Nuestro Camino, pinta los más hermosos
dibujos y es refugio a la esperanza, a los fieles
moribundos, es una yunta de bueyes, que rompe
los silencios más rotundos, una agrupación de
romero, que no temen el futuro, doce meses de
impaciencia, soñando con los pórticos en Villamanrique, una gloria que va, o viene, según los
carreteros, que nos suben en una nube, subiendo
los escalones.
Nuestro Camino es un constante ir y venir de rezos peregrinos, sabe de plegarias al aire
en la caña grana, oraciones en el pecho, súplicas
que vuelan por el aire de triguero, buscando el
refugio de la Señora, es una mano que agita las
entretelas del repeluco.
Una procesión de carretas, con celadores
camperos, es el rancio de una foto antigua de
Ramito y Diamante bebiendo en el Quema, es el
regreso a la senda entre abrazos y saludos.
Nuestro camino va, por los Alcores, por
cielos malvas y mudos y se hace dogma de nuestra fe, donde crecen los helechos, las amapolas y
las cañas, donde la arena es color de trigo y los
inmensos pinares, allí vive el tomillo y la menta
entre grandes encinares.
Y es una bulla que apaga el rumor de los
tumultos, que bonita es la marisma y que bonita
es Doñana.
Carmona, 2010
73
Veinte años de camino ya, buscando a la
señora, caminos de orgullo y de sentimiento, de
mi Hermandad de Carmona.
Nuestro camino, a veces duele, como el
acero desnudo, por el paso lento de unos bueyes,
porque nuestra alma romera, consume cada segundo en demanda de olores a romero y sonidos
de flautas que es la senda de su triunfo.
Nuestro Camino comienza desde nuestra
puerta, para goce y disfrute de todos los Rocieros, pero porqué no darle a nuestro pueblo la
ocasión de que un domingo nuestra Simpecado
recorra entre la multitud nuestra Ciudad y que
nuestro pueblo vea partir a las carretas, y que
todos sepan que un grupo de Carmonenses se
ponen en camino, con agua con lluvia, con frío
o con calor, para llevarle la fe de nuestro pueblo
a la Señora.
Nuestro camino será aromas y recuerdos,
la despedida de nuestra gente en Juan Ávila, la
llegada a Alcaudete, o a triguero, ese lunes en
Gandul, una brisa marismeña del Guadalquivir
cuando crucemos la barca, un miércoles en san
Diego, un jueves en Villamanrique, un viernes
en la raya muy temprano y desayunando en palacio con mis hermanos de camino y con nuestra
Maria Auxiliadora, y por fin el puente del ajolí, y
mi sangre cantando, “ Ay un Puente de madera
que abre las puertas de cielo y le da la bienvenida
a caballistas y romeros”.
Ese es nuestro camino, eso son momentos
nuestros y vivencias de romero, ya podemos decir “que la rata está en la lata”, éste es nuestro
Camino, el Camino de nuestra Carmona peregrina.
Así es el camino
Que a mí me para los pulsos
Porque forja mi consuelo
Sin lenguaje ni estatutos
El norte que es mi razón
Proclama en lo más profundo
Que éste es mi camino
El más bonito del mundo.
La noche se alarga, el sueño continúa y mi
corazón palpita con este cuento, cuento con olor
a marisma y pensamientos de veredas, pero mi
mirada sigue fija en el dulce sueño de mi niño.
Rocieros y hombres de buena voluntad ya
lo dijo el salmista:
¡Alabad niños al Señor, alabad el nombre
del Señor. Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre. De la salida del sol hasta su
ocaso, sea loado el nombre del Señor! (cf. Sal
113112, 1-3). Estas son nuestras creencias y éste
es el resumen de nuestro sentir rociero y cristiano, caminar en busca de Dios y su Bendita
madre de la Rocina.
La historia de nuestra Hermandad está plagada de caminantes incansables, cuya conciencia
no les dejó nunca acomodarse.
Peregrinos de ayer, de hoy y de siempre,
con los pies dispuestos para enamorarse, de la
tierra que pisaremos con sus luces y sombras.
Iremos en busca de una meta, que merezca
realmente la pena, siempre tendremos razones
para emprender el camino, el camino lo tenemos que hacer por convicción, en coherencia y
sabiendo los motivos por lo que lo hacemos.
