Quilotórax idiopático en el perro

Transcripción

Quilotórax idiopático en el perro
Quilotórax idiopático en el perro. Tratamiento
quirúrgico mediante omentalización y pericardiectomía
en seis perros
Canine idiopathic chylothorax. Surgical treatment by omentalization and pericardiectomy in six dogs
J. Font, N. Martín, C. Pons, J. Cairó
Canis Hospital Veterinari, c/ Pau Birol nº 36-38. Mas Xirgu, 17006 Gerona
Resumen
El quilotórax consiste en la acumulación de quilo en el espacio pleural. Generalmente, en el perro es idiopático
y el tratamiento conservador poco eficaz. Hay varias opciones de tratamiento quirúrgico con resultados muy
variables. En este artículo se describen 6 casos clínicos de quilotórax idiopáticos que no respondían al tratamiento
conservador y fueron tratados quirúrgicamente, utilizando epiplón como drenaje fisiológico en combinación con
pericardiectomía subfrénica. Se practicó una toracotomía y una laparotomía reducida, con el fin de pasar el epiplón
a través del diafragma y anclarlo en el mediastino craneal, con el objetivo de drenar el quilo acumulado en la
cavidad torácica hacia el abdomen. Un hallazgo común en el quilotórax es el engrosamiento del pericardio; por lo
que, simultáneamente, se practicó una pericardiectomía. Los tiempos de seguimiento fueron de 7,2 años en los tres
primeros casos y todos fallecieron por causas no relacionadas con el quilotórax. El cuarto fue eutanasiado debido
a la persistencia de la efusión, y los dos últimos llevan más de un año con evolución favorable. Así la evolución fue
buena en 5 casos y mala en uno.
O
Palabras clave: Quilotórax idiopático, quilo, perro.
Key words: Idiopathic chylothorax, chyle, dog.
Clin. Vet. Peq. Anim, 2015, 35 (1): 207 - 210
Introducción
El quilotórax consiste en la acumulación de quilo
dentro de la cavidad torácica.1-4 Es una patología poco
frecuente, que se produce cuando hay pérdida de quilo
a partir del conducto torácico (CT) o de sus ramas.1,5
Cualquier etiología que impida el drenaje de quilo desde el CT al sistema venoso producirá un quilotórax.5
En el perro se considera idiopático en la mayoría de las
ocasiones.1,3-5
El quilo está constituido por linfa y grasas emulsionadas y circula por los vasos linfáticos después de la
absorción del quimo intestinal. Pasa al sistema venoso a través del CT, que es la continuación craneal del
sistema quiloso. El CT se origina a nivel del diafragma, dirigiéndose cranealmente dorsal a la aorta, desplazándose ventralmente a nivel de la sexta vértebra
torácica para unirse a la vena yugular y a la vena cava
craneal mediante un único conducto o mediante varias
ramas.3,6 Sin embargo, la morfología del CT varía de un
individuo a otro, lo que dificulta su localización, ya que
pueden existir varias ramas del mismo a lo largo del
tórax.3,5
El tratamiento conservador basado en drenajes perió-
dicos, dietas bajas en grasas y administración de benzopirenos se ha mostrado poco eficaz en el perro.4,7
Están descritos un gran número de procedimientos
quirúrgicos para el tratamiento del quilotórax idiopático, con resultados muy dispares.8 El tratamiento
clásico consiste en ligar el CT después de una linfangiografía, pero ha sido abandonado dado los pobres
resultados obtenidos.8,9 Actualmente se opta por una
ligadura en bloque del CT, con el fin de disminuir el
tiempo quirúrgico y evitar la linfangiografía previa,7,10
asociándolo a la pericardiectomía y/o la omentalización del tórax.8,11,12-14
La omentalización del tórax como tratamiento único
del quilotórax idiopático ha sido descrita en un perro4
y en un gato.15 El objetivo es que el epiplón actúe como
un drenaje fisiológico.
