capítulo 8: páginas 255 a 284, 3,1MB

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CAPÍTULO VIII
POSGUERRA
Jueves Santo de 1940. Hoy he estado ayudando a mi padre en su taller de ebanistería,
clandestinamente y con todo cerrado, evitando hacer ruido, para que el Párroco de la cercana
iglesia de San Lorenzo, no nos denuncie, ya que está prohibido hacerlo en domingo, festivos
y sobre todo en Semana Santa. Al salir hemos entrado en un bar, a los pocos minutos han
llegado unos guardias municipales, han desalojado el local de clientes y obligado al propietario
a cerrar el establecimiento, porque va a pasar la procesión, esto lo repiten en bares, tabernas
y cafés. Los demás comercios ya han cerrado por la festividad del día, así como cines y teatros,
a excepción de los que exhiban obras y películas de contenido religioso. Se obliga también a
apagar los anuncios luminosos. La emisoras de radio solo emiten música sacra.
Para controlar totalmente a la población de Madrid, las autoridades franquistas han creado
una monstruosa espesa y complicada burocracia. Imposible tomar alguna iniciativa, y si tienes
la osadía de querer realizar algún trámite o actividad; como la política y la iglesia oficial están
estrechamente unidas, uno de los principales requisitos que te piden es el Certificado del
Párroco, en el que conste tu «probada moralidad» y de «feligrés asiduo»,sobre todo los
domingos.
El llevar uniforme, supone poseer una bula, una patente y una preferencia para todo, y el
individuo uniformado se hace merecedor de toda clase de prebendas; incluso para no guardar
cola ante cualquier establecimiento o espectáculo público. Así que nunca se han visto tantos
uniformes en la vía pública, falangistas de la Vieja Guardia, Sección Femenina, Margaritas,
Pelayos, Flechas, militares de todas las graduaciones, religiosos regulares y seculares, policía
armada, guardias municipales, guardia civil, ordenanzas de los Ministerios civiles,
Ayuntamiento y demás organismos, guardas jurados de Parques y Jardines (celosísimos
mantenedores de la moral pública). Nadie del estamento vencedor se quita el uniforme en
ningún momento, aunque esté fuera de servicio; consciente de la enorme superioridad, y del
sinfín de privilegios que garantiza su uso en la vida cotidiana, sobre el resto de los ciudadanos
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Cédula personal de identificación, 1941
discriminados, desafortunados que visten el civil desaliño, obligados por la gravísima escasez
y el bajo nivel de vida, que solo a ellos afecta, y que casualmente la mayoría fueron también
los que perdieron la guerra, y que paradójica e irónicamente son los «Voluntarios» forzosos,
que tienen que acudir a cuantos actos y manifestaciones organiza la «autoridad competente»;
pues en caso contrario les será descontado varios días de salario. Esto mismo les ocurre, en
las fabricas, a los jóvenes mayores de 18 años que no asistan a las prácticas de instrucción
premilitar.
Siempre está latente el peligro del indiscriminado e imprevisto, y arbitrario registro
nocturno domiciliario, la posesión de un libro, publicación o impreso, que el corto y romo
intelecto de los esbirros de turno, les parezca subversivo, es suficiente para que el ciudadano
sea declarado «desafecto al Régimen», y previo un «hábil interrogatorio», encarcelado.
En la Universidad y en las Escuelas Técnicas Superiores se impone el «Aprobado
Patriótico», para todos aquellos estudiantes, que sin acabar la carrera en 1936, hayan luchado
al lado de los vencedores o demuestren ser afectos y haber apoyado al «Glorioso Movimiento
Nacional»; se les entrega el titulo académico oficial, y se les considera terminados sus estudios.
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Anverso y reverso de la cartilla de racionamiento
Niños saludando un cartel de Franco
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Cupones de Racionamiento de Agustina
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Anverso y reverso de la llamada Tarjeta Blanca, que servía como documento de identidad para
poder tramitar y renovar la Cartilla de Racionamiento
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Hoja cartilla de racionamiento
Ha dejado de ser válido cualquier titulo académico, puesto de trabajo, ascensos, o
disposición legal, que haya tenido lugar durante los años de contienda; todo ha quedado
derogado y suprimido, así que mi hermana Antonia que se casó en 1937, y tiene un hijo nacido
en 1938, ahora resulta que es soltera, y no tiene derecho a algunos beneficios, como el
«Subsidio Familiar», complemento de los salarios, aunque modesto, en estas circunstancias
tiene su importancia. Para remediar esta situación ha acudido a la Parroquia de San Cayetano,
para tramitar los documentos precisos para casarse por segunda vez; el párroco, montaraz y
cerril, la ha tratado de manera grosera y brutal, aprovechándose de su influencia y del poder
que goza en la España actual. Su comportamiento no ha sido evangélico, ni siquiera
humanamente educado. Ha llegado a casa llorando de rabia e impotencia; mi hermana en
circunstancias normales, le habría contestado debidamente, dada su facilidad de respuesta,
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Carta de agradecimiento de Cuauhtémoc Cárdenas
Saludo de los Alcaldes de Arbúcies a los niños de
Madrid en 1937, y 50 años después, en 1989
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certera, rápida e ingeniosa. Puede decirse que la iglesia católica oficial, vigila, regula y ordena
la vida de los españoles, y contribuye eficazmente a la cruenta represión que sufren los
vencidos.
Todos los domingos hay cuestación obligatoria de «Auxilio Social». En ningún bar, taberna,
cine, teatro o en cualquier establecimiento o espectáculo público, no te despachan si antes no
presentas la insignia, que es diferente todos los domingos, de haber contribuido a esta colecta.
Incluso en verano está prohibido circular por la calle en mangas de camisa, sin chaqueta, bajo
multa de dos pesetas, y también la permanencia en la vía pública de los menores de 14 años
que no vayan acompañados de un adulto. Unos camiones les recogen y les llevan al «albergue»
de Yeserías. Tampoco está permitida la circulación de grupos de personas de mas de tres
peatones.
Hemos ido a visitar a nuestra antigua cocinera Maxi, que acaba de regresar de Francia con
sus hijos, y se ha instalado en casa de su hermana que vive en la calle Huertas. Ha sido un rato
muy agradable como siempre en estos casos, la conversación recayó sobre nuestra pasada vida
en la Colonia.
El cine sigue siendo importante para nosotros, pero vamos poco, los precios de las
localidades son caros, la producción nacional de escasa calidad técnica y nivel bajo y cutre, de
tendenciosa ramplonería política; las películas extranjeras además de antiguas están mutiladas
por la censura, en tal medida y de manera tan burda e hipócrita que sus diálogos y argumentos
quedan ininteligibles y absurdos. Los programas cinematográficos y de cualquier espectáculo
público, son clasificados según la moral impuesta «apta para menores de 14 años», «3 para
mayores, «3 con reparos» y «4 gravemente peligrosa», esta medida se cumple estrictamente por
los porteros de los locales. Tampoco nos hace gracia que al final de la proyección, al público
no le está permitido abandonar la sala hasta que no haya escuchado el correspondiente himno,
mientras permanece en posición de «firmes» haciendo el saludo fascista. En los deportes y
desde luego en los partidos de fútbol, esto se hace al comienzo, aunque no asista ningún
jerarca.
Los comercios están vacíos de géneros, no se encuentra nada de lo mas preciso para un
nivel de vida elemental. A consecuencia de esta general carencia y del escasísimo poder
económico de la inmensa mayoría de la población, todo el mundo vive haciendo
inimaginables sacrificios, y trabajos múltiples tratando de mil maneras de remediar sus
necesidades mas perentorias. En el «metro» y en la calle me han parado varias veces para
preguntarme donde me habían comprado la ropa que llevo puesta; les llama la atención sobre
todo, mi impermeable; cuando les explico, ponen cara de entenderlo tarde, «¡Ah, ya decía yo!».
Febrero, 1940. Hoy se ha presentado en casa una vecina que tiene a sus dos hijos únicos
en la cárcel, anarquistas condenados a muerte, va recogiendo firmas por toda la barriada para
evitar que sean ejecutados; aunque la actividad bélica de estos dos hermanos ha sido muy
escasa, pues durante toda la guerra se limitaron a hacer guardia ante los restos de la Iglesia y
las Escuelas Pías de San Fernando de la calle Mesón de Paredes, actuación que entonces fue
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muy criticada por los vecinos, porque consideraban que estaban escaqueándose para no ir al
frente. Como es de esperar, a pesar de la gran cantidad de firmas recogidas por esta madre,
dentro de dos días serán fusilados.
