Historia de la Salsa: Cheo Feliciano

Transcripción

Historia de la Salsa: Cheo Feliciano
miércoles 5 de noviembre de 2003
Cheo
Feliciano
Su trabajo musical ha
marcado una de las
etapas más significativas
de nuestro cancionero
popular por su excelente
capacidad interpretativa en
diversos géneros
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www.primerahora.com
HISTORIA DE LA
Con Gilberto Santa Rosa, Robert
Padilla y Peruchín Cepeda.
Junto
a Celia
Cruz.
“Una voz y mil recuerdos”
DE NIÑO disfrutaba de bailar y tocar la tumbadora con sus amigos, entre los que recuerda a Raúl Manfredi, inventor del baile del tornillo.
Armó un conjunto infantil navideño que
llamó El Combo de las Latas.
Cuando llegó a Nueva York con su familia
tuvo la intención de terminar sus estudios
secundarios, pero perdió interés cuando le
hicieron repetir el segundo año en inglés y
abandonó la escuela.
Su primer trabajo en la gran urbe fue en un
art supply como mensajero.
Se hizo miembro de la Unión de Músicos
para estar cerca de los músicos de la época,
quienes solían reunirse en el local del gremio.
Para el tiempo que fue band doy de Tito
Rodríguez, asistía con sus amigos al parque
en los famosos “Veranos de Nueva York” a
tocar tumbadoras y cantar. Era una fiebre de
la época inspirada por Kako Bastar, Papiro
Madamo, Frankie Malavé, Carlos “Papato”
Valdés y Mongo Santamaría.
Tito Rodríguez lo desafío a cantar tras la
insistencia de sus músicos quienes querían
una oportunidad para su amigo.
Su primera interpretación en la banda de
Tito Rodríguez fue ovacionada por el público,
por lo que el veterano vocalista le gritó desde
la barra: “Mira mulato, canta otra”.
Entró al sexteto de Joe Cuba a sustituir a
Willie Torres, quien abandonó el grupo para ir
a la orquesta de José Curbelo, una vez que el
cantante del grupo, Santitos Colón, fue reclutado por Tito Puente.
Contrajo matrimonio con Socorro Prieto
León (“Coco”) el 5 de octubre de 1957, justo
cuando inició su carrera profesional como
cantante de Joe Cuba.
Se lanza como solista en 1967, cantando
con varias orquestas, entre ellas Eddie
Palmieri, con quien grabó varios discos.
Hizo un alto en su carrera en 1969 para
resolver su problema de adicción.
Durante los años que estuvo separado de la
música salió al mercado, bajo el sello Alegre,
el disco “José Cheo Feliciano”, en 1971.
Tite Curet y Silvio Iglesias fueron testigos en
la firma del acuerdo de grabación de Cheo
Feliciano con Fania.
Se incorporó a su rol de cantante en 1972,
con la producción “Cheo”.
Fue una de las principales figuras en el
grupo de Las Estrellas de Fania.
En 1985 cantó en el teatro “Amira de la
Rosa”, en Barranquilla (Colombia).
Personificó al padre del pelotero Roberto
Clemente en el musical “Clemente”, producido en 1987 en Puerto Rico.
Ha recibido numerosos premios por su
esfuerzo, incluyendo el “Front Page Award”
del diario New York Daily News.
CHEO Feliciano vivió una etapa
de su vida inmerso en el consumo
de drogas, justo en el florecimiento
de su carrera artística y cuando
aparecía en el escenario musical
como una de las más sólidas personalidades de la canción salsera
y romántica.
Sin embargo, fue fuerte y optó por
el camino de la vida, recuperando
las energías consumidas en la adicción e iniciando una nueva etapa
que derivó en glorias y triunfos para
el cantante, hombre, esposo y
padre. A continuación, un breve relato de su testimonio.
“Estuve en la droga de una forma
cuasi pasiva por 10 años y después
se puso más violento, pero cada día
se acrecentaba más la adicción
hasta que llegué a la heroína.
“La heroína te quita el apetito de
todo, inclusive el sexual, y comienza a congelar tus emociones y
Colección Cheo Feliciano
Cheo Feliciano es considerado una de las
figuras más importantes del género.