La pericardiectomía como tratamiento único del quilotórax idiopático tiene como fin liberar al corazón de
la pericarditis constrictiva que produce el quilo, pero
no ha demostrado buenos resultados como técnica aislada.5, 11,13
En conocimiento de los autores, no hay ninguna re-
Contacto: [email protected]
207
Font et al
ferencia bibliográfica que describa la combinación de
ambos procedimientos quirúrgicos. En este trabajo se
presentan 6 casos de quilotórax idiopático tratados
quirúrgicamente, combinando la omentalización del
tórax con pericardiectomía subfrénica y 3 de ellos pudieron ser seguidos durante más de 7 años, hasta que
fallecieron por causas no relacionadas con quilotórax.
Otros dos llevan más de un año de seguimiento libre
de enfermedad. El caso restante fue eutanasiado, dado
que persistía el derrame.
R
Material y métodos
Se describen 6 casos clínicos: un Chow-chow hembra de 3 años, un Rotweiller hembra de 4 años, un
Bullmastiff macho de 2 años, un Pastor Alemán hembra de 9 años, un Golden Retriever hembra de 8 años y
un cruce de Pastor Alemán macho de 5 años, presentados en el Hospital Veterinari Canis de Girona entre los
años 2000 – 2012 con un cuadro clínico similar: apatía,
tos, disnea, intolerancia al ejercicio, anorexia y pérdida de peso. La auscultación mostraba atenuación de
ruidos cardíacos y pulmonares ventrales, con sonidos
broncovesiculares intensos en campos dorsales. Las radiografías laterolaterales y dorsoventrales mostraron
derrames torácicos en todos los casos. El líquido obtenido mediante toracocentesis era de color lechoso. El
análisis hematológico y del derrame torácico confirmó
la presencia de quilotórax (Tabla 1 y Tabla 2).
Las radiografías obtenidas después del vaciado
torácico, el electrocardiograma y la ecocardiografía
no revelaron ningún hallazgo de interés en cuanto a
la etiología. En los dos últimos casos se practicó una
Tomografía Computerizada (TC) de la cavidad torácica (Fig. 1). En todos los casos se evidenció derrame
pericárdico mediante ecocardiografía, sin signos de
Figura 1. Imagen transversal de TC torácico del caso no5, con contraste
iodado no iónico (de 2 ml/Kg; velocidad infusión 5ml/seg). Alogaritmo de
tejido blando y ventana de mediastino. Cortes de 3 mm de grosor. Presencia de derrame pleural en ambos hemitórax y consolidación del lóbulo
pulmonar medio derecho con reducción de su volumen. Ausencia de signos de torsión pulmonar; no existe interrupción del trayecto bronquial
en el lóbulo consolidado (flecha roja) ni el flujo de la arteria adyacente
(flecha blanca). R=derecha
taponamiento. La analítica sanguínea tampoco aportó datos sobre la etiología del quilotórax. En todos los
casos se descartó la presencia de Leishmania infantum,
Erlichia canis y Dirofilaria immitis mediante proteinograma, punción de médula ósea y técnicas ELISA. Al
no encontrarse ninguna patología concreta se clasifica-
Tabla 1. Resultados de la analítica sanguínea
1
2
3
4
5
6
Val.Ref.34
4,5
6,74
4,8
8,6
7,85
6,17
5,5-8,5
9
7,4
11
9,6
8,9
7,7
6-17
Hematocrito (%)
48
47
49
56
39
43
37-55
Urea (mg/dl)
65
39
48
20
29
54
10-40
Creatinina
(mg/dl)
1,8
0,8
0,9
1
0,8
1
1-2
Glucosa (mg/dl)
112
90
101
105
124
94
60-100
P.T. (g/dl)
6
6,5
6,8
7
5,1
6,4
5,4-7,1
GPT (U/L)
25
40
50
248
44
170
15-70
Na (mmol/l)
136
120
115
132
118
122
140-155
K (mmol/l)
4,8
4
4,5
3,73
4,1
3,9
3,7-5,8
Cl (mmol/l)
105
115
121
118
120
108
105-115
Colesterol
(mg/dl)*
84
225
123
118
112
129
125-250
Triglicéridos
(mg/dl)**
99
80
75
36
45
233
10-150
CASO Nº
Hematíes
(x106/µl)
Leucocitos
(x106/µl)
ABREVIATURAS DE LAS TABLAS.
