En torno al tema y concepción de Las Meninas de Velázquez
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En torno al tema y concepción de Las Meninas de Velázquez
Yasujiro Otaka En torno al tema y concepción de Las Meninas de Velázquez L ' as Meninas es una obra cumbre entre las obras maestras de Velázquez que sintetiza todo su arte y su vida. Sin embargo, los estudios velazqueños a través de un siglo, no han llegado aún a una conclusión unánime en cuanto a su verdadero tema. Este cuadro sin par, así como Los Borrachos (El triunfo de Baco) o Las Hilanderas (La fábula de Aragne) del Prado, podría interpretarse como una obra barroca conteniendo diversos temas o motivos, entretejiéndolos en un espacio muy naturalista y perfectamente elaborado, como decía Diego Ángulo. ¿Con qué motivo o intento abordó, o mejor dicho, debió emprender una obra tan monumental en el año 1656 tan apretado como Aposentador mayor? Para desentrañar los diversos significados de Las Meninas tenemos que investigar no sólo la corte de Madrid y la situación política de entonces, sino también la consideración social de los pintores en general durante el siglo XVII y las circunstancias particulares del mismo Velázquez en sus últimos años. La escena se ha identificado con «el cuarto bajo que llaman del Príncipe, pieza principal» dentro del Alcázar, según la descripción de Palomino y los dos inventarios reales del 1686 y 1701-03 '. Con anterioridad a estos datos, ya se puede localizarlo en «la galería de la Reina» (núms. 25 y 12) del plano del año 1626 trazado por J. Gómez de Mora. Así que podemos reconstruir la decoración pictórica de las paredes del «cuarto del Príncipe» como la lista y el alzado de la pared sur adjuntas, investigando en Las Meninas en sí y en las recientes investigaciones 2. Aunque se perdieron muchas de las copias por J. Bautista del Mazo, discípulo de Velázquez, para poder ser deco- rado ese cuarto, nosotros podemos imaginar este espacio sublime pictórico y político a través de Las Metamorfosis de Ovidio, basándose en los cuadros originales existentes en manos de Rubens y su taller o los bocetos de Rubens. No hay que olvidar el hecho importante de que no se trata de «Patelier» propio del pintor, sino de una pieza convertida en «un Mundo de la Pintura». La originalidad de su concepción consiste en insertar dentro de la pintura oficial de «la familia real de Felipe IV» (según los varios inventarios) al pintor trabajando, el autorretrato de Velázquez. Esa composición excepcional no se puede encontrar en las pinturas holandesas ni flamencas del siglo XVII, en las que se desarrollan muy marcadamente los retratos civiles de grupo. ¿No podríamos suponer un tema oculto basado en esta concepción revoluciona163 ria sin casos precedentes? En primer lugar, cada una de las once personas y el perro están situados adecuadamente conforme a la jerarquía y al decorum palaciegos. Y luego, se ponen de relieve tres personas protagonistas, es decir, la Infanta Margarita, el pintor mismo y Felipe IV ocupando el primero, el segundo y el último término respectivamente. Los tres están acentuados, no cabe duda, por el tratamiento pictórico, el gesto, el espejo y las miradas. (1) En aquellos años, no hubo hijos legítimos sucesores del Reino. Margarita a quien se enfoca más que a nadie, resaltada por una claridad más fuerte, compone el núcleo de todo el cuadro y sería la supervivencia esperanzadora que simboliza la continuidad de la España de los Austrias por medio del matrimonio con Leopoldo I de Viena. Se refleja aquí el pensamiento político de Felipe IV como opinó X. de Salas 3. María Teresa, otra infanta que no aparece en el cuadro y que se casará con el Delfín francés en 1660, era hija del primer matrimonio de Felipe IV con la Reina Isabel de Borbón de Francia. (2) El Rey y la Reina «encadrés» que se destacan por el marco negro, se nos presentan en un doble sentido, es decir, en dobre retrato casi divino (ellos no pertenecen a la escena representada) y en la participación de ellos en la escena misma por el uso barroco del espejo. Si recordáramos la frase de Palomino diciendo que «Dio muestras de su claro ingenio Velázquez en descubrir lo que pintaba con ingeniosa traza, valiéndose de la cristalina luz de un espejo...», lo que está pintando Velázquez ante el enorme lienzo, ¿no representaría a los Reyes de esta imagen vaga?. Podría suponerse que esta imagen del Rey se relaciona con los dos cuadros grandes de La fábula de Aragne y El juicio de Midas del fondo. 