Plan nacional de semillas - See

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PLAN NACIONAL DE SEMILLAS:
CULTIVANDO
LA SUSTENTABILIDAD ALIMENTARIA
Plan nacional de semillas:
Cultivando la sustentabilidad alimentaria
Publicación del Ministerio de Comunicación e Información
Av. Universidad, Esq. El Chorro, Torre Ministerial, Piso 9 y 10.
Caracas. Venezuela.
Web: www.mci.gob.ve
e-mail: [email protected]
Primera edición
Abril de 2005
DIRECTORIO
Andrés Izarra
Ministro de Comunicación e Información
Yuri Pimentel
Viceministro de Estrategia Comunicacional
William Castillo
Viceministro de Gestión Comunicacional
Coordinación General
Germán Villegas C.
Director de Arte
José Luis Díaz Jiménez
Juan Carlos Pérez Escaño
Dirección General de Prensa
Lenelina Delgado
Redactores
Carlos Ibarra
María Isabel Cerón
Manuela Solé
Nely Gómez
Depósito Legal
lf87120056411199
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CULTIVANDO
LA SUSTENTABILIDAD
ALIMENTARIA
Las semillas son patrimonio de la humanidad, ellas representan el hilo
conector entre el hombre y la naturaleza, no tienen dueño ni pueden
ser propiedad privada y su protección es una fuerza de lucha contra
el operador político-financiero de las transnacionales: el ALCA.
La Revolución Bolivariana es la semilla
que se siembra en la tierra del pueblo.
La Esperanza es una Semilla
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uestro planeta es un sistema complejo integrado por organismos
vivos que se autorregulan por medio de procesos maravillosos.
Quizás uno de los más importantes es el de la reproducción de la vida, que se
manifiesta, en la botánica, por medio de la semilla. En cada una de ellas se
encuentra el embrión de una futura planta.
Resulta evidente que las semillas, como protagonistas de la cadena alimenticia, garantizan la permanencia y supervivencia de las especies del reino
vegetal, porque contienen la información genética de todas las plantas que
cohabitan con nosotros.
Aparte del papel tradicional atribuido a la agricultura como proveedora de
seguridad alimentaria, debemos entender que un sistema agrícola sano y
próspero contribuirá valiosamente con el desarrollo económico, social y cultural de una nación.
Esa capacidad que tiene la siembra para estimular una sociedad más justa,
participativa, igualitaria y fraterna, fue desestimada en el pasado. Es una de
las banderas que retoma el Gobierno Bolivariano, aceptando el mandato de
la Constitución Bolivariana de Venezuela, que, en el artículo 305, establece
que la agricultura sustentable tiene su base en la ciencia agroecológica y
constituye una actividad indispensable para mantener la paz y la seguridad de
los pueblos.
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GARANTIZANDO LA SOBERANÍA
Y SEGURIDAD ALIMENTARIA
La biodiversidad de cultivos y plantas que se dan en Venezuela forman
parte de nuestro patrimonio natural. Al asegurarnos su preservación, defensa
y usufructo, estamos garantizando el abastecimiento de las necesidades alimenticias de las familias venezolanas. Estamos hablando de soberanía y
seguridad alimentaria y esto implica una larga cadena que involucra todo el
proceso productivo del país. Estamos hablando de tierras, de la reivindicación del hombre a través de la tierra. Estamos hablando de estimular la producción agrícola y esto implica el derecho de los campesinos a producir alimentos y el derecho de los consumidores a poder decidir lo que quieren consumir. Estamos hablando de recursos y el principio se encuentra en la creación de un sistema nacional para la producción de semillas que incorpore a
los productores y campesinos al proceso de desarrollo agrícola del país. Por
eso, nace el Plan Nacional de Semillas 2005-2009.
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Podríamos preguntarnos si realmente es tan importante el abastecimiento
de semillas y qué significa este elemento en la cadena de producción agraria.
Veamos. En Venezuela más del 70% de los alimentos que consumimos son
importados, pero, además, importamos el 100% de semillas de hortalizas, el
60-70% de semillas de maíz, el 50% de semillas de papa, entre otros. Ésta
inquietante realidad del sector agrícola nacional incide negativamente en
nuestra capacidad para fortalecer la soberanía alimentaria. Se requiere la
articulación de muchos factores para su solución y, en este sentido, la implementación del Plan Nacional de Semillas viene a consolidar el proceso de
reforma agraria que se inició con el Plan Zamora contra el Latifundio.
