Everest, La cumbre es la mitad del camino

Transcripción

Everest, La cumbre es la mitad del camino
Everest: La cumbre es la mitad del camino
"Cerca del 75% de las personas que fallecen en el Everest lo hacen después
de alcanzar la cumbre." Esta afirmación provocó una profunda reflexión en 100
graduandos del programa de MBA del INCAE. En similar modo, ¿cuántas
personas afectan sus carreras en una empresa, luego de alcanzar posiciones
que tanto anhelaban? Pero esta no fue la única enseñanza de Warner Rojas,
costarricense que "hizo cumbre" en el Everest, en Mayo 2012.
De origen humilde, apasionado desde niño por ascender montañas y
comprometido con la naturaleza, Warner relató su vida y experiencias previas a
esta odisea. En esta columna transcribo expresiones de él, que en criterio de
los estudiantes más les impactó.
Saber renunciar: "Cuando estaba apenas a 600 metros de la cumbre, tuve que
renunciar con tristeza a seguir pues el clima cambió, sabía que uno debe
respetar tanto a la naturaleza como al líder del equipo. Cuando habíamos
descendido al Campo Base se abrió una ventana de tiempo, volvimos a
ascender e hicimos cumbre. Sin esa renuncia no habríamos logrado la meta.
Igual, procurar cumbres implica renunciar a algo que debemos dejar atrás si
queremos avanzar.
¿A quién escuchar?: "No hice caso a quienes me decían que no podría; solo
escuché mi voz interior. En la vida unos buscan qué quieren ser, otros ya
saben la respuesta y por eso siguen con gran pasión. Quienes se quejan
normalmente no llegan a la cumbre, no conviene escucharles. Por eso: rechace
las invitaciones a desistir de sus sueños."
Siempre hay dos opciones: "Cada vez que encontraba un obstáculo, recordaba
que tenía dos actitudes posibles, la positiva y la negativa. Con la positiva
aprendía lecciones; por ejemplo, te percatas que las diferencias entre las
personas son irrelevantes cuando hay un objetivo común. Quienes tienen
actitudes negativas atrasan al equipo.
Subir y bajar: "En 14 ocasiones subimos a los campamentos siguientes y luego
retrocedimos; eso es clave para aclimatar el cuerpo. Para llegar a la cumbre
hay que subir y bajar hasta estar listos para el ascenso final. A veces uno "sube
mal" en la vida por no preguntar cosas básicas."
No juzgar: "Al iniciar la travesía, crucé un puente "lleno de basura" pero luego
entendí que, en realidad se trataba de bufandas que los escaladores dejaban
en agradecimiento a la montaña. Juzgar de antemano nos lleva a errores.
Debemos aprender a respetar tradiciones. Mis sherpas eran cuatro hermanos;
el mayor tenía más experiencia, pero el menor era el jefe pues sabía trasmitir
conocimientos y nos dirigía mejor."
Andar livianos y acompañados: "Con mucha carga es imposible llegar alto y
ver "más allá," aprendí a vivir con lo esencial. Los detalles hacen diferencia.
Vaya acompañado siempre a la montaña, aunque sea por el perro de la casa.
Los grandes objetivos se logran en equipo.
¿Y después del Everest?: La cumbre no es lo más importante, es apenas la
mitad del camino. Saber regresar es lo máximo, ver a tu familia de nuevo.
Siempre habrá otras montañas que subir. Jamás olviden que ninguna montaña
es demasiado alta."
Mi gran aprendizaje -resumió Warner- es que podemos llegar a las cumbres en
nuestra vida y regresar seguros, con este equipaje: esfuerzo, perseverancia,
entrega, pasión y paciencia.
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