En nuestro camino, tendremos el lujo de
llevar a un sacerdote, que nos hablará de alguien que dejó huellas marcadas a fuego, en el
corazón de quienes lo vivieron y lo conocieron,
éste si que era un peregrino de palabras auténticas, de sonrisas libres, de manos abiertas...,
mensajero de una buena noticia, sembrador de
paz y de armonía. Que éste nos haga abandonar
74
Carmona, 2010
nuestras veredas cómodas y nos haga comenzar
un nuevo Camino.
Ese tal Jesús de Nazaret que cambió la historia, enderece nuestras vidas, que todos seamos
un peregrino más, en busca de una aldea donde
hay una Madre, que desea ofrecernos el gran regalo que lleva en sus manos, su propio Hijo.
Vamos a hacer el camino, con la confianza
de quien se siente agradecido. Uniremos nuestros pasos a las huellas del Simpecado, porque
nuestra fe así lo vive. Será un camino nuevo,
diferente cada día, porque la vida es una peregrinación diaria hacia la ermita.
Caminar, con quienes necesitan compañía,
sin pedir nada a cambio, sino sentirse queridos.
Descubrir, el sentir del creyente a cada recodo, al caer la tarde, compartiendo el pan y el
vino.
Limpiar, las lágrimas furtivas de cualquier
rostro, que aún es capaz de expresar sentimientos, cuando se lleva ocultos y salen a la luz.
Vamos a hacer el camino, porque queremos
amordazar los prejuicios y apostar por la fe de un
pueblo que canta a su madre del Rocío.
que creemos. Porque es fácil ser rociero nueve
días, lo difícil pero lo más hermoso es serlo el
año entero.
Nuestras huellas por el camino, sellarán
nuestro compromiso con la sociedad y con nuestra Carmona y la medalla en nuestro pecho será
testigo fiel de mil razones para ir a verla.
Llevaremos con nosotros la alegría de los
niños, pero también su llanto, su dolor, su hambre, su abandono...
Llevaremos la rebeldía de los jóvenes, porque no creemos que la juventud esté perdida,
irán con nosotros los jóvenes que desean ser ellos
mismos y también los que dicen que pasan, porque algún día retomarán el buen camino.
Llevaremos el convivir diario de las familias, con sus agobios, sus prisas, con esa constante lucha por encontrar el diálogo, la paz, y
la justicia.
Llevaremos también, las manos llenas de
experiencia de los mayores, de quienes se sienten
un estorbo en esta sociedad utilitarista, porque
creemos que deben saber que sus sacrificios no
han sido en vano y que les estaremos eternamente agradecidos.
Y cada paso, será una oración al cielo del
coto, para que las estrellas sepan que aún en la
noche la luz se llama Rocío, un piropo de esperanza, una plegaria, una sola voz, un solo corazón en continua acción de gracias.
Llevaremos, todos los lamentos de las gentes de Carmona y abrazaremos la ausencia de
muchos, no nos olvidaremos de las heridas silenciosas de mujeres inocentes, e irán unidos a
nosotros todos los carmonenses anónimos con
sus alegrías, tristezas y esperanzas, tanto los que
comprenden el camino, como aquellos que se
han quedado en la imagen cruel de un Rocío de
revista del corazón o en el mal ejemplo de aquellos que han equivocado el camino.
Haremos el bautizo rociero en el Quema,
con el firme propósito de ser coherentes con lo
Caminaremos, con la ilusión puesta en encontrarnos con el Pastorcillo Divino, con la son-
Necesitamos, estar codo con codo, disfrutando con nuestros hermanos, la creencia grande
de un Dios hecho hombre y de esa Blanca Paloma que anidó en las marismas.
Carmona, 2010
75
risa de su Madre que sabe a marisma y a arenas,
el nombre del Rocío, huele a romero, a azucenas
y lirios de los senderos, huele a candelas, a gozo
marismeño y a primavera.
Dejaremos, a sus pies nuestras plegarias
nuestros rezos y nuestras oraciones y le diremos
que nos sentimos orgullosos de llevárselas.
Nuestro camino, será el de todos aquellos
que se han cansado, que han tirado la toalla, que
viven abandonados a la vera del camino sin fuerzas, esperando que alguien se apiade y vuelva a
ser cirineo para cargar la cruz de los desheredados del mundo.
