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MORFOLOGÍA DE LA CABEZA HUMANA
PARA EL GRADO DE ODONTOLOGÍA
MORFOLOGÍA
DE LA CABEZA HUMANA
PARA EL GRADO DE
ODONTOLOGÍA
Autores:
Prof. Dr. Juan Antonio Suárez Quintanilla
Prof. Dr. Elvira Crespo Vázquez
Prof. Dr. Antonio J. Crespo Abelleira
Prof. Dr. M. Angeles Rodriguez Cobos
Departamento de Ciencias Morfológicas
Universidad de Santiago de Compostela
Patrocinado por
Laboratorios Lacer
A Mila.
La gente más feliz, no es la que tiene lo mejor de
todo, si no la que hace lo mejor con lo que tiene
ÍNDICE
I - El origen.
1.1. Introducción.
11
II - Estructura esquelética de la cabeza humana.
2.1. Introducción.
19
2.2. El cráneo en conjunto.
21
2.3. Frontal.
26
2.4. Etmoides.
28
2.5. Esfenoides.
30
2.6. Temporal.
33
2.7. Occipital
36
2.8. Parietal.
39
2.9. Vómer.
40
2.10. Maxilar superior.
41
2.11. Palatino.
47
2.12. Cornete inferior.
48
2.13. Huesos nasales.
49
2.14. Lagrimal.
50
2.15. Cigomático.
51
2.16. Maxilar inferior.
52
2.17. Fosas nasales.
56
2.18. Cavidad orbitaria.
57
2.19. Fosa subtemporal o cigomática.
58
2.20. Fosa pterigomaxilar.
59
2.21. Cara endocraneal de la base del cráneo.
60
2.22. Cara exocraneal de la base del cráneo.
62
2.23. Puntos, líneas y planos cefalométricos.
64
III - Articulaciones de la cabeza y músculos de la masticación.
3.1. Introducción.
69
3.2. Morfología de la articulación temporomandibular.
71
3.3. Biomecánica de la articulación temporomandibular.
74
IV - Músculos de la mímica.
4.1. Músculos de la mímica.
81
V - Vascularización del sistema musculoesquelético de la cabeza.
5.1. Vascularización arterial.
87
5.2. Vascularización venosa.
5.3. Linfáticos.
91
90
VI - Nervios craneales.
6.1. Nervios craneales.
95
VII - Cavidad bucal.
7.1. Constitución anatómica.
106
7.2. Mucosa oral.
111
7.3. Glándulas salivales.
114
7.4. Morfología externa de los dientes.
7.5. Tejidos dentarios.
122
117
VIII - Crecimiento del sistema estomatognático.
8.1. Crecimiento del sistema estomatognático.
126
8
CAPÍTULO 1.
El origen
9
10
1.1.
Introducción
El conocimiento del origen y la evolución de la vida es obligatorio para
cualquier estudiante o profesional de
las ciencias de la salud. La existencia
de cada uno de los seres humanos
que habitamos la Tierra es debida a
un conjunto de procesos increíbles
que abarcan desde el origen del Universo hasta el sofisticado proceso de
evolución y selección que permite
nuestro nacimiento. Al origen del
Universo, las galaxias y la Tierra, se
une una impresionante selección natural que ha permitido la evolución
humana desde las formas animales
más primitivas hasta el ser humano.
Pero además, nuestra existencia se
debe a la competencia de millones
de células germinales de nuestros padres que determinan el desarrollo de
todos los tejidos, órganos y aparatos
que forman nuestro cuerpo. Podemos
entender la conjunción de fenómenos
físicos, químicos, evolutivos y embriológicos que determinan la formación de un ser humano, pero es imposible comprender el porqué somos los
únicos que podemos tener acceso al
conocimiento de estos fenómenos en
un Universo tan complejo y porqué
este conocimiento se mueve entre las
proporciones infinitamente macroscópicas y microscópicas como si fuésemos una frase entre dos paréntesis,
pero no conocemos el resto del texto.
En la segunda década del siglo XX,
las investigaciones de Edwin P. Hubble (1889-1953) concluyeron que las
1 – EL ORIGEN
galaxias se estaban alejando entre sí,
lo que dio pie a que los astrónomos
determinasen, años más tarde, que
el universo se formó con una gran
explosión inicial denominada el Big
Bang. Según la teoría del Big Bang, al
principio toda la materia estaba concentrada en un punto con gran cantidad de energía y en el momento de la
gran explosión, el universo comenzó
a hacerse cada vez más grande y las
partículas se unieron para formar
átomos. Así, progresivamente el universo se fue expandiendo formando
nebulosas, galaxias, estrellas, planetas, satélites, cometas y asteroides.
El proceso de expansión continúa
en la actualidad y los investigadores
pueden conocer la velocidad a la que
se separan las galaxias, lo que les
permite datar la edad del universo
en 13.700 millones de años. Esta cifra es enorme si la comparamos con
los 4.500 millones de años que tiene
nuestro planeta, que para encuadrarlo en el universo, diremos que pertenece al sistema solar, que es una
parte de una galaxia denominada la
vía láctea, que a su vez pertenece a
un sistema de galaxias denominadas
grupo local.
Hace aproximadamente 4.500 millones de años la Tierra se forma con
los demás astros del Sistema Solar,
originándose en ella los primeros minerales y rocas que coinciden con los
primeros fenómenos volcánicos que
expulsan gases, formando el origen
11
de la atmósfera y la hidrosfera. Casi
mil millones de años después, aparecen los primeros seres vivos con
células procariotas (sin núcleo) que
permiten la fotosíntesis y originan
acúmulo de oxígeno en la atmósfera. Casi otros mil millones de años
tienen que transcurrir para que se
formen las células eucariotas (con
núcleo) y los seres pluricelulares.
Hace 630 millones de años surgen
los invertebrados macroscópicos y
trescientos millones de años después
comienza la formación de las primeras plantas terrestres. Con el paso del
tiempo aparecen los primeros peces
acorazados, los insectos, los anfibios,
y los helechos forman bosques gigantes que dan origen al carbón. Después de la formación de los reptiles
(hace 65 millones de años) se produce una extinción masiva que afecta
al 95% de las especies (hace 1,8 millones de años). Desde este momento
hasta nuestros días, la evolución se
divide en 5 períodos característicos
que son el triásico, jurásico, cretácico, terciario y cuaternario. En el período triásico comienza la era de los
reptiles o Mesozoico, y es cuando los
dinosaurios y otros grandes reptiles
comienzan a dominar la Tierra. En
el período jurásico aparecen las primeras aves, los primeros mamíferos
y las primeras plantas con flores.
En el período cretácico es donde se
produce un cambio climático extremo que origina la extinción de los
dinosaurios dando lugar al período
terciario. En el período terciario las
plantas con flores, las aves y los mamíferos predominan en nuestro planeta, evolucionando progresivamente
12
hasta que en el período cuaternario
aparece la especie humana y la fauna
y flora de la actualidad. Tradicionalmente, y debido a la complejidad que
supone manejar cifras tan grandes
en los períodos evolutivos, es conveniente comparar la duración de todo
el proceso desde el origen del universo hasta el origen del hombre con la
duración de un año natural. Así, si el
origen del universo se produjo un 1
de enero, el sistema solar no aparece
hasta el 9 de septiembre, la Tierra se
forma el 14 de septiembre y los primeros seres vivos aparecen el 30 de
septiembre. El 17 de diciembre aparecen los peces, el 22 de diciembre
los anfibios, el 23 de diciembre los
reptiles y el 30 de diciembre los mamíferos. El ser humano aparece en la
Tierra a las 10 de la noche del 31 de
diciembre.
Desde el punto de vista del estudio
de la morfología del ser humano se
debe tener en cuenta que, por un lado
se encuentra el desarrollo evolutivo
desde las especies inferiores (desarrollo filogenético) y por el otro el desarrollo embriológico del ser humano
desde las células progenitoras de sus
padres (desarrollo ontogénico). Para la
comprensión de nuestra historia evolutiva es imprescindible conocer que
existen 7 clases de animales: esponjas, celentéreos, gusanos, moluscos,
artrópodos, equinodermos y vertebrados; Los vertebrados se clasifican
en dos tipos: peces y cuadrúpedos;
Los cuadrúpedos, a su vez, se dividen
en anfibios y amniotas; los amniotas
pueden ser ovíparos (reptiles y aves)
o vivíparos (mamíferos). Los mamíferos se dividen en monotremas (por
ejemplo el ornitorrinco, que a pesar
de poner huevos, tiene muchas características propias de los mamíferos y
por eso se encuadra en este orden) ,
los marsupiales (son animales como
el canguro que no tiene placenta y
después de parir sus crías las alojan
en una bolsa denominada marsupio
para terminar de desarrollarse) y los
placentarios (a este grupo pertenecen
el resto de los mamíferos). Los placentarios se dividen en insectívoros
(como su nombre indica se alimentan
prácticamente de insectos como es el
caso de los topos o los erizos) , quirópteros (son los únicos mamíferos
voladores como el murciélago) , roedores (son animales con dientes de
crecimiento contínuo como por ejemplo la rata o el hámster) , lagomorfos
(en este grupo se incluyen los conejos
y las liebres) , carnívoros (como los
osos, los cánidos y los felinos) , cetáceos (son mamíferos marinos como
la ballena y el delfín) , perisodáctilos
(sus patas terminan con un número
impar de pezuñas como los caballos
y los rinocerontes) , artiodáctilos (sus
patas terminan en número par de pezuñas como ocurre en las vacas, los
cerdos y los camellos) y primates (a
este grupo pertenecen los lémures,
los monos, los antropoides y el ser
humano). Los primates pueden ser
lemúridos (monos de tamaño pequeño o mediano con larga cola prensil)
, calitríchidos (monos muy pequeños
con larga cola no prensil) , cébidos
(monos con extremidades largas y
cola prensil) , cercopitécidos (monos
con hocico largo) , hilobátidos (monos de tamaño mediano, son cola y
con brazos muy largos) y homínidos
1 – EL ORIGEN
(primates grandes sin cola como el
gorila, chimpancé, orangután y ser
humano).
El ser humano no es descendiente
directo de los animales anteriores en
su evolución filogenética, sino que
ha tenido un antepasado común con
ellos. Es decir, el hombre no deriva de
los monos, sino que entre los monos
y el hombre existieron antepasados
comunes que por un lado evolucionaron a hombre y por el otro quedaron
como una forma menos desarrollada
como el chimpancé. Dentro de los
homínidos se desarrolló en Africa
una especie denominada Australopithecus con una estatura de metro y
medio, que podían caminar erguidos,
con un cerebro pequeño, mandíbulas
grandes, que se alimentaban de frutos, semillas y raíces. El Australopithecus aumentó su tamaño cerebral,
comenzó una dieta omnívora y construyó herramientas de piedra muy
rudimentarias, lo que le permitió
transformarse en una especie más
desarrollada denominada Homo Habilis. El Homo Habilis se transformó
en Homo Erectus en el momento en
que dominó el fuego y fabricó herramientas más sofisticadas, lo que
permitió una dieta más blanda que
reducía el tubo digestivo (incluida la
mandíbula y los dientes) y podía permitir un aumento de flujo vascular a
la cabeza para mejorar la capacidad
cerebral. Hace unos 150.000 años
el Homo Erectus se transformó en
Homo Neanderthalensis y su aspecto
era muy parecido al ser humano actual, ya que entre otras habilidades,
existe constancia de que enterraba
a sus muertos y podía dominar casi
13
todas las zonas climáticas del planeta. Pero sin duda el viaje evolutivo
alcanza su mayor sofisticación hace
unos 100.000 años con la aparición
del Homo Sapiens que por primera
vez realiza manifestaciones artísticas
de las que tenemos constancia en la
actualidad.
El ser humano en su evolución filogenética es un vertebrado (tiene
simetría bilateral y un esqueleto interno formado por hueso y cartílago
que además forma una columna vertebral), amniota (a diferencia de los
anfibios carece de una fase acuática
en la que se respira por branquias),
vivíparo (no pone huevos), primate,
homínido y homo sapiens.
14
1 – EL ORIGEN
15
16
CAPÍTULO 2.
Estructura esquelética
de la cabeza humana
17
18
2.1.
Introducción
El esqueleto humano se divide en dos
partes: esqueleto axial y esqueleto
apendicular. El esqueleto axial es el
formado por los huesos de la cabeza
el cuello y el tronco, mientras que el
esqueleto apendicular está formado
por los huesos de las extremidades
superiores e inferiores. Todos los huesos del cuerpo humano se clasifican
en cuatro tipos: largos, cortos, planos
e irregulares. Los huesos de la cabeza
humana se dividen en dos partes que
son los huesos del neurocráneo y los
huesos del esplacnocráneo. Los huesos del neurocráneo se encargan de
proteger el encéfalo y los huesos del
esplacnocráneo o huesos de la cara,
se encargan de proteger las porciones
del sistema respiratorio y digestivo de
la cabeza. El neurocráneo está formado por dos huesos planos (parietales)
y seis huesos irregulares (1 occipital,
1 esfenoides, 1 etmoides, 1 frontal y
dos temporales). El esplacnocráneo o
huesos de la cara están formado por
catorce huesos, seis pares (maxilares
superiores, malares o cigomáticos, palatinos, cornetes inferiores, nasales o
huesos propios de la nariz, unguis o
lagrimales) y dos impares (vómer y
maxilar inferior o mandíbula). Excepto los huesos propios de la nariz y el
vómer que son planos, el resto de huesos de la cara son huesos irregulares.
Todos los tejidos del organismo se
dividen en cuatro tipos que son: epitelial, conjuntivo, muscular y nervioso. Los huesos de la cabeza, como los
2 – ESTRUCTUR A ESQUELÉTICA DE L A CABEZ A HUMANA
del resto del cuerpo, están formados
por tejido óseo, que es la forma más
característica de tejido conjuntivo. El
tejido óseo está formado por células
y material extracelular o matriz. Las
células del hueso son osteoblastos, osteoclastos y osteocitos. Los osteoblastos son pequeñas células formadoras
de hueso que se encuentran en toda
la superficie ósea y que sintetizan y
secretan osteoide que es una parte de
la sustancia fundamental. Las fibras
de colágeno se alinean con el osteoide
y sirven de armazón para el depósito
de calcio y fosfato. Los osteocitos son
osteoblastos maduros rodeados por
una matriz situada en el interior de
una laguna. Los osteoclastos se encargan de la erosión del hueso y son
células gigantes multinucleadas que
contienen numerosas mitocondrias
y lisosomas. La matriz extracelular
está formada por sales inorgánicas
y matriz orgánica. Las sales inorgánicas son hidroxiapatita (cristales
de calcio y fosfato) , finos cristales
orientados para resistir el estrés mecánico y otros minerales como sodio
y magnesio. La matriz orgánica está
compuesta por fibras colágenas y una
sustancia fundamental (formada por
proteínas y polisacáridos).
Desde el punto de vista estructural
el hueso puede ser compacto o esponjoso (Fig 1). El hueso compacto está
formado por unidades estructurales
cilíndricas denominadas osteonas
o sistemas de Havers que están co-
19
nectadas entre si por unos canales
transversos denominados conductos
de Volkmann. Cada osteona presenta
cuatro tipos de estructuras: laminillas, lagunas, canalículos y conducto
haversiano. Las laminillas son capas
concéntricas y cilíndricas de matriz
calcificada; las lagunas son pequeños
espacios llenos de matriz que contienen los osteocitos; los canalículos son
minúsculos canales que conectan las
lagunas entre si; los conductos haversianos se extienden longitudinalmente a través del centro de cada osteona
y contienen vasos sanguíneos y linfáticos. El hueso esponjoso está formado por trabéculas que presentan
diminutos canalículos para el intercambio de nutrientes y productos de
desecho por difusión. El tejido óseo
está vascularizado por la médula
ósea, pero en el hueso compacto existen además vasos sanguíneos que penetran desde el periostio y conectan a
través de los conductos de Volkmann
con los canales de las osteonas (Fig 1).
20
Fig 1. Estructura histológica del hueso:
1) hueso compacto, 2) hueso esponjoso,
3) osteona, 4) conducto de Havers, 5) osteocito
con canalículos. En la foto se observa el hueso
debajo de la mucosa.
1
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2
4
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2.2.
El cráneo en conjunto
Para entender la estructura de los
huesos de la cabeza es imprescindible localizar primero el hueso y luego apreciar sus detalles anatómicos.
Para la localización de los huesos en
la cabeza esquelética se utilizan las
visiones en conjunto desde la parte
anterior “norma frontal”, la cara lateral “norma lateral”, la parte posterior
“norma occipital”, la parte superior
“calota craneal”, y la parte inferior
“norma basal”. El cráneo visto desde
la norma frontal (fig 2) está constituido por siete regiones anatomoclínicas: frontal, órbitas, la porción ósea
lateral a la abertura nasal, la porción
ósea anterior de la abertura nasal, región maxilar superior, región malar y
región maxilar inferior. En la norma
frontal se pueden apreciar huesos y
cavidades. Los
huesos son el frontal,
etmoides, huesos propios de la nariz,
maxilar superior, malar o cigomático,
cornete inferior y etmoides; las cavidades son las fosas nasales y las órbitas. Las fosas nasales están limitadas
exteriormente por los huesos propios
de la nariz y el maxilar superior, y en
su interior se puede apreciar el cornete inferior formando parte de su
pared lateral y el etmoides formando
parte del tabique nasal; las órbitas
están limitadas exteriormente por el
frontal, el malar y el maxilar superior, y en su interior se puede apreciar
el hueso esfenoides. En la exploración
clínica podemos palpar en la visión
frontal de un paciente el hueso fron-
2 – ESTRUCTUR A ESQUELÉTICA DE L A CABEZ A HUMANA
Fig 2. Huesos de la norma frontal del cráneo:
1) frontal, 2) esfenoides, 3) huesos propios de la
nariz, 4) maxilar superior, 5) maxilar inferior,
6) malar, 7) cornete inferior, 8) etmoides.
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21
tal, malar, propios de la nariz, maxilar superior y maxilar inferior.
En la norma lateral del cráneo (fig
3) podemos distinguir dos grandes
regiones anatomoclínicas que son el
neurocráneo o huesos de protección
del encéfalo y el esplacnocráneo o
huesos de la cara. Los huesos del
neurocráneo que se observan en la
norma lateral son el frontal, parietal,
esfenoides, temporal y occipital; los
huesos de la cara que se aprecian son
el frontal, huesos nasales o propios de
la nariz, lagrimal, etmoides (estos dos
huesos se aprecian porque el borde lateral de la órbita es más posterior que
el medial y permite visualizar la pared medial de la misma donde están
situados) , malar o cigomático, maxilar superior y maxilar inferior. En la
norma lateral del cráneo se puede
apreciar una fosa que se sitúa entre el
hueso esfenoides, temporal y malar,
denominada fosa temporal. Clínicamente en la exploración lateral de un
paciente podemos palpar los regiones
superficiales de los huesos propios, el
maxilar superior, el maxilar inferior,
el malar, el frontal, el parietal, el temporal y el occipital.
En la norma occipital (fig 4) se distingue la parte posterior del hueso
occipital y su unión con los huesos
parietales y temporales. La parte posterior de la cabeza ósea es palpable
hasta donde comienza la inserción en
el occipital de los músculos de la nuca.
En la norma superior o calota craneal (fig 5) se observa el hueso frontal,
los parietales y el occipital y es palpable en toda su superficie externa. En
la norma inferior o base del cráneo
podemos distinguir dos caras, la cara
22
exocraneal y la cara endocraneal. La
cara exocraneal (fig 6) se divide en
tres porciones denominadas anterior,
media y posterior. La porción anterior
se encuentra por delante de la línea
bicigomática (entre la superficie más
ancha del denominado arco cigomático) , la porción media se encuentra
entre la línea bicigomática y la línea
bimastoidea (línea que pasa por las
dos apófisis mastoides) y la porción
posterior se encuentra por detrás de
la línea bimastoidea. Por motivos
docentes en la porción anterior de la
cara exocraneal se incluye el complejo óseo del paladar. En la cara exocraneal podemos observar el maxilar
superior, palatino, vómer, esfenoides,
temporal, malar y occipital.
La cara endocraneal de la base del
cráneo (fig 7) presenta tres fosas que
se corresponden con las estructuras
cerebrales y cerebelosas que se sitúan
sobre ellas. La fosa craneal anterior
es donde se sitúa el lóbulo frontal
del cerebro, la fosa craneal media
corresponde al lóbulo temporal y la
fosa craneal posterior corresponde al
lóbulo occipital y al cerebelo. Los huesos que podemos visualizar en la cara
endocraneal de la base del cráneo son
el frontal, etmoides, esfenoides, temporal y occipital.
Fig 3. Huesos de la norma lateral del cráneo: 1) frontal, 2) parietal, 3) occipital, 4) temporal,
5) malar o cigomático, 6) esfenoides, 7) etmoides, 8) lagrimal, 9) maxilar superior, 10) maxilar
inferior, 11) huesos nasales.
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Fig 4. Norma occipital del cráneo: 1) occipital, 2) temporal, 3) parietal.
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2 – ESTRUCTUR A ESQUELÉTICA DE L A CABEZ A HUMANA
23
Fig 5. Huesos de la norma superior del cráneo: 1) frontal, 2) parietal, 3) occipital.
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Fig 6. Cara exocraneal de la base del cráneo: 1) maxilar superior, 2) palatino, 3) vómer, 4) malar,
5) esfenoides, 6) temporal, 7) occipital, 8) línea bicigomática, 9) línea bimastoidea.
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Fig 7. Cara endocraneal de la base del cráneo: 1) frontal, 2) etmoides, 3) esfenoides,
4) temporal, 5) occipital.
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2 – ESTRUCTUR A ESQUELÉTICA DE L A CABEZ A HUMANA
25
2.3.
Frontal
El hueso frontal (figs 8, 9, 10 y 11).
es impar, simétrico, neumático y es el
único hueso común al neurocráneo y
esplacnocráneo. Presenta 3 caras (anterior, posterior e inferior), 3 bordes
(superior, anterior y posterior) y unas
cavidades en su interior denominadas senos frontales. La cara anterior
presenta la sutura frontal media o
metópica, la protuberancia frontal
media o glabela, las protuberancias
frontales laterales, los arcos ciliares o
superciliares y la carilla temporal del
frontal. La cara posterior presenta el
canal del seno longitudinal superior,
la cresta frontal, el agujero ciego, la
escotadura etmoidal, las fosas frontales y las eminencias orbitarias. La
cara inferior: es horizontal y forma
parte de la cavidad orbitaria. El borde superior se articula con los parietales formando la sutura coronal. El
borde anterior es la separación de las
caras anterior e inferior y presenta la
escotadura nasal, los arcos orbitarios
y se articula con el unguis, el maxilar superior, los huesos propios de la
nariz y el malar. El borde posterior se
articula con el esfenoides.