Acaban de llegar repatriadas, Marieta y su cuñada María con sus respectivos hijitos
Javierchu y Fernandito, que formaron parte de nuestro personal de servicio en la Colonia; son
de Tolosa, pero se han venido a vivir a Madrid, a la calle de la Santísima Trinidad. Las cogimos
cariño porque su labor fue importante, así como su desvelo hacia todos; y acudimos
saludarlas. Dentro de veinticinco años nos encontraremos de nuevo, en San Sebastián, con
Javierchu.
Poco antes del amanecer, diariamente, pasa el «coche celular» procedente de la cercana
comisaría, en su interior debe llevar a los detenidos durante la noche para conducirlos
directamente a la cárcel. Pienso en las personas que han tenido esa mala suerte. A la misma
hora suele hacerlo también un anciano, que me llama mucho la atención, el pelo y la barba
descuidados y completamente blancos, magro y enjuto; su rostro me recuerda al cuadro «Las
Lágrimas de San Pedro», del Greco. Vestido con harapos, calzado muy deteriorado, sin
calcetines, va tirando fatigosamente, haciendo un esfuerzo sobrehumano, de un carro cargado
de grandes y pesadas cajas de sardinas y chicharros procedentes del Mercado de Pescados.
Hoy cuando este anciano y su carro, lentamente han llegado al tramo mas estrecho de la calle,
ha aparecido el siniestro y voluminoso «coche celular», el conductor ha tocado el claxon
pidiendo paso; este hombre sin volver la cabeza, ignorando de quien se trataba, suelta una
mano de la vara del carro, y hace ademán de que «espere un poco»; el acompañante y escolta
del conductor, un miembro de la Policía Armada, corpulento y de aspecto mas propio de la
caballería de tiro que está necesitando el rústico vehículo, desciende furioso, se dirige a él y
comienza a golpearle, mientras le hace objeto de toda clase de improperios. El anciano ante
la inesperada y bestial agresión, llora como un niño. El polizonte, para que le sirva de
consuelo, le dice que si hubiera sido mas joven le hubiera pegado mucho mas, al tiempo que
lanza una desafiante y circular mirada, por si alguno tenemos algo que alegar. Ninguno de los
escasos viandantes de ese momento que nos dirigimos al trabajo, nos hemos atrevido a
protestar, pues de hacerlo, en el mejor de los casos hubiésemos pasado a engrosar el
contenido del furgón policial. Madrid, vive y sufre inerme, ante esta brutalidad dictatorial y
escalofriante.
El «estraperlo», este sucio, despiadado y lucrativo gran negocio, es explotado y controlado
en sus orígenes por los mismos jerarcas del Régimen, en su propio beneficio y provecho
personal; ya que como es natural, solo ellos tienen acceso a los almacenes de víveres y de toda
clase de artículos de primera necesidad para la población.
La «Tita Paz», se ha repatriado y hemos ido a verla, ha instalado una academia de Corte y
Confección en la Puerta del Ángel. Nos ha dicho que su cuñado D. Vicente, nuestro antiguo
director en el «Nid Basque» de Anglet; ante el rápido desenlace que está teniendo la guerra en
Francia, ha logrado embarcar con toda su familia para la República Dominicana. Deseamos
que por fin vivan tranquilos y felices en aquel país, y que se termine definitivamente su azarosa
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y prolongada peregrinación.
En el año 2003, entraremos en contacto con Gabriel, el hijo mayor de D, Vicente y Lola,
que nos informará que lo anterior no es cierto, sino que al llegar las tropas alemanas, el
Gobierno de Vichy, internó a los exilados españoles otra vez en campos de concentración; y
su padre logró escaparse de uno de ellos. A su esposa Lola y sus cinco hijos la enviaron a
España, en pésimas condiciones. Una vez acabada la II Guerra Mundial, en 1947, lograron
reunirse en Francia, definitivamente toda la familia.
Nos llegan noticias de la Colonia «Maison Yriberri» de Saint Pierre d´Irube (Bayona),
donde estuvo mi hermano; su Director, D. Jerónimo y el profesor D. Eduardo, así como Juan,
el conductor de la camioneta de reparto, han conseguido embarcar con destino a América.
Viendo como los acontecimientos bélicos se precipitan para mal, nos hemos alegrado mucho
que hayan podido ponerse a salvo con tiempo.
12 de junio de 1940. Con respecto a la marcha de la II Guerra Mundial, Franco cambia su
«neutralidad» por la «no beligerancia».
13 de junio de 1940. París, ha caído en poder de las tropas alemanas. Este hecho aunque
esperado, nos desmoraliza y nos apena profundamente, pues la posibilidad de un cambio
político en España; en la forma que se está desarrollando la guerra en Europa, se aleja cada
vez mas, y es impensable en un futuro próximo.
Según las noticias escritas que nos llegan de Francia, el pasado 29 de junio de 1940, todas
las Colonias Infantiles de niños republicanos españoles exiliados, que patrocinaba y
subvencionaba el «Sueriger Hjalpkomidern for Spanien», han sido disueltas.
El tabaco ha llegado a adquirir un valor astronómico en el «Straperlo», dado su escasez y
la reducida ración por persona y día, que dan con la «Tarjeta del Fumador», exclusivamente a
los varones mayores de 18 años –la mujer no debe ni tiene derecho a fumar– . El tabaco con
el café, el aceite y el azúcar son los artículos mas apremiantemente demandados, y la mas
valiosa moneda de cambio para adquirir otros no menos necesarios.
En las salidas del «metro», hay mujeres que en voz baja, casi susurrante, ofrecen
principalmente tabaco y barras de pan, que llevan ocultos entre sus modestísimas ropas. Ellas
saben que se juegan el corte de pelo al cero, la purga con aceite de ricino y la cárcel; sin
embargo los grandes y poderosos distribuidores de los que estas mujeres se proveen, y que se
llevan un abusivo beneficio, están a salvo, por su influencia política, de toda responsabilidad.
Varias veces he presenciado la detención de estas mujeres por la policía, y me ha causado
siempre una penosa impresión, no exenta de indignación.
Setiembre de 1940. Superadas las pruebas de acceso, me he matriculado en la Escuela de
Orientación Profesional, donde acudiré mañana y tarde, y en la Escuela de Artes y Oficios, a
la que asistiré de noche; el ambiente académico (igual que en la Escuela Industrial, donde iré
dentro de tres años), es un trasunto del político-social y rígidamente impuesto actualmente;
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disciplina poco menos que castrense, basado en la coacción y el miedo. La relación de los
profesores con los alumnos es muy distante, y ninguno puede dirigirse a ellos si no te han
preguntado antes, y cuando lo hacen es de manera seca y terminante, apuntándote con el
dedo, con la mirada desparramada, mirando al infinito, sin hacerlo nunca a los ojos del
alumno, dejando siempre bien sentado su superioridad intelectual y de mando; de absoluto
desprecio hacia nosotros, haciéndonos ver nuestra insignificancia, humillando y ridiculizando
al estudiante que comete algún error, con comentarios pretendidamente ingeniosos para
provocar las risas de los demás. La clase de «Gráfico-Tecnología», la componemos doscientos
cincuenta alumnos, y aquí están los cinco profesores, amenazantes e imperturbables, en el alto
estrado, ejerciendo su indiscutible autoridad; silencio absoluto a pesar de nuestro número
excesivo. Temor generalizado, estamos de pie, casi en posición de firmes, delante de nuestros
tableros de dibujo. Tenemos las asignaturas teóricas Matemáticas, Física y Química, Geografía
e Historia, Dibujo, Tecnología, Gramática, Seguridad e Higiene en el Trabajo y Religión. Las
clases prácticas son; Ajuste y Torno, Carpintería, Ebanistería, Fontanería y Hojalatería, Forja
y Electricidad, la Gimnasia, pronto será sustituida por Instrucción Premilitar, a cargo del
Frente de Juventudes, con sus castigos y matonismo. La primera práctica me ha tocado, ha
sido la de forja, es interesantísima, y muy curiosa la cantidad de cosas que se pueden hacer
con un pequeño trozo de hierro cuadrado. Recuerdo que mi abuelo Higinio era forjador. El
maestro de este taller, físicamente enjuto, es un profesional muy cualificado, de difícil trato,
atrabiliario, agrio, está enfadado constantemente, me llama la atención como en una lata
grande, la llena de agua, echa unos cuantos boniatos y los pone a hervir en una de las fraguas;
cuando están a punto se la lleva a su mesa de despacho y se los come, en esos momentos se
le dulcifica el gesto; ahora comprendo, este hombre tiene ¡HAMBRE!.