Presentaremos, lo que somos y lo que tenemos, nuestras debilidades y nuestras virtudes,
para que ella siga siendo el faro que nos guía.
Le daremos gracias por nuestra Hermandad de Carmona, por cada día de Caminos
cuando entorno a una misma mesa volvemos a
escuchar de los labios de la Blanca Paloma “haced lo que Él os diga”.
Ese que es el pan nuestro de cada día, el
que da luz a la auténtica vida de Hermandad,
porque irremediablemente tendremos que ser
nosotros mismos sin tapujos.
Volveremos con los pies cansados pero llenos de vida, deseosos de no parar nunca mientras haya razones para hacer el camino.
Cuando duerman los caminos, seguiremos
despiertos, para que nunca caiga en el olvido un
Simpecao que lleva el amor del rociero de Carmona hecho racimo de trigo en los trigales de
antaño.
Cada mañana, volveremos para hacer camino, con quienes piensan que aún hay motivos para seguir adelante con la cabeza alta, que
el hombre no fue hecho para el pesimismo y la
desesperanza.
Al pasar por cualquier punto del camino y
veamos un Simpecado, señalaremos en nuestra
frente la señal de un cristiano y sin prisas pero
sin pausas, seremos peregrinos diarios de quien
llevas en tus manos.
Rocío, Señora y Reina que en el Salvador
tienes una Hermandad Humilde, pero cristiana.
Ven con nosotros, Madre, para que nunca olvidemos que se hace camino al andar, que el andar
es de cristianos y del rociero más.
No dejes, Blanca Paloma, que nos podamos olvidar la razón más importante por la que
vamos a caminar: tu Hijo que es el Camino, la
Vida y la Verdad.
Éste es nuestro camino el camino de nuestra Carmona que huele a chumberas, que le canta a su fuente con sus leones, y lleva olores por
el balcón de los alcores, a aguardiente de “Los
Hermanos”, a pan de trigo moreno de nuestra
Vega, y a cante por sevillanas.
Al atardecer se vendrán a mi mente recuerdos y momentos vivíos, pero no podré olvidar
en mis adentros, aquella sevillanas que enmarcara para siempre mi primer camino:
“Lo que yo quiero pedirte Mare no te lo
pido cantando, te lo pido desde adentro, caminando, caminando.
No te lo pido cantando, voy siguiéndote en
la vida por donde me vas llevando y detrás del
Simpecado, caminando, caminando.
Por más piedras que me echen, por más
muros que se opongan, me da igual, te sigo
amando Rocío, mi mare mía, caminando, caminando.”
76
Carmona, 2010
El cuento sigue, el susurro de la brisa se
acomoda y el transcurrí del día ha terminado.
Entre campos marismeños, y entre carretas
blancas el aire huele a romero y se nos vienen
a la memoria, estampas inigualables que no se
pueden perder.
hospedaje, san Pedro lo vió venir, puso cara de
importante y se ajustó sobre su pecho su ropón
color granate.
Bienvenido seas al cielo, nada temas, no te
alarmes y relléname estos folios que debo matricularte.
Amanece en san Diego y las estrellas y la
luna, que han estado toda la noche alumbrando,
van a irse despacio para dejar paso al alba, Piñito
anunciará el nuevo día y tímidamente los primeros rayos de sol serán testigos de ese momento,
tan íntimo como hermoso, cuando nos acerquemos a la carreta para saludar al Simpecado, entre
café y aguardiente veremos a la figura del carretero cuidando a los bueyes y preparándolos para
engancharlos.
Como te llamas buen hombre, como debo
de apuntarte.
A los carreteros, a todos los que han venido con nuestra Hermandad, a todos los que han
llevado nuestro Bendito Simpecado por vereas y
carriles, quisiera rendirle un pequeño homenaje,
pero lo haremos a la memoria de Enrique Bernal
Solís, uno de los muchos que nos enseñaron a
vivir sencillo y pausado, a respirar aquel camino
con sabor a antiguo y con colores en Blanco y
Negro, a estos hombres con estampa campera.
Cuéntame de dónde vienes. Mire usted
yo soy de Villamanrique, de Villamanrique de
la Condesa, esa que es cuna de los carreteros
y de los tamborileros, esa que es la puerta que
da a la gloria de los caminos rocieros. Si señor de Villamanrique soy, del pueblo de Goro
Medina, de allí de donde es la Primera, Real,
Imperial, Fervorosa, Ilustre y más antigua de
las Hermandades del Rocío y madrina de Carmona.
