Una fiesta sin retorno

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Una fiesta sin retorno
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Domingo. 28 de agosto de 2011 • LA RAZÓN
Sociedad
Jesús G. Feria
ALEJANDRO
(22 AÑOS)
Asiduo a las fiestas
«rave» de Madrid
Este joven madrileño es
uno de los habituales en
estas fiestas. LA RAZÓN
ha quedado con él en el
Monasterio de la
Aldehuela, donde
murieron los dos
jóvenes, para conocer
su experiencia.
Alejandro afirma que
las «raves» son fiestas
ilegales para escuchar
la música que «pincha»
un DJ de algún conocido
y se escogen lugares
alejados para no
molestar a los vecinos y
El perfil
que más se ve
en las ‘‘raves’’
es el de los
‘‘indignados’’»
evitar la visita
inesperada de la Policía.
El tipo de público es de
lo más heterogéneo,
explica: «He ido a
algunas que estaban
llenas de “rastas” y a
otras con gente más
“pijilla”». «El perfil que
más se suele ver es el de
los “indignados”, los del
15M», afirma riéndose.
Para Alejandro, lo mejor
de estas fiestas es el
«buen rollo»:
«Enseguida conoces a
todo el mundo e intimas,
no pagas ni entrada ni
las copas». En cuanto a
las drogas, dice que «no
te vas a encontrar nada
que no puedas ver en
cualquier discoteca.
Depende de cada uno.
Hay gente que se pone
hasta las cejas y otros
que no se drogan».
Una fiesta sin retorno
Las «raves» como la de Getafe se montan cada sábado en zonas
abandonadas ■ Las drogas no se ocultan y se distribuyen a gritos
Belén V. Conquero / J. Roig
MADRID- La música empieza a
sonar sobre las once de la noche.
Comienza, como cada sábado,
una nueva «rave» (delirio, en inglés). ¿Cuándo termina? No se
sabe. Puede durar toda la noche
o, incluso, alargarse varios días.
«Sabemos dónde y a qué hora ir,
pero nadie decide su hora de cie-
rre», asegura Cooper, un joven
veinteañero que prefiere no identificarse con su nombre. No tiene
fin porque la fiesta no es oficial,
los edificios abandonados, los
túneles y los puentes poco transitados son los «mejores sitios para
montarla». Allí, alejados de la vigilancia policial, entre 100 y 200
personas se reúnen para escuchar
todo tipo de ritmos: desde el tech-
no a la música indie. La primera
impresión impacta: «Cuando
entras en una te encuentras con
un sitio decadente, oscuro, muy
“underground”», explica el joven.
«Lo mejor –prosigue– son los diferentes estilos musicales que
ponen. No se escucha en las discotecas tradicionales».
No es fácil entrar en el «circuito
“rave”», pero cuando das con la
primera, el boca-oreja, siempre
vuelve. Así es como entró Cooper.
Sus promotores: los propios
DJs. Ellos ponen la música y a la
masa. Los asistentes llevan la bebida y, en el 90 por ciento de los
casos, también las drogas. La idea
surge de los pinchadiscos que
mueven a su «colectivo», es decir,
a los amigos que los rodean y éstos
se ocupan de hacer llegar la cita.
En estos encuentros, nadie se
oculta, los estupefacientes se
distribuyen sin problemas e, incluso, se dan trueques. «Cada uno
lleva sus botellas y, si quieres coca,
speed o éxtasis, puedes intentar
cambiarlo», dice el joven.
Carteles de publicidad
Él estuvo el pasado domingo en
Getafe, en el popular monasterio,
donde no sólo se ofrecían los estupefacientes habituales. Allí, los
camellos fueron más allá y distribuyeron estramonio, la vieja belladona, capaz de añadir algún
viaje más a la experiencia habitual
de las drogas de diseño. «No me
enteré de nada, pero me parece
muy raro que se la metan en la
bebida, porque cada uno trae la
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LA RAZÓN • Domingo. 28 de agosto de 2011
Otras celebraciones hasta el
amanecer con final trágico
suya y nadie deja su copa por si se
la quitan», comenta. La venta es
tan abierta que los vendedores
llegan a colocarse en el centro de
la fiesta «para gritar que tienen
coca. Otros optan por colocar
carteles». Como explica el joven,
su distribución es evidente.
La acción policial, en cambio,
no lo es tanto. El joven madrileño
asegura que en una ocasión,
mientras se alejaba de la zona del
monasterio de Getafe, se cruzó
con una patrulla de policías que,
después de varios días de fiesta,
acudían a desalojar el edificio
abandonado.
El mapa de las «raves»
¿?
Cataluña:
• El Catllar (Tarragona),
• Cambrils, Hospitalet y Poblenou
(Barcelona)
200
personas suelen
acudir a las
fiestas «rave»
El
análisis
Fco. Javier Quintero
Jefe de Psiquiatría del Hospital Infanta Leonor
Madrid:
• Polígonos
industriales y
túneles de las
afueras.