La falta de material escolar y de oficina es total, se encuentra algo en el «straperlo», pero
no está a nuestro alcance, por su precio, esto último pasa con los libros de texto, de los 250,
solo dos chicos han podido comprar la Física y Química de Kleiber Karster, la Tecnología y
las Matemáticas de Rey Pastor y Puig Adam, los demás nos tenemos que conformar con
tomar apuntes de oído, cuando el profesor correspondiente lo permite, que no es siempre. En
el dorso de hojas de calendario, de impresos comerciales, o de papeles de lo mas heterogéneos,
que nos procuramos como podemos. En el comercio no hay cuadernos ni cuartillas, y si
milagrosamente conseguimos alguno de estos artículos, los cuidamos y conservamos con
excepcional celo, y esto originará en nosotros un fetichismo que nos durará toda la vida. Yo
he conseguido un solo libro, las Tablas de Logaritmos, de Vázquez Queipo, porque me las ha
regalado un tío mío; que me será utilísimo ahora e imprescindible en mis largos años
profesionales, libro del que estoy orgulloso y agradecido.
Iniciar una carrera técnica universitaria, es impensable en nuestras circunstancias, por su
elevadísimo coste, porque en el futuro todas las horas que dediquemos al trabajo serán pocas,
y además de un manera mafiosa-corporativa, los mismos profesionales ya situados, hacen que
el número de los admitidos sea muy reducido; son selectivamente escogidos, bien por
parentesco o por influencias políticas.
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TESTIMONIO
A pesar de tantas penalidades y de la brutal represión político-social y religiosa, había que
ser feliz por Decreto.
TODA MADRE TIENE LA OBLIGACIÓN
DE SER UNA MADRE FELIZ
José María Cabodevilla, (Sacerdote), Hombre y
Mujer, prólogo del Excmo y Reverendísimo
Señor D. Casimiro Morcillo González,
Arzobispo de Zaragoza
El prototipo que para la mujer ha dispuesto este régimen, es el de «modelo de esposa y de
madre», «reina del hogar», «sumisa», «católica y española», «administradora del parco jornal del
marido». Además de la obligación de ser feliz.
La mujer en la actual situación política, no tiene derecho alguno, no puede comprar ni
vender ninguna propiedad aunque sea suya, no puede viajar, ni sacar pasaporte, sin permiso
de su marido, no es libre así mismo de realizar cualquier actividad, es considerada siempre
como un ser inferior, e incapacitada para tomar decisiones propias.
7 de febrero de 1941. La exigua ración diaria de pan que corresponde a cada persona, y que
varía de 90 gr a 150 gr es de ínfima calidad, el color varía del negro-catafalco al amarillocadmio, el primero, salobre y apelmazado, el segundo, al partirlo, inevitablemente se
desmorona y queda reducido a un montoncito de miguitas, y es de general conocimiento que
produce diversos y muy molestos trastornos digestivos, los madrileños han dado en llamarle
«PAN IMPERIAL».
Mi hermana está embarazada, y esta mañana mi madre ha comentado, «Antonia no se
encuentra bien, y dice que debe ser el pan, que le ha sentado mal». Al regreso, al medio día en
la calle, una vecina me dice «tu hermana ha tenido una niña». Como cuando tuvo a su
primogénito en zona de guerra, no ha contado con mas ayuda que la experta y eficacísima de
mi madre, que siempre que es preciso allí está ella, inteligente, imponiendo serenidad, segura,
con una valentía admirable, posee un espíritu de trabajo y sacrificio excelso, silenciosa y
discreta, no aparenta estas condiciones humanas excepcionales. La madre y la niña (que se
llamará María) se encuentran perfectamente, aunque esta nos ha salido algo llorona, yo creo
que la duele ver la luz por primera vez, en esta trágica y triste España, con una Dictadura,
criminalmente nefasta. No se nos olvidará que el determinante de su nacimiento fue el «PAN
IMPERIAL».
Los juristas interpretando el Canon 1.240 del Derecho Canónico, consideran pecadores
públicos a las actrices, ladrones profesionales, comediantes, arrendatarios de locales donde se
explota el vicio, los blasfemos conocidos como tales, y los habituales asistentes a cabarets y
salas de fiestas, etc.
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LUZ EN EL CAMINO,
Quintín de Casariegos, (Capuchino)
MADRID, es una ciudad de un millón de muertos
Comienzo de un poema de Dámaso Alonso
En la Escuela de Orientación Profesional, tenemos un profesor de Religión, que siempre
está alardeando de su pasado en el ejército de Franco, pues fue capellán de las baterías, que
desde el Cerro Garabitas de la Casa de Campo, bombardeaban el centro de Madrid; yo me
acuerdo del miedo y el peligro al que estuve expuesto en tantas ocasiones, y este hombre
empieza a caerme mal. Además me pregunto cual era su misión en esas unidades, cuyos
cañones, como el mismo dice, estaban servidos por moros marroquíes mercenarios. El
programa de la asignatura consiste; en que nos aprendamos de memoria el catecismo (los
Evangelios ni mencionarlos) y las Encíclicas «Rerum Novarum», y «Cuadragésimo Anno», de
León XIII; que a mi me parecen cosas de Perogrullo. Mi padre me dice que cuando salieron
estas encíclicas, a la derecha española le pareció demasiado avanzadas socialmente y en exceso
progresistas.
Acabó expulsándome de clase.
Ante el más leve gesto de disconformidad o la menor insinuación, de reclamación o
protesta, aunque esté justificada, expuesta, de manera temerosa y tímidamente educada en el
organismo correspondiente, público o privado, el reclamante es tachado de «rojo», abroncado,
tratado groseramente y amenazado con llamar a los guardias; reducido al silencio no tiene mas
remedio que retirarse, humillado e indignado, procurando pasar inadvertido, y haciendo un
esfuerzo sobrehumano para tratar de mantener su dignidad y su autoestima.
El personal de a pie, ahora no tiene ningún derecho, no hay mas salida que ser ciudadanos
dóciles, resignados y sumisos al poder, con el peligro latente de la cárcel o el pelotón de
fusilamiento en el caso de que su actitud política sea activamente contraria al régimen.
En el «metro», mientras espero la llegada del tren, que lo hace a intervalos muy irregulares
(lo que da lugar a grandes aglomeraciones de viajeros), me fijo como unos niños de diez o
doce años, utilizando un bramante al que han atado a su extremo un canto rodado untado con
«pez», con asombrosa habilidad, certera y rápida puntería «pescan» las colillas de los cigarrillos
que los pasajeros arrojan a las vías, antes de acceder a los vagones. Asombra la experiencia de
estos chicos en esta labor, con toda celeridad van engrosando el contenido del bote del que
van provistos. Este tabaco, lavado, es posteriormente vendido a granel en los puestos del
Rastro. El público lo adquiere enseguida, aunque el cartel advierte claramente «Tabaco de
colillas».
Se recomienda al pueblo, sobriedad, y que dos veces al mes observe el «Día del Plato
Único» y el «Día sin Postre» y el «Día sin Tabaco». Indignante y cruel ironía, pues gran parte
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TESTIMONIO
de la población se daría por muy satisfecha cumpliendo fielmente la recomendación oficial,
pues supondría tener asegurado durante el resto del mes el «Plato Único», el postre y el tabaco.
Para adquirir, telas, paños, tejidos de cualquier clase hay que acudir también al «straperlo»,
y pagarlos a precios exorbitantes, la gente agudiza su ingenio para aprovechar la ropa y
vestidos que utiliza desde antes de la guerra, acudiendo a profesionales para «darles la vuelta»,
o de otra forma tiñéndoles en casa, para así enmascarar el deterioro que el uso y el paso del
tiempo ha ocasionado en estas prendas. El 80% de los madrileños civiles, van de luto o de
azul marino.
Es histórico que cuando las naciones pasan por momentos graves de crisis, salen a relucir
fenómenos extraordinarios en los medios de información, para distraer la atención del pueblo,
como ocurrió durante el «Bienio Negro» con el «Duende de Zaragoza», y ahora con el «Gato
con Alas». El ABC, da la noticia de que un fraile ha descubierto la fórmula para convertir el
plomo en oro.
En cuanto a las materias primas, como el cemento o el hierro, también están incluidos en
la general escasez, algunos contratistas de obras e industriales importantes influyentes
políticamente, consiguen fácilmente un cupo oficial, que luego derivan al «straperlo», y en
poco tiempo hacen grandes fortunas.
El hecho de que se generen escasos residuos y desperdicios domésticos, indican ya el bajo
nivel de vida actual, pues se aprovecha todo, útiles, ropas, alimentos, materiales, calzado, hasta
límites insospechados. Nunca las calles de Madrid han estado tan limpias, pues un papel o la
punta de un cigarrillo, caídos en suelo, desaparecen inmediatamente, milagrosamente.