208
2015, Vol. 35 nº1
Tabla 2. Resultados del análisis de la efusión pleural
CASO Nº
1
2
3
4
5
6
Colesterol (mg/dl*)
64
10
35
52
28
40
Triglicéridos
( mg/dl**)
533
550
430
580
460
600
Ratio Col/Trigl.***
0,12
0,01
0,08
0,09
0,06
0,06
Proteínas totales
(gr/dl ****)
3
5
5
4,5
4
4,3
El derrame torácico se consideró quilotórax en los 6 casos en base a los siguientes criterios:6,26 *Valores de colesterol del derrame torácico inferiores a los
valores sanguíneos. ** Valores de triglicéridos del derrame torácico superiores a los valores sanguíneos. *** Cociente colesterol/triglicéridos del derrame
torácico inferior a uno. **** Concentración de proteínas totales del derrame torácico superior a 2 gr/dl.
ron como quilotórax idiopáticos.
En todos ellos se instauró un tratamiento conservador basado en dieta baja en grasas, Hill’s Canine r/d y
benzopireno a dosis de 50 mg/Kg cada 8 horas (Daflon.
Lab. Servier S.L. Madrid) y toracentesis periódicas que
se realizaban cada 3-4 días en función de la sintomatología del animal, la auscultación pulmonar y la radiografía del tórax. El promedio de líquido extraído era de
100-200 cc según el tamaño del animal y la gravedad
del caso. Si el derrame persistía más de dos semanas o
había un deterioro clínico del animal, optábamos por
el tratamiento quirúrgico, consistente en realizar una
pericardiectomía subfrénica y omentalizar el tórax.
En cuatro casos se practicó una esternotomía media,
desde la segunda esternebra hasta el xifoides, mediante una sierra oscilante. Este acceso permite una buena
visualización de toda la cavidad torácica, lo que es útil
para descartar otras patologías y facilita la pericardiectomía. En los dos últimos casos optamos por una
toracotomía paracostal derecha siguiendo las uniones
costocondrales desde la 4ª costilla a la 9ª (Fig. 2). La
pleura y el pericardio estaban engrosados, siendo más
evidente en los casos más crónicos. En todos se realizó
una pericardiectomía por debajo del nervio frénico.
Una laparotomía por la línea media, reducida y caudal al diafragma, permite localizar el epiplón, el cual se
pasa al tórax mediante una incisión hecha en la parte
costal derecha del diafragma de unos 2 centímetros,
suficiente para no comprometer la vascularización del
epiplón, pero sin predisponer a que se produzca una
hernia diafragmática (Fig. 3). A través de la toracotomía, el epiplón se sutura al mediastino craneal en la
zona de anastomosis linfaticovenosas, entre el CT y la
vena cava craneal, mediante suturas sintéticas reabsorbibles (Fig. 4).
Después de la cirugía se mantuvo un catéter torácico varios días en función del líquido drenado y se
retiraba cuando la cantidad de líquido recogido era
inferior a 2 ml/Kg/día.
Figura 3. Omentalización del tórax. Incisión en la pars costalis del di-
afragma (flechas) para permitir el paso del epiplón al tórax. Se debe respetar la vascularización del epiplón evitando la torsión y el desgarro del
mismo.
Resultados
Figura 2. Vista intraquirúrgica del caso no 6. Se pueden observar las
uniones condrocostales seccionadas ( ). La pleura aparece engrosada
por la irritación del quilo (flecha roja)
En cinco casos, en un plazo de 5 a 8 días se pudo
retirar el drenaje torácico. Por el contrario, en el caso
nº 4 la efusión quilosa persistió, lo que produjo una
dehiscencia de la sutura esternal y, dado el progresivo empeoramiento del estado general del animal, se
decidió practicar la eutanasia al mes de la cirugía. La
necropsia del animal no aportó datos adicionales sobre la etiología.