El hueso frontal se articula con 12
huesos: con los dos parietales, el etmoides, el esfenoides, los dos malares, los dos maxilares superiores, los
dos huesos propios de la nariz y los
dos lagrimales.
26
Fig 8. Hueso frontal en la norma frontal del
cráneo. 1) sutura metópica, 2) eminencia frontal
lateral, 3) arco ciliar, 4) carilla temporal,
5) escotadura supraorbitaria, 6) sutura con el
malar, 7) sutura con el maxilar superior, 8) sutura
con los huesos propios de la nariz, 9) sutura con
el esfenoides, 10) sutura con el parietal.
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Fig 9. Hueso frontal en la norma lateral del cráneo: 1) glabela, 2) carilla temporal, 3) arco ciliar, 4) eminencia
frontal lateral, 5) sutura con el parietal, 6) sutura con el esfenoides, 7) sutura con el malar, 8) sutura con el
maxilar superior, 9) sutura con el etmoides, 10) sutura con el hueso nasal, 11) sutura con el lagrimal.
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Fig 10. Hueso frontal en la cara endocraneal de la abase del cráneo: 1) cresta frontal, 2) agujero ciego, 3) seno
frontal, 4) escotadura etmoidal, 5) fosas frontales, 6) eminencias orbitarias, 7) sutura con el esfenoides.
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Fig 11. Estructuras del hueso frontal en la radiografía lateral: 1) cortical externa, 2) línea cutánea, 3) sutura
nasofrontal, 4) cortical interna, 5) seno frontal.
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2 – ESTRUCTUR A ESQUELÉTICA DE L A CABEZ A HUMANA
27
2.4.
Etmoides
El hueso etmoides (figs 12, 13, 14, 15
y 16) es impar, medio, simétrico y
neumático. Presenta una lámina vertical, una lámina horizontal, dos masas laterales y unas cavidades denominadas senos etmoidales. La lámina
vertical se divide en una porción superior denominada crista galli y una
porción inferior que forma la parte
superior del tabique de las fosas nasales. La lámina horizontal presenta
dos surcos para el nervio olfatorio y
está agujereada por numerosos orificios para las fibras de ese nervio (lámina cribosa). Las masas laterales se
sitúan entre la órbita externamente y
las fosas nasales internamente. Los
senos o cavidades etmoidales se dividen en tres grupos: anterior (presentan un conducto con forma de embudo que termina en el seno frontal que
se denomina infundibulum) , medio
y posterior.
El etmoides se articula con trece
huesos: por arriba con el frontal, por
atrás con el esfenoides, por atrás y
abajo con los palatinos, por delante
con los huesos propios de la nariz,
por fuera con los maxilares superiores y los lagrimales, hacia abajo y en
la línea media se articula con el vómer y los cornetes inferiores.
28
Fig 12. Etmoides individual 1) y en un corte coronal
que pasa por el medio de la órbita 2) : 3) crista galli,
4) lámina horizontal, 5) masa lateral.
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Fig 13. Etmoides en la visión de la cara
endocraneal de la base del cráneo: 1) crista galli,
2) lámina horizontal, 3) sutura con el frontal,
4) sutura con el esfenoides.
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Fig 14. Hueso etmoides 1) en la norma lateral del cráneo: 2) sutura con el frontal,
3) sutura con el lagrimal, 4) sutura con el maxilar superior.
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Fig 15. Hueso etmoides en una telerradiografía: 1) lámina horizontal, 2) sutura fronto-esfeno-etmoidal.
2
1
Fig 16. Lámina perpendicular del etmoides 1) en una ortopantomografía.
1
2 – ESTRUCTUR A ESQUELÉTICA DE L A CABEZ A HUMANA
29
2.5.
Esfenoides
El hueso esfenoides (figs 17, 18, 19,
20, 21 y 22) es impar, simétrico y neumático. Presenta un cuerpo, dos alas
menores, dos alas mayores y cuatro
apófisis pterigoides. El cuerpo presenta una cara superior (con el proceso etmoidal, el jugum esfenoidal, el
canal óptico, la silla turca y la lámina
cuadrilátera) , una cara inferior (forma parte de las fosas nasales) , una
cara anterior (también forman parte
de las fosas nasales) , una cara posterior (se confunde con el occipital) y
dos caras laterales (inicio de las alas
mayores, las alas menores y en estas caras se encuentra el canal para
el seno cavernoso). Las alas menores
limitan en su origen el agujero óptico
y forma las apófisis clinoides anteriores. Las alas mayores presentan una
cara externa (forma parte de la pared
externa de la órbita, limita la hendidura esfenomaxilar, forma parte de
la fosa temporal y constituye la pared
superior de la fosa cigomática) , cara
interna (se relaciona con el cerebro y
está perforada por el agujero redondo mayor para el nervio maxilar superior, el agujero oval para el nervio
maxilar inferior, el agujero redondo
menor para la arteria meningea media, el agujero innominado de Arnold
para el nervio petroso superficial menor y el agujero de Vesalio para una
vena innominada) , borde interno (limita la hendidura esfenoidal y el agujero rasgado anterior) y borde externo
(se articula con la escama del tempo-
30
ral, con el frontal y con el parietal).
Las apófisis pterigoides son dos (una
derecha y otra izquierda) y están formadas por un ala interna (que se origina en la cara inferior del cuerpo del
esfenoides) y un ala externa (que se
origina en las alas mayores). Las apófisis pterigoides limitan por detrás
con la fosa pterigoidea y por delante
con la fosa pterigomaxilar.
El esfenoides se articula por delante
con el etmoides y el frontal, por los
lados con los parietales y los temporales, por delante y afuera con los malares y por abajo con los palatinos y
el vómer.
Fig 17. Hueso esfenoides visto desde su cara
inferior: 1) cuerpo, 2) alas mayores, 3) apófisis
pterigoides medial, 4) apófisis pterigoides lateral,
5) agujero oval, 6) agujero redondo menor, 7) sutura
con el hueso palatino, 8) fisura orbitaria inferior,
9) sutura con el temporal, 10) sutura con el
occipital, 11) sutura con el vómer.
Fig 18. Hueso esfenoides en la cara endocraneal de
la base del cráneo: 1) proceso etmoidal,
2) jugum esfenoidal, 3) canal óptico, 4) silla turca,
5) lámina cuadrilátera, 6) ala menor, 7) apófisis
clinoides anterior, 8) ala mayor, 9) agujero redondo
mayor, 10) agujero oval, 11) agujero redondo menor,
12) sutura con el frontal, 13) sutura con el parietal,
14) sutura con el temporal, 15) sutura con el occipital.
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2
3
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4
5
Fig 19. Visión anterior del esfenoides: 1) cuerpo,
2) alas menores, 3) alas mayores, 4) apófisis
pterigoides, 5) agujero redondo mayor, 6) conducto
pterigoideo, 7) fisura orbitaria superior.
2
3
7
2
7
1
3
5
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4
2 – ESTRUCTUR A ESQUELÉTICA DE L A CABEZ A HUMANA
31
Fig 20. Hueso esfenoides en la norma lateral del cráneo: 1) ala mayor, 2) apófisis pterigoides.
1
2
Fig 21. Apófisis pterigoides 1) en la silueta de una ortopantomografía.
1
Fig 22. Esfenoides en una telerradiografía: 1) cara superior del cuerpo, 2) yugo esfenoidal, 3) canal óptico,
4) agujero óptico, 5) tubérculo pituitario, 6) apófisis clinoides anteriores, 7) silla turca, 8) apófisis clinoides
posteriores, 9) lámina cuadrilátera, 10) seno esfenoidal, 11) cara inferior del cuerpo, 12) cara anterior del cuerpo,
13) cara endocraneal del ala mayor, 14) apófisis pterigoides, 15) espina de Civini, 16) fosa pterigomaxilar.
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1
2
8
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9
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10
12
11
16
15
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32
2.6.
Temporal
El hueso temporal (figs 23, 24, 25, 26 y
27) se compone de tres porciones morfológicamente diferentes (porción escamosa, petrotimpánica y mastoidea)
y dos apófisis (estiloides y cigomática). La porción escamosa es plana, se
encuentra por fuera de la cara lateral
del lóbulo temporal del cerebro, tiene
una cresta rugosa para la inserción del
músculo temporal, el cóndilo y la cavidad glenoidea (atravesada por la cisura
de Glasser) para la articulación con el
cóndilo de la mandíbula. La porción
petrotimpánica tiene forma de pirámide cuadrangular con cuatro caras
(anterosuperior, posterosuperior, anterionferior y posteroinferior) , cuatro
bordes (anterior, posterior, superior e
inferior) , una base y un vértice. La
cara anterosuperior presenta la eminencia arcuata, el hiato de Falopio, hiato de los nervios petrosos, la fosita del
ganglio de Gasser y el techo del tímpano o tegmen tympani. La cara posterosuperior presenta el conducto auditivo
interno. La cara anteroinferior está formada por una lámina que constituye
la pared anterior del conducto auditivo externo. La cara posteroinferior
presenta el agujero estilomastoideo, la
apófisis estiloides (donde se inserta el
ramillete de Riolano formado por los
músculos estilogloso, estilohioideo, estilofaríngeo y los ligamentos estilohioideo y estilomaxilar) , la fosa yugular y
el orificio inferior del conducto carotídeo. La porción mastoidea está situada
detrás del conducto auditivo externo y
2 – ESTRUCTUR A ESQUELÉTICA DE L A CABEZ A HUMANA
termina por su porción inferior en la
apófisis mastoides. La apófisis cigomática se une con la apófisis temporal del
hueso cigomático para formar el arco
cigomático.
El temporal se articula por arriba
con el parietal, por detrás con el occipital, por delante y por dentro con
el esfenoides, por delante y por fuera con el malar y por debajo con el
maxilar inferior.
Fig 23. Hueso temporal en la norma lateral
del cráneo: 1) porción escamosa, 2) porción
petrotimpánica, 3) porción mastoidea, 4) apófisis
estiloides, 5) apófisis cigomática.
1
5
2
4
3
33
Fig 24. Hueso temporal en la cara exocraneal de la base del cráneo: 1) apófisis mastoides, 2) conducto auditivo
externo, 3) agujero estilomastoideo, 4) apófisis estiloides, 5) conducto carotídeo, 6) agujero yugular, 7) agujero
mastoideo, 8) cavidad glenoidea, 9) cóndilo del temporal, 10) agujero rasgado anterior, 11) apófisis cigomática.
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2
3
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7
Fig 25. Hueso temporal en la cara endocraneal de la base del cráneo: 1) cara anterosuperior de la porción
petrotimpánica, 2) cara posterosuperior de la porción petrotimpánica, 3) conducto auditivo interno,
4) sutura con las alas mayores del esfenoides, 5) sutura con el occipital, 6) agujero rasgado anterior,
7) agujero rasgado posterior.
4
6
3
1
7
2
5
34
Fig 26. Estructuras del hueso temporal en el perfil de la radiografía lateral: 1) cara anterosuperior
del peñasco, 2) cara posterosuperior del peñasco, 3) conducto auditivo interno, 4) condvucto auditivo
externo, 5) cóndilo, 6) cavidad glenoidea, 7) apófisis mastoides, 8) apófisis estiloides.
6
3
1
2
5
4
8
7
Fig 27. Estructuras del hueso temporal en una ortopantomografía: 1) cavidad glenoidea, 2) cóndilo del
temporal, 3) apófisis cigomática.
1
2
3
2 – ESTRUCTUR A ESQUELÉTICA DE L A CABEZ A HUMANA
35
2.7.
Occipital
El hueso occipital (figs 28, 29, 30, 31 y
32) es impar, medio y simétrico. Presenta: el agujero occipital, las masas
laterales, la porción basilar, la concha
y cuatro bordes (dos superiores para
articularse con los parietales y dos inferiores para articularse con el peñasco y la mastoides). El agujero occipital
es de forma ovalada y da paso al bulbo
raquídeo, las arterias vertebrales y los
nervios espinales. Las masas laterales
en su cara endocraneal presentan el
orificio interno del conducto condíleo
anterior para el nervio hipogloso mayor y el canal para el seno lateral; en su
cara exocraneal presenta los cóndilos
del occipital con los orificios condíleos
en su parte anterior y el agujero condíleo posterior por detrás. La porción basilar es cuadrilátera y anterior. Su cara
exocraneal presenta el tubérculo faríngeo y su cara endocraneal forma el
canal basilar. La concha o escama es la
parte más posterior del hueso. Su cara
exocraneal presenta la protuberancia
occipital externa, la cresta occipital externa, las curvas occipitales superiores
y las líneas occipitales inferiores. La
cara endocraneal presenta la protuberancia occipital interna, el canal del
seno longitudinal superior, la cresta
para la inserción de la hoz del cerebelo
y los surcos para el seno lateral.
El hueso occipital se articula con el
esfenoides por delante, con los dos
parietales por arriba, con los dos temporales lateralmente y con el atlas por
debajo.
36
Fig 28. Hueso occipital en la norma lateral del
cráneo: 1) porción escamosa, 2) sutura con el
parietal, 3) sutura con el temporal.
2
3
1
Fig 29. Occipital en la cara exocraneal de la base del cráneo: 1) porción basilar, 2) porción lateral, 3) escama,
4) foramen magnum, 5) cóndilo, 6) agujero condíleo posterior, 7) protuberancia occipital externa, 8) cresta
occipital externa, 9) curva occipital superior, 10) línea occipital inferior, 11) tubérculo faríngeo.
11
1
5
4
2
6
10
8
3
9
7
Fig 30. Hueso occipital en la cara endocraneal de la base del cráneo: 1) porción basilar, 2) porción lateral,
3) porción escamosa, 4) foramen magnum, 5) protuberancia occipital interna, 6) canal del seno lateral.
1
4
2
5
6
3
Fig 31. Hueso occipital en la norma posterior del cráneo: 1) porción escamosa, 2) sutura con el parietal,
3) sutura con el temporal.
2
1
3
2 – ESTRUCTUR A ESQUELÉTICA DE L A CABEZ A HUMANA
37
Fig 32. Estructuras del occipital en el perfil de la radiografía lateral: 1) porción basilar, 2) cóndilo.
1
2
38
2.8.
Parietal
El hueso parietal (fig 33) es par, plano y rectangular. Presenta: una cara
externa o exocraneal, cara interna
o endocraneal, cuatro bordes (anterior, posterior, superior e inferior) y
cuatro ángulos (anterosuperior, anteroinferior, posterosuperior y posteroinferior). El parietal se articula por
delante con el frontal, por detrás con
el occipital, por arriba con el parietal
del lado opuesto y por abajo con el
temporal y el esfenoides.
2 – ESTRUCTUR A ESQUELÉTICA DE L A CABEZ A HUMANA
Fig 33. Hueso parietal en la norma lateral del
cráneo: 1) sutura con el frontal, 2) sutura con
las alas mayores del esfenoides, 3) sutura con el
temporal, 4) sutura con el occipital.
1
2
3
4
39
2.9.
Vómer
El vómer (figs 34 y 35) es un hueso
impar, delgado y vertical que está situado en la porción posteroinferior
de las fosas nasales. Presenta dos caras laterales y cuatro bordes. Caras
laterales: Son planas y forman parte
del tabique de las fosas nasales. Borde anterior: se articula con la lámina
perpendicular del etmoides y el cartílago del tabique. Borde posterior:
es el límite de las coanas u orificios
posteriores de las fosas nasales. Borde superior: se articula con la cresta
de la cara inferior del cuerpo del esfenoides formando el conducto esfenovomeriano medio. Borde inferior: se
articula con las apófisis palatinas de
los maxilares superiores y las porciones horizontales de los palatinos.
El vómer se articula por arriba y
atrás con el esfenoides, por arriba y
delante con la lámina perpendicular
del etmoides, por abajo y atrás con los
dos palatinos, y por abajo y adelante
con los dos maxilares superiores.
Fig 34. Hueso vómer en la cara exocraneal de la
base del cráneo: 1) vómer, 2) orificio posterior de la
fosa nasal, 3) cuerpo del esfenoides.
2
1
3
Fig 35. Hueso vómer en el tabique de las fosas
nasales: 1) borde anterior, 2) borde superior, 3)
borde posterior, 4) borde inferior.
2
1
3
4
40
2.10.
Maxilar superior
El hueso maxilar superior (figs 36, 37,
38, 39, 40, 41, 42 y 43) consta de un
cuerpo central y de cuatro prolongaciones. La prolongación frontal o apófisis ascendente se dirige hacia arriba para articularse con el frontal, la
cigomática o malar alarga el ángulo
lateral del cuerpo para unirse con el
hueso pómulo o malar, la palatina o
lámina horizontal se articula con la
del lado opuesto para formar la parte
principal de la bóveda del paladar, finalmente la prolongación alveolar se
dirige hacia abajo y alberga las raíces
de los dientes superiores.
El cuerpo del maxilar forma una
pirámide triangular irregular, cuya
base está orientada hacia la fosa nasal
y se denomina cara nasal. De las tres
caras laterales de la pirámide, la cara
orbitaria forma la parte más extensa
del suelo de la órbita, la segunda cara
mira hacia el rostro y se denomina
cara malar, la tercera forma parte de
la pared de la fosa cigomática y se denomina cara infratemporal.
La cara nasal o base del cuerpo del
maxilar está ocupada en gran parte
por la abertura irregular del seno
maxilar. Por detrás de este orificio
queda una franja ósea, estrecha y áspera, donde se adosa la laminilla vertical del hueso palatino. Comenzando
hacia la mitad de su borde posterior,
se extiende sobre esta franja en dirección hacia delante y abajo un surco
poco profundo, denominado surco
pterigomaxilar, que va a terminar en
2 – ESTRUCTUR A ESQUELÉTICA DE L A CABEZ A HUMANA
el ángulo formado por el borde posterior de la lámina horizontal y la pared
interna del cuerpo del maxilar. Hacia
arriba, la superficie viene a parar al
ángulo de confluencia de las tres caras orbitaria, infratemporal y nasal,
pequeña superficie triangular que se
superpone a la apófisis orbitaria del
palatino y que recibe el nombre de
triángulo palatino. El borde superior
de la cara nasal presenta en su parte
posterior varias fositas más o menos
profundas, las celdillas maxilares,
que uniéndose al etmoides completan las celdillas etmoidales inferiores.
Más hacia delante e invadiendo la
zona del hiato maxilar, encontramos
la zona que se articula con el hueso
lagrimal. En esta parte hay un surco
muy profundo que dirigido verticalmente se continúa con la porción lisa
y ligeramente cóncava de la pared
nasal situada por delante del orificio
o hiato del seno maxilar. Este surco,
denominado canal lacrimonasal, está
limitado hacia delante por la prolongación del borde posterior de la apófisis ascendente, y hacia atrás por una
laminilla ósea denominada lúnula lacrimal que se levanta en el borde anterior del hiato maxilar. La cara nasal
termina en el borde afilado y cóncavo que circunscribe la abertura nasal
ósea denominada abertura piriforme.
Desde el extremo inferior del canal
lacrimonasal y en dirección horizontal hacia delante, cruza la cara nasal
en su porción más anterior una línea
41
áspera denominada cresta conchal,
que sirve para la articulación con el
hueso cornete inferior.
La superficie orbitaria es casi plana,
ligeramente inclinada hacia fuera, lisa
y triangular. Su límite nasal está representado por un borde afilado que,
por su parte anterior, se une con el
hueso lacrimal, y por su parte posterior se une con la lámina papirácea
del etmoides. El ángulo posterior se
continúa con el triángulo palatino. El
borde anterior de la superficie orbitaria representa el límite con la cara
anterior o malar, es liso, está engrosado en su parte interna para formar
parte del borde inferior de la órbita y
en su porción externa es áspero para
articularse con el hueso malar. El borde posterior de la superficie orbitaria,
separa las caras orbitaria e infratemporal, constituye el contorno inferior
de la hendidura esfenomaxilar, en su
extremo lateral se levanta una espina
ósea denominada cigomática, hacia
la mitad de este borde comienza el
surco infraorbitario. La dirección del
surco infraorbitario es casi sagital y a
partir de su extremo posterior, el borde externo de este surco, forma una
lengüeta que desde fuera se inclina
con forma abovedada sobre el surco.
En la parte media de la cara orbitaria
el surco infraorbitario forma un conducto completo denominado surco
infraorbitario. A medida que el surco
infraorbitario se aproxima al agujero
infraorbitario, se desvía hacia la nariz
formando un eje que se dirige hacia
abajo, adelante y adentro. Si prolongamos los ejes de los dos conductos infraorbitarios convergen en un punto
situado a uno o dos centímetros por
42
delante de los incisivos centrales superiores.
La cara anterior o malar se extiende
desde la abertura nasal anterior hasta
la cresta cigomática alveolar. El contorno de la abertura nasal tiene bordes afilados y forma casi la mitad del
perímetro de un corazón de naipes
con la punta dirigida hacia arriba. En
el extremo anteroinferior del contorno, el hueso se prolonga en una espina ósea muy prominente, que con
la del lado opuesto forma la espina
nasal anterior. La parte externa de
la cara externa del maxilar superior,
continuada sin límites precisos con
la apófisis cigomática izquierda, se
deprime para formar la fosa canina,
de profundidad variable y que por
su extremo superointerno presenta el
agujero infraorbitario. El agujero infraorbitario es desigual y se sitúa, por
término medio, a 8mm por debajo
del sitio en que la parte lisa del borde
inferior de la órbita se continúa con la
superficie sutural destinada al malar.
Por abajo, la cara anterior se prolonga sin límite claro en la superficie externa de la prolongación alveolar. La
separación del lado de la cara infratemporal es, por el contrario, siempre
precisa, debido a la cresta cigomaticoalveolar. Esta cresta es roma, el hueso se espesa de forma pronunciada y
de ella sale la arista inferoexterna de
la apófisis cigomática que forma un
arco cóncavo hacia abajo y afuera que
termina en el alveolo del primer molar superior.
La cara posterior se denomina infratemporal porque forma parte del
límite anterior de la fosa infratemporal. Una franja estrecha, situada junto
al borde que separa la cara posterior
de la nasal, forma parte de las paredes de la fosa pterigomaxilar. Toda la
cara posterior es convexa hacia atrás y
cerca de su parte media presenta dos
o tres orificios conocidos como agujeros dentarios posteriores y destinados
al paso de los nervios dentarios posteriores. Por abajo, la cara posterior
se continúa con el extremo posterior
de la prolongación alveolar superior, y
por fuera se continúa con la cara cóncava de la apófisis cigomática.