Nació en él una
nueva vida
ambiciones, te aísla, te aparta del
mundo. Sentía que había llegado al
fondo del barril, a lo más bajo que
puede llegar un hombre y no podía
seguir en ese plano y menospreciando el cariño y el amor de ese
público y de mi familia. Decidí que
tenía dos opciones: quitarme la
vida o cambiarla. Escogí que
quería vivir y decidí apartarme de
todo, porque me estaba perdiendo,
aunque tenía fama.
“Supe por medio de amigos, entre
ellos Tommy Olivencia, de (la existencia de) este grupo que querían
hacer un movimiento para ayudarse.
Éramos adictos, y yo ingresé en la
Navidad de 1969 y estuve como tres
años, y constantemente tuve la visita
de dos personas muy importantes
en mi vida: Tite Curet, que resultó
ser el más importante autor en mi
vida, y yo convertirme en quien más
le ha cantado; el otro fue Jerry
Masucci, que me quería firmar un
contrato con Fania, pero siempre le
dije que primero quería resolver mi
vida. Y así lo hice.”
Colección Robert Padilla
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Colección Robert Padilla
2/
Fue apadrinado por el afamado
cantante Tito Rodríguez.
Sus primeros discos
Es querido por su humildad y
venerado por su talento.
1961
1962
1963
1964
1964
1964
1964
1965
1965
1965
1965
1965
1966
1968
1977
1981
– DIRECTOR GENERAL: Jorge Cabezas Villalobos
– EDITOR: Hiram Guadalupe Pérez
– SUPERVISOR GRÁFICO: Diego Méndez Hernández
– ILUSTRADOR: Gary Javier
– ARTISTA GRÁFICO: Omar A. Cadena Negrón
– BÚSCALO EN www.primerahora.com
HISTORIA DE LA
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Discografía selecta
1971
1972
1973
1973
1974
1976
1976
1977
1980
1982
1984
Su
1974
larga
trayectoria ha
refulgido por la
calidad de su
voz, sus fraseos
y sus tonos
melodiosos que
provocan
momentos
sublimes y
cadenciosos
1979
1984
1985
1987
1987
1988
1990
1996
1998
1999
2002
/3
Colección Robert Padilla
Su estilo interpretativo
combina lo mejor de
Ismael Rivera y Tito
Rodríguez, para sellar
su identidad sonora.
Cheo Feliciano inició sus estudios
musicales en su natal Ponce.
Colección Robert Padilla
Foto / José Miguel Feliciano Torres
Cheo
Feliciano
La voz más privilegiada
Colección Robert Padilla
del pentagrama salsero
En Nueva
York se
formó
entre
grandes
músicos y
logró su
sitial en
el sexteto
de Joe
Cuba.
Su presencia en
el grupo de Joe
Cuba fue
determinante
para el éxito de
la agrupación.
Colección Robert Padilla
De niño fue inspirado por sus padres.
Colección Cheo Feliciano
HISTORIA DE LA
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Colección Cheo Feliciano
4/
Durante una presentación con Impacto Crea.
S
u presencia aún se
hace sentir entre los
recovecos de la calle
Guadalupe de Ponce,
donde ubica la residencia de sus padres desde principio de los años 30, justo a la antigua entrada del pueblo, frente al
viejo Cementerio Histórico que
entonces servía de parque para que
los niños retozaran por los restos
de lo que una vez fueron panteones
difuntos.
En ese lugar nació José “Cheo”
Feliciano Vega, el 3 de julio de 1935,
considerado como la voz más privilegiada del pentagrama salsero, graduado de la escuela de soneros de
Ismael Rivera y discípulo del acento
y la eufonía de Tito Rodríguez.
En la ciudad de Nueva York se curtió en las grandes orquestas latinas
de la década del 50, con quienes
aprendió las mañas del arte de la
canción hasta lograr despuntar
entre los más renombrados artistas
de la época.
Su carrera musical, que ya cumplió 47 años, ha sellado uno de los
episodios más significativos en el
repaso de nuestro cancionero popular por su excelente capacidad interpretativa en géneros diversos como
el bolero, la salsa, la pachanga y el
cha-cha-chá. Además, ha refulgido
por la calidad de su voz, sus fraseos
y sus tonos melodiosos, y graves a la
vez, que saben entrar al juego con
las armonías provocando momentos
sublimes y cadenciosos.