En el resto de los casos se hicieron controles clínicos
y radiológicos a las 2 semanas, al mes y a los 3 meses
de la cirugía. El tiempo de seguimiento fue de 7,2 años
de promedio en los tres primeros casos, ya que todos
murieron en edad avanzada y sin patología relaciona-
209
Font et al
Figura 4. Detalle de la sutura del epiplón a mediastino craneal mediante
Figura 5. Lesiones Imagen de la necropsia del caso no 2 a los 7 años
da con el quilotórax. Además en los casos 1 y 2 tuvimos la posibilidad de realizar la necropsia pasados 8
y 7 años, respectivamente, de la cirugía, evidenciando
la integridad del epiplón a través del diafragma (Fig.
5). Los 2 casos más recientes llevan más de un año de
seguimiento con evolución favorable (Tabla 3).
sarcomas mediastínicos), problemas cardiovasculares
(fallo congestivo derecho, cardiomiopatías, displasia
tricúspide, efusión pericárdica, hipertensión venosa, trombosis en la vena cava craneal), dirofilariosis,
infecciones fúngicas, granuloma por blastomicosis,
hipertensión linfática, linfagiectasia intestinal, hernia
diafragmática, torsión de lóbulo pulmonar, anomalías
congénitas y traumatismos.1,5,6,18-24 Sin embargo, en la
mayoría de los quilotórax del perro se desconoce la
causa y se clasifican como idiopáticos, como se concluye en un estudio retrospectivo de 34 perros en los
que 24 fueron clasificados así.25 Los tumores son la
causa más común de quilotórax en humanos, mientras
que en un estudio de 50 perros con el mimso problema, sólo se diagnosticó origen neoplásico en 11 casos
(22%).18
En el momento de la consulta todos los animales
presentaban sintomatología propia de un derrame
torácico, que se diagnostica por el examen físico del
perro, radiografías torácicas y ecografía.5
El líquido recogido por toracentesis es de color blanco lechoso y puede variar en función de la existencia de
hemorragia, del carácter crónico de la lesión y del porcentaje de la grasa de la dieta. Por el aspecto macroscó-
sutura absorbible (flechas)
de la cirugía. Se puede observar la viabilidad del epiplón a través del
diafragma (flechas)
Discusión
El quilotórax ha sido descrito en humanos, perros,
gatos y ratas.16,17 Es una patología poco frecuente y casi
siempre idiopática.1,3-5
La acumulación de quilo en el espacio pleural se
debe a una fuga del mismo a nivel del CT o de sus
ramas, antes de alcanzar las anastomosis linfaticovenosas. 3,18 La pérdida de quilo ocurre principalmente
por la distensión del CT, ya que la rotura del mismo
es infrecuente.18
No existe una predisposición relacionada con la
edad, peso o sexo del animal.6 Un estudio destacó el
Afgano y el Shiba Inu como razas más afectadas.6 El
promedio de edad de los 6 casos fue de 5.2 años, 4
hembras y 2 machos.
Entre las causas más frecuentes de quilotórax se describen neoplasias (tumores invasivos, timomas, linfo-
Tabla 3. Datos de las características de los animales, periodo de tratamiento médico previo al tratamiento quirúrgico, tipo de cirugía torácica, tiempo de seguimiento postoperatorio y evolución
CASO
RAZA
EDAD
(años)
SEXO
PESO
(Kgrs.)
TRATAMIENTO
MÉDICO (días)
CIRUGÍA
TORÁCICA
TIEMPO
SEGUIMIENTO
EVOLUCIÓN
1
Chow-Chow
3
H
28
31
E. M.
8 años
Excelente
2
Rotweiller
4
H
43
23
E. M.
7 años
Excelente
3
Bullmastiff
2
M
59
17
E. M.
6.6 años
Excelente
4
Pastor Alemán
9
H
38
21
E. M.
1 mes
Eutanasia
5
Golden Retriever
8
H
41
16
T. P.
2 años
Excelente
6
Cruce P. Alemán
5
M
35
18
T. P.
1.5 años
Excelente
H: hembra, M: macho, E.M.: esternotomía media, T.P: toracotomía paracostal.