Los agujeros dentarios posteriores
se continúan con finos conductos que
surcan hacia delante y abajo la pared
externa del seno maxilar. El conducto
más anterior se anastomosa con una
rama de los conductillos dentarios
superoanteriores. Los conductos dentarios salen del conducto infraorbitario a 6-10 mm por detrás del agujero
infraorbitario. El conducto infraorbitario sobresale por su parte anterior
en la cavidad del seno maxilar, donde
forma casi siempre una prominencia.
La apófisis cigomática es la prolongación hacia fuera de la pirámide
representada por el cuerpo del maxilar. Su cara superior, orientada hacia fuera, está transformada en una
zona triangular y áspera destinada a
su unión con el hueso malar. La cara
anterior es la prolongación del cuerpo
del maxilar superior, la cara posterior
es cóncava y delimita la fosa infratemporal.
La apófisis ascendente es una lámina ósea orientada casi sagitalmente en el adulto. Su borde anterior es
continuación de la abertura nasal anterior y su borde posterior comienza
en el ángulo de confluencia entre los
2 – ESTRUCTUR A ESQUELÉTICA DE L A CABEZ A HUMANA
bordes anterior e interno de la cara
orbitaria del maxilar. La cara externa continúa la superficie anterior del
maxilar y la cara interna prolonga
la superficie nasal. El borde anterior
está acodado en ángulo obtuso y en
su parte superior se une con el hueso nasal. El borde superior es corto,
grueso y limita con el hueso frontal.
El borde posterior se divide inferiormente en dos ramas entre las que comienza el canal lacrimonasal. Hacia
la mitad de la cara interna de la apófisis ascendente encontramos una aspereza denominada cresta etmoidal,
donde se apoya el extremo anterior
del cornete nasal medio.
La apófisis alveolar sale de la parte inferior del cuerpo del maxilar y
consta de dos delgadas láminas arqueadas de hueso que, por detrás del
último molar, forman un tubérculo
de superficie áspera. La prominencia
más saliente de todas las láminas externas de la apófisis alveolar es la del
canino.
La apófisis palatina se origina en la
cara interna del maxilar, en el límite
entre el cuerpo y la apófisis alveolar,
formando una lámina ósea horizontal que se une en la línea media a la
del lado opuesto. En sentido anteroposterior es más corta que el cuerpo
del maxilar y termina por detrás en
un borde áspero que se suelda con
la lámina horizontal del palatino. En
el sitio donde el borde posterior de
la apófisis palatina se confunde con
el cuerpo del hueso, el surco pterigomaxilar termina en una pequeña escotadura que, al unirse con el hueso
palatino, forma el agujero palatino
posterior. A partir de este agujero, se
43
extiende por la cara cóncava de la apófisis palatina, un surco que desaparece en la región de los premolares y
que se denomina surco palatino. Por
el surco palatino pasa el nervio palatino posterior y los vasos palatinos
superiores. La cara nasal de la apófisis palatina es lisa y la cara palatina
es rugosa. El hueso de la cara nasal se
engruesa anteriormente y termina en
una cresta aguda, denominada cresta
nasal, que se prolonga anteriormente
con la espina nasal anterior. Entre las
dos crestas nasales de los maxilares
comienza el conducto palatino anterior, dirigido oblicuamente hacia delante y que termina en el borde inferior de la sutura intermaxilar.
El maxilar superior se articula con
el frontal, el etmoides, el maxilar superior del lado opuesto, el malar, el
unguis, el nasal, el vómer, el cornete
inferior y el palatino.
Las raíces dentarias del maxilar superior entran en relación por sus ápices con la fosa nasal, el seno maxilar
y la zona esponjosa correspondiente
al inicio de la apófisis palatina. En
general, las raíces de los incisivos se
relacionan con el suelo de las fosas
nasales, el canino se relaciona con el
pilar óseo que lleva su nombre y los
premolares y molares se relacionan
con el seno maxilar.
44
Fig 36. Maxilar superior en la norma frontal del
cráneo: 1) cuerpo, 2) apófisis malar, 3) apófisis
ascendente, 4) apófisis alveolar.
3
1
4
2
Fig 37. Maxilar superior en la norma lateral del cráneo: 1) cuerpo, 2) apófisis ascendente,
3) apófisis cigomática, 4) apófisis alveolar.
2
3
1
4
Fig 38. Maxilar superior en la visión inferior del cráneo: 1) apófisis palatina, 2) apófisis alveolar con los dientes.
2
1
Fig 39. Cara externa del maxilar superior:
1) apófisis cigomática, 2) orificios alveolares, 3) canal
infraorbitario, 4) borde infraorbitario, 5) escotadura
lagrimal, 6) apófisis ascendente, 7) orificio
infraorbitario, 8) fosa canina, 9) eminencia canina,
10) fosa mirtiforme, 11) espina nasal anterior.
Fig 40. Cara interna del maxilar superior:
1) conducto nasopalatino, 2) espina nasal anterior,
3) cresta del cornete inferior, 4) cresta etmoidal,
5) apófisis ascendente, 6) entrada del seno maxilar,
7) surco palatino mayor, 8) apófisis palatina.
4
5
5
6
3
7
2
6
3
4
2
1
11
7
1
8
9
8
10
2 – ESTRUCTUR A ESQUELÉTICA DE L A CABEZ A HUMANA
45
Fig 41. Estructuras del maxilar superior en una ortopantomografía: 1) agujero infraorbitario, 2) espina nasal
anterior, 3) seno maxilar, 4) apófisis palatina, 5) apófisis alveolar con los dientes.
1
3
5
2
4
Fig 42. Estructuras del maxilar superior en una radiografía lateral: 1) apófisis palatina, 2) espina nasal
anterior, 3) apófisis cigomática.
3
2
1
Fig 43. Topografía alveolar en cortes axiales maxilares de los incisivos A) con el conducto nasopalatino
1) entre ellos, los incisivos laterales B) y su relación con la fosa nasal 2) , del canino C) , de los premolares
D) y de los molares E) con su relación con el seno maxilar 3). En las fotografías se observa un corte a nivel
del conducto nasopalatino A) y un corte a nivel del seno maxilar C).
1
2
2
B
B
A
C
C
A
3
3
D
E
A
46
C
2.11.
Palatino
El hueso palatino (figs 44 y 45) es
par, simétrico y está situado por detrás del maxilar superior. Está constituido por una lámina vertical, una
lámina horizontal, y tres apófisis. La
lámina vertical tiene una cara externa y una cara interna. En la cara externa presenta una porción sinusal,
una porción maxilar, una porción
interpterigomaxilar y una porción
pterigoidea. Su cara interna presenta
las crestas turbinales para articularse
con los cornetes inferior y medio. La
lámina horizontal dividen junto con
las del palatino del lado opuesto superiormente las fosas nasales e inferiormente la bóveda palatina. Las tres
apófisis del palatino se denominan
orbitaria, esfenoidal y piramidal.
El palatino se articula con el palatino del lado opuesto, el maxilar superior, el esfenoides, el etmoides, el
cornete inferior y el vómer.
Fig 44. Hueso palatino en la cara exocraneal de
la base del cráneo: 1) lámina horizontal, 2) espina
nasal posterior, 3) agujero palatino mayor,
4) agujero palatino menor.
3
1
2
4
Fig 45. Hueso palatino: 1) cara interna de la lámina
vertical, 2) cara externa de la lámina vertical,
3) lámina horizontal, 4) apófisis orbitaria, 5) apófisis
esfenoidal, 6) apófisis piramidal.
4
4
5
5
1
2
3
6
2 – ESTRUCTUR A ESQUELÉTICA DE L A CABEZ A HUMANA
47
2.12.
Cornete inferior
El cornete inferior (fig 46) es un hueso par, de forma curvada, que se une
al maxilar superior por su borde superior. Su cara interna mira a las fosas nasales y su cara externa limita el
meato inferior.
El cornete inferior se articula por
arriba con el etmoides y el maxilar
superior, por delante con el unguis y
por detrás con el palatino.
Fig 46. Cornete inferior 1) en la pared lateral de las
fosas nasales.
1
48
2.13.
Huesos nasales
Los huesos nasales o huesos propios
de la nariz (figs 47 y 48) son dos y
tienen forma de lámina cuadrilátera.
Presentan dos caras y cuatro bordes.
La cara interna forma parte de las fosas nasales y la cara externa se relaciona con la piel del ángulo nasofrontal. El borde interno se articula con el
borde interno del otro hueso nasal, el
borde externo se articula con la apófisis ascendente del maxilar superior,
el borde superior se articula con la escotadura nasal del frontal y el borde
inferior se une al cartílago del ala de
la nariz.
Los huesos nasales se articulan con
el hueso nasal del lado opuesto, con
la rama ascendente del maxilar superior, con el frontal y con el etmoides.
Fig 47. Huesos nasales 1) en la norma frontal
del cráneo.
1
Fig 48. Huesos nasales 1) en el perfil de la
radiografía lateral.
1
2 – ESTRUCTUR A ESQUELÉTICA DE L A CABEZ A HUMANA
49
2.14.
Lagrimal
El hueso lagrimal o unguis (fig 49)
es un hueso par que está situado por
detrás de la apófisis ascendente del
maxilar superior y que forma parte
de la cara interna de la órbita.
El unguis se articula por arriba con
el frontal, por atrás con el etmoides,
por delante con el maxilar superior y
por abajo con el cornete inferior.
50
Fig 49. Hueso lagrimal 1) en la norma lateral
del cráneo.
1
2.15.
Cigomático
El hueso cigomático o malar (fig 50)
es un hueso par, con forma cuadrilátera y que está situado en la parte
lateral y superior de la cara. Su cara
externa presenta el orificio malar del
conducto temporomalar y las inserciones de los músculos cigomáticos.
Su cara interna se articula con la
apófisis piramidal del maxilar superior y está en relación con las fosas
temporal y cigomática. Su borde posteroinferior da inserción al músculo
masetero.
El hueso cigomático se articula por
arriba con el frontal, por abajo y delante con el maxilar superior, por atrás
con el temporal y por atrás y adentro
con el ala mayor del esfenoides.
2 – ESTRUCTUR A ESQUELÉTICA DE L A CABEZ A HUMANA
Fig 50. Hueso malar 1) en la norma lateral
del cráneo.
1
51
2.16.
Maxilar inferior
El maxilar inferior o mandíbula (figs
51, 52, 53, 54 y 55) consta de una porción gruesa y resistente denominada
cuerpo y dos ramas laterales que salen
del cuerpo en dirección ascendente. El
cuerpo está incurvado con forma de
herradura. Por su borde superior se
continúa con la apófisis alveolar donde se insertan las raíces de los dientes inferiores. Cada rama ascendente
tiene en su extremidad superior una
apófisis articular o cóndilo y una apófisis muscular o apófisis coronoides.
La unión del borde inferior del cuerpo
con cada una de las ramas se produce
en el denominado ángulo mandibular.
El cuerpo de la mandíbula presenta en
su cara superficial la protuberancia
mentoniana que tiene forma de pirámide triangular cuya base coincide
con el borde inferior del hueso. A los
lados de la protuberancia mentoniana
se encuentran los tubérculos mentonianos (uno derecho y otro izquierdo).
Por encima y a los lados de la protuberancia mentoniana se encuentra
una fosa poco profunda denominada
fosita mentoniana, que casi siempre
presenta varios agujeritos para el paso
de vasos y nervios muy finos.
A nivel del 1º o 2º premolar, se encuentra el agujero mentoniano, que es
una abertura ósea por la que la rama
más importante del nervio dentario
(el nervio mentoniano) abandona el
conducto dentario inferior. El conducto que desemboca en el agujero mentoniano viene de la profundidad del
hueso siguiendo una dirección oblícua
52
hacia arriba y atrás, por este motivo el
contorno del agujero mentoniano no
es circular, ya que su borde anteroinferior constituye un saliente afilado.
El borde alveolar no sigue en su curvatura exactamente la del cuerpo del
maxilar, sino que en la porción posterior, el borde alveolar lleva una dirección casi sagital, mientras que el cuerpo lleva una dirección oblícua hacia
atrás y afuera. De esta manera, el borde anterior de la rama ascendente del
maxilar no se continúa con el extremo
posterior del borde alveolar. El plegamiento entre la dirección de la rama
ascendente y del borde alveolar forma
una línea denominada línea oblícua
externa. La línea oblícua externa se
dirige hacia el borde inferior, borrándose a nivel del primer molar inferior.
La superficie interna del maxilar inferior presenta en la zona del mentón y
a los lados de la línea media, una fosita poco profunda denominada fosita
digástrica porque sirve de inserción al
músculo del mismo nombre. Por encima de la fosita digástrica, el hueso
forma un pico óseo denominado apófisis geni donde se inserta el músculo
geniogloso. La superficie interna del
hueso está dividida en una zona anterosuperior y otra posteroinferior por
una línea denominada milohioidea.
La línea milohioidea es una cresta de
dirección diagonal que cruza el cuerpo
del hueso hacia delante y que presta inserción al músculo milohioideo. La línea milohioidea divide el hueso en dos
fosas, una superior relacionada con la
glándula sublingual y otra inferior relacionada con la glándula submaxilar.
En el ángulo de la mandíbula, encontramos en las caras interna y
externa sendas asperezas de origen
muscular para la inserción de los
músculos masetero (la externa) y pterigoideo interno (la interna). El cóndilo de la mandíbula es una formación
cilíndrica irregular, cuyo eje longitudinal está dispuesto de manera que
forma con el del lado opuesto un ángulo de 150-165 grados hacia delante.
En la superficie anterior del cuello del
cóndilo, existe una depresión poco
profunda denominada fosita pterigoidea que presta inserción a las fibras
del músculo pterigoideo externo.
La apófisis coronoides es una prolongación puntiaguda que en su parte
posterior se relaciona con la escotadura sigmoidea que la une con la rama
condilar. En el lado interno de la apófisis coronoides y casi en su vértice,
se inicia una cresta de origen muscular para el músculo temporal, que se
hace más pronunciada a medida que
desciende. Esta cresta al llegar al extremo posterior del reborde alveolar,
se incurva hacia delante y se divide en
dos ramas, continuadas con los labios
interno y externo del reborde alveolar. Entre las dos ramas, se sitúa una
pequeña zona triangular denominada
trígono retromolar. Entre la cresta temporal y el borde anterior de la apófisis
coronoides se forma una fosa denominada retromolar. Entre el cóndilo y el
borde anterior del conducto dentario
existe una cresta denominada cresta
del cuello mandibular.
En el punto medio de la superficie interna de la rama ascendente se
2 – ESTRUCTUR A ESQUELÉTICA DE L A CABEZ A HUMANA
encuentra el orificio de entrada del
conducto dentario inferior. El orificio está limitado anteriormente por
un borde agudo en forma de pico
óseo denominado espina de Spix o
língula. En la parte posteroinferior
del conducto dentario, comienza un
surco estrecho y pronunciado denominado surco milohioideo. El surco
milohioideo, que aloja al nervio del
mismo nombre, se dirige hacia abajo
y adelante hasta cerca de la extremidad superior de la línea milohioidea.
El conducto dentario comienza en el
orificio dentario inferior y en su trayecto se dirige primero hacia delante
y abajo y luego horizontalmente hasta llegar a la región premolar. Aquí se
divide en dos ramas, la más delgada
continúa hasta el ápice de los dientes incisivos y caninos formando el
conducto incisivo, y la más gruesa se
dirige hacia atrás, arriba y afuera formando el conducto mentoniano. Las
láminas óseas que forman la pared interna y externa de la apófisis alveolar
de la mandíbula son más compactas
que las del maxilar superior. A nivel
de los incisivos y caninos la compacta
interna y externa suele estar fusionada con la pared interna y externa de la
apófisis alveolar. En los premolares el
alveolo está desplazado hacia la pared
externa, por lo que esta pared es más
débil que la lingual. En los molares el
alveolo está desplazado hacia la pared
interna, lo que significa que la pared
más débil es la lingual. A nivel de los
premolares siempre debemos tener en
cuenta la ramificación del conducto
dentario por el conducto mentoniano
y a nivel de los molares, los ápices se
relacionan con el conducto dentario.
53
Fig 51. Cara lateral de la mandíbula: 1) cóndilo, 2) escotadura sigmoidea, 3) apófisis coronoides, 4) mentón,
5) apófisis alveolar, 6) línea oblícua externa, 7) agujero mentoniano.
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6
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7
Fig 52. Cara interna de la mandíbula: 1) cresta temporal, 2) trígono retromolar, 3) línea milohioidea, 4) fosa
sublingual, 5) fosa submaxilar, 6) fosa digástrica, 7) apófisis geni, 8) surco milohioideo, 9) espina de Spix,
10) orificio del conducto dentario.
1
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6
Fig 53. Estructuras del maxilar inferior en una ortopantomografía: 1) cóndilo, 2) apófisis coronoides,
3) línea oblícua, 4) conducto dentario, 5) agujero mentoniano, 6) hueso compacto del borde inferior del
cuerpo de la mandíbula.
1
2
3
4
5
6
54
Fig 54. Estructuras del maxilar inferior en la telarradiografía: 1) sínfisis mandibular, 2) rama ascendente,
3) conducto dentario, 4) cóndilo, 5) apófisis coronoides, 6) escotadura sigmoidea.
4
6
5
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1
Fig 55. Topografía alveolar en cortes axiales mandibulares de los incisivos A) , los premolares B) con el
conducto mentoniano 1) , de los molares C) con el conducto dentario 2) y estructura interna del conducto
dentario en el trayecto mandibular D). En las fotografías se observa un corte a nivel de la sínfisis mandibular
A) , otro que pasa por la salida del agujero mentoniano B) y otro que pasa por la zona molar donde se
encuentra el conducto dentario inferior C).
B
1
A
A
C
2
B
C
D
A
2 – ESTRUCTUR A ESQUELÉTICA DE L A CABEZ A HUMANA
B
C
55
2.17.
Fosas nasales
Cada una de las fosas nasales (figs 56 y
57) está constituida por cuatro paredes
(interna, externa, superior e inferior) y
dos orificios (anterior y posterior). La
pared interna o tabique está formada
por el vómer y la lámina perpendicular del etmoides. La pared externa
está formada por el maxilar superior,
el unguis, el etmoides, el cornete inferior, el palatino y las apófisis pterigoides. La pared superior la forman los
huesos nasales, la lámina cribosa del
etmoides y el cuerpo del esfenoides.
La pared inferior está formada por la
apófisis palatina del maxilar superior
y apófisis horizontal del palatino que
constituyen la bóveda palatina. Los
orificios anteriores están circunscritos
por los dos maxilares superiores y los
dos nasales. Los orificios posteriores o
coanas están circunscritos por el cuerpo del esfenoides, el ala interna de las
apófisis pterigoides, borde posterior
de las apófisis horizontal del palatino
y el borde posterior del vómer.
En las fosas nasales desembocan las
cavidades aéreas de los huesos vecinos, es decir los senos maxilares, frontales, esfenoidales y etmoidales, por
eso reciben el nombre de senos paranasales. Es de especial interés para
el odontólogo el seno maxilar que
presenta una forma triangular con la
base situada hacia las fosas nasales y
el vértice hacia el hueso malar. Este
seno está cerrado por una mucosa que
presenta una estructura histológica similar a la de las fosas nasales. Sin em-
56
bargo, una de las características más
importantes para odontología es que
el seno maxilar no presenta periostio
y es el epitelio el que realiza las funciones de reparación ante posibles perforaciones accidentales en las técnicas
de colocación de implantes.
Fig 56. Pared medial o tabique de las fosas nasales:
1) etmoides, 2) vómer, 3) esfenoides, 4) frontal,
5) cartílago, 6) maxilar superior.
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6
Fig 57. Pared lateral de las fosas nasales: 1) maxilar
superior, 2) etmoides, 3) cornete inferior, 4) palatino,
5) esfenoides, 6) lagrimal, 7) apófisis pterigoides.
2
5
6
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1
4
7
2.18.
Cavidad orbitaria
La cavidad orbitaria (fig 58) tiene forma de pirámide cuadrangular con un
vértice, una base y cuatro paredes. El
vértice corresponde al conducto óptico, la hendidura esfenoidal y la hendidura esfenomaxilar, mientras que
la base está formada por los huesos
malar, frontal y maxilar superior. Las
paredes son interna, externa, superior e inferior. La pared interna está
formada por la apófisis ascendente
del maxilar superior, unguis, etmoides y cuerpo del esfenoides. La pared
externa la forma el malar, la porción
orbitaria del frontal y la cara orbitaria
de las alas mayores del esfenoides. La
pared inferior la forman la apófisis
orbitaria del malar, la cara superior
de la apófisis orbitaria del maxilar
superior y la apófisis orbitaria del
palatino. La pared superior está formada por la cavidad orbitaria del
frontal y la cara inferior de las alas
menores del esfenoides. En la hendidura esfenoidal se inserta el tendón
de los músculos rectos del ojo que al
confluir forman el anillo de Zinn. Por
dentro del anillo de Zinn pasan los
nervios motor ocular común, motor
ocular externo, nasal y la vena oftálmica, mientras que por fuera del anillo pasan los nervios lagrimal, frontal
y patético.
2 – ESTRUCTUR A ESQUELÉTICA DE L A CABEZ A HUMANA
Fig 58. Cavidad orbitaria: 1) conducto óptico,
2) hendidura esfenoidal o fisura orbitaria superior,
3) hendidura esfenomaxilar o fisura orbitaria
inferior, 4) malar, 5) frontal, 6) maxilar superior,
7) ala menor del esfenoides, 8) ala mayor del
esfenoides, 9) etmoides, 10) lagrimal.
5
1
7
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2
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3
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57
2.19.
Fosa subtemporal
o cigomática
La fosa cigomática (fig 59) es una
hendidura que presenta tres paredes
óseas. La pared anterior está formada
por la tuberosidad del maxilar superior, la pared superior la forman el ala
mayor del esfenoides y el temporal, y
la pared medial la forman la cara externa de las apófisis pterigoides.
Fig 59. Fosa cigomática: 1) tuberosidad del maxilar
superior, 2) ala mayor del esfenoides, 3) apófisis
pterigoides, 4) temporal.
1
2
3
4
58
2.20.
Fosa pterigomaxilar
La fosa pterigomaxilar (fig 60) consiste en una fina hendidura entre el
margen anterior de la apófisis pterigoides y el borde posterior del maxilar superior. La fosa pterigomaxilar
se continúa medialmente con la fosa
pterigopalatina y en el fondo presenta el orificio esfenopalatino.
Fig 60. Fosa pterigomaxilar: 1) apófisis pterigoides,
2) tuberosidad del maxilar superior.