Un importante colectivo madrileño vive de la recogida y reciclado de las basuras
domiciliarias que generan los habitantes de la capital; que dadas las circunstancias actuales, no
son excesivos ni de mucha utilidad, pues todo el mundo exprime lo poco que tiene y lo utiliza
exhaustivamente. Desde horas muy tempranas, lentas y largas caravanas de carros tirados
penosamente por escuálidas caballerías, cargados con los desechos domiciliarios, que una vez
terminada su faena de recogida, se retiran hacia los barrios de Tetuán de las Victorias, Ventas
del Espíritu Santo y Carabanchel Bajo, realizando un trabajo público gratuito, cuando debía
ser municipal, que es sustituido por estas «Brigadas del Amanecer», como denomina la gente,
a estas interminables filas de traperos que se dedican a la busca. El trapero que tiene la suerte
de conseguir una zona del barrio de Salamanca, se considera muy afortunado, por que aquí
los restos, son mayores y mas aprovechables, al contrario que en los barrios populares. Luego
proceden a la distribución y reciclado de lo recogido, la materia orgánica para alimentación de
gallinas y conejos, el papel, trapos y los metales –los mas apreciados– para su venta a los
chatarreros, la madera como combustible doméstico propio, los restos de carbón a medio
quemar para su venta directa al vecindario. Esta actividad hace innecesarios los vertederos.
Mucha gente tratando de prevenir futuras dolencias se han hecho con el «Hongo
Milagroso» que vacuna contra todos los males, también contra el hambre, tomando
diariamente una tacita del té, en el que está sumergido y del que vive. Se obsequia a familiares
y amigos con un pedazo, con la idea de que se les hace un regalo muy valiosos. Repitiendo la
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operación este trozo crecerá ininterrumpidamente hasta llegar a los 25 o 30 cm. de diámetro.
Si se le saca del caldo se apergaminará, pero volverá a vivir y crecer si de nuevo se le introduce
en el líquido, aunque haya pasado mucho tiempo. Su aspecto no es precisamente apetecible, y
supongo que su sabor tampoco debe de ser agradable.
En cuanto estuvieron a solas, Monasterio le preguntó al
fiscal, ¿Qué son esos documentos que firma Franco
mientras desayuna en familia? ¿promociones? ¿ascensos?
penas de muerte –respondió– firma entre 15 y 20 cada
mañana, ¿cada mañana?
José Luis de Villalonga, El sable del Caudillo,
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Para abrir una cuenta corriente en un Banco, es preciso el aval de dos clientes del mismo,
de reconocida solvencia, no solo económica, si no también política; como esto supone cierto
«Status Social», se trata con esta medida, de impedir el acceso de los perdedores de la guerra
a esta reducida sociedad, jerarquizada y hermética. Con el paso de los años el primer Banco
en suprimir estos requisitos, fue el de Santander, y en él abrimos nuestra primera cuenta.
«ADHESIÓN INQUEBRANTABLE A LOS PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DEL
GLORIOSO MOVIMIENTO NACIONAL»; frase que era imprescindible destacar en
«instancias», «declaración jurada», petición o solicitud, si quieres que esta te sea admitida y
tramitada.
Con objeto de dar la apariencia de un pueblo próspero y feliz, y de que su nivel de vida y
educación son elevados, y disfrazar la miseria generalizada y la tragedia que viven y arrastran
como pueden la mayoría de los ciudadanos, han promulgado una ordenanza para que toda la
población, aún en el mas tórrido de los veranos, está obligado siempre, a llevar chaqueta en la
vía pública; el hecho de ir en mangas de camisa, es castigado con dos pesetas de multa. Los
taxistas son obligados a llevar gorras de visera –blanca en verano y azul en invierno–
Cobradores y conductores de tranvías y «metro» –militarizados los segundos– y barrenderos
municipales, van de riguroso uniforme, con gorra de plato y botones plateados. Los peatones
que crucen las calles con el semáforo en rojo, se les impone otra multa de dos pesetas y se le
llama la atención de manera desconsiderada y grosera, y se le obliga a volver sobre sus pasos
y cruzar de nuevo, cuando el artilugio esté verde, sabiendo que muchos de estos aparatos se
instalan en lugares innecesarios, en cruces en los que la circulación es muy escasa, y se reduce
de vez en cuando, al paso de un carro tirado por una caballería, de algún taxi desvencijado o
de un vetusto y lento automóvil particular lleno de parches, pero eso sí, los semáforos son un
signo de modernidad urbanística y cosmopolita.
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TESTIMONIO
Agustina Marín Martínez
Madrid, 1945
Pedro González Juarranz
Madrid, 1944
Suelto de El Pais
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La policía franquista tiene perfectamente asumido el cometido y la conducta que le
corresponde en este nuevo orden político, y es perfectamente consciente, de que el arma mas
eficaz para someter y controlar a la población, es infundir terror, y amedrentar brutalmente a
sus victimas, a falta de la necesaria preparación profesional.
Toda la correspondencia es violada, censurada, y estampado en el sobre el sello del
ominoso organismo censor, así como la prensa, y toda clase de publicaciones, espectáculos
públicos y emisoras de radio. Prohibido celebrar reuniones en locales cerrados, sin el
correspondiente permiso gubernativo y sin la presencia policial; aunque estos sean de índole
lúdico o familiar. En los sobres de las cartas, además de la dirección hay que poner, «Arriba
España», «IV Año Triunfal», «Viva Franco», que garantizan su destino, y es obligatorio escribir
al dorso las señas del remitente, que se hace responsable del contenido.
En la vía pública no se puede circular en grupos de mas de tres personas.
Conseguir una conferencia telefónica provincial o nacional es muy difícil y complicado,
debido a una antigua y rudimentaria red, y al escaso número de teléfonos, nunca las dan al
momento, y en muchas ocasiones hay que solicitarlas con «aviso», y en entonces la tardanza
puede ser de ocho o diez horas, incluso de un día –después de varias reclamaciones– si se tiene
éxito, la conversación es intervenida por la censura, a la mas pequeña referencia o alusión
política improcedente, o si se habla en otro idioma, es interrumpida la comunicación
inmediatamente.
Los comercios que tengan en su portada, algún titulo o anuncio en idioma extranjero, son
obligados a sustituirlo por otro en español.
Desde estos momentos «Caperucita Roja», será «Caperucita Encarnada».
El plomo, el latón, el hierro, el cobre, el aluminio; han adquirido el valor de metales
preciosos, y los chatarreros se están haciendo ricos. Si se va a comprar una bombilla eléctrica
no te la venden si antes no entregas el casquillo de latón roscado de la fundida. En octubre
del año 1934, durante la larga huelga general en Madrid, desaparecieron las moneditas de
cobre de uno y de dos céntimos, siguieron en circulación, las de cinco y diez céntimos,
también de cobre, como estas dos últimas llevaban la efigie de un «león rampante», la gente
lo interpretó como que era una perra, y dio en llamarlas, a la primera «perra chica», y a la
segunda «perra gorda». Hasta 1936, circularon el «real» (veinticinco céntimos) de cuproníquel
con un taladro en el centro; la monedita de cincuenta céntimos, que con la de una peseta y el
«duro» de cinco pesetas, las tres eran de plata. En la actualidad, la moneda fraccionaria ha sido
sustituida por discos de cartón, con un sello postal adherido que determina su valor, y que son
imprescindibles para utilizar los transportes públicos urbanos. Esta frágil moneda se deteriora
rápidamente y llega un momento que no es posible identificarlo, cuando esto ocurre el usuario
es obligado a coger el cambio, sea cual sea su estado, pero no ocurre así cuando es al revés, el
empleado no la admite (autoridad indiscutible) y este «dinero» finaliza su efímera vida en las
manos del ciudadano, con la pérdida consiguiente para la escasa economía de la mayoría.
Ha comenzado sorprendentemente la venta libre de un producto alimenticio que se
denomina «PURE DE SAN ANTONIO», su presentación, rudimentaria, con la sencilla
271
TESTIMONIO
imagen del Santo, se hará popularísimo. En su modesto envase no figura el fabricante ni su
domicilio ni sus componentes. Se trata de una especie de harina de color gris, de composición
sospechosa, que induce a una justificada desconfianza, su sabor inquietantemente dulzón
(cuando no hay azúcar ni sucedáneos), disuelto y hervido, está resultando un complemento
importante en la dieta de los madrileños, dado la escasez del racionamiento semanal oficial. A
pesar de su ignorado origen, desconocer sus condiciones dietéticas y su valor nutritivo y
energético, sin garantía alguna de que se haya fabricado con las debidas medidas higiénicosanitarias; quizás por la intercesión del Santo titular, está resultando milagroso, y viene en
ayuda de los boniatos cocidos o asados y de los chicharros, que es el único pescado que entra
en la Capital. Mientras, todos los días, atraviesan la frontera francesa trenes con destino a
Alemania e Italia, repletos de cereales, ganado, materias primas y artículos de primera
necesidad; ya que ahora en la posguerra, el pueblo español, con su sacrificio tiene que pagar
todo el material bélico, que estas naciones entregaron a crédito a Franco, y que fue
determinante y fundamental para que este ganase la guerra.