210
2015, Vol. 35 nº1
pico se puede confundir con un piotórax e incluso con
trasudados crónicos (pseudoquilo).6 El método más
fiable para saber si el derrame torácico corresponde a
quilo, es determinar la concentración de triglicéridos y
colesterol del derrame torácico y del suero sanguíneo
obtenidos simultáneamente: el contenido de triglicéridos del derrame quiloso es superior al del suero y sus
niveles de colesterol más bajos. El cociente colesterol/
triglicéridos en el derrame torácico quiloso es en todos
los casos inferior a uno y las proteínas totales superan los 2 g/dl. Citológicamente existe un predominio
de linfocitos, que pueden acompañarse de células
mesoteliales, eritrocitos, neutrófilos no degenerados y
macrófagos.5,21,26 Considerando estos criterios, los seis
casos presentados correspondían a derrame quiloso.
Una vez drenado el tórax se debe repetir el estudio
por imagen para descartar la presencia de masas torácicas u otras patologías. Es frecuente la presencia de
pleuritis fibrosa y lóbulos atelectásicos, que se pueden
confundir con una neoplasia pulmonar o con torsión
de lóbulos pulmonares.19 La TC es de gran ayuda para
un diagnóstico más preciso y descartar patologías
subyacentes que no serían evidentes con las radiografías torácicas. Se realizó en los dos últimos casos, y en
el caso nº 5 nos permitió descartar una torsión del lóbulo pulmonar.
En todos los pacientes se empezó por un tratamiento
conservador consistente en: toracocentesis periódicas,
dietas con poca grasa y benzopireno. Las toracocentesis repetidas producen un efecto metabólico importante por la pérdida de grasas, proteínas, electrolitos
y disminución de linfocitos que puede conducir a un
proceso inmunosupresor.4,9 La sepsis es poco frecuente, debido al efecto bacteriostático de los ácidos grasos.25
Las dietas bajas en grasas reducen el contenido en lípidos del quilo, lo que permite una absorción más fácil
por la pleura, pero no reducen el volumen del mismo,
por lo que se cuestiona su validez.8
Los medicamentos a base de benzopireno basan su
acción en reducir la permeabilidad de los vasos e incrementar la actividad fagocitaria, pero se cuestiona
su eficacia clínica.1,8,9 Tampoco el uso de furosemida y
corticoides se han mostrado eficaces en el tratamiento
del quilotórax idiopático.9
Algunos autores recomiendan optar por tratamiento quirúrgico si el quilotórax persiste más de 10 días,4
mientras que otros consideran que el tratamiento
conservador debe mantenerse 3-4 semanas antes de
realizar la cirugía.8,27 La opción quirúrgica debe ser
una decisión individualizada en función de la cantidad de líquido drenado y del deterioro del paciente.3
Siguiendo este criterio, y al no mejorar con el tratamiento conservador, optamos por intervenir quirúrgicamente los 6 casos presentados.
Se han propuesto un gran número de técnicas quirúrgicas y combinación de las mismas para el tratamiento del quilotórax idiopático.