Ése es Cheo Feliciano, el cantante
que todo salsero aspira ser.
Completo, excelso, virtuoso, afable,
simpático y humilde.
“Mi papá era un carpintero que
trabajaba de sol a sol. Un hombre
bajito que cargaba una caja de
herramientas que pesaba como 80
libras y caminaba dos o tres millas
diarias para llegar al trabajo, seis
días a la semana. Cuando llegaba el
domingo le decía a mi mamá: ‘Hoy
usted se lava el pelo y se sienta en la
sala que yo voy a cocinar’. Entonces,
empezaba a cantar canciones de la
época, de contracanto, en especial de
(el dúo de) Quique y Tomás, y
recuerdo que mi papá decía unas
líneas en la cocina y mi mamá le
contestaba desde el cuarto. De niño
añoraba los domingos por eso”,
comenta el cantante.
Cosechó su arte en
la armonía del bolero
En 1949, el intérprete de
“Anacaona” inició sus estudios
musicales en la Escuela Libre de
Música “Juan Morel Campos” de
Ponce, con la ilusión de aprender a
tocar guitarra y trombón, aunque
siempre sintió atracción por la percusión.
“Era un jovencito cuando se estableció la primera escuela de música
en el pueblo. Recuerdo que el director era Librado Net y tomábamos
clases en los camerinos del teatro La
Perla. Julio Alvarado, que dirigía la
Orquesta Casino de Ponce, fue mi
primer maestro y me tuvo casi tres
años aprendiendo solfeo y los valores y fundamentos de la música porque no habían instrumentos disponibles para estudiar y cuando llegó mi
trombón, mi papá nos dice que teníamos que mudarnos a Nueva York
porque la cosa estaba mala”, narra
el cantante.
Antes, había aprendido a armonizar de oído deleitándose con el traba-
La gran escuela de Nueva York
Su gran amigo Kako Bastar fue su maestro de percusión.
jo del trío romántico Los Panchos,
en especial el desenvolvimiento de
su segunda voz, Chucho Navarro.
Asimismo, había desarrollado el
gusto por la música clásica gracias a
la influencia de un vecino suyo que
escuchaba piezas de Debussy y
Ravel, aunque su mayor inspiración
fueron sus padres Crescencia y
Prudencio.
Igual que la historia de muchos
puertorriqueños, Cheo Feliciano se
mudó con su familia a la ciudad de
Nueva York “porque no había trabajo” en el país.
Arribó a la gran urbe el 13 de septiembre de 1952, con 17 años de edad,
y tuvo su primera residencia en la
calle 31, entre Tercera y Lexington, a
tres cuadras del Empire State
Building, dentro de una comunidad
irlandesa.
“La experiencia de llegar a Nueva
York fue difícil. Nos mudamos a un
sector de blancos y fuimos el lunar
que cayó en aquel barrio.
Empezaron a culparnos de todo lo
Tito Puente fue uno de sus grandes maestros.
que ocurría, tuvimos muchas dificultades. Vivimos allí un año, hasta
que nos movimos a la calle 110, en el
barrio puertorriqueño”, señala.
A su llegada a la ciudad, optó por
terminar su preparación académica,
pero sus intereses musicales torcieron su sendero, prefiriendo codearse
entre los músicos de la época, junto
a quienes comenzó a trazar su carrera y hasta se inscribió en la Unión
de Músicos de Estados Unidos, Local
802, en la calle 52 y Octava Avenida.
Para entonces, Cheo Feliciano –que
conocía bien el repertorio de las
orquestas de Frank “Machito”
Grillo, Arsenio Rodríguez, Tito
Puente y Tito Rodríguez– fue alimentando su interés por la percusión, aprendiendo las técnicas de
interpretación en las tumbadoras de
la mano del percusionista Francisco
“Kako” Bastar, quien, además, le
facilitó su primera incursión en un
grupo y su primera gira musical a
las ciudades de Quebec y Montreal,
en Canadá.
“Con Kako desarrollé mi interés
por la percusión. Él me llevaba a
sus ensayos y una vez me pidió que
lo reemplazara en un viaje que
tenía que hacer con el grupo Ciro
Rimac’s Review porque se iba a
casar, y así fue que tuve mi primera experiencia en un grupo, a los 18
años de edad”, dice.