Buscamos entonces disminuir progresivamente la dependencia de semillas
importadas: es el objetivo fundamental del Plan Nacional de Semillas. La agricultura venezolana demanda materiales genéticos adaptados a los pisos climáticos del
trópico, a las características de los suelos y a los riesgos fitosanitarios propios de
estas latitudes. Durante mucho tiempo, hemos estado utilizando materiales generados en otros países, y esto ha implicado la incorporación a nuestro sistema de
siembra de referenciales tecnológicas de alta intensidad en el uso de insumos químicos, como fertilizantes y biocidas contaminantes, en total discordancia con los
nuevos postulados de agricultura tropical sostenible.
Por otra parte, el Plan Nacional de Semillas se concibe en el principio
constitucional de la participación corresponsable, al considerar que debe
incrementarse el número de nuevos actores en el sistema nacional de producción de semillas de alta calidad nutricional y biológica. La incorporación del
sector cooperativista, especialmente aquel formado en los espacios de los
Núcleos de Desarrollo Endógeno y la Misión Vuelvan Caras, como protagonistas en la consolidación del Plan para superar la grave dependencia de la
semilla importada y con el control social de la inversión del plan, pueden
garantizar una mayor soberanía alimentaria.
El proceso participativo del Plan Nacional de Semillas mejorará la capacidad de producción y organización del pequeño productor agrícola, orientando la formación agroecológica y fomentando la autonomía de las comunidades locales en el abastecimiento e intercambio de semillas. Esto incluye el
rescate, preservación, mejoramiento y multiplicación de las variedades locales, así como la diversificación de los cultivos, la plantación de árboles y el
aumento de la reserva de forraje para los animales.
El Plan Nacional de Semillas contiene las estrategias de acción que nos
protegerán frente a los peligros que atentan contra la biodiversidad de nuestra nación.
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l organismo encargado de la implementación del Plan Nacional de
Semillas es el Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas, INIA,
organismo adscrito al Ministerio de Ciencia y Tecnología. El INIA apoya técnicamente a los agricultores dedicados a la producción de semilla certificada, fiscalizada y artesanal y lleva el control de la calidad de estas producciones.
Además, el INIA articula, junto con los Ministerios de Agricultura y Tierras,
Alimentación, Economía Popular y Zonas de Desarrollo Sustentable, todos los
procesos necesarios para impulsar, a nivel nacional, el Plan Nacional de
Semillas 2005-2009, cuyo presupuesto asciende a 92,9 millardos de bolívares.
La sede principal del Plan Nacional de Semillas, se encuentra ubicada en el
estado Barinas, pero cada una de las 53 sedes del INIA a nivel nacional estará
avocada a proveer a los productores con los recursos tecnológicos, el asesoramiento agrotécnico, así como los servicios de los laboratorios especializados
necesarios para incentivar la producción de semilla artesanal en todo el territorio.
La estrategia del INIA se fundamenta en rubros importantes para la dieta del
venezolano, como: arroz, maíz amarillo, fríjol, caraota, papa, soya, yuca, caña
de azúcar, hortalizas; además, semillas forrajeras y sorgo, que apuntalan la producción animal. El Plan está abriendo espacios para otros rubros estratégicos
para el país, como el tártago, y en el mediano plazo se incorporará un componente de certificación de plantas frutícolas.
Los principales componentes de la investigación del Plan Nacional de
Semillas hacen énfasis en la producción de variedades que los productores
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podrán almacenar para conformar bancos locales de semillas. Se impulsará la
producción de semilla básica, pero todo tomado con una visión integrada de
transferencia de tecnología, fortalecimiento de infraestructuras, capacitación y
financiamiento a la producción de semilla certificada para los nuevos actores de
la realidad agrícola nacional.
En este contexto, se consideró prioritario orientar las acciones hacia el desarrollo de cinco Programas iniciales:
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Generación de capacidades en Fitomejoramiento
Desarrollo de capacidades para la producción de la semilla básica.
Capacitación de nuevos actores semilleristas
Generación de capacidades para la producción
de semilla certificada, fiscalizada y artesanal de alta calidad.
Capacidad de procesamiento, almacenamiento
y distribución de semillas.
La posibilidad del éxito socio-político del plan, se basa en una articulación
de diferentes organismos del Estado venezolano con competencias y con funciones que faciliten la aplicación del Plan Nacional de Semillas, considerando
que la variable principal de la propuesta se centra en satisfacer la demanda creciente de semilla para los planes de siembra, dirigidos desde el Ministerio de
Agricultura y Tierras.
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BANCOS DE SEMILLAS PARA RESGUARDAR
EL PATRIMONIO AGRÍCOLA
La naturaleza es un inmenso laboratorio al alcance de todos y de todas y, además, es gratis. Podemos observar y experimentar partiendo de sus ejemplos.