Yo mire Usted, Enrique Bernal y Solís por
más señas, el Raspi, hombre cabal y campero,
cómo que te llamas Raspi, qué nombre es ese
compadre, san Pedro miró hacia arriba, encogió
su semblante y le dijo: lo de Enrique bien, pero
lo de Raspi es bastante feo, pero vamos que también te pega.
Con la Venia.
Cuenta que san Pedro, estaba cuidando el
cielo una tarde, sentado en su sillón de nubes,
sacando brillo a sus llaves, en la puertas de las
marismas eternas del cielo, canturreaban los ángeles, rubios como las candelas, ceniza y plata
eran sus trajes.
Era una tarde tranquila, pues no había llegado nadie y una esencia de romero naufragaba
por los aires.
De repente, entre brillos se vio la sombra
de alguien que llegaba al paraíso buscando santo
Y tu qué sabes hacer, le dijo san Pedro, y el
contestó, yo lo que me echen, lo mismo te llevo una carreta por caminos polvorientos, entre
agua, sol o viento, que te engancho unos bueyes,
o que te apareo unos novillos.
San Pedro muy serio él, cambió su semblante, se sentó en su sillón, e invitó a Enrique
a sentarse y entonces le comentó: ¿tú eres capaz
de ser carretero en el Cielo? Yo le llevo lo que
usted quiera, eso está hecho al instante, le llevo a
Ramito o a Diamante. Hombre, quizás algo más
difícil, le respondió san Pedro, porque con esos
bueyes lo hace cualquiera.
Carmona, 2010
77
Yo quizás prefiera que cojas a dos erales o
dos novillos nuevos y los metas en la yunta.
campos rocieros, carretero, carretero de la verdad del Rocío tú eres lo más verdadero.
Enrique entornó su mirada, adaptó un porter elegante y cojió una ahijada de 24 kilates.
Los arcángeles de Dios, al ver cosa semejante,
corriendo, cesaron su vigilancia por las lindes del
cielo, pues no querían perderse a un carretero
debutante, en las arenas del cielo, en ese teatro
divino donde iba a estrenar su linaje.
Cuando Enrique terminó, como buen carretero siempre en un desplante, las lágrimas de
san Pedro y de los ángeles del cielo corrían por
sus mejillas y éstas fueron la clave precisa para el
más justo homenaje.
San Pedro, sabedor de que tenía que preparar algo importante, llamó mandar inmediatamente, a Eduardo Talaverón, a Tolito, a Antoñita Goncer y a Fernando de Dios, para que
adornaran primorosamente una carreta, y valla
si la prepararon.
El Raspi, tranquilo y sereno, se fue a buscar
esa carreta divina, que cojió, y fue paseando por
esos caminos eternos del cielo, y con maestría
fue defendiendo su profesión.
Él que pensó primero en su bueyes, antes
que en él mismo, él que paró la carreta, porque
sabe que tiene que pararla para que los animales
descansen, él que sólo con una caricia, supo calmar a las vacas, que se asustaban con los cohetes,
él, que prefirió elegir el mejor sendero, para que
los animales fueran más aliviados, aunque a él le
estuviera dando el sol de lleno.
Qué estampa por las carriles del cielo, Dios
mío, carretas con carreteros que atraviesan los
sederos, carreteras, que son lunas claras, cobijo
de rociero.
Carreteros, gente llana, hombres de bien,
buenos caballeros, hombres de piel arrugadas,
estampa de hombre campero, carretero, hombre
humilde que tu yunta es lo primero.
Carretero, peregrino, en busca del buen
sendero, siempre por el buen camino de los
Las cancelas del cielo se abrieron de par en
par, y fue que el santo portero le dijo al Raspi
que entrase.
A Enrique Bernal Solís, hombre, cabal entre los cabales, quien por su forma de ser y su
figura y sus lesiones de arte, hoy tiene un sitio en
la gloria a la derecha del padre.
Antes de despertar del cuento y ante la
eminente llegada del día de comienzo de nuestro
caminar, el ambiente va teniendo olor a Rocío, a
marisma, y a pinar, ya suenan en nuestros adentros, los sonidos de los cohetes, de los tamboriles
y de las flautas, ahora que nuestros corazones
sienten la llamada para ir a verla, es el justo momento de la salida por Carmona.