La falta de jabón es otra de las necesidades esenciales que se sufren, y no digamos nada de
las pastas dentífricas, eso ya es un lujoso sueño; el único sucedáneo para acompañar al cepillo
de dientes es el «asperón», que se utiliza para limpieza de los utensilios de la cocina, que está
compuesto de arena de río y sosa cáustica, que resulta ser un eficaz abrasivo, lo menos
apropiado para este delicado uso.
En cuanto a las medicinas se limitan a las inyecciones balsámicas, para los catarros, las de
calcio, las de hígado, aspirina, y algunos jarabes, «aceite de raíz del traidor», para las heridas y
ungüentos para los diviesos, pomadas de uso general y para los sabañones, y la sarna, lo demás
son formulas magistrales.
He ido al Pardo a consultar con el Generalísimo, a su
derecha un elevado montón de expedientes, con una mano
mojaba bizcochos en una taza de chocolate, con la otra
cogía de esta expedientes, y uno lo colocaba encima de una
silla, y otros los dejaba en la mesa.
Al salir le he preguntado a su ayudante que eran
aquellos documentos –son condenas a muerte, los de la
silla son para revisar, los de la mesa para su firma
inmediata.
Pedro Sáinz Rodríguez, Ministro de Educación
en el primer gobierno, franquista
Hace tres años que terminó la guerra, y el conde CIANO (yerno de Mussolini, jerarca
fascista y Ministro de Asuntos Exteriores italiano), dice que en Madrid, todavía hoy, se
producen doscientas «sacas» diarias de las cárceles para su fusilamiento posterior en las tapias
272
POSGUERRA
del cementerio.
Al reducido, obsoleto, y destartalado parque móvil de Madrid, ahora le ha sobrevenido las
restricciones de gasolina, a este conjunto de vehículos –que ninguno de ellos conserva pieza
original alguna– les ha surgido en la trasera una excrescencia, que aumenta aún mas su aspecto
esperpéntico, que es el «gasógeno», una caldera de construcción artesanal que se alimenta de
leña y carbón, combustibles que tampoco abundan.
En los barrios populares, proliferan las «Casas de Empeño», que son regidas por individuos
sin escrúpulos, legalmente establecidos, donde la gente acude, –dada la miseria imperante– a
empeñar sus objetos personales, ropas y enseres, a cambio de cantidades muy por debajo de
su valor verdadero, y que dado su abusivo interés, hace casi imposible su rescate.
Se está extendiendo el ejercicio de la usura, por parte de particulares desaprensivos. Hacen
prestamos personales al 25% y al 30% de interés ¡mensual¡, y estos intereses hay que abonarlos
por anticipado, antes de conseguir el préstamo.
La normalidad actualmente, es la degeneración política, religiosa y social, y como
consecuencia, la sordidez, la mezquindad, la usura, y la miseria moral y económica, un ejemplo
es la de los que no tienen mas salida que vender su sangre a hospitales y clínicas, sin ningún
control médico ni garantía sanitaria, pues estos vendedores, complementan sus ingresos con
la mendicidad, viven a la intemperie, carentes de una mínima higiene personal y de una
elemental alimentación adecuada, es de suponer que su forma física no es la mas idónea,
cuando además estas ventas, las repiten cada vez con mayor frecuencia.
Mi hermano Manolo nos ha enviado diversos objetos que primorosamente ha realizado en
la cárcel de Baza, son de un gran valor teniendo en cuenta, los escasos y rudimentarios útiles
empleados, y su perfección y acabado. En la carta adjunta nos insiste mucho en que le
digamos si nos ha gustado la «sorpresa»; consideramos que esto tiene un doble sentido, y los
examinamos con minuciosidad, hasta dar con la casi invisible cabeza de un alfiler de los
llamados de plomo, al tirar de ella aparece un papel de fumar enrollado a un mondadientes, y
en él nos comunica, que por medio de un plan ingenioso y con la ayuda de los compañeros,
en breve piensa abandonar la cárcel, y que le tengamos preparado un lugar seguro donde
permanecer una temporada. A los pocos días ha llegado a Madrid –yo hacía cinco años que
no le veía– mi padre ha preparado una habitación interior del taller para su alojamiento. Yo
soy el encargado de facilitarle lo que necesite y de llevarle comida y cena, fuera de las horas
de trabajo.
La noche está muy avanzada, hace frío y los peatones son muy escasos, al llegar a la altura
de la calle de la Fe, me doy de frente con una pareja de guardias de la temible Policía Armada,
con sus «tercerolas» al hombro, me paran «…chico, ¿que llevas en ese capacho?»; «la cena para
mi padre que está trabajando…» lo registran y me dejan seguir; con un tremendo susto, doy
un par de vueltas a la manzana hasta asegurarme que no me vigilan, y me dirijo directamente
al taller; con una llamada convenida, mi hermano me abre. Me quedo con él mientras cena,
pero no le digo nada para no preocuparle. Los compañeros de la clandestinidad le facilitan
una documentación falsa, y al poco tiempo comienza a llevar una vida normal, e incluso se
273
TESTIMONIO
coloca en las oficinas de una importante compañía de transportes ferroviarios, cuyos patronos
son significados cargos políticos de este régimen, y así consigue un documento oficioso, que
le permite viajar a cualquier lugar de España, con su nueva identidad, sin necesidad del
salvoconducto obligatorio para los demás civiles.
Manolo sigue en comunicación con un grupo de guerrilleros que operan en la sierra
granadina –que no aceptaron la forma en que finalizó la guerra– y les ha facilitado la misma
y privilegiada documentación de la que él goza en su lugar de trabajo. En una emboscada este
grupo ha sido aniquilado, llevando estas credenciales; les relacionan con mi hermano, y la
policía político-social se presenta en la oficina para detenerlo, oportunamente un compañero
de trabajo le ha avisado previamente. Vuelve a un refugio clandestino. A las que si han
detenido ha sido a su novia Julita, y a la madre de esta, Dª. Asunción (viuda de Cayetano
Redondo Aceña, que fue Alcalde de Madrid, y Diputado Socialista, fusilado por Franco), las
han llevado a los calabozos de la Dirección General de Seguridad en la Puerta del Sol; allí
permanecerán un mes, mientras su domicilio estará vigilado y ocupado por la policía.
Dª. Asunción ya estuvo en los primeros meses de la posguerra en la cárcel de Burgos, por
ser la mujer de su marido. Yo soy el enlace entre los compañeros, la familia y Manolo; en día
y hora determinada mi hermano pasea por el final de la calle Alcalá, yo acompaso mi marcha
a la suya, y sin mirarnos ni saludarnos, intercambiamos información, al terminar. retraso el
paso y me voy distanciando poco a poco, él continua sin alterar el ritmo del suyo. Lleva
sombrero, se ha puesto gafas, dejado bigote y teñido el pelo de rubio.
En estas ocasiones voy en el «metro» hasta las Ventas, haciendo trasbordo en Sol, donde
tomo una línea contraria a mi propósito, en el momento que las puertas se cierran,
repentinamente salto al andén, si queda alguien en él, espero al siguiente tren y repito la
operación, hasta que quede desierto, entonces ya me dirijo a la dirección adecuada. Este juego
le repito un par de veces al ir y al volver. Tomo estas precauciones porque me preocupa
muchísimo, incluso me altera el sueño, que la seguridad de mi hermano dependa de mi, y que
por algún descuido mío pueda poner en peligro incluso su vida.
Los «18 de julio», el Sindicato Vertical, organiza una concentración obrera, porque esta
fecha ha quedado constituida como «Fiesta del Trabajo». Parece ser que se han dado cuenta
del poco acierto en la elección, y el escaso entusiasmo que despierta, y han decidido trasladarla
al 1º de mayo, y a ese efecto la Iglesia Oficial, declara ese día, «San José Obrero», que tampoco
tendrá aceptación popular, ni el sentido lúdico-familiar ni de reivindicación social de los 1º de
mayo de mi infancia, de los que guardo maravillosos y felices recuerdos, solo comparables a
las Navidades. La asistencia a estas concentraciones es obligatoriamente «voluntaria», cada
empresa pasa lista a sus empleados. La ausencia se castiga, con el descuento de dos días de
salario, sanción excesiva, pues los sueldos que son fijados oficial y uniformemente, el mismo
para cada categoría profesional, distan mucho de cubrir las necesidades mas imprescindibles.