2
1
2 – ESTRUCTUR A ESQUELÉTICA DE L A CABEZ A HUMANA
59
2.21.
Cara endocraneal de la
base del cráneo
Presenta un compartimento anterior
o fosa craneal anterior, uno medio o
fosa craneal media y otro posterior o
fosa craneal posterior (fig 61).
Compartimiento anterior de la cara
endocraneal: Los límites son el hueso
frontal por delante y el borde posterior de las alas menores del esfenoides
por detrás. Contiene la cresta frontal,
el agujero ciego, la apófisis crista galli,
el canal óptico, los canales olfatorios,
la hendidura etmoidal, los agujeros
etmoidales, los orificios olfatorios, los
conductos orbitarios internos, el agujero óptico y las eminencias orbitarias.
Compartimento medio de la cara
endocraneal: Los límites son el borde posterior de las alas menores del
esfenoides y el borde superior de los
peñascos del temporal y la lámina
cuadrilátera del esfenoides. Contiene
la fosa pituitaria con las apófisis clinoides, las alas mayores del esfenoides, la cara anterosuperior del peñasco, la hendidura esfenoidal, el agujero
redondo mayor, el agujero oval, el
agujero redondo menor, el agujero
de Vesalio, el agujero de Arnold, el
agujero rasgado anterior, el orificio
interno del conducto carotídeo, los
hiatos de Falopio e hiatos accesorios
y la eminencia arcuata.
Compartimento posterior de la cara
endocraneal: Los límites son el borde
superior de los peñascos y el occipital. Contiene el canal basilar, el agujero occipital, la cresta occipital interna,
60
la protuberancia occipital interna, las
fosas cerebelosas, las fosas cerebrales,
el canal para el seno lateral, los senos
petrosos superior e inferior, el agujero rasgado posterior, los orificios de
los conductos auditivos internos, los
orificios condíleos, los orificios del
acueducto del vestíbulo y los orificios
mastoideos.
Fig 61. Cara endocraneal de la base del cráneo: 1) cara posterior del frontal, 2) agujero ciego, 3) conducto
etmoidal anterior, 4) conducto etmoidal posterior, 5) etmoides, 6) yugum esfenoidal, 7) ala menor del
esfenoides, 8) conducto óptico, 9) agujero redondo mayor, 10) agujero oval, 11) agujero redondo menor,
12) ala mayor del esfenoides, 13) agujero rasgado anterior, 14) fosa pituitaria, 15) cara anterosuperior del
peñasco del temporal, 16) cara posterosuperior del peñasco, 17) conducto auditivo interno, 18) porción
basilar del occipital, 19) porción lateral del occipital, 20) fosa cerebral, 21) foramen magnum, 22) agujero
rasgado posterior, 23) canal del seno lateral, 24) conducto del hipogloso, 25) fosa cerebelosa.
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2 – ESTRUCTUR A ESQUELÉTICA DE L A CABEZ A HUMANA
61
2.22.
Cara exocraneal de la
base del cráneo
Presenta igualmente un compartimento anterior, uno medio y uno posterior (fig 62).
Compartimento anterior de la cara
exocraneal: El límite se sitúa en la línea bicigomática. Contiene la espina
nasal del frontal, la lámina perpendicular del etmoides, la lámina horizontal del etmoides con sus orificios, la
cresta esfenoidal inferior y el agujero redondo mayor por delante de las
apófisis pterigoides.
Compartimento medio de la cara
exocraneal: El límite se sitúa entre la
línea bicigomática y la línea bimastoidea. Contiene la porción basilar
del occipital, el conducto auditivo
externo, la cavidad glenoidea, el agujero redondo menor, el agujero oval,
los orificios de Arnold y de Vesalio,
la fosa pterigoidea, el agujero estilomastoideo, el agujero rasgado posterior, el agujero rasgado anterior, el
agujero condíleo anterior y el agujero
vidiano. Compartimento posterior de
la cara exocraneal: Está limitado anteriormente por la línea bimastoidea.
Contiene todos los elementos de la
cara exocraneal del occipital que no
está en el compartimento medio.
62
Fig 62. Cara exocraneal de la base del cráneo: 1) apófisis palatina del maxilar superior, 2) porción horizontal
del palatino, 3) malar, 4) agujero palatino mayor, 5) agujero palatino menor, 6) vómer, 7) orificio posterior de
la fosa nasal, 8) apófisis pterigoides medial, 9) apófisis pterigoides lateral, 10) ala mayor del esfenoides,
11) fisura orbitaria inferior, 12) agujero oval, 13) agujero redondo menor, 14) porción basilar del occipital,
15) tubérculo faríngeo, 16) agujero rasgado anterior, 17) agujero carotídeo, 18) agujero rasgado posterior,
19) cóndilo del occipital, 20) cavidad glenoidea del temporal, 21) apófisis estiloides, 22) agujero
estilomastoideo, 23) apófisis mastoides, 24) conducto auditivo externo, 25) cóndilo del temporal,
26) foramen magnum, 27) agujero mastoideo, 28) conducto condíleo posterior, 29) cresta occipital externa,
30) protuberancia occipital externa, 31) línea nucal inferior, 32) línea nucal superior.
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34
2 – ESTRUCTUR A ESQUELÉTICA DE L A CABEZ A HUMANA
63
2.23.
Puntos, líneas y planos
cefalométricos
Los puntos cefalomátricos (fig 63) son
imprescindibles para diagnosticar la
necesidad de tratamientos ortodóncicos y para el estudio del crecimiento
craneofacial.
S (sella) : situado en el centro de la silla
turca del hueso esfenoides.
N (nasión) : punto más anterior de la
sutura frontonasal.
A: punto más profundo de la concavidad anterior del maxilar.
B: punto más profundo de la concavidad
anterior de la mandíbula.
Pg (pogonio) : punto más anterior de
la mandíbula, a nivel del plano sagital
medio de la sínfisis.
Go (gonión) : punto más inferior, posterior y externo del ángulo mandibular.
Es el punto que se localiza en el vértice
del ángulo que forma la intersección de
las dos tangentes a los bordes poaterior
e inferior de la mandíbula.
Gn (gnatión) : punto más anteroinferior de la mandíbula, a nivel del plano
sagital medio de la sínfisis.
L: situado en el punto donde la perpendicular trazada desde el pogonio corta
la línea SN.
E: situado en el punto donde la perpendicular trazada desde el borde más
distal del cóndilo mandibular corta la
línea SN.
D: situado en el punto medio de la sínfisis mandibular.
Ba (basión) : punto más anterior e inferior del agujero occipital.
64
Po (porión) : punto más superior del
conducto auditivo externo.
Or (suborbitario) : punto más inferior
del reborde externo de la cavidad orbitaria.
Ena (espina nasal anterior) : punto
más anterior del hueso maxilar en su
vértice superior.
Me (mentón) : punto más inferior de la
sínfisis mandibular.
Ag (antegonial) : punto más posterior
de la escotadura antegonial.
Pt (pterigoideo) : punto más superior
del agujero redondo mayor, localizado
a nivel del punto más posterior y superior de la fosa pterigomaxilar.
Pm (suprapogonio) : punto localizado
en la convergencia de la lámina cortical
externa con la interna del mentón óseo,
a nivel del plano sagital medio de la
sínfisis mandibular.
Xi (centroide mandibular) : punto localizado en el centro geométrico de la
rama mandibular.
Dc (condilar) : punto medio del cóndilo mandibular, a nivel del plano basocraneal.
En: punto más anterior de la prominencia de la nariz trazao sobre el perfil
blando.
Dt: punto más anterior de la pro minencia de la barbilla, trazado sobre el
perfil blando.
FH (plano de Frankfurt) : formado por
la unión de los puntos porión y suborbitario.
Ba-Na (plano basocraneal) : formado
por la unión de los puntos basión y
nasión.
Pt-Gn (eje facial) : formado por los
puntos pterigoideo y gnatión.
VPt (vertical pterigoidea) : es la perpendicular al plano de Frankfurt que
pasa por el punto más posterior de la
fosa pterigomaxilar.
Na-Pg (plano facial) : es el formado
por la unión de los puntos nasión y
pogonio.
Me-Ag (plano mandibular) : es el formado por la unión de los puntos mentón y antegonial.
A-Pg (plano dentario) : es el formado
por la unión de los puntos A y pogonio.
Dc-Xi (eje condilar) : es el formado por
la unión del punto condilar y el centroide mandibular.
Xi-Pm (eje del cuerpo mandibular) : es
el formado por la unión del punto centroide mandibular y suprapogonio.
En-Dt (plano estético) : es el formado
por la unión del punto más prominente de la nariz con el más prominente
de la barbilla.
CC: punto localizado en la intersección
del plano basocraneal con el eje facial.
CF: punto localizado en la intersección
del plano de Frankfurt con la vertical
pterigoidea.
2 – ESTRUCTUR A ESQUELÉTICA DE L A CABEZ A HUMANA
Fig 63. Puntos anatomoclínicos en una
telerradiografía: sella S), nasión N), punto A) maxilar,
punto B mandibular, pogonio Pg), gonión Go),
gnatión Gn), punto L, punto E, punto D) mandibular,
basión Ba), porión Po), suborbitario Or), espina
nasal anterior Ena), mentón Me), antegonial Ag),
pterigoideo Pt), suprapogonio Pm), centroide
mandibular Xi), condilar Dc), punto En) del perfil,
punto Dt) del perfil.
65
66
CAPÍTULO 3.
Articulaciones de la
cabeza y músculos
de la masticación
Coautores: Pablo Baltar Martínez de la Riva
y Andrea Garrido Castro
67
68
3.1.
Introducción
Los tejidos del cuerpo se dividen
en epitelial, conjuntivo, muscular y
nervioso. Dentro del tejido conjuntivo podemos encontrar cuatro tipos:
fibroso, óseo, cartílago y sangre. El
tejido conjuntivo fibroso se clasifica
en laxo, adiposo, reticular y denso. El
cartílago se divide en hialino, fibrocartílago y elástico. Los dos tejidos
que intervienen en las articulaciones
son el tejido fibroso denso que constituyen la cápsula articular y los ligamentos; y el cartílago hialino que
tapizan las superficies articulares.
Las articulaciones del cuerpo se
dividen en tres tipos: fibrosas, cartilaginosas y sinoviales. En las articulaciones fibrosas o sinartrosis, las
superficies articulares de los huesos
que las forman encajan íntimamente
entre sí. En las articulaciones cartilaginosas o anfiartrosis, los huesos se
mantienen unidos por cartílago hialino o por fibrocartílago. Las articulaciones sinoviales o diartrosis son
de libre movimiento y están constituidas por una cápsula articular que
es una prolongación en forma de
manguito del periostio de cada uno
de los huesos, una membrana sinovial que recubre la superficie interna
de la cápsula y que segrega líquido
sinovial de lubrificación, el cartílago
articular hialino que recubre las superficies articulares de los huesos,
una cavidad articular que permite el
libre movimiento de las estructuras
óseas, un menisco o disco articular
que consiste en una almohadilla de
fibrocartílago que favorece la adaptación de las superficies articulares,
unos ligamentos que refuerzan la
cápsula articular y que están formados por tejido fibroso denso y unas
bosas articulares sinoviales que están
presentes en algunas articulaciones y
que se encargan de facilitar el movimiento articular.
Las sinartrosis prácticamente no
tienen movimiento, las anfiartrosis
presentan muy poco movimiento y
las diatrosis son las que tienen mayor
libertad de movimiento. Las articulaciones fibrosas o sinartrosis pueden
ser de tres clases: sindesmosis, suturas y gonfosis. En las sindesmosis los
huesos están conectados por bandas
fibrosas, en las suturas los huesos se
unen entre sí gracias a unas proyecciones dentadas que los unen íntimamente y la gonfosis es la articulación
de los dientes con el hueso de los
maxilares. Las articulaciones cartilaginosas o anfiartrosis se dividen en
sincondrosis y sínfisis. En las sincondrosis las superficies articulares
tienen cartílago hialino entre los huesos y en la sínfisis se interpone entre
las superficies óseas una almohadilla de fibrocartílago que conecta los
huesos. Las articulaciones sinoviales
se dividen en uniaxiales, biaxiales
y multiaxiales según puedan realizar el movimiento sobre uno, dos o
más ejes. Las uniaxiales pueden ser
en bisagra o en pivote, las biaxiales
3 – ARTICUL ACIONES DE L A CABEZ A Y MÚSCULOS DE L A MASTICACIÓN
69
pueden ser en silla de montar y condíleas, las multiaxiales pueden ser esféricas y planas.
En la cabeza nos encontramos tres
tipos de articulaciones. Por un lado se
establecen las articulaciones de los huesos de la cabeza entre sí que son suturas
(sinartrosis) ; en segundo lugar, tenemos las articulaciones de los dientes en
las cavidades de las apófisis alveolares
de los maxilares, que corresponden al
tipo de las gonfosis (sinartrosis) ; y en
tercer lugar tenemos la articulación entre la mandíbula y el temporal o articulación temporomandibular que es una
condílea (diartrosis).
70
3.2.
Morfología de
la articulación
temporomandibular
La articulación temporomandibular
(figs 64 y 65) es una de las articulaciones más complejas del organismo.
Es la única articulación móvil de la
cabeza y presenta modificaciones
tanto ontogénicas como filogenéticas
fruto del resultado adaptativo del organismo a los movimientos de masticación, deglución y fonación. En realidad, aunque desde el punto de vista
morfológico es una condílea (diartrosis biaxial) , desde el punto de vista
funcional es una diartrosis multiaxial
esférica porque presenta movimientos en tres ejes del espacio como ya
veremos en la biomecánica.
Las superficies articulares son la
superficie articular del temporal, el
cóndilo de la mandíbula y un disco
articular intermedio. Las superficies
articulares presentan tres capas: una
superficial de tejido conjuntivo fibroso, una intermedia de tejido mesenquimatoso indiferenciado y una
profunda cartilaginosa. Si aumenta la
presión en el cartílago, las células mesenquimatosas de la capa intermedia
se transforman en fibroblastos y luego en precondrocitos, lo que origina
un engrosamiento del cartílago.
La superficie articular del temporal está recubierta por tejido conjuntivo fibroso denso más resistente al
desgaste del envejecimiento y con
más capacidad de reparación que el
cartílago hialino. Se extiende desde
la fisura timpanoescamosa hasta el
borde anterior del tubérculo articular
del temporal. Presenta una parte posterior cóncava denominada cavidad
glenoidea y una parte anterior convexa o cóndilo del temporal. En los
recién nacidos y durante la lactancia,
la superficie temporal es plana o ligeramente cóncava. Durante la erupción de los dientes, se desarrolla la
eminencia articular y la cavidad glenoidea. En los individuos edéntulos
se producen cambios degenerativos,
el tubérculo articular pierde altura y
la cavidad glenoidea se aplana.
El cóndilo de la mandíbula está
recubierta por tejido conjuntivo fibroso denso igual que la superficie
temporal. La prolongación de sus ejes
mayores se une justo por delante del
agujero occipital y la prolongación de
sus ejes menores se sitúa justo por delante de la sínfisis mentoniana.
El disco articular está formado por
un tejido conjuntivo fibroso denso
desprovisto de vasos y nervios. En el
plano sagital se divide en tres regiones que de delante hacia atrás son el
borde anterior, la zona intermedia y
el borde posterior (más grueso que
el anterior). Sus dos extremidades lateral y medial se fijan por fascículos
fibrosos en las extremidades correspondientes del tubérculo del temporal y del cuello del cóndilo. Divide la
articulación en cuatro compartimien-
3 – ARTICUL ACIONES DE L A CABEZ A Y MÚSCULOS DE L A MASTICACIÓN
71
tos: menisco temporal, menisco condilar, lateral y medial. Por detrás del
disco se sitúa la lámina retrodiscal superior elástica y la lámina retrodiscal
inferior colágena, entre las cuales se
sitúa el espacio retrodiscal vascular.
Por delante presenta inserciones en la
cápsula formando el freno meniscal
anterior. El disco en los movimientos
de apertura y cierre debe deslizarse
con la superficie condilar de la mandíbula. Cuando por desgaste del mismo la superficie del disco se desplaza
a diferente velocidad que la superficie
condilar se origina el chasquido articular.
Los medios de unión de la articulación temporomandibular son la cápsula y los ligamentos. La cápsula se
inserta en la fisura temporoescamosa
o de Glaser, en el tubérculo cigomático, en la espina del hueso esfenoidal
y en el cuello del cóndilo. La cápsula
presenta una capa interna, profunda
o sinovial denominada estrato nutritivo, que contribuye a formar el
líquido sinovial; una capa intermedia denominada estrato subsinovial
o reactivo que presenta gran riqueza
de redes capilares y linfáticas; y por
último una capa externa o fibroneural que es una zona fibrosa donde se
encuentran los receptores y las terminaciones nerviosas.
Los ligamentos de la articulación
se dividen en dos tipos: intrínsecos
(en contacto con la cápsula) y extrínsecos (separados de la cápsula).
Los ligamentos intrínsecos son el lateral interno y el lateral externo que
refuerzan la cápsula a cada lado del
cóndilo. El ligamento lateral externo
limita la rotación del cóndilo cuando
72
la apertura bucal llega a 20-25 mm
para proteger las estructuras vitales
retrocondíleas. Esta característica
sólo se encuentra en el ser humano,
ya que el prognatismo mandibular
de nuestros antepasados y la posición
inclinada hacia delante de la zona
toracocervicocraneal permitía que el
espacio entre la rama ascendente de
la mandíbula y la porción mastoidea
fuera superior para el paso de grandes vasos desde el cuello.
Los ligamentos extrínsecos son el
esfenomandibular, estilomandibular
y pterigomaxilar. El ligamento esfenomandibular se extiende desde la
espina del esfenoides hasta la língula
(espina de Spix) de la mandíbula y
corresponde a la parte posterior de la
aponeurosis interpterigoidea. El ligamento estilomandibular se extiende
desde el vértice de la apófisis estiloides al borde posterior de la rama de
la mandíbula. El ligamento pterigomaxilar se extiende desde el ala medial de la apófisis pterigoides hasta la
parte posterior del borde alveolar de
la mandíbula. Este último ligamento
se denomina rafe pterigomandibular
y separa el músculo buccinador del
constrictor superior de la faringe.
La sinovial de la articulación temporomandibular está dividida en
dos cavidades separadas por el disco
articular. Las cavidades se denominan menisco-temporal y meniscomandibular.
Las estructuras que se relacionan
con la articulación temporomandibular tienen mucha importancia clínica,
ya que existen muchos síntomas articulares que se refieren a estructuras
vecinas. Lateralmente la articulación
es superficial y está separada de la
piel por un tejido subcutáneo laxo por
el que pasa la arteria facial transversa
de la cara y los ramos temporales y
cigomáticos del nervio facial. Posteriormente se relaciona con el conducto auditivo óseo y cartilaginoso y la
glándula parótida. Anteriormente se
relaciona con los músculos masetero
y pterigoideo externo y la escotadura
sigmoidea de la mandíbula por la que
pasan los vasos y nervio maseterinos.
Medialmente se relaciona con los nervios dentario inferior y lingual, cuerda del tímpano que se une a este último, nervio aurículotemporal, arteria
maxilar interna y un rico plexo venoso periarticular. Por último superiormente, a través del hueso temporal,
entra en relación con la fosa media de
la base del cráneo.
La articulación temporomandibular está vascularizada por las arterias
y venas temporal superficial y maxilar interna. Su inervación procede de
los nervios aurículotemporal, temporal profundo y del maseterino, que
son todos ellos ramas del nervio trigémino.
Fig 64. Articulación temporomandibular:
1) superficie temporal. 2) superficie condilar, 3)
disco articular, 4) sinovial disco temporal, 5) sinovial
disco condilar, 6) freno meniscal anterior, 7) freno
meniscal posterior, 8) espacio retrovascular.
1
4
7
3
6
5
2
8
Fig 65. Medios de unión de la articulación
temporomandibular: 1) cápsula, 2) ligamento lateral
externo, 3) ligamento lateral interno, 4) ligamento
estilo-mandibular, 5) ligamento espino-mandibular.
5
4
3
1
2
3 – ARTICUL ACIONES DE L A CABEZ A Y MÚSCULOS DE L A MASTICACIÓN
73
3.3.
Biomecánica de
la articulación
temporomandibular
Con respecto a la biomecánica de la
articulación temporomandibular (figs
66 y 67) , debemos considerar por un
lado los músculos que intervienen
en la articulación y por el otro los
movimientos articulares. Los músculos que intervienen en la articulación son los denominados músculos
de la masticación que se dividen en
principales (temporal, masetero, pterigoideo medial y pterigoideo lateral) y
accesorios (digástrico, milohioideo y
genihioideo). La unidad estructural y
funcional de los músculos es la célula
muscular estriada esquelética o rabdomiocito, que se agrupa en haces de
disposición paralela, constituyendo
fascículos y el conjunto de fascículos
forma el músculo. Envolviendo periféricamente la totalidad del músculo
se halla una túnica conjuntiva denominada epimisio, de la que parten tabiques que se introducen en el músculo y rodean a cada fascículo. El tejido
conjuntivo que rodea cada fascículo se
denomina perimisio, y de éste surgen
nuevas expansiones que rodean cada
célula, constituyendo el endomisio. La
célula muscular estriada esquelética
presenta una membrana plasmática
o sarcoplasma que contiene un material proteico contráctil que constituye
los miofilamentos que se agrupan en
miofibrillas. Los miofilamentos pueden ser gruesos (compuestos de miosina) o finos (compuestos de actina).
74
El músculo temporal tiene forma
de abanico. Sus inserciones superiores son la fosa temporal, línea temporal inferior, arco cigomático, y fascia
temporal. El cuerpo muscular está
formado por fascículos anteriores o
verticales, medios u oblicuos y posteriores u horizontales. Todos los fascículos se concentran en un tendón
anteroinferior. Su inserción inferior
se produce en el proceso coronoideo
de la mandíbula.
El músculo masetero se inserta superiormente en el borde inferior y la
cara lateral del proceso cigomático.
Su cuerpo muscular es cuadrilátero,
espeso y oblicuo hacia abajo y atrás.
Está formado por dos porciones o
vientres: la superficial la forman fibras con un trayecto descendente
y ligeramente hacia atrás; mientras
que la porción profunda consiste en
fibras que transcurren en una dirección vertical. El músculo masetero se
inserta inferiormente en la cara lateral del ángulo y rama ascendente de
la mandíbula.
El músculo pterigoideo medial o interno se inserta superiormente en la
fosa pterigoidea y apófisis piramidal
del palatino. Su cuerpo muscular es
cuadrilátero, espeso y oblícuo hacia
abajo, lateralmente y atrás. Sus inserciones inferiores son la cara medial
del ángulo y rama de la mandíbula.