Los relojes murmuran sus minutos a destiempo, la mañana viene elegante y las flamencas
se engalanan, trajes de volantes, mantoncillos al
aire, sombreros de ala ancha y cortas las chaquetillas, nudo en los pañuelos de lunares, o no
Raúl, para llevarlos al cuello.
La fuente de “los leones”, será un aljibe sin
dueño, las sombras de la calle Martín López, darán cobijo a los romeros, por el arco habrá recuerdo de culturas pasadas por nuestra Carmo, y en
la plaza de San Fernando se parará el tiempo, para
ver a una carreta blanca tirada por dos bueyes.
Subiendo por el Real, se eclipsarán los vientos, y se escucharán cantares de alegría por ir a
ver a la madre de Dios.
78
Carmona, 2010
Por calle Prim se escucharán pasos sonoros
sin norte, ni pensamientos de romeros peregrinos en busca de su camino.
Y así, poco a poco, por la calle y sin saber porqué, cuentan los aires de mayo, testigo
de todo aquello, que la luna se borraba y los rayos de sol aparecían, dicen que sobre las lozas de
una esquina de Santa María, quedó grabada para
siempre la más bella de las conversaciones, entre
un romero de Carmona y su bendita Madre la
Santísima Virgen de Gracia.
Aquí estoy, aquí me tienes antes de partir,
es visita obligada la despedida de ti, Madre. Te
pido a tí que todo lo puedes, que recompenses
mi esfuerzo.
Yo que siempre te entrego lo mucho o lo
poco que poseo, escúchame tú que puedes, te
cambio mis sevillanas por una salve sin lamento.
Te diré hasta pronto y caminaremos hacia
el encuentro de esa misma Madre, que en nuestra ciudad es Gracia y en Almonte, Rocío.
Rocío eres Nuestra Gracia.
Tu mi mare, señora de Gracia, dame la
mano y llévame a mí y a los míos, por caminos
y carriles, llévanos a tus hijos de Carmona, hacia
la Blanca Paloma.
Ahí tienes nuestras flores, ante tus plantas,
para aliviar tu llanto, te decimos, que tu llanto
se vuelva gozo.
Que tú pena, sea esperanza,
que tu soledad, sea auxilio para tus hijos,
y tus angustias alegrías.
Ahora Madre, venimos a decirte que vamos en busca de un lugar, donde la pena no existe, porque el gozo de la Resurrección de Cristo
y la disposición de nuestra alma para recibir el
Espíritu Santo lo llena todo.
Vamos, en busca de un lugar donde parece que se juntan el cielo y la tierra, donde hay
amapolas en los caminos, hay margaritas por los
senderos y se oyen los trinos, y los cantares de los
romeros, un paraje sin igual, un lugar donde se
encuentra una ermita blanca que da cobijo a la esperanza, a las ilusiones y a la fe de cientos de miles
de personas que acuden cada año a sus plantas.
Vamos en busca de un lugar en el que se
encuentra Dios hecho niño, al que llamamos
Pastorcito, ¿ves Madre como no está muerto?
¿ves cómo está vivo?
Y nosotros tus hijos de Carmona, que queremos consolar tu llanto, venimos a decirte, que
Jesús está vivo, que ha resucitado de entre los
muertos, que ha salido de las tinieblas para salvarnos del pecado. Jesús está vivo y cada año por
Pentecostés baja del cielo, la fuerza de su espíritu
para renovar nuestra fe y para renovar nuestro
amor a Dios.
No llores más, madre mía, porque con
las flores que te ofrecemos en nuestra partida,
queremos poner a tus plantas, nuestro beso de
despedida.
Y que dentro de una semana volvamos a
esta ciudad con las manos llenas de amor.
Volveremos a esta ciudad con las manos
llenas de una fuerza renovada que hará que sigamos queriéndote.
María, Madre de Dios y Madre nuestra.
Me da igual que te llames Gracia, Soledad, Esperanza, Dolores, Angustias, Paciencia o Rocío. Lo
cierto es que nos postramos ante tus plantas, la
llena de Gracia, la Mujer que Dios escogió para
hacerse hombre y estar junto a nosotros.