El año pasado nos reunieron en las inmediaciones de la Castellana, una vez pasada lista,
emprendimos la marcha para desfilar delante de la tribuna de la máxima jerarquía del Estado,
antes de llegar me escabullí por una de las calles laterales, muchos compañeros fueron haciendo
274
POSGUERRA
lo mismo. Este año nos han concentrado en la Plaza de Oriente, y sorprendentemente nos
introducen en la Plaza de la Armería, y cierran las grandes cancelas de hierro y proceden al
recuento. Las terrazas sobre los arcos que bordean esta plaza, están tomadas por numerosos
guardias con fúsiles ametralladores conocidos como «naranjeros» (durante la guerra se
importaron a cambio de naranjas). Después de larga espera, aparecen los jerarcas políticos,
militares y eclesiásticos que con la «Máxima Autoridad», voz atiplada y sonsonete monocorde,
suelta larga perorata. Me hago sitio y me siento en el suelo, inadvertido, me ahorro al final,
cantar el himno y dar los gritos de ritual. Una vez en la calle, hago el propósito de no volver a
asistir nunca mas a estos actos, aunque me descuenten los dos días de sueldo.
De nuevo la eficaz actuación y ayuda de los compañeros de clandestinidad de mi hermano
Manolo, han hecho posible que consiga llegar a Francia. Después de un primer intento fallido,
lo han realizado embarcados en una lancha, saliendo del puerto de Barcelona. Allí los
compañeros del exilio le acogieron muy bien, y está trabajando para la U. G. T. en Toulouse.
Alegría y tranquilidad familiar.
Según una instrucción, los jefes de casa están obligados a clasificar en cuatro grupos a los
inquilinos sospechosos:
1 Ex-militantes rojos
2 Indeseables
3 Extranjeros
4 Simpatizantes de los rojos
…jamás ni los niños ni los hombres deben leer novelas
detectivescas…
Antonio Fernández Rodríguez, Enciclopedia
Práctica de Grado Medio, Maestro Nacional
–No dice nada de las mujeres
Cuando ocurre algún acontecimiento o conmemoración político-religiosa-militar, por
nimio que este sea, es ensalzado y elevado hasta lo inconmensurable y sublime.
Aprovechando las primeras circunstancias favorables del transcurso de la Segunda Guerra
Mundial para Franco, este ordenó al ejército español la ocupación por sorpresa de la plaza
norteafricana de Tánger, hasta ese momento de gobierno internacional. Paseando por la calle
Alcalá, vemos que debido a este «glorioso hecho» la policía va recorriendo la calle por ambas
aceras, obligando a los vecinos a poner colgaduras en los balcones; a una joven que está
asomada a uno, de un primer piso, la ordenan colocar la bandera bicolor o la de Falange;
…«no tengo banderas…», …«pues ponga un mantón o una colcha…», «es que esta casa no
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TESTIMONIO
es mía…», «pues al regreso quiero ver en ese balcón aunque sea una sábana».
No había amanecido todavía cuando salgo del «metro», para dirigirme a mi trabajo (en la
oficina técnica de una fábrica), la temperatura bajísima, la helada dificultaba la respiración, y
en la puerta del Monte de Piedad de la calle de Bravo Murillo, un numeroso grupo de
personas, encogidos y arrebujados en sus humildes y escasas vestimentas, hacen cola para
pignorar sus modestísimas pertenencias, y así tener alguna posibilidad de cenar esta
Nochebuena. Hoy es 24 de diciembre de 1946.
Nos hemos desplazado hasta Alcázar de San Juan a visitar una obra, y nos hemos cruzado con el
lamentable y triste espectáculo de una larga cuerda de presos, conducida por la guardia civil; el arquitecto
al que acompaño, le ha preguntado a un conocido «¿oye que esto?», «pues que todavía no se ha
terminado la guerra»; lo ha dicho en voz alta, creo que uno de los guardias civiles le ha debido oír.
Nosotros a diferencia de muchas viviendas, tenemos la suerte de disponer de suficiente
leña para cocinar, gracias a los restos de madera del taller de mi padre. Los vecinos, con ese
fin, ha llegado a quemar muebles e incluso las puertas interiores de sus casas. Yo soy el
encargado de traerla a casa, en un saco grande de arpillera, la gente a mi paso hace algún
comentario, unos tratan de comprármelo, otros en mas de una ocasión intentan arrebatármelo
infructuosamente. Cuando llego a casa, cansado por el esfuerzo, y porque las astillas se me
clavan en la espalda, no me quejo, ni digo nada de lo que me ocurre en el trayecto.
Los niños de la guerra
A lo largo de novecientos setenta y ocho días de lucha de
clases, los niños de la guerra quedaron como principales
testigos del horror y la barbarie. El miedo era libre y la
curiosidad también. Huérfanos o evacuados por sus
padres para su mayor seguridad, muchos de ellos salieron
en expediciones hacia la Unión Soviética, Bélgica,
Francia y México. …en el que se podía morir por el
simple hecho de pisar las calles. Durante los grandes
bombardeos de Madrid y Barcelona, la mayoría de las
victimas fueron mujeres y niños. Bajo el pretexto de
alcanzar objetivos militares se bombardeaba de forma
indiscriminada. En esta guerra de exterminio, los niños
maduraron a una velocidad de vértigo. Conocieron
albergues improvisados, refugios, hambre, evacuaciones y
sufrimientos. Durante este aprendizaje vivencial los
niños españoles tuvieron su propio protagonismo.
Rai Ferrer
276
POSGUERRA
Sin embargo, aquellos niños no pudieron ser neutrales.
No les dejaron ser neutrales……los niños tuvieron que
se beligerantes porque los bombardeos, el éxodo
permanente, la ausencia del padre soldado, preso,
fusilado o «paseado»; el hambre el frío. El pánico, todo
en su conjunto o por separado se ensañaron con millones
de españolitos que habían nacido en la víspera o durante
la República que España se dio el mes de abril de 1931.
Aquellos niños no olvidarán jamás.
Teresa Pámies, Los niños de la guerra
Cualquier ciudadano, se arriesga a ser llevado ante el Tribunal de Represión de la Masonería
y el Comunismo, o al de Orden Público, y aplicarle la ley de Peligrosidad Social o la de Vagos
y Maleantes; muchas veces por la caprichosa y arbitraria denuncia –sin comprobación previa–
de cualquier autoridad menor, la del empresario de su lugar de trabajo, o por intereses
personales de un simple vecino, y ser internado en Nanclares de Oca indefinidamente.
La preocupación, la angustia y la tristeza, retornan a la familia; nos llega la noticia de que
mi hermano Manolo ha sido detenido de nuevo en Pamplona. Regresaba a España como
enlace, con una misión política determinada y con nueva documentación falsa. Le han
trasladado a la cárcel de Carabanchel, y aquí ha recuperado su verdadera identidad, para que
no le relacionen con sus actividades anteriores. Las autoridades franquistas se toman un largo
tiempo, pero no logran averiguar cual era su misión, ni imputarle nada, después de varios
meses, todo queda en un arresto gubernativo por pasar la frontera clandestinamente, ¡como
si hubiera otra forma de hacerlo!, le ponen en libertad, y vuelve a casa.
Manolo, acompañado de su novia Julita y de la madre de esta Dª. Asunción, con la
colaboración de los habitantes, de un caserío a orillas del Bidasoa –donde han logrado llegar
con muchas dificultades– los hijos pequeños del casero les avisan cuando hacen el relevo de
los centinelas, y las garitas quedan abandonadas por unos minutos, los que necesitan para
echarse al agua los tres, y cruzar a nado el río hasta la orilla francesa. No volveremos a verlos
hasta dieciocho años mas tarde. Al mes, hemos tenido noticias de ellos, están en Paris, y
Manolo trabaja para el Gobierno Republicano Español en el exilio.
En el Estudio de Arquitectura, donde realizo mi jornada diaria laboral nocturna de cuatro
horas como mínimo –la diurna de ocho horas transcurre en la Oficina Técnica de una fábrica–
cuando el trabajo lo requiere, estamos toda la noche de los sábados, en ocasiones he llegado
a trabajar dos noches seguidas enteras, con gran enfado de mi padre. Acompañado de
Agustina, he llegado a dormirme en el tranvía. Estoy completamente agotado físicamente.