El músculo pterigoideo lateral o
1
3
4
2
Fig 66. Músculos de la masticación: 1) temporal,
2) masetero, 3) pterigoideo lateral, 4) pterigoideo medial.
1
3
2
4
5
6
7
Fig 67. Músculos de la masticación en un corte coronal: 1) temporal,
2) masetero, 3) pterigoideo lateral, 4) pterigoideo medial, 5) línea
de inserción del milohioideo, 6) apófisis geni para la inserción del
genihioideo, 7) fosita de inserción del digástrico.
3 – ARTICUL ACIONES DE L A CABEZ A Y MÚSCULOS DE L A MASTICACIÓN
75
externo está formado por dos porciones, una superior y otra inferior, y en
conjunto presenta unas inserciones
anteromediales y otras posterolaterales. Las inserciones anteromediales
son el ala mayor del esfenoides y la
cara lateral del proceso pterigoideo.
Las inserciones posterolaterales son
el cuello de la mandíbula y la cápsula
y disco de la articulación temporomandibular.
El músculo digástrico presenta dos
porciones o vientres (anterior y posterior). El vientre posterior se inserta en
la cara medial de la apófisis mastoides (ranura digástrica) y atraviesa el
tendón intermedio del hueso hioides
para continuarse con el vientre anterior del digástrico. El vientre anterior
se inserta en la cara inferior de la sínfisis mandibular (fosita digástrica).
El músculo milohioideo se inserta
en la línea oblícua de la mandíbula,
hueso hioides y rafe medio entre los
dos milohioideos. Presenta fibras anteriores que van del hueso al rafe medio y fibras posteriores que unen la
mandíbula al hueso hioides.
El músculo genihioideo está situado por encima del milohioideo y se
inserta en las apófisis geni de la mandíbula y en la parte media de la cara
anterior del hueso hioides.
La articulación temporomandibular presenta cuatro tipos de movimientos: Movimiento anteroposterior
(típico de los roedores) , movimiento de descenso y ascenso en un eje
transversal (típica de carnívoros) ,
movimiento lateromedial (típico de
herbívoros) y movimiento de rotación (típico de omnívoros). Para efectuar estos movimientos dividimos
76
los grupos musculares en elevadores
(temporal, masetero y pterigoideo
medial) , depresores (vientre anterior
del digástrico y accesoriamente el milohioideo, genihioideo, proyectores
hacia delante (temporal, masetero y
pterigoideos laterales, proyectores hacia atrás (digástrico, fibras posteriores del temporal y fibras profundas
del masetero) y músculos de lateralidad o diducción (pterigoideo interno
contralateral y pterigoideo lateral contralateral).
Para entender el movimiento de la
articulación temporomandibular debemos partir de la denominada posición articular funcional óptima que
es la que sitúa los cóndilos mandibulares en su posición más superoanterior, por la acción de los músculos elevadores y porque la cara posterior de
la superficie articular de la fosa mandibular es bastante delgada y no parece estar destinada a soportar fuerzas importantes. En el movimiento
de apertura bucal inicial se produce
una rotación del cóndilo mandibular
a través de un eje horizontal , al continuar la apertura, el cóndilo mandibular y el disco articular se deslizan
hacia delante . En el movimiento de
cierre se origina el movimiento contrario, primero se desliza el cóndilo
mandibular y el disco hacia atrás y
luego se produce una rotación posterior del cóndilo de la mandíbula. En
el movimiento de protrusión el cóndilo y el disco se deslizan hacia delante y en el de retrusión hacia atrás.
En los movimientos de lateralidad
derecha, el cóndilo derecho rota sobre un eje vertical, mientras que el
cóndilo y el disco izquierdo se desli-
za hacia delante. Desde esta posición
para regresar a céntrica se realiza el
movimiento contrario. En los movimientos de lateralidad izquierda, el
cóndilo izquierdo es el que rota sobre
un eje vertical y el derecho es el que
se desliza hacia delante.
Es imprescindible para el odontólogo conocer algunos términos clínicos
del funcionamiento de la articulación temporomandibular tales como
diagrama de Posselt, relación céntrica, máxima intercuspidación, lado de
trabajo, lado de balanceo, protección
canina, protección de grupo y movimiento de Bennett. El diagrama de
Posselt es el dibujo que realizan los
movimientos de la articulación en el
plano sagital, la relación céntrica es
la más retrusiva del maxilar inferior
sin producir presión en los tejidos
retroarticulares, la máxima intercuspidación es la oclusión que realiza el
paciente activando los músculos de la
masticación con el contacto mayor de
dientes posibles, el lado de trabajo es
el que ocluye voluntariamente el paciente, el lado de balanceo es el lado
contrario al de trabajo, la protección
canina es la que realizan las superficies palatinas de los dientes caninos
superiores, la protección de grupo es
la que realizan las superficies oclusales de los molares y el movimiento de
Bennett es el que realiza el cóndilo lateralmente en el lado de trabajo.
3 – ARTICUL ACIONES DE L A CABEZ A Y MÚSCULOS DE L A MASTICACIÓN
77
78
CAPÍTULO 4.
Músculos de
la mímica
Coautores: Andrea Garrido Castro
y Carlos Escudero Morandeira
79
1
4
3
2
13
12
5
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6
8
7
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18
9
16
17
11
10
Fig 68. Músculos de la mímica: 1) occipitofrontal, 2) orbicular de los párpados, 3) superciliar,
4) piramidal, 5) transverso de la nariz, 6) dilatador de la nariz, 7) mirtiforme, 8) canino,
9) buccinador, 10) cuadrado de la barba, 11) borla del mentón, 12) elevador común del ala de la
nariz y del labio superior, 13) elevador propio del labio superior, 14) cigomáticos mayor y menor,
15) risorio de Santorini, 16) triangular de los labios, 17) cutáneo del cuello, 18) orbicular de los labios.
80
4.
Músculos de la mímica
Todos los músculos de la mímica o
de la expresión facial (fig 68) actúan
gracias a la inervación del nervio facial y nos permiten realizar los gestos
de manera voluntaria o involuntaria,
de hecho la expresión de los músculos se utiliza para conocer si la contracción se acompaña de la voluntad
del paciente de forma fingida o si se
produce de manera involuntaria con
naturalidad. De manera involuntaria
podemos asociar la contracción muscular a los gestos de preocupación,
pensamiento forzado, alegría, insatisfacción, decisión, satisfacción, sonrisa, acción, autovaloración, tristeza,
consistencia e indecisión. En todos
los músculos de la expresión describiremos sus inserciones, relaciones,
acciones y su significado gesticular.
Los músculos de la mímica son: occipitofrontal, orbicular de los párpados,
superciliar, piramidal, auriculares,
transverso de la nariz, dilatador del
ala de la nariz, mirtiforme, canino,
buccinador, cuadrado de la barba,
borla del mentón, elevador común
del ala de la nariz y el labio superior,
elevador propio del labio superior,
cigomáticos mayor y menor, risorio
de Santorini, triangular de los labios,
cutáneo del cuello, compresor de los
labios y orbicular de los labios.
El músculo occipitofrontal se inserta en la línea curva occipital superior,
aponeurosis epicraneal y cara profunda de la piel de la región interciliar y
superciliar; está cubierto por la piel;
4 – MÚSCULOS DE L A MÍMICA
eleva la piel de las cejas y pone tensa
la aponeurosis epicraneal.
El músculo orbicular de los párpados presentan dos porciones de inserción, una palpebral y otra orbitaria.
La porción palpebral se inserta en los
labios del conducto lagrimonasal y en
la parte externa de los párpados y ligamento palpebral externo. La porción
orbitaria se inserta en la región nasal
del frontal, la apófisis ascendente del
maxilar superior, fibras de la porción
palpebral y la cara profunda de la piel
de la región externa de los párpados.
Su acción es la oclusión del orificio
palpebral llevando la lágrima hacia
los puntos lagrimales. La contracción
del ángulo externo del orbicular expresa el gesto de preocupación.
El músculo superciliar se inserta
en el arco superciliar y la piel del entrecejo. Cubre al frontal y a la arteria
supraorbitaria. Dirige hacia abajo y
hacia dentro la piel de las cejas. La
contracción del músculo superciliar
expresa el gesto de pensamiento forzado.
El músculo piramidal se inserta en
los huesos nasales, cartílagos de la nariz y músculo frontal. Forma pliegues
transversales en la piel de la región.
Los músculos auriculares son tres
músculos de los cuales el anterior se
inserta en la aponeurosis epicraneal
y borde anterior de la concha, el superior se inserta en la aponeurosis
epicraneal y en la fosita del antehélix, el posterior se inserta en la apó-
81
fisis mastoides y en la convexidad de
la concha del pabellón auricular. No
presentan actividad ya que son rudimentarios.
El músculo transverso de la nariz
se inserta en el dorso de la nariz y
cara profunda de la piel. Dirige el ala
de la nariz hacia arriba y adelante. La
contracción de este músculo origina
un semblante de aspecto alegre y divertido.
El músculo dilatador del ala de la
nariz se inserta en el maxilar superior junto al orificio anterior de las fosas nasales terminando subcutáneamente. Dilata las aberturas nasales.
El músculo mirtiforme se inserta
en la fosa mirtiforme y la piel de las
fosas nasales. Disminuye el diámetro
de los orificios nasales.
El músculo canino se inserta en la
fosa canina y la piel de la comisura de
los labios. Atrae hacia arriba y adentro la comisura de los labios.
El músculo buccinador se inserta en el ligamento pterigomaxilar,
borde alveolar de los maxilares y la
comisura bucal. Está cubierto profundamente por la mucosa bucal y
superficialmente está cubierto por la
rama ascendente del maxilar inferior,
el masetero, el conducto de Stenon, el
nervio bucal, la arteria facial, la vena
facial y las ramas del nervio facial.
Sus acciones son soplar, silvar y tirar
hacia atrás de la comisura labial. La
contracción bilateral de este músculo
origina el gesto de satisfacción.
El músculo cuadrado de la barba se
inserta en la porción anterior de la línea oblicua externa de la mandíbula
y la piel del labio inferior. Dirige hacia abajo y afuera el labio inferior. Su
82
contracción bilateral origina el gesto
de consistencia.
El músculo borla del mentón se inserta en las eminencias del canino y
de los incisivos y la piel del mentón.
Eleva la piel de la región mentoniana.
Su contracción origina el gesto de indecisión.
El músculo elevador común del
ala de la nariz y del labio superior se
inserta en la apófisis ascendente del
maxilar inferior, el borde posterior
del ala de la nariz y la cara profunda
de la piel del labio superior. Eleva el
ala de la nariz y el labio superior. La
contracción bilateral de este músculo
origina el gesto de insatisfacción.
El músculo elevador propio del labio superior se inserta en el reborde
orbitario y la piel del labio superior.
Eleva el labio superior. Su contracción bilateral origina el gesto de sensación de autovaloración.
Los músculos cigomáticos mayor y
menor se insertan en el hueso malar
y la piel del labio superior. Dirige hacia arriba y afuera el labio superior.
La contracción de los sigomáticos origina el gesto de sonrisa.
El músculo risorio de Santorini se
inserta en la aponeurosis maseterina
y la piel de la comisura de los labios.
Cubre la parótida, el masetero y el
buccinador y su cara superficial es
subcutánea. Tira hacia fuera y atrás
la comisura de los labios. La acción
bilateral de este músculo origina el
gesto de acción.
El músculo triangular de los labios
se inserta en la línea oblicua externa
del maxilar inferior y la piel de la comisura labial. Se relaciona con la arteria facial. Dirige la comisura hacia
abajo y adentro dando una expresión
de tristeza.
El músculo cutáneo del cuello se
inserta en el mentón, la línea oblicua
externa del maxilar inferior, la piel de
la mejilla y la piel que cubre la cintura escapular. Cubre la aponeurosis
del cuello, el esternocleidomastoideo,
el deltoides, el omohioideo, el masetero, la vena yugular externa y el plexo
cervical. Desciende la piel del mentón
y la comisura labial expresando dolor
y sufrimiento.
El músculo compresor de los labios
está formado por diversos haces musculares que rodean el orificio bucal y
que están muy desarrollados en los
lactantes para la succión.
El músculo orbicular de los labios se
inserta en la cara profunda de la piel
y de la mucosa labial, fosa mirtiforme,
eminencia del canino inferior y piel
de la comisura. A este músculo se le
añaden unas fibras extrínsecas de las
prolongaciones de los músculos triangular de los labios, buccinador y canino. El músculo orbicular determina
la oclusión de la boca. Su contracción
origina el gesto de decisión.
4 – MÚSCULOS DE L A MÍMICA
83
84
CAPÍTULO 5.
Vascularización
del sistema
musculoesquelético
de la cabeza
Coautores: Andrés Blanco García-Granero
y Carlos Escudero Morandeira.
85
11
9
10
6
7
6
8
5
3
5
2
4
2
1
Fig 69. Sistema carotídeo: 1) carótida común,
2) carótida interna, 3) carótida externa,
4) tiroidea superior, 5) lingual, 6) facial, 7) faríngea
ascendente, 8) occipital, 9) auricular posterior,
10) maxilar interna, 11) temporal superficial.
1
4
3
Fig 72. Ramas de la arteria facial: 1) palatina
ascendente, 2) tonsilar, 3) submentoniana,
4) labiales inferiores, 5) labiales superiores,
6) angular.
2
5
6
7
Fig 70. Ramas de la
arteria tiroidea superior:
1) laríngea inferior,
2) tiroidea externa,
3) tiroidea interna,
4) tiroidea posterior, 5)
esternocleidomastoidea,
6) laríngea superior,
7) subhioidea.
4
1
3
2
3
1
2
4
3
1
Fig 71. Ramas de
la arteria lingual:
1) suprahioidea,
2) dorsal de la
lengua,
3) sublingual,
4) ranina.
86
Fig 73. Ramas de la arteria faríngea
ascendente: 1) faríngeas, 2) timpánica
inferior, 3) meníngea posterior.
5.1.
Vascularización
arterial
La vascularización arterial de la cabeza procede de las carótidas primitivas. La carótida primitiva derecha es
la segunda terminal del tronco braquiocefálico, en el cual se origina. La
carótida primitiva izquierda nace del
cayado de la aorta, presentando más
relaciones torácicas que su homóloga. Las arterias carótidas primitivas
no tienen colaterales y presentan dos
terminales que son la arteria carótida
externa y la carótida interna.
La arteria carótida interna en su
origen, se encuentra situada en la
celda carotídea, es más externa que
la carótida externa y pasa por el área
del triángulo de Farabeuf. Asciende
por la celda retroestiloidea, haciéndose interna, forma la horquilla de
las carótidas, penetra en el conducto
carotídeo, excavado en el peñascoo,
y se coloca en la base endocraneal,
penetra en el seno cavernoso y junto
con ella entra el nervio motor ocular
externo; en el espesor de la pared de
este seno están incluidos los nervios
motor ocular común, patético y oftálmico; al salir del seno a nivel de la
apófisis clinoides anterior, atraviesa
la duramadre y la aracnoides, cruza
el nervio óptico, y en la cara inferior
del cerebro da las cuatro terminales
que son: cerebral anterior, cerebral
media, coroidea y comunicante posterior. La carótida interna da como
colaterales la carotidotimpánica y la
oftálmica.
La arteria carótida externa continúa
a la carótida primitiva en el momento de sobrepasar el cartílago tiroides,
relacionándose con los elementos
de la celda carotídea; a este nivel, la
vena yugular interna recibe el tronco
venoso tiro-linguo-faringo-facial, estando cruzados, vena y colateral, por
el nervio hipogloso mayor, quedando
dibujado el llamado triángulo de Farabeuf (la yugular es externa; el hipogloso, superior; la colateral, interna e
inferior) ; en el área de este triángulo
se encuentra la carótida interna y la
externa, esta última dando aquí sus
colaterales. A medida que ascienden
ambas carótidas, se separan, formando la horquilla de las carótidas. Los
músculos estíleos, a medida que se
separan, forman la horquilla de los
estíleos. Ambas horquillas tienen
una rama abarcada en el ángulo de
la otra. La carótida externa se encuentra entre el músculo estilohioideo por
fuera y el estilofaríngeo por dentro;
éste, a su vez, se encuentra entre las
dos carótidas. Finalmente, penetra en
la celda de la glándula parótida, llegando hasta el cóndilo del maxilar
inferior, donde termina. La carótida
externa presenta colaterales y terminales (fig 69). Las colaterales son la
tiroidea superior, lingual, facial, faríngea inferior, occipital y auricular
posterior. Las ramas terminales de la
carótida externa son la temporal superficial y la maxilar interna.
5 – VASCUL ARIZ ACIÓN DEL SISTEMA MUSCULOESQUELÉTICO DE L A CABEZ A
87
La arteria tiroidea superior (fig 70)
se dirige, adelante y adentro, por encima del hioides y termina en la glándula tiroidea por tres ramas (interna,
externa y posterior). Suministra una
esternocleidomastoideamastoidea
para ese músculo; dos laríngeas, a
esta víscera, y un ramo subhioideo a
los músculos vecinos.
La arteria lingual (fig 71) se dirige
hacia dentro y forma una porción
retrohioidea, otra hioidea y otra lingual, atravesando el área de los triángulos de Pirogoff (nervio hipogloso
mayor, arriba; borde posterior del
milohioideo, delante; borde superior
del tendón intermedio del digástrico,
abajo) y de Beclard (borde inferior del
tendón intermedio del digástrico, delante; asta mayor del hioides, debajo;
músculo hiogloso, detrás). Suministra un ramo suprahioideo y un ramo
dorsal de la lengua, como colaterales,
y como terminales, la arteria sublingual para el mentón, frenillo e incisivos, y la arteria ranina para los músculos linguales.
La arteria facial (fig 72) en su origen, pasa por debajo del vientre posterior del digástrico, se sitúa en la región submaxilar, contornea el borde
inferior del maxilar inferior, pasa a la
cara, asciende por el surco nasogeniano y termina en el ángulo interno del
ojo, formando la angular. Como colaterales desprende la palatina ascendente, la tonsilar, submentoniana, labiales inferiores y labiales superiores.
La arteria faríngea ascendente (fig
73) asciende por la celda retroestioloidea y penetra en el cráneo, terminando por la meníngea posterior. Suministra ramas a la pared de la faringe,
88
a la cavidad del tímpano y a las menínges.
La arteria occipital (fig 74) se dirige
hacia la mastoides, cruza a los músculos complexos, perfora el trapecio
y se hace superficial, terminando por
una rama interna y otra externa, para
el músculo occipital y los tegumentos
de la región. Suministra colaterales al
músculo esternocleidomastoideo y a
los músculos vecinos, una arteria estilomastoidea y una meníngea.
La arteria auricular posterior (fig
74) se dirige a la región parotídea y
se coloca por detrás del pabellón de
la oreja, dando una terminal anterior
y otra posterior para la región. Da colaterales a la parótida.
La arteria temporal superficial (fig
75) desde el cuello del cóndilo del
maxilar inferior se dirige afuera, contorneando el conducto auditivo externo, hasta el arco cigomático, donde
termina por una rama anterior y otra
posterior, que se distribuyen por la
región. Da como colaterales: la transversa de la cara, que sigue el arco cigomático y termina en el buccinador;
la cigomático-orbitaria para el orbicular y los párpados; frontal y parietal.
La arteria maxilar interna (fig 76)
se origina en la celda parotídea, atraviesa el ojal retrocondíleo de Juvara,
penetra en la celda pterigomaxilar,
cruza por encima o entre los haces
del pterigoideo externo, llega a la
fosa pterigomaxilar y, apoyándose
en el maxilar superior, penetra por el
agujero esfenopalatino, donde termina con este nombre, y da una rama
nasopalatina interna para las fosas
nasales y una rama externa para la
pared externa de dichas fosas. En su
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Fig 74. Arteria auricular posterior 1) y occipital 2).
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Fig 76. Ramas de la arteria maxilar interna:
1) alveolar inferior, 2) meníngea media, 3) auricular
profunda, 4) timpánica anterior, 5) maseterina,
6) temporales profundas, 7) pterigoideas, 8) bucal,
9) alveolar posterosuperior, 10) infraorbitaria,
11) palatina descendente, 12) esfenopalatina.
Fig 75. Ramas de la arteria temporal superficial:
1) transversa de la cara, 2) cigomático-orbitaria,
3) frontal, 4) parietal.
recorrido la arteria maxilar interna
tiene tres porciones que son mandibular, pterigoidea y pterigopalatina.
En la porción mandibular suministra
las ramas alveolar inferior, meníngea
media, auricular profunda y timpánica anterior. En la porción pterigoidea
da las ramas maseterina, temporales
profundas, pterigoideas y bucal. En
la porción pterigopalatina suministra
las arterias alveolar posterosuperior,
infraorbitaria, palatina descendente
y esfenopalatina. La arteria palatina
descendente se divide en palatina
mayor y menor. La esfenopalatina se
divide en nasales posteriores laterales
y mediales.
5 – VASCUL ARIZ ACIÓN DEL SISTEMA MUSCULOESQUELÉTICO DE L A CABEZ A
89
5.2.
Vascularización
venosa
La vascularización venosa de la cabeza (fig 77) se recoge por las venas yugular interna, externa y anterior.
La vena yugular interna es el conducto que recoge la sangre venosa
de la cavidad craneal, de la órbita
y gran parte de la cara, continuando a los senos craneales, que son su
origen. Atraviesa el agujero rasgado
posterior, junto con los nervios glosofaríngeo, neumogástrico y espinal;
ocupa la fosa yugular del peñasco,
desciende por las celdas retroestiloidea y carotídea, formando parte del
paquete vasculonervioso del cuello
(carótida, yugular, neumogástrico) ,
terminando en la vena subclavia, junto con la que forma el tronco venoso
braquiocefálico. Las colaterales de la
yugular interna son: a) Vena facial: se
origina en el ángulo interno del ojo
y atraviesa superficialmente la cara,
circulando por fuera de la arteria;
desemboca en la yugular, a veces por
un tronco común con la faríngea o la
lingual (tronco tirolinguofaringofacial de Farabeuf). Recoge a su vez las
venas frontales del ala de la nariz, el
tronco venoso del plexo alveolar, las
coronarias, las bucales, las maseterinas, las submentales, las submaxilares y las palatinas inferiores; b) Venas linguales: se forman tres grupos
(profundas, dorsales y raninas) que a
nivel del músculo hiogloso se reúnen
en un tronco común que termina en
la yugular; c) Vena tiroidea superior:
90
se origina en el lóbulo lateral del tiroides, cruza la arteria carótida primitiva y desemboca en la yugular; d)
Vena faríngea: sigue a la arteria del
mismo nombre, y e) Vena tiroidea
media: sigue a la arteria del mismo
nombre.