Meses más tarde, se integró como
conguero del Conjunto Marianaxi de
Luis Cruz (antes conocido como
Alfarola X), con quien hizo presentaciones esporádicas, siempre buscando donde hallar su oportunidad.
“Como yo quería estar frente a los
grandes maestros, en especial Tito
Rodríguez, Machito (Frank Grillo),
Tito Puente y Mon Rivera, me convertí en el carga maletas de todos
ellos. Yo había cosechado la amistad
de los músicos de esas orquestas y
por medio de ellos llegué a los directores, con el único interés de escuchar la percusión, ésa era mi
pasión”, apunta.
De esa manera, pasó a convertirse
en el band boy de Tito Rodríguez,
momento en que despertó su pasión
por cantar, absorto por la voz y el
estilo del intérprete de “Tiemblas”,
quien un día, a insistencia de sus
músicos, y un poco en broma, le
cedió el micrófono y las maracas en
un abierto desafío frente a los bailadores del salón más importante de
Nueva York, El Palledium, para que
demostrara cuánto sabía cantar.
“Damas y caballeros, la escuelita
(nombre con el que llamaba a su
orquesta) se place en presentar su
más reciente descubrimiento. Con
ustedes, el mejor cantante del
mundo: Cheo”, pronunció Tito
Rodríguez, al tiempo que se movía a
la barra para escuchar la interpretación de “Changó tá vení” y “Barito”,
los primeros temas que cantó Cheo
Feliciano, a los 20 años de edad.
6/
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HISTORIA DE LA
Se lanzó a buscar lo suyo
Inició su carrera con el sexteto de Joe Cuba, en 1957.
bos, adverbios, adjetivos y nombres en
ambos idiomas para componer los
versos que dieron vida a sus interpretaciones y que eran fiel a la forma de
comunicación popular.
“En el sexteto, como los muchachos
eran de Nueva York, yo era el mejor
que hablaba español pero las canciones que estaban montadas eran en
inglés, lo que al principio me resultó
incómodo, pero al mismo tiempo crecí
como cantante”, confiesa.
El valor de su presencia y figura
quedó consigando cuando la compañía Seeco optó por trabajar un
álbum romántico exclusivo para el
artista, con el acompañamiento del
sexteto de Joe Cuba, y que se tituló
"Para enamorados solamente" (1965).
Ganó crédito entre
las grandes orquestas
Su primer álbum con el sexteto,
“Steppin’ Out”, se produce en 1961
para el sello Seeco e incluye doce
temas, entre ellos “A las seis”, “To be
with You” y “Salsa y bembé”. También contiene “Wabble-Cha” y “Que
va”, compuestos por Cheo Feliciano.
A este trabajo le siguió “Diggin’ the
Most” (1962), una producción que se
mueve entre el sonido del guaguancó, el bolero, la pachanga, el mambo
y el cha-cha-chá. Luego salió al mercado “Comin’ at You” (1963), seguido
de “Vagabundeando” (en el que aparece el famoso tema “El ratón”), “El
alma del barrio”, “Out of this World
Cha Cha” y “Cha Cha to Soothe the
Savage Beast”, todos fechados en 1964.
El éxito del sexteto de Joe Cuba
aumentaba y su presencia se reclamaba en los grandes eventos de
música organizados en Nueva York
y en el que asistían las principales
orquestas del momento.
“Yo recuerdo un concierto en la
calle 34 y Octava avenida, en el
Manhattan Center. Había tres pistas
de baile y tocó Cortijo con Ismael
Rivera, Machito y sus Afrocubans,
Tito Puente, Tito Rodríguez, Javier
Cugat y después de esas orquestas
vino el sexteto de Joe Cuba. Apenas
teníamos tres años y el grupo estaba
en boga y sólo éramos seis”, recuerda.
La secuencia de éxitos del sexteto
fue creciendo y hasta llegaron a participar en la grabación de un anuncio de Coca Cola, gracias al auge del
tema “El pito”, parafraseando la
línea del coro en “así se goza” por
“con coca cola”.