Carmona, 2010
79
Por eso, loco de amor y dolor, busco el
alivio y el consuelo de quien puede cortar mis
penas, como siempre ocurrió a lo largo de los
tiempos, pido la venia para decirte Virgen de
Gracia, que partimos hacia el encuentro de una
Pastora, a la cual los rocieros de Carmona, rezamos y amamos con locura. Y la escucharemos
reír y le cantaremos, y le diremos.
Con Tu Gloria o con Tu Gracia,
con Tu Gracia o con Tu Gloria,
a Tus pies la Gloria misma,
eres soberana de mi pueblo
y Pastora en la marisma.
Con tamboril o flauta tocando "al alba",
o al compás de "Gratia Plena",
caminando hacia Ti vamos,
por cuestas o por arena.
Tú eres Madre el consuelo,
de este pueblo que te quiere,
con salves hacia el cielo,
o con un tirón de bueyes,
lo mismo te traen nardos,
que se visten con caireles.
En Tu risa o en Tu pena,
viéndote pierdo "el sentío"
mi Virgen de Gracia Plena,
lléname de Tu Rocío.
Que este pueblo que te adora,
siente un amor tan profundo,
que presume por el mundo,
de tener por mediadora
a una Reina que es Pastora.
Y en Carmona jardín "florío"
que derrocha señorío,
eres Madre por amor coronada,
de este pueblo que te llama,
¡VIRGEN DE GRACIA Y ROCÍO!
Colorín colorado, este cuento se ha acabado, mi sueño terminó, el pregón se acaba, mi
sueño llega al final, pero cuando despierto y me
veo plantado aquí, ante la carreta de mi Simpecado, porque nunca, nunca jamás, un pregonero
del Rocío, tuvo sus espaldas mejor guardadas,
por nuestra carreta de porcelana y por nuestro
Simpecado, única insignia de Carmona que está
bendecida por un Papa.
Me veo ante ti Pastora y Reina, y me dirijo
a ti para pedirte sosiego, encontrado en la carita, de la pintura de la Virgen del Simpecado,
sobre tu terciopelo encontraré tu ternura, sobre
el, serás bálsamo, para nuestra Fe y a través de él,
brillarás para nosotros, sintiéndote cerca a pesar
de tenerte lejos en tu ermita blanca.
Por eso al llegar aquí tras los nervios e impaciencia, finalizo este pregón y ante vosotros mi
venia, quiere vestirse de amor y convertirse en
ofrenda y trenzar una oración, oración por cante
por sevillanas, dedicada solo a ella, rezo con alma
de niño, que así dice en su inocencia por ti.
Y con las sevillanas nuestra música, el canto hecho vida, ojalá consigamos aquello que un
día gritó su Santidad Juan Pablo II, cuando pisó
las arenas como un peregrino más y miró a los
ojos de esa Pastora, de esa Virgen, que tiene la
cara del color del Caramelo, cuando la miro a
la Virgen del Rocío exclamó: “Ojalá que todo el
mundo fuera rociero”.
Romeros de Carmona a la Gloria.
Nos espera la marisma
y sus caminos de arena,
nos espera la alegría
de poder estar con Ella.
Otra vez
aromas de camino,
de romero florecio,
80
Carmona, 2010
y entre pinos volveré
a verte Rocío otra vez.
Y con la cara morena,
de la brisa marismeña,
con sueño y cansao,
todo se ha terminao,
venimos llenos de Gracia
que Ella nos ha derramao.
De la marisma traigo
olor a romero,
a menta y a tomillo
de los senderos.
De la marisma traigo
la piel morena,
y también traigo el alma
de Gracia llena.
No sé si habrás «cambiao» por dentro
lo mismo que estás por fuera,
pero si el Lunes la vistes
vendrás de otra manera.
No te quites la medalla,
llévala con devoción,
y haz con ella una marisma
dentro de tu corazón.
Todo se ha acabado,
todo terminó,
el pregón llega a su fin,
porque todo se va terminando,
como un sueño que se aleja,
pero la Blanca Paloma,
en mi corazón, se quea.
Y a ti Rocío,
te traigo en lo más hondo
de mis sentíos.
He dicho.

Pregones de Carmona en 2009

Transcripción

Documentos relacionados

Documento Carmona

Atravesando el país de norte a sur, de Gijón a