O profeta

Transcripción

O profeta
Paulo Coelho
El profeta
En su libro El Profeta, Khalil Gibran, posiblemente el
escritor libanés contemporáneo más conocido, cuenta la historia de
Al-Mustafá, un hombre que, tras muchos años de ausencia, decide volver a
su tierra. Los habitantes de la aldea donde pasó este tiempo le piden que
les enseñe todo lo que aprendió.
A continuación, algunos fragmentos (editados) de este clásico
del siglo XX:
El matrimonio
Vosotros nacisteis juntos, y juntos estaréis también cuando
las alas blancas de la muerte pongan fin a vuestros días, pues
continuaréis unidos en la memoria silenciosa de Dios.
Pero dejad que haya espacio entre los dos. Que pueda el
cielo pasar entre vuestros cuerpos.
Amad, pero no transforméis el amor en una atadura.
Que el uno llene el cuerpo del otro, pero jamás bebáis los
dos del mismo vaso.
Cantad y danzad, estad alegres, pero que cada uno mantenga su
independencia: las cuerdas de un laúd están solas, aunque vibren todas
con la misma música.
Entregad vuestro corazón, pero no para que vuestro compañero
lo posea, pues sólo la mano de la Vida puede contener corazones enteros.
Permaneced unidos, pero no demasiado juntos, pues los pilares
de un templo están separados
El roble no crece a la sombra del ciprés, ni el ciprés puede
crecer a la sombra del roble.
Los hijos
Vuestros hijos no son vuestros hijos, son los hijos de la
vida. Vienen a través de vosotros, pero no os pertenecen.
Podéis darles vuestro amor, pero no vuestros pensamientos,
pues ellos tienen sus propios sueños.
Podéis proteger sus cuerpos, pero no sus almas, pues éstas
habitan la casa del mañana, que vosotros no podéis visitar ni en vuestros
sueños.
Podéis intentar ser como ellos, pero no intentéis que ellos
se comporten como vosotros, pues la vida no retrocede ni se deja seducir
por el día de ayer.
Vosotros sois el arco del que vuestros hijos, como flechas
vivas, son impulsados hacia adelante; dejad que la mano del Arquero
trabaje, porque así como Él ama la flecha que vuela, también ama el arco,
que permanece estable.
El amor
Cuando el amor llama, obedeced a su llamada, aunque el camino
sea duro y difícil.
Cuando sus alas se abran, entregaos a él, aunque la espada
allí escondida termine causando heridas.
Y cuando el amor diga algo, creed en él, aunque su voz
destruya vuestros sueños como el viento del norte devasta los jardines.
Paulo Coelho
Porque el amor glorifica y crucifica. Hace crecer las ramas,
y las poda. Atormenta a los hombres, hasta que están flexibles y dóciles.
Los quema en fuego divino, para que puedan convertirse en un pan sagrado
que será consumido en el banquete de Dios.
Sin embargo, si tenéis miedo, y del amor no queréis encontrar
más que la paz y el placer, más os vale apartaros de su puerta y buscar
otro mundo donde podáis reír sin toda la alegría, y llorar sin derramar
todas las lágrimas.
El amor no da nada y no quiere nada más allá de sí mismo. El
amor no posee ni puede ser poseído, pues él solo se basta.
Y no intentéis dirigir su curso: si el amor encuentra que
sois dignos, él os dirigirá hasta donde debáis llegar.
© Traducción: Juan Campbell-Rodger

Documentos relacionados