Como el de las hormigas o el de las ardillas, que acopian, se sustentan y guardan para tiempos de carestía. Para eso se forma un Banco de Semillas y se instalan, según el objetivo que se busque: básicamente se trata de una instalación o
espacio predestinado con el fin de conservar, manejar, reproducir, procesar,
almacenar y distribuir semillas. Podría ser un laboratorio donde se almacenan
muchas variedades o tal vez un campo sencillo con algunas plantas identificadas, o una pequeña colección de semillas de árboles frutales locales realizada
por los niños de una escuela.
¿Cuál es el propósito de un Banco de Semillas?.- Primero y fundamentalmente salvaguardar el patrimonio natural de especies y variedades agrícolas de
las grandes amenazas que existen. Estos bancos representan un respaldo y una
garantía al convertirse en depósitos genéticos utilizables para la producción de
cosechas productivas, resistentes a enfermedades o para la protección de especies y variedades en peligro de extinción.
En la medida en que avance el Plan Nacional de Semillas, se incrementará el
número de bancos locales, siempre con la idea de que estarán administrados por
los nuevos actores semilleristas. El INIA tiene la responsabilidad de apoyarlos
bajo el Programa de Mejoramiento Participativo, ya que muchos productores
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tienen un trabajo ya hecho en la disposición de cultivares que forman parte de
su tradición. El propósito es generar capacidades y conocimientos para mejorar la disponibilidad de semillas en el país y, en consecuencia, garantizar el
suministro de semilla de alta calidad, para los planes de siembra.
Adicionalmente, el INIA se ha planteado la implementación del Programa de
Semilla Solidaria para los agricultores de menores recursos, aspecto que constituye la razón social fundamental del plan. De esta manera, se ayudará a los campesinos que no cuentan con los recursos para la compra de semillas.
El tema del Banco de Semillas fue punto de discusión durante el Segundo
Congreso Bolivariano de los Pueblos, realizado en Caracas en diciembre de
2004. Las conclusiones de este encuentro, plasmadas en la Proclama
Bolivariana de Caracas, señalan:
Ratificamos que uno de los principales problemas de nuestros pueblos, como
consecuencia de la pobreza a la cual han sido sometidos, es el HAMBRE. En tal
sentido, consideramos que la SOBERANIA AGROALIMENTARIA es una
política fundamental para erradicar este flagelo. Por lo que promovemos la creación de un Banco Latinoamericano de Semillas, criollas, indígenas u originarias, con sede en la República Bolivariana de Venezuela y con sub sedes en otros
países, y la participación de todas las organizaciones campesinas e indígenas, en
una dinámica de fortalecimiento de la Coordinadora Latinoamericana de
Organizaciones Campesinas y de la Vía Campesina.
Nuestro compromiso es superar la dependencia económica y asegurar un
país para todos. Y estaremos avanzando un paso más en esa dirección al poner
en práctica políticas que aseguren la alimentación de cada uno de los habitantes
de este país. El principio es una semilla. Por eso su importancia. Un Banco de
Semillas, entonces, constituye un soporte de gran valor a la hora de un desastre
natural, porque ayuda a agilizar la recuperación de la agricultura. Por otro lado,
se estaría en condiciones de cooperar solidariamente con aquellos países que
sufrieran este tipo de emergencia. al proporcionarles semillas para el rescate
agrícola. De allí deriva también la importancia geopolítica de la propuesta de
creación del Banco Latinoamericano de Semillas.
PRESERVANDO LA BIODIVERSIDAD
La diversidad agrícola provee a las especies la habilidad de adaptación a los
ambientes siempre cambiantes y al mismo tiempo le permite crear defensas ante
condiciones climáticas adversas y la aparición de plagas nuevas. La calidad de
los suelos se estimula sembrando muchas variedades de rubros, contribuyendo
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con los sistemas agrícolas sustentables que apoyan el desarrollo económico de
los trabajadores de la tierra al tiempo que se mantiene el equilibrio ambiental.
La siembra de distintos rubros ofrece a los agricultores mejores oportunidades económicas y nutricionales. A través de los policultivos (cultivos varios)
pueden aprovecharse mejor las condiciones de los terrenos y diversificar las
fuentes de ingresos de las familias campesinas. También se reduce el riesgo ante
posibles desastres, ya que disminuirían los efectos destructores que puede ocasionar una plaga en siembras de un mismo rubro.