En plena autarquía el material y los útiles profesionales con los que contamos, son de
escasa calidad el primero, y anticuados, toscos, sin precisión los segundos. El papel vegetal,
áspero con infinidad de impurezas, que aumentan su opacidad, y dificulta el conseguir copias
277
TESTIMONIO
de alguna calidad y uniformidad. Solo con enorme paciencia, habilidad y un gran esfuerzo,
logramos un trabajo de excelente presentación; proyectos de edificios singulares, distribuidos
por varias provincias españolas.
Se ha presentado en el Estudio una señora muy elegante, sombrero, enjoyada, muy
peripuesta, con modales aristocráticos, en contraste con la general y modesta indumentaria de
la mayoría de la gente, y nos enseña una muestra de papel vegetal francés, de maravillosa
transparencia, satinado y de grueso conveniente, quedamos admirados de su excelente calidad,
que es la primera vez que vemos. A pesar de su precio abusivo, le compramos un rollo,
entonces abre la puerta de la escalera, y hace entrar a una joven, impecablemente vestida de
«doncella», como si fuera a servir la mesa, uniforme negro, guantes y delantalito blancos, cofia,
cintas, puntillas y demás perifollos, y que es la porteadora de los rollos de papel vegetal, y que
esta señora utiliza como «chivo expiatorio», ya que si la denuncian, a la que cogen con la
mercancía ilícita, es a la pobre chica.
La fábrica donde trabajo de día –48 horas de lunes a sábado– me coge al otro lado de
Madrid y tengo que hacer cuatro largos desplazamientos diarios en «metro», siempre
corriendo para enlazar convenientemente en los trasbordos, los viajeros van materialmente
prensados en los vagones, el calor es sofocante. Me he enterado que en «Mengemor» (después
«Sevillana de Electricidad»), convocan una plaza, esta entidad situada en la calle del Marqués
de Cubas, me permitiría incluso acudir andando. Durante ocho días he realizado la prueba
preceptiva, en el despacho del ingeniero jefe, y este ha quedado muy satisfecho con mi trabajo,
y me envía al jefe de personal para acordar el salario, pues él no tiene atribuciones en este
aspecto. Acudo al despacho de este que resulta ser un comandante del ejército, aunque su
puesto es civil, acude al trabajo de uniforme, con todos sus méritos, distintivos y atributos.
Aparenta interés en el único papel que tiene en la mesa, no levanta la cabeza ni me indica que
me siente, tampoco contesta a mis «buenos días», silencio, hace como que ignora mi presencia.
Empiezo a enfadarme. Repentinamente, me interroga, «¿Qué actuación tuvo Vd. En la
guerra?», estupefacto, le contesto, «cuando comenzó yo tenía nueve años de edad», insiste, «¿y
bien, que actuación tuvo?», «pues NINGUNA». Me enfado del todo, y le digo que el sueldo
que me ofrece es insuficiente y me marcho. Es corriente que en compañías, entidades
importantes e industrias, elijan para jefe de personal, a militares de graduación o jerarcas de
Falange para intimidar a empleados y obreros.
Al norte de Madrid están construyendo la Colonia de chalets, Mirasierra, hoy he ido
acompañando al aparejador de estas obras, y me ha sorprendido la llegada de un camión con
presos políticos de la cárcel de Carabanchel; custodiados por la guardia civil, vienen a trabajar
aquí. El salario de estos obreros se lo reparten entre el nuevo Estado y el contratista, y una
pequeñísima parte se la entregan al trabajador-preso. El promotor de esta colonia es Juan
Banús, y la cabeza visible es Juanito Banús, hermano y sobrino respectivamente de José Banús;
que durante la guerra fue activista de la «Quinta Columna» franquista, en la retaguardia de
Madrid, y que al finalizar, Franco le recompensó, con toda clase de prebendas privilegios.
278
POSGUERRA
Setiembre de 1947
Con la mayoría de edad (21 años), llega el temido momento de mi incorporación forzosa
a filas, lo hago con profundo disgusto, entre otras muchas cosas, porque es una enorme
pérdida de tiempo; hasta ahora se sabe la fecha del ingreso del correspondiente reemplazo,
pero no la de su licenciamiento, hay momentos que han llegado a juntarse tres quintas, cuando
tenían que haber sido sucesivas. Previamente llevo una temporada apartando una pequeña
cantidad de lo que ingreso, por mis trabajos particulares, que me vendrá muy bien durante el
tiempo que permanezca en el ejército, ya que el salario de un soldado es de 50 céntimos de
peseta, diarios.
He sido destinado a la Escuela de Aplicación de Caballería y Equitación del Ejército,
situada en el Campamento de Carabanchel (Madrid), zona militarizada, en la que existen
numerosos cuarteles de las distintas armas. Me integran en el llamado pomposamente
«Gabinete Topográfico», compuesto únicamente por un maestro del C.A.S.E. (Cuerpo
Auxiliar al Servicio del Ejército), que creó la Republica, y que el régimen franquista ha
relegado a la condición de «a extinguir», este hombre afortunadamente para mi, además de
republicano, es respetuoso, afable y educado. Ya somos dos en este «Gabinete».
Este ambiente castrense no es ninguna sorpresa, pues es del dominio público, salvo
rarísimas excepciones, que predominan, la brutalidad, la ignorancia y la petulancia estúpida de
los oficiales y sargentos que hacen uso de su inseparable fusta con contundente facilidad y
frecuencia, sobre los soldados, pues consideran que al incorporarnos hemos perdido la
condición de personas.
Cuando los caballos gozan de un excelente trato sanitario preferente, los soldados disfrutan
nada mas que de un solo medicamento, es una pastilla blanca con las letras F.M. (Farmacia
Militar) impresas, se desconoce su composición e indicaciones, pero al que acude al Botiquín,
el encargado le entrega una como remedio a todos sus males, sean los que sean. He oído
comentar a los oficiales que si un soldado se muere, se le reemplaza por otro, y ya está; pero
si eso le sucede a un caballo, este puede ser irremplazable, y en todo caso el valor material es
mucho mayor que el del primero.
La comida, repelente, voy al comedor solo por el «chusco» de pan; Agustina me resuelve
este problema, ya que todos los domingos me provee de comestibles para toda la semana
siguiente, y que yo tengo que defender enérgicamente contra las ratas, empeñadas en querer
compartirlos conmigo, y a pesar de mi denuedo y coraje, estos feroces roedores, a veces lo
consiguen, con gran indignación de mi parte.
La corrupción es práctica natural que se ejerce por jefes y oficiales con absoluta
desfachatez, unas veces a costa del rancho de los soldados, en otros casos se dedican a la
compra y venta de caballos, que traen al cuartel para que estos los cepillen, los mantengan
presentables y les den el mismo pienso que a los de esta Escuela, y que los veterinarios del
C.A.S.E cuiden de su salud. Pasada una temporada, traen aquí a sus clientes, y a la vista de
todos hacen sus transacciones a su exclusivo beneficio personal, sin ningún coste por su parte.
En cuanto a la ignorancia, hay un sargento veterano que ha aprendido aquí el abecedario,
279
TESTIMONIO
recientemente, y la mayoría de los oficiales no saben leer un plano topográfico.
Un alférez (ruso blanco), que luchó en el bando franquista, y que no se explica que
continúe en activo, pues es «Caballero Mutilado» –anda con alguna dificultad–, al poco de
nuestra incorporación, estando el escuadrón en el comedor, inesperadamente, ha comenzado
a golpear brutalmente con la fusta al soldado que reparte el pan; luego lo ha justificado
diciendo, «…es que me ha mirado mal…», este chico hace poco que tuvo un accidente en este
cuartel, y perdió la visión de un ojo y se le ha quedado fijo, no parpadea.
Lo mas importante y fundamental de nuestro aprendizaje castrense, es que al saludar a un
superior, nuestras espuelas tienen que sonar, al golpearse entre si, el que nos sabe hacer esto
perfectamente, no sale a la calle, y cuando el escuadrón está formado, todas tienen que hacerlo
al unísono, después de muchos ensayos lo hemos conseguido, esto es imprescindible, como
el saberse los himnos patrióticos al uso; el 10% de los reclutas, son analfabetos y me han
entregado unas fotocopias de los mismos, para que yo se los lea y ellos se lo aprendan de
memoria, pasarán muchos años y todavía seguirán esperándome.
Nuestra indumentaria militar es de circo, inapelable, no se puede solicitar una talla
determinada o número de calzado adecuado, el capote que me han entregado está tan
deteriorado y tiene una dura y gruesa costra de grasa que indica la cantidad de reemplazos que
han pasado por él.