La vena yugular externa recoge la
sangre de las paredes craneales de la
cara y de la región posterior y lateral
del cuello. Se origina en el maxilar
inferior por la fusión de las venas
maxilar interna y temporal superficial, desciende atravesando la región
parotídea, pasa por encima del esternocleidomastoideo, envuelta por la
aponeurosis cervical superficial, y en
la región supraclavicular se hace profunda, hasta terminar en la subclavia.
Las colaterales de la vena yugular
externa son: occipitales, auriculares
posteriores, cervicales y escapulares.
La vena yugular anterior es superficial. Recoge la sangre de las regiones
anteriores del cuello. Se origina en la
región suprahioidea por la reunión de
numerosas venas submentales superficiales, desciende algo por fuera de
la línea media y en el espacio supraesternal se acoda penetrando a través
de la aponeurosis hasta desembocar
en la subclavia, donde termina. Tiene
colaterales de los músculos vecinos y
de los tegumentos.
5.3.
Linfáticos
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Fig 77. Venas de la cabeza: 1) facial, 2) lingual,
3) tiroidea superior, 4) faríngea, 5) tiroidea media,
6) maxilar interna, 7) temporal superficial,
8) occipital, 9) auricular posterior, 10) cervicales,
11) escapular, 12) yugular interna, 13) yugular
externa, 14) yugular anterior.
Los ganglios linfáticos de la cabeza
(fig 78) se distribuyen en tres grupos:
círculo ganglionar pericervical, formado por los grupos suprahioideo,
submaxilar, parotídeo, mastoideo y
suboccipital; grupo cervical lateral o
carotídeo; y grupo cervical yuxtavisceral: formado por los grupos retrofaríngeos, prelaríngeos, pretraqueales
y ganglios del nervio recurrente. Todos los vasos linfáticos de la cabeza
y del cuello son aferentes de los gru pos ganglionares laterales profundos
(grupo carotídeo). De éstos parten
eferentes que forman el tronco yugular que desemboca a la izquierda en
el conducto torácico y a la derecha en
la confluencia de las venas yugular
interna y subclavia derecha.
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Fig 78. Grupos de ganglios linfáticos de la cabeza:
1) suprahioideo, 2) submaxilar, 3) parotídeo,
4) mastoideo, 5) suboccipital.
5 – VASCUL ARIZ ACIÓN DEL SISTEMA MUSCULOESQUELÉTICO DE L A CABEZ A
91
92
CAPÍTULO 6.
Nervios craneales
Coautores: Carlos Escudero Morandeira,
Andrea Garrido Castro
y Andrés Blanco García-Granero.
93
94
6.
Nervios craneales
El sistema nervioso se divide en sistema nervioso central y sistema nervioso periférico. El sistema nervioso
central está formado por el encéfalo
y el tronco encefálico, mientras que
el sistema nervioso periférico está
constituido por los nervios craneales,
espinales y sus ganglios asociados.
Los nervios craneales son los que
salen del sistema nervioso central
atravesando los orificios de la base
del cráneo y su conocimiento es imprescindible para el ejercicio de la
profesión odontológica. Los nervios
craneales son doce pares que se denominan olfatorio, óptico, motor ocular común, patético, trigémino, motor
ocular externo, facial, estato-acústico,
glosofaríngeo, neumogástrico o vago,
espinal e hipogloso mayor. Estos pares craneales pueden ser sensitivos,
motores o mixtos. Los sensitivos son
son los nervios olfatorio, óptico y
estato-acústico y conducen estímulos
desde los receptores periféricos hacia
el sistema nervioso central (aferentes)
; los motores son los nervios motor
ocular común, patético, motor ocular
externo, espinal e hipogloso mayor y
conducen impulsos desde el sistema
nervioso central hacia terminaciones
motoras de músculos (eferentes) ; y
los mixtos son los nervios trigémino,
facial, glosofaríngeo y neumogástrico
o vago y conducen impulsos aferentes y eferentes.
El primer par craneal es el nervio
olfatorio (sensitivo) (fig 79). Las célu-
6 – NERVIOS CR ANEALES
las olfatorias forman la zona olfatoria
de la mucosa nasal y actúan como
cuerpos receptores que inician sus
impulsos asociados con el sentido
del olfato. Prolongaciones centrales
de estas células se extienden a través
del techo de la cavidad nasal formando una serie de filetes olfatorios que
atraviesan la lámina cribosa, descansando el bulbo olfatorio sobre la
lámina cribosa. Los filetes olfatorios
hacen sinapsis con la segunda neurona en el bulbo olfatorio, que es el extremo periférico dilatado de la cintilla
olfatoria del encéfalo. Las fibras de la
cintilla olfatoria llevan los impulsos
sensitivos especiales hacia atrás por
una estría lateral y otra medial, a la
punta del lóbulo temporal donde se
localizan áreas corticales y a la vía
olfatoria del lado contralateral, en las
cuales se perciben las sensaciones del
olfato.
El segundo par craneal es el nervio
óptico (sensitivo) (fig 80). El nervio
óptico es otra cintilla del encéfalo que
cursa periféricamente como nervio.
La retina del ojo contiene cuerpos celulares de la primera neurona cuyas
prolongaciones periféricas actúan
como receptores de la luz. Las prolongaciones centrales forman el nervio
óptico que pasa a través del agujero
óptico. Los dos nervios ópticos se cruzan parcialmente en el quiasma óptico. Las fibras sensitivas especiales
de un nervio óptico representan las
mitades nasal y temporal del campo
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Fig 79. Nervio olfatorio: 1) epitelio olfatorio,
2) bulbo olfatorio, 3) cintilla olfatoria, 4) estría
medial, 5) estría lateral.
Fig 81. Nervios oculomotores: 1) nervio motor
ocular común, 2) nervio patético, 3) nervio motor
ocular externo.
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Fig 80. Nervio óptico: 1) retina, 2) nervio óptico,
3) quiasma óptico, 4) cintilla óptica, 5) cuerpo
geniculado, 6) tubérculos cuadrigéminos,
7) corteza occipital.
96
Fig 82. Nervio trigémino: 1) núcleo sensitivo,
2) núcleo motor, 3) ganglio de Gasser, 4) nervio
oftálmico, 5) nervio maxilar superior, 6) nervio
maxilar inferior, 7) nervio meníngeo, 8) nervio nasal,
9) nervio frontal, 10) nervio lagrimal, 11) ganglio
ciliar, 12) nervio en conducto infraorbitario,
13) nervio en fosa pterigomaxilar, 14) ramos
dentarios superiores posteriores, 15) ramas del
agujero infraorbitario, 16) ramas colaterales del
nervio mandibular, 17) nervio lingual, 18) nervio
auriculotemporal, 19) nervio dentario inferior.
visual de un individuo. En el quiasma óptico las fibras del lado nasal de
cada retina se cruzan al lado opuesto
mientras que las fibras del lado externo se continúan en el mismo lado.
Las fibras externas del mismo lado y
las fibras nasales del lado opuesto forman posteriormente la cintilla óptica.
La cintilla óptica lleva tres tipos de
fibras que son las visuales, las de los
reflejos pupilares y las relacionadas
con los movimientos oculares. Las
fibras visuales van al cuerpo geniculado externo y posteriormente a la
corteza del lóbulo occipital. Las fibras
relacionadas con los reflejos pupilares pasan hacia el mesencéfalo y conectan con los núcleos del tercer par
craneal, por medio del cual se conducen impulsos reflejos al músculo liso
que controla el tamaño de la pupila.
Las fibras relacionadas con los movimientos oculares reflejos entran en
los tubérculos cuadrigéminos anteriores del mesencéfalo y de ahí van a
la médula espinal cervical para hacer
sinapsis en el asta anterior alrededor
de las células de los nervios para los
músculos suboccipitales y cervicales,
mientras que otras fibras ascienden
hacia los núcleos del tercer, cuarto y
sexto par craneal para proporcionar
movimientos reflejos de los ojos de
manera que puedan seguir un objeto
en movimiento.
El tercer par craneal es el nervio
motor ocular común (motor) (fig 81).
Es el nervio principal para los movimientos del ojo. Sus fibras pasan hacia delante y dejan el cráneo a través
de la hendidura esfenoidal. Presenta
fibras motoras especiales para los
músculos extrínsecos del ojo, fibras
6 – NERVIOS CR ANEALES
parasimpáticas para los músculos
que controlan la pupila y el cristalino
y hacen sinapsis con el ganglio parasimpático del ojo o ganglio oftálmico
o ciliar y fibras simpáticas del plexo
nervioso carotídeo.
El cuarto par craneal es el nervio
patético (motor) (fig 81) que entra en
la órbita a través de la hendidura esfenoidal y lleva fibras motoras para el
músculo oblícuo mayor del ojo.
El sexto par craneal es el nervio
motor ocular externo (motor) (fig 81)
que inerva la musculatura extrínseca
del ojo y entra en la órbita por la hendidura esfenoidal para distribuirse en
el músculo recto externo del ojo. Este
nervio lleva fibras motoras para esos
músculos y fibras simpáticas posganglionares.
El quinto par craneal es el nervio
trigémino (mixto) (fig 82). Es un nervio que lleva fibras sensitivas generales para la piel, los dientes y las mucosas de la cabeza y fibras motoras para
los músculos de la masticación. Sale
de la protuberancia y se dirige hacia
la fosa craneal media. La raíz sensitiva se dilata y excava la pared del
seno cavernoso formando el ganglio
de Gasser que contiene los cuerpos
celulares de las fibras de la raíz sensitiva. La raíz motora no pasa a través
del ganglio pero se adosa a él después
de lo cual forma tres ramas que son
el nervio oftálmico, el nervio maxilar
superior y el nervio maxilar inferior.
El nervio oftálmico entra en la órbita a través de la hendidura esfenoidal llevando impulsos sensitivos del
globo ocular, el saco conjuntival que
reviste los párpados, la piel de la mitad anterior del cuero cabelludo, la
97
piel de la frente, la piel del párpado
superior, la mucosa nasal y los senos
frontales inervando la glándula lagrimal. El nervio oftálmico presenta
ramas colaterales y ramas terminales,
las ramas colaterales son ramos meníngeos, nervio recurrente de Arnold
y ramas que se anastomosan con los
nervios oculomotores; las ramas terminales son nasal, frontal y lagrimal.
El ganglio relacionado con la rama
oftálmica es el ganglio oftálmico o
ciliar que presenta fibras aferentes
y eferentes. Las fibras aferentes del
ganglio oftálmico son la raíz motora
del músculo oblícuo menor del ojo,
la raíz sensitiva del nervio nasal y
la raíz simpática del plexo cavernoso pericarotídeo. Las fibras eferentes
son los nervios ciliares cortos.
El nervio maxilar superior pasa a
través del agujero redondo mayor hacia la fosa pterigopalatina desde donde pasa hacia la órbita a través del
canal suborbitario, terminando en el
agujero suborbitario. Por esta rama
llegan impulsos sensitivos de los
dientes, encías, senos maxilares, mucosa del paladar, piel de la cara y piel
del labio superior. El nervio maxilar
superior da ramas colaterales y terminales, las ramas colaterales son las
ramas orbitaria, esfenopalatina y dentales superiores, mientras que las ramas terminales son palpebrales, nasales y labiales superiores. El ganglio
relacionado con la rama maxilar superior es el ganglio esfenopalatino o
de Meckel que presenta como aferente el nervio vidiano y como eferente
ramas del nervio esfenopalatino.
El nervio maxilar inferior pasa a
través del agujero oval hacia la fosa
98
cigomática o infratemporal. Las ramas sensitivas llevan impulsos de la
parte retroauricular del cuero cabelludo, dientes, encías, piel de la barbilla,
parte inferior de la cara, labio inferior,
mucosa de la cavidad bucal, y dos tercios anteriores de la lengua. La raíz
motora del nervio maxilar inferior
inerva los músculos de la masticación, el vientre anterior del músculo
digástrico y el músculo milohioideo.
Las fibras sensitivas para los botones gustativos de los dos tercios anteriores de la lengua provienen de la
rama lingual. Las fibras gustativas
salen en la cuerda del tímpano que es
una rama del séptimo par craneal. El
ganglio ótico está asociado al nervio
maxilar inferior en la fosa cigomática
y contiene los cuerpos celulares de la
segunda neurona para la inervación
parasimpática de la glándula parótida. Las ramas del nervio maxilar inferior se dividen en colaterales, tronco anterior y tronco posterior. Las
rama colateral es el nervio meníngeo
recurrente; las ramas del tronco anterior son el temporal profundo medio,
temporomaseterino y temporobucal;
y las ramas del tronco posterior son
el aurículotemporal, dentario inferior
y lingual. El ganglio ótico presenta
aferentes y eferentes. Las aferentes
del ganglio ótico son una raíz motora
del nervio petroso superficial menor,
una raíz sensitiva del nervio petroso
profundo menor y una rama simpática de la arteria meníngea media. Las
eferentes del ganglio ótico son nervios del músculo pterigoideo interno,
del músculo periestafilino externo,
del músculo del martillo, de la parótida y de la caja timpánica.
El séptimo par craneal es el nervio
facial (mixto) (fig 83) que es el nervio
de la expresión facial. Sale del tronco
del encéfalo junto con el octavo par
craneal. Ambos nervios entran en
el peñasco del temporal a través del
conducto auditivo interno. El nervio
facial se curva por encima del oído
interno a través del acueducto de Falopio. El ganglio geniculado o del facial se localiza en el nervio al tomar
éste bruscamente dirección inferior y
posterior por detrás del oído medio.
El nervio sale hacia la cara a través
del agujero estilomastoideo, dando
varias ramas periféricas entre los
lóbulos de la glándula parótida. Las
ramas terminales motoras salen entre
la glándula parótida formando dos
troncos que son el temporofacial y el
cervicofacial, que a su vez terminan
en ramas temporal, cigomática, bucal, mandibular, cervical, occipital y
ramas para el músculo estilohioideo
y el digástrico. Este nervio lleva tres
tipos de fibras, motoras que inervan
los músculos de la expresión facial y
el cuero cabelludo; sensitivas de los
botones gustativos de los dos tercios
anteriores de la lengua y fibras gustativas; y fibras parasimpáticas para la
glándula lagrimal y la mucosa nasal
que tienen cuerpos celulares secundarios en el ganglio geniculado. Las
fibras postganglionares cursan en el
nervio petroso superficial mayor hacia el agujero rasgado medio en un
surco del hueso temporal donde se le
une el nervio petroso profundo mayor para formar el nervio vidiano. La
cuerda del tímpano sale del ganglio
geniculado y se une a la rama lingual
del nervio maxilar inferior, rama del
6 – NERVIOS CR ANEALES
trigémino para llegar a la lengua y es
en esta vía donde se encuentran las
fibras gustativas.
El octavo par craneal es el nervio
estatoacústico o vestibulococlear
(sensitivo) (fig 84) y consta de dos
nervios que son el coclear y el vestibular. El nervio coclear presenta su
origen real en el caracol y el ganglio
de Corti y termina en los núcleos del
auditivo situados en el ángulo lateral
del cuarto ventrículo. El nervio vestibular recoge las impresiones transmitidas por los conductos semicirculares y termina en unos núcleos que
proceden de la base de las astas posteriores y están situados por dentro del
nervio coclear. El origen aparente de
los dos nervios es el surco bulboprotuberancial. El nervio coclear termina en el ganglio de Corti del que nace
un plexo nervioso que termina en el
órgano de Corti. El nervio vestibular
termina en el ganglio de Scarpa del
que salen ramos para el utrículo, el
sáculo y los conductos semicirculares.
El noveno par es el nervio glosofaríngeo (mixto) (fig 85) y está íntimamente relacionado con los pares
décimo y undécimo. El glosofaríngeo
es un nervio predominantemente
sensitivo que lleva fibras aferentes de
la lengua y la faringe, derivando su
nombre de estas zonas. El nervio desciende hacia el agujero rasgado posterior con los pares craneales décimo
y undécimo. En su curso forma dos
ganglios, el superior o yugular y el
inferior o petroso que contienen los
cuerpos celulares de las fibras sensitivas. El nervio desciende hacia el
cuello llevando cinco tipos de fibras:
fibras sensitivas especiales de los bo-
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Fig 83. Nervio facial: 1) núcleos del facial,
2) nervio facial con nervio intermediario, 3) ganglio
geniculado, 4) nervio petroso mayor, 5) nervio del
músculo estapedio, 6) cuerda del tímpano, 7) rama
para los músculos auriculares, 8) rama occipital,
9) rama para los músculos digástrico y estilohioideo,
10) rama temporal, 11) rama cigomática, 12) rama
bucal, 13) rama mandibular, 14) rama cervical.
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Fig 84. Nervio vestíbulococlear: 1) sección
del bulbo raquídeo, 2) nervio coclear, 3) nervio
vestibular, 4) ganglio de Corti, 5) ganglio de Scarpa,
6) sáculo, 7) utrículo, 8) conductos semicirculares.
10 0
tones gustativos del tercio posterior
de la lengua; fibras sensitivas generales de la mucosa de la amígdala y faringe; fibras motoras especiales para
el músculo estilofaríngeo; fibras parasimpáticas que van al oído medio por
medio de la rama timpánica y el nervio petroso superficial menor y que
llevan impulsos secretores para las
glándulas mucosas del oído medio,
las células mastoideas y la glándula
parótida; y un grupo de fibras que
se denomina rama para el seno carotídeo, que está situado en la bifurcación de la arteria carótida primitiva y
que pasan desde ahí hacia los centros
circulatorios del bulbo raquídeo.
El décimo par craneal es el nervio
neumogástrico o vago (mixto) (fig
86). Se denomina también neumogástrico porque inerva los órganos
torácicos y del tubo gastrointestinal.
Este nervio desciende a través del
agujero rasgado posterior presentando dos ganglios, uno superior o yugular y otro inferior o nudoso que
contienen los cuerpos celulares de
las fibras sensitivas del nervio vago.
El nervio vago entra en la vaina carotídea con la vena yugular interna
y la arteria carótida interna. Después
de dar ramas en el cuello desciende
hacia el tórax. El nervio vago derecho
origina el nervio laríngeo inferior o
recurrente derecho que asciende de
nuevo hacia el cuello alrededor de la
arteria subclavia derecha. El nervio
vago izquierdo origina el nervio laríngeo inferior o recurrente izquierdo
que rodea por debajo el cayado de la
aorta para ascender de nuevo hacia el
cuello. En el mediastino cada nervio
vago forma un plexo pulmonar del
6 – NERVIOS CR ANEALES
cual pasan ramas hacia los pulmones. El nervio vago se compone de
cinco tipos de fibras: fibras motoras
especiales para los músculos de la laringe; fibras motoras especiales para
los músculos del paladar blando y la
faringe; fibras sensitivas de la mucosa de la faringe, laringe, esófago,
bronquios, pulmones y vísceras abdominales; fibras sensitivas especiales para unos pocos botones gustativos de la faringe y la laringe; y fibras
parasimpáticas que pasan al músculo
liso y a las glándulas de las vísceras
torácicas y los órganos abdominales.
El decimoprimero par craneal es el
nervio espinal (motor) (fig 87) que se
compone de una porción medular y
otra porción bulbar. La porción medular asciende de la médula espinal
cervical para unirse a la porción bulbar, cuyas fibras emergen del bulbo
raquídeo por debajo del nervio vago.
Ambas partes van hacia el agujero
rasgado posterior. La porción bulbar
se une al nervio vago agregándole fibras motoras especiales para los músculos del paladar blando y la faringe.
La porción medular desciende hacia
el cuello llevando fibras motoras generales para los músculos trapecio y
esternocleidomastoideo.
El decimosegundo par craneal es el
nervio hipogloso mayor (motor) (fig
88). Es un nervio motor para los músculos de la lengua que sale del bulbo
raquídeo y desciende a través del conducto condíleo anterior. El nervio hipogloso se desvía lateralmente hacia
abajo, uniéndosele fibras de nervios
cervicales destinadas al asa del nervio hipogloso antes de pasar hacia la
lengua.
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Fig 85. Nervio glosofaríngeo: 1) ganglio superior,
2) ganglio inferior, 3) nervio timpánico de
Jacobson, 4) rama para el tercio posterior de la
lengua, 5) rama para la amígdala y la faringe,
6) rama para el músculo estilofaríngeo.
Fig 87. Nervio espinal: 1) porción bulbar,
2) porción medular, 3) rama para el músculo
esternocleidomastoideo, 4) rama para el
músculo trapecio.
1
3
2
4
5
1
2
6
Fig 86. Nervio neumogástrico o vago:
1) ganglio superior, 2) ganglio inferior,
3) ramas faríngeas, 4) ramas laríngeas,
5) ramas torácicas, 6) ramas abdominales.
102
Fig 88. Nervio hipogloso mayor: 1) conducto del
hipogloso, 2) ramas para los músculos de la lengua.
6 – NERVIOS CR ANEALES
103
104
CAPÍTULO 7.
Cavidad bucal
Coautores: Pablo Baltar Martínez de la Riva
y Andrés Blanco García-Granero.
105
7.1.
Constitución
anatómica
La boca es una cavidad irregular,
situada en el macizo facial inferior,
entre las fosas nasales y la región
suprahioidea. Es la primera porción
del aparato digestivo, inmersa en el
aparato masticador, con funciones
como cortar, triturar los alimentos y
formar ayudada por las glándulas salivares el bolo alimenticio; además, es
parte integrante del aparato fonador,
del que es el órgano resonador, interviniendo de un modo fundamental
en la modulación de la voz y la articulación de la palabra. Está delimitada anteriormente por la hendidura
labial y posteriormente por el istmo
de las fauces. Tiene forma de herradura abierta hacia atrás. La cavidad
bucal está dividida, por los arcos alveolodentarios, en una zona externa,
que denominamos vestíbulo bucal o
pasillo de Tomes y una zona interna,
denominada cavidad bucal propiamente dicha. El vestíbulo bucal está
limitado externamente por labios y
mejillas e internamente por las arcadas dentarias. La cavidad bucal propiamente dicha comienza a nivel de
las arcadas dentarias y termina a nivel del istmo de las fauces. El vestíbulo bucal o pasillo de Tomes forma la
porción externa de la boca. Tiene forma de herradura y está limitado por
una pared interna, constituida por la
superficie externa de los arcos dentarios, y una pared externa, formada
por los labios y las mejillas. Los labios
106
son dos repliegues músculo-membranosos separados por la hendidura bucal, que constituyen la parte anterior
de la boca. Lateralmente a los labios,
la pared externa está formada por las
mejillas, que también son formaciones músculo-membranosas.
