Muestra tatuajes final.cdr
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ESCRITO EN EL CUERPO ESCRITO EN EL CUERPO Idea general y textos: Rosa García y Dolores Guzmán Diseño: Martín Ledesma ESCRITO EN EL CUERPO Marcas ancestrales Los tatuajes, las pinturas corporales y las múltiples formas de marcar la piel son prácticas que se encuentran presentes en todas las culturas, desde los orígenes de la humanidad. Con distintos nes: estéticos, expresivos, rituales, punitivos y terapéuticos, varones y mujeres intervinieron plásticamente sus cuerpos usando instrumentos diversos y sustancias naturales de todo tipo. De izquierda a derecha: tatuaje maorí, tatuaje mocoví, tatuaje chino, tatuaje tumbero y reprodución de “La gran ola de Kanagawa” de Katsushika Hokusai, uno de los motivos iconográcos más elegido en el tatuaje japonés. ESCRITO EN EL CUERPO Reconstrucción gráca de uno de los tatuajes de la Dama del hielo. Primeros testimonios En 1991 unos alpinistas encontraron el cuerpo momi cado de un hombre que murió congelado hace más de 5200 años. Su cuerpo estaba cubierto con 61 tatuajes. Otzi, como lo llamaron, es la evidencia más antigua de esta práctica. Otro hallazgo muy interesante fue el de la llamada Dama del hielo, situado a 2.500 m. de altura, en las montañas de la frontera entre Rusia, Mongolia, China y Kazajistán. La joven de alrededor de 25 años fue enterrada junto a seis caballos equipados con sus arneses y sillas de montar. En la tumba había ofrendas de carne de ovino y de caballo, adornos hechos de eltro, madera, bronce y oro, y en un pequeño recipiente, restos de cannabis. Fotografías de los tatuajes de la Dama de Cao. En América: En el año 2006 en la costa norte del Perú se encontró la momia de la Dama de Cao, gobernante de la cultura mochica, de casi 1700 años de antigüedad. Los restos momi cados de la mujer, de 1,45 metros de altura y entre los 20 y 25 años, estaban cubiertos por adornos de oro, lapislázuli, plata, cuarzo y turquesa. Su cuerpo tenía tatuajes de serpientes, arañas, Fotografías de los tatuajes de Otzi. cocodrilos, leopardos, abejas y mariposas, que representarían la fertilidad de la tierra pero también podrían indicar sus dotes como adivina. ESCRITO EN EL CUERPO Pintura nupcial con henna, Nepal. Tatuaje maorí, 1794. Culturas milenarias En la Polinesia, los varones comenzaban a tatuarse a los ocho años y con el transcurrir del tiempo cubrían la totalidad del cuerpo, asignando a cada gra smo un signi cado divino. Entre los egipcios el tatuaje poseía un sentido ritual y simbólico, a modo de ofrenda y adoración a sus dioses. Era una actividad exclusivamente femenina y se asociaba con la valentía, la fertilidad y la madurez. Una práctica similar ha persistido en ciertas culturas de Medio Oriente. En India se utiliza la henna para pintar diseños geométricos sobre la piel de las mujeres que se van a casar o que asisten a una ceremonia nupcial. Este ritual recibe el nombre de mehndi o mehandi, costumbre que también es común en Nepal. Hongi, jefe maorí.Fotografía 1780. ESCRITO EN EL CUERPO Culturas milenarias En Japón la evidencia más antigua de tatuaje es del año 3.000 a.C. y fue hallada en unas guras de barro cuyos rostros tenían dibujos de tatuajes. Éstas acompañaban a los muertos en el viaje a lo desconocido, razón por la que se atribuye a los tatuajes un signi cado mágico y religioso. Las clases altas lo usaban como ornamento corporal. Sin embargo, también se utilizó para “marcar” a delincuentes quienes, avergonzados, comenzaron a tapárselos con otros diseños que cubrían todo su cuerpo. Esta práctica fue adoptada por la ma a nipona, denominada Yakuza para de nir las jerarquías dentro de la organización. Fotografía de tatuajes Irezumi. Ilustración sobre un trozo de madera de una escena de tatuaje de un guerrero. El signi cado del tatuaje tradicional El tatuaje tradicional japonés se denomina Irezumi, entre sus motivos se destacan: la or de loto que remite a la fugacidad de la