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52 22 MA FA 57PJ 1234
Figura masculina quebrada
Colección
Cultura
El México antiguo. Salas de
Arte Prehispánico
Centro de Veracruz
Estilo
-
Región
Sur de Veracruz
Año
600-900 d.C
Período
Clásico tardío
Técnica
Barro modelado en dos
secciones
Medidas
39.5 x 16.5 x 12.5 cm
Ubicación
Artistas
Sala 3. Cuerpos, rostros,
personas
-
Investigadores
Arturo Pascual Soto
Descripción
El litoral marino del Golfo de México suele ser un territorio prácticamente desprovisto de piedra, con excepción de ciertas regiones costeras
donde se presentan afloramientos de basalto, el caso de la sierra de los Tuxtlas, y las estribaciones de la Sierra Madre que en el
centro-norte de Veracruz permitieron edificar con lajas de arenisca la antigua ciudad de El Tajín, son extremadamente raros. Por lo demás,
se trata de una planicie muy vasta que al tocar la cuenca del río Papaloapan, donde los asentamientos fueron enteramente construidos con
adobes, incluso las piedras de río se vuelven escasas.
Aquellas eran ciudades de tierra, aunque no por ello dejaban de contar con verdaderos templos piramidales y hermosos palacios decorados
con figuras modeladas con barro crudo y pintadas con vistosos colores. La cerámica alcanzó un nivel de desarrollo técnico como en pocos
lugares del México antiguo y probablemente hizo propio –en cierta forma- el papel que en otras regiones de Mesoamérica se le confería a
la escultura. No sólo se fabricaron las más hermosas figurillas de barro, también se produjeron grandes esculturas de tierra cocida que por
sus dimensiones tenían que hacerse en partes para que una vez cocidas se ensamblaran a modo de formar verdaderas obras de arte
dignas de los templos del período Clásico tardío (ca. 600-900 d.C.).
De estas magníficas representaciones de más de metro y medio de altura quedan vestigios en El Zapotal, El Cocuite y otros varios lugares
de los municipios veracruzanos de Tlalixcoyan y Tierra Blanca, ambos inmediatamente al sur de la Laguna de Alvarado. La pieza que aquí
nos ocupa, un personaje de cuerpo entero, es ejemplo de estas representaciones de barro modelado dejando el torso separado de las
piernas. Las dos piezas que la conformaban se habrían unido en la cintura haciendo coincidir una suerte de sistema de “espiga y cajón” que
aseguraba su estabilidad una vez ensambladas; hoy sólo se conservan la cabeza y el torso, las piernas no llegaron hasta nosotros, pero se
puede ver al final del cuerpo, por debajo del cinturón, un reborde que servía precisamente para encajarlo en la pieza faltante.
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El torso y los brazos fueron decorados con la técnica del pastillaje, aplicando cordoncillos de barro a modo de formar los brazaletes, los
pezones del personaje y una serie de figuraciones que aparecen directamente añadidas al cuerpo y que eventualmente podrían parecer la
representación de escarificaciones, una técnica de adorno corporal que estuvo en uso en el México prehispánico. Hay que recordar que
Gonzalo Guerrero, náufrago de las expediciones españolas a tierras mexicanas en el siglo XVI, se negó a acompañar a Cortés en su
empresa militar porque, entre otras razones, tenía el cuerpo lleno de escarificaciones. La pieza fue reconstruida luego de su adquisición,
fue hallada en partes y esta condición probablemente la adquirió al ser desechada en época prehispánica en un vertedero ceremonial. Se
trata de basureros reservados para las piezas de culto y donde se arrojaban después de haber servido en ciertos rituales por considerarlas
contaminadas y por ello inservibles.
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