164 1. Velázquez. Las Meninas. Museo del Prado. Madrid. Por consiguiente, el Rey en el espejo significaría la lealtad y la obediencia al monarca absoluto (uno de los «leitmotiv» del teatro español del Siglo de Oro) en una época de sublevaciones en Cataluña y Portugal, así como la prudencia que debe poseer el Rey, lo cual veremos claramente si consultamos con una estampa de Villafranca del año 1655, los epistolarios de Sor María de Agreda y un emblema de Prudenza de Ripa (Roma, 1503). (3) Velázquez, como pintor del Rey y Aposentador mayor, se immortaliza así mismo por la coexistencia con Margarita y Felipe IV, y se glorifica en los dos temas de los citados cuadros del fondo (el triunfo de las artes divinas sobre las artes artificiales), como atestiguan unas obras ejemplares de «cabinet d'amateur de David Teniers» 4. Además en su obra Los Diálogos de la Pintura, Carducho, defiende y alaba la Pintura como una de las Artes Libe- 2. Cuarto del Príncipe. Copias de Mazo en el Cuarto Números y títulos del Inventarío de 1686 Decoración de la pared sur. Originales de Rubens (E.F.) Bocetos (C.R.) 889 Fábula de Aragne perdida 890 Juicio de Midas Prado n.1712 ? ? 912-916 Aves, animales y países Jabalí y unos perrillos Prado n.1873-4 Prado n.1867-8, 1871, 1876 (Vos) 917-922 Fuerzas de Hércules ? ? 923 924 925 926 927 928 Heráclito Demócrito Hércules e Hydra Mercurio Saturno Diana perdida Prado n.1706 Prado n.1710 Prado n.1708 perdida Prado n.1725 Prado n.1680 Prado n. 1682 perdido Prado n.1677 Prado n.1678 perdido 891 Robo de las Sabinas 892 Rapto de Proserpina ? Universidad de Barcelona Prado n.1659 53.a 893 Mercurio y Argos Alejandro Magno 895 Deucalión y Pirra Prado n.1673 ? perdido 40.a 894 896 Banquete de Terco 897 899 900 Orfeo y Eurídice Apoteosis de Hércules Diana cazadora Dido y Eneas Universidad de Granada ? Ayuntamiento de Barcelona Museo de Valladolid perdida Prado n.1369 (Borkens) 7 Prado n.l744-P 901 902 Vulcano Ganimedes Prado n.1707 perdida 903 Atlas 904 Prometeo Prado n.1676 Prado n.1679 Col. Seilern, Londres Prado n.1464 (Cossiers) 905-911 898 7 perdida perdido Prado n.1551 (Jordaens) 3.a 41.a Paredes este, arriba Las. Meninas dos cuadros al fondo sur, alta sur, media visibles en la pared a la derecha 30.a 55.a no visibles oeste, arriba 17.a norte Prado n.1660 Prado n.1667 Prado n.1368 (Borkens) ? perdido 28.a 60.a 5.a cuatro rincones 52.a Referencias: C.R.: S. ALpers, Corpus Rubenianum, Part IX, The Decoration of the Torre de la Parada, 1971. E.F.: M. Díaz Padrón, Catálogo de la Escuela Flamenca del Prado, 1975. 3. Decoración pictórica del Cuarto del Príncipe. 165 rales. No podemos olvidar la humilde situación social de los pintores de la sociedad española del XVII (aún existía «la alcabala»). De modo que el autorretrato de Velazquez ante el enorme lienzo (atributo de la Pintura) es una manifestación de la pintura como arte liberal y noble, además de su condición de ser noble ante la probanza de la Orden de Santiago de los años 1658-59. En resumen, Las Meninas, a mi parecer, sintetizan mágicamente los temas o motivos plurales a través del espacio barroco naturalista. Los Reyes en el espejo y la Infanta Margarita expresan el panorama actual y futuro de la monarquía española de Habsburgo, y al mismo tiempo, el autorretrato que está pintando íntimamente rodeado por la familia real, manifiesta a la vez la nobleza de la 166 pintura y el ser noble de Velazquez mismo. A pesar del dicho, «Las Meninas, donde un retratista retrata el retratar» (Ortega) seguirá ofreciendo profundos significados infinitos. NOTAS Palomino, A.: El Museo Pictórico y Escala Óptica. Tomo III, El Parnaso Español Pintoresco y Laureado, Madrid, 1724. Ed. Aguilar, 1947, pp. 920-2/Bottineau, Y.:L'Alcázar de Madrid et l'inventaire de 1686, Bulletin Hispanique, juillet-sep. 1958, pp. 289-326./ Inventarios Reales. Testamentaria del Rey Carlos II1701-1703, por G. Fernández Bayton, Madrid, 1975. Alpers, S.: The Decoration ofthe Torre de la Parada, Corpus Rubenianum, Part IX, London & New York, 1971. / Díaz Padrón, M.: Catálogo de Pinturas I, Escuela Flamenca. Siglo XVII, del Museo del Prado, Madrid, 1975. / Campo y Francés, A. del.: La Magia de Las Meninas, Madrid, 1978. Salas, X. de: Rubens y Velazquez, Studia Rubenniana II, Museo del Prado, Madrid, 1977. / Diez del Corral, L.: Felipe IVy la Monarquía, Madrid, 1977. Tolnay, Ch. de: Las Hilanderas and Las Meninas. An Interpretation, Gazette des Beaux-Arts, XXXV, 1949, pp. 21-38. /Kahr, Madlyn M.: Velazquez and Las Meninas, Art Bulletin, 57, 1975, pp. 225-46. Gallego, J.: Velazquez en Sevilla, 1974, pp. 9-43. / Crawford Volk, M.: On Velazquez and the Liberal Arts, Art Bulletin, 60, 1978, pp. 69-86. /Brown, J.: Images and Ideas in Seventeenth-Century Spanish Painting, Princeton, 1978, pp. 87-110. P.S.: El texto original en japonés se pronunció en el 33 Congreso de la Historia del Arte en Tokio, el 19 de mayo del año 1980. Catedrático de la Universidad Atomi-Gakuen, Tokio).