Cheo Feliciano se mantuvo en la
agrupación hasta 1967, momento en
que optó por experimentar su carrera como solista.
EL CANTANTE Cheo
Feliciano inició su carrera
en solitario acompañado
de las orquestas con las
que se formó de joven,
deleitándose con sus
melodías, sin considerar
formar su propia agrupación.
“Hice mi salto a la aventura de tirarme como
solista y en esos primeros pinitos me acompañó
Tito Puente, Machito y
otros grandes artistas
que tuvieron que ver con
mi formación”, comenta
el salsero.
En esa etapa de su
carrera participó en la
producción de un disco
junto a Eddie Palmieri,
“Champagne” (1968), en
el que sólo interpretó el
tema “Busca lo tuyo”. El
resto del trabajo de este
álbum fue interpretado
por Ismael Quintana.
Cuenta que su participación con el veterano
pianista fue un arreglo
de amistad, ya que no
le interesaba atarse a
ninguna agrupación y sí
despuntar su nombre
como cantante.
“Cuando Eddie me
hizo el acercamiento le
dije que no porque
había dejado el sexteto
para hacer lo mío y porque quería dejar de ser
el cantante de y ser
Cheo Feliciano. Él me
dijo que en el disco participaría de cantante
invitado y acepté”, confiesa.
Más tarde, en 1977, el
nombre de Cheo aparece
como invitado en otra
producción de Palmieri,
“The Music Man”, aunque se trató de una recopilación de éxitos del
músico que incluyó el
tema que despuntó en su
disco original “Busca lo
tuyo”. En cambio, en
1981 figuró como voz en
la producción homónima
de Palmieri, cantando los
temas “El día que me
quieras”, “Ritmo alegre” y
“Páginas de mujer”.
En el año 1969 visitó la
Isla acompañado del
grupo de Kako Bastar,
realizando una gira de
presentaciones que se
extendió por un mes.
Es ahí cuando el salsero hace un alto en su
carrera –que estaba en
pleno auge y desarrollo–
por entender que necesita resolver su problema
de adicción a drogas.
“Decidí quedarme en
Puerto Rico e hice mi retiro total. Fue cuando
ingresé en el programa
de rehabilitación de adictos de CREA”, dice.
Colección Robert Padilla
EL 5 de octubre de 1957, Cheo
Feliciano pasó a integrar el sexteto de
Joe Cuba recomendado por Tito
Rodríguez, una vez que el vocalista
principal del conjunto, Willie Prieto,
abandonó el grupo para ingresar a la
orquesta de José Curbelo.
“Jimmy Sabater fue a buscarme a
casa y me dijo que Joe Cuba (cuyo
nombre de pila es Gilberto Calderón)
quería hacerme una prueba. Fui y
canté los mismos temas que interpreté con la orquesta de Tito
Rodríguez. Al par de semanas hice mi
debut con ellos, el mismo día que me
casé con mi esposa Coco”, recuerda el
salsero.
Con este sexteto, el nombre de Cheo
Feliciano comenzó a ganar notoriedad en el mundo musical, despuntando como una voz privilegiada, con
sentimiento y cadencia.
Su estilo interpretativo se presentó
como la conjunción de las formas
interpretativas de sonero de barrio
–guapo en su expresión lírica– que
había establecido Ismael Rivera,
fusionadas con la expresión armónica
y dulce que proyectaba la voz de Tito
Rodríguez.
Con este grupo permaneció una
década, trabajó 17 producciones discográficas y selló su paso con los éxitos “A las seis”, “El ratón” y “El pito”,
entre otros.
La aportación de Cheo Feliciano al
grupo fue más allá del ejercicio de la
interpretación, destacándose también
en la composición y aportando su estilo y conocimiento para las transformaciones melódicas que se experimentaron en ese momento y que fusionaron la base del sonido cubano con la
influencia del rock, como hasta entonces nadie lo había experimentado.
Su presencia logró transformar,
además, la expresión del sentimiento
del mundo latino en Estados Unidos,
recogiendo en su propuesta musical
la simbiosis cultural de esta población, sobre todo en la “oficialización”
del spanglish como recurso idiomático y modo de expresión popular.