vida; la carpa, o pez Koi que signi ca aspiración y progreso; la serpiente, símbolo de protección, pero también de fuerza, cambio, buen augurio, prosperidad y fortuna. Las calaveras signi can la celebración de la vida y el respeto por los antepasados ya fallecidos; así como el reconocimiento de la propia mortalidad. El dragón Fotografía de tatuajes Irezumi. remite a la sabiduría y la benevolencia. El tigre representa fuerza y protección. El ave fénix signi ca renacimiento. ESCRITO EN EL CUERPO Culturas milenarias En China el tatuaje se consideró siempre una marca, un distintivo social, señal inequívoca de pertenencia a alguna familia o casta, que daba a conocer la relación del individuo con el entorno. El tatuaje formaba parte de la cultura del luto, y la muerte de alguien cercano podía ser otra razón para colorearse la piel, en una señal de afecto muy respetada. También o ciaba como recordatorio de una rivalidad lejana o era la señal de una venganza futura. En China, el honor está en cada pigmento y las promesas y el coraje que hay detrás de cada tatuaje tienen un signi cado muchísimo más complejo y potente que el meramente estético. La escritura china ha sido de gran estudio debido a su cantidad de símbolos y su compleja polisemia. Se dice que su grafía fue inventada por un Emperador que se basó en las huellas de los pájaros. ESCRITO EN EL CUERPO Horadar la piel Además de los tatuajes, los grupos humanos han creado formas de marcar la piel para comunicar algo a alguien. A través de técnicas como la punción, la sutura, la realización de cicatrices, queloides o escariaciones, la piel ha sido recreada como texto. Sobre ella, cual lienzo expresivo, se indicaba la pertenencia grupal, se a rmaba la identidad, la condición social de paria o subalterno, se ostentaba la marca del poder, o se lucía un atributo de belleza. ESCRITO EN EL CUERPO Multiplicidad de prácticas, diversidad de tecnologías Método de tatuaje Maorí. Método de tatuaje Maorí. A través del tiempo, las distintas sociedades idearon prácticas y herramientas para “escribir” en la piel. Tatuaje por punción: utilizando un instrumento cortante, aguja, punzón o espina, a través de pequeños pinchazos se introduce la materia colorante. Tatuaje de sutura: consiste en atravesar la piel con hilos ennegrecidos o teñidos, por medio de una aguja o instrumento similar. Tatuaje de cicatrices o escari caciones: su nombre actual proviene del inglés, “scar” (cicatriz). Es una técnica antigua conocida por diversos pueblos en África, Australia y América. Consiste en la práctica de cortes Máquina de tatuar. profundos que al cicatrizar dejan huellas protuberantes y de un color diferente al normal de la piel. Pinturas corporales: utilizando distintas sustancias tintóreas se cubre la totalidad de la piel o se plasman diseños. Peine para tatuar. Recipiente de tintas para tatuar. ESCRITO EN EL CUERPO En los connes: distinción, protección y abrigo La pintura corporal era muy importante para los Selk´nam, quienes utilizaban distintos diseños para las diferentes ocasiones: caza, competencias deportivas, combates, ritos de paz, chamánicos, de pasaje hacia la pubertad femenina, para el casamiento, el duelo y el eclipse lunar. Cotidianamente se usaba una mezcla de grasa animal con sustancias tintóreas para protegerse del frío, el viento y mantener la limpieza corporal. El color más importante era el rojo, que hacían con ocre, además estaban el blanco y el amarillo. El negro sólo en caso de luto. También se realizaban tatuajes en el antebrazo quemándose la piel en forma de pequeñas líneas y luego frotaban las heridas con carbón para que las cicatrices quedaran con un color oscuro. Elek, Angela Loij e Imshuta durante una danza llamada Kewánix en honor a Tanu. Cada mujer tiene el cuerpo pintado con arcilla roja y motivos blancos. Fotografía de Martin Gusinde. Niños Selk`nam. Fotografía de Martin Gusinde. ESCRITO EN EL CUERPO Signos por palabras Los yámanas usaban pinturas