Los labios (fig 89) van a constituir
la pared anterior de la boca mediante unas formaciones músculo-membranosa, móviles y de consistencia
blanda que rodean el orificio bucal.
Podemos dividir morfológicamente,
a los labios, en una cara anterior, una
cara posterior, un borde adherente,
un borde libre, dos comisuras y un
orificio anterior. La cara anterior es
cutánea y en ella distinguimos la porción del labio superior, la porción de
la comisura labial o ángulo de la boca
y la porción del labio inferior. En la
porción del labio superior, en la línea
media, presenta un surco subnasal o
philtrum que comienza en la zona del
subtabique nasal y termina en el tubérculo labial superior del borde libre
del labio superior. Lateralmente está
limitado por los surcos naso-labiales
derecho e izquierdo, que descienden
oblicuamente de las alas de la nariz
hasta las comisuras labiales. La porción de la comisura labial o ángulo de
la boca es la unión de los dos labios
superior e inferior por sus extremos
derecho e izquierdo que se dispone a
la altura del canino o el primer premolar superior. La porción del labio
inferior presenta una fosita media
con abundantes folículos pilosos,
por debajo de esta fosa se encuentra el mentón. El labio inferior está
separado del mentón por el surco
mento-labial. La cara posterior de los
labios es mucosa, presenta un aspecto
liso y es de coloración rosácea. Esta
cara posterior esta en relación con
la cara anterior de la arcada dentaria y de la encía. Esta cara forma la
pared externa del vestíbulo bucal. El
borde adherente de los labios es el
límite periférico de los labios. En el
labio superior este borde adherente lo
conforman todo lo que se encuentra
entre el subtabique nasal, los surcos
naso-labiales y el borde libre del labio
superior. En el labio inferior el borde
adherente está limitado por el surco
mento-labial, el mentón y el borde libre del labio inferior. En la cara posterior del labio, el borde adherente está
marcado por el surco gíngivo-labial,
que se interrumpe en la línea medial
por el frenillo labial (pliegue mucoso
sagital). El borde libre o rojo de los labios es diferente en su cara anterior y
posterior. En la cara anterior el borde
libre lo conforma una línea que lo separa de la piel. En la cara posterior el
borde libre se confunde con la mucosa. Está cubierto por mucosa carente
de glándulas sudoríparas y sebáceas
pero ricamente vascularizada y con
numerosas terminaciones nerviosas.
Las comisuras labiales es el punto
donde se unen lateralmente el labio
superior y el inferior. Existen dos comisuras una derecha y otra izquierda,
dispuestas simétricamente con relación a la línea media. Al unirse entre
sí en las comisuras, los dos labios cir-
7 – CAVIDAD BUCAL
cunscriben un orificio, denominado
orifício bucal. Este orificio, vía de introducción de alimentos, se abre y se
cierra. El orificio abierto es irregularmente circular, más alto que ancho,
y permite la visión y palpación de la
cavidad bucal. El orificio cerrado no
es más que una hendidura transversal que la denominamos hendidura
bucal, que va de una comisura a otra
y corresponde exactamente a la línea
de contacto de ambos labios.
Las mejillas constituyen las paredes
laterales de la cavidad bucal y presentan un epitelio plano poliestratificado
con glándulas salivares unicelulares,
denominadas labiales y bucales. La
piel que conforma las mejillas excede
los límites de la boca, pues se extiende desde los límites inferiores de la
órbita al borde inferior de la mandíbula. Las mejillas externamente están separadas de la nariz y los labios
por dos surcos oblicuos hacia abajo y
afuera, denominados respectivamente nasogeniano y labiogeniano.
La cavidad bucal propiamente dicha es la porción interna de la boca
delimitada por fuera y adelante por
los arcos dentarios, comunicando por
su porción posterior (istmo de las fauces) con la faringe. Por la forma que
presenta, aparte de los límites reseñados, distinguimos en ella la bóveda,
el suelo bucal, la lengua, los dientes y
las glándulas salivales.
La bóveda palatina (fig 90) forma
la pared superior de la cavidad bucal. En ella podemos distinguir dos
partes diferentes, el paladar duro o
bóveda palatina, que ocupa los dos
tercios anteriores, y el paladar blando
o velo del paladar, que ocupa el 1/3
107
1
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6
Fig 90. Bóveda palatina: 1) papila interincisiva,
2) mucosa con pliegues transversos, 3) estructura
ósea, 4) glándulas palatinas, 5) arteria y nervio
palatino mayor, 6) agujero palatino menor.
5
8
10
11
Fig 89. Cavidad bucal: 1) labio superior,
2) philtrum, 3) surco labiogeniano, 4) bóveda
palatina, 5) dorsa de la lengua, 6) úvula, 7) arcada
dentaria superior, 8) arcada dentaria inferior,
9) frenillo labial superior, 10) frenillo labial inferior,
11) surco labiomentoniano.
6
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7
Fig 91. Músculos extrínsecos de la lengua:
1) lengua, 2) músculo glosoestafilino, 3) músculo
estilogloso, 4) músculo hiogloso, 5) músculo
geniogloso, 6) paladar, 7) hioides, 8) apófisis
estiloides, 9) mandíbula.
108
posterior, formando el límite superior del istmo de las fauces. El paladar duro, además de la mucosa que
lo cubre, está constituido por unas
láminas óseas que son la apófisis palatina del maxilar superior y la porción horizontal del palatino, que se
disponen separando a esta cavidad
de las fosas nasales. La constitución
por capas del paladar duro sería de
superficial a profunda: la mucosa que
forma los pliegues palatinos transversos; la glandular donde se sitúan
las glándulas palatinas; la vascular
donde se sitúan los vasos y nervios
palatinos menores (que salen por el
orificio palatino menor) , los vasos y
nervios palatinos mayores (que salen
por el orificio palatino mayor) y los
vasos nasopalatinos (que salen por
el orificio palatino anterior donde se
forma la papila incisiva) ; y una capa
profunda formada por las apófisis
palatinas del maxilar superior y las
láminas horizontales del palatino.
El paladar blando está dispuesto a
continuación del paladar duro, entre éste y el istmo de las fauces, es
la porción móvil de la bóveda. Su estructura es básicamente muscular, y
actúa de una forma fundamental en
la fonación y la deglución, así como
en su acción esfinteriana de cierre del
istmo de las fauces. En la estructura
morfológica del itsmo de las fauces
distinguimos una prolongación central, la úvula, de la que parten lateralmente dos prolongaciones prominentes hacia cada lado: los pilares
del velo. En cada lado, se distingue
un pilar anterior y otro posterior. Entre los pilares del velo del paladar, se
dispone una depresión en la que se
7 – CAVIDAD BUCAL
encuentran las amígdalas palatinas
derecha e izquierda, acúmulos linfoideos pertenecientes al anillo linfático
de Waldeyer. El velo del paladar está
cubierto por la mucosa bucal. Entre
ésta y la estructura muscular, se disponen glándulas salivales palatinas.
Los músculos que conforman el velo
se denominan estafilinos y son: periestafilino externo, periestafilino
interno, glosoestafilino, faringoestafilino y palatoestafilino.
El suelo de la boca separa la cavidad bucal de la región suprahioidea.
Es un auténtico diafragma muscular,
constituido fundamentalmente por el
músculo milohioideo. Sus fibras musculares se abren en abanico desde su
origen en el cuerpo del hueso hioides
para terminar en la línea oblicua interna de la mandíbula, contactando
las fibras de los milohioideos de cada
lado en la línea media. Sobre los milohiodeos, se disponen dos bandas
musculares, los músculos genihioideos, que desde el cuerpo del hueso
hioides alcanzan las apófisis geni inferiores en la cara interna del cuerpo
de la mandíbula.
La lengua (fig 91) es un órgano eminentemente muscular cubierto por
mucosa entre la que se disponen las
papilas linguales, receptores del sentido del gusto. Ocupa la mayor parte
del espacio de la cavidad bucal y reposa en el suelo de la misma, adaptando
su forma al contorno de los arcos dentarios. Es un órgano que aparte de su
función gustativa, interviene, por su
estructura muscular, en otros procesos como la deglución, masticación y
fonador siendo un elemento importante en el sistema resonador para la
109
correcta articulación de los sonidos.
La lengua se origina, por su parte
posterior, en el hueso hioides para dirigirse en un primer tramo hacia arriba y posteriormente horizontalmente
hacia adelante. Así alcanza la porción
más anterior de la cavidad bucal, estrechándose en este punto formando
el vértice lingual o “ápex lingual”. En
su origen posterior la mucosa que la
recubre se refleja sobre la epiglotis,
formando los repliegues glosoepiglóticos, uno medio y dos laterales, que
forman entre ellos unas depresiones
denominadas valléculas glosoepiglóticas. Por su disposición en la cavidad
bucal desde su origen hioideo podemos dividirla en dos porciones para
su estudio morfológico: base o raíz
lingual y dorso lingual. Em La lengua
distinguimos dos grupos musculares,
músculos intrínsecos y extrínsecos;
los primeros se disponen formando
parte de la estructura lingual y son
los responsables de modificar su forma; los segundos se originan en zonas fuera de la lengua, terminando
por formar parte de la misma, siendo
los responsables de los movimientos
linguales. Los músculos intrínsecos
se clasifican atendiendo a la dirección que llevan sus fibras en el interior de la lengua y los dividimos en
longitudinales, verticales y transversales. Los músculos extrínsecos son
pares, simétricos y son geniogloso,
hiogloso, estilogloso y glosoestafilino. El músculo geniogloso se inserta
en las apófisis geni superiores, hueso
hioides, mucosa lingual y vértice de
la lengua; sus fibras superiores dirigen la lengua hacia arriba y adelante, mientras que sus fibras inferiores
110
dirigen la lengua hacia abajo y atrás.
El músculo hiogloso se inserta en el
septum lingual, en el cuerpo del hioides y en el asta mayor, dejando entre
ambas inserciones del hioides un hiato por el que pasa la arteria lingual;
se encarga de descender y retraer la
lengua y está inervado por el nervio
hipogloso mayor. El músculo estilogloso se inserta en la apófisis estiloides, el septum lingual y en el borde
de la lengua; se encarga de aplicar la
lengua contra el velo del paladar y
está inervado por el nervio hipogloso mayor, por los ramos linguales del
nervio facial y por el nervio glosofaríngeo. El músculo glosoestafilino se
inserta en la cara inferior de la aponeurosis palatina, borde de la lengua
y septum lingual formando el pilar
anterior del velo del paladar; al contraerse cierra el istmo de las fauces,
desciende el velo del paladar, eleva la
lengua y acerca los pilares a la línea
media; está inervado por la rama lingual del nervio facial y la rama motora del nervio palatino posterior que
es rama del nervio maxilar superior.
7.2.
Mucosa oral
La mucosa bucal (figs 92, 93 y 94) está
formada histológicamente por varias
capas que de superficie a profundidad que son: un epitelio escamoso
estratificado formado por células unidas por desmosomas; una membrana
basal que se une al epitelio por hemidesmosomas y al tejido conjuntivo
subyacente por fibras de anclaje; una
lámina propia que está constituida
por una zona reticular y otra papilar;
y una submucosa. El epitelio que cubre la mucosa oral está formado por
cuatro tipos de capas celulares que
de superficie a profundidad son: córneo, por el aspecto aplanado de sus
células y picnótico de sus núcleos;
granuloso porque sus células presentan abundancia de gránulos de queratohialina; intermedio o espinoso,
con células ovales y un poco aplanadas que en su morfología presentan
unas proyecciones externas similares
a espinas; y estrato basal con células
cúbicas que se unen a la membrana
basal por medio de hemidesmosomas. Topográficamente la mucosa
puede ser de revestimiento, masticatoria y especializada. La mucosa de
revestimiento es blanda, flexible, no
queratinizada y es la que constituye
el suelo de la boca, cara ventral de la
lengua, las mejillas, los labios y el paladar blando. La mucosa masticatoria
es queratinizada y es la que cubre el
paladar duro, las crestas alveolares y
las encías. La mucosa especializada es
la que recubre el dorso de la lengua.
7 – CAVIDAD BUCAL
En la mucosa masticatoria debemos
comentar la estructura especial de la
encía (fig 93). La encía está formada
por dos zonas diferentes que son la
encía libre y la adherida o insertada.
La encía libre es la que está situada
hacia la corona de los dientes por encima del hueso alveolar y presenta
dos zonas; una es la encía vestibular
y palatina o lingual que está formada
por crestas papilares queratinizadas
que se adaptan a la morfología dentaria; y otra es la encía interdental o
col, formada por mucosa no queratinizada. El epitelio de la encía libre
que une la mucosa con el diente se
denomina epitelio de unión y está
situado en el fondo de saco gingivodentario. La encía insertada se extiende desde la encía libre hasta la línea
mucogingival. Sin embargo no podemos confundir encía con periodonto,
ya que el periodonto es el complejo
que incluye la encía libre, insertada,
la línea mucogingival, la mucosa oral,
el hueso alveolar, cemento dentario y
ligamento periodontal, pero desde el
vértice de la encía hasta donde termina el ápice dentario.
La mucosa del dorso de la lengua
presenta unas estructuras epiteliales
especializadas denominadas papilas
linguales (fig 94). Topográficamente
las papilas del vértice de la lengua
presentan receptores del sabor dulce,
las de los bordes laterales del tercio
anterior tienen receptores del sabor
salado, los receptores del sabor áci-
111
5
1
2
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4
7
Fig 93. Estructura de la encía: 1) epitelio de unión
interproximal, 2) encía libre, 3) encía insertada
supracrestal, 4) encía insertada crestal, 5) encía
libre vestibular, 6) encía insertada vestibular,
7) mucosa alveolar.
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Fig 92. Estructura de la mucosa oral:
1) desmosoma de unión de las células, 2) estrato
superficial o córneo, 3) estrato granuloso, 4) estrato
espinoso, 5) estrato basal, 6) membrana basal, 7) tejido
conectivo, 8) fibras colágenas, 9) fibras elásticas.
112
do están situados en las papilas de
los bordes laterales de los dos tercios
posteriores de la lengua y el sabor
amargo es recibido por los receptores
del centro del tercio posterior y paladar blando. No debemos confundir
papila gustativa con botón o receptor gustativo. Los botones gustativos
son receptores situados en el epitelio
de las papilas gustativas. Las papilas
gustativas pueden ser de cuatro tipos:
filiformes (extensiones queratinizadas de células epiteliales de la superficie) , fungiformes (tienen forma de
seta y presentan un epitelio delgado
no queratinizado) , caliciformes o circunvalladas (situadas en la parte posterior del dorso de la lengua formando una V visible macroscópicamente)
y foliadas (son surcos o ranuras con
botones gustativos en la parte lateral
y posterior de la lengua).
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6
Fig 94. Estructura de la mucosa del dorso de
la lengua: 1) papilas foliadas, 2) ”V” lingual de
papilas caliciformes, 3) papila caliciforme, 4) papila
fungiforme, 5) papila filiforme, 6) botón gustativo.
7 – CAVIDAD BUCAL
113
7.3.
Glándulas salivales
Las glándulas salivales (figs 95 y 96)
vierten su contenido (saliva) en el interior de la cavidad bucal. Por el tipo
de secreción que producen se dividen
en glándulas serosas, mucosas y mixtas. Por su tamaño, las agrupamos
en glándulas unicelulares o menores
y glándula pluricelulares o mayores.
Las glándulas unicelulares se disponen inmersas en toda la mucosa que
recubre a la boca. Por su situación,
podemos distinguir glándulas labiales, bucales, palatinas y linguales,
drenando todas ellas por pequeños
conductos independientes, que atraviesan la mucosa tanto del vestíbulo
como de la cavidad bucal. Las glándulas mayores se forman por la reunión
de varios racimos glandulares que
confluyen en un conducto excretor
común, responsable de llevar la saliva al interior de la cavidad bucal. La
situación morfológica de estos racimos glandulares ya no está en su totalidad en el interior de la boca, como
ocurría con las glándulas unicelulares. En la mayor parte de los casos,
como estudiaremos, se disponen en
zonas próximas pero ajenas a la boca.
Diferenciamos tres pares de grandes
glándulas salivares mayores: sublingual, submaxilar y parótida.
Las glándulas mayores están formadas por una estructura histológica
básica denominada ácino glandular.
Los ácinos glandulares pueden ser
mucosos y seromucosos. Las células
mucosas están constituidas por un
114
núcleo basal aplanado y vesículas
secretoras que vierten su contenido
rico en agua, glucoproteínas, sialomucinas y sulfomucinas, en una zona
celular denominada zónula oclusiva.
Las células seromucosas son ricas en
aguas, sales minerales, alfa-amilasa,
lipasa y peroxidasa y presentan un
núcleo esférico y gránulos secretorios
que se eliminan por las microvellosidades apicales de la célula. Sobre la
estructura externa del ácino se sitúan
células mioepiteliales que se encargan de contraer el conjunto celular
para facilitar la expulsión del contenido glandular. Los ácinos están conectados por los conductos intercalados
que se unen para formar los conductos intralobulares dónde se reabsorbe
soido y se incorpora inmunoglobulinas, lisozima, calicreína y potasio.
Los conductos intralobulares se unen
para formar los conductos interlobulares de la glándula.
La glándula sublingual se dispone
en el suelo bucal o región sublingual,
cubierta por arriba por la mucosa del
suelo de la boca y descansando por
encima el músculo milohioideo. Lateralmente, se relaciona con la parte
anterior de la superficie interna del
cuerpo de la mandíbula, por encima de la línea oblicua interna. Medialmente, está separada de la otra
glándula sublingual por los músculos
geniogloso y geniohioideo. Sus secreciónes confluyen en un conducto
común conocido como de “Rivinus o
Bartolini”, que atraviesa la mucosa de
la cavidad bucal por debajo de la implantación del incisivo inferior.
La glándula submaxilar está situada en su mayor parte en la región suprahioidea. Una pequeña porción de
la misma bordea el límite posterior
del músculo milohioideo, disponiéndose en la parte posterior de la cavidad bucal por detrás de la glándula
sublingual. La porción suprahioidea
de la glándula se dispone en el interior de un compartimento fibroso
que por fuera la separa del ángulo
interno de la mandíbula, del músculo
milohioideo por arriba y del músculo
hiogloso por dentro y atrás. Su conducto de drenaje se conoce como el
“conducto de Wharton”. Éste se forma por la confluencia de pequeños
conductillos dispuestos en el interior
de la glándula; se dirige hacia arriba
y adelante apoyado sobre el músculo
milohioideo, hasta que se encuentra
con la glándula sublingual con la que
se relaciona; termina atravesando la
mucosa bucal, a ambos lados del frenillo lingual.
La glándula parótida es la de mayor
desarrollo de las glándulas salivares.
Se sitúa por debajo del conducto auditivo externo, entre la porción vertical
de la mandíbula por delante y las apófisis mastoides y estiloides por detrás.
Se dispone en el espacio pre-estíleo
ocupando el compartimento parotídeo, rodeada por un tejido fibroso que
forma la celda parotídea. Se relaciona
con la aleta faríngea, prolongación de
la aponeurosis faríngea, que envuelve
a los músculos estíleos y delimita los
espacios pre-estíleo, donde se dispone la glándula acompañada del ner-
7 – CAVIDAD BUCAL
1
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5
Fig 95. Estructura histológica de las glándulas
salivares mayores: 1) ácino seromucoso, 2) ácino
seroso, 3) mioepiteliocito, 4) conducto intercalado,
5) conducto intralobular.
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Fig 96. Estructuras relacionadas con las glándulas
salivares: 1) glándula parótida, 2) glándula
submaxilar, 3) glándula sublingual, 4) músculo
masetero, 5) conducto parotídeo, 6) músculo
buccinador, 7) músculo milohioideo, 8) músculo
digástrico, 9) vasos sublinguales, 10) conducto
submandibular, 11) nervio lingual y ganglio
submandibular, 12) ramas del nervio facial.
115
vio maxilar inferior y la arteria maxilar interna, y el espacio retro-estíleo,
dispuesto por detrás de la glándula y
por el que transita el paquete vasculonervioso del cuello (formado por la
arteria carótida interna, la vena yugular interna y el nervio neumogástrico) ; por este espacio pasan además
los nervios glosofaríngeo, espinal e
hipogloso. El límite inferior del compartimento parotídeo está delimitado
por la cintilla maxilar, que se dirige
desde el músculo esternocleidomastoideo hasta el ángulo mandibular.
La glándula parótida engloba en su
interior el nervio facial, que separa
el lóbulo profundo del superficial de
la glándula. Este nervio se ramifica
en su interior. Además, es atravesada
por la arteria carótida externa, que en
el interior de la glándula da sus dos
ramas terminales, la arteria temporal
superficial y la arteria maxilar interna. La vena yugular externa también
atraviesa la glándula, presentando un
comportamiento similar a la arteria.
El conducto de drenaje es el “conducto de Stenon”, que, por la confluencia
de pequeños conductillos dispuestos
en los lóbulos de la glándula, emerge de su interior por la porción más
anterior de ésta. Se dispone por encima del músculo masetero, hasta encontrar al músculo bucinador al que
perfora, para así alcanzar el interior
de la cavidad bucal, atravesando su
mucosa a nivel de la implantación del
2º molar superior.
116
7.4.
Morfología externa
de los dientes
Los dientes (figs 97 y 98) están formados por dos zonas topográficas y
cuatro tejidos. Las zonas topográficas
se denominan corona y raíz. La corona es la estructura del diente que
está fuera del alveolo hacia el espacio
de oclusión y presenta como tejidos
esmalte externamente, dentina como
capa intermedia y pulpa como tejido
interno. La raíz es la zona del diente
que está en el interior del alveolo y
presenta como tejidos cemento en la
capa más externa, dentina en la capa
media y pulpa en la capa interna.
La primera dentición humana está
formada por 20 dientes, 5 en cada
cuadrante. Los tipos de dientes de
cada cuadrante son un incisivo central, uno lateral, un canino y dos molares. Según el cuadrante que ocupen
se denominan de 51 a 55 los del primer cuadrante, de 61 a 65 los del segundo cuadrante, de 71 a 75 los del
tercer cuadrante y de 81 a 85 los del
cuarto cuadrante.
La segunda dentición humana o
dentición definitiva está formada por
32 dientes, 8 en cada cuadrante. Los
tipos de dientes de cada cuadrante
son un incisivo central, uno lateral,
un canino, dos premolares y dos molares. Según el cuadrante que ocupen
denominan de 11 a 18 los del primer
cuadrante, de 21 a 28 los del segundo,
31 a 38 los del tercero y de 41 a 48 los
del cuarto.