La ligadura de CT descrita en Medicina Humana
en 1958, ha sido la técnica más utilizada para el trata-
miento del quilotórax idiopático en el perro.8,9 El objetivo es ocluir el CT y sus ramas a la entrada del tórax
para promover la formación de conexiones linfáticovenosas alternativas extrapleurales y evitar el goteo de
quilo a nivel intratorácico.3,8 La dificultad viene dada
por el hecho de que se deben identificar y ligar todas
las ramas del CT, ya que existe una gran variedad anatómica individual.3,4,8 Para la identificación intraoperatoria del CT y sus ramas se puede recurrir a una linfangiografía mesentérica o a la punción percutánea del
linfonodo poplíteo mediante azul de metileno.2,6 Otra
opción es la punción de un ganglio mesentérico localizado mediante laparoscopia o mediante ecografía.5
La punción de un ganglio linfático en sustitución de la
linfangiografía mesentérica sólo permite visualizar el
CT en un 60% de los casos.11
Estudios retrospectivos citan un alto porcentaje de
fracasos (50% en el perro y 79% en el gato), con la ligadura del CT o sus ramas.4,8,9,11
La ligadura en bloque del CT evita la linfangiografía
y reduce el tiempo quirúrgico. Debe incluir todas las
estructuras dorsales a la aorta, comprendiendo la vena
ácigos y ocasionalmente ramas aberrantes del CT, evitando el tronco simpático.4,8-10
La omentalización intratorácica ha sido descrita
como tratamiento único para el quilotórax idiopático
con buenos resultados; Williams y Niles describen un
caso que, ante la imposibilidad de identificar y ligar el
CT, deciden utilizar epiplón como drenaje fisiológico
tunelizando el diafragma y anclándolo en el mediastino craneal4 y LaFond lo realiza en un gato con quilotórax idiopático y pleuritis constrictiva.15
Los animales con quilotórax tienen pericarditis y engrosamiento del pericardio, por lo que algunos autores
proponen la pericardiectomía para mejorar las condiciones hemodinámicas.11 La pericardiectomía como
tratamiento único para resolver el quilotórax idiopático en el perro no ha dado buenos resultados.11,13
Stewart combina la ligadura en bloque del CT con la
omentalización, sin complicaciones relacionadas con la
cirugía, pero los tiempos de supervivencia fueron cortos: 209 días en gatos y 211 en perros.14
Adrega, en un estudio retrospectivo de 11 perros,
combina la ligadura del CT con pericardiectomía subfrénica, practicándoles además a 8 de ellos omentalización torácica. Los resultados a largo plazo fueron
mejores en los que se sometieron a omentalización.11
Contrariamente, Bussadori concluye en una serie de
9 perros y 4 gatos que, la adición de la omentalización
torácica a la ligadura en bloque del CT y la pericardiectomía subfrénica, no mejora los resultados.12
Otros tratamientos alternativos propuestos son: la
comunicación pleuro-peritoneal y la pleurovenosa que
mediante un catéter desvía el derrame pleural al abdomen o al sistema venoso;6,8,28 la exéresis de la cisterna quilosa combinada con la ligadura del CT29 o con
pericardiectomía;30 la embolización del CT mediante
cianocrilato31 y la pleurodesis química mediante talco
o tetraciclinas para fusionar la pleura visceral y parietal.8
211
Font et al
Nuestra opción quirúrgica fue combinar la omentalización con la pericardiectomía subfrénica, sin ligar el
CT, ya que nuestras experiencias anteriores de localizar
y ligar el CT o sus ramas no habían sido satisfactorias.
La anestesia y la monitorización se realizaron siguiendo los protocolos de cirugía torácica, con especial
énfasis en la analgesia, ya que la toracotomía es una
cirugía muy dolorosa y un manejo inadecuado del dolor puede provocar retraso en la cicatrización, mayor
susceptibilidad a infecciones, arritmias y alteraciones
en el ritmo respiratorio, que pueden provocar atelectasias pulmonares.32,33
La pericarditis, especialmente la de tipo constrictiva,
puede inducir quilotórax al incrementar la presión venosa central y ralentizar el paso del quilo al sistema
venoso.11,13 Recíprocamente, la presencia de quilotórax
puede provocar pericarditis y fibrosis del pericardio,
por lo que algunos autores proponen la pericardiectomía como tratamiento coadyuvante en el quilotórax
idiopático. En todos los casos realizamos una pericardiectomía parcial, por debajo del nervio frénico.11,12 Los
parámetros hemodinámicos no varían después de una
pericardiectomía.11
Para acceder al tórax, en los 4 primeros casos realizamos una esternotomía por la línea media ue cerramos
mediante hilo metálico de 0,8 mm en sentido craneocaudal y sin apretar las suturas hasta no haberlas pasado todas. Es importante respetar dos o tres esternebras,
tanto de la porción craneal como caudal, para reducir
el dolor postoperatorio y evitar el desplazamiento de
las mismas durante el periodo de cicatrización.33 La esternotomía media permite una buena visualización de
ambos hemitórax.33
En los dos últimos casos sustituimos la esternotomía
por una toracotomía paracostal derecha, siguiendo las
uniones costocondrales desde el quinto al noveno espacio intercostal. Para el cierre usamos nailon con un
patrón cruzado que englobe la costilla y la esternebra.