LA DIVERSIDAD AGRÍCOLA ACTUAL
ES MUCHO MENOR DE LO QUE SOLÍA SER EN EL PASADO
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura
y la Alimentación, (FAO), históricamente los agricultores han utilizado unas
10,000 especies de plantas con propósitos agrícolas. Hoy día, por el contrario,
se estima que el 90% de la producción agrícola depende de tan solo 120 especies; de éstas, aproximadamente 20 han sido desarrolladas científica y tecnológicamente por las transnacionales agroindustriales, imponiéndose un patrón
nutricional alimentario preconcebido. Esta homogeneización ha incrementado
la vulnerabilidad de los cultivos ante la aparición de plagas y enfermedades.
Más de 15 millones de hectáreas de bosques tropicales se pierden cada año,
y los expertos estiman que aproximadamente un 8% de las especies de plantas
podrían desaparecer en los próximos 25 años. Durante los últimos 50 años, nuevas variedades uniformes de cultivos han reemplazado miles de variedades locales. Estas reducciones tienen serias implicaciones en la seguridad alimentaria ya
que la diversidad agrícola provee la base para una nutrición balanceada y, al
mismo tiempo, representa una garantía para el mantenimiento de rasgos genéticos de alta calidad a la hora de seleccionar variedades con cualidades nutricionales específicas.
LA AMENAZA DE LOS TRANSGÉNICOS
Los científicos han logrado develar la información genética de los seres
vivos. Esta rama de la ciencia, llamada ingeniería genética, ha desarrollado técnicas para modificar las estructuras celulares de los organismos vivos, esos nuevos organismos son denominados transgénicos. Así se ha logrado alterar todas
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las limitaciones que la propia naturaleza pone para la relación entre organismos
de especies alejadas o no emparentadas. Es decir, en la naturaleza hay límites
para las mezclas, por ejemplo, una orquídea puede cruzarse con otro tipo de
orquídea, pero no se cruzará con un plátano. Una planta transgénica ha cruzado
esas barreras naturales, y además, no muestra diferencias físicas en comparación
con una natural pues la variación se encuentra en su interior.
La manipulación genética se aplica, esencialmente, en el campo de la medicina y en la agricultura. No obstante, existe una incertidumbre, compartida
entre muchos, acerca de la intervención humana en la información genética de
los organismos vivos, mientras no se demuestre previamente que es inofensiva.
Con mayor razón, por la alerta de numerosos especialistas que advierten sobre
los riesgos, ya que es difícil predecir, dominar y controlar las consecuencias de
la manipulación genética de las especies.
Las amenazas provienen de las compañías trasnacionales productoras de tecnología agrícola de punta. Estas empresas han desarrollado técnicas para producir la llamada tecnología “terminator” que comprende la alteración de la
semilla para que ésta sea fértil durante una sola cosecha y muera después de
ella. De manera que luego de cada cosecha el agricultor se vea obligado a comprar las semillas a la compañía. El peligro también radica en la contaminación
de cosechas no-transgénicas convirtiéndolas en estériles, lo que significaría el
monopolio total de las empresas globalizadas.
Debido a que los transgénicos son variaciones de las formas de vida conocidas, han estado sujetos a la especulación jurídica, en derechos de propiedad intelectual y patentes, que favorecen a las trasnacionales. La aplicación comercial
de la ingeniería genética existe, porque en el país donde mayor aceptación ha
tenido -Estados Unidos- se reconocen derechos de propiedad intelectual sobre
la vida, sobre los procesos biológicos y sus productos. El peculiar formato de
propiedad privada de las semillas transgénicas, coartan la libertad de los agricultores para conservar, producir e intercambiar sus propias semillas, lo que constituye una de las nefastas características, menos conocida, del fenómeno cultural conocido como la globalización.
A este peligro sobre la incertidumbre de los transgénicos, se unen los tratados de libre comercio, como el ALCA, que promueve la libre circulación de productos y semillas transgénicas, constituyéndose en la mayor amenaza que se
cierne hoy día sobre las comunidades rurales tradicionales.
De estas evidencias, se refleja la enorme importancia que tiene para la
República Bolivariana de Venezuela la implementación del Plan Nacional de
Semillas 2005-2009.
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Para comunicarse con el INIA usted puede llamar a la sede
de Barinas al telf.: (0273) 415.67.50 ó al (0416) 872.99.98
de Pedro Arrieta. Coordinador del Plan Nacional de
Semillas. También puede comunicarse a la sede de
Maracay al telf.: (0243) 240.46.42 / 240.49.11. Página
web: www.inia.gov.ve. Correo electrónico: [email protected]
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Bolivariano
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de Comunicación
e Información

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