Morfología de los incisivos defi-
7 – CAVIDAD BUCAL
nitivos: Las coronas de los incisivos
son de forma triangular, más largas
en sentido incisogingival que mesiodistal, sus raíces son únicas y se estrechan de la línea cervical al ápice,
siendo más anchas en sentido vestibulolingual que mesiodistal. Los contornos linguales tienen una fosa lingual cóncava y un cíngulo convexo.
El incisivo central maxilar superior
es más cuadrado que el lateral. Los
incisivos centrales mandibulares son
más simétricos que los laterales. Las
fosas linguales de los incisivos maxilares son más pronunciadas que la de
los mandibulares.
Morfología de los caninos definitivos: Los caninos definitivos tienen
coronas pentagonales y son más anchas en sentido vestibulolingual que
mesiodistal. Los caninos mandibulares son más estrechos mesiodistalmenteque los maxilares superiores y
la cúspide es más aguda en los maxilares superiores.
Morfología de los premolares definitivos: Los premolares definitivos
presentan dos cúspides, sus coronas
son rectangulares desde oclusal y son
más anchos en sentido vestibulolingual y mesiodistal que los dientes anteriores. El contorno de los premolares mandibulares en visión proximal
es romboide y el de los maxilares superiores es trapezoide. Los premolares mandibulares son más cuadrados
vistos desde oclusal que los maxila-
117
res, que son más rectangulares. Las
cúspides vestibulares de los primeros premolares maxilares son más
puntiagudas que las de los segundos
premolares maxilares. Los primeros
premolares maxilares presentan, con
mayor frecuencia, una raíz dividida
(vestibular y lingual) , mientras que
los segundos premolares maxilares
presentan una raíz única. Las cúspides vestibulares de los primeros
premolares mandibulares son más
puntiagudas que las de los segundos
premolares mandibulares.
Morfología de los molares definitivos: Los molares maxilares tienen
tres raíces (mesiovestibular, distovestibular y palatina) de tamaño considerable, cuya longitud es casi el doble
que la de la corona. Los molares mandibulares tienen dos raíces denominadas mesial y distal. Las coronas de
los molares son más anchas en sentido mesiodistal que cervicooclusal.
Los segundos molares mandibulares
presentan cuatro cúspides, mientras
que los primeros presentan cinco
cúspides. Las raíces de los primeros
molares mandibulares son más divergentes que las de los segundos molares. Los primeros molares maxilares
superiores presentan a menudo una
quinta cúspide muy llamativa denominada tubérculo de Carabelli. Las
raíces de los primeros molares mandibulares están más separadas que la de
los segundos molares mandibulares.
Morfología de los dientes temporales: las coronas de los dientes temporales anteriores tienen un abultamiento vestibulolingual en su tercio
cervical, sus raíces son más largas en
relación con la longitud de su corona
118
que la de los dientes permanentes anteriores. Las coronas de los molares
temporales son más anchas mesiodistalmente y más cortas cervicooclusalmente. Los primeros molares
temporales son más pequeños que
los segundos molares.
La cronología de la dentición humana es muy variable dependiendo
de la raza, sexo y características individuales de madurez corporal. Por
eso, lo más adecuado es describir una
cronología de máximos, es decir, los
tiempos de erupción dentaria en un
paciente un poco tardío. Es imprescindible que el clínico conozca la
cronología de la erupción dentaria,
pero es más importante que vigile la
simetría de la erupción y el número
de dientes para valorar agenesias (ausencias congénitas). Por ejemplo, es
más patológico que un paciente tenga
totalmente erupcionado un diente y
no erupcione su simétrico a que se
retrase un año la erupción dentaria
de los dos dientes de forma simétrica.
En el momento del nacimiento está
totalmente formada la corona del incisivo central de la primera dentición
y en formación se encuentran las
coronas de todos los demás dientes
de la primera dentición y comienza
a formarse la corona del primer molar definitivo. A los seis meses las
coronas dentarias de todos los incisivos de la primera dentición están
totalmente formadas. A los 9 meses
han erupcionado los incisivos de la
primera dentición y se encuentran
totalmente formadas las coronas de
los caninos y los primeros molares de
la primera dentición. Al año comienza a formarse la corona del incisivo
central de la dentición definitiva y se
completa la formación de la corona
del segundo molar de la dentición definitiva. A los dos años se comienza a
formar la corona de los incisivos laterales de la dentición definitiva y erpcionan todos los dientes de la primera
dentición. A los 3 años se comienza a
formar la corona de los caninos de la
dentición definitiva, a los 4 años se
comienza a formar las coronas de los
premolares de la dentición definitiva.
A los 5 años se comienza a formar
la corona de los segundos molares
definitivos. A los 6 años erupciona
el primer molar definitivo, a los 8
años erupciona el incisivo central
y comienza a formarse la corona de
los terceros molares definitivos. A
los 9 años erupcionan los incisivos
laterales, a los 11 años erupciona el
primer premolar definitivo, a los 12
años erupciona el segundo premolar
definitivo, a los 13 años erupciona el
canino definitivo y el segundo molar
definitivo. Por último a partir de los
16 años, erupcionan las muelas del
juicio o terceros molares.
7 – CAVIDAD BUCAL
119
18
17
16
15
14
13
11
42
43
44
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41
46
47
55
52
53
54
83
85
51
82
81
84
Fig 97. Hemiarcadas dentarias superior derecha de dientes definitivos (de 11
a 18) , inferior derecha de dientes definitivos (de 41 a 48) , superior derecha
de dientes de leche (51 a 55) e inferior derecha de dientes de leche (81 a 85).
120
1
2
3
4
5
6
Fig 98. Erupción dentaria tardía de Sicher y Tandler: 1) nacimiento, 2) nueve
meses, 3) dos años, 4) cuatro años, 5) nueve años, 6) doce años.
7 – CAVIDAD BUCAL
121
7.5.
Tejidos dentarios
El esmalte (figs 99 y 100) es el tejido
biológico más duro del organismo y
está compuesto por prismas entrelazados que a su vez están compuestos de
cristales de hidroxiapatita. El esmalte
está compuesto por un 96% de mineral de hidroxiapatita y un 4% de agua
y sustancia orgánica entre la que es de
destacar la proteína denominada enamelina. La formación de los prismas
se produce cuando grupos de ameloblastos migran desde la unión amelodentinaria hacia la periferia del diente
en formación. Esta migración no es
lineal, sino que se produce de manera
ondulante. En los ápices de las cúspides, estas ondulaciones se exageran
formando el esmalte nudoso. El esmalte observado bajo luz incidente aparece como un conjunto de bandas claras
y oscuras formadas por la diferente
disposición de los grupos de prismas.
Estas bandas se denominan de Hunter-Schereger. Los depósitos de los prismas del esmalte se producen por capas
de aposición, formándose una líneas
incrementales denominadas estrías de
Retzius. En la superficie las estrías se
observan como pequeñas ondulaciones denominadas periquimatías. En
la unión amelodentinaria podemos
observar dos estructuras características que son: los husos y los penachos.
Los husos son terminaciones de los túbulos dentinarios en el esmalte y los
penachos son zonas hipocalcificadas
causadas por la incurvación de grupos
adyacentes de prismas.
122
La dentina (figs 99 y 100) está compuesta por un 70% de cristales inorgánicos de hidroxiapatita, un 20% de
fibras orgánicas de colágeno con pequeñas cantidades de otras proteínas
y un 10% de agua. La dentina está
formada por túbulos que han sido
depositados incrementalmente por
unas células odontoblásticas situadas
en el límite dentino-pulpar. Desde la
capa de odontoblastos hacia el esmalte nos encontramos la predentina, la
dentina intertubular, dentina peritubular, dentina interglobular y dentina
del manto. Desde el punto de vista
funcional podemos dividir la dentina
en tres tipos: primaria, secundaria y
terciaria. La dentina primaria es la
que se forma inicialmente hasta que
los dientes entran en función de oclusión, la dentina secundaria es la que
se forma a partir de que el diente realiza la actividad oclusal y la terciaria
o reparativa es la que se forma para
reparar algún defecto o trauma dentinario.
La pulpa dentaria es el tejido conectivo blando localizado en la porción
central de cada diente. Está constituída por una zona central y otra periférica. La zona central de la pulpa
está compuesta de grandes arterias,
venas y troncos nerviosos rodeados
por fibroblastos y fibras colágenas incluídas en una matriz intercelular. La
zona periférica está compuesta por
una zona odontogénica donde se encuentran los odontoblastos, una zona
libre de células denominada zona de
Weil o capa basal de Weil, y una zona
rica en células donde se encuentra un
plexo nervioso denominado de Raschkow.
El cemento que cubre las raíces dentarias está constituido en dos tipos: el
cemento intermedio y el cemento celular-acelular. El cemento intermedio
está compuesto fundamentalmente
por la proteína enamelina y por colágeno. El cemento celular-acelular
debe su nombre a que se forma de
manera incremental, formándose
progresivamente una capa celular y
otra acelular. Las células del cemento o cementoblastos se diferencian a
partir de los fibroblastos del ligamento periodontal. El ligamento periodontal es un tejido conectivo fibroso
compuesto por células (fibroblastos,
osteoblastos, cementoblastos, macrófagos y osteoclastos) y sustancia intercelular (formada por fibras colágenas
y sustancia fundamental con proteínas y polisacáridos).
2
1
3
4
5
6
7
8
9
10
Fig 99. Estructura del diente humano: 1) husos
del esmalte, 2) penachos del esmalte, 3) estrías de
Retzius, 4) bandas de Hunter-Schereger,
5) líneas incrementales de la dentina, 6) capa de
odontoblastos, 7) túbulos dentinarios, 8) plexo de
Raschkow, 9) zona central de la pulpa, 10) cemento.
1
10
9
2
5
8
4
7
6
3
Fig 100. Estructura microscópica del esmalte y la
dentina: 1) prismas del esmalte con los cristales
de hidroxiapatita, 2) dentina del manto en la unión
amelodentinaria, 3) dentina interglobular, 4) dentina
intertubular, 5) dentina peritubular,
6) túbulo secundario, 7) predentina, 8) odontoblasto,
9) terminación nerviosa, 10) plexo de Raschkow.
7 – CAVIDAD BUCAL
123
124
CAPÍTULO 8.
Crecimiento
del sistema
estomatognático.
Coautores: Andrea Garrido Castro
y Pablo Baltar Martínez de la Riva.
125
8.
Crecimiento
del sistema
estomatognático
Para entender el crecimiento prenatal de las estructuras craneomaxilofaciales es imprescindible hacer una
referencia somera sobre el inicio de la
formación del embrión. Con cada ciclo ovárico, en el ovario crecen varios
folículos primarios, pero solamente
uno alcanza la madurez total y es
expulsado del ovario hacia la trompa uterina. Al mismo tiempo que el
ovocito avanza por la trompa, los espermatozoides van a su encuentro y
cuando se encuentran, los espermatozoides rodean el ovocito para que se
produzca la fecundación. Tan pronto
como el espermatozoide penetra en el
ovocito, este completa la segunda división meiótica y forma el pronúcleo
femenino, por otro lado la zona pelúcida que rodea al ovocito se vuelve
impenetrable para otros espermatozoides y la cabeza del espermatozoide se separa de la cola, aumenta de
tamaño y forma el pronúcleo masculino. A partir de este momento, se
produce la segmentación que es una
serie de divisiones mitóticas que provoca un aumento del número de células, denominadas blastómeras, que
se hacen más pequeñas a medida que
aumentan el número de divisiones.
Cuando se han realizado tres divisiones comienza el proceso de compactación en el que se forma un conjunto de células que se distribuye en
una capa interna y otra externa. En
126
el momento que se dividen en dieciseis células se denomina mórula que
llega a la cavidad uterina y comienza
a formarse una cavidad (fig 101). En
este momento la masa celular con la
cavidad se denomina blastocisto que
presenta una masa celular interna
o embrioblasto y una capa celular
externa o trofoblasto. Al comenzar
la segunda semana de desarrollo, el
trofoblasto se diferencia en una capa
denominada citotrofoblasto y una
capa celular externa que provoca la
erosión de los tejidos maternos denominada sincitiotrofoblasto. La masa
celular interna o embrioblasto se diferencia a su vez en dos capas celulares
denominadas epiblasto e hipoblasto que forman el denominado disco
germinativo bilaminar. En la tercera
semana del desarrollo se produce la
gastrulación que comienza con la formación de una línea primitiva que,
en su extremo cefálico, presenta el
nódulo primitivo. A partir de la línea
y el nódulo primitivo, las células epiblásticas se invaginan hacia el interior para formar tres capas celulares
denominadas ectodermo, mesodermo y endodermo, formando lo que se
conoce como disco germinativo trilaminar. Del endodermo se originan
las siguientes estructuras corporales:
epitelio de revestimiento del tubo digestivo (excepto la cavidad bucal y el
canal anal) y el epitelio de sus glán-
dulas; el epitelio de revestimiento de
la vejiga urinaria, la vesícula biliar y
el hígado; el epitelio de revestimiento
de la faringe, trompa auditiva, amígdalas, laringe, tráquea, bronquios y
pulmones; el epitelio de las glándulas tiroides, paratiroides, páncreas y
timo; y el epitelio de revestimiento de
la próstata, glándulas bulbouretrales,
vagina, uretra y sus glándulas asociadas. Del mesodermo se originan:
todo el tejido muscular cardíaco, esquelético y la mayor parte del tejido
muscular liso; el cartílago, hueso y
otros tejidos conjuntivos; sangre, médula ósea roja y tejido linfoide; dermis; túnica fibrosa y túnica vascular
del ojo; oído medio; mesotelio torácico, abdominal y pelviano; epitelio
de los riñones y uréteres; epitelio de
la corteza suprarrenal; y el epitelio
de la gónadas y conductos genitales.
Del ectodermo se origina todo el tejido nervioso; epidermis; folículos
pilosos, músculo erector del pelo,
epitelio de las glándulas cutáneas y
glándulas mamarias; cristalino, córnea y músculos intrínsecos del ojo;
oído externo e interno; neuroepitelio
de los órganos sensitivos; epitelio de
las cavidades bucal y nasal, senos paranasales, glándulas salivales y canal
anal; y epitelio de la glándula pineal,
hipófisis y médula suprarrenal.
El sistema esquelético se desarrolla
a partir del mesénquima, que deriva
de la hoja germinativa mesodérmica
y de la cresta neural. Algunos huesos,
como los huesos planos del cráneo,
experimentan un proceso de osificación membranosa porque las células
mesenquimáticas se transforman directamente en células formadoras de
8 – CRECIMIENTO DEL SISTEMA ESTOMATOGNÁTICO
hueso u osteoblastos. En otros huesos
el mesénquima se condensa y forma
un molde de cartílago hialino donde
aparecen centros de osificación, formándose la osificación endocondral.
El neurocráneo tiene una porción
membranosa que forma la bóveda
craneal y una porción cartilaginosa
que forma la base del cráneo. Durante la cuarta semana del desarrollo, la
cabeza y el cuello del embrión presenta un aspecto típico por la formación
de los arcos faríngeos o branquiales.
Los arcos branquiales son seis barras
de tejido mesenquimático separadas
entre sí por bolsas y hendiduras faríngeas (fig 102). El primer arco branquial está compuesto por el proceso
maxilar, el proceso mandibular (que
contiene el cartílago de Meckel, cuya
degeneración formará el yunque y el
martillo) , los músculos de la masticación y la rama mandibular del trigémino. El segundo arco branquial
contiene el cartílago de Reichert y
da origen al estribo, la apófisis estiloides, ligamento estilohioideo, parte
del hueso hioides, los músculos de
la expresión facial y el nervio facial.
El tercer arco branquial forma parte
del hueso hioides, los músculos estilofaríngeos y el nervio glosofaríngeo.
Los arcos cuarto, quinto y sexto se
fusionan para formar los cartílagos
de la laringe y su nervio principal
es el nervio vago. El endodermo de
las bolsas faríngeas origina algunas
glándulas endocrinas y parte del oído
medio. Las bolsas faríngeas se numeran desde la primera hasta la quinta
desde craneal a caudal. La cavidad
del oído medio y la trompa de Eustaquio deriva de la primera bolsa, el
127
estroma de la amígdala palatina deriva de la segunda, las glándulas paratiroides inferiores y el timo derivan
de la tercera bolsa y las glándulas
paratiroides superiores y el cuerpo
últimobranquial derivan de la cuarta
y quinta bolsa. En la cuarta semana
también se desarrolla la lengua a partir de dos protuberancias laterales y
un tubérculo impar situado en el primer arco faríngeo. Las prominencias
maxilares, mandibulares y frontonasal son las primeras que aparecen en
la región facial. El labio superior se
forma por la fusión de los dos procesos maxilares y los dos procesos
nasales mediales, el segmento intermaxilar proviene de la fusión en la
línea media de los dos procesos nasales mediales, la nariz deriva de la
prominencia frontonasal y los procesos nasales mediales. La fusión de las
crestas palatinas, formadas a partir
de los procesos maxilares, originan el
paladar duro y blando.
A la sexta semana del desarrollo
embriológico la capa basal del revestimiento epitelial de la cavidad
bucal forma la lámina dental que origina varios esbozos dentarios o brotes dentarios (fig 103). La superficie
profunda de los brotes dentarios se
invagina y forman los capuchones
o caperuzas dentarias. La caperuza
dentaria está formada por un epitelio dental interno, un epitelio dental
externo y un tejido intermedio laxo
denominado retículo estrellado. En la
invaginación de la caperuza se forma
la papila dental. La caperuza dental
crece, se independiza de la lámina
dental y adquiere forma de campana.
Entonces las células del epitelio den-
128
tal interno forman progresivamente
dentina (odontoblastos) , las células
del epitelio dental externo forman esmalte (ameloblastos) y las células de
la papila forman la pulpa dentaria. A
medida que las capas dentarias penetran en el mesénquima forman una
vaina que constituirá la futura raíz
del diente con cemento y ligamento
periodontal.
En el recién nacido, los huesos que
forman el macizo craneofacial están
separados y posteriormente con el
crecimiento se fusionan. En la base
del cráneo, el esfenoides está dividido en una parte central que va a formar el cuerpo y las alas menores y
dos partes laterales que forman las
alas mayores y la apófisis pterigoides.
El occipital está dividido en una parte condilar y otra escamosa. El hueso
temporal se divide en una zona de
origen cartilaginoso que es la porción petromastoidea y una segunda
porción de origen membranoso que
forma la escama. El hueso frontal y
la mandíbula están divididos en dos
partes, una derecha y otra izquierda. El neurocráneo experimenta un
rápido crecimiento originado por la
expansión cerebral, mientras que el
esplacnocráneo presenta un crecimiento mucho más tardío. Este hecho origina que en el niño pequeño
las dimensiones del neurocráneo son
mucho mayores que las del esplacnocráneo.
En el crecimiento craneofacial existe un crecimiento cartilaginoso, uno
sutural y uno peri y endostal. El crecimiento cartilaginoso se localiza en
la base del cráneo, el tabique nasal y
el cóndilo mandibular; el crecimiento
sutural se produce en las suturas que
unen los huesos del neurocráneo; y el
crecimiento periostal y endostal aumenta el tamaño tridimensional de la
cabeza por la aposición ósea superficial y el remodelamiento interno de
cada uno de los huesos.
El crecimiento por aposición ósea
de la tuberosidad del maxilar superior, desplaza este hueso hacia delante. Se produce una reabsorción del
borde anterior de la rama ascendente
de la mandíbula originando un aumento de la longitud del cuerpo de
la mandíbula imprescindible para la
erupción de los molares. Al mismo
tiempo, se produce una aposición
ósea en el borde posterior de la rama
ascendente mandibular, manteniéndose la anchura anteroposterior de la
rama. Todo esto se produce al mismo
tiempo que el cóndilo mandibular
crece y hace que la mandíbula avance
hacia delante y abajo. La fosa craneal
media crece y desplaza hacia delante las estructuras óseas fronto-nasomaxilares. La fosa craneal anterior
también crece por aposición ósea de
la cara exocraneal y reabsorción de
la endocraneal igualándose la longitud anteroposterior de la fosa craneal
media con la del complejo maxilar
superior. Se produce un descenso del
complejo naso-maxilar por remodelamiento interno del maxilar superior y por la actividad proliferativa
de las suturas maxilares. Por último
el remodelamiento de la mandíbula,
la erupción de los dientes y el crecimiento progresivo del cóndilo, originan el crecimiento vertical de la mandíbula acompañado de forma más
tardía con una aposición ósea de la
8 – CRECIMIENTO DEL SISTEMA ESTOMATOGNÁTICO
prominencia mentoniana.
La erupción de los dientes en la
cavidad bucal es un proceso que origina el crecimiento de las apófisis
alveolares de los maxilares. La erupción de los dientes está formada por
siete etapas que siguen el mecanismo
siguiente: en primer lugar, la corona del diente formado se aproxima
al epitelio bucal; en segundo lugar,
la cutícula del epitelio reducido del
esmalte se une con el epitelio bucal;
en tercer lugar, se fusiona el epitelio
reducido del esmalte con el epitelio
bucal; en cuarto lugar, se adelgazan
los epitelios fusionados; en quinto
lugar, se rompe el epitelio bucal; en
sexto lugar el diente está erupcionado
en la cavidad bucal pero sin contacto
con el diente antagonista; en séptimo
y último lugar, el diente contacta con
el antagonista.
129
3
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2
3
1
1
2
5
5
6
4
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11
8
9
10
7
Fig 101. Primeras fases del desarrollo
embrionario: 1) folículo ovárico, 2) fecundación,
3) fase de división bicelular, 4) fase de mórula,
5) fase de blastocisto, 6) disco germinativo
bilaminar, 7) nódulo primitivo, 8) línea primitiva,
9) ectodermo, 10) mesodermo, 11) endodermo.
12
11
4
3
1
2
14
5
13
6
Fig 103. Desarrollo del diente: 1) esbozo dentario,
2) estadío de caperuza dentaria, 3) odontoblastos
en el estadío de campana, 4) retículo estrellado,
5) ameloblastos, 6) formación de la vaina radicular.
130
Fig 102. Desarrollo prenatal del sistema
estomatognático: 1) estomodeo, 2) arcos
branquiales, 3) bolsas faríngeas, 4) tubérculo
impar, 5) prominencia lingual lateral, 6) cuerpo de
la lengua, 7) proceso maxilar, 8) proceso nasal,
9) ojo, 10) cresta palatina, 11) hueso frontal,
12) hueso parietal, 13) mandíbula con cartílago
de Meckel, 14) hueso temporal.
8 – CRECIMIENTO DEL SISTEMA ESTOMATOGNÁTICO
131
132
CAPÍTULO 9.
Bibliografia
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