El cambio fue debido a que consideramos que la toracotomía paracostal es menos agresiva que la estereotomía, la cual se relaciona con un alto índice de complicaciones postoperatorias.33
En los 6 casos encontramos engrosamiento del pericardio, derrame pericárdico y fibrosis de la pleura, más
evidente cuanto más crónico era el problema. Estos ha-
llazgos se relacionan con el carácter irritativo del quilo,
las toracocentesis repetitivas y la presencia de drenajes torácicos.15,34 En ningún caso encontramos pleuritis
constrictiva, descrita por algunos autores, que hiciera
necesaria la decorticación de la pleura.15 En el caso nº6
había adherencias entre el pericardio y el lóbulo pulmonar craneal derecho.
Mediante una laparotomía reducida localizamos el
epiplón. Es importante un manejo cuidadoso del mismo, que se pasa a través del diafragma y se sutura al
mediastino craneal. Debe evitarse su torsión y que las
suturas no interfieran la vascularización del mismo.35
La omentalización torácica también se puede hacer
mediante aspiración del epiplón a partir de la incisión
del diafragma, evitando la laparotomía.12
Es conocida la amplia capacidad de drenaje y de cicatrización que tiene el epiplón gracias a su tejido linfoide; además, es una fuente de macrófagos, linfocitos y
células mesoteliales.36 Se ha utilizado en el tratamiento
de abscesos prostáticos, drenaje de quistes, reconstrucción de espacios muertos, curación de heridas crónicas
o extensas y en cirugía vascular y gastrointestinal.35,37,38
Se desconoce con certeza como actúa el epiplón en la
omentalización torácica. Se cree que las propiedades
angiogénicas y de adhesión del mismo estimulan el
cierre de las pérdidas de quilo y promueven la formación de drenaje linfáticovenoso.35
Dado el gran número de técnicas descritas para el
tratamiento quirúrgico del quilotórax idiopático en el
perro, es difícil decidir que combinación es la mejor. Al
ser una patología poco frecuente las series de animales
tratados son generalmente de número reducido.12 Por
otra parte, los periodos de seguimiento descritos en la
bibliografía después de la cirugía suelen ser cortos, la
mayoría entre 6 y 20 meses.8,11
Aunque el número de casos descritos en nuestro estudio es reducido, el tiempo de seguimiento postoperatorio es largo en los tres primeros casos (7.2 años)
demostrando la validez de la técnica a largo plazo.
La técnica descrita puede ser una alternativa válida
en el tratamiento quirúrgico del quilotórax idiopático
del perro, aunque se necesitan estudios más amplios
para poder evaluar su eficacia clínica y poderlo comparar con otras técnicas usadas actualmente.
Summary
Chylothorax consists in the accumulation of chyle in the pleural space. In the dog, it is usually idiopathic and
conservative treatment is rarely useful. Several surgical options have been reported with variable results. Six clinical
cases of dogs affected by idiopathic chylothorax with no response to conservative therapy and treated with surgery
are described. In these dogs, the omentum was used as a physiological drainage in combination with a subphrenic
pericardiectomy. A toracotomy and laparatomy were performed to advance the omentum through the diaphragm
and fix it in the cranial mediastinum. The aim of this procedure is to drain the chyle accumulated in the thoracic
cavity towards the abdomen. A common finding in patients with chylothorax is the thickening of the pericardium,
so pericardiectomy was carried out at the same time. The follow-up times were extended up to 7.2 years in the
first three cases and all of them died from causes not related to the chylothorax. The fourth one was euthanized
because of the persistent effusion and the last two keep a good quality of life, more than a year after the surgery.
In conclusion, the evolution was favourable in five of the six cases.
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2015, Vol. 35 nº1
Fuente de financiación: este trabajo no se ha realizado con fondos comerciales, públicos o del sector privado.
Conflicto de intereses: los autores declaran que no existe conflicto de intereses.
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