• Getafe,
• Leganés,
• Boadilla
El marketing de los «camellos»
Las fiestas «rave», según explican
los psiquiatras, tratan de que el
que asiste a ellas «delire o alucine», con la combinación de música y luces fluorescentes, pero
desde sus inicios han estado ligadas íntimamente con el consumo
de drogas y, en especial, de las
alucinógenas. Según explicaron
algunos testigos de la fiesta madrileña, la pareja de «camellos» a
los que se les imputan dos delitos
de homicidio imprudente y otro
de lesiones ofrecía su producto
como «un brebaje que logra un
resultado parecido al pedo que
consigues consumiendo setas».
En los foros de internet, varios
jóvenes califican el efecto de estos
hongos: «Dan risa y son un pelín
alucinógenos», comenta Yoli, una
de las participantes. A estos estupefacientes se están sumando
nuevas sustancias que parecen
inocuas, pero que también producen efectos «delirantes» como los
«oxy shots» (chupitos de alcohol
inhalados), que Baleares, otra de
las provincias donde se desarrollan
las «raves», acaba de prohibir. Su
ingesta consiste en aspirar mediante una boquilla de oxígeno que
ha pasado a través de una bebida.
Este gas arrastra el alcohol.
Las «raves» se celebran en España desde hace más de una década. En
2002, dos jóvenes murieron en Málaga tras consumir éxtasis. Un año después,
otra persona, bajo los efectos de las drogas, cayó por un acantilado en Baleares.
Andalucía:
• Sevilla y Málaga son las
pioneras en la comunidad.
Fuente: Elaboración propia
MOTIVACIÓN
El objetivo es que los
jóvenes alucinen con la
combinación de luces
fluorescentes y música
CONSUMO
Estas fiestas están
ligadas desde sus
inicios al consumo de
drogas alucinógenas
La moda de estas fiestas se ha
extendido por toda la Península, en
especial por las zonas costeras.
Pero no son originarias de nuestro
país. Los ingleses y los franceses
encabezan el furor por las «raves»,
aunque en el país galo ya se ha
acotado, gracias a la imposición
legislativa, el éxito de estas concentraciones. Cataluña fue la que más
¿Saben lo que hacen?
Valencia:
• Antigua
cementera
de Buñol
• Paterna
• Algunas zonas
de la capital
Baleares:
(Isla de Menorca):
• Playa de Son Bou,
• Fornells,
• Sa Mesquida y
• Cala Mitjana
Infografía LA RAZÓN
sufrió su ilegalización en 2002 con
la aprobación de la Ley de Seguridad Cotidiana. Londres, no obstante, mantiene este tipo de fiestas, a
las que les han dado cierta clase y
tienen una característica que las
diferencia claramente de la fiebre
española. En la capital inglesa no
se realizan en edificios abandonados, ni a las afueras de la urbe, se
usan recintos privados y, por eso,
cobran la entrada. Unos 15 euros.
Pero su coste en lugar de reducir su
afluencia la ha incrementado. Y,
hoy, son la primera opción de diversión nocturna para los jóvenes.
Además, su convocatoria no se
oculta, elude el secretismo con el
que se concentran en Madrid. En
la web www.squatjuice.com se
abre un amplio abanico de ofertas
para cada día. Eso sí, a pesar de su
«supuesta legalidad», la droga también fluye por las «raves» londinenses. «Allí vi a los jóvenes mucho más
colocados que en Madrid», afirma
Cooper, que vivió en la capital británica durante un año.
LA IMAGEN
La Policía
conoce estas
fiestas, pero
no puede
intervenir
porque se
celebran
en fincas
privadas
● ¿Por qué se atreven con el consumo de
cualquier sustancia estupefaciente?
–Es sorprendente que algunos jóvenes ingieran
sustancias ofrecidas por extraños, sin ningún
tipo de control y conocimiento real sobre lo que
están consumiendo, haciendo caso omiso a las
advertencias sobre los riesgos que conlleva. Esto
se sustenta en la sensación de invulnerabilidad,
de que los problemas le van a pasar a otros, fruto
de estructuras inmaduras de personalidad.
● ¿Ha variado este comportamiento entre los
jóvenes en los últimos años?
– Las fiestas han existido siempre y la necesidad
de transgredir está ligada a la juventud. Las
fiestas «hippies» y el «acid house», entre otras,
han asociado la diversión con las drogas y eso es
lo realmente peligroso.
● ¿Se experimenta
más ahora?
– Lo que ocurre es
que se dispone de
más tipos de drogas.
Hemos pasado del
LSD, el MDMA
(éxtasis), la mescalina
y poco más a casi un
sinfín de
combinaciones
sintéticas de sustancias realizadas en
laboratorios domésticos, con recetas bajadas de
Internet y de desconocidos efectos para el
cerebro, pero muy frecuentemente devastadores.
● ¿Qué sustancias son las más dañinas?
–Ninguna droga es inocua. La idea de drogas
«blandas» hay que desterrarla, porque está
haciendo mucho daño. En lo que se refiere a los
alucinógenos, existe un riesgo alto de desarrollo
de cuadros psicóticos, depresiones y otros
trastornos psiquiátricos con un deterioro
funcional importante. Por otro lado están los
riesgos derivados de las intoxicaciones, que
pueden llegar a producir incluso la muerte.

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