De esa manera, el cantante comenzó
a jugar con las palabras atando ver-
Colección Cheo Feliciano
Fue el gran acierto
del sexteto de Joe Cuba
Rubén Blades es uno de sus grandes admiradores.
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Colección Robert Padilla
HISTORIA DE LA SALSA
José Rodríguez / El Nuevo Día
Junto a El Conde Rodríguez, Charlie
Palmieri, Roberto Roena y Pacheco.
Es uno de los canatantes más completos
de nuestro país.
Ha sido el mejor intérprete de
Tite Curet y su fiel amigo.
Noble maestro
del canto popular
EN 1972, Cheo Feliciano
reaparece en el ambiente
musical con una excelsa
producción, trabajada para
él por el fenecido compositor Tite Curet Alonso, bajo
el sello Vaya Records.
La publicación de este
disco, titulada “Cheo”,
marcó el tiempo de una
nueva era para el cantante, quien permaneció
tres años fuera de los
escenarios por problemas
personales.
Para esta ocasión, el salsero se nutrió de un grupo
de exquisitos músicos al
mando de Johnny Pacheco,
quienes imprimieron un
sonido espléndido a las
composiciones de Tite,
arregladas por Bobby
Valentín y Nick Jiménez.
De esa manera, los temas
“Anacaona”, “Pienso en
ti”, “Pa’ que afinquen”,
“Mi triste problema”, “Si
por mí llueve” y “Franqueza cruel”, entre otros,
se convirtieron de inmediato en éxitos, revalidando como uno de los mejores y más completos cantantes del país.
La primera etapa de esta
grabación se realizó durante los años que Cheo
Feliciano estuvo recluido,
voluntariamente, en los
Hogares Crea. En ese tiem-
po, Tite Curet, quien se
convierte en uno de sus
más cercanos amigos y
fanáticos, se encargó de
confeccionar las canciones
del álbum, armando un
proyecto que se adentrara
al tono y color de la voz del
salsero, y que sirviera, a su
vez, para evocar los tiempos gloriosos del sexteto de
Joe Cuba.
El éxito del disco fue
monumental. Cheo
Feliciano realizó un trabajo vocal espléndido que le
sirvió para impulsar su
regreso a la música con
bríos, casi como un vaticinio de lo que serían sus
próximos años.
La segunda producción
que realiza fue “Cheo
Feliciano with a Little Help
from My Friend” (1973),
nuevamente de la mano de
Tite Curet Alonso, seguido
del álbum navideño
“Felicidades” (1973).
Al año siguiente se
publicó el disco “Looking
for Love” (1974), un trabajo
romántico, colmado de sentimientos, que el artista
grabó en Argentina con
una orquesta dirigida por
Jorge Calandrelli, quien,
además, se encargó de los
arreglos musicales.
“Con este disco pude
demostrar lo que tenía por
Busque este sábado el Álbum del
recuerdo de Luis Perico Ortiz
y el miércoles Tommy Olivencia
dentro, lo romántico. Era
mi deseo cantar e interpretar boleros y de todos
los discos que he hecho
ése es uno de mis favoritos por la afinación”,
apunta el cantante.
Luego surgió “Lo mejor
de Cheo Feliciano” (1974),
“The Singer” (1976),
“Cheo’s Rainbow” (1976),
“Mi tierra y yo” (1977) y
“Estampa” (1979), este último considerado por el
artista como “el mejor
organizado, más completo
y que más me satisface”,
además de tratarse del primero que produjo en
Puerto Rico, donde se
radicó desde 1975.
Tras la publicación de
“Sentimiento tú” (1980), el
cantante emprendió un
nuevo rol en su carrera
como productor de su
propio sello, Coche
Records, con el que trabajó cinco discos, aunque
en el ínterin grabó para
otras firmas.
Entre los trabajos más
significativos que hizo en
la década de 1990 se destaca el trabajo de boleros
“Los feelings de Cheo”
(1990), “Cheo Feliciano y La
Rondalla Venezolana”
(1996), “Un solo beso”
(1996), “Cheo Feliciano en
Cuba” (1998) y “Mil voces,
mil recuerdos” (1999).
A esa lista se suma su
última producción “En la
intimidad” (2002), que
incluye la última melodía
que se le grabó a Tite
Curet Alonso, “Esa es tu
fortuna”.

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