La primera vez que hemos ido al «tiro», me sorprendió un grupo principalmente de mujeres
niños y ancianos, que nos están esperando; al final de nuestro ejercicio, he sabido a que iban,
cuando el trompeta ha tocado «alto el fuego», estas personas se han precipitado sobre el
terraplén donde se colocan los «blancos», y con pequeñas herramientas escarban, buscando
las balas que luego venderán en las chatarrerías.
Son muy escasas las viviendas que tienen receptores de radio, solamente los que los
adquirieron antes de la guerra, y han sabido conservarlos, y han tenido la suerte de que no se
les fundiese ninguna válvula, la «rectificadora», que es la mas importante, y la primera en
averiarse, no hay manera de hallarla. Yo he construido uno de galena, que nos permite
escuchar Radio Madrid y Radio España, los condensadores variables y las bobinas de
inducción, los he comprado en el Rastro, los demás componentes los tenía ya en casa. La caja
de madera la he construido en el taller de mi padre, y me ha quedado muy bien. Dentro de
unos meses comenzarán a salir los primeros aparatos de radio, de formato pequeño y de
fabricación nacional, nosotros compraremos un «Telefunken» (1.000 pts), a plazos, que me
acompañará en mis largas noche de trabajo en casa, escuchando, la B.B.C., Radio Dominicana
y Radio España Independiente, que me serán de mucha ayuda.
He tenido la osadía de solicitar mi pasaporte, y después de pasar un verdadero calvario,
en el recorrido legal burocrático, deliberadamente enrevesado, sinuoso e interminable, para
reunir la ingente cantidad de «instancias», «declaraciones juradas», «avales», «comprobantes»,
«justificantes», «autorizaciones», «certificados debidamente timbrados» y cartilla militar, por
fin lo he entregado todo en las siniestras dependencias de la Dirección General de Seguridad
de la Puerta del Sol.
280
POSGUERRA
Llevo ya seis meses acudiendo a diario a este tenebroso edificio, y se prolonga el goteo de
inconvenientes de lo mas peregrino, y me siguen solicitando mas documentos. Todas las
tardes guardo la larga fila delante de la única ventanilla (de personas con la misma pretensión
que yo) que bajando la escalera llega hasta la calle. Siempre somos los mismos, y nos
intercambiamos nuestros casos y frustraciones en voz baja; durante este tiempo, no he visto
a ninguno de estos asiduos que haya conseguido tan codiciado documento. Esta tarde me han
dado una negativa definitiva; lo justifican diciéndome que es debido a que mi hermano
Manolo ha pasado por dos veces, clandestinamente la frontera francesa; le contesto que yo no
tengo nada que ver con eso, ni siquiera me mira,…«¡el siguiente!».
El «Bar Chicote», de la Gran Vía madrileña, se ha convertido en la guarida de los grandes
«straperlistas», jerarcas del régimen, nuevos ricos, rufianes e individuos de toda laya, esto es
del dominio público y de las autoridades que lo toleran. Allí se ha instalado, entre otros, el mas
criminal y execrable comercio, la venta de PENICILINA, a precios tan elevados que solo está
al alcance de los asiduos clientes de este establecimiento, todos de alto nivel económico;
naturalmente el gran público no tiene acceso a tan importante antibiótico. Lo mismo ocurrirá
con la ESTREPTOMICINA.
Mis hermanos que están en América, nos han enviado unas ampollas de penicilina, en
previsión de que tuviéramos necesidad de ellas; lo hemos comentado con nuestro médico de
cabecera, y se las hemos entregado, pues tiene un paciente en el Puente de Vallecas, de muy
escasos recursos, en estado muy delicado y que le van a venir bien, y que nunca podría pensar
siquiera, en poder adquirir este medicamento. Quedamos muy satisfechos con el destino de
aquellas ampollas.
Agustina y yo hemos decidido casarnos, sin atender a la opinión familiar, y a la de nuestro
entorno, que consideran que somos muy jóvenes, nosotros pensamos que eso no es malo, si
no conveniente, lo importante es que estamos seguros de nuestros profundos sentimientos
mutuos, y de nuestra formación responsable, por encima de la de muchas personas mayores
que nosotros, y el determinante de nuestra inapelable decisión, es que se nos presenta la
oportunidad de tener una vivienda exclusivamente para nosotros; algo muy importante y un
verdadero lujo, aunque sea modesta, ahora lo normal es que dos o tres familias convivan en
una, con los graves problemas domésticos que acarrea esa incomoda situación. En cuanto a
los preparativos, los veníamos haciendo desde hace varios años. Nos insisten también mucho
sobre las carencias y dificultades actuales, que desoímos; nuestra experiencia adquirida juntos,
desde el 16 de febrero de 1937, hace que estemos mejor preparados, para enfrentarnos a las
futuras contrariedades e inconvenientes que se nos puedan presentar,. Aunque nuestra
economía será muy justa, yo con mucho esfuerzo y sacrificio, sumo dos sueldos, cuando en
estos tiempos existe un considerable y elevado paro laboral, no reconocido oficialmente.
Hoy entregamos en la iglesia de nuestra Señora de Covadonga, nuestras Partidas de
Bautismo, el «Permiso Paterno» (aunque somos mayores de edad), y asistido en este mismo
templo a los «Cursillos de Preparación Prematrimonial», consistente únicamente en
aprenderse de memoria el catecismo vigente, así como también cumplido con la «Toma de
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TESTIMONIO
Invitación a la boda de Pedro González Juarranz y Agustina Marín Martínez,
Madrid, 8 de junio de 1949
Dichos», se han leído las tres «Amonestaciones» (en domingos consecutivos), en esta
Parroquia, por Agustina, y en la de San Cayetano, por mí, y en estos momentos vamos a fijar
día y fecha para nuestro enlace. Yo tengo mucha prisa, porque todavía me falta cumplir con
mi jornada diaria nocturna en el Estudio de Arquitectura, y estoy impacientándome, porque
el novio de la pareja anterior, quizás por temor o timidez, no acaba de decidirse de una vez,
en la elección de la modalidad de su ceremonia.
–…mira hijo, tenemos: coro, órgano, cuatro violines, flores en altar mayor, y alfombra hasta la calle, por
3.000 pts
–¿ padre…no serán muchos cuatro violines…?
Este memo me está alterando.
Hay otras tarifas: 2.000 pts, órgano, alfombra y flores; 1.000 pts, órgano y alfombra; 300
pts, altar lateral y a las 8 de la mañana. Luego hay una tarifa para pobres, pero es
imprescindible presentar el «Certificado de Pobreza», expedido por el Ayuntamiento; pues
este Régimen ha «institucionalizado», la pobreza.
Por fin nos llega el turno, y rápidamente acordamos, el 8 de junio a las diez de la mañana,
pues no es cosa de hacer madrugar mas, a familiares y amigos.
Los dos, siempre de acuerdo, no regatearemos esfuerzos y desvelos, –que serán siempre
prioritarios– para constituir una familia gratificante que nos compense de tantas desventuras
trágicas infantiles pasadas, así como de las dificultades y contratiempos futuros, que no serán
pocos. Nuestra primogénita, Esperanza, será Médico–Psiquiatra, de bien ganado y merecido
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POSGUERRA
prestigio; la segunda, Susana, –once años menor– alcanzará el grado de Doctora en Filología
Clásica; nuestra nieta mayor, Carmen, el de Médico, su hermano Pedro, el de Economista, y
sus primos Julia y Juanito, por sus excepcionales condiciones personales, pueden llegar tan
alto como quieran. La simpatía, la inteligencia y el cariño de todos, serán fundamentales para
nosotros.
En el año 2005, haremos recuento y repaso de todo lo realizado, para conseguir una familia
con estas cualidades, y consideraremos que efectivamente lo hemos hecho bien; que ha sido
algo importante, y que nuestro paso por esta vida, se ha notado, que está justificado, y que
también es acertado; y que podemos estar satisfechos, incluso orgullosos.
…miles de niños vivieron un siglo de clandestinidades…
Vázquez Montalbán
Voy a seguir con mis recuerdos, pues de ellos vivo, lo cual
es lo mismo que vivir de esperanza, ya que quien no tiene
pasado carece de futuro, y quien no ha hecho nada, no
puede saber lo que va a hacer.
Mi esperanza es la resurrección de mis recuerdos«.
Miguel de Unamuno, El Sol, 4 de junio de 1931,
Discurso en el Hotel Nacional de Madrid
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TESTIMONIO
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Fondos Consultados:
Hemeroteca Municipal de Madrid
Archivo Histórico de Salamanca (Sección Guerra Civil)
Archivo Municipal de Arbúcies (Girona)
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