corporales en las ceremonias de iniciación o “iaxous” y en la vida cotidiana. Éstas determinaban roles y jerarquías sociales, de género y etáreas. Los diseños se componían de líneas y puntos en negro, blanco y rojo. Las pinturas corporales daban cuenta de un complejo código comunicativo: se usaban en los combates para inspirar temor, algunas tenían signi cado religioso, ritual o terapéutico, también permitían identi car el grupo al que se pertenecía. Se usaban cuando se hacían encuentros de paz o para declarar la guerra; para indicar que tomarían venganza, o expresar dolor por la pérdida de algún familiar -los diseños distinguían en algunos casos hasta la causa de la muerte-. El contenido simbólico y comunicacional de la pintura facial corporal permitía exteriorizar diversas circunstancias sociales e individuales, la cosmovisión étnica, mítica y geográ ca del pueblo. Matrimonio yámana en la ceremonia del Chiejaus con Martin Gusinde, c. 1920. ESCRITO EN EL CUERPO Segùn el testimonio del jesuita Martín Dobrizhoffer: “Se ordena Rituales signar a la adolescente de acuerdo al antiguo rito, al primer indicio de pubertad. Reclina su cabeza en el regazo de una vieja que está sentada en el suelo. Para ser pintada es punzada con una espina a modo de pincel; en lugar de pintura, se mezcla la sangre con Entre los abipones era habitual tatuarse el cuerpo y el rostro por diversos cenizas. Es necesario desgarrar la piel para obtener un buen motivos. adorno (…) Si la niña se impacienta o gime de dolor, o retira la cabeza, es insultada con burlescos oprobios y vituperios: (…) tú no Uno de ellos era en el ritual de iniciación de las mujeres, que para pasar a la pubertad debían dejarse tatuar el rostro sin quejarse. eres grata a nuestra raza (…), acaso no sabes que tú eres progenie de aquellos que tienen heridas y se cuentan entre los vencedores Sobre el signi cado de los tatuajes sabemos que no sólo se hacían para (…). Avergüenzas a los tuyos imbécil mujerzuela (…). Los padres adornar la cara de varones y mujeres, sino que eran indicadores de la sostienen que estas lastimaduras adornan a sus hijas, y que las pertenencia del individuo a una familia de la nobleza indígena o del rango preparan y orientan para poder sobrellevar los dolores del parto”. militar de los jefes. Abipones, ilustración del libro de Martín Dobrizhoffer. ESCRITO EN EL CUERPO “Entre los indios americanos la costumbre de des gurarse el cuerpo es por creer de aparecer ya más ornados, ya más horrorí cos. Este es como un retrato del diablo, tanto mejor y más notablemente acertado cuanto más feo y abominable está pintado”. Mocovíes tatuados en la cara, pecho y brazos. Acuarela de Florian Paucke. “Para ser más bellos” Cientos de pequeñas marcas, unas al lado de las otras hasta cubrirse la cara, para luego seguir por el pecho, los brazos y las piernas: ésta era la costumbre de los mocovìes. En ocasiones también los varones se adornaban con cicatrices el pecho y los brazos. Varones y mujeres mocovíes se hacían tatuar el rostro y perforaban sus orejas y su nariz colocándose pendientes y plumas de papagayos de los más diversos colores, “para ser más bellos”, según nos informa el jesuita Florian Paucke. Escena de tatuaje donde se utiliza una espina para tatuar. Acuarela de Florian Paucke. Ilustración en base a acuarela de Florian Paucke. ESCRITO EN EL CUERPO Marcas de marginalidad Hacia el siglo XIX y principios del XX el tatuaje cobró una gran importancia entre los sectores marginales de la sociedad, que poblaban cárceles, cuarteles y burdeles. Al convertirse en objeto de preferencia de esos sectores sociales, el tatuaje se situó en los "márgenes" de la sociedad, generando una construcción negativa en torno de esa práctica, que extendió y validó un sentido de referencia-equivalencia del tatuaje como marca de marginalidad. Tatuajes de maras. Fotografía de Adam Hinton. Tatuajes carcelarios ruso. Entre los presos rusos (denominados vory y zakonye) existió una larga y compleja tradición de tatuajes carcelarios, que servían para identi car a los prisioneros dentro del sistema de redes y jerarquías de las prisiones y gulags de la ex Unión Soviética. Tatuados en la totalidad del cuerpo, los presos exponían su biografía personal y criminal, burlando de este modo la incomunicación entre ellos. Algunos se tatuaban los rostros de Lenin y Stalin de modo irónico, satíricamente, demostrando irreverencia. También al ser éstas imágenes reverenciadas, portarlas evitaba los disparos de los guardias, ya que era ilegal e inmoral afrentar la imagen de los líderes comunistas. Tatuajes de maras, San salvador. Fotografía de Cristian Povera. ESCRITO EN EL CUERPO Siglo XIX: la mirada de la ciencia decimónica Durante el siglo XIX primaron las miradas moralizantes y patologizantes sobre el tatuaje y los/las tatuados/as. El tratado antropológico experimental El hombre delincuente (1876) de Cesare Lombroso, vinculó esta práctica con conductas atávicas, antisociales, desviadas y enfermas, a la vez que brindó elementos clasi catorios para la criminología y la psicología desde una mirada punitiva y estigmatizante. La antropología, la etnografía y la lingüística, por su lado, lo estudiaron como parte de las expresiones folclóricas y ancestrales de pueblos y culturas tradicionales. Cesare Lombroso. Ilustraciones del libro El hombre delicuente de Cesare Lombroso. ESCRITO EN EL CUERPO Siglo XX: masividad, profesionalización y consumo La práctica del tatuaje sufrió una gran transformación con la invención de la máquina eléctrica, ya que revolucionó aspectos claves como el tiempo del trabajo y la cuali cación del tatuador. Nuevos grupos sociales se incorporan a una práctica que se hace cada vez más masiva, trascendiendo fronteras de género, edad y condición social. Con la profesionalización del tatuaje se da inicio a una oreciente actividad comercial que, cumpliendo con rigurosas normas de higiene, y disponiendo de modernos equipamientos y materiales descartables, ofrecen a un público cada vez más amplio respuestas a las distintas demandas. ESCRITO EN EL CUERPO Siglo XXI: claves de lectura El tatuaje como texto semiótico puede entenderse desde dos perspectivas dialécticas: por un lado, como una marca privada, invariante, estática e indeleble. Por otro, como un signo dinámico, variable, polisémico e inserto en el ámbito público. Desde la producción, es una marca indeleble, ja e inamovible, su sentido pertenece al ámbito privado y su realización responde a un ritual donde se conjugan técnicas, colores, diseños y la elección de un lugar del cuerpo para su realización. Sin embargo, desde la recepción, su lectura se inserta en el ámbito público y su interpretación está sujeta a multiplicidad de factores: el paso del tiempo, el cambio de las coordenadas de interpretación y la diversidad de sujetos producen lecturas que no son estáticas ni unívocas. ESCRITO EN EL CUERPO Otras miradas A nales del siglo XX, el cine, la literatura, la estética y el psicoanálisis han construido miradas particulares sobre los “cuerpos decorados”. El abanico de re exiones incluye desde la connotación de la piel como texto, la a rmación identitaria, el carácter inclusivo o excluyente de los sentidos que se despliegan al mirar y ser mirado, el lugar del erotismo y el dolor, y hasta un modo de “resolver” con ictos psíquicos. Ache de la serie Prision Break. El protagonista se tatúa en el cuerpo el plano de la cárcel para poder escapar. Escena de la película Memento. El protagonista sufre de pérdida de la memoria reciente, por lo tanto se escribe en distintas parte del cuerpo la información que no desea olvidar. Ache de la película La chica del dragón tatuado, versión fílmica de la 1era. parte de la trilogía de Stieg Larson, llamada Los hombres que no amaban a las mujeres. Escena de la película Escrito en el cuerpo, de Peter Greenawey, basado en la novela homónima de Jeanette Winterson, que también